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TRATADO TERCERO

TEORIA APLICADA

CAPITULO DIEZ

AREAS DE MISION DE LA ARMADA

1. BASES GENERALES

1.1 En los capítulos precedentes se evaluaron las bases teóricas de la estrategia


marítima. Luego, en el mismo plano, se analizó el empleo de las fuerzas
navales con el fin de lograr los objetivos estratégicos perseguidos por la guerra
en el mar. Las operaciones navales se agruparon en las relacionadas con el
control del mar -conquista, disputa y ejercicio- y aquellas destinadas a
proyectar el poder militar contra el territorio enemigo o defender el litoral propio.
Los objetivos de las primeras son móviles, mientras de las otras geográficos o
fijos.

Además de las operaciones descritas, las Armadas realizan un sinnúmero de


actividades o tareas durante los prolongados períodos de paz. Estas abarcan
desde la disuasión hasta el apoyo humanitario de pobladores en regiones
aisladas. El aludido quehacer cobra una relevancia trascendente para Marinas
de países con una condición geográfica esencial insular.

Chile, en la práctica, constituye un archipiélago bioceánico y tricontinental.


Semeja a un inmenso atolón que abarca casi un cuadrante del océano Pacífico.
Sus desmesurados dominios marítimos (alrededor de 35 millones de kilómetros
cuadrados de aguas interiores, mar territorial, zona contigua y económica
exclusiva y mar presencial) contrastan con sus accidentadas y reducidas tierras
soberanas. Debido a tal realidad geográfica, ignorada por la gran mayoría de
los chilenos, el mar ejerce un dramático protagonismo en su pasado, presente y
futuro.

Fernando Magallanes lo descubre en 1520, al surcar el estrecho que recuerda


su nombre. España sostiene la onerosa e interminable guerra de Arauco
porque su abandono significa: “dejar el paso impune al mar Pacífico a ingleses
y holandeses por las vías del estrecho de Magallanes o del cabo de Hornos...
Chile era la llave decisiva, era la avanzada, la marca indiana del Pacífico Sur”
(1). Como se puede apreciar, desde los albores de la colonia la vida de Chile
está ligada en forma indisoluble al mar. Con el propósito de valorar el papel
jugado por la Armada en el devenir de la República se hace una somera revista
a su accionar en los ámbitos estratégico, político, económico y social.
Conviene tener presente que frecuentemente tareas ejecutadas por fuerzas
navales abarcan dos o más de los ámbitos mencionados.

1.2 AMBITO ESTRATEGICO


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En el plano estratégico, la Armada ha ejercido un rol decisivo en los conflictos
bélicos en que estuvo envuelto Chile desde su independencia. El primer
ensayo libertario, la Patria Vieja, naufragó al carecer los patriotas de poder
naval. Después de Chacabuco, el General O’Higgins, iluminado por su intuitivo
genio marítimo, formó la Armada Nacional de la nada. “Se ha dicho que la
creación de la Primera Escuadra chilena es uno de los mayores prodigios que
ha realizado un pueblo para afianzar su independencia, pero este prodigio no lo
realizó el pueblo chileno, sino la voluntad de O’Higgins” (2). La Escuadra
Nacional -en un orden cronológico impecable- disputó, conquistó y explotó el
dominio del mar. Consolidó así, no sólo la libertad de Perú, sino la de toda
Sudamérica hispana.

Más tarde, en las guerras de la Confederación, Pacífico y Revolución de 1891;


las fuerzas navales chilenas o congresistas, respectivamente, se hicieron
dueños del mar y a su amparo los ejércitos expedicionarios desembarcaron en
el litoral adversario. Al ocupar el corazón del dispositivo enemigo produjeron su
rápido colapso. La única excepción a esta lógica secuencia correspondió a la
guerra contra España, un conflicto ajeno contra un enemigo equivocado. Al
desencadenarse las hostilidades el poder naval de Chile era insignificante. El
costo pagado por este desatino político fue inmenso. Desapareció la pujante
marina mercante nacional y Valparaíso, carente de defensa de costa, soportó
un ruinoso bombardeo naval. La única compensación radicó en la captura de
la Covadonga en Papudo por el intrépido Comandante Williams Rebolledo.

El papel jugado por el poder naval no obedece a una mera casualidad, sólo
responde a la condición geográfica esencial insular del país y sus teatros de
operaciones. Otro aspecto de sumo interés, radica en la característica
conjunta de las empresas bélicas nacionales. La historia señala que en sus
guerras exitosas, primero las fuerzas navales logran la decisión en el mar, al
conquistar su control, luego lo resuelve el ejército expedicionario transportado
por mar al suelo enemigo donde opera con el apoyo otorgado por la Armada.

1.3 AMBITO POLITICO

Un tratadista británico afirma: “Los buques de guerra siempre han tenido más
que una función combativa... Los gobiernos de las potencias marítimas han
empleado frecuentemente sus navíos dentro de una modalidad diplomática o
política, esperando afectar con ello el modo de pensar y el comportamiento de
otros gobiernos” (3). La Marina de Chile tiene un rico historial sobre esta
materia.

Una de las actividades primordiales de la Armada consistió en fijar las


demarcaciones de sus fronteras oceánicas. El primer hito lo afirmó el
Comandante Juan Williams en 1842, quien al mando de la goleta Ancud, tomó
posesión efectiva del estrecho de Magallanes y la Patagonia adelantándose a
pretensiones de potencias europeas. El Capitán de Corbeta Policarpo Toro,
comandante del transporte Angamos, incorporó a la República la isla de
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Pascua en 1889; como consecuencia, Chile se internó profundamente en la
cuenca del Pacífico. El Piloto Luis Pardo, al mando de la escampavía Yelcho,
consolidó los derechos de Chile sobre la Antártica al rescatar a los náufragos
de la expedición de Shackleton durante el duro invierno de 1916. El Comodoro
Federico Guezalaga, comandante de la flotilla Antártica, realizó la primera
expedición al continente helado en 1947 y construyó la base Arturo Prat en la
isla Greenwich.

En el siglo XIX y XX corbetas, cañoneras, escampavías, patrulleras, barcazas y


otras unidades navales basadas en Punta Arenas -sucesivamente Gobernación
Marítima, Apostadero y Zona Naval- realizaron innumerables taras. “Ellas
deben atender la red de faros, boyas y balizas para la seguridad de la
navegación, acudir en ayuda de otros pobladores en regiones tanto más
apartadas, como las del río Baker, continuar con el perfeccionamiento de la
carta náutica, ejercer soberanía y atender emergencias y auxilio a buques que
navegan la región” (4). La base naval de puerto Williams nació gracias al
esfuerzo de marinos e infantes de marina como punto de apoyo al creciente
quehacer naval.

La Armada también se preocupó de mantener la paz mediante la conformación


de un poder naval creíble para efectos de la disuasión. El Embajador de Chile
en Gran Bretaña D. Agustín Edwards Mac Clure, en el lanzamiento del
acorazado Latorre en 1913, expresó: “Las fuerzas navales de mi patria son un
símbolo de paz y de armonía y no una amenaza para ningún país. Chile, al
modernizar su escuadra, no tiene presente otro objetivo que prevenir con su
poder eventualidades que pudieran amenazar la concordia internacional
sudamericana y asegurar en esta forma la influencia legítima que le
corresponde desempeñar en los destinos que le ha trazado la historia en el
continente americano” (5).

Colaborando con la política, la Marina respondió a numerosas crisis


desplegando, oportunamente sus fuerzas principales listas para el combate en
las áreas amagadas. La más grave, ocurrió en diciembre de 1978 por causa de
las islas del Beagle. “El almirante López zarpó al atardecer del día 19 a un
punto inicial situado al Sur del cabo de Hornos. Su misión era rechazar
cualquier intento de desembarco en islas chilenas... No era éste el único
desplazamiento operativo que había efectuado la flota chilena durante la crisis
con nuestros vecinos. Esta flota había zarpado, también, con el máximo
alistamiento a fines de marzo y de octubre de 1978, épocas en que el gobierno
argentino había planteado exigencias inaceptables para Chile y en que las
negociaciones entre ambos países parecieron llegar a un punto de ruptura” (6).
En el último despliegue el Ministro de relaciones Hernán Cubillos declaró el 19
de diciembre: “Nosotros estamos dispuestos a ir a la guerra, si es que nos
llevan a la guerra y pelear con todas las consecuencias que ello tiene, pero
queremos dejar muy en claro ante la opinión pública, que nosotros no vamos a
iniciar la guerra” (7). El conflicto desembocó en la mediación del Vaticano, que
finalmente determinó los límites entre Chile y Argentina en el área del Beagle y
Cabo de Hornos.

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En forma permanente, unidades de la Armada llevan a cabo otras importantes
labores en respaldo de la política. Frecuentemente, participan en ejercicios
combinados con fuerzas navales de países limítrofes y otros estados amigos.
El Buque Escuela Esmeralda desarrolla intensas actividades en sus viajes de
instrucción. “La actividad diplomática representada por las visitas a puerto es
también una forma de presencia. Ningún autor de obras marítimas de tiempos
modernos ha dejado de destacarlo, y hubo algunos (como Gorshkov) que han
exagerado su importancia. Ciertamente que a pesar que las visitas a puerto
son tan antiguas como el mismo uso del mar, el fenómeno se ha difundido tanto
en el siglo veinte merced al incremento de alcance de las unidades navales”
(8). Estas tareas, bien programadas y ejecutadas, contribuyen de manera
significativa al prestigio naval, ingrediente anímico fundamental para la
disuasión.

1.4 AMBITO ECONOMICO

Al analizar el Poderío Marítimo se evidencia que envuelve dos elementos de


distinta naturaleza pero complementarios. El poder naval de esencia político
estratégica cuya razón de ser es la protección de los Intereses Marítimos,
componente de carácter socio-económico. Dicho amparo lo presta de modo
permanente, tanto en la paz como conflicto. Más aún, en el caso nacional la
Armada fomenta su desarrollo y mantención. Por ejemplo, D. Carlos Antúnez,
Ministro de Marina en 1885 señala “Si la experiencia últimamente recogida ha
llevado al espíritu de todos los chilenos y el convencimiento de que la marina
de guerra es la salvaguardia de nuestros puertos y el mejor sostén de nuestros
derechos, es ya también tiempo de que comencemos a preocuparnos con
interés de nuestra marina mercante, auxiliar poderosa de aquella y llamada a la
vez a dar autonomía y vida propia a nuestro comercio internacional” (9). Como
se puede apreciar la preocupación del Ministro de Marina comprendía los
puertos, marina mercante y comercio exterior; los intereses marítimos de mayor
significación para el desarrollo nacional.

Al presente estudio le interesan preferentemente aquellas responsabilidades de


la Armada que exigen esfuerzos a realizarse en el mar tales como “la actividad
hidrográfica y oceanográfica que la Armada venía efectuando desde Diciembre
de 1834 con el primer trabajo hidrográfico efectuado en la desembocadura de
Río Bueno, por el bergantín de guerra chileno Aquiles al mando del Capitán de
Fragata Don Roberto Simpson” (10). Las tareas hidrográficas demandan una
constante labor, la Memoria de Guerra y Marina de 1879 expresa: “En el
verano último se han llevado a cabo cinco exploraciones de interés para la
geografía y la navegación. La primera en la Tierra del Fuego, dirigida por el
Teniente 2° Don Ramón Serrano M., la segunda, a cargo del Teniente 1° Don
Juan T. Rogers, tuvo por objeto reconocer la parte austral de la Patagonia en la
falda de los Andes; la tercera, se limitó a estudiar algunos boquetes de la
cordillera y fue desempeñada por el Teniente 2° don Manuel Señoret; la cuarta,
dirigida por el comandante de la corbeta Magallanes, Capitán de Fragata don
Juan J. Latorre, fue la continuación de los reconocimientos de las aguas de
Skyring suspendido el año anterior; y la quinta, confiada al comandante de la
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corbeta Chacabuco, Capitán de Fragata don Oscar Viel, se concretó a hacer un
estudio hidrográfico de los canales occidentales de la Patagonia” (11). Esta
casi bicentenaria y tenaz obra genera una cartografía y publicaciones
complementarias de prestigio y confiables, haciendo a las vías de navegación
comercial seguras, e incluso, capaces de soportar el emergente turismo
marítimo en los canales australes. Además, el Servicio Hidrográfico y
Oceanográfico de la Armada mantiene una constante labor de investigación de
los fenómenos físico-químicos, mareas, corrientes y olas del litoral, apoyando,
en forma directa o indirecta, el aprovechamiento de las riquezas del mar.
Finalmente, el aludido Servicio controla y opera el Sistema Nacional de Alarma
de Maremotos (Tsunamis) cooperando a reducir los perjuicios humanos y
materiales de estas eventuales catástrofes naturales.

En otro aspecto, una obligación permanente de la Armada representa la


vigilancia y resguardo de la Zona Económica Exclusiva, con su inmensa
cantidad de recursos vivos y no vivos. Esta responsabilidad cobra cada día
mayor relevancia ante el agotamiento de los caladeros tradicionales y la
ominosa amenaza de depredadores foráneos. “La propiedad de ciertos
recursos puede generar un conflicto internacional, donde quizás resulten
involucradas otras formas de poder: los aspectos legales y diplomáticos en
cuanto al campo intelectual, y también el poder militar tendrían intervención de
ser necesario. Finalmente, la protección y preservación de los recursos y de
las agencias que los explotan hará indispensable el cumplimiento de funciones
policiales, que en última instancia se apoyan en el poder militar” (12).

Las reparaciones y mantención de las unidades de la flota exigen contar con un


establecimiento terrestre equipado con tecnología de última generación. Los
Astilleros y Maestranzas de la Armada, ASMAR, también prestan asistencia a la
marina mercante y pesquera nacional e internacional: “Según datos del Banco
Central en los últimos cinco años sus servicios de exportación representan, en
promedio, el 13.59% de la exportación de servicios del país” (13).

Finalmente, la renovación de la flota con unidades construidas en el país


significa una inversión con extraordinarios beneficios para la comunidad
nacional. Ofrece miles de puestos de trabajo permanente para personal
especializado de diferentes rangos. Las firmas foráneas involucradas se
asocian con empresas locales que necesitan amoldarse a las exigentes normas
internacionales. Otorga acceso a tecnología de punta en construcción naval,
metalurgia, electrónica, computación, automatización, electricidad, propulsión,
armamento y similares. Capacita a ASMAR y contratistas participantes en la
homologación, mantención y reparación de los complejos sistemas integrados
en los buques de combate. A lo anterior se suman los substanciales “offset”
negociados por el gobierno. Así, el gasto en poder naval se transforma en un
rentable negocio.

1.5 AMBITO SOCIAL


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En este campo, la Armada a través de sus unidades navales desarrolla una
constante y anónima labor. Las de mayores alcances son: el sostenimiento de
comunidades residentes en localidades aisladas, el otorgamiento de seguridad
a la vida en el mar, auxilio en caso de catástrofe y ejercicio de la policía
marítima.

Los transportes, escampavías, patrulleras, barcazas y rompehielos asignados a


las bases de Valparaíso, Talcahuano, Puerto Montt, Punta Arenas y Puerto
Williams integran a la sociedad a los pobladores aislados en remotos
asentamientos ubicados en la fracturada zona de canales, territorios insulares
oceánicos y Antártica. Les proporcionan víveres, consumos básicos, asistencia
sanitaria, transporte y pasajes. Sin esta colaboración, amplias regiones del
país carecen de capacidad para subsistir ni menos desarrollarse. “A las
actividades de exploración en la Antártida, debemos agregar la obra
colonizadora de la Armada en algunas regiones remotas del territorio chileno.
Estas actividades son parte de un plan de ayuda a los habitantes de las
regiones apartadas. En la desembocadura del río Baker, el más caudaloso de
Chile, la Armada mantiene una posta sanitaria, pulpería y radioestación, única
comunicación con el exterior para los habitantes de la región. La Armada
transporta los productos de los tres mil habitantes de la región y lleva los
materiales necesarios para la subsistencia. Actividades similares se realizan en
la Isla de Pascua. En 1954 se fundó Puerto Williams, un pequeño pueblo en la
isla Navarino con el personal de la Armada y sus familias. Esta pequeña aldea
depende en su totalidad de la Armada y gracias a los esfuerzos de la institución
se ha logrado atraer a los habitantes de la zona” (14).

La Marina Nacional tiene como responsabilidad el rescate y seguridad de la


vida en el mar dentro de una superficie que supera los 30 millones de
kilómetros cuadrados. En esta inmensa área oceánica presta auxilio a grandes
naves necesitadas de apoyo meteorológico, comunicaciones, remolque,
desembarque de personal accidentado o enfermo. También socorre a bañistas
descuidados en su larga costa. El año 2001 registra el salvamento de 1.795
vidas y el auxilio a 117 naves.

En el caso de catástrofes, frecuentes en un país sísmico y sujeto a rigurosos


fenómenos meteorológicos, las dotaciones navales, gracias a su alto
profesionalismo y especialización, colaboran a reparar los daños producidos en
las estructuras residenciales, servicios públicos, obras de arte viales y restaurar
la normalidad en la zona siniestrada.

“El 21 de mayo de 1960 la región sur del país sufrió los efectos de un serio
terremoto. Al igual como en la catástrofe de 1938, la Armada procedió a poner
todas sus facilidades al servicio de la zona afectada... Cada nave que llegaba al
lugar de la tragedia aportaba de inmediato atención médica y sanitaria,
personal técnico y mano de obra, víveres, medios de comunicación, etc.” (15).

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El británico K. Booth indica “El papel de policía atañe tanto a lo interior como
exterior. Esa función tiene raramente relación con las fuerzas armadas de los
demás Estados: más bien se ocupa de hacer efectiva la soberanía en las
propias fronteras marítimas del territorio nacional” (16). En otro párrafo agrega
en relación a las unidades dedicadas a esta tarea: “Esas fuerzas tratan de
beneficiar a los intereses fundamentales de los Estados litorales, a saber, la
afirmación de la soberanía, el aprovechamiento de los recursos naturales de las
zonas marítimas contiguas y el mantenimiento del buen orden” (17).
Embarcaciones de policía marítima realizan repetidos patrullajes destinados a
prevenir el ingreso de pesqueros foráneos, contrabando, narcotráfico,
inmigración ilegal y contaminación. El Almirante J. Martínez Bush resume estas
labores: “Por otra parte ampara la paz interior al controlar la irrupción de
buques que efectúen contrabandos, entreguen armamentos y desembarquen
individuos que alteren el orden constituido. Evita la recolección de inteligencia
oceanográfica, meteorológica, de comunicaciones o que se efectúe bloqueo
electrónico, interceptación, interferencia y retrasmisión de informaciones que de
una u otra forma afecten la seguridad del Estado” (18). Asimismo se preocupa
del tránsito seguro de cargas peligrosas, en particular las radioactivas.

2. AREAS DE MISION

2.1 FUNDAMENTOS GENERALES

La estrategia requiere adaptarse, con presteza, a los novedosos desafíos


impuestos por un escenario dinámico y veleidoso donde reina la incertidumbre.
En dicho ámbito, lo único verdadero y concreto son las colisiones de intereses
entre sus integrantes. Los actores, dotados de voluntad y poder, provocan
numerosos conflictos de diversa índole, amplitud e intensidad con la pretensión
de alcanzar sus metas.

Por otra parte, la esfera de acción de la estrategia se ha expandido de modo


considerable por demandas de la política, su omnipresente mentora. Hasta
mediados del siglo recién pasado, su preocupación exclusiva residía en los
vitales requerimientos de la guerra. Después de la Segunda Conflagración
Mundial, emergieron dos colosos con ambiciones hegemónicas incompatibles e
intransables entre sí. Uno de los dos debía desaparecer. Para agravar aún
más la coyuntura, estaban armados con pavorosos ingenios de destrucción
masiva.

La guerra generalizada entre ambas superpotencias y sus respectivos bloques


dejó de ser un instrumento sensato de la política. No existía concordancia
alguna entre fines y medios. Ante esta disyuntiva, la imaginativa estrategia
encontró un insospechado rol: mantener la paz mediante la disuasión. Como
contrasentido, los pilares principales donde descansaba la teoría disuasiva eran
la irracionalidad y la incertidumbre: “Entonces interviene un segundo grado de
persuasión, basado esta vez por el contrario en la irracionalidad. Si tenemos
que vérnoslas con un loco, no hay que acosarlo demasiado... De esta montaña
de valoraciones conjeturales, de hipótesis y de apreciaciones basadas en
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intuiciones complejas, sólo destaca un único factor que tenga un valor cierto: la
incertidumbre. Es, en fin de cuentas, la incertidumbre la que constituye el
factor esencial de la disuasión” (19).

La inseguridad reinó durante el azaroso “Equilibrio del Terror”, vigente por casi
medio siglo. La supervivencia de la humanidad dependía tan sólo de la
voluntad de dos belicosos contrincantes enfrentados en una desmesurada
pugna. La disuasión, apellidada estratégica, únicamente impedía el suicidio
nuclear; se demostró impotente para contener violentas contiendas con armas
convencionales en áreas marginales. El límite entre la paz y la guerra, otrora
nítido, se tornó en extremo difuso. Los Estados mantenían relaciones
diplomáticas formales, mientras emprendían actos de franca hostilidad. Estas
controversias, amparadas o patrocinadas por las potencias rectoras, contenían
en su seno el germen de una contienda mayor en caso de descontrolarse.
Nuevamente, la pragmática estrategia creó la “Maniobra de Crisis”. Dicho
instrumento reguló la escalada de la violencia evitando el cruce del “Umbral de
Agresividad Crítica”. De este modo, previno el desencadenamiento de un
intercambio nuclear. La Armada de Norteamérica jugó un papel preponderante
en la solución de las crisis. “La respuesta a crisis ha sido una larga empresa de
la Armada y el Cuerpo de Infantería de Marina. Entre 1946 y 1982, en
alrededor de 250 casos de empleo de las fuerzas militares norteamericanas, en
el 80% de nuestras respuestas a crisis, las fuerzas navales constituyeron el
elemento principal” (20).

En la última década del turbulento siglo XX, la Unión Soviética junto con el
artificial Pacto de Varsovia se desplomaron bajo el insoportable peso de sus
contradicciones. Estados Unidos consolidó su condición de única
superpotencia militar, al esfumarse su rival. La monopolaridad político-
estratégica vino acompañada de una vigorosa globalización económica. Este
beneficioso proceso fue respaldado por un vertiginoso avance tecnológico, en
particular de la electrónica, telecomunicaciones, computación, aeroespacio,
automatización, biotecnología y otros similares.

Como contraste, a los evidentes beneficios causados por el ocaso de las


ideologías totalitarias, pareció destaparse una siniestra caja de Pandora que
guardaba adormecidas añosas e inéditas fuentes de controversias. Con
singular barbarie y malignidad emergieron fanatismos religiosos, racismos,
caudillajes, corrupción, narcotráfico, lavado de dinero, inmigración ilegal,
piratería, junto con otras lacras. Algunas facciones enajenadas recurrieron al
antiguo pero eficaz terrorismo para conseguir sus demenciales metas.

Los Organismos Internacionales, inquietos ante la proliferación de los


conflictos, buscaron antídotos orientados a restablecer la armonía en las
regiones afectadas. Para tal efecto recurrieron a la desacreditada estrategia.
Ella, dúctil y plena de recursos, proporcionó las Operaciones de Paz en sus dos
modalidades: “Mantención” e “Imposición”.

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2.2 FUNDAMENTOS ESPECIFICOS

a) Generalidades

La estrategia marítima, hermana siamesa de la diplomacia a causa del


escenario internacional donde se materializa, tuvo que amoldarse a los
nuevos requerimientos del cambiante panorama político. Con tal
propósito, debió sumar a sus tradicionales tareas a realizar durante la
guerra nuevas misiones a efectuar durante la paz. “Mientras que antes de
la Segunda Guerra Mundial el control de las comunicaciones era su misión
esencial, sino única, las que tienen hoy día han llegado a ser mucho más
variadas. El Almirante Turner las ha formulado en una tetralogía que ha
llegado a ser clásica: disuasión oceánica, dominio del mar, proyección de
poder y presencia” (21).

Esta agrupación de tareas por áreas de misión, efectos a lograr, permite


diferenciar aquellas a realizar en tiempos de conflicto con las a llevar cabo
durante la paz. Las primeras abarcan las de control y proyección;
mientras las otras, disuasión y presencia. Asimismo, esta modalidad
faculta vincular, con facilidad los objetivos nacionales con las metas a
satisfacer por la Marina de Guerra. Dicha articulación pone en evidencia
la versatilidad del poder naval como instrumento político. “Pero el poder
militar marítimo sirve para propósitos muy diferentes que la defensa del
comercio y los recursos. Son los propósitos políticos en sentido amplio, y
que en última instancia consisten en el mantenimiento o mejora de la
posición del Estado en el mundo... La ejecución puede fluctuar desde la
declaración de la soberanía sobre el propio mar territorial hasta lanzar
fuerzas anfibias hacia el otro lado del mundo; desde situar una nave
pequeña, pero bien apoyada en una posición de vanguardia, hasta...
incluir el envío de fuerzas para sostener alianzas. Estas ayudas pueden
efectuarse en tiempo de paz, o al menos en esto parecido a la paz que el
mundo vive... el poder militar marítimo es un factor de suma efectividad
dentro de las estructuras del poder mundial” (22). El Estadista, con su
empleo, está capacitado para conseguir importantes logros políticos,
diplomáticos, sociales, económicos y estratégicos. Lo anterior, otorga
sólidos argumentos al mando institucional a fin de justificar los gastos
exigidos para el desarrollo y mantención de una fuerza naval concordante
con las ineludibles necesidades del país.

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b) Estrategia Militar

En el nivel de la estrategia militar, los alcances de las áreas de control y


proyección -las de neto significado bélico- facilitan la comprensión del
Ejército y Fuerza Aérea sobre el rol a desempeñar por la Armada en las
empresas guerreras. Asimismo, al Campo de Acción de la Defensa le
permite establecer las tareas de la Armada a ejecutar tanto en forma
conjunta como independiente. También, le colabora a la asignación de los
medios más adecuados, sin duplicación de esfuerzos, en la obtención de
los objetivos estratégicos. En relación a lo conjunto, subraya la
trascendencia del control del mar, componente imprescindible del dominio
del Campo de Batalla, para alcanzar las metas fijadas a los mandos
operativos. Finalmente, tal vez lo más importante, habilita la conformación
de fuerzas navales compatibles con los objetivos estratégicos, sin incurrir
en redundancia con los otros medios de la Defensa.

c) Ambito Institucional

En el ámbito institucional, las áreas de misión facultan al mando proyectar


y crear la fisonomía y particularidades de las fuerzas navales en el
mediano y largo plazo. Permiten la adquisición de las plataformas y
sistemas de armas más adecuados a las tareas a emprender, como
también la infraestructura de apoyo necesaria. Orientan el planeamiento
estratégico y operativo al conjugar medios, capacidades, objetivos y
efectos a conseguir. Colaboran a la racional distribución de medios
humanos y materiales disponible conforme a las prioridades de las tareas
a cumplir. Por último, forman conciencia entre los integrantes de la
Armada respecto a la utilidad del poder naval en sus labores de paz y
conflicto.

En lo económico, las áreas entregan al mando elementos de juicios reales


y tangibles para la obtención de fondos presupuestarios para financiar las
tareas de carácter político, diplomático, social, económico y estratégico.
Asimismo, ellas le permiten con antecedentes fundamentados, la
distribución de los recursos y medios disponibles entre los diferentes
mandos involucrados en la ejecución de las tareas.

Las áreas de misión -control, proyección, disuasión y presencia- en


apariencias obligan a construir unidades navales expresamente diseñadas
para efectuar tareas específicas y excluyentes. En general, los buques de
combate son polivalentes; sin embargo, algunos poseen mejores aptitudes
para alcanzar óptimos resultados desempeñando cometidos relativos a su
concepción original. Por ejemplo, una nave construida para el control del
mar precisa sofisticados y eficientes sistemas de armas dedicados a la
guerra de superficie, antiaérea, antisubmarina; junto con un completo
equipamiento C4IR, e incluso el transporte y operación de aeronaves. En
tanto, navíos construidos para la proyección demandan gran capacidad de
transferencia -buque-playa- de tropas de asalto dotadas con voluminosos
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y pesados equipos y armas de apoyo; lo cual significa sacrificar otros
requerimientos. Los submarinos creados preferentemente para la
negación del mar exigen una substancial capacidad ofensiva, discreción,
movilidad y resistencia.

Conviene recordar que en el caso de Marinas de Guerra convencionales,


la disuasión y presencia son efectos producidos por un poder naval
equilibrado apto para conseguir la decisión de la guerra en el mar ante
eventuales conflictos bélicos. Sobre la materia el británico K. Booth aportó
un interesante comentario: “Está bien que el papel militar forma la base
del triángulo (papel diplomático, policía y militar) pues la esencia de las
Armadas es su carácter militar. La violencia, efectiva o potencial, es la
moneda de cambio que usan. La capacidad de una Armada para usar la
fuerza o amenazar con usarla, es lo que da significado a sus otros modos
de acción. Su impacto diplomático deriva de la percepción de su carácter
militar. Es obvio que su utilidad en los conflictos proviene de su aptitud
para usar exitosamente su fuerza bruta. El papel diplomático de las
Armadas estriba en el manejo de la política exterior sin llegar al uso de la
fuerza. El ejercicio de la diplomacia apoya a la política del Estado en las
negociaciones y en las relaciones internacionales en general. El papel de
policía atañe tanto a lo interior como a lo exterior” (23).

En resumen, las Armadas destinan preferentemente sus recursos


-siempre escasos ante tantas y variadas demandas- en la construcción de
plataformas de combate construidos para cumplir tareas militares: control
y proyección. Sin embargo, como es natural, hay excepciones. Las
grandes potencias marítimas asignan ingentes fondos a la adquisición de
submarinos nucleares balísticos dedicados únicamente a la Disuasión
Estratégica. Asimismo, países como el nuestro con vastos dominios
oceánicos no le resulta económico ni eficiente ordenar a buques de línea
realizar tareas de policía, mantención de la señalización marítima, rescate
y salvataje, etc. Más provechoso le resulta adquirir algunos patrulleros,
escampavías, remolcadores, aeronaves y embarcaciones auxiliares de
menos complejidad para a ejecutar esas labores. Sin embargo, no es
conveniente exagerar y convertirse en una marina guardacosta sin peso
estratégico

3. AREAS DE MISION DE LA MARINA DE CHILE

3.1 ANTECEDENTES

La teoría de las operaciones navales típicas -Conquista, Disputa y Ejercicio del


control del mar- sirvió de sustento, por largo tiempo, al pensamiento estratégico
de la Armada. El Almirante Justiniano hizo un conciso comentario sobre la
materia: “La enumeración de operaciones navales típicas conocidas
tradicionalmente, salvo la ofensiva estratégica, contempla únicamente
actividades que pueden ser realizada sólo en tiempo de guerra, omitiendo el
importante rol y la gravitación que el poder naval ejerce desde la paz en
respaldo de la política exterior del Estado.
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Por otra parte, respecto a las operaciones de ejercicio del control del mar, no
expone con suficiente precisión la diferencia fundamental que existe entre las
operaciones que permiten el uso de las rutas marítimas y negarlo al enemigo, y
aquellas cuyo efecto estratégico puede ser inmediato y muy significativo, como
lo es la proyección del poder militar de la nación contra el territorio adversario,
por intermedio del poder naval” (24).

Ante tal circunstancia, la Marina de Chile, resolvió actualizar y ampliar sus


ideas sobre la estrategia marítima sin desechar, a priori, conceptos que se
habían demostrado útiles por su claridad. Encontró en las Areas de Misión,
propuestas por el Almirante S. Turner, un método que permitía superar las
omisiones de la anterior ordenación. Pero, para satisfacer las necesidades
teóricas de la Armada requería hacerle ciertas modificaciones, sin alterar su
fondo.

3.2 AREA DE MISION DE CONTROL DEL MAR

OBJETO

Obtener el control del mar para explotarlo en beneficio propio y negárselo al


enemigo.

- Operaciones de Conquista

 Batalla.
 Bloqueo Militar

- Operaciones de Disputa

 Contraataque Mayor.
 Contraataque Menor.
 Flota en Potencia.

- Operaciones de Ejercicio

 Realizar el Transporte.
 Impedir el Transporte.
 Proteger el Transporte.

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3.3 AREA DE MISION PROYECCION

OBJETO

Proyectar el poder militar sobre las costas enemigas a través del mar y evitarlo
en el litoral propio.

- Ofensivas Estratégicas

 Operaciones Anfibias.
 Operaciones Costa a Costa.

- Ofensivas Tácticas

 Incursiones Anfibias.
 Bombardeo Naval.
 Operaciones Aeronavales Tácticas.

- Especiales

 Bombardeo Nuclear.
 Demostración y Finta Anfibia.
 Evacuación.

- Defensa del Litoral

 Defensa Contra la Invasión.


 Defensa de Costa.

Las áreas de misión Control y Proyección, satisfacen las tareas a realizar en la


guerra y que están contempladas por la misión de la Armada. Su teoría se
encuentra desarrollada en los capítulos precedentes respectivos.

3.4 DISUACION

a) Objeto

Evitar que potenciales agresores amaguen los intereses vitales del país o
pretendan iniciar un conflicto bélico.

10-13
b) Fundamentación

“La disuasión pretende desanimar, lo más anticipadamente posible,


cualquier intención adversaria de interferir contra los intereses vitales
propios, demostrando que el costo de hacerlo será más alto que los
beneficios a obtener. La disuasión más eficaz es aquella que insinúa la
potencial capacidad de vencer. Es decir, la mejor forma de disuadir es
preparándose para vencer” (25).

La disuasión estratégica o nuclear descansa en la certeza de recibir daños


inaceptables e incongruentes con cualquier objetivo político de conflicto.
De manera inequívoca, amenaza con el suicidio mutuo al recurrir al
armamento atómico. Esta es la base del “Equilibrio de Terror”. Tal
certidumbre no existe en la disuasión convencional.

La fórmula riesgo-beneficio, uno de los fundamentos de la disuasión


estratégica, no tiene aplicación. Conviene tener presente la naturaleza
abstracta de los Objetivos Políticos de un país. Por consiguiente, se hace
en extremo difícil, sino imposible, calcular con ciertas bases racionales los
costos que está dispuesto a pagar un agresor con el fin de conseguir sus
ambicionadas metas. La “Teoría del Riesgo” (Disuasión) ideada por
Tirpitz, por el contrario, incentivó la guerra: “La esencia de esa teoría era
que ya que la Armada Alemana no podría hacerse suficientemente fuerte
para llegar a tener una oportunidad razonable de victoria contra todo los
oponentes que se encontrara, debía lograr una fortaleza tal que su
destrucción implicaría una pérdida enorme hasta para la mayor Potencia
Naval y que su supremacía quedara en riesgo aún ante las Armadas de
tercer orden, con el fin de que tan sólo el hecho de pensar en asumir ese
riesgo la desmotivara para realizar un ataque. En otras palabras, debido a
que no podía proveer de protección directa a sus objetivos -las
comunicaciones marítimas y los intereses alemanes en ultramar- contra la
Potencia Naval de Gran Bretaña, Tirpitz adoptó la idea de protegerlos
indirectamente desarrollando una Armada como un factor de riesgo que
como él esperaba evitaría una guerra política, sabiendo que no podría
lograr una victoria militar... Este ingenioso esquema sufrió,
desafortunadamente, un traspié fatal, debido a que se basaba en
suposiciones psicológicas impredecibles y cuestionables” (26).

En consecuencia, crear, desarrollar y mantener un poder naval bajo el


concepto riesgo-beneficio conduce a ambigüedades inaceptables. La
solución la entrega el Almirante Justiniano: “El riesgo planteado por la
disuasión (convencional) está basado en lograr que el adversario pierda la
fe en su victoria..., Es la dialéctica de la esperanza de victoria, intentando
convencer de lo inseguro de su éxito y lo probable del propio” (27). Por
tanto, el único antídoto práctico y válido radica en el desarrollo de una
fuerza naval balanceada; apta para disputar, conquistar y explotar el
control del mar, componente inseparable del dominio del campo de
batalla. Como la experiencia histórica nacional lo demuestra, una flota
con esas características ejerce una beneficiosa influencia estabilizadora
10-14
en el entorno internacional. Sin embargo, no basta tener la fuerza sino
también la preparación, prestigio y voluntad estratégica para emplearlo
con eficacia. Dichos factores deben ser percibidos con nitidez, con el
propósito de infundir el efecto buscado.

Las acciones tendientes a satisfacer el objeto del área de misión disuasión


son las siguientes:

 Crear y desarrollar un poder naval balanceado concordante con los


objetivos e intereses marítimos nacionales a resguardar durante la paz
y capaz de disputar, conquistar y explotar el control del mar en caso de
conflicto. La explotación, involucra la proyección.

 Mantener fuerzas aeronavales listas y preparadas para operar de


modo permanente tanto en aguas interiores como oceánicas.

 Establecer y conservar una imagen de equilibrio de poder en la región.

 Realizar actividades destinadas a acrecentar el prestigio naval.

3.5 PRESENCIA NAVAL

a) Objeto

Impedir o restringir acciones contrarias a los intereses nacionales y


realizar o apoyar acciones que los favorezcan.

b) Antecedentes

La presencia naval representa la más amplia, compleja y permanente de


las áreas de misión a realizar por un Poder Naval. Sus tareas abarcan,
por lo general, desde la amenaza o el uso limitado de la fuerza hasta la
realización de generosas labores humanitarias. Todas las Marinas
contemplan esta área, sin embargo, le otorgan diversas denominaciones y
derivaciones.

La Armada de Estados Unidos, en un principio, la circunscribía al manejo


de crisis, el resto de las tareas las cumplía el Servicio Guardacostas. La
ex-Marina Soviética la conocía como Armada en tiempo de Paz, la cual
incluía hasta la disuasión nuclear. La Armada Británica la comprendió
dentro de la Aplicación del Poder Marítimo en su versión Benigna, Policial
(Constabulary) y también como parte de su utilización militar en el Apoyo a
la Diplomacia.

10-15
La presencia naval está en estrecha relación con la disuasión: “La
presencia de buques de guerra es el mejor seguro, para no tener
necesidad de utilizarlos (28). Además, numerosas de sus tareas ayudan a
incrementar el prestigio naval, ingrediente psicológico básico para
otorgarle credibilidad a una Armada en su rol de disuasión. El Almirante
Turner destaca: “La misión de presencia naval es simultáneamente tan
sofisticada y sensible como ninguna, pero también, probablemente, la
menos entendida de todas las misiones de la Armada. Una bien
orquestada presencia puede ser enormemente útil como complemento de
acciones diplomáticas para alcanzar objetivos políticos. Aplicada
hábilmente y con firmeza y con la fuerza precisamente apropiada, la
presencia naval puede ser un persuasivo disuasivo para evitar la guerra.
Usada con ineptitud, puede ser desastroso” (29).

La Marina de Chile, como se describió anteriormente en este capítulo, ha


cumplido incontables tareas de carácter político-diplomático, económico y
social durante la paz. Además, se hizo necesario incorporar las nuevas
obligaciones surgidas por causa del ágil entorno marítimo nacional e
internacional. Con el propósito de ordenar de manera sistematizada las
actividades de la presencia naval se agruparon en tres conjuntos:

 CONTRIBUCION A LA POLITICA.
 POLICIA MARITIMA.
 APOYO A LA COMUNIDAD.

c) Tareas específicas de contribución a la política

(1) MANIOBRA DE CRISIS

El libro de la Defensa Nacional señala: “La crisis es un conflicto de


intensidad limitada, que involucra a actores del sistema internacional,
en el que se trata de lograr ciertos objetivos mediante presiones o
negociaciones sin llegar al enfrentamiento o uso generalizado de la
fuerza” (30). El Almirante Miguel Vergara amplía dicho aserto: “en
un mundo interdependiente como el nuestro, lo más probable es que
el conflicto entre Estados se expresen en forma de crisis
internacional, cuya resolución requiera la amenaza del empleo de la
fuerza, o su uso en forma limitada, ya sea en intensidad o en
extensión geográfica” (31).

La crisis constituye una herramienta político-estratégica a disposición


del Estado, similar a la guerra. Cuenta con sus propias reglas y
procedimientos. Persigue ventajas u objetivos de variado orden, pero
no excesivamente ambiciosos. Su argumento es la fuerza o
amenaza de usarla. Pretende convencer al antagonista en aceptar
una transacción desventajosa, aunque en apariencia beneficiosa. El
signo distintivo de la crisis radica en su reversibilidad. El desenlace
restablece la situación de paz previa a la confrontación, aunque con
las alteraciones introducidas en las negociaciones.
10-16
Lo anterior, transforma al manejo de crisis en un proceso complejo,
ambiguo y primordialmente psicológico. El blanco principal reside en
la mente del gobernante adversario, a quien se debe impresionar y
persuadir. En tanto a los mandos ejecutores sólo le está permitido
actuar dentro de límites estrechos preestablecidos, sin libertad para
modificarlos.

La fuerza naval, por sus atributos característicos -en especial su


flexibilidad y listo para operar el arribo- junto con las particularidades
del escenario donde opera, la hace un instrumento crucial destinado
a encarar las crisis. Desde tiempo atrás, las crisis representan una
ocupación tradicional de las Armadas, incluyendo a la nuestra como
señala su experiencia histórica. James Cable las incluye dentro de la
“Diplomacia de Cañoneras”.

En el presente aumenta la posibilidad que los océanos, sin límites


precisos y conteniendo inmensos recursos, se transformen en teatro
de frecuentes tensiones y conflictos. Por tanto, existe un amplio
abanico de alternativas para la aplicación del poder naval tanto en los
conflictos o su prevención, entre ellas: mostrar la bandera,
despliegue expresivo, entrenamiento extraordinario, bloqueo en
determinadas áreas, minaje, bombardeo naval y asalto anfibio.

El desarrollo de la maniobra de crisis está sujeto a la observación y


respeto de numerosas reglas y procedimientos. Pero, los bandos en
disputa observan las normas mientras le aporten dividendos. En
consecuencia, jamás se debe olvidar que la crisis se desarrolla bajo
la ominosa sombra de la guerra. El cruce del Umbral de Agresividad
Crítica puede ser casual o provocado de manera premeditada. Su
maniobra se encuentra detallada “Manual de Conducción de Crisis de
la Defensa Nacional”. A.G.N. 1995.

(2) OPERACIONES DE PAZ (OPAZ)


“Las instituciones de la Defensa Nacional participan en operaciones
de paz conforme a las políticas y directrices del Estado de Chile. La
definición sobre los medios que tomaran parte se basa
fundamentalmente en el tipo de operación que el Presidente de la
República ha decidido aceptar y en el análisis de las capacidades
que mejor pueden dar cumplimiento a la misión propuesta” (32).
Chile ha dispuesto una Fragata Misilera y una Compañía de
Infantería de Marina, con algunos apoyos, a disposición de las
Fuerzas de Reserva de la ONU. Pero, se mantiene vigente la
Política de Participación de Chile en OPAZ que estipula:

“a) Que las OPAZ deben satisfacer el interés nacional, el que se


relaciona, entre otras materias, con los compromisos adquiridos
con las Naciones Unidas y con la preocupación por los
problemas de la paz.

10-17
b) Que el Estado de Chile no pone contingentes a disposición de
las Naciones Unidas para que este organismo determine
autónomamente su destino.

c) Que el Estado de Chile evalúa cada solicitud de las Naciones


Unidas para la participación en operaciones de paz en forma
separada, de acuerdo con su propio mérito. La decisión final
sobre la participación chilena en operaciones de paz la adopta
el Presidente de la República” (33).

En las OPAZ, las fuerzas navales estarían integrando una fuerza


combinada bajo un mando designado por la ONU. Las operaciones a
realizar serían asimilables a las de Control del Mar y Proyección, con
las modificaciones y limitaciones exigidas por cada caso en particular.
Al respecto, resulta de gran interés las conclusiones de un análisis
realizado por la Academia de Guerra Naval sobre las “Operaciones
de No Guerra”: “La Estrategia Marítima se relaciona con las
Operaciones de No Guerra toda vez que el instrumento militar a
emplear en alguna de éstas contemple al Poder Naval, teniendo
como objeto el control del mar o la proyección del poder militar desde
el mar, y existiendo una voluntad que se oponga o se pueda oponer a
su realización mediante acciones de combate.

En esencia, la conceptualización de las Operaciones Navales de No


Guerra resulta absolutamente asimilable a lo que la Estrategia
Marítima señala para la planificación y ejecución de las Operaciones
Navales Típicas. Sin embargo, los procedimientos a utilizar deben
adecuarse a las particulares fisonomías de las primeras, que en lo
fundamental dicen relación con su sensibilidad a consideraciones de
orden político y con el carácter muchas veces asimétrico de la
amenaza a enfrentar” (34).

En resumen, las operaciones navales derivadas de OPAZ estarán


profundamente afectadas por el ámbito político internacional
prevaleciente. Esta influencia, se traducirá en Normas de
Comportamiento y Reglas de Enfrentamiento muy específicas y
restrictivas, con la excepción de la autodefensa.

(3) RESGUARDO DE LA SOBERANIA

“Dar efectiva seguridad al Territorio Oceánico Nacional, a los


intereses marítimos y las rutas oceánicas vitales para el país, dando
por posibles la ocurrencia de amenazas, actos ilícitos o agresiones
que lesionen la jurisdicción y soberanía del Estado, y tomando las
prevenciones correspondientes para neutralizarlas” (35).

10-18
El cumplimiento de esta responsabilidad es un quehacer preeminente
y permanente de la Armada desde sus albores. La Escuadra,
submarinos, misileras, aeronaves, patrulleras, barcazas y
remolcadores se despliegan y entrenan periódicamente en alta mar y
en las zonas extremas del país. Una Flotilla es creada y organizada
anualmente con el fin de apoyar y mantener las bases antárticas y
hacer soberanía en el Continente Helado. El mismo propósito tienen
las frecuentes comisiones de unidades navales a las posesiones
insulares, en particular, la Isla de Pascua, la que: “constituye la
avanzada de Chile en el Pacífico, constituyendo el punto del territorio
chileno más próximo a los países de la ribera oriental de la cuenca de
este océano” (36).

(4) VISITAS DE BUENA VOLUNTAD


“Una forma tradicional como las fuerzas navales demuestran su
presencia consiste en la visita a puertos extranjero para recordar a
los residentes locales la eficiencia de la Armada y el Estado al cual
pertenece. No es una amenaza de fuerza, en vez de ello el buque y
su dotación se desempeñan como embajadores, cuya función reside
en dar una favorable impresión a la población. Las unidades navales
son únicas en su aceptación internacional y en su capacidad de
infundir esta clase de sensación” (37).
La “Esmeralda”, con su imagen evocadora de antiguas leyendas
marineras, constituye la unidad de la Armada Nacional ideal para
realizar esta clase de cometido. El Buque Escuela muestra a la
opinión pública internacional como las tripulaciones chilenas forjan su
espíritu profesional y valores en prolongadas singladuras a vela.
La Marina también aprovecha, para satisfacer el mismo propósito, las
recaladas a puerto de las unidades de combate que participan en los
diversos ejercicios combinados. Conviene recordar la aseveración
de un experto en el tema: “Las visitas de buena voluntad de
cualquier tipo comprenden una tentativa específica de cultivar al país
huésped, con la esperanza de acumular capital diplomático” (38).

(5) ENTRENAMIENTO COMBINADO

“Desde la última década del siglo XX, el Estado de Chile ha


incorporado en su Política de Defensa la cooperación bilateral y
multilateral en materias de Defensa y seguridad en el marco de los
procesos de integración que impulsa, y de la participación activa en
la mantención y construcción de la paz y estabilidad internacional, y
en su imposición, bajo ciertas condiciones” (39). Esta cooperación se
ha traducido en diversos ejercicio combinados como Unitas, Rimpac,
Team Work, Red Flag, Passex y otros. Por ejemplo, en el ejercicio
Unitas del 2002 participaron unidades navales de Chile, Colombia,
Ecuador, Estados Unidos, México, Panamá y Perú.
10-19
Los ejercicios combinados ofrecen diversos beneficios políticos y
estratégicos, entre los más destacados se citan: mantener al día a la
Armada en los planes y procedimientos en uso, facilitar la integración
de naves nacionales a Fuerzas de Tareas internacionales e
incrementar el prestigio naval “El prestigio naval siempre ha provisto
una reserva de credibilidad, que a veces ha sido muy importante en
episodios que implicaban el uso o el uso latente de la fuerza naval.
El prestigio, la credibilidad y la disuasión están muy íntimamente
ligados” (40).

d) Policía Marítima

ESPACIO MARITIMO

El espacio marítimo nacional es el correspondiente al Mar Chileno.


Abarca todas las aguas oceánicas que bañan o circundan los territorios
bajo soberanía y derechos de soberanía nacional, hasta las 200 millas
náuticas. El Mar Chileno comprende el Mar Territorial, Zona Contigua y
Zona Económica Exclusiva. A lo anterior, se agregan las Aguas Interiores.
Asimismo, el Estado chileno reconoce el Mar Presencial el que abarca,
para fines prácticos, todo el cuadrante suroriental del Pacífico; en dicha
área el país tiene diversas responsabilidades establecidas en Tratados
Internacionales.

(1) PROTECCION DE LA ZONA ECONOMICA EXCLUSIVA

“Se extiende hasta las 200 mn... donde el Estado ejerce derechos de
soberanía en cuanto a la explotación, exploración, conservación y
administración de los recursos naturales vivos y no vivos existentes
en la masa de agua, el suelo y el subsuelo del mar, así como
jurisdicción respecto del establecimiento y la utilización de las islas
artificiales, instalaciones y estructuras, de la investigación científica
marina, de la protección y preservación del medio ambiente y otros
derechos reconocidos por la Convención sobre el Derecho del Mar
de las Naciones Unidas” (41). La satisfacción de esta
responsabilidad, de carácter permanente, demanda la realización de
patrullajes aeromarítimos y el empleo de unidades de alto bordo para
la captura de los depredadores. El agotamiento de los caladeros
tradicionales, incentiva a que merodeen en las proximidades de las
200 millas numerosos barcos factorías de potencias
extracontinentales.

10-20
(2) COMBATE AL TERRORISMO Y NARCOTRAFICO

“Chile ha suscrito una serie de acuerdos en relación al terrorismo


internacional. Los últimos instrumentos suscritos son directa
expresión del compromiso de nuestro país con el esfuerzo
internacional contra el terrorismo impulsado tras los ataques
ocurridos en Washington D.C. y Nueva York el 11 de Septiembre de
2001, y complementan el conjunto de convenciones y protocolos
internacionales sobre la misma materia firmados con anterioridad”
(42).
En distintas partes del globo, el terrorismo y el tráfico de
estupefacientes se unen en nefasta alianza para conseguir sus
inicuos propósitos. Aún cuando la anulación de estas amenazas
corresponde a las fuerzas policiales y organismos especializados
(Aduana, Salud y otros); la Armada tiene bajo su responsabilidad la
seguridad efectiva del Territorio Oceánico Nacional. Por tanto, está
obligada a impedir la materialización en el mar de estos ilícitos. Con
tal propósito realiza patrullajes aeromarítimos, visita y registro a
naves sospechosas y actividades similares.

(3) CONTENCION DE LA INMIGRACION ILEGAL

Otra de las amenazas no convencionales recurrentes en distintos


continentes es la inmigración ilegal. Ocasionalmente, se realiza
utilizando a barcos pequeños o medianos atestados de inmigrantes
indocumentados transportados en condiciones deplorables.
Nuestro extenso litoral y la relativa escasa población de Chile se
presta para efectuar este indeseado tráfico humano. Con el
propósito de impedirlo se requieren frecuentes patrullajes de naves y
aeronaves orientados a detectar y capturar en alta mar los buques
dedicados a este vil comercio.

(4) CONTROL DE LA CONTAMINACION


La Armada tiene como tarea específica: “Proteger y preservar el
medio ambiente marino en el Territorio Oceánico Nacional y procurar
que las actividades de otros Estados en los océanos no afecten los
intereses de Chile ni la calidad de vida de sus habitantes” (43). En
otro extenso párrafo el “Libro de la Defensa” agrega: “el Servicio
(Armada) cuenta con un Plan Nacional de Investigación, Vigilancia y
Control de la Contaminación Acuática. Asimismo, realiza sus
actividades en distintas áreas de trabajo, particularmente las que se
derivan de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), el
Comité Nacional Asesor sobre Cambio Global, la aplicación del
Protocolo sobre Protección Ambiental del Tratado Antártico (Protocolo
de Madrid), el Comité Oceanográfico Nacional (CONA) y la
Organización Marítima Internacional” (44).
10-21
Esta actividad requiere una fuerte inversión en equipos
especializados y entrenamiento del personal. Asimismo la Armada,
de acuerdo a las normas internacionales controla el paso de naves
que transportan materias dañinas para la salud humana como para el
medio ambiente.

(5) ACTIVIDADES DE ORDEN INTERNO

Las Amenazas Internas corresponde combatirlas a los medios


policiales. Sin embargo, “En ciertas situaciones excepcionales, en
los artículos 39 y siguientes de la Constitución se establecen las
normas que regulan el empleo de medios de las Fuerzas Armadas en
tareas de orden interno: guerra interna o conmoción interior, grave
alteración del orden público o peligro para la seguridad nacional por
causa de origen interno, y calamidad pública” (45)

(6) SEGURIDAD EN LOS TERMINALES MARITIMOS

“Dar efectiva seguridad al Territorio Oceánico Nacional, a los


intereses Marítimos y a las rutas oceánicas vitales para el país,
dando por posible la ocurrencia de amenazas, actos ilícitos o
agresiones que lesionen la jurisdicción y soberanía del Estado, y
tomando las prevenciones correspondientes para neutralizarlas” (46).
Los mandos operativos son los responsables de cumplir con la
aludida misión, la que incluye el orden y buen funcionamiento de los
puertos comerciales. Para su mantención se cuenta con patrulleros,
embarcaciones y lanchas de policía marítima.

e) Apoyo a la comunidad

(1) AUXILIOS A ZONAS AISLADAS

Constituye una actividad preferente de la Armada. Desde el


nacimiento de la República sus unidades consolidan, los límites
oceánicos de Chile “La Armada ha impulsado el desarrollo de la
ciudad de Puerto Williams, desde su fundación en 1953, y mantiene
un apoyo permanente en zonas aisladas del archipiélago fueguino, al
sur de Chile, en territorios insulares y en el territorio de la provincia
antártica chilena, así como ayudando y dando seguridad a la
navegación por medio de los guardafaros que habitan en zonas e
islotes inhóspitos” (47). El mismo documento destaca: “Se decidió
abrir tres nuevas rutas de navegación en el área del Canal Beagle-
Cabo de Hornos. Lo anterior tiene como objetivo incentivar de
manera efectiva la explotación turística de las zonas involucradas con
el consiguiente desarrollo para los habitantes de la XII Región” (48).
El apoyo a las regiones apartadas representa para la Marina una
10-22
labor permanente y a ella responden las operaciones de patrulleras,
escampavías, barcazas y otras naves auxiliares destacadas en
Puerto Montt, Punta Arenas y Williams. Asimismo la Escuadra,
Submarinos y Transportes Navales realizan tareas en beneficio de
las poblaciones en los puertos de recalada.

(2) CONTROL DEL TRAFICO MARITIMO

Chile tiene la responsabilidad de efectuar el Control del Tráfico


Marítimo del Pacífico Suroriental desde 1989. Esta obligación tiene
estrecha relación con la seguridad de la vida en el mar y el
cumplimiento de diversas regulaciones internacionales y nacionales.
La Armada participa en ejercicios combinados, con la intervención de
fuerzas navales extranjeras, con el propósito de verificar su eficacia.

(3) ASISTENCIA EN CALAMIDAD PUBLICA

El extenso territorio continental, periódicamente es azotado por


violentos cataclismos telúricos, destructores maremotos y
devastadores temporales. La Armada posee un largo historial en
operaciones destinadas a prestar apoyo efectivo en estas
apremiantes circunstancias. Realiza el transporte de víveres y
consumos esenciales requeridos por la población aislada. La
tripulación, integrada por variados especialistas, demuelen o
reconstruyen las obras de arte averiadas y restauran los servicios en
el área afectada.

(4) CARTOGRAFIA Y SEÑALIZACION MARITIMA

De acuerdo a Convenios Internacionales, Chile es un activo miembro


de la comunidad cartográfica. “Aporta a la Carta Batimétrica General
de los Océanos desde 1962, es coordinador del Area Marítima del
Pacífico Suroriental para la Oficina Oceanográfica Internacional” (49).
Además, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada
(SHOA) “Concentra la actividad técnica especializada que la Armada
desarrolla desde hace alrededor de dos siglos en torno al estudio de
la geografía del litoral chileno, perfiles de costa, batimetría, mareas y
corrientes, accidentes geográficos y obstrucciones. Ello, para la
construcción de la cartografía e instalaciones de dispositivos de
señalización marítima necesarios para la seguridad de la navegación
y empleo expedito de las rutas marítimas nacionales, lo que para un
país con un extenso litoral y territorio insular como Chile constituye,
en su conjunto, una actividad esencial en la integración nacional...
Por otra parte, el SHOA es un servicio oficial técnico y permanente
del Estado en las áreas de hidrografía, cartografía náutica,
oceanografía, mareas, maremotos, geografía náutica, navegación,
10-23
astronomía náutica, señal horaria y aerofotogrametría orientada a la
navegación” (50). En el presente, el SHOA elabora y actualiza la
carta electrónica que cubre todo el litoral, incluyendo canales, puertos
y sus accesos.

Las múltiples e impostergables tareas del SHOA obligan a los


mandos operativos abordar constantes campañas destinadas a
desarrollar y mantener la extensa red de señalización marítima,
ampliar la inagotable cartografía con su respectiva batimetría, realizar
vuelos aerofotogramétricos, perfeccionar el detalle hidrográfico, etc.

(5) INVESTIGACION CIENTIFICA

La Armada tiene la obligación de: “Desarrollar las ciencias y


tecnologías marinas y todas las actividades que apoyen y sustenten
el uso, la explotación, la conservación y la administración de los
recursos naturales del territorio oceánico nacional” (51). “En el
ámbito de la investigación científica marina, la Armada contribuye,
por medio de su Servicio Hidrográfico y Oceanográfico (SHOA), en la
promulgación del plan oceanográfico nacional que recoge las
necesidades de investigación, orienta el esfuerzo y coordina a los
distintos organismos, universidades y centros de investigación que se
relacionen con el mar” (52).

Las tareas de investigación oceanográficas e hidrográficas imponen a


la Armada adquirir buques especiales equipados para tal propósito.
Además, usualmente, destina a naves auxiliares realizar prolongadas
y exigentes campañas en los mares australes. La pesca en altura
resulta una de las actividades económicas más beneficiada con dicha
labor, asimismo la salmonicultura. Uno de los proyectos más
prometedores, para beneficio nacional, reside en el estudio en los
depósitos de hidratos de carbono en los fondos marinos. Por último,
el estudio del fenómeno del Niño ayuda a conocer una anomalía que
repercute en la climatología y también en la economía nacional.

En otro aspecto, unidades navales y embarcaciones patrulleras


efectúan continuos cruceros, orientados a verificar la utilización más
eficientes de los recursos pesqueros nacionales.

(6) SEGURIDAD DE LA VIDA EN E MAR, RESCATE Y SALVATAJE

“Chile está adherido al Acuerdo Internacional de Seguridad de la Vida


Humana en el Mar desde 1929; tiene obligaciones específicas de
rescate y salvamento marítimo en el cuadrante suroriental del
Pacífico desde 1953” (53).

10-24
La Armada en el cumplimiento de las aludidas obligaciones, ejerce
una permanente y atenta vigilancia sobre el vasto sector bajo su
cuidado. Frecuentemente ejecuta operaciones para rescatar
tripulantes de embarcaciones a vela en las tempestuosas aguas
australes. También lleva a cabo salvamentos de buques y aeronaves
siniestradas en la Antártica. “Respecto de la Armada se han
desarrollado operaciones combinadas de fuerzas navales en los
ejercicios Integración y Viekaren (de Control Naval de Tráfico
Marítimo y de Búsqueda, Rescate y Salvamento Marítimo)...
También destaca la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC), que
se realiza anualmente con el propósito de apoyar a las unidades que
operen en la zona ante eventuales rescates y salvamentos, así como
el control y combate de la contaminación en posibles siniestros” (54).

OBSERVACION FINAL

La Presencia Naval es la Area de Misión más amplia tanto en


contenido como cometido. Ella abarca desde la compleja y ambigua
Maniobra de Crisis hasta la humanitaria Seguridad de la Vida en el
Mar. Se le pueden incluir, sin mayores problemas, otras tareas no
previstas en el presente encasillamiento.

4. DOCTRINA INSTITUCIONAL

4.1 INTRODUCCION

Las Areas de Misión no son rígidas, constituyen sólo un instrumento teórico


para quines tienen la responsabilidad de crear, desarrollar, mantener y operar el
poder naval. Además, presentan gran flexibilidad y amplitud para expresar la
doctrina particular institucional, sin coartar las intenciones y pensamiento de
quienes dirigen una Armada. Por ejemplo, la Armada de Estados Unidos,
posterior al colapso de la Unión Soviética y la disgregación de la Flota Roja,
pone en vigencia “From the Sea”. Con ella subraya el énfasis dado al Area de
Misión de Proyección. Recientemente, la “Doctrina Siglo XXI” centra el
esfuerzo en la “Presencia” adelantada; con Fuerzas Navales listas a dar una
respuesta inmediata, contundente y sostenida a un Estado que pretenda
afectar los intereses estadounidenses.

10-25
4.2 ESTRATEGIA NAVAL DE LOS TRES VECTORES
a) Fundamentos
La Marina de Chile aprecia a la Defensa en estrecha relación con el
desarrollo nacional. La seguridad crea el ambiente de estabilidad y otorga
la certidumbre indispensable para el sustento de una economía floreciente
con horizontes en el mediano y largo plazo. Dicho juicio cobra aún más
vigor para un país cuyo potencial de crecimiento radica en los mercados
ultramarinos; donde se transan, en exportación e importación, más del
50% del producto. El vital intercambio se realiza principalmente por mar,
al cual se le debe sumar un cuantioso e imprescindible cabotaje.
La labor permanente de la Armada se desarrolla en tres escenarios:
Defensa, Marítimo e Internacional. Inmersos en ellos, el poder naval
cumple diversas tareas cuyos fines son: defender la soberanía e
integridad territorial, proteger y controlar los espacios marítimos y, por
último, apoyar la Política Exterior del Estado. Con el propósito de
esquematizar y difundir las actividades institucionales se crea la Estrategia
de los Tres Vectores.

b) Vector Defensa
“El primer vector lo constituye la defensa directa de nuestro territorio
nacional, de sus ciudadanos, de sus bienes, de sus derechos. En este
ámbito, la Armada de Chile, sus buques, sus hombres, sus mujeres, todas
sus capacidades, son parte de un sistema militar, que en conjunto con el
Ejército y con la Fuerza Aérea, actúan para disuadir o rechazar a quienes
nos ataquen; para castigar a quines nos causen daños. Este vector es de
naturaleza Conjunta y abarca todo el territorio nacional. La misión de la
Armada es controlar el mar en un determinado espacio, durante el tiempo
que lo requieren las operaciones en desarrollo” (55).
El Vector Defensa se satisface con la ejecución de las tareas enmarcadas
dentro de las Areas de Misión Control del Mar y Proyección. Cuando las
fuerzas navales operan en Teatros Conjuntos cobra gran importancia el
concepto Dominio del Campo de Batalla, donde el control del mar
constituye un componente imprescindible.

c) Vector Marítimo
“El segundo vector lo constituye la defensa y control de nuestro amplio
espacio marítimo, en el cual sólo la Armada está presente en forma
permanente e integral. En condiciones normales y de paz, en este ámbito
la Armada de Chile está representada principalmente por la Dirección
General del Territorio Marítimo que, en su calidad de Autoridad Marítima
Nacional, actúa a través de los medios de las distintas Zonas Navales a lo
largo del país. No obstante, para operaciones mar afuera, esta
organización requiere el apoyo y el actuar integrado con las unidades de

10-26
combate de la Flota, las que deben estar listas para operar sin aviso
previo y con completa unidad de doctrina.
Nuestra misión es proteger la vida de los pescadores y marinos que hacen
producir al Mar de Chile; proteger los recursos vivos renovables que allí
existen; salvaguardar el medio ambiente marino y hacer cumplir las leyes
de la República. Además, en nombre del Gobierno de Chile debemos
honrar los compromisos internacionales adquiridos por nuestro país,
respecto de una serie de materias del ámbito marítimo, lo que nos obliga a
cubrir una extensa área oceánica de casi 30 millones de km 2” (56).

El Area de Misión Presencia Naval en sus modalidades Policía Marítima y


Apoyo a la Comunidad abarcan las tareas contempladas por el Vector
Marítimo.

d) Vector Internacional

“El tercer vector de nuestra estrategia lo constituye la participación de la


Armada de Chile en la promoción y protección de un interés nacional
prioritario y fundamental, cual es, la conservación de la paz, la seguridad,
y la estabilidad del orden internacional en el mar. Es decir, la promoción y
defensa de las condiciones que permitan el libre tránsito de bienes y de
personas, a través del mar, lo que es consubstancial a nuestro desarrollo y
progreso.

Cabe destacar que en este ámbito, propio de la Seguridad Internacional,


planteamos la promoción de intereses, además de su defensa. Esto nos
permite abrirnos a una seguridad no sólo focalizada en las amenazas, sino
también en la identificación de oportunidades que, a su vez, pueden
generar nuevos intereses por proteger” (57).

Las Areas de Misión Disuasión y Presencia Naval, en su modo


Contribución a la Política, cumplen con las tareas que comprende el
Vector Internacional.

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