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Seguro que más de una vez te has arrancado a cantar en la ducha el tema de moda, has
tarareado mientras conducías esa canción que no te puedes quitar de la cabeza, o has
terminado una noche de fiesta en el karaoke. Lo que tal vez no supieras es que cantar
alarga la vida.
El canto es algo visceral que emana de lo más profundo de nuestro ser. A diferencia de
cuando se emplea la voz para hablar, cuando se canta es necesario entonar, tener en cuenta
la melodía y el ritmo. Todo ello convierte a la voz en un instrumento musical con
demostradas capacidades a la hora de mejorar nuestro bienestar y nuestra salud
independientemente de si somos más o menos entonados, de si cantamos mejor o peor.
Cuando cantamos, nuestro cerebro libera diferentes sustancias como oxitocina o endorfinas.
Estas hormonas tienen la capacidad de reducir la ansiedad y el nerviosismo que son dos
de los principales síntomas del estrés. Por si fuera poco, diferentes estudios han demostrado
la capacidad de la musicoterapia y los ejercicios de canto para tratar el dolor en diferentes
enfermedades y retrasar la aparición de otras como el alzheimer.
Pero no queda ahí la cosa. Y es que aquellas personas mayores que cantan de manera
habitual tienen menos predisposición a caer en depresiones, efectúan menor número de
visitas al médico porque su salud es evidentemente mejor, tienen menos problemas de vista
y no necesitan tantos medicamentos que aquellas personas que no participan en ninguna
actividad relacionada con el canto.
En definitiva, cantar mejora el estado de ánimo, incrementa la productividad, te hace
ser más positivo, sirve como tratamiento complementario de diferentes enfermedades y
retrasa la aparición de otras muchas. Y es que cantar alarga la vida.