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CONCEPTOS BASICOS
CAPITULO CINCO
LA OFENSIVA Y LA DEFENSIVA EN EL MAR
1. INTRODUCCION
1.1 En la guerra hay sólo dos clases de posturas en relación a los objetivos
estratégicos: la ofensiva y la defensiva. La primera se realiza mediante el
ataque y la restante a través de la resistencia. No existen otras alternativas.
La ofensiva tiene una actitud muy definida y no ofrece dudas sobre sus
alcances. Es, por esencia, activa pretendiendo apoderarse de algo en
posesión del enemigo, quien se niega a entregarlo. En consecuencia, se
requiere destruirlo o apoderarse de él, por medio de la violencia. Castex se
refiere al tema: “Unicamente la ofensiva puede traer esta ruptura definitiva del
equilibrio, del cual resultará la decisión, porque sólo ella posee el carácter
transformador necesario” (1). Más adelante, agrega: “Su principal mérito, lo
que la justifica y la eleva por sobre la defensiva, es la posibilidad que ofrece de
obtener un resultado positivo y en particular aquel que realmente interesa, es
decir, la decisión de la guerra. El carácter decisivo es el fundamento de la
verdadera ofensiva. Sólo aquella que tiene fundamento es digna de este
nombre, sólo este carácter permite considerarla como tal” (2).
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conjunto de ofensivas y defensivas ordenadas tanto en el espacio como en el
tiempo. Por lo general, para distinguir la actitud de un dispositivo se hace
indispensable definir su postura en relación al objetivo estratégico perseguido,
es decir, si se pretende conquistarlo o conservarlo.
(2) Ofensiva táctica. Tiene por objeto partir de un punto, golpear y regresar.
Puede estar presente el factor geográfico, pero no tiene intenciones de
permanecer en él. Existen ofensivas tácticas con efectos estratégicos.
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2. LOS OBJETIVOS PARA MATERIALIZAR LA OFENSIVA Y DEFENSIVA EN EL MAR
Por lo común, el control del mar no representa un fin en sí mismo sino un medio
destinado al apoyo de la estrategia total o la del campo de acción bélico. Esta
circunstancia origina las interferencias navales ya descritas. Las referidas a objetivos
estratégicos situados en tierra -de carácter geográfico- al alcance de la capacidad
ofensiva y defensiva del poder naval se solucionan recurriendo a operaciones de
proyección. “Los azares de la guerra naval conducen a veces dirigir los esfuerzos, no
hacia la fuerza móvil enemiga, sino hacia ciertos lugares que pertenecen al
adversario, tales como un puerto, una isla, una colonia, un territorio cualquiera.
Según una expresión consagrada por la costumbre, se dice entonces que se
persigue un objetivo geográfico” (5). Con la intención de diferenciar la posición de
estos objetivos geográficos ajenos a la estrategia marítima, se agrupan bajo el
término “territorio”. En consecuencia, los objetivos estratégicos para hacer realidad la
ofensiva y defensiva en el mar son los siguientes:
Fuerza
Comunicaciones Marítimas
Posición
Territorio
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Al agrupar los objetivos estratégicos de acuerdo a su calidad hace factible simplificar
el problema en sus grandes rasgos. Los buques, elementos componentes de los dos
primeros objetivos, se atacan apelando a las operaciones navales típicas de carácter
ofensivo, las cuales se pueden asimilar a las ofensivas tácticas. Mientras, los
objetivos geográficos se atacan por medio de ofensivas estratégicas y tácticas, según
se desee o no permanecer en ellos, ambas se traducen en operaciones de
proyección. La defensiva táctica de los buques se realiza a través de cortinas,
patrullas, escoltas y otros métodos puntuales similares, y los objetivos geográficos
acuden a las actividades abarcadas por la defensa del litoral. Por último, la defensiva
estratégica, al eludir la decisión sobre el control del mar, está enlazada con el
conjunto de los tres objetivos estratégicos naturales; por consiguiente, este término
es de compleja aplicación en la estrategia marítima.
Otro problema que presenta graves dificultades estriba en la definición de una actitud
estratégica en el escenario de la guerra marítima. El Almirante Justiniano, al
respecto concluye “No es factible ni necesario intentar definir una actitud estratégica,
única, básica y general para las fuerzas navales, pues ello depende de las misiones,
de los objetivos, de las fuerzas asignadas y de las zonas de operaciones y sus
características propias. Elementos tales como la posición, las comunicaciones
marítimas y las operaciones de proyección, por originar, salvo contadas excepciones,
operaciones de una duración que puede ser limitada, no permiten señalar sino
actitudes estratégicas parciales, diferentes y simultáneas, según sean las fuerzas
participantes y sus áreas de operaciones” (7).
3.2 POSICION
Si se carece de posición o es defectuosa, el poder naval tiene graves
dificultades para intervenir en la suerte del conflicto. Los objetivos estratégicos
del afectado están expuestos a la acción del adversario; mientras que a fin de
atacar a los del enemigo se corren serios riesgos, además de carecer de apoyo
para permanecer en el área de operaciones. Estos perjuicios hacen imperativo
conquistar o mejorar la posición asumiendo una definida actitud estratégica
ofensiva. Lo anterior exige una ofensiva estratégica a través de una operación
anfibia.
En caso de poseer una buena posición se precisa explotarla con intensidad
para satisfacer las necesidades de las estrategias marítima, militar y total.
Asimismo, es necesario prever su defensa.
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3.3 FUERZA
Ejemplos Históricos:
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4. LA OFENSIVA EN EL MAR
4.1 INTRODUCCION
La ofensiva en el mar posee cuatro objetivos donde centrar el ataque. A cada
uno de ellos le corresponde una operación específica. Pero la ofensiva contra
un blanco determinado puede involucrar la intención de comprometer a uno o
más de los otros objetivos estratégicos. Por ejemplo, una ofensiva estratégica
contra la posición, por lo general, tiene incluida, en forma tácita, el propósito de
interrumpir las líneas de comunicaciones adversarias y proteger las propias.
Además, existe la posibilidad que pretenda atraer a la fuerza organizada
enemiga para librar la batalla.
4.4 LA POSICION
4.5 EL TERRITORIO
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En caso de proponerse la destrucción de instalaciones terrestres se ejecutan
ofensivas tácticas, es decir, incursión anfibia, bombardeo naval y aeronaval,
operación de fuerzas especiales o similar.
5. LA DEFENSIVA EN EL MAR
5.1 INTRODUCCION
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5.2 LA FUERZA ORGANIZADA
Aún cuando la flota principal más débil elude la batalla decisiva, para que el
enemigo no conquiste el control del mar, está forzada atacar la fuerza enemiga
a través de operaciones de disputa del control del mar. Pero esta actividad no
sólo concierne a la flota propia sino a todas las unidades navales y
aeronavales. Los métodos aplicados consisten en contraataques mayores y
menores y flota en potencia. “Cabe señalar que Corbett no incluye el
contraataque mayor, sino solamente los conceptos de flota en potencia y
contraataques menores como operaciones de disputa del dominio del mar.
Para él, la actitud de flota en potencia puede presentar diversos grados de
actividad, ya sea que pretenda producir efecto por su sola existencia, o que
imprima a sus operaciones una gran actividad” (9). Pero, cuando la fuerza
organizada emprende un contraataque mayor abandona la pasiva condición de
flota en potencia.
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5.5 RESUMEN DE LAS OPERACIONES DEFENSIVAS EN LA MAR
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6.2 DEFINICION DE LA ACTITUD ESTRATEGICA EN EL MAR
Los altos niveles de la conducción de la guerra, a pesar de las dificultades
inherentes, pueden hallarse ante la ineludible obligación de establecer la actitud
estratégica de un mando naval en un escenario específico y por un período
determinado. En tales circunstancias requieren definir, con absoluta claridad, la
postura a sostener frente a los objetivos afectados; es decir, a cuales de ellos
se pretende atacar o defender. La fuerza organizada, posición y territorio no
presentan mayores dificultades para establecer una actitud estratégica única en
relación a ellos. Pero no ocurre lo mismo con las líneas de comunicaciones
marítimas, pues casi siempre se realizan, de manera simultánea, ataques
contra el tráfico marítimo adversario y operaciones defensivas respecto al
propio. En esta situación, la mejor solución se reduce a señalar la prioridad
que se le otorga al ataque o defensa. Por último cabe recordar lo siguiente: “El
elemento de mayor gravitación para determinar la actitud estratégica es la
batalla y la resolución de buscar o eludir la decisión en ella” (11).
Ejemplo Histórico:
Hasta Midway, los japoneses sostuvieron una nítida actitud estratégica ofensiva
contra la flota, posición norteamericana y territorio adversario. Sin embargo, no
realizaron una manifiesta ofensiva contra las líneas de comunicaciones de los
estadounidenses con corsarios de superficie y submarinos.
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