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El Toledot Yeshu arroja luz sobre un aspecto importante de las relaciones

judeo-cristianas. En este caso, habida cuenta de las narrativas de


impotencia judía y la falta de agencia, Toledot Yeshu revela algunas de
las formas en que Judios se burlaban, se resistió, y subvertido narrativas
hegemónicas del mundo cristiano que les rodea. Por lo tanto, sirve como
un correctivo importante a la teoría lacrimosa de la historia judía.
Muchos estudiosos prefieren evitar la discusión de Toledot Yeshu, que
recuerda los períodos incómodos de la historia en que las relaciones
entre los Judios y los cristianos eran antagónicos. Por desgracia, como la
evitación de la historia tiene consecuencias desastrosas. Yo diría que son
las partes de nuestra historia que nos negamos a ver que plantean el
mayor peligro para nosotros. Evitar las deficiencias históricas fomenta la
complacencia, el desplazamiento de la responsabilidad, y la falta de
sensibilidad hacia los demás. Es cuando nos enfrentamos a las partes
difíciles de nuestra historia compartida de que podemos llegar a un
acuerdo con la razón por la gente necesitaba tal burla y por qué otros
pueden emplear tal retórica en contra de ellos, la comprensión de la
violencia histórica y los prejuicios que dio forma a este texto. Es sólo
cuando nos enfrentamos a esa parte del espíritu humano que ama a
degradar la otra que podemos invitar en las respuestas más ilustrados.
En estos días tristes de invierno, invitemos a la luz, especialmente a las
partes más difíciles de nuestra historia.  

-Decia Josep Klausner- El Toldot Ieshu muestra que las invenciones y


leyendas llenas de odio y a veces de penetrante mofa contra el
cristianismo y su Fundador, fueron en aumento. No se negaba nada de lo
que decían los Evangelios: se lo transformaba en una fuente de ridículo
y de culpa.

Sólo en Israel, de la boca de los rabinos principales de ciertas ciudades


del sur, en entrevistas de televisión he escuchado semejantes palabras:
"los Cristinanos son peor que Hitler. Éste mató nuestros cuerpos pero no
nuestras almas. Los cristianos roban nuestra esencia y nos quieren
enseñar cómo debemos adorar a nuestro Dios".

"Los Evangelios nos dicen que Jesús realizó milagros; también lo afirma
el autor del Toledot Yeshu, pero mientras aquellos los atribuyen a la
ayuda del Espíritu Santo, éste los explica por la mediación del "Nombre
Inefable", que Jesús había aprendido con propósitos aviesos, y de los
hechizos que el nazreno fue a buscar a Egipto. Los Evangelios dicen que
Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo; el Toledot sostienen que
nació como resultado del engaño y la seducción. Los Evangelios dicen
que el cuerpo desapareció después de haber sido sepultado; el Toledot lo
admite, pero aclara que se debió a que el jardinero Yehudá lo retiró de la
tumba, y no a que fuera devuelto a la vida, como dicen los
evangelistas".
Sin embargo, como explica John Gager, el problema con los orígenes de
Jesús es evidente en los evangelios. El Evangelio de Marcos llama a Jesús
"hijo de María" (6:3), es probable traicionar el hecho de que la identidad
de su padre fue disputada; el Evangelio de Lucas omite este pasaje
vergonzoso mientras que el Evangelio de Mateo le da un linaje patrilineal
honorable por medio de José (y cuidadosamente incluye otras madres
controversiales como Tamar, Rut, Rahab y Betsabé) aun cuando afirma
que fue concebido por el Espíritu Santo. 

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