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Boletín de Investigación y Postgrado

La planificación como arma estratégica para el desarrollo sustentable.

Ing. Agrónomo Victor F. Reyes G.


victorreyesguerra@gmail.com
Ing. Agrónomo Mención Fitotecnia U.C.V 1993. Diplomado en Planificación y Gestión de
Proyectos CIDIAT-ULA 2013. Cursante del segundo semestre de la Maestría
de Gerencia Empresarial de URBE.

Oficial Ejercito Germán Ríos.


germanrioscs@hotmail.com
Licenciado en Ciencias y Artes Militares Mención Terrestre, Academia Militar de Venezuela
1995. Especialista en Artillería anti- aérea. Cursante del segundo semestre
de la Maestría de Gerencia Empresarial de URBE.

Desde tiempos remotos la humanidad ha utilizado los recursos naturales y el


ambiente en general de manera indiscriminada, todo con el fin de satisfacer sus
necesidades, ya que los mismos se consideraron como infinitos. Con el pasar
del tiempo, la sobreexplotación de los mismos, pone interrogantes sobre ¿Qué
hacer? ¿Seguir la sobreexplotación de los recursos hasta su agotamiento y
degradación ambiental? ¿Seguir con procesos agrícolas e industriales
degradantes y contaminantes? ¿Control de natalidad? ¿Guerras por el dominio
de los recursos estén donde estén? Estas y otros cientos de interrogantes se
pueden plantear, a fin de buscar la solución o soluciones.

Hasta ahora la explotación de los recursos se hace de manera incesante,


aprovechando al máximo las materias primas provenientes del ambiente y
hasta del mismo hombre (explotación del hombre por el hombre, este es otro
tema para otro artículo). El avance tecnológico hasta ahora, se encamina solo
en cómo seguir explotando y aprovechar al máximo esos recursos, de acuerdo
al modelo de desarrollo imperante a nivel mundial. El modo de producción, tal
como se aplica actualmente, ha rebasado la capacidad del entorno para su
recuperación, lo que implica la degradación de las bases productivas. Se hace
necesario proponer un cambio de modo de producción por uno de desarrollo
sustentable, el cual plantee una estrategia de desarrollo que maneje los
recursos naturales, financieros, físicos y humanos, evitando su degradación,
con el fin de incrementar el bienestar a largo plazo de toda la sociedad.
Empezar a sentar las bases para que las generaciones presentes y futuras,
eleven sus niveles de salud, educación, bienestar espiritual, entre otros, lo cual
se traduce a su vez en mejores ingresos reales per cápita y por ende elevar la
calidad de vida de la población en general.

En 1972, el Club de Roma en un documento encargado a un grupo de


investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) “Los Límites
del Crecimiento” donde introduce en el debate mundial la contradicción que
supone el consumo ilimitado de bienes en un mundo de recursos finitos, así
mismo, incluye el tema medioambiental y su esencial relación con la población
y la energía, dando impulso a la creación de ministerios de medioambiente o
ambiente en muchos países. 30 años después, en su publicación “Los Límites
del Crecimiento a los 30 años”, lastimosamente el escenario no es
alentador.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el


Desarrollo en el año 1992, se da la “Declaración de Río, la cual en su tercer
principio indica “El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que
responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las
generaciones presentes y futuras”.

Ahora bien, ¿como podemos utilizar la planificación estratégica para impulsar el


desarrollo sustentable?

Thompson y otros en 2012, plantean que las compañías necesitan una


estrategia sólida para competir con buenos resultados, dirigir su negocio y
fortalecer sus perspectivas de éxito en el largo. De esta manera debe ser vista
la planificación del desarrollo sustentable.

La planificación estratégica puede ser utilizada por el sector público como la


herramienta para dirigir políticas de Estado. Los recursos que se manejan, la
diversidad de sectores involucrados y variables que se manejan, deben ser
vistos de manera integral para un desarrollo a largo plazo y permanente,
evitando la degradación de recursos. En este sector, a diferencia del privado,
se debe buscar establecer un plan estratégico de acción con el fin de generar
políticas públicas que busquen distribuir lo mejor posible los ingresos del
Estado en la búsqueda del bienestar del colectivo. La inversión en educación y
salud, como armas para mejorar el nivel de vida de la población, generará una
mejor calidad de vida y por consiguiente en ciudadanos mejor preparados para
afrontar la vida (Robles, 2014).

Uno de los desafíos en la actualidad, desde el punto de vista del desarrollo


sustentable, es sin duda, la elevación de la calidad de vida de los habitantes
del planeta en general y específicamente, en cada nación, buscando asegurar
al menos el acceso a los servicios elementales como salud, educación, buena
alimentación y agua potable, además, el uso racional de los recursos naturales
para evitar su resiliencia, entendiéndose esta última como la capacidad de los
ecosistemas de recuperarse de un disturbio o de resistir presiones en curso
(Hernández M, 2009). Aunque existen evidentes avances tecnológicos, es
necesario generar tecnologías que ayuden en el desarrollo económico, político,
social y ambiental (Pérez y Fuenmayor 2013).

Como se puede ver, existe un gran reto para desarrollar el país de manera
armónica y sustentable ya que en esencia se debe cumplir con las reglas
básicas para obtenerlo, las cuales son: 1). Ningún recurso renovable deberá
utilizarse a un ritmo superior al de su generación. 2). Ningún recurso no
renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para
sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible y 3).Ningún
contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado,
neutralizado o absorbido por el medio ambiente. Como se puede ver el reto no
es nada fácil.

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