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El estructuralismo europeo
La escuela de la glosemática: Louis Hjelmslev
Así, por ejemplo, el fonema /d/ se define dentro del sistema fonológico del español
como una consonante (en oposición a las vocales), que puede asumir la posición inicial
o final de sílaba, por su posibilidad de ser seguida por otra consonante conformando
grupo (dragón) y por entrar en conmutación con determinados elementos que entran
dentro de esa categoría (clave). Estas definiciones alcanzan para capturar el papel
esencial de la d española en el mecanismo interno de la lengua, es decir, dentro de la
lengua considerada como esquema (el dominio de las formas puras).
Por otra parte la lengua como realización social dada, pero independientemente de su
manifestación, constituye la norma, la forma material.
Así la /d/ se define desde esta perspectiva como una dentoalveolar sonora (opuesta por
ejemplo a la /t/, dentoalveolar sorda): lo que la distingue es una propiedad positiva, los
mínimos diferenciales que le otorgan cualidades positivas frente a los otros elementos
del sistema.
De manera muy apretada puede decirse que la glosemática considera que la lengua es
una semiótica compuesta de dos planos: expresión y contenido (que corresponden a los
planos del signo saussureano: significante y significado). El signo, desde el punto de
vista interno, es en realidad una función, una entidad generada por la conexión entre dos
funtivos: una expresión y su contenido o un contenido y su expresión. No hay una
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función signo sin que estén presentes simultáneamente expresión y contenido: por ello
la función signo es en sí misma una entidad solidaria. En cada uno de los planos del
signo es preciso distinguir entre la forma y la sustancia. Si se comparan expresiones en
distintas lenguas como yo no lo sé /I do not know (inglés)/ ich weiß es nicht (alemán)/je
ne le sais pas (francés), encontramos un factor común –la llamada materia,el contenido-
que así considerada no es analizable, es una masa amorfa. Esa materia está ordenada,
formada en cada lengua de manera diferente (para visualizar este aspecto hemos
subrayado en los ejemplos los elementos que realizan la negación en las distintas
lenguas, véase también el orden de las palabras y la posición de los verbos que están en
negrita). Es decir que cada lengua coloca sus propios límites en la masa amorfa de
pensamiento, distribuye los elementos de distinto modo y con distinto énfasis.
Retomando la metáfora de Hjelmslev: es como un único y el mismo puñado de arena
que puede ponerse en distintos moldes, estos moldes son las formas que son propias de
cada lengua, la materia permanece como sustancia formada para una y otra forma
lingüística. Cada plano del signo, contenido y expresión, está conformado por una
forma y una sustancia, es decir, por propiedades formales puras y por sustancia
conformada.
el procedimiento deductivo, que parte de las clases para llegar a los componentes pero
admite la posibilidad de incluir también el método inductivo.
Lecturas básicas
En ese marco, Bally retoma la oposición entre modus/dictum, que puede rastrearse en
los estoicos griegos.
Así, en el enunciado Probablemente Juan esté cansado, la predicación (el dictum) pone
en relación Juan y cansado (por intermedio del verbo copulativo estar) y la modalidad
(el modus) probablemente afecta esa predicación al señalar la intervención de la
subjetividad del hablante.
Desde un punto de vista gramatical, el modus puede expresarse por medio de muy
distintos recursos lingüísticos y no lingüísticos. Entre los recursos lingüísticos se
cuentan los adverbios en –mente, el modo, el tiempo, el aspecto, la persona y la
distribución de la información en el enunciado, incluyendo nociones como tema/rema (o
tema/ propósito, en los términos de Bally), el foco y el tópico, etcétera. Dentro de los
recursos no lingüísticos, la modalidad puede expresarse por medio de la entonación, las
interjecciones o la gestualidad (que son recursos intermedios entre la lengua y la acción,
en la medida en que también en ellos interviene lo arbitrario).
Quien desarrollará aún más las ideas de Bally es Émile Benveniste (1902-1976),
profesor del prestigioso Collège de France. La noción de enunciación aparece
reiteradamente en las conferencias, clases y artículos de Benveniste producidos entre
1950 y 1974 y reunidos en dos recopilaciones, publicadas bajo el título de Problemas de
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Prueba de estas generalizaciones son los sistemas deícticos, que (destaca Benveniste)
existen en todas las lenguas y que remiten al yo, el aquí y el ahora, los parámetros
básicos de la situación enunciativa.
Para expresar la relación entre los participantes en la comunicación, las lenguas utilizan
diversos recursos: el sistema pronominal (la primera y la segunda persona, que indican
los participantes en el acto enunciativo: yo y vos, vs. la “no-persona”: él) y los
morfemas verbales de persona y de número (especialmente relevantes en el caso de las
lenguas con sujeto tácito, como el español). La situación espacial del acto de
enunciación se expresa mediante pronombres, adjetivos o adverbios demostrativos
(esto, ese, aquí, etc.), que indican mayor o menor cercanía espacial con el locutor.
Lecturas básicas
exóticas de Oriente, así como M. Halliday fue, antes que lingüista, especialista en
lengua y literatura china.
Firth fue discípulo del antropólogo B. Malinowski, quien ejerció una fuerte influencia
en el lingüista, especialmente en lo que se refiere a la relevancia del contexto en todo
evento comunicativo y lingüístico (de allí que suela identificarse a esta línea como parte
del contextualismo británico). Para Firth la lengua es una totalidad; la división de la
lengua en fonética, gramática, léxico, etc., no es más que una necesidad metodológica:
para describir y explicar cualquier elemento o aspecto de un nivel dado es
imprescindible tener en cuenta todos los demás niveles. Por otra parte, nunca debe
perderse de vista que la lengua siempre tiene una función social en el contexto de una
cultura dada. Las lenguas pueden estudiarse sólo a partir de textos concretos, muestras
de lo que llama lenguas restringidas, es decir, la lengua de la ciencia, de la política, del
comercio, etcétera.
Con esta idea dio un lugar de importancia al estudio de lenguas para fines específicos,
que tiene hoy un desarrollo pujante. La teoría asigna un papel central a la noción de
sistema (de allí derivará el nombre teoría sistémica) y también a la de estructura, que
define en vinculación con las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas de Saussure:
todo análisis debe distinguir entre estructura como entidad sintagmática y sistema,
entidad paradigmática, y cualquier análisis lingüístico debe realizarse analizando tanto
las relaciones sintagmáticas como las paradigmáticas.
Uno de los aspectos más estudiados del sistema por M. Halliday en las décadas del
sesenta y setenta es la transitividad, que consiste de una red de sistemas que se originan
en la cláusula mayor (la oración que contiene predicación). Los sistemas de
transitividad se relacionan con: 1. los tipos de procesos que se emplean en la cláusula; 2.
con los participantes, y con atributos y circunstancias de los procesos y los
participantes. Los tipos de procesos pueden ser extensivos o intensivos, según se trate
de procesos de acción o percepción (Elena compró la casa; Las gaviotas volaron) o de
descripción o identificación (Las fiestas navideñas son extenuantes; El presidente es
Rodríguez Zapatero). Dentro de los procesos extensivos se distinguen el sistema
efectivo (dirigido a un fin/objeto, como en Elena compró la casa) del sistema
descriptivo (acción no dirigida, las gaviotas volaron). A su vez el rasgo efectivo puede
manifestar el sujeto como actor (operativo) o como objeto (receptivo). Una descripción
más refinada de la cláusula extensiva distingue el rasgo iniciador de la acción y otras
posibilidades de relación entre los participantes (Juan rompió la ventana / La ventana se
rompió).
Lecturas básicas
Por otra parte, los lingüistas de Praga innovan al incorporar la perspectiva funcionalista
en la definición de la lengua: para ellos, la lengua es un sistema de medios de expresión
apropiados para un fin. Además, la lengua es un sistema funcional en sí: las estructuras
fónica, gramatical y léxica dependen de las funciones lingüísticas y sus modos de
realización.
En el período posguerra de la Escuela de Praga es notoria la mayor concentración en los
estudios gramaticales y la atención brindada a los niveles superiores de organización de
la gramática.
Ese trabajo fue presentado en una conferencia titulada “Lingüística y Poética”, que
estuvo destinada a discutir críticamente la concepción tradicional que considera esos
ámbitos como opuestos y sólo tangencialmente relacionados. Jakobson sostiene que
toda conducta verbal –no solo la poética– es intencional y está dirigida a un fin: el
lenguaje debe ser abordado y estudiado en toda la variedad de sus funciones. Sobre la
base de la teoría de la información formulada en 1948, que se articula sobre los factores
que constituyen la comunicación (emisor, receptor, referente, canal, mensaje y código),
dedujo la existencia de seis funciones lingüísticas: la expresiva, la apelativa, la
representativa, la fática, la poética y la metalingüística. De esta manera completó el
modelo de las funciones lingüísticas clásico, presentado por Karl Bühler en su libro,
Teoría del Lenguaje (1930).
Fuente:
http://aportes.educ.ar/lengua/nucleo-teorico/recorrido-historico/-la-lingueistica-del-
siglo-xx/estructuralismo_europeo.php?page=1
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