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Escena 1

LOIDA; Eunice, gracias a Dios por Timoteo, ya es un hombre temeroso del Señor,
EUNICE: si Loida lo sé, y le he puesto Timoteo porque quiere decir Honra a Dios,
LOIDA; si entre las dos le hemos guiado a Jesús y, desde su más tierna infancia, le
inculcamos el temor y el amor a Dios, cimentando bases en su fe.
EUNICE: Timoteo creció hasta convertirse en un gran hombre de Dios, en un siervo,
llegando a ser pastor en la iglesia de Éfeso y uno de los discípulos más aventajados
del apóstol Pablo.
Gracias Señor por permitirnos ser Luz para la vida de este muchacho, y permítenos
ser luz para muchas vidas más.

Escena 2
ABIGAIL GERTRUDE: Señor aquí está mi vida, la vida de Abigail Gertrude, no la de
la de la predicadora reconocida por su trayectoria como evangelista. Sino esta,
que en compañía de mi esposo Larsen, siento una carga espiritual por Colombia,
permítenos llegar allá, porque es tan grande esta carga, que me daría por bien
servida si sólo muriera en este hermoso País. No hay ni un solo colombiano
bautizado en el NOMBRE de JESUCRISTO, ni sellado con el Espíritu Santo en poder
pentecostal, hace 81 años llegamos y No es que nosotros hayamos traído a Jesús
a Colombia, Él nos trajo a nosotros. Hemos sido luz para los colombianos, pero la
mies sigue siendo mucha y los obreros siguen siendo pocos.

Escena 3
BETTY ROCHA; Fueron muchos años dedicados al servicio del Señor, hoy digo Betty
Rocha estos son los mejores años de mi vida!!. Las palabras no alcanzan para
expresar las maravillosas obras que Dios ha hecho y porque no decirlo las que ha
hecho a través de mí, sencillamente he sido eso solo eso, un instrumento del Señor,
experimente los milagros del Señor muy cerquita, seguí esa luz qué alumbro mi vida
y la luz que transmitieron esas hermosas mujeres que me enseñaron la palabra y
que Dios uso para salvar mi vida. Serví al Señor con Amor y fervor, hoy las fuerzas no
me alcanzan, pero mi fe sigue intacta y mi esperanza que con mis ojos veré a mi
salvador. Señor que mi Vida siga siendo Luz a muchas mujeres que hoy necesitan
de tu amor y tu misericordia.
Escena 4
MUJER 1: a mí también me Ilumino esa hermosa luz, llevo más de 30 años sirviéndole
al Señor al lado de mi esposo en el Santo ministerio, Él tuvo en cuenta mi nombre,
me llamo y me ha dotado de características especiales que me hacen ser única y
capacitada para toda buena obra. Porque Dios mismo el que se ha encargado de
dignificar a la Mujer y la ha usado grandemente para que muchas generaciones
conozcan al Único, Sabio, y Verdadero Dios, y hoy podamos ver familias completas
redimidas por la sangre de Jesucristo. Señor ayúdame siempre porque quiero seguir
siendo luz para muchas mujeres.

Escena 5
MUJER JOVEN; Dios me ha dado el privilegio de ser parte de su plan perfecto de
salvación. El testimonio de estas mujeres han marcaron mi infancia, mi
adolescencia y mi juventud, y su legado me ha iluminado y me acompaña hasta
el día de hoy, impulsándome a seguir adelante sabiendo que Dios cumplirá su
propósito en mí. No quiero ser egoísta Señor, quiero que esa luz que también hay
en mí se refleje en muchas vidas, sé que mi compañera de estudio lo necesita,
debajo de ese Antifaz de Rebeldía, de fiestas, de alcoholismo, de moda, de
libertinaje, se encuentran Vidas que necesitan de ti, que anhelan lo que yo tengo
hoy, a ti mi amado Señor. Ayúdame a Ser Luz en medio de las Tinieblas.

Escena 6
Niña: Mama, mira, ¿tú también puedes ver esas hermosas Luces?
Mama; Si mi amor, así es, esas luces son el reflejo de las Damas Dorcas, quienes nos
hemos caracterizado a través de los tiempos, por ser mujeres dispuestas para el
servicio del Señor, Mujeres de Buenas obras, quienes nos hemos dejado iluminar por
Jesús, para que nuestra vida también sea luz para muchas mujeres.
Niña; ellas mama? ¿Pero cómo lo hace?
Mama; Muchas de ellas con su ejemplo y vida cristiana son inspiración para otras,
y de igual manera nuestra iglesia también nos permite ser lumbreras y trabajar en
la obra del Señor, Con nuestro aporte espiritual (orando por los misioneros), Nuestro
aporte económico (contribuyendo siempre con una generosa ofrenda) Y aún el
aporte humano de muchas, (acompañando y sirviendo con sus esposos en el
campo misionero).
Niña; mama que hermoso es ser Luz, yo también quiero serlo, cierto que puedo serlo
Mama; Claro que si amor, el Señor nos ha llamado a ti y a mí a ser la Luz del mundo
Escena 7
Mujer 2; Bendita y maravillosa luz, que alumbro mi vida y que la cambio para
siempre, benditas mujeres que han mantenido esa antorcha encendida y que con
su vida y su ejemplo han iluminado muchas vidas, ellas nunca imaginaron, algunas
ni siquiera se enteraron hasta donde llego su reflejo. Como Loida y Eunice o como
la Hermana Abigail.
La iglesia pentecostal ha sido testigo fiel de la labor que ha desempeñado la mujer
cristiana en la gran comisión; impulsando obras en veredas, rancherías, municipios,
ciudades y con su apoyo incondicional en los grandes países del mundo.
Las damas Dorcas hemos sido luz, al igual que toda la iglesia del Señor, Hemos
sostenido por muchos años la Obra de la Expansión del Evangelio y lo seguiremos
haciendo con todo el corazón hasta que el dueño de esta obra, ¡venga por los
suyos!!
Por eso hermana Dorca no es hora de malgastar el tiempo en cosas que no valen
la pena, es de hora de Iluminar vidas.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Se cierra con el coro;


Enciende una Luz
Loida y Eunice, la abuela y la madre de Timoteo, eran creyentes pero su padre no.
En el mundo romano el padre tenía total autoridad en el hogar. Pero, aun así, ellas
le guiaron a Jesús y, desde su más tierna infancia, le inculcaron el temor y el amor
a Dios, sentando las bases de su fe. Timoteo creció hasta convertirse en un gran
hombre de Dios, en un siervo, llegando a ser pastor en la iglesia de Éfeso y uno de
los discípulos más aventajados del apóstol Pablo.

Los padres y los abuelos tenemos el gran privilegio de poder pasar a nuestros hijos
un legado eterno mejor que cualquier herencia terrenal que podamos reunir:
nuestra fe en Dios. Pablo dice sobre estas dos mujeres que tenían una “fe no
fingida”, una fe genuina, una relación personal con Jesucristo que se evidenciaba
por una vida transformada en Él y por la influencia que estas mujeres tenían en las
personas a su alrededor.

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