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RLI
de Raquel Llorca Campuzano
Estadísticamente hablando, “Cada año se detecta en España que uno de cada diez
niños padece problemas psicológicos durante la infancia y la adolescencia. Mientras que
en los varones la incidencia es superior en la primera y media etapa de la infancia, el
porcentaje femenino aumenta en la adolescencia”.
Hacer reír a los niños y jóvenes jugando es el método mas eficaz y rápido de
lograr que el niño se sienta feliz, seguro, cómodo, integrado en el grupo, en la
sociedad, en el colegio, en el hogar. Fomenta la extroversión y se obtiene un gran
número de beneficios psicológicos y educacionales.
BENEFICIOS DE LA MÚSICA
En todo el mundo, cuando los padres le hablan a sus hijos pequeños, ajustan sus
voces para hacerlas más suaves, más rítmicas, más musicales. Les cantan “Nanas” para
dormirles y relajarles.
La mayoría de juegos infantiles van acompañados de canciones populares.
En la escuela durante la primera etapa escolar se cantan canciones cuya finalidad
es el aprendizaje.
La música es un vehículo para el desarrollo integral del niño que abarca las áreas
cognitiva, social, emocional, afectiva, motora, del lenguaje, así como de la capacidad
de lectura, escritura y aprendizaje.
BENEFICIOS DE LA INTERPRETACIÓN TEATRAL
Este método se impartió por primera vez en el año 1990, tal fue el éxito que obtuvo
en los primeros seis años de vida, que se mejoró y registro en la propiedad intelectual
en 1996 y, en 2002, finalizada la preparación de la profesora Sherezade Fernández
Llorca se modificó el copyright compartiendo los derechos del método RLI.
La utilización de los juguetes posibilita la acción, los procesos mentales y físicos del niño, lo maravilloso
es que podemos encontrar en ellos no sólo una utilidad o función, sino varios sobre las cuales se pueden
desarrollar diversas habilidades. Así por ejemplo, una pelota, su función principal es activar la actividad
motora gruesa y los movimientos finos de la mano, pero también actúa sobre la percepción de la forma,
la sensibilidad táctil, la discriminación visual, entre otras propiedades. Así, los juguetes abarcan un amplio
rango de posibilidades de estimulación.
Así por ejemplo los cubos pueden ser usados por el bebé para
cogerlos, golpearlos entre sí, tirarlos. Al gatear, llevará las piezas de
un lugar a otro, sentado, llenará y vaciará las piezas en un
recipiente.
El juego es una actividad que se utiliza para la diversión y el disfrute de los participantes, en muchas
ocasiones, incluso como herramienta educativa. Los juegos normalmente se diferencian del trabajo y del
arte, pero en muchos casos estos no tienen una diferenciación demasiado clara. Normalmente requieren de
uso mental o físico, y a menudo ambos. Muchos de los juegos ayudan a desarrollar determinadas habilidades
o destrezas y sirven para desempeñar una serie de ejercicios que tienen un rol de tipo educacional,
psicológico o de simulación. La primera referencia sobre juegos que existe es del año 3000 a. C. Los juegos
son considerados como parte de una experiencia humana y están presentes en todas las culturas.
Esta definición nos ayuda a justificar la idea de que el juego en la niñez tiene efectos muy positivos.
Analizando la definición encontramos: diversión y disfrute como el fin de esta acción ; se requiere el uso de
la mente y del cuerpo; y sirve como herramienta educativa.
En la actualidad, todos los niños/ as tienen un sin fin de actividades programadas de lunes a viernes.
La agenda de muchos pequeños y adolescentes está tan sobrecargada que es semejante a la de sus padres
o tutores legales.
Pediatras y psicólogos infantiles confirman la necesidad de jugar durante más tiempo. El juego libre con sus
iguales es un aspecto esencial en el desarrollo cognitivo, afectivo y social. Incluso lo relacionan con el éxito
académico, es decir, dejar a un segundo plano el juego y el tiempo libre de los hijos puede contribuir al
aumento de trastornos del aprendizaje, de ansiedad o de estrés en la infancia.
El juego activo e imaginativo desarrolla una serie de competencias emocionales y sociales que van a formar
parte del bagaje del adulto, no solo en el ámbito personal, sino también en el académico y profesional.
Un ejemplo es el “juego de reglas” que enseña a esperar, algo muy útil para cuando las cosas no pueden
obtenerse inmediatamente. Un excelente entrenamiento para la aceptación de límites y la tolerancia o
frustración.
El “juego simbólico” (muñecas, jugar a los papás y mamás, etc.) es muy beneficioso para superar posibles
conflictos emocionales que se viven en la infancia, como los celos, la ausencia de la madre, etcétera.
Carlos Paredes, presidente de la Asociación española de Pediatría (Aeped), admite que la sobrecarga
académica deja poco tiempo para el juego libre, cuando es aconsejable que los niños pudieran jugar en
espacios exteriores casi a diario.
El juego estimula la creatividad, el lenguaje y la inteligencia. Además, es una forma de ejercicio físico que
permite combatir el sobrepeso y la obesidad infantil que se detecta cada vez con más frecuencia en las
consultas médicas.
Es triste comprobar que todo lo publicado por especialistas en pediatría o psicología, universidades,
educadores, etc. , referente a los cambios que se han producido en los roles de los niños/ as es totalmente
cierto. Este cambio es menos puntual en zonas rurales.
Si visitamos el Observatorio de la Infancia podemos encontrar una gran información sobre los cambios de
estos en materia jurídica ( aumento de su protección) y mejoras en su formación.
“No podemos olvidar que los niños y adolescentes son un colectivo caracterizado por una especial
vulnerabilidad y que en tanto que sujetos en desarrollo necesitan de terceros que les cuiden, asistan,
eduquen y representen. El niño y la niña, como ciudadanos de derecho que son, requieren una adecuada
protección jurídica y administrativa, de forma que se garantice la atención de sus necesidades, el pleno
desarrollo de su personalidad y su integración social.”
Esta idea extraída del Observatorio de la Infancia es totalmente cierta y nos ayuda a reflexionar en todo lo
comentado anteriormente en este artículo.
¿Por qué, si los niños/ as son vulnerables y necesitan que les cuiden y eduquen, los padres llenan la
agenda de sus hijos de actividades educativas y deportivas?
¿Por qué cada vez se relacionan menos los compañeros de clase en horario no lectivo?
Quizás la respuesta sea muy diversa según la situación de cada familia. Pero hay que saber que para que un
niño se sienta querido y valorado hay que pasar tiempo con él y también debe de relacionarse con la
sociedad y aprender a convivir.
Algo tan positivo y divertido como son los juegos tradicionales es algo que no se aprende ya en los parques
o plazas de nuestros barrios. Se hace a través de los centros educativos ya que resulta una herramienta
estupenda para Educación Física y mejorar la convivencia entre el alumnado.
Los puzzles y juegos de mesa eran regalos estrellas hace unos años entre la población infantil, mientras que
en este momento representa un tipo de juego aburrido donde necesitas que tus hermanos o padres jueguen
contigo y esto desemboca en una negación rotunda ya que no hay tiempo para interactuar entre la familia y
pasar un rato divertido. Todo ello producido por los horarios de trabajo de padres y madres y la falta de
relación con los iguales.
Dos son las teorías acerca del desarrollo del pensamiento que le han dedicado especial importancia al juego.
Tanto Piaget como Vigotsky reconocen que el juego es una actividad que permite un cambio cualitativo, ya
que ocupa un lugar central en el pasaje de la acción al pensamiento.
Piaget (1990) establece la clasificación de los juegos a partir de su estructura. Diferencia tres estructuras: el
ejercicio, el símbolo y la regla.
Vigotski (1988) considera que el juego surge como respuesta frente a la tensión que provocan situaciones
irrealizables: el juego es el mundo imaginario al que el niño entra para resolver esta tensión. La imaginación
constituye otra función del conocimiento, que libera al niño de las determinaciones situacionales.
Un ejemplo de las acciones que se llevan a cabo fuera de nuestro país es el que a continuación se expone.
La campaña educativa es la siguiente: “El JUEGO es más de lo que crees”, impulsada por la Corporación
Día del Niño, la Consejería Presidencial de Programas Especiales, más de 5 entidades del nivel nacional, los
Consejos de Política de los 32 departamentos del país, cerca de 500 comités de infancia de los 1100
municipios y más de 40 compañías privadas, durante el mes de abril en el marco de la Celebración del Día
de la Niñez en Colombia.
La Campaña invita a que papás, mamás, tíos, abuelos, abuelas y a los adultos responsables, conozcan los
beneficios del juego en el desarrollo integral de los niños y niñas.
De igual manera la campaña ha propiciado que en restaurantes, centros comerciales, parques de barrio,
bibliotecas y ludotecas públicas, museos, colegios públicos y privados, hipermercados, hogares comunitarios,
entre otros, programen ambientes lúdicos que van desde maratones de lectura, jornadas de títeres,
festivales de juego hasta avisos llamativos en individuales de comida que invitan a los adultos a tomar
conciencia sobre porqué el juego en familia es muy beneficioso, además de contarles cómo pueden jugar con
niños y niñas de acuerdo con su edad.
El docente es quien debe habilitar dentro del contexto escolar diferentes tipos de oportunidades lúdicas para
que los niños realicen, efectúen y construyan aprendizajes escolares. Es desde la intención del maestro
desde donde se configuran y se conforman los espacios de juego.
Si el juego es una actividad central de la infancia, la apropiación de contenidos escolares no podría
realizarse en esta etapa si la actividad escolar no incluyera al juego como fundamento de la acción educativa
cotidiana.
El patio de recreo y la zona deportiva en el colegio es el escenario ideal para fomentar el juego. En el caso
de detectar la ausencia de juego en la hora del recreo podemos trabajar de forma conjunta , todos los
maestros/ as del centro, en la elaboración de un programa con la finalidad de fomentar el juego y conocer
una gran variedad de actividades nuevas que serán divertidas si se realiza con un grupo de compañeros.
Pensar que el juego puede ser instrumento didáctico, nos lleva a diseñarlo con tal fin (Kamii, 1985). Este
tipo de juego no perturba ni perjudica la capacidad de juego de un niño y tampoco empobrece el juego
espontáneo, ya que no lo incluye. Por otro lado, debemos considerar que en la escuela, el juego como
recurso didáctico y el juego como actividad espontánea son absolutamente compatibles, existiendo tiempos
y espacios diferentes para cada uno de ellos.
La capacidad de juego se constituye a partir del vínculo madre - hijo y se desarrolla, es decir se complejiza
en recursos y alternativas de acción, sólo a partir del intercambio con otros y del acceso a objetos y
materiales facilitadores de esta actividad. De este modo el niño aprenderá diferentes modos de jugar y
distintos juegos.
La calidad y cantidad de esta experiencia social de juego se hará visible en la entrada en la escuela. Diversos
autores (Carbonell, Meseguer, López, Valero, Huguet, 1996) (Ortega 1992), hacen hincapié en el concepto
de aprender a jugar. Su experiencia en escuelas de España, les demostró que los niños que entran a la
escuela inicial, suelen presentar pocas y repetidas actividades de juego.
Las características de la vivienda, los modos de encuentro familiar, la cantidad de parientes, factores todos
de alto impacto en el desenvolvimiento y desarrollo de la capacidad de juego, han variado notablemente.
http://www.ellapicero.net/node/2930
Es uno de los vehículos más poderosos que tienen los niños para probar y aprender bien
nuevas habilidades, conceptos y experiencias. El juego puede ayudar a los niños a
desarrollar el conocimiento que necesitan para conectarse de manera significativa con los
desafíos que encuentran en la escuela, por ejemplo, el aprendizaje de la alfabetización,
matemática y ciencias, así como aprender a interactuar positivamente con otros.
El juego también contribuye al modo en que los niños se ven a sí mismos como aprendices.
Mientras juegan, resuelven problemas confusos y perturbadores de índole social,
emocional e intelectual. Encuentran nuevas soluciones e ideas y experimentan el sentido de
poder que surge de tener el control y de imaginar cosas por sí solos (algo que los niños
suelen no lograr en la vida real).
Esto los ayuda a desarrollar una actitud positiva hacia el aprendizaje: descubrir cómo
funcionan algunos problemas interesantes y a resolverlos de manera creativa. El juego es un
proceso dinámico y diverso continuo.
En nuestro tiempo actual, estos movimientos se han visto obstaculizados por varios
factores, uno de ellos físico: no hay espacio para que nuestros niños puedan moverse a sus
anchas: las casas, de la mayoría de los ciudadanos, son pequeñas, hay tráfico que pone en
peligro la vida de los niños y la inseguridad ha provocado temor hasta para ir a un parque.
Debido a esto, practicar un deporte se ha convertido en una buena solución para motivar a
los niños a algo tan sencillo como es que se muevan y logren los objetivos.
Vemos a diario la incapacidad de algunos padres para asimilar que sus hijos no valen para la
especialidad elegida por ellos. Resulta decepcionante verlos marchar de un partido
totalmente deprimidos, no por haber perdido, sino por la regañina que le habían propinado
sus propios padres.
Este es uno de los más grandes problemas en el deporte infantil, esa exigencia en una
práctica que para los niños debe ser un placer, un juego, no una obligación de morirse en
la raya para que sus padres estén contentos. Los adultos olvidamos que el deporte infantil se
rige por otras reglas que tienen una máxima: el niño ha de jugar y practicar actividades que
le favorezcan en su desarrollo integral, retrasando la especialización en el deporte hasta los
16 años.
Lo mejor es que el niño haga un poco de todo y que juegue. De esa forma puede practicar
distintas actividades que favorezcan a un desarrollo general. El niño debe elegir el deporte
en el que desea profundizar, ya que cuando los padres lo presionan, es normal que acabe por
abandonar la disciplina que lo han empujado a practicar.
La práctica del deporte infantil es importante, pero no debe ser ni la única (también está la
escuela) ni la más importante actividad. El interés por el estudio del juego en la escuela a
partir del registro de los maestros es una idea que debe crecer con el entusiasmo y el
esfuerzo solidario de nuestros docentes.
El primer objetivo debería ser ensayar nuevos modos de observación de los juegos
infantiles en los patios escolares, mediando un cambio de actitud en el docente que
implique la incorporación comprensiva del "sujeto que juega" y sus practicas sociales
particulares.
Interesarse por los juegos de los niños de cada lugar es interesarse por la comprensión de
aspectos no siempre conocidos de la vida cotidiana local. Y no solamente eso. Asomarse a
los bordes del patio para sondear en las profundidades muchas veces oscuras de los juegos
infantiles es una privilegiada oportunidad de tienen los educadores para aprender algo más
sobre el "sujeto que juega" y poner en valor la riqueza (o no) de esos “saberes prácticos”,
saberes que se despliegan y alcanzan su verdadera importancia en la escala de lo próximo y
cotidiano.
Los patios representan, por tradición, los lugares del encuentro y la confusión, del
esparcimiento y la distracción, de la catarsis y la trasgresión. Los patios representan
también, para ciertos educadores, el espacio cotidiano de trabajo.
Al plantearse de una manera general los diferentes aspectos que conlleva el juego y deporte
en el niño, podemos de entrada diferenciar fundamentalmente dos modelos de juego o
diversión: un modelo competitivo y un modelo participativo.
El juego individual de cada niño evoluciona y cambia a medida que el niño madura y
adquiere experiencia y destreza. El juego también varía entre los niños de acuerdo a la edad,
las experiencias (que les brindan el contenido para usar en el juego), el ambiente familiar y
grupo cultural, y la disposición individual.
La natación, que mejor debiéramos denominar “inmersión” y flotación activa del lactante,
es una práctica (moda) que se ha extendido en los últimos años, preconizándose como
positiva y favorecedora de la psicomotricidad.
Los niños más mayorcitos obtendrán un mayor beneficio del juego en la medida que ellos
más aporten al mismo con su propia creatividad: imaginación, capacidades, experiencias y
necesidades, como guionistas, actores, productores y directores.
En cambio, cuando pasan rápidamente de una actividad a otra, de juguete a juguete y sus
juegos asocian mímica e imitación de los comportamientos y guiones de otros,
probablemente tendrán menos oportunidades de desarrollar la gama completa de habilidades
y actitudes positivas que el juego creativo les puede brindar.
http://www.pulevasalud.com/ps/subcategoria.jsp?ID_CATEGORIA=103025&RUTA=1-3-
65-102869-103025
EL JUEGO COOPERATIVO EN LA ESCUELA INFANTIL
Carlos Velázquez Callado
Un rápido vistazo al patio de recreo de una escuela cualquiera nos permitirá descubrir que
la mayoría de los juegos infantiles que los niños practican en su tiempo libre son de tipo
competitivo, en muchos casos imitando el deporte adulto que tanta relevancia tiene en los
medios de comunicación social. Una observación un poco más detallada nos llevará a
descubrir una separación por sexo en la mayoría de los juegos, cómo los niños más mayores
ocupan los espacios más amplios del patio o cómo hay niños y niñas que pasan el recreo
sentados en un rincón o simplemente paseando mientras charlan entre ellos. A veces he
preguntado a estos niños por qué no juegan con los demás y sus respuestas son casi siempre
las mismas: “no me gusta jugar al fútbol (y prácticamente todos los niños de su clase están
jugando al fútbol)”, “los chicos no nos pasan el balón”, “no me gusta discutir y siempre
terminamos discutiendo”, “si perdemos se burlan los de la otra clase (es habitual que en los
juegos competitivos jueguen una clase contra otra)”, “no sé jugar y se meten conmigo”, etc.
Estas respuestas me llevan a pensar que hay niños y niñas que no juegan no porque
libremente hayan decidido no hacerlo sino porque se sienten incompetentes para hacerlo.
Esta incompetencia autoasumida es fruto de los comentarios negativos que han recibido de
sus propios compañeros cuando eran más pequeños: “con Pepito en nuestro equipo era
imposible ganar”, en algunos casos derivados de estereotipos sociales: “tú no puedes jugar
porque eres una niña y este juego es sólo de niños”. Incluso observando a los niños que sí
que están jugando veremos cómo el codiciado objeto de juego, el balón, es acaparado por
muy pocas personas mientras que otras se limitan a verlo pasar, a correr de un lado para
otro y a darle alguna que otra patada cuando tienen la suerte de que, tras algún rebote, cae
en sus pies.
Los conflictos durante los juegos competitivos no siempre son regulados siguiendo un
modelo de justicia y es bastante habitual que los más fuertes impongan su criterio incluso
cuando es evidente que no tienen razón.
En algunos casos, cuando el recreo finaliza, los ganadores se burlan de los perdedores o
varias personas terminan discutiendo sobre el resultado o sobre si aquel tanto fue válido o
no. La última discusión que he tenido oportunidad de observar fue hace apenas tres días
cuando niños de ocho años, que habían jugado al fútbol durante el recreo, se chillaban los
unos a los otros porque, según unos, habían quedado cinco a cuatro y según los otros el
resultado había sido de empate a cinco, lo curioso del caso es que durante el juego no hubo
disputa alguna; es decir, parece que durante el juego lo importante era la diversión pero al
acabar el mismo lo trascendental era el resultado y el resultado era tan importante como
para olvidar el buen rato que habían pasado jugando juntos.
Este tipo de “inconvenientes” que la competición genera puede y debe ser tratado
educativamente. Esto significa que, lejos de que los docentes se limiten a imponer castigos,
busquen junto al alumnado el porqué de esos problemas y se acepten una serie de
soluciones razonables que contribuyan a canalizarlos. Normalmente el tratamiento
democrático de estos problemas suele implicar la verbalización de los mismos delante del
maestro, bien estando presentes únicamente las personas implicadas o bien mediante un
tratamiento colectivo en la clase, el intento de que cada persona se ponga en el lugar de las
otras y la búsqueda y aceptación de un compromiso consensuado que puede incluir un
castigo si las situaciones abordadas volvieran a producirse.
Una segunda posibilidad pasa por ofrecer una alternativa lúdica a los juegos competitivos
imperantes mediante programas de juego cooperativo. Si lo que caracteriza a los juegos
competitivos es el hecho de que varias personas o grupos se esfuercen por alcanzar una
meta que no todos pueden conseguir, es decir, que si alguien gana otro necesariamente tiene
que perder; lo que define a los juegos cooperativos es que todos los participantes dan y
reciben ayuda para tratar de alcanzar una meta común o varios objetivos compatibles, en
otras palabras, que si alguien gana, todos ganarán y si alguien pierde todos perderán. De la
comparación de ambas definiciones podemos extraer que, a diferencia de los juegos
competitivos, en los juegos cooperativos:
Los trabajos del canadiense Terry Orlick y sus colaboradores respaldan los beneficios de los
programas de juegos cooperativos bien estructurados para favorecer la diversión, potenciar las
relaciones interpersonales positivas, promover la participación, incluso de alumnado con
discapacidad, aumentar la empatía y desarrollar habilidades y destrezas motrices (Orlick,
McNally y O’Hara, 1978). Además, apuntan que los valores aprendidos en juegos de
cooperación son aplicados por los participantes en otros contextos de su vida real. En la misma
línea se expresan Matt Weinstein y Joel Goodman (1993) que indican, entre las ventajas
demostradas de las prácticas cooperativas, que permiten a los participantes interactuar y
practicar un diálogo de apoyo y apreciación mutua que sustituye al habitual diálogo de
desprecio y comentarios negativos al que estamos habituados. Posteriormente, esta habilidad
de expresar sentimientos positivos se extiende a otros contextos de la vida y repercute en uno
mismo y en los que le rodean.
April K. Bay-Hinitz, Robert F. Peterson y H. Robert Quilitch (1994) investigaron los efectos
de un programa de juegos cooperativos y competitivos en las conductas agresivas y
cooperativas de 70 niños, de entre 4 y 5 años, distribuidos en cuatro aulas. Los resultados
pusieron de manifiesto un aumento de las conductas de ayuda y cooperación y una
disminución significativa de las conductas agresivas durante la práctica de actividades
cooperativas y, por el contrario, un aumento de las conductas agresivas y una disminución de
las conductas de ayuda y cooperación tras la implementación de los juegos competitivos.
Resultados similares obtuvo Abbie Reynolds Finlinson (1997) que, en su tesis doctoral,
desarrolló una investigación con 39 niños de cuatro años a los que aplicó un programa de
juego cooperativo y un programa de juego competitivo. La conclusión principal de este
estudio fue que las conductas prosociales se incrementaron, incluso alcanzando niveles
inesperados inicialmente, tras la aplicación del programa de juegos cooperativos. Por el
contrario, las conductas antisociales, discusiones y agresiones entre los niños aumentaron
significativamente tras la aplicación del programa de juegos competitivos.
En el juego competitivo, como en la sociedad neoliberal en la que nos movemos, parece que
sólo a través del éxito se obtiene la confianza, el reconocimiento y la aceptación de los demás.
¿Por qué no desarrollar juegos donde se demuestre que es mucho más constructivo el proceso
de superación de un reto colectivo que el éxito individual cuando éste implica el fracaso de
otras personas?, ¿por qué no desarrollar juegos que enseñen a los niños que es mucho más
productivo compartir nuestras habilidades que limitarse a exhibirlas?, ¿por qué no desarrollar
juegos en los que todos y cada uno de los participantes, con independencia de sus
características personales o de sus destrezas, sean capaces de aportar algo a los demás?... En
definitiva, si soñamos con una sociedad utópica en la que todos podamos vivir en paz y
armonía, ¿por qué no empezamos a construirla... jugando?
ALGUNOS JUEGOS COOPERATIVOS PARA COMENZAR
Islas
Encuentro e invitación: Los niños y niñas entran en la sala de juego, allí hay distribuidos
varios aros por el suelo y el maestro pide que cada niño se coloque en el interior de un aro.
Explica que están en islas pero que cuando la marea baja se forma una gran playa sobre la que
se puede pasear. Preparatorias: Todos abandonan su isla y pasean por la sala saludándose los
unos a los otros de diferentes formas. Preliminares: Cuando el maestro grita “¡Marea alta!”,
todos corren a ocupar una de las islas para evitar ahogarse. El maestro comenta que la marea
es cada vez más alta por lo que algunas islas llegan a desaparecer. “¡Tenéis que conseguir que
nadie se ahogue!, ¿cómo podéis hacerlo si no hay islas para todos?”. Alguien sugiere
compartir las islas disponibles. El maestro retira uno de los aros y el juego prosigue.
Principal: Todos pasean saludándose, nuevamente el maestro grita “¡Marea alta!”, los niños
corren excitados a ocupar uno de los aros, algunos dudan hacia dónde ir, otros gritan “¡Aquí,
aquí!” desde el interior de su isla. Todos se han salvado, el profesor retira un nuevo aro y el
juego continúa. Cada vez es más difícil, ya no quedan más que tres islas. Los niños se abrazan
muy juntos ocupando un mismo aro. ¡Lo han conseguido! ¡Nadie quedó fuera! Cierre: Todos
forman un círculo sentados en el suelo, el maestro ha colocado todos los aros en el centro, es
una hoguera alrededor de la cual se habla antes de irse a dormir. “¿Qué hemos aprendido
hoy?, ¿por qué habéis sido capaces de salvaros todos?, ¿cómo os habéis sentido cuando
quedaban pocas islas?...”. Cogidos de la mano cerramos los ojos, mañana será otro día.
Estatuas de sal
Encuentro e invitación: Los niños y niñas entran en el aula. Se han retirado todas las mesas y
las sillas para hacer más amplio el espacio. En el centro hay un montón de pequeñas bolsitas
con garbanzos, los niños se sientan a su alrededor. El maestro recuerda que el día anterior
estuvieron jugando a transportar en equilibrio las bolsitas, sobre diferentes partes de su cuerpo.
Preparatorias: Cada niño toma una bolsita de garbanzos y se mueve libremente por la sala
transportándola en equilibrio sobre sus hombros, cabeza, codos... Preliminares: El maestro
explica que están en la isla de las estatuas de sal, es una isla encantada ya que quien no lleva
una bolsita de garbanzos sobre su cabeza se congela. “¡Tenéis que conseguir que nadie se
congele y si veis alguna estatua hay que desencantarla colocando sobre su cabeza el saquito
de garbanzos que se le ha caído, pero ¡cuidado!, no se os caiga el vuestro porque os
congelaríais también!. Principal: Todos pasean con su saquito de garbanzos sobre su cabeza.
A Mario se le ha caído y rápidamente se ha transformado en una estatua, Laura acude en su
ayuda pero también pierde su saquito. Menos mal que entre Marcos y Andrea rescatan a los
congelados. El maestro se pone sobre su cabeza un gorro de mago, es el mago de la isla que
intenta que todos se transformen en estatua, “¡no dejéis que lo consiga!”. Estatuas y
desencantamientos se suceden durante el juego. Una pena que haya que terminar. Cierre:
Todos forman un círculo sentados en el suelo alrededor de los sacos de garbanzos. El maestro
pregunta: “¿A qué personas ha salvado cada uno? Podemos abrazar a todos los que nos han
salvado”. Los niños y niñas se abrazan los unos a los otros una y otra vez.
El puente
Encuentro e invitación: Los niños y niñas entran en el gimnasio, allí se encuentran una serie
de bancos distribuidos por la sala. El maestro pide a los niños que formen pequeñas filas en el
extremo de cualquiera de los bancos. En uno de los bancos se ha formado una fila de cuatro
niños, en otro de tres... Explica que van a jugar a los exploradores y que tienen que cruzar un
puente que está sobre un río infestado de pirañas, “¿de cuántas formas diferentes podéis
cruzar el puente sin caer al río?” Preparatorias: Cada niño cruza el banco varias veces, cada
vez de una forma diferente: andando, reptando, saltando con los pies juntos... Preliminares: El
maestro explica que ahora la situación se complica ya que dos exploradores amigos van a
cruzar el puente al mismo tiempo pero cada uno sale de uno de los extremos, “Son muy
amigos por lo que al llegar al centro se saludan, con un abrazo y ambos tratan de que
ninguno caiga al río”. Principal: Los exploradores inician el reto. Una pareja decide cruzar
pasando ambos de lado, otra pareja decide que uno se tumbe sobre el banco y el otro cruce
pasando por encima, Ana abre las piernas para que Luis pase reptando por debajo... Cuando
dos personas logran cruzar el puente ambas cambian de puente, de esta forma cada vez
intentan el desafío con una persona diferente. Cierre: Entre todos se recogen los bancos,
situándolos junto a las paredes del gimnasio y el grupo forma un círculo sentándose en el
suelo. El maestro pregunta: “¿Con cuántas personas diferentes hemos cruzado el puente?,
¿de qué formas hemos ayudado?, ¿cómo nos han ayudado?...”. El próximo día quizás
intentemos cruzar un puente gigantesco todos al mismo tiempo, saliendo la mitad de la clase
desde un extremo y la otra mitad desde el extremo opuesto, ¿podréis superar el gran reto?
Bibliografía
Bay-Hinitz, A.K., Peterson, R.F. y Quilitch, H.R. (1994): “Cooperative games: A way
to modify aggressive and cooperative behaviors in young children”, en Journal of
applied behavior analisys, 27 (3), pp. 435 – 446.
Finlinson, A.R. (1997): “Cooperative games: promoting prosocial behaviors in
children”. Tesis doctoral. Utah State University.
Grineski, S. (1989): “Children, games and prosocial behavior: insight and
connections”. En Journal of Physical Education, Recreation and Dance, vol. 60 – nº
8. Agosto, pp. 20 – 25.
Orlick, T. (1978): “Winning through cooperation”. Acropolis. Washintong.
Orlick, T.; McNally, J. y O’Hara, T. (1978): “Cooperative games: systematic
analysis and cooperative impact”. En Smoll, F.L. y Smith, R.E. “Psychological
perspectives in youth sports”. Hemisphere. Nueva York.
Velázquez, C. (et al.) (1995): “Ejercicios de Educación Física para Educación
Primaria. Fichero de juegos no competitivos”. Escuela Española. Madrid.
Velázquez, C. (2004): “Las actividades físicas cooperativas. Una propuesta para la
formación en valores a través de la educación física en las escuelas de educación
básica”. Secretaría de Educación Pública. México, D.F.
Velázquez, C. (2004): “Educação para a paz: promovendo valores humanos na
escola através da Educação Física e dos Jogos Cooperativos”. Projeto Cooperação.
Santos.
Weinstein, M. y Goodman, J.B. (1993): “Playfair, everybody’s guide to non-
competitive play”. Impact. San Luis Obispo.
http://educacionfisicaenlinea.googlepages.com/CONFIDENCIALYRESTRINGIDOELJUE
GOCOOPE.doc
Sinopsis
A los largo de la historia son muchos los autores que mencionan el juego como una parte
importante del desarrollo de los niños y son varias las teorías que se formulan acerca de éste.
La humanidad ha jugado desde siempre, incluso los animales lo hacen, por eso el juego se
considera previo a la cultura misma; existen innumerables manifestaciones de esta actividad en
sociedades de todos los tiempos y se cuenta con muchas obras de arte donde se aprecian estas
manifestaciones lúdicas.
Entre los filósofos que abordan el tema aunque sea tangencialmente, se cita a Platón como uno
de los primeros en mencionar y reconocer el valor práctico del juego, dada la prescripción que
hace en Las Leyes, de que los niños utilicen manzanas para aprender mejor las matemáticas y
que los niños de tres años, que mas tarde serán constructores, se sirvan de útiles auténticos,
sólo que a tamaño reducido.
Otros pedagogos importantes
El mismo Aristóteles que se ocupa de los problemas como Juan Amós Comenio en el
educativos para la formación de hombres siglo XVII, Juan Jacobo Rousseau
libres, menciona en varios lugares de su obra ideas que y Giovanni Pestalozzi en el XVIII y
remiten a la conducta de juego en los niños, por ejemplo principios de XIX, señalaron que
“hasta la edad de cinco años, tiempo en que todavía no es para un buen desarrollo del niño,
bueno orientarlos a un estudio, ni a trabajos coactivos, a fin de éste debe ser tomado en cuenta
que estos no impida el crecimiento, se les debe, no obstante en sus intereses. Especialmente
permitir movimientos para evitar la inactividad corporal; y este Friedrich Fröbel, fue quién
ejercicio puede obtenerse por varios sistemas, especialmente abiertamente reconoció la
por el juego”. En otro fragmento menciona, “la mayoría de los importancia del juego en el
juegos de la infancia, deberían ser imitaciones de las aprendizaje, y se interesó por los
ocupaciones serias de la edad futura”. niños pequeños, estudiando los
tipos de juego que necesitan para
desarrollar su inteligencia.
Las primeras teorías elaboradas sobre el juego propiamente dicho, se remiten al siglo XIX y
pueden agruparse en cuatro tendencias:
1. La teoría del exceso de energía. (Herbert Spencer basado en los escritos filosóficos de
Friedrich von Schiller), postula que el juego sirve, para gastar el sobrante de energía que todo
organismo joven tiene y que no necesita, pues sus necesidades está satisfechas por otros.
4. La teoría de la práctica o del pre-ejercicio. Es más cercana al concepto actual que tenemos
sobre el juego y fue propuesta por el alemán Karl Groos, el cual sostiene que el juego es
necesario para la maduración psicofisiológica y que es un fenómeno que está ligado al
crecimiento.
Posteriormente a este autor, son varias las corrientes psicológicas que retoman estos conceptos
y tratan el papel del juego en el desarrollo de niños y niñas, entre ellas la de Jean Piaget, se
considera la más completa. (liga en este mismo microsito).
Para Sigmund Freud, el juego está relacionado con la expresión de los deseos que no puede
satisfacerse en la realidad y por lo tanto las actividades lúdicas que el niño realiza le sirven de
manera simbólica.
Para el autor Lev S. Vigotsky el juego es una actividad social, en la cual gracias a la cooperación
con otros niños, se logran adquirir papeles o roles que son complementarios al propio. También
este autor se ocupa principalmente del juegos simbólico y señala como el niño transforma
algunos objetos y los convierte en su imaginación en otros que tienen para él un distinto
significado, por ejemplo, cuando corre con la escoba como si ésta fuese un caballo, y con este
Los juegos
Desde la antigüedad el hombre ha buscado formas de entretenerse, competir, y ocupar
el rato de ocio mediante juegos.
El juego considerado el más viejo del mundo es el de Ur, y debe su nombre a que fue
descubierto en Ur, Mesopotamia. Quizás sea el antecesor del backgammon y del
jacquet. A la vez era similar al semet jugado en el Egipto antiguo.
Uno de los más antiguos es el Alquerque, que luego tomó el nombre de "Juego del
Molino", del que se encuentran testimonios en Egipto, alrededor del 1900 antes de
Cristo. Fue introducido por las árabes en Europa y logró difundirse en la Edad Media,
evolucionando a lo que luego se conoció como Juego de Damas. En 1723 se fijaron las
reglas complejas del juego. Peralikatuma se denomina la variante que se practica en
Sri Lanka (Ceilán).
Una leyenda cuenta que el columpio fue inventado por el Dios Baco, por lo que entre
los romanos conservó un carácter simbólico religioso.
También otro juego que fue atribuido a los dioses es el juego de dados,
invento que Platón atribuye al Dios egipcio Thot.
El Dominó
Hay elementos que indican que este juego ya se practicaba en el 2450 antes de Cristo.
En el Museo de Bagdad (Irak) hay piezas de hueso encontradas por arqueólogos en Ur,
que indican pertenecer a un antecesor directo del dominó.
En el Siglo XVIII llegó a Europa y se realizaban con una cara de ébano y otra de marfil.
Las fichas se llaman dominós; y su nombre se supone que puede deberse a la similitud
de las fichas con la túnica blanca del mismo nombre con capucha negra que se utiliza
como disfraz.
El juego está formado por 28 fichas rectangulares y planas, y cada una está marcada
en su mitad con una muesca y lleva una combinación de puntos en cada una de sus
mitades, en orden descendente y en todas las combinaciones, empezando desde el
doble seis hasta el cero-cero.
Las cartas
Las primeras menciones del juego de cartas en Europa datan de los siglos XIII y XIV y
en ocasiones se usaron para entretener a los niños, en papeles realizados a mano. En
1397 un decreto dictado en París prohibió jugar a los naipes a las clases trabajadoras
en días de labor,
Juego de la oca
Este juego de mesa en que cada uno de dos (o más) jugadores avanza con su ficha por
un tablero formado por 63 casillas en espiral que gira hacia el interior, formada por
casillas numeradas, y tiene ocas dibujadas en algunas casillas, con indicaciones de
avance o retroceso y obstáculos, según el caso. Se logra el número para avanzar
tirando un dado. El juego lo gana el jugador que llegue primero a la casilla 63: el
jardín de la oca. Cuando se cae en una de las casillas en las que hay dibujada una oca,
se avanza hasta la próxima oca y se realiza otra jugada. Pero en el camino también se
encuentran obstáculos: la posada (casilla 19), un turno sin jugar; el pozo (casilla 31),
no se puede jugar hasta que no pase otro jugador; el laberinto (casilla 42), se
retrocede al 30; la cárcel (casilla 56), dos turnos sin jugar; la calavera (casilla 58) se
vuelve a la casilla número 1, por lo tanto a empezar nuevamente el recorrido. Esto en
las versiones tradicionales, pues el juego de la oca ha dado lugar a muchas variantes.
El Go
Se extendió por el Lejano Oriente, pasó a Corea y luego se expandió en Japón hacia el
Siglo VIII.
Juego que fue unido a las concepciones filosófico-éticas de los pueblos asiáticos,
alcanzó en el Siglo XVII su esplendor, y el monje budista Hon Inbôsansa, experto en el
juego, fundó en Tokio una Academia de Go.
La Lotería
Las primeras formas de Lotería se dieron con la Loto, juego de origen genovés, y se
atribuye su invención a Benedetto Gentile, quien había transformado en juego, el
modo de renovación de los miembros del Concejo Municipal de la Ciudad.
Se cree, de acuerdo con ciertos indicios , que la lotería existía en usos locales, pero
recién en 1763 (Aunque otros consideran como fecha de comienzo el año 1776),
Carlos III de España creó la Real Lotería en que se premiaban cinco números de entre
noventa (similar a la lotería familiar actual). Los beneficios se destinaron a hospitales y
asilos.
En 1812, las Cortes de Cádiz crearon una Lotería en que los números estaban divididos
en cuartos en lugar de décimos. También un cuarto de lo recaudado pasaba al estado y
los tres cuartos restantes al premio..
A comienzos del siglo XIX se hizo muy popular este juego; y ya en el principio del XX,
se instauró el Sorteo de navidad con mayor premio.
La Loto Deportiva fue inventada en 1985 por el Presidente del Comité Nacional
Olímpico y Deportivo francés Nelson Paillou.
En 1987 apareció una variación del juego llamada Tapiz Verde. El Cash apareció en
abril de 1989. En Bélgica, en el mismo año, Pierre-Louis Prade creó la Máquina
Lotológica que registra los datos estadísticos para ser consultados.
Las Muñecas
Se supone que desde tiempos inmemoriales, los niños han utilizado muñecas
para sus juegos, imitando la realidad de los papás y sus hijos.
La palabra francesa poupée deriva del latín puppa, que significa niña.
Hacia 1880, Thomás Alba Edison(1847-1931), inventó una muñeca que decía mamá y
papá.
http://www.educar.org/inventos/juegos.asp
En todas las partes del mundo los niños juegan tan pronto como se les presenta la
oportunidad, haciéndolo de una manera totalmente natural. El juego es parte de sus vidas,
quizás es una de las pocas cosas en las que pueden decidir por sí mismos.
El juego es una actividad presente en todos los seres humanos. Los etólogos lo han
identificado con un posible patrón fijo de comportamiento en la ontogénesis humana, que
se ha consolidado a lo largo de la evolución de la especie.
Si buscamos en los orígenes, se puede desprender la contribución del juego a la especie
humana. No hay humanidad donde no exista el juego. Es algo que los antropólogos han
descubierto, y si pensamos que el juego va unido a la infancia, profundizando sobre él
llegaremos a considerar el papel de la infancia a lo largo de la historia.
La prueba de que jugar no es un invento de nuestros días la encontramos en la literatura y el
arte antiguos, en los que se describen las actividades de los niños, y en el Foro Romano hay
una rayuela gravada en el piso. Los sonajeros más antiguos se fabricaban de vejigas de
cerdo o de garganta de pájaros, los que se llenaban de piedras para que el sonido producido
estimulara la curiosidad de los niños más pequeños.
http://www.eljuegoinfantil.com/psicologia/evolutiva/evolucion.htm
El juego y la socialización
Es bien sabido, y ya lo hemos afirmado antes, que el juego es el lugar privilegiado para el
desarrollo de las relaciones sociales.
La captación de la realidad del ambiente psicológico presenta en los adultos una adecuada
estratificación. Así, en ellos es posible separar con nitidez lo fáctico de lo deseado. Por ello
encontraremos tanto niveles de pensamiento más realistas, muchas veces impuestos por lo
inalcanzable, como niveles de menor realismo, en algunos de los cuales se mueven sueños e
ilusiones. Reiteremos que, si bien existe gran influencia y permeabilidad entre tales niveles,
al mismo tiempo los límites entre ellos son bastante precisos, salvo en ciertas situaciones de
mayor tensión. Por el contrario el ambiente psicológico infantil ha sido caracterizado
porque "la diferenciación de los diversos grados de realidad es mucho menos marcada, y
(...) las transiciones entre los niveles de realidad y de irrealidad se verifican mucho más
fácilmente" (Lewin, 1955).
El niño parte de una indiferenciación entre dichos niveles de realidad y de irrealidad, y le
resulta difícil discernir entre imágenes eidéticas y percepciones, así como entre causalidad
"mágica" y "animista". En esta primera etapa "nombre y cosa, acto y palabra mágica, no
aparecen aún claramente separados" (ibid). De esa manera se confunden deseo y realidad
en un sistema de codificación muy distinto del nuestro, pero que persiste en los
adolescentes y en aquellos adultos inmaduros para quienes todavía las ideologías resultan
absolutas y sustituyen a los hechos. Será bueno aclarar que semejante confusión de niveles
no es tan marcada en las conductas infantiles en general, sino particularmente en la
situación de juego, que es aquella en la cual la sociedad infantil adquiere su mayor
significación. Por ello tal situación puede ser considerada como la forma natural de
interacción entre niños. Por lo mismo los grupos infantiles prácticamente nunca son fijos
sino que por el contrario se caracterizan por lo cambiante de sus límites.
Como se verá en el capítulo siguiente, el liderazgo es un rasgo infaltable en los grupos de
edad escolar. En un grupo de juego ese liderazgo se revela por la constante intervención en
la actividad, la decisiva influencia en la elección del tipo de juego y en el arbitraje para la
aplicación de las reglas. El líder lúdico en ocasiones es tiránico y, como dice Chateau
(1973), "siente por una especie de intuición psicológica, la atmósfera del grupo y obra en
consecuencia. Es diplomático al mismo tiempo que un jefe. Raramente usa la violencia
para hacerse obedecer" .
http://www.eljuegoinfantil.com/psicologia/evolutiva/tipos.htm