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Funciones digestivas y metabólicas del aparato gastrointestinal:

Anatomía y fisiología del aparato gastrointestinal

Para poder iniciar el estudio de las funciones que cumple el aparato gastrointestinal se
debe tener en cuenta dos conceptos básicos, como lo son la alimentación y la nutrición;
en donde la alimentación hace referencia a la ingesta de comida de cualquier tipo mientras
que nutrición son todos los procesos químicos por los que pasan dichos alimentos para
así a través de la digestión obtener nutrimentos como por ejemplo los monosacáridos,
ácidos grasos, vitaminas, minerales, agua e incluso el oxígeno.

Entre las múltiples funciones que posee el tubo digestivo tenemos: digestión de
macronutrientes, absorción de micronutrientes, creación de una barrera física e
inmunitaria frente a patógenos y proporcionar una vía de señalización al sistema nervioso.

Uno de los órganos más grandes del cuerpo humano es el tubo digestivo pues este puede
medir hasta 13 metros de largo, desde la boca hasta el ano; por otra parte, el tubo digestivo
está recubierto por una gran cantidad de células, las cuales tienen un promedio de vida de
aproximadamente 3-5 días, de estos solo los últimos 2-3 días son funcionales.

En el proceso de la digestión antes de que ocurra la masticación, los órganos de los


sentidos como el olfato, la vista, el gusto además del pensamiento estimulan las
secreciones y los movimientos del tubo digestivo.

En la boca, las partículas de los alimentos reducen sus tamaños mezclados con las
secreciones salivales en donde un componente principal de la saliva, la amilasa salival,
degrada el almidón; sin embargo los alimentos no son degradados por completo, en el
estómago se mezclan con el líquido ácido y las enzimas proteolíticas para formar el quimo
y pasar al intestino delgado en donde en los primeros 100 cm ocurre la digestión y
absorción de la mayor parte de los alimentos ingeridos, en lo que resta del intestino
delgado se absorben los macronutrientes, minerales, vitaminas, oligoelementos y liquido
antes de llegar al colon, mientras que en el colon y en el recto se absorbe gran cantidad
de líquido procedente del intestino delgado.

Ciertos nutrientes como la fibra dietética que es un prebiótico y almidones que lograron
alcanzar la porción distal del intestino delgado y el intestino grueso son fermentados por
la microflora produciendo ácidos grasos de cadena corta que son una fuente de energía
para las células intestinales y gas.

Los nutrimentos absorbidos pueden dirigirse hacia el hígado en donde pueden ser
almacenados, ser transformados en otras moléculas o ser liberados al torrente sanguíneo,
pero antes deben pasar por la vena porta.

Para una mejor digestión y absorción de nutrientes se requiere grandes cantidades de


líquidos, por lo que junto con las secreciones salivales y gástricas, el páncreas, el intestino
delgado y la vesícula biliar segregan alrededor de 7 litros de líquido diarios, sin mencionar
los 2 litros obtenidos de la dieta diaria; esto permite que casi todo el líquido se absorba a
lo largo del tubo digestivo con la excepción de 100 ml.

La digestión se produce gracias a la participación de ciertas enzimas, además de


cofactores como el ácido clorhídrico, la bilis o el bicarbonato. Dichas enzimas cumplen
con funciones muy importantes para la degradación del alimento como es el ejemplo de
la ά-amilasa que produce la hidrólisis del almidón para dar lugar a dextrinas y maltosa;
otro ejemplo es la pepsina que hidroliza los enlaces peptídicos de las proteínas para
formar péptidos y aminoácidos.

Las funciones digestivas dependen de la actividad del músculo liso, de la actividad del
sistema nervioso entérico el cual se encuentra integrado a lo largo del tubo digestivo y de
las hormonas enteroendocrinas.

Una gran cantidad de neuropéptidos y neurotransmisores estimulan la función intestinal,


ejemplos de estos es el GABA que relaja el esfínter esofágico inferior, la noradrenalina
que reduce la motilidad e inhibe las secreciones y uno muy importante que es la
acetilcolina que aumenta la motilidad y estimula la secreción.

Además de los neuropéptidos y neurotransmisores, las hormonas cumplen una función


importante en la regulación del tubo digestivo; estas hormonas son secretadas por células
enteroendocrinas y pueden actuar sobre células endocrinas, paracrinas e incluso
autocrinas. Dichas hormonas intervienen en el inicio y la finalización de la alimentación
además provoca la sensación de apetito y saciedad.

El tubo digestivo consta de cierto tipo de células que liberan hormonas muy importante
en la regulación de la actividad digestiva como lo son las células “S” de la pared del
intestino delgado que liberan secretina, la cual es la responsable de estimular la secreción
del jugo pancreático y de la inhibición de la secreción gástrica de ácido; las células “G”
de la mucosa antral del estómago liberan gastrina, una hormona esencial para la secreción
de ácido clorhídrico y pepsinógeno; las células “D” del antro y del píloro son las
responsables de la liberación de somatostatina, la cual reduce la motilidad del estómago
y del intestino.

La salud del cuerpo humano depende de un tubo digestivo sano y funcional por lo que es
necesario llevar una alimentación adecuada para así poder utilizar a nuestro favor los
nutrientes que ingerimos a diario; además esto evita tener problemas digestivos como lo
es el estreñimiento.

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