Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
CICLO A
Monición para la fiesta del bautismo del Señor
Ciclo A, 12 de enero.
Bautismo del Señor: El bautismo carta de identidad cristiana
Monición de entrada:
Litúrgicamente, el tiempo de Navidad termina hoy con la fiesta del bautismo de
Jesús. Al bautizarse Jesús da fin al período de los cerca de treinta años de vida
sencilla y trabajadora en el humilde pueblo de Nazaret y comienza su vida pública
al servicio del Proyecto de Dios. El bautismo de Jesús, realizado por Juan Bautista
en el Jordán, representa el comienzo de la predicación del proyecto alternativo
del Reino de Dios por parte de Jesús y de realización de milagros, acciones, y
hechos solidarios en bien de la gente necesitada. Demos gracias a nuestro Dios
por permitirnos formar parte del pueblo que ha sido consagrado por el bautismo
para vivir en el nuevo estilo de vida y en la libertad de las hijas e hijos del Dios
de Jesucristo.
Primera lectura Isaías 42, 1-4. 6-7 (Miren a mi Siervo, a quien prefiero)
El segundo Isaías, profeta que realizó su misión durante el período del exilio de
Babilonia (siglo sexto antes de Cristo), escribió cuatro poemas llamados por los
estudiosos de la Biblia, los "cánticos del Servidor de Yavé". El que leemos hoy es
el primero de éstos y describe las cualidades que tendrá el verdadero servidor de
Dios. La tradición cristiana ha aplicado estos cánticos a Jesús, el Hijo predilecto
de Dios.
Segunda lectura Hechos 10, 34-38 (Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu)
Con ocasión del bautismo de los primeros cristianos provenientes del judaísmo,
en la ciudad costera de Cesarea Marítima, Pedro pronuncia un discurso en el que
afirma que Dios no hace diferencia entre las personas, sean de la nación que sea.
Lo que a Él le interesa es la práctica del amor y de la justicia. El ungió a Jesús
para hacer el bien a todos y realizar una misión de liberación de todas aquellas
personas e instituciones que habían sido esclavizadas por el diablo y sus
seguidores.
Tercera lectura Mateo 3, 13-17 (Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de
Dios bajaba sobre Él)
Estando Juan Bautista bautizando en el río Jordán se presentó Jesús para ser
bautizado por él. Al ser bautizado, Jesús recibe la confirmación de su misión por
medio de la voz de Dios que se hace oír en el momento de su bautismo. Desde
entonces, Jesús comenzará su misión de anunciar el Evangelio de Dios y a
acompañar ese anuncio con acciones concretas de misericordia y de justicia en
favor de las personas más débiles, necesitadas e indefensas. Escuchemos esta
Buena Noticia, pero antes entonemos el Aleluya.
Monición para el II Domingo del Tiempo Ordinario
-Ciclo A, 19 de enero.
Éste es el cordero de Dios
Monición de entrada:
Desde distintos ángulos, las tres lecturas bíblicas de este segundo domingo del
Tiempo Ordinario se centran en el testimonio sobre Jesucristo. A la garantía de
Dios a favor de su Siervo como luz de las naciones y portador de su salvación
universal, y a la confesión de Pablo que se proclama apóstol de Jesucristo, se
suma el espléndido testimonio de Juan el Bautista sobre Cristo Jesús como
“cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Puestos de pie, cantemos
jubilosos para dar inicio a esta liturgia.
Primera lectura Isaías 49, 3. 5-6 (Te hago luz de las naciones)
Escucharemos un interesante pasaje del libro del profeta Isaías donde el Siervo
presenta las credenciales de su misión, al estilo de los grandes profetas, cuando
narra su llamada vocacional. Dios le ha dirigido la palabra llamándolo “mi siervo”,
un título que la Biblia reserva para los grandes personajes de la historia de la
salvación. Presten atención.
La primera carta a los corintios fue escrita por Pablo en Éfeso, en la Pascua del
año 57. Esta era una ciudad céntrica, donde se daba el encuentro de varias
culturas, caracterizada por el deterioro de los valores morales y la presencia de la
más variada forma de religiosidad. Era una comunidad un poco difícil, a la que el
apóstol saluda llamándola “comunidad cristiana” y a sus miembros los define
como a quienes Dios santificó en Cristo Jesús, que son pueblo “santo”.
Escuchemos.
Tercera lectura: Juan 1, 29-34 (El cordero de Dios que quita el pecado del
mundo)
El texto evangélico de hoy, narrado por san Juan, contiene el segundo testimonio
del Bautista a favor de la medianidad y divinidad de Jesús, que está a punto de
iniciar su vida apostólica. Escuchemos esta Buena Noticia, pero antes entonemos
el Aleluya.
Monición para el III Domingo del Tiempo Ordinario
-Ciclo A, 26 de enero.
Monición de entrada
Primera lectura Is 8,23-9.3 (En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz)
El texto que leemos a continuación forma parte de un poema que hace referencia
probablemente a la campaña militar desarrollada por el rey de Asiria contra
Palestina en el año 732 antes de Cristo, cuando deportó un primer grupo de judíos.
Estos eran los pobladores del territorio de las tribus de Zabulón y Neptalí, lo que
luego pasaría a ser Galilea, la región de Jesús. Isaías anuncia un “día de Yavé”
que traerá la liberación a los deportados.
Desde la tierra de Galilea, lugar marginado por muchos judíos se anuncia una luz
para todo el pueblo. Desde allí se proclama el mensaje central de Jesús: el
Proyecto alternativo del pueblo del Dios Salvador y Liberador (Reino de Dios) que
exige un cambio radical de vida. Esa empresa necesita de hombres y mujeres que
se comprometan con su realización. Por eso Jesús llama a quienes quiere para
que le sigan.
Moniciones para la fiesta de la presentación del
Señor
2 de febrero
Monición de entrada:
Primera lectura: Mal 3, 1-4 (El mensajero del Señor entrará en su santuario)
Segunda lectura: Heb 2, 14-18 (Tenía que parecerse a todos sus hermanos)
Jesús participó de nuestra humanidad y con su muerte nos liberó del poder de
Satanás que nos tenía esclavizados. Jesús es el Sumo Sacerdote compasivo y
fidedigno en lo que toca a Dios. Pongamos atención.
En el texto evangélico de hoy y en boca del anciano Simeón hay una proclamación
solemne, casi oficial, de Jesús en el mismo templo de Jerusalén, como el Mesías
esperado. Dichoso este anciano a quien el paso de los años no le apagó sus
pupilas, sino que le dio una visión más aguda y penetrante para ver en aquella
oblación, que parecía tan rutinaria como una de tantas, a una pareja distinta y a
un niño sin paralelo: el Mesías de Dios.
Monición para el V Domingo del Tiempo Ordinario
-Ciclo A, 9 de febrero.
Monición de entrada
Primera lectura Is 58,7-10 (Tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán
rápidamente.)
Si compartes el pan con los que tienen hambre, los pobres encuentran un techo
en tu casa, vistes al desnudo y no vuelves la espalda a tu hermano; tu luz surgirá
como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente. Dios siempre te acompañará
y te cuidará y siempre que lo llames te responderá: «Aquí estoy.»
Tercera lectura Mt. 5,13-16 (Jesús anima a los discípulos a alegrarse en tiempos
de persecución)
Si has recibido la luz, iluminas incluso sin querer, por la propia energía de esta
luz, que es señal segura en el camino. Es la luz de la fe, de esa verdad que es
presencia y amor de Dios entre nosotros y en lo hondo del alma, de tu mente y
de tu corazón. Luz recibida que es preciso alentar y hacer crecer; la fe que has
recibido es la luz con la que has de iluminar.
Moniciones VI. Domingo Tiempo Ordinario
Ciclo A, 16 de febrero.
La Nueva ley de Cristo
Monición de entrada
Primera lectura Eclesiástico 16, 16-21 Dios no mandó pecar al hombre (Libertad
y pecado
En su infinita sabiduría, Dios nos ha dado el don de la libertad para que lo amemos
espontáneamente y con corazón sincero y generoso. El bien y el mal, la vida y la
muerte se nos ofrecen como opción. La libertad es a la vez grandeza y riesgo. Es
responsabilidad del hombre lograrse o malograrse. Ni lo uno ni lo otro acontece
en ausencia de Dios. Escuchemos.
Tercera lectura Mt. 5,17-37 Se dijo a los antiguos…, pero yo les digo
La ley del talión (ojo por ojo y diente por diente) estaba vigente en tiempos de
Jesús. Era una ley, no de venganza, sino para frenar la violencia, pues el castigo
nunca debía sobrepasar la ofensa. Jesús propone otro camino para en la
convivencia humana. Con la predicación del Evangelio, Jesús propone la no
violencia ante las actitudes de venganza. Entre sus seguidores debe prevalecer el
amor, que lleva a practicar la corrección a aquel que lanza una ofensa contra el
prójimo.
Primera lectura Lev 19, 1-2. 17-18 (No odies en tu corazón a tu hermano)
Dios nos pide, a través de Moisés, no odiar ni guardar rencor a nuestros hermanos.
Tomemos el ejemplo de Nuestro Señor y cumplamos con lo que nos pide: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo.
Pablo nos recuerda que no es en los hombres donde tenemos que poner nuestra
confianza, sino en Cristo que es Dios. Pensamos que los méritos son nuestros,
que somos sabios y podemos resolver las cosas a nuestro modo, y es solo Dios el
Sabio, y el Único que puede resolver nuestra vida.
Jesús nos propone una vez más el cambio de la escala de valores. A diferencia de
lo que la sociedad nos dice, Jesús nos propone que prevalezca el perdón y el amor
en nuestras relaciones humanas.
El amor no se mide por las veces que se perdona. Porque la medida del amor (y
del perdón) es amar sin medida. El amor cristiano no se contenta con hacer el
bien. El amor evangélico ha de: respetar, comprender, disculpar, descubrir lo
bueno que hay en él, para colaborar en su crecimiento.
Moniciones para el Miércoles de Ceniza - Ciclo A
26 de febrero. En camino hacia la Pascua
Monición de entrada
Hoy la Iglesia inicia el Tiempo de Cuaresma, tiempo de gracia y compasión. La
cuaresma es una invitación: a renovar nuestro compromiso Bautismal por medio
de la oración, una oración que sea m s profunda, a una penitencia comprometida,
individual y comunitaria, al amor en solidaridad con los m s necesitados. Por la
imposición de la ceniza, el mismo nos llama a convertirnos, creer en el Evangelio
y caminar hacia la Pascua.
Oración Universal:
A cada invocación, ustedes responderán:
“un Señor, danos corazón nuevo”
Por la Madre Iglesia, para que nos proclame siempre las exigencias del mensaje
evangélico, roguemos al Señor…
Por todos los cristianos, para que esta Cuaresma sea para ellos un tiempo de
conversión del corazón, roguemos al Señor…
Por los gobernantes, especialmente los nuestros, para que sirvan a todos con
justicia y respeto, roguemos al Señor…
Por los que sufren en desempleos, en vicios, en las cárceles, para que consigan
liberación y sepan unir sus sufrimientos a los de Cristo, roguemos al Señor…
Por cada uno de nosotros, los aquí presentes, para que cada día de Cuaresma sea
un encuentro con Cristo, roguemos al Señor…
Moniciones para el Primer Domingo de Cuaresma
Ciclo A, 1 de marzo.
ENTRADA
El texto del libro del Génesis que leemos a continuación nos narra cómo el Dios
creador formó al hombre y a la mujer. Al crearlos los puso en un jardín para que
vivieran felices. Sin embargo, engañados por la serpiente pecaron. Al caer en la
tentación rompieron el plan de felicidad que Dios tenía para ellos y tuvieron que
pagar las consecuencias de tal actuación.
Muy buenos (días – tardes – noches). Este segundo Domingo de Cuaresma, nos
sugiere que en la vida sólo es posible la transformación, si tenemos presente la
meta a la que queremos llegar. Pidamos al Señor en esta Eucaristía, que nos
conceda el privilegio de que Jesús, sea nuestra meta y que podamos ser
obedientes como El. Así como Abraham fue llamado, nosotros también hemos sido
llamados a la vida y a la luz, que resplandece en Cristo transfigurado.
De pie, por favor, para recibir al celebrante de esta Eucaristía con el canto de
entrada...
Abraham fue llamado a ser padre del pueblo de Dios y padre de la fe. Partir de su
propia tierra, su patria, y su familia, fue abandonar la seguridad y la comodidad
que estaba acostumbrado. Dios lo llama, él sabe que no tiene que dar un paso al
vacío, sino a la plenitud de Dios. El Señor lo hace bendición para todos los pueblos
de la tierra. Escuchemos:
En esta segunda carta a Timoteo, San Pablo nos comunica, que hemos sido
llamados a trabajar por el Evangelio: con tesón y sin dejarnos desanimar, por los
sufrimientos o vicisitudes que se nos puedan presentar. Dios nos da gratuitamente
la salvación, por medio de nuestro Redentor Jesucristo, quien vino a resplandecer
la vida y la inmortalidad. Escuchemos atentamente:
Monición de entrada
En este tercer domingo de Cuaresma las lecturas nos invitan a fijar nuestros ojos
y nuestra vida en Dios, quien es la fuente de la vida. En este mundo tan
materializado, hemos perdido el conocimiento auténtico de Dios. Hoy nosotros,
como el pueblo de Israel, seguimos sedientos de Dios. Busquemos la Roca que
nos salva, entrando en su presencia, para fortalecernos cada vez más en la gracia
recibida en nuestro bautismo. De pie por favor, para recibir al celebrante de esta
Eucaristía con el canto de entrada…
Dios nunca nos abandona ante nuestras necesidades. En esta lectura vemos que
el pueblo de Israel es probado en el desierto. Ante sus quejas, Dios se hace
presente, como salvador de ellos, haciendo brotar agua de la roca, por medio de
Moisés. Presten mucha atención.
Segunda lectura Rom 5, 1-2. 5-8 (El amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu que nos ha sido dado)
Tercera lectura Jn. 4,5-42 (Un surtidor de agua que salta hasta vida eterna)
Primera lectura I Sam 16, 1b.6-7.10-13 (Samuel unge a David como rey)
El relato de la unción de David, como Rey de Israel, nos recuerda que Jesús,
siendo Hijo de Dios, también es hijo de David. Pero David, es escogido por Dios
mismo. Él envía al profeta Samuel para que lo unja con aceite y así sea reconocido
por el pueblo; no a su persona como tal, sino al Espíritu de Dios que ha de
manifestarse en el rey David. Escuchemos.
En esta segunda lectura, San Pablo nos invita a estar despiertos, para vivir como
hijos de la luz, dándonos las herramientas para lograrlo. Meditemos
profundamente en la voz de Jesús que nos dice “Yo soy la luz del mundo, el que
me sigue tendrá luz y vida”. Escuchemos.
Muy buenos (noches, días, tardes): hermanos en Cristo. Hoy celebramos el Quinto
Domingo de Cuaresma. En los días previos se nos ha invitado a la conversión,
camino a un encuentro con Cristo. El tiempo apremia; ya estamos en la antesala
de la Semana Santa y el Señor hoy te exhorta a que medites determinadamente
en su promesa de ofrecerte una vida nueva más allá de esta vida temporal.
Presten mucha atención a las lecturas de hoy. De pie, por favor, para recibir la
procesión.
Segunda lectura Rom 8, 8-11 (Tenemos el Espíritu de Dios que resucitó a Jesús)
San Pablo nos dice cuáles son las características pecaminosas de nuestra
naturaleza humana. Con frecuencia vivimos de espalda a Dios. Hoy, en la carta a
los romanos, Él nos invita a una vida nueva. Escuchemos.
Esta primera lectura está tomada del Tercer Cántico de Isaías. El Siervo de Yavé
es un hombre fiel al Señor. En medio de los sufrimientos mantiene la esperanza
en Dios. Está siempre a la escucha de lo que Dios habla, dispuesto siempre a
cumplir su voluntad aunque esto lo lleve al sufrimiento y a la muerte. Es el anuncio
de lo que vivió el mismo Jesús. Pongan mucha atención a este mensaje.
Jesús fue a Jerusalén con el grupo de discípulos a celebrar la pascua judía. Pero
esta vez, la pascua iba a ser diferente. Jesús es consciente de ello y lo afronta.
Hoy contemplaremos el itinerario doloroso del Mesías. Jesús es el cordero pascual.
Será el paso definitivo de la muerte a la vida, para Jesús y para cuantos creemos
en Él. Escuchemos.
Moniciones para el Jueves Santo - Ciclo A
9 de abril
MONICIÓN DE ENTRADA
Jesús se sienta a la mesa con sus Apóstoles a celebrar la última cena con ellos y
les encargó que la celebrasen en el futuro en memoria suya. Esta celebración abre
el Triduo Pascual, ésta nos prepara para la celebración por excelencia de los
cristianos: la Vigilia Pascual, que celebraremos, Dios mediante, el próximo
sábado. Las lecturas de hoy nos ayudarán a entender lo que Jesús hizo y nos dan
las pautas para lo que nosotros tenemos que hacer hoy. Nos ponemos de pie para
comenzar cantando con alegría mientras recibimos a los ministros de esta
celebración.
Mis hermanos les invito para que pongan mucha atención a la escena evangélica
de hoy. Ella nos muestra claramente cómo ha de ejercerse la autoridad en la
comunidad de hermanos: como servicio de amor. Y no sólo la autoridad sino
también la convivencia y las relaciones entre los que componen la asamblea de
fe. ¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Pregunta Jesús a sus discípulos
después que les lavó los pies. Si yo, el Maestro y el Señor les he lavado los pies,
aprendan el ejemplo para que ustedes hagan lo mismo. Nos ponemos de pie, para
cantar el aleluya, antes de escuchar el Evangelio.
Moniciones para el Viernes Santo - Ciclo A
10 de abril.
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos la cena del Señor que celebramos ayer, culmina hoy en la pasión de
Cristo, en el sacrificio en la cruz. La cruz es signo de muerte, de sufrimiento y es
anticipo de la luz, de resurrección.
Cristo ha muerto. Su vida ha sido aparente fracaso y una victoria final. Para vivir
y nuestro morir es decisivo que entendamos hoy la pasión y muerte de Jesucristo.
El Viernes Santo fue y es necesario, pues el triunfo de la cruz es el anuncio de su
resurrección.
Escucharemos del Profeta Isaías, el Cuarto Cántico del Siervo de Yavé. Encarna
todo el sufrimiento humano, incluido el de la muerte afrentosa, pero en esa figura
el dolor se redime y termina en victoria. Escuchemos.
Nosotros tenemos un sumo sacerdote: Jesús, el cual pasó por todas como
cualquier mortal. He aquí, pues, la imagen de los ministros del Evangelio. Presten
mucha atención a este mensaje del escrito a los Hebreos.
La primera parte, el Lucernario o Liturgia de la Luz, comienza con la bendición del fuego.
Luego de encender el cirio pascual, el Lucernario termina con el cántico del pregón
pascual.
Así, hermanos y hermanas, conscientes del momento admirable que vivimos, nos
preparamos, nos ponemos de pie para dar inicio a esta noche gloriosa.
(Bendición del fuego - Preparación del Cirio Pascual -Procesión y Encendido de velas de
la asamblea)
Esta primera lectura relata el comienzo de la historia de la salvación. Dios crea todas las
cosas, incluyendo al hombre y a la mujer, y queda complacido al mirar que todo cuanto
ha creado es bueno. Toda la creación le ha sido confiada a la criatura por excelencia, el
ser humano, para que se sirva de ella. Es el plan de Dios que el hombre y la mujer,
creados a su imagen y semejanza, tengan vida abundante y le sirvan y honren en todo
momento. Escuchemos con atención.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
Dios quiere para sí un pueblo que realmente crea en Él. Abrahán, por sus actitudes,
demostró tener esa fe que Dios espera de nosotros. Abran bien el oído para escuchar
este mensaje.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
Israel, el pueblo escogido por Dios, cayó preso bajo el régimen de los egipcios. Muchos
años de esclavitud sufrieron los israelitas oprimidos por el yugo de Egipto. Pero, Dios,
que es siempre fiel a sus promesas, interviene personalmente en la liberación de su
pueblo. Muchas esclavitudes sufrimos hoy día quienes formamos parte del pueblo de Dios.
Pero, por la resurrección de Cristo vemos a Dios obrando en nuestro beneficio y
conduciéndonos de la esclavitud de la muerte a la libertad de la Vida Eterna. Escuchemos
con oído atento.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
El profeta Isaías nos habla a continuación de las riquezas de la salvación. Dios tiene en
sus manos todos los bienes y los pone a disposición de su pueblo. “Quien tenga necesidad
que venga a mí”, dice el Señor por boca de su profeta. Dios promete sellar con su pueblo
una alianza eterna y la palabra de su boca no regresará a Él sin haber sido cumplida.
Escuchemos con toda atención.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada la oración nos sentamos.)
MONICIÓN A LA QUINTA LECTURA (Isaías 55, 1-11)
Isaías en su profecía nos ofrece su palabra y de parte de Dios la alianza perpetua. Dios
se acerca al ser humano por medio de su palabra que anuncia la salvación y madura y
transforma al ser humano. Presten mucha atención.
(Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras
el celebrante hace una oración. Terminada esta oración se encienden las velas del altar
y se canta el Gloria. Luego el celebrante procede a la Oración Colecta. Terminada la
oración nos sentamos)
(Liturgia Bautismal (si hay). Renovación de las Promesas Bautismales y aspersión con
agua bendita. Luego de la aspersión se le pide a la asamblea que apague sus velas.)
Moniciones para la Pascua de Resurrección - Ciclo
A, 12 de abril.
Entrada:
Secuencia
El mensaje del evangelista san Juan nos lleva a la entrada del sepulcro vacío aquel
primer día de la semana. María Magdalena es la primera en descubrirlo y da
testimonio a los discípulos, éstos “ven y creen”. El sepulcro vacío es la garantía
de nuestra fe. Escuchen hermanos la Buena Noticia de hoy.
Moniciones para el Segundo Domingo de Pascua -
Ciclo A, 19 de abril.
Entrada:
La alegría que pregonan las campanas, los aleluyas que resuenan en el templo
son un signo claro del gran gozo de este bendito día de Pascua. Nosotros somos
bienaventurados, pues hemos alcanzado la vida nueva que Jesús resucitado nos
transmite por su Espíritu. Hoy es el día dedicado a la Divina Misericordia y este es
el don que recibimos de Cristo resucitado. Señor, aunque no te vemos con los
ojos de la carne, nuestra ardiente profesión de fe es la del Apóstol Tomás
¡Creemos en ti, Señor nuestro y Dios nuestro! Puestos de pie entonemos con
alegría el canto de entrada.
Primera lectura: Hechos 2,14.22-23 (No era posible que la muerte dominara a Jesús)
No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. San Pedro nos hablará
con claridad y nos dará su testimonio sobre la Resurrección, de la cual nosotros
somos testigos. Escuchemos.
Segunda lectura: I Pedro 1,17-21 (Han sido redimidos con la sangre de Cristo)
Hoy en la Iglesia recemos por los sacerdotes, pero hoy más que nunca, es urgente
orar al Buen Pastor por las vocaciones, por las que hay y para que surjan
vocaciones del seno de nuestras familias. Con el gozo de sabernos acompañados
por Jesús, nos ponemos de pie para empezar nuestra celebración.
El apóstol Pedro pregona que Dios constituyó a Jesús: Señor y Mesías. Reconocer
a Jesús, muerto y resucitado, como Señor y Mesías, lleva a la conversión de fe en
Él y al bautismo en su nombre.
En su primera carta, san Pedro nos recuerda que hemos sido salvados por Cristo
Jesús “por sus llagas hemos sido curados”. Pero se vale de la figura del Buen
Pastor: “andaban descarriados como ovejas, pero ahora han vuelto al pastor y
guardián de sus ovejas”. Caminemos tras sus huellas, aunque a veces, sean de
sufrimiento y dolor. Escuchen hermanos.
“Yo soy la puerta de las ovejas”. El texto de san Juan que a continuación
escucharemos, denuncia a los pastores que no entran por la puerta del aprisco
(corral), ladrones y falsos pastores y destaca que el buen pastor conoce y llama
por su nombre a sus ovejas y va caminando delante de ellas. Cristo es la puerta
por donde entramos a la salvación y a la vida. Pongan atención a este bello
mensaje de hoy, pero antes entonemos el Aleluya.
Moniciones para el Quinto Domingo de Pascua
10 de mayo.
Entrada
Segunda lectura: I Pedro 2, 4-9 (Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio
real)
Tercera lectura: Juan 14, 1-12 (Yo soy el camino, y la verdad, y la vida)
Muy buenas (noches, días, tardes): Queridos hermanos, sean todos bienvenidos
a esta, nuestra comunidad, a ese encuentro de los convocados por el Señor. Hoy
veremos como la Iglesia naciente se va expandiendo, porque Felipe bajó a la
ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo. Predicaba a Cristo crucificado, porque
esta era la predicación de los apóstoles, la cual repetían una y otra vez: “Aquel
Jesús a quien ustedes mataron, Dios lo ha resucitado y nosotros somos testigos”.
También nosotros, al igual que Felipe estamos llamados a predicar a Cristo
resucitado.
Primera lectura: Hechos 8, 5-8. 14-17 (Les imponían las manos y recibían el
Espíritu)
Esta lectura es de capital importancia para nosotros, porque nos trae el testimonio
de los dos primeros sacramentos de la iniciación cristiana: el bautismo y la
confirmación. El diácono Felipe evangeliza y bautiza; Pedro y Juan los confirman
con la efusión del Espíritu, mediante la imposición de manos.
Segunda lectura: I Pedro 3,15-18 (Cristo murió, pero volvió a la vida por el
Espíritu)
La resurrección es de ayer y es de hoy para hoy. Eso parece ser lo que San Pedro
nos quiere decir en su primera carta, de donde está tomada la segunda lectura
de hoy, cuando nos pide que glorifiquemos en nuestros corazones a Cristo Señor
y que estemos siempre dispuestos para dar razón de nuestra esperanza.
Tercera lectura: Juan 14,15-21 (Yo le pediré al Padre que les dé otro defensor)
En el texto evangélico de este sexto Domingo de Pascua, hay dos situaciones que
forman parte del don pascual. Primero, el envío del Espíritu Santo, como don de
Cristo y del Padre; y segundo, el retorno de Jesús, quien nos enviará el Espíritu
Santo prometido. Será la presencia del mismo Jesús entre nosotros, después de
su retorno al Padre.
Moniciones para la Solemnidad de la Ascensión del
Señor - Ciclo A, 24 de mayo.
Monición de entrada
En el mismo punto final que Lucas pone a su narración del Evangelio comienza su
segundo libro: Hechos de los Apóstoles. El tema es‚ éste: la Ascensión del Señor
al cielo. Lo importante de este misterio es su significado: la glorificación de Jesús
que vuelve al Padre constituido Señor de todos.
Segunda lectura: Carta de San Pablo a los Efesios 1, 17-23 (El Padre lo sentó a
su derecha)
El apóstol san Pablo, escribiéndoles a los efesios, mensaje válido para nosotros
hoy, nos pide que sepamos comprender la soberanía de Dios que resucitó a Cristo,
lo sentó a su derecha y lo constituyó Señor del universo y de la historia y cabeza
de la Iglesia, Señor de todos.
Tercera lectura: Mateo 28, 16-20 (Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la
tierra)
En la Buena Noticia, san Mateo nos presenta a los apóstoles postrados ante el
Señor, aunque algunos titubeaban, éstos reconocen a Cristo como Señor con
poder sobre el cielo y sobre la tierra, haciéndoles un envío a anunciar la Buena
Nueva, asegurándoles su permanente presencia.
Moniciones para la Solemnidad de Pentecostés -
Ciclo A, 31 de mayo.
Entrada
Escucharemos un texto del libro de los hechos de los apóstoles, en cual Lucas
pretende describir el acontecimiento más importante después de la Ascensión: la
venida del Espíritu Santo. Esto significa el punto de partida de la misión universal
de la Iglesia. Dios nos envía nos equipa para proclamar la Buena Nueva.
El Evangelio de hoy, narrado por San Juan, nos presenta una escena de aparición.
Jesús deseándonos la paz y enviando a los suyos el don del Espíritu y enviándonos
a todos los rincones y cada corazón para atar y desatar.
Moniciones para la Solemnidad de la Santísima
Trinidad - Ciclo A, 7 de junio.
Entrada
Dios quiere que todos sus hijos se sienten a su mesa de salvación y de amor.
Dios, uno y trino, nos enseña que la vida es amor compartido, comunión y diálogo.
Del amor trinitario nos brota una inspiración constante para trabajar a favor del
cuerpo común, para que no haya guerras, ni odios, ni violencias, ni injusticias, ni
soledades, sino que brille la luz del amor.
Moniciones para la Solemnidad del Cuerpo y
Sangre de Cristo, 11 de junio.
Entrada
San Pablo les recuerda a los corintios que al participar del Banquete del Señor,
hay consecuencias para la comunidad, sobretodo, la unidad
San Pablo, en su carta a los corintios, les recuerda las consecuencias comunitarias
que se derivan de la participación en la mesa del Señor: los que comen juntos de
ese pan único, que es Jesús, no pueden vivir desunidos.
Evangelio (Juan 6, 51-58)
Primera lectura: Éxodo 19, 2-6ª: "Serán para mí un reino de sacerdotes, nación
santa"
Escucharemos un texto del libro del Éxodo, nos trae la alianza entre Yavé e Israel.
En la alianza Dios aparece como el superior y el Pueblo como el siervo. La alianza
consiste en hacer de ese pueblo “propiedad escogida” de Dios entre todos los
pueblos. De aquí surge un pueblo “consagrado”, lo que quiere decir separado y
dedicado para Dios.
En esta ocasión San Pablo les escribe a los romanos. El Apóstol insiste en algo
que para él se ha convertido en una obsesión: la gratuidad de la fe. La certeza del
hecho salvador de Cristo da validez a la fe para gloriarnos en Dios, gracias a
Jesucristo, Señor de todos y nos abre caminos nuevos.
Tercera lectura: San Mateo 9, 36-10, 8-: "Llamó a sus doce discípulos y los
envío"
Escucharemos un texto del Evangelio según San Mateo, que es considerado por
algunos estudiosos de la Biblia como un manual del misionero. Veremos a Jesús
convocando a un puñado de hombres para constituirlos heraldos o portavoces del
reino que él anuncia. Llamó a los doce y les dio poder sobre los espíritus inmundos
para expulsarlos y curar las enfermedades y dolencias. La respuesta nuestra tiene
que ser esta: “desde” Dios y “para” Dios.
Moniciones para el Décimo Segundo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 21 de junio.
Entrada
Primera lectura: Jr 20, 10-13: “Libró la vida del pobre de manos de los impíos”
Segunda lectura: Romanos 5, 12-15: “El don no se puede comparar con la caída”
San Pablo, en su carta a los romanos, trae a nuestra atención un hecho muy
conocido de todos: nos habla del pecado original y su efecto sobre la humanidad,
pero igualmente nos presenta a Jesús como redentor del mundo. Por Adán vino
el pecado, la desobediencia y la muerte. Por Cristo, la justificación, la obediencia
y la vida. Cristo venció el pecado y nos ofrece la vida eterna.
Tercera lectura: San Mateo 10, 26-33: “No tengan miedo a los que matan el
cuerpo”
Hemos escuchado muchas veces que el Señor protege a los que le profesan; así
mismo castiga a los que le niegan. Hoy san Mateo te invita a tomar partido y te
dice cuáles son las consecuencias de estar en un lado o de otro.
Moniciones para el Nacimiento de San Juan
Bautista, 24 de junio.
Monición de entrada:
Muy buenas noches (días, tardes). Hoy celebramos la Solemnidad del nacimiento
de San Juan Bautista. Además del nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, y del
nacimiento de María, Virgen Inmaculada, el único santo de quien se celebra el
nacimiento terrero es San Juan Bautista. Juan Bautista: pídele a Jesús que nos
envíe muchos profetas y santos como tú. De pie, por favor, para que iniciemos la
liturgia de hoy.
Primera lectura: Isaías 49, 1-6 (Te hago luz de las naciones)
La primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías, nos presenta el segundo
poema del Siervo de Yahveh. El poema habla de la misión universal de salvación
que el Señor confía a su servidor. Presten atención para que escuchemos al Señor,
hablándonos por medio de Isaías.
Segunda lectura: Hechos 13, 22-26 (Juan predicó antes de que llegara Cristo)
Esta segunda lectura nos presenta el primer discurso de san Pablo, en Antioquía,
Pablo recuerda los principales rasgos de la historia de salvación con que Dios los
ha bendecido. Allí tiene un lugar el Bautista, porque preparó la venida de Jesús.
Predicando un bautismo de penitencia. Escuchemos.
El libro de los reyes nos dice que aquel que recibe a un hombre de Dios recibirá
su recompensa, el Señor cumple su promesa y te invita a que seas caritativo con
los necesitados y marginados que no puedan pagarte tus favores, pero que el
Señor lo hará por ellos.
Segunda lectura: Romanos 6, 3-4. 8-11: “Por el bautismo fuimos sepultados con
Cristo”
San Pablo resume la importancia del bautismo en la vida del cristiano: morir al
pecado y vivir para Cristo. Meditemos esta lectura para facilitar ese encuentro con
Cristo Resucitado camino a la conversión.
Tercera lectura: San Mateo 10, 37-42: “El que no toma su cruz no es digno de
mi”
San Mateo en el Evangelio de hoy nos ubica en una encrucijada. El Señor te pide
que lo ame con toda tu fuerza y todo tu corazón y que ames a tu prójimo. Del
Señor es la primacía del amor, porque el dio su vida por ti. Te invita a tomar tu
cruz, a seguirlo y a recibirlo en tu corazón.
Moniciones para el Décimo Cuarto Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 5 de julio.
Entrada
Segunda lectura: Romanos 8, 9-11: “En deuda con el espíritu, no con la carne”
Tercera lectura: San Mateo 11, 25-30: “Dios se revela a los sencillos”
Primera lectura: Isaías 55, 10-11: “La Palabra de Dios, eficaz como la lluvia y la
nieve”
San Pablo, en su carta a los romanos nos dice: “que los sufrimientos de ahora no
pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá”. Si nos creemos esto
pondremos de nuestra parte para no ser terreno pedregoso y pediremos
insistentemente al Señor que nos ayuda a entender y vivir su Palabra y aceptarla
para llegar a ser verdaderamente hijos suyos.
Tercera lectura: San Mateo 13, 1-23: “La Parábola del sembrador”
Las lecturas de este domingo nos quieren hacer una seria advertencia sobre la
manera de nosotros afrontar nuestra participación en el mundo. Una manera
espontánea es la de dividir a la humanidad en dos grandes bandos: los malos y
los buenos. Jesús viene a instaurar el reinado de Dios, no como un juez que separa
a los malos de los buenos: no excluye a nadie, todos son convocados, todos
pueden entrar en él.
Que el Señor Jesús, que nos ha convocado hoy para celebrar la Eucaristía, nos
abra los oídos para que podamos escuchar y comprender el mensaje de paciencia
y de amor que Él nos trae en su Palabra.
Mientras la gente dormía, se coló el enemigo y, por poco echa a perder la cosecha.
El domingo pasado escuchábamos la parábola del sembrador, hoy meditaremos
la parábola de la cizaña. El tema de fondo es la cuestión de la coexistencia en la
historia y en nuestra comunidad: los que hacen el bien y los que hacen el mal. El
Evangelio nos muestra que el juicio no debe anticiparse, porque corresponde al
único juez, quien lo lleva a cabo al final de los tiempos.
Moniciones para el Décimo Séptimo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 26 de julio.
Entrada
Hoy el Señor te enfrenta a un reto. Tienes una encomienda que realizar y puedes
intentarlo solo o reconocer la necesidad de acudir por ayuda. Decides que es más
importante: tus logros personales o el cumplimiento de la tarea, pensando en el
bienestar de los demás. Te invito a que escuches con atención la lectura y
consideres si harías como Salomón.
Segunda lectura: Rom 8, 28-30 (Dios nos predestinó a ser imagen de su Hijo)
En esta lectura san Pablo nos dice que Dios cumple siempre su promesa. Todos
hemos sido llamados, pero unos responden de una manera y otros de otra ¿Cómo
has respondido tu a ese llamado? ¿Dónde está Cristo en esa respuesta tuya? Pon
tu oído y tu corazón en el mensaje de san Pablo para que reafirmes tu amor al
Señor.
Tercera lectura: Mateo 13, 44-52 (Parábolas del tesoro, de la perla y de la red)
San Mateo nos trae nuevamente otra parábola sobre el reino de los cielos. Si
verdaderamente crees y amas al Señor no tendrás reparo en desprenderte de lo
que sea necesario para tener y gozar de ese reino que te ofrece Cristo. El mensaje
es un aliciente para los que viven conforme a las enseñanzas del Evangelio y una
invitación a la conversión para los que están de espalda al Señor.
Moniciones para el Décimo Octavo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 2 de agosto.
Entrada
Las lecturas de hoy nos hacen pensar en las estadísticas y las imágenes patéticas
de la realidad de la pobreza y del hambre en el mundo, en que a nosotros nos ha
tocado vivir. Vivimos en un mundo donde tres cuartas partes de la población está
infraalimentada y una gran parte de la misma es víctima del hambre, las
enfermedades y la muerte prematura. Pidamos que el Redentor nos sacie, por
nuestra participación en esta Eucaristía, con el pan de vida y nos haga más
solidarios con todos los que padecen hambre en este mundo.
Segunda lectura: Rom 8, 35.37-39 (Nada podrá apartarnos del amor de Dios)
Tercera lectura: Mateo 14, 13-21 (Multiplicación de los panes y de los peces)
Segunda lectura: Rom 9,1-5 (Quisiera ser proscrito por el bien de mis hermanos)
San Pablo era un buen judío, que amaba mucho a su pueblo. En la lectura que
escucharemos a continuación, de la carta a los romanos, Pablo nos muestra su
tristeza, pena y dolor, porque el pueblo ha tomado un camino equivocado. El
apóstol manifiesta su deseo de que algún día puedan llegar a descubrir el
Evangelio.
Tercera lectura: Mateo 14, 22-23 (Mándame ir hacia ti caminando sobre el agua)
La Buena Noticia de hoy es continuación del domingo pasado, según Mateo, los
discípulos parece que se quedan solos, conduciendo una barca, sacudida por las
olas contrarias. Pero no es así. Aquí se cumple la promesa de Jesús: “Yo estaré
con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). Jesús camina sobre
el agua, está con los suyos dándoles ánimo, sigue a su lado, para que puedan
comprender con qué seguridad pueden fiarse de la valentía que les comunica.
Moniciones para la fiesta de la Asunción de la
Virgen María
15 de agosto
Entrada:
Nos encontramos con un texto tomado del libro del Apocalipsis, donde se describe
la lucha entre el diablo y la descendencia de la mujer, que es Cristo Jesús y su
Iglesia. Con su resurrección, Cristo ha vencido los poderes contrarios al Reinado
de Dios.
La segunda lectura de hoy, tomada de la primera carta a los corintios, san Pablo
viene a hablarnos acerca de la resurrección del Señor. Nosotros sabemos que por
el pecado entró la muerte en el mundo y que por Cristo llega la salvación a todos.
El texto evangélico de hoy, según san Lucas, contiene dos partes. Primera parte:
visita de María a su prima Isabel y segunda parte: Canto de María, conocido en la
literatura bíblica como el Magníficat. Con Jesús ha llegado un cambio decisivo en
la historia de la humanidad, tal como la ve y la quiere Dios.
Moniciones para el Vigésimo Domingo del Tiempo
Ordinario - Ciclo A, 16 de agosto.
Entrada:
Nos reunimos en el nombre del Señor un domingo más para celebrar la Eucaristía;
Nos reunimos porque Dios mismo nos convoca y conduce nuestros pasos hacia él.
Estamos aquí también porque queremos reafirmar nuestra fe en Cristo Jesús, el
Mesías, el Hijo de Dios vivo.
La página inicial de la tercera parte del libro del profeta Isaías ofrece una visión
profundamente universalista. Los extranjeros son invitados a formar parte de la
comunidad del pueblo de Dios. Presten mucha atención a este texto que vamos a
escuchar porque expresa qué es lo que Dios espera del hombre que tiene que
estar al frente de su pueblo.
San Pablo, en su carta a los romanos, se dirige a los cristianos de origen pagano
y se presenta a sí mismo como apóstol de los paganos, pero precisamente para
decirle que no se desentiende de la tarea misionera entre los judíos y desea
ardientemente que éstos acepten el Evangelio de Jesús.
¿Cuáles son las condiciones para pertenecer al nuevo pueblo de Dios? Tal
pertenencia, viene a decirnos san Mateo en el pasaje evangélico de hoy, no se
basa en la sangre o la raza, la nación o la cultura, el sexo o la situación social,
sino que la única condición requerida y que no resulta discriminatoria, es la fe en
Cristo Redentor, Hijo de Dios.
Moniciones para el Vigésimo Primer Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 23 de agosto.
Entrada:
Nos encontramos en el Vigésimo Primer Domingo del tiempo ordinario del ciclo A.
Nos hemos reunido en nombre del Jesús que nos congrega para orar y celebrar la
Eucaristía. Estamos aquí porque Dios mismo nos llama y conduce nuestros pasos
hacia él y si hemos llegado hasta aquí es porque queremos una vez más reafirmar
nuestra fe en Jesús, el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Escucharemos un pasaje del libro del profeta Isaías. Éste se lee por el simbolismo
de las llaves, como ilustración de los poderes que Jesús confía a Pedro, como
fundamento de la Iglesia, en respuesta a la confesión de fe que Pedro ha sido el
primero en formular, tal como nos contará el Evangelio.
Jesús hoy nos sorprende con una clara y directa pregunta: ¿quién dicen que soy
yo? Pedro tomó la palabra y en nombre de todos dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo
del Dios vivo”. Luego de esa profesión de fe, Pedro es objeto de una promesa
formal por parte de Jesús: “Tú eres Pedro, y sobre esa piedra edificaré mi Iglesia”.
Te daré las llaves del reino de los cielos. Esto significa la autoridad y el gobierno
de la casa, con poder para atar y desatar.
Moniciones para el Vigésimo Segundo Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 30 de agosto.
Entrada:
Hoy el Señor nos invita a celebrar la eucaristía de una manera muy particular.
Como antesala, te presenta la palabra que quiere movernos a definir nuestra vida
de cristiano. Sin rodeo te pide que lo sigas y cambies tus prioridades, ayudando
a tu prójimo, para que te acerques más a lo que Dios quiere de ti. Acepta esta
invitación a ser diferente. De pie para recibir al celebrante con el cántico de
entrada.
Primera Lectura: Jeremías 20, 7-9 (La palabra del Señor se volvió oprobio para
mí)
Segunda Lectura: Romanos 12, 1-2 (Ofrézcanse ustedes mismos como sacrificio
vivo)
San Pablo, nuevamente, nos ofrece otra alternativa para vivir en Cristo. Es una
invitación a realizar algo distinto que nos producirá una renovación a la vida de
cristiano que llevamos. Acepta la exhortación del apóstol y empieza a vivir de
forma diferente de la mano de Jesús.
Tercera Lectura: Mateo. 16, 21-27 (El que quiero venir conmigo, niéguese a sí
mismo)
Primera lectura: Ezequiel 33, 7-9 (Si no hablas al malvado te pediré cuenta de
su sangre)
Tercera Lectura: Mateo 18, 15-20 (Si te hace caso ha salvado a tu amigo)
Entrada:
El libro del Eclesiástico probablemente fue escrito a principios del siglo II a.C. El
texto es un conjunto amplio de reflexiones inspiradas en la sabiduría bíblica
tradicional y especialmente destinadas a la formación de los jóvenes. Uno de los
muchos temas tratados es el del perdón. Según el autor, la medida que cada cual
use con los demás es la misma que dios usará con él.
Segunda Lectura: Romanos 14, 7-9 (En la vida y en la muerte somos del Señor)
Tercera Lectura: Mateo. 18, 21-35 (Perdón hasta setenta veces siete)
Nosotros somos seguidores de un Dios que nos llama a formar parte de una
comunidad. Hoy Dios sigue llamando a hombres y mujeres para que se integren
a su proyecto de construir un mundo más justo y más humano y una vida más
digna para todos. Celebremos la presencia de Jesús en su comunidad de amor y
servicio y pidámosle que nos conceda descubrirlo y amarlo en nuestros hermanos.
Que esta Eucaristía nos ayude a aceptarnos unos a otros y a esperarlo todo de la
infinita bondad y misericordia de nuestro Dios y Padre.
Primera lectura: Isaías 55, 6-9 (Mis planes no son sus planes)
Profeta es quien anuncia la palabra de Dios y quien denuncia todo aquello que no
se vive de acuerdo con ese anuncio. A continuación escucharemos un texto del
profeta Isaías, es el cierre de la segunda parte de su libro. El profeta viene a
decirnos que los planes y pensamientos de Dios y su manera de actuar contrastan
fuertemente con las actitudes humanas.
Pablo, desde la cárcel, escribe la carta a los filipenses y que nosotros estaremos
leyendo hoy y durante los próximos cuatro domingos. Desde su profunda visión
de persona del todo transformada por el encuentro con Cristo, la muerte le parece
una ganancia. Al mismo tiempo, es consciente de que mientras viva en este
mundo hace un gran servicio a Cristo y a los creyentes, y también está dispuesto
a continuar hasta que Dios quiera.
La parábola que dentro poco vamos a escuchar es exclusiva del evangelista Mateo
y está situada en la etapa final del camino de Jesús desde Galilea hasta Jerusalén.
La narración tiene dos partes. En la primera veremos cómo el amo de la viña va
a contratar los trabajadores a lo largo del día y la segunda parte cómo al final de
la jornada el dueño da a los trabajadores su recompensa, que resulta ser la misma
para todos. Es que los dones de Dios no dependen del trabajo y mérito de cual,
sino que él actúa con generosidad inesperada; es que sus planes no son nuestros
planes.
Moniciones para el Vigésimo Sexto Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 27 de septiembre.
Entrada:
El Señor trae para nosotros un mensaje que nos confronta con nuestra forma de
ser. Te invita a un diálogo y a la acción. Son muchas las ocasiones en que
contestaremos sin meditar en lo que decimos y la conciencia nos lleva a la
conversión para actuar conforme al llamado de Dios y en armonía con las
enseñanzas de Cristo. Te invito a que tu palabra y tu acción vayan de la mano
para agradar más a Dios.
Primera Lectura: Ezequiel 18, 25-28 (Si el malvado se convierte, salvará su vida)
San Pablo nos continúa evangelizando hoy como lo hizo con la comunidad de
Filipos, hace aproximadamente 2000 años. Sus señalamientos, tienen vigencia
absoluta y son un reto que nos hace para ser mejores cristianos. Nos exhorta a
tener los mismos sentimientos de Cristo y dice que nuestra recompensa será
grande.
Tercera Lectura: Mateo 21, 28-32 (Parábolas de los hijos enviados a la viña)
San Mateo nos dice que es más importante el hacer que el decir. Lo ideal es que
la palabra sea acompañada de la acción, lamentablemente, no es así, porque
hemos aprendido a vivir de las apariencias y ante la invitación de Cristo a creer
en Él, decimos si, pero no actuamos conforme a lo que nos dice el Evangelio.
Podemos engañar a algunos, pero no al Señor que lo conoce todo.
Primera Lectura: Isaías 5, 1-7 (La viña del Señor de los ejércitos es Israel)
El cántico de la viña es una bella composición poética extraída del libro del profeta
Isaías que alaba el amor y la solicitud de un propietario por su viña. Hay que
prestar mucha atención a esta lectura porque es el trasfondo literario y teológico
del texto evangélico que escucharemos hoy.
Estamos leyendo como segunda lectura la carta de Pablo a los filipenses, una carta
llena de simpatía y afecto. Hay en esta carta una serie de recomendaciones
relacionadas con actitudes que deben ser características de los cristianos.
Primera Lectura: Isaías 25, 6-10a (Festín y bonanza de los tiempos mesiánicos)
La imagen del banquete era utilizada por los sabios en el Antiguo Testamento para
describir el gozo que proporciona el festín de la sabiduría. Al final de los tiempos,
viene a decirnos hoy el profeta Isaías, Yavé preparará para todos los pueblos un
festín extraordinario, en este festín podrán participar cuantos tengan hambre,
aunque no tengan dinero.
Hoy Mateo nos trae la parábola del banquete nupcial, conectada con la del
domingo pasado, y viene a demostrar concretamente la conclusión de la misma.
La diocidencia entre ambas parábolas se refiere a los destinatarios; a la idea, la
salvación para todos los pueblos; a los mensajeros, los profetas y sobre todo
Cristo, como figura central del plan e historia de salvación que ambas parábolas
resumen.
Moniciones para el Vigésimo Noveno Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 18 de octubre.
(DOMUND)
Entrada:
Primera Lectura: Isaías 45, 1.4-6 (Repatriación por Ciro, ungido del Señor)
El rey pagano Ciro es visto por el profeta Isaías como un instrumento de Dios a
favor del pueblo de Israel, hasta el punto de llamarlo “el Ungido”. Los éxitos
políticos y militares de Ciro se explican porque Dios lo ha escogido y lo ha
ayudado, con la finalidad última de retornar la libertad a su pueblo. El profeta
remarca que Dios salva a Israel por medio de un rey extranjero.
Hoy damos inicio al escrito más antiguo del Nuevo Testamento: la primera carta
a los Tesalonicenses. El Apóstol Pablo le escribe a una de las comunidades que él
había fundado. Este texto algunos estudiosos lo ubican en el año 51 d.C. Pablo
los anima en la labor de hacer progresar el Evangelio, tarea que también nos
atañe hoy a nosotros.
Tercera Lectura: Mateo 22, 15-21 (Al César lo que es del César y a Dios lo de
Dios)
Entrada:
(El monitor saluda a la asamblea) La Iglesia nos invita a reflexionar sobre el amor.
Pero que éste amor no se quede en pensamientos, sino que con la ayuda divina,
se transforme en obras. El señor Jesucristo nos presenta los dos polos de nuestro
amor: Dios y el prójimo. Si no amamos a nuestro prójimo, especialmente a los
más necesitados, nuestro amor a Dios es pura palabrería. y una refinada forma
de egoísmo. De pie por favor, para entonar la canción que dará inicio a nuestra
celebración.
Primera lectura Éxodo 22, 21-27 (Ira de Dios contra los explotadores)
En esta lectura, tomada del libro del Éxodo, leemos algunas prescripciones de
carácter social dentro del "código de la alianza" . La justicia en abstracto no es
suficiente. Dios tiene un amor especial hacia el olvidado y despreciado. Se nos
pide que los acojamos a todos. Pongamos atención.
San Pablo, da gracias a Dios por la fe de los nuevos cristianos convertidos del
paganismo. Luego él termina con una vigorosa afirmación del monoteísmo y la
reflexión de que Cristo murió y resucitó por nosotros. Escuchen atentos.
Entre los 613 mandamientos distinguidos por los maestros de Judá, los fariseos
preguntaban a Jesús: "¿cuál es el mandamiento supremo?". Jesús les da la
respuesta ya presente en la Escritura de una forma nueva y radical. No es posible
uno sin el otro. Nos ponemos de pie, para escuchar el Santo Evangelio.
Moniciones para la Solemnidad de Todos los
Santos
1 de noviembre.
Entrada:
Hoy, 1ro de noviembre, nos hemos reunidos para celebrar la solemnidad de Todos
los Santos. Con mucha alegría recordamos a todos aquellos hermanos y hermanas
que nos han precedido en el camino de la fe y que ahora gozan de la plenitud de
la vida con el Padre Celestial y con Jesús resucitado. Animados por el ejemplo de
vida y la intercesión de todos los santos caminemos con la esperanza de conseguir
nosotros también la santidad.
Vamos a escuchar la segunda lectura, San Juan en su primera carta resume muy
bien en qué consiste la esperanza cristiana: todos los bautizados somos ya, aquí
y ahora, hijos de Dios, pero todavía con limitaciones, tenemos la esperanza de
llegar a serlo un día en plenitud.
Son santos quienes recorren el itinerario universal de santidad que señalan las
bienaventuranzas. Las vamos a escuchar ahora. Los santos hicieron realidad en
su vida el programa del reino de Dios que las bienaventuranzas contienen para
todos. La santidad no es una competencia olímpica para romper marcas
anteriores, sino un caminar al paso cotidiano, conducido por el Espíritu que nos
transforma en imagen de Cristo, si nosotros colaboramos.
Moniciones para la Conmemoración de los Fieles
Difuntos
2 de noviembre
Entrada:
La Iglesia conmemora hoy a los fieles difuntos, a todos los nos que han precedido
en este mundo y los cuales, esa es nuestra esperanza, viven felices hoy en la Casa
del Padre. Parece oportuno dedicar esta asamblea litúrgica a nuestros mayores y
así desde hace muchos años, el Abad san Odilón, de Cluny, en el año 998,
prescribió que todos los monasterios de la orden, celebrarán un día después de la
Solemnidad de Todos los Santos, una memoria general por todos los difuntos. Ya,
en el siglo XIV, el Papa admitió esta celebración para toda la Iglesia. Ese es el
origen de la conmemoración de esta fiesta.
La segunda lectura de hoy procede de la carta del Apóstol san Pablo a los
Filipenses. Nos recuerda que un día tendremos nuestro cuerpo inmortal y
glorificado, gracias a la promesa y fuerza que Cristo tiene. Nuestra esperanza está
en esa vida futura que esperamos. Pongan mucha atención a este mensaje.
Nos estamos acercando al final del año litúrgico, por eso la Palabra de Dios
adquiere hoy una particular importancia. Hoy es un día de serena reflexión y de
profunda oración. El Señor llega, casi de repente, y es muy importante
mantenernos vigilantes.
Vamos a escuchar una parábola, tomada de San Mateo, este texto nos presenta
un rico mensaje: “Velen porque no saben el día ni la hora”. De esta manera la luz
viva de las lámparas se convierte en signo de la fe y de la esperanza vigilantes.
Presten mucha atención a este mensaje, pero antes entonemos el aleluya.
Moniciones para el Trigésimo Tercer Domingo del
Tiempo Ordinario - Ciclo A, 15 de noviembre.
Entrada:
Segunda Lectura: I Tesalonicenses 5, 1-6 (El día del Señor llegará como un
ladrón en la noche)
San Pablo sigue aclarando las dudas a la comunidad de Tesalónica sobre el fin de
los tiempos. Específicamente las que le plantean la fecha precisa sobre el retorno
del Señor. Imposible saber el día ni la hora, se debe estar preparado, porque
puede llegar en cualquier momento, como ladrón en la noche.
Hoy nos toca celebrar dos eventos importantes: el inicio del nuevo año litúrgico y
el comienzo de la preparación para la llegada del Señor. Como cristianos, tenemos
la oportunidad de fijarnos unos objetivos encaminados a la conversión y la
salvación, utilizando la fe, el amor y la oración, para ganar la vida eterna.
Por otro lado en el adviento nos preparamos para el encuentro con nuestro Señor
en actitud vigilante y reconociendo las faltas que nos separan de la gracia de Dios.
De pie para recibir al celebrante con mucha alegría.
Primera Lectura Isaías: 63, 16b-17: 64, 1.3b-8 (Ojalá rasgues el cielo, Señor, y
bajes)
El profeta Isaías nos presenta a un pueblo, Israel, que reconoce sus pecados y
asume su culpa por haber fallado a la promesa que hizo con Dios. Con mucha
fuerza oran por la misericordia divina, para que el Señor vuelva a ellos y puedan
nuevamente gozar de la gracia divina que les prometió a su regreso al final de los
tiempos. Escuchemos con mucha atención.
San Pablo nos saluda hoy de una manera muy particular. Desea que la paz y la
gracia del Padre y el Hijo estén con nosotros. Esto sería suficiente para gozar de
un hermoso día, pero el apóstol, llega más lejos y nos exhorta a dar testimonio
de Cristo para mantenernos firme en la espera de su llegada. La invitación es para
todos y Dios cumple su Palabra. Escuchemos
Tercera Lectura: Mar 13, 33-37 (Velen, pues nos saben cuando vendrá el dueño)
En esta lectura Dios viene a su pueblo para consolarlo y alegrarlo. Con la gracia
de Dios las dificultades de la vida se resuelven así como los desiertos se convierten
en caminos y las montañas e llanos. No hay que tener miedo, porque Cristo viene
a salvarnos e medio de la inmensidad del desierto y de las dificultades. El camino
se llama paz y justicia. Escuchemos este interesante mensaje.
En esta lectura, tomada de la segunda carta de San Pedro, el Apóstol nos invita a
que esperemos pacientemente la venida final del Señor, viviendo nuestra vida
consagrada a Dios. Con nuestra buena conducta estamos acelerando el
surgimiento de un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habite la justicia.
El profeta Isaías, lleno del poder del Espíritu Santo, es enviado a predicar la Buena
Nueva a los pobres. Las opresiones terminan, el consuelo inunda los corazones
angustiados, comienza una etapa de perdón, de salvación y alegría en el Señor.
Escuchemos el profeta Isaías.
Tercera lectura: Jn 1, 6-8. 19-28 (En medio de ustedes hay uno que no conocen)
El texto de hoy es un buen ejemplo de lo que significa ser testigo. Juan Bautista
es el hombre que ha sido enviado por Dios a dar testimonio de la luz. Juan, como
testigo, orienta toda su vida y actividad a descubrir al otro, a la luz, a prepararle
el camino, a llevarle a la humanidad hacia Cristo. Nos ponemos de pie, para
entonar el Aleluya, antes de escuchar ese mensaje de sencillez y de testimonio.
Moniciones para el Cuarto Domingo de Adviento -
Ciclo B, 20 de diciembre.
Monición de entrada:
Primera lectura: 2 Sam 7, 1-5. 8b-11.16 (El reino de David durará por siempre)
Esta lectura tomada del segundo libro de Samuel, el Rey David expresa su deseo de
construir una casa para Dios. Dios, sin embargo, rechaza la oferta. Promete a David una
descendencia real y duradera, de la cual vendrá el Salvador. Los descendientes de David
serán la casa en que Dios viva y El mismo la edificará. Escuchemos.
Nuestra preparación y espera gozosa de Adviento no está completa sin María, la Madre
de Dios. El Evangelio de san Lucas nos presenta a la Virgen en la Anunciación. Con
sencillez y humildad María dijo: "SI" a Dios. Desde este momento el Verbo se encarna en
nuestra humanidad; Jesucristo es el Hijo de David, pero también nuestro Hermano. Nos
ponemos de pie, para escuchar esta Buena Nueva, pero antes entonemos el Aleluya.
Moniciones para la Natividad del Señor. Misa de
media noche, 24 de diciembre.
Monición de entrada:
El profeta Isaías nos viene a hablar sobre los tiempos de tinieblas, de miedo y de
opresión. Pero vino un gran cambio por el nacimiento de un niño, que como luz
en la noche iluminó como ninguna otra luz. Esta luz es Cristo, el Príncipe de Paz,
nuestro Redentor. Escuchemos con atención, hermanos.
Segunda lectura: Tito 2, 11-14 (Apareció la gracia de Dios para todos los seres
humanos)
Cristo se encarnó en el mundo para ser el mediador entre Dios y los hombres. El
gran Apóstol Pablo nos exhorta a cooperar con las gracias del Señor hasta el
retorno del gran Dios y Señor nuestro. Prestemos atención a este mensaje.
El Evangelio no es para el cielo, sino para el mundo, y aquí debe ser proclamado
con las palabras y el testimonio. La encarnación nos obliga a transformar, iluminar
y tratar de regenerar nuestra realidad. La Palabra de Dios se hizo ser humano y
vino a vivir con nosotros. Escuchémosla con todas las exigencias que ella
comporta de frente al mundo en que vivimos. Empecemos esta celebración
cantando con alegría.
Primera lectura: Is 52, 7-10 (Toda la tierra verá la victoria de nuestro Dios)
El mensaje del profeta Isaías describe la realeza de Dios que viene a nosotros,
encarnada hoy en el Niño Jesús. Los pastores la contemplan y proclaman un
evangelio de paz, de felicidad y de salvación: porque NUESTRO DIOS REINA.
Dichosos los que proclaman la paz y la felicidad, porque ellos serán llamados hijos
de Dios. Escuchemos
Tercera lectura: Jn 1, 1-18 (La Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros)