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La opción fundamental

En primer lugar, debemos empezar señalando que significa el concepto de opción

fundamental. Se puede entender el significado antropológico de la opción fundamental

diciendo que representa la orientación, la dirección de toda la vida hacia el fin, por otro lado,

la psicología ha puesto de manifiesto la importancia de una elección fundamental o proyecto

general de vida en la estructura de la personalidad.

Es decir, la opción fundamental se refiere al conjunto de toda la existencia. Es una

decisión de tal densidad que abarca totalmente a la persona, dando orientación y sentido a

toda su vida.

Por tanto, se puede entender que la opción fundamental en el plano antropológico cómo,

en el psicológico, es un elemento constitutivo del ser humano, el cual sólo se podrá dar

cuando se haya llegado a una madurez psicológica suficiente. Ahora bien, la opción

fundamental entendida desde la perspectiva de la teología moral cristiana no es otra cosa que

el proceso de fe vital y existencial por el cual ocurre la vivencia de la gracia. Esta opción

fundamental, es la que determina la negación de una opción fundamental por el pecado. Este

es un punto muy importante, ya que hace referencia a la apertura que tiene la persona hacia

el otro, o por lo contrario a cerrarse en sí mismo.

Eduardo López (2003), afirma lo siguiente:


Múltiples factores, como la ignorancia, el error, la poca atención, el temor, la pasión, la

presión social, etc., pueden impedir la lucidez para una valoración racional y libre. Es

posible, incluso, que la presencia de estos elementos no elimine la capacidad de ser

responsables, bien sea porque no anulan por completo el entendimiento y la voluntad, o

porque tales influencias se deban de alguna manera a un descuido anterior y responsable

del individuo. (pp.270-271)

La libertad

Este es otro de los elementos que se quiere resaltar en este capítulo, puesto que es parte

indispensable en lo que se refiere a la opción fundamental y sobre todo porque “La libertad

es una parte esencial de la persona”.

Hay que señalar según lo que dice nuestro autor, que la libertad es dado a cada uno, sin

embargo, esta va perfeccionándose en la medida que nosotros así lo trabajemos, para alcanzar

la libertad prototipo que es la libertad de Dios, la opción siempre por el bien.

La moral

La moral tradicional hablaba de condicionamientos capaces de disminuir o anular la

voluntariedad de los actos humanos, pero los concebía como algo excepcional. Lo normal

era que el acto humano fuera libre y responsable y expresara en profundidad a la persona en

su respuesta positiva o negativa a Dios. Hoy en cambio, tendemos a hacer una consideración

más profundamente histórica de nuestra realidad y, apoyados en las ciencias humanas,

captamos una densidad mucho mayor de condicionamientos que pueden obrar tanto en

sentido positivo como negativo.


La reflexión moral normalmente se dirige hacia los actos concretos de libertad, pero los

moralistas han dirigido su atención hacia la libertad fundamental que trasciende la libertad

categorial de elección en el sentido de estar en y más allá de ella. Resumiendo, sin la

afirmación de la libertad como característica del ser humano, la moralidad pierde todo su

sentido, ya que se hace absurdo hablar de deber y de responsabilidad si no gozamos de

libertad. Por decirlo de algún modo, a partir de la opción fundamental la máxima

preocupación del cristiano que quiere seguir a Jesús es la moral. Hasta ahora nos hemos

preocupado primordialmente de conocer a Jesús, de interpretar su mensaje, de situarnos

personalmente ante él. Ahora lo que toca es aprender a vivir como él: identificarnos con él.

Llevar una vida según sus criterios, apoyada en sus valores. Llega el momento de realizar en

nuestra vida lo que tanto nos fascinó de la vida de Jesús y de la vida de otros seguidores

suyos.

Entonces, para asumir una opción fundamental es necesario detenerse a pensar: ¿Qué es lo

más importante en mi vida? ¿Qué me pide Dios? ¿En qué creo que consiste la felicidad? De

este modo, las respuestas pueden ser diversas. Hay personas para quienes el dinero es su

opción fundamental, o los negocios; para otros puede ser la educación, o el trabajo a favor

de la vida, o la familia o el anuncio del Evangelio a los jóvenes.

La opción fundamental está íntimamente vinculada con la vocación a la que hemos sido

llamados y nuestra valentía para responder. Por eso la oración es el espacio privilegiado para

tomar esta determinación: ¿Cuál es mi opción fundamental?

La de Jesucristo puede decirse de distintos modos: Cumplir la voluntad del Padre,

Anunciar el Reino de Dios con la propia vida, Anunciar y vivir las bienaventuranzas.
La opción fundamental entonces en una decisión libre que dirige las acciones de nuestra

vida. Es decir, para auto examinar nuestras acciones solemos decir: tal acto estuvo bien, tal

acto no tanto; o, de modo más general: mi actitud fue buena, mi actitud está decayendo. Pero,

así como las acciones concretas se apoyan en las actitudes y las virtudes que vivimos, las

actitudes estarán apoyadas en nuestra opción fundamental.

Referencia

López, Eduardo. (2003). Hacia una nueva visión de la ética cristiana. Maliaño (Cantabria):

Editorial Sal Terrae.

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