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DE LO DESAGRADABLE
Nitzan Shoshan*
Resumen: en el presente artículo se presenta la reflexión sobre la poca atención que los antropó-
logos han prestado a temas desagradables. Las explicaciones existentes de dicha laguna, se argu-
menta, son válidas pero insuficientes. Con base en experiencias de trabajo de campo etnográfico
con jóvenes neonazis en Berlín, el artículo sugiere que la evasión de temas difíciles en la antropo-
logía es resultado de tres fuerzas interrelacionadas: en primer lugar, las normas éticas y académi-
cas que han dominado la disciplina; en segundo, su ubicación en la economía de producción del
conocimiento académico, en gran medida externa a la antropología, y por último, las contradiccio-
nes e impases del campo etnográfico.
Palabras clave: empatía, etnografía, metodología, antropología.
Abstract: The present article ponders the lack of attention anthropologists have paid to unpleas-
ant matters. Existing explanations of this lacuna, it argues, are valid but insufficient. Based on
ethnographic fieldwork with young neo-Nazis in Berlin, suggests the evasion of difficult issues in
anthropology is the result of three interrelated forces: in the first place, the ethnic and academic
norms which have dominated the discipline; second, its location in the economy of production of
academic knowledge, to a great extent external to anthropology; and finally, contradictions and
impasses in the field of ethnography.
Keywords: Empathy, ethnography, methodology, anthropology.
E
n el verano de 2003 me reuní de campo preliminar en preparación
con un joven estudiante de doc- para mi proyecto de tesis doctoral, y se
torado en Ciencia Política en un me estaba dificultando identificar una
lindo café en una de las colonias de estrategia factible que me permitiera
Berlín oriental que se encontraba en llevar a cabo una investigación etno-
un veloz proceso de gentrificación. Ha- gráfica con grupos de jóvenes de extre-
bía pasado el verano haciendo trabajo ma derecha. Mis esfuerzos resultaban
poco fructíferos, y me sentía cada vez
*Profesor investigador y coordinador aca más pesimista acerca de la factibilidad
démico del Centro de Estudios Sociológicos de El de mis planes. El alumno —llamémos-
Colegio de México. Línea principal de investiga- le Hans— había estudiado a la dere-
ción: Estado-nación, Nacionalismo y neoliberalis-
mo, Memoria y temporalidad después de la guerra
cha extrema alemana con la asesoría
fría, Espacio urbano y violencia, Teoría semióti- de uno de los investigadores más des-
ca. Correo electrónico: shoshan@colmex.mx. tacados del país en ese campo. Hans
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148 Nitzan Shoshan
claramente sabía bien de lo que estaba tas en Italia o los activistas de derecha
hablando: manejaba las complejas ge- en Japón. A pesar de esta variedad,
nealogías de los varios partidos políti- todos los panelistas estuvimos de
cos y grupos extraparlamentarios de la acuerdo en que la atención etnográfica
derecha extrema; estaba versado en a la derecha extrema ha sido insu
sus periódicos, en sus publicaciones ficiente. A comienzos de mi investiga-
electrónicas y en sus plataformas po ción, el hecho de que ni siquiera un
líticas; ubicaba perfectamente sus experto erudito como Hans pudiera
diversas posturas ideológicas y los orí- mencionar un estudio etnográfico so-
genes históricos de cada una; podía bre el tema, y esto a pesar de que hay
describir a sus líderes carismáticos, a una verdadera industria de investiga-
sus intelectuales eminentes, a sus es- ción y escritura sobre la extrema dere-
trellas de rock, y a sus patrocinadores; cha en Alemania,1 no sólo me resultaba
había estudiado sus estrategias electo- difícil de comprender sino que tam-
rales y las conductas de votación de bién, y de manera más general, hacía
sus bases de apoyo; hasta había entre- que surgieran varias preguntas intere-
vistado a algunos de sus dirigentes. santes.
Hans se mostró muy entusiasmado No cabe duda de que, a fin de cuen-
con mi idea de un estudio antropológi- tas, los grupos con quienes quería
co de estos grupos. Ya es tiempo, opinó, trabajar representan un fenómeno mi-
de que alguien examine etnográfica- núsculo, aberrante, extremo; así lo su-
mente sus sistemas simbólicos, sus gieren tanto el sentido común como el
prácticas rituales, y sus identidades discurso académico dominante. Pero
culturales. Sin embargo, no me pudo los antropólogos no son particular-
aconsejar sobre cómo proceder en mi mente conocidos por su interés en
investigación ni sobre algún antece- lo normal, lo ordinario o lo banal.
dente bibliográfico que pudiera consul- Todo lo contrario, el corpus antropoló-
tar para contar con pistas al respecto. gico está repleto —demasiado repleto,
La escasez de trabajos etnográficos dirían algunos— de estudios de lo exó-
con grupos de neonazis en Alemania y, tico, lo oculto y lo raro. Esto no se limi-
ciertamente, con poblaciones semejan- ta a la fascinación eurocéntrica que los
tes de extremistas de derecha en el pioneros coloniales de la disciplina
continente Europeo y más allá de mostraron hacia la magia, la hechicería
él fue el tema central de un panel en el
que participé durante la reunión anual 1
La industria de investigación sobre la ex-
trema derecha en Alemania incluye no sólo una
de la Asociación Americana de Antro- abundante producción académica, sino que
pología en 2014. Los ponentes habla- abarca la producida por las instituciones del Es-
ron de sus trabajos de investigación, tado, de grupos antifascistas, de organizaciones
que abarcaban temas tan diversos no gubernamentales, de autoridades locales y
asociaciones vecinales, de periodistas, etc.
como los evangelistas en California, Anualmente se publican varios libros sobre el
los perpetradores de crímenes de gue- tema, principalmente por politólogos, pedagogos
rra en el Congo oriental, los neofascis- y sociólogos.
Más allá de la empatía: la escritura etnográfica de lo desagradable 149
consolidar relaciones con mis infor- tonces no ponen más etnógrafos sus
mantes? ¿Cómo explicar los motivos de talentos y fuerzas metodológicas a tra-
mi interés por sus actividades y cómo bajar sobre este tema?
evitar que sospecharan mis verdade- En tercera y última instancia hay
ros motivos? ¿Cómo generar las condi- una consideración que resulta particu-
ciones que me permitieran acceder a larmente relevante para el tipo de in-
sus espacios privados, a sus conversa- vestigación que planeaba realizar —y
ciones íntimas y a sus redes sociales? que eventualmente llevé a cabo— con
En otras palabras, ¿cómo acceder a las grupos de extremistas de derecha, jó-
dimensiones cotidianas y profanas de venes y socialmente marginados, entre
los márgenes políticos, sociales, y urba- quienes la violencia, el alcoholismo y la
nos en Berlín? delincuencia son prevalecientes. Como
Estas inquietudes son probable- etnógrafos nos insertamos plenamente
mente compartidas por muchos inves- en el campo con nuestros informantes y,
tigadores que buscan estudiar a grupos más aún, generalmente lo hacemos so-
extremistas. Sin embargo, los etnógra- los. Tenemos por lo tanto razones para
fos se han mostrado bastante capaces preocuparnos por nuestra integridad y
de vencer enormes obstáculos prácti- seguridad física, y por los riesgos que
cos, de ganar acceso y a conseguir la tanto el campo como escenario y nues-
confianza de una gama de contextos tros informantes mismos pudieran
sociales supuestamente impenetra- implicar. Todo esto queda claro, sin em-
bles, y de realizar trabajos excelentes bargo, y tal vez sin pensarlo demasiado,
de investigación en circunstancias ad- varios etnógrafos se ponen en situacio-
versas. Basta con considerar, por ejem- nes más o menos peligrosas como parte
plo, cómo Phillipe Bourgois (2013) logró de su trabajo de investigación (para nu-
establecerse como un insider de una meros ejemplos véase Nordstrom y Ro-
tienda de crack en Spanish Harlem, bben, 1995). Por ejemplo, actualmente
cómo Allen Feldman (1991) realizó en- dirijo las tesis doctorales de dos alum-
trevistas a profundidad y altamente nas que han realizado trabajo etno
reveladoras a veteranos del Ejército Re- gráfico en Camino Verde, Tijuana, y en
publicano Irlandés (eri) en Irlanda del Atoyac, Guerrero —dos lugares que,
Norte, o cómo, más recientemente, Su- por diferentes razones, en los últimos
dhir Venkatesh (2000) se integró a las años son considerados peligrosos y
estructuras pandilleras del gueto del violentos—, lo cual dice algo sobre la
sur de Chicago. De igual forma, la esca- proclividad de algunos etnógrafos a me
sez de estudios etnográficos sobre la terse en terrenos difíciles.
derecha extrema resulta sorprendente Pero si ninguna de esas explicacio-
si consideramos cómo, por lo menos nes parece suficiente, ¿entonces por
para el caso europeo, la etnografía ofre- qué hay tan poco trabajo etnográfico
ce un marco metodológico muy adecua- sobre un tema de tanta importancia
do para este objeto de estudio dado su social y política? Esta pregunta, evi-
carácter altamente local. ¿Por qué en- dentemente, ha interesado a algunos
Más allá de la empatía: la escritura etnográfica de lo desagradable 151
tenían todo que ver con la falta de in- Asesoramiento Móvil Contra el Extre-
vestigaciones similares sobre las po- mismo de Derecha o mbr por sus siglas
blaciones sin duda desagradables a en alemán. El mbr asesoraba a las au-
quienes prestaban sus servicios, un va- toridades y actores locales sobre cómo
cío del cual estaban exasperadamente enfrentar los problemas del extremis-
conscientes. mo de derecha y de la violencia racista,
Otro año había pasado, durante el y desde hacía varios años era muy acti-
cual me había hecho amigo cercano de vo en el distrito donde yo trabajaba.
los trabajadores sociales y había es La ponencia que presenté buscaba
tablecido sólidas relaciones persona- resumir las reflexiones y los hallazgos
les con varios miembros de los grupos tentativos sobre un vecindario que ha
que atendían. Me había familiarizado sufrido especialmente de marginaliza-
con los lugares que frecuentaban, los ción, tanto espacial como social. Cono-
acompañaba a partidos de futbol, los vi cido entre mis informantes como el
sitaba en sus departamentos para “gueto”, la colonia consistía en docenas
tomar unas cervezas, charlaba con de torres prefabricadas de departa-
ellos en los parques, o los acompañaba mentos (en alemán, Plattenbauten)
a los bares que solían frecuentar. A lo que rodeaban amplias áreas verdes de
largo de mi estancia en Berlín continué uso común y una modesta zona de con-
acompañando a los trabajadores socia- sumo. El proyecto de vivienda (Groß-
les, conociendo gente y ayudando con siedlung en alemán) fue el último en
lo que podía. Al mismo tiempo orienté su tipo que se construyó en Berlín du-
mi atención al enorme aparato que go- rante la época de la República De
bernaba a los grupos que estudiaba. mocrática de Alemania ( rda ). Su
Cuando me quedaban tan sólo unos construcción se concluyó de hecho des-
pocos meses más en el campo, organicé pués de la caída del muro. De manera
un pequeño coloquio de un día en la similar a otras colonias parecidas, sus
universidad de Humboldt, junto con edificios ofrecieron a los nuevos resi-
un colega geógrafo que en ese tiempo dentes espacios domésticos mayores,
investigaba la violencia xenofóbica en instalaciones modernas y proximidad
contra de vendedores de comida y pe- a lugares de trabajo. El diseño refleja-
queños comerciantes inmigrantes en ba ideas utópicas sobre la arquitectura
Alemania oriental. Llamamos al even- socialista. Después de la reunificación,
to “Analizando los espacios derechis- la crisis económica, el declive social y
tas” y buscamos ofrecer nuestras el aislamiento espacial todos impacta-
reflexiones sobre las dimensiones es- ron al gueto de manera dura. La co
paciales del extremismo de derecha y lonia se ha ganado la fama de ser
de la violencia racista. Aparte de unos popular entre los extremistas de dere-
pocos alumnos y ponentes, el público cha. En mi ponencia examiné la trans-
estaba conformado por los trabajado- formación del gueto en un sitio
res sociales con quienes colaboraba, así prototípico del espacio neonazi en el
como miembros de una ong llamada imaginario urbano de Berlín, una es-
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pecie de agujero negro social y político pacio urbano como un proceso político
que se volvió un tanto geográfico meta- e ideológico inseparable de sus modos
fórico, sobre el cual podían proyectarse de representación, mis reflexiones so-
todas las pesadillas de la sociedad ale- bre Certeau y sobre los sentidos de lu-
mana. Sin minimizar la presencia real gar cotidianos y fenomenológicos que
de corrientes de derecha extrema en el conceden a las colonias su carácter y
vecindario, mi objetivo era explorar los mis ideas sobre la semiótica del espa-
procesos sociales y urbanos que lo pro- cio urbano y los modos en que las re-
dujeron en su forma actual: las mane- presentaciones mediáticas y su
ras en las que un espacio residencial circulación operan para estereotipar a
—y en cierto sentido utópico— de clase lugares particulares y para conformar
media durante la República Democrá- imaginarios espaciales —todo esto les
tica Alemana se convirtió después de importó poco. El mismo título de mi
la reunificación en un gueto de la peri- ponencia, “The Neighborhood’s gone
feria urbana; el impacto del colapso Nazi”, que al parafrasear una ex
total de la económica oriental posreu presión estadounidense claramente
nificación y de las nuevas políticas de racista, yo suponía que comunicaba
bienestar social que atrajeron a mu- inequívocamente una intención iróni-
chos hombres jóvenes y desempleados ca, desde su perspectiva de entrada
con poca educación y con problemas de reducía la compleja situación social en
alcoholismo y de delincuencia al vecin- la cual trabajaban, definida por la po-
dario; la huida de familias acomodadas breza, el alcoholismo, la drogadicción,
que se sintieron inseguras y buscaron la violencia, la criminalidad, la negli-
viviendas alternativas en otras partes gencia y el abandono por las autorida-
de la ciudad y, desde luego, las repre- des municipales, a un mero problema
sentaciones mediáticas que le dieron político. Es decir, la reducía a un espa-
al vecindario una hípervisibilidad ne- cio cuyo problema es preeminen
gativa y la presentaron como un hervi- temente de carácter político —en el
dero de “hitleritos”. Titulé la ponencia sentido literal del carácter político de
“The Neighborhood’s gone Nazi”, en sus habitantes—. Para los trabajado-
referencia irónica a la forma proble- res sociales yo había reproducido más
mática en la cual en Estados Unidos se que cuestionado las representaciones y
ha hablado de los procesos de desegre- percepciones comunes de las zonas en
gación espacial urbana que provocaron donde trabajaban. Recuerdo visceral-
el llamado white flight, y con ellos nue- mente la sensación de haberles fallado,
vos procesos de resegregación. de tal vez haber perdido su amistad y
Los miembros del público escucha- sin duda de no poder esperar de ellos
ron cortésmente mis ideas durante la cualquier apoyo adicional hacia mi
exposición, pero cuando terminó el proyecto.
evento los trabajadores sociales esta- Un par de días después me reuní en
ban furiosos. Mi exégesis teórica sobre sus oficinas con la más joven de los tra-
Lefebvre y la producción social del es- bajadores sociales, Daniela, que no ha-
Más allá de la empatía: la escritura etnográfica de lo desagradable 159
quio que organicé, representa esta pos- cercana con sus clientes podría hacer
tura dominante, casi diametralmente posible (el tipo de proximidad que nor-
opuesta a la de los trabajadores socia- malmente asociamos con y esperamos
les. Sus dirigentes han buscado cues- encontrar en el trabajo de campo etno-
tionar las explicaciones sobre la gráfico). En este punto, la división en-
derecha extrema como un fenómeno tre investigación y praxis se vuelve
social complejo, describiendo dichas bastante borrosa. Los trabajadores so-
explicaciones como si minimizaran, ciales enfrentaban en su trabajo pro
disculparan o ignoraran al carácter blemas éticos semejantes a los que
esencialmente político del problema. nosotros, etnógrafos de lo desagrada-
Han argumentado que los rápidamen- ble, a menudo enfrentamos en el cam-
te decrecientes recursos públicos y pre- po. Como nosotros, ellos también se
supuestos municipales deberían encuentran aislados frecuentemente.
apoyar y cultivar a grupos políticos y Tanto ellos como nosotros ocupamos
culturales alternativos que promovie- posiciones marginales al interior de los
ran los valores democráticos, que los campos en los que practicamos nues-
movilizaran en contra del nacionalis- tra profesión. La soledad que sentí
mo y del racismo, y que ofrecieran a los como antropólogo trabajando etnográ-
jóvenes en el distrito opciones más ficamente con y sobre los jóvenes de la
normativas de identificación y perte- derecha extrema era de cierta manera
nencia. Por tanto se oponen a cual- significativa la misma soledad que
quier colaboración con, apoyo a, o ellos han experimentado como trabaja-
políticas de inclusión de los grupos que dores sociales que atienden a la misma
los trabajadores sociales atienden. población.
Vale la pena mencionar que ellos tam- En este sentido, la ponencia que pre-
bién trabajaban bajo contratos preca- senté en aquel coloquio los desilusionó
rios y periódicamente renovables de la profundamente. Por lo menos ante sus
municipalidad. ojos había fracasado rotundamente en
A lo largo de mi investigación fui cumplir con sus expectativas. Aún más,
entendiendo gradualmente que el ais- había proveído municiones a sus ad-
lamiento de los trabajadores sociales, versarios. Ahí estaba yo, un antropó
su marginalidad y los ataques públicos logo, profundamente incorporado al
en contra del tipo de trabajo que reali- mundo local de los extremistas de de-
zaban y de cuya importancia estaban recha, íntimamente familiarizado con
convencidos fueron una razón funda- ellos, una autoridad etnográfica res-
mental para su entusiasmo inicial con paldada por una universidad de presti-
mi proyecto. Necesitaban que alguien gio, reproduciendo y confirmando los
contara su historia, representara las estereotipos y prejuicios de todos aque-
realidades complejas que enfrentaban llos que opinaban sobre el asunto sin
diariamente, recuperara y posterior- nunca haber hablado con un extremis-
mente comunicara públicamente las ta de derecha, sin nunca haber com-
perspectivas que sólo una intimidad partido cervezas con ellos, sin haber
Más allá de la empatía: la escritura etnográfica de lo desagradable 161
ido al pub,3 haber asistido a un partido muchos casos. Tanto Bilu como Venka-
de futbol o haber pasado el tiempo con tesh (2002), por mencionar otro ejem-
ellos en sus departamentos. plo, en sus reflexiones sobre su trabajo
Lo que me interesa destacar de mi etnográfico en viviendas de interés so-
predicamento, en conclusión, es que, cial en el sur de Chicago, afirman que
como antropólogos, nos enfrentamos no esta dialéctica del (re)conocimiento no
sólo con los límites internos de nuestra sólo es inevitable, sino que se puede
disciplina o con las limitaciones exter- emplear como un recurso y una fuente
nas que nos impone una economía ge- para la investigación misma.
neral del conocimiento, sino también Sin embargo, participamos en, y
con los campos discursivos disputados con demasiada frecuencia reproduci-
de los cuales nos hacemos cómplices mos una política de la representación
durante nuestro trabajo etnográfico, aun cuando creemos que la estamos
ya sea voluntariamente o no, conscien- cuestionando. Los artefactos textuales
temente o no. Estamos constantemen- que producimos se interpretan y se
te convocados a posicionarnos y, si movilizan dentro del mismo campo y
rechazamos o ignoramos esa llamada, en los mismos sitios donde llevamos a
las personas con quienes trabajamos cabo nuestras investigaciones y por la
se encargaran de posicionarnos. Consi- misma gente con quien colaboramos.
deremos, por ejemplo, el caso de Yoram Nunca son meramente descripciones o
Bilu (1997), quien en los años ochenta análisis. Como he afirmado a lo largo
estudió a un “santo” de la religión po- de este texto, ya sabemos todo esto. Y
pular judía en Israel, que gestionó su mucho de lo que he argumentado es
propia hagiografía de manera empre- igualmente válido para otras formas
sarial. Bilu cuenta que tuvo que re de producir el conocimiento académico.
visar su interés de investigar y Pero la naturaleza de la práctica etno-
documentar al hombre santo cuando gráfica es borrar las fronteras entre la
éste llegó a la presentación de su libro. simpatía y la empatía, desestabilizar
Grabó todo el evento con una cámara las distinciones entre análisis y narra-
de video (una herramienta todavía ción, y forzarnos a entrar en relaciones
poco común en ese tiempo) y compró el afectivas —que no necesariamente son
libro para subsecuentemente presen- positivas— con aquellas personas,
tarlo como aval académico de gran im- nuestros informantes, quienes a la vez
portancia. La inseparabilidad entre el son nuestros objetos de investigación y
trabajo de campo etnográfico y la pro- a veces también los consumidores del
ducción antropológica del conocimien- conocimiento que producimos. En este
to es evidente y explicita en otros sentido, nuestra escritura etnográfica
nos posiciona en campos discursivos y
de conocimientos locales en los cuales
3
Pub (abreviación de public house, “casa pú-
blica”) es un establecimiento típico del Reino
tenemos fuertes compromisos afecti-
Unido principalmente en donde se sirven bebi- vos, personales y éticos. Esto también,
das alcohólicas, no alcohólicas y refrigerios. en mi opinión, impacta nuestra volun-
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