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Cosmovisión del Hombre

Todo hombre tiene una cosmovisión más o menos explícita. No se trata tan
sólo de una concepción racional del universo. Trátase de algo más: creencias y
convicciones sobre la existencia humana y sobre el mundo, tendencias y hábitos
emocionales, sistema de preferencias y finalidades ante el enigma de la vida. Y es
sobre la base de esta cosmovisión como decidimos acerca del significado y sentido
del mundo y sobre el ideal de nuestra existencia concreta. La cosmovisión sirve, en
consecuencia, para vivir y hasta para morir. Aunque no pertenece al orden
intelectual, cuenta con elementos intelectuales y se procura justificarla
racionalmente. Porque es algo inherente a nuestra condición humana buscar la
razón suficiente de las cosas y de los hechos. Además, nuestras estimaciones,
nuestros deseos y esperanzas suponen un previo conocimiento. ¿Cómo estimar lo
ignoto? ¿Cómo desear lo que no se conoce? Sólo cayendo en lo absurdo se puede
afirmar la posibilidad de amar algo que nunca hemos visto y de lo cual no tenemos
noticia alguna.

En una operación de conocimiento tan elemental como el ver -se nos ha


dicho- vamos dirigidos por un sistema previo de intereses, de aficiones, que nos
hace atender unas cosas y desatender a otras. Pero no se advierte que ese sistema
de intereses y aficiones descansa, a su vez, en elementos intelectuales aunque
puedan estar enturbiados por los instintos. Porque nada de la vida espiritual humana
puede ser puramente instintivo. Lo que sucede es que en cada persona hay una
disposición nativa, anterior a toda experiencia, que le hace preferir ciertas
constelaciones de valores y tener ceguera o repulsión hacia otras. Para que un
individuo pueda seleccionar de lo real aquello que le es afín, es preciso que sepa,
aunque confusamente, que el objeto querido le es afín

El hombre no es pura razón. De ahí que cada hombre construya su


cosmovisión también a base de emociones e instintos vinculados con la práctica.
En todo caso, la cosmovisión tiene más índole vital que intelectual.
No nos basta con saber cómo es el universo, ansiamos saber qué sentido
tiene. Y esto último es, cabalmente, lo más importante para la vida. En esta forma
la cosmovisión desemboca en Dios. La vida humana, la libertad, la historia, la
inmortalidad y todos los demás problemas giran y se organizan en torno de ese
supremo centro gravitatorio. Mientras la ciencia es primordialmente investigación y
búsqueda del saber, la cosmovisión es posesión de un sistema de certidumbres.
Cosmovisión significa totalidad. Pero no una totalidad rígida, sino una totalidad
plástica, dinámica. «Una concepción del universo puede modificarse, pero este
modificarse es más bien un desarrollo orgánico, una asimilación, una adopción de
una forma acabada por anticipado, tal como la planta se desarrolla también sin que
se modifique su forma.

Entre los principales factores que caracterizan a una cosmovisión tenemos a los
siguientes:

 La existencia: Algo existe. Esto a primera vista parece ser obvio, pero en
realidad es un elemento importante en la construcción de una cosmovisión
ya que algunos teóricos tratan de negarlo. Pero una negación va en contra
de sí misma, porque todos nosotros experimentamos causas y efectos. Es
decir el universo es racional; es predecible.
 Los absolutos: Todas las personas tienen absolutos. Algunos autores tratan
de negar este aspecto fundamental, pero a su vez negarlo es afirmarlo.
Todas las personas tienen un punto de referencia infinito. Para algunos, es
Dios; para otros, es el estado, la naturaleza, el amor, o el poder y otras
personas piensan que punto de referencia son ellos mismos o el hombre.
 Las contradicciones: Por sentido común, dos afirmaciones contradictorias
no pueden ser ambas correctas. Esta es una ley primaria de la lógica que es
negada continuamente. Sólo una cosmovisión puede reflejar correctamente
la realidad. Decir que algo está mal es rotulado como intolerante, o de mente
estrecha. Una buena ilustración de esto es cuando oímos a las personas
decir que todas las religiones son iguales. Esto significaría que los chinos,
por ejemplo, están de acuerdo con los católicos respecto de Dios, Jesús, la
salvación, el cielo, el infierno, y una multitud de otras doctrinas.
 La fe: Todos nosotros practicamos la fe. Todas la personas presuponen
que ciertas cosas son verdaderas sin pruebas absolutas. Estas son
inferencias, o supuestos, sobre las cuales se basa una creencia. Esto se
torna muy importante, por ejemplo, cuando interactuamos con aquellos que
aducen que sólo el científico es completamente neutral. Algunos supuestos
comunes son: existe un Dios personal, el hombre evolucionó de la materia
inorgánica; es el hombre esencialmente bueno; la realidad es material
UNIVERSIDAD PANAMERICANA DEL PUERTO
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE CONTADURIA PUBLICA

ETICA PROFESIONAL

Jose Luis Colmenares C.I 17.614.663


10mo semestre
Sección 53-N

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