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Además, la corrupción puede terminar poniendo en riesgo la vida e integridad física de los
ciudadanos. Por ejemplo, la baja calidad de los servicios médicos puede costarle la vida a un
ciudadano enfermo. La construcción de edificios que no cumplen con los mínimos requisitos de
seguridad, pueden costarle la vida a un ciudadano durante un temblor. La malas carreteras
pueden ser muy peligrosas para los conductores de camiones y sus pasajeros, etc. Por último, la
corrupción rompe el tejido social pues disminuye la confianza de los ciudadanos en las
instituciones, el gobierno y entre ellos mismos. También afecta el nivel ético de la sociedad en
su conjunto. En la medida en que la corrupción se generaliza, los escrúpulos éticos se van
perdiendo.
Desgraciadamente, muchos países en el mundo conviven día a día con la corrupción de sus
dirigentes políticos, una corrupción que para nada favorece al país y que solo lastra el
crecimiento de sus economías. En la última década, ya sea por el avance tecnológico o por la
presión que ejercen los medios de comunicación, se han destapado muchísimos casos de
corrupción, dejando en entredicho el que existan representantes políticos que no lo hagan.
La corrupción es algo con lo que siempre hemos convivido, solo que antes no se podía
mostrar a la sociedad, ya que al no poder probarse, no podía condenarse. Con la llegada de las
nuevas tecnologías y la globalización, la comunicación y los medios periodísticos han tomado
una gran fuerza, llevando la información a cualquier bolsillo en cuestión de segundos.
Esta globalización ha permitido que las personas posean información detallada de los
hechos que ocurren al momento, así como destapar y probar muchas acusaciones que antaño, no
podían hacerse. Esto ha llevado los gobernantes a reducir sus índices de corrupción o, al menos,
cambiar el modelo corruptivo, pues corrían serios riesgos de ser destapados.
Cuando un cargo político, usa su cargo para su propio beneficio, en lugar de hacerlo para
servir a la ciudadanía, los ciudadanos son los que pagan los platos rotos y las fiestas monetarias
de estos políticos. La malversación de fondos públicos, un acto ilegal y muy practicado por los
políticos a lo largo de la historia, supone el desvío irregular de dinero público, el cual se ha
pagado con todo lo recaudado en materia fiscal a la ciudadanía de un país, a la cuenta particular
de una determinada persona, en lugar de utilizarlo para el fin por el cual se recauda, el servicio y
mejoría de la ciudadanía.
Durante toda la historia de Venezuela se evidencia la presencia persistente e intensa de la
corrupción. En 1991, el autor Ruth Capriles escribió La historia de la corrupción en Venezuela
es la historia de nuestra democracia, que detalla una gran cantidad de casos de corrupción en el
país. En 1997, Pro Calidad de Vida, una ONG venezolana dijo que algunos de los 100.000
millones de dólares de los ingresos petroleros han sido utilizados inadecuadamente en los 25
años pasados. Sin embargo la mayor corrupción se desarrolló con la aplicación del sistema del
control cambiario. Sobre todo durante el control cambiario entre el 2003 y el 2016 que fue muy
prolongado y permitió la mayor corrupción en la historia venezolana y que involucró a miles de
funcionarios del gobierno.
Como podemos ver, la corrupción es una depravación que daña las economías y el desarrollo
de los países por lo que se debe concienciar a la sociedad del futuro a que la corrupción no es la
solución, si no que las buenas prácticas y la honradez es la única vía para crecer sanamente.
Cada vez hay más instituciones que abogan por la implantación de sistemas de concienciación
en las universidades, creando nuevos profesionales que vean la corrupción con repugna y
rechazo. Al final, la corrupción es tarea de todos, por lo que debemos concienciarnos que, pese
a que la corrupción puede crear una gran concentración de capital para unos pocos, acaba
afectando a todos por igual.