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Facundo Iglesias Fassi

Aprender a vivir sin miedo


(curso intensivo)

Entrégate completamente al momento presente


Ríndete a tu sentir, ahora.
Vive este instante, sin resistencia alguna, ahora
Porque es lo único que puedes experimentar, ahora.
INTRODUCCIÓN

Aprender a vivir sin miedo es una experiencia maravillosa. Es un renacer, un aprender a andar.
Como el ciego al que se la ha devuelto la vista, la ausencia de miedo reinstaura la visión, lo que
te otorga una comprensión de vida radicalmente opuesta a la que conocías. Cada situación,
cada persona, cada actitud, cada encuentro, se viven como por primera vez. Todo se vuelve
entonces mucho más vivo, más nuevo, más actual. Como un viejo mueble al que se le ha
quitado el polvo de encima y luce ahora recién lustrado; todo se torna ahora hermoso y
renovado. La vida se vuelve una danza de aromas frescos y sabores intensos.

Aprender a vivir sin miedo es un camino espiritual profundo, y el comienzo parece siempre lo
más dificultoso. Como un niño que está aprendiendo a caminar y se lanza a dar sus primeros
pasos confiando en las manos que lo guían, depositando su fe en los brazos que lo acompañan
y lo sostienen ante la primera aparente desestabilización. De igual manera, una confianza
infinitamente mayor empieza a ganar lugar a medida que avanzamos en este camino hacia el
Despertar de la Conciencia.

En este camino se apunta a eliminar de la mente todo vestigio de miedo. No estamos haciendo
referencia al miedo instintivo del ser humano, no estamos hablando de una fobia. Aprender a
vivir sin miedo es aprender a liberarse de todas las creencias, que parecen lógicas y normales,
pero que te hacen sentir vulnerable, débil y solitario. Es un camino de honestidad que acaba
por derribar la absurda idea de que la vida es dura, injusta, y que puede abandonarte en
cualquier esquina. Porque ese infundado miedo es el que nos lleva a buscar seguridad y
estabilidad donde no la hay, es decir, en el mundo material; y pasamos por alto el hecho de
que la seguridad y la estabilidad forman parte de nosotros mismos, y salen a la superficie a
través de la confianza en la vida misma. Es decir, en vez de aceptar al miedo como algo lógico y
natural de nuestra mente humana, e intentar acallarlo buscando distintos tipos de seguridad
mundana, erradicar el miedo de tu mente te coloca en un estado de contemplación desde el
cual vives tu vida con total confianza y naturalidad, con plena certeza de que todo está bien.

Es un “darse cuenta”, un “hacerse consciente”. Es entregarse plenamente a la Conciencia del


Ser y vivir desde ese espacio. Es un camino que tarde o temprano todos los seres humanos
habrán de recorrer, porque el destino es uno e inevitable: el Despertar de la Conciencia. Desde
hace miles años el mundo ha sido testigo de esto con grandes ejemplos, de manera que no soy
el primero en Despertar, ni tampoco el ultimo; tú que lees esto lo harás en su debido
momento. Quienes estamos en el camino, andamos por ahí sin hacer demasiado ruido para no
despertar bruscamente a nuestros hermanos que aun duermen, pero estamos alerta y
dispuestos para acompañar y enseñar los primeros pasos en el nuevo mundo a quienes
empiecen a Despertar y requieran nuestra ayuda. Pero debes saber, antes de encaminarte
hacia la luz, que tu única Guía, la cual es absolutamente plena y confiable, está en tu interior.
El problema estriba en que la creencia en el miedo te impide oír a tu Guía interno. Dicha es la
razón por la cual te encuentras perdido en el mundo, buscando desesperadamente algo pero
que no sabes ciertamente de qué se trata porque, si eres honesto, verás que jamás lo has
conseguido. Mas cuando encuentras aquello que parece ser era lo que buscabas, acaba tarde o
temprano por dejarte insatisfecho, con un mal sabor de boca, y vuelves entonces a seguir
buscando pero aun mas desorientado que antes. Esa búsqueda sin sentido termina por
agotarte; te cansa, te aburre y hasta te hace dudar del sentido de tu propia vida. Y todo esto
sencillamente por abrigar en tu mente la descabellada idea de que el miedo es real.

Pero una vez has identificado la causa del problema, la solución queda a tu entero alcance:
solo debemos erradicar la causa, y sus efectos desaparecerán. Lo maravilloso e interesante
aquí es que no se trata de un “erradicar” tal y como lo conocemos, lo cual sería expulsar la
causa del conflicto, sino que más bien se trata de un “erradicar” un tanto inclusivo. No
estamos tratando de eliminar nada ya que eso implicaría rechazo, y el rechazo es síntoma del
miedo yacente debajo. Estamos entonces yendo directamente a analizar la causa de todo
conflicto para ponerla bajo la luz y comprobar su falsedad. Y una vez hemos visto su
insustancialidad, simplemente dejamos de otorgarle valor e importancia. Así la causa de toda
desarmonía en tu vida empieza a hacerse cada vez más insignificante y acaba desapareciendo,
y con ella sus aparentes efectos.

Tal vez juzgues de antemano este camino como difícil o imposible, incluso hasta
incomprensible. Pero como ya he dicho dispones de tu Guía interno que está ahí justamente
para acompañarte en este camino, tal es su función. Más al no poder oírle porque tienes toda
tu atención puesta en el ruido que te genera el miedo, se requiere de ti un poco de buena
voluntad, un esfuerzo para quitar tu atención del miedo y sus aparentes efectos por un
instante y que entonces puedas oír la voz de tu Guía interno. Con un instante basta para que él
te recuerde que hay una tarea importante que debes realizar, mucho más importante que
cualesquiera otras puedas concebir. Tu tarea aquí es Despertar. Y en tu Guía interno
encontrarás los pasos que debes seguir; el te dirá todo lo que debes hacer.

Esa es la llamada que en algún momento todos oímos, y que tarde o temprano todos
atenderán. Quienes ya hemos contestado, estamos aquí, aprendiendo a vivir sin miedo.

A continuación dispones de un intenso resumen que te otorgará una comprensión general del
tema central de tu vida. Diez capítulos introductorios que pretenden arrojar luz sobre tu
mente. Espero te sean de utilidad.

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I
¿Cómo escuchar la llamada?

Muchas personas se inician en este camino cuando ya se han cansado de sufrir, y hartos de no
encontrarle sentido a la vida buscan otra manera, y se abren a este tipo de enseñanzas. Otros
se abandonan por completo y es entonces cuando la vida los recoge delicadamente para
encaminarlos. También hay quienes han tenido experiencias que han transformado súbita y
radicalmente su percepción de la vida. Y hay quienes sin saber cómo ni por qué, ni siquiera
cuándo, nos encontramos viviendo sin miedo y enseñando a otros que es posible hacerlo.

De manera que lo importante no es cómo se presente la llamada, ni cómo hacer para oírla. De
hecho el sonido de la llamada es constante y tú lo pasas por alto. Pero de todas maneras las
formas poco y nada importan aquí. El contenido, la respuesta, es lo que nos mueve. Y tú, que
lees estas palabras, estás oyendo tu llamada. ¿Contestarás esta vez?

II
Una vez atendida la llamada, lo primero que se nos enseña es que debemos conocer a fondo el
mecanismo de funcionamiento del miedo, ya que en dicho mecanismo radica el anclaje en
nuestra mente. Veamos entonces cómo se desenvuelve el miedo, cómo opera en nuestra
mente. Su accionar es tan directo como eficaz: se disfraza para que no lo reconozcas. Se hace
pasar por tu conciencia y desde ahí te dirige como una marioneta. Y no puedes soltarte de sus
hilos porque no los ves, no percibes las ataduras; estas cegado por la confusión del engaño. Su
voz retumba en tu mente y pareciera que no puedes oír nada más. Es lo primero que oyes al
despertar y lo último que escuchas antes de dormirte. Esta siempre ahí, hablándote a lo largo
de todo el día, incluso durante tus sueños, pretendiendo aconsejarte, diciéndote qué hacer,
qué pensar, qué decir. Y no puedes por menos que hacerle caso al creer que esa es la voz de tu
conciencia; esa voz que te dice que eres víctima algunas veces y otras culpable.

Es lo que se conoce como ego. Un sistema de pensamiento basado en la creencia en el miedo


y la separación, lo cual es la causa de toda enfermedad. De hecho, la enfermedad no existe y
es sólo una creencia en la mente. Corrige ese error fundamental, devuélvele la cordura a tu
mente, y tu vida se verá libre de toda enfermedad, sea cual sea la forma en que ésta se
manifieste.

Esta confusión explica el por qué de que la voz de tu conciencia, en la cual se supone deberías
poder confiar plenamente, haya sido hasta ahora tan inestable, tan fluctuante, tan variable y
hasta contradictoria. Cuestiónala y comprobarás su incoherencia y su demencia.
No es esa la voz que ha de estar siempre donde tu estas y que te habla de una forma clara,
consistente, confiable e inequívoca. Tú eres tu conciencia, ese espacio que da lugar a los
pensamientos. Tú eres el creador de tus pensamientos. Tú eres conciencia.

Por eso debemos estar alertas, porque la confusión es grande. Nuestra tarea consiste entonces
en concentrarnos en observar el miedo operando en nuestras vidas, para poder así
desenmascararlo y llevarlo ante un juicio justo. Debes estar muy alerta porque el ego
encontrará miles de trampas para impedir que lo veas tal como es, ya que su existencia
depende de que tú continúes creyendo en el engaño y lo sigas viendo como la voz de tu
conciencia, y por tanto, juez de tu verdad.

III
Ahora que ya sabes que hay una voz en tu mente que te ha mantenido engañado todo este
tiempo, pero que aun continúas preso del engaño, presta atención. Vamos a exponer algunos
aspectos del sistema de pensamiento controlado por el miedo a fin de que puedas ver algunos
de sus trucos.

A través de su disfraz, el miedo interpreta el papel de juez y dictamina lo que es bueno y lo que
es malo; y tu lo aceptas porque crees que es un juicio proveniente de tu conciencia. Por medio
de esa división entre lo bueno y lo malo, el miedo te induce a juzgar permanentemente todo lo
que te rodea y etiquetarlo como positivo o negativo. Observas entonces tu entorno y solo
puedes ver separación; divisiones sobre las cuales vuelcas el juicio del miedo y etiquetas los
distintos aspectos y creencias de tu vida definiéndolos como buenos o malos, y algunos
matices que son un poco buenos y un poco no. Y así, sin darte cuenta, te encuentras un día
juzgando tu propia vida como algo bueno, o algo malo.

A esas alturas te encuentras en un callejón oscuro, y te has adentrado tanto que no puedes ver
la salida. Pero para eso es que cuentas con tu Guía interno, ya sabes.

Entonces bien, a través de esa división y juicio empiezas a agrupar conceptos que consideras
“buenos” por un lado y conceptos que consideras “malos” por otro. Y adoptas para ti aquel
grupo de creencias que has juzgado buenas, y tal vez algunas que pertenecen al otro grupo. De
esa manera es como forjas tu personalidad. Y a partir de ahí ya conoces cómo funciona el nivel
de las personalidades; creencias e ideales agrupadas por un lado enfrentándose con sus
opuestos agrupados por otro lado. Guerras, hambre, carencias, necesidades; el mundo que ves
a diario.

Pero volviendo al nivel de la no-forma, ahí donde yace la causa de todo, ahí donde la vida es;
vemos cómo has llegado, conducido por el miedo, al punto de juzgar tu propia vida, y a ti
mismo, como bueno o malo. Y la trampa aquí es que todo lo que juzgas negativo parece
acecharte a la vuelta de cada esquina, y para peor, lo que consideras bueno y motivo de
felicidad es siempre algo pasajero; jamás has encontrado la felicidad plena, constante y eterna.
Entonces ahí vas, esforzándote por conseguir aquello que crees es motivo de tu felicidad, pero
movido por el miedo que te genera la idea de no encontrarlo. Mas una vez lo alcanzas, te
envuelve el miedo de perderlo. Y a toda esa paranoia se le suma la angustia y el miedo de
pensar que alguna de las fatalidades que crees ver a tu alrededor pueda caer sobre ti en
cualquier momento y sin previo aviso.

Y a eso es a lo que llamamos vivir, una absurda idea que hemos fabricado al permitirnos ser
controlados como títeres por el miedo. Pero tranquilo que siempre dispones del valor
necesario para enfrentar tu miedo y ver cómo se desmorona todo su desquiciado teatro y sus
esquizofrénicos personajes. Tan sólo debes decidirte a hacerlo. No caigas en la trampa que te
impone el miedo al hacerte pensar que esta tarea es muy difícil, cuando no imposible. No lo
escuches, no hagas caso a lo que te dice; reconoce tu valor y decídete de una vez por todas a
disolver el miedo en tu mente y vivir, entonces sí, una vida plena y feliz, en paz.

Ahora es cuando se requiere honestidad de tu parte, para que entonces puedas ver lo absurdo
de todo este engaño fabricado por el miedo. Lo tienes arraigado en tu mente y para
desprenderlo debemos primero comprenderlo. El controla todo tu sistema de pensamiento, te
dice qué pensar y qué creer. Es el miedo el que ha erigido una imagen de ti mismo que no
puedes rechazar porque lo ha hecho a través de tu personalidad, por lo cual te sientes
completamente atraído y atado a dicha imagen de ti mismo. Estás tan identificado con tu
personaje que ni siquiera puedes verlo, ni tampoco puedes ver la obra, ni el teatro, ni mucho
menos al titiritero. Y es justamente viendo directamente a los ojos del titiritero como puedes
desmoronar toda su insana fabricación.

Es entonces, al enfrentarte cara a cara con tu propio miedo, cuando tiene lugar el gran salto,
ese que te eleva a un nivel superior de comprensión. Tú puedes dar el gran salto, no hay duda
alguna sobre ello. Solo el miedo puede hacerte dudar al respecto. Pero ahora estas conociendo
sus trucos y cómo funciona; ya tienes una herramienta con la cual trabajar para evitar caer en
su engaño.

Analiza ahora tu personalidad con mucha honestidad y verás cómo está basada en ideas y
creencias que has adoptado como propias pero que previamente habías juzgado como buenas
o malas. Eso evidencia el miedo presente en sus cimientos y, por tanto, su falsedad. Y si la
causa es falsa, sus efectos no pueden no ser falsos. Por tanto, tu personalidad es una gran
farsa.

Presta mucha atención ahora, pues no quiero que sufras. Cierto es que tu personalidad, eso
que crees te define y dice quién eres, es falso. Pero no caigas en pánico, no hay nada de malo
en ello. El hecho de que evidenciemos y comprobemos tal falsedad, no implica que tu
personalidad sea mala. No tiene nada de malo. De hecho te gusta en muchos aspectos, y en
otros no tanto. Puedes trabajar esos puntos si quieres, puedes a su vez disfrutar de tu
personalidad, pero ahora ya sabes que es falsa. Por tanto en vez de identificarte con ese
personaje y su personalidad, y creer que tu vida se va en ello, puedes ahora disfrutar y hacer
uso de esa personalidad para relacionarte con otras personas; pero de ahora en mas sin
identificarte, sin apegarte, sin sufrir. Simplemente contemplando, admirando, y alerta a los
movimientos y trucos con los que el miedo intentará engañarte y regresarte de nuevo al
callejón oscuro del cual estamos intentando salir con la ayuda de nuestro Guía interno.
IV
Ahora observa esto. Si todo este tiempo has sido engañado, eso quiere decir que, literalmente,
no eras consciente de las cosas que hacías o decías. Es decir, en todo tu pasado no has sido
consciente ni un instante. Eras un inconsciente literal. No estabas en tu sano juicio porque te
encontrabas juzgando a través del miedo constantemente. Y como a todo loco, bien sabemos,
no se lo puede declarar culpable por no estar en su sano juicio. De hecho, casi nadie está en su
sano juicio, sino no actuarían como lo hacen y el mundo no sería como lo vemos.

Entonces, si nunca has sido consciente de absolutamente nada, ergo no puedes ser culpable de
absolutamente nada. Sin importar qué haya acontecido, sin excepción alguna, eres total y
completamente inocente. En última instancia, como todo pensamiento proveniente del miedo,
la culpabilidad no deja de ser una creencia y, como tal, es completamente falsa.

Cómo podrías ser culpable de algo cuando estabas siendo tan engañado que no podías ver. A
causa del miedo tu atención se centra en la forma, entonces la verdad de la vida misma
yacente mas allá de la forma, queda vedada para ti. Al darle atención e importancia, es decir,
al otorgarle realidad al mundo de las formas y nada más, quedaste completamente ciego.
¿Quién en su sano juicio culparía a un ciego de chocar una mesa y tirar un vaso de vidrio al
suelo? Si estuvieras en tu sano juicio, la idea de juzgarte culpable de algo no tendría cabida en
tu mente. Solo al ver y reconocer tu inocencia absoluta, encontrarás paz.

Pero recuerda que no estamos buscando comprobar tu inocencia, por el contrario, estamos
comprobando que la culpabilidad no existe. La inocencia siempre estuvo ahí y la verás una vez
hayas eliminado tu creencia en la culpabilidad. No hay que encontrar nada, simplemente
debes correr el velo que cubre y obstaculiza tu inocencia, y tu verdad, porque tú eres la
inocencia en acción.

Entonces bien, fuiste engañado y creíste ser culpable, pero era todo una mentira. ¿Por qué
entonces te empeñas en creer que tu hermano es culpable por lo que ha hecho? ¿No ves acaso
su ceguera? El está siendo engañado igual que tu, y no lo sabe ¿Cómo entonces puedes
juzgarlo culpable? No olvides que estábamos buscando comprobar que la culpabilidad no
existe, y no podrías verla en tu hermano si en verdad creyeras que no existe. Al verla en tu
hermano estas afirmando que la culpabilidad es real, y si es real para tu hermano es real para
ti que la ves en él. Evidentemente, te sigues percibiendo culpable a ti mismo. Y ahí se esconde
la causa de que aun no experimentes esa paz que tanto deseas.

Debes ser consistente y constante para ir más allá de tus creencias y ver el miedo a la cara.
Debes poner un poco de buena voluntad. Tu Guía interno está esperando que le des lugar para
él poder manifestarse en tu vida. Entonces, y solo entonces, volverás a oír la Verdadera Voz de
la Consciencia.
V
Veamos un poco ahora cómo es el funcionamiento de la mente humana, la cual piensa y esos
pensamientos son proyectados. Esa proyección da lugar a la percepción a través del mundo de
las formas. De manera que el mundo que percibimos no es más que un reflejo de los
pensamientos de la mente. Lo que sucede es que el ser humano es consciente de algunos
pensamientos y cree que eso es todo, sin darse cuenta que existe una gran parte de
pensamientos de los cuales no es consciente y que son justamente esos pensamientos
inconscientes los que se proyectan sobre el mundo de las formas.

Esto es algo que a estas alturas el ser humano debería saber y comprender. Pero bien, tal vez
para ti sea algo nuevo e incomprensible, mas te invito a que confíes en que esto es así hasta
que desde tu interno lo sientas y entonces sí, ya no habrá duda alguna; porque cuando la
verdad se hace consciente, su luz elimina todo vestigio de duda y temor.

Así que bien, lo que te rodea es entonces un espejo que refleja una parte de ti que no puedes
ver y de la cual no eres consciente. Y no hay nada de malo en eso, así funciona el mundo que
percibimos. El problema es que mucho de eso que ves ahí fuera no te gusta, entonces lo
rechazas una y otra vez, pero siempre que vuelve a manifestarse en tu vida. Y no logras
comprender por qué siempre vuelve aquello de lo cual quieres deshacerte, sin darte cuenta de
que forma parte de ti y por eso va donde tú vas, hasta que dejes de rechazarlo y lo aceptes. A
través de esa aceptación es que puedes hacerte consciente de una parte tuya de la cual no lo
eras, y esa proyección deja de tener lugar entonces.

Ahora entiendes por qué el mundo te parece amenazante; porque el miedo amenaza tu mente
constantemente. Pero tranquilo que estamos en camino de aprender a vivir sin él.

Como podrás ver, aquí radica la explicación de por qué la culpabilidad que proyectas en tu
hermano es un reflejo de tu propia culpabilidad escondida en tu inconsciente. Hazte
consciente entonces para que todo lo que yace ahí escondido pueda ser liberado y puesto ante
la luz de la verdad. Sólo entonces verás la culpabilidad desaparecer de tu mente sin dejar
vestigio alguno, e instantáneamente desaparecerá del mundo que proyectas. Ve a la causa de
todo y comprenderás sus efectos. Con la comprensión llega el amor, y con él la paz.

VI
Hagamos un resumen para clarificar lo expuesto hasta aquí. Tienes una mente, la cual genera
pensamientos. Dichos pensamientos tienen el poder de manifestarse como forma. Tú eres
consciente de una pequeña parte de esos pensamientos, y el resto queda escondido en tu
inconsciente y desde ahí se proyectan en el mundo que percibes.
Como podrás ver, esto pone de manifiesto la falsedad de otra creencia que tienes muy
arraigada, y es que tú eres víctima del mundo que te rodea. Pero si el mundo que te rodea es
una proyección de tus pensamientos no conscientes, los cuales forman parte de ti, esto te
coloca a ti, tu mente, como causa de lo proyectado ahí fuera. Y lo proyectado es entonces
efecto de la causa interna, es decir, tus propios pensamientos inconscientes.

Entonces tú que eres causa, no puedes verte amenazado siquiera por los efectos que generas.
Los efectos no pueden atacar su propia causa. De igual manera que tú no puedes atacar la
causa que te da existencia. De hecho ni siquiera eres consciente de cuál es la causa que te
puso aquí, mas no te preocupes que pronto comprenderás que eres la causa misma, a pesar de
ser intrínsecamente efecto de una causa infinita, la Única Causa.

De manera que si no puedes ser víctima, porque en últimas no hay nada ahí fuera que no sea
parte de ti mismo, tampoco hay nada ahí fuera capaz de ser culpable. Vemos aquí cómo
victimismo y culpabilidad se desmoronan y pierden el sentido que jamás tuvieron. Así es como
empieza a derrumbarse todo el sistema de pensamiento basado en el miedo. Lo falso empieza
a desaparecer y lo que queda es la verdad. El miedo comienza a disolverse en tu mente y poco
a poco recuperas la visión. Estas aprendiendo a vivir ahora sin miedo. Para eso es esta
experiencia humana, para aprender del error.

Aprende entonces de tu error. Se honesto contigo mismo y reconoce que te has equivocado al
haber juzgado a tu hermano; da igual si lo creíste culpable o víctima, el juicio estaba basado en
el miedo y por tanto era un juicio falso y erróneo. Pero presta atención y no caigas en la
trampa de culparte por haber estado equivocado todo este tiempo en que mantuviste el juicio
como lo primordial en tu vida. Al miedo le fascina engañarte de esa forma. Mas el error no
implica culpa ni castigo, solo necesita corrección. Corrige entonces tu error ahora, no lo
juzgues, solo acéptalo. Reconoce que antes creías en el victimismo y la culpabilidad, y ahora
que resulta ser todo falso no sabes ya en qué creer. Se verdadera y profundamente honesto
contigo mismo, es el mayor acto de amor que puedes hacer. Incluso hasta puede que dudes de
estas palabras, no hay problema con ello mientras continúes siendo honesto contigo mismo.

Y si no entiendes nada y ahora dudas de todo, reconoce profundamente que no sabes nada y
da lugar a tu completa ignorancia. Olvídate de lo que tu personaje y su personalidad creían
saber, y busca en tu interno la honestidad necesaria para reconocer tu ignorancia. Solo
entonces la Voz del Verdadero Conocimiento, tu Guía interno, te hablará de manera calara e
inconfundible, y tú le oirás. Habrás contestado entonces por fin la llamada.

Hasta entonces sé lo más honesto que puedas contigo mismo, y a medida que seas más y mas
profundamente honesto, notarás tu andar en este camino. Y cuanto más avances, mas
honestidad irás adquiriendo.

Confía y ten fe. Has probado mil formas de hallar paz y felicidad en el mundo y todas te han
fallado, y seguirán fallándote y lo sabes. Dale una oportunidad a tu interno. Date una
oportunidad a ti mismo. El momento es ahora.
VII
El capítulo anterior finalizó con una palabra muy importante, ahora. El ahora es ciertamente el
único tiempo que existe. Cada inspiración que realizas, la haces en el ahora. Cada exhalación
que liberas, la sueltas en el momento presente. Esto siempre ha sido así, lo sabes y no hay
nada que puedas hacer al respecto. Por mucho que lo añores el pasado ya no existe, y por más
que lo intentes nunca alcanzarás el futuro porque cada vez que llegas a él, lo haces en el único
momento posible, ahora.

Hacerse consciente de esto es fundamental. Y estamos yendo aquí mas allá de la lógica de la
estructura del tiempo; estamos haciendo referencia a Ser Conscientes del Ahora. Y para
hacerse consciente se necesita coherencia: pensar-sentir-actuar en perfecta coherencia, la cual
solo tiene lugar en el ahora. A través de esa coherencia es cuando nos hacemos conscientes de
la plenitud manifestada en cada instante de nuestra vida. A ese sencillo acto de amor, se lo
conoce como vivir en paz. Vayamos entonces por parte para llegar a esa coherencia.

Empecemos con el pensar. Debes prestar mucha atención a tus pensamientos. ¿Qué te dicen?
No en la forma, sino en la implicancia. ¿Te hablan del futuro? ¿Te susurran cosas del pasado?
Notarás que rara vez te hablan del presente. Y esto se debe a que la función de esos
pensamientos provenientes del miedo y que saturan tu mente constantemente, es quitar tu
atención del momento presente. Sacar a tu mente del único instante real del que dispone, y
trasladarla a un tiempo irreal, ilusorio, ya sea pasado o futuro. Es decir, el sistema de
pensamiento basado en el miedo te distrae del presente con el único propósito de interrumpir
tu coherencia natural y así tener él cabida en tu mente. Se esfuerza al máximo por sacarte de
tu coherencia, y ciertamente lo logra, ya que si estuvieras en coherencia el miedo tendería a
desaparecer.

Vemos entonces cómo el pensar deja de ser algo práctico y de utilidad una vez puesto al
servicio del miedo, el cual lo convierte en una herramienta de distracción a fin de perpetuar su
presencia en tu mente. De ahí se deriva esa catarata de pensamientos inútiles que te privan de
tu silencio al invadir tu mente con toda clase de ruidos molestos, los cuales son el eco de esa
voz que has confundido con tu conciencia, pero que no son más que gritos de terror
obstaculizando y entorpeciendo la comunicación con tu Guía interno. Es hora de reconocer la
voz que habla a favor del miedo para poder dejar de oírla y retornar a la coherencia.

Ya vimos como el miedo trabaja nuestro pensar. Veamos entonces nuestro sentir. Hasta ahora
has creído que lo que sientes es causado por las distintas situaciones de tu vida. Así te
entristeces cuando un ser querido abandona su cuerpo, o te alegras cuando nace un niño en tu
familia. De nuevo no hay nada de malo en eso, pero no deja de ser una creencia, una
interpretación. Porque tus emociones son causadas por tus pensamientos. De manera que no
son las situaciones que vives, capaces de alterar tu estado emocional, sino tus propias
interpretaciones acerca de dichas situaciones. Tus pensamientos en base a lo que sucede es lo
que determina aquello que sientes. Así que en vez de culpar a lo externo por cómo te sientes,
puedes ahora analizar tus pensamientos en busca de la causa de tu sentir.
La trampa se encuentra aquí en que cuando vas a buscar la causa de tu sentir en tus
pensamientos, te encuentras con otro pensamiento que te dice que eso puede esperar y que
ahora lo urgente es atender ese sentir que evidentemente es muy malo, ya que si no lo
pasarías por alto. Entonces este nuevo pensamiento te lleva a juzgar tu sentir como algo
negativo, y a rechazarlo para poder sentirte mejor. Y así te pierdes nuevamente en un
laberinto sin salida que te impulsa a actuar de manera no coherente con tu sentir. Y esto
sucede al no querer sentir eso que estas sintiendo, mas date cuenta que no quieres sentirlo
porque un pensamiento, falso por cierto, te ha hecho creer que eso que sientes no merece ser
sentido y que por tanto debe ser rechazado.

Y no se detienen ahí los pensamientos, ya que aparece otro pensamiento que te alienta a
tener paciencia y esperanza diciéndote que lo que sientes ya pasará y en el futuro te vas a
sentir mejor. Pero el futuro es falso y lo único real es que ahora te sientes como te sientes, y
no quieres sentirlo; lo cual es por cierto ilógico. Y a todo este embrollo se le suma el hecho de
que no puedes por menos que terminar juzgando a lo externo como causa de tu sentir, ya que
nunca diste con el pensamiento que lo produjo en verdad. Y es entonces cuando te encuentras
reaccionando frente a las situaciones de tu vida, y ahí es cuando todo se vuelve caótico.
Porque tu reacción proviene del miedo, y el miedo genera caos.

Así es como a causa del miedo pierdes tu coherencia natural entre pensar-sentir-actuar y
acabas por sufrir tu vida en vez de vivirla.

Asique la solución viene a través de la coherencia. Y lo único que es siempre coherente en ti, es
tu sentir. Es por eso que el primer paso debe ser sentir lo que sientes. No juzgarlo, no
interpretarlo, no pensarlo. Sentirlo. Simplemente sentir lo que sientes. Tal es el umbral que
debes franquear si la coherencia ha de retornar a tu mente, y te aseguro que así ha de ser, ya
que ha retornado en mí. Más allá de ese umbral, una vez que te abres a sentir lo que sientes
con total honestidad y libre de todo juicio, se encuentra la experiencia y sólo tu Guía interno
sabe qué es lo mejor para ti. Yo sólo te puedo adelantar que tras todo sentir yace la paz que
todo lo sostiene. La decisión es tuya ahora, nadie puede obligarte a sentir con honestidad
aquello que sientes. Solo tú puedes hacerte tan magnífico regalo. Y sólo te lo puedes dar en el
ahora. Por eso la importancia y el poder que tiene el momento presente, al ser el único
momento en que puedes sentir eso que sientes. Ahora mismo es cuándo y dónde tu vida está
teniendo lugar. El presente es la puerta al conocimiento abierta de par en par, la decisión de
entrar es toda tuya. Más allá del umbral, tu Guía te conducirá.

VIII
Es momento ahora de que dejes de ver tu vida como si de una línea de tiempo se tratase. Tu
vida es ahora, porque la vida ES siempre ahora. Primeramente cometemos el error de creer
que la vida es eso que sucede entre el nacimiento y la muerte, pero eso es simplemente la
“vida” de un cuerpo humano, y eso dista mucho de Ser Vida. De hecho, como percibes la vida
con ese horizonte tan limitado a causa del miedo en tu mente, crees que la muerte es real.
Mas la muerte, así como la limitada versión de vida que contemplas, son meros pensamientos
de tu mente impulsados por el miedo, a fin de que no descubras la verdad que yace tras lo que
percibes como vida y como muerte; y es que todo, y lo único, que existe ES Vida, porque la
Vida ES. Si no es no existe, y si bien existe, entonces es.

Para tu mente turbia esto es lógicamente incomprensible ya que de hecho percibes la


separación como algo real. Tu mente está dividida por el juicio del miedo y todo lo que
percibes da fe de esa división. Entonces crees que hay cosas vivientes y cosas carentes de vida.
También crees que entre tú y tu hermano hay un espacio que los separa. Crees así mismo que
en ese espacio no hay nada. Cuando en realidad, todo lo que ves, y lo que no ves pero que está
ahí, ES. Si es, existe, y si existe es vida. La vida es todo lo que existe.

Esos espacios, divisiones y separaciones; esos evidentes seres vivos y esas cosas
evidentemente carentes de vida, todo eso en su conjunto y todo lo que no alcanzas a imaginar,
están teniendo lugar ahora y son la vida. Obviamente tu formas parte de esa Vida Absoluta y
que simplemente ES.

Por eso es que todo lo que ves es, pero como el miedo controla tu sistema de pensamiento, te
distrae constantemente a fin de no permitirte ver con nitidez. Entonces tu visión es
reemplazada por tu vista que se limita a la forma, y lógicamente percibes distintas formas por
distintas partes y en medio un espacio vacío. Hasta que tu visión no sea reinstaurada no
podrás ver la verdad que te envuelve. Mas sólo tu Guía interno puede reinstaurarla; lo bueno
es que para oírle ya sabes qué debes hacer: decidir.

Decídete entonces a vivir tu vida como un todo que se está sucediendo constantemente en el
eterno presente. Asume que el tiempo es una invención de tu mente y que por tanto sólo lo
puedes recorrer en tus pensamientos. Y es ahí donde has estado viviendo hasta ahora, en esa
línea de tiempo imaginaria que transitan tus pensamientos; aferrado a ellos, identificado al
punto de creer que tú eres aquello que piensas, y sufriendo por los vaivenes del viaje. No te
habías percatado hasta ahora de que esos pensamientos son falsos y que la verdad y lo real
sólo ocurren en el momento presente. Y aquí te puedes quedar muy quieto y disfrutar del
paisaje sin sufrir por los vaivenes de un viaje que jamás realizaste. Aquí tienes, en tu presencia,
la paz de la verdad.

IX
Para exponer lo aprendido hasta ahora, vamos a ponerlo en términos un poco prácticos
basados en mi experiencia. De manera que no te guíes por mi ejemplo, ya que es sólo mi
proceso y puede diferir del tuyo en cuanto a la forma, mas no en cuanto al contenido.

Para abrirme a sentir lo que siento, necesito aquietarme. Para eso me gusta sentarme solo y
en silencio, y entonces dejo de prestarle atención a las voces de mi cabeza y procedo a enfocar
toda mi atención en mi sentir. Dejo de interpretar mi vida y me abro a vivirla conscientemente.
Suelto todas las ataduras que me mantenían preso del mundo de las formas y me hundo en mi
experiencia. En resumidas palabras, dejo de hacer, entonces soy.

A partir de ahí el proceso me conduce amorosamente hasta ese estado de paz que sobrepasa
todo entendimiento. Por eso es por lo que en últimas todo el trabajo lo hace tu Guía interno y
la experiencia no puede ser volcada en palabras. Por tanto hasta que no lo experimentes no lo
comprenderás. Y sabrás cuando lo hayas experimentado porque no tendrás duda alguna al
respecto. Mientras haya duda es señal de que hay miedo; mas la experiencia es puro amor,
certeza infinita.

Es una experiencia totalmente distinta a lo que jamás sentiste. No existe palabra alguna capaz
de nombrarla siquiera. Es una experiencia de sentirse total, plena y conscientemente a uno
mismo. Es un saberse uno con el todo. Es conocerte a ti mismo a través de tu experiencia
sintiente. Y una vez sientes tu sentir, lo trasciendes para dar lugar a la verdadera experiencia,
el Ser. Entonces te percatas de que por un instante hubo un espacio en tu mente que no
estuvo ocupado por ningún pensamiento de ninguna clase. Es justamente ese espacio entre un
pensamiento y otro, el lugar a que toda actividad espiritual y religiosa anhela acceder. Ese
espacio en donde la ausencia repentina de pensamientos almacenados en tu mente da paso al
libre fluir del conocimiento. Con la práctica esa ausencia repentina pasa a ser ausencia
inducida conscientemente, y gradualmente la actividad de pensar en tu mente empieza a ser
nula por completo por períodos prolongados de tiempo en los cuales te descubrirás siendo
consciente de tu Ser. Habrá claro pensamientos que parecen flotar, ir y venir; pero notarás que
ya no te aferras a ellos ni los sigues hasta las últimas consecuencias. En vez de ello, observarás
esos pensamientos y los soltarás, los dejarás ir sin perder la conciencia de tu Ser y su existir.
Permanecerás en ese estado contemplativo y armonioso, sumido en una meditación profunda.
Te unirás a tu Conciencia.

Lo interesante aquí es que el único instante de que dispones para meditar es ahora, porque
todo ocurre en el presente. Entonces bien, a medida que te vayas concentrando y enfocándote
en el instante presente, irás encontrando esos espacios meditativos cada vez con más
frecuencia y por intervalos de tiempo más prolongados. Y en la medida en que hagas del
instante presente tu aliado en vez de tu enemigo, el punto de vista que tienes respecto a la
vida en general y a la tuya en particular, irá cambiando opuestamente.

Pero debes estar muy alerta porque ya sabes que el miedo aun arraigado en tu mente
intentará convertir a tu presente nuevamente en tu enemigo, como lo ha conseguido hasta
ahora a través de tus pensamientos. Debes estar muy atento para no caer en sus redes, mas
recuerda que un tropezón no es caída y, de hecho, tú no puedes caer porque la vida misma te
sostiene. Ella no te abandona a pesar de tus juicios insensatos contra ella misma. No hagas
caso del miedo que te dice lo contrario, la vida no te ha traicionado, ni lo hará jamás. Suelta el
miedo y la vida te abrazará cálida, confortante y amorosamente.
X
Hemos hecho referencia en el capítulo anterior al silencio y la quietud, pero veamos esto un
poco más profundamente.

Silencio y quietud son dos palabras que implican lo mismo haciendo referencia a la Unidad.
Son dos términos absolutos. De hecho, quietud es silencio, y el silencio es indivisible. Es decir,
el silencio es absoluto, o no hay silencio en absoluto.

Los sonidos, el ruido, pueden diferenciarse unos de otros, pueden clasificarse y verse por
separado. Mas en el silencio no hay división alguna posible, es siempre silencio. Invariable,
imperturbable, inmodificable; el silencio es siempre el mismo para todos porque el silencio es
uno. No hay dos silencios opuestos ya no existe unidad que se oponga a algo. El silencio es
único e indivisible.

Es ese espacio de unidad dentro de ti. Ese lugar en tu mente libre de pensamientos, es decir,
libre de ruidos que interfieran la comunicación con tu Guía interno. Sólo en el silencio puedes
oírle, y así él te devuelve a tu conciencia, te retorna a tu paz natural.

Ahí, donde te vuelves uno con tu conciencia, el silencio es. Y es ahí donde, en última instancia,
todos somos lo mismo y no existe separación alguna entre tú y tu hermano. Porque todos, sin
excepción, pueden alcanzar ese estado interno de paz. Nadie que lo intente de corazón puede
fracasar porque el silencio es tu estado natural. El ruido, producto del miedo, es el extraño
aquí. El silencio es donde recuerdas quién eres y desde donde nace el estado de presencia, la
Conciencia del Ser.

Vivir en ese estado, desde ese espacio interno, es vivir en el Amor y la Felicidad; es vivir en Paz.

Si lo expuesto en este curso intensivo resuena en tu interior, es señal de que has contestado la
llamada aunque aun no seas consciente de ello. De aquí en mas confía y ten fe en tu Guía
interno; él sabe cómo guiarte en este camino, tanto interna como externamente. De a poco
comenzarás a comprender cómo aquello que te rodea es fuente de enseñanza para tu
Despertar a la Conciencia del Ser.

Lo único que se te pide es que hagas uso de lo que has aprendido en este curso intensivo y lo
lleves a la práctica. Tu buena predisposición será muy bien aprovechada por tu Guía interno.

Acepta entonces estas ideas y habrás dejado atrás toda la amargura, la depresión, la ansiedad,
tus preocupaciones y las miserias que la culpabilidad implica.

Te deseo un dulce Despertar .. Nos vemos en el camino!

Facundo Iglesias Fassi

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