Sei sulla pagina 1di 4

Qué es el respeto hacia los demás

Qué es el respeto hacia los demás es la actitud mediante la cual uno tiene en
cuenta, en sentido profundo, las personas, muestra consideración por sus derechos
y está abierto a aprender de ellas. Implica conocer el propio valor y el de los demás.

Es un requisito previo para que los seres humanos puedan relacionarse entre sí
de una manera constructiva y positiva. Respetar a los demás implica entender
que a pesar de las diferencias, todos tenemos las mismas necesidades básicas
físicas, psicológicas y espirituales, y que la experiencia y los conocimientos de los
demás nos pueden ayudar.

Para qué sirve el respeto y cómo nos ayuda a ser felices


La actitud respetuosa hacia nosotros mismos es fundamental para poder
desarrollar el respeto hacia los demás. Esto implica entender realmente el propio
potencial y cuidarnos para poder desarrollarlo.

La actitud respetuosa favorece que tengamos verdaderos amigos, en los que poder
confiar y compartir de forma auténtica experiencias de crecimiento personal.

El respeto hacia todos los miembros de la familia facilita mucho la convivencia y


crea un clima de armonía fundamental para poder sacar lo mejor de cada uno.

Contribuye a la armonía de nuestra sociedad y sirve de ejemplo de cómo convivir


con sabiduría.

Nos permite aprender de la diferencia. Es una cualidad fundamental en el mundo


plural en que vivimos.

Nos enseña a actuar de forma inteligente, con empatía y ecuanimidad, ante posibles
conflictos o diferencias de opinión. El respeto a las opiniones diferentes propicia las
relaciones pacíficas.

¿Cómo podemos desarrollar la actitud respetuosa?


Es muy importante ser respetuosos con nosotros, y esta actitud no será egoísta
si tenemos siempre presente que los demás valen tanto como nosotros. Se trata de
desarrollar una actitud de respeto profundo hacia la propia persona, nuestras
necesidades, sentimientos, derechos… Cuando no nos respetamos a nosotros
mismos y permitimos que los demás nos utilicen o nos hagan daño, es posible que
después nosotros hagamos algo similar hacia los demás.

Observando con atención como todos necesitamos y dependemos de los esfuerzos


de los demás. A partir de aquí, tratando a todos con la misma cortesía y delicadeza
con la que nos gustaría que nos trataran a nosotros.

Recordando que todos somos iguales en esencia y que cada persona hace lo
mejor que puede a partir de las circunstancias que le ha tocado vivir y de los
conocimientos y recursos que tiene.

Expresando lo que crees y quieres, por muy fuerte y duro que sea, de forma
tranquila, pacífica y tratando de no herir los sentimientos de los demás. Aceptando
la parte vulnerable que hay en todas las personas. Son seres humanos como tú.

Aunque todas las personas son dignas de respeto, es especialmente importante ser
respetuosos con las personas mayores. Han vivido más y tienen más
experiencias y conocimientos. Puede parecer que somos muy diferentes, pero ellos
también han sido jóvenes y escucharlos nos hará más sabios.

Escogiendo bien las personas de las que nos hacemos amigos oa quien elegimos
para admirar. Observando si son felices y poseen aquellas cualidades que para
nosotros son importantes.

La responsabilidad
Una persona es responsable cuando:

 Tiene la capacidad para discriminar conductos.


 Tiene la capacidad para discriminar resultados y relacionarlos con las
conductas.
 Tiene la capacidad para asumir los resultados y los efectos de sus actos.

La responsabilidad es la contrapartida a la autonomía.

Ser responsable es entender que cada una de nuestras acciones afecta a los demás
de manera directa o indirecta.
Ser responsable implica que los demás pueden confiar en nosotros y que estamos
dispuestos a hacer las cosas lo mejor posible ya dar cuenta de lo que hacemos y
dejamos de hacer.

La persona responsable cumple sus compromisos. Si se compromete a hacer algo


por alguien, no lo aplaza ni lo olvida, sino que se preocupa de llevarlo a cabo.

La responsabilidad ayuda a aceptar las felicitaciones cuando las cosas han salido
bien y los errores en caso contrario.

Cuando alguien responsable comete un error, evita dar las culpas a otras personas
o a las circunstancias. Asumir los hechos implica que podemos explicar por qué
han sucedido las cosas que han pasado, sin usar excusas, e intentar seguir
esforzándonos por mejorar.

¿Cómo contribuye a nuestra felicidad?


El hecho de considerarnos algo importante ser cuidado y respetado nos
hace mejorar la autoestima.

Cuando entendemos que consciente o no estamos tomando continuamente


decisiones y escogemos ser responsables de nuestros actos, tomamos el timón de
nuestras vidas, por lo que nos convertimos en los autores. No dejemos que otros
lo hagan por nosotros. Esto nos hace sentir más libres.

Cuando todo va bien, es fácil olvidar que todo puede cambiar en un instante. En un
mundo lleno de incertidumbre, el sentido de responsabilidad mutua es lo que
mantiene unidos familiares y amigos; es lo que hace que nos sentimos seguros y
apoyados y, en última instancia, que el mundo funcione mejor.

Cuando elegimos ser responsables con alguien estamos, indirectamente,


transmitiendo el mensaje de que el bienestar del otro nos importa y que tratamos
de hacer lo posible para contribuir a su bienestar. Esto hace que las relaciones
sociales sean más ricas y tranquilas.

Cuando vemos que alguien se comporta de forma responsable con nosotros,


tenemos más seguridad y fuerza para enfrentarnos a los retos que se nos
presentan.
Las relaciones basadas en la responsabilidad mutua y en la aceptación
incondicional nos llenan de energía y satisfacción y hacen que
sintamos que tenemos algo que ofrecer, que podemos elegir actuar por el
bienestar global y que no estamos solos en el mundo.

Cuando comprendemos que el mundo es fruto de las acciones de cada uno de


nosotros, y que cada cosa que hacemos afecta de alguna manera la totalidad, nos
implicamos en su buen funcionamiento y nos sentimos menos solos. Comprender
el sentido de responsabilidad universal y compartirlo nos hace sentir a gusto en
nuestro interior.

Cómo desarrollar la actitud respetuosa


No teniendo miedo de crecer, cogiendo el timón de nuestros actos.

Tomando decisiones y sabiendo lo que conlleva tomarlas. Dejar de excusarnos en


la inercia.

Dejando de buscar excusas cuando nos invade la pereza o cualquier distracción


que nos aleja de lo que nosotros queremos realmente o nos hemos comprometido
a hacer. Entendiendo que la autonomía va ligada a la actitud responsable. Cuanto
más autonomía, más responsabilidad, y cuanto más responsabilidad, más
autonomía.

Entendiendo la importancia de esta actitud y comprometiéndonos en serio. Antes


de asumir cualquier encargo o trabajo, pensar bien si podremos llevarlo a cabo.
Siendo realistas y no aceptando tareas demasiado difíciles o que no podamos hacer
por falta de tiempo.

Una vez aceptado un compromiso, esforzándonos para llevarlo a cabo con cuidado
y perseverancia.

Comprendiendo que no tiene sentido culpar a los demás o poner excusas cuando
algo sale mal, ya con esta actitud estamos perdiendo la oportunidad de crecer a
partir de nuestros errores. Es fundamental analizar qué ha fallado y utilizar esta
valiosa información para aprender y hacerlo mejor en otra ocasión. Todos
aprendemos a través de los errores y no hay nada vergonzoso en ello.

Potrebbero piacerti anche