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"No es fácil escribir una intro-


ducción a la teología pastoral. El
INTRODUCCION A LA
objetivo de la presente obrita nos
lo sugiere su título: brindar una
breve introducción a quienes se TEOLOGIA
PASTORAL
encaran por primera vez con la
teología pastoral y ofrecerles los
temas más relevantes de esta par-
te de la teología. En la teología
pastoral cada día hace sentir más
fuertemente su presencia la sico-
Mlhálv Szentmártoni 1
logía pastoral. En razón de mi
propio interés profesional me ha
parecido oportuno incluir un breve
discurso sobre esta nueva disci-
plina" .

a
Mihály Szentmártoni

INTRODUCCIÓN
ALA
TEOLOGÍA
PASTORAL

EDITORIAL VERBO DMNO


Avda. de Pamplona, 41
31200 ESTELLA (Navarra)
1994

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E.:i .. :l. Introducción

En la historia de cualquier ciencia o disciplina científica


existen períodos de un gran impulso creativo, de entusias-
mo y de gran productividad y períodos de pausa reflexiva,
en otros momentos de saturación y de un cierto cansancio.
Esto ocurre con frecuencia después de la publicación de al-
guna obra de gran alcance en una determinada materia. Pa-
rece que la teología pastoral se encuentra hoy en uno de
esos períodos de estancamiento y la obra que habría inau-
gurado este frenazo sería Handbuch der Pastoraltheologie.
Pero la vida sigue, y surgen nuevos problemas y nuevos
desafíos para las ciencias, cosa que también sucede en la
teología pastoral.
No es fácil escribir una introducción a la teología pas-
Título original: lntroduzione alfa teologia pastorale. Traducción: Juan Luis toral después del Handbuch. El objetivo de la presente
He1yero del Pozo.
obrita está sugerido por su título: brindar una breve intro-
Cubiertas: Horixe Diseño, Pamplona. ducción a quienes se encaran por primera vez con la teolo-
© Edizioni Piemme S.p.A. © Editorial Verbo Divino, 1992. Es propiedad. gía pastoral y ofrecerles los temas más relevantes de este
Printed in Spain. Fotocomposición: Cometip, S. L., Plaza de los Fueros, 4. ramo de la teología. En la teología pastoral cada día hace
31010 Barañáin (Navarra). Impresión: Gráficas Lizarra, S. L., Ctra. Tafalla, sentir más fuertemente su presencia la psicología pastoral.
Km. 1, 31200 Estella (Navarra).
En razón de mi propio interés profesional me ha parecido
Depósito Legal: NA. 38-1994 oportuno incluir un breve discurso sobre esta nueva disci-
ISBN: 84 7151 971 2
plina. Todo ello sin pretensiones de originalidad; al redac-
6 INTRODUCCIÓN

tar estas páginas he pretendido desempañar el papel de PRIMERA PARTE


guía. Con este objetivo a la vista encomiendo este librito a
la benevolencia del lector. TEOLOGÍA PASTORAL
Roma, 1 de noviembre de 1991.
Mihály Szentmártoni S]
1
La teología pastoral

Definición

Al iniciar un tratado sobre teología pastoral el primer


paso debería ser proponer una definición. Pero como se
trata de una disciplina teológica en busca de su verdadera
identidad, es díficil, si no imposible, encontrar una defini-
ción universalmente compartida.
Esta incertidumbre fundamental aparece en todos los li-
bros y tratados sobre este tema y hace difícil definir el ob-
jeto propio del tratado. Parece darse una tensión entre dos
concepciones diferentes entre sí: la teología pastoral en sen-
tido amplio, considerada como teología práctica, y la teolo-
gía pastoral, interpretada en sentido estricto, es decir como
ciencia que versa sobre las acciones directas de la Iglesia. A
título de ejemplo de estas tensiones, ofrecemos algunas
propuestas.
La teología pastoral puede definirse como reflexión teo-
lógica sobre el conjunto de las actividades en las que la
Iglesia se encarna, al objeto de precisar cómo deberían des-
envolverse esas actividades, teniendo presente la naturaleza
de la Iglesia y la situación actual de ésta en el mundo.
Esta definición tiene como punto de partida la auto-
rrealización de la Iglesia. Es la que se halla a la base de la
10 I. LA TEOLOGÍA PASTORAL
I. LA TEOLOGÍA PASTORAL 11

grandiosa obra de Rahner y colaboradores; pero es preciso tuación concreta en que la Iglesia se edifica mediante sus accio-
añadir enseguida que se trata de una definición tan amplia nes propias» 3 •
que puede abrazar toda la teología desde el punto de vista
de la acción pastoral 1• De lo cual se sigue que el objeto material de la teología
pastoral son las acciones eclesiales que, de costumbre, se di-
Algunos autores incluyen la teología pastoral dentro de
viden en ministerio profético, es decir proclamación de la
los cánones de la racionalidad científica contemporánea y
Palabra de Dios en todos los niveles (evangelización, cate-
precisamente dentro del modelo de las ciencias de la acción;
quesis, homilía), ministerio litúrgico o celebración de los
consiguientemente, la teología pastoral es entendida como
misterios cultuales, ministerio odegético (solicitud pastoral
ciencia teológica de la acción (Mette, Baumler y otros).
o pastoral del servicio cristiano en sus tres aspectos princi-
Hiltner, por su parte, pone el acento en la atención pasto-
pales: gobierno o disciplina, caridad y promoción cristiana
ral:
total; éstas, con el desarrollo de las ciencias catequéticas y
«La actividad pastoral es típicamente relación pastoral de litúrgicas, se han convertido en disciplinas autónomas y
ayuda». permanecen dentro de la teología pastoral sólo en ciertos
aspectos).
R. Spiazzi, al buscar la fisionomía precisa de esta disci-
plina, llega a la siguiente definición: El objeto formal de la teología pastoral es la realización
eclesial condicionada por la situación presente, que no es,
«La teología pastoral es la ciencia teológica de la colabora- por lo que se refiere a la Iglesia, una mera realidad exterior
ción ministerial de la Iglesia al plan divino de la salvación» 2 •
a ella: es también un constitutivo eclesial y por ello el aná-
lisis de esta situación tiene un carácter teológico, o, pasto-
ralmente, social-teológico. De ahí nace la necesidad de co-
Naturaleza laboración de la teología pastoral con las ciencias contem-
En relación estrecha con la definición está la problemá- poráneas, en primer lugar con la sociología y con la psico-
tica de la naturaleza de la teología pastoral. Durante los logía.
cerca de doscientos años de evolución histórica de la teolo- El objeto final se puede expresar como la planificación
gía pastoral, ha sido necesario justificar tres cosas: su carác- de la realización eclesial en el mundo presente y en el futu-
ter científico, su valor teológico específico y su sentido ro, es decir una realización adecuada de la Iglesia en el con-
eclesial. Por esto una definición «totalizadora» podría ser la texto del mundo contemporáneo.
de Floristán Samanes y U seros Carretero: El objeto instrumental es la Iglesia entera; la responsa-
«La teología pastoral es la ciencia teológica que analiza la si- bilidad del trabajo pastoral recae sobre todos los miembros
del pueblo de Dios a través de los ministerios fundamenta-

1Handbttch der Pastoraltheologie, I-IV, Friburgo 1964-1969.


2
R. SPIAZZI, Natura e situazione della teología pastorale, en Aa.Vv., Scien- 3
C. FLorusTAN SAMANES y M. UsEROS CARRETERO, Teología de la ac-
za e prassi pastorale in Italia, Nápoles 1985, p. 74. ción pastora~ Ed. Católica, Madrid 1968, p. 111.
12 I. LA TEOLOGÍA PASTORAL I. LA TEOLOGÍA PASTORAL 13

les: la institución jerárquica y la institución bautismal (LG, que la teología pastoral no es concebida ni tratada como
10) 4 • una ciencia referida a la revelación, sino como una ciencia
racional de carácter empírico-utilitario.
Segunda etapa: «Orientación bíblico-teológica». En la
segunda etapa la teología pastoral se hace más precisamente
Historia
teología pastoral, es decir una ciencia sobre la Iglesia que se
La teología pastoral como disciplina científica autóno- construye a sí misma. El principal representante de esta
ma en las facultades teológicas es de origen relativamente época es Anton Graf («Wissenschaft der sich selbst in die
reciente 5 • Para facilitar la compresión del desarrollo de la Z:ikunft erbauenden Kirche» ). Se constata un desplaza-
teología pastoral podemos dividir su historia en diversas rmento desde la temática pedagógica (cómo desarrollar la
etapas. a~tividad pastora~) hacia el estudio del contenido kerigmá-
Primera etapa: «Sentido práctico, no teológico». Se sue- tlco. Otro conocido autor de esta época es Salier («Vorle-
le presentar habitualmente como fecha de «nacimiento» de sungen aus der Pastoraltheologie», Munich 1788), que lan-
la teología pastoral el año 1777, cuando la emperatriz María za un proyecto de teoría y sistematización de la cura de
Teresa introduce la reforma de la enseñanza universitaria. almas, fundándolo en la revelación positiva y en la acción
En ese momento, la teología pastoral es concebida como la salvífica de Dios. Con esto se presenta un nuevo modo de
enseñanza a los pastores de su profesión y sus inicios que- entender la actividad de la Iglesia, y en este punto la teolo-
dan vinculados al nombre del abate de Brauman, F. S. Rau- gía pastoral no puede ya aparecer como un simple conjunto
tenstrauch («Unterricht von Pflichten des Pastoralamtes», de métodos didácticos, pedagógicos y formativos, por los
1777). Se inicia la era de los «manuales»: se escriben diver- que una persona influye sobre otra. La acción de la Iglesia
sos libros sobre los deberes de los pastores y sobre su acti- ha de ser concebida más bien como un servicio de media-
vidad. La teología pastoral de entonces, llamada también ción en el acto salvífico que desciende de Dios al hombre,
«teología práctica», contiene mucha ética y escasas referen- o también como la mediación de la salvación. El pastor de
cias a la Sagrada Escritura; es ante todo práctica y se basa almas no es en adelante ya el simple «promotor de una vida
en la costumbre y la tradición. La teología pastoral, enseña- humanamente serena», sino el «colaborador activo de Dios
da conforme a la inspiración de Rautenstrauch, no carece en la salvación de los hombres». El sacerdote no es tratado
sin embargo de ciertas ventajas, como soporte de la teolo- sólo como un «funcionario» sino como un sacerdote con
gía pastoral, y el encargado de cura de almas es considera- su vocación propia.
do bajo tres diversos puntos de vista como enseñante de la Tercera etapa: «Acento eclesiológico». Se llama también
religión, como sacerdote y como pastor. La desventaja es la escuela de Tubinga. Representantes típicos de esta direc-
c~ón son J. S. Drey y A. Graf. Según Grey, el objeto mate-
rial de la teología pastoral no es el pastor, sino la Iglesia,
por medio de la cual el cristianismo se construye él mismo
• C. FLORISTAN SAMANES y M. UsEROS CARRETERO, Teología de la ac- de cara al futuro. De Graf proceden las expresiones hoy
ción pastoral, Editorial Católica, Madrid 1968, pp. 111-114. todavía válidas: «autodefinición de la Iglesia», «edificación
5 Para una presentación más detallada ver: F. X. ARNOLD, Teología e his-

toria de la acción pastoral, Flors, Barcelona 1969. del Reino de Dios», «acciones eclesiales».
14 l. LA TEOLOGÍA PASTORAL l. LA TEOLOGÍA PASTORAL 15

Cuarta etapa: «La reforma kerigmística». Este período concepción puramente sociológica.de la Iglesia. Por ·consi-
está marcado por la obra de J. B. Hirscher, primer profesor guiente, el objetivo de la teología práctica no consistirá tan-
de teología pastoral de la escuela de Tubinga. Él asume la to en encontrar la posibilidad de realizar formas precisas de
idea de Reino de Dios como criterio para una predicación vida eclesial sino en buscar que la Iglesia tenga la postura y
religiosa, para la que el cometido principal de la acción pas- reacción adecuadas en su encuentro con la realidad del
toral es el anuncio del Evangelio. A. Graf profundiza la mundo contemporáneo. Esto implica que la teología prácti-
concepción eclesial y propone la siguiente definición de la ca debe además ser crítica. ·
teología pastoral: En la elaboración de la temática «pastoral» por parte
«La ciencia de la actividad divino-humana realizada por la del concilio Vaticano II la teología pastoral queda situada
Iglesia mediante personas designadas por ella para tal cometido, en continuidad objetiva con el significado de «pastoral»
pertenecientes preferentemente al estado eclesiástico, para la edi- que emerge de la realidad eclesial y teológica. Queda de
ficación de la propia Iglesia». manifiesto el proceso de comunicación que se opera entre
la comunidad creyente y el anuncio de que ella es testigo,
Con ello se nos presenta la pastoral como una ciencia
por un lado, y la realidad de los hombres, por otro.
teológica que adquiere en la Iglesia un lugar importante.
El debate sobre la naturaleza de la teología pastoral aún
Desarrollos recientes: «La autoconstrucción de la Igle-
no ha concluido. Surgen nuevos imperativos, nuevas de-
sia». El concepto de la teología pastoral como edificación mandas, como dice B. Seveso:
de la Iglesia que tiene incluso resonancias en nuestro siglo
es retomado por Franz-Xaver Arnold (1961), luego tam- «La teología pastoral constituye todavía, en resumidas cuen-
bién por K. Rahner (1964). Un impulso decisivo del des- tas, una novedad en el panorama teológico y eclesial. Al menos
en Italia hace pensar más en un producto anunciado que en un
arrollo de la teología pastoral en los años cincuenta lo pro- artículo realmente en circulación y del que ya se han podido
dujo el pensamiento de K. Rahner, cuya intervención pro- efectivamente apreciar las características» 6 •
voca un nuevo replanteamiento de la problemática teológi-
co-pastoral.
U na intuición general de Rahner es que la realidad Contenido y nuevas perspectivas ·
mundana incide esencialmente en la elaboración de la ac- El contenido y los temas principales de la teología pas-
ción eclesial y cristiana. El objeto material de la teología toral varían de un autor a otro, según la óptica de su defini-
práctica es situado en la vida y en la acción de la Iglesia, ción. Dada, sin embargo, la amplitud de algunas definicio-
por lo cual la concepción misma de Iglesia reviste un signi- nes, nace el problema de los confines de la teología pasto-
ficado decisivo; el objeto formal, en cambio, es el condicio- ral. Si el contenido de la teología pastoral está constituido
namiento de la realización de la Iglesia a través de la situa- por las tres actividades eclesiales, también se dividirá en
ción actual. Un presupuesto fundamental en este replantea- tres partes esta disciplina, que responderán al triple manda-
miento es la convicción de que la situación actual es queri- to que los Apóstoles recibieron de Cristo poco antes de su
da por Dios y que en ella se puede descubrir también la
voluntad de Dios. Este análisis es esencialmente teológico
de forma que no es suficiente el tomar como referencia una 6
B. SEVESO, Pastora/e e teologia pastora/e, «Teología», 1990, p. 226.
16 I. LA TEOLOGÍA PASTORAL I. LA TEOLOGÍA PASTORAL 17

Ascensión (Mt 28,18-20) y que pueden definirse de la si- 3. pastoral sacramental (administración de los sacra-
guiente manera: mentos en la comunidad);
1. Pastoral profética: acciones de la Iglesia en el ejerci- 4. cura de almas (coloquio pastoral, espiritualidad de
cio del anuncio de la Palabra en sus diversas formas; la cura de almas);
2. pastoral litúrgica: acciones eclesiales en el ejercicio 5. diaconía (historia de la diaconía, teología de la soli-
del culto de la nueva alianza, totalmente pascual; daridad, actividad caritativa organizada);
3. pastoral caritativa: acciones eclesiales en el ejercicio 6. psicología/sociología pastoral 8•
completo de la caridad, que comprende tanto el aspecto de Rahner, coherente con su visión de la teología pastoral
la moral evangélica· como el de la organización de un go- como reflexión sobre la autorrealización de la Iglesia, se
bierno en la vida del Cuerpo de Cristo. pregunta cuáles son las funciones de la Iglesia mediante las
Un ejemplo del tratado de teología pastoral es el libro que se opera dicha autorrealización, y encuentra los si-
de Floristán Samanes y Useros Carretero, que se divide si- guientes elementos: el anuncio de la Palab.ra, los sacramen-
guiendo el esquema que podríamos llamar «clásico». La tos, la vida cristiana según la ley, la acción caritativa.
teología pastoral se divide en dos grandes capítulos: Pasto- Si el objeto de la teología pastoral es la vida y la acción
ral fundamental y Pastoral especial. La Pastoral fundamen- de la Iglesia, parece legítimo adoptar como unidad de análi-
tal estudia la naturaleza y dinámica de la acción pastoral; la sis la situación pastoral. De este enfoque podemos encon-
Pastoral especial abarca dos secciones: la primera contem- trar confirmación en el desarrollo pastoral reciente. Par-
pla la edificación de la Iglesia, que estudia la pastoral de la tiendo de la descripción-definición de Pablo VI en la ex-
Palabra de Dios, de la liturgia y del servicio cristiano, y la hortación apostólica «Evangelii nuntiandi», L. Pacomio en-
segunda, titulada «La Iglesia, sierva de la humanidad», se cuentra en la «evangelización» una categoría que da razón,
ocupa de la relación de la Iglesia con el mundo. de modo comprensivo y estimulante, de la realidad que ha-
P. M. Zulehner divide la pastoral en los siguientes te- bitualmente se califica con el término de «pastoral». Por
mas: pastoral fundamental (criteriología, kairología y futu- otro lado, sirviéndose del esquema de Rahner, explica que
rología); pastoral de los momentos de transición de la vida evangelizar quiere decir promover la fe en Jesús como Se-
(pastoral sacramental, casuistica), futurología pastoral (la ñor, educar en esta misma fe de modo que la persona crez-
Iglesia en camino) 7• ca en la relación interpersonal con J es.ús a nivel de pensa-
mientos, decisiones y obras; y que los caminos para pro-
W. Fürst propone un esquema más. detallado:
mover esta fe son el anuncio, la oración, sobre todo litúrgi-
1. Eclesiogénesis (análisis de la situación socio-eclesial, ca, el desarrollo del ministerio, la caridad en sus diferentes
relación Iglesia-sociedad, competencia pastoral); expresiones. Todo esto es hacer pastoral 9 •
2. pastoral comunitaria (situación de la parroquia, fu-
turo de la parroquia); 8
W. FúRsT, Pastoraltheologie, en J. WoHLMUTH (Ed.), Katholische Theo-
logie heute, Wurzburgo 1990, pp. 327-339.
9
L. P ACOMIO, Pastora/e ed evangelizzazione sano sinonimi?, en Aa.Vv.,
7
P. M. ZULEHNER, Pastoraltheologie, I-II, Duseldorf 1989. Scienza e prassi pastora/e in Italia, Nápoles 1985, pp. 101-111.
18 l. LA TEOLOGÍA PASTORAL

Teniendo en cuenta todos estos diversos enfoques, nos


limitaremos a analizar las siguientes situaciones pastorales:
II
la pastoral de la Palabra (el anuncio), la pastoral litúrgica Pastoral fundamental
(los sacramentos), la pastoral del servicio cristiano (la dia-
konía, la cáritas ), la pastoral de la base. Esta parte está pre-
cedida por una presentación de lo que se acostumbra a lla-
mar «Teología pastoral fundamental».

La pastoral fundamental se ocupa de la naturaleza y de


la dinámica de la acción pastoral. Los análisis se centran en
torno a tres temas fundamentales: la criteriología, la diná-
mica de la acción pastoral y el conocimiento de la situación
pastoral. Encontramos el modelo que se podría llaman
«clásico» elaborado con todo detalle por Floristán Samanes
y U seros Carretero 1• Presentemos brevemente los puntos
más significativos de este trabajo.

Criteriología

La criteriología trata de los principios de la acción pas-


tora. Éstos se pueden resumir en los siguientes conceptos-
clave:
1. Principio teocéntrico: El primer presupuesto para
cualquier acción pastoral es el de examinar el puesto que
ocupa Dios en ella. Los designios de Dios, de los que habla
ampliamente el Vaticano II, son los primeros criterios de la

1
C. FLORISTAN SAMANES y M. UsEROS CARRETERO, Teología de la ac-
ción pastora~ Editorial Católica, Madrid 1968.
20 II. PASTORAL FUNDAMENTAL II. PASTORAL FUNDAMENTAL 21

acción pastoral. El concepto de Dios reviste, pues, un signi- c) Polaridad eucarística: todos los actos de la vida del
ficado fundamental en cualquier pensamiento o trabajo cristiano tienen su momento culminante en la asamblea
pastoral. eucarística. «La liturgia es la cumbre a la cual tiende la ac-
tividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de don-
2. Principio cristocéntrico. Cualquier acción pastoral
de mana toda su fuerza» (SC, 10). Y también: «La Eucaris-
no sólo debe ahondar sus raíces en la Encarnación, sino
tía aparece como fuente y cima de toda evangelización»
que debe tener presentes las exigencias cristológicas del ac-
(PO, 5).
to pascual del Señor. El principio cristológico nos manifies-
ta la perfecta colaboración teándrica o sinergia entre la obra
de Dios y la del hombre.
Dinámica
3. Principio neumatológico: La acción pascual del Se-
ñor, fruto histórico de los designios del Padre, nos es co- Otro de los temas generales de la teología pastoral fun-
municada por el Espíritu Santo. El pueblo de Dios, con el damental es la dinámica pastoral de la Iglesia. Esta dinámi-
colegio apostólico a la cabeza, y el Espíritu son los dos ca se inspira en la eclesiología. Partiendo de Jesucristo,
agentes de la obra de Cristo en la historia. fuente de todo servicio, el ministerio de los apóstoles se
prolonga en la Iglesia por el ministerio pastoral, general-
4. Principio eclesiológico: La teología pastoral presu-
mente multiforme y profundamente enraizado en el pueblo
pone el conocimiento de la esencia de la Iglesia y un análi- de Dios.
sis teológico de la situación actual.
El primer reparto del ministerio en la Iglesia se realiza
5. Principio histórico-salvífica: La historia es necesaria entre obispos, presbíteros y diáconos. Hoy, sin embargo,
para que se opere la salvación y ello exige que la Iglesia no se pone un acento totalmente nuevo en el laicado cristiano,
se desinterese de la historia y de los acontecimientos huma- que no es considerado sólo como objeto de la acción pasto-
nos, ya que el nivel preevangélico es del máximo interés en ral, sino también como sujeto de la evangelización.
su trabajo de cristianización.
La Iglesia puede existir sólo en la perspectiva de un
Estos criterios inspiran luego la acción pastoral que se continuo diálogo entre Dios y la criatura, en el que, por
puede enmarcar en ciertos imperativos. En la acción pasto- una parte, se encuentra la absoluta autocomunicación de
ral, cuyo objeto es la edificación de la Iglesia, los imperati- Dios, dada irrevocablemente en la Encarnación, y por otra,
vos cuentan como principios ya que el Reino de Dios no se esa revelación que requiere una continua reflexión histó-
construye en lo abstracto, sino en lo concreto, en una de- nca.
ter:nJnada situación histórica. Veamos los siguientes impe- Es la Iglesia la que hace presente la autorrevelación de
rativos: Dios. En este sentido es, al mismo tiempo, fruto e instru-
a) Comunión con lo temporal: conocimiento y acep- mento de la salvación 2 •
tación de las líneas de fuerza del mundo contemporáneo.
b) Prioridad profética: importancia de la palabra como
forma plenaria de la comunicación humana. 2
Seguimos los pasos del análisis realizado por el Handbttch I, 124, etc.
22 II. PASTORAL FUNDAMENTAL II. PASTORAL FUNDAMENTAL 23

En una teología práctica es relevante preguntarse cómo sa de la revelación o de la salvación, sino una actualización
debe ser la presencia de la Iglesia, es decir qué debe hacer y de estas realidades.
cómo debe actuar para su auto-'actualización. Fundamen- 5. Una presencia siempre nueva: La Iglesia no sólo tie-
talmente habrá dos objetivos: ne historia sino que es historia: está siempre in fieri, está
a) Dar a conocer a Dios que se entrega a los hombres actualizándose constantemente.
en Jesús y, dado que la Iglesia está primero llamada a la La eclesiogénesis prosigue luego con el estudio de la
salvación para convertirse luego en instrumento de salva- distinción material de la Iglesia en pueblo de Dios y jerar-
ción, el primer momento lógico de su autorrealización quía. Es esencial subrayar que el pueblo de Dios, y cada
consiste en el hecho de que sea una Iglesia que escucha y miembro individualmente, constituye la Iglesia, al igual que
cree. los miembros de la jerarquía, pero estos últimos no reciben
b) Transmitir el amor de Dios por la vía sacramental y su autoridad y potestad del pueblo sino de Cristo. Para la
no sacramental; éste es el ámbito de sus funciones (pastoral teología pastoral sigue una distinción importante: la Iglesia
especial). y la jerarquía no son idénticos, por eso los cristianos (lai-
cos) no son solamente «objeto» de la Iglesia y de su acción
Para comprender la presencia de Dios en la Iglesia se pastoral, sino que todos tienen su lugar específico carismá-
pueden ofrecer las siguientes consideraciones teológicas. tico en la autorrealización de la Iglesia.
Dios está presente en la Iglesia como:
Si la teología práctica es definida como estudio de la
l. Misterio: También la Iglesia, en su caminar, descu- autorrealización de la Iglesia, la siguiente pregunta lógica
bre y experimenta a Dios siempre más profundamente, sa- será sobre las personas portadoras de este proceso. Desde
biendo, no obstante, que Dios permanece siempre como un el punto de vista pastoral se pueden formular algunas tesis:
misterio inefable. Si se olvida esto, la Iglesia pierde su cre-
l. El sujeto de la actividad de mediación de la salva-
dibilidad y puede provocar en las personas un alejamiento
ción es la Iglesia total. También los laicos son mediadores
de la religión.
de la salvación impartiendo bendiciones, con la oración, el
2. Sacramento («Ursakramentum» ): La Iglesia no sólo perdón, la enseñanza, la consolación, etc., y el fundamento
simboliza sino que posee realmente la autorrevelación de de esto se encuentra en la unión de cada miembro con
Dios, por lo cual es un signo eficaz de la presencia de Dios. Cristo. Con ello se toca un elemento esencial de la Iglesia:
3. Nueva ley del Evangelio: La Iglesia proclama no ésta no es sólo la comunidad de los redimidos, no es sólo el
que Dios pretende salvar al mundo sino que lo ha salvado fruto de la salvación, sino que todos son al mismo tiempo
ya. La teología moral y la teología pastoral tienen el difícil colaboradores de Dios.
deber y el cometido de formular las leyes de la Iglesia de 2. Existe una multiplicidad de funciones en la Iglesia.
tal modo que manifiesten cómo éstas toman su origen en el Las funciones, según el testimonio de las Escrituras, son
amor divino. Si la ley canónica es propuesta sólo conforme diversas. Cada uno recibe su propio don y su propio come-
al modelo de las leyes profanas, queda falsificada. tido para poder desempeñar una función propia en la edifi-
4. Presencia escatológica: La Iglesia es una realización cación de la Iglesia. El fundamento común de todos estos
de la victoria irreversible de Dios. No es, pues, una prome- dones es la común conexión con Cristo.
oh
24 II. PASTORAL FUNDAMENTAL « II. PASTORAL FUNDAMENTAL 25

3. Existe una diferencia fundamental entre las funcio- - Es vocación propia de la Iglesia llegar a ser lugar ex-
nes: jerarquía y carisma, mas por otro lado estos dos aspec- plícito y dinámico de la transformación del mundo por me-
tos del servicio son inseparables, porque no existe una fun- dio de la fuerza y poder de Dios y por su gracia. Este testi-
ción sin un mínimo de carisma personal, supuesto que la monio activo de la fe es llamado evangelización, que no es
persona debe aceptar libremente la función 3 • un concepto abstracto, sino lleno de contenidos concretos
en los que se refleja la acción concreta de la Iglesia: paz,
liberación, esperanza, vida, curación, pueblo de Dios.
Aportaciones recientes Los objetivos secundarios sirven para perpetuar y con-
servar el acontecimiento de Jesús, lo cual se hace a través de
Zulehner, por su lado, aclara estos tres temas básicos
la institucionalización. La institucionalización se ha realiza-
por medio de tres conceptos que intentan hacerse camino
do en tres diferentes direcciones: tradición narrativa, mode-
en la teología pastoral: criteriología, kairología y praxeolo- los de acción litúrgica, reglas de vida (doctrina, ritos y nor-
gía. Presentaremos brevemente su esquema 4 •
mas). Inmediatamente después llega el cuarto elemento or-
l. Criteriología. La criteriología se ocupa de los ob- ganizativo: la estructuración de las organizaciones, es decir
jetivos, de las miras de la acción pastoral de la Iglesia, más el desarrollo de los papeles. Otro objetivo secundario es la
precisamente de las personas que actúan en la Iglesia y e:i satisfacción de las expectativas religiosas. En la realización
su nombre. Los objetivos de la acción pastoral pueden di- concreta de esto, la Iglesia se hace religión-guía que influye
vidirse en dos categorías. El objetivo principal de la acción en la vida cotidiana.
pastoral es el cumplimiento del mandato de Jesús. La ac-
2. La Kairología comprende el análisis de la situación
ción de la Iglesia no tiene como finalidad su autoconserva-
pastoral. El punto de partida es la declarada libertad de re-
ción. A partir del concepto de Iglesia como «sacramento
universal de la salvación», se pueden deducir los siguientes ligión que implica la legitimidad del pluralismo. En una so-
ciedad como la nuestra (plural) la Iglesia no ocupa ya una
aspectos:
posición privilegiada, sino que es una más entre las muchas
- La Iglesia es portadora del conocimiento del Dios posibles ideologías. De lo que se deriva una nueva relación
único, que en su amor desbordante es también relación, es de los ciudadanos con la Iglesia: el cristianismo no se puede
decir Trinidad. «prescribir» como estilo de vida, sino sólo proponer como
- Dios ha respondido en Jesús a la insaciable nostalgia oferta.
del hombre por Dios, y esta nueva situación ha sido deno-
Los mencionados tres nuevos elementos situacionales
minada por el mismo Jesús como «reino de Dios».
(tipo de sociedad, posición de las religiones y de la Iglesia,
- Lo que se ha realizado en el «acontecimiento de Je- relaciones dominantes de los ciudadanos con la religión y
sús» es un plan de Dios para todas las criaturas. . la Iglesia) han sido denominados «situación pastoral», ca-
racterizada por tres variables: sociedad, personas y religión.
Estas variables determinan, por su parte, los estilos de ac-
Handbuch I, 161-165.
3
ción pastoral. Saber leer estos signos de los tiempos requie-
P. M. ZuLEHNER, Pastoraltheologie, Band I: Frmdamentalpastoral, Du-
4

seldorf 1989. re una «sensibilidad kairológica», y además de un análisis


26 II. PASTORAL FUNDAMENTAL II. PASTORAL FUNDAMENTAL 27

teológico es necesaria igualmente la ayuda de las ciencias ral a partir de la fórmula ya consagrada: «Ecclesia semper
sobre todo las ciencias sociales. reformanda». ¿Cómo suceden los cambios y las reformas?
La Iglesia se encuentra hoy en una situación de transi- Existen al menos tres modelos: a través de nuevos conoci-
ción de una sociedad cristiana hacia una sociedad plural, y mientos, nuevas ideas (por ejemplo, el ecumenismo); a tra-
esta transición, obviamente, exige nuevos estilos de acción vés de cambios de actitudes fundamentales (por ejemplo,
pastoral. Estamos pasando de una pastoral de imposiciones, reeducación); a través de la imposición (por ejemplo, la re-
constricciones y obligaciones a una pastoral de libertad y forma litúrgica impuesta por el Vaticano II). Los sujetos de
de enriquecimiento. Concretamente, esto exige pasar de las reformas son todos los miembros de la Iglesia y esto
una Iglesia de masa anónima a una Iglesia de pequeños gru- puede provocar tensiones. Las autoridades eclesiales, sin
pos con fuertes relaciones personales; de ahí nacen los pro- embargo, endosan una nueva responsabilidad, la de respon-
blemas de la pastoral de base. Las categorías pastorales son: sabilizar a los demás.
la persona (diálogo, consulta, dirección espiritual), la pareja Una orientación diferente está representada por el trata-
(consulta prematrimonial, catequesis prematrimonial), la fa- do de teología pastoral de Duffy, que, partiendo del con-
milia (pastoral de la familia, consultas, movimientos de tipo cepto de catecumenado, esboza una teología pastoral que
«Notre Dame», «marriage encounter»), grupos de base (de tiene como punto de partida la acción pastoral de la que
oración, carismáticos), movimientos y asociaciones, parro- deduce la definición:
qma.
«Una cura de almas pastoral efectiva es el modelo catecume-
En cuanto a los contenidos, se descubre que el tema nal en acción dinámica» 5 •
central es la conversión. Uno de los cometidos preferencia-
La novedad de la fórmula está en la tentativa de «opera-
les de la pastoral de hoy se sitúa en el catecumenado de
tivizar» los conceptos de base del cristianismo como salva-
adultos (por ejemplo, movimiento neocatecumenal). Este
ción, Iglesia, pecado, misión y ministerio. La justificación
replanteamiento de la acción pastoral exige una colabora-
de este intento se encuentra en el Vaticano II, que propone
ción de los agentes pastorales entre sí y con otras personas
los siguientes nuevos acentos: prioridad de la praxis, pers-
competentes. Surgen temas nuevos, como la pastoral del
pectiva ecuménica, modelo profesional. De ahí la teología
tiempo libre, pero no habría que olvidar tampoco la pasto-
pastoral surge en un contexto más amplio: la Iglesia no
ral ecuménica.
existe para sí misma sino para evangelizar, para la obra de
La kairología no se detiene, no obstante, en el análisis Cristo. El «Catecumenado» llega a ser un modelo de actua-
de la situación actual, sino que procura también definir las ción: el objetivo de la acción pastoral no es sólo llegar a ser
líneas de un desarrollo para el futuro y se habla de «futuro- cristianos, sino crecer como cnstlanos.
logía pastoral». Se entrevén algunos temas emergentes: lu-
cha por la paz mundial, crisis ecológica, lucha entre los se-
xos (feminismo, familia sin padre) revolución informática,
etc. Todo esto exige un nuevo paradigma de la acción pas-
toral.
5 R. A. DUFFY, A Roman Catholic Theology of Pastoral Care, Filadelfia
3. Praxeología: trata de los cambios en la praxis pastó- 1983.
111
La pastoral de la Palabra

El estudio.. de la función del anuncio arranca de una re-


flexión teológica sobre el significado de la Palabra de Dios
en la Iglesia y para la Iglesia, pasa a través de un análisis del
contenido y de las diversas formas del anuncio para llegar,
finalmente, a las cuestiones prácticas sobre el desenvolvi-
miento de la predicación. Los temas fundamentales que se
nos presentan son los siguientes: la teología del anuncio, las
formas del anuncio, el contenido del anuncio, la persona
del predicador, los oyentes de la Palabra.

La teología del anuncio


«Una comunidad religiosa que cesara de predicar, no podría
ser la verdadera Iglesia de Cristo» 1•

Esta afirmación bastante categórica llama la atención


sobre la importancia de la Palabra de Dios en la Iglesia. El
constitutivo esencial del ministerio profético es la Palabra
de Dios, realidad primera de la economía de la salvación.
Con su palabra Dios no sólo habla, sino que actúa, no sólo
revela, sino que se hace presente.

1
Z. ALSZEGHY-M. FLICK, Il problema teologico della predicazione, «Gre-
gorianum», 1959, p. 742.
III. LA PASTORAL DE LA PALABRA 31
30 III. LA PASTORAL DE LA PALABRA

En lo referente al papel de la predicación de conducir al Formas de anuncio


encuentro de la fe, ya conocemos las palabras de san Pablo 1. El anuncio misionero (el kerigma)
de que «la fe viene de oír la predicación» (Roi:i 1O). Esta
afirmación mantiene todo su valor, en la medida en que La primera forma del anuncio es la «predicación misio-
normalmente el camino psicológico para alcanzar la fe pasa nera», el kerigma, que tiene como finalidad anunciar la fe y
por la predicación. No obstante, la predicación de la Igle- solicitar la conversión. Kerigma, en su significado pleno, es
sia, por sí sola, no es el fundamento absoluto de la certeza el anuncio actual e históricamente determinado de la Pala-
obtenida por la fe 2 • bra de Dios en la Iglesia, por parte de quien, desde Dios,
El papel activo de la predicación eclesiástica se reduce tiene el poder de dar testimonio 5 • Tenemos una confirma-
solamente a ser un servicio en favor de la palabra (cf. Hch ción reciente de esta verdad en la Encíclica Redemptoris
6,4); la predicación es sólo un intermediario de es~ rn!sma missio de Juan Pablo II:
palabra, que presta sonidos a la Palabra de Dios e mvita al «El cometido fundamental de la Iglesia de todas las épocas, y
hombre a tomar posición. La parte que le corresponde es la particularmente de la nuestra, es el de dirigir la mirada del hom-
de establecer el encuentro del hombre con Dios, preparan- bre, de orientar la conciencia y la experiencia de toda la humani-
do el camino a la fe como instrumento que dispone a ella; dad hacia el misterio de Cristo» (RM 4).
no le corresponde crear efectivamente la fe ni hacerla ope- Característica del kerigma es su forma concreta e histó-
rativa. La causa de la actuación de la fe es, y permanece, en rica de «acontecimiento» y «momento» presente: el anun-
primer lugar, Dios y, en segundo lugar, e~ hombr~ q:ie, ~~­ cio se hace salvación para quien lo acoge. Por medio del
ciendo uso de su propia libertad, da acogida a la mvitac10n kerigma se proclama eficazmente la presencia de la salva-
divina. La predicación por lo tanto no es, ni más ni me:io.s, ción en la comunidad, en otras palabras, el kerigma hace
que un servicio intermediario, en favor de cuanto, en ulti- presente en la comunidad a Cristo y construye así la comu-
ma instancia, se realiza entre Dios y el alma del hombre 3 • nidad misma como tal.
La Palabra de Dios no es sólo una acción, sino también De la naturaleza del kerigma se derivan algunas exigen-
una revelación dirigida a los hombres para suscitar en ellos cias esenciales: la exigencia de expresar el núcleo y el fun-
un acto personal de obediencia y para manifestar ciertos damento de la salvación; la exigencia de un anuncio que no
contenidos vitales de verdad. Dinámicamente la Palabra de utiliza palabras doctas ni ideologías, aunque tampoco pue-
Dios inquieta, interpela, descubre, noéticamente ilun;ina, de eliminar momentos de reflexión. De aquí nacen incluso
desentraña, desarrolla y, por eso, podemo~ hablar de .di_ver- algunos imperativos pastorales, como, por ejemplo, evitar
sos tiempos dialécticos de la Palabra de D10s y del mimste- las formulaciones históricas que ya no son comprensibles
rio profético 4 • hoy y la necesidad de encontrar perspectivas de soluciones
en el marco de una doble exigencia: la de la «jerarquía de
2 F. X. ARNOLD, Teología e historia de la acción pastoral, Flors, Barcelona
las verdades cristianas», según expresión del Vaticano II, y
1969.
3
F. X. ARNOLD, o. c.
• C. FLORISTAN SAMANES - M. UsEROS CARRETERO, Teología ..., p. 367 5
K. RAHNER, La salvezza nella Chiesa, Roma-Brescia 1968, p. 116.
ss.
32 III. LA PASTORAL DE LA PALABRA IlI. LA PASTORAL DE LA PALABRA 33

la de una fe «razonada» a la que debe apuntar el anuncio do, aplicación en los grupos pequeños, en la catequesis, y
cristiano 6 • por ello, tienen un carácter «privado» 9 •
La evangelización es el ministerio que presenta la Pala- La finalidad que caracteriza la evangelización, sea como
bra de Dios como una palabra potente y que salva, que función específica sea como dimensión que debería estar
suscita la fe y la adhesión personal de forma nuclear y tota- presente en cualquiera de las funciones desempeñadas por
lizante. La evangelización anuncia el Evangelio de Jesucris- la Iglesia, permanece siempre la de «fundar o re-fundar la
to como kerigma, es decir, como buena noticia, con el ob- fe». Ella funda la fe cuando alcanza a una persona que es-
jeto de fundar la comunidad cristiana mediante la conver- cucha por vez primera el anuncio de Cristo Salvador; re-
sión que conduce al Bautismo. Está dirigida a los bautiza- funda la fe cuando provoca una más intensa vida cristiana
dos no practicantes que han dejado de creer, a los practi- en una persona que ha perdido la fe, o que nunca ha llega-
cantes adultos no iniciados y a los niños y adolescentes do a una fe consciente, responsable, viva.
bautizados, que deben ratificar su fe adulta 7 • Un tema del que se ha discutido mucho en los últimos
Entendido de este modo, está claro que el kerigma no tiempos es el de la metodología y el lenguaje de la evangeli-
se dirige sólo a los paganos. La fe no es una realidad que el zación. La solución de este problema es intrínsecamente
hombre conquista una vez por todas y luego la retiene co- teológica y espiritual más bien que táctica. Está ligada al
mo una propiedad, sino un proceso existencial, es decir que reconocimiento de los valores intrínsecos de toda religión y
es preciso profundizar siempre de forma renovada: la fe es- a la proclamación explícita de la libertad religiosa. Desde el
tá siempre in fieri 8 • Es preciso añadir que este anuncio mi- punto de vista teológico, hay que preguntarse cuál es la ra-
sionero no es sólo cometido de la jerarquía, sino que toda zón del proceso de «evangelización-conversión-pertenencia
la comunidad de los fieles tiene la obligación de tomar par- a la Iglesia» desde el momento que se reconoce la posibili-
te en esta función básica de la Iglesia. dad de salvarse incluso sin pertenecer a la Iglesia, siguiendo
la religión de la propia conciencia. Desde el punto de vista
El mensaje fundamental del cristianismo debe ser anun- metodológico, en cambio, hay que rechazar toda forma de
ciado de modo que el contenido sea breve. En el cristianis- proselitismo para dejar a la persona la más amplia libertad
mo primitivo existían estas formulaciones breves y hoy de aceptar la propuesta cristiana evitando de instrumentali-
también nos esforzamos por formular nuevos símbolos de zar incluso las obras de asistencia y de promoción cultural.
fe breves y comprensibles para el hombre actual. K. Leh- La encíclica Redemptoris missio de Juan Pablo II propone
mann subraya la importancia de las fórmulas breves que no el siguiente principio pastoral:
tienden a competir con el Credo clásico, sino que tienen
como finalidad crear un ámbito en el que la fe sea significa- «El diálogo entre religiones forma parte de la misión evange-
lizadora de la Iglesia. El diálogo debe conducirse y realizarse en
tiva para la persona. Estas formulaciones tienen, sobre to-

9
K. LEHMANN, Kurzformeln des christ!ichen Glaubens, en B. DREHER -
N. GREINACHER - F. KLOSTERMANN, Handbuch der Verkündigrmg 1, Fri-
6
K. RAHNER, o. c., p. 128. burgo 1970, pp. 274-295. Hay otras tentativas como la de RAHNER, Escritos de
7
c. FLORISTAN SAMANES - M. USEROS CARRETERO, o. c., p. 367 SS. Teología VIII; para las diversas edades R. BLEISTEIN, Die jugend von Heute
8
Handbuch 1, p. 237. rmd der Glaube von Morgen, Würzburg 1970.
34 III. LA PASTORAL DE LA PALABRA III. LA PASTORAL DE LA PALABRA 35

la convicción de que la Iglesia es la vía ordinaria de salvación y 2. La predicación comunitaria


que sólo ella posee la plenitud de los medios de salvación» (RM
55) Cuando la predicación misionera ha alcanzado su ob-
jetivo, es decir la conversión del individuo mediante su in-
El problema del lenguaje es gravísimo. De él se habla serción en la Iglesia, entra en juego la predicación dentro
desde hace tiempo, pero no se puede considerar como re- de la comunidad (didaché). Si la predicación misionera
suelto. La dificultad del lenguaje de la evangelización nace orienta a la persona hacia Dios y hacia la Iglesia, la predica-
de la pervivencia de una cultura que poco a poco se está ción comunitaria la une con Dios y con la Iglesia. Esto,
convirtiendo en un residuo del pasado, mientras la nueva obviamente, no vale para cada predicación en particular, si-
cultura tarda en ser comprendida y aceptada. Otro aspecto no para la predicación de la Iglesia en general.
de este problema es el de la inculturación.
Durante la predicación la «palabra de Dios interior»
El problema esencial que está llamada a resolver la precede lógicamente a cualquier acción humana. Rahner la
evangelización atañe en cambio a la alternativa entre la au- llama «palabra trascendente de Dios». Esta gracia ayuda a
tosalvación, ligada a la inmanencia, y la heterosalvación, ex- la libre y personal aceptación de la Palabra y a la misma fe
presión de la trascendencia. El hombre moderno parece re- en la Iglesia. Por ello lo primero que se debe reflejar en
fractario a la simple idea de una salvación que proceda toda predicación es la fe de la Iglesia y del predicador. En
«desde fuera y de lo alto». el Nuevo Testamento, especialmente en Pablo, la Palabra
El sujeto de la evangelización es la Iglesia entera: «La como portadora de la salvación ocupa el primer lugar (Hch
misión concierne a todos los cristianos» (Redemptoris mis- 6,4; 1 Cor 1,17). La Iglesia es, en principio, Iglesia de la
sio, 2), lo cual quiere decir que todo cristiano -obispo, Palabra; la Iglesia celebra la Palabra y no sólo la Misa. De
sacerdote, laico, religioso- tiene la obligación de evangeli- ahí procede la tendencia a poner juntos tabernáculo y Sa-
zar. Esta obligación no está ligada a un mandato jurídico, grada Escritura. Como consecuencia de esta nueva sensibi-
sino que brota directamente de la fe y de los sacramentos lidad nacen los diversos movimientos bíblicos, y diversos
de la iniciación cristiana. cursos y encuentros para estudiar y meditar la Biblia. En la
El oyente del mensaje cristiano es el hombre que se ha- formación de los sacerdotes, el estudio de la Escritura debe
ce preguntas, el cristiano anónimo. Esto significa que la ocupar un puesto privilegiado (cf. Dei Verbum 21-25).
predicación cristiana anuncia siempre aquello que el oyente Por otra parte, la Palabra de Dios llega a los hombres a
«honra sin conocer» (Hch 17,23). En otras palabras, la que través de las palabras humanas y puede ser llamada «pala-
es anunciada siempre es la gracia de Dios que nos ha prece- bra de Dios categorial».
dido y de esa forma nos ha hecho capaces de ser oyentes de El anuncio, es decir la predicación, tiene su lógica inter-
su Palabra. El contenido de la predicación misionera es na. Un primer criterio pastoral podría ser que la predica-
siempre el acontecimiento de la redención y no una metafí- ción cristiana no es algo meramente objetivo, no es una co-
sica o un sistema cognoscitivo cualquiera 10 • sa puramente estática e histórica sino algo ante todo exis-
tencial, personal y actual. Esta dramaticidad de la Palabra
es el contenido de la predicación: ésta no puede limitarse
10 K. RAHNER, Handbuch, I, p. 245. por lo tanto a la enseñanza doctrinal, a los mandamientos o
36 III. LA PASTORAL DE LA PALABRA III. LA PASTORAL DE LA PALABRA 37

las prohibiciones, sino que debe ser en sí misma un aconte- esencialmente al presente dirigido a los hombres de hoy,
cimiento gozoso y feliz. Incluso en la forma debe ser la revestido de un lenguaje accesible a todos; además debe
predicación un acontecimiento dinámico. La predicación abrir los horizontes del futuro, es decir tiene que ser profé-
habla de la realidad, por ello debe partir de los hechos, de tico, en el sentido de someter a crítica el estado actual de
los eventos, adoptar parábolas y ejemplos, utilizar frases cada uno, de la Iglesia y de la sociedad, en una perspectiva
breves con tono cálido y personal. El contenido y el porta- futura de la historia que recibirá su cumplimiento de Dios.
dor de toda palabra es una Persona, Jesucristo resucitado, 3. Situaciones existenciales. Una función del anuncio
razón por la cual toda predicación es un acontecimiento es ser instrumento de la salvación; no es, por lo tanto,
pascual 11 • transmisión de conocimientos ni siquiera sólo solicitación
La predicación en la comunidad y para la comunidad es moral. La Palabra de Dios tiene una fuerza inmanente. El
la constante actualización de la Iglesia en cuanto que la re- anuncio no es sólo palabra sobre la gracia, sobre la salva-
·I velación divina operada en Cristo en la historia se hace hoy ción, sino que es palabra de gracia y de salvación. De ello
presente. El contenido de la predicación es siempre Cristo, se sigue que el anuncio no es un acontecimiento que tiene
su vida y de modo especial su muerte y su resurrección. lugar entre maestro y discípulo, sino mensaje de Dios al
Cristo no es una persona del pasado, sino el resucitado que hombre por mediación del anunciante. El predicador es el
vive, y esto es algo que afecta a todo tiempo, es decir im- instrumento de la comunicación entre Dios y el hombre 12 •
1!
,1 plica una palabra válida para todas las situaciones.
1! Hoy es más importante que nunca prestar atención al
:¡,, «espíritu del mundo» por cuanto éste representa el mo-
mento privilegiado del encuentro entre la Iglesia y el mun-
El contenido del anuncio do y es un condicionante de las líneas básicas en la predica-
El concilio Vaticano II habla de la jerarquía de las ver- ción cristiana. Es un principio básico que la predicación
dades cristianas, y Rahner, haciendo suyo este principio, tiene como objetivo disponer, sensibilizar a la fe al que es-·
propone los siguientes contenidos: cucha. El Nuevo Testamento es rico en ejemplos en este
sentido: Nicodemo Gn 3), la samaritana Gn 4), la predica-
1. Cristo resucitado está presente. El evento central del
ción de Pablo en el Areópago (Hch 17). El predicador debe
que vive la Iglesia es la vida, la muerte y la resurrección de
ir al encuentro de sus oyentes allá donde viven, en su situa-
Jesús. La Iglesia se constituye sobre el anuncio de este he-
ción y contexto, y utilizar conceptos que les sean familia-
cho y sobre la fe, por lo cual el anuncio representa incluso
res. La predicación no comienza por los dogmas, sino por
hoy un factor constitutivo de la Iglesia.
una experiencia común, manifestando a partir de ahí el sig-
2. Las Escrituras interpretadas por las situaciones ac- nificado de la verdad cristiana para esa experiencia. Los
tuales. El anuncio es necesariamente «tridimensional»: debe oyentes deben comprender que el cristianismo no es una
nutrirse de la revelación verificada en Cristo, sobre todo, huida del mundo sino una respuesta a las necesidades del
tal como ha sido transmitida en la Escritura; debe referirse

11 K. RAHNER, Handbuch, I, p. 259. 12


N. GREINACHER, en B. DREHER, Verkündigrmg, I, p. 336, etc.
38 III. LA PASTORAL DE LA PALABRA III. LA PASTORAL DE LA PALABRA 39

mundo. Se puede citar como ejemplo el hecho de que el mente la necesidad de confiar el anuncio a los laicos por
hombre de hoy no se ve afligido tanto por el sentimiento medio de una misión canónica conforme a lo que se dice en
de culpa cuanto por la falta de significado, de sentido de la la Constitución sobre la liturgia (cf. SC 37) 14 •
vida. Ello da pie para llegar enseguida al «nombre de JesÚs» También el mundo «secular» tiene participación activa
que ha venido por nosotros. De nuevo Pablo nos sirve de en la palabra, porque él también posee su «dignidad teoló-
modelo: así se lee en los Hechos 18,4 lo que él predicaba en gica». El concepto de «mundo», en efecto, es un concepto
Corinto: «Todos los sábados discutía en la sinagoga, esfor- eminentemente cristiano: el mundo ha sido creado por la
zándose por convencer a judíos y griegos». palabra creadora de Dios y esta palabra permanece en el
interior del mundo. No se puede por ello interpretar el
anuncio unilateralmente como si Dios estuviese únicamente
El predicador y los oyentes del lado de la Iglesia y contra el mundo, el cual, por su
parte, representaría sólo el objeto del anuncio. La Iglesia
Klostermann analiza la persona del anunciante, el sujeto debe penetrar en la mentalidad del mundo y estudiarla, de-

' de la predicación: su función, su personalidad y su forma-
JI be escuchar atentamente sus mensajes, leer los signos de los
ción. El punto de partida es que el verdadero objeto pero
""
11
•: también sujeto del anuncio es Jesús. Él está presente en to-
tiempos e introducir todo ello como un contenido más
,..~ dentro de la predicación. La autoconciencia y autorrealiza-
,,,. da la predicación, mientras que la fuerza vivificante provie- ción de la Iglesia se opera en un constante diálogo con el
""'I
ne del Espíritu. El anunciante es también la comunidad mundo 15 •
:¡ cristiana, como se lee en los Hechos 4,31: «Todos anuncia-
El anuncio, sin embargo, no se agota en las formas «clá-
i1
;1 ban con fuerza la Palabra de Dios». Existen, sin embargo,
¡; sicas» de la predicación. La teología pastoral se responsabi-
anunciantes con una misión específica que los hace «repre-
",, liza igualmente de las formas nuevas: el diálogo que puede
" sentantes cualificados de Cristo» (cf. 2 Cor 5,20): los Obis-
ser personal, es decir que implica sólo a dos personas, o en
pos, los presbíteros, los diáconos. La función del predica-
dor es triple: intérprete, traductor y testigo 13 • grupo, sobre todo cuando las personas aportan experiencias
personales, las reuniones y seminarios sobre temas de la fe,
No sería aceptable teológicamente interpretar el anun- etc. El anuncio se abre igualmente nuevos espacios a través
cio unilateralmente: pastores-laicos, Iglesia-mundo. En la de los medios de comunicación: TV, radio, film, cintas so-
misma Iglesia también los laicos tienen parte en el anuncio: noras y discos. También el teléfono (Telefonseelsorge) cre-
La Iglesia entera, la comunidad cristiana, es la anunciadora, ce en importancia como instrumento participante en la cura
por medio de su existencia, su fe, la oración y el canto, en de almas 16 •
la celebración de la Eucaristía y de la liturgia. La Palabra de
Dios encuentra su lugar también en la «palabra laica», es
decir en los encuentros fuera de la iglesia, en la literatura,
en el arte, en la técnica. Además de ello existe hoy igual-
14
Handbuch, I, pp. 269-270.
15
Handbuch, p. 279.
13
F. KLOSTERMANN en Handbuch, I, p. 264.
16
Cf. B. DREHER, Verkündigung, II, p. 187, etc.
IV
La pastoral litúrgica

En la Constitución Sacrosanctum Concilium, el Vatica-


no II enseña que la liturgia es el culto público integral,
ejercido por el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir por la
Cabeza y por sus miembros, y que en esa liturgia los sig-
nos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la
santificación del hombre (SC 7). La pastoral litúrgica pue-
de, por consiguiente, ser definida como la acción pastoral
realizada hoy por el pueblo de Dios en vistas a la edifica-
ción del Cuerpo de Cristo mediante las acciones eclesiales
del culto cristiano, teniendo en cuenta las situaciones reales
de los hombres. Así situada la pastoral litúrgica, inmediata-
mente se entrevén algunos imperativos pastorales. La pas-
toral litúrgica es una parte de la pastoral total, no es direc-
tamente misionera, es eminentemente catequética y su meta
es conseguir la participación del pueblo 1•

Principios teológicos
La liturgia es una de las funciones básicas de la Iglesia y
está orientada hacia Cristo y su permanente realidad en la
Iglesia.

1
C. FLORISTÁN SAMANES - M. UsEROS CARRETERO, Teología de la ac-
ción pastoral, Editorial Católica, Madrid 1968, pp. 381 ss.
42 IV. LA PASTORAL LITÚRGICA IV. LA PASTORAL LITÚRGICA 43

Para situar la pastoral litúrgica, es necesario tener pre- presencia pasiva a una participación plena, consciente y ac-
sentes algunos principios teológicos: tiva del pueblo. Estos cambios se van realizando en medio
1. La liturgia es la actualización de la salvación. De de no pocas dificultades, de las que no es difícil encontrar
ello se sigue la exigencia de una educación al mundo de los las raíces y las causas: un concepto incompleto de la litur-
símbolos. Las acciones litúrgicas deben caracterizarse por gia, un sentido equivocado de la Iglesia y una visión ine-
la sencillez, la claridad y la facilidad de compresión. No se xacta del hombre. La pastoral litúrgica se ocupa sobre todo
trata de un racionalismo, sino de un intento de enlazar los de dos aspectos de la vida litúrgica de la Iglesia: la cateque-
actos litúrgicos con las diferentes situaciones de la vida 2• sis sacramental y la celebración de los sacramentos.
2. La liturgia es la acción del pueblo entero de Dios.
De donde se sigue el imperativo de una participación activa
Catequesis sacramental
de todos.
111 3. La liturgia es una acción de la Iglesia que no sofoca Catequesis sacramental es un concepto genenco para
:i!
,p sino que potencia la individualidad. De donde se sigue que designar la preparación a cada sacramento, que puede darse
:¡¡ en el contexto de la administración de los sacramentos, o
.JI la liturgia tiene sus coordenadas y sus límites, y no agota
.1' toda la capacidad de piedad personal, privada. dentro de la instrucción general en la fe. Catequesis sacra-
1
¡ mental es, además, la instrucción sobre la esencia y la natu-
4. La liturgia es una actividad de la. Iglesia peregrina.
1: De donde se sigue que debe estar abierta a un desarrollo y raleza de cada sacramento, y sobre sus funciones tiene,
¡;i' a continuos cambios. pues, un nexo estrecho con la catequesis litúrgica, con la
¡: que habitualmente se combina.
5. La liturgia es la actividad de la Iglesia única en toda
·'•·
•' su catolicidad. De donde se sigue la legitimidad del plura- El proceso de aprendizaje iniciado en la catequesis sa-
"..
~I
lismo en la liturgia. cramental puede considerarse bajo diferentes aspectos:
afectivo (familiarización con el mundo sacramental), prag-
6. La liturgia es la acción de la Iglesia que celebra y
mático (ejercicio de la praxis sacramental), ético (habilita-
festeja. De donde se sigue la exigencia de variaciones y di-
ción para un comportamiento responsable), cognoscitivo
ferencias según los grupos, las ocasiones, etc.
(contenido de los diversos sacramentos).
La pastoral litúrgica delineada por el Vaticano II se ca-
Zulehner habla de «cristianos selectivos» (Auswahl-
racteriza por algunos cambios fundamentales: de las rúbri-
christen) que mantienen una distancia parcial frente a la
cas al contenido, de un texto inmutable a un texto sujeto a
Iglesia, es decir cristianos que eligen de la doctrina de la
revisión, de una uniformidad absoluta a una cierta diversi-
Iglesia sólo lo que les conviene 3 • Partiendo de esta actitud,
dad, de una liturgia complicada a una celebración más sen-
este autor propone la «conversión» como objetivo final de
cilla, de una lengua única a las lenguas vulgares, de un uso
toda la pastoral sacramental, y esta pastoral tiene su centro
limitado de la Biblia a un uso mucho más amplio y de una
sobre todo en las situaciones de «transición»: nacimiento,
matrimonio, muerte.
2
Handbuch, I, pp. 346-355. P. M. ZuLEHNER enmarca precisamente así su
tratado sobre los sacramentos: momentos claves de la vida. Heirat, Geburt,
Tod, Eine Pastoral zu den Lebenswenden, Viena 1982. 3
P. M. ZuLEHNER, Heirat, Geburt, Tod, Viena 1976.
44 IV. LA PASTORAL LITÜRGICA IV. LA PASTORAL LITúRGICA 45

Iniciación De los principios teológicos mencionados se pueden


deducir algunas opciones pastorales, formulables incluso
La praxis de la Iglesia conoce desde siempre la inicia-
como convicciones básicas:
ción, sea en su significado propio -el que se encuentra en la
historia de las religiones- de un conjunto de ritos que 1. U no se hace cristiano de forma progresiva, de
acompañan la inserción de una persona en la comunidad acuerdo, aunque sin rigidez, con las leyes de la iniciación,
religiosa y étnica, sea en la acepción originaria cristiana de del crecimiento y del desarrollo humano-integral de la per-
«.alimentar el sentido de la pertenencia a Cristo en la Igle- sona.
sia». 2. No se hace uno cristiano aisladamente sino en una
Con el fin de que la iniciación cristiana no quede redu- comunidad eclesial.
cida a un simple expediente pedagógico o utilizada como 3. En la situación actual, no se puede dar por supuesta
,, un instrumento para hacer prosélitos, es necesario tener la fe en los que se presentan a los sacramentos.
·t~ presente siempre algunas dimensiones teológicas propias de
¡1 Las opciones pastorales de carácter concreto deben
I: la vida cristiana. En la base tenemos la acogida del designio orientarse conforme a una visión unitaria de la experiencia
11
il de Dios (misterio) que introduce en una historia de la que cristiana:
1:
1:1 Dios y el hombre son simultáneamente protagonistas y de
a) Iniciación cristiana e iniciación sacramental se com-
la que, a su vez, el iniciado se convierte, en su propia medi-
penetran y no andan separadas, dependiendo una de la
da, en actor. Es la historia de la salvación, a la que no se
otra.
pertenece necesariamente por el simple nacimiento natural
o por la acción de una comunidad. Iniciación cristiana es, b) La iniciación cristiana es un acontecimiento comu-
por lo tanto, introducción de una persona en una nueva nitario que implica a toda la comunidad.
historia que tiene su fuente y su punto culminante en el c) La iniciación cristiana no tiene las características de
misterio pascual, en la muerte y resurrección de Jesucristo. una escuela, sino de una experiencia existencial, en la que
El que es «iniciado» es introducido en la resurrección oración y estudio, momentos individuales y comunitarios,
de Cristo y se hace anunciador perenne de ella y de su efi- celebraciones y «servicio» de caridad se funden e integran.
c~cia salvífica «muriendo al pecado y renaciendo a la gra- d) El factor tiempo es indispensable para permitir un
cia». En otras palabras, el ser humano no sólo es purificado crecimiento y una maduración sin forzar nada y sin condi-
del mal y renovado en su vida, sino que introduce en el cionamientos psicológicos.
mundo y en la historia una nueva energía y una nueva lógi-
ca de la existencia: la lógica de la esperanza y de la comu-
nión fraterna. Problemas y temas que surgen
Finalmente, el iniciado queda agregado a una comuni- Una de las preocupaciones más profundas de los pasto-
dad que tiene al propio Jesucristo como Jefe y Señor. Esto res en su ministerio es la extrema facilidad con que se con-
significa que «hacer comunidad» no es solamente un ins- fiere el Bautismo a todos los niños y se concede el Matri-
t:ume.nto para alcanzar ciertos fines sino que constituye el monio a todos los que quieren casarse por la Iglesia. Se
fm rrusmo que explicita la salvación cristiana. barrunta la solución creando tiempos pastorales interme-
46 IV. LA PASTORAL LITÜRGICA IV. LA PASTORAL LITÜRGICA 47

dios entre la petición del sacramento y la celebración cris- fe, en vistas a una inserción más responsable en la comuni-
tiana. Estos tiempos permitirían una catequesis adecuada en dad eclesial.
un clima de relaciones psicológicas entre los interesados y b) Un catecumenado permanente sin una fisonomía
su pastor. Uno de los problemas de la pastoral de la inicia- articulada e institucional, en el sentido de un camino conti-
ción es precisamente el modo de introducir el catecumena- nuado y progresivo de profundización de la fe.
do en esta línea.
La insistencia en la terminología «catecumenal», añadi-
El catecumenado es una institución cristiana en la que, da a la ya conocida de la «catequesis», marca un giro pasto-
durante un tiempo, reciben instrucción cristiana los creyen- ral de alcance decisivo en el conjunto de la acción pastoral,
tes que se disponen a entrar en la asamblea eucarística me- al menos en cuatro perspectivas importantes:
diante el Bautismo. El cometido fundamental del catecume-
nado sacramental y eucarístico tiene aplicación en la comu- l. Transición de una catequesis «limitada» a una cate-
nidad de los adultos. Las líneas maestras son las siguientes: quesis «permanente», como itinerario siempre abierto, a lo
largo de toda la existencia del cristiano, de continuo des-
1. Los sacramentos se desarrollan como realizaciones cubrimiento y maduración de la fe.
fundamentales de la Iglesia, externas, institucionales y co-
mo garantía absoluta de la presencia de la gracia de Cristo. 2. Transición de una catequesis preferentemente «doc-
trinal» a una catequesis «experiencial».
2. Los sacramentos son también señales de la llamada
a la fe. 3. Transición de una pastoral centrada en el «sacra-
mento» a una pstoral centrada en la «fe».
3. La vida autónoma de gracia y de fe que surge del
bautismo y de la fe necesita desarrollarse. 4. Transición de una visión «individual» a una pers-
pectiva «eclesial».
4. El sacramento y el ser cristiano en el mundo tienen
un nuevo semblante 4 • Los principios básicos en vistas a la organización de un
catecumenado moderno son:
El concilio Vaticano II ha recomendado oficialmente la
restauración del catecumenado de los adultos (SC 64-65) l. La iniciación al misterio de la salvación, que no
recordando sus rasgos característicos (AG 14). Los térmi- consiste en la mera exposición de verdades dogmáticas;
nos «catecumenado» y «catecumenal» son aplicados a dos 2. iniciación a la práctica de las normas evangélicas;
tipos diferentes de realizaciones pastorales:
3. iniciación a unos ritos sagrados que se van a cele-
a) En un sentido más propio y más conforme al mo- brar sucesivamente, para terminar en la recepción de los sa-
delo antiguo, se trata de unas formas institucionalizadas y cramentos del Bautismo, de la Confesión y de la Eucaris-
articuladas en las que un grupo de adultos, conforme a un tía 5 •
itinerario repartido en etapas precisas, recorre comunitaria-
mente un camino de conversión y de profundización de la

4
K. RAHNER, La salvezza nella Chiesa, pp. 101-108. 5 c. FLORISTÁN SAMANES - M. USEROS CARRETERO, o. c., pp. 395 SS.
48 IV. LA PASTORAL LITÜRGICA IV. LA PASTORAL LITÜRGICA 49

Bautismo Otro gran problema actual es la práctica del bautismo


de los niños. Considerado en sí mismo, el bautismo del ni-
La pastoral del Bautismo, basada en los datos de la his-
ño podría ser visto como un bautismo inicial e incompleto,
toria y de la situación actual, consta de dos partes principa-
y su eficacia ser considerada en una perspectiva más diná-
les: la catequesis y la celebración.
mica y relacional. En substancia, la pastoral del bautismo
Bajo el nombre de catequesis bautismal se designa la ex- del infante nos ofrece tres orientaciones diferentes:
posición de la importancia que reviste el acontecimiento
a) como bautismo tradicional que se ha de encuadrar
de~ bautismo. La catequesis bautismal ha adquirido un gran
en una pastoral total y global;
relieve con la introducción del nuevo rito para el bautismo
de los niños. Este rito la ha impulsado muy seriamente al b) como bautismo que se habrá de posponer al térmi-
prescribir: no de una primera inserción en un ambiente cristiano y de
un caminar personal;
lf a) Una celebración de la palabra de Dios para el acto
1f
del bautismo, compuesta por lecturas bíblicas y por su c) como bautismo que hay que celebrar en un proceso
oportuna explicación en la homilía; sacramental que se desarrolla en el tiempo y abarca un lar-
b) un encuentro bautismal previo con los padres (que go período.
a~;ora son ei: la práctica los detentores de la antigua fun- Una problemática tan vasta y dinámica repercute nece-
c1on de padnnos), y eventualmente con los propios padri- sariamente en la misma praxis celebrativa. Es preciso, por
nos. Los contenidos de tales catequesis con ocasión del lo tanto, potenciar hoy una pastoral de evangelización de
bautismo de los niños son los siguientes: el bautismo no los adultos y, especialmente, de los padres y de las familias
constituye en modo alguno un acto de «violencia» perpe- que piden el bautismo de los niños.
trado a cuenta de los menores de edad, el hecho de ser
aceptado dentro de la Iglesia supone ser asumido en unos
ámbitos susceptibles de las más vastas posibilidades de des- Confirmación
arrollo (cuerpo de Cristo), el contacto con Cristo abre el Del estudio bíblico, litúrgico y teológico sobre la Con-
camino de acceso a sus medios de salvación. Para obviar el firmación podemos deducir hoy las siguientes considera-
riesgo de verlo interpretado como una realidad automática ciones pastorales:
es preciso subrayar que el bautismo es sólo un principio, al
1. Es necesario salvaguardar la unidad de los tres sa-
que deben seguir otros pasos posteriores.
cramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirma-
Fundamentalmente, las fuentes de la catequesis bautis- ción y Eucaristía.
mal son dos: la Biblia y la liturgia. El estudio catequético
2. La Confirmación debe ser conferida a los bautiza-
de los sacramentos ha de enmarcarse siempre en el contex-
to de la historia de la salvación y para ello es necesario un dos que han alcanzado la edad del uso de razón.
estudio sobre la tipología bíblica. Ejemplo: el Bautismo co- 3. La Confirmación no debe improvisarse, sino que
mo nueva creación encuentra su tipo en la creación, como debe ser precedida por una larga preparación.
nueva alianza en la vocación de Abrahán, como acto de li- El esfuerzo pastoral, catequético-kerigmático en favor
¡.
beración en el éxodo de Egipto, etc. de una seria preparación a la Confirmación, de una signifi-
50 IV. LA PASTORAL LITÜRGICA IV. LA PASTORAL LITÜRGICA 51

cativa organización del rito y de la celebración del sacra- del pecador, la misericordia de Dios, la tentación en la vida
mento, debe insistir en el «discernimiento de los espíritus», cristiana, la penitencia como segundo bautismo, la ascesis
pero también en la difusión del Espíritu de Pentecostés, cristiana, la práctica de la Confesión.
que se halla presente ya y activo en la creación. Para evitar
las confirmaciones en masa se pueden multiplicar las fechas
en las que la Confirmación será administrada; así se confe- La celebración de la Penitencia
rirá a grupos más bien restringidos en el curso de la liturgia
de la palabra de una celebración eucarística. a) Forma individual de la celebración: en ella se ex-
presa claramente que existe una culpa y un pecado perso-
nal que no puede descargarse sobre factores y situaciones
Penitencia
prepersonales, y que la redención está prometida a cada
Sobre la pastoral. de la Confesión disponemos de ciertas uno (en su singularidad). Es de gran importancia el en-
ideas conductoras en varios documentos del Vaticano II (v. cuentro y diálogo de la confesión (dirección espiritual sa-
gr. LG 11), donde se afirma que, con el sacramento de la cramental).
Confesión, los pecadores obtienen de la misericordia de b) Forma comunitaria de la celebración: Funciones
Dios el perdón de las ofensas que se le han hecho y, al penitenciales de la comunidad ·pueden ser la preparación
mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que han para recibir el sacramento de la Confesión y para proponer
infligido una herida con el pecado y que colabora en la más claramente a la conciencia los elementos comunitarios.
conversión con la caridad, el ejemplo y la oración. Por ello
la catequesis de la penitencia debe inculcar a los fieles, jun-
to con las consecuencias sociales del pecado, ese aspecto
particular de la penitencia que lo hace detestar el pecado La asamblea eucarística
como ofensa a Dios. De tales consideraciones brotan algu- La asamblea eucarística es el signo principal de la Igle-
nas directrices pastorales:
sia. El momento definitivo de la asamblea cristiana es la
1. La Confesión es fruto de la invitación que la Iglesia convocatoria hecha por Jesucristo: la persona del Señor co-
dirige a sus hijos para reunirlos en la asamblea eucarística. mo K yrios glorioso y resucitado está en el centro de la
2. Es ministro de la Confesión el mismo ministro de nueva asamblea cristiana. Antes de expesar una realidad li-
la asamblea eucarística. túrgica, la asamblea expresa una realidad eclesial. Para estu-
3. La Confesión se realiza en la asamblea. diar la naturaleza de tal asamblea no bastan criterios socio-
lógicos. Cara a una pastoral de la asamblea conviene exami-
nar las cuestiones siguientes:
La catequesis penitencial
1. La actitud de pertenencia de cada uno de sus miem-
La pastoral de la Confesión comienza con la catequesis bros.
penitencial. Los temas principales son: el pecado como 2. La participación activa de cada miembro (la forma-
ofensa a Dios, como ruptura con la Iglesia, la conversión ción de una mentalidad comunitaria será uno de los ob-
52 IV. LA PASTORAL LITÜRGICA IV. LA PASTORAL LITÜRGICA 53

jetivos más específicos de todos los responsables de la 1. La visión eucarística global, es decir el lugar del
asamblea). misterio eucarístico en la historia de la salvación.
3. El grado de jerarquización de toda asamblea cristia- 2. La plegaria del canon como corazón de la Eucaris-
na (el problema de los diversos servicios). tía.
4. El sentido universal y católico respecto a todos sus 3. La relación de la Eucaristía con la Iglesia universal
componentes (el problema de los no practicantes). y local.
. ?· La actividad pastoral de la incorporación y del cre- 4. La catequesis de la Misa, que pone de relieve la re-
cumento de la asamblea (la pedagogía para incorporar nue- lación de la celebración eucarística con la vida diaria de los
vos miembros a los actos sacramentales de la iniciación y fieles.
para llevar a la madurez la fe y la caridad de todos sus Los temas centrales de la catequesis eucarística son: La
componentes). Eucaristía como memorial de la muerte y de la resurrección
6. El lugar adecuado para la reunión (el problema del de Cristo, es decir, de su misterio pascual, como sacramen-
marco físico, el espacio litúrgico, etc.). to de la unidad de la Iglesia, como acción de gracias por
7. Las relaciones entre la asamblea y la comunidad hu- nuestra liberación, como banquete de la familia de los hijos
mana (la pastoral rural es diferente de la pastoral urbana). de Dios, como espera del retorno del Señor, como asam-
blea misionera.
8. La asamblea parroquial y la asamblea episcopal (el
problema de la colegialidad de asambleas parroquiales bajo
la dirección del obispo).
La importancia pastoral de la asamblea proviene tam- Pastoral de la celebración eucarística
bién del hecho de que, entorno a ella, se desenvuelve toda
l~ pa~toral de conjunto en su triple dimensión: profética, Como normas pastorales pueden servir los siguientes
l~túrg1ca y odegética. La asamblea cristiana no se improvisa, puntos:
smo que requiere una continua y profunda preparación 6 • l. La cuestión de las rúbricas, a propósito de las cua-
les es preciso educar la mentalidad de los fieles.
2. La cuestión de la celebración de la misa, que se ce-
Catequesis de la Eucaristía lebra, no se «dice».

. La te?l~gía pastoral estudia los principios de la cateque-


sis eucanst1ca, entre los que señalamos como más impor-
tantes: Matrimonio

El punto de partida en el impulso que se ha de dar a la


pastoral del matrimonio es la propia teología del sacramen-
6
FLORISTÁN SAMANES - M. USEROS CARRETERO, o. c., pp. 429 SS. to del Matrimonio. Entre las deficiencias de la pastoral del
54 IV. LA PASTORAL LI'TÚRGICA IV. LA PASTORAL LI'TÚRGICA 55

Matrimonio hay que señalar la catequesis prematrimonial En la actualidad, existen numerosos movimientos espe-
insuficiente y la celebración deformada. cíficos del apostolado familiar. Uno de los primeros grupos
surgió en París bajo el nombre de Notre-Dame y se preo-
cupa de promover la espiritualidad conyugal, la mutua ayu-
Catequesis prematrimonial da entre familias y su acción apostólica y cívica.
El objetivo pastoral prematrimonial concierne a los ale- Hoy se acrecienta la necesidad de afrontar pastoralmen-
jados y consiste en convertirlos a la verdad del signo sacra- te la triste situación del incremento de divorciados que vi-
mental del matrimonio. El objetivo de la pastoral prematri- ven en un segundo matrimonio. La Iglesia ofrece en diver-
monial respecto a los practicantes será su iniciación progre- sos documentos normas para la pastoral de los divorciados.
siva en la realidad misteriosa del signo sacramental del
amor humano.
Los criterios para una catequesis prematrimonial son:
presentar el matrimonio en la perspectiva de los designios Enfermedad y muerte
de Dios, manifestar cómo éstos se han realizado en Cristo
Pastoral de los enfermos
y en la Iglesia, subrayar que el estado matrimonial es un
servicio en la Iglesia.
El sacramento de los enfermos, hasta el concilio Vatica-
no II, era llamado Extrema Unción, pero la Constitución
La celebración litúrgica Sacrosanctum Concilium nos advierte que es mejor llamar-
lo Unción de los enfermos, porque no está destinado sola-
La catequesis se podrá enriquecer teniendo en cuenta mente a quienes se encuentran en las últimas horas de su
tres elementos de la liturgia nupcial: los gestos, las oracio- vida. Por esta razón el momento más indicado para recibir-
nes y la misma celebración. Un objetivo importante de la lo es cuando el cristiano comienza a encontrarse en peligro
pastoral del Matrimonio es obtener una celebración comu- de muerte, sea por enfermedad sea por vejez (SC, 73 ). Y el
nitaria, con larga participación del pueblo fiel. Otro objeti- momento más indicado para administrarlo es el que sigue
vo es celebrar el Matrimonio en el curso de la misa. inmediatamente a la Confesión y precede al Viático.
No se puede interpretar la Unción de los enfermos a
El apostolado de la familia priori específicamente y exclusivamente como sacramento
de «cumplimiento», de la «transfiguración», de la «consa-
La pastoral del Matrimonio no puede limitarse a una gración del tránsito», del extremo preludio a la Pascua del
buena catequesis y a una correcta celebración de la boda Señor, por más que esta conexión pueda parecer grandiosa
cristiana: debe preocuparse igualmente de la familia como en sí misma. La Unción de los enfermos quiere ser sola-
«iglesia doméstica». Estos son los principales y capitales as- mente el encuentro con Cristo Salvador en los días de crisis
pectos de la perspectiva apostólica de la familia: la familia para la salvación que han sido provocados por una enfer-
es comunidad de la Palabra de Dios, núcleo del culto, sier- medad. La renovación teológico-litúrgica y teológico-pas-
va de la comunidad. toral de la práctica de la Unción de los enfermos necesita
56 IV. LA PASTORAL LITÜRGICA IV. LA PASTORAL LITÜRGICA 57

una triple ayuda: de una nueva atmósfera general, de un chaza decididamente la visita del sacerdote, es preciso res-
ritual renovado, de una comprensión más profunda de la petar sin más su deseo; cuando existe, en cambio, acogida
unción sacramental. por parte del enfermo, lo que más cuenta, incluso cuando
se trata de un católico, es que el moribundo asuma frente a
la muerte una actitud existencial religiosa y, sólo en un se-
La muerte del cristiano gundo tiempo, que reciba los sacramentos que convengan a
Hay dos interrogantes concernientes a la doctrina teo- su situación. En el caso del católico que practica habitual-
lógica sobre la muerte que pueden interesar directamente a mente ambas cosas suelen ir a la par.
la teología pastoral: El Viático, última Comunión que el cristiano recibe an-
1. En la predicación sobre la muerte, ¿en qué es preci- tes de la muerte, es el sacramento de los moribundos. Para
so insistir especialmente hoy desde el punto de vista pasto- administrar el Viático es preciso se dé peligro de muerte
ral? que puede provenir de una causa diferente de la enferme-
dad, como, por ejemplo, de una condena a muerte. La pas-
2. ¿Qué actitud de~e asumir el que tiene cura de almas
toral de los moribundos no termina con la administración
en la asistencia que presta a los moribundos?
de los «últimos sacramentos». Existe en el ritual un «ardo
Respecto a la predicación sobre la muerte podemos dar commendationis animae», compuesto de un conjunto de
las sugerencias siguientes: es necesario predicar sobre la plegarias destinadas a los últimos momentos del cristiano.
muerte y hay que hablar sobre la muerte presentándola co-
La celebración cristiana de la muerte exige una cateque-
mo el acontecimiento del posicionamiento definitivo del
sis sobre el significado de este importantísimo momento
itinerario libre y vital del hombre. Partiendo de esta expe-
humano. Cada civilización y cada religión tiene costumbre
riencia de la libertad, es posible hacer comprender incluso
de enterrar a sus muertos con criterios y ritos diversos. En
hoy la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo.
la tradición cristiana, existen ciertos elementos constantes
La muerte constituye, por lo tanto, el juicio que abrirá a la
que deben ser redescubiertos para comprender el valor
persona a la vida eterna o a la perdición eterna. Al afirmar
cristiano de la muerte de los fieles:
esto hay que tener bien presente que tal juicio se identifica
con la fijación definitiva de la libre decisión de cada uno 1. La muerte es el hecho más importante, profundo y
que se realiza en la muerte, y que en esta historia, aunque definitivo del hombre.
sea de una manera nunca del todo imaginable adecuada- 2. La muerte es una consecuencia del pecado.
mente en la vida presente, cada uno pronuncia la sentencia 3. Cristo resucitado ha vencido a la muerte.
sobre sí mismo.
4. La muerte del cristiano es el último episodio de su
En cuanto al modo de tratar con los moribundos pode-
estar sepultado con Cristo.
mos sugerir que, al menos en principio, no se les debiera
ocultar su verdadera situación. Poniendo en práctica el don 5. La liturgia de la muerte cristiana es una celebración
del discernimiento de espíritus, el que tiene cura de almas de carácter pascual.
debe procurar ayudar a los moribundos a adoptar la actitud
más favorable posible. En la práctica, si un moribundo re-
V
Pastoral del servicio cristiano

Esta parte de la teología pastoral especial parece no ha-


ber encontrado todavía un perfil estable. Diversos autores
tratan diferentes argumentos bajo este título.
Floristán Samanes y Useros Carretero proponen los si-
guientes como temas principales:
1. La Iglesia como comunidad de caridad: se trata del
ejercicio de la caridad en los diferentes ámbitos y bajo di-
versas formas dentro de la Iglesia.
2. La Iglesia como comunidad de servicio: se trata del
papel del obispo, de los sacerdotes y de los demás sujetos,
desde el ángulo del servicio.
3. El laicado: se trata de los miembros beneficiarios
del servicio eclesial.
4. El ecumenismo: se trata de los que no son miem-
bros de la Iglesia, aunque están dentro de sus preocupacio-
nes 1 •
Según el esquema del Handbuch, se incluye aquí el es-
tudio de la disciplina eclesial, del desenvolvimiento de la

1
C. FLORISTAN SAMANES - M. UsEROS CARRETERO, Teología de la ac-
ción pastora~ Editorial Católica, Madrid 1968, pp. 468 ss.
60 V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO 61

vida cristiana y del servicio cristiano en el mundo y para c~a d_e/ su amo:. La carid~d es función fundamental y expli-
el mundo. Se consagra un espacio considerable a la cári- c1tac10n esencial de la vida de la Iglesia.
tas 2 • La primera ayuda caritativa cristiana nace con la cele-
Para ofrecer una panorámica de los problemas de este brac.ión de la Eucaristía (Hch 2,42-47). En el período pa-
sector agrupamos la temática bajo los siguientes títulos: ca- trístico nacen los primeros establecimientos destinados a la
ridad, pastoral de base, Iglesia-mundo. caridad hacia_ los enfermos y los peregrinos; en el siglo V
aparece la pnmera organización caritativa parroquial; en el
siglo XVII es decisiva la fundación de las Hermanas de la
Caridad por obra de san Vicente de Paúl. La caridad aisla-
Caridad da y paternalista decae en nuestro siglo, en la medida en
qu~ se ve necesario dar a la palabra un sentido social, y la
Se entiende generalmente por caridad la ayuda eclesial
candad no se debe ya limitar a los alimentos necesarios
organizada, mas, para su comprensión, para su justa valora-
sino que debe extenderse al cuidado de la salud, a las preo~
ción y su inserción en la pastoral, es importante definir el
cupaci?nes por el trabajo y al desarrollo educativo. Se pue-
complejo significado teológico y eclesiológico de la «cari-
~e decir que hoy la caridad se identifica con la promoción
dad».
mtegral de la persona humana en el ámbito familiar y so-
En la actualidad el término «caridad» es entendido de cial 3 •
tres modos diferentes: el primero expresa el amor de Dios
Son cinco las características que distinguen a la caridad
que se da al mundo por medio de Cristo y por medio del
cristiana: es desinteresada (el que ama para recibir, perma-
Espíritu, caridad por la que los hombres aman a Dios y se
nece a nivel del naturalismo pagano); realista (amar con los
aman entre sí. Es el ágape o amor puro directamente dirigi-
hechos); universal (es necesario amar incluso a los enemi-
do al «tú» del amado, a diferencia del amor sensual que
gos); misericordiosa (amor compasivo); probada.
está sostenido por el instinto del sexo, o del amor psíquico
llamado también «eros», y que consiste en el deseo depen-
diente del sentimiento de un bien concreto. El segundo sig- 1. Consideraciones pastorales
nificado es el del amor fraterno, consecuencia del amor de
Dios. El tercero, conocido bajo el nombre de Cáritas, es la Puesto que la Iglesia es la encarnación histórica de la
organización pastoral católica destinada a favorecer el amor verdad y del amor de Dios en Cristo a través de la comuni-
de Dios a través del amor fraterno. dad cristiana, la acción caritativa es esencial en la edifica-
El ágape-caridad es, por lo tanto, una manifestación de ción del Cuerpo de Cristo. Por ello el mensaje cristiano
la naturaleza de Dios en su donación al mundo a lo largo transmitido por el ministerio profético (de la palabra) es, en
de la historia de la salvación. Todo amor, incluida la ayuda r~alidad, ur_i :nensaje de amor y de misericordia. En la Igle-
a cada uno y a la comunidad, es participación y consecuen- sia, es trad1c1onal la afirmación según la cual el significado

3
Cf. c. FLORISTAN SAMANES - M. USEROS CARRETERO, o. c., PP· 474-
477.
2 Hancbuch, l, pp. 367 ss.
V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO 63
62 V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO

último de la Eucaristía es la unidad y la caridad. El Vatica- cristiana: la asamblea eucarística semanal, la celebración de
no II afirma que los sacramentos, los tiempos fuertes del año litúrgico y en
particular el Adviento y la Cuaresma.
«la caridad, que es como el alma de todo apostolado, se comuni-
En la actualidad la caridad no tiene un camino fácil: su-
ca y mantiene con los sacramentos, sobre todo de la Eucaristía»
(AA 3). fre contestación y crítica porque ha sido considerada como
una «alternativa» a la justicia. Pero en realidad, como apun-
La acción caritativa, enmarcada en el conjunto del servi- taba Pablo VI al hablar de las Cáritas diocesanas (27 se-
cio cristiano y de la solicitud pastoral de la Iglesia en senti- tiembre '72),
do estricto es esencial para la edificación del Reino. Su ejer-
«la caridad es siempre necesaria en cuanto que es un estímulo y
cicio tiene como base la Iglesia local, en cuanto que los ser- un complemento de la misma justicia.
vi~ios caritativos son principalmente diocesanos, aunque
a?iertos a las perspectiva~ nacionales e internacionales y
siempre estrechamente umdos a la comunidad eucarística 2. Sectores y tipos de la acción social y caritativa
presidida por el sacerdote, que se manifiesta por lo general
como comunidad parroquial. Finalmente la acción caritati- En tanto que autorrealización de la Iglesia y servicio al
va es un ministerio de la Iglesia, aunque evidentemente al mundo, la caridad debe estar presente de forma autónoma
~st~d_o conciernen tod~s aquellos servicios que atañen a la y corporativa en todos los sectores de la vida eclesial y so-
JUSticia humana. La candad cristiana, por su origen, por su cial (las comunidades, la parroquia, la diócesis, hasta llegar
motivación y por su fin, es diferente del servicio social del al nivel de los organismos eclesiales universales).
Estado, puesto que tiene su fundamento en el amor de Los tipos de ayuda son prácticamente innumerables.
Dios. Junto a la ayuda material hay que pensar también en las
El ejercicio de la caridad se lleva a cabo, en nuestro obras de misericordia, en una orientación adaptada a los
tiempo, en un contexto sociológico notablemente cambiado tiempos. Hoy aparecen nuevas demandas, consulta pasto-
respecto al pasado. Desde los orígenes del cristianismo la ral, ayuda en los casos «sin esperanza» y para personas
práctica de la caridad se realiza de dos formas, complemen- fuertemente disminuidas en el espíritu y el cuerpo. Aquí
tarias entre sí: el ejercicio individual y los servicios organi- caben las diversas formas de asistencia cristiana a los enfer-
zados. La presencia comunitaria de la caridad eclesial se mos crónicos, a los ancianos, los ciegos, los sordos, a las
desarrolla sobre todo en torno a dos praxis: el voluntariado personas sin residencia fija, a los militares, los toxicómanos,
y los institutos asistenciales. La creación de Cáritas consti- etc.
tuye, dentro de la pastoral de la caridad, un salto cualitati- La caridad no se identifica simplemente con el amor
vo. humanitario sino que, trascendiendo el bienestar terreno,
El objetivo principal de la cáritas parroquial consiste en apunta a la salvación de todo el hombre. Preocupación por
ayudar a toda la comunidad a vivir el precepto de la cari- el hombre significa hoy preocupación por la humanidad y
dad evangé~ica con una atención privilegiada hacia los po- requiere hoy acción a nivel mundial; aquí entran en juego
bres. Los tiempos fuertes en cuanto a sensibilización son los organismos eclesiales: Iustitia et Pax, Cáritas Internatio-
los que ofrece la normal vida religiosa de la comunidad nalis, Miserear, Adveniat, etc.
64 V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO 65

Arranque y meta de toda acción caritativa debe siempre persona cristiana singular, la cual, actuando como «otro
ser la forma inmediata, no programable, de amor por el Cristo», pone en movimiento un dinamismo eclesial implí-
prójimo. El amor cristiano tiene esencialmente también una cito.
dimensión eclesiástica pública. El servicio caritativo cristia- Las estructuras de base son: la persona, la familia, la co-
no y eclesiástico no debe ser considerado como un remedio munidad de base, la parroquia, el presbiterio parroquial, el
a necesidades urgentes sino también como el aporte a un consejo pastoral parroquial, la asamblea, los grupos, las
cambio estructural de las causas de las necesidades y a la asociaciones.
prevención previsora y programada para evitar futuros ca-
sos de necesidad. 1. La persona. Es innegable el fuerte crecimiento de
conciencia eclesial sobre la dignidad y la centralidad del
En los últimos tiempos se está abriendo paso un nuevo hombre. Desde esta nueva fuente de inspiración han sacado
concepto la diaconía. La diaconía cristiana, a partir del estímulo y legitimización innumerables fenómenos intere-
concepto de diaconía en el Nuevo Testamento, se ha con- clesiales, tales como la ascensión del laicado, la atención al
vertido en un concepto fundamental de la eclesiología pos- aspecto comunional y· carismático de la Iglesia, la acentua-
conciliar. En el pensamiento teológico contemporáneo el ción fuertemente personalista de la investigación moral, el
concepto de diaconía cristiana -y todo lo que él implica-
pluralismo en la Iglesia, la puesta en pie de muchas estruc-
gana cada vez más espacio. Se utiliza en diversos sentidos:
turas participativas y de comunión, etc.
a) En sentido amplio sirve para indicar el aspecto fun-
2. La familia. La pareja cristiana es la comunidad ele-
damental de la existencia cristiana, en la medida en que to-
mental primordial, que pone de manifiesto sacramental-
das las funciones de la Iglesia y de los cristianos deben ser
mente la relación Cristo-Iglesia, y, de esta relación de la
diaconalmente una continuación de la diaconía de Cristo, y
que es signo, extrae por participación la capacidad de santi-
en este sentido cualquier acción de la Iglesia es diaconía
ficación ad intra y de misión ad extra y su fuerza de testi-
frente a Dios y frente a los hermanos.
monio. Otras fórmulas conciliares son aquellas más funcio-
b) En sentido más preciso, la diaconía cristiana indica nales de «santuario doméstico de la Iglesia», o también «la
el servicio a los hermanos. primera y vital célula de la sociedad». Los textos conciliares
c) Asumiendo el uso lingüístico de la Iglesia evangéli- y las sucesivas indicaciones pastorales de los obispos, al in-
ca, la diaconía cristiana indica un sector particular, aunque terpretar el don «propio» de los cónyuges en el interior de
sin distinciones rígidas de los demás, el de los servicios so- la Iglesia, insisten en el ineludible derecho-deber de la pare-
ciales caritativos, es decir lo que corresponde a Cáritas. ja y de la familia a ser sujeto de pastoral, y esto por la
innata dignidad de esta base eclesial y no por razones me-
ramente funcionales o instrumentales.
Pastoral de base
En este punto tiene cabida el capítulo de la adecuada
Con el término «base» queremos señalar una atención educación de la pareja y de la familia para que descubra
nueva al pueblo como tal. En la perspectiva eclesiológica, la estos dones innatos y estas nuevas funciones históricas.
base es el tejido cristiano elemental, una microcomunidad. Con este objeto se sugieren diferentes instrumentos pasto-
En la perspectiva cristológica, la base se encuentra en cada rales; desde los consultores familiares a las muchas y varia-
66 V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO 67

das fórmulas de espiritualidad, desde los caminos perma- punto de referencia son los carismas particulares descritos
nentes de fe a la práctica de la penitencia para que todos en por san Pablo (Cf. 1 Cor 12,8-10; 12,28-30; Rom 12,6-8; Ef
la familia se abran a la reciprocidad educativa, al diálogo, al 4,11) 5 •
perdón. - Los «cursillos»; tienen como objetivo el tomar con-
3. La comunidad de base. La expresión se remonta ciencia del sentido de la vocación bautismal, para que la fe
originariamente a treinta años atrás en América Latina 4 • La se viva de tal modo que impregne y haga fermentar la tota-
consagración oficial de ella se hace en la Evangelii nuntian- lidad de la existencia personal y en todos los ambientes.
di, que en el n.º 58 habla de «comunidad eclesial de base». Estrechamente unidos entre sí, los cursillistas forman gru-
La base nos remite a la teología del pueblo de Dios, que pos pequeños de animación evangélica en los diversos am-
vive la corresponsabilidad en la comunión y en los ministe- bientes de la sociedad.
rios. Si queremos buscar analogías históricas, podríamos - Las comunidades neocatecumenales cuya finalidad
decir que el origen y la estructura de una CEB tienen un principal es la iniciación a la fe y la formación de la comu-
parentesco con los de las comunidades cristianas en la edad nidad. El camino neocatecumenal recorre diferentes etapas:
apostólica, sobre todo las paulinas, que tenían por costum- la proclamación del kerigma, el precatecumenado, el cate-
bre reunirse en viviendas privadas. cumenado, la elección.
En cuanto a la naturaleza de tales agrupaciones de base, 4. La parroquia. La «domus ecclesiae» de los orígenes
parece que pueden enmarcarse en dos modelos principales: se ha transformado a lo largo de los siglos, a través de di-
el del grupo y el de la comunidad. Un grupo nace en torno versas concreciones históricamente documentadas, en lapa-
a una necesidad de naturaleza cultural, social, política y re- rroquia actual. La parroquia en cuanto estructura pastoral
ligiosa y, aunque se halle motivado religiosamente y ·en su territorial no se identifica con la comunidad, pues dentro
seno existan espacios de formación, los objetivos que se se- de la misma parroquia pueden subsistir varias comunida-
ñala son limitados y prácticos. Una comunidad, en cambio, des. La nueva parroquia se propone llegar a ser una plata-
se construye en torno a la Palabra de Dios, que suscita el forma de integración del dinamismo comunitario. El ob-
acto de fe libre y explícito, y en referencia habitual a los jetivo de toda pastoral es y ha sido siempre la salvación de
sacramentos y al ministerio ordenado, con objeto de hacer los hombres, y todas las estructuras eclesiásticas sirven a
viable un camino de conversión. este fin. La parroquia es la unidad básica en cuyo interior
Es imposible catalogar todos los diferentes grupos de se edifica la comunidad que no es un fin en sí misma, sino
base y los movimientos dentro de la Iglesia; señalamos a que es comunidad para los demás.
continuación algunos que repercuten con más insistencia
en la pastoral. Iglesia-mundo
- El movimiento carismático. La esencia del movimien-
to es la actividad directa y pública del Espíritu Santo. Su Rahner concluye el primer volumen sobre la teología
práctica con un capítulo que se podría también llamar «so-

• M. AzEVEDO, Comunidades eclesiales de base. Alcance y desafío de un 5


modo nuevo de ser Iglesia, Atenas, Madrid 1986. La bibliografía es muy extensa, tanto la teológica como la psicológica.
68 V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO
V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO 69
ciología pastoral». Es ésta una disciplina que existe como
tal y que algunos autores abordan por separado, al igual, la Iglesia debe orientarse cada vez más hacia el futuro y,
por otro lado, que la psicología pastoral. Objetivo de la so- según Kaufmann, éste es el problema central de la teología
ciología pastoral es analizar las condiciones y consecuen- pastoral de hoy. Otra consecuencia es lo que se podría lla-
cias de la acción pastoral. Si se ha de entender la pastoral mar «concentración» en lo que es específicamente cristia-
no 6•
como la acción eclesial de cara a los hombres, es imposible
que ignore los conocimientos antropológicamente relevan-
tes de la sociología sobre los hombres y sus condiciona-
mientos reales. Entre los grandes temas de la sociología se-
ñalaremos algunos de importancia para la pastoral.
La sociología de la religión intenta explicar el fenómeno
de la religiosidad que no es eclesial. Al menos en Europa,
se da un fenómeno reciente muy perturbador, la presencia
de sectas y movimientos religiosos que no tienen ningún
nexo con la Iglesia oficial: baptistas, mormones, testigos de
Jehová, como también otros diversos grupos de inspiración
oriental. Los cambios en las relaciones entre religión y so-
ciedad han llevado a la superación del monopolio de la reli-
gión como única estructura global significativa.
Otro campo de los análisis sociológicos es la pertenen-
cia a la Iglesia. Para bien situar esta pertenencia háy que
tener presentes tres dimensiones: eclesialidad, cristianidad y
religiosidad. Estas tres dimensiones se pueden entrelazar y
dar lugar a extrañas combinaciones. La eclesialidad puede
comportar una pertenencia social con escasa religiosidad, o
se puede dar una fuerte religiosidad sin eclesialidad ni c"ris-
tianidad.
Esta nueva situación pastoral exige igualmente nuevos
modelos de acción. Es difícil pensar en una acción «con-
céntrica» que considere las diversas categorías desde un
punto focal como pertenecientes más o menos íntimamente
al centro. Hay que reconocer más bien que la Iglesia cada
vez se hace menos «sujeto» de la acción pastoral y más su
producto, resultante de la acción humana y de los procesos
sociales. De lo que se deriva un nuevo imperativo pastoral: 6
Cf. F. X. KAUFMANN, Kirche begreifen, Friburgo 1979, pp. 119 ss.
SEGUNDA PARTE

PSICOLOGÍA PASTORAL
1
La psicología pastoral

La psicología pastoral es una disciplina reciente que es-


tudia un área de la teología pastoral. Consiste en una apli-
cación de los principios psicológicos y de la psicología de
las profundidades, de los métodos del diagnóstico psíquico
y de la psicoterapia y de los procedimientos experimentales
de búsqueda e interpretación a toda la serie de problemas
concernientes a la praxis y a la teología pastoral. La identi-
dad de la psicología pastoral no ha sido definida sin equí-
vocos hasta el momento presente. J. Scharfenberg ve la difi-
cultad a la hora de definir la psicología pastoral en el hecho
de que se trata de un concepto que abarca muchos ámbitos,
es decir que, por su naturaleza, es interdisciplinar 1•
La psicología pastoral como disciplina autónoma tiene
su origen en América. Consiste ante todo en un análisis de
la acción pastoral, aunque naturalmente tiende a profundi-
zar en una investigación sistemática.
La segunda rama por la que se ha interesado la psicolo-
gía pastoral es la de la actividad pastoral pero, tal vez, en
este sector, se ha polarizado demasiado unilateralmente en

1
J. ScHARFENBERG, Einführung in die Pastoralpsychologie, Gotinga 1985,
p. 13.
74 I. LA PSICOLOGÍA PASTORAL
l. LA PSICOLOGÍA PASTORAL 75

la comunicación, especialmente en el ámbito individual (la papel 3 • No hay duda de que el trabajo pastoral puede te-
consulta pastoral). Aunque también el trabajo en grupo se ner, y de hecho tiene a menudo, como consecuencia una
ha incorporado últimamente al ámbito de sus intereses, mejoría de la salud mental, pero no es ésta propiamente su
mientras que el culto, la liturgia y la predicación no han finalidad.
llegado a ser todavía objeto de estudio de la psicología pas-
Si queremos ui:a. ubicación correcta de la psicología
t~r.al. ~n los últimos años se ha despertado un interés sig-
pastoral parece suficiente adoptar la siguiente definición
mficatlvo por los problemas concernientes a la muerte y al
o~erativa: La psicología pastoral es una rama de la psicolo-
dolor.
gza que estudia los procesos psicológicos inherentes a las si-
La psicología pastoral ha experimentado diversos enfo- tuaciones pastorales.
ques en su desarrollo, pero los mayores titubeos parecen
afectar a su ubicación, es decir no se sabe si incluirla en la
teología o en la psicología. Uno de los intentos de enfocar La situación pastoral
la psicología pastoral ha sido el de transferir a la teología
. La definición antes propuesta delimita el campo de la
las nociones psicológicas; lo cual podría llamarse «psicolo-
P.s~cología pasto~al al definir su especificidad por la «situa-
gismo», o psicología utilizada por la acción pastoral. Den-
c1on pastoral». Esta puede ser descrita como una relación
tro de esta categoría se situarían con escasas variantes todas
interpersonal entre el agente pastoral y uno o más sujetos
las «psicologías aplicadas» al trabajo pastoral. No cabe du-
pastorales, abierta a la presencia de la trascendencia. Esta
da que un sólido conocimiento de la psicología puede ser
situación puede ser determinada por diversos factores, uno
de utilidad en el trabajo pastoral, mas todo esto no es toda-
de los c1:1ales sería el número de personas implicadas. En
vía psicología pastoral.
este sentido se puede hablar de dos casos diferentes:
El otro extremo del abanico está representado por la
a) Situaciones pastorales con sólo dos personas (con-
tentativa de «enriquecer» la psicología con nociones teoló-
sulta pastoral, diálogo pastoral, psicoterapia pastoral direc-
gicas. Un ejemplo típico de este «teologismo» es el libro de
ción espiritual, confesión, etc.); '
J. Adams que abunda en pasajes de la Escritura aplicables a
las dificultades psíquicas, o igualmente el libro de H. . b) . situaciones con más de dos personas (consulta ma-
Wolff 2 • tn:n-om~l, consulta familiar, dinámica de grupo, análisis
ps1coló.g/1co de los fenómenos carismáticos, terapéuticos, de
También P. Pruyser ha considerado a los pastores como
la orac10n, de la masa, etc.).
aquellos cuya tarea profesional peculiar sería la de «opera-
rios de primera fila de la salud mental», y con este fin, el Obviamente es posible introducir también otros crite-
cometido de la psicología pastoral debiera consistir en per- rios, por ejemplo el tipo de problema enfrentado, la inmi-
'
trechar a los sacerdotes con un lenguaje y unos determina- 1 nencia de la intervención, etc. Una tentativa muy lograda
dos métodos que les hicieran capaces de desempeñar este 1 en este sentido es la de R. Side y J. Rowe. Estos autores
tratan la materia dividiéndola en tres secciones: Los temas

2 J. .ADAMs, The Christian Counselor's Manual, Phillipsburg, NJ 1973. H. 3


P. PRUYSER, The Minister as Diagnostician: Personal Problems in Pasto-
WoLFF, ]esus als Psychoterapeut, Stuttgart 1978.
1 ral Perspective, Filadelfia 1976.

1
1
76 I. LA PSICOLOGÍA PASTORAL I. LA PSICOLOGÍA PASTORAL 77

fundamentales (el diálogo), las etapas de la vida (situaciones La psicología pastoral representa la más especializada de
pastorales con niños, jóvenes, adultos, ancianos), y los pro- las tareas pastorales, se desenvuelve, por lo general, en ins-
blemas pastorales comunes (crisis, enfermedad y muerte, tituciones especializadas y presupone un conocimiento de
suicidio, droga, alcoholismo, etc.) 4 • Mas lo que realmente la psicología y de la psiquiatría de carácter profesional. Se
nos parece un imperativo de cara al futuro es la obligación distingue, no obstante, de la psicoterapia general por su
de quienes se dedican al estudio de la psicología pastoral de vinculación a la tradición cristiana.
concentrar su atención sobre todo en los procesos psicoló- En esta breve presentación de los temas principales de
gicos inherentes a las situaciones pastorales. la psicología pastoral nos limitaremos a algunas situaciones
Para poderse orientar en el campo de la acción pastoral pastorales según la definición propuesta y examinaremos,
psicológica, es necesario tener presente algunas distincio- en primer lugar, las situaciones que implican a dos perso-
nes: nas, y posteriormente a las que afectan a más personas o a
La llamada cura de almas o cura pastoral es la acción grupos enteros.
pastoral más amplia de todas y consiste en las diferentes
tareas más o menos estructuradas con los jóvenes, los espo-
sos, los adultos o los grupos. Esta cura pastoral abarca al
mismo tiempo perspectivas religiosas éticas y psicológicas Antropología pastoral
y tiene como finalidad que la comunidad cristiana se haga
capaz de dar testimonio de su fe. La psicología entra aquí La actitud clave de cualquier entrevista o coloquio pas-
como algo no específico, es decir como formación comple- toral es la escucha activa e implica que nosotros, inevitable-
mentaria para el sacerdote 5 • mente, estamos estructurando incesantemente la entrevista.
La consulta pastoral pone el acento en los problemas U na de las cosas determinantes de la estructuración es la
del individuo, como pueden ser, por caso, un conflicto, una teoría de la personalidad dominante del consultor.
decisión, una depresión. La diferencia con la cura de almas La teoría de la personalidad es un sistema de hipótesis
se sitúa en el hecho de que el consejero o consultor deberá que representa el marco de referencia para la explicación
a veces excluir temporalmente los juicios morales sobre la y/o la descripción del comportamiento y de la experiencia
conducta del individuo y concentrarse ante todo en los del hombre, en función de una determinada definición de la
procesos psicológicos que pueden conducir a la persona a personalidad. La mayor parte de las teorías de la personali-
una mayor madurez. Aquí la psicología asume una tarea dad se refieren, a diferencia de otras teorías psicológicas, al
más específica para la que se requiere mayores conocimien- hombre en su totalidad. En la actualidad predominan entre
tos técnicos 6 • los psicólogos cuatro teorías de la personalidad 7 •

4
A. W. R. SmE - C. J. RowE (Eds.), Psychiatry, Ministry and Pastoral
Counseling, Collegeville 1984. toral Counseling, Nashville 1966. R. J. WICKS - R. D. PARSONS - D. E. CAPPS,
5
W. REBELL, Psychologische Grundwissen fiir Theologen, Munich 1988· Clinical Handbook of Pastoral Cormseling, Nueva York 1985.
R. ZAVALLONI, Psicologia pastora/e, Casali 1965. ' 7
Cf. W. R. MILLER - K. A. JACKSON, Practica! Psychology for Pastors,
6
Entre los diferentes manuales están: H. J. CLINEBELL, Basic Types of Pas- Englewood Cliffs 1985, pp. 60-70.
78 I. LA PSICOLOGÍA PASTORAL l. LA PSICOLOGÍA PASTORAL 79

1. Teorías psicodinámicas 3. Teorías humanistas


Entre las teorías psicodinámicas la más conocida es el El programa fundamental de este movimiento es el de
psicoanálisis que tiene sus orígenes en las obras .de S. facilitar la comprensión de una personalidad sana y creati-
Freud. La atención se centra sobre todo en los mecamsmos va. La motivación básica de la personalidad se sitúa en la
intrasíquicos que hacen de los conflictos inconscientes las tendencia a la autorrealización (E. Fromm, K. Horney) y a
causas de los problemas de la persona. Los planteamientos la autoactualización (K. Goldstein, A. Maslow). La persona
psicodinámicos son, además, fuertemente evolutivos en su es percibida como en constante tensión durante toda la vi-
estudio, en el sentido de que consideran el desarrollo de la da en busca de los valores internos, es decir de una identi-
persona como atravesando diversas etapas, en las que las dad positiva. Los problemas de adaptación surgen de la
experiencias anteriores, especialmente las más primitivas, discrepancia entre el yo actual de la persona y el ideal. El
tienen una influencia crucial. Objetivo del psicoanálisis es proceso de la terapia es el llamado «centrarse en el cliente»
descubrir la motivación inconsciente. El psicoanálisis adop- de forma que no se tome en consideración ningún diagnós-
ta como técnica principal la interpretación y las asociacio- tico, interpretación o técnica persuasiva. Tiene como ob-
nes libres de pensamiento, ideas, imágenes; la recuperación jetivo crear una atmósfera cálida, un ensimismamiento y
se logra en la aceptación o compromiso con la realidad; comprensión que permitan al sujeto una percepción de su
medio preferido de la terapia es la transferencia, el punto yo individual. El cometido del terapeuta es el de transmitir
focal de la observación es el inconsciente y el terapeuta su sincero convencimiento de que el sujeto, sin perjuicio
desempeña el papel del analista. alguno derivado de sus disposiciones, pensamientos y com-
portamiento, es un individuo, un valor en sí.
La psicología humanista se difunde rápidamente y en
2. Teorías de comportamiento breve tiempo alcanza importancia e influencia. Una de las
Estas teorías ponen el acento en el comportamiento ob- razones de este hecho es que C. Rogers, uno de los prime-
servable que está muy fuertemente influenciado por la ex- ros seguidores, aplica los principios de la psicología huma-
periencia y el ambiente. La recuperación se efectúa por me- nista al campo de la psicoterapia. Introduce entre terapeuta
dio de un nuevo aprendizaje, de modo que el modelo de la y paciente un tipo de encuentro completamente nuevo, en
ayuda que se ha de aportar es el del adiestramiento. El el que ambos entablan una relación de persona a persona,
punto focal de la observación es la conducta observable y en lugar de la relación de autoridad sobre el individuo en-
las interacciones sociales de la persona. El terapeuta se hace fermo.
educador y las técnicas terapéuticas sirven para aprender La metodología de Rogers encuentra un lugar privile-
nuevos tipos de conducta y desembarazarse de los no ade- giado incluso en la praxis pastoral. De hecho, se dan nume-
cuados. Las técnicas son diversas: desensibilización, terapia rosos elementos de coincidencia entre la psicología huma-
de la aversión, condicionamiento operante, etc. Los mayo- nista y la teología: énfasis en la tendencia hacia logros inte-
res exponentes son J. Watson, B. F. Skinner, J. Wolpe, H. riores, concepto de la aceptación como necesidad funda-
J. Eysenck. Como desarrollos nuevos nacen las terapias mental, énfasis sobre el valor fundamental y sobre la digni-
cognitivas. dad de la persona humana, la confianza en la voluntad li-
80 I. LA PSICOLOGÍA PASTORAL I. LA PSICOLOGÍA PASTORAL 81

bre, la posibilidad de «arrepentimiento», es decir la capaci- 4. Teorías existenciales


dad de reconducir la vida propia hacia fines más elevados. El «análisis existencial» es una expresión introducida
Despupés de subrayar los aspectos positivos, no sería por V. Frankl para designar su método de tratamiento e
bueno olvidar, no obstante, los límites de la psicología hu- investigación antropológico y psicoterapéutico, inspirado
manista. Mencionaremos algunos: en M. Heidegger, y desarrollado por él mismo en la direc-
- La supuesta capacidad, prácticamente ilimitada, del ción de la psicología de las profundidades. El análisis exis-
hombre para cambiar hasta el punto de olvidar que la vida tencial intenta comprender la existencia humana personal
tiene límites y que el conocimiento de éstos es la base de la bajo el prisma de sus valores y significados potenciales. A
sabiduría; la «voluntad de placer» (S. Freud) y a la «voluntad de po-
- la ausencia en su horizonte de deberes, negaciones e der» (A. Adler), Frankl opone la «voluntad de significado»,
inhibiciones o frenos, al subrayar casi exclusivamente dere- cuya fallida o errónea realización es definida como «frus-
tración existencial» y constituye el punto de partida de la
chos y posibilidades de cambio;
terapia. El «significado» no abarca sólo los aspectos positi-
- la falta, más allá de las variantes sociales, de una moral vos de la vida, sino también el dolor y la muerte. El análisis
y de factores invariables en las relaciones interpersonales. existencial no sirve tanto para eliminar los impulsos des-
Por consiguiente, no son suficientemente tenidos en viados cuanto a despertar el «espíritu inconsciente» (la con-
cuenta, en estas teorías, los aspectos que consideran los ciencia, la existencia, el yo), cuya represión puede llevar a
conflictos internos de la persona y que justifican el esfuer- perturbaciones neuróticas.
zo moral motivado por valores que están más allá del hom- La logoterapia no se centra tanto por eso en el estudio
bre, en el sentido de que la persona no es siempre creadora de los conflictos instintuales, cuanto más bien en los estra-
de valores sino llamada también a «discernirlos». De hecho tos psíquicos motivantes de la persona, de modo que se de-
la psicología humanista ha nacido y se ha desarrollado co- ba lograr que el enfermo encuentre el sentido de la propia
mo crítica a posiciones de conducta más o menos materia- vida. La logoterapia moviliza contra los síntomas del neu-
listas que niegan la trascendencia. rótico las fuerzas psico-noéticas antagonistas, es decir bus-
Al reconocer el valor inmanente de la persona humana, ca alentar las facultades específicamente humanas, favorecer
ésta puede construirse su propia «salvación» aunque en una la liberación de los síntomas neuróticos, rellenar las caren-
visión restrictiva y reductora. cias en la vida del neurótico y llevar a su conciencia el es-
Al mismo tiempo si se detiene en el yo como fin último pectro de sus posibilidades concretas. El objetivo, por lo
y no logra trascenderlo hacia valores objetivos y hacia un tanto, es el de enfrentar al paciente con el «legos» de su
Dios que puede pedir, en el amor, incluso el sacrificio del existencia.
yo, ello puede llegar a constituir un obstáculo a la llamada La adopción de cualquier teoría ayuda a organizar las
amorosa, aunque exigente, del Dios trascendente 8• propias ideas y facilita, por consiguiente, el contacto, indica
el punto focal de la atención, ofrece un cuadro de interpre-
tación y sugiere lo que conviene hacer para prestar ayuda.
8 Cf. F. IMODA, Maturita umana e vocazione, «La Civilta Cattolica», 131

(1980), pp. 467-473. A nadie se le puede imponer la teoría que debe adopt~r.
82 I. LA PSICOLOGÍA PASTORAL I. LA PSICOLOGÍA PASTORAL 83

Las teGrías presentadas son, de hecho, cuatro vías alternati- dencia queda satisfecho en las relaciones humanas. De ahí
vas del pensamiento psicológico. Lo importante es ser la necesidad de la pastoral de la persona, que hemos llama-
consciente de la propia predilección por una de ellas. Es do consulta pastoral; su fuerza e importancia estriban en el
necesario tener en cuenta las hipótesis de trabajo, poseer un hecho de que la aceptación del otro no es simple acto de
conjunto organizado de ideas sobre el hombre y sus pro- compasión, sino reflejo de la misericordia de Dios.
blemas y reconocer que estos presupuestos tienen influjo
en el trabajo del terapeuta. Es cometido del terapeuta poner
en marcha un acercamiento personal, que implica incluso la
utilización de las creencias y perspectivas personales. Cada
uno posee ya en la práctica su propio sistema, pero es pre-
ciso ser consciente de ello y enriquecerlo con elementos
nuevos. Una de las fuentes de la elección es el propio clien-
te, el medio, en cambio, es la escucha activa.
El problema de la antropología de la consulta pastoral
es hasta ahora un problema abierto. De hecho, una de las
explicaciones de la gran popularidad de tan diversas «psico-
terapias alternativas», incluida la consulta pastoral, estriba
precisamente en la falta de una antropología universal y
plenamente satisfactoria en la psicología contemporánea. El
psicoanalista A. Garres pone en evidencia este aspecto, se
pregunta si la psicología conoce al hombre, y su respuesta
es bastante desalentadora 9 •
Esas carencias son debidas a la «expulsión del espíritu»
de la psicología en cuanto concepto poco científico, pero es
un hecho innegable que cuando no se tienen en cuenta sus
dimensiones existenciales y religiosas, el hombre no se aca-
ba de entender. Se puede añadir un tercero a esos olvidos y
carencias: la necesidad de participación y trascendencia, es-
to es, el deseo dé felicidad, de pertenencia y de aceptación.
Por desgracia estos deseos permanecen reprimidos con fre-
cuencia por motivos ideológicos, pero la inquietud del co-
razón permanece. El deseo de participación y de trascen-

9
A. GóRRES, Kennt die Psychologie den Menschen?, «lnternazionale Ka-
tholische Zeitschrifo>, 6 (1977), pp. 451-465. ·
II
Consulta pastoral

Llamamos consulta pastoral al encuentro entre dos per-


sonas, una de las cuales expone una situación para recibir
una aclaración, una palabra de aliento, una solución. El que
reclama esta ayuda supone que el otro está dotado de los
conocimientos adecuados, de sabiduría, de prudencia y es-
tá, por lo tanto, capacitado para darle un consejo. La con-
sulta pastoral se diferencia de la terapia -además de por el
objetivo específico- por la atención que se presta a las per-
sonas substancialmente normales, aunque se hallen pertur-
badas por serias dificultades o por crisis religiosas y exis-
tenciales. La consulta pastoral se justifica en el terreno teo-
lógico en cuanto que hace referencia explícita, además de al
servicio salvífico eclesial, a las afirmaciones teológicas sobre
la redención, la libertad y la liberación del hombre, el co-
nocimiento y la experiencia de Dios.

La naturaleza de la consulta pastoral

Para poder entender la misión y el significado de la


consulta pastoral, es necesario situarla en el contexto de la
misión de la Iglesia que consiste en ayudar a los fieles a
crecer en el amor de Dios y de los demás hombres. Una
II. CONSULTA PASTORAL 87
86 II. CONSULTA PASTORAL

ción y de la misión del sacerdote: el tiempo (el pastor de-


persona afectada de perturbaciones afectivas. estará blo- sempeña diversas actividades, no sólo la de la consulta, por
queada en su propia capacidad de amar,. es deci; en el esta- ello apenas nunca puede dedicarse a esta última a tiempo
blecimiento de relaciones recíprocas satisfactorias. La con- completo); la capacitación del pastor (por lo general no es
sulta pastoral entra así dentro de la misión de la Iglesia co- suficiente para poder enfrentar los problemas más graves
mo un medio de evangelización. de perturbaciones psíquicas); su función (considerado co-
La dinámica de la consulta pastoral puede ayudar a la mo representante de valores religiosos y éticos, puede re-
persona a superar las alienaciones consigo misma, con los presentar un· obstáculo para algunas personas que se pre-
demás y con Dios y por ello incluye todos los conceptos sentan a él afligidas por la culpa); la transferencia (una rela-
teológicos del mensaje cristiano, peca~~ y salvación, culRa ción duradera provoca generalmente el fenómeno de trans-
y perdón, juicio y gracia, muerte espiritual y nuevo naci- ferencia que exige gran esfuerzo psíquico para poderlo so-
miento. portar y resolverlo; en algunos casos puede representar una
La consulta espiritual es una actividad. religiosa: por s~s amenaza para la reputación del pastor).
efectos (el resultado de una consulta exitosa e~ un creci- Por otro lado, el sacerdote tiene algunas ventajas res-
miento en las relaciones interpersonales y con Dios); por su pecto a otros especialistas, ventajas que se derivan de su
filosofía (reconoce a Dios como último agente de cura- persona y de su función: la confianza (la gente manifiesta
ción); por sus instrumentos (~~ d~sarro~a. en un contexto mayor confianza en el sacerdote que en otros especialistas);
de ágape, es decir de aceptacion mcon.d~~10na~a~; por sus las relaciones ya existentes (habitualmente el sacerdote ya
fuentes (extrae su contemdo de la tradicion cristiana); por conoce a la persona que se dirige a él); el contacto con los
sus agentes (el sacerdote es un representante de Cris:o y de familiares (el sacerdote tiene más fácil acceso a la familia de
la Iglesia); por su objetivo final (tiende a profundizar las su cliente); su presencia en las situaciones de crisis (enfer-
relaciones de la persona con Dios). medad, muerte, luto); el acceso fácil a él (no son necesarias
La singularidad de la consulta pastoral~~ deriva de .di- otras formalidades, no forma parte de una institución pú-
versos factores que cor:curre:i en esta /rel~~10n: l~ ~~pacit~­ blica) 1•
ción del sacerdote (en filosofia, teologia, enea, rehg10n, psi- Para plantear la consulta pastoral, S. M. Natale parte del
cología); la función simbólica y social del sacer~ote (es una hecho teológico que la Encarnación es en realidad un «pro-
figura de autoridad religiosa, por ello se co.nvierte en ur:a ceso terapéutico» de Dios, porque es la aceptación ontoló-
figura de transferencia que suscita gran varieda~ de senti- gica del hombre por parte de Dios. El punto de encuentro
mientos y de recuerdos); el contexto y lugar (habitualmei::te entre la teología y la psicología es éste: la convicción de
se desarrolla en el ámbito de la iglesia y de la parroqma, que el hombre es, en el fondo, «aceptable» 2 •
con lo cual la persona queda inserta en el c?ntexto .de los
El consultor pastoral realiza una relación de aceptación
fieles); las fuentes religiosas (el sac:rdote aplica. i;iedios es- 1
peciales como sacramentos, la Escritura, la orac~or: y la sa- .¡
biduría de la tradición); el objetivo final (el crecimiento es- 1 Cf. H. J. CLINEBELL, Basic Types of Pastoral Cormseling, Nashville

piritual). Abingdon 1966, pp. 41-56.


2
Cf. S.M. NATALE, Pastoral Counseling, Nueva York 1977, p. 18.
Los límites de la consulta pastoral derivan de la situa- \
1
88 II. CONSULTA PASTORAL II. CONSULTA PASTORAL 89

no a nivel intelectual o científico, sino como testigo de la comprensión progresivamente honda y precisa del mundo
revelación cristiana frente a un hombre en proceso terapéu- interior del interlocutor y se manifiesta en niveles cada vez
tico. Así concebida, la consulta pastoral aparece como una más profundos. La primera fase implica una comprensión
forma legítima del ministerio sacerdotal. Es importante exacta y circunstancial de los contenidos objetivos; en la
anotar una diferecia: el consultor pastoral no descubre la segunda fase se busca percibir los sentimientos que afloran
importancia de la aceptación de la persona por el estudio en el diálogo, y, finalmente, el consultor intenta compren-
de la psicología, sino que extrae esta convicción de su expe- der y comunicar al interlocutor el grado de responsabilidad
riencia cristiana. La consulta pastoral en cualquier caso no que éste puede haber tenido en la génesis de la situación.
se limita al descubrimiento de lo que tiene en común con la La autenticidad es la habilidad de mostrarse genuinos
psicoterapia la aceptabilidad de la persona; en realidad el en la relación de ayuda. La autenticidad consiste ante todo
proceso de sanación va más allá y se realiza en la celebra- en la disposición que el consultor asume frente a sí mismo:
ción de los sacramentos y de la Palabra. disposición a conocerse con realismo y a presentarse a los
La psicología pastoral analiza la relación misma y brin- demás sin camuflarse. La autenticidad se realiza en un do-
da los métodos de intervención. Uno de los métodos más ble nivel: intrapersonal, cuando la persona deja emerger a la
utilizados es el método no directivo, basado en la psicolo- conciencia y acepta como propio cualquier sentimiento,
gía humanista de C. Rogers. Presentemos aquí los puntos realizando así una integración entre experiencia y concien-
esenciales de este método 3 • cia; interpersonal, cuando uno está dispuesto y libre para
comunicar al otro los propios estados de ánimo, cumplien-
do así una integración entre experiencia y comunicación.
Actitudes del consejero El calor no posesivo significa respetar el sentimiento· de
El proceso de ayuda es simplemente un proceso conti- dignidad de la otra persona: lo que se pretende hacer es una
nuo y dinámico entre dos personas, que tiene como último valoración del comportamiento, no de la persona. Esta acti-
objetivo el bienestar de la persona. Juegan en esta relación tud se suele llamar «no dirigismo» en el sentido de que el
un papel importante las cualidades personales del consul- consultor se niega a orientar a la persona hacia una deter-
tor, las más importantes de las cuales parecen ser la einpa- minada dirección, y evita de conducir al individuo a pensar,
tía, la autenticidad y la no posesividad. sentir o actuar según un esquema determinado.
La empatía es la capacidad de percibir el mundo priva-
do y los sentimientos de otra persona y de comunicarle es-
ta comprensión. La empatía entraña la identificación con la Las técnicas
otra persona y la objetividad, lo cual requiere un esfuerzo
intelectual, razón por la que la relación de ayuda es siem- 1 Teniendo presente el principio del no dirigismo, del pa-
pre comprometedora. La actitud de empatía favorece una pel importante asignado al interlocutor, de la comprensión
·1 empática que el pastor debe lograr, no es difícil deducir las
3 Nuestra presentación utiliza el libro de B.
principales «técnicas» que, por lo demás, corresponden a
GIORDANI, La psicologia in
ftmzione pastora/e, Brescia 1981. los tres niveles de empatía: la reformulación a nivel de los
90 II. CONSULTA PASTORAL II. CONSULTA PASTORAL 91

contenidos, la reflexión a nivel de los sentimientos y la para él permanecía latente. Los modos de intervención en
reestructuración del campo a nivel de la responsabilidad. la reestructuración del campo perceptivo son varios: su-
brayar la «figura» (tema explícito) tal como es percibida
por el cliente, clarificar un contraste entre los varios conte-
1. La reformulación nidos manifestados; se puede ampliar el significado de
Consiste en retomar cuanto ha expresado la persona, cuanto se ha dicho, o bien cambiar el orden de importancia
por vía verbal o no verbal, y volver a presentárselo con de los elementos expuestos por el cliente.
claridad. Este tipo de intervención garantiza al interlocutor,
de forma bastante más convincente que una afirmación ex-
plícita, que el pastor participa profundamente en su expe.:.. Intervenciones inadecuadas
riencia y que se esfuerza en pensar con él y no sólo en él.
Las principales formas de reformulación son: la reiteración, Se trata de modalidades comunes en todo tipo de rela-
la respuesta-eco, las expresiones equivalentes, el resumen. ciones interpersonales, que sin embargo no parecen aptas
para ayudar al desenvolvimiento de un coloquio pastoral:
- La respuesta estimativa expresa una opinión relativa al
2. La reflexión del sentimiento mérito, a la utilidad o a la exactitud de cuanto la persona
Con esta intervención se trata de hacer emerger el dina- afirma: existe el peligro de indicaciones moralizantes.
mismo del fondo del comportamiento del individuo. El he- - La respuesta interpretativa se da cuando, de modo
cho de lograr reconocer un estado emotivo presente en más o menos explícito, el consultor indica al individuo có-
nuestro comportamiento o de comprender la relación cau- mo podría o debería reexaminar la situación: al obrar así, el
sal entre tales emociones y la acción, representa una rele- consultor expone su particular manera de ver y de valorar.
vante conquista en el conocimiento y en el dominio de sí. - La respuesta tranquilizadora se produce cuando el
Los signos de la presencia de un fuerte sentimiento son consultor busca infundir seguridad en el ánimo del indivi-
múltiples: pausas, llanto, contradicciones entre manifesta- duo; indirectamente el consultor minimiza la reacción del
ciones verbales y no verbales, etc. individuo.
- La respuesta indagadora consiste en preguntas, más o
menos explícitas, que procuran descubrir elementos nue-
3. La reestructuración del campo
vos, hechos que verificar: existe el riesgo de desanimar al
En determinados momentos se puede intervenir para interlocutor y hacer que se canse en sus intentos de tomar
reestructurar el campo perceptivo de la persona, en particu- la iniciativa en la comunicación.
lar en la estructura del Y o y en la imagen de sí. La lógica - La respuesta resolutiva se da cuando ciertos conseje-
de base de esta intervención son las leyes de la psicología ros sugieren inmediatamente una solución al problema pro-
de la forma que regulan las relaciones entre «figura» y puesto: puede representar una forma «educada» de dar por
«fondo». El consejero procura hacer que el cliente descubra concluido el caso, o la expresión de un cierto autoritaris-
un aspecto nuevo de su estado de ánimo, un aspecto que mo.
92 II. CONSULTA PASTORAL

- La respuesta de contraste y el intento de favorecer la 111


comprensión exponiendo experiencias propias; se corre el
riesgo de minimizar la singularidad e importancia de la ex- La dirección espiritual
periencia del otro.
Los seis comportamientos enumerados están inspirados
en un principio de base; dar por válido para el interlocutor
algo que el consejero o pastor vive como propio y válido
para sí. Esto denota desconfianza en los recursos del otro,
al que se le proponen estructuras y vías para comprenderse,
más bien que ofrecerle elementos de los que pueda él mis-
mo acceder al conocimiento de sí 4• Es importante que el
consultor ejercite un constante autocontrol para respetar la
finalidad y la dinámica del coloquio. A. Godin expresa este . La actividad del director espiritual legítimamente auto-
esfuerzo con la imagen siguiente: cada uno de nosotros tie- nzad? es un verdadero ministerio de la Iglesia. Su función
ne a su disposición un teclado, mas con frecuencia nos li- constituye una auténtica misión eclesial, enmarcada dentro
mitamos a tocar sólo algunas teclas, siempre las mismas: de l~s m~~ noblc:s. ministerios de la palabra y del Espíritu.
exhortación, palabras de ánimo, órdenes, fórmulas teológi- ~~ direcc10n esJ?ir1tual forma parte de esa necesaria media-
cas o morales, tal vez incluso, pero no sin peligro, afecto y c1on de la Iglesia en la obra de nuestra salvación. Este ca-
simpatía humana. Todo el progreso del diálogo pastoral rácte: eclesial se i_nanifiesta también en el hecho de que la
consiste en ampliar gradualmente el teclado y tocar esta o Iglesia hoy, especialmente en la dirección de los seminaris-
aquella tecla en función del interpelante y no en función de tas, recurre al ca~ácter sacerdotal. Las consecuencias que de
las disposiciones subjetivas del consejero 5 • todo esto. se denvan son: gozo por la dignidad de esta ta-
rea, segun~ad por el fundamento indefectible en el que se
apoy~, sc:ntido de responsabilidad ante la carga que se asu-
me, fidelidad y obediencia hacia la autoridad de la que pro-
cede el mandato.

1
Jalones históricos

. A lo larg~ de la historia, la práctica de la dirección espi-


ntual ha temdo un sustrato invariable, aunque en ciertos
asJ?ectos y ~esde algunos puntos de vista se ha presentado
4
B. GIORDANI, o. c., pp. 155-158. ba10 modalidades diversas según las circunstancias históri-
5 Cf. A. GomN, La relazione umana ne! dialogo pastora/e, Turín 1964, p.
56. cas. En el siglo IV existe entre maestro y discípulo una re-
III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL 95
94

lación típica de la vida monástica, en la que la palabra po- hacia los diversos «gurús» orientales. Después de haber ex-
seía un sentido profético con resonancias en el interior de perimentado la insuficiencia de tales maestros, el cristiano
la persona (estímulo, consejo, corrección). Más tarde, y po"'" está descubriendo de nuevo el valor y la necesidad de la
co a poco, va adquiriendo la forma de conducción espiri- dirección espiritual. Es preciso reconocer el papel nada des-
tual: las personas con mayor experiencia de vida espiritual prec~a?le de la psicología contemporánea que ha puesto de
dirigen a las menos expertas. n:aruf1esto el gran valor de las relaciones humanas (por
e1emplo la psicología humanista).
To dos los Santos han puesto en práctica la dirección es-
piritual en la Iglesia y una de las modalidades más comunes El conocimiento de las ciencias, psicología y sociología,
ha sido la de la correspondencia. Entre los grandes directo- p~ed~ ayudar a director y dirigido, pero también puede
res, Ignacio de Loyola ocupa un puesto particular en la d1smmmr o hacer perder el sentido ontológico de las ver-
Iglesia. Por la lectura de la vida de los santos, se siente im- dades raíces de la dirección espiritual, de la presencia del
pulsado a revisar su propia vida y experimenta un fuerte Espíritu Santo que se ha difundido en nuestros corazones.
cambio, una verdadera conversión. Se retira a Manresa y Por ejemplo, l~ psicología humanista que ha sido adoptada
pasa un año entero entregado a la oración y penitencia; es por muchos directores ve nuestra naturaleza como si no
durante este período, cuenta él, cuando Dios lo educa y tuviese necesidad de redención y como si todos los defec-
guía en la vida del Espíritu y cuando él, a su vez, comienza tos y sufrimientos pudiesen ser eliminados o curados con
a educar y dirigir a otros. Escribe sus experiencias en el las terapias de la dinámica interpersonal.
libro «Ejercicios espirituales» y lo presenta de forma que La visión cristiana, por su parte, subraya la necesidad
pueda servir de guía a los directores. El don que Dios ha de la redención y sitúa aquí la terapia del Espíritu, conside-
hecho a la Iglesia, por mediación de Ignacio, ha sido el de ra~do que la dirección espiritual puede ser perjudicial si se
establecer las bases de la dirección espiritual y de la función d~J~ _de lado ~a s~cra~idad. La docilidad del director y del
del director. dmg1do a las mspirac1ones del Espíritu Santo es una actitud
fundamental en la dirección espiritual.

La dirección espiritual en la Iglesia de hoy


Diversos modelos de la dirección espiritual
La dirección espiritual ha entrado en una nueva fase du-
rante los últimos veinte años y se ha escrito mucho sobre el . Según Barry y Connolly, la dirección espiritual es algo
d1f~rente de otros muchos métodos y medios (guía moral,
tema. Se han dado ciertos pasos, se han establecido progra-
ses~ones psicológicas, predicación, incluso confesión) aun
mas en la intención de preparar personas para la dirección
espiritual. El Vaticano II da algunas directrices sobre la for- te:n~nd~ con ellos algo en común: su finalidad específica es
a~1s~ir directamente a _los individuos en el desarrollo y cre-
mación de los sacerdotes en este campo. 1
c1nnento de sus relac10nes personales con Dios •
Después de un período de crisis por los años 60, la di-
rección espiritual conoce hoy un nuevo florecimiento, un
resurgimiento. El primer signo de este redescubrimiento ha 1 Cf. W. BARRY - W. J. CoNNOLLY, The Practice of Spiritrtal Direction,
sido el gran interés, sobre todo por parte de los jóvenes, Nueva York 1982.
III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL 97
96

El concepto de «dirección espiritual» es un concepto gía no directiva, de exagerar la importancia de las técnicas
complejo. Fleming piensa que se pueden distinguir al me- psicológicas, en lugar de poner el máximo acento en la lla-
nos cinco diversos modelos de dirección espiritual 2 • mada de Dios.

3. Dirección carismática
1. Dirección institucionalizada

Es el caso de los noviciados, seminarios, institutos reli- . .S~ trata de per~onas que se sienten llamadas por Dios a
din~lf ~ otros hacia la santidad. La tarea principal es el dis-
giosos, donde el director es designado por los superiores y
cerrum1ento de los dones de la gracia y la dirección se des-
la dirección espiritual forma parte de la formación o del
envuelve en una atmósfera trascendente sin referencias a las
camino espiritual. Tareas principales de tal dirección son:
técnicas psicológicas.
instruir, introducir en la vida espiritual y religiosa. En una
palabra, el objetivo es ante todo la formación. La ventaja de Su fuerza estriba en la orientación meramente religiosa
este tipo de dirección está en la claridad doctrinal y en la y su de.bilidad en el hecho de que el alma puede permane~
autoridad del director que le viene de la institución. Las cer pasiva durante su camino espiritual.
carencias pueden provenir del lado de una situación poco
personalizada, es decir que la relación no llegue a ser nece-
sariamente la de una confianza recíproca.
4. Dirección sacramental

Se realiza en los contactos entre confesor y penitente.


2. Dirección como relación interpersonal El confesor ofrece consejo y orientación en una situación
de gran confidencialidad, gracias al poder del sacramento.
El director es elegido libremente como compañero de La ventaja está en el enriquecimiento de la praxis de la con-
un itinerario hecho conjuntamente en un clima de amistad fesión, la desventaja en el empobrecimiento de la dirección
y confianza mutuas. misma que pasa a ser un evento secundario.
Objetivo principal de este modelo es facilitar el creci-
miento de la persona en su relación con Dios, y la fuerza
del modelo está en las relaciones de amistad y confianza. 5. Dirección encarnada
Existe, en cambio, el peligro de subrayar los elementos hu-
manos, o, si se trata de un modelo inspirado en la psicolo- 1 Bajo este concepto describe el autor un modelo de di-
rección que tiene como objeto ayudar al otro a descubrir el
·I plan divino sobre su vida humana cotidiana en una relación
1
pesonal con Dios. La ventaja está en el planteamiento evo-
2 D. L. FLEMING, Models of Spiritual Direction, «Review for Religious»,

34 (1975), pp. 351-357. .


lutivo, es decir en considerar este proyecto divino como
III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL IIL LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL 99
98

una aventura progresiva que hay que descubrir y realiza~. 3. En el plano de la relación misma
Desde otro ángulo, este modelo adolece de falta de preci- La dirección espiritual, por su naturaleza, es una rela-
sión y de objetivos claros. ción duradera que tiene lugar cuando dos personas entran
en un proceso vital. La psicología puede ayudar a clarificar
la naturaleza de esta relación analizando el fenómeno de
Aportaciones de la psicología transferen~ia y de contratransferencia.

La aportación de la psicología en la dirección espiritual


reviste tres principales formas. Los mecanismos de defensa
En el plano teórico la psicología desempeña un papel
importante al suministrar conocimientos sobre los dinamis-
1. En el plano teórico mos inconscientes. Un aspecto específico, de importancia
La psicología ayuda a conocer más y mejor al dirigido Y en la dirección espiritual, es la existencia de los mecanismos
a establecer las condiciones de éxito en el modo de condu- de defensa.
cirlo. Todo director espiritual parte del conocimiento, lo Los mecanismos de defensa son procesos mentales ha-
más perfecto posible, del individ".;10 que di,ri~e. No bastan bituales, inconscientes y a veces patológicos, que el yo uti-
las etiquetas universales y los metod~s. teoncos g~nerales. liza para afrontar conflictos con la realidad externa y/o la
La sicología suministra una ayuda valida a los directores realidad interna afectiva. El objetivo es enmascarar, en los
espirituales, aportando nociones, métodos y técnicas para comportamientos exteriores, la realidad interior para man-
un mejor conocimiento de los demás. tener el equilibrio del yo, protegiendo la autoestima, ame-
Una de las aportaciones específicas de la psicología con- nazada por las fuerzas pulsionales, y neutralizando los con-
temporánea es una visión unitaria (holística) del hombre. flictos. Todos los mecanismos de defensa (inconscientes
En el ámbito de la psicología, todos están hoy de acuerdo aunque reconocibles) tienen tres características comunes:
en el principio de la unidad psicosomática de la persona. 1. niegan, falsifican o deforrrián la realidad interna y
Está igualmente reconocido po: la teología que e~ factor externa;
psíquico no es extraño a la gracia y que toda la reahd~d ~e 2. son automáticos y no actos deliberados;
la naturaleza religiosa está siempre encarnada en el psiqms-
3. operan en el inconsciente de forma que la persona
mo humano. no es responsable de lo que acontece. Las formas diversas
de defensa son prácticamente innumerables. Para nuestros
objetivos parece útil agruparlas en tres categorías: la agre-
2. En el plano operativo sión, la huida y las distorsiones de la realidad.
La psicología puede s.uministr~r ~l .director espiritual, la La importancia del conocimiento de los mecanismos de
aplicación personal de ciertos pnncipios y de ciertas tec- defensa proviene del hecho de que la persona adopta el
mismo comportamiento defensivo incluso en sus relaciones
nicas psicoterapéuticas.
100 III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
101
con Dios. Tales mecanismos no se pueden resolver de mo-
1. La voluntad de significado
do directo, con la simple notificación de su existencia. Si
han sido provocados por la angustia, sólo se pueden resol- F:a.nkl parte de la idea de que muchos de los llamados
ver dentro de un clima de confianza básica. La dirección i:euroucos lo ~on p~ecisamente porque han perdido el sen-
espiritual tiene como primer objetivo el de crear ese clima, tido. de su e~stencia, no logran dar un significado y un
de forma que la persona se sienta aceptada incondicional- sentido a su vida. Sus situaciones son cabalmente llamadas
mente. Esta actitud del director, a su vez, debe ser para la «neu:osis noógenas», en .c~anto que el malestar psíquico
persona la prueba de que está igualmente aceptada por par- prov:en~. de la esfera espintual. La tensión por encontrar
te de Dios. Una de las tareas básicas de la dirección espiri- u~ sigrufica~~ a la propia vida es un impulso primario. El
tual consiste, por consiguiente, en reconducir a la persona a ~irector espmtua.l ~~be aprovechar esta «voluntad de signi-
una confianza total en Dios: objetivo que ninguna psicote- fic~do» de los dingidos, y la mejor forma de hacerlo no
rapia puede conseguir. sera la .~e presentar sólo un ~onj~nto de valores para que el
Al mismo tiempo aparece clara la exigencia de un otro. elip .el q~e p~eda dar si?ruficado a su vida vacía y sin
acompañamiento para el propio director, dado que él mis- sen~id~,. smo msistir en el rmsmo hecho del impulso hacia
mo tiene sus propios mecanismos de defensa que, si no son e.l sigruficado: A partir de ahí cada uno debe buscar su sen-
reconocidos y controlados, pueden contaminar la relación. tido de la exrstencia.
. Cada un? tiene su rersonal cometido en la vida, pero
s~ duda -y esta es, un~ idea muy fecunda en el campo espi-
Algunos principios de logoterapia ritual- no es en si mismo y en la propia autorrealización
donde encontr~rá :~ sentido de la vida. Éste proviene de
En el plano operativo se pueden aplicar todas las téc- f:i~ra, de la reahzac10n de un valor y, mediante esta realiza-
nicas que el director conoce y se siente capacitado para c~on, acontec.e la propia autorrealización como consecuen-
aplicar. A título de ejemplo presentaremos algunas aporta- cia, no «per mtentionem» sino «per effectum».
ciones de la terapia de V. Frankl que pueden ser útiles en el
acercamiento del director espiritual al dirigido. Estos prin-
cipios, resumidos en tres (voluntad de significado, la «de- 2. La «derrefiexión»
rreflexión» y la intención paradógica), pueden ser utiliza-
~~ un método útil en los momentos de excesiva concen-
dos en el proceso y en la evolución de la dirección espiri-
trac10n en un problema tal que provoca una verdadera
tual y en particular con algunas personas y en algunos ca-
preoc:ipación obsesiva e igualmente en los casos de escru-
sos específicos 3 • ·
pulosi.dad y d~ pe~antería, es.to es en los casos en que se da
una hiperconciencia o una hiperresponsabilización que lle-
va a una hiperreflexión.
?e aplica l~ «derrefle~Ón» cuando buscamos ayudar al
3
Cf. M. TEJERA, L 'apporto della psicologia nella direzione spiritttale, en pacie?~<: a ale1~r. s:i ans10sa yreocupación de su onerosa
Aa.Vv., Elementi di medicina e psicologia pastora/e, V arese 1970, vol. 3, pp.
191-211. .
condic10n y a dmg~r. su atención y su interés hacia posturas
sanas y tareas posltlvas. Es una especie de llamada a los
III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL 103
102

valores más profundos y recónditos del paciente. Se trata compulsivamente haber dejado la puerta abierta cada vez
de «desviar» la atención del paciente hacia otros valores. Es que .s~lía, y tenía ~ada vez que volver atrás para asegurarse.
sabido que una atención forzada sobre una acción perturba Sufno durante vemte años esta obsesión ansiosa hasta el
el normal desenvolvimiento de la propia acción: un ejemplo día en que, ayudada por el terapeuta, se decidió a' decirse a
clásico es el del sueño. Si uno percibe que comienza a en- sí ~~sma _cada vez que sentía la obsesión de volver para
contrar dificultad en dormir y concentra su atención sobre verificar si realmente había cerrado la puerta: «Si la puerta
este hecho y se angustia por no lograr hacerlo, es casi segu- está abierta, abierta la dejo. Aunque me roben y no me de-
ro que pasará la noche insomne. Basta descentrar la aten- jen nada dentro».
ción de este hecho mediante la aceptación de un pensa-
miento que sea verdaderamente interesante.
La técnica de la «derreflexión» es muy útil para tratar El problema de transferencia
los pensamientos coactivos que atormentan a tantos peni-
tentes, y que ellos pretenden eliminar atacándolos directa- . La transf~rencia es un fenómeno general de la percep-
mente, desconociendo que la atención y la concentración ción o de la mterpretación de situaciones actuales a la luz
sobre esos mismos pensamientos contribuyen a su angus- de situaciones pasadas. En la terminología psicoanalítica es-
. .
tiosa persistencia. te fenómeno, desde el principio, fue entendido como dis-
posición sentimental del paciente hacia el terapeuta en ana-
log~a con las disposiciones afectivas que el paciente sentía
hacia las personas con las que antes había estado en estre-
3. La intención paradógica cha relación (intrafamiliar). Sentimientos de amor de afec-
to, de estima (transferencia positiva), pero tambié~ de odio
La intención paradógica es la más curiosa técnica de la de miedo, de h1:millación (transferencia negativa), se vuel~
logoterapia. Ocurre con frecuencia que algunas personas can sobre el psicoterapeuta sin que él mismo haya dado
están preocupadas por cosas o pensamientos que temen o ocas~?n a ello. Pero si el propio psicoterapeuta ha dado
les producen angustia y que, sin embargo, en definitiva de- o~as10n concreta a tales sentimientos, ello significa que él
ben ser objetivamente considerados como cosas sin impor- mismo se en~uent:a en estado de contratransferencia, en
tancia. Se trata sobre todo de los casos de fobia, de miedo, cuanto que distors10na su relación hacia el paciente a la luz
es decir casos irracionales, pero con frecuencia muy estruc- de las propias necesidades irracionales e inconscientes y de
turados, cargados de ansiedad, siempre hacia realidades que los propios conflictos no resueltos.
en sí mismas no deberían producir miedo. En estos casos es
preciso que el paciente aprenda a mirar de frente, incluso a
reírse de la ansiedad.
El terapeuta procura inducir al paciente a intentar, a de- 1. La transferencia en la dirección espiritual
sear o a proponerse obtener paradógicamente aquello que
tanto teme, aunque sólo sea por una fracción de segundo. La situación de transferencia ocurre a menudo frente a
El mismo Frankl aduce el ejemplo de una señora que temía un director espiritual tanto más fácilmente cuanto que, en
III. LA DIREC:CIÓN ESPIRITUAL 105
104 III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL

su función de padre espiritual, recuerda la imagen d~l pro- libertad iluminada por la gracia. En el caso de una direc-
pio progenitor. Es sumamente importa_nte que los dire~:o­ ción espiritual prolongada, regular u ocasional, se pueden
res espirituales comprendan estas reacciones y sepa1: ~s: m- presentar tres posibilidades de desarrollo:
terpretar comportamientos y situaciones de los d1ng1dos
a) El fenómeno de transferencia permanece incons-
para con ellos. El asunto llega a s~r .c~si dra~ático ~uando
ciente por una parte y por otra. Ni el sacerdote ni el fiel
los sentimientos profundos del d1ng1do hacia el director
parecen darse cuenta de que la fuerza del vínculo que les
son de odio, celos, miedo, etc.
une no reside en las cosas dichas o en el carácter sacerdotal
Uno de los puntos fundamentales del proceso terapéu- reconocido al sacerdote, sino en el intercambio continuo y
tico es como se dice en lenguaje analítico, el de «resolver la mutuo de los papeles afectivos, es decir: a la necesidad de
transf~rencia», es decir disolver poco a poco la rel~ción dependencia pasiva corresponde el refuerzo que el sacerdo-
afectiva que se ha formado entre psicoterap~uta y paciente, te experimenta en el ejercicio de un cometido de autoridad;
en busca de una liberación completa del paciente. Esta «re- al deseo de sentirse objeto de afectuosa comprensión, co-
solución» presupone un tratamiento de la propia transfe- rresponde el gozo de poder difundir un poco del cálido ·
rencia. consuelo que le parece exigir la caridad; a la obsesión de
Es importante para el director que exista la transferen- justificarse repitiendo mil acusaciones, corresponde la infi-
cia, y ello por varias razones: nita paciencia que, según algunos, constituiría la grandeza
a) La transferencia brinda al director una ocasión para del comportamiento pastoral hacia el escrupuloso. En estas
observar el pasado del dirigido y entender la génesis y des- situaciones no es previsible ninguna maduración de una re-
arrollo de sus muchos conflictos. lación de transferencia.
b) Mediante la transferencia se opera un mejor y m~s b) El fenómeno de transferencia se hace consciente en
profundo conoci~ento rec~proco, incluso por p~rt~ del di- el sujeto dirigido. Puede ocurrir que ciertos acontecimien-
rigido de cara al director, s1 _s/e produce. en ~s/te ultimo una tos externos (matrimonio, madurez, cambio de domicilio,
adecuada actitud de aceptac1on de la s1tuac1on de transfe- tratamiento psicológico) consigan hacer madurar o, como
rencia y no una «correspondencia». mucho, transformar el vínculo de transferencia haciéndolo
c) Gracias a la transferencia, director y dirigido se en- más consciente. Estas personas se despegan con facilidad de
cuentran en una atmósfera gratificante que ayuda humana- su antiguo director, y éste, por lo general, reacciona con
mente a mantener los frecuentes encuentros mutuos que críticas muy vivas ante tal alejamiento. Todo director debe-
una sana dirección exige. ría en este caso caer en la cuenta de lo que ocurre, o al
menos tener la humildad de retirarse sin excesiva animosi-
dad. Sería éste el momento de acordarse de que nadie es
2. Evolución de las relaciones de transferencia indispensable para la salvación de ninguno de sus herma-
La relación de transferencia es un hecho inicial y puede nos, salvo el Señor.
llegar a ser un buen instrumento; pero la relaci_ón propia- c) El sacerdote toma conciencia del fenómeno de
mente pastoral es una tarea que se ha de construir y perfec- transferencia de la relación pastoral. Entonces intenta con-
cionar continuamente, entre dos personas, en el plano de la trolarlo, eliminarlo y restablecer en su integridad el alcance
106 III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
107

religioso de la mediación psicológica. Esta tercera posibili- mo inauténticas porque constituirían fijaciones de la rela-
dad es evidentemente la que se presenta como norma y co- ción con el sacerdote.
mo solución apetecible. Exige algunas observaciones que · 1;lediante este movimiento progresivo, en el que se ar-
sugerirán al sacerdote cómo afrontar esta situación de moru~an ~n trab~jo de clarificación intelectual y una nueva
transferencia (que algunos temen en exceso). experiencia afectiva el sacerdote restablece su función de
Las ataduras de la transferencia tienden a debilitarse si mediador. La transferencia, obstáculo aparente, se convier-
los encuentros entre sacerdote y fiel se reducen en núme- te en un i:iedio y una revelación. Se podría decir de buen
ro y duración o simplemente se regulan (a intervalos fi- grado.? ~phcando 1;1na feliz expresión del padre R. Thibaut a
jos). proposito de Cnsto, que el sacerdote «signo velado se
El vínculo de la transferencia pierde su eficacia si se transforma en velo significante» 4 •
convierte en objeto explícito de conversación, en lugar de
robustecerse al encontrar comportamientos de condescen-
dencia. El consejero espiritual no dudará en introducir una 3. ¿Cómo se reconoce la transferencia?
reflexión que vierta, más allá de los contenidos de la con-
versación, sobre el estilo de la propia relación, de forma A est~ fi.n ofrecemos brevemente algunas manifestacio-
que invite al sujeto a descubrir los matices afectivos presen- nes qu.e .mdican la pre~encia de la transferencia. Por parte
tes en la relación. del dmgido, la presencia de la transferencia se manifiesta en
Un vínculo de transferencia encontrará su solución (en tres .acti::ides: obs~inación, resistencia y ambigüedad. La
el sentido literal: escisión de un compuesto en sus elemen- obstmacion se percibe como testarudez en ciertas actitudes:
tos simples) en el movimiento que permite a la persona re- no ob~tante las explicaciones, las nuevas informaciones y
ferir espiritualmente a Dios una parte de lo que fijaba psí- ac!arac10nes, la persona vuelve siempre al mismo tema, al
quicamente en el sacerdote o también reconducir hacia el nusmo argumento, al mismo problema. La resistencia se
sacerdote, real o simbólicamente, algo que fijaba ilusoria- 11:1-ª~~esta en la oposición a las propuestas. La ambigüedad
mente sobre Dios. sigmfica que la persona alimenta hacia el director senti-
mientos opuestos, de amor y rechazo, y se manifiesta o en
La dinámica pastoral de una dirección espiritual a base
un comportamiento de sumisión o en un comportamiento
de transferencia (en el caso de que no se trate de una neu- de agresividad.
rosis propiamente dicha o que la curación de la persona
dirigida sea temporalmente imprevisible) parece ser el si- Por parte del director, los signos de una relación de
guiente: ambigüedad temporalmente aceptada, clarificada contratransferencia se manifiestan como miedo a intervenir
progresivamente, de la relación con el sacerdote; orienta- pa~a no perder la confianza del dirigido, como actitud mo-
ción de ciertos matices de la transferencia dirigida por el ralizante que expresa por costumbre una inclinación a do-
sacerdote hacia una perspectiva simbólica, es decir como
«significante» de algunos aspectos del misterio de la salva-
ción, de la relación al Dios trascendente y salvador. Estos 4
Cf. A. GoDIN, La relazione umana ne! dialogo pastora/e Turín 1964
aspectos de la relación serán desvelados y presentados co- pp. 109-117. ' '
108 III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL 109

minar o como irascibilidad o sentimiento de abatamiento oración; conocimiento del verdadero Dios y de la fe de la
durante la conversación, señal de que el director se siente Iglesia; conocimiento de una sólida teología; conocimiento
ofendido. de la historia de la espiritualidad; suficiente conocimiento
Supuesto que la escucha es la capacidad de acoger cuan:.. de la psicología (aunque no se pretenda hacer psicoterapia).
to otro quiere comunicar y es igualmente el vínculo y el Est~ ~sta puede dar vér:igo a quien, en la Iglesia, acepta
medio de la dirección espiritual, parece importante prestar este. r:iimst~no, pero considerada la importancia que este
atención a algunos aspectos particulares: la necesidad de servic10 reviste, el hombre o la mujer directores espiritua-
confianza en sí sin la cual es muy difícil llevar a cabo un les, ~o pueden ~~mirse de una seria preparación. Llegar a
largo camino; esto no suprime el miedo que proviene de ser director espiritual es un proceso que dura toda la vida.
saber que se penetra en un «lugar santo», pero aumenta la
humildad de acoger a la persona sin sentirse por ello opri-
mido; la capacidad de superar los conflictos que pueden de-
rivarse del papel de director espiritual; la capacidad de re-
conocer los límites culturales, sociales y políticos en que
vivimos y de los que no podemos prescindir; la importan-
cia de no depender de la persona dirigida y la libertad inte-
rior frente a la autoridad de la que depende el dirigido; la
capacidad de aceptar emociones fuertes, sentimientos pro-
fundos y experiencias inusuales; desarrollo de una relativa
tolerancia al dolor provocado por ciertas experiencias de
las que, a veces, el director habrá de hacerse cargo para
ayudar a la persona dirigida.
Afirman los autores que todas estas necesarias cualida-
des que hacen de una personá un verdadero director espiri-
tual, más que resultado de un largo trabajo de aprendizaje,
son un don que hay que pedir a Dios. Un don de todas
formas que nunca se vivirá en toda su totalidad porque lo
que encierra es verdaderamente grande. Calor humano,
confianza en el Señor y en su voluntad de revelarse ayuda-
rán abundantemente al director espiritual. Este particular
«don» de ser director espiritual requiere el desarrollo de
cualidades personales como son: gran experiencia de vida;
conocimiento de un Dios salvador pero que desafía a la
persona a cambiar; estudio que va más allá del mero «senti-
do común»; conocimiento de la Biblia como manantial de
IV
La confesión

Antes de entrar en el análisis psicológico de la confe-


sión conviene reflexionar sobre la legitimidad de este enfo-
que. Un análisis de este tipo corre un doble peligro. El pri-
mero consiste en declarar que todos los acontecimientos
religiosos y místicos son simplemente fenómenos psicoló-
gicos y, por lo que respecta a la confesión, se caería en esta
tentación si se dijera que sólo es uno de tantos modos de
liberarse del sentimiento de culpa. Los no creyentes van al
psicólogo, los creyentes se confiesan, sin que hubiera en
ambos casos diferencia alguna esencial. Inmediatamente
podemos anticipar, sin embargo, que existe una diferencia
esencial y ésta consiste tal vez en que una de las razones de
la crisis de la confesión está en el hecho de haber olvidado
tal diferencia. El otro peligro, la otra tentación, sería decla-
rar que la confesión, al ser un fenómeno trascendente, no
encaja en modo alguno en el ámbito de la psicología, y que
por lo tanto los psicólogos harían bien en no perturbarla
con sus análisis.
La verdad, como de costumbre, se sitúa entre estas dos
tomas de posición opuestas. Es cierto que la confesión en-
traña un elemento trascendente que escapa a todos los aná-
lisis psicológicos, nos referimos a la absolución sacramen-
tal, pero todo el resto, es decir el examen de conciencia, la
112 IV. LA CONFESIÓN
IV. LA CONFESIÓN 113

toma de conciencia de los pecados, su expresión verbal, la Es muy útil tener presentes estos tres niveles de la vida
autoacusación, el acto de arrepentimiento, la decisión de psíquica para profundizar en la vida espiritual, dado que
cambiar de vida, etc., forman parte del legítimo análisis de toda la vida espiritual se desenvuelve en estos tres niveles.
la psicología. Una aportación especial de la psicología con- De hecho, se pueden distinguir igualmente tres niveles de
temporánea es el análisis del sentimiento de culpa. oración (pública, privada e íntima), tres niveles de silencio
(de boca, del corazón y del ser íntimo). También el sentido
Desde el punto de vista psicológico la confesión puede del pecado, el arrepentimiento y la praxis de la confesión se
ser descrita como el reconocimiento de la propia responsa- pueden analizar en estos tres niveles.
bilidad. Es interesante la observación de los psicólogos,
que en este sentido advierten cómo se puede utilizar la Es posible vivir la moralidad a nivel de los instintos. A
confesión precisamente con objetivos opuestos, es decir co- raíz del pecado original, existe en el hombre una tensión
mo un medio para minimizar la propia responsabilidad entre las tendencias instintivas y las racionales. Los contro-
cuando uno se presenta a sí mismo como víctima de las les racionales no resultan siempre suficientes para poder
circunstancias. Existen al menos tres formas de hacer esto: dominar las tendencias instintivas. El fallo se suele producir
la confesión de una falsa culpabilidad que puede servir para por lo general en los actos materiales (gula, incontinencia,
enmascarar el verdadero problema; la escrupulosidad que autoerotismo, etc.). La culpabilidad es vivida frecuente-
puede ser una huida de la responsabilidad actual; el maso- mente como temor instintivo mezclado con la vergüenza
quismo, es decir cuando la persona se acusa a sí misma, no por el fallo junto con el deseo de evitar las consecuencias
tanto por los pecados cuanto por los defectos personales, de semejantes actos. La propia confesión de los actos repre-
en vistas a granjearse las simpatías del confesor. El denomi- senta una penitencia: es un acto de expiación.
nador común de estos tres fenómenos es el hecho de que la A nivel de los autoideales la moralidad se vive como
persona hace su confesión analizando su yo sólo superfi- una libre decisión del hombre de realizarse en su relación
cialmente, sin entrar en los impulsos profundos de su com- esencial con Dios y con los demás hombres. Se puede decir
portamiento. que éste es el nivel de la moralidad de la ley, del decálogo,
de los mandamientos de Dios, a condición de que no sean
interpretados como algo exterior al hombre sino como ma-
Los niveles de la vida psíquica nifestación y precisión de la ley de la propia naturaleza. El
pecado es vivido como fallo en la realización del proyecto
La psicología de las profundidades ha llamado la aten- natural con lo cual la culpabilidad toma la forma de una
ción sobre el aspecto multidimensional de la personalidad, responsabilidad personal por haber obrado contra el pro-
es decir sobre el hecho de que la vida psíquica se desen- pio bien. El arrepentimiento es vivido como amargura
vuelve en tres niveles: el nivel público que comprende la mezclada de un fuerte deseo de restablecer la armonía tras-
realización del cometido; el nivel privado que se refiere a tornada. La confesión sitúa esta autoacusación en un con-
los pensamientos, las intenciones, las motivaciones cons- texto comunitario, supuesto que todos somos responsables
cientes; el nivel íntimo que está compuesto de las experien- del orden moral objetivo.
cias íntimas, de los miedos y motivaciones, con frecuencia
. . La moralidad del amor es el nivel más profundo, más
mconsc1entes.
114 IV. LA CONFESIÓN IV. LA CONFESIÓN 115

personalizado. La actividad moral consiste en la relación 1. El estrado del tabú: la culpabilidad se manifiesta
madura del amor. La conciencia no se funda sólo en un como temor instintivo de lo que percibimos como amenaza
juicio racional y lógico sino que se atiene principalmente al para los valores vitales (lo extraño, la sangre, la muerte, el
«sentido de Dios». El pecado es vivido como infidelidad al sexo, la vida). Desde el punto de vista del sentimiento, todo
amor y la culpa se percibe como un profundo dolor en el lo que aparece cargado de un poder oculto es sentido como
deseo de un nuevo encuentro. La confesión se convierte objeto de horror y de fascinación. Lo sagrado puede tomar
entonces en el signo de este nuevo encuentro. cuerpo en el tabú. El tabú psicológico asume entonces un
Uno de los modos de ayudar pastoralmente a los fieles valor en un cierto como sentido religioso y así se explica
a crecer en la praxis de la confesión consiste cabalmente en psicológicamente el hecho de que, en las faltas sexuales de
ayudarlos a examinar su conciencia cada vez más prófunda- importancia secundaria, se pueda invertir un enorme po-
mente. Es preciso partir de los actos, luego buscar las moti- tencial de culpabilidad, supuestamente tenida como cristia-
vaciones escondidas, para poder acceder a las orientaciones na. Una semejante culpabilidad tiene a menudo muy poco
básicas de la persona. de cristiano: es simplemente pre-religiosa.
2. Con la herida narcisista aparece un segundo nivel
de culpabilidad. El sujeto que comete una culpa se siente
Los tipos de culpabilidad disminuido, degradado, rechazado por la sociedad. Esta vez
la culpa se mide espontáneamente por el patrón de la ima-
Otra aportación de la psicología a la praxis de la confe- gen ideal que el sujeto tiene inconscientemente de sí mis-
sión se encuentra en la clarificación de la naturaleza de la mo. Podemos también hablar, en este contexto, de culpabi-
culpabilidad, de la que se pueden distinguir cuatro formas: lidad sociológica, porque la imagen ideal del yo se elabora
a) la culpabilidad existencial u ontológica expresa la siempre en respuesta a las expectativas de la sociedad. En
inevitable tensión entre realidad actual e ideal; los adolescentes la culpabilidad es en gran medida narcisista
b) la culpabilidad racional implica un juicio en una si- y sociológica y la religión les sirve para restablecer la ima-
tuación de decisión. Común a estos dos tipos de culpabili- gen ideal desdibujada, para reintegrarles moralmente en la
dad es el hecho de que el punto de referencia está fuera de sociedad. Aquí igualmente el contenido propiamente reli-
la persona, por ejemplo algún valor que se haya de realizar; gioso de la culpabilidad es débil.
c) la culpabilidad psicológica es más sentimiento que 3. La culpabilidad llega a ser verdaderamente religiosa
juicio, además del sentido de culpa están presentes la ver- sólo cuando la culpa es reconocida como algo personal de-
güenza y el miedo; lante de Dios. La culpa religiosa, el pecado, puede por lo
d) la culpabilidad neurótica es inconsciente, con un tanto ser percibida correctamente sólo cuando se sitúa ante
fuerte sentimiento difuso de culpa. Es común a estos dos la ley del Padre. Sólo él puede revelar el mal en su auténtica
tipos de culpabilidad el hecho de que el punto de referencia dimensión: la dimensión de la rebelión y de la ruptura del
está en la misma persona, en su valor, no en el bien ob- pacto fundamental entre hombre y Dios.
jetivo. La culpabilidad opera en tres estratos psicológicos y La culpabilidad religiosa de la culpa está, por su natura-
en tres estratos religiosos. leza orientada hacia el futuro. La visión retrospectiva del
116 IV. LA CONFESIÓN

pasado es asumir la existencia en vistas a una superación. V


La culpabilidad religiosa es lo contrario de la culpabilidad
psicológica; ésta está tejida de angustia, de recuerdo auto- Los grupos
punitivo, de huida, de aislamiento psicológico. La concien-
cia religiosa queda aligerada del lastre afectivo que la culpa
psicológica deja tras sí, lo que significa que antes de la con-
fesión y de la reconciliación no existe verdadera culpa reli-
giosa reconocida como tal y que ésta queda superada en el
mismo momento en que se manifiesta a la conciencia del
sujeto. El estudio psicológico de la culpa debe preservarnos
de la tendencia a endurecer y consolidar la culpa 1•
Es necesario mencionar de nuevo entre las siguientes
prácticas, en primer lugar el arte de la escucha activa y em- El estudio de los grupos pequeños, o la «dinámica de
pática. El confesor debe aprender a escuchar incluso los grupo», tuvo su inicio en los años 70 y va unido al nombre
mensajes implícitos de la autoacusación del penitente 2 • La de Kurt Lewin (1890-1947). Desde entonces hasta ahora
segunda sugerencia se refiere al diálogo de la confesión, que han sido recogidos muchos datos positivos y se han elabo-
es llamado por algunos autores «coloquio terapéutico»: éste rado diversas teorías sobre cómo nace y se desarrolla· un
exige un acercamiento personalizado y tiempo suficiente grupo, sobre los procesos psicológicos al interior del mis-
que se ha de dedicar a cada penitente 3 • mo y también sobre la psicopatología de las relaciones in-
terpersonales. Desde el punto de vista pastoral merecen es-
pecial interés los grupos de base eclesiales y otros grupos
(carismáticos, de oración) y asociaciones. La psicología
pastoral intenta explicar la naturaleza y funcionamiento de
tales grupos con particular atención al discernimiento entre
lo que es un fenómeno natural de la dinámica de grupo y
los fenómenos religioso-espirituales. Este discernimiento
reviste una importancia específica en el estudio de los fenó-
menos carismáticos.

Psicodinámica de los grupos pequeños


A. VERGOTE, Psicología religiosa, Turín 1967, pp. 202-206.
1

2 R. FENEBERG, Die Beichte, en G. SPORSCHILL (Ed.), Wie heute beich-


El concepto de «grupo psicológico», en sentido propio,
ten?, Friburgo 1974.
3 T. ScHwAGER, Das vergebende Gesprach: Gmndlagen und Praxis des .
extrae su fisionomía propia de la presencia de algunas ca-
Beichtgesprachs, Munich 1981. racterísticas específicas: la intercomunicación psicológica
118 V. LOS GRUPOS V. LOS GRUPOS 119

que tiene como consecuencia lógica la cohesión del grupo, tivo disminuye a veces la decisión personal y la pertenencia
la interacción dependiente que ayuda al crecimiento perso- al grupo se sustituye a la identidad personal. Algunos auto-
nal, el fin común que confiere al grupo una fisionomía res hablan de una auténtica «dependencia» del grupo, aná-
existencial propia. logamente a la toxicodependencia 3 •
Existen diversos criterios para distinguir unos grupos También pueden producirse deformaciones en las rela-
de otros. Según el número de miembros, la psicología habla ciones al interior del grupo bajo la forma de narcisismo co-
de microgrupos, cuando no superan el número de 20 lectivo. Se suele manifestar después del establecimiento de
miembros, y de macrogrupos si el número es más elevado. las normas y principios y al reforzarse la interdependencia
En razón del modo de su génesis se pueden subdividir en y perfilarse la imagen del grupo ideal. En ese momento
grupos espontáneos, grupos impuestos, grupos de valores, aparecen los primeros atisbos de elitismo; el grupo se re-
grupos de referencia, etc. 1• · pliega sobre sí mismo y se satisface con la contemplación
El grupo no es fruto de un momento, sino de un proce- de su propia realidad. La vida en grupo se convierte en un
so. Desde la primera percepción del «otro» hasta la toma fin en sí mismo y durante las reuniones se analizan las rela-
de conciencia de la interdependencia, ese proceso o des- ciones internas; en los grupos de oración se observa que los
arrollo muestra algunas fases características: orientación miembros rezan principalmente por los componentes del
que toma, primeros conflictos, organización que se da, acti- grupo. Sus miembros se sienten a gusto y se contentan vi-
vidad. viendo su afectividad sólo en relación con los otros miem-
bros.
Todo grupo está conducido por una idea mística, es de-
cir por una convicción no conceptualizada de los miembros Finalmente se pueden manifestar deformaciones tam-
sobre la legitimidad del grupo junto con la «ficción institu- bién respecto a la misión del grupo en forma de sectarismo.
cional», que es una creencia común de que el grupo tras- Un grupo llega a ser secta cuando se apropia la verdad y al
ciende a los individuos que lo integran 2• En el caso de los mismo tiempo rechaza a otros grupos. Es útil distinguir
grupos eclesiales, esta «mística» parece estar compuesta de tres tipos de secta. Hay sectas que aceptan su condición de
tres factores: la necesidad del crecimiento personal, la aper- minoritarias y subrayan los valores religiosos que procla-
tura hacia los demás, la misión histórica al servicio de la man. Otras sectas van más lejos y critican a los demás gru-
comunidad. pos aunque sin atacarlos directamente: su aislamiento es la
señal de su protesta, como ocurre a algunos grupos de base
Estas tres necesidades pueden quedar comprometidas o que se han aislado de la Iglesia. Son sobre todo peligrosos
desviadas y entonces se habla de psicopatología del grupo. los grupos que acusan a la Iglesia de haber falsificado la
Un fuerte deseo de autorrealización en un grupo cerrado verdad y el Evangelio: caen en el integrismo y se conside-
puede conducir a la pérdida de la personalidad, en cuyo ran únicos portadores de la verdad. La psicología del secta-
caso se da el peligro de colectivismo. El pensamiento colee::. rio se concreta sobre todo en estos tres puntos, llamados

1 G. LUCE, Dinamica di gruppo, Roma 1977, pp. 36-38.


2 D. KREcH y col., Individuo e Societi:i, Florencia 1984, pp. 474-475. 3
J. SCHARFENBERG, Glaube und Grnppe, Gotinga 1980.
120 V. LOS GRUPOS V. LOS GRUPOS 121

pecados capitales en la teología mística: orgullo espiritual toma patológico. El análisis psicosocial tiende a explicar el
(gnosticismo, voluntarismo ), gula espiritual (carismatismo, fenómeno como un comportamiento que puede ser apren-
falso misticismo), pereza espiritual (quietismo, rechazo del dido casi por todos si poseen una motivación suficiente y la
combate espiritual) 4 • posibilidad de aprender de un modelo. Esta hipótesis ha
sido ampliamente elaborada en un estudio llevado a cabo
por Spanos y sus colaboradores 5 •
Los grupos carismáticos
Según la interpretación psicológica, la glosolalía se sitúa
El movimiento carismático, especialmente después del dentro de la categoría de cesión o relajación de los meca-
concilio Vaticano II, ha llegado a ser un tesoro común de la nismos de control. En este sentido es una expresión no ver-
Iglesia universal. Sin embargo, los grupos y fenómenos ca- bal de la pertenencia a Dios y como tal es una forma de
rismáticos representan todavía hoy un tema de controver- humildad.
sia: mientras algunos ven en los grupos carismáticos el
Otro de los fenómenos estudiados es el de caer en el
«nuevo rostro de la Iglesia», otros los caracterizan como
Espíritu (slain in the Spirit, Ruhen im Geist, Fallen unter
grupos de fanáticos, en ocasiones incluso de desequilibra-
der Kraft). Es una expresión religiosa corporal especial-
dos. En ambos casos la argumentación no suele rebasar el
mente espectacular, notablemente frecuente en ambientes
ámbito de los sentimientos, y los fenómenos mismos no se
evangélicos. He aquí cómo la describe Godin:
analizan propiamente en profundidad. La psicología pasto-
ral procura clarificar algunos momentos de la vida de los «Para el observador se trata de una reacción de la persona a
grupos carismáticos, de manera especial dos aspectos: la na- una imposición de las manos, con una consiguiente caída hacia
turaleza psicológica de ciertos fenómenos carismáticos y atrás frenada por uno o dos de los asistentes, seguida de una
los procesos en el interior del grupo. actitud distendida sin pérdida del conocimiento, con una dura-
ción de dos a diez minutos y una profunda sensación de bienes-
tar psíquico y moral... Es descrita, por la mayor parte de las per-
sonas que la han experimentado, como una experiencia de aban-
La ambigüedad de los fenómenos carismáticos dono, de pérdida de la conciencia egocéntrica, de sumisión a
Dios y al Espíritu con una sensación de calor, de fuerza que
Uno de los fenómenos carismáticos más observados es
escapa a la gravedad, seguida enseguida de un sentimiento de go-
la glosolalía, o sea el don de lengua. Se trata de una vocali- zo y de paz» 6 •
zación desprovista de significado semántico o sintáctico.
En la tradición cristiana esta vocalización está emparejada Es comparado este fenómeno a la caída de san Pablo en
con la posesión del Espíritu Santo y con la comunicación el momento de su conversión, abatido por el Espíritu. La
con Dios mediante la oración y la profecía. Algunos cientí- experiencia que acompaña al hecho de «caer en el Espíritu»
ficos ven en la glosolalía un producto de la conciencia alse-
rada o disociada, otros la caracterizan directamente de sín-
5
N. P. SPANOS y col., Glossolalia as Leamed Behavior, «J. of Abnormal
Psych.», 95 (1986), pp. 21-32.
• C. M. CHARLOT, Approccio pastorale per la psicología degli aderenti a 6
Cf. A. GoDIN, Psicología delle esperienze religiose, Brescia 1983, pp. 111-
sette, «Renovatio», 24 (1989), p. 45. 112.
122 V. LOS GRUPOS V. LOS GRUPOS 123

se presenta como una manifestación corporal que tiene un 2. Falsa imagen de Dios: es difícil evitar la impresión
simbolismo análogo al de «hablar en lenguas» (abandono de que algunos carismáticos alientan un fuerte deseo de una
de una función ordinariamente ligada al control de sí) o al experiencia religiosa, rápida, forzada, p_recipitada, directa-
del «bautismo por inmersión» (que implica una breve pér- mente buscada, prescindiendo de prolijas preparaciones as-
dida de la respiración: muerte-nuevo nacimiento). No hay céticas. La literatura mística desconoce este tipo de expe-
motivos para que esta práctica, debidamente ritualizada, no riencia. Es posible que Dios penetre en el espacio dispuesto
pueda ser retomada en la fe conforme a un sentido cristia- dentro de la persona al cabo de una cierta preparación y
no, es decir en una experiencia completa, simbólica, que concentración, mas es poco probable que el Espíritu des-
una sintéticamente un fenómeno natural a un significado cienda sobre las masas apenas dadas ciertas condiciones ri-
espiritual. Sin duda, la caída en el Espíritu, como la gloso- tuales. Se trata evidentemente de la imagen que cada uno se
lalía puede ser vivida en un realismo espiritual poco acepta- hace de Dios, pero si se creyese que Dios puede ser mani-
ble, con una interpretación fundamentalista según la cual el pulado o forzado a manifestarse, poniendo ciertas condi-
toque del dedo de Dios sería inmediatamente activo. En es- ciones, se trataría de una imagen distorsionada de Dios.
te caso se corre el peligro de ser víctima de una autosuges- 3. Búsqueda de la alegría: una búsqueda consciente de
tión, tal como demuestran los análisis de Rey 7 • los fenómenos inconscientes es un peligro para la indivi-
dualidad. A veces se tiene la impresión que algunos caris-
máticos sacrifican la lucha por su individualidad y se dejan
arrastrar por el inconsciente, por fuerzas incontrolables.
Fenómenos de grupo No es convincente su insistencia en la alegría, en el gozo,
en la sonrisa. La vida del cristiano nunca está exenta de
Supuesto que los fenómenos carismáticos van siempre preocupaciones humanas y la búsqueda constante de la ale-
vinculados a la pertenencia a un grupo, se advierten con gría puede proceder de una tendencia hacia el infantilismo,
frecuencia algunas desviaciones o salen a la luz algunas ten- caracterizado por el principio del placer.
dencias infantiles.
4. Peligro de una espiritualidad cómoda: se tiene la
1. Dependencia del grupo: los carismáticos subrayan la impresión de que algunos carismáticos corren tras los fenó-
importancia de la experiencia religiosa en la comunidad. Es menos carismáticos y el encuentro con Dios sin sufrimien-
éste un deseo legítimo en sí con tal de que no se olvide la to, sin esfuerzo. Esta tendencia a mantener una vida espiri-
dimensión invididual, tan importante como la experiencia tual sin esfuerzo personal es característica de las personas
comunitaria. Esta· orientación casi exclusiva hacia el grupo frágiles. Godin sitúa el trasfondo de este peligro en una
puede desembocar en la pérdida de la individualidad, o teología desviada. La observación de cuanto ocurre y se di-
puede ser signo de una huida de la responsabilidad perso- ce en numerosas asambleas carismáticas de oración justifica
nal ante la llamada de Dios. ' uno de los temores expresados por el teólogo Y. Congar,
que descubre en los comportamientos carismáticos y en las
prácticas pentecostales en las que aquéllos tienen su origen,
7
K. G. REY, Gotteserlebnis im Schnellverfahren, Munich 1985. una teología de la inmediatez:
124 V. LOS GRUPOS

«Se buscan y se encuentran· respuestas y soluciones en una


relación abreviada, inmediata, pesonal, ahorrándose el esfuerzo
Bibliografía
de las prolongadas y difíciles mediaciones, tales como el estudio
exegético de la Escritura, el análisis de los problemas sociales, la
elaboración de la problemática con que se enfrenta la crisis de
Iglesia de resultas de la fantástica transformación del mundo ... » 8

También en este contexto es preciso mencionar el he-


cho de que cualquier grupo carismático tiene su líder indis-
cutido. Los miembros del grupo, sobre todo los menos es-
tables, desarrollan fácilmente una dependencia afectiva res-
pecto a estos líderes con el consiguiente fenómeno de
transferencia. Si una persona cree actuar bajo la influencia
directa del Espíritu Santo y piensa que todos sus senti- ADAMs, J. E., Manual del consejero cristiano, CLIE, Terrassa 2 1987.
mientos están centrados en Dios, y luego descubre que to- ALESIO, L., Liturgia joven. Escritos sobre pastoral litúrgica, Caracas
do ha sido efecto de la psicodinámica del grupo, se queda 1975.
frustrada y confusa. ALONSO, A., Comunidades eclesiales de base, Sígueme, .Salamanca
Esta valoración crítica del movimiento carismático en 1970.
modo alguno está dirigida contra la renovación carismática ARANGO, E., El camino comunitario, Verbo Divino, Estella 21990.
como tal. No hay duda de que ésta ha aportado y aporta ARNOLD, F. X., Teología e histon·a de la acción pastoral, Flors, Barce-
todavía hoy muchos buenos frutos. Conviene, sin embargo, lona 1969.
distinguir los frutos duraderos de los aparentes. Los crite- ARNOLD, F. X. - RAHNER, K. ScHURR, V. - WEBER, L. M. - KLos-
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LuKAs, E., Psychologische Seelsorge, Herder, Friburgo 1985.
Índice

Introducción ........................................................................................ 5

Primera parte
TEOLOGÍA PASTORAL

I. LA TEOLOGÍA PASTORAL ..............................................•........ 9


Definición .......................................................................... ........ 9
Naturaleza ................................................................................. 10
Historia ...................................................................................... 12
Contenido y nuevas perspectivas .......................................... 15

II. PASTORAL FUNDAMENTAL .................•..•.........•.............•........ 19


Criteriología .............................................................................. 19
Dinámica .................................................................................... 21
Aportaciones recientes ............................................................. 24

III. LA PASTORAL DE LA PALABRA ............................................. 29


La teología del anuncio ........................................................... 29
Formas del anuncio ................................................................. 31
El contenido del anuncio ........................................................ 36
El predicador y los oyentes ................................................... 38

IV. LA PASTORAL LITÜRGICA ······················································ 41


Principios teológicos ................................................................ 41
Catequesis sacramental ............................................................ 43
Iniciación ................................................................................... 44
Bautismo .................................................................................... 48
130 ÍNDICE

Confirmación ............................................................................ 49
Penitencia .................................................................................. 50
La asamblea eucarística ........................................................... 51
Matrimonio ............................................................................. .. 53
Enfermedad y muerte .............................................................. 55

V. PASTORAL DEL SERVICIO CRISTIANO ...................•.............. 59


Caridad ...................................................................................... 60
Pastoral de base ........................................................................ 64
Iglesia-mundo ........................................................................... 67

Segunda parte
PSICOLOGÍA PASTORAL
I. LA PSICOLOGfA PASTORAL ····•··•········································••·· 73
La situación pastoral ............................................................... 75
Antropología pastoral .............................................................. 77

II. CONSULTA PASTORAL ··························································•·· 85


La naturaleza de la consulta pastoral ................................... 85
Actitudes del consejero ........................................................... 88
Las técnicas ............................................................................... 89
Intervenciones inadecuadas ..................................................... 91

III. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL ··•····················•························••· 93


Jalones históricos ...................................................................... 93
Diversos modelos de dirección espiritual ............................. 95
Aportaciones de la psicología ................................................ 98
Los mecanismos de defensa ................................................... 99
Algunos principios de logoterapia ......................................... 100
El problema de transferencia ................................................. 103

IV. LA CONFESIÓN ···•············•············•··············••···················•······ 111


Los niveles de la vida psíquica .............................................. 112
Los tipos de culpabilidad ....................................................... 114

V. Los GRUPOS ....................•.........................................••....•..•..... 117


Psicodinárnica de los grupos pequeños ................................ 117
Los grupos carismáticos .......................................................... 120
Fenómenos de grupo ····························································'·· 122
Bibliografía ......................................................................................... 125

~,~c~~T~SA CEN~RA~
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