Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Pinillos ha elegido la cocina como telón de fondo porque "necesitaba algo que fuera
una pasión" y los fogones, al igual que la música o el cine, necesitan sacrificio: "tiene
parte de arte y de negocio", ha precisado.
La complejidad del amor, que parece "muy sencillo" y cómo se mezcla con la
amistad, son dos de los asuntos principales del relato romántico de Pinillos, algo que
todos "disfrutamos y padecemos", ha admitido el realizador.
Cuatro años ha tardado Pinillos en sacar adelante este proyecto, rodado en España,
Suiza y Alemania en siete semanas, y que se ha grabado en inglés y cuenta con un
equipo internacional.
La acogida por parte del público en este preestreno ha sido "muy emocionante", ha
confesado Pinillos antes de recordar que el de Valladolid es un festival al que tiene
"un cariño especial" por las veces que ha acudido como espectador.
"Bon appétit" ya acudió a los festivales de cine de Zúrich (Suiza) y Toulose (Francia),
así como al Festival de Cine español de Málaga donde consiguió varios premios:
Premio Especial del Jurado, premio Jurado Joven, el galardón de la Asociación de
Escritores Cinematográficos de Andalucía, el reconocimiento al mejor guión, mejor
actor (Unax Ugalde), y mención especial a la actriz Nora Tschirner.
No son actores famosos, ni han pisado una alfombra roja en su vida, desconocen las
entrevistas e ignoran el oropel de la fama, pero son los protagonistas de un
emocionante documental, que se estrena hoy en el Festival de Valladolid, cuyo
director, Óskar Tejedor, ha convertido en héroes anónimos.
El síndrome del 'burn out' o de las 'personas quemadas' es uno de los efectos
colaterales que padecen las personas más próximas a los enfermos degenerativos,
entre estos los afectados por el Mal de Alzheimer, que Óskar Tejedor ha plasmado en
el documental "Cuidadores", que se presenta en la sección Tiempo de Historia.
Todos ellos, entre 30 y 82 años de edad y con la ciudad de San Sebastián como telón
de fondo, "abarcan los abanicos posibles dentro de los cuidadores", tanto desde el
punto de vista del parentesco como el estadio evolutivo de la enfermedad en cuestión,
según ha explicado el cineasta.
"El desgaste físico y psíquico de los asistentes, sus tristezas y emociones ante el
desarrollo del mal es algo que no percibe la sociedad, son voces mudas que no se
oyen y que se afanan por decir algo", ha agregado Óskar Tejedor.
Sometidos a una intensa carrera de fondo, los familiares que más directamente se
ocupan de los enfermos "luchan por equilibrar su sentimiento de amor hacia el ser
querido con la vida personal", ha agregado.
Es el caso de una de las jóvenes protagonistas del filme, hija de una afectada y cuya
vida se ve alterada por esa dedicación a tiempo completo, día y noche, hasta el punto
de tocar la depresión como le ocurre a otra cuidadora, también de una madre pero en
este caso nonagenaria y a la que se niega a trasladar a una residencia.
"Hasta que no te llega, no lo entiendes" o "Parece mentira, una mujer con tanta
vitalidad..." son algunas de las frases que pronuncian esos cuidadores, algunos de los
cuales se enfrentan al problema con una edad avanzada, sin apenas preparación y que
les obliga a cambiar su rol tradicional.
Ancianos que cocinan, hacen la compra, limpian y asean a sus cónyuges en absoluta
soledad también se puede apreciar en "Cuidadores", y a quienes la enfermedad de sus
deudos se proyecta en ellos en forma de depresión y vidas truncadas por un acendrado
sentimiento de culpabilidad.
El rodaje en ocasiones con cámara al hombro y planos muy próximos, con el fin de
acentuar el dramatismo, figura entre los recursos fílmicos que ha utilizado Óskar
Tejedor junto a la música y a algunos símbolos como los túneles de carreteras y los
calendarios como metáfora del inexorable paso del tiempo.
El primer trabajo del realizador argentino Miguel Cohan, "Sin retorno", estrenado hoy
en el Festival de Valladolid, atrapa al espectador en un dilema de índole moral al
obligarlo, de una forma muy sutil, a pensar cuál sería su reacción si estuviese en la
piel de cada uno de los personajes.
Ese interrogante se plantea en cada momento y acaso configura uno de los secretos de
una película sólida, creíble e imprevisible hasta el final, ya que el director esconde
hasta el último centímetro de celuloide, como un as en la manga, la actitud definitiva
de los protagonistas.
Miguel Cohan y su hermana Ana han elaborado a cuatro manos un guión donde no se
prejuzga a los personajes, tanto para evitar una película previsible como para "no caer
en maniqueísmos" que pudieran restar credibilidad a la cinta, una coproducción
hispano-argentina que surgió de un taller de proyectos cinematográficos para jóvenes
talentos auspiciado por la Casa de América y la Fundación Carolina.
"Es una película que reflexiona sobre la justicia, en qué consiste, para qué sirve y
cómo actúa, pero también habla de responsabilidades individuales, sobre la
sensibilidad ética de ver si podemos ser mejores en algo. Nos plantea preguntas, nos
pone frente al espejo de nuestra propia identidad", ha explicado por su parte Leonardo
Sbaraglia.
Es la segunda vez que este actor argentino recala en el Festival de Valladolid, que ya
visitó en 2003 para presentar su participación en el elenco del filme "Cleopatra", de
Eduardo Mignogna y que integró junta a Norma Aleandro y Natalia Oreiro en sus
papeles fundamentales.