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Introducción:

Recuerde que antes de ser regenerados (nuevo nacimiento) poseíamos una naturaleza (Adámica), ahora que somos
Regenerados tenemos 2 naturalezas, Adámica y Espiritual y entre ellas hay un conflicto como veremos más
adelante, Ejemplo (Cuarto sucio).

7:14 Porque sabemos que la ley es espiritual; más yo soy carnal, vendido al pecado.
La ley es espiritual –

¿Por qué la ley es espiritual? – Dios es espíritu

La ley es santa y el mandamiento santo y justo y bueno; que es obra de Dios, producto del Espíritu Santo.

El problema no está en la ley que es buena, sino en la rebeldía del corazón del hombre pecador. La ley fue dada
para revelar el pecado; no para eliminarlo. No tiene el poder necesario para producir obediencia.

Es espiritual porque es el resultado de la obra del Espíritu, no solo comunicándola, sino escrita por el mismo
(Ex 31.18).

Su comprensión requiere iluminación espiritual y su cumplimiento, recursos espirituales (SANTIFICACION).

Dios es espíritu, la única manera de tener comunión con él es a través de mi espíritu regenerado, por medio de la
escritura la cual fue inspirada por el E.S.

La diferencia entre los animales y los seres humanos radica en que nosotros tenemos alma y espíritu y ellos solo
alma.

Más yo soy carnal –


Pablo no está hablando de su experiencia antes de ser regenerado porque hubiera usado la palabra “natural”
(1 Corintios 2.14).

La palabra “carnal” no se usa para describir a una persona no regenerada, sino a un cristiano no liberado del
poder de la carne.
La palabra traducida como carnal describe al hombre en términos de su distancia de Dios y de su debilidad frente a
la tentación. Aún no hemos sido Glorificados

El apóstol no dice: “Estoy en la carne”, o “controlado por la carne”—véanse 7:5; 8:8, sino “soy carnal”, que es
otra cosa. Estar “en la carne” significa estar básicamente controlado por la pecadora naturaleza humana que uno
tiene.

Pablo no dice que todavía está en la carne, sino que la carne sigue siendo parte de él.

Pero ser carnal, por otro lado, significa ser lo opuesto de lo que es la ley. La ley de Dios es espiritual, perfecta,
divina.

En un sentido Pablo es no espiritual, imperfecto. Como lo indica 1 Co. 3:1, 3, tal persona carnal puede, aun así, ser
cristiana.
Aquí carnal indica que mientras sigue la existencia física del cristiano hay algo dentro de él que se resiste a
someterse plenamente y continuamente a la ley de Dios. Más adelante veremos que tenemos 2 leyes en nosotros
(Ejemplo: Avión, globo).

Vendido al pecado –

Recuerda que desde que Adán peco, nosotros nacimos en una condición de pecado, muertos espiritualmente
(Romanos 5.12), sin la capacidad de obedecer la santa y espiritual ley de Dios, nuestro cuerpo estaba dominado
por nuestra alma (Jeremías 17.9). Ahora con mi espíritu resucitado, tengo comunión con Dios y el E.S ahora
domina mi alma y esta le da órdenes a mi cuerpo.

“¡‘Vendido al pecado es exactamente lo que el nuevo convertido no sabe! Perdonado, justificado sabe él que es:

¡Y tiene el gozo de eso! Pero ahora, encontrar una naturaleza maligna, de la cual nunca había sido exactamente
consciente, y de la cual pensaba que se había deshecho completamente cuando creyó, es una ‘segunda lección’ que
¡a menuda resulta más amarga que la primera –de culpa–¡” – (Ejemplo: “Gato y Raton”.

La declaración de Pablo de que entonces como cristiano él era esclavo del pecado contradice lo que escribió antes
en el capítulo 6 acerca de no ser más esclavo del pecado.

En un sentido, el cristiano ya no es esclavo del pecado (6:1-14). Hemos muerto a él, y ya no nos domina. Sin
embargo, en otro sentido el pecado todavía tiene una gran atracción para nosotros ya que nuestra naturaleza
humana básica todavía es pecaminosa y retenemos esa naturaleza durante toda nuestra vida.

Es cierto que el creyente ha sido librado del dominio del pecado (6:12, 14); sin embargo, no puede librarse de la
influencia del pecado mientras siga su existencia física.

Por ejemplo, un criminal puesto en libertad de la prisión ya no tiene que vivir dentro de la esfera de la existencia
prescrita por las paredes de la prisión.

Sin embargo, todavía tiene que vivir dentro de los confines de las limitaciones humanas. Dios ha liberado al
cristiano de la casa prisión del pecado (6:1-14). No obstante, todavía tenemos dentro de nosotros una naturaleza
pecaminosa que nos será fuente de tentación mientras vivamos (7:14-25).

Para minimizar la dificultad de comprender esta distinción, Pablo usa diferentes expresiones para describir las dos
relaciones. En el capítulo 6 usa “esclavos, pero en el capítulo 7 escribe “vendido” (v. 14).

En el capítulo 6 habla de la relación del nuevo hombre en Cristo (toda la persona, el cristiano) con el pecado. En el
capítulo 7 habla de la relación de la vieja naturaleza (una parte de cada persona que incluye al nuevo hombre en
Cristo) con el pecado.

Adán vendió a toda la raza humana a la esclavitud del pecado cuando él pecó (5:12, 14).

El creyente ha sido librado del dominio del pecado (6:12, 14); sin embargo, no puede librarse de la influencia del
pecado mientras siga su existencia física.

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