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A n to lo g ía
de Po e s ía
S e l e c c i ó n de
Iván C a rv a ja l
Raúl Pacheco
EN ESTA ANTOLOGÍA
Jorge Enrique A d o u m
María Aveiga
Rubén Astudillo y Astudillo
Fernan do Balseca
David G. Bárrelo
Paco Bena vide s
Mario C a m p a ñ a
Jorge Carrera A n dr a de
Césa r Edua rdo Carrión
Ernesto Carrión
Iván Carvajal
Fernan do Cazón Vera
Cés ar Dávila A nd ra de
Go nza lo Escudero
Alfonso Espinosa
María Fer nanda Espinosa
Ulises Estrella
Alfredo G a n go te na
Euler Granda
Francisco Granizo
Efraín Jara Idrovo
Carlos Eduardo Jaramillo
David Ledesma Vá sq ue z
Edwin Madrid
Sonia Ma nza no
Jorge Martillo
Hugo Mayo
Luis Carlos Mussó
Alexis Naranjo
Fernando Nieto Cade na
Iván Oñate
Adalberto Ortiz
Ramiro Oviedo
Julio Pazos
Antonio Preciado
Javier Ponce
Paúl Puma
Vicente Robalino
Juan José Rodríguez
Bruno Sáenz
Hugo Solazar Tamariz
Roy Sigüenza
Me dar do Ángel Silva
Francisco Tobar García
Carlos Vallejo
Sara Vanegas
Humberto Vinueza
Miguel Ángel Zam br ano
Cristóbal Zapata
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POESIA
POESÍA
Antología
del siglo
Iván C arvajal
R a ú l Pacheco
ALFAGU
© De esta edición:
2009, Santillana Ediciones Generales, S. L.
Torrelaguna, 60. 28043, Madrid
Teléfono 91 744 90 60
Telefax 91 744 92 24
ISBN : 978-84-204-2347-0
Depósito legal: M. 17.181-2009
Impreso en España - Printed in Spain
© Diseño de colección:
Jesús Acevedo
Prólogo 9
Medardo Angel Silva 35
Hugo Mayo 43
Miguel Ángel Zambrano 53
Jorge Carrera Andrade 63
Gonzalo Escudero 83
Alfredo Gangotena 103
Adalberto Ortiz 123
César Dávila Andrade 131
Hugo Salazar Tamariz 151
Francisco Granizo 163
Jorge Enrique Adoum 173
Efraín Jara Idrovo 185
Francisco Tobar García 197
Carlos Eduardo Jaramillo 203
David Ledesma Vásquez 219
Fernando Cazón Vera 227
Euler Granda 233
Rubén Astudillo y Astudillo 239
Ulises Estrella 247
Antonio Preciado 233
Humberto Vinueza 259
Julio Pazos 267
Bruno Sáenz 273
Fernando Nieto Cadena 281
Alexis Naranjo 289
Sonia Manzano 301
Iván Carvajal 309
Iván Oñate 321
Javier Ponce 327
Sara Vanegas 339
Ramiro Oviedo 345
Jorge Martillo 349
Roy Sigüenza 355
Fernando Balseca 363
Mario Campaña 367
Vicente Robalino 377
Edwin Madrid 381
María Fernanda Espinosa 387
Paco Benavides 393
María Aveiga 401
Cristóbal Zapata 405
Luis Carlos Mussó 411
Paúl Puma 417
Carlos Vallejo 421
Alfonso Espinosa 425
César Eduardo Cardón 431
David G. Barreto 435
Ernesto Cardón 439
Juan José Rodríguez 445
PRÓ LO GO
Iván Carvajal
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~------------- -------- —
■
La poesía escrita por ecuatorianos es poco conocida
más allá de las fronteras del Ecuador. Poemas de ecuatorianos
apenas si han aparecido en las antologías hispanoamericanas,
y no figuran en las más recientes antologías de la poesía en es
pañol. Los libros de poesía que se publican en el país, siempre
en ediciones muy limitadas, difícilmente circulan en el ex
tranjero; los escasos ejemplares que pasan las fronteras lo hacen
en las valijas de los propios poetas o de aquellos amigos que
llegan a Quito, Guayaquil o Cuenca, invitados a algún en
cuentro literario. Además, los débiles vínculos culturales in
ternos han limitado el contacto y el reconocimiento mutuo
entre los propios poetas, y han terminado por enclaustrar a
los lectores en círculos restringidos, aunque gracias a las for
mas de interrelación que han surgido en las últimas décadas,
en especial las comunicaciones basadas en tecnologías elec
trónicas y el crecimiento de la industria editorial, estemos asis
tiendo a un intercambio más activo entre los poetas
ecuatorianos, y entre ellos y los poetas hispanoamericanos con
temporáneos. También los flujos migratorios promueven un
interés mayor en las expresiones de los grupos humanos que
se desplazan de un país a otro, de un continente a otro, y con
siguientemente contribuyen a un reconocimiento de las cul
turas desde las que llegan esos grupos. Sin embargo, y en
contraste con este desconocimiento de los poetas ecuatoria
nos en España y en América hispana, sus obras evidencian una
permanente apertura para recibir la poesía de sus contempo
ráneos y para dialogar con ellos. Esta antología se propone
contribuir a la visibilidad de los poetas ecuatorianos y su obra,
sabiendo además que esta visibilidad permitirá a los lectores
españoles e hispanoamericanos establecer los vínculos (y las
diferencias) con la poesía moderna escrita en nuestra lengua*
a lo largo del último siglo.
XI
29
entre los poetas ecuatorianos) y una capacidad indudable para
la poesía epigramática, con los que enfrenta los lugares comu
nes de las ideologías patriarcales, al tiempo que ejerce una au-
toironía refrescante.
Sara Vanegas ha cultivado desde sus primeros libros,
Indicios y Poemar, hasta su libro más reciente, A l andar, el
poema breve, casi minimalista, de imágenes concentradas, en
el que prácticamente se ha suprimido el relato en beneficio de
la intensidad lírica, con lo que alcanza una singular hondura
expresiva. Si en la mayor parte de los poetas ecuatorianos se
evidencian influencias que provienen de poetas hispanoameri
canos y franceses, en el caso de Vanegas se trasluce la influen
cia de algunos poetas de lengua alemana.
La intensidad lírica de Roy Sigüenza, que ha publicado
Cabeza quemada, Tabla de mareas, La hierba del cielo y Ocú
pate de la noche, surge de la fuerte carga erótica y la concreción
extrema de sus poemas. Si en el caso de David Ledesma la ho
mosexualidad era una marca que había que llevar con angus
tia, Sigüenza por el contrario hace del homoerotismo el asunto
fundamental de su poesía, por fin sin culpabilidad, y esto le
aproxima al último ciclo de la poesía de Granizo. La ausencia
de culpa permite que despliegue la exaltación del cuerpo, de la
sexualidad, en imágenes precisas y sugestivas.
Las preocupaciones religiosas apenas si son percepti
bles en la poesía más reciente. Vicente Robalino quizá sea la
excepción. En sus breves poemas de Sobre la hierba el día y
Cuando el cuerpo se desprende del alba concentra una visión ago
nística de la vida, a menudo sombría, en búsqueda de un ins
tante de éxtasis.
CR ITER IO S D E ESTA A N TO LO G ÍA
É
M E D A R D O Á N G E L SILV A
( 1898- 1919)
Medardo Ángel Silva. Guayaquil, 1898-1919. Uno de
los escritores más importantes del modernismo literario ecua
toriano. Ejerció el periodismo y el magisterio. Publicó en poe
sía E l árbol del bien y del m al (1918) y la novela breve M aría
Jesús en 1919. Postumamente apareció Poesías escogidas (París,
1926, selección y prólogo de Gonzalo Zaldumbide). Entre
1964 y 1966 la Casa de la Cultura Ecuatoriana, sección Gua
yaquil, publicó sus Obras completas, que incluyen Trompetas de
oro y las crónicas y artículos periodísticos de las series E l Ecua
dor intelectual y La máscara irónica. En el 2004 el Municipio de
Guayaquil editó una nueva recopilación de su obra poética,
periodística y de crítica literaria.
V O C ES E N LA SO M BRA
ESTAMPA RO M ÁNTICA
IV
M A LECÓ N N O C T U R N O
ESTANCIAS
Detalle nocturno
SE VA C O N A LG O M ÍO ...
D A N SE D ’A NITRA
A Juan Verdesoto
. :: :: '
___ ___
H U G O M AYO
( 1895- 1988)
Hugo Mayo. Manta, 1895-Guayaquil, 1988. Seudó
nimo de Miguel Augusto Egas. Estudió Derecho en la Univer
sidad de Guayaquil. Desde 1918 sus poemas vanguardistas
aparecieron en revistas europeas e hispanoamericanas. En 1921
fundó la revista Síngulus, luego Proteo y Motocicleta (1924), pu
blicaciones que mantuvieron una vital relación con los más im
portantes escritores de la vanguardia literaria hispanoamericana.
Recién, en 1976, circula la compilación Poemas de Hugo Mayo,
que recoge gran parte de su obra dispersa. En 1982 aparece E l
zaguán de aluminio y en 1984 Chamarasca. En el 2005 la Casa
de la Cultura Ecuatoriana publica una nueva compilación de
su obra poética, reunida en la serie «Memoria de Vida».
O RA CIÓ N PO R LA M U ER TE
D E M ED A R D O Á N G EL SILVA
Ahora
el romboide de tu vida
en el lago de la muerte
Tu único ángulo
se ahogó en el triángulo
de amor
Ya tu palabra rimada
en un cuadrado de poesía
Dormías circunferencia
azabache
en el poliedro del absurdo
Y tu pirámide
cayó en 21 pedazos
en 21 después para siempre
Sangre la tuya
en la copa de un octaedro
la roba Monseñor Satán
Baudelaire te espera
con un pentágono
de Fleurs du M al
También
por las cotangentes
que te abandonaron
Por los cuerpos volumétricos
a tu memoria
Amén
N O C T U R N O C E LEST E
TRES
es
tre
llas
En el Océano de Aire
una Gran O baña medio cuerpo
dibujando un paréntesis
huérfano
O D A GASEOSA
Los espejos
son una
mercuriografía
de geroglíficos
atléticos
solubles
al
tacto
Las estrellas rápidas
pasan como una cadencia
como los asientos de peluquería
mientras la esponja de la
noche
es un enorme farol chino
en la plaza del Universo
EL BATHYREOMETRO
ha nacido patentado en el
Ministerio de Marina
de Urano
durante las maniobras
tomando las válvulas
jugo pancreático
Los telescopios de Mercurio
descubren en New York
un nuevo faro
«WOOLWORTH G U ILD IN G »
49
ALBA
Observo
parcialmente
la cinematografía de la calle
Puntos centinelas
se cierran
nostálgicos de sueño
en tanto la alegría
pasa rompiendo los cristales
de una vida en
ALPHA
Va de prisa
el pan nuestro de cada día
con la sonatina atolondrada
despertadora de la burguesía
Arterías musculares
inician la circulación rezagada
Entre las grandes bocas
saludos y risas
del cordón humano
alegría embotellada
como una cojera pretérita
para mis brazos mudos
El río
cinta líquida
tiene una Danza de viviendas
ambulantes sin corazones.
50
AM O RO SA PALOM ERA
E ST O D E Q U E T O D O PU E D E V E N IR
A Nicanor Parra,
en su visita a Guayaquil
M ED IO D ÍA
( 1897- 1969)
Miguel Ángel Zambrano. Riobamba, 1897-Quito,
1969. Estudió Derecho en la Universidad Central de Quito.
Jurista, periodista y catedrático universitario. Sus poemas apa
recieron tardíamente en Diálogo de b s seres profundos (1956),
Biografía inconclusa (1961) y Mensaje (1968). En 1983, la Casa
de la Cultura Ecuatoriana publicó Obra poética, que recogía
los tres poemarios publicados más una serie de textos líricos
que permanecían inéditos.
LLAM ADO D E LA V O Z ESPECTRA L
Ven,
vayamos por esta senda náufraga
sin fin y sin contornos.
Nadie dará con el rumbo de nuestros pasos ahogados.
Hostias de harina oscura
nos borrarán la lengua y sellarán los labios.
De rumorosos rizos el silencio
nos llenará el oído. En la noche profunda
oiremos las pisadas de los hombres
que caminan al otro lado del mundo;
y sus voces clamando,
en el desierto pálido de estrellas,
nos regarán espinas en la sangre.
Nuestras pupilas ebrias de visiones
huyendo de sí mismas,
entre las redes del asombro
se quedarán estupefactas,
y al través de pálidos cristales,
en lívidos trasluces proyectados
veremos los espectros que desfilan
por el fondo de la caverna humana.
Y pasarán los nuestros:
silenciará de pronto el corazón apresurado;
un estupor de siglos nos alzará los párpados
y pesará en los hombros.
Por los huesos -frías cañas de vidrio
la quintaesencia del llanto
nos subirá de raíz.
Y así, también nosotros
-esqueletos de luz congelada—
por las honduras de la sombra
iremos sin retorno.
56
Y nuestros pasos quedarán flotando,
resonantes,
en lo alto del silencio poblado de preguntas.
ESTA N O C H E
Esta noche,
en que los astros, casi ciegos,
tras un vidrio de lágrimas
me miran insistentes, siento
que una pequeña luz helada
resbala por mis huesos.
Esta noche,
que el aire se disuelve en una multitud
de diminutas ruedas rumorosas
que inundan los henchidos contornos del silencio,
oigo la luz que baja de los astros
y en una arcana música me envuelve.
Esta noche,
que fugan las palabras en ecos transportados
arriba de las voces prisioneras,
y crecen, confundiéndose,
los murmullos, las luces, los aromas,
y los árboles se alzan como manos
que saliesen del seno de la tierra
para buscar a Dios, ahora,
está naciendo un ángel sobre mi corazón.
Esta noche,
que el olor de la tierra me remonta al origen
y burbujas de tiempo
entre mis dedos se evaporan,
57
yo advierto mi camino,
oigo el rumor de los minutos
que ruedan en mi sangre,
y en lo alto de mis ojos veo
mi propia sombra deshaciéndose.
Ahora,
que un viento triste, como de espinas, pasa
-rozándome la piel- por las estrellas;
esta noche, que al ascender las cosas
se han quedado en la eternidad suspensas,
desde el fondo de alguna parte,
con ojos pensativos, alguien me está mirando.
Esta noche,
que en su red las estrellas
han detenido el río de las horas
y todo se difunde en una luz inmensa, helada
y unas manos lejanas, pero mías,
casi tocan la eternidad. Ahora,
detrás del horizonte
y de otros horizontes sucesivos,
entre brumas de pálidos reflejos,
alguien me está buscando.
D E PARED A PARED,
VAN Y VUELVEN EN JA U LA D O S M IS PEES
PALABRAS Y PALABRAS
61
persiguiendo la curva de la esfera infinita
siempre trascendente.
( 1902- 1978)
Jorge Carrera Andrade. Quito, 1902-1978. Viajero in
fatigable, representó a Ecuador como diplomático en España,
Francia, Inglaterra, Japón, Estados Unidos y varios países de
América Latina. Testigo privilegiado de las vanguardias euro
peas e hispanoamericanas. Su obra poética más significativa se
reúne en E l estanque inefable (1922), La guirnalda del silencio
(1926), Rol de la manzana (1928), Boletines de mar y tierra
(1930), E l tiempo manual (1933), Biografía para uso de los p á
jaros (1937), Microgramas (1940), País secreto (1940), Lugar de
origen (1943), Familia de la noche (1952), Hombre planetario
(1959), E l alba llama a la puerta (1966), Misterios naturales
(1972) y Vocación terrena (1972). En Poesía francesa contempo
ránea (1951) recogió sus versiones de los más importantes poe
tas en lengua francesa del siglo XX. Su amplia obra ensayística
incluye Rostros y climas (1948), La tierra siempre verde (1955),
Galería de místicos e insurgentes (1959), Interpretaciones hispa
noamericanas (1967) y Reflexiones sobre la poesía hispanoameri
cana (1987). En 1970 publicó su autobiografía E l volcán y el
colibrí. Desde 1975 se desempeñó como Director de la Biblio
teca Nacional en Quito. En 1977 recibe el Premio Nacional
de Cultura Eugenio Espejo como reconocimiento a su notable
obra poética.
E L H O M BR E D E L EC U A D O R
BAJO LA T O R R E EIFFEL
Imagen de la soledad:
el albañil que canta en un andamio,
fija balsa del cielo.
Imágenes de la soledad:
el viajero que se sumerge en un periódico,
el camarero que esconde un retrato en el pecho.
M O V IM IEN TO S D E LA NATURALEZA
- -------------- ■— -.— r-
EL VIAJE IN FIN IT O
D ICTA D O PO R E L AGUA
II
III
IV
VI
H O M BR E PLANETARIO
II
IV
VII
D IO S D E ALEGRÍA
Dios de alegría:
Te entrevi
en pleno día.
La túnica de luz
se enredaba en el árbol
sin memoria de cruz.
Tu paso de cristal
bajaba la escalera
del manantial.
El cielo sonreía.
Iban flor y guijarro
en buena compañía.
LIBRO D E L D ESTIER R O
VII
]
79
El país del exilio no tiene aves
que encanten con su música al viajero.
Es desierto poblado por los buitres
que esperan el convite de la muerte.
XIX
ESTA CIO N ES D E ST O N Y B R O O K
A George Quasha
IV
IX
Piedras
céspedes
árboles
invitan a las nubes
a un festín de claridad.
Nacen las velas en el mar: verano.
La ira de la espuma se convierte en remanso.
En la tierra el Santo Verdor condenado a la hoguera
entrega su alma al cielo.
Humo de eternidad
que nadie contempla.
De árbol a árbol
tienden lazos invisibles
los vuelos de los pájaros.
Ahora eterno ahora.
’
( 1903- 1971)
Gonzalo Escudero. Quito, 1903- Bruselas, 1971. Es
tudió Derecho en la Universidad Central de Quito. En 1931
viaja a París en los inicios de su carrera diplomática, que con
tinúa en otros países americanos y europeos. Su obra poética
incluye Los poemas del arte (1919), Las parábolas olímpicas
(1922), Hélices de huracán y de sol (1933), Altanoche (1947),
Estatua de aire (1931), Materia del ángel (1953), Autorretrato
(1957), Introducción a la muerte (1960). Postumamente apa
recieron Réquiem por la luz y Nocturno de Septiembre (1983).
En teatro publicó la obra vanguardista Paralelogramo (1935).
En 1968 aparece su alegato histórico-jurídico Justicia para el
Ecuador. Sus ensayos más significativos se recogieron en
Variaciones (1972). En 1963 la Casa de la Cultura Ecuatoriana
edita Poesía, que incluye sus poemarios publicados hasta la
fecha. En 1998 Ediciones Acuario reúne en Obra poética el
conjunto de su producción lírica.
TÚ
LA C IU D A D ANTARTICA
Lámparas de acetileno
suspendidas de un hilo de espanto,
que bamboleantes dicen
el no de las muchachas encinta,
cuyo vientre es un acordeón que aúlla.
Esqueletos patinadores
vendan sus órbitas con niebla
para no ver a sus amantes viejas.
Las brújulas señalan el ombligo de las mujeres.
Las torres tienen
su corazón de bronce enmohecido.
Campanarios que muerden
con sus dientes metálicos al viento
y beben a la noche, boj de cerveza negra,
y juegan a los dados con estrellas.
La Eternidad camina
en la ciudad antártica.
Los malandrines creen estar ciegos
y buscan para lazarillos
a los osos lunáticos de paletos de pieles.
Dandys empedernidos
usan monóculos de burbujas de agua
y prenden sus cigarros con bólidos.
Los relojes orinecidos marchan hacia atrás,
con sus doce garras para estrangular a los hombres
que les han dado marcha.
87
Los barcos persiguen icebergs como sexos
con sus anclas congeladas de miedo,
Crecen los alaridos
como muchachos de trece años.
En esta noche parten los trineos
a visitar a la muerte.
Y tenderán los arcoiris,
si los puentes de bruma se han hundido.
Van los perros,
con camisas de frac, al cielo.
Y la ciudad antartica
compra algodón para hacer nubes.
Las casas tienen
las vértebras dorsales de sus piedras
aplastadas por la voz siniestra
del Polo Sur que ladra.
Sus sombreros de teja,
por saludar a la noche,
dejan escapar a los espectros
que ahogan a los niños
y roban a las vírgenes los senos.
El sueño dispara un venablo
para cazar a un cometa titiritero,
cuya rúbrica es un alfabeto de colores.
Se oye la noche torrencial
como un circo de fieras.
Los bebedores guardan las madrugadas
en sus bolsillos, como navajas.
Sus narices son los tizones que inflaman
la dinamita del júbilo.
Las puertas se abren como párpados
para que el viento duerma en todos los lechos.
El hacha del espasmo decapita a los amantes
y hace saltar a las cabezas unísonas
en las alcobas blandas.
Y las cuatro paredes son un puño apretado
para las gargantas de los moribundos
de la muerte antártica.
88
TATUAJE
EVASIÓN
Todo es nada.
Atrás de mí hay un grito.
Después de mí hay un grito.
Geometría blanca de la angustia.
Astillas de cristal en mis ojos.
Hielo que es agua.
Agua que es luz.
Luz que es eternidad.
Ya no soy nada, pero soy más aún,
ascua lineal sobre la piel del mundo.
Deltas de mi rugido en el silencio.
Atrás de mí quedan las lianas muertas.
Después de mí nacerán lianas vivas,
Hay un río de argento bajo mis pies.
Habrá después un río de miel.
Todo es nada.
Después de tu cuerpo sólo el viento es cuerpo.
Al fin, estos cuchillos te han mordido como mis dientes.
Nevera de tu vientre que termina
donde la noche en triángulo comienza.
¿Por qué los árboles andan?
¿A quién mirarán tus senos esta noche?
Atrás, atrás todo.
Hay que fumar distancias
hasta que el gemido sea un cono en el cielo.
¿Voy? ¿Vuelvo?
¿A dónde? ¿De dónde?
De ninguna a ninguna parte.
Hay que alargar las sombras,
como se estiran las figuras en los espejos cóncavos.
Toda velocidad es astigmática como el Greco.
Nuestro sino es el punto en movimiento,
ballesta, pájaro y aguja.
Hay que coser los puntos cardinales.
91
¿Quién ha dicho que el norte es norte?
No hay más septentrión que el que perdimos.
Disonar es sonar mejor,
¡Abajo las estrellas!
Hagamos la revolución cósmica
con la infantería de las cigarras
y la artillería de las luciérnagas.
¿A quién mirarán tus senos?
Era tu piel la piel del aire.
Y el aire es mío a bocanadas.
Tú eras una magnolia
con los dos muslos de guitarra.
Serás ahora un poco de neblina delgada.
Hay que ametrallar panoramas.
Ni el cielo es tierra.
Ni la tierra es cielo.
Hay que tragar distancias
como navajas.
Hay que ser la navaja misma.
La aflicción no tiene sentido en la llama.
Arder es entregar resina al universo
que nos dio 2 hidrógenos y 1 oxígeno,
fósforo y calcio en la madera eterna,
centella de magnesio en el instinto
para la combustión nuestra.
Es devolver el agua en bruma.
Era apenas un sollozo con vestidura de cereza.
Aroma que se palpa con los dedos.
Desnuda desde siempre como el topacio.
Eras y no eras.
Eco inasido por la parábola de otro eco.
Buscada, encontrada y perdida.
Buscada: nube color de fruta.
Encontrada: fruta color de nube.
Perdida: ni nube, ni fruta.
Atrás de mí quedan las lianas muertas.
Después de mí nacerán lianas vivas.
Yo soy la liana sobre el abismo.
92
No hay tiempo atrás, ni tiempo después.
Yo soy un electrón que tiene sed.
Arquitectura mínima de un apetito máximo.
Algebra de la gloria en el fracaso.
Hay que ser hálito en el hálito
y línea recta como la trayectoria
de una herida con hacha.
Ser más arriba es ser.
Hagamos pirámides de estampido.
La ignipotencia es prender fuego al fuego,
Ya viene el salto que trashuma a la tierra en el cielo.
Para cerrar los ojos como los nenes
que vieron serpentear y ascender a la chispa
en el rabo de los cohetes acróbatas.
Para abrir los ojos como los electrocutados,
choferes de la muerte que no anda.
Para gemir como chirría la entraña
de un tanque de guerra que se detiene súbitamente
ante los alfileres mínimos de un insecto.
Atrás de mí hay un grito.
Después de mí hay un grito,
Yo soy el grito sobre el abismo.
93
C O N TR A PU N TO
10
N O C T U R N O D E SEPTIEM BRE
Ah mi larga noche
para el descendimiento
al pleamar de un vientre en el estío,
a un enjambre de mozas
que hacen brotar su desnudez como florecen los cerezos,
a la comarca del Orfeo insonoro
donde la vaporosa Eurídice
ha perecido entre espadas de nieve,
mientras yo devoro a mi propia sombra.
Ah mi larga noche
donde cada paso
es una pequeña eternidad para la grande
y la insaciada que me viene
en un oleaje de resonancias
desde un tiempo absorto que se mide en el sueño
donde moran las estrellas y los élitros
101
para una capitanía de luz en los mundos
que se improvisan y se deshacen
a la manera de siderales burbujas
mientras yo devoro a mi propia sombra.
'
11
... — ' i
A LFRED O G A N G O TEN A
( 1904- 1944 )
Alfredo Gangotena. Quito, 1904-1944. Su obra poé
tica está escrita en español y francés. En 1920 viaja a París para
continuar sus estudios; obtiene el título de Ingeniero de Minas
en la Ecole Polytechnique. En su estadía en la capital francesa,
entre 1924 y 1929, entabla relación con Jean Cocteau, Jules
Supervielle, Max Jacob y Henri Michaux. Sus primeros poemas
se publican en importantes revistas francesas, como Revue de
lAmerique Latine, Intentions y Philosophies. En 1928 aparece
en París su primer poemario, Orogénie. De regreso al Ecuador,
en 1932 publica Absence en edición de autor. Sus poemas Jo-
caste (1934) y Cruautés (1933) aparecen en revistas de París y
Bruselas. En 1938 se edita en Bruselas N uit, su último poe
mario escrito en francés; a partir de ese año, sólo escribirá en
español. En Quito, 1940, aparece en edición de autor Tempes
tad secreta, al que seguirá Perenne Luz, publicado en 1944 en la
revista mexicana Cuadernos Americanos. En 1956, la Casa de la
Cultura Ecuatoriana reúne una parte significativa de su obra
poética en Poesía, con traducciones al español de Gonzalo Es
cudero y Filoteo Samaniego, prólogos de Jules Supervielle y
Juan David García Bacca. Entre 1991 y 1992 Claude Couffon
compila y edita sus poemas franceses. En 2005 la Corporación
Cultural Orogenia publica Crueldades, versiones al español de
Cruautés y Jocastey traducidas por Cristina Burneo y Verónica
Mosquera.
A RCO IRIS
A Max Jacob
A Paúl A. Bar
¡No!
Ni esta mural y plural presencia de mis padres,
Ni los candados y las severas fórmulas de la tiniebla y del
cemento,
Me impedirán, mil ataduras, ausentarme,
¡Orinecidas rejas!
Ausentarme en las delicias y el movimiento de mi espíritu.
A U SEN CIA
¡Mundo inútil!
Y mi ciencia inhumana no está en medida de otorgar
El nepente a las desazones que resisto.
Un solo minuto de tregua y olvido, que me permita al fin huir
de la Tierra inhumana y estéril,
Tierra prometida a mis ancestros,
Tierra de oro y de luz,
¡Donde los ojos no encienden sino el fuego continuo y
solitario de las rocas!
Hombres felices de otras partes, ¡cómo añoro la frescura de
vuestras sombras!
No sabréis nunca a qué distancia os encontráis de esta comarca
de infierno y de esta sombría y desigual arcilla.
¡Yo te abomino, Naturaleza!
Tierra torva, ¿qué tengo que hacer con tus reinos?
Piensa más bien en el árbol nutrido de ceniza cuya savia es
desesperanza.
¡La aconita, el trigo y tantos granos anhelan tu socorro, Naturaleza!
Tantos granos y la adulta hierba y también la paja bravia,
quemada por las tempestades, la paja y la hierba
siniestra en los vientos.
¡Olvídame, Naturaleza!
Soy apenas un fantasma en tu silencio.
¿Qué razón tendrías de iniciarte en los secretos de mi espíritu?
¡Necesariamente, un fantasma de vieja raza!
¿O más bien la forma lograda de un corazón que se atribula?
XI
¡Aléjate, aléjate!
Oh mi Dios, un horrible y desatado azote fulmina a este recinto.
Permanezco entonces al acecho de la tarde.
Pero, Señor, no me conviene la vida de la arena.
Y me vuelvo ausente y corto de espíritu como los salvajes,
Privado de toda facultad de pensamiento y de memoria,
El tórrido calor me sorprende a la altura de los ojos.
¡Oh mi Dios, soy la presa de los perros y de los lobos!
Señor, me ha retornado la locura.
Estoy entregado, amigos, a las potencias del olvido y de la
muerte.
Y a vos, Señora,
Os seguiré con mi ceguera hasta el fondo de vuestro extraño
destino.
Señora, otra comarca del tiempo nos solicita.
Se expresan en un idioma de delación las bestias de los
montes y de las aguas.
Sin embargo, hablad que os escucho con las grandes pupilas
abiertas.
Hablad que la tormenta me ha inmovilizado en las piedras
invasoras del fondo movedizo de la noche!
¡Hablad, hablad! Que me he acurrucado lejos en mis miradas,
todo entero como la saliva en la boca de un enfermo.
XVII
III
Desde el otero
acudo al llano de tantas bajas tierras escondidas.
Mas, ¿dónde están los senos que apetecen mis sentidos?
¿Dónde el pecho de mi boca?
En sus altas horas,
y en el gozo, en la cima de estambres deleites
Vino el Huésped.
Abrió cuentas,
Y a vuelta de sorpresas no pudo menos que gritar,
A todo ámbito,
la voz de su desmayo,
Que gritar:
¡desolación, desolación!
Alimañas en mi senda.
¡Cuántos cuervos en la noche!
119
Atado al peso de lo oscuro, al clamor de mis entrañas,
Pronto dormiré mis sueños, bajo el sediento párpado de este
insomnio.
¡Oh moradas de cal viva!
Allá vuelo en desatino,
Con toda la mirada en trances de soslayo, arriba de estos
grandes vuelos corporales.
Vino el Huésped.
Y desnudo me encontró:
Los oídos sin respuesta,
Tan reseco el albihar.
Desnudo de hambre, de venas y de espíritu.
Vino el Huésped, en sazón
De esperanzas y clamores,
Y único en las praderas de su huella, no pudo menos que se
exclamar,
-Los ojos encendidos en la prenda de sus ayes-,
A su vez que se exclamar:
¡desolación, desolación!
PEREN N E LU Z
/
A D A L B E R T O O R T IZ
( 1914- 2003)
Adalberto Ortiz. Esmeraldas, 1914-Guayaquil, 2003.
Estudió Pedagogía. Diplomático y profesor universitario. En
poesía, es autor de Tierra, son y tambor (1944), Camino y puerto
de la angustia (1945), E l vigilante insepulto (1954) y La niebla
encendida (1983). En narrativa publicó Juyungo: historia de un
negro, una isla y otros negros (1943), E l espejo y la ventana
(1967), La envoltura del sueño (1982), los relatos de La mala es
palda (1952) y La enfundada (1971). En 1995 recibió el Pre
mio Nacional de Cultura Eugenio Espejo por su contribución
literaria a la cultura afroecuatoriana.
BREVE H ISTO R IA N U ESTR A
Éramos millares.
Éramos millares,
los que oíamos la ch de la chicharra
en la yunga de Dios.
Éramos millares
los que leíamos en los ríos
la j de los cocodrilos
y escribíamos en los árboles
la S de todas las serpientes.
La tierra nueva
no era de todos.
Perdidos en catacumbas metálicas
charlábamos con las congas nigérrimas
para saber que no se nos quita el cuero de cebra
ni en los cañaverales ni en los cauchales
ni en los algodonales.
Ya no somos millares,
somos millones.
Millones con una brocha y un machete,
que soñamos bajo todas las palmeras
que somos hombres,
hombres, sí, libres.
Eramos millares...
somos millones...
C O N T R IB U C IÓ N
LA T U N D A PARA E L N EG R IT O
No te escondas, mi negrito,
que ya te voy a buscá,
y sí la tunda te encuentra,
la tunda te va a entundá.
Y no te dejés de naide,
respetáme sólo a mí.
Porque ya viene la tunda,
la tunda ya va a vení.
JO LG O R IO
Mamapunga, sudor,
tabaco y luz de candil;
patas de negro que suenan
sobre el pambil.
Los senos, la rabadilla
y el vientre bajo
que se emborracha con el olor.
129
Qué zamba pa tené bemba,
métele una zancadilla.
Zúmbale el mango,
zúmbale el mango.
Gira cabeza pamba,
brilla machete yambo,
que corta cambo,
que corta cambo.
Patas negras del mundo
que sólo bailan:
batuque, marimba y rumba.
Bembas de negros que cantan
candombe, marimba y conga.
SIN FO N ÍA BÁRBARA
( 1918- 1967)
César Dávila Andrade. Cuenca, 1918-Mérida (Vene
zuela), 1967. En 1941 se traslada a Quito y luego a Guayaquil,
ciudades donde sobrevive dedicándose a diversos empleos. En
1949 viaja a Venezuela y reside en Caracas y Mérida, ejerce el
periodismo y colabora en revistas culturales. En poesía publicó,
entre otros, Oda a l Arquitecto. Canción a Teresita (1946), Espa
cio me has vencido (1946), Catedral Salvaje (1951), Arco de ins
tantes (1959), Boletín y elegía de las mitas (1960), En un lugar no
identificado (1962), Conexiones de tierra (1964). Postumamente
se publicó M ateria real (1970). En relato: Abandonados en la
tierra (1952), Trece relatos (1955) y Cabeza de gallo (1966). En
1984 el Banco Central del Ecuador y la Universidad Católica,
sede Cuenca, publicaron sus Obras completas. En 1993 la Bi
blioteca Ayacucho, de Caracas, editó la antología Poesía, N a
rrativa, Ensayo. Sus ensayos se encuentran dispersos en diversas
revistas y periódicos culturales del Ecuador y Venezuela.
ESPACIO, M E HAS V EN C ID O
________________________ 134_______________________________
CATEDRAL SALVAJE
(fragmento)
Inmensa eres!
¡Entre madejas de trigos y cabuyos te retuerces, dormida!
¡Y te entregas mil veces como una ría ociosa
sobre mantos de piedra devorados por el cielo!
¡En medio del maizal, temblé al oírlos reír en la lejanía del aire!
¡Venían fibrosos de sed y de lujuria!
¡Tenían dentera de hambre,
mandíbula para las hazañas,
testículos de machos cabríos para penetrar selvas vírgenes
y cambiar los ojos de las mujeres en gemas agonizantes!
H O SPITA L
Duermo.
Me sueño el pulmón izquierdo,
como una cometa de unas vacaciones
142
que murieron de brisa natural.
Luego me sueño ambos pulmones,
como a dos ángeles arrodillados
frente a frente,
a los lados del Sagrario:
Le adoran a El y se ríen de Mí.
PO ESÍA Q UEM AD A
EN Q U É LUGAR
VALLEJO PREPARA SU M U ER TE
Y, bien:
Abajo, es siempre viernes, cuando partes; arriba,
es siempre víspera infinita
y el dios terrible de los infelices
se lava a cuatro manos las espumas,
los infusorios hijos, la Burbuja
y el hoyo funeral que la explica!
147
PO EM A
PER SO N A
PR O FESIÓ N D E FE
( 1923- 1999)
Hugo Salazar Tamariz. Cuenca, 1923-Guayaquil, 1999.
Profesor universitario, dramaturgo. Es autor de los poemarios
Transparencia en el trébol (1948), M i parcela de magia (1949),
E l habitante amenazado (1933), Poemas desnudos (1958),
Sinfonía de los antepasados (1960), Apuntes delforastero (1963),
Tres poemas (1968) y Por así decirlo (1977). En novela: Otra
historia del mismo lobo (1964), Algo es algo (1985), Diálogo de
una gente intransigente (1988). En teatro: La llaga (1963), La
falsa muerte de un ciclista, Toque de queda, Por un plato de arroz
(1969), En los tiempos de la Colonia (1979).
SIN FO N ÍA D E LO S A N TEPA SA D O S
Solos
y de puntillas al borde del asombro
estamos,
en el centro mágico de los nombres,
castigados de ciclos,
de guerras
y de polvo,
como un fruto que enciende su piel en la tiniebla.
Avidos vigilantes que,
sin embargo,
somos
tan sólo como el viento sobre la buena tierra:
pasajera cosecha de canciones
y ausencia,
eterno niño convertido en fechas.
Oh,
surco de los progenitores en el fondo
de la apretada tierra que huele
y siente
bajo las estaciones;
en el brocal del pozo
esperamos el cubo de agua amarga
y breve;
un agua tan completa como el cielo en verano,
tan llena como la confesión de los amantes...
Oh,
tierna agua fluida,
líquido solitario,
última instancia de la terrestre sangre...
Oh,
vosotros,
los puros ausentes inclinados
sudando en los sembríos como horas de invierno,
dejando en las praderas vuestros antiguos pasos
descalzos,
que corrían por los cerrados sueños.
No sabría nombraros,
pero desde mi canto
sale la llamarada
y crepita
y se vuelca
sobre mis mil hermanos:
157
molineros del llanto,
picapedreros que hallan en su alma la cantera
necesitados con las manos llenas...!
Oh,
repletos de ausencia,
tensos arcos que ahora
hienden,
lejos,
la espesa soledad de sus selvas;
aquí,
oscuros parientes desviaran la aorta
mágica de la ciencia
y amenazan la siembra
con fatídicos ángeles de hidrógeno
y cobalto,
soplando en la mañana de las mieces la entera
longitud de la muerte,
del espanto
y del caos.
Oh,
manes de los chasquis,
fallecidos eternos;
pueden batir sus alas en los cielos de infierno
pero no ha de secarse ni la luz ni la fuente,
porque en todos los puntos cardinales del hombre
cuidamos la redonda vida de la ternura,
vigilando sus amplios horizontes.
160
Pasáis,
todos los días,
por frente a mi ventana,
deseados cuerpos duros,
amados rostros simples,
perforando la adusta soledad que no acaba.
Cóm o me duele,
entonces,
el tránsito seguro,
irremisible hundirse hasta el cuello del alma,
repletos de burbujas,
de tacto,
de capullos,
atónitos de ser irrepetibles!
( 1925- 2009)
Francisco Granizo. Quito (1925-2009). Ejerció el pe
riodismo, la crítica literaria, la diplomacia y la cátedra univer
sitaria. En poesía publicó Por el breve polvo (1951), Diecinueve
poemas (1954), La piedra (1958), N ada más el verbo (1969),
M uerte y caza de la madre (1990). En ensayo, De la poesía
(1972, varios autores). Su novela, La piscina, se publicó en el
2001. En el 2005 la Casa de la Cultura Ecuatoriana publicó,
dentro de la serie «Poesía Junta», una selección de su obra lírica
que además incluye E l sonido de tus pasos y Fedro: drama en seis
escenas de un acto.
M é t e m e , D io s , en la c ela d a c e ld a .
Insaciable, celoso,
muerde la entraña. Dios,
bebe, mi pozo
olvidado y profundo, te estremezca
la vasta sed de gozo.
Recluyeme, Señor,
cuida el postigo,
suelta el lebrel furioso de tu amor
y quédate conmigo.
M o r d ié n d o t e ,
sacudiéndote
como el hueso que el perro extrae del muladar,
de la vida así te arranco, Dios.
Eres inmundo,
medras en la náusea y el hedor de la náusea
o purísimo,
bueno,
absorto
a náusea caes, sempiterno
¿Eres la llaga o el gusano que la devora eres?
¿qué más da?
si en el tiempo decaeciente eres,
sólo eres
¡oh asqueroso!
dentro o fuera de mí,
el mismo, vil y amado
¿contra ti peco o tú me pecas, Dios?
En asfaltos caído
abro los ojos a tu luz
¿son estas sombras el vaho de tu verbo?
166
Fui gozoso.
Mordí la alegría como un pan,
y desnudo, me amaban.
¡Ay, tú me pecas!
y eres sucio
buen Dios que así nos haces
de carne y sueño
¿para yacer?
inacabable
167
hueso
falo
hambre mía
te arranco.
Detente amado.
Fija
los grandes vagos ojos vacíos
en esta atada, pávida, agria pequeñez,
Por una sola vez,
por sólo el hoyo del segundo,
cierra
la enorme boca balbuciente de cosmos
y de la floja fauce limpia
la bella baba eterna y estelar.
Mira y calla y detén el bamboleante paso,
y con nosotros,
tus hijos,
queda
padre,
inmenso bobo,
amado,
amante Dios.
SO N E T O S D E L A M O R TO TA L
C orazón...
Robusto con la gracia
d e u n jo v en cam pesino
q u e atraviesa d e un salto e l río.
F e d e r i c o G a r c ía L o r c a
EN V ÍO II
E L SO N ID O D E T U S PASOS
S u en a , n o , n o la v o z , t ú , t u p is a d a
¿H a s d esper ta d o ?
Descendemos
cogidos de las manos
al breve basurero del canto.
Recurrimos a todos los desvíos,
huellas y atajos,
hurtándonos de acuciantes almizcles,
solos tu olor y el mío
al final de los hediondos días,
nacidos, desnacidos
del tiempo de los sueños a este tiempo del sueño
acudimos.
No, no llegaste,
estabas.
En la fruta terrible de mi tarde,
alta flor, tu mañana.
Alta de trino y término,
refería ansia e intento,
a las pulpas ahítas.
172
( 1926)
WBBÍ
Jorge Enrique Adoum. Ambato, 1926. Estudió Derecho
y Filosofía. Fue editor de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En
París trabajó para la U N ESC O en programa culturales, fue redactor
de E l Correo de la Unesco y trabajó como lector de literatura para
Gallimard. En 1949 publicó su primer libro de poesía, Ecuador
amargo, al que seguirían la serie de Los cuadernos de la Tierra (4v.,
1952-1961, Premio Casa de las Américas, Cuba, 1960), Informe
personal sobre la situación (1973), No son todos los que están...
(1979), E l amor desenterrado y otros poemas (1993). En 1976 pu
blica su novela Entre M arxy una mujer desnuda (Premio Xavier Vi-
llaurrutia, México, 1976) y en 1995, Ciudad sin ángel (finalista
del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, 1997). En
teatro publica E l sol bajo laspatas de los caballos (1970). En ensayo:
Poesía del siglo XX (1957), La gran literatura del30 (1984), Sin am
bages. Textosy contextos (1989), Ecuador: señas particulares (1997),
Mirando a todaspartes (1999) y De cercay de memoria -lecturas, au
tores, lugares- (2003). En 1989 se le concedió el Premio Nacional
de Cultura Eugenio Espejo al conjunto de su obra.
LO S O R ÍG E N E S
G O O D -BY E LO LA
P O N T SA IN T-M ICH EL
6, RU E C LA U D E M ATRAT
E L A M O R D E SE N T ER R A D O
(fragmento)
II
( 1926)
Efraín Jara Idrovo. Cuenca, 1926. Estudios de Dere
cho, Literatura y Filosofía en la Universidad de Cuenca. Ejer
ció la cátedra universitaria. Presidente de la Casa de la Cultura
Ecuatoriana, Núcleo del Azuay, y director de la revista de letras
E l Guacamayo y la Serpiente. En 1954 viaja a las Islas Galápa
gos donde reside, con intervalos, hasta 1958. Publica sus pri
meros libros de poesía Tránsito en la ceniza en 1947 y Rastro de
la ausencia en 1948. En 1963 publica el poema Balada de la
hija y las profundas evidencias. En 1973 aparece Dos poemas
(«Acto y añoranza de amor» y «El almuerzo del solitario») y en
1978 sollozo porpedro jara. Luego publica In memoriam (1980),
Alguien dispone de su muerte (1988) y Los rostros de Bros (1997).
En 1999 se edita en Quito la reunión de su poesía en E l mundo
de las evidencias: obra poética, 1945-1998. Ese mismo año
recibe el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo por su
trayectoria en las letras nacionales.
siniestramente hermoso es
e indómito
quien puso a blanquear sus huesos
bajo el deslumbramiento de cuchillos de la intemperie
quien por nada tener
todo lo acepta reconocido
todo lo pone a incandescer junto a su corazón
y todo lo exalta
y desborda
pero al peso dorado de fruto de la plenitud
sólo llegamos por la renuncia
como a la cantera de rayos de la pureza
por lo augusto de la desnudez
189
olor a trapos fermentados por la rutina
¡nunca más!
trampa de los deberes conyugales
¡ya no más!
pantano de los honores y genuflexiones
¡jamás!
aniversarios melancólicamente ruidosos
sábados devorados por la infección de las visitas
llaveros engordados hasta la obesidad
y uno cada vez más próspero
y desamparado
más compre un congelador
y lleve gratis una batidora
sombríamente cada vez menos futuro y más pasado
los honorables padres de la patria
padres
podres
pudrepatrias
asumen el poder en nombre de la democracia
la historia se limpia con el infeliz de nixon
¡si estas vacaciones pudiera ir al mar!
ah poderosa hedentina a eyaculación
de las playas en la madrugada
ah delirante vocabulario de azucenas de la espuma
el jueves toca cena donde los fernández
no te olvides de tomar la píldora anticonceptiva
bullelaguaenlaolla
bulladetallosdeagua
esta hambre
estambre de fuego del hambre
enjambre de mariposas del hambre
lunares de leopardo de la grasa flotan sobre la sopa
es la hora de las ramitas de apio
la hora de los rizos del perejil
de compruébese la sal y rectifiqúese
-los solitarios son tremendamente apegados
a la ortodoxia inútil de las recetas
en realidad no se es
se llega a ser el solitario
la bandera ensimismada en su tempestad de palomas
la majestad arisca del velamen del albatros
el harpa caída en el ojo de estupor del huracán
porque alguien ha de alimentarse de espinas
para labrar las pestañas de la rosa
alguien ha de aceptar los terrores de la aniquilación
para que el instante no se desvanezca
como en el regazo de las tinieblas
la espada lamida por el relámpago
o el salto del pez entre el tumulto de las olas
lili el animal
gremial
social
oficial
el ciudadano tranquilo
en la impersonalidad de sus pantuflas
pero detrás de estas facciones
de indio melancólico y cortés
se escuchaba el bramido de la grieta del sismo
el silbo del viento en el pajonal
el vaho ardiente de cobra de los instintos
¿es la abundancia de lo que no nos pertenece
la causa de nuestra aflicción?
¿o tal vez nuestra ineptitud para mirar
la rutilante orfebrería del cielo nocturno
sin que nos agobien las interrogaciones?
¡olvida todo esto!
acepta simplemente que estamos aquí
que es cosa de privilegio
y ventura
dar testimonio de la duración que no somos
sentando perdidamente ebrios de amor
a lo efímero sobre nuestras rodillas
cacerolas
colillas
platos sucios
corredores colmados de desesperanza
en los días tormentosos del solitario
los botones le abandonan sin despedirse
(con los ojos enrojecidos por el insomnio
¡canta
solitario
canta!
195
los botones
son mis únicos
doblones
tralalá
tralalá)
las alverjas germinan
de tanto guardar un poco para el día siguiente
fermentan los limones
y los recuerdos
ya para qué tender la cama
¿cómo es posible la existencia de dios
si el hombre está hecho para morir?
calzoncillos y libros en el suelo
uno se vuelve dos
y habla hasta por la bragueta
uno se vuelve lascivo
cínico
tierno
hostilmente autobiográfico
el dolor es la arrogancia de la conciencia
¿cuál cojudo?
¿cuál polvo en las sillas?
¿cuál rencor de ojo de pulpo del perecimiento?
( 192 8 )
Francisco Tobar García. Quito, 1928. Estudios uni
versitarios en Quito y Madrid. Profesor universitario, diplo
mático y autor dramático. En 1954 funda en Quito el Teatro
Independiente, que existe hasta 1970. Su obra poética incluye
Amargo (1951), Segismundo y Z alatiel (1951), Sm ara (1954),
Naufragio (1961), Canon perpetuo (1967), Ebrio de eternidad
(1991) y La luz labrada (1996). Su obra de teatro más impor
tante es En los ojos vacíos de la gente.
H IM N O S A SYDIA
He llegado a la cima
Desde donde el camino comienza a ser más fácil
no porque al término haya alguien quien me espere,
sino porque, cansado de buscar,
prefiero la llanura que en la mar desemboca.
Estoy saciado:
no he comido manjares, ni he bebido
en abundancia.
Es simplemente la resignación,
el temor de pedir y de no encontrar respuesta,
hallar al fin herida, la propia voz en el silencio.
De aquí veo las huertas
en las que, sin empeño, trabajan los ancianos
recogiendo al acaso
los frutos que las aves desprendieron,
verdes aún,
o los que el viento hizo rodar junto a la acequia.
Por lo menos, debajo de los árboles
hay un poco de sombra...
Sentado aquí, en la altura, veo rodar mis sueños,
Aunque la tentación de regresar es tan grande
que he cerrado los ojos!
Inútil es saber que nadie pudo volver a la penumbra,
Al claustro donde un tiempo
escuchamos el canto de febriles abejas!
II
( 1932)
Carlos Eduardo Jaramillo. Loja, 1932. Estudió Dere
cho en la Universidad de Guayaquil. Abogado, profesor uni
versitario y magistrado judicial. Reside en la ciudad de
Guayaquil. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía Es
critos sobre la arena (1959), La trampa (1964), M aneras de vivir
y de morir (1965), E l hombre que quemó sus brújulas (1966), La
noche y los vencidos (1967), Las desvelaciones de Jacob (1970),
Una vez la felicidad (1972), Viaje a l planeta Eurídice (1973),
Perseo ante el espejo (1974), La edad delfuego (1977), Tralfa-
madore (1977), Blues de la calle Loja (1991) y Canciones leve
mente sadomasoquistas (2000). En el 2007 recibió el Premio
Nacional de Cultura Eugenio Espejo en reconocimiento a su
trayectoria poética.
E L H O M B R E Q U E Q U EM Ó SU S BRÚ JU LA S
LA LU Z AM ARGA
SE M U EV E H ER M O SA
EU R ÍD IC E
Y aunque golpeé
y pateé
ya nunca más me abrieron.
ER R A N D O A N T E LO S O JO S D E LAS
M U JER ES PÁJARO
PRIM AVERA E N N A N T E R R E
A bril 17y 69
215
Marzo 24, 72
216
EN A M O R A M IEN TO D E L Á N G E L
EL Á N G EL
E N C U E N T R O S CER CA N O S D E L T E R C ER TIPO
E L C A ST O R
Com o un castor
construyo mi vida
fuertes obras de ingeniería
y la creciente llega
sorda
y lo destruye codo
mis optimistas duros dientes
de castor
se cansan
terminan mordiendo
una casa circular
imposible
No es culpa del agua
ni del castor
ni de la palizada
pero ocurre
ocurre siempre
Después todos celebran
los diques
las galerías
las obligadas formas de sobrevivir
del invencible
D A V ID L E D E S M A V Á Z Q U E Z
( 1934- 1961)
David Ledesma Vásquez. Guayaquil, 1934-1961. Fue
actor radiofónico y de teatro. Sus libros de poesía son Cristal
(1933), Club 7(1954, de autoría colectiva), Gris (1958), Los días
sucios (1960). Postumamente apareció Cuaderno de Orfeo (1962).
M ELA N CO LY RH A PSO D Y
A R Q U ITEC TU R A D E LA SO M BRA
E ST U D IO PARA N A R C ISO
E L ESPEJO
Estuve aquí.
Me ahogaron contra el muro.
Alguien dijo mi nombre en esa puerta
agitando un pañuelo sin color.
Y yo que estaba ciego me tragué
el grito a chorros verdes de silencio.
Conozco ya tu voz.
Yo estuve aquí.
Desde hace años que muero y resucito.
Nadie me ve morir.
No me conocen
quienes creen que soy yo el que pregunto:
-¿Por dónde pasa el bus?...
-¿M e presta un fósforo?...
Ceñido al sexo.
A su materia oscura.
Comprando la cadera atormentada.
El labio.
El alarido.
El mordisco.
Gimiendo por la sal de la entrepierna.
Yo estoy allí,
Yo soy David.
¡Estoy gritando!
Soy yo que vuelvo.
La escalera oprime
angustiada de amor mis dos zapatos.
Yo soy.
Yo estoy gritando.
Parado aquí.
Están sordos. No me asisten.
Y muero cuerpo adentro sin decirlo.
Aullando, sí.
Mordiendo.
Combatiendo.
E L PO ZO
Hundido.
Sumergido hasta los sesos
entre las aguas negras de las horas.
Pido un reloj para mirar la muerte.
Y una mano sangrante me señala
la cabeza imposible del ahorcado.
¡Pedir
-o h ,sí-
pedir un Dios!
Un dios gastado.
Injusto.
Negligente.
Que raja el cráneo del idiota.
Y mueve
225
las ventanas torcidas de los tuertos.
Hundido.
Simplemente.
El sol es alto.
Hay que taparlo.
Ya no quiero luz.
No la rendija enorme porque filtra
Tanta luz desterrada de otro sitio.
Sumergido.
Sin ángeles calientes.
Sin empujones tuyos,
-D ios castrado-
Para mejor sentir mi propia muerte
Caminando hasta el fondo de los días.
PARÁBOLA
Pensad en un crepúsculo
o en la tibieza del hogar.
En fin,
pensad en todo
cuanto exprese armonía, ternura y paz.
( 1935)
Fernando Cazón Vera. Guayaquil, 1935. Profesor uni
versitario y periodista. Editor de varios medios de comunicación
guayaquileños. Ha publicado los libros de poesía Las canciones
salvadas (1957), E l enviado (1958), La misa (1967), La guitarra
rota (1967), E l extraño (1968), Poemas comprometidos (1972), El
libro de las paradojas (1976), E l hijo pródigo (1977), Este pequeño
mundo (1996), La pájara pinta (1984), Rompecabezas (1987),
La sombra degollada (2006). En el 1973 obtuvo el Premio «Con
rado Blanco» en España. En el 2005 se editó en Quito, en la co
lección «Poesía Junta» de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, una
muestra antológica de su trabajo poético.
APACIBLE M ISTER IO
M U ERTE
D E LO S SE N T E N C IA D O S
No seremos nosotros.
231
en el fondo
me voy quedando a solas
con lo poco muy poco que aún me vaya dejando
no sé cuánto me quede todavía por darle
TRAVESÍA
LA ANTIPASIÓ N
232
y asi lo fueron descrucificando
para entregarle una alegría extraña
libre de llagas, filos, oquedades;
. ~ jz * i __
EU LER GRANDA
( 1935)
Euler Granda. Riobamba, 1935. Estudió Medicina en
la Universidad Central de Quito. Profesor universitario y mé
dico siquiatra. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía
E l rostro de los días (1961), Voz desbordada (1963), Etcétera, et
cétera (1965), E l lado flaco (1968), E l cuerpo y los sucesos (1971),
La inútilmanía y otros nudos (1973), Un perro tocando la lira
(1977), Anotaciones del acabóse (1988). Recibió el Premio Na
cional de Poesía Jorge Carrera Andrade, del Municipio de
Quito, en 1988.
PÁGINA D E AREN A
Yo
que tengo la manía de echar lodo
en la blanca pechera de los sueños
y en el poste más alto de la tarde
ahorco a los luceros.
Yo
que a la luna dije, cara a cara:
sobre los hombros de la noche
no eres más que una lepra.
Yo
gusano
carcomedor del día y los recuerdos,
al virar una página de tierra
me encontré con tu fuego, frente a frente,
y en el renglón primero de mi sangre
estampé tus pupilas de límpida canela.
Yo
que no soy pescador
he visto en la atarraya de tu pelo
estremecerse el sol en refulgentes peces
y tocarme en el fondo
las anclas de tus cejas.
Yo vi sentarse a descansar la brisa
al pie de la palmera de tu cuerpo
y arrodillarse el mar
cuando pasabas las tardes por el muelle.
Para qué más rodeos,
me voy y llevo en la maleta
tus caracolas tenues,
la sonrosada espuma de tus manos
y tu océano sembrado de veleros.
Dejo
en tu playa mojada por el viento
estos resecos versos
goteando lágrimas de arena.
236
M ARTES EC H A D O A PIQ U E
Yo refunfuño el martes,
yo tengo alergia de mí mismo,
yo el espinazo me duele
de tanto soportarme y soportarles,
yo me callo los bichos y alimañas
contra ustedes,
por el respeto que los bichos y alimañas
se merecen.
237
M O M E N T O M O RI
LA ESPERA
( 1938- 2003)
Rubén Astudillo. El Valle, Azuay, 1938-Cuenca, 2003.
Estudios de Derecho en la Universidad de Cuenca. Ejerció el
periodismo, la docencia y laboró en el servicio diplomático
ecuatoriano. Entre sus poemarios constan Del crepúsculo (1937),
Trébol sonámbulo (1959), Desterrados (1960), Canción para lobos
(1966), E l pozo y los paraísos (1969), Las elegías de la carne
(1971), La larga noche de los lobos (1972), Celebración de los ins
tantes (1987-1989), E l crepúsculo de los lobos (1994).
R EBA N O 25
a nosotros no nos
tocó sino alineamos.
Todos nos
tuvie
ron listo
a la llegada.
a noso
tros
no
nos
tocó
sino alinearnos.
ponernos
a
aprender
las
formas
de vivir
al borde del peligro,
' y ni eso:
Acostumbrarnos sólo. A-
costumbrarnos.
No estuvo
ni
242
bien, ni
mal, el que así fuera.
las cosas
son o
están, se hacen
o, se realizan
al margen
de Nosotros.
Nosotros
no
hicimos este mundo
sobre él, nada Tenemos.
Ninguna Oferta Somos.
Ni en pro, ni en contra.
243
compromisos ha
cia él, nos fueron dados.
D E F U N C IÓ N Y M EM O RIA D E L PAISAJE
( 1 939)
!
( 194 1 )
Antonio Preciado. Esmeraldas, 1941. Estudios de Po
lítica y Economía. Profesor universitario y rector de la Univer
sidad Vargas Torres de Esmeraldas. Ministro de Cultura en el
2007. Es autor de los poemarios Jolgorio (1961), M ás acá de bs
muertos (1966), Tal como somos (1969), De sol a sol (1979), De
ahora en adelante (1993), Jututo (1996), De boca en boca
(2003). En el 2006 la Casa de la Cultura Ecuatoriana de Quito
editó su Antobgía personal.
MATÁBARA D E L H O M B R E B U EN O
¡Atabe!
¡Atabe!
¡Ururé!
¡Matábara!
¡Ah!
Los ángeles se han perdido
de las vías más andadas.
Cátala catán bale,
catán balé caté cátala.
256
MATÁBARA D E L H O M B R E M ALO
CESARIA ÉVORA
Es tórrido
el terruño interior
en que esta mujer trina sus lunas llenas,
en que empina palmeras
y de pronto voltea
y las convierte en dulces puntitos suspensivos,
en granitos de arena;
en que, tan a su modo,
pone en el aire vuelos de colibríes que suenan
se almibaran,
florecen
y se le precipitan en cascadas;
es cálido,
casi casi visible el Cabo Verde
que le vive la voz,
el archipiélago
que vibra a pleno sol en su garganta.
( 1942)
Humberto Vinueza. Guayaquil, 1942. Estudios de In
geniería Agronómica. Profesor universitario. Participó en el
movimiento cultural tzántzico de los años sesenta. Ha publi
cado en poesía Un gallinazo cantor bajo un sol de a perro (1970),
Poeta, tu palabra (1988), Alias lumbre de acertijo (1990; finalista
del Premio Casa de las Américas, Cuba, 1990), Tiempos mayo
res (2004) y Constelación del instinto (2006). Premio Nacional
de Poesía Jorge Carrera Andrade, del Municipio de Quito, en
el 2006.
ALIAS LU M BR E D E A C E R T IJO *
(fragmento)
acusado de soliviantar
reo estoy por ateo
sedición rebelión subversión
conspiración insurrección
masón
estatura mediana
sombra sinóptica
y en el lado izquierdo del rostro
lemúrido antisocial
resentido social
ni cielo ni purgatorio
en la entelequia del saqueo
el mercado
es el único infierno que conozco
toda conquista nos devuelve al génesis de los génesis
al ápex último
al cariz ciliar del genocidio
C IU D A D EN V ELO , EN V ILO
La alegoría Helena
por legítima autoridad ha sido rescatada
como epílogo feliz.
Si las hazañas se repiten así,
con idéntico ídem,
no es que el fin de la historia
hubiera llegado, sólo es el resquicio
entre el presente épico
y dramático y la morosa obsolescencia.
El caballo de madera
contiene verdades imantadas,
unanimidad que habita en el misterio
de un carnaval convenido,
otras letra y música,
numen para cantar la gesta,
pese a que más tarde el mito,
el modo de la época y la superchería
se agoten a causa del abuso en el uso
o en el desuso, o por haberse extraviado
la contraseña de su origen.
264
Cuando la candidez ensimismada
en la inaprensión o liviandad políticas
ignore el peligro organizado sobre ruedas,
y desde la entraña verídica
- a la vez inverosímil- el poder
de fuente auténtica a sí mismo se recree
con anticipación, temeridad y argucia,
irrumpirá nuevamente el astuto Ulises
para rescatar del cautiverio
a la entelequia Helena.
XI
E L IM P O D E R D E A D RIA N O
D e c ir e s d e po eta s. D e c ir .
( 194 4 )
Julio Pazos. Baños de Agua Santa, Tungurahua, 1944.
Estudió Literatura en la Universidad Católica de Quito. Pro
fesor universitario y gestor cultural. Ha publicado en poesía
Ocupaciones del buscador (1971), Entre las sombras las ilum ina
ciones (1977), La ciudad de las visiones (1979), Levantamiento
delpaís con textos libres (Premio de Poesía Casa de las Américas,
Cuba, 1982), Oficios (1984), Contienda entre la vida y la
muerte o personajes volando en un lienzo (1985), Mujeres (1988),
Constancias (1993), Holograma (1996), D ías de pesares y delirios
(2000), Documentos discretos (2003), La peonza (2006). Pre
mio Nacional de Literatura Aurelio Espinosa Pólit en 1979 y
Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, del Muni
cipio de Quito, en 1989.
D ECESO D E LA ELEFANTA KYU
EN LA CIU D AD D E AMBATO
No es historia.
No lo es porque en ella el personaje y los hechos se distancian tanto
que mueren más o se convierten en auténticas sombras.
Aunque todos suponen que los ayudantes saben qué hacer con el
incómodo cadáver.
Pero qué hacer con la imagen de ese cuerpo gris,
derrumbado en la viruta,
tocado por los reflejos de las amarillas lámparas,
inmóvil en la leche del alba
271
y abandonado ahora en este feroz resplandor.
Ahora sí
la imagen de Kyu se inserta con disimulo en el registro de
importantes pasiones
que los observadores atribuyen al brillo de su fuego interior.
Ignoran que están hechos de pormenores: hálitos de malva,
pestilencias de moluscos o campanas atribuladas de silencio.
D A N Z A N T E VA GABU ND O
( 1 944)
Bruno Sáenz. Quito, 1944. Estudió Derecho y Litera
tura en Quito y Toulouse. Profesor universitario, dramaturgo y
gestor cultural. Ha publicado en poesía E l aprendiz y la palabra
(1984), La palabra se mira en el espejo (1997), De la boca que,
abriéndose... (1999), ¡Oh, palabra, otra vez pronunciada! (2001),
Vestigiosy atenuadas voces (2002), Escribe la inicial de tu nombre
en el umbral del sueño (2003), La máscara desnuda los trazos de
mi cara (2007). También ha escrito teatro: Comedia del cuerpo
(1992), Biografía ejemplar del Doctor Fausto (2004), Dormición
de Eurídice (2006). Recibió el Premio Nacional de Poesía Jorge
Carrera Andrade, del Municipio de Quito, en el 2004.
E N A JE N A C IÓ N D E LA C IU D A D
A G O N ÍA D E LA CASA
Ciudad sin alma, sin voz inteligible, sin peso, sin cimientos,
piel muerta de serpiente.
Se han cerrado las alas de fuego de los aires.
Ceden los cielos. Caen.
Por las calles se esparce un rastro de ceniza.
No hay cima, no hay abismo. No existen las distancias.
La cal se desmorona en el vientre materno, en la boca sin
habla de las antiguas tumbas.
R E C O L E C C IÓ N N O C T U R N A
A L FR ESC O
( 194 7 )
Fernando Nieto Cadena. Guayaquil, 1947. Estudió Li
teratura en la Universidad Católica de Quito. Reside en México
desde 1978. En poesía ha publicado Tanteos de ciego a l medio
día (1971), A la muerte a la muerte a la muerte (\973)yDe bue
nas a prim eras (1976), Somos asunto de muchísimas personas
(1985), Los des(en)tierros del caminante (1988; Premio Nacio
nal de Poesía Jorge Carrera Andrade, 1989) y De última hora
(2003). En 1979 sus textos poéticos se incluyeron en Mucha
chos desnudos bajo el arco iris de fuego, muestra de poetas «in-
frarrealistas» realizada por Roberto Bolaño. En Ciudad del
Carmen, Campeche, ejerce la docencia universitaria y la coor
dinación de talleres literarios.
D E BU EN A S A PRIM ERAS
20
LO S D E S(E N )T IE R R O S D E L C A M IN A N TE
a FayadJamts
Es igual
la misma historia contada por las mismas voces
como si todo esto fuese solo un cambio de lluvia veraniega
EX ILIO S
(fragmento)
( 194 7 )
Alexis Naranjo. Quito, 1947. Estudios de Lingüística
en España y Francia. Se ha desempeñado como profesor uni
versitario y traductor, y ha ejercido la crítica de arte y litera
tura. También es dibujante y pintor. Sus libros de poesía
incluyen Profanaciones (1988), Ontogonías (1990, en diálogo
con la pintora Carole Lindberg), E l oro de las ruinas (1994) e
Interregnum (1996). En 1998 publica La piel del tiempo (Pre
mio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, Municipio de
Quito). En el 2005 publicó Sacra con el que obtuvo el Premio
del I Festival Internacional de Poesía «Festival de la Lira»
(Cuenca, Ecuador, 2006). Su más reciente libro de poemas,
Ámbar negro, se publicó en el 2007. En el 2002 editó y tradujo
la obra del poeta inglés Henry Klein.
H IERO FA N ÍA
PO N TO EU X IN O
a Jo s é L ez a m a L im a
LA SU STA N CIA D IC H O SA
SACRA
S e c c ió n I
azarosa, inevitablemente
rememoras esto y aquello, vicisitudes, afanes
designios ocultos o visibles
mientras el año avanza hacia su fin
sólo el deseo
y la más ardua duplicidad
te trajeron su presencia
ella conjurando los presagios y tú
dividido, agotado, feliz
jugando con el sacro fuego del bardo
abrasado por el procaz juego del bardo
294
11
sacra de impudicias
me redimen tus gozos de la aridez del día
urdiendo los instantes
en que estoy peligrosamente vivo
indócil, en vilo sobre tu ardor
empapado y herido
herido y restañado
con la juventud feroz de tu risa
17
18
19
y en medio tú
suave alquimista
diseminándote
sobre la tempestuosa faz terrenal
S e c c ió n II
para ti
el envés de los espejos
para ti
la flor glacial
297
indolente
sinuosa en tu desidia
sepulta esta querella
pero respírame
jadéame
prohija esta máscara, tu espejo
S e c c ió n III
trasegada tu sombra
exhausto y vencido
hundo mis manos
en greda perversa
H E B D O M A D A R IO
L unes
M iérco les
Paciente erosión
mientras esperas un documento
entre corredores, teléfonos, secretarias y guardias.
Afuera
¿brilla el sol?
¿sopla el viento por las calles?
¿levitan torres, cúpulas y campanas?
El funcionario
te mira inexpresivo, levanta los hombros
frunce el ceño.
Brutal erosión
de ese lado del tiempo.
II
( 1 947)
Sonia Manzano. Guayaquil, 1947. Estudió Literatura
en la Universidad de Guayaquil. Pianista profesional. Profe
sora universitaria y gestora cultural. Ha publicado en poesía,
entre otros libros, Casi siempre las tardes (1974), La semana que
no tienejueves (1978), E l ave que todo lo atropella (1980), Caja
musical con bailarina incluida (1984), Carcoma con form a de
paloma (1986), Full de reinas (1991), Patente de corza (1997)
y Ultimo regreso a Edén (2006). En novela: Y no abras la ven
tana todavía (Primer Premio II Bienal de Novela Ecuatoriana,
1993), Que se quede el infinito sin estrellas (2001) y Eses fatales
(2003). En cuento: Flujo escarlata (1999, Premio Nacional Jo
aquín Gallegos Lara, Municipio de Quito). En el 2008 la Casa
de la Cultura Ecuatoriana publicó una antología de su pro
ducción lírica en la serie «Poesía Junta».
PO EM A M O R D ID O HASTA LA M ITAD
En tierra firme
soy la gárgola que otea las bahías
goteando polvo desde su corazón de piedra.
Sólo yo sollozaré
cuando Teseo vuelva
con las velas equivocadas;
sólo yo sabré quiénes se alejan
enfermos de añoranza por Itaca
dejando que se ensarten en las aguas
las lágrimas inútiles de Troya.
304
O B JE T O T R A SN O C H A D O R
N O ID E N T IFIC A D O
Debo dormir:
para evitar la guerra
tuve que halar
a una hilera de barcos en conflicto,
para que pueda cumplirse el éxodo
de mi parte de apatrida
tuve que dividir el mar
y suspender las aguas.
Debo dormir:
alguien bebió de más
en la marea baja de mi cráneo
y de una sien a otra sien
me cruzan trapecistas
que dan dobles y triples saltos mortales
antes de caer
en un comatoso mar vacío.
Debo dormir:
dentro de mí se está reventando un bulbo
y cuando salga la luna
me habré convertido en un peludo y peligroso
tulipán negro.
PRO FESIÓ N EQ U IV O CA D A
SE HA PERD ID O
T O D O RASTRO D E LO S FLAUTISTAS
Una rata
encerró alos flautistas en la montaña.
P o r l a s im p l e f r ic c ió n d e la s pa labra s
se llega al éxtasis.
En ésta, mi primera relación con el texto,
textualmente me revuelco en el lenguaje.
VASO G R IEG O
( 194 8 )
Iván Carvajal, San Gabriel, Carchi, 1948. Estudios de
Filosofía. Catedrático universitario. Ha publicado en poesía
Poemas de un m al tiempo para la lírica (1980), D el avatar
(1981), Los amantes de Sumpa (1983), Parajes (1984, Premio
Nacional de Literatura Aurelio Espinosa Pólit 1983), En los la
bios / la celada (1996), Inventando a Lennon (1997), Ópera
(1997), La ofrenda del cerezo (2000), La casa delfuror (2004) y
la antología Tentativa y zozobra (Madrid, 2001). En el 2003
publicó los ensayos de A la zaga del anim al imposible. Lecturas
de la poesía ecuatoriana del siglo XX. Fundó y dirigió la revista de
ensayo y poesía País Secreto.
EN LA C E
En mi cráneo.
PU ERTO
Naufragamos.
Naufragamos,
en un bazar cualquiera.
CACERÍA
En el sueño atrapo,
solo en el sueño.
Me disfrazo y
me tiendo entre las zarzas.
II
III
Acaso
no exista el verso que te acose,
que te circunde y cerque
y te conmueva al fin,
LA O FR E N D A D E L CER EZO
Simulacro de la escarcha
en el día soleado,
mapa de un cielo de estrellas
albas y enanas, o un firmamento
que apenas se sostiene
de las cuerdas mecidas
por un rumor de niños que se alejan.
Las flores del cerezo
copan el cuadro de la ventana.
II
Ilumine el despliegue
de las flores blancas,
su suave balanceo.
III
IV
VI
VII
VIII
IX
AZOGUE
Secreto espejo
la noche
el rostro se expande
y desdibuja
ALDEBARÁN
Brinca el toro
y en su apremio
usurpa espacio
a la llanura
salta a su mancha
pero vuelve
desde la arena
hacia tu asombro
la noche encubre
la calavera
en sus ojos el brillo
de la joya y la yesca
en la vigilia
un chorro helado
se descarga en tu nuca
y centellea
el toro se contrae
y apacible reposa
en la ribera
-d e pronto cae-
pétalo iridiscente
hechizo sideral
un rastro suspendido
entre las nubes
tú recoges la estrella
bajo los párpados
por las lindes del bosque
que tu sueño remonta.
IV Á N O Ñ A T E
( 1948)
Iván Oñate. Ambato, 1948. Estudios de Literatura y
Semiótica en Quito, Buenos Aires y Barcelona. Ejerce la cáte
dra de Semiótica y Literatura Hispanoamericana en la Univer
sidad Central del Ecuador. Ha publicado en poesía En casa del
ahorcado (1977), E l ángel ajeno (1983), Anatomía del vacío
(1988), E l fulgor de los desollados (1992), La nada sagrada
(1998) y E lpaís de las tinieblas (2008). En cuento, E l hacha en
terrada (1987) y La canción de mi compañero de celda (1993).
E L Ú LTIM O SU E Ñ O
Quise correr,
pero cómo
atado a una cama y sólo
vi que no volteó más
su rostro mojado,
y que por toda luz
llevaba una moneda de bronce
entre la niebla.
FINAL
Y
En medio de la desolada vida
yo no sé, si vi
o imaginé
Haciéndome adiós
desde la tiniebla
Un ángel perfecto
como este instante último de mi vida
Un ángel ajeno.
324
A N G ELU S E ST
olvidados
hasta de los pobres sueños cotidianos. Sueños
que se fríen un domingo tarde
entre bostezos y buñuelos. Párate un momento,
gira tu rostro y anímate,
cae
de nuevo en esta cama
como cuando creía en Dios
y lo esperaba con zapatos nuevos, con el corazón
limpio, agitado
como banderín patrio en una fiesta cívica.
Todavía creo,
pero los zapatos están rotos y el corazón
en alguna lavandería
con el comprobante perdido entre cuentas de luz,
recibos de algún amor y temibles demandas del pasado
o del futuro
que da lo mismo,
porque todo se convierte
en una inmunda pelota de papel molido, cuando
me pongo un pantalón recién lavado y pretendo
hacerle frente a la vida, o
a mi propio rostro
que de pronto me sorprende
reflejado en una vidriera. Entonces,
acariciándome el cuello
con el filo de un cuchillo
325
quisiera borrarme del todo
o solamente de la mala noche, con una buena
afeitada.
LO S H U E SO S D E VALLEJO
Ya no veré París
de travestis
que se depilan al apuro y con dos monedas
de espuma,
de ilusiones, de ojos como los míos
estará cargado, y
limpiándome la cara con un trapo
me iré con los brequeros filipinos, con
los jóvenes esclavos
venidos de la Arabia
a beber un litro de vino en alguna cantina,
en alguna mesa taciturna
donde apoyaré mis codos y dormiré,
dormiré
i
JA V IE R P O N C E
( 1948)
Javier Ponce Cevallos. Quito, 1948. Estudios univer
sitarios en Quito y París. Desde 1966 ejerce el periodismo y la
investigación social. En 1982 apareció su primer libro de poe
sía A espaldas de otros lenguajes, al que siguieron Escrito Lejos
(1984) y Los Códices de Lorenzo Trinidad (1985). En 1999 apa
rece Texto en ruinas y Afuera es la noche en el 2000. En novela
ha publicado E l insomnio de Nazario Mieles (1990), Es tan di
fícil morir (1995) y Resígnate a perder (1998). En el 2000 reci
bió del Municipio de Quito el Premio José Mejía Lequerica
por su ensayo Y la madrugada los sorprendió en el poder.
LO S C Ó D IC E S D E LO R E N Z O T R IN ID A D
(fragmento)
Como cenizas
cristales de alumbre vueltos cenizas
se desparraman
y de los muros se desprenden espesas costras de
un*
lenguaje.
330
Com o cenizas
cristales de alumbre vueltos cenizas
de ti, de quien nadie guarda ya memoria
queda sólo una premonición de voces
un confuso relato.
Contradanzas con figurantes
y cafres
envueltos en cascabeles gordos asordan tu me
moria.
Atambores, dulzainas, incensarios
quemando en sus braceros
lascas de olor sahumerio
atestan el patio de la ermita y desde sus rescaños
cercenados miembros suyos
entre blancos de plo
mo
merodean con sus coros de muerte.
De ti queda
el gemido de la fuente.
Una estela sin memoria.
Un osario profundo.
El lienzo es blanco.
Es blanco el muro.
Cercan el patio
arcos de medio punto y son blancos.
No existen tus cuerpos.
La ciudad no existe.
Sólo largos azotes de cuero que a la noche
que en los gritos
y roncas voces del sueño
331
reviven empastes tuyos.
Angeles y Luzbeles que redoblan sobre la muerte
sus ri
ñas
entre las soledades callosas de la recoleta.
Canónigos que atiran sus largas colas de epistola
rios.
O patas de pericotes que van y vienen
de un armonio
al otro.
Seco el aire
el hueso seco
sobreviviendo a la humedad y al viento
un acijado azul, un cárdeno, un lacre
el ocre y una sombra
parda
restan de todos tus tonos.
Y a tus frescos y aguadas
a tus noticias remotas
al calofrío de flamas que en el candil tiemblan
por temor a caer bajo los zarpazos de las raposas
voces asedian.
Remotas presencias hablan
ríen entre dientes susurran trabando las pala
bras.
Hacen burla de ti
abominan tus imágenes
332
LA A U SE N C IA Q U E H A S D E JA D O E SC R IT A
En el lentor de la tifus
abren sus bocas últimas para expulsar el tiempo.
En el café a contraluz
ocurre tu relato y yo no alcanzo a tocar tus sueños
con mis labios torpes. En el cafe a contraluz
la pupila es un claro de bosque. Las palabras
son cuerpos luminosos que se desprenden y caen.
334
No sé qué ocurrirá conmigo.
En la noche repta a tientas el miedo. De ti queda
un azoro que se cuela por mis ojos.
De la escritura recogemos el bagazo.
PO EM A Q U E N O E N C O N T R Ó SU T ÍT U L O
PARÍS, 5 R U E A B E L
Si tú quieres quedémonos en
el parpadeo que fuga en su derrota,
de esta lámpara de petromax que demora hasta nunca
nuestro regreso. Aún nos queda
lo que ocurre afuera de nosotros.
AFUERA ES LA N O C H E
U no
( 1950)
Sara Vanegas Coveña. Cuenca, 1950. Estudios de Len
guaje, Literatura y Filología Germánica en Cuenca, Madrid y
Munich. Profesora universitaria e investigadora de la Univer
sidad del Azuay. Es autora de 90 poemas (1981), Luciérnaga y
otros textos (1982), Entrelineas (1987), Indicios (1988), Poemar
(1994), M ás allá del agua (1998), A l andar (2004), La flor de
arena (2004). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Jorge C a
rrera Andrade, Municipio de Quito, en los años 2000 y 2004.
Directora-fundadora de la revista de poesía M arginalia.
GRIETA S
voces amarillas
rumor que crece bajo mis pies como una trampa
de agua
rostros infantiles rostros sofocados
sahara azul
-sus rosas, flores de arena y espuma-
cielo coronado de albatros y gaviotas
mi sombra reflejada contra la dura sílice
avanzas
344
SO M O S
La luna abierta
como un calendario
agotado
el rictus de la noche
espejos diseminados
nuestra imagen
en el viento
y sin retorno
R A M IR O O V IE D O
( 195 2 )
Ramiro Oviedo. Chambo, Chimborazo, 1952. Estu
dios de Literatura en la Universidad Central de Quito. Reside
en Francia desde 1987. Ejerce la docencia en la Universidad
del Litoral, en Boulogne Sur Mer. Entre sus libros de poesía
constan Serpencicleta (1987), Esquitofrenia (2000), Los poemas
del Coronel (2003; Premio Claude Sernet, Salón del Libro de
Rodez 2004) y Boca a boca (2008).
E L M IN IST E R IO D E L O JO 3
El tilo
La menta
Un árbol de cedrón
Una alba medio húmeda existen porque sí
Aunque los simples de espíritu piensen que no
LE SAGE-PAYS
D IG A N O A L PO Z O D E C R U C E S IN ÉD IT A S
( 1 957)
Jorge Martillo. Guayaquil, 1957. Estudios de Litera
tura en la Universidad Católica de Guayaquil. Ejerce el perio
dismo y la crónica cultural en diversos medios guayaquileños.
En poesía ha publicado Aviso a los navegantes (1987), Frag-
mentarium (1991; Premio Nacional de Literatura Aurelio Es
pinosa Pólit, 1991), Confesionarium (1996), Vida postuma
(1997) y Últimos versos de un poeta decadente (2004). En 1991
publicó el libro de crónicas Viajando por pueblos costeños.
térra incógnita
el sur
consejos al navegante
R ÍO KAPAWI
( 1 958)
Roy Sigüenza. Portovelo, 1958. Estudió Letras en la
Universidad Católica de Quito. Ha ejercido el periodismo en
su ciudad natal. Gestor cultural. Ha publicado en poesía Ca
beza quemada (1990), Tabla de mareas (1998), Ocúpate de la
noche (2000), La hierba del cielo (2002) y Cuerpo ciego (2006).
En el 2006 la Casa de la Cultura Ecuatoriana del Azuay editó
su poesía reunida en Abrazadero y otros lugares.
TR O PEC ER ÍA D E L A M BU LA N TE
Amor armado
la mano claudica
en el ciclo de fuego.
hay flores para el día,
si supieras que este
desvarío
tiene un sentido
que lo oculta el cuerpo
envuelto en las noches
no preguntarías el nombre
no preguntarías por las alas
(estaré contigo eso lo sé
alzando este manojo de agua
sobre pieles muertas
gritando en un monte
de escafandras)
entre empalizadas
de campos comidos
por las madrugadas despiertas
de camas robadas empieza
a crecerle el cabello
a los hombres agónicos
entre panes de angustia entre
puentes de ceniza entre
cabezas rotas en las murallas
que el sueño levanta
destruye
358
II
suena el mar
C O N T IN U U M
ES EL FUEGO
el que se propala en el sueño
como grito de caballo
B u sc a ba la n o c h e su a n im a l
la tierna incertidumbre
de saber lo que se quiere:
una cosa tangible y a la mano
por la que podrías quemar
el venar silencioso
de tu cuerpo buscaba
el animal una noche
una piedra
LO S VIAJERO S
AL D IO S
VISTA D E LA C IU D A D V EN ÉREA
PO RTO VELO
( 1959)
Fernando Balseca. Guayaquil, 1959. Estudios de Lite
ratura en la Universidad de Guayaquil, y en Atlanta y Nueva
York. Profesor en la Universidad Andina Simón Bolívar, sede
Quito. Ha publicado los poemarios Cuchillería del fanfarrón
(1981), De nuevo sol abajo y frío (1992) y A medio decir (2003).
En crítica literaria ha publicado ensayos sobre Jorge Enrique
Adoum, Jorge Carrera Andrade y Medardo Angel Silva.
N O T E LLE V É E L SE R E N O
P O R Q U E LLO V ÍA A CÁ N TA R O S
(1959)
Mario Campaña. Guayaquil, 1959. Estudios de Dere
cho, Literatura, Filosofía y Filología en Guayaquil y Barcelona,
España. Reside en Barcelona desde 1992. En poesía ha publi
cado Cuadernos de Godric (1988), Días largos (1996), Aires de
Ellicot City (2006) y Lugares (2006). Es autor de las antologías
Poesía modernista ecuatoriana (1990), Visión de lo real en la
poesía hispanoamericana (2001) y Casa de luciérnagas. Antolo
gía de poetas hispanoamericanas de hoy (2006). Ha traducido
Para una tumba de Anatole de Stéphane Mallarmé (2005). En
ensayo biográfico ha escrito Francisco de Quevedo, el hechizo del
mundo (2001) y Baudelaire. Juego sin triunfos (2006). Dirige
desde 1996 la revista de cultura latinoamericana Guaraguao.
Ha coordinado talleres literarios y colabora en diversas revistas
y periódicos de España y Latinoamérica.
C U A D ER N O S D E G O D R IC
me permitirá el regreso,
vencidos los alcázares,
cumplida la voz del nigromante.
D ÍA S LA R G O S
II
III
A IRES D E E L L IC O T C IT Y
II
Pues en el agua
Muere el pez no en el aire
De una cuerda de aire cuelga a veces un sol pobre
Todo pájaro por su lengua muere
Canta y su lengua lo envenena
La mosca brilla también en su revuelo
Platea ocultando su verdor oscurecido.
LU G A RES
C u a n d o v uelv as
venal y débil
hallarás tu huella
apagada por la fuerza y el volumen de las cosas.
Ay de tu cuerpo y de tu espíritu
ahora de una materia desconocida
misteriosamente más grande o más fuerte que tu,
E m bo sca d a po r v o c es , la m a le z a , c o r r e s , m a d re
D ijim o s :
Nos veremos en el museo d'Orsay. en invierno
O en el parque Guell, un día de otoño.
Pero ahora te imagino en la montaña
Mirando la tierra desde lo alto.
( 1960 )
Vicente Robalino. ¡barra, 1960. Estudió Derecho y Li
teratura en las Universidades Central y Católica, de Quito, y en
la Universidad Nacional Autónoma de México. Catedrático
universitario. Ha publicado en poesía Póngase de una vez en de-
sacuerdo (1990), Sobre la hierba el día (2001), Cuando el cuerpo
se desprende del alba (2006) y La invención del cielo (2008).
C U A N D O E L C U E R P O SE D E SP R E N D E D E L ALBA
(fragmentos)
D esd e q u é p á ja r o S e ñ o r
miras la mañana.
L os ÁRBOLES
sin un pájaro que los alcance.
El horizonte
en la inmensidad de la noche.
R e sid u o s d e lu z
en la noche ilegible.
C u a n d o e l c u e r p o se d e s p r e n d e d e l a lba
el instante abandona su insigne caparazón
y aprende a descifrar la nitidez del cielo.
380
L a s p ie d r a s d e l a n o c h e
se hunden en el silencio.
La soledad asciende
como un insecto sonámbulo.
L a n o c h e r e s p ir a s il e n c io
S e ALARGA
entre páginas y páginas
aún sedientas de destino.
No alcanza a cruzar
la brusca desmesura.
E D W IN M A D R ID
( 1961 )
Edwin Madrid. Quito, 1961. Estudios de Economía
en la Universidad Central de Quito. Ha sido coordinador de
talleres literarios. Es autor, entre otros, de los poemarios Oh
Muerte de pequeños senos de oro (1987), Celebriedad (1990), Ca
ballos e iguanas (1993), Puertas abiertas (2000) y Mordiendo el
frío (2004, IV Premio Casa de América de Poesía Americana).
O H M U ER T E D E PEQ U EÑ O S SE N O S D E O RO
PERRO Q U E AÚLLA
( 196 4 )
María Fernanda Espinosa. Salamanca, España, 1964.
Estudios de Lingüística y Geografía, con especialización en Es
tudios Amazónicos y Derechos Indígenas. Profesora universi
taria y diplomática. Ha publicado en poesía Caymándote
(1990), Tatuaje de selva (1992) y Loba Triste (2000). Premio
Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, Municipio de
Quito, en 1990.
LA M ISM A V O Z R O N C A
Esmegal
Seneraldas
de puente y río
palmas plantas como lenguas
menta botella de verde todo
hombres-ojos-ámbar
mujeres-caderas-viento
velas en las sombras
mueven la memoria.
Estupiñán y Senghor
son el rito
el espacio
los cuerpos
el olor de un perfume llamado gongo
en cuellos brillantes
de tanta marimba y balafón
con los dedos de chonta
y la misma voz ronca
de todos los siglos.
PIRÚ
En el Pirú
faltan palabras
para nombrar ciertas cosas
La gente dice
del pecho su atrás
para nombrar espalda
o dicen
del agua su duro
en lugar de hielo
390
En el Pirú de mi corazón
faltan palabras
para decir te quiero
del será su ayer.
TATUAJE D E SELVA
II
Cuando seas
tatuaje de fuego
en mi hombro
pez con boca simétrica
y escamas de espejo
391
te soñaré
como sueña el brujo
sus ritos floripondios
en la niebla húmeda
y el aire empedrado de amatistas azules
será sueñomagia
vapor de heno fresco
y te harás estatua de cal y hierro
porque tú y yo estamos hechos
de polvo astral y pupilas de cedro.
III
XI
Entrar a oscuras
puro tacto
en tu caracol
y enroscarme
perfectamente asidos
392
para oír el eco
de tus mareas de tiempo
declives de luna
o nivel de agua pegajosa
en todas tus vueltas circulares
el caracol tuyo
es espiral de viento
que se pega a mi oído
me trae el mar
con todos los filtros y las algas
haciéndole círculo
dejándome envuelta
ese caracol tuyo
lo inventa un cuerpo a mi cuerpo
me tiene despierta
en tu trapecio
abanico y tiempo.
XLI
Las mariposas
van a morir en la humedad
han cortado la madera de su propio bosque
salobre
ni la sábila ni el guanlo les harán respirar
tampoco las aureolas eléctricas
o las codornices
dormirán en dormidera
sobre algodón de ceibo
y volverán a ser orugas
herederas de imágenes y constelaciones
inventoras de colores con ojos de lince
( 1964- 2003)
Paco Benavides. San Gabriel, Carchi, 1964-Berna,
Suiza, 2003. Estudió Sociología en la Universidad Central de
Quito. Sus libros de poesía son H istoria natural del fuego
(1990), Viento Sur (1993) y Tierra adentro (1997). Se man
tiene inédito su poemario La voz de mi amo.
T IER R A A D E N T R O
XV
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
( 1 964)
María Aveiga. Latacunga, 1964. Estudios de Antropolo
gía en la Universidad Católica de Quito. Ha residido en Zimbawe,
Madagascar y Honduras. Es autora de los poemarios Bajo qué
carne nos madura (1990), Oc (1993) y Puerto Cayo (2000).
LU CIÉRN A G A S
alguien me inventó
en el adagio oscuro de un abrazo
no recuerdo su rostro
lo he buscado en hoteles
ciudades crepitantes
cual faros promisorios de tormentas
su huella desaparece...
vuelo y cenizas
zozobran en mi sombra
urdiendo un destello de su rostro
404
M ADAGASCAR
( 1 968 )
Cristóbal Zapata. Cuenca, 1968. Estudios de Litera
tura en la Universidad de Cuenca. Crítico de arte y gestor cul
tural. Ha publicado los libros de poesía Corona de cuerpos
(1992), Teperderá la carne (1999), B aja noche (2000), No hay
naves para Lesbos (2004). En el 2007 su libro de relatos eróti
cos E l pan y la carne obtuvo del Premio Joaquín Gallegos Lara
del Municipio de Quito.
«LA M AN DRAGO RA»
Com o en Región
el dominio mítico del invencible Numa
los fogonazos de los rifles
pautan el tiempo dilatado de La Ciénaga.
Aquí, la cetrería es un arte pueril.
Bruma, sudor y sangre
impregnan los cuerpos del tedio y del estío.
Cuando descubrimos
que sólo nos incumben
los ángeles o los demonios
hay muy poco que elegir
y el sexo no importa.
( 197 0 )
Luis Carlos Mussó. Guayaquil, 1970. Estudió Letras y
Comunicación en su ciudad natal. Ha publicado E l libro del so
siego (1997), Y el sol no es nombrado (2000), Propagación de la
noche (2000), Tinieblas de esplendor (2006), Evohéy M inim al
histeria (2008). Ha obtenido en cuatro ocasiones Premios Na
cionales de Poesía. En el 2007 la Casa de la Cultura Ecuato
riana publicó su antología personal Las form as del circulo.
C IU D A D M ALD ITA
UNO
C IN C O
SEIS
NUEVE
ONCE
Q U IN C E
( 197 2 )
Paúl Puma. Quito, 1972. Estudios de Comunicación
en la Universidad Central de Quito. Ha publicado en poesía
Los versos animales (1997) y Felipe Guarnan Poma de Ayala
(2002; Premio Nacional de Literatura Aurelio Espinosa Pólit).
En teatro ha escrito y dirigido E l Pato Donald tiene sida o cómo
elegir los instrumentos de la desesperación (1996) y Mickey Mouse
agogó (2001).
FELIPE GU AM Á N PO M A D E AYALA
Wuamán:
El p reta wantinsuyu,
la frecuencia del manjar de los colibríes a miles de metros sobre
el nivel del mar, en el límite del páramo, donde las flores tie
nen pelos y alas, donde el rojo es blanco y el blanco es negro
como la achupalla, el alimento preferido del oso de anteojos,
cerca de los musgos adheridos a los troncos de los árboles
donde pervivirá la exquisitez diminuta de nuestra ánima de
paja, néctar de imán para insectos.
Poeta altísimo.
Vienes a mí
a refrescarme la boca con tu sangre y comerte mi corazón en
este universo equivalente
donde no puedo existir sin ti, donde no puedes existir sin mí.
Guamán:
Gato de montaña,
pedazo de costilla de una de las letras de Dios:
aquí,
con demasiado aún,
te busco en el azur de este inmueble de la muerte,
en los trozos de tela enceguecida por la pobreza
de mis vecinos de la mita actual,
en los hilos,
en las pelusas que lloran todavía el holocausto de nuestro
Imperio e interpretan nuestra lástima,
en expedientes elevados que repiten el nudo en el hilo,
el pigmento en el color,; el dibujo en la letra,
en fracciones de lienzos separados,
solos,
corroídos por nuestra miseria,
en huesos despedazados y luego juntados por partecitas
y vueltos a despedazar y otra vez juntados por partecitas:
Edad de la Ira.
C A R L O S V A L L E JO
( 1 973)
Carlos Vallejo. Quito, 1973. Estudios de Comunica
ción en la Universidad Central de Quito. Ha publicado los
poemarios En mi cuerpo no soy libre (2003), Fragmento de mar
(2004) y La orilla transparente (2007; Premio Nacional de Li
teratura Aurelio Espinosa Pólit). Finalista de la Bienal de
Cuento Ecuatoriano «Pablo Palacio», ediciones 2002 y 2003.
V IE N E U N C U ERPO
( 197 4 )
Alfonso Espinosa Andrade. Quito, 1974. Estudios de
Literatura y Comunicación en la Universidad Católica de
Quito. Periodista cultural. En poesía ha publicado Cascabel con
que me matas (1995), Fragile (1997), Breves anotaciones (1998),
Partes del desierto (2002) y La vida angosta (2007).
¿Q U IÉ N APRIETA LO S H IL O S D E LA TRA M A D E L RELO J
sobre la urdimbre de la frágil alma?
el miedo entonces
la urgencia en el cauce de ese estrecho
de la risa rescatados
la fuerza fresca
recién lavada
la yerba limpia
M A N EC ILLA S D E L R ELO J
la luna rota
las horas del abismo
N O H U B O G R IT O S
ni acaso miedo
¿dónde estaban nuestras voces?
fuego y ronda
429
¿quién juega ahora?
¿quién vuela cometas o mata lombrices?
ELLA APARECIÓ PO R U N R E SQ U IC IO
con la frente coronada de cocuyos
con las manos incendiadas de una ira más antigua
( 1976)
César Eduardo Carrión. Quito, 1976. Estudios de Li
teratura, Comunicación y Filología Hispánica en Quito y Ma
drid. Profesor en la Universidad Católica de Quito y crítico
literario. Ha publicado los poemarios Revés de luz (2006) y Pi
rografías (2008). En crítica literaria ha publicado La diminuta
flecha envenenada. La poesía hermética de César Dávila Andrade
(2007) y Habitada ausencia. Historia y poética en la poesía de J a
vier Ponce (2008).
CA RA CO LES SO BR E LA PLAYA
PIROGRAFÍAS
24
36
40
de la piel
el vacío.
D A V ID G . B A R R E T O
( 1976)
David G. Barreto. Quito, 1976. Estudios de Literatura
y Filosofía en The Catholic University o f America, Washing
ton, D .C. En el 2006 publicó en Quito su poemario La frágil
resistencia. Mantiene inédito el libro Diálogo de los gentiles.
LA FR Á G IL R E SIST E N C IA
18
28
33
( 197 7 )
Ernesto Carrión. Guayaquil, 1977. Estudios de C o
municación y Literatura en su ciudad natal. Ha publicado los
poemarios E l libro de la desobediencia (2001), Cam i Vale (2002;
Premio Nacional de Literatura César Dávila Andrade, 2002),
La muerte de Caín (2007), que incluye los dos libros anterio
res más Labor del extraviado y La Bestia Vencida. Con Demonia
Factory (2007) obtuvo el VI Premio Latinoamericano de Poe
sía «Ciudad de Medellín», Colombia.
R EIV IN D IC A C IÓ N D E A D Á N
Aquí ya se han cerrado mis ojos, para que el simulacro de una luz,
(herida como hembra) siga moviéndose en las aguas como un
anzuelo.
BIZ A N C IO
LA U T R E C E N M O N T M A R T R E (imitación de la vida)
ríete, que sólo los extremos son reales. Que el bien o el mal, la
castidad o la impudicia, serán siempre amuletos de la piel des
hecha....
D E SC O N ST R U C C IÓ N D E PESSO A
( 1 979)
Juan José Rodríguez. Ambato, 1979. Estudios de Lite
ratura, Comunicación y Traducción en Quito y Madrid. Ha
publicado los poemarios Intención de sombra (2001), Grabados
sobre una columna derribada (2004) y Los rastros (2006). En el
2008 obtiene el III Premio Internacional de Poesía Joven «La
Garúa», de Barcelona, por su libro Viaje a la mansedumbre.
Mantiene inédito el libro Una cosa natural. 29 poetas nortea
mericanos, sus versiones al español de poesía norteamericana
contemporánea.
H A BITA C IÓ N ABIERTA
Mi palabra es mi sombra.
Por eso,
penetro el silencio;
borde de voz, sin raíz y sin nombre.
Palpo mi centro
-piedra negra-
y se abre como un fruto
que sangra, eco tras eco,
sobre un cauce de olvido.
Afuera,
la luz vuelve a su sitio:
el cuerpo, el árbol, el silencio.
(Escucha.
Un haz de luz resuena dentro.
Apaga la sombra. Calla el mundo.)
448
D ETA LLE IN T E R IO R
Henri Matisse
D A N ZA E N E L B O SQ U E
II
Árbol de oscuridad
pintado en una tela.
Árbol de oscuridad
que tiembla.
449
III
Un árbol escarlata.
Una aurora más negra,
sus ramajes alumbran.
IV
FANTASÍA D E LO S M U C H A C H O S IRREALISTAS
H O M A G G ES
III. M il e s D a v is in a S il e n t W ay
LU G A R ES D E L R ÍO IM A G IN A D O
Argentina Honduras
A v . L e a n d ro N . A lc m , 7 2 0 C o lo n ia T c p c y a c C o n t ig u a a B a n c o C u s c a t la n
C 1001 A A P B u e n o s A ir e s B o u lc v a r d J u a n P a b lo , f r e n t e a l T e m p l o
T c l . (5 4 114) 119 5 0 0 0
A d v e n tis ta 7 ° D ía , C a s a 1626
F a x (5 4 1 1 4 )9 1 2 7 4 4 0
T c g u c ig a lp a
T c l. (5 0 4 ) 2 3 9 9 8 8 4
Bolivia
A v d a . A rc e , 2 3 3 3
México
La Paz
A v d a . U n iv e r s id a d , 7 6 7
T c l . (5 9 1 2 )4 4 11 2 2
C o lo n ia d e l V a lle
F a x (5 9 1 2 )4 4 22 08
0 3 1 0 0 M é x ic o D .F .
Chile T c l . (5 2 5 ) 5 5 4 2 0 7 5 3 0
D r . A n íb a l A riz tía , 1 4 4 4 F a x (5 2 5 ) 5 5 6 0 1 10 6 7
P r o v id e n c ia
S a n tia g o d e C h i l e Panamá
T c l. (5 6 2 ) 3 8 4 3 0 0 0 V ía T r a n s ís m ic a , U r b . In d u s t r ia l O r illa c ,
F a x (5 6 2 ) 3 8 4 3 0 6 0 C a l l e s e g u n d a , lo c a l # 9
C iu d a d d e P a n a m á .
Colombia T c l. (5 0 7 ) 26 1 29 95
C a lle 8 0 ,1 0 -2 3
B o g o tá
Paraguay
T c l . (5 7 1 )6 3 5 12 0 0
A v d a . V e n e z u e la , 2 7 6 ,
F a x (5 7 1 )2 3 6 9 3 8 2
e n tre M a ris c a l L ó p e z y E s p a ñ a
A s u n c ió n
Costa Rica
T e l./ f a x (5 9 5 2 1 ) 2 1 3 2 9 4 y 2 1 4 9 8 3
La U ru c a
D e l E d if ic io d e A v ia c ió n C i v i l 2 0 0 m al O e s te
S a n Jo s é d e C o s t a R ic a
Perú
T c l. (5 0 6 ) 2 2 2 0 4 2 4 2 y 2 5 2 0 0 5 0 5 A v d a . P rim a v e ra 2 1 6 0
F a x (5 0 6 )2 2 20 13 2 0 S u rc o
L im a 3 3
Ecuador T c l . (5 1 1 )3 1 3 4 0 0 0
A v d a . E lo y A lf a r o , 3 3 -3 4 7 0 y A v d a . 6 d e F a x (5 1 1) 31340 01
D ic ie m b re
P u e r to R ic o
El Salvador T c l . (1 7 8 7 ) 781 98 00
S ie m e n s , 51
F a x (1 7 8 7 ) 782 6 1 4 9
Z o n a In d u s t r ia l S a n ta E le n a
A n t ig u o C u s c a t la n - L a L ib e r t a d
T c l. (5 0 3 ) 2 5 0 5 8 9 y 2 2 8 9 8 9 2 0
República Dominicana
J u a n S á n c h e z R a m íre z , 9
F a x (5 0 3 ) 2 2 7 8 6 0 6 6
G a zcu c
España S a n to D o m in g o R .D .
T o rr e la g u n a , 6 0 T c l. (1 8 0 9 ) 6 8 2 13 8 2 y 22 1 0 8 7 0
2 8 0 4 3 M a d r id F a x (1 8 0 9 ) 6 8 9 10 2 2
T c l . (3 4 9 1 ) 7 4 4 9 0 6 0
F a x (3 4 9 1 ) 7 4 4 9 2 2 4 Uruguay
C o n s tit u c ió n . 1 8 8 9
Estados Unidos 1 1 8 0 0 M o n te v id e o
2 0 2 3 N .W . 8 4 th A v e n u e T e l. (5 9 8 2 ) 4 0 2 7 3 4 2 y 4 0 2 7 2 71
D o r a l, E L . 3 3 1 2 2
F a x (5 9 8 2 )4 0 1 51 8 6
T e l . (1 3 0 5 ) 591 9 5 2 2 y 591 22 32
F a x (1 3 0 5 ) 591 74 7 3
Venezuela
A v d a . R ó m u lo G a lle g o s
Guatemala
E d if ic io Z u lia , 1 0 - S e c to r M o n t e C r is t o
7 # A v d a . 1 1 -1 1
B o lc it a N o r t e
Zona 9
C a ra c a s
G u a te m a la C . A .
T e l. (5 0 2 ) 2 4 2 9 4 3 0 0 T e l. (5 8 2 1 2 ) 2 3 5 3 0 3 3
Fax (5 0 2 ) 2 4 2 9 4 3 4 3 F a x (5 8 2 1 2 ) 2 3 9 1 0 51
I
EN ESTA COLECCIÓN
N o ve la
Carlos Arcos C a b r e r a
V ie n to s de a g o sto
Eliécer C á r d e n a s
Po lvo y c e niza
Iván É g ü e z
LITERATURA DE ECUADOR
Pá ja ra la m e m o ria
R o c ío M a d r i ñ á n
Sara y el d ra g ó n
San tiago Páez
C ró n ic a s del breve re ino
F r a n c i s c o P r o a ñ o Arandi
Del o tro lado de las co sa s
A b d ó n Ubidia
Sue ño de lo bo s
L eon ard o V alencia
El d e ste rra d o
Javier V á sc o n e z
La so m b ra del a p o sta d o r
J o r g e V elasco M ackenzie
El Rincón de los Justo s
A n to lo g ía de poesía
A n to lo g ía de cue nto
I S B N : 9 7 8 -8 4 -2 0 4 -2 3 4 7 -0
A n t o lo g ía
de PO e s í a
Una antología de poesía puede configurarse o bien a partir de
la selección de poetas o bien a partir de la selección de poemas.
En este caso se ha optado por la selección de poetas,
procurando que la muestra escogida dé cuenta de las
innovaciones estilísticas o retóricas que propone el poeta y,
a la vez, de su recepción o conexión con la poesía que se
escribe en nuestros días.
Así pues, hemos tratado de exam inar la recepción y
apropiación de la poesía legada por los poetas del pasado,
que permanece y se actualiza, se modifica y resuena en la
poesía del presente. Esta antología, por lo tanto, atiende a esta
actualización de la poesía escrita por ecuatorianos, lo que
implica que su punto de partida real sea la poesía que se escribe
actualmente y, en conexión con ella, la vigencia o permanencia
de determ inados poetas y poemas del pasado. Otro hilo
conductor implícito que ha permitido configurar la antología es,
desde luego, el diálogo de los poetas ecuatorianos con la poesía
hispanoamericana, con la poesía española y con la poesía
moderna de Occidente. Esta es una antología escrita en
castellano por poetas ecuatorianos, y cubre un periodo de nueve
décadas, desde 1918 hasta 2008.