Sei sulla pagina 1di 64

MONICIONES PARA TODOS LOS DOMINGOS Y

FIESTAS DEL AÑO

CICLO A
Monición para la fiesta del bautismo del Señor
Ciclo A, 12 de enero.
Bautismo del Señor: El bautismo carta de identidad cristiana

Monición de entrada:
Litúrgicamente, el tiempo de Navidad termina hoy con la fiesta del bautismo de
Jesús. Al bautizarse Jesús da fin al período de los cerca de treinta años de vida
sencilla y trabajadora en el humilde pueblo de Nazaret y comienza su vida pública
al servicio del Proyecto de Dios. El bautismo de Jesús, realizado por Juan Bautista
en el Jordán, representa el comienzo de la predicación del proyecto alternativo
del Reino de Dios por parte de Jesús y de realización de milagros, acciones, y
hechos solidarios en bien de la gente necesitada. Demos gracias a nuestro Dios
por permitirnos formar parte del pueblo que ha sido consagrado por el bautismo
para vivir en el nuevo estilo de vida y en la libertad de las hijas e hijos del Dios
de Jesucristo.

Primera lectura Isaías 42, 1-4. 6-7 (Miren a mi Siervo, a quien prefiero)
El segundo Isaías, profeta que realizó su misión durante el período del exilio de
Babilonia (siglo sexto antes de Cristo), escribió cuatro poemas llamados por los
estudiosos de la Biblia, los "cánticos del Servidor de Yavé". El que leemos hoy es
el primero de éstos y describe las cualidades que tendrá el verdadero servidor de
Dios. La tradición cristiana ha aplicado estos cánticos a Jesús, el Hijo predilecto
de Dios.

Segunda lectura Hechos 10, 34-38 (Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu)
Con ocasión del bautismo de los primeros cristianos provenientes del judaísmo,
en la ciudad costera de Cesarea Marítima, Pedro pronuncia un discurso en el que
afirma que Dios no hace diferencia entre las personas, sean de la nación que sea.
Lo que a Él le interesa es la práctica del amor y de la justicia. El ungió a Jesús
para hacer el bien a todos y realizar una misión de liberación de todas aquellas
personas e instituciones que habían sido esclavizadas por el diablo y sus
seguidores.

Tercera lectura Mateo 3, 13-17 (Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de
Dios bajaba sobre Él)
Estando Juan Bautista bautizando en el río Jordán se presentó Jesús para ser
bautizado por él. Al ser bautizado, Jesús recibe la confirmación de su misión por
medio de la voz de Dios que se hace oír en el momento de su bautismo. Desde
entonces, Jesús comenzará su misión de anunciar el Evangelio de Dios y a
acompañar ese anuncio con acciones concretas de misericordia y de justicia en
favor de las personas más débiles, necesitadas e indefensas. Escuchemos esta
Buena Noticia, pero antes entonemos el Aleluya.
Monición para el II Domingo del Tiempo Ordinario
-Ciclo A, 19 de enero.
Éste es el cordero de Dios

Monición de entrada:

Desde distintos ángulos, las tres lecturas bíblicas de este segundo domingo del
Tiempo Ordinario se centran en el testimonio sobre Jesucristo. A la garantía de
Dios a favor de su Siervo como luz de las naciones y portador de su salvación
universal, y a la confesión de Pablo que se proclama apóstol de Jesucristo, se
suma el espléndido testimonio de Juan el Bautista sobre Cristo Jesús como
“cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Puestos de pie, cantemos
jubilosos para dar inicio a esta liturgia.

Primera lectura Isaías 49, 3. 5-6 (Te hago luz de las naciones)

Escucharemos un interesante pasaje del libro del profeta Isaías donde el Siervo
presenta las credenciales de su misión, al estilo de los grandes profetas, cuando
narra su llamada vocacional. Dios le ha dirigido la palabra llamándolo “mi siervo”,
un título que la Biblia reserva para los grandes personajes de la historia de la
salvación. Presten atención.

Segunda lectura I Corintios 1, 1-3 (Saludo de Pablo, apóstol de Jesucristo)

La primera carta a los corintios fue escrita por Pablo en Éfeso, en la Pascua del
año 57. Esta era una ciudad céntrica, donde se daba el encuentro de varias
culturas, caracterizada por el deterioro de los valores morales y la presencia de la
más variada forma de religiosidad. Era una comunidad un poco difícil, a la que el
apóstol saluda llamándola “comunidad cristiana” y a sus miembros los define
como a quienes Dios santificó en Cristo Jesús, que son pueblo “santo”.
Escuchemos.

Tercera lectura: Juan 1, 29-34 (El cordero de Dios que quita el pecado del
mundo)

El texto evangélico de hoy, narrado por san Juan, contiene el segundo testimonio
del Bautista a favor de la medianidad y divinidad de Jesús, que está a punto de
iniciar su vida apostólica. Escuchemos esta Buena Noticia, pero antes entonemos
el Aleluya.
Monición para el III Domingo del Tiempo Ordinario
-Ciclo A, 26 de enero.

Monición de entrada

Como comunidad de hermanos, comprometidos con el Proyecto de Dios, nos


reunimos para celebrar nuestra fe. Estamos conscientes que somos llamados a
ser una luz en medio de la oscuridad del mundo en que vivimos. Para no dejarnos
contaminar con la forma de vivir de aquellos que son defensores del proyecto del
mal, basado en la injusticia y en la opresión de los débiles, necesitamos la fuerza
del Espíritu de Dios. Por eso escuchamos la Palabra que nos fortalece y nos
alimentamos en la mesa de la fraternidad, donde tienen lugar todos aquellos que
se esfuerzan cada día por ser testigos creíbles del Dios salvador y liberador.

Primera lectura Is 8,23-9.3 (En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz)

El texto que leemos a continuación forma parte de un poema que hace referencia
probablemente a la campaña militar desarrollada por el rey de Asiria contra
Palestina en el año 732 antes de Cristo, cuando deportó un primer grupo de judíos.
Estos eran los pobladores del territorio de las tribus de Zabulón y Neptalí, lo que
luego pasaría a ser Galilea, la región de Jesús. Isaías anuncia un “día de Yavé”
que traerá la liberación a los deportados.

Segunda lectura 1 Cor. 1,10-13.17 (Pónganse de acuerdo y no anden divididos)

Escribiendo a la comunidad de Corinto, Pablo les invita a mantener la unidad en


medio de la comunidad cristiana. La comunión de los hermanos sólo será posible
si se pone a Jesús en el centro de la vida comunitaria. Ningún predicador o
animador comunitario debe ser puesto en el lugar de Jesús, el Maestro, el
Hermano.

Tercera lectura Mt. 4,12-23 (Jesús en Galilea. Predicación y primeras


vocaciones)

Desde la tierra de Galilea, lugar marginado por muchos judíos se anuncia una luz
para todo el pueblo. Desde allí se proclama el mensaje central de Jesús: el
Proyecto alternativo del pueblo del Dios Salvador y Liberador (Reino de Dios) que
exige un cambio radical de vida. Esa empresa necesita de hombres y mujeres que
se comprometan con su realización. Por eso Jesús llama a quienes quiere para
que le sigan.
Moniciones para la fiesta de la presentación del
Señor
2 de febrero

Monición de entrada:

La fiesta de hoy es conocida y celebrada con diversos nombres: La presentación


del Señor, la purificación de María, la fiesta de la luz, la fiesta de las Candelas o
Candelaria, es decir, fiesta de la luz.
María y José acuden con el Niño al templo de Jerusalén para cumplir la doble
disposición de la ley mosaica: presentación del primogénito varón al Señor para
su rescate y purificación de la madre a los cuarenta días del parto. De pie, por
favor para recibir a los celebrantes de esta Eucaristía.

Primera lectura: Mal 3, 1-4 (El mensajero del Señor entrará en su santuario)

En la primera parte de la alocución de Simeón, es decir, en la proclamación


mesiánica de Jesús, escuchamos un eco, mejor dicho vemos la realización del
anuncio del profeta Malaquías: venida del Señor al santuario. El libro de Malaquías
está centrado en la figura del Mensajero, se orienta a crear una nueva actitud
religiosa que, a su vez, renueve el culto del templo, que estaba en franca
decadencia. Escuchemos.

Segunda lectura: Heb 2, 14-18 (Tenía que parecerse a todos sus hermanos)

Jesús participó de nuestra humanidad y con su muerte nos liberó del poder de
Satanás que nos tenía esclavizados. Jesús es el Sumo Sacerdote compasivo y
fidedigno en lo que toca a Dios. Pongamos atención.

Tercera lectura: Lc 2, 22-40 (Mis ojos han visto a tu Salvador)

En el texto evangélico de hoy y en boca del anciano Simeón hay una proclamación
solemne, casi oficial, de Jesús en el mismo templo de Jerusalén, como el Mesías
esperado. Dichoso este anciano a quien el paso de los años no le apagó sus
pupilas, sino que le dio una visión más aguda y penetrante para ver en aquella
oblación, que parecía tan rutinaria como una de tantas, a una pareja distinta y a
un niño sin paralelo: el Mesías de Dios.
Monición para el V Domingo del Tiempo Ordinario
-Ciclo A, 9 de febrero.
Monición de entrada

Como comunidad de hermanos, comprometidos con el Proyecto de Dios, nos


reunimos para celebrar nuestra fe. Si hemos de gustar el “sabor” de las
bienaventuranzas, la realidad se ve con ojos diferentes. La vida ya tiene otro sabor
y otra iluminación. Los pobres de espíritu, los limpios de corazón, los
misericordiosos son los que están preparados para dar otro sentido a la vida propia
y a la vida de los otros. Debemos estar inmersos en los acontecimientos de la
historia familiar, social, eclesial. Que no hagamos nuestra vida separados de la
realidad. Y, ahí, metidos en los sucesos diarios, podamos ejercer nuestra misión
de ser sal y luz.

Primera lectura Is 58,7-10 (Tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán
rápidamente.)

Si compartes el pan con los que tienen hambre, los pobres encuentran un techo
en tu casa, vistes al desnudo y no vuelves la espalda a tu hermano; tu luz surgirá
como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente. Dios siempre te acompañará
y te cuidará y siempre que lo llames te responderá: «Aquí estoy.»

Segunda lectura 1 Cor. 2, 1-5

Como san Pablo, no podemos basar nuestra fe en la sabiduría de los hombres,


sino en el poder de Dios. No es importante la elocuencia que podamos tener, lo
que vale es la Palabra de Jesucristo y transmitirla a todos.

Tercera lectura Mt. 5,13-16 (Jesús anima a los discípulos a alegrarse en tiempos
de persecución)

Si has recibido la luz, iluminas incluso sin querer, por la propia energía de esta
luz, que es señal segura en el camino. Es la luz de la fe, de esa verdad que es
presencia y amor de Dios entre nosotros y en lo hondo del alma, de tu mente y
de tu corazón. Luz recibida que es preciso alentar y hacer crecer; la fe que has
recibido es la luz con la que has de iluminar.
Moniciones VI. Domingo Tiempo Ordinario
Ciclo A, 16 de febrero.
La Nueva ley de Cristo

Monición de entrada

Buenas noches, (días, tardes). Hermanos en Cristo, hoy celebramos el sexto


domingo durante el año. Las lecturas de hoy nos exhortan a participar de las
riquezas espirituales de la casa del Padre. Esta invitación es basada en el regalo
que el Padre nos dá haciéndonos hijos libres. Poseemos la libertad sobrenatural
que el Resucitado nos ha merecido y que nos capacita para llegar al Padre.
Comportémonos como libres, hijos de Dios, pensando, actuando y viviendo según
el evangelio. De pie por favor para recibir la procesión de entrada mientras
cantamos.

Primera lectura Eclesiástico 16, 16-21 Dios no mandó pecar al hombre (Libertad
y pecado

En su infinita sabiduría, Dios nos ha dado el don de la libertad para que lo amemos
espontáneamente y con corazón sincero y generoso. El bien y el mal, la vida y la
muerte se nos ofrecen como opción. La libertad es a la vez grandeza y riesgo. Es
responsabilidad del hombre lograrse o malograrse. Ni lo uno ni lo otro acontece
en ausencia de Dios. Escuchemos.

Segunda lectura 1 Cor 2,6-10 Una sabiduría que no es de este mundo

Hacemos recto uso de nuestra libertad cuando nos comportamos según la


Sabiduría sobrenatural que ha sido revelada por Dios. Es la Sabiduría del
Evangelio, en todo opuesta a la visión egoísta y sensual de la vida que el mundo
propone a sus seguidores. Pongamos atención a éste profundo mensaje.

Tercera lectura Mt. 5,17-37 Se dijo a los antiguos…, pero yo les digo

Vivir según el Evangelio es vivir en la luminosa libertad de los hijos de Dios,


echando a un lado toda virtud fingida y todo arrastrado legalismo. La libertad del
Espíritu no acaba con la ley, más bien le confiere la plenitud necesaria que da
felicidad eterna. De pie por favor.
Monición para el VII Domingo del Tiempo
Ordinario - Ciclo A, 23 de febrero.
Monición de entrada

La ley del talión (ojo por ojo y diente por diente) estaba vigente en tiempos de
Jesús. Era una ley, no de venganza, sino para frenar la violencia, pues el castigo
nunca debía sobrepasar la ofensa. Jesús propone otro camino para en la
convivencia humana. Con la predicación del Evangelio, Jesús propone la no
violencia ante las actitudes de venganza. Entre sus seguidores debe prevalecer el
amor, que lleva a practicar la corrección a aquel que lanza una ofensa contra el
prójimo.

Primera lectura Lev 19, 1-2. 17-18 (No odies en tu corazón a tu hermano)

Dios nos pide, a través de Moisés, no odiar ni guardar rencor a nuestros hermanos.
Tomemos el ejemplo de Nuestro Señor y cumplamos con lo que nos pide: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo.

Segunda lectura 1 Cor. 3, 16-23 (Templos de Dios)

Pablo nos recuerda que no es en los hombres donde tenemos que poner nuestra
confianza, sino en Cristo que es Dios. Pensamos que los méritos son nuestros,
que somos sabios y podemos resolver las cosas a nuestro modo, y es solo Dios el
Sabio, y el Único que puede resolver nuestra vida.

Tercera lectura Mt. 5,38-48 (Amor a los enemigos)

En el Evangelio según san Mateo, Jesús nos va exponiendo su nueva Ley, en


antítesis con la Ley antigua. Como sabemos, la antítesis queda señalada por las
palabras en boca de Jesús: Han oído que se dijo a los antiguos: "Ojo por ojo y
diente por diente". Pero yo les digo…

Jesús nos propone una vez más el cambio de la escala de valores. A diferencia de
lo que la sociedad nos dice, Jesús nos propone que prevalezca el perdón y el amor
en nuestras relaciones humanas.

El amor no se mide por las veces que se perdona. Porque la medida del amor (y
del perdón) es amar sin medida. El amor cristiano no se contenta con hacer el
bien. El amor evangélico ha de: respetar, comprender, disculpar, descubrir lo
bueno que hay en él, para colaborar en su crecimiento.
Moniciones para el Miércoles de Ceniza - Ciclo A
26 de febrero. En camino hacia la Pascua
Monición de entrada
Hoy la Iglesia inicia el Tiempo de Cuaresma, tiempo de gracia y compasión. La
cuaresma es una invitación: a renovar nuestro compromiso Bautismal por medio
de la oración, una oración que sea m s profunda, a una penitencia comprometida,
individual y comunitaria, al amor en solidaridad con los m s necesitados. Por la
imposición de la ceniza, el mismo nos llama a convertirnos, creer en el Evangelio
y caminar hacia la Pascua.

Primera lectura Jl 2, 3;12-18 (Conviértanse al Señor, su Dios)


El profeta Joel nos presenta la cercanía del día del Señor. De ahí la importancia
del llamado a la conversión. La conversión no debe ser sólo externa. No hay que
rasgar (romper) las vestiduras, sino el corazón. Es un moviendo de retorno al Dios
Creador y Salvador por medio de la oración, el ayuno y los actos de penitencia.

Segunda lectura II Cor 5, 20-6,2 (Ahora es tiempo de gracia y salvación)


El Apóstol Pablo se nos presenta en esta lectura como embajador de Cristo. El de
Cristo es la reconciliación. Cristo entregó su vida por los pecadores. No podemos
despreciar ese don. “Déjense reconciliar con Dios”. También nos recuerda san
Pablo que “Ahora es el tiempo de gracia”.

Tercera lectura Mt. 6,1-6.16-18 (Limosna, oración y ayuno)


Las tres obras buenas de un buen judío eran: 1- La limosna, 2- La oración y 3- El
ayuno. El Evangelio de hoy trae el tema de la verdadera religiosidad, el nuevo
espíritu que debe animar al cristiano. Cristo nos insiste en la INTERIORIDAD de
espíritu cuando practicamos el ayuno, la oración y cuando damos limosna.

Oración Universal:
A cada invocación, ustedes responderán:
“un Señor, danos corazón nuevo”

 Por la Madre Iglesia, para que nos proclame siempre las exigencias del mensaje
evangélico, roguemos al Señor…
 Por todos los cristianos, para que esta Cuaresma sea para ellos un tiempo de
conversión del corazón, roguemos al Señor…
 Por los gobernantes, especialmente los nuestros, para que sirvan a todos con
justicia y respeto, roguemos al Señor…
 Por los que sufren en desempleos, en vicios, en las cárceles, para que consigan
liberación y sepan unir sus sufrimientos a los de Cristo, roguemos al Señor…
 Por cada uno de nosotros, los aquí presentes, para que cada día de Cuaresma sea
un encuentro con Cristo, roguemos al Señor…
Moniciones para el Primer Domingo de Cuaresma
Ciclo A, 1 de marzo.
ENTRADA

Hace pocos días, con el Miércoles de Ceniza, hemos comenzado el tiempo de


Cuaresma, tiempo de preparación para la celebración de la pascua de Jesús,
tiempo también de conversión y solidaridad. Por ello las lecturas que
escucharemos hoy nos dirán cómo desde el principio de la creación el Dios creador
y liberador tuvo un plan de salvación y de felicidad para hombres y mujeres. Pero
el ser humano pecó y prefirió vivir al margen del Dios salvador y tuvo que pagar
las consecuencias de haber asumido tal actitud. Que esta celebración nos
fortalezca para que seamos capaces de reconocer nuestro pecado personal y social
y fortalecernos en contra de las tentaciones que quieren alejarnos de los caminos
del Dios vivo.

PRIMERA LECTURA (Génesis 2,7-9; 3,1-7)

El texto del libro del Génesis que leemos a continuación nos narra cómo el Dios
creador formó al hombre y a la mujer. Al crearlos los puso en un jardín para que
vivieran felices. Sin embargo, engañados por la serpiente pecaron. Al caer en la
tentación rompieron el plan de felicidad que Dios tenía para ellos y tuvieron que
pagar las consecuencias de tal actuación.

SEGUNDA LECTURA (Romanos 5,12-19)

En la lectura que escucharemos a continuación, San Pablo hace una comparación


entre Adán, el ser humano pecador y Jesucristo, el ser humano santo. Por medio
del pecado de Adán todos nos constituimos en pecadores, pero por medio de
Jesucristo hemos sido salvados. Y se realizó así porque Dios tiene un plan de
salvación al que están llamados a participar todas las personas que se abren a su
Palabra salvadora y liberadora.

TERCERA LECTURA (Mateo 4, 1-11)

Después de su bautismo, y antes de iniciar su vida pública, Jesús es conducido


por el Espíritu al desierto para prepararse para su misión. En esa ocasión es
tentado por el diablo sobre las tentaciones más frecuentes del ser humano: el
poder, la vida fácil, el sensacionalismo y el afán desmedido de posesiones y
riquezas. Jesús sabe rechazar cada una de las tentaciones y es fiel al Proyecto y
a la misión que se le ha encomendado en medio de su pueblo.
Moniciones para el Segundo Domingo de
Cuaresma Ciclo A, 8 de marzo.
Monición de entrada

Muy buenos (días – tardes – noches). Este segundo Domingo de Cuaresma, nos
sugiere que en la vida sólo es posible la transformación, si tenemos presente la
meta a la que queremos llegar. Pidamos al Señor en esta Eucaristía, que nos
conceda el privilegio de que Jesús, sea nuestra meta y que podamos ser
obedientes como El. Así como Abraham fue llamado, nosotros también hemos sido
llamados a la vida y a la luz, que resplandece en Cristo transfigurado.

De pie, por favor, para recibir al celebrante de esta Eucaristía con el canto de
entrada...

Monición a la primera lectura (Gen. 12, 1-4)

Abraham fue llamado a ser padre del pueblo de Dios y padre de la fe. Partir de su
propia tierra, su patria, y su familia, fue abandonar la seguridad y la comodidad
que estaba acostumbrado. Dios lo llama, él sabe que no tiene que dar un paso al
vacío, sino a la plenitud de Dios. El Señor lo hace bendición para todos los pueblos
de la tierra. Escuchemos:

Monición a la segunda lectura (2da. Tim. 1, 8-10)

En esta segunda carta a Timoteo, San Pablo nos comunica, que hemos sido
llamados a trabajar por el Evangelio: con tesón y sin dejarnos desanimar, por los
sufrimientos o vicisitudes que se nos puedan presentar. Dios nos da gratuitamente
la salvación, por medio de nuestro Redentor Jesucristo, quien vino a resplandecer
la vida y la inmortalidad. Escuchemos atentamente:

Monición a la tercera lectura (Mt. 17, 1-9)

Nos podemos preguntar: ¿qué relación podemos encontrar entre la vocación de


Abraham y la transfiguración del Señor? Nosotros, el pueblo de Dios, hemos sido
llamados por El a una vocación que nos debe llevar a ser iluminados por Jesús. Al
transfigurarse Jesús, los apóstoles contemplaron su divinidad. Te has preguntado:
¿a qué vocación has sido llamado por Dios? ¿Estás dispuesto a obedecer y ser fiel
a este llamado? Les invito para que se pongan de pie para que escuchemos con
atención la Buena Noticia de hoy.
Moniciones para el Tercer Domingo de Cuaresma
Ciclo A, 15 de marzo.
Agua para la sed

Monición de entrada

En este tercer domingo de Cuaresma las lecturas nos invitan a fijar nuestros ojos
y nuestra vida en Dios, quien es la fuente de la vida. En este mundo tan
materializado, hemos perdido el conocimiento auténtico de Dios. Hoy nosotros,
como el pueblo de Israel, seguimos sedientos de Dios. Busquemos la Roca que
nos salva, entrando en su presencia, para fortalecernos cada vez más en la gracia
recibida en nuestro bautismo. De pie por favor, para recibir al celebrante de esta
Eucaristía con el canto de entrada…

Primera lectura Ex 17, 3—7 (Danos agua para beber)

Dios nunca nos abandona ante nuestras necesidades. En esta lectura vemos que
el pueblo de Israel es probado en el desierto. Ante sus quejas, Dios se hace
presente, como salvador de ellos, haciendo brotar agua de la roca, por medio de
Moisés. Presten mucha atención.

Segunda lectura Rom 5, 1-2. 5-8 (El amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu que nos ha sido dado)

San Pablo nos aclara magistralmente lo que es la salvación en Cristo. Al


incorporarnos a Cristo, vemos que efectivamente podemos superar el pecado.
Dios ha dejado constancia de su amor por nosotros, entregando su Hijo único, ya
que por Cristo hemos sido llamados a este plan divino de salvación. Escuchemos.

Tercera lectura Jn. 4,5-42 (Un surtidor de agua que salta hasta vida eterna)

Este Evangelio es de una riqueza incalculable; puede alimentar nuestra oración


por muchos días. Dios se hace el encontradizo, en el momento y hora menos
esperado. Jesús es quien inicia el diálogo con la Samaritana. El parte de lo sencillo
y cotidiano: “Dame de deber”. Luego hace ver cuánto vale la samaritana, mujer
despreciada por sus pecados y por ser de Samaría. De aquel encuentro, la mujer
pecadora y despreciada sale como discípula de Jesús. La pregunta para nosotros
hoy es: ¿quieres dejar hoy tu cántaro junto a Jesús e ir a proclamar que El es el
Mesías y Salvador? Escuchemos.
Moniciones para el Cuarto Domingo de Cuaresma
Ciclo A, 22 de marzo.
Monición de entrada

Muy buenos (días – tardes – noches)


Ya hemos pasado la mitad de la cuaresma. ¿Qué frutos hemos sacado de ella?
¡Tenemos tiempo todavía! Como bautizados, podemos ver la luz que viene de
Dios, pasando la ceguera que nos nubla, y nos hace ir de tropiezo en tropiezo.
Busquemos la luz que da sentido a nuestras vidas y no sigamos caminando como
ciegos de nacimiento. La conversión, sólo se logra, si uno reconoce que no ve o
que la visión está equivocada. Aprovechemos para meditar las lecturas de hoy
que nos invitan a buscar una visión nueva, una luz nueva, que Dios nos ofrece
por medio de Jesucristo, el Señor. De pie por favor, para recibir al celebrante de
esta Eucaristía.

Primera lectura I Sam 16, 1b.6-7.10-13 (Samuel unge a David como rey)

El relato de la unción de David, como Rey de Israel, nos recuerda que Jesús,
siendo Hijo de Dios, también es hijo de David. Pero David, es escogido por Dios
mismo. Él envía al profeta Samuel para que lo unja con aceite y así sea reconocido
por el pueblo; no a su persona como tal, sino al Espíritu de Dios que ha de
manifestarse en el rey David. Escuchemos.

Segunda lectura Ef 5, 8-14 (Caminen como hijos de la luz)

En esta segunda lectura, San Pablo nos invita a estar despiertos, para vivir como
hijos de la luz, dándonos las herramientas para lograrlo. Meditemos
profundamente en la voz de Jesús que nos dice “Yo soy la luz del mundo, el que
me sigue tendrá luz y vida”. Escuchemos.

Tercera lectura Jn. 9,1-41 (El ciego de nacimiento)

Para meditar profundamente este Evangelio, debemos observar las reacciones de


la gente frente al milagro de sanar a un ciego de nacimiento. ¡Qué prontos somos
para juzgar y condenar!: “¿Quién pecó?”. Jesús se manifiesta y se proclama como
Hijo de Dios al devolverle la vista a este ciego de nacimiento, y todo, “para la
gloria de Dios”. De pie, por favor, para escuchar atentamente el Santo Evangelio.
Moniciones para el Quinto Domingo de Cuaresma
Ciclo A, 29 de marzo.
Monición de entrada

Muy buenos (noches, días, tardes): hermanos en Cristo. Hoy celebramos el Quinto
Domingo de Cuaresma. En los días previos se nos ha invitado a la conversión,
camino a un encuentro con Cristo. El tiempo apremia; ya estamos en la antesala
de la Semana Santa y el Señor hoy te exhorta a que medites determinadamente
en su promesa de ofrecerte una vida nueva más allá de esta vida temporal.
Presten mucha atención a las lecturas de hoy. De pie, por favor, para recibir la
procesión.

Primera lectura Ez 37, 12-7.14 (Les infundiré mi espíritu y vivirán)

El profeta Ezequiel nos enfrenta a la cruel realidad de la vida. La vida fácil, el


deseo desmedido de tener, creernos dueño de todo, nos lleva a una muerte en el
pecado. El profeta nos dice que Dios cumple sus promesas y quiere darnos la
esperanza de una vida nueva. Escuchemos con mucha atención.

Segunda lectura Rom 8, 8-11 (Tenemos el Espíritu de Dios que resucitó a Jesús)

San Pablo nos dice cuáles son las características pecaminosas de nuestra
naturaleza humana. Con frecuencia vivimos de espalda a Dios. Hoy, en la carta a
los romanos, Él nos invita a una vida nueva. Escuchemos.

Tercera lectura Jn. 11,1-45 (Resurrección de Lázaro)

El evangelio de hoy, según san Juan, es un precioso texto sobre realidades


humanas: la amistad y la muerte. Jesús lloró ante la muerte de su amigo Lázaro.
Sus tres mandatos: “Quiten la piedra”, “Sal fuera”, y “Desátenlo y déjenlo
caminar” son mandatos que nos cuestionan a todos. Nos ponemos de pie para
escuchar la Buena Nueva de hoy.
Moniciones para el Domingo de Ramos Ciclo A
5 de abril
Monición de entrada

Muy buenos (días – tardes – noches)


Damos inicio a la solemne celebración del Domingo de Ramos y de este manera
iniciamos la Semana Santa, que nos conducirá a la Gran fiesta de la Pascua. Jesús,
condenado a muerte, padece, sufre y muere en la cruz, pero Dios nuestro Padre,
lo resucita para que viva para siempre y así sea nuestro Guía, Señor y Maestro.
Que esta Eucaristía nos ayude verdaderamente a vivir en profundidad este
misterio que celebramos.
(Si hay bendición de Ramos se puede leer la monición del Misal o Libro de la Seda)

Monición a la primera lectura (Isaías 50, 4-7)

Esta primera lectura está tomada del Tercer Cántico de Isaías. El Siervo de Yavé
es un hombre fiel al Señor. En medio de los sufrimientos mantiene la esperanza
en Dios. Está siempre a la escucha de lo que Dios habla, dispuesto siempre a
cumplir su voluntad aunque esto lo lleve al sufrimiento y a la muerte. Es el anuncio
de lo que vivió el mismo Jesús. Pongan mucha atención a este mensaje.

Monición a la segunda lectura (Filipenses 2, 6-11)

Esta segunda lectura es un precioso himno a la Encarnación nos presenta a Cristo


Jesús en su humanidad, que se vació de sí mismo en servicio a todos los seres
humanos, terminando en la muerte y una muerte de cruz. Exaltado sobre todas
las cosas, por eso recibe el nombre sobre todo nombre. Escuchemos.

Monición al Evangelio, pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo(Mt


26, 14-27.66)

Jesús fue a Jerusalén con el grupo de discípulos a celebrar la pascua judía. Pero
esta vez, la pascua iba a ser diferente. Jesús es consciente de ello y lo afronta.
Hoy contemplaremos el itinerario doloroso del Mesías. Jesús es el cordero pascual.
Será el paso definitivo de la muerte a la vida, para Jesús y para cuantos creemos
en Él. Escuchemos.
Moniciones para el Jueves Santo - Ciclo A
9 de abril
MONICIÓN DE ENTRADA

Jesús se sienta a la mesa con sus Apóstoles a celebrar la última cena con ellos y
les encargó que la celebrasen en el futuro en memoria suya. Esta celebración abre
el Triduo Pascual, ésta nos prepara para la celebración por excelencia de los
cristianos: la Vigilia Pascual, que celebraremos, Dios mediante, el próximo
sábado. Las lecturas de hoy nos ayudarán a entender lo que Jesús hizo y nos dan
las pautas para lo que nosotros tenemos que hacer hoy. Nos ponemos de pie para
comenzar cantando con alegría mientras recibimos a los ministros de esta
celebración.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (Éxodo 12, 1-8. 11-14)

El texto que escucharemos a continuación nos habla de las prescripciones que


Dios le había dado al pueblo para la celebración de la fiesta de la Pascua. En esta
fiesta se recordaba la salida de los judíos de la esclavitud de Egipto. Este era el
acontecimiento más importante de la historia del pueblo de Israel. Escuchemos.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA (I Corintios 11,23-26)

La institución de la Eucaristía es la nueva Pascua cristiana. La Eucaristía es


memorial de la pasión y muerte del Señor hasta que Él vuelva de nuevo. El
Maestro cambia las bendiciones que se hacían sobre el pan y el vino, aplicándolas
a su propio cuerpo y sangre que se entregan para nuestra salvación. Oigamos.

MONICIÓN AL SANTO EVANGELIO (Juan 13, 1-15)

Mis hermanos les invito para que pongan mucha atención a la escena evangélica
de hoy. Ella nos muestra claramente cómo ha de ejercerse la autoridad en la
comunidad de hermanos: como servicio de amor. Y no sólo la autoridad sino
también la convivencia y las relaciones entre los que componen la asamblea de
fe. ¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Pregunta Jesús a sus discípulos
después que les lavó los pies. Si yo, el Maestro y el Señor les he lavado los pies,
aprendan el ejemplo para que ustedes hagan lo mismo. Nos ponemos de pie, para
cantar el aleluya, antes de escuchar el Evangelio.
Moniciones para el Viernes Santo - Ciclo A
10 de abril.
MONICIÓN DE ENTRADA

Hermanos la cena del Señor que celebramos ayer, culmina hoy en la pasión de
Cristo, en el sacrificio en la cruz. La cruz es signo de muerte, de sufrimiento y es
anticipo de la luz, de resurrección.

Cristo ha muerto. Su vida ha sido aparente fracaso y una victoria final. Para vivir
y nuestro morir es decisivo que entendamos hoy la pasión y muerte de Jesucristo.
El Viernes Santo fue y es necesario, pues el triunfo de la cruz es el anuncio de su
resurrección.

Empezaremos esta celebración postrándonos, arrodillándonos en presencia de


Dios. Es momento de tomar conciencia de que necesitamos la Sangre del Cordero
que quita el pecado del mundo.

Hoy no celebramos la misa es una celebración: lecturas, oración universal,


adoración de la cruz y comunión nos dispondrá para celebrar el memorial de
Jesucristo, muerto y resucitado en la Solemne Vigilia pascual

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (Isaías 52, 13-53,12)

Escucharemos del Profeta Isaías, el Cuarto Cántico del Siervo de Yavé. Encarna
todo el sufrimiento humano, incluido el de la muerte afrentosa, pero en esa figura
el dolor se redime y termina en victoria. Escuchemos.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA (Hebreos 4, 14-16; 5,7-9)

Nosotros tenemos un sumo sacerdote: Jesús, el cual pasó por todas como
cualquier mortal. He aquí, pues, la imagen de los ministros del Evangelio. Presten
mucha atención a este mensaje del escrito a los Hebreos.

MONICIÓN AL SANTO EVANGELIO (Juan 18, 1-19,42)

Escucharemos ahora el relato de la pasión y muerte de Cristo. Esta lectura suena


hoy con más fuerza que nunca. Te invito para que tratemos de penetrar y
entender el misterio de Jesús, que camina hacia la cruz y la acepta
voluntariamente. Vamos a escuchar atentamente la pasión de Cristo.
Moniciones para la Vigilia Pascual - Ciclo A
11 de abril.
INTRODUCCIÓN

Hermanos y hermanas, ¡buenas noches! Nuestra comunidad cristiana se regocija ante la


presencia de todos ustedes.

El Miércoles de Ceniza parece ya muy lejano. Fue entonces cuando comenzamos a


recorrer el largo camino cuaresmal. Juntos hemos vivido días de oración, de penitencia,
de privaciones, de reflexión, de vía crucis. Juntos hemos ido preparando la senda que
desemboca en esta ocasión gloriosa. Esta es la noche de las noches. La noche por
excelencia. A ella se refiere nuestro querido Beato Carlos Manuel Rodríguez cuando nos
repetía, con insistencia: “¡Vivimos para esa noche!” Hoy, las tinieblas se desvanecen, la
oscuridad queda derrotada, la muerte es vencida de modo definitivo y Cristo se alza
victorioso ante su pueblo. Por ello nos reunimos en vigilia de oración a la espera de Cristo
Resucitado, para escuchar la Palabra de Dios, para participar en los Sacramentos de la
Iglesia, para celebrar con Cristo el banquete pascual.

La fiesta que estamos a punto de comenzar no es una celebración cualquiera. Nos


encontramos ante la más importante y solemne de todas las fiestas. La liturgia de esta
noche santa consiste en cuatro partes claramente definidas.

La primera parte, el Lucernario o Liturgia de la Luz, comienza con la bendición del fuego.
Luego de encender el cirio pascual, el Lucernario termina con el cántico del pregón
pascual.

Al Lucernario le sigue la Liturgia de la Palabra con la proclamación de siete lecturas del


Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento.

La tercera parte de la celebración es la Liturgia Bautismal en la que serán bautizados


nuestros catecúmenos (si los hay) y renovaremos nuestras promesas bautismales. La
cuarta parte de la celebración es la Liturgia Eucarística cuando nos acercamos con Jesús
Resucitado a la Mesa del Pan que Él mismo sirve para nosotros.

Así, hermanos y hermanas, conscientes del momento admirable que vivimos, nos
preparamos, nos ponemos de pie para dar inicio a esta noche gloriosa.

(Bendición del fuego - Preparación del Cirio Pascual -Procesión y Encendido de velas de
la asamblea)

MONICIÓN AL PREGÓN PASCUAL


Iluminados con la luz del nuevo fuego pascual, repasaremos la historia de la salvación.
Dios, en su infinita misericordia, ha querido que todas sus criaturas lleguen a contemplar
su rostro. Esta historia maravillosa comienza con la Creación y alcanza su punto más
elevado en la resurrección de Cristo. Como preparación para la Liturgia de la Palabra,
gocémonos con el canto del Pregón Pascual que, con su fuerza y su belleza llega a
estremecernos a todos.
(Pregón Pascual; Concluido el Pregón Pascual, pedimos a la asamblea que apague sus
velas. Cuando el celebrante concluye su monición/oración, invitamos al pueblo a
sentarse.)
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (Génesis 1, 1-2, 2)

Esta primera lectura relata el comienzo de la historia de la salvación. Dios crea todas las
cosas, incluyendo al hombre y a la mujer, y queda complacido al mirar que todo cuanto
ha creado es bueno. Toda la creación le ha sido confiada a la criatura por excelencia, el
ser humano, para que se sirva de ella. Es el plan de Dios que el hombre y la mujer,
creados a su imagen y semejanza, tengan vida abundante y le sirvan y honren en todo
momento. Escuchemos con atención.

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA (GÉNESIS 22, 1-18)

Dios quiere para sí un pueblo que realmente crea en Él. Abrahán, por sus actitudes,
demostró tener esa fe que Dios espera de nosotros. Abran bien el oído para escuchar
este mensaje.

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)

MONICIÓN A LA TERCERA LECTURA (EX 14, 15-31, 15,1)

Israel, el pueblo escogido por Dios, cayó preso bajo el régimen de los egipcios. Muchos
años de esclavitud sufrieron los israelitas oprimidos por el yugo de Egipto. Pero, Dios,
que es siempre fiel a sus promesas, interviene personalmente en la liberación de su
pueblo. Muchas esclavitudes sufrimos hoy día quienes formamos parte del pueblo de Dios.
Pero, por la resurrección de Cristo vemos a Dios obrando en nuestro beneficio y
conduciéndonos de la esclavitud de la muerte a la libertad de la Vida Eterna. Escuchemos
con oído atento.

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)

MONICIÓN A LA CUARTA LECTURA (ISAÍAS 55, 1-11)

El profeta Isaías nos habla a continuación de las riquezas de la salvación. Dios tiene en
sus manos todos los bienes y los pone a disposición de su pueblo. “Quien tenga necesidad
que venga a mí”, dice el Señor por boca de su profeta. Dios promete sellar con su pueblo
una alianza eterna y la palabra de su boca no regresará a Él sin haber sido cumplida.
Escuchemos con toda atención.

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
MONICIÓN A LA QUINTA LECTURA (Isaías 55, 1-11)
Isaías en su profecía nos ofrece su palabra y de parte de Dios la alianza perpetua. Dios
se acerca al ser humano por medio de su palabra que anuncia la salvación y madura y
transforma al ser humano. Presten mucha atención.

MONICIÓN A LA SEXTA LECTURA (Baruc 3, 9.15.32,4-4)


Usando como instrumento al profeta Baruc, Dios invita nuevamente al pueblo de Israel,
y también nos invita a nosotros hoy a dejar el pecado y a seguir lo que le agrada a Él.
Escuchemos.

MONICIÓN A LA SÉPTIMA LECTURA (EZEQUIEL 36, 16-28)


El pueblo de Israel en el exilio se aleja de Dios, se torna desobediente y comienza a
practicar la idolatría. La conducta del pueblo desacreditaba el buen nombre de Dios.
Nuestra conducta y actitudes también pueden hacer que el mundo pregunte: “¿No son
estos, acaso, los que se hacen llamar hijos de Dios?” Pero Dios no renuncia a su plan
salvífico y nos redime, no por nuestros propios méritos, sino por su inmensa misericordia
y por su amor sin límites. Escuchemos con corazón bien dispuesto.

(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada esta oración se encienden las velas del altar
y se canta el Gloria. Luego el celebrante procede a la Oración Colecta. Terminada la
oración nos sentamos)

EPÍSTOLA (Romanos 6, 3-11)


Nos recuerda San Pablo que, por el Bautismo, hemos sido incorporados a Cristo y
participamos de su misterio pascual. Cristo muere en la cruz y con ello propicia nuestra
muerte al pecado. Cristo resucita y su resurrección es alegría para todos ya que, por su
Victoria, tenemos Vida. Escuchemos gozosos, pues el triunfo de Cristo es nuestro propio
triunfo.
(Luego de la Epístola se canta el Salmo.)

MONICIÓN AL SANTO EVANGELIO (Mt 28, 1-10)


Jesús lo había anunciado, pero, ¿quién lo iba a creer? Después de haber sufrido tortura
y muerte semejantes, ¿cómo podía volver a la vida? Por ello, es fácil imaginar la sorpresa
de María Magdalena y la otra María. En lugar de un sepulcro sellado se encuentran con la
piedra removida y el ángel del Señor que les da la gran noticia: ¡No está aquí! Ha
resucitado como les había dicho. Muchos años han pasado y también para nosotros la
noticia sigue siendo nueva y alentadora: “¡Que no está muerto; que ha resucitado y
camina delante de nosotros!” (Breve pausa.) Antes de escuchar la Buena Noticia, nos
ponemos de pie y cantamos la aclamación al evangelio.

(Proclamación del Evangelio y homilía. Después de la homilía se encienden las velas de


toda la asamblea.)

(Liturgia Bautismal (si hay). Renovación de las Promesas Bautismales y aspersión con
agua bendita. Luego de la aspersión se le pide a la asamblea que apague sus velas.)
Moniciones para la Pascua de Resurrección - Ciclo
A, 12 de abril.
Entrada:

Buenos días mis carísimos hermanos y hermanas. La Resurrección de Jesús es el


milagro del comienzo de una vida nueva, a partir precisamente, de la muerte.
Estamos en el punto inicial del tiempo de Pascua que empieza en la Vigilia,
comprende la cincuentena pascual y concluye, después de siete semanas, en
Pentecostés. El misterio pascual, es decir la muerte y resurrección de Jesús, es el
contenido básico y la verdad fundamental de la fe cristiana, la piedra angular de
todo el edificio, la columna vertebral de toda la revelación y del proyecto salvador
de Dios. Proclamemos con el salmo responsorial “Este es el día que hizo el Señor”
y dispongámonos a celebrar con gozo la Eucaristía, poniéndonos de pie para
cantar con entusiasmo.

Primera lectura: Hechos 10, 34.37-43

En la lectura que escucharemos a continuación San Pedro afirma haber comido y


bebido con Jesús, después que resucitó de entre los muertos, convirtiéndose en
testigo del resucitado, constituido juez de vivos y muertos. Escuchemos, con oídos
atentos.

Segunda lectura: Colosenses 3,1-4

Escucharemos un breve mensaje tomado de la Carta de San Pablo a los


colosenses, para San Pablo, la fe en la Resurrección es la roca firme en la cual se
afianza todo su dinamismo apostólico. Presten mucha atención a esta lectura es
muy corta y nos puede pasar desapercibida.

Secuencia

(Sólo hoy es obligatoria, durante la octava es opcional)


Les invito, hermanas y hermanos, para que se pongan de pie, para entonar el
GRAN ALELUYA.

Tercera lectura: Juan 20, 1-9

El mensaje del evangelista san Juan nos lleva a la entrada del sepulcro vacío aquel
primer día de la semana. María Magdalena es la primera en descubrirlo y da
testimonio a los discípulos, éstos “ven y creen”. El sepulcro vacío es la garantía
de nuestra fe. Escuchen hermanos la Buena Noticia de hoy.
Moniciones para el Segundo Domingo de Pascua -
Ciclo A, 19 de abril.
Entrada:

La alegría que pregonan las campanas, los aleluyas que resuenan en el templo
son un signo claro del gran gozo de este bendito día de Pascua. Nosotros somos
bienaventurados, pues hemos alcanzado la vida nueva que Jesús resucitado nos
transmite por su Espíritu. Hoy es el día dedicado a la Divina Misericordia y este es
el don que recibimos de Cristo resucitado. Señor, aunque no te vemos con los
ojos de la carne, nuestra ardiente profesión de fe es la del Apóstol Tomás
¡Creemos en ti, Señor nuestro y Dios nuestro! Puestos de pie entonemos con
alegría el canto de entrada.

Primera lectura: Hechos 2, 42-47

Escucharemos a continuación algunas características de las primeras


comunidades cristianas, estas primitivas comunidades giran en torno a la
enseñanza de los apóstoles, eran constantes en escuchar la enseñanza de los
apóstoles, la vida en común, compartiendo sus bienes. La fracción de pan, es
decir, la Eucaristía que une en oración a la comunidad. Escuchemos.

Segunda lectura: I de Pedro 1, 3-9

San Pedro nos presenta un hermoso himno de alabanza. Cristo ha resucitado y


esto para nosotros significa un nuevo nacimiento y una nueva esperanza en un
mundo mejor, una vida nueva que no puede corromperse ni mancharse. Pongan
mucha atención.

Tercera lectura: Juan 20, 19-31

El Evangelio de hoy relata dos apariciones a los discípulos. Estas apariciones se


escribieron para los cristianos de la segunda generación y las sucesivas
generaciones en la historia, o sea, nosotros, para que creamos que Jesús es el
Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengamos vida en su nombre. Antes
de proclamar la Buena Nueva de hoy cantemos con entusiasmo el Aleluya.
Moniciones para el Tercer Domingo de Pascua -
Ciclo A, 26 de abril.
Entrada

Buenos noches, días, tardes:

Queridos hermanos, todavía no ha llegado Pentecostés y estamos en Pentecostés.


Hoy veremos a Pedro presentarse junto a los Once, levantando la voz para gritarle
al mundo que Cristo ha resucitado de entre los muertos y nos ha convertido en
testigos de su resurrección. Cristo Jesús aceptó la muerte desde su fidelidad al
ser humano y desde su fidelidad al Padre. Aceptó la muerte y la transformó para
nosotros en vida, redención, resurrección... Les invito hermanos a ponerse de pie,
mientras cantamos con entusiasmo para recibir a los ministros de la Eucaristía.

Primera lectura: Hechos 2,14.22-23 (No era posible que la muerte dominara a Jesús)

No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. San Pedro nos hablará
con claridad y nos dará su testimonio sobre la Resurrección, de la cual nosotros
somos testigos. Escuchemos.

Segunda lectura: I Pedro 1,17-21 (Han sido redimidos con la sangre de Cristo)

El Señor con su muerte y resurrección nos ha rescatado de nuestra estéril manera


de vivir, no con bienes efímeros, sino a un precio muy caro, el precio de la sangre
de Cristo. Con Cristo resucitado hemos pasado ya a la vida de Dios, a la Vida
Eterna. Pongan mucha atención a esta exhortación de San Pedro.

Tercera lectura: Lucas 24, 13-35 (Le reconocieron al partir el pan)

El texto del Evangelio de hoy es exclusivo de san Lucas, el cual describe la


experiencia de dos discípulos camino a Emaús; dos comentaristas solitarios de lo
sucedido recientemente. Iban caminando tristes porque creían muerto a su rey.
Jesús se le hace presente y camina con ellos, sin ser reconocido. El compañero
desconocido entró en su casa y en sus vidas, bendijo, partió y dio el pan. La
palabra se hizo comida, sacramento y el amigo visible se hizo invisible. De pie,
por favor, para que entonemos jubilosos el Aleluya, antes de escuchar el mensaje
evangélico de hoy.
Moniciones para el Cuarto Domingo de Pascua -
Ciclo A, 3 de mayo.
Entrada

Buenos noches, días, tardes:

Queridos hermanos en Cristo y María, nos encontramos en el cuarto domingo de


Pascua y este es el domingo del Buen Pastor. Cristo se autodefine como Buen
Pastor que da la vida por sus ovejas, para que éstas tengan vida y vida en
abundancia.

Hoy en la Iglesia recemos por los sacerdotes, pero hoy más que nunca, es urgente
orar al Buen Pastor por las vocaciones, por las que hay y para que surjan
vocaciones del seno de nuestras familias. Con el gozo de sabernos acompañados
por Jesús, nos ponemos de pie para empezar nuestra celebración.

Primera lectura: Hechos 2,14a.36-41

El apóstol Pedro pregona que Dios constituyó a Jesús: Señor y Mesías. Reconocer
a Jesús, muerto y resucitado, como Señor y Mesías, lleva a la conversión de fe en
Él y al bautismo en su nombre.

Segunda lectura: I Pedro 2, 20b-25

En su primera carta, san Pedro nos recuerda que hemos sido salvados por Cristo
Jesús “por sus llagas hemos sido curados”. Pero se vale de la figura del Buen
Pastor: “andaban descarriados como ovejas, pero ahora han vuelto al pastor y
guardián de sus ovejas”. Caminemos tras sus huellas, aunque a veces, sean de
sufrimiento y dolor. Escuchen hermanos.

Tercera lectura: Juan 10, 1-10

“Yo soy la puerta de las ovejas”. El texto de san Juan que a continuación
escucharemos, denuncia a los pastores que no entran por la puerta del aprisco
(corral), ladrones y falsos pastores y destaca que el buen pastor conoce y llama
por su nombre a sus ovejas y va caminando delante de ellas. Cristo es la puerta
por donde entramos a la salvación y a la vida. Pongan atención a este bello
mensaje de hoy, pero antes entonemos el Aleluya.
Moniciones para el Quinto Domingo de Pascua
10 de mayo.
Entrada

Muy buenos (noches, días, tardes): la Palabra de Dios que escucharemos en la


Eucarist¡a de hoy viene a diseñarnos la comunidad cristiana como un cuerpo vivo,
que se organiza. Sus miembros van asumiendo diversas responsabilidades; como
un pueblo sacerdotal, cuyos miembros son piedras vivas del edificio eclesial, que
tiene como columna principal a Cristo Resucitado y como un grupo unido que
camina hacia Dios al ritmo de la historia bajo la guía de Cristo que es el Camino,
la Verdad y la Vida.

Primera lectura: Hechos 6,1-7 (Eligieron a siete hombres llenos de Espíritu


Santo)

En los domingos anteriores, Lucas ha venido presentándonos la imagen y las


características de la primitiva comunidad cristiana. Hoy nos presenta un naciente
proceso de organización eclesial y una distribución de responsabilidades, ya que
va creciendo el grupo de fe.

Segunda lectura: I Pedro 2, 4-9 (Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio
real)

En la primera lectura vimos cómo la Iglesia naciente se va estructurando. En la


segunda, el apóstol Pedro nos recuerda que la comunidad está fundamentada
sobre la piedra angular que es Cristo y que Pedro presenta como la “piedra viva”.
También nosotros estamos llamados a ser piedras vivas en la edificación de la
comunidad.

Tercera lectura: Juan 14, 1-12 (Yo soy el camino, y la verdad, y la vida)

¿Cómo podemos saber el camino? Es la pregunta de Felipe a Jesús, en el texto


evangélico de hoy y puede ser la misma pregunta de nosotros. Jesús le responde
a Felipe y a nosotros con dos respuestas para la historia; la primera: “Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida” y la segunda: “Quien me conoce a mí, conoce al
Padre”. Jesús es la verdad y la vida, porque es el camino hacia el Padre, que es
la Vida. De pie, por favor, para entonar el Aleluya.
Moniciones para el Sexto Domingo de Pascua -
Ciclo A, 17 de mayo.
Entrada

Muy buenas (noches, días, tardes): Queridos hermanos, sean todos bienvenidos
a esta, nuestra comunidad, a ese encuentro de los convocados por el Señor. Hoy
veremos como la Iglesia naciente se va expandiendo, porque Felipe bajó a la
ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo. Predicaba a Cristo crucificado, porque
esta era la predicación de los apóstoles, la cual repetían una y otra vez: “Aquel
Jesús a quien ustedes mataron, Dios lo ha resucitado y nosotros somos testigos”.
También nosotros, al igual que Felipe estamos llamados a predicar a Cristo
resucitado.

Primera lectura: Hechos 8, 5-8. 14-17 (Les imponían las manos y recibían el
Espíritu)

Esta lectura es de capital importancia para nosotros, porque nos trae el testimonio
de los dos primeros sacramentos de la iniciación cristiana: el bautismo y la
confirmación. El diácono Felipe evangeliza y bautiza; Pedro y Juan los confirman
con la efusión del Espíritu, mediante la imposición de manos.

Segunda lectura: I Pedro 3,15-18 (Cristo murió, pero volvió a la vida por el
Espíritu)

La resurrección es de ayer y es de hoy para hoy. Eso parece ser lo que San Pedro
nos quiere decir en su primera carta, de donde está tomada la segunda lectura
de hoy, cuando nos pide que glorifiquemos en nuestros corazones a Cristo Señor
y que estemos siempre dispuestos para dar razón de nuestra esperanza.

Tercera lectura: Juan 14,15-21 (Yo le pediré al Padre que les dé otro defensor)

En el texto evangélico de este sexto Domingo de Pascua, hay dos situaciones que
forman parte del don pascual. Primero, el envío del Espíritu Santo, como don de
Cristo y del Padre; y segundo, el retorno de Jesús, quien nos enviará el Espíritu
Santo prometido. Será la presencia del mismo Jesús entre nosotros, después de
su retorno al Padre.
Moniciones para la Solemnidad de la Ascensión del
Señor - Ciclo A, 24 de mayo.
Monición de entrada

Muy buenas (noches, días, tardes): hoy celebramos, queridos hermanos, el


Misterio de la Ascensión del Señor. Porque Cristo Jesús bajó a la realidad de
nuestro mundo, al dolor de la muerte, por eso subió, por la resurrección, a la
gloria del Padre. La Ascensión es la total exaltación. De las lecturas que hoy
escucharemos podemos sacar estas dos conclusiones: primera, Cristo Resucitado,
es constituido por el Padre, Señor del universo, cabeza de la humanidad y de la
Iglesia, que es su cuerpo y plenitud; segunda, el envío misionero, que Cristo
transmite a la comunidad: vayan y hagan discípulos. Este sigue siendo el mandato
de Jesús para nosotros hoy.

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1, 1-11 (Jesús se elevó de ellos)

En el mismo punto final que Lucas pone a su narración del Evangelio comienza su
segundo libro: Hechos de los Apóstoles. El tema es‚ éste: la Ascensión del Señor
al cielo. Lo importante de este misterio es su significado: la glorificación de Jesús
que vuelve al Padre constituido Señor de todos.

Segunda lectura: Carta de San Pablo a los Efesios 1, 17-23 (El Padre lo sentó a
su derecha)

El apóstol san Pablo, escribiéndoles a los efesios, mensaje válido para nosotros
hoy, nos pide que sepamos comprender la soberanía de Dios que resucitó a Cristo,
lo sentó a su derecha y lo constituyó Señor del universo y de la historia y cabeza
de la Iglesia, Señor de todos.

Tercera lectura: Mateo 28, 16-20 (Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la
tierra)

En la Buena Noticia, san Mateo nos presenta a los apóstoles postrados ante el
Señor, aunque algunos titubeaban, éstos reconocen a Cristo como Señor con
poder sobre el cielo y sobre la tierra, haciéndoles un envío a anunciar la Buena
Nueva, asegurándoles su permanente presencia.
Moniciones para la Solemnidad de Pentecostés -
Ciclo A, 31 de mayo.
Entrada

Buenas noches, días, tardes:


Hoy celebramos la fiesta de Pentecostés. Creo en el Espíritu Santo, decimos en la
profesión de fe. Y creer en el Espíritu Santo supone un estado permanente de
revisión y renovación. Pentecostés es un buen momento para darnos cuenta quién
manda en nosotros, en nuestro ser. Veamos ahora a luz de la Palabra de Dios y
del encuentro eucarístico si nuestra vida está orientada por el Espíritu de Cristo o
por el espíritu individualista y consumista de nuestra sociedad post-moderna.

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles: 2, 1-11

Escucharemos un texto del libro de los hechos de los apóstoles, en cual Lucas
pretende describir el acontecimiento más importante después de la Ascensión: la
venida del Espíritu Santo. Esto significa el punto de partida de la misión universal
de la Iglesia. Dios nos envía nos equipa para proclamar la Buena Nueva.

Segunda lectura: Primera Carta de Pablo a los Corintios 12, 3b-7.12.13

La comunidad de Corinto, a la que Pablo le escribe en esta ocasión, está pasando


por dificultades: hay divisiones entre sus miembros. La lectura que ahora
escucharemos nos ayudará a discernir si las formas de nosotros enfrentar las
dificultades son o no del Espíritu de Cristo.

Tercera lectura: San Juan: 20,19-23

El Evangelio de hoy, narrado por San Juan, nos presenta una escena de aparición.
Jesús deseándonos la paz y enviando a los suyos el don del Espíritu y enviándonos
a todos los rincones y cada corazón para atar y desatar.
Moniciones para la Solemnidad de la Santísima
Trinidad - Ciclo A, 7 de junio.
Entrada

Buenas noches, días, tardes:


Mis queridos hermanos en Cristo Jesús. Hace una semana, en Pentecostés,
terminamos el tiempo pascual con el don del Espíritu, iniciamos las andaduras del
tiempo litúrgico que corre a lo largo de todo el año, la fiesta que hoy celebramos,
la Santísima Trinidad, es una celebración gozosa y de agradecimiento al Dios uno
y trino por la obra de nuestra redención. Esta fiesta no tiene un día fijo en el
calendario, sino que se celebra el domingo siguiente a Pentecostés. Las lecturas
que hoy escucharemos nos presentarán el misterio de un Dios compasivo y
misericordioso, tan cercano que nos sale al encuentro en Cristo para ofrecernos
su amistad, amor y comunión, junto con la posibilidad de una vida sin fin. El Señor
te brinda una nueva oportunidad para tomar conciencia de la dimensión trinitaria
de toda tu vida cristiana.

Primera lectura: del libro del Éxodo: 34,4b-6.8-9

Frente a la revelación de Dios, Moisés sólo puede postrarse y adorarlo. El profeta


pide a Dios que camine con su pueblo y que lo tome como propiedad, perdonado
nuestras culpas y pecados. Solamente el perdón de Dios hace avanzar la historia.

Segunda lectura: Segunda Carta de Pablo a los Corintios 13, 11-13

¿Cómo entender el misterio de la Santísima Trinidad? San Pablo nos devela el


misterio en la segunda lectura de hoy: se trata de experimentar en nuestra propia
vida “La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del
Espíritu Santo”. Este es el saludo de despedida de la segunda carta a, una fórmula
netamente trinitaria.

Tercera lectura: San Juan: 3,16-18

Dios quiere que todos sus hijos se sienten a su mesa de salvación y de amor.
Dios, uno y trino, nos enseña que la vida es amor compartido, comunión y diálogo.
Del amor trinitario nos brota una inspiración constante para trabajar a favor del
cuerpo común, para que no haya guerras, ni odios, ni violencias, ni injusticias, ni
soledades, sino que brille la luz del amor.
Moniciones para la Solemnidad del Cuerpo y
Sangre de Cristo, 11 de junio.
Entrada

Queridos hermanos, nos encontramos ahora celebrando la solemnidad de Corpus


que ahora se llama mejor "del Cuerpo y Sangre de Cristo" nació en el siglo XIII(13)
y es una celebración que nos hace centrar nuestra atención agradecida en la
Eucaristía como sacramento en el que Cristo Jesús ha pensado dársenos como
alimento para el camino, haciéndonos comulgar con su propia Persona, con su
Cuerpo y Sangre, bajo la forma del pan y del vino.
En la fiesta de hoy no nos fijamos tanto en la celebración de la Eucaristía, aunque
la organicemos y celebremos con particular festividad, sino en su prolongación, la
presencia permanente en medio de nosotros del Señor Eucarístico, como alimento
disponible para los enfermos y como signo sacramental continuado de su
presencia en nuestras vidas, que nos mueve a rendirle nuestro culto de veneración
y adoración.
Dispongámonos ahora más que nunca, a celebrar dignamente esta Eucaristía. En
pie, cantemos...
Primera lectura (Deuteronomio 8, 2-3. 14b-16a)

En el Libro del Deuteronomio, hoy Moisés recuerda a su pueblo, cuando va a entrar


en la Tierra Prometida, los muchos dones que Dios les ha hecho, no sólo
liberándolos de Egipto, sino ayudándoles en su largo peregrinaje por el desierto,
sobre todo en cuanto a la bebida y la comida, sacando agua de la roca y
alimentándoles con el maná en el desierto.
Segunda lectura (1 Corintios 10, 16-17)

San Pablo les recuerda a los corintios que al participar del Banquete del Señor,
hay consecuencias para la comunidad, sobretodo, la unidad
San Pablo, en su carta a los corintios, les recuerda las consecuencias comunitarias
que se derivan de la participación en la mesa del Señor: los que comen juntos de
ese pan único, que es Jesús, no pueden vivir desunidos.
Evangelio (Juan 6, 51-58)

Si en San Pablo encontrábamos ya algunos efectos de nuestra participación en el


Banquete del Señor, Jesús mismo en el Evangelio de San Juan nos confirma lo
que sucede cuando nosotros participamos de ese sacramento tan especial, en el
que comemos su cuerpo y bebemos su sangre.
Preparémonos para la escucha de esta palabra, cantando el aleluya.
Moniciones para el Décimo Primer domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 14 de junio.
Entrada

Buenas días, tardes, noches:


Ya desde el Antiguo Testamento, Dios había escogido a su pueblo y lo había
levantado sobre alas de Águila. Presten atención a la segunda lectura de hoy.
Jesucristo en el Evangelio escoge a doce y los envía por el mundo entero a
proclamar el reinado de Dios. Los envía con u n poder gratuito y que ellos han de
ejercer gratuitamente. En la segunda lectura de este décimo primer domingo del
tiempo ordinario, san Pablo da la gran prueba de amor que Dios nos ha dado
cuando éramos pecadores.

Primera lectura: Éxodo 19, 2-6ª: "Serán para mí un reino de sacerdotes, nación
santa"

Escucharemos un texto del libro del Éxodo, nos trae la alianza entre Yavé e Israel.
En la alianza Dios aparece como el superior y el Pueblo como el siervo. La alianza
consiste en hacer de ese pueblo “propiedad escogida” de Dios entre todos los
pueblos. De aquí surge un pueblo “consagrado”, lo que quiere decir separado y
dedicado para Dios.

Segunda lectura: Romanos 5, 6-11: “Reconciliados con Dios por la muerte de su


Hijo”

En esta ocasión San Pablo les escribe a los romanos. El Apóstol insiste en algo
que para él se ha convertido en una obsesión: la gratuidad de la fe. La certeza del
hecho salvador de Cristo da validez a la fe para gloriarnos en Dios, gracias a
Jesucristo, Señor de todos y nos abre caminos nuevos.

Tercera lectura: San Mateo 9, 36-10, 8-: "Llamó a sus doce discípulos y los
envío"

Escucharemos un texto del Evangelio según San Mateo, que es considerado por
algunos estudiosos de la Biblia como un manual del misionero. Veremos a Jesús
convocando a un puñado de hombres para constituirlos heraldos o portavoces del
reino que él anuncia. Llamó a los doce y les dio poder sobre los espíritus inmundos
para expulsarlos y curar las enfermedades y dolencias. La respuesta nuestra tiene
que ser esta: “desde” Dios y “para” Dios.
Moniciones para el Décimo Segundo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 21 de junio.
Entrada

Buenas, días, tardes, noches:


Hoy es un día muy especial, nos congregamos para la celebración eucarística,
donde el Señor nos invita a no temer, reconocerlo como nuestro Salvador y Él te
premiará ante su Padre en reino celestial. Hoy la Iglesia nos pide que seamos
forjadores de hombres y mujeres de bien, donde tú seas el modelo a seguir.

Primera lectura: Jr 20, 10-13: “Libró la vida del pobre de manos de los impíos”

El profeta Jeremías siente el temor de perder su vida porque anuncia el castigo


de Dios a los que hacen lo que no le agrada. Nosotros no estamos exentos de esa
sentencia. Volvamos nuestros ojos al Señor y sigamos su camino para que, al
igual que al profeta, Dios salve nuestra vida.

Segunda lectura: Romanos 5, 12-15: “El don no se puede comparar con la caída”

San Pablo, en su carta a los romanos, trae a nuestra atención un hecho muy
conocido de todos: nos habla del pecado original y su efecto sobre la humanidad,
pero igualmente nos presenta a Jesús como redentor del mundo. Por Adán vino
el pecado, la desobediencia y la muerte. Por Cristo, la justificación, la obediencia
y la vida. Cristo venció el pecado y nos ofrece la vida eterna.

Tercera lectura: San Mateo 10, 26-33: “No tengan miedo a los que matan el
cuerpo”

Hemos escuchado muchas veces que el Señor protege a los que le profesan; así
mismo castiga a los que le niegan. Hoy san Mateo te invita a tomar partido y te
dice cuáles son las consecuencias de estar en un lado o de otro.
Moniciones para el Nacimiento de San Juan
Bautista, 24 de junio.
Monición de entrada:

Muy buenas noches (días, tardes). Hoy celebramos la Solemnidad del nacimiento
de San Juan Bautista. Además del nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, y del
nacimiento de María, Virgen Inmaculada, el único santo de quien se celebra el
nacimiento terrero es San Juan Bautista. Juan Bautista: pídele a Jesús que nos
envíe muchos profetas y santos como tú. De pie, por favor, para que iniciemos la
liturgia de hoy.

Primera lectura: Isaías 49, 1-6 (Te hago luz de las naciones)

La primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías, nos presenta el segundo
poema del Siervo de Yahveh. El poema habla de la misión universal de salvación
que el Señor confía a su servidor. Presten atención para que escuchemos al Señor,
hablándonos por medio de Isaías.

Segunda lectura: Hechos 13, 22-26 (Juan predicó antes de que llegara Cristo)

Esta segunda lectura nos presenta el primer discurso de san Pablo, en Antioquía,
Pablo recuerda los principales rasgos de la historia de salvación con que Dios los
ha bendecido. Allí tiene un lugar el Bautista, porque preparó la venida de Jesús.
Predicando un bautismo de penitencia. Escuchemos.

Tercera lectura: Lucas 1, 57-66.80 (Se va a llamar Juan)

"Juan" significa, en hebreo: "Dios es favorable"; Zacarías vuelve a hablar, en señal


de que se cumple lo que se le había anunciado; el gozo de los vecinos por el
nacimiento de aquel niño se expresa en forma de alegre presagio, puesto que se
veía que "la mano del Señor estaba sobre él". De pie, por favor, entonemos el
Aleluya, para que escuchemos la Buena Noticia de hoy.
Moniciones para el Décimo Tercer Domingo del
Tiempo ordinario - Ciclo A, 28 de junio.
Entrada

Buenos días, tardes, noches:


Las lecturas de hoy son diversas, pero con un pensamiento central. Nos dicen que
Dios cuida de los suyos y bendice a los que ayudan. Somos injertados a formar
parte del cuerpo del Cristo por el bautismo. El Evangelio nos presenta una
exigencia que de primera instancia es chocante. Presta atención a la Palabra de
hoy para conocer si también tendrás la recompensa que el Señor te ofrece.

Primera lectura: II Reyes 4, 8-11.14-16: “Eliseo y la Sunamita”

El libro de los reyes nos dice que aquel que recibe a un hombre de Dios recibirá
su recompensa, el Señor cumple su promesa y te invita a que seas caritativo con
los necesitados y marginados que no puedan pagarte tus favores, pero que el
Señor lo hará por ellos.

Segunda lectura: Romanos 6, 3-4. 8-11: “Por el bautismo fuimos sepultados con
Cristo”

San Pablo resume la importancia del bautismo en la vida del cristiano: morir al
pecado y vivir para Cristo. Meditemos esta lectura para facilitar ese encuentro con
Cristo Resucitado camino a la conversión.

Tercera lectura: San Mateo 10, 37-42: “El que no toma su cruz no es digno de
mi”

San Mateo en el Evangelio de hoy nos ubica en una encrucijada. El Señor te pide
que lo ame con toda tu fuerza y todo tu corazón y que ames a tu prójimo. Del
Señor es la primacía del amor, porque el dio su vida por ti. Te invita a tomar tu
cruz, a seguirlo y a recibirlo en tu corazón.
Moniciones para el Décimo Cuarto Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 5 de julio.
Entrada

Buenos días, tardes, noches:


Terminado el discurso sobre la misión y antes de comenzar la predicación en
parábolas y que nosotros seguiremos en los próximos domingos, san Mateo nos
presenta a Jesús en plena actividad en Galilea: predicando y curando. Y, en medio
de esa actividad, la oración de Jesús que en este decimocuarto domingo
escucharemos. Sin duda alguna, la oración es una dimensión importante en la
vida cristiana. Lo fue para Jesús y lo tiene que ser para nosotros sus seguidores.
El tiempo de verano es oportuno para buscar momentos de oración y meditación.

Primera lectura: Zacarías 9, 9-10: “Tu rey viene pobre a ti”

A continuación escucharemos un trozo del libro del profeta Zacarías. La situación


histórica de este texto nos resulta desconocida. Probablemente fue escrito a
finales del siglo cuarto o comienzo del tercero antes de Cristo. El profeta invita al
pueblo a la alegría. Se le anuncia una noticia alegre y esperanzadora: la llegada
de un rey justo y victorioso. El nuevo rey humilde y pacífico es garantía de un
futuro de paz y de justicia.

Segunda lectura: Romanos 8, 9-11: “En deuda con el espíritu, no con la carne”

Durante cinco domingos estaremos escuchando fragmentos del capítulo 8 de la


carta de san Pablo a los romanos, dedicado a la vida del cristiano en el Espíritu.
Para el apóstol hay dos maneras de existir: “en la carne”, dominados por los
instintos y pasiones egoístas, o “en el Espíritu”, vivificados y guiados por Dios.
Este espíritu ha resucitado a Cristo; hemos sido bautizados, por tanto, unidos a
Cristo y su espíritu habita en nosotros; somos así hombres nuevos.

Tercera lectura: San Mateo 11, 25-30: “Dios se revela a los sencillos”

La perícopa evangélica de este domingo la hemos estructurado en tres partes:

1) acción de gracias al Padre por la revelación recibida;


2) contenido de dicha revelación y
3) invitación y llamada. Presten mucha atención a este impactante mensaje, pero
antes entonemos el aleluya.
Moniciones para el Décimo Quinto Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 12 de julio.
Entrada

Buenos días, tardes, noches:


Nos encontramos en el décimo quinto domingo del tiempo ordinario. Las lecturas
de hoy nos invitan a meditar sobre la eficacia de la Palabra de Dios en nuestra
vida y; al mismo tiempo, nos brindan la ocasión de reflexionar sobre las parábolas
del reino de Dios en labios de Jesús. No podemos conformarnos con solamente
escuchar la Palabra de Dios, sino que debemos entenderla. No basta con recibirla
con alegría, sino que ella debe llegar a lo más profundo del corazón y moldearnos
según la voluntad de Dios. A nosotros nos toca ser terreno fértil en el que la
voluntad de Dios se pueda cumplir y la eficacia de la Palabra pueda manifestarse.

Primera lectura: Isaías 55, 10-11: “La Palabra de Dios, eficaz como la lluvia y la
nieve”

Créanme, parece decirnos el Señor, a través del profeta Isaías. Mi palabra es


eficaz. Como la lluvia que baja del cielo no vuelve a Él sin antes empapar y
fecundar la tierra, así mi Palabra no vuelve a mí sin cumplir su cometido. La
Palabra de Dios es su plan de salvación. Nosotros sabemos que la Eucaristía es
esa palabra bajada del cielo, salida de Dios y ofrecida en sacrificio a cuantos en
esta vida tienen hambre y sed de justicia, de amor y hambre y sed de Dios.

Segunda lectura: Romanos 8, 18-23: “La creación, expectante aguarda su


liberación”

San Pablo, en su carta a los romanos nos dice: “que los sufrimientos de ahora no
pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá”. Si nos creemos esto
pondremos de nuestra parte para no ser terreno pedregoso y pediremos
insistentemente al Señor que nos ayuda a entender y vivir su Palabra y aceptarla
para llegar a ser verdaderamente hijos suyos.

Tercera lectura: San Mateo 13, 1-23: “La Parábola del sembrador”

Las parábolas en labios de Jesús son comparaciones o imágenes destinadas a


ilustrar una idea o enseñanza, en concreto sobre el reino de Dios. Contienen “los
secretos del reino de Dios”, según la respuesta de Cristo a sus discípulos, que san
Mateo nos presenta en el Evangelio de hoy. A continuación escucharemos la
parábola del sembrador, la cual se explica por sí misma, por tanto presten mucha
atención a la Buena Noticia de hoy.
Moniciones para el Décimo Sexto Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 19 de julio.
Entrada

Buenos días, tardes, noches. Sean todos bienvenidos a la celebración de la


Eucaristía de nuestra comunidad de Ocuituco.

Las lecturas de este domingo nos quieren hacer una seria advertencia sobre la
manera de nosotros afrontar nuestra participación en el mundo. Una manera
espontánea es la de dividir a la humanidad en dos grandes bandos: los malos y
los buenos. Jesús viene a instaurar el reinado de Dios, no como un juez que separa
a los malos de los buenos: no excluye a nadie, todos son convocados, todos
pueden entrar en él.

Que el Señor Jesús, que nos ha convocado hoy para celebrar la Eucaristía, nos
abra los oídos para que podamos escuchar y comprender el mensaje de paciencia
y de amor que Él nos trae en su Palabra.

Primera lectura: Sabiduría 12,13.16-19: “En el pecado das lugar al


arrepentimiento”

En estos domingos Jesús viene hablándonos en parábolas para explicarnos el


Reino de Dios y para hablarnos de la bondad de Dios, presten mucha atención
para que escuchemos cómo un sabio del Antiguo Testamento nos habla de esa
bondad.

Segunda lectura: Romanos 8, 26-27: “El Espíritu intercede por nosotros”

Escucharemos ahora un fragmento de la carta de san Pablo a los romanos, el


apóstol nos hablará del Espíritu de Dios de que actúa en nosotros.

Tercera lectura: San Mateo 13, 24-43: “Parábola de la cizaña en el trigo”

Mientras la gente dormía, se coló el enemigo y, por poco echa a perder la cosecha.
El domingo pasado escuchábamos la parábola del sembrador, hoy meditaremos
la parábola de la cizaña. El tema de fondo es la cuestión de la coexistencia en la
historia y en nuestra comunidad: los que hacen el bien y los que hacen el mal. El
Evangelio nos muestra que el juicio no debe anticiparse, porque corresponde al
único juez, quien lo lleva a cabo al final de los tiempos.
Moniciones para el Décimo Séptimo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 26 de julio.
Entrada

La invitación del Señor a disfrutar de la oportunidad de gozar de su reino nos la


reafirma hoy. Miremos dónde estamos y decidamos a dónde queremos ir; la
decisión es de cada uno y la Iglesia te ofrece los instrumentos para que seas parte
de ese reino. El Señor te ama y te invita a la conversión, no lo dejes para después,
puede ser tarde. Escuchemos las lecturas de hoy que te ayudarán a tomar o a
reafirmar la mejor decisión de tu vida. De pie para recibir al celebrante con el
cántico de entrada.

Primera lectura: I Re 3, 5.7-12 (Salomón pide a Dios Sabiduría)

Hoy el Señor te enfrenta a un reto. Tienes una encomienda que realizar y puedes
intentarlo solo o reconocer la necesidad de acudir por ayuda. Decides que es más
importante: tus logros personales o el cumplimiento de la tarea, pensando en el
bienestar de los demás. Te invito a que escuches con atención la lectura y
consideres si harías como Salomón.

Segunda lectura: Rom 8, 28-30 (Dios nos predestinó a ser imagen de su Hijo)

En esta lectura san Pablo nos dice que Dios cumple siempre su promesa. Todos
hemos sido llamados, pero unos responden de una manera y otros de otra ¿Cómo
has respondido tu a ese llamado? ¿Dónde está Cristo en esa respuesta tuya? Pon
tu oído y tu corazón en el mensaje de san Pablo para que reafirmes tu amor al
Señor.

Tercera lectura: Mateo 13, 44-52 (Parábolas del tesoro, de la perla y de la red)

San Mateo nos trae nuevamente otra parábola sobre el reino de los cielos. Si
verdaderamente crees y amas al Señor no tendrás reparo en desprenderte de lo
que sea necesario para tener y gozar de ese reino que te ofrece Cristo. El mensaje
es un aliciente para los que viven conforme a las enseñanzas del Evangelio y una
invitación a la conversión para los que están de espalda al Señor.
Moniciones para el Décimo Octavo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 2 de agosto.

Entrada

Las lecturas de hoy nos hacen pensar en las estadísticas y las imágenes patéticas
de la realidad de la pobreza y del hambre en el mundo, en que a nosotros nos ha
tocado vivir. Vivimos en un mundo donde tres cuartas partes de la población está
infraalimentada y una gran parte de la misma es víctima del hambre, las
enfermedades y la muerte prematura. Pidamos que el Redentor nos sacie, por
nuestra participación en esta Eucaristía, con el pan de vida y nos haga más
solidarios con todos los que padecen hambre en este mundo.

Primera lectura: Isaías 55, 1-3 (Dios alimenta gratuitamente a su pueblo)

En la primera lectura de hoy el profeta Isaías nos invita a buscar a Dios y a


convertirse a Él. Esta invitación está expresada en la invitación a un banquete:
agua, vino, leche, buena comida, platos sustanciosos, que nos serán ofrecidos
gratuitamente. Lo único necesario para alcanzar esta abundancia de bienes es
encaminarse hacia Dios, escuchar su voz y vivir atento a su voluntad.

Segunda lectura: Rom 8, 35.37-39 (Nada podrá apartarnos del amor de Dios)

Lo que ha hecho Jesucristo por la humanidad es expresión de un amor tan fuerte


que nada ni podrá deshacerlo, escucharemos un texto de Pablo a los romanos,
donde nos ofrece una lista de siete sufrimientos, muy actuales al hombre de hoy,
el apóstol asegura que ninguno de ellos es suficientemente fuerte para separarnos
del amor de Cristo, entonces: ¿quién podrá separarnos del amor de Cristo?

Tercera lectura: Mateo 14, 13-21 (Multiplicación de los panes y de los peces)

La Eucaristía es el pan de los tiempos mesiánicos. Las comidas de Jesús tienen


mucha importancia en el Evangelio. Sus narraciones están llenas de contenido
teológico. Eran el signo del pan imperecedero, del pan vivo, del pan que da la
vida. Las palabras de Jesús en este texto de san Mateo: “tomó los panes, levantó
los ojos al cielo, los bendijo y partiéndolos se los dio a sus discípulos; los discípulos
se los dieron a la gente…”, son prácticamente las palabras de la institución de la
Eucaristía, con el mandato incluido de llevar este pan, llevar a Cristo y cuanto
Cristo significa al mundo entero.
Moniciones para el Décimo Noveno Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 9 de agosto.
Entrada

Nos reunimos porque tenemos fe en el Proyecto de Dios, que ha sido anunciado


y realizado por Cristo Jesús, con su palabra y sus acciones. Celebramos la
presencia del Espíritu de Dios que sale a encontrarnos en medio de nuestra
comunidad, que nos guía y acompaña en el camino del amor y la justicia. Por tal
razón, nos sentimos alegres y celebramos la Eucaristía como comunidad de fe.

Primera lectura: 1 Re 19, 9ª.11-13a (Elías se encuentra con Dios en el monte


Horeb)

¿Dónde encontrar a Dios? La escena de Elías en el Horeb, nos viene a recordar


que la presencia de Dios en la historia es habitualmente discreta, suave, casi
imperceptible. Dios no es una fuerza impetuosa que se imponga al ser humano,
es un susurro, una voz que es necesario distinguir y acoger en silencio.

Segunda lectura: Rom 9,1-5 (Quisiera ser proscrito por el bien de mis hermanos)

San Pablo era un buen judío, que amaba mucho a su pueblo. En la lectura que
escucharemos a continuación, de la carta a los romanos, Pablo nos muestra su
tristeza, pena y dolor, porque el pueblo ha tomado un camino equivocado. El
apóstol manifiesta su deseo de que algún día puedan llegar a descubrir el
Evangelio.

Tercera lectura: Mateo 14, 22-23 (Mándame ir hacia ti caminando sobre el agua)

La Buena Noticia de hoy es continuación del domingo pasado, según Mateo, los
discípulos parece que se quedan solos, conduciendo una barca, sacudida por las
olas contrarias. Pero no es así. Aquí se cumple la promesa de Jesús: “Yo estaré
con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). Jesús camina sobre
el agua, está con los suyos dándoles ánimo, sigue a su lado, para que puedan
comprender con qué seguridad pueden fiarse de la valentía que les comunica.
Moniciones para la fiesta de la Asunción de la
Virgen María
15 de agosto

Entrada:

Celebramos hoy la gran fiesta de la Asunción de María. El Señor ha hechos grandes


maravillas, nos dirá ella. El Señor la ha glorificado y la ha convertido en luz de
alegría y esperanza para nuestro caminar hacia Jesús. En este caminar estamos
seguros que tenemos una madre y una intercesora que nos lleva a Cristo.

Primera lectura: Apocalipsis 11,19; 12,1-2 (Visión de la mujer y el dragón)

Nos encontramos con un texto tomado del libro del Apocalipsis, donde se describe
la lucha entre el diablo y la descendencia de la mujer, que es Cristo Jesús y su
Iglesia. Con su resurrección, Cristo ha vencido los poderes contrarios al Reinado
de Dios.

Segunda lectura: I Corintios 15, 20-26 (Cristo resucitado como primicia,


después todos)

La segunda lectura de hoy, tomada de la primera carta a los corintios, san Pablo
viene a hablarnos acerca de la resurrección del Señor. Nosotros sabemos que por
el pecado entró la muerte en el mundo y que por Cristo llega la salvación a todos.

Tercera lectura: Lucas 1,39-56 (Visitación y canto de María)

El texto evangélico de hoy, según san Lucas, contiene dos partes. Primera parte:
visita de María a su prima Isabel y segunda parte: Canto de María, conocido en la
literatura bíblica como el Magníficat. Con Jesús ha llegado un cambio decisivo en
la historia de la humanidad, tal como la ve y la quiere Dios.
Moniciones para el Vigésimo Domingo del Tiempo
Ordinario - Ciclo A, 16 de agosto.
Entrada:

Nos reunimos en el nombre del Señor un domingo más para celebrar la Eucaristía;
Nos reunimos porque Dios mismo nos convoca y conduce nuestros pasos hacia él.
Estamos aquí también porque queremos reafirmar nuestra fe en Cristo Jesús, el
Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Primera lectura: Is 56,1.6-7 (A los extranjeros los traeré a mi monte santo)

La página inicial de la tercera parte del libro del profeta Isaías ofrece una visión
profundamente universalista. Los extranjeros son invitados a formar parte de la
comunidad del pueblo de Dios. Presten mucha atención a este texto que vamos a
escuchar porque expresa qué es lo que Dios espera del hombre que tiene que
estar al frente de su pueblo.

Segunda lectura: Romanos 11,13-15.29-32 (Dones y llamada irrevocables de


Dios)

San Pablo, en su carta a los romanos, se dirige a los cristianos de origen pagano
y se presenta a sí mismo como apóstol de los paganos, pero precisamente para
decirle que no se desentiende de la tarea misionera entre los judíos y desea
ardientemente que éstos acepten el Evangelio de Jesús.

Tercera lectura: Mateo 15,21-28. (Mujer, ¡qué grande es tu fe!)

¿Cuáles son las condiciones para pertenecer al nuevo pueblo de Dios? Tal
pertenencia, viene a decirnos san Mateo en el pasaje evangélico de hoy, no se
basa en la sangre o la raza, la nación o la cultura, el sexo o la situación social,
sino que la única condición requerida y que no resulta discriminatoria, es la fe en
Cristo Redentor, Hijo de Dios.
Moniciones para el Vigésimo Primer Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 23 de agosto.
Entrada:

Nos encontramos en el Vigésimo Primer Domingo del tiempo ordinario del ciclo A.
Nos hemos reunido en nombre del Jesús que nos congrega para orar y celebrar la
Eucaristía. Estamos aquí porque Dios mismo nos llama y conduce nuestros pasos
hacia él y si hemos llegado hasta aquí es porque queremos una vez más reafirmar
nuestra fe en Jesús, el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Isaías 22, 19-23 (Colgaré de su hombro la llave del palacio de David)

Escucharemos un pasaje del libro del profeta Isaías. Éste se lee por el simbolismo
de las llaves, como ilustración de los poderes que Jesús confía a Pedro, como
fundamento de la Iglesia, en respuesta a la confesión de fe que Pedro ha sido el
primero en formular, tal como nos contará el Evangelio.

Romanos: 11, 33-36 (El origen, guía y meta del universo)

Hoy seguimos escuchando fragmentos de la carta a los romanos. San Pablo


expresa su admiración ante la inmensidad de la riqueza, la sabiduría y el
conocimiento de Dios. Más que admiración, estas palabras buscan reafirmar que
la salvación es un don gratuito de Dios. Que nos llega por medio de Cristo Jesús,
y de manera extraordinaria, sorprendente e inesperada.

Mateo 16, 13-20 (Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo)

Jesús hoy nos sorprende con una clara y directa pregunta: ¿quién dicen que soy
yo? Pedro tomó la palabra y en nombre de todos dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo
del Dios vivo”. Luego de esa profesión de fe, Pedro es objeto de una promesa
formal por parte de Jesús: “Tú eres Pedro, y sobre esa piedra edificaré mi Iglesia”.
Te daré las llaves del reino de los cielos. Esto significa la autoridad y el gobierno
de la casa, con poder para atar y desatar.
Moniciones para el Vigésimo Segundo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 30 de agosto.
Entrada:

Hoy el Señor nos invita a celebrar la eucaristía de una manera muy particular.
Como antesala, te presenta la palabra que quiere movernos a definir nuestra vida
de cristiano. Sin rodeo te pide que lo sigas y cambies tus prioridades, ayudando
a tu prójimo, para que te acerques más a lo que Dios quiere de ti. Acepta esta
invitación a ser diferente. De pie para recibir al celebrante con el cántico de
entrada.

Primera Lectura: Jeremías 20, 7-9 (La palabra del Señor se volvió oprobio para
mí)

Desde muy joven, Jeremías tuvo la encomienda de anunciarle a su pueblo la


violencia y destrucción que sufrirían por desobedecer a Dios. Se lamenta porque
no le hacen caso y se burlan de el. Su expresión de hoy también aplica a nosotros
y nos invita a que actuemos diferentes y aceptemos su mensaje de conversión
ante el llamado de Cristo.

Segunda Lectura: Romanos 12, 1-2 (Ofrézcanse ustedes mismos como sacrificio
vivo)

San Pablo, nuevamente, nos ofrece otra alternativa para vivir en Cristo. Es una
invitación a realizar algo distinto que nos producirá una renovación a la vida de
cristiano que llevamos. Acepta la exhortación del apóstol y empieza a vivir de
forma diferente de la mano de Jesús.

Tercera Lectura: Mateo. 16, 21-27 (El que quiero venir conmigo, niéguese a sí
mismo)

Escucharemos un conocido texto del evangelista Mateo donde Jesús afirma su


presencia en medio de los que oran y del grupo que se congrega en su nombre.
Cada vez que nos reunimos los cristianos Jesús está entre nosotros, presencia
que ha de transformar nuestras asambleas y comunidades y nuestras vidas.
Moniciones para el Vigésimo Tercer Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 6 de septiembre.
Entrada:

La liturgia de este Vigésimo Tercer Domingo contempla la recuperación


comunitaria del pecador mediante la corrección fraterna. El pecado es una realidad
en la comunidad cristiana; pues no es la Iglesia una asamblea de ángeles, seres
impecables, sino de hombres y mujeres que, en medio de limitaciones y flaquezas
humanas, caminan unidos como hermanos hacia Dios.
Ahora nos disponemos a celebrar la Eucaristía. La presencia de Jesús se nos hará
aún más fuerte, primero en la palabra que escucharemos y, segundo, en el Pan y
el Vino (convertidos en su cuerpo y su sangre) que recibiremos como alimento de
vida eterna.

Primera lectura: Ezequiel 33, 7-9 (Si no hablas al malvado te pediré cuenta de
su sangre)

Es imprescindible la corrección fraterna como medio de conversión, realidad que


nos anticipa el profeta Ezequiel, en esta primera lectura: “Si no hablas al malvado,
te pediré cuenta de su sangre”. Cada cual es responsable de sus actos, pero quien
ha recibido de Dios la misión profética tiene la posibilidad y la responsabilidad de
advertir a quien comete el mal.

Segunda Lectura: Romanos 13, 8-10 (La Plenitud de la ley es el amor)

Hoy seguimos escuchando, como en los domingos anteriores, las exhortaciones


de san Pablo a los romanos. Escucharemos un corto pasaje donde el apóstol
afirma que el amor es la síntesis de la Ley entera.

Tercera Lectura: Mateo 18, 15-20 (Si te hace caso ha salvado a tu amigo)

San Mateo, en el evangelio de hoy, nos presenta nuevamente a Jesús; y a Pedro


que trata de disuadir a Cristo de la misión del Padre. Jesús, le reprocha su actitud,
como una egoísta y humana. Y nos lanza un reto, que lo sigamos, renunciando a
nuestras comodidades y placeres para servir al prójimo.
Moniciones para el Vigésimo Cuarto Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 13 de septiembre.

Entrada:

Nos congregamos en el nombre de Dios compasivo y misericordioso, que nos


concede misericordiosamente su perdón. Como para decirnos que, aunque sea
difícil, la cosa es posible y aun necesaria. Somos la iglesia de los “perdonados”,
llamados a convertirnos en “perdonadores”, perdonando de sinceramente “de
corazón”, como veremos en el Evangelio de hoy.

Dispongámonos a celebrar con alegría la Eucaristía memorial del sacrificio


redentor de Cristo, quien nos ha enseñado la compasión y la misericordia, y nos
ha mostrado el amor sin límites de nuestro Padre celestial.

Primera lectura: Eclesiástico 27, 33-28, 9 (Perdona la ofensa a tu prójimo y


serás perdonado)

El libro del Eclesiástico probablemente fue escrito a principios del siglo II a.C. El
texto es un conjunto amplio de reflexiones inspiradas en la sabiduría bíblica
tradicional y especialmente destinadas a la formación de los jóvenes. Uno de los
muchos temas tratados es el del perdón. Según el autor, la medida que cada cual
use con los demás es la misma que dios usará con él.

Segunda Lectura: Romanos 14, 7-9 (En la vida y en la muerte somos del Señor)

Escucharemos un breve fragmento, el último de este año, de la carta de Pablo a


los cristianos de Roma. Para el Apóstol lo que realmente cuenta es la comunión
con Dios, saber que le pertenecemos, y que todo cuanto hacemos tiene y ha de
tener relación con él, porque: “ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto,
somos del Señor”.

Tercera Lectura: Mateo. 18, 21-35 (Perdón hasta setenta veces siete)

La parábola evangélica de este domingo, ilustra la doctrina de Jesús sobre el


perdón fraterno de las ofensas, que debe ser una de las actitudes fundamentales
del seguidor de Cristo. La línea narrativa es fácil de entender, pero su enseñanza
es bastante difícil de practicar, sobre todo cuando la fe y el amor son débiles y,
en cambio, el espíritu de venganza, el odio rencoroso y la agresividad innata en
nosotros son fuertes.
Moniciones para el Vigésimo Quinto Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 20 de septiembre.
Entrada:

Nosotros somos seguidores de un Dios que nos llama a formar parte de una
comunidad. Hoy Dios sigue llamando a hombres y mujeres para que se integren
a su proyecto de construir un mundo más justo y más humano y una vida más
digna para todos. Celebremos la presencia de Jesús en su comunidad de amor y
servicio y pidámosle que nos conceda descubrirlo y amarlo en nuestros hermanos.
Que esta Eucaristía nos ayude a aceptarnos unos a otros y a esperarlo todo de la
infinita bondad y misericordia de nuestro Dios y Padre.

Primera lectura: Isaías 55, 6-9 (Mis planes no son sus planes)

Profeta es quien anuncia la palabra de Dios y quien denuncia todo aquello que no
se vive de acuerdo con ese anuncio. A continuación escucharemos un texto del
profeta Isaías, es el cierre de la segunda parte de su libro. El profeta viene a
decirnos que los planes y pensamientos de Dios y su manera de actuar contrastan
fuertemente con las actitudes humanas.

Segunda Lectura: Filipenses 1, 20c-24.27a (Para mí la vida es Cristo)

Pablo, desde la cárcel, escribe la carta a los filipenses y que nosotros estaremos
leyendo hoy y durante los próximos cuatro domingos. Desde su profunda visión
de persona del todo transformada por el encuentro con Cristo, la muerte le parece
una ganancia. Al mismo tiempo, es consciente de que mientras viva en este
mundo hace un gran servicio a Cristo y a los creyentes, y también está dispuesto
a continuar hasta que Dios quiera.

Tercera Lectura: Mateo. 20, 1-16 (Parábola del amo generoso)

La parábola que dentro poco vamos a escuchar es exclusiva del evangelista Mateo
y está situada en la etapa final del camino de Jesús desde Galilea hasta Jerusalén.
La narración tiene dos partes. En la primera veremos cómo el amo de la viña va
a contratar los trabajadores a lo largo del día y la segunda parte cómo al final de
la jornada el dueño da a los trabajadores su recompensa, que resulta ser la misma
para todos. Es que los dones de Dios no dependen del trabajo y mérito de cual,
sino que él actúa con generosidad inesperada; es que sus planes no son nuestros
planes.
Moniciones para el Vigésimo Sexto Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 27 de septiembre.
Entrada:

El Señor trae para nosotros un mensaje que nos confronta con nuestra forma de
ser. Te invita a un diálogo y a la acción. Son muchas las ocasiones en que
contestaremos sin meditar en lo que decimos y la conciencia nos lleva a la
conversión para actuar conforme al llamado de Dios y en armonía con las
enseñanzas de Cristo. Te invito a que tu palabra y tu acción vayan de la mano
para agradar más a Dios.

Primera Lectura: Ezequiel 18, 25-28 (Si el malvado se convierte, salvará su vida)

El profeta Ezequiel dice a cada uno de nosotros que la salvación es un trabajo


continuo.

Invita al justo a seguir siendo justo y al pecador a que se convierta. El Señor te


juzgará de acuerdo a tus acciones al momento de rendir cuentas. Siempre hay
tiempo para mejorar y cambiar nuestra forma de vida.

Segunda Lectura: Filipenses 2, 1-11 (Manténganse unánimes y concordes)

San Pablo nos continúa evangelizando hoy como lo hizo con la comunidad de
Filipos, hace aproximadamente 2000 años. Sus señalamientos, tienen vigencia
absoluta y son un reto que nos hace para ser mejores cristianos. Nos exhorta a
tener los mismos sentimientos de Cristo y dice que nuestra recompensa será
grande.

Tercera Lectura: Mateo 21, 28-32 (Parábolas de los hijos enviados a la viña)

San Mateo nos dice que es más importante el hacer que el decir. Lo ideal es que
la palabra sea acompañada de la acción, lamentablemente, no es así, porque
hemos aprendido a vivir de las apariencias y ante la invitación de Cristo a creer
en Él, decimos si, pero no actuamos conforme a lo que nos dice el Evangelio.
Podemos engañar a algunos, pero no al Señor que lo conoce todo.

Sabe si tu palabra va de la mano de la acción!


Moniciones para el Vigésimo Séptimo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 4 de octubre.
Entrada:

El domingo pasado, guiados por el profeta Ezequiel, reflexionábamos sobre la


responsabilidad que supone poner en juego la libertad. Hoy el profeta Isaías
vuelve sobre el tema, pero poniendo el acento en la responsabilidad colectiva. El
proyecto amoroso de Dios se dirige a todos y es para todos. Y para hacerlo posible
busca a personas dispuestas, como diría San Pablo, a pelear por lo verdadero,
noble, justo, puro, amable, laudable. La invitación es a estar atentos porque llega
el Señor para ver cómo anda nuestro trabajo.

Primera Lectura: Isaías 5, 1-7 (La viña del Señor de los ejércitos es Israel)

El cántico de la viña es una bella composición poética extraída del libro del profeta
Isaías que alaba el amor y la solicitud de un propietario por su viña. Hay que
prestar mucha atención a esta lectura porque es el trasfondo literario y teológico
del texto evangélico que escucharemos hoy.

Segunda Lectura: Filipenses 4, 6-9 (Todo lo que es virtud ténganlo en cuenta y


practíquenlo)

Estamos leyendo como segunda lectura la carta de Pablo a los filipenses, una carta
llena de simpatía y afecto. Hay en esta carta una serie de recomendaciones
relacionadas con actitudes que deben ser características de los cristianos.

Tercera Lectura: Mateo 21, 33 - 43 (Parábola de los viñadores homicida)

Si pusiste atención a la primera lectura, pudiste entender qué significa la viña en


el Antiguo Testamento, podrás captar mejor la parábola de Jesús con todo el eco
que tenía para sus oyentes.
Moniciones para el Vigésimo Octavo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 11 de octubre.
Entrada:

El tema de la invitación al banquete que se nos presenta en las lecturas de este


vigésimo octavo domingo, puede ser una ocasión propicia para revisar aquellos
elementos de la celebración, que son precisamente, típicos de una fiesta centrada
en un banquete. ¿Qué invitará a participar del banquete? El testimonio que demos
día a día los miembros de la comunidad cristiana.
La Eucaristía es un anticipo real del banquete del Reino de Dios. Participemos en
ella con el traje de fiesta de nuestra fe, que como los precios, va aumentando y
produciendo los frutos que Dios espera de nosotros.

Primera Lectura: Isaías 25, 6-10a (Festín y bonanza de los tiempos mesiánicos)

La imagen del banquete era utilizada por los sabios en el Antiguo Testamento para
describir el gozo que proporciona el festín de la sabiduría. Al final de los tiempos,
viene a decirnos hoy el profeta Isaías, Yavé preparará para todos los pueblos un
festín extraordinario, en este festín podrán participar cuantos tengan hambre,
aunque no tengan dinero.

Segunda Lectura: Filipenses 4, 12-14 (Todo lo puedo en aquel que me conforta)

San Pablo agradece a la comunidad de Filipos la ayuda económica que le han


prestado cuando éste se ha encontrado necesitado. Al mismo tiempo habla de la
fuerza de Dios, que le hace capaz de vivir en cualquier situación.

Tercera Lectura: Mateo 22, 1-14 (Parábola del banquete de boda)

Hoy Mateo nos trae la parábola del banquete nupcial, conectada con la del
domingo pasado, y viene a demostrar concretamente la conclusión de la misma.
La diocidencia entre ambas parábolas se refiere a los destinatarios; a la idea, la
salvación para todos los pueblos; a los mensajeros, los profetas y sobre todo
Cristo, como figura central del plan e historia de salvación que ambas parábolas
resumen.
Moniciones para el Vigésimo Noveno Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 18 de octubre.
(DOMUND)
Entrada:

Nosotros pertenecemos a la Iglesia, pero al mismo tiempo formamos parte de la


sociedad civil. Como cristianos no podemos separar nuestra condición de cristiano
de nuestra condición de ciudadanos, pero tampoco debemos confundirlas.
Debemos saber ser justos y saber discernir. Solamente dando al César lo que es
del César y a Dios lo que pertenece a Dios es posible celebrar la Eucaristía,
sacramento de unidad.

Primera Lectura: Isaías 45, 1.4-6 (Repatriación por Ciro, ungido del Señor)

El rey pagano Ciro es visto por el profeta Isaías como un instrumento de Dios a
favor del pueblo de Israel, hasta el punto de llamarlo “el Ungido”. Los éxitos
políticos y militares de Ciro se explican porque Dios lo ha escogido y lo ha
ayudado, con la finalidad última de retornar la libertad a su pueblo. El profeta
remarca que Dios salva a Israel por medio de un rey extranjero.

Segunda Lectura: I Tesalonicenses 1, 1-5 (Recordamos su fe, esperanza y


caridad)

Hoy damos inicio al escrito más antiguo del Nuevo Testamento: la primera carta
a los Tesalonicenses. El Apóstol Pablo le escribe a una de las comunidades que él
había fundado. Este texto algunos estudiosos lo ubican en el año 51 d.C. Pablo
los anima en la labor de hacer progresar el Evangelio, tarea que también nos
atañe hoy a nosotros.

Tercera Lectura: Mateo 22, 15-21 (Al César lo que es del César y a Dios lo de
Dios)

En el pasaje evangélico de hoy se confabulan fariseos y herodianos para


comprometer a Jesús con una pregunta engañosa ¿Es lícito pagar el impuesto al
César o no? Jesús nos deja admirados con la respuesta, desarmando a sus
oponentes. Pide que le muestren una moneda del impuesto, cuya cara e
inscripción eran las del César de Roma, el emperador Tiberio, en aquel momento
y pronuncia una frase lapidaria: “Al César lo que es del César y a Dios lo de Dios”.
Moniciones para el Trigésimo Domingo del Tiempo
Ordinario - Ciclo A, 25 de octubre.

Entrada:

(El monitor saluda a la asamblea) La Iglesia nos invita a reflexionar sobre el amor.
Pero que éste amor no se quede en pensamientos, sino que con la ayuda divina,
se transforme en obras. El señor Jesucristo nos presenta los dos polos de nuestro
amor: Dios y el prójimo. Si no amamos a nuestro prójimo, especialmente a los
más necesitados, nuestro amor a Dios es pura palabrería. y una refinada forma
de egoísmo. De pie por favor, para entonar la canción que dará inicio a nuestra
celebración.

Primera lectura Éxodo 22, 21-27 (Ira de Dios contra los explotadores)

En esta lectura, tomada del libro del Éxodo, leemos algunas prescripciones de
carácter social dentro del "código de la alianza" . La justicia en abstracto no es
suficiente. Dios tiene un amor especial hacia el olvidado y despreciado. Se nos
pide que los acojamos a todos. Pongamos atención.

Segunda lectura I Tesalonicenses 1, 5c-10 (Abandonen los ídolos para servir a


Dios)

San Pablo, da gracias a Dios por la fe de los nuevos cristianos convertidos del
paganismo. Luego él termina con una vigorosa afirmación del monoteísmo y la
reflexión de que Cristo murió y resucitó por nosotros. Escuchen atentos.

Tercera lectura Mateo. 22,34-40 (El mandamiento principal)

Entre los 613 mandamientos distinguidos por los maestros de Judá, los fariseos
preguntaban a Jesús: "¿cuál es el mandamiento supremo?". Jesús les da la
respuesta ya presente en la Escritura de una forma nueva y radical. No es posible
uno sin el otro. Nos ponemos de pie, para escuchar el Santo Evangelio.
Moniciones para la Solemnidad de Todos los
Santos
1 de noviembre.

Entrada:

Hoy, 1ro de noviembre, nos hemos reunidos para celebrar la solemnidad de Todos
los Santos. Con mucha alegría recordamos a todos aquellos hermanos y hermanas
que nos han precedido en el camino de la fe y que ahora gozan de la plenitud de
la vida con el Padre Celestial y con Jesús resucitado. Animados por el ejemplo de
vida y la intercesión de todos los santos caminemos con la esperanza de conseguir
nosotros también la santidad.

Primera lectura: Apocalipsis 7, 2-4.9-14 (Triunfo de la multitud de los elegidos)

Hoy en el texto evangélico escucharemos las bienaventuranzas, el programa de


felicidad que nos propone el Maestro. Presten mucha atención a esta primera
lectura, en ella contemplaremos la imagen del libro del Apocalipsis que describe
la plenitud de los que han conseguido esa bienaventuranza para siempre .

Segunda lectura: I de Juan 3, 1-3 (Veremos a Dios tal cual es)

Vamos a escuchar la segunda lectura, San Juan en su primera carta resume muy
bien en qué consiste la esperanza cristiana: todos los bautizados somos ya, aquí
y ahora, hijos de Dios, pero todavía con limitaciones, tenemos la esperanza de
llegar a serlo un día en plenitud.

Tercera lectura: Mateo 5, 1-12a (Las bienaventuranzas)

Son santos quienes recorren el itinerario universal de santidad que señalan las
bienaventuranzas. Las vamos a escuchar ahora. Los santos hicieron realidad en
su vida el programa del reino de Dios que las bienaventuranzas contienen para
todos. La santidad no es una competencia olímpica para romper marcas
anteriores, sino un caminar al paso cotidiano, conducido por el Espíritu que nos
transforma en imagen de Cristo, si nosotros colaboramos.
Moniciones para la Conmemoración de los Fieles
Difuntos
2 de noviembre

Entrada:

La Iglesia conmemora hoy a los fieles difuntos, a todos los nos que han precedido
en este mundo y los cuales, esa es nuestra esperanza, viven felices hoy en la Casa
del Padre. Parece oportuno dedicar esta asamblea litúrgica a nuestros mayores y
así desde hace muchos años, el Abad san Odilón, de Cluny, en el año 998,
prescribió que todos los monasterios de la orden, celebrarán un día después de la
Solemnidad de Todos los Santos, una memoria general por todos los difuntos. Ya,
en el siglo XIV, el Papa admitió esta celebración para toda la Iglesia. Ese es el
origen de la conmemoración de esta fiesta.

Primera lectura: Job 19,21.23-27a

La primera lectura, sacada del Libro de Job, es un anticipo profético de la


Resurrección gloriosa de Cristo y de la que, un día, nos beneficiará a todos.
Anuncia Job la resurrección desde la destrucción biológica del cuerpo mortal.
Escuchemos.

Segunda lectura: Fl 3, 20-21

La segunda lectura de hoy procede de la carta del Apóstol san Pablo a los
Filipenses. Nos recuerda que un día tendremos nuestro cuerpo inmortal y
glorificado, gracias a la promesa y fuerza que Cristo tiene. Nuestra esperanza está
en esa vida futura que esperamos. Pongan mucha atención a este mensaje.

Tercera lectura: Mc 15, 33-39;16, 1-6

El evangelio de Marcos que escuchamos hoy nos narra el episodio terrible de la


muerte de Jesús en la Cruz. Y él, como es igual a nosotros en todo, pues murió,
como moriremos todos nosotros. Pero a los tres días resucitó. Y esa resurrección
es nuestro camino también. La muerte es solo un paso a la vida eterna. Y Jesús
se sometió a ella para salvarnos a todos. Su muerte y resurrección nos
transformará a todos. Les invito para que se pongan de pie para que cantemos el
Aleluya.
Moniciones para el Trigésimo Segundo Domingo
del Tiempo Ordinario - Ciclo A, 8 de noviembre.
Entrada:

Nos estamos acercando al final del año litúrgico, por eso la Palabra de Dios
adquiere hoy una particular importancia. Hoy es un día de serena reflexión y de
profunda oración. El Señor llega, casi de repente, y es muy importante
mantenernos vigilantes.

Primera Lectura: Sabiduría 6, 13-17 (Encuentran la sabiduría los que la buscan)

La sabiduría es imaginada como una persona (una mujer) a la que se ha de buscar


y amar. La búsqueda de la sabiduría, es decir, la búsqueda del camino de Dios,
es el único objetivo que podemos tener en la vida. Y el que busca sinceramente
ese camino, sin duda que lo encontrará.

Segunda Lectura: I Tesalonicenses 4, 12-17 (A los que mueren en Cristo, Dios


los lleva con Él)

Pablo, en la primera carta a los tesalonicenses, asegura que en el momento


oportuno los que ya han muerto resucitarán y encabezarán la comitiva que
avanzará hacia el lugar de la estancia definitiva con el Señor. También Pablo nos
recuerda en esta segunda lectura la promesa de Dios, escuchen atentos este
mensaje.

Tercera Lectura: Mateo 25, 1-13 (Parábola de las diez doncellas)

Vamos a escuchar una parábola, tomada de San Mateo, este texto nos presenta
un rico mensaje: “Velen porque no saben el día ni la hora”. De esta manera la luz
viva de las lámparas se convierte en signo de la fe y de la esperanza vigilantes.
Presten mucha atención a este mensaje, pero antes entonemos el aleluya.
Moniciones para el Trigésimo Tercer Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 15 de noviembre.
Entrada:

La Palabra de este domingo nos urge a la vigilancia productiva y al trabajo,


mientras esperamos al Señor. El destinatario de la parábola de los talentos que
hoy escucharemos es la comunidad cristiana, el nuevo pueblo de Dios, así como
cada uno de sus miembros, a quienes se encarece la vigilancia fructífera en el
tiempo eclesial de la espera, mientras se demora la vuelta del Señor.

Primera Lectura: Proverbio 31,10-13.30-31 (Elogio de la perfecta ama de casa)

En esta primera lectura, del libro de los proverbios, escucharemos el elogio de un


sabio del Antiguo Testamento a una buena esposa. Elogio basado en la capacidad
de trabajo y en la fe confiada en el Señor.

Segunda Lectura: I Tesalonicenses 5, 1-6 (El día del Señor llegará como un
ladrón en la noche)

San Pablo sigue aclarando las dudas a la comunidad de Tesalónica sobre el fin de
los tiempos. Específicamente las que le plantean la fecha precisa sobre el retorno
del Señor. Imposible saber el día ni la hora, se debe estar preparado, porque
puede llegar en cualquier momento, como ladrón en la noche.

Tercera Lectura: Mateo 25, 14-30 (Parábola de los talentos)

Escucharemos un interesante pasaje, tomad del capítulo 25 de San Mateo, donde


se recogen varios textos que insisten en la necesidad de vigilar para estar
preparado cuando el Señor llegue definitivamente. La parábola de los talentos va
en esa misma línea, y remarca concretamente que la vigilancia debe ser activa y
comprometida.
Moniciones para la Solemnidad de Jesucristo, Rey
del Universo. 22 de noviembre.
Entrada:
El año litúrgico se cierra hoy con los esplendores de la fiesta de Nuestro Señor
Jesús, Rey del Universo. La institución de esta fiesta es relativamente moderna:
la proclamó el Papa Pío XI, al finalizar el año santo de 1925, para expresar que
Jesús está en el principio y en la plenitud de nuestra fe. Después del Concilio
Vaticano II (1965) dicha fiesta se celebra el último domingo del tiempo ordinario.

La liturgia de hoy contribuye a darnos un cuadro bastante completo del sentido


de la realeza de Cristo, que no es puramente la afirmación de su soberanía y su
dominio sobre los seres humanos y sobre las cosas, sino sobre todo una afirmación
de su amor. Su reinado es un reinado participativo, al que invita a todos los
creyentes.

Primera Lectura: Ezequiel 34, 11-12.15-17(El Señor Pastor de Israel)


Dentro de poco escucharemos la primera lectura y ella el profeta Ezequiel nos
presenta a Dios como un pastor bondadoso, una imagen que Jesús recogerá para
presentársenos a sí mismo como nuestro Buen Pastor.

Segunda Lectura: I Corintios 15, 20-26ª.28 (Cristo devolverá el reino de Dios


Padre)
La resurrección de Jesús es el primer paso hacia el reino de Dios, hacia la plenitud
que también nosotros esperamos vivir, cuando Dios lo será todo para todos,
escuchemos este mensaje en palabras del apóstol San Pablo.

Tercera Lectura: Mateo 25, 31-46 (Parábola del juicio final)


La pregunta que hoy nos planteamos es la siguiente ¿qué debemos hacer para
alcanzar el reino de Dios? Jesús mismo en el texto evangélico que ahora
escucharemos nos dará pistas para responder a esta pregunta. Escuchemos
atentamente la Buena Noticia de hoy, pero antes aclamemos al Señor con el
Aleluya.
Moniciones para el Primer Domingo de Adviento -
Ciclo B, 29 de noviembre.
Monición de entrada

Hoy nos toca celebrar dos eventos importantes: el inicio del nuevo año litúrgico y
el comienzo de la preparación para la llegada del Señor. Como cristianos, tenemos
la oportunidad de fijarnos unos objetivos encaminados a la conversión y la
salvación, utilizando la fe, el amor y la oración, para ganar la vida eterna.

Por otro lado en el adviento nos preparamos para el encuentro con nuestro Señor
en actitud vigilante y reconociendo las faltas que nos separan de la gracia de Dios.
De pie para recibir al celebrante con mucha alegría.

Primera Lectura Isaías: 63, 16b-17: 64, 1.3b-8 (Ojalá rasgues el cielo, Señor, y
bajes)

El profeta Isaías nos presenta a un pueblo, Israel, que reconoce sus pecados y
asume su culpa por haber fallado a la promesa que hizo con Dios. Con mucha
fuerza oran por la misericordia divina, para que el Señor vuelva a ellos y puedan
nuevamente gozar de la gracia divina que les prometió a su regreso al final de los
tiempos. Escuchemos con mucha atención.

Segunda Lectura: I Cor 1, 3-9 (Aguardamos la manifestación de nuestro Señor)

San Pablo nos saluda hoy de una manera muy particular. Desea que la paz y la
gracia del Padre y el Hijo estén con nosotros. Esto sería suficiente para gozar de
un hermoso día, pero el apóstol, llega más lejos y nos exhorta a dar testimonio
de Cristo para mantenernos firme en la espera de su llegada. La invitación es para
todos y Dios cumple su Palabra. Escuchemos

Tercera Lectura: Mar 13, 33-37 (Velen, pues nos saben cuando vendrá el dueño)

San Marcos, el evangelista de este nuevo año litúrgico, nos presenta la


exhortación de Jesús a sus discípulos a mantenerse vigilantes porque no sabemos
el día ni la hora de su regreso. Pero esta vigilancia no puede ser pasiva, nos
requiere estar a la expectativa, en actitud de oración y trabajo incesante
anunciando el reino de Dios. Que el mensaje de este evangelio te estimule a
asumir una actitud de vigilancia para lograr la salvación. De pie para la aclamación
al Evangelio.
Moniciones para el Segundo Domingo de Adviento
- Ciclo B, 6 de diciembre.
Monición de entrada:

Hoy Celebramos el segundo domingo de Adviento. Las lecturas que hoy


escucharemos nos ayudan a descubrir los obstáculos con que vamos tropezando
en nuestro diario caminar hacia el Padre y, a la vez, nos ofrecen la esperanza de
convertir a El nuestros corazones y encontrar así el camino hacia la justicia y la
paz. El profeta Isaías nos anima con un mensaje de consuelo y alegría.
Empecemos esta Eucaristía cantando con ánimo.

Primera lectura: Is 40, 1-5; 9-11 (Prepárenle un camino al Señor)

En esta lectura Dios viene a su pueblo para consolarlo y alegrarlo. Con la gracia
de Dios las dificultades de la vida se resuelven así como los desiertos se convierten
en caminos y las montañas e llanos. No hay que tener miedo, porque Cristo viene
a salvarnos e medio de la inmensidad del desierto y de las dificultades. El camino
se llama paz y justicia. Escuchemos este interesante mensaje.

Segunda lectura: 2 Pe 3, 8-14 (Esperamos un cielo nueva y una tierra nueva)

En esta lectura, tomada de la segunda carta de San Pedro, el Apóstol nos invita a
que esperemos pacientemente la venida final del Señor, viviendo nuestra vida
consagrada a Dios. Con nuestra buena conducta estamos acelerando el
surgimiento de un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habite la justicia.

Tercera lectura: Mc 1, 1-8 (Preparen el camino al Señor)

Marcos empieza su Evangelio con la predicación insistente de Juan Bautista que


nos hace ver que no basta con escuchar la noticia de la venida de Jesús; es preciso
convertirse de corazón y aceptar el bautismo para obtener el perdón de los
pecados. De este modo se prepara el camino para la venida de Jesús. Nos
ponemos de pie y aclamemos esta buena noticia cantando con alegría el aleluya.
Moniciones para el Tercer Domingo de Adviento -
Ciclo B, 13 de diciembre.
Monición de entrada:

Hermanos en Cristo, la alegría penetra la liturgia de este tercer domingo de


Adviento. Nos acercamos a la Navidad y esta cercanía nos lleva a meditar más
profundamente en la venida final de Cristo. Estamos alegres y agradecidos porque
se nos ha dado el Espíritu, se ha predicado la Buena Nueva y se nos asegura la
salvación. Nosotros también, al igual que Juan Bautista, hemos sido llamados a
predicar el camino del Señor; a preparar nuestros corazones para su llegada en
esta liturgia y todas las veces que diariamente viene a nuestra vida. Empecemos
esta Eucaristía cantando con alegría y esperanza, mientras recibimos a los
ministros de esta celebración.

Primera lectura: Is 61, 1-2; 10-11 (Desbordo de gozo con el Señor)

El profeta Isaías, lleno del poder del Espíritu Santo, es enviado a predicar la Buena
Nueva a los pobres. Las opresiones terminan, el consuelo inunda los corazones
angustiados, comienza una etapa de perdón, de salvación y alegría en el Señor.
Escuchemos el profeta Isaías.

Segunda lectura: I Tes 5, 16-24 (Estén siempre alegres, y no apaguen el


Espíritu)

Escribiendo a sus colaboradores en Tesalónica y también a nosotros, el Apóstol


Pablo nos anima a la alegría, a la oración y a la acción de gracias. Nos exhorta
también a ser irreprochables en todo momento hasta la última venida del Señor.

Tercera lectura: Jn 1, 6-8. 19-28 (En medio de ustedes hay uno que no conocen)

El texto de hoy es un buen ejemplo de lo que significa ser testigo. Juan Bautista
es el hombre que ha sido enviado por Dios a dar testimonio de la luz. Juan, como
testigo, orienta toda su vida y actividad a descubrir al otro, a la luz, a prepararle
el camino, a llevarle a la humanidad hacia Cristo. Nos ponemos de pie, para
entonar el Aleluya, antes de escuchar ese mensaje de sencillez y de testimonio.
Moniciones para el Cuarto Domingo de Adviento -
Ciclo B, 20 de diciembre.
Monición de entrada:

Buenas noches (días, tardes) hermanos en Cristo. Entramos ya al último domingo de


Adviento. La esperanza, por tanto, se realiza en el "SI" de la Virgen en la Anunciación.
Celebremos con alegría el misterio de Dios que se nos revelará en la Liturgia de la Palabra
y en la acción eucarística de hoy. De pie, por favor, para comenzar la celebración de estos
misterios, con el canto de entrada.

Primera lectura: 2 Sam 7, 1-5. 8b-11.16 (El reino de David durará por siempre)

Esta lectura tomada del segundo libro de Samuel, el Rey David expresa su deseo de
construir una casa para Dios. Dios, sin embargo, rechaza la oferta. Promete a David una
descendencia real y duradera, de la cual vendrá el Salvador. Los descendientes de David
serán la casa en que Dios viva y El mismo la edificará. Escuchemos.

Segunda lectura: Rom 16-27 (Revelación del misterio de salvación)

La segunda lectura que escucharemos a continuación nos presenta la Revelación del


misterio de Jesucristo, manifestado en las Escrituras. Este misterio es el plan divino de
salvación universal, manifestado ahora en la Encarnación del Hijo de Dios. Jesús es la
sabiduría de Dios revelada y en Él damos gloria a Dios.

Tercera lectura: Lc 1, 26-38 (Anuncio del ángel a María)

Nuestra preparación y espera gozosa de Adviento no está completa sin María, la Madre
de Dios. El Evangelio de san Lucas nos presenta a la Virgen en la Anunciación. Con
sencillez y humildad María dijo: "SI" a Dios. Desde este momento el Verbo se encarna en
nuestra humanidad; Jesucristo es el Hijo de David, pero también nuestro Hermano. Nos
ponemos de pie, para escuchar esta Buena Nueva, pero antes entonemos el Aleluya.
Moniciones para la Natividad del Señor. Misa de
media noche, 24 de diciembre.
Monición de entrada:

¡Feliz Navidad, hermanos y hermanas! Estamos reunidos en el Señor en esta


Noche Buena. Las tinieblas afuera pueden simbolizar la vida sin Cristo. Pero
nuestra Iglesia ahora brillante y festiva, nos recuerda que Cristo ES LA LUZ y está
con nosotros. Que esta noche de gracia traiga la Paz y la Alegría a todos los
pueblos del mundo, especialmente al nuestro. Recibamos a los ministros de esta
gran liturgia entonando con alegría el canto de entrada.

Primera lectura: Is 9, 1-3. 5-6 (Un hijo se nos ha dado)

El profeta Isaías nos viene a hablar sobre los tiempos de tinieblas, de miedo y de
opresión. Pero vino un gran cambio por el nacimiento de un niño, que como luz
en la noche iluminó como ninguna otra luz. Esta luz es Cristo, el Príncipe de Paz,
nuestro Redentor. Escuchemos con atención, hermanos.

Segunda lectura: Tito 2, 11-14 (Apareció la gracia de Dios para todos los seres
humanos)

Cristo se encarnó en el mundo para ser el mediador entre Dios y los hombres. El
gran Apóstol Pablo nos exhorta a cooperar con las gracias del Señor hasta el
retorno del gran Dios y Señor nuestro. Prestemos atención a este mensaje.

Tercera lectura: Lc 2, 1-14 (Hoy les ha nacido el Redentor)

Esta tercera lectura es una narración maravillosa, por su sencillez. La grandeza


del Imperio Romano termina en un pesebre. Los ángeles anuncian la Buena Nueva
a los pastores, los pobres. Cristo, el Hijo de María, es la gloria del Padre. Nos
ponemos de pie, pero antes de escuchar esta Buena Nueva, alabamos al Señor
con el Aleluya.
Moniciones para Natividad del Señor. Misa del día.
25 de diciembre.
Monición de entrada:

¡Hermanos y hermanas, muchas felicidades! Hoy celebramos la Navidad: La fiesta


del Nacimiento de Jesús. La Palabra de Dios se hizo ser humano y vino a vivir con
nosotros, para acompañarnos en el camino de la vida.

El Evangelio no es para el cielo, sino para el mundo, y aquí debe ser proclamado
con las palabras y el testimonio. La encarnación nos obliga a transformar, iluminar
y tratar de regenerar nuestra realidad. La Palabra de Dios se hizo ser humano y
vino a vivir con nosotros. Escuchémosla con todas las exigencias que ella
comporta de frente al mundo en que vivimos. Empecemos esta celebración
cantando con alegría.

Primera lectura: Is 52, 7-10 (Toda la tierra verá la victoria de nuestro Dios)

El mensaje del profeta Isaías describe la realeza de Dios que viene a nosotros,
encarnada hoy en el Niño Jesús. Los pastores la contemplan y proclaman un
evangelio de paz, de felicidad y de salvación: porque NUESTRO DIOS REINA.
Dichosos los que proclaman la paz y la felicidad, porque ellos serán llamados hijos
de Dios. Escuchemos

Segunda lectura: Hb 1, 1-6 (Dios nos ha hablado por su Hijo)

En el texto que a continuación escucharemos, tomado del escrito a los hebreos,


el autor nos dice que Dios e su infinito amor habló con nosotros por medio de su
Hijo, palabra definitiva de Dios. Cristo es la Palabra o Revelación del Padre. El es
la Verdad y el Camino hacia el Padre.

Tercera lectura: Jn 1, 1-18 (La Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros)

La lectura evangélica de hoy es un himno a la Palabra que existía en el Padre


desde el principio. La Palabra de Dios se hizo ser humano como nosotros, para
traer luz y vida a todo el mundo. Y a los que le recibieron y creyeron en su nombre
les fue dado el ser hijos de Dios. Les invito a que se pongan de pie, para escuchar
con atención este bello mensaje, pero primero cantemos el Aleluya.
Monición para la fiesta de la Sagrada Familia Ciclo
B, 27 de diciembre.
ENTRADA
(Saludo) En este tiempo de Navidad, ponemos nuestra mirada en la Sagrada
Familia. Jesús, María y José son un claro ejemplo de vida y obediencia a Dios,
ellos son modelo a seguir para todas nuestras familias. Nos disponemos a
participar dignamente de ésta celebración.
Primera Lectura (Gen 15, 1-6; 21, 1-3.)
Abraham es presentado como el gran antepasado del pueblo de Israel y como el
padre y modelo de todos los creyentes. Su confianza firme en las promesas de
Dios va más allá de todas las envidias
Segunda Lectura (Heb 11, 8. 11-12. 17-19.)
El pasaje de la Carta a los hebreos nos habla de la importancia de la fe en la vida
de los creyentes. Un ejemplo acabado de esta virtud lo encontramos en la
actuación de Abraham y de su esposa Sara.
Evangelio (Luc 2, 22-40.)
Nos dice Lucas que Jesús niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría.

Potrebbero piacerti anche