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AGRADECIMIENTOS
A Carla Bacigalupo, exministra de Justicia y Trabajo, por la oportunidad de conocer a las
internas.
A la Fundación Princesa Diana – Duquesa de Württemberg. Commented [APM1]: Encontré la página de la Fundación, y de
allí tomé el nombre exacto:
A Victor, Medi, Marcela y Rommy. http://www.fundacionprincesadiana.org.py

Al Ojo Salvaje, por su apoyo.


Y a las hermanas del alma que se encuentran adentro, por su confianza.

FICHA TÉCNICA
Fotografía: Francene Keery | Edición: xxxxx | Corrección: Ana Miranda | Diseño y
diagramación: Tamara Migelson | Retoque digital: Alejandro Wood | Edición de sonido: Commented [APM2]: Marqué en amarillo los campos que
agregué de cero (visibles al eliminar este comentario). En la ficha
Dahia Valenzuela y José Ayala técnica deben ir el nombre de la persona que tomó las fotografías,
el de la persona que editó el libro y el de la persona que lo corrigió.
También agregué la parte de “diagramación” a “Diseño” puesto que
Pág. 12 tengo entendido que la Sra. Tamara Migelson diseñó y además
diagramó el libro.
TANIA

38 años | paraguaya | 4 hijos | 10 años de condena | 6 años en prisión | liberada

Pág. 14

VANESA

27 años | paraguaya | 28 años de condena | 6 años en prisión

Cambiar pagina entre Vanesa y Tania – Tania pagina 14 – Vanesa pagina


12
Pág. 18: Observación: alinear el texto de esta página para que esté en la misma posición
que el texto de las otras páginas.

MARIA LUISA CON SU PAREJA EN SU CELDA

34 años | paraguaya | 2 hijas | 10 años de condena | 6 años en prisión | liberada

Pág. 22

Entrada al sector de celdas del segundo piso

Pág. 28: Observación: corroborar que el tamaño de la tipografía sea igual al tamaño de
la tipografía de los epígrafes de las otras páginas.
Celda donde viven sesenta y cuatro mujeres.

Pág. 30: Observación: alinear el texto de esta página para que esté en la misma posición
que el texto de las otras páginas y corroborar que el tamaño de la tipografía sea igual
al tamaño de la tipografía de los epígrafes de las otras páginas.

Celda para siete mujeres, donde viven diecisiete.

Pág. 32

RUTH

41 años | paraguaya | 1 hija | 20 años de condena | 5 años adentro

Estudiando en su celda.

Pág. 34: Observación: corroborar que el espacio entre los datos y el cuerpo del texto
principal sea igual que el espacio entre ambas partes en otras páginas (ver espacio entre
ambas partes en las páginas 70 y 88).

BLANCA

32 años | paraguaya | 22 años de condena | 9 años en prisión

A la izquierda, su cocina en la celda.

Pág. 38

Los niños pueden vivir con sus madres hasta los tres años.

Pág. 40

Vida cotidiana de una madre con su hijo en la prisión.

Pág. 42

Mariana con su madre e hijas. Todas viven en el Buen Pastor.

Pág. 50

Treinta y cinco gatos también son parte de la comunidad.

Pág. 52: Observación: alinear el texto de esta página para que esté en la misma posición
que el texto de las otras páginas.
Pág. 54: Observación: alinear el texto de esta página para que esté en la misma posición
que el texto de las otras páginas.

Almuerzo. Debido a la mala calidad de los alimentos de la prisión, muchas reclusas buscan
opciones alternativas, ya sea cocinando sus propios platos o comprándolos de otras internas.

Pág. 56: Observación: alinear el texto de esta página para que esté en la misma posición
que el texto de las otras páginas.

Pág. 58

Biblioteca fundada y cuidada por las internas. Enfrente, una pequeña sala de estar.

Pág. 60

Patio del área de las ancianas. Algunas, mayores de setenta años, se encuentran presas de
forma preventiva, lo cual se halla prohibido por ley. Commented [APM3]: Investigué sobre esto, y me encontré con
que no es ilegal que alguien de más de setenta años esté preso,
pero sí es ilegal la prisión preventiva a partir de esa edad. Entonces,
Pág. 62 cambié este texto: no es ilegal que las mujeres mayores de setenta
años estén recluidas, pero sí que las tengan allí con la excusa de
“prisión preventiva” sin que estén condenadas.
Ya terminadas las labores del día, el patio se transforma en una cancha en la que se mantiene Adjunto fuentes:
http://www.pj.gov.py/ebook/libros_files/Coleccion_de_Derecho_P
viva la tradicional costumbre de jugar vóley por las tardes. enal_TomoIII.pdf (en la página 116 que figura en el índice dice lo
referente a las personas mayores de setenta años).
Pág. 64 http://www.ultimahora.com/abuelos-preventivas-la-ley-no-
entiende-fechas-nacimiento-n983965.html
http://www.abc.com.py/edicion-impresa/politica/mayores-de-70-
Labores falta espacio para ver el L – poner un poco mas blanco para ver mejor el L son-excluidos-de-prision-1185755.html
http://www.ultimahora.com/reo-70-anos-denuncia-que-lleva-un-
ano-y-mas-prision-preventiva-n1069944.html
Pág. 66

María Luisa horneando chipas el Viernes Santo.

Pág. 70: Observación: corroborar que el espacio entre los datos y el cuerpo del texto
principal sea igual que el espacio entre ambas partes en otras páginas (ver espacio entre
ambas partes en las páginas 34 y 88).

NEVENA - la foto ella saliendo transporte – se va pagina 70 y mas grande – 71 se va la


foto ella en preparacion y a lado foto nuevo de ella con la revista en su manos y el texto

27 años | búlgara | 10 años de condena | 7 años en prisión

En el transporte del Ministerio, yendo a modelar la ropa que las internas confeccionan como
parte del programa de reinserción de la Fundación Princesa Diana – Duquesa de Württemberg
en el Buen Pastor. Las fotos de Nevena fueron publicadas en el periódico ABC Color.

Pág. 72
Nevena preparando la sala privada que alquila a otras reclusas del Buen Pastor. Su modo de
obtener dinero dentro de la cárcel.

Pág. 78

Numerosas mujeres se dedican a cocinar y vender comida dentro de la cárcel para ganar algo
de dinero.

Pág. 80

Taller de bordado para la marca Mua, organizado en el marco del programa de reinserción
de la Fundación Princesa Diana – Duquesa de Württemberg.

Pág. 82

Taller de canto coral. Las mujeres esperando para salir a cantar fuera del Buen Pastor.

Pág. 86

Los días de visitas son martes, jueves, sábado y domingo, de 9 a 15 horas.

Pág. 88: Observación: corroborar que el espacio entre los datos y el cuerpo del texto
principal sea igual que el espacio entre ambas partes en otras páginas (ver espacio entre
ambas partes en las páginas 34 y 70).

GERTRUDIS
57 años | paraguaya | 4 hijos | 5 años de condena | 3 años en prisión | liberada
Su novio vino a pasar unas horas con ella.

Pág. 90

LOURDES

37 años | paraguaya | 3 hijas | 10 años de condena | 7 años en prisión | liberada

Lourdes con sus dos hijas, quienes pasaron el fin de semana en su celda.

Pág. 92

Celebración del Día de la Madre. Las mujeres del Buen Pastor reunidas con sus hijos presos
en Tacumbú.

Pág. 94

KATIA no Lourdes
30 años | paraguaya | 4 hijos | 3 años y medio sin audiencia

Katia con su hijo mayor, quien se quedó con ella en su celda durante el fin de semana.

Pág. 96

Por su cumpleaños, Dionisia recibió la visita de su marido.

Pág. 100

Día de la Virgen de la Merced, santa patrona de los privados de libertad.

Pág. 104

Boda de Ruth.

Los recién casados pasaron la noche en una sala privada.

Pág. 106

Celebración del Día de la Virgen de la Merced.

Pág. 108: Observación: alinear el texto de esta página para que esté en la misma
posición que el texto de las otras páginas.

Lourdes y Katia ( no Katya) rumbo a la Expo Mariano Roque Alonso. Asisten al desfile en
el que se exhibe la ropa confeccionada por las internas.

Pág. 111

GERTRUDIS

59 años, de Pedro Juan Caballero.

“Me casé a los diecinueve años. Tengo cuatro hijos. Mi marido era agresivo; me separé de él
porque me maltrataba, me pegaba y me encerraba en la pieza. Cuando escapé a la casa de
mis padres, mamá me dijo que debía volver con mi marido porque estaba embarazada, y que
debía aguantar muchas cosas para ser una buena esposa. Yo era muy tonta porque soy de la
campaña”.

BLANCA

29 años, de Asunción

“Me crié en Juan O’Leary con mis abuelos; siempre pensé que eran mis padres. Cinco veces
traté de sacarme la vida: la primera, a los ocho años.
Me junté con un hombre y me embaracé. Él no quería tener al bebé, y me maltrataba. Me
separé, y me llevé a mi bebé. Seguí deprimida y, otra vez, decidí terminar mi vida. Pero ¿qué
haría con mi hijo? Debía llevarlo conmigo al cielo. Me enfrenté a la verdad de lo que hice el
día en que me dieron permiso para visitar su tumba.

En el 2016 recibí mi título. El Buen Pastor me ayudó a curarme, a aceptar el amor de mi


madre y de mi familia, y a convertirme en abogada”.

MARÍA LUISA

34 años, de Areguá.

“Mi abuela me forzó a casarme con un hombre de cuarenta años porque no aceptaba que yo
fuera lesbiana. Me separé y empecé a drogarme. Aquí paré; mis hijas sí me aceptan.

En la cárcel de San Pedro discriminan a los gays, lesbianas y trans: me violaron siete hombres
y estuve hospitalizada. Después, hice huelga de hambre para que me trasladaran a Oviedo.
Mi abuela pagó tres millones y medio para que esté acá.

La persona que está hoy conmigo me ayudó a cambiar: ella me da cariño y comprensión. Eso
era lo que yo buscaba. En el Buen Pastor aprendí plomería y electricidad, oficios de los que
podré vivir cuando salga”.

VANESA

27 años, de Asunción.

“No sé cómo pueden acusarnos a nosotras de matar a la chica por una casa: tenemos varias,
hermosas casas que compró mi mamá con todo su sudor. Somos víctimas de un mal sistema
judicial. Estamos condenadas por veintiocho años”.

CELSA

50 años, de Asunción.

“Nunca fui una mujer escandalosa. Siempre usaba vestidos de señora. Siempre quise ser una
mujer casada”.

NEVENA

26 años, de Bulgaria.

“En el Buen Pastor, dos niños me enseñaron español. Trabajé en la fábrica de costura, en el
almacén, catorce horas por día, sin ningún día libre. Me cansé. Ahora, con otra interna,
compramos sábanas, frazadas, mesas y lámparas, y cobramos por el uso de las salas privadas
y lo que compramos.

Pág. 112

Extraño a mi familia y a mi país. Pero pienso que Dios me trajo acá para que dejara de
consumir drogas: este lugar salvó mi vida. Tengo novio, el hermano de una interna. Aquí me
esfuerzo por recordar los buenos momentos y así dejar atrás los malos para seguir adelante”.

Nevena está condenada a diez años por tráfico internacional de cocaína.

KATIA

30 años, de Luque.

“Tengo cuatro hijos con un muchacho. Un día, él me dijo: ‘Sacá esa mochila y ponela afuera
de la casa’. Yo no sabía qué tenía. Cuando la iba a sacar, llegó la SENAD y me encontró con
la mochila en la mano.

Estoy aquí desde el 13 de julio del 2014, sin fecha de audiencia. Mis cuatro hijos están
viviendo con su abuela paterna, y allí no quieren traerlos a verme. Yo envío el dinero que
gano acá, en la Fundación, en la parte de ornamentos hechos con materiales reciclados, a mis
hijos”.

Ruth

41 años, del Chaco.

“Vengo de una familia de hacendados del Chaco. Mi papa falleció, y me quedó la


administración del campo. Soy mamá soltera; mi hija nació con problemas de la columna.
Entonces me encarcelaron. Estoy esperando una audiencia desde hace cuatro años, pero
siempre la suspenden.

Estudio Psicología y estoy por terminar la carrera. Toco la guitara y canto en el coro. También
estoy aprendiendo corte y confección, y hago bordados para la Fundación. Hago de todo para
no pensar en mi mamá viuda y enferma que cuida de mi hija. Me casé acá, adentro, para
hacer algo positivo. Fue muy mágico”.

MARIANA (Observación: corroborar que el tamaño de la tipografía sea igual al tamaño de


la tipografía de los epígrafes de las otras páginas).

29 años, de San Antonio.


“Mi papá ayudaba a los políticos en Lambaré. Toda su vida fue consumidor de cocaína y
crack, pero solamente los viernes y sábados. Yo me metí en las drogas cuando mi hijo de tres
meses se fue al cielo. Mi hermano y mi hermana también consumen. Mamá empezó a vender
drogas hace dos meses para construir una casa de material.

Yo gano dinero lavando ropa, y así nos mantengo a mis hijas y a mí. No puedo dedicar un
solo día para hacer trámites sobre nuestro caso, porque eso significa ya dos platos de comida
para ellas”.

LOURDES

37 años, de ciudad del Este

“Soy mamá de tres hijas. Estuve trabajando cinco años en España. Vine a Paraguay para el
quinceaños de mi hija mayor. Cuando estaba por viajar de vuelta, una amiga me ofreció
dinero para llevar una maleta conmigo. Y, en el aeropuerto, la SENAD me agarró. No sabía
que la maleta tenía cocaína. Yo enseño a mis hijas a no tener vergüenza de mí porque estoy
adentro; estoy luchando para salir adelante. Ahora voy a terminar el colegio, y estoy
estudiando para ser costurera de alto nivel. Nunca abandoné a mis hijas: ellas son las que me
dan ganas de luchar por una vida más digna. Cuando salga, las tres vamos a estudiar en la
universidad. Nadie dirá: ‘Ellas son las hijas de una carcelera’”.

Pág. 113

LUCERO Y CAMILA

Hijas de Lourdes.

“Soy Lucero, la hija de Lourdes, y tengo catorce años. Viví tres años con mi abuela porque
mi mamá estaba en España. Ella falleció cuando yo tenía diez años. Entonces sentí que no
tenía ni mamá, ni abuela. Ahora vivo con mi papá, pero extraño a mi mamá”.

“Yo soy Camila, la otra hija de Lourdes. Tengo diecisiete años. Cuando venimos a pasar días
con mi mamá acá dentro, somos felices. No sentimos que estemos en una cárcel. Primero,
papá y abuela nos ocultaron dónde estaba mamá, pero, al escucharlos hablar de abogados, le
pregunté a papá: ‘¿Cómo te sentirías vos al no ver a tu mamá?’. Él se quedó en silencio,
pensando. Después, nos dejaron venir a visitar a mamá”.

NIDIA

47 años, de Pedro Juan Caballero.


“Estuve detenida tres años y dos meses por intento de homicidio. La experiencia acá adentro
me enseñó a vivir con mucha gente diferente; me mostró un mundo que no conocía, muy
humilde. Es una experiencia que jamás se olvida. Podés caer en las drogas, tenés que cuidarte
de la gente cruel, de las internas y de las guardias. Tenés que enfocarte en el trabajo y tener
la esperanza de reunirte con tu familia cuando te liberes. Cuando salí, la gente me miraba con
recelo. En el colegio, mis hijos sufrieron muchas burlas de parte de los padres de sus
compañeros”.

DELIA

35 años, de Pedro Juan Caballero.

“Mi familia trabajaba plantando y cosechando algodón. Mi mamá tenía su almacén. Mi sueño
siempre fue estudiar. Pero mi mamá me dijo: ‘Los pobres no necesitan estudiar; solamente
tienen que aprender a sembrar mandioca’. A los once años empecé a trabajar de niñera en
Asunción, y terminé como empleada doméstica por falta de estudios. Pasé años en el Buen
Pastor por falsificación de cheques y salí sin condena. Ahora trabajo como guardia en una
cárcel de mujeres”.

TANIA

38 años, de Asunción.

“Soy divorciada y tengo tres hijos. Mis padres tienen cuatro hijos. Soy la segunda, y la única
mujer. Mis padres están divorciados hace veintiocho años. Eran muy jóvenes, apenas tenían
dieciocho años, cuando nació mi hermano mayor. Eran muy humildes y trabajaron duro para
progresar.

Mi papa es francés: su papá vino de Francia a Chile, y allí conoció a mi abuela. Mi madre es
hija de un judío que escapó de Alemania, del nazismo, donde murió toda su familia.

Cuando mi papá tenía dieciséis años, su papá abandonó la casa y él debió hacerse cargo de
la familia. Mamá conoció a papá cuando ambos tenían dieciocho años, en una fiesta.
Tuvieron sexo, y mamá quedó embarazada. Así, dos niños debieron encargarse de otro niño.
Empezó la disfuncionalidad: mi papá debía ocuparse de su familia, de mi madre y de mi
hermano. Aparte, eran de dos culturas absolutamente distintas.

Pág. 114

El amor no funciona; mi mamá y mi papá, con todas sus limitaciones, hicieron lo que
pudieron cuando debieron afrontar el ser padres tan jóvenes. Cuando mi madre quedó
embarazada de mí, mi padre dijo que quería una nena: entonces llegué yo, la nena pelirroja.
Papá me dio todo su cariño, y mamá empezó a sentir celos. Todos decían ‘qué hermosa niña
pelirroja’. A mi mamá no le gustó.

Mi papá era un hombre lindo, dulce, inteligente y culto, mientras que mi mamá era bajita,
algo gordita, y de baja autoestima. Ella no sabía amar; solo sentía rencor y odio, puesto que
estaba insatisfecha con su vida. En su infancia, sufrió muchos abusos, así que el abuso era
una expresión de amor para ella, y todo su rencor era para mí. Yo era una niña
excepcionalmente emocional, y pronto aprendí a leer sus rostros; cuando peleaban, yo
predecía quién iba a golpearme y adónde escapar. Esta habilidad de leer los rostros y los
movimientos de las personas me sirvió en la cárcel: intuyo fácilmente a quién debo mantener
lejos y con quién puedo hablar.

A los dieciséis años conocí al papá de mis hijos, y debí casarme con él porque quedé
embarazada. ¡Caí de la sartén al fuego!”.

GABRIELA

26 años, de Asunción.

“Nací en una humilde familia asuncena. Desde los seis años estuve vendiendo empanadas y
frutas en la calle. No podía ir a la escuela porque debía cuidar y alimentar a mis hermanitos.
En esta época pase una situación muy terrible de abuso sexual por parte de un vecino. Me
costó mucho sobreponerme, pero la necesidad me obligó.

A mis diecisiete años tuve a mi primera hija y, un año luego, a mi hijo. Me separé de su padre
porque empezó a maltratarme física y psicológicamente. Poco después empecé a trabajar en
una casa de citas a la cual iban hombres famosos, políticos, jueces, fiscales y policías, en el
centro de Asunción. Tenía hasta veinticinco clientes por día y ganaba entre 25 000 a 125 000
guaraníes por cliente. Los horarios eran cortos, y el salario mucho mejor del que obtenía
vendiendo ropa.

Me mudé a Ciudad del Este y allí ganaba mucho más, porque los clientes eran extranjeros:
árabes, chinos, brasileños, japoneses, de todo. Pero también había hombres peligrosos, como
narcos y sicarios. Ahí también trabajan niñas y hasta niños. Un día, los guardias tenían la
orden de golpear fuertemente a una chica y dejarla en el patio toda la noche, en la lluvia y el
frío. Recién en la mañana la dejaron entrar; ella lloraba. Decidí salir antes de que me pasara
lo mismo. La dueña no me pagó lo que me debía.

Me metí con narcotraficantes: me ofrecieron buen dinero ―50 millones de guaraníes― por
llevar droga a Barcelona. A punta de pistola me forzaron a tragar cien bolsitas de cocaína.
Con ese monto yo solucionaría todos mis problemas, pero terminé condenada a catorce años
de cárcel.

En el Buen Pastor yo estudio: estoy por recibir mi título de bachiller. Aprendí a tocar el violín,
trabajo en la biblioteca, soy costurera y hago bordados. Acá, al fin, comencé a realizarme
como mujer, madre y amiga”.

Pág. 115

Escanea los códigos QR y escucha los testimonios.

Pág. 116

MUJERES EN CONTEXTO DE ENCIERRO

OÍR Y ESCUCHAR. El diccionario define “oír” como la acción de “percibir con el oído los
sonidos” y escuchar como “poner atención o aplicar el oído para oír algo o a alguien”. Según
la ley paraguaya, las mujeres que viven en las cárceles deben ser oídas, escuchadas y
acompañadas durante el proceso personal y legal que enfrentan. Sin embargo, esto no se
cumple cabalmente. Por ello, este trabajo busca lograr que sus voces sean oídas, que sean
escuchadas y acompañadas en el proceso para obtener su libertad y reinsertarse en la sociedad.

En Paraguay, la situación de las mujeres privadas de libertad siempre se ha escondido bajo


la alfombra. Muchas de estas mujeres no tienen condena, ni reciben el apoyo personal y legal
que requieren para poder llevar a cabo su proceso legal. Sin embargo, es una utopía pensar
en la desaparición de las cárceles; por ello, las leyes y las políticas penitenciarias paraguayas
deben priorizar el mejoramiento de las condiciones de vida en la prisión.

Una mujer que entra a prisión es calificada de “mala” porque no cumplió con el rol femenino
que la sociedad le asignó: el de esposa, el de madre, el de mujer sumisa, dependiente, dócil.
Ellas albergan sentimientos de culpa, y a ello se le suma el abandono de sus familias, lo que
les genera cuadros de depresión y ansiedad.

Considerar el enfoque de género al analizar las políticas públicas penitenciarias paraguayas


es esencial para la adopción de acciones que aseguren el pleno desarrollo de la mujer en el
ámbito penitenciario y en la sociedad. Históricamente, los sistemas penitenciarios fueron
construidos atendiendo las necesidades de la población masculina; no estaban preparados
para recibir mujeres. Por esto, la vida intramuros de las mujeres, hasta hoy, se desarrolla
según parámetros masculinos.

Atendiendo tratados internacionales que contemplan los derechos de las mujeres en reclusión,
varias organizaciones civiles lograron la implementación de políticas, planes y programas
que dignifican a la mujer paraguaya que se encuentra privada de libertad y hacen del encierro
una oportunidad para reconstruirse como persona con miras a prepararlas para un futuro de
libertad y realización personal plena.

Es nuestra intención que esta publicación contribuya a la labor diaria de los poderes del
Estado y de la comunidad para la consolidación de los criterios jurisprudenciales que
resguardan los derechos de las mujeres encarceladas.

La educación y el trabajo personal durante el tiempo de encierro son las claves para lograr
una vida mejor, enfrentar con éxito el proceso legal que les toca y prepararse para la
reinserción familiar y social al obtener, de vuelta, la libertad.

Abg. Omar Báez Cardoso Commented [APM4]: Pregunta: ¿No es su nombre OSMAR
Báez CARDOZO? Encuentro un abogado paraguayo con ese nombre,
y un estudio jurídico con el mismo apellido:
Asunción, 2017 https://www.linkedin.com/in/osmar-alejandro-b%C3%A1ez-
cardozo-8a384840/

Pág. 119

RETRATADAS DESDE ADENTRO Commented [APM5]: Me mencionaste que este texto estaba
cortado, pero lo encontré íntegro en el PDF, y realmente me
pareció muy bien estructurado como para cortarlo (y, además,
Entré al Buen Pastor por un amigo: Victor Beckelmann. Él colabora con la Fundación entraba sin problemas). Así que solo cambié el orden y ciertas
expresiones y palabras, pero no saqué nada de lo que escribiste.
Princesa Diana – Duquesa de Württemberg, un grupo de mujeres maravillosas que trabajan
Commented [APM6]: Corroboré la grafía correcta del apellido
en la cárcel y proporcionan una variedad de talleres y mucha ayuda educativa, legal, de salud del señor Victor Beckelmann:
http://www.portalguarani.com/932_victor_beckelmann.html
y de amistad, a las internas.

Me fascina investigar situaciones que reflejan el estado de una cultura. Creo que el nivel de
delincuencia en una sociedad de cualquier país tiene una relación directa con la desigualdad
y, que a su vez, es un marcador de la disfuncionalidad del Estado. En mis primeras visitas al
Centro Penitenciario para Mujeres “Casa del Buen Pastor”, yo quería saber quiénes eran estas
mujeres y cuál era su situación de vida en la cárcel.

El Buen Pastor es un lugar único, lleno de oportunidades humanas. Tomé fotografías dentro
de esta penitenciaría y entrevisté a internas elegidas por diferentes circunstancias. Ellas
narraron sus experiencias de vida y las causas por las que se hallaban allí. Previamente, todas
me dieron su consentimiento para participar en este proyecto.

La mayoría de las mujeres de la sección que yo visité estaban allí por delitos relacionados al
microtráfico de drogas. Se confirmó mi premisa: sus delitos eran un reflejo de los problemas
sociales antes mencionados. Para mí, lo más triste es la cantidad de mujeres que están
privadas de libertad por años, en espera de su primera audiencia. De los siete retratos que se
exponen en la muestra del Ojo Salvaje, cuatro corresponden a mujeres que pasaron años sin
condena.

Durante el tiempo que pasan adentro, las mujeres deben buscar la forma de subsistir: todas
trabajan. En muchos casos, son madres solteras y mantienen a sus hijos que están viviendo
en la cárcel con ellas ―puesto que está permitido que los niños permanezcan con sus madres
hasta los tres años de edad―, con otros familiares o en guarderías. Por otro lado, ellas
aprenden a formar una comunidad entre ellas mismas, compartiendo pequeños espacios. En
medio de esta estresante situación, las reclusas demuestran humanidad y encuentran la
manera de sobrevivir en armonía unas con otras.

Sí, reconozco que antes me daban miedo; después me di cuenta de que la mayoría de ellas
eran personas atrapadas en situaciones de pobreza, de falta de educación, de maltrato y de
abandono, de familias disfuncionales y que, en esas circunstancias, trataban de criar solas a
sus hijos.

El Buen Pastor es, pues, como un “pueblo encarcelado” donde hay una multitud de personajes
de diferentes personalidades. Las mujeres fueron amables y estuvieron dispuestas a participar
en mi proyecto. Ellas querían transmitir sus historias; yo quería concentrarme en quiénes eran
estas personas, sin importar sus delitos o el estigma de “criminales”.

Pág. 120

En los encuentros han expresado muchas emociones en un espacio de diálogo que me


permitió escucharlas y responder a sus experiencias de vida. Sentí que se mostraron
agradecidas por estas conversaciones, pues fue una ocasión que tuvieron de contar sus
historias. Así, durante seis meses trabé amistad con muchas de las internas. A veces las
acompañé a sus “audiencias” y, a menudo, les di consejos sobre sus vidas privadas y sus
situaciones legales. Las ayudé, también, dirigiéndolas a las personas que las podían ayudar.
Otras veces, ellas me aconsejaban; existía un intercambio.

Como les gustaron mucho las copias fotográficas que les regalé, me pidieron que las retratara
con los familiares que las visitaban. Incluso me invitaron a fotografiar una boda celebrada en
la prisión. En octubre iré a San Pedro para fotografiar el casamiento de una mujer que
recientemente ha sido liberada. Me encanta la oportunidad de ser parte de sus vidas por un
momento.

Por todo esto, deseo dirigir un taller de fotografía para darles la oportunidad de aprender los
fundamentos del oficio fotográfico, y que posean así una herramienta visual para analizar sus
vidas dentro de la prisión. Mis fotografías y las suyas, junto con extractos de sus relatos
grabados, formarán parte de una colección que será presentada en formatos como este libro
y exposiciones con audios de las entrevistas.

Ya solo me resta decir que este documental es acerca de las mujeres que habitan detrás de las
paredes del Buen Pastor.

He formado amistades con ellas; finalmente, no soy solo una voyeur.

Francene Keery

Asunción, 2017

Pág. 121 Poner la nueva foto del Buen Pastor sobre la calle y

Este documental es acerca de las mujeres que habitan detrás de las paredes del Buen Pastor

No contra tapa.

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