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LOS RETOS DE LA AGENDA 2030:

PERSPECTIVAS Y PROSPECTIVAS PARA UN DESARROLLO SOSTENIBLE

MARCO ANTONIO ZEIND CHÁVEZ


DOCTOR EN DERECHO POR LA UNAM
antonio@zeind.com.mx

GUSTAVO EDUARDO CASTAÑEDA CAMACHO


MAESTRO EN DERECHO POR LA UNAM
gustavo.castaneda@outlook.com

“Salvaguardar el medio ambiente…


es un principio rector de todo nuestro trabajo
en el apoyo del desarrollo sostenible;
es un componente esencial en la
erradicación de la pobreza y
uno de los cimientos de la paz”
(Kofi Annan)

A través de una resolución con fecha 25 de septiembre de 2015 la Asamblea


General de las Naciones Unidas aprobó la “Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible”. En ella se estableció un mapa de navegación para la transformación
económica, social y ambiental (en términos sustentables), de los 193 Estados
subscriptores, durante los próximos tres lustros.

Esta hoja de ruta representa una oportunidad trascendental para México, en


vista de que incorpora asuntos eminentemente prioritarios para el progreso del país,
como la erradicación de la pobreza extrema, la reducción de la desigualdad en todas
sus dimensiones, el crecimiento económico inclusivo, la cimentación de ciudades
sostenibles y la implementación de medidas para afrontar la problemática del
cambio climático, inter alia. En este contexto, el gobierno mexicano ha hecho público
su respaldo a la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, así como su
compromiso y determinación por participar de forma activa en este plan de acción
a favor de las personas, el planeta y la prosperidad.

En la Agenda 2030 se esbozan 17 Objetivos de carácter integral e indivisible,


entre estas metas, destacan para el presente análisis los Objetivos 6 y 7, los cuales
se refieren (siguiendo la numeración), “a la disponibilidad y gestión sostenible del
agua” y “el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna”.

Durante la Cumbre de Desarrollo Sostenible llevada a cabo del 25 al 27 de


septiembre de 2015 en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, la Asamblea
General adoptó una histórica resolución a favor de la inclusión social, la prosperidad,
la protección del medio ambiente, y el respeto a los derechos humanos, bajo la
voluntad de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Esta resolución dio
origen a la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

La Agenda 2030 incluyó 17 Objetivos y 169 metas, constituyendo el empeño


internacional más ambicioso en beneficio de la humanidad y el planeta, al coordinar
las tres dimensiones del desarrollo sostenible, esto es, la económica, social y
ambiental. Este programa es un compromiso universal adquirido por países
desarrollados como en vías de ésta, que pretende lograr una alianza de
colaboración por medio de una inédita diversidad de actores internacionales, con la
finalidad de establecer propósitos y medios para impulsar los renovados estándares
de bienestar humano.

La Agenda 2030 (en términos generales), se encamina a poner fin a la


pobreza y el hambre en todo el mundo, a combatir las desigualdades dentro de los
países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger
los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el
empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera
del planeta y sus recursos naturales. Para alcanzar estas aspiraciones, las naciones
persiguen la creación de las condiciones necesarias para un crecimiento económico
sostenible, inclusivo y sostenido, tomando en cuenta los diferentes niveles
nacionales de desarrollo y capacidad.

La Agenda 2030 encarna una ocasión excepcional para renovar


compromisos y esfuerzos para obtener un desarrollo sostenible e incluyente para la
comunidad internacional, al conservar el objetivo en común de edificación de un
futuro mejor para todos, incluidos los millones de personas que se han visto privadas
de la oportunidad de llevar una vida decente, digna y plena para poder desplegar
todo su potencial humano.

Después de un proceso inclusivo de negociaciones intergubernamentales y


tomando como base la propuesta del Grupo de Trabajo Abierto sobre los Objetivos
de Desarrollo Sostenible, se determinó que éstos tendrían las siguientes
características:

 Carácter integrado e indivisible;


 Alcance mundial; y
 Aplicación universal

A su vez, se estableció que los Objetivos tendrían que tomar en cuenta las
diferentes realidades, capacidades y niveles de desarrollo de cada país, respetando
sus políticas y prioridades nacionales. Lo que significa que, cada gobierno
establecerá sus propias metas domésticas, orientándose de las pretensiones
generales, pero tomando en consideración las circunstancias de cada país. En esta
tesitura, cada Estado dictaminará los mecanismos de incorporación de las metas
mundiales en sus procesos de planificación, en sus políticas públicas y estrategias
nacionales.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, reconociendo que cada Estado
tiene diferentes enfoques, visiones de futuro, modelos e instrumentos para lograr el
desarrollo sostenible, en función de sus contextos y prioridades, acordó que los 17
grandes Objetivos para lograr el desarrollo sostenible son:

TABLA 1. OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE

Objetivos de desarrollo sostenible


Objetivo 1 Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el
mundo
Objetivo 2 Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la
mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible
Objetivo 3 Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos
a todas las edades
Objetivo 4 Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad
y promover oportunidades de aprendizaje permanente
para todos
Objetivo 5 Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las
mujeres y las niñas
Objetivo 6 Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del
agua y el saneamiento para todos
Objetivo 7 Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable,
sostenible y moderna para todos
Objetivo 8 Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y
sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo
decente para todos
Objetivo 9 Construir infraestructuras resilientes, promover la
industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la
innovación
Objetivo 10 Reducir la desigualdad en los países y entre ellos
Objetivo 11 Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos
sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles
Objetivo 12 Garantizar modalidades de consumo y producción
sostenibles
Objetivo 13 Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio
climático y sus efectos
Objetivo 14 Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los
mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible
Objetivo 15 Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los
ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los
bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir
la degradación de las tierras y detener la pérdida de
biodiversidad
Objetivo 16 Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el
desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para
todos y construir a todos los niveles instituciones eficaces
e inclusivas que rindan cuentas
Objetivo 17 Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la
Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible

El agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la


vida y la salud. El derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente
y es condición previa para la realización de otros derechos humanos. El Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas ha constatado
constantemente la denegación generalizada del derecho al agua, tanto en los
países en desarrollo como en los países desarrollados. Más de 1000 millones de
personas carecen de un suministro suficiente de agua y varios miles de millones no
tienen acceso a servicios adecuados de saneamiento, lo cual constituye la principal
causa de contaminación del agua y de las enfermedades relacionadas con ella.
Por lo anterior, la Agenda para el Desarrollo Sostenible, ha determinado una
serie de metas dentro de su Objetivo 6, las cuales se buscan cumplir para el año
2030:

1.- Lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio


asequible para todos;

2.- Lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y


equitativos para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial
atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones
de vulnerabilidad;

3.- Mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando el


vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos,
reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando
considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial;

4.- Aumentar considerablemente el uso eficiente de los recursos hídricos en


todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento
de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir considerablemente
el número de personas que sufren falta de agua;

5.- Implementar la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los


niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza, según proceda;

6.- Proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos


los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los acuíferos y los lagos;

7.- Ampliar la cooperación internacional y el apoyo prestado a los países en


desarrollo para la creación de capacidad en actividades y programas relativos al
agua y el saneamiento, como los de captación de agua, desalinización, uso eficiente
de los recursos hídricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y tecnologías
de reutilización; y

8.- Apoyar y fortalecer la participación de las comunidades locales en la


mejora de la gestión del agua y el saneamiento.

En México el derecho al agua se encuentra consagrado en el artículo 4


constitucional, en el que se establece que “Toda persona tiene derecho al acceso,
disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma
suficiente, salubre, aceptable y asequible”; sin embargo, la distribución geográfica
del agua no coincide con la distribución geográfica de la población. En la zona
centro-norte del país se concentra el 27% de la población, se genera el 79% del
PIB, y se cuenta con sólo 32% del agua renovable; en cambio, en la zona sur donde
existe el 68% del agua del país, se asienta sólo el 23% de la población y se genera
21% del PIB. Por otro lado, si bien es cierto que gran parte de la población tiene
acceso al servicio público de agua potable, la calidad de ella es muy baja. Por lo
que el gran reto de México respecto al derecho al agua está en fortalecer la gestión
integrada y sustentable de ella, así como incrementar el abastecimiento de agua y
el acceso a los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento de calidad.

La energía sostenible implica que ésta sea accesible, costeable, más limpia
y más eficiente. La energía es fundamental para casi todos los grandes desafíos y
oportunidades a los que hace frente el mundo actualmente; no obstante, en la
actualidad se estima que uno de cada cinco habitantes del planeta, es decir, 1.300
millones de personas, siguen careciendo de acceso a la electricidad.
Aproximadamente el doble, 2.7000 millones de personas, dependen de la madera,
el carbón o los excrementos de animales para cocinar alimentos y tener calefacción.

Esta situación, ha propiciado que, en la Agenda para el Desarrollo Sostenible,


se haya priorizado dentro del Objetivo 7, una serie de metas que se pretenden
verificar para el año 2030:
1.- Garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables
y modernos;

2.- Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el


conjunto de fuentes energéticas;

3.- Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética;

4.- Aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la


investigación y la tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes
renovables, la eficiencia energética y las tecnologías avanzadas y menos
contaminantes de combustibles fósiles, y promover la inversión en infraestructura
energética y tecnologías limpias; y

5.- Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios


energéticos modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo, en
particular los países menos adelantados, los pequeños Estados insulares en
desarrollo y los países en desarrollo sin litoral, en consonancia con sus respectivos
programas de apoyo.

En México, el derecho a la energía sostenible se desprende del párrafo quinto


de artículo 4 constitucional, en el que se estipula que: “Toda persona tiene derecho
a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El estado garantizará el
respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad
para quien lo provoque en términos de los dispuesto por la ley”.

En este sentido, los datos sobre el acceso a energía sostenible en México


son alentadores, ya que al cierre de 2015 la capacidad instalada de generación
mediante energías renovables se incrementó 6.6 % respecto al periodo 2014,
llegando a los 17,140.4 MW, lo cual representó el 25.2% de la capacidad de
generación total. La mayor parte de la capacidad en operación renovable continúa
siendo hidroeléctrica, que en suma con la energía eólica representan el 80% de la
capacidad instalada en energías limpias.

México posee un gran potencial para generar energía a través de fuentes


renovables, ya que cuenta con altos niveles de insolación, recursos hídricos para
instalar plantas minihidráulicas, vapor y agua para el desarrollo de campos
geotérmicos, zonas con intensos y constantes vientos, grandes volúmenes de
esquilmos agrícolas e importantes cantidades de desperdicios orgánicos en las
ciudades y el campo. Los pronósticos para el 2030, indican que en México las
energías renovables se multiplicarán, abonando 24,296.5 MW a la capacidad total
del Sistema Eléctrico Nacional.

México se puede convertir en un país clave para el proceso de transformación


mundial dentro de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, debido a
múltiples factores: 1.- tiene una economía emergente; 2.- posee una situación
geográfica codiciable; 3.- mantiene un perfil receptor y oferente influyente inmerso
en la cooperación internacional; y 4.- es miembro de la ONU, la OCDE y el G-20.
Este estatus le proporcionan las herramientas necesarias para asumir un papel
preponderante en los procesos de internacionalización y democratización.

Sin embargo, antes de ser un actor fundamental en la cooperación


internacional, es necesario que cumpla internamente con los Objetivos y metas de
la Agenda 2030, para lo cual resulta necesario la implementación de nuevos
andamiajes jurídicos e institucionales que le permitan atender a cabalidad sus
compromisos internacionales.

La reforma constitucional en materia de Derechos Humanos será un baluarte


para las nuevas políticas públicas que deberá afrontar la nueva administración, ya
que, por un lado, México enfrentará cuantiosos retos para asegurar el acceso al
agua potable de calidad y saneamiento de toda su población; y por otro, tendrá que
aprovechar la oportunidad que le concede su potencial para convertirse en uno de
los líderes en la producción de energías renovables. Confiemos en que a partir del
primero de diciembre, el próximo gobierno persiga el fortalecimiento del Desarrollo
Sostenible, capitalizando el potencial de nuestro país.

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