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Identidades religiosas e historia política en la India Británica durante la primera mitad del S. XX 1
Introducción
Antecedentes
La India Británica comenzó su derrotero a partir de mediados de 1858, cuando una
ley del Parlamento británico (Indian Act) canceló el monopolio de la Compañía Inglesa
de Indias Orientales, e incorporó al gabinete en Londres a un Secretario de Estado para
la India y a un Consejo de la India.
Los Gobernadores Generales de la Compañía dejaron su lugar a los Virreyes,
quienes aparte de estar secundados por un Consejo Legislativo, se encontraban a cargo
de una administración civil dividida en provincias. A su vez, éstas eran dirigidas por un
Gobernador o un Teniente-Gobernador junto a un Consejo Legislativo local (Moore,
1999, p. 424).
Paralelamente, un tercio del territorio y un cuarto de la población del flamante Raj
eran gobernados por los príncipes indios 2, los cuales a cambio de reconocer la soberanía
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Ricardo Pedro Cimoli (Profesor de Historia, Investigador UBA).
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Sí eran hindúes se nombraban Raja o Maharaja (en sánscrito Gran Rey); mientras que sí eran islámicos Nawab (un
título de un virrey mughal) o Nizam (Nizam-ul-Mulk: gobernador del Estado) (Moraes, 1971, p. 361).
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Existe consenso para afirmar que el nacionalismo es un concepto occidental tomado por los indios (Fourcade, 2005,
p. 360) (Chamberlain, 1997, p. 37) (Spear, 1969, p. 195) (Copland, 2001, p. 36) (Goswami, 1998, p. 1).
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En 1885 fue fundado el denominado Partido del Congreso, Congreso o Congreso Nacional Indio. Éste representaba
al nacionalismo secular, aunque contaba con una minoría de nacionalistas hindúes (Copland, 2001, p. X).
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Tal como enunció Spear, fue la primera vez que la elite india recibía respaldo
masivo: ‘Se había demostrado que el despreciado burgués (…) podía obtener el apoyo
popular. (…) El Congreso había comenzado a poseer un poder político, así como poder
de persuasión’ (Spear, 1969, pp. 217-8). No obstante, también surgieron pequeños
grupos vinculados a sectores religiosos que cometían atentados (Ali, 1992, p. 32).
A medida que la agitación aumentaba, la represión colonial adoptaba distintas
formas. Primero, el uso de la fuerza; por otro lado, la censura a la prensa (detención de
autores y de editores de textos; confiscación de libros; interceptación de correos;
utilización de agentes secretos en mítines); e incluso, una aristocrática forma de
desacreditar a la movilización: ‘Centenares de nativos pobres e ignorantes han sido
pagados para desfilar por las calles de Calcuta portando carteles (a menudo colocados al
revés) con mensajes escritos en inglés’ (Schama, 2004, p. 238).
El malestar de los bengalíes reveló que la pertenencia religiosa puede no ser la
medular. Al respecto, Sen rechazó que el análisis de la población mundial centrado en la
religión sea una manera útil de comprender a la humanidad; lo cual puede ser útil
cuando se trata de determinar la elección de los feriados religiosos, aunque bajo su
prisma la necesidad crucial de registrar las identidades plurales de las personas y su
elección de prioridades tiene más valor (Sen, 2007a, p. 92).
Los años posteriores a 1905 fueron de cambios y reformulaciones en las esferas
económicas y políticas. Mientras se afianzaban los cultivos comerciales por sobre los de
subsistencia (Fourcade, 2005, p. 372); en la industria y las finanzas se exhibía un
destacado crecimiento, sobre todo gracias a la estrecha relación entre el movimiento
nacionalista y el capital local. El swadeshi fue un movimiento para la nacionalización
del capital, no para su abolición (Goswami, 1998, p. 17).
En la esfera política, tanto la metrópoli como la colonia fueron protagonistas de giros
que afectarían la posterior trayectoria del Raj.
A finales del mismo año el Partido Liberal triunfó ampliamente en Gran Bretaña.
Lord Morley asumió como Secretario de Estado para la India, mientras que Lord Minto
reemplazó al conservador Lord Curzon como virrey. Los nuevos funcionarios
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Los partidos exponentes del nacionalismo musulmán representaban en este período a la élite islámica, y casi no
tenían apoyo popular. Los indios musulmanes representaban cerca de un cuarto de la población total a principios del
s. XX (Buddruss, 1976, p. 16), y según otros autores, en base al censo de 1881, casi el 20% (Copland, 2001, p. 53).
Destacamos la diferencia por regiones, dado que eran más numerosos en el noreste y en el noroeste del Raj.
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porcentaje de miembros indios: en el consejo del Virrey los indios elegidos estaban en
minoría frente a los consejeros designados; mientras que en las provincias los elegidos
se encontraban en mayoría, aunque los gobiernos provinciales no estaban sujetos a las
decisiones de los consejos (Buddruss, 1976, pp. 15-6).
La política británica aprovechaba así la escisión dentro del Congreso Nacional Indio,
y fortalecía a los moderados, al reconocer algunas de las demandas solicitadas, que
‘…no implicaban siquiera los más modestos principios del autogobierno, pero al menos
daban a los indios la posibilidad de practicar el debate parlamentario’ (Buddruss, 1976,
pp. 15-6). Se iniciaba así un proceso irreversible según Copland: a más reformas, más
demandas de los indios (Copland, 2001, p. 30).
‘Pero, de todos modos, había una trampa’ (Ali, 1992, p. 33). Si bien, antes de esta
fecha no se detectaba un apoyo masivo a la concepción de hindúes y musulmanes como
comunidades separadas, la politización de la religión tuvo un punto de no retorno
cuando el gobierno colonial decidió la entrada del Raj al sistema de representación
política siguiendo criterios religiosos. Aparte de reconocer un voto masculino y
censitario se aplicó un padrón separado para musulmanes y escaños reservados para
fieles de esta confesión.
Esto último significó que en el proceso de formación de las identidades políticas, las
reformas promovieron la cristalización de la identidad religiosa, la cual era calificada de
premoderna por los académicos de fines del s. XIX y principios del s. XX imbuidos en
el positivismo 6.
La confusión promovida por las autoridades coloniales entre política y religión, o en
una palabra, el comunalismo –presente en los nacionalismos hindú y musulmán- iba
creciendo en la península del Indostán, a la par del afianzamiento de las relaciones
capitalistas y del nacionalismo. Se divisaba entonces como el Estado colonial británico
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En La División del Trabajo Social, cuya primera edición es de 1893, Émile Durkheim contrastaba las sociedades
denostadas como primitivas con las industriales, en base al supuesto de que las segundas poseían una división del
trabajo más compleja. Diferenció así la solidaridad mecánica de la solidaridad orgánica. La primera era propia de las
sociedades tildadas de inferiores, donde predominaban las creencias y prácticas religiosas; en contrapartida, en las
sociedades supuestamente superiores las funciones económicas eran las hegemónicas (Durkheim, 2004).
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Hacia fines del s. XV, el Gurú Nanak lideró una secta sincretista en el Punjab, que abrevó en las tradiciones
hindúes e islámicas. Luego de su muerte, sus sucesores se fueron mezclando gradualmente en los conflictos locales;
y devinieron en una comunidad militante y contrincante de los mughales. De esta manera, se fueron consolidando
como una religión: poseían un libro sagrado llamado Granth Sahib; guerreros akalis, asociados a la idea de martirio
en la lucha; y se oponían -en teoría- a la idolatría y a las castas (Spear, 1969, pp. 68-9). Romila Thapar catalogó los
símbolos de los sijs como las cinco K: Kesha (prohibición de cortarse el pelo), Kanga (un peine pequeño), Kara (un
brazalete de hierro), kirpan (una pequeña daga) y Kacha (un tipo de ropa interior) (Thapar, 1969, pp. 396-7).
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Los únicos hechos destacables fueron la incorporación de indios al Gabinete de Guerra en Londres (Copland, 2001,
p. 9), a las conferencias imperiales y a la conferencia de paz de 1919 (Fourcade, 2005, p. 363).
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El poeta Rabindranath Tagore lo empezó a llamar Mahatma (Sen, 2007b, p. 125). El término proviene del
sánscrito: mahātman: ‘de gran alma, noble, sabio, excelente’ (Vofchuk; Et. Al., 2009, p. 79).
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Esta mujer inglesa fue elegida presidente del Congreso Nacional Indio en 1917 (Schama, 2004, p. 349).
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presión conjunta sobre el gobierno colonial. Otro artífice de este diálogo fue un miembro
islámico del Congreso Nacional Indio: Muhammad Ali Jinnah (Spear, 1969, pp. 227-8).
El encuentro entre las élites islámicas con el Congreso se encuadró bajo la simpatía
de los indios musulmanes hacia la Turquía Otomana, enemiga de Gran Bretaña en la
Gran Guerra, (Buddrus, 1976, p. 17). Nehru indicó que gran cantidad de indios hindúes
se pusieron del lado de Turquía, por ser un país asiático enfrentado a otros europeos
(Nehru, 1949, p. 481).
Ahora, así como el historiador indio Panikkar situó el fin de la fase de auge del Raj
británico en 1911, otros investigadores como Jacques Pouchepadass ubicaron a la
Primera Guerra Mundial en ese lugar (Pouchepadass, 2005, p. 362). Spear profundizó
esta cuestión: ‘El prestigio de Europa en general sufrió un rudo choque, del cual nunca
se recuperó. Allí estaban los mentores occidentales en una lucha fratricida (…) ¿Acaso
el Occidente, después de todo no fuera tan civilizado como se decía? ¿Era superior en
algo que no fuera el dominio de los medios de destrucción?’ (Spear, 1969, p. 224).
A la impresión de esta contienda, y de la victoria japonesa en 1905, se le sumó la
revolución rusa de 1917. Este acontecimiento impactó en los nacionalismos asiáticos,
incluido el Partido del Congreso. Primero, esta revolución, símbolo del
antiimperialismo, ofrecía nuevos caminos frente a los marcos establecidos por Europa
Occidental. Aún más, Lenin enfatizaba el derecho a la autonomía de los pueblos
(Panikkar, 1966, p. 266- 271); bregando por el inicio de una amplia labor de agitación
por parte de los comunistas entre los pueblos dominados (Fourcade, 2005, p. 359).
En este contexto, el gobierno colonial resolvió adoptar una serie de medidas ante las
demandas nacionalistas, en especial de los moderados. Primero, la indianización del
Ejército, a través de la aceptación de indios para la carrera de oficial. Segundo, la
elaboración de una nueva Constitución para el Raj, la cual estableció la denominada
Diarquía. El punto de partida de las mismas fue el discurso del nuevo Secretario de
Estado para la India, Edwin Montagu en 1917 (Panikkar, 1966, p. 290).
Este proyecto recibió el nombre de Montagu-Chelmsford –el virrey-, y se convirtió
en ley en diciembre de 1919. Esta Act establecía que los consejos legislativos de la
capital y de las provincias pasaban a ser parlamentos; y al mismo tiempo, que el primero
se dividía en una cámara alta (Council of State) y una cámara baja (Legislative
Assembly). Si bien, los miembros elegidos por el voto eran mayoría, el virrey y los
gobernadores provinciales poseían derecho a veto, e incluso el consejo ejecutivo del
virrey dependía del parlamento londinense y no del indio (Buddrus, 1976, p. 19).
Asimismo, la mayor parte de las concesiones fueron planteadas para la esfera
provincial. Las jurisdicciones fueron separadas en reservadas –al virrey y su consejo- y
transferidas–a los gabinetes de ministros indios responsables ante los parlamentos
locales-. Estas últimas contaban con limitadas partidas presupuestarias, y comprendían
áreas como salud, educación, obras públicas, agricultura e industria; mientras que las
reservadas a los británicos eran las estratégicas: economía y orden público
(Chamberlain, 1997, p. 39).
Se concedía también el derecho al voto a cerca de cinco millones de hombres; a
pesar de ello, el electorado seguía siendo definido por criterios censitarios, y todavía más
que en 1909, religiosos, al no sólo mantenerse un padrón separado para los musulmanes,
sino agregar otros para grupos como sijs y cristianos (Sellier, 2002, p. 51).
Distintos autores han realizado una evaluación negativa de esta Constitución: por un
lado, el alemán Georg Buddruss observó: ‘Este complicado sistema de la diarquía
planteaba tantos problemas en la práctica que, considerado en su totalidad, no podía salir
airoso’ (Buddruss, 1976, p. 19); por otro, Panikkar sostuvo: ‘Nadie (…) estaba
satisfecho con este anuncio vacilante y mezquino’ (Panikkar, 1966, pp. 286-7).
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En hindi indica el cierre de tiendas y negocios en protesta o dolor (Schama, 2004, p. 350)
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vez derrocado el sultán Otomano. Pese a la alta popularidad del Mahatma, un islámico
del Congreso, M. A. Jinnah (futuro fundador de Pakistán), decidió dejar la organización,
en incluso la India, para radicarse en Gran Bretaña.
El cierre de esta campaña se debió a los sucesos ocurridos el 4 de febrero de 1922 en
Chauri Chaura, una aldea del distrito de Gorakhpur (Provincias Unidas). Allí, un grupo
de vecinos tras haber sido atacados por la policía durante una movilización, cercó la
comisaría local y prendió fuego el edificio, asesinando a veintidós agentes (Moraes,
1971, p. 91). A pesar de condenar estos hechos e interrumpir inmediatamente el
movimiento, Gandhi fue arrestado y pasó dos años en prisión.
En síntesis, la no cooperación dejó el siguiente balance para el Congreso Nacional
Indio:
Por un lado, si bien la diarquía fue establecida en marzo de 1921, la participación
electoral de los indios fue mínima, más allá de variaciones regionales; hecho asociado a
la abstención del Partido del Congreso en los comicios (Spear, 1969, p. 229).
En segundo lugar, Gandhi logró otorgarle al Congreso Nacional Indio, y a su grupo
dirigente, un vigoroso influjo sobre las masas y ante las autoridades coloniales; aunque
se manifestó la carencia de una organización general. ‘La primera campaña de
satyagraha no había alcanzado su meta. Con todo, cambió la vida política de la India’
(Buddrus, 1976, p. 27-8).
El Congreso comenzaba de esta manera con su primera fase de oposición directa y
no violenta, a la cual le seguiría otra de trabajo constitucional en la legislatura, y a su
vez, otra etapa de oposición al Raj (Brown, 1999, p. 433).
Tal es así que dos años más tarde, las elecciones de 1923, contaron con la presencia
de una facción del Partido del Congreso, al permitir su comité ejecutivo participar a sus
militantes, pese a la negativa de Gandhi. Motilal Nehru, padre de Jawaharlal, fundó así
dentro del Congreso Nacional Indio el partido Swaraj; alzándose con un notable
guarismo en el escrutinio. Esta agrupación llevó a cabo en las Asambleas su política
obstruccionista, intentando bloquear los proyectos de ley del gobierno (Buddruss, 1976,
p. 29).
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Asimismo, la actuación de este grupo al interior del Partido del Congreso legitimó la
nueva Constitución, y sobre todo, restauró la imagen de esta fuerza política ante los
grupos conservadores, contrarios a las prácticas del Mahatma (Copland, 2001, pp. 50-1).
Jawaharlal Nehru opinaba al respecto de la relación entre Gandhi y el Partido del
Congreso, que el primero había hecho del segundo una organización democrática y de
masas, predominantemente campesina con rociadas de clase media; carácter que iba a ir
en aumento. El Mahatma a veces defendía sus puntos de vista, otras cedía ‘y, en más de
una ocasión, hubo rompimientos entre él y el Congreso’ (Nehru, 1949, pp. 504-5 y 510).
Un ejemplo de estas diferencias fue el año 1924, cuando tras Gandhi ser elegido
presidente del partido, pocos después se retiró temporalmente de la política y se dedicó a
la educación en las aldeas (Buddrus, 1976, p 29). En consecuencia, la poetisa Sarojini
Naidu lo reemplazó; siendo la primer mujer india en acceder al cargo (Sen, 2007a, p.
222).
A mediados de esta década también se asistía al ascenso de jóvenes radicales dentro
del partido, y en especial Subhas Chandra Bose y J. Nehru; los cuales promovían la
pronta independencia y la reforma agraria.
Además, la década del ´20 exhibió en el ámbito político del Raj la fundación de
numerosos agrupaciones de los nacionalismos hindú, musulmán e incluso sij, en un
contexto de disturbios comunales cada vez más periódicos (Spear, 1969, p. 239):
Por el lado del nacionalismo hindú, encontramos al Hindu Mahasabha y al
Rashtryiya Swayamsevak Sangh (R.S.S.). El primero se constituyó en 1923, y a pesar de
haberse afiliado al Partido del Congreso, se abrió en 1933 acusándolo de pactar con los
musulmanes (Ali, 1992, pp. 17-8). El segundo era un desprendimiento de los elementos
más conservadores del Mahasabha, conformado en 1925. Ambos grupos comunalistas
se esforzaban por la conversión de los indios fieles al Islam al hinduismo y aspiraban a
una India libre bajo dirección hindú (Buddruss, 1976, p. 29).
El nacionalismo islámico seguía principalmente representado por la Liga
Musulmana. Su entendimiento con el Congreso decayó hacia 1924, cuando el turco –y
nacionalista secular- Mustafa Kemal Atatürk suprimió el califato y estableció un Estado
laico (Sellier, 2002, p. 51).
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Por último, surgió el partido Akali Dal -El Partido de los inmortales-, ligado al
sijismo. Si bien en sus comienzos, se había propuesto fines religiosos, devino en la voz
política de un numeroso sector de sijs del Punjab, cuyo objetivo en especial desde la
década del 30 fue lograr un Estado independiente (Ali, 1992, p. 17).
Paralelamente, fueron apareciendo grupos de izquierda, como el Partido Comunista
Indio en 1925, que sólo se extendió a nivel nacional, luego de ser legalizado tras el
ingreso de la URSS a la Segunda Guerra Mundial (Ali, 1992, p. 17).
A finales de 1927, Motilal Nehru –padre de Jawaharlal- fue elegido presidente del
Congreso en Madrás durante una reunión presidida por el indio musulmán A. Ansari. Un
año más tarde, su hijo lo reemplazó en el cargo, logrando ser reelecto para el siguiente
período (Moraes, 1971, p. 127). La importancia de esta familia en el partido se hizo
notoria en dos aspectos: la política exterior; y la reafirmación de la búsqueda de swaraj
(Ali, 1992, pp. 16 y 65-6).
último proponía para la India un estatuto de Dominio; y no fue aceptado por la elite
islámica, quien desconfiaba de los limitados derechos para las minorías, ni por los
jóvenes radicales del Congreso, que exigían la independencia (Buddrus, 1976, p. 31).
A principios de 1931 Gandhi, luego de pasar unos meses en prisión, se dirigió a la
capital del Raj para entrevistarse con el virrey Lord Irwin; ambos firmaban el 5 de marzo
el Pacto de Delhi. Las autoridades coloniales hacían algunas concesiones relativas al
monopolio de la sal, prometían derogar las medidas de emergencia dictadas durante la
agitación; por otro, Gandhi aceptó suspender el movimiento de desobediencia civil
(Buddruss, 1976, p. 33), además, de acordar ir a Londres durante la segunda Conferencia
de la Mesa Redonda (Ali, 1992, p. 69).
Este pacto fue criticado tanto por los jóvenes radicales del Congreso, como por los
conservadores británicos (Spear, 1969, p. 250). Winston Churchill se detuvo en el
Mahatma: ‘Es alarmante y nauseabundo ver a (…) un abogado sedicioso del Middle
Temple [uno de los Colegios de abogados de Londres], posando ahora como un faquir
de una especie bien conocido en Oriente, subiendo medio desnudo las escaleras del
palacio del virrey …para negociar en pie de igualdad con el representante del rey-
emperador’ (Schama, 2004, p. 449).
La situación política del subcontinente se iba complejizando, ya que no sólo la élite
musulmana defendía padrones y representantes separados, sino también ahora los pedían
los dirigentes de grupos de más bajos recursos entre los indios hindúes, los denominados
intocables –aproximadamente 50 millones de personas- (Buddruss, 1976, p. 33). Por
ende, el gobierno británico invitó no sólo a Gandhi, sino a otros indios de diversos
sectores, para asistir a la conferencia ya citada (Chamberlain, 1997, p. 45).
En este encuentro celebrado en septiembre de 1931, ‘Había muchos representantes
de la nobleza, espléndidamente ataviados con brocados y joyas, caballeros leales al
Imperio (…). Y estaba Gandhi’ (Ali, 1992, pp. 56-7), que en representación del
Congreso reivindicó el derecho a defender a todos los indios, aunque esa demanda le fue
negada tanto por M. A. Jinnah, de la Liga Musulmana, como por el doctor Bhimrao
Ramjí Ambdekar, reconocido líder de los intocables (Chamberlain, 1997, pp. 44-5).
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El Mahatma criticó en particular el punto de vista colonial según el cual la India era
una colección de comunidades religiosas. Criticó así el hecho de que se lo describieran
como vocero de los hindúes de casta, e insistía en que si bien él era hindú, el
movimiento político que dirigía era universalista, al poseer seguidores de diferentes
grupos religiosos. La mitad restante de la población india estaba representada por
delegados de otras confesiones o intereses, elegidos por el primer ministro británico
(Sen, 2007a, pp. 220-2).
Finalmente, este evento no arribó a ningún resultado para el Congreso, dada la
deferencia de los diputados metropolitanos hacia los príncipes y las minorías religiosas.
A finales de 1931, la reunión anual del Congreso Nacional Indio en Karachi (Sind),
eligió presidente a un exponente del nacionalismo hindú, el abogado Vallabhbhai Patel
(Moraes, 1971, p. 182). Este hecho demostró que dicha variante comunalista seguía
presente en el partido, a pesar de figuras del secularismo como los Nehru y Gandhi.
En febrero de 1932 el Mahatma proclamó la reanudación de la desobediencia civil.
En respuesta, Lord Willingdom, el nuevo virrey, ordenó su detención, proscribió al
Congreso, embargó sus bienes y censuró la prensa. ‘Con todo, el movimiento
permaneció sorprendentemente fuerte y, a excepción de Bengala, en todas partes no-
violento. Decenas de miles de detenciones, manifestaciones y terror policíaco se
prolongaron durante todo el año 1932’ (Buddruss, 1976, p. 34).
En agosto de ese año, el gobierno colonial estableció padrones y escaños separados
para los intocables. Desde la cárcel, Gandhi iniciaba un ayuno en protesta, por lo que las
autoridades aceptaron dar marcha atrás sólo si los hindúes de casta y los harijan
arribaban a una solución conjunta. Ambdekar cedió y el 24 de septiembre firmaba con
Gandhi el Pacto de Poona, renunciando a elecciones separadas, a cambio de la reserva
de un considerable número de asientos en los parlamentos para sus representados.
En un primer momento, gran cantidad de brahmanes abrieron los templos a los
intocables. Empero, estos hechos eran mirados con recelo por la ortodoxia brahmánica; e
incluso por Nehru, para quien ‘La emoción que en las masas produjo el ayuno, le pareció
(…) una pura incitación religiosa que anulaba la reflexión’ (Moraes, 1971, p. 204).
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Gandhi resolvió más adelante comenzar otro ayuno, para movilizar a la opinión
pública tras de sí. El 8 de mayo de 1933, el gobierno lo liberó (Moraes, 1971, p. 203).
Progresivamente, se iba dejando en un segundo plano el movimiento de desobediencia
civil y la conquista de la swaraj por la reforma social, el Mahatma llegó a renombrar su
periódico Young India por harijan (Buddruss, 1976, p. 34-5).
A finales de julio volvió a la cárcel, desde donde solicitó dirigir el movimiento de
desobediencia civil –a esa altura prácticamente agotado-; y frente a la negativa británica,
el 16 de agosto retornó a sus ayunos. Gandhi tuvo que se trasladado a un hospital el 21
de agosto, y fue puesto en libertad sin condiciones, dos días más tarde (Moraes, 1971,
pp. 204-5).
En diciembre de 1933, se asistió a la elección de otra mujer como presidente del
Congreso: la inglesa Nellie Sengupta –nacida Edith Ellen Gray-, dada la detención de su
marido indio, junto a gran parte de cuadros del partido. Cuatro meses después, Gandhi
suprimía el movimiento de desobediencia civil, que en la práctica ya había casi cesado.
En este punto, sobresalen tres diferencias entre el movimiento de no cooperación y el
de desobediencia civil: más allá de que el segundo fuera más convocante y mejor
organizado que el del ´20, la mayor parte de los indios islámicos no participaron en él,
salvo en la Provincia de la Frontera Noroccidental (Copland, 2001, p. 52); las mujeres
desplegaron un papel enérgico durante las movilizaciones seguidas a la marcha de la sal;
y, el gobierno en el segundo desplegó una rápida represión (Buddruss, 1976, p. 32).
El Partido del Congreso volvió a ser legalizado en 1934, tras años de ilegalidad y del
fracaso de la campaña. Tal como sucedió en la década del ´20, emergieron dos facciones
dentro del Congreso Nacional Indio enfrentadas en torno a la cuestión de la participación
en los Parlamentos: el Congress Socialist Party se oponía al ingreso en la política
electoral, mientras el Nationalist Party lo aceptaba.
Gandhi intentó contrarrestar tales tendencias mediante nuevos estatutos para el
Congreso; los cuales transformaban al Partido en una democracia presidencialista, donde
el presidente y un pequeño grupo (el alto mando) recibían nuevos poderes. El Mahatma
anunció también que para poner punto final a todas las controversias sobre sus métodos
de dirección, renunciaría de nuevo al partido para dedicarse a su tarea de reforma social.
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Pakistán es una palabra inventada que significa en urdu tierra de los puros. Se formó con la P de Punjab, A de
Afgania (no confundir con Afganistán, sino que alude a la Provincia de la Frontera Noroccidental); K de Kashmir
(Cachemira en castellano), S de Sind y stan sufijo persa equivalente a país (Copland, 2001, p. 61).
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Indio, a la Liga y al Akali Dal (Ali, 1992, p. 19); se imponía así la primacía de un sector
económico por encima de las diferencias religiosas.
En diciembre de 1937, el nacionalista secular Subhas Chandra Bose del ala izquierda
del Partido del Congreso fue elegido presidente, a pesar de la oposición de Gandhi (Ali,
1992, p. 84); lo que empezó a generar agudos conflictos al interior del partido.
Las disidencias entre el presidente y el alto mando del Congreso derivaron en agosto
de 1939 en la imposición de sanciones disciplinarias al primero por parte del segundo
(Nehru, 1949, p. 594), y por último en la renuncia de Bose. Es dable señalar que esta
fuerza política no era más una organización de clase media, sino de cuatro millones y
medio de miembros (Copland, 2001, p. 66).
Ese año daba inició al gobierno del Congreso en los ministerios provinciales. En
general, sus administraciones llevaron a cabo una gestión eficiente. No obstante, a
Jinnah ‘Palabras y actos imprudentes de los miembros del Congreso (…) le dieron
excelente material, el cual fue utilizado con suma destreza’ (Spear, 1969, p. 284), por
ejemplo medidas de ciertos ministros que eran exageradas para denunciar un gobierno
hindú discriminatorio hacia los musulmanes (Copland, 2001, p. 62 y 68).
Al respecto, J. Nehru sostuvo: ‘Muchos de los tumultos de comunidades -religiosas-
que se produjeron fueron debidos a una diversidad de causas, pero los magistrados y la
policía no estuvieron siempre libres de culpa. La experiencia mostró que una actuación
rápida y eficiente ponía término a los desórdenes. (…) Se hizo manifiesto que el
propósito era desacreditar a los gobiernos del Congreso’ (Nehru, 1949, p. 529).
En este contexto, se presentaron tres propuestas dentro del Partido del Congreso: El
Mahatma sostenía que ni Gran Bretaña ni la India debían tomar parte en el conflicto,
planteando oponerse a Hitler mediante la fuerza espiritual (Ali, 1992, p. 86); segundo,
Bose, invitado a la reunión, propuso la convocatoria a un movimiento de desobediencia
civil; Nehru, deseaba la derrota del fascismo, pero se oponía a que la India volviera a ser
utilizada como durante la Primera Guerra Mundial, por ello apoyaría a los británicos en
caso de que estuvieran dispuestos a la transferencia del poder (Ali, 1992, p. 86).
Por último, tras arduas deliberaciones, el 14 de septiembre de 1939 se votó la tercera
propuesta. Días más tarde, el virrey Lord Linlithgow prometió el estado de dominio en
una no especificada fecha futura e introduciendo una capciosa cláusula en la
declaración: ‘…el poder no cambiaría de manos hasta que las minorías religiosas (…) no
estuvieran satisfechas con el arreglo constitucional. (…) [Nehru] Vio en la declaración
un claro ejemplo de la mentalidad del divide y reinarás…’ (Ali, 1992, p. 86).
A continuación, los gobiernos locales del Congreso elegidos dos años antes
dimitieron en masa; en contrapartida, La Liga Musulmana anunció que sí iba a cooperar
con el gobierno colonial (Copland, 2001, p. 71). En las provincias afectadas por la
dimisión de los ministros del Partido del Congreso, los gobernadores británicos debieron
asumir el gobierno (Buddruss, 1976, p. 157).
La Liga fue virando hacia una posición separatista simultáneamente al aumento de
su influencia y del número de sus miembros. En diciembre de 1940 en su reunión en
Lahore, fijó como objetivo una India dividida, aunque sin nombrar la palabra Pakistán.
Era entonces evidente el despliegue de la denominada teoría de las dos naciones, es
decir, la nación hindú y la musulmana, perspectiva negada por el nacionalismo secular
(Moraes, 1971, p. 260); aunque aún no era claro si era una resolución pensada
seriamente o bien una medida para presionar al Congreso (Copland, 2001, p. 62-3).
Ello no debe hacer olvidar la existencia de otras tendencias entre los indios
musulmanes. Por ejemplo, en 1940, Delhi fue el escenario de la conferencia Azad
Muslim, donde se reunieron distintas organizaciones islámicas con el fin de levantar un
frente musulmán contrario a la política de Jinnah (Nehru, 1949, p. 543).
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15
Los parsis representan una ínfima minoría en la población india, principalmente situados en el área de Bombay,
donde se los conoce por ser una burguesía dinámica y acaudalada. Practican el mazdeísmo, y tienen origen en
migrantes persas que escaparon de las invasiones islámicas en el s. VII (Spear, 1969, p. 200) (Thapar, 1969, p. 216).
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(Fourcade, 2005, p. 365), y la deuda que Gran Bretaña mantenía con el Raj16, derivaron
en el envío de la misión Cripps en marzo de 1942.
La propuesta al Congreso Nacional Indio se centraba en que a cambio de su respaldo
en la contienda y de reconocer la soberanía de la Corona Británica, se le otorgaría la
independencia con la categoría de dominio al finalizar la guerra (Copland, 2001, p. 69).
Ante la negativa local, dicha misión tuvo que regresar a Londres sin haber alcanzado un
acuerdo. Gandhi sentenció sobre ello: ‘Nos dio (…) un cheque posdatado para un banco
que obviamente está a punto de quebrar’ (Ali, 1992, p. 91).
En 1942 sucedieron dos importantes acontecimientos en el Indostán. Primero, el PC
Indio fue legalizado, dada la alianza entre la URSS y Gran Bretaña, y la directiva de la
Comintern sobre la cooperación con el movimiento nacionalista burgués (Buddrus,
1976, p. 30). Segundo, en agosto el Congreso aprobó por mayoría la resolución Quit
India, prometiendo auxilio en la guerra, pero amenazando con un levantamiento masivo
si no se concedía la independencia. Horas después, todos los cuadros del Congreso
estaban detenidos; y la organización ilegalizada.
Nehru permaneció casi tres años en prisión, en el Fuerte de Ahmednagar, lugar en el
cual, entre abril y septiembre de 1944, escribió El descubrimiento de la India.
Pese a la ausencia de militantes del Congreso, hubo movilizaciones en ciudades y en
gran cantidad de aldeas, sin llegar a ser un levantamiento popular masivo (Chamberlain,
1997, p. 48). La respuesta de los británicos fue la represión, incluso con bombardeos
aéreos (Ali, 1992, pp. 92 y 151). Este vacío de poder fue aprovechado por el
Mahasabha, la Liga Musulmana y el PC Indio. Por lo tanto, Copland catálogo a la
resolución Quit India como una acción heroica, y al mismo tiempo, imprudente por parte
de los dirigentes congresistas (Copland, 2001, p. 71).
El Partido Comunista apoyaba abiertamente las exigencias de la Liga sobre Pakistán
e invocaba para ello las declaraciones de Stalin sobre las justas aspiraciones de las
nacionalidades indias. Esto condujo a un creciente distanciamiento entre el Congreso y
los comunistas, quienes aparecían como traidores a la causa nacional (Buddruss, 1976,
16
Nehru comparó el hecho de una India acreedora, en lugar de deudora, de Gran Bretaña luego de la Segunda Guerra
Mundial, con la situación análoga de la Argentina (Nehru, 1949: 768).
27
Tras la liberación de los dirigentes del Congreso, el virrey lord Wawell en julio de
1945 convocó a una conferencia a los partidos indios para decidir sobre la composición
de un gobierno provisional indio. Pero la postura de Jinnah no había cambiado: seguía
viendo en el Congreso un partido hindú y en los musulmanes de este partido simples
colaboracionistas, exigiendo que todos los miembros musulmanes del futuro gobierno
pertenecieran a la Liga (Buddruss, 1976, p. 162).
Las autoridades coloniales dispusieron la celebración de elecciones entre fines de
1945 y principios de 1946 para elegir Asamblea Constituyente y Legislaturas
provinciales. El periodista paquistaní Tarik Ali afirmó con respecto a los candidatos del
Partido del Congreso: ‘Pelearon las elecciones sabiendo que la unidad de la India
dependía de la derrota de la Liga Musulmana contra los islámicos del Congreso, que
debían ganar los lugares reservados a la minoría musulmana’ (Ali, 1992, p. 95). En
contrapartida, el slogan electoral de la Liga era: el Islam en peligro (Sellier, 2002, p. 53).
Los resultados del escrutinio en el parlamento central exhibieron la victoria de la
Liga Musulmana en todos los asientos para los islámicos, de la misma forma que el
Congreso en los de no musulmanes, dejando de lado así a los partidos minoritarios. No
obstante, en el nivel provincial, la Liga obtuvo una cantidad de votos menor, y sólo pudo
formar gobierno en Sind y Bengala. En Punjab, pese a ganar las elecciones, sus rivales
congresistas en coalición con el Partido de la Unión y el Akali Dal accedieron al poder.
En las otras provincias, el Partido del Congreso triunfó (Buddruss, 1976, p. 162).
Los comicios transcurrieron en medio de masivas protestas populares por el proceso
a los oficiales del Ejército Nacional Indio, acerca del cual Nehru relató: ‘El juicio (…)
levantó al país como nada lo había hecho; estos hombres se convirtieron en los símbolos
de la lucha de la India por su libertad. También se convirtieron en los símbolos de la
unidad entre los diversos grupos religiosos de la India, porque en este ejército estaban
representados los hindúes, los (…) [islámicos], los (…) [sij] y los cristianos’ (Nehru,
1949, p. 803). A los acusados sólo se les terminó retirando sus uniformes y la pensión.
En febrero de 1946, otro episodio puso en jaque al dominio británico, al amotinarse
policías y militares indios, en especial en las bases de la Marina en Bombay: ‘…el motín
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naval fue, como el del Ejército Nacional, unánime por parte de los hombres: las
diferencias religiosas desaparecieron’ (Ali, 1992, p. 93).
Se hacía cada vez más evidente el hundimiento del poder colonial en el
subcontinente, a la par de la explosión del comunalismo, más allá de hechos aislados
como el apoyo de indios de distintas religiones a los motines navales y a los oficiales del
Ejército Nacional Indio.
En abril arribaba a la India una misión del gabinete metropolitano, compuesta por
Lord Pethick Lawrence, A. V. Alexander y una vez más sir Stafford Cripps. Ésta
aseguraba el pronto retiro de los británicos del territorio, y proponía una forma federal
de gobierno. ‘Casi alcanzaron éxito (…) pero, primero el Congreso, y, a continuación,
Jinnah, la rechazaron’ (Chamberlain, 1997, p. 49). La Liga Musulmana insistía en más
derechos para las minorías religiosas, frente a la negativa del Partido del Congreso.
Cuatro meses más tarde, dada la imposibilidad de constituir un gobierno provisional
nacional, el Virrey le encomendó esta tarea únicamente a Nehru. Jinnah en represalia
declaró el 16 de agosto al Día de acción directa: ‘… una de las más terribles catástrofes
de la historia moderna de la India’ (Buddruss, 1976, p. 163). En Calcuta los disturbios
comunales provocaron entre 4.000 y 10.000 muertos, ante la tolerancia del gobierno
local de la Liga presidido por H.S. Suhrawardy (Sellier, 2002, p. 53).
El 2 de septiembre de 1946, y pese a la presión del nacionalismo musulmán, Nehru
se incorporaba al gobierno interino como vicepresidente del Consejo Ejecutivo del
Virrey y miembro del Consejo Ejecutivo para las Relaciones Exteriores y relaciones con
la Commonwealth; mientras, Patel, era nombrado ministro del interior.
Moraes señaló al respecto como desde la liberación de los dirigentes del Partido del
Congreso, las decisiones esenciales eran tomadas por Nehru y Patel –exponente del
nacionalismo hindú-, y ya no por Gandhi -quien junto a Nehru representaban al
nacionalismo secular en el Congreso Nacional Indio-; aunque el Mahatma conservaba su
ascendiente moral y personal (Moraes, 1971, pp. 328 y 333).
Al final, hacia los últimos días de octubre, la Liga Musulmana accedió a ocupar
cinco carteras ministeriales, luego de que Jinnah abandonara su boicot ante los
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incesantes disturbios comunales. No obstante, este partido decidió llevar a cabo una
política obstruccionista desde el interior del gobierno (Buddruss, 1976, p. 163).
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Siglas en inglés de la Provincia de la Frontera Noroccidental. El Congreso tenía mayoría en la Legislatura, de esta
región predominantemente islámica.
31
1976, p. 158), tanto por Jinnah, pasando por el Congreso, hasta por el dirigente sij
Baldev Singh (Moraes, 1971, p. 330).
Las legislaturas provinciales de Bengala y del Punjab votaron a favor de la partición.
En la provincia de la Frontera noroccidental, el plebiscito ganó apenas por el 50,99% a
favor de la incorporación a Pakistán (Copland, 2001, p. 75).
Finalmente, en julio, el Parlamento en Londres aprobó la Indian Independence Bill,
la cual ‘… significó el final de una época’ (Buddruss, 1976, p. 164).
En los acuerdos se resolvió que hasta las juras de las nuevas Constituciones, los dos
Estados debían regirse bajo la de 1935. Lord Mountbatten fue nombrado Gobernador
General de la India, aunque no de Pakistán, donde el cargo sería ejercido por Jinnah
(Buddruss, 1976, p. 165).
El 15 de agosto de 1947 el Soberano del Reino Unido renunciaba a su título de
Emperador, surgiendo de esta manera dos nuevos Estados: la Unión India con capital en
Nueva Delhi, cuyo Jefe de Gobierno era Jawaharlal Neru; y Pakistán con capital en
Karachi, contando como Primer Ministro a Liaquat Ali Khan.
Medidas claves como las divisiones de la administración y del ejército se resolvieron
en un breve plazo. Del mismo modo, dos comisiones fijaron las nuevas fronteras en las
provincias a dividir, aunque los resultados fueron dados a conocer recién después de la
Independencia. Esta falta de límites precisos terminó agravando aún más la violencia
comunal, ya que los refugiados no sabían hacia donde dirigirse.
Los hechos más dramáticos se vivieron en Bengala y en el Punjab, donde la partición
produjo que la mitad occidental pasara para la India y la oriental para Pakistán en la
primera; entretanto, en el segundo, la parte oriental quedaba para la India y la occidental
para Pakistán. Millones de musulmanes escapaban de la India, mientras que millones de
hindúes y de sijs huían en dirección contraria.
Los disturbios comunales fueron atizados por declaraciones de políticos de los
nacionalismos musulmán e hindú. Pandey ubicó a este momento no sólo como el
establecimiento de dos nuevos Estados-nación, sino también como la reelaboración de
identidades, de historias y de relaciones.
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En la India, a pesar de las marcas regionales, de casta y ocupacionales por los cuales
durante generaciones los musulmanes habían sido reconocidos, ahora eran vistos
simplemente como islámicos y por consiguiente sospechosos de ser pakistaníes (Pandey,
1999, pp. 4 y 7).
El nacionalismo hindú apuntaba contra los indios islámicos, en base a distintos
argumentos: eran una minoría, pero de millones de personas 18; habían invadido la India
desde el s. XI –por más que sus antepasados fueran mayoritariamente hindúes conversos
(Thapar, 1969, p. 367)-; y eran colaboracionistas de los británicos porque su élite había
realizado demandas separatistas. En suma, eran extranjeros en la India.
Bajo la óptica de esta vertiente nacionalista, los budistas, janistas (Thapar, 1969, pp.
76-82, 162) y sijs consideraban a la India como el lugar de nacimiento de sus religiones.
Los cristianos y parsis, si bien poseían tradiciones no nativas del subcontinente, en el
caso de los primeros había muchos hindúes de baja casta conversos; y los segundos eran
asociados al desarrollo económico e intelectual. Además, estos grupos eran
numéricamente ínfimos en el total de la población, salvo en algunas regiones, por
ejemplo los sijs en el Punjab (Pandey, 1999, pp. 13-14).
Por otro lado, líderes del nacionalismo secular intentaban sin éxito poner fin a la
agitación: Nehru, Gandhi y Azad, instaban a los indios musulmanes a permanecer en la
India, sí era ese su deseo (Ali, 1992, p. 211).
Durante sus últimos días, los británicos escogieron no intervenir por razones
políticas. Los dirigentes del Congreso y de la Liga no disponían de una organización
capaz de hacerse cargo del ingente intercambio de población (Buddruss, 1976, pp. 165-
6). Distintos autores estimaron el número de muertos entre 500 mil y 900 mil, a la par de
entre cinco millones y medio y 12 millones de desplazados (Ali, 1992, p. 95) (Copland,
2001, p. 74) (Pouchepadass, 1976, p. 160) (Spear, 1969, p. 296).
Las turbulencias durante la partición han sido descritas por un testigo de la época. El
bengalí Amartya Sen relató sus memorias sobre los trágicos eventos: ‘De mis recuerdos
(…) sobre las reyertas entre hindúes y musulmanes (…) viene a mi memoria la
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Pese a la mayor parte de la población de la India ser de confesión hindú, los indios musulmanes sumaban casi 40
millones de personas, o sea, el 10% de la población (Moraes, 1971, p. 335) (Pandey, 1999, p. 6).
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velocidad con que los tolerantes seres humanos de enero rápidamente se transformaron
en los implacables hindúes y los crueles musulmanes de julio. Cientos de miles de
personas perecieron en manos de individuos que, encabezados por los comandantes de la
masacre, mataron a otros en nombre de su… [propio pueblo] ’ (Sen, 2007a, p. 24).
Esta situación afectó también a los sijs, por consiguiente el Akali Dal solicitó un
Estado sij en Khalistan (centro del Punjab); región que pasaba a Pakistán. El día del
retiro británico este partido organizó sin resultado favorable un levantamiento; en
consecuencia gran parte de los fieles de esta religión debieron escapar a la India
(Copland, 2001, p. 78).
Palabras finales
La perspectiva colonial acerca de las identidades religiosas y su vínculo con las
políticas fue central para sostener el Raj británico. A su vez, dicha perspectiva también
influyó en las representaciones de los habitantes del subcontinente, y en los
nacionalismos locales.
La supuesta existencia de una nación India igualada a una comunidad hindú o a una
islámica fue sostenida por los comunalismos –el nacionalismo hindú y el musulmán-; a
diferencia del nacionalismo secular de Gandhi, de Nehru y de Azad, que respaldaba la
visión de la nación por encima de las diversidades confesionales. Pese a este último ser
mayoritario, no pudo impedir la violencia comunal, ni la división del Indostán en
función de criterios religiosos.
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