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El Nuevo Hacedor de Lluvia (clase 1)

(Curso Introductorio a los Seminarios Online con Daniel Eskibel)

¿Quién es ese que mantiene la calma, la estrategia y el rumbo de una campaña


política? Ese que hace que las cosas pasen, el que ayuda a superar los obstáculos,
el que siempre encuentra soluciones, el que marca el camino.

No importa si la campaña es grande o pequeña, si estás en el gobierno o en la


oposición. Sea cual sea la situación política: ¿quién es ese protagonista decisivo
de las campañas?

¿Y cómo puedes tú transformarte en esa persona?

En esta clase de menos de 15 minutos vas a descubrir:

• Por qué la comunicación política se alejó de la gente


• Cómo salí del desierto político y profesional
• Qué es un Hacedor de Lluvia: del pensamiento milenario chino al
psicoanálisis de Carl Gustav Jung
• Las 3 armonías decisivas para las campañas políticas

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Transcripción de la Clase
Nuevo Marco Mental para la Comunicación
Política
¿Quién es ese que mantiene la calma, la estrategia y el rumbo de una campaña
política? Ese que hace que las cosas pasen, el que ayuda a superar los obstáculos,
el que siempre encuentra soluciones, el que marca el camino.

No importa si la campaña es grande o pequeña, si estás en el gobierno o en la


oposición. Sea cual sea la situación política: ¿quién es ese protagonista decisivo
de las campañas?

¿Y cómo puedes tú transformarte en esa persona?

Soy Daniel Eskibel y ésto es El Nuevo Hacedor de Lluvia, curso de Introducción


a mis Seminarios Online. Son 4 clases de Comunicación Política que cambiarán
tu visión sobre las campañas políticas.

La Comunicación Política Alejada de la Gente


Las personas de este tiempo que vivimos se sienten lejos de la política. Y nada
que intente acercarlas parece tener buenos resultados. Nada. Ni el marketing
político ni los mejores spots de televisión ni las declaraciones sorpresivas y
altisonantes ni las denuncias ni las agresiones ni las propuestas de gobierno.

¿Sabes por qué ocurre ésto?


Porque la comunicación política se ha secado. Para la gente se ha vuelto seca,
inerte, vacía.

¿Por qué ocurrió eso?


Porque la comunicación política perdió su conexión con la gente. Perdió su
armonía con la vida de la gente. Perdió su relación equilibrada con la realidad
que vive la gente.
Y así se fue secando al sol, perdiendo vida, perdiendo movimiento hasta quedar
como una osamenta reseca perdida en medio del desierto.
De esta manera es que la mayoría de las campañas políticas comienzan con
ilusión y entusiasmo pero terminan, justamente, predicando en el desierto.

Yo también prediqué en el desierto.

Caminando por el Desierto


Primero recorrí los caminos de la política. Todos los caminos. Fui militante
clandestino en medio de una dictadura. Me reuní con anónimos con alias en casas
de seguridad. Corrí por las calles escapando de una carga de caballería. Aprendí a
eludir seguimientos. Escapé por pocos segundos de patrullas de vigilancia.
Sobreviví ileso y libre hasta la democracia.

Luego pinté carteles y repartí volantes. Hablé puerta por puerta con la gente. Fui
dirigente político y legislador. Hablé en asambleas y mitines. Fui protagonista de
spots de televisión y de radio. Escribí columnas de prensa y dirigí audiciones
radiales. Fui opositor y también ocupé cargos de gobierno. Ataqué, fui atacado,
participé en debates y realicé propuestas. Por eso te digo que recorrí todos los
caminos de la política.

Aprendí, por cierto. Pero prediqué mucho en el desierto y estuve mucho tiempo
atrapado en esa comunicación seca y alejada de la gente.

También recorrí los caminos de la consultoría política, caminos que sigo


recorriendo hoy día. Trabajé en campañas municipales, provinciales, legislativas
y presidenciales. Conocí Jefes de Estado, ex Presidentes, legisladores,
gobernadores, alcaldes, candidatos y figuras políticas de más de 10 países.

Estuve detrás de escena asesorando candidatos durante debates televisivos.


Trabajé con empresas encuestadoras y con publicistas. Escribí guiones para radio
y televisión. Escribí discursos. Diseñé estrategias. Acompañé candidatos en
recorridos por sus regiones. Dirigí equipos de información. Formé cuadros
políticos. Aconsejé caminos para el trabajo en redes sociales. Elaboré eslóganes.
Trabajé con profesionales para lograr las mejores fotografías de campaña. Escribí
textos para impresos, para carteles y para todo tipo de publicaciones.

Y en estos caminos de la consultoría también aprendí. Pero en los primeros


tiempos también prediqué mucho en el desierto y me costó abandonar la reseca
senda de la vieja comunicación.
El Hacedor de Lluvia
Nací en 1959. Me titulé en Psicología en 1982. Hice política durante más de 10
años. Y ya cuento más de 20 años como consultor. Ya estuve en ese lugar
desierto de la comunicación en el que no crece nada. Y ya pude salir de ese
desierto.

Salí transformado porque aprendí algunas cosas esenciales. No se trataba de que


no supiera o no tuviera experiencia. De hecho sabía muchas cosas importantes y
también tenía una trayectoria. Pero me faltaba algo importante. Y sentía que tenía
que aprender más. Y me dediqué a hacerlo.

Aprendí con maestros. Aprendí con libros. Aprendí cursando casi 5 años de
seminarios de psicología social, psicología de la comunicación, publicidad y
semiótica. Y aprendí de la práctica. En especial aprendí de los errores y de las
derrotas.

Aprendí a ser un hacedor de lluvia.


No un mago ni un brujo. De eso nada. Tampoco alguien que hace cualquier cosa.
Le llamo hacedor de lluvia a una persona, ya sea un político o un profesional, que
logra que las campañas políticas fluyan con naturalidad, comuniquen con
impacto y logren sus objetivos más deseados.

El hacedor de lluvia tiene algo que lo diferencia de otros protagonistas de las


campañas. Tiene un nuevo marco mental.

Del Pensamiento Milenario Chino al Psicoanálisis


Para comprender ese nuevo marco mental voy a compartir contigo una historia
real que cuenta en uno de sus libros el psicoanalista Carl Gustav Jung.

El protagonista del relato de Jung es Richard Wilhelm, uno de los más


importantes estudiosos del pensamiento chino. Para darte una idea de la
relevancia de este hombre te diré que fue el responsable de la primera traducción
del I Ching, el Libro de los Cambios o Transformaciones. O sea que introdujo
esta obra en el mundo occidental.

El I Ching puede ser usado como oráculo o también como libro de sabiduría.
Y si lo usas como oráculo sus respuestas no son las respuestas al uso en el mundo
occidental, esas que te dicen o pretenden decir lo que va a ocurrir. Por el
contrario, la respuesta del I Ching suele indicarte los posibles y diversos caminos
de acción que tienes por delante. Y te los explica, justamente, con sabiduría. Una
sabiduría que visualiza un universo en constante cambio, pero que cambia
siguiendo ciertas leyes y principios.

Pues bien, cuenta Jung que Richard Wilhelm fue un día a visitar un pueblo chino
que sufría una sequía muy prolongada. Todo el mundo estaba muy preocupado
ya que se había hecho de todo para acabar con ella. Rezos, hechizos,
magia…Todo lo habían intentado pero nada había funcionado. Lo único que
quedaba por hacer era llamar al hacedor de lluvia. Y así lo hicieron.

Cuando el hacedor de lluvia llegó al lugar se bajó del coche, observó a su


alrededor, olfateó el aire y respiró profundo. Pidió entonces una casa en las
afueras del pueblo donde pudiera vivir él solo. Insistió en que nadie debía
molestarle. Y así fue. Nadie le oyó ni le vio por tres días. Al cuarto día todo el
mundo se despertó a causa de un fuerte chaparrón. Llovía copiosamente. Incluso,
y para deleite de los campesinos, nevaba de a ratos.

Richard, el estudioso del pensamiento chino, se quedó impresionado y


rápidamente fue a visitarle. Al llegar le dijo:
– ¿De manera que puede hacer que llueva?

El hacedor de lluvia se burló ante esa idea y contestó:


– ¡Por supuesto que no puedo! Solo llueve cuando todo está en armonía y es
necesario que caiga el agua.

Richard le preguntó entonces qué era lo que había hecho. Y el hacedor de lluvia
le dijo que eso sí se lo podía explicar.
– Cuando llegué al pueblo, -dijo- vi rápidamente que todos estaban nerviosos y
descentrados. Yo mismo enfermé nada más bajarme del coche. Perdí de
inmediato mi equilibrio y mi armonía. Y tuve que estar totalmente solo y
apartado para volver a equilibrarme. Fue entonces, restablecida la armonía, que
llovió de manera natural.

El Nuevo Marco Mental


La historia nos revela una clave del nuevo marco mental que debemos construir
para ser hacedores de lluvia en las campañas políticas.
Esa clave está en la armonía, en el equilibrio.

¿A qué armonía me refiero?


A la armonía del candidato o del gobernante consigo mismo.
A la armonía de su equipo de trabajo.
Y muy especialmente a la armonía de la comunicación política de la campaña
con los modos de pensar, sentir y actuar de la gente.

Pero de eso vamos a hablar en la próxima clase.


Por ahora te invito a escribir los comentarios, reacciones o reflexiones que te
haya inspirado la clase de hoy…

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