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ANALISIS DEL ENSAYO

LA CORRUPCIÓN SISTÉMICA.

EL FRACASO DE LA EDUCACIÓN DE LOS VALORES


ÉTICOS Y DE LA EJEMPLARIDAD.

Frecuentemente se menciona un dicho: “la corrupción proviene de la


antigua Roma”, frase utilizada para tolerar las prácticas de corrupción hoy en día,
García-Conde (2012) cita a Heidenheimer donde clasifica la corrupción
atribuyéndoles colores como blanco, gris y negro. La corrupción blanca o pequeña
corrupción es aquella que no tiene una fuerte oposición por parte de la sociedad,
esta la tolera y como consecuencia la encuentra normal, la acepta y hasta la
considera virtuosa sin que sea por lo tanto crear leyes contra ella”. (p.692)

El ejemplo más claro en este tipo de corrupción existen actos que no son
ilegales pero carecen de ética, como sucede cuando se manipula la opinión
pública con criterios falsos, creando falso testimonios sobre actores políticos
quienes adversan el gobierno oficialista, así como, evadir las responsabilidades de
la gestión gubernamental para que la culpabilidad recaiga sobre un boicot
internacional, o la ultraderecha, o una guerra económica o el imperio
norteamericano, en fin, cantidad de hechos noticiosos que pretenden llamar la
atención del ciudadano.

Según Arteta (2010) citado por García-Conde (2012), los sistemas


corruptos requieren actores directos e indirectos de muy diversa naturaleza. Así
pues hay corruptos y corruptores, encubridores, el grupo encargado de elogiar
estas acciones y dos participantes especiales, uno es el que comete acciones
corruptas y al mismo tiempo acumula información sobre evidentes corrupciones de
compañeros que en momentos críticos no se atreverán a denunciar a este
personaje, el otro es mayoritario en la sociedad actual y se trata del espectador
indiferente, que consiente el mal.

Por lo anteriormente expuesto, se dilucida que el manto de la corrupción es


sostenido por involucrados directos, es decir, el que comete el acto de corrupción,
así como, personal indirecto que hacen el rol de cómplice, como es el caso
tribunales de justicia y fiscalías del ministerio público parcializado con el gobierno
y partido político de turno. Pero el otro sujeto involucrado, pudiese decir, el más
letal, lo representa el ciudadano común debido a su indiferencia. Donde,
simplemente manifiesta su queja o descontento, aunque no actúa a través de
herramientas democráticas como es el sufragio.

En ciertos sectores de la sociedad, la corrupción es elogiada porque se


establece como un arte, utilizando habilidades, destrezas, prácticas, artificios
jurídicos y por lo tanto tiene admiradores, personas que sueñan en estar
insertados en este subsistema del delito, dispuestas a celebrar los
acontecimientos corruptos como logros para la sociedad.

Estas situaciones ponen de manifiesto lo interpretado por García-Conde


(2012), donde las relaciones entre crisis y corrupción como fracasos de un modelo
que implica el desarrollo de un capitalismo financiero, particularmente en el grupo
de Trasparencia Internacional han publicado que el índice de percepción de
corrupción en España ocupa el número 31.

Desde mi postura, no solamente en los países con ideologías de derecha,


capitalistas o que utilizan políticas neoliberales sucumben a este flagelo, gobiernos
de izquierda como China en Asia y Venezuela en Latinoamérica, poseen altos
niveles corrupción según Transparencia Internacional, originando una pérdida de
los valores éticos.
Cualquier sistema político y social, indistintamente si es capitalista o
socialista requiere establecer limitaciones, es decir distinguir entre medios y fines.
El dinero no es un fin en sí mismo sino un medio que permite crear trabajo sin
incurrir en grandes desigualdades, por lo tanto, cuando el dinero se convierte en
un fin, allí aparece en el escenario la práctica corrupta. Por lo tanto, el culpable de
todos los males no es la globalización, o el neoliberalismo o el capitalismo, sino
más bien, la ausencia d un comportamiento ético de los gobernantes.

Según Diego Bautista (2009), existen factores que fomentan la corrupción


como la ignorancia, donde esta limita que las personas puedan discernir sobre la
legitimidad de las situaciones y de sus consecuencias. La codicia significa el
deseo excesivo de apropiarse de algo sin límites y con una tendencia a ambicionar
cada vez sin ninguna reflexión sobre el criterio de necesidad. La avaricia es muy
característica de los sistemas capitalistas descontrolados en los que aparece el
deseo de usura y de acumulación de riqueza que conduce a un individualismo
materialista con evidente reducción de valores éticos y ciudadanos.

Lo anteriormente mencionado, realmente son factores directamente


proporcional al nivel de corrupción en cada país, sin embargo, discrepo en que
solamente surja en sistemas capitalistas, dado que en sistemas socialistas como
Rusia, China y Venezuela también existe la acumulación de riquezas por parte de
las élites que gobiernan, así como, se evidencia la carencia de valores éticos.

Bibliografía

Garcia-Conde, Javier. (2012). Las “4 E” de la corrupción. Extensa,


Especifica, Elogiada y Encubierta. L´Expressió

Diego Bautista, Oscar. (2009). Ética para corruptos. Urduliz: Editorial


Desclée De Brouwer.

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