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ANALES DE
ARTÍCULOS
“El impacto del Concilio Vaticano II según protagonistas de la vida eclesial del
sur de Chile
The impact of the second Vatican Council as protagonists of the ecclesial life of
southern Chile
Tibaldo Zolezzi Cid - Jessica Navarro Navarrete................................................ 209-233
NOTAS
Esegesi della cosiddetta moltiplicazione dei pani e dei pesci (Lc 9, 10-17)
Exegesis of the so-called multiplication of the loves and fish (Lc 9, 10-17)
Manuel Caballero González............................................................................. 367-380
RESEÑAS
Director
Mg. Claudio Soto Helfmann
(Instituto de Teología, Universidad Católica de la Santísima Concepción, Concepción. Chile)
Consejo Editorial
Dr. José Luis Barriocanal
(Facultad de Teología del Norte de España, Burgos. España)
Dr. Eberhard Bons
(Facultad de Teología Católica, Universidad Marc Bloch de Estrasburgo, Estrasburgo. Francia)
Dr. Arturo Bravo Retamal
(Instituto de Teología, Universidad Católica de la Santísima Concepción, Concepción. Chile)
Dr. Hernán Cardona
(Facultad de Teología, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín. Colombia)
Dr. Antonio Castellano
(Facultad de Teología, Universidad Pontificia Salesiana de Roma, Roma. Italia)
Dr. Samuel Fernández Eyzaguirre
(Facultad de Teología. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. Chile)
Dr. Ricardo Ferrara
(Facultad de Teología, Pontificia Universidad Católica Argentina, Buenos Aires. Argentina)
Dr. José-Román Flecha Andrés
(Facultad de Teología, Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca. España)
Dr. Mario de França Miranda
(Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, Río de Janeiro. Brasil)
Dr. Kamel Harire Seda
(Facultad Eclesiástica de Teología. Pontifica Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso. Chile)
Dr. Víctor Martínez Morales
(Facultad de Teología, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Colombia)
Dr. Diego Melo
(Facultad de Artes Liberales, Universidad Adolfo Ibáñez, Chile)
Dr. Patricio Merino Beas
(Facultad de Teología, Universidad Santo Tomás, Bogotá. Colombia)
Dra. Lorena Miralles Maciá
(Depto. Estudios Semíticos, Universidad de Granada, Granada. España)
Dr. Jean Louis Ska
(Pontificio Instituto Bíblico de Roma, Roma. Italia)
Mg. Pablo Uribe Ulloa
(Instituto de Teología, Universidad Católica de la Santísima Concepción, Concepción. Chile)
Dr. Tibaldo Zolezzi Cid
(Instituto de Estudios Teológicos, Universidad Católica de Temuco, Chile)
Dirección
Anales de Teología
Instituto de Teología UCSC
Alonso de Ribera 2850. Concepción, Chile - Tel. (56-41) 2735669
E-mail: analesteologia@ucsc.cl
Sitio web: http://teologia.ucsc.cl/htm/revteologia.htm
Diseño/producción editorial
Oscar Lermanda
ISSN 0717-4152
A NALE S D E T EO LO G ÍA
DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA CONCEPCIÓN
Departamento de Teología
Instituto de Teología
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA CONCEPCIÓN
Chile
205
ISSN 0717-4152
CUADERNOS
A NALE S D E T EO LO G ÍA
DE FILOSOFíA
DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA CONCEPCIÓN
ÍNDICE
ARTÍCULOS
NOTAS
Esegesi della cosiddetta moltiplicazione dei pani e dei pesci (Lc 9, 10-17)
Exegesis of the so-called multiplication of the loves and fish (Lc 9, 10-17)
Manuel Caballero González................................................................ 367-380
La Trinidad, origen y fundamento de la eclesialidad de la fe
The Trinity, source and foundation of ecclesial faith
Juan Pablo Espinosa Arce.................................................................... 381-394
RESEÑAS
Resumen
1
Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente
es Director del Instituto de Estudios Teológicos de la Universidad Católica de Temu-
co. Correo electrónico: tzolezzi@uct.cl
2
Doctora en Educación por la Universidad de la Frontera. Actualmente es Direc-
tora de la Carrera de Pedagogía en Religión de la Universidad Católica de Temuco.
Correo electrónico: jnavarro@uct.cl
3
Proyecto Interno Universidad Católica de Temuco DGIPUCT 2011 - 07 - 04 Línea
de Investigación: El Concilio Vaticano II, cincuenta años después. Su impacto en las
diócesis del Sur de Chile.
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Abstract
This article is the result of a research work on the occasion of the Fiftieth Anniversary
of the Vatican II Council. From the perceptions of those who have experienced the life
and pastoral work of the church, the goal of this work aims to recognize the implica-
tions of the Council in the Church. This was done through consultative meetings, in-
terviews and dialogue with members of dioceses that form the ecclesiastical provinces
of Concepción and Puerto Montt. In this way, a theological and pastoral dialogue of
the contemporary church has occurred in regard to the Council, its teachings and its
history of reception. The intention is to recover and creatively appropriate its best
intuitions for the Church to face the present urgencies.
4
Un proyecto de investigación que contó con el apoyo de la Dirección General de
Investigación y Postgrado de la Universidad Católica de Temuco, a través del Conve-
nio de Financiamiento de proyectos internos DGIPUCT 2011 – Línea de Investiga-
ción. El estudio se desarrolló en el ámbito de las once circunscripciones que confor-
man las provincias eclesiásticas de Concepción y Puerto Montt.
5
Integrado por los profesores Jessica Navarro, Juan Leonelli, Fernando Torres y
Tibaldo Zolezzi; los ayudantes Roxana Araya y Efraín Sáez; y los profesionales Jorge
Vergara y Gonzalo Segura.
6
El estudio se desarrolló en el ámbito de las once circunscripciones que confor-
man las provincias eclesiásticas de Concepción y Puerto Montt: Chillán, Concepción,
Los Ángeles, Temuco, Villarrica, Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Ancud, Aysén y
Punta Arenas.
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Ciento sesenta y dos personas en total: noventa y ocho laicos, diez religiosas,
doce diáconos, seis sacerdotes vicarios generales, ocho sacerdotes vicarios de pasto-
ral, dieciocho sacerdotes sin cargo de curia y diez obispos (cinco titulares, un obispo
vicario apostólico, un auxiliar y tres eméritos). Todos ellos testigos de la vida y tarea
pastoral de la Iglesia del posconcilio, destacados por su aporte al desarrollo pastoral
de sus mismas Iglesias locales y con una percepción inmediata de los trabajos del
Concilio, de las expectativas que suscitó su convocatoria, realización y promulgación,
así como de la historia de su recepción.
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Como objetivos específicos, la investigación pretendió: 1. Comprender las expec-
tativas que suscitaron la celebración misma y las enseñanzas del Concilio Vaticano II;
2. Identificar las confirmaciones y frustraciones que el Concilio Vaticano II ha tenido a
lo largo de los cincuenta años de recepción conciliar; 3. Generar un diálogo participa-
tivo acerca de la recepción que el Concilio Vaticano II ha tenido en la vida y reflexión
pastoral de la Iglesia, en especial de las Diócesis que se estudiaron; y 4. Reconocer las
principales temáticas susceptibles de ser desarrolladas en estudios posteriores res-
pecto de la recepción conciliar en las mismas Diócesis antes indicadas.
9
Es exploratorio pues su objetivo es dar cuenta o explorar un acontecimiento im-
portante para la Iglesia Católica de fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, cuya
recepción aún no ha sido bien estudiada, pues no se conocen investigaciones contex-
tualizadas en las diócesis del sur de Chile y que consideren las percepciones de sujetos
claves dentro de la Iglesia.
10
Es descriptivo, ya que busca indagar cómo se exhibe el fenómeno estudiado,
recoger la mayor cantidad de información relevante de los principales actores dentro
de un contexto eclesial, en relación con el documento en estudio. Con la información
se pudo describir ciertos fenómenos, darles un ordenamiento, organizarlos y generar
conclusiones lo más fidedignas posibles.
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Es interpretativo, ya que persigue construir un tipo de conocimiento a partir del
punto de vista de los sujetos participantes de la investigación, desde la percepción
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efectos que se esperaban lograr con la implementación del Concilio); II. Percepción
(3. Aspectos del Concilio que lo han impresionado positivamente; 4. Aspectos del Con-
cilio que lo han impresionado negativamente); III. Recepción (5. Principales cambios
en la estructura eclesial que implicó la implementación del Concilio; 6. Orientaciones
conciliares que la Iglesia no ha asumido o ha asumido con mayor dificultad para su
desarrollo; 7. Orientaciones conciliares que la Iglesia implemento con mayor facili-
dad); IV. Líneas de estudio (8. Elementos nuevos que el concilio entregó a la Iglesia;
9. Líneas de trabajo del Concilio que hay que fomentar y fortalecer en la Iglesia).
15
Para confirmar la validación de la información se utilizó la técnica de la trian-
gulación, pues en el desarrollo de la investigación se utilizó más de un método de
recolección de datos. Más aún, se trató de métodos no similares: uno cuantitativo y
dos cualitativos. Para el análisis estadístico de las respuestas al cuestionario se usó el
programa SPSS, y se usó el programa Atlas ti, para el análisis estadístico de los datos
cualitativos provenientes de los grupos focales y de las entrevistas.
16
En ello estamos siendo fuertemente ayudados por el reciente magisterio teológi-
co pastoral del papa Francisco, que ha quedado especialmente manifiesto en la exhor-
tación apostólica postsinodal Evangelii Gaudium. En ella el papa recoge la riqueza
de los trabajos la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre
el tema La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana (Francisco I,
“Exhortación apostólica Evangelii Gaudium”, en: AAS 105, Editrice Vaticana, Vatica-
no 2013, no 14; 16) y propone, en base a la doctrina de Lumen Gentium, algunas líneas
que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora,
llena de fervor y dinamismo (E.G. 17). La exhortación menciona cuatro veces en su
texto al Concilio Vaticano II (números 26; 32; 36 y 84) y dos veces lo hace en nota a
pie de página (en la nota 45 y en la 65). Diecisiete veces son citados textos de diversos
documentos del Vaticano II. Dos veces menciona el discurso inaugural del papa Juan
XXIII: en el número 41 para señalar que en el depósito de la doctrina cristiana “una
cosa es la substancia [...] y otra la manera de formular su expresión”, y, en el número
84, para disentir de los “profetas de calamidades”.
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Un 48% se manifestó “de acuerdo” con ella y un 46% “muy de acuerdo”.
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Se trata aquí de tres afirmaciones. La primera de ellas indaga sobre si la Iglesia
ha aplicado adecuadamente el Vaticano II y el resultado porcentual indica que se
da una mayor aprobación que desaprobación de la afirmación: el mayor porcentaje
lo obtienen quienes están “de acuerdo” (40%), seguidos de cerca por quienes no se
pronuncian, pues están “ni de acuerdo ni en desacuerdo” (35%); hay un 17% “en des-
acuerdo” y un 3% “muy en desacuerdo”; sólo un 5% está “muy de acuerdo” con ella. La
segunda afirmación plantea si ha sido lenta la aplicación del Concilio en la vida de la
Iglesia y lo cierto es que una mayoría significativa (89%) está “muy de acuerdo” (38%)
o “de acuerdo” (51%) con ello; casi unanimidad pues sólo un 8%, es decir cinco perso-
nas (de las 65 consultadas) y todas ellas laicos, está “en desacuerdo”; sólo 2 personas
no se pronuncian, lo que constituye un 3% del total. La tercera afirmación indaga
acerca de si falta mucho por hacer en la recepción del Vaticano II y nuevamente hay
unanimidad, pues el 89% está “de acuerdo” (51%) o “muy de acuerdo” (38%) con que
falta mucho por hacer; sólo un 2% está “en desacuerdo”; no hay nadie que esté “muy
en desacuerdo” y sólo un 9% no se pronuncia.
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Que el Concilio está constantemente presente en la reflexión pastoral de la
Iglesia actual es una afirmación que alcanza una aprobación mayoritaria, pues un
total del 57% de los consultados opina que “casi siempre” (43%) o “siempre” (14%)
se da una presencia del Concilio en la reflexión pastoral de la Iglesia actual; un buen
porcentaje (35%) piensa que “sólo a veces” y sólo un 8% opina que “casi nunca”; na-
die opina que “nunca”. La segunda afirmación involucrada sostiene que lo medular
del Concilio no ha sido aún acogido por la Iglesia y el resultado fue que una clara
mayoría de las personas consultadas estuvo “de acuerdo” (49%) o “muy de acuerdo”
(19%) con lo afirmado: un 68%; sólo un 15% estuvo “en desacuerdo”; nadie “muy en
desacuerdo”; un 17% no manifestó opinión pues se inclinó por la opción “ni de acuer-
do ni en desacuerdo”.
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Los que se manifiestan “de acuerdo” o “muy de acuerdo” con ello suman un
42%; un 32% de los consultados está “en desacuerdo” y un 6% “muy en desacuerdo”;
un 20% “ni de acuerdo ni en desacuerdo”. Quienes inclinan la balanza hacia la nece-
sidad de un nuevo Concilio son los diáconos y los laicos: el 70% de los diáconos está
“de acuerdo” o “muy de acuerdo” con que es necesario un nuevo Concilio y el 30%
“en desacuerdo”; el 63% de los Laicos está “de acuerdo” o “muy de acuerdo” con ello;
un 21% está “ni de acuerdo ni en desacuerdo” y el 16% restante está “en desacuerdo”.
21
El 48% de las personas consultadas están “en desacuerdo” (45%) o “muy en
desacuerdo” (3%) con la afirmación la Iglesia actual ha traicionado el espíritu del
Concilio Vaticano II; sólo el 23% está “de acuerdo” (17%) o “muy de acuerdo” (6%)
con la misma; quienes están “ni de acuerdo ni en desacuerdo” suman el 29%.
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Un mayor porcentaje de los consultados (el 41%) está “en desacuerdo” con la
afirmación el Concilio se quedó corto ante el avance de las exigencias del mundo
contemporáneo para la Iglesia; le siguen, con un 25%, quienes están “de acuerdo” y
con un 24% quienes están “ni de acuerdo ni en desacuerdo”; sólo 5% se manifiestan
en los extremos (o “muy de acuerdo” o “muy en desacuerdo”).
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En relación con la frase que afirma que en nuestro tiempo la Iglesia es vista
más como acontecimiento de salvación y menos como institución, los consultados
mayoritariamente se manifestaron “en desacuerdo” o “muy en desacuerdo” con esta
afirmación: la opción “en desacuerdo” concitó un 46% de preferencias y la opción
“muy en desacuerdo” un 11%; entonces según su opinión la Iglesia es vista más bien
como institución. En este sentido se mantiene el diagnóstico que realizara la II Asam-
blea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos del año 1985: por una lectura parcial
del Concilio se ha hecho una presentación unilateral de la Iglesia como una estructura
meramente institucional, privada de su misterio (cfr. II Asamblea General Extraordi-
naria del Sínodo de los Obispos, Relación final…, I, 4).
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Lo cierto es que toda la importancia de la Iglesia se deriva de su conexión con
Cristo, señalará con fuerza la misma Relación sinodal antes mencionada (cfr. II Asam-
blea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, “Relación final…, II, A, 3”, en:
Aavv., Enchiridion Vaticanum, Dehoniane, Bolonia 2002. vol. 9,
25
Cfr. L.G. 4; G.S. 40; U.R. 2. Cfr. Concilio Vaticano II, Constituciones, Decretos,
Declaraciones, BAC, Madrid 2000.
26
Cfr. L.G. 2; 5; 48.
27
Cfr. M. Kehl, La Iglesia. Eclesiología católica, Sígueme, Salamanca 1996, 73.
La primera afirmación del cuestionario propuesto en la investigación indicaba que la
Iglesia comunica una salvación que está en otra parte y de la cual ella es sólo signo e
instrumento. Lo cierto es que esta afirmación no dice adecuadamente la sacramenta-
lidad de la Iglesia, se inspira en ella, pero la distorsiona en un sentido exageradamen-
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Respecto de que el sentido comunitario es preponderante en la vida de la
Iglesia actual la opinión de los consultados fue más bien favorable: un 43% está “de
acuerdo” y un 14% está “muy de acuerdo” con ello; un 18% está “en desacuerdo” y sólo
un 2% “muy en desacuerdo”; un 23% se manifiesta “ni de acuerdo ni en desacuerdo”.
33
Acerca del ejercicio de la autoridad en la Iglesia fueron cinco las afirmaciones
del Cuestionario ante las cuales debieron manifestase los consultados. En su conjunto
las opiniones estuvieron bastante divididas aunque levemente favorables a ver en la
Iglesia contemporánea un ejercicio del poder más compartido y menos autocrático.
Ante la primera, que decía que se han desterrado de la Iglesia las prácticas auto-
ritarias, y prima el sentido del servicio y la escucha de los hermanos en la fe, los
consultados se manifiestan mayoritariamente en desacuerdo: un 49% no la comparte
(43% está “en desacuerdo” y un 6% está “muy en desacuerdo” con esta afirmación);
un 33% piensa que se han desterrado las prácticas autoritarias de la Iglesia y priman
en ella el servicio y la escucha (un 28% está “de acuerdo” y un 5% “muy de acuerdo”);
un 18% está “ni de acuerdo ni en desacuerdo”. Ante la segunda que afirmaba que en
el nivel superior de la jerarquía de la Iglesia universal el ejercicio de la autoridad es
cada vez más participado se da un curioso empate entre la opinión favorable y la des-
favorable, con un 39% cada una: está “de acuerdo” un 34% y “muy de acuerdo” un 5%;
está “en desacuerdo” un 31% y “muy en desacuerdo” un 8%; un 23% se manifiesta “ni
de acuerdo ni en desacuerdo”. Respecto de las tres siguientes preguntas la balanza se
inclinó levemente hacia una opinión favorable respecto del ejercicio de la autoridad.
En relación a que en la Iglesia actual son decisivos los organismos colegiados para la
toma de decisiones tanto a nivel diocesano como parroquial el porcentaje de los que
están “de acuerdo” o “muy de acuerdo” es mayor (están “de acuerdo” un 41% y “muy
de acuerdo” un 11%), al de los que están “en desacuerdo” o “muy en desacuerdo” con
ella (un 14% y un 3% respectivamente); es alto el porcentaje de los que están “ni de
acuerdo ni en desacuerdo” (un 31%). Lo mismo sucede respecto de la afirmación que
dice que hoy por hoy, en la Iglesia hay mayor libertad para el ejercicio del diálogo
respecto de cuestiones discutidas y discutibles: un 62% se manifiesta “de acuerdo” y
un 5% “muy de acuerdo”, lo que arroja un total de 67% de opinión favorable; un 15%
está “en desacuerdo! y sólo un 6% “muy en desacuerdo”; un 12% está “ni de acuerdo
ni en desacuerdo”. Finalmente, aunque con un porcentaje menor, no deja de ser favo-
rable la convicción de que cada vez más se escucha la opinión de los laicos antes de
tomar decisiones en la vida eclesial: un 50% piensa que sí se escucha la opinión de los
laicos pues un 48% está “de acuerdo” y un 2% “muy de acuerdo” con esta afirmación;
un 25% está “en desacuerdo” con ella y un 6% “muy en desacuerdo”; un 20% está “ni
de acuerdo ni en desacuerdo”.
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Ante la afirmación es clara la conciencia de que todos los fieles son iguales
en dignidad, clásica del Vaticano II, la mayoría se inclina favorablemente (un 66%
lo hace; sólo un 23% se manifiesta en desacuerdo). No deja de ser sintomático este
resultado respecto de la recepción positiva del Concilio en la vida y práctica eclesial.
35
Una amplia mayoría de quienes respondieron el Cuestionario base piensa que
se ha avanzado mucho pero es necesario empoderar aún más a los laicos en la vida
de la Iglesia: un 46% está “muy de acuerdo” y un 42% “de acuerdo”; sólo un 5% está
“en desacuerdo” y nadie “muy en desacuerdo”; quienes están “ni de acuerdo ni en
desacuerdo” constituyen un 8%.
36
En relación a la afirmación que sostiene que la mujer es cada vez más recono-
cida en su ministerialidad eclesial, los que tienen una opinión favorable constituyen
un 43% de los consultados (un 29% está “de acuerdo” con ella y un 14% está “muy
de acuerdo”), en cambio constituyen un 28% quienes tienen una opinión desfavora-
ble (el 25% está “en desacuerdo” y el 3% “muy en desacuerdo”; quienes están “ni de
acuerdo ni en desacuerdo” suman un 29%). El tema de la participación de la mujer,
de lo cual el Concilio no habló mucho, pero sí lo suficiente, aparece fuertemente en
las entrevistas y en los focus group realizados: se reconoce como una riqueza su activa
incorporación en la vida de la Iglesia y tanto sacerdotes, laicos y obispos señalan a
modo de líneas de estudio futuras profundizar en la participación de la mujer en la
vida de la Iglesia.
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La conciencia de que en esto el Concilio avanzó y que la recepción del mismo
está aún pendiente es el hecho de que hubo bastante unanimidad respecto de acoger
favorablemente la frase del Cuestionario que afirmaba que en la relación con otras
iglesias cristianas lo que más debe importar es que también en ellas hay elementos
de salvación: un 55% estuvo “de acuerdo” y un 34% “muy de acuerdo” con ella; un 5%
estuvo “ni de acuerdo ni en desacuerdo” y un 6% estuvo “en desacuerdo”.
38
La afirmación “hoy por hoy la Iglesia, en acuerdo con el Evangelio, vive un claro
estilo de pobreza y austeridad”, presentada en la consulta base de la investigación,
encontró como respuesta un rechazo mayoritario, lo que indica una mala recepción
del Concilio por parte de la Iglesia: los que manifiestan su desacuerdo con esta afir-
mación constituyen un 61% de los consultados (un 6% está “muy en desacuerdo” y un
55% “en desacuerdo”); un 25% está “ni de acuerdo ni en desacuerdo”; sólo 12% está
“de acuerdo” y un 2% “muy de acuerdo”.
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Como lo señala claramente Bruno Forte: “La segunda característica que pre-
senta el desarrollo de la reflexión cristológica a partir del Vaticano II es la de ser una
cristología histórica: la vuelta a los orígenes establecida por el Concilio ha significado
para la reflexión sobre Cristo una renovada atención a la historia concreta del Naza-
reno, narrada por los Evangelios y, por tanto, a los llamados “misterios” de su vida,
junto a un sólido método histórico-crítico” (B. Forte, “La cristología hoy: el desarrollo
a partir del Vaticano II y las características emergentes”, Theologica Xaveriana 142
(2002) 344).
40
En este sentido, en el mismo número de Lumen Gentium citado, encontramos
otras dos afirmaciones de la mayor importancia para delinear el proceder de la Iglesia
conforme al de su mismo Fundador. La primera señala que, Cristo Jesús, “existiendo
en la forma de Dios..., se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo” (Flp
2,6-7), y por nosotros “se hizo pobre, siendo rico” (2 Co 8,9); así también la Iglesia,
aunque necesite de medios humanos para cumplir su misión, no fue instituida para
buscar la gloria terrena, sino para proclamar la humildad y la abnegación, también
con su propio ejemplo. El modelo kenótico, que se manifiesta en la encarnación del
Hijo de Dios, y alcanza su mayor expresión en la cruz de Jesús, es propuesto por el
Concilio como el estilo de relación de la Iglesia con el mundo. La segunda afirmación
constituye el fundamento cristológico de la opción preferencial por los pobres, que
está llamada a ser el sello distintivo de los discípulos y de la Iglesia de Jesús: Cristo
fue enviado por el Padre a “evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos” (Lc
4,18), “para buscar y salvar lo que estaba perdido” (Lc 19,10); así también la Iglesia
abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reco-
noce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se
esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo. La Iglesia,
continuadora de la misión del mismo Jesucristo, está llamada a replicar el programa
evangelizador de Jesús, tal como él ha quedado de manifiesto al comienzo de su pre-
dicación evangélica (cfr. también A.G. 5). Se destaca asimismo, la identificación de
Cristo con los pobres, lo que le corresponde también a la Iglesia, llamada a reconocer
en los pobres al mismo Cristo.
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Un porcentaje mayoritario de los consultados(el 59%) manifiesta que “sólo a
veces” la Iglesia se comporta más como discípula que busca escuchar la voz de Dios,
que como madre y maestra que enseña lo que Dios quiere decir (un 29% manifiesta
que “casi siempre”, un 6% que “siempre”, un 5% que “casi nunca” y sólo un 2% que
“nunca”).
42
Frente a la afirmación en la práctica eclesial contemporánea se reconoce como
válida la interpretación que cada creyente hace de la Sagrada Escritura, los consul-
tados se definieron mayoritariamente por “sólo a veces” (52% ) y “casi nunca” (18%).
Las alternativas “nunca” y “casi siempre”, obtienen un 14% cada una; sólo un 2% de
los consultados se inclina por la alternativa “siempre”. Si sumamos “solo a veces”,
“casi nunca” y “nunca” nos da una mayoría de 84%.
43
Frente a la afirmación en la predicación de los pastores se busca siempre vin-
cular la Palabra de Dios con las manifestaciones de Dios en la historia, vuelve a
manifestarse, en la percepción de los consultados, porcentajes que no se condicen con
la claridad de las orientaciones conciliares, pues una mayoría se inclina por “solo a ve-
ces” (un 51%). Ahora bien un 28% se inclina por “casi siempre” y un 8% por “siempre”,
ambas suman un 36%; en cambio sólo un 9% por “casi nunca” y un 5% por “nunca”,
lo que da un total de 14%.
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44
Así lo manifestó un cuarenta y seis por ciento de los consultados.
45
En el prólogo de la Constitución Dei Verbum el Concilio se define a sí mismo
como un ejercicio de escucha de la Palabra de Dios: El Santo Concilio, escuchando
religiosamente la palabra de Dios y proclamándola confiadamente, hace cuya la
frase de San Juan, cuando dice: “Os anunciamos la vida eterna, que estaba en el
Padre y se nos manifestó: lo que hemos visto y oído os lo anunciamos a vosotros
(D.V. 1). Esta definición, que puede considerarse como una clave de lectura de toda la
Constitución, también resume la esencia de la Iglesia en su doble dimensión de oyen-
te y proclamadora de la Palabra de Dios. Es lo que con toda claridad indicó el papa
Benedicto XVI en la exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini: “La consti-
tución dogmática Dei Verbum, de cuya elaboración fui testigo, participando perso-
nalmente como joven teólogo en los intensos debates que la acompañaron, empieza
con una frase de profundo significado: ´Dei Verbum religiose audiens et fidenter
proclamans, Sacrosancta Synodus...´. Son palabras con las que el Concilio indica
un aspecto que distingue a la Iglesia: es una comunidad que escucha y anuncia la
palabra de Dios. La Iglesia no vive de sí misma, sino del Evangelio, y en el Evangelio
encuentra siempre de nuevo orientación para su camino: sólo quien se pone primero
a la escucha de la Palabra, puede convertirse después en su heraldo.” (Cfr. Benedicto
XVI, “Exhortación apostólica Verbum Domini”, en: AAS 102 (2010), Editrice Vati-
cana, Vaticano 2010, no 51). Si bien el Concilio no habla expresamente de la Iglesia
como discípula, ya el mismo hecho conciliar indica un estilo discipular: pues, en cada
Concilio, la Iglesia se pone a la escucha y en actitud de obediencia respecto de lo que
el Espíritu quiere para el presente de su vida y misión.
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46
Un 63% de los consultados se inclina favorablemente respecto a la afirmación
de que “en la actual conciencia evangelizadora prima la convicción de que la Iglesia
es parte del mundo y camina junto a él hacia el reino” (no hay nadie “muy en des-
acuerdo” y sólo un 11% está “en desacuerdo” con ella). Respecto de la afirmación que
sostiene que “hoy por hoy es clara la conciencia de que el Espíritu actúa más allá de las
fronteras de la Iglesia visible”, un amplio porcentaje (68%) se manifiesta favorable, o
de acuerdo o muy de acuerdo. Sólo un porcentaje minoritario (un 9%) se manifiesta
en desacuerdo o muy en desacuerdo con ella.
228
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47
En los documentos del Vaticano II el tema de la moral es tratado con singular
amplitud. Aunque no hay un documento explícito sobre la misma, si hay importantes
indicaciones de contenido y método, que, al tiempo que se hicieron eco del camino
renovador de la moral durante el siglo XX, definieron preciosas orientaciones para
su reformulación (cfr. M. Vidal, “El tema moral en el Concilio Vaticano II”, Moralia
36/138-139 (2013) 161-187).
48
Que entonces no continua en la línea de lo enseñado por el Concilio que en el
quinto capítulo de la Constitución Lumen Gentium, al hablar de la Universal Vocación
a la Santidad, propone un verdadero ensayo de moral centrado en la caridad (cfr. L.
Vereecke, “Historia de la Teología moral”, en: F. Compagnoni (dir), Nuevo Diccionario
de Teología Moral, San Pablo, Madrid 1992, 841). Así también, con la misma ampli-
tud, la Constitución Gaudiun et Spes, en su Primera parte, presenta toda una antro-
pología cristiana, y en la Segunda, propone un pormenorizado tratado de valores, al
ocuparse de la vida familiar, cultural, económica, social, política, e incluso, interna-
cional (Ph. Delhaye, “La aportación del Vaticano II a la teología moral”, Concilium 75
(1972) 216-217).
49
Es lo que queda manifiesto en el número 16 del Decreto Optatam Totius, en el
que, junto con pedir la renovación de las demás disciplinas teológicas por un contacto
más vivo con el misterio de Cristo y la historia de la salvación, se solicita un cuidado
especial en perfeccionar la teología moral, cuya exposición científica, más nutrida
de la doctrina de la Sagrada Escritura, explique la grandeza de la vocación de los
fieles en Cristo, y la obligación que tienen de producir su fruto para la vida del mun-
do en la caridad. Así será posible comprender la moral como un re-crear en el hoy de
cada cual la vida histórica de Jesús: entonces se tratará de una moral del reinado de
Dios y del seguimiento de Cristo, una moral de la gracia y del amor, de la conversión
para actuar de forma más humana para la transformación del mundo, a partir de las
propias fragilidades, en camino a un plenitud que nos excede, pero posible en la fuer-
za del Espíritu (Cfr. J. Espeja, A los 50 años del Concilio. Camino abierto para el siglo
XXI, San Pablo, Madrid 2012, 223-275).
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5. Proyecciones
50
Concilio de reforma. Lo preside una voluntad de renovación de la fe y de la
Iglesia, atendiendo a los retos históricos actuales de la fe. Se hizo eco del caminar de
la eclesiología desde mediados del siglo XIX y de aquellos movimientos que a lo largo
del siglo XX gestan una reformulación de la teología. Además hay que entender el
Concilio en continuidad con la gran Tradición de la Iglesia. La Iglesia es la misma en
todos los concilios. La doctrina de siempre presentada de un modo nuevo, asequible
para los hombres de hoy.
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51
“El Vaticano II es el máximo acontecimiento cristológico de este siglo, si bien
no ha dedicado ningún documento exclusiva o explícitamente a hablar sobre Cristo.
Sus centros han sido la naturaleza y misión de la Iglesia, el hombre, la revelación y el
evangelio en el mundo. Pero se ha referido a Cristo como plenitud y consumación de
la revelación (Dei Verbum), como fundamento y forma de la Iglesia (Lumen gentium),
como origen y contenido de la liturgia (Sacrosanctum Concilium), como clave para la
interpretación de la existencia humana (Gaudium et spes,).” (O. González de Carde-
dal, Cristología, B.A.C., Madrid 2001, p. 346).
231
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Conclusión
52
“En nuestro tiempo, sin embargo, la esposa de Cristo prefiere usar de la medi-
cina de la misericordia más que de la severidad. Piensa que hay que remediar a los
necesitados mostrándoles la validez de su doctrina sagrada más que condenándolos”,
GME, 15. Es lo que reconoce el papa Juan Pablo II en Tertio Millennio Adveniente
cuando afirma que “el Concilio, aunque no empleó el tono severo de Juan Bautista,
cuando a orillas del Jordán exhortaba a la penitencia y a la conversión (cf. Lc 3, 1-17),
ha puesto de relieve algo del antiguo Profeta, mostrando con nuevo vigor a los hom-
bres de hoy a Cristo, el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29), el
Redentor del hombre, el Señor de la historia.”, (Juan Pablo II, “Carta apostólica Tertio
Millenio Adviente”, en: AAS 87, Editrice Vaticana, Vaticano 1995, no 19.
232
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Bibliografía
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Resumen
La presencia de otros discípulos en el evangelio tiene una razón de ser, obedece a una
estrategia de composición del evangelio, en la cual el autor muestra a estos personajes
interactuando con el Maestro, los caracteriza con actitudes y valores de un discípulo
verdadero, superando en mucho los comportamientos del grupo más cercano y selec-
to del Señor Jesús. Este tipo de seguimiento podría ser propuesto como paradigma a
tantos hombres y mujeres de hoy, que creen en el Señor Jesús.
Abstract
The reason why other disciples have presence in the Gospel obeys to a composition
strategy for the text, in which the author shows the interaction between these charac-
ters and the Master, characterizing attitudes and values of a true disciple, overpassing
1
Licenciado en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana (2002). Magister
en Teología: Theologia: Especialización en Teología Bíblica de la Pontificia Univer-
sidad Gregoriana (2003-2006). Docente e investigador de Sagrada Escritura en la
Licenciatura de Teología y en la Maestría en Teología de la Biblia, de la Facultad de
Teología de la Universidad San Buenaventura-Bogotá. Docente de Griego Bíblico y
Sagrada Escritura e investigador en la Corporación Universitaria Uniminuto: Grupo
Palabra Pueblo y Vida. Correo: miguel.camelo1971@gmail.com; mcamelo@usbbog.
edu.co; mcamelo@uniminuto.edu.
2
Magister en Teología de la Universidad de Deusto, Bilbao (España). Docente e
investigadora de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, perteneciente al grupo
de Investigación Palabra, Pueblo y Vida. Correo: meryrodriguezm1@yahoo.es
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behaviors from the closest group selected by Lord Jesus. This way to follow could be
proposed as a paradigm for all the men and women today who believe in Lord Jesus.
Contexto
3
Cfr. M. A. Camelo, “Padre… y ¿dónde está el cordero para el holocausto? Una
aproximación literaria a la Aquedá en Génesis 22, 1-19”, Franciscanum 53/155 (2011),
99-126. Nota 5. “Plurimétodo” es definido como los diferentes enfoques y metodolo-
gías utilizadas en la construcción de la teología bíblica, tanto del Antiguo como del
Nuevo Testamento. Esta es una apuesta del grupo de investigación, que busca pro-
pender al pluralismo de acercamientos y métodos exegéticos para abordar científica-
mente la Biblia en el estudio de las teologías de los textos y de los contextos históricos
y literarios de la Escritura, y opta por una exégesis que desemboque en una herme-
néutica y una teología iluminadora para la vivencia y testimonio de la experiencia de
fe.
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4
“La polémica del Evangelio de Marcos contra el grupo de los doce y la familia
de Jesús es una polémica (sutil, aguda, fuerte, y sin perdón) contra el liderazgo tra-
dicional de la primera comunidad cristiana de Jerusalén. Marcos no ve en su forma
de entender y el proyecto de Jesús un seguimiento adecuado del camino señalado. El
evangelista no quiere dejarle lugar a este grupo, pintando a los discípulos y a los fami-
liares de Jesús como unos cobardes e incapaces para captar lo que estaba en juego con
Jesús”. Cfr. L. E. Vaage, “El Evangelio de Marcos, una interpretación ideológica par-
ticular dentro de los cristianismos originarios de Siria-Palestina” Ribla 29 (1998), 11.
237
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5
Cfr. D. Müller, “Mathetes-Discípulo”, en: L. Coenen - E. Beyreuther - H. Biet-
enhard (dirs.), Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol. IV, Sígueme, Sala-
manca 1994, 179-180.
6
Cfr. G. Leonardi, “Discípulo”, en: P. Rossano - G. Ravasi - A. Girlanda (dirs.),
Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Paulinas, Madrid 1990, 142-162.
7
Cfr. G. Kittel - G. Friedrich, Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo
Testamento, Desafío, Michigan 2003, 543.
8
Cfr. C. Sierra Martín, “Jerjes, Leónidas y Temístocles. Modelos Griegos en el
relato de Heródoto”, Historiae 8 (2011) 65-91.
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9
“Las únicas informaciones directas sobre la presencia de los discípulos en Galilea
son dos anuncios de Jesús en el evangelio de Marcos (Mc 14,28 y 16,7), dos relatos de
las apariciones del resucitado (Mt 28, 16-20 y Jn 21, 1-23) y una referencia del libro
de los Hechos (9, 31)”. Cfr. S. Guijarro, Los primeros discípulos de Jesús en Galilea,
PUS, Salamanca 2006, 71.
10
S. Guijarro, Los primeros discípulos… 71.
11
Cfr. E. Lohmeyer, Galiläa und Jerusalem, Vandenhoeck - Ruprecht, Göttingen
1936, 80-84.
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12
Tanto Weiss como Burkitt la negaban. En este contexto, Burkitt llega a afirmar
que “no existe evidencia alguna de la existencia de ningún tipo de cristianismo gali-
leo en los primeros tiempos”, F. C. Burkitt, Christian Beginnings, University Press,
London 1924. K. Lake defendió la historicidad de dicha tradición, pero, según su hi-
pótesis, los discípulos regresaron a Jerusalén después de las apariciones, cfr. K. Lake,
“Note II: The Command not to Leave Jerusalem and the Galilean Tradition”, en: F.
J. Foakes Jackson - K. Lake (eds.), The Beginnings of Christianity. Part I: The Acts of
the Apostles. Vol.V: Additional Notes to the Commentary, Macmillan, London 1933,
7-16.
13
“Su tesis es que algunas fuentes evangélicas, y sobre todo la Carta de Santiago,
testimonian un tipo de cristianismo galileo diferente del judeocristianismo de Jerusa-
lén y del cristianismo paulino. Cada uno de estos grupos se diferenciaba de los demás
por su orientación teológica y tenía como líder a un personaje relevante: los Doce,
Santiago y Pablo, respectivamente”. L. E. Elliot-Binns, Galilean Christianity, Allen-
son, Chicago 1956, 80.
14
S. Guijarro, Los primeros discípulos de Jesús en Galilea, 72.
15
G. Theissen, Colorido local y contexto histórico en los evangelios. Una Con-
tribución a la historia de la tradición sinóptica, Sígueme: Salamanca 1997, 73-128.
240
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35
Se le acercaron Santiago y Juan, los [ dos] hijos de Zebedeo, y le dijeron:
“Maestro, queremos, que lo que te pidamos lo hagas por nosotros”.
36
Pero Él les dijo: “¿QUÉ QUERÉIS QUE HAGA POR VOSOTROS?”
37
Ellos le respondieron:
a) “Concédenos que nos SENTEMOS, uno a tu derecha y otro a tu izquierda
el día de tu gloria”.
38
Jesús les dijo: “No sabéis lo que pedís.
b) ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautis-
mo con que yo voy a ser bautizado?”
39
Ellos le dijeron: “Sí, podemos”. Jesús les dijo:
b’) “La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados
con el bautismo con que yo voy a ser bautizado;
a’) 40pero, SENTARSE a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el con-
cederlo, sino que es para quienes está preparado”.
____________________________________________________
41
Al OÍR esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.
16
Cfr. H. W. Kuhn, Ältere Sammlungen im Markusevangelium, Vandenhoeck-
Ruprecht, Göttingen 1971, 14-45.
17
Cfr. R. Meynet, Leggere La Bibbia: Un´Introduzione All´Esegesi, EDB, Bologna
2004, 76-101. La retórica es el arte de componer un discurso persuasivo. Por ello, resulta
que todos los textos bíblicos son en algún grado textos persuasivos. La cultura semítica
manifiesta un gusto pronunciado por las composiciones simétricas, gracias a las cuales
se establecen relaciones entre los diferentes elementos del texto. El estudio de múlti-
ples formas del paralelismo y otros procedimientos debería permitir discernir mejor la
estructura literaria de los textos y llegar así a una mejor comprensión de su mensaje.
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42
Jesús, llamándoles “Sabéis que los que son tenidos como jefes de las nacio-
nes, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su
poder.
43
Les dice: Pero no así entre vosotros,
a) sino que el que QUIERA llegar
b) a ser grande entre vosotros,
c) será vuestro servidor,
a’) 44 y el que QUIERA
b’) ser el primero entre vosotros,
c’) será esclavo de todos,
45
Pues también el Hijo del hombre no ha venido
para ser servido, sino a servir
y a dar su vida como rescate por muchos”.
____________________________________________________
46a
Y llegaron a Jericó,
46b
Cuando iba alejándose de Jericó acompañado con sus discípulos y de una
gran muchedumbre,
EL HIJO DE TIMEO (Bartimeo), un mendigo ciego, se SENTABA junto al
camino.
47
Al enterarse de que era Jesús de Nazaret,
se puso a gritar: “¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!”
____________________________________________________
48
Muchos le increpaban para que se callara.
Pero él gritaba mucho más: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!” .
49
Jesús se detuvo y dijo: “LLAMADLE”,
LLAMAN al ciego, diciéndole:
“¡Animo, levántate! TE LLAMA”.
50
Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.
51
Jesús le dijo: “¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI ?”
El ciego le dijo: “Rabbuní, ¡que vea!”
52
le dijo: “Vete, TU FE te ha salvado.” Y al instante, recobró la vista y LE
SEGUÍA por el camino.
242
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18
J. Gnilka, El Evangelio según san Marcos II, Sígueme, Salamanca 2001, 114.
19
H. Balz - G. Schneider, “prosporeu,omai”, en: H. Balz - G. Schneider, (eds.), Dic-
cionario Exegético del Nuevo Testamento II, Sígueme, Salamanca 1998, 1207.
20
R. Aguirre, Los Milagros de Jesús: Perspectivas metodológicas plurales, Verbo
Divino, Navarra 2002, 221. Según Aguirre, este es un verbo típico de Marcos. H. Balz, -
G. Schneider, “evkporeu,omai”, Diccionario Exegético del Nuevo Testamento II, 1283-1284.
243
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4.1. La primera parte vv. 35-41: Petición de los [dos] Hijos de Zebedeo
35
Kai. prosporeu,ontai auvtw/| VIa,kwboj kai. VIwa,nnhj oi` ui`o`oi. @duo# Zebedai,o,ou
le,gontej auvtw/|\ dida,skale(
qe,lomen i[na o] eva.n aivth,swme,n se poih,sh|j h`mi/n≈
36
o` de. ei=pen auvtoi/j\ ti, qe,lete, [me] poih,sw u`mi/n;
37
oi` de. ei=pan auvtw/|\ do.j h`mi/n i[na ei-j sou evk dexiw/n kai. ei-j evx avristerw/n
kaqi,swmen evn th/| do,xh| sou≈
38
o` de. VIhsou/j ei=pen auvtoi/j\ ouvk oi;date ti, aivtei/sqe≈ du,nasqe piei/n to. poth,rion
o] evgw. pi,nw ’`h to.
ba,ptisma o] evgw. bapti,zomai baptisqh/nai;
39
oi` de. ei=pan auvtw/|\ duna,meqa≈ o` de. VIhsou/j ei=pen auvtoi/j\ to. poth,rion o] evgw.
pi,nw pi,esqe kai. to. ba,ptisma o] evgw. bapti,zomai
baptisqh,sesqe(
40
to. de. kaqi,sai evk dexiw/n mou ’` h evx euvwnu,mwn ouvk e;stin evmo.n dou/nai( avllV oi-j
h`toi,mastai≈
41
Kai.avkou,santej oi` de,ka h;rxanto avganaktei/n peri. VIakw,bou kai. VIwa,nnou≈
21
F. Hahn, “Ui`o,j”, en: Diccionario Exegético del Nuevo Testamento II, 1824-1856.
22
F. Schröger, “Kaqi,zw”, Diccionario Exegético del Nuevo Testamento I, 2114-2116.
23
A. Horstmann, “Oi=da”, Diccionario Exegético del Nuevo Testamento II, 478-482.
24
E. Nestle - B. Aland, Novum Testamentum Graece, Deutsche Bibelgesellschaft,
Stuttgart 2012.
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25
H. Balz - G. Schneider, “prosporeu,omai”, Diccionario Exegético del Nuevo Tes-
tamento II, 1207.
26
“Los [dos] hijos, hoy dyo hyioi, es una lectura bien atestiguada en los códices B,
C, y algunas versiones coptas, que hacen juego con el número ´diez´ en el versículo
41”. J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos: Análisis Lingüístico y Comenta-
rio Exegético Vol. III, El Almendro, Córdoba 2008, 17. Notas Filológicas.
27
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 18: “lo que te pidamos, quere-
mos que… thelomen hina; hina completivo”. M. Zerwick, Analysis philologica Novi
Testamenti graeci, Scripta Pontificii Instituti Biblici, Rome 1966, § 408: es una cons-
trucción en la que hina con subjuntivo sustituye al infinitivo.
28
“Casi todos los comentarista coinciden en que ambos hermanos reciben de Je-
sús una doble respuesta a su petición”. Cfr. J. Gnilka, El Evangelio según san Marcos
II, 114.
29
Jesús habla del Cáliz haciendo uso de imágenes veterotestamentarias (cf. Isaías
51,17; Jeremías 25,28; 49,12; Ezequiel 23, 32-34) que él beberá, y del Bautismo (cf.
Salmos 69, 2-3; 42,8). Al que se someterá, y que serán los signos de su padecimiento
bajo el poder de los pecadores y de la comunión de los discípulos con el maestro. J.
Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 19. “La copa es aquí imagen de una
prueba dolorosa. El presente de los verbos (pino, baptizomai) tienen un valor de fu-
turo próximo y enfatiza la certeza y la cercanía del cumplimiento de la anterior pre-
dicción de la Pasión”.
245
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segunda, coloca a Dios como único competente para conceder lo que ellos
piden. (¿Por qué hay dos respuestas? Tal vez, afirma Bultmann que la perí-
copa tuvo otra redacción más antigua, vv.35-38).
Los personajes son presentados como los hijos de Zebedeo (v. 35), en-
contramos otro paralelo en la presentación del hijo de Timeo (v. 46). Los
hijos de Zebedeo hacen una solicitud que denota una incomprensión sobre
toda la misión de Jesús, pues la asocian a poderes terrenales e imaginan
que ellos pueden recibir los lugares del Reino como es presentando en el
texto de Daniel:
9
Mientras yo seguía mirando, prepararon unos tronos y un anciano
se sentó. Sus vestidos eran blancos como la nieve; sus cabellos, como
lana pura; su trono, llamas de fuego; las ruedas, fuego ardiente.10 Fluía
un río de fuego que manaba delante de él. Miles y miles le servían,
millones lo acompañaban. El tribunal se sentó, y se abrieron los li-
bros.11 Seguía mirando, fascinado por las barbaridades que decía aquel
cuerno, y vi que mataron a la bestia, destrozaron su cuerpo y lo arroja-
ron al fuego abrasador.12 A las otras bestias les quitaron el poder, pero
las dejaron vivas hasta un momento determinado.13 Yo seguía mirando,
y en la visión nocturna vi venir sobre las nubes del cielo alguien
parecido a un ser humano, que se dirigió hacia el anciano y fue pre-
sentado ante él.14 Le dieron poder, honor y reino y todos los pue-
blos, naciones y lenguas le servían. Su poder es eterno y nunca
pasará, y su reino no será destruido. (Dn 7, 9-14)30
30
Biblia de Jerusalén, Desclée De Brouwer, Bilbao 1998.
31
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 21.
32
F. Lentzen- Deis, Comentario al Evangelio de Marcos, modelo de nueva evan-
gelización, Verbo Divino, Navarra 1998, 326.
246
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los primeros). El verbo sentarse hace un paralelo con el estado del ciego
junto al camino sentado (ka,qhmai) (v. 46).
En los vv.37 al 40 hay un quiasmo33:
a) sentarse a derecha e izquierda;
b) copa y bautismo;
b’) copa bautismo,
a’) sentarse.
33
R. H. Gundry, Mark. A Commentary on His Apology for the Cross, Grand Ra-
pids, Michigan 2000, 578
34
“Del v. 37 a 40 cambia la narración en el uso del término griego para izquierda,
literalmente la parte promete dicha, un eufemismo que pasa por alto la creencia po-
pular de que la parte izquierda significa desdicha”. Cfr., J. Gnilka, El Evangelio según
san Marcos II, 115.
35
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 21. Que con “los otros dos” (v.
35) completan el número de los Doce, justificando la elección de Códigos B, C y algu-
nas versiones coptas que los añaden para completar el número de discípulos.
36
“Se describe la reacción con un término griego que designa la rabia que se da a
conocer de palabra y de obra.” J. Gnilka, El Evangelio según san Marcos II, 119.
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42
kai. proskalesa,menoj auvtou.j o` VIhsou/j le,gei auvtoi/j\ oi;date o[ti oi` dokou/ntej
a;rcein tw/n evqnw/n katakurieu,ousin auvtw/n kai. oi` mega,loi auvtw/n katexousia,zousin
auvtw/n≈
43
ouvc ou[twj de, evstin evn u`mi/n( avllV o]j ’`an qe,lh| me,gaj gene,sqai evn u`mi/n e;stai u`mw/n
dia,konoj(
44
kai. o]j ’`an qe,lh| evn u`mi/n ei=nai prw/toj e;stai pa,ntwn dou/loj\
45
kai. ga.r o` ui`o.j tou/ avnqrw,pou ouvk h=lqen diakonhqh/nai avlla. diakonh/sai kai. dou/
nai th.n yuch.n auvtou/ lu,tron avnti. pollw/n≈
46
ª Kai. e;rcontai eivj VIericw,≈
Esta segunda parte está al centro del discurso dirigido a los Doce. Jesús
inicia con el verbo (proskalesa,menoj)38: convocándolos, “llamándolos hacia
sí”. Parece, según algunos comentadores, que está dirigida a los 10 discípu-
los restantes que no estaban presentes durante la petición de los hijos de
Zebedeo. En cambio otros comentadores afirman que la corrección está di-
rigida al grupo de los Doce39. Este verbo ´convocar´ en el texto insinúa que
tamento II,1146.
39
Cfr. R. Schnackenburg, El evangelio según san Marcos II, Herder, Barcelona
1980, 247. Para A. Pronzato, Comentarios al Evangelio de Marcos II, Sígueme, Sa-
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existe una distancia entre los convocados y el propio Jesús.40 Aclara Juan
Mateos, No se trata de una distancia física sino ideológica: las expectativas
mesiánicas de los Doce y sus aspiraciones no coinciden con las de Jesús.41
Alecciona con una comparación irónica (entre grandes y primeros) que
ellos conocen bien, “sabéis” v. 42 (Oi;date), y que se opone al “no sabéis” (ouvk
oi;date) del v. 38 (aquí hay un paralelo antitético entre la sección primera y
la segunda).
En el v. 42 les recuerda el comportamiento de los grandes de la tierra
(dominan y oprimen) y critica el poder existente, rechazándolo por ser ti-
ránico y opresor; por eso lo contrapone con el comportamiento que debe
darse entre ellos v. 43 (servir y dar la vida).
El adoctrinamiento de los discípulos comprende un doble dicho, estruc-
turado en paralelo: grandes y primeros, en comparación irónica con los
soberanos y grandes del mundo. J. Mateos comenta cómo Jesús les corri-
ge su aspiración desviada, o incluso la imagen distorsionada del maestro;
pues los discípulos (los de Zebedeo y los otros diez) “también aspiran a lo
mismo, intentan reproducir (aunque basándose en razones más de índole
religiosas que políticas) el modo como en la sociedad pagana se ejerce el
poder. Conciben a Jesús como un Mesías dominador, al estilo de los “jefes
de las naciones”, y ellos, a su vez, desearían desempeñar el papel de “los
grandes” y gozar de la autoridad y de su prestigio social42.
En el v.42, Gnilka dice que el título del “Hijo del Hombre” resume la
actuación teológica con “ha venido” y “el dar la vida como rescate por mu-
chos” (el 2° puede pertenecer a un fragmento de tradición autónoma //
1 Tim 2,6), puede ser que sea un artículo de fe que guarda Marcos y que
probablemente es más antiguo que el texto de Timoteo43.
lamanca 2002, 159, la lección severa de Jesús está dirigida esencialmente a los “diez”
más que a los dos hermanos.
40
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 37.
41
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 37.
42
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 38.
40
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 37.
41
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 37.
42
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 38.
43
J. Gnilka, El Evangelio según san Marcos II, 115.
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a) servidor v. 43,
b) esclavo v. 44,
b´) no hacerse servir v. 45,
a´) servir v. 45.
46b
Kai. evkporeuome,nou auvtou/ avpo. VIericw.
kai. tw/n maqhtw/n auvtou/ kai. o;clou i`kanou/ o` ui`o.j Timai,ou Bartimai/oj( tuflo.j
prosai,thj( evka,qhto para. th.n o`do,n≈
47
kai. avkou,saj o[ti VIhsou/j o` Nazarhno,j evstin h;rxato kra,zein
kai. le,gein\ ui`e. Daui.d VIhsou/( evle,hso,n me≈
48
kai. evpeti,mwn auvtw/| polloi. i[na siwph,sh|\ o` de. pollw/| ma/llon e;krazen\
ui`e. Daui,d( evle,hso,n me≈
49
kai. sta.j o` VIhsou/j ei=pen\ fwnh,sate auvto,n≈
kai. fwnou/sin to.n tuflo.n le,gontej auvtw|/\ qa,rsei( e;geire( fwnei/ se≈
50
o` de. avpobalw.n to. i`ma,tion auvtou/ avnaphdh,saj h=lqen pro.j to.n VIhsou/n≈
51
kai. avpokriqei.j auvtw/| o` VIhsou/j ei=pen\ ti, soi qe,leij poih,sw;
o` de. tuflo.j ei=pen auvtw/|\ r`abbouni,( i[na avnable,yw≈
52
kai. o` VIhsou/j ei=pen auvtw/|\ u[page( h` pi,stij sou se,swke,n se≈ kai. euvqu.j avne,bleyen
kai. hvkolou,qei auvtw/| evn th/| o`dw/|≈
44
Cfr. H. W. Kuhn, Ältere Sammlungen im Markusevangelium, 81-89.
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25
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gas-
tado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,
27
habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la
gente y tocó su manto. 28 Pues decía: “Si logro tocar aunque sólo sea sus
vestidos, me salvaré.” 29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre
y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús,
dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la
gente y decía: “¿Quién me ha tocado los vestidos?” 31 Sus discípulos le
contestaron: “Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: “¿Quién
me ha tocado?” 32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que
lo había hecho. 33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido,
se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la
verdad. 34 Él le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada
de tu enfermedad.” (Mc 5,25-34)48
45
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, 54. El verbo griego “evkporeu,omai”,
que emplea Mc en el v. 46b para expresar el alejamiento de Jericó, se usa en el A.T.
para describir el Éxodo de Egipto.
46
E.J. Pryke, Redactional Style in the Marcan Gospel, University Press, Cambrid-
ge 1978, 63.
47
El tema del Camino a partir del capítulo 8,27 empieza a tener una importancia
teológica relevante para Marcos.
48
Biblia de Jerusalén.
251
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49
“Las curaciones de ciegos desempeñan un papel especial ya en la tradición más
antigua (cfr. 8,22-26). Las muchas enfermedades oculares del Oriente tenían enton-
ces pocas perspectivas de curación, y el destino de los pacientes era duro. Por lo ge-
neral no les quedaba otra salida que la mendicación (cfr. Jn 9,8) a lo que se sumaba
la angustia interior derivada de semejante situación, de una vida en constantes tinie-
blas. De este modo los ciegos aparecen como los representantes de la miseria y des-
esperanza humanas.” Cfr. R. Schnackenburg, El evangelio según san Marcos II, 125.
50
Que refleja la polémica contra los discípulos dentro del evangelio que no com-
prenden o están sin inteligencia: avsu,netoi, y Ouv noei/te Mc 7,18; 8,17; Mt 15,17;
16,9; 16,11.
51
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, Notas Filológicas, 52. “Barti-
meo”, gr Bartimaios, es una forma aramea de ho hyios Timaiou, insólitamente pro-
puesta; que no corresponde al nombre propio griego Timeo ya que, de suyo, Timaios
es un adjetivo: “muy apreciado, precioso”. J. N. Suggit, Exegesis and Proclamation:
“Bartimaues and Christian Discipleship Mark 10, 46-52”, Journal of Theology for
Southern Africa 74 (1991) 57-63.
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52
“La expresión Hijo de David, es por tanto premarcana. Ahora bien, esta expre-
sión refleja la fe pospascual que se proyecta sobre el Jesús histórico el rango de Hijo
de David, que se considera inferior o, si se prefiere, cualificado de forma trascendente,
por el título de Hijo de Dios (Rom 1, 3-4)”. Cf. R. Aguirre, Los Milagros de Jesús…,
217.
53
M. Molina, Todo lo ha hecho bien: un comentario al evangelio de Marcos, San
Pablo, Guatemala 2003, 98.
54
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos, Notas Filológicas, 52. Es la
transliteración del arameo, “Señor mío”, pero Mc no lo traduce.
55
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos. Notas Filológicas, 52.
56
Cfr. Ex 14,13; 2 Cro 20,17; Sal 49,23; 90,16; 118,123; Is 40,5; 59,11; 1QS 11,2-3;
CD 20,34; 1QH frag. 18,5; TGad. 5,7.
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Por esto el ciego no se marcha sin más, sino que elige seguirlo (hvkolou,qei
auvtw/|)57 por el camino; el texto bíblico lo enfatiza con la descripción: “arro-
jando su manto”. El hijo de Timeo pasa de limosnero ciego a discípulo, por
su fe “el que en otro tiempo fue ciego se convierte en seguidor de Jesús”58
en el camino que los llevará hacia la pasión.
Bartimeo está libre de las pre-comprensiones que distorsionan el men-
saje de Jesús; la multitud y los discípulos lo quieren callar y apartar de
Jesús, como a los niños, pero él no se deja atemorizar.
Algunos comentaristas pretenden reconocer en esta postura el silencio
del secreto mesiánico, pero esta imposición siempre está en boca de Jesús
y no en la de sus acompañantes. Paradójicamente, los acompañantes de
Jesús (discípulos y la multitud) creen que su misión es apartar a los margi-
nados (Mc 10,13-16: niños, Mc 5,21-32: enfermos, etc.) de la presencia de
Jesús, pero también esta desviación es corregida por el maestro.
El verbo “llamar” (fwne,w) en el v.49 aparece tres veces: (fwnh,sate, fwnou/
sin, fwnei/), llámenlo, llamaron, llamando: la primera en imperativo aoristo,
las dos siguientes en Indicativo presente (2x); esta recurrencia en un solo
versículo muestra que no sólo es una curación (además que no están pre-
sentes los elementos específicos de un relato de milagro), sino un llamado.
Jesús pregunta al mendigo que se encuentra al borde del camino: ¿Qué
quieres que haga por ti? La identidad de la pregunta acentúa la diferencia
de la respuesta, El ciego le pide, con una súplica: ¡Señor que yo vea! Jesús
responde a la llamada de la fe, concediendo la luz a quien no la posee: salir
en un paso de la oscuridad y la mendicidad, a la luz de una nueva visión.
Recibe un don físico, recupera la visión, pero también recibe un llamado a
seguir Jesús por el camino del Reino.
El tema de los discípulos, el del camino, y el de la fe probada del nuevo
seguidor59 hacen de Bartimeo un paradigma de verdadero creyente, mode-
57
J. Mateos - F. Camacho, El Evangelio de Marcos. Notas Filológicas, 54. “Lo se-
guía”, se trata de un imperfecto sucesivo después de aoristo, por lo que puede tradu-
cirse “se puso/empezó a seguirlo”.
58
J. Gnilka, El Evangelio según san Marcos II, 125. F. Lentzen- Deis, Comentario
al evangelio de Marcos, 322-328.
59
Cfr. J. N. Suggit, Exegesis and Proclamation…, 57-63.
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A modo de conclusión
60
“Para los lectores cristianos el ciego pasa a ser modelo del creyente y discípulo
que ante nada retrocede y que sigue a Jesús en su camino de muerte”. R. Schnacken-
burg, El evangelio según san Marcos II, 127.
61
Creemos que esta presentación de modelo laico debe superar la presentación
unívoca hacia la vida clerical y consagrada.
62
F. Pérez Herrero, Comentario al Nuevo Testamento, Casa de la Biblia, Madrid
1995, 164.
63
“Es probable que Mc vea en el o`do,j de 10,52 el cumplimiento de Is 42,16”. “kai.
a;xw tuflou.j evn o`dw|/ h| ouvk e;gnwsan kai. tri,bouj ou]j ouvk h;|deisan path/sai poih,sw auvtou,j
poih,sw auvtoi/j to. sko,toj eivj fw/j kai. ta. skolia. eivj euvqei/an tau/ta ta. r`h,mata poih,sw kai.
ouvk evgkatalei,yw auvtou,j.”. Cfr. R. Aguirre, Los milagros de Jesús, 226.
64
“En la literatura de Qumran se habla de aquellos que tensaban la red (1QH 3,26)
o de los muchos que pescadores que extienden la red sobre la superficie de las aguas
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y asustan al orante (1QH 5,7 s). En Jeremías 16,16 se nos habla de los pescadores y
cazadores de hombres, enemigos de Israel que espían a los pertenecientes al pueblo
para aniquilarlos. Se daría en el logion de Jesús una inversión de este dicho del pro-
feta refiriéndolo ahora a la reunión de los dispersos?”. Cfr. J. Gnilka, El Evangelio
según san Marcos II, 71.
65
En los inicios del evangelio se enumera una secuencia de liberaciones: la cura-
ción de un endemoniado 1,21-28; la curación de enfermos 1,28-34; la curación de un
leproso 1,40-45; curación de un paralítico 2,1-12.
66
Cfr. F. Lentzen- Deis, Comentario al evangelio de Marcos, 61.
67
Cfr. F. Pérez Herrero, Comentario al Nuevo Testamento, 144. En la tradición
judía estaba prevista la posibilidad de ayudar a un hombre en sábado para salvar
su vida, para los fariseos el caso del hombre de la mano atrofiada, evidentemente
no, para Jesús sí. La vida (y ésta era la mentalidad hebrea), pedía salud, integridad,
felicidad. El paralítico carecía de ello y con su enfermedad estaba bajo el poder de
la muerte. Devolverle a la vida no era ningún atentado contra el culto, sino la mejor
forma de honrar a Dios.
68
“El tema del ayuno suscita el del hambre. Para calmar el hambre en un día sába-
do los discípulos de Jesús hacen algo que no estaba permitido, «arrancar espigas» en
256
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berar a la ley de sobrecargas sofocantes, reconduciéndola al proyecto original de Dios
en favor del hombre”. Cfr. F. Pérez Herrero, Comentario al Nuevo Testamento, 144.
69
“Jesús pone de manifiesto la hipocresía de la objeción legalista judía y concluye
con una instrucción (7,15) que establece el principio decisivo de la auténtica morali-
dad, una moralidad anclada no en una piedad meramente externa y ritualista, sino en
el corazón y en la decisión consciente del hombre”. Cfr. F. Pérez Herrero, Comentario
al Nuevo Testamento, 155.
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259
An.teol. 17.2 (2015) 261-284 ISSN 0717-4152
Resumen
El objetivo del siguiente trabajo es un estudio exploratorio sobre los valores religiosos
y valores relacionados comparando diferentes generaciones.
Para ello se analizan una muestra de individuos de tres generaciones distintas
(N=2143). Los resultados muestran que existen diferencias en el concepto de los va-
lores religiosos y la realidad social vinculada entre las diferentes generaciones, mani-
festando la deriva de la sociedad española en estos aspectos y exponiendo una pérdida
de los valores religiosos en la población española.
Abstract
The aim of this work is an exploratory study on religious values and comparing differ-
ent generations related securities.
For this, a sample of individuals from three different generations (N = 2143).
The results show that there are differences in the concept of religious values and
social reality linked between generations showing drifting of Spanish society in these
aspects are analyzed and showing a loss of religious values in the Spanish population.
1
Doctor en Psicología por la Universidad de Almería (España), Profesor de la Fa-
cultad de Trabajo Social e Investigador de Proyectos Europeos, Creador del Modelo
de Orientación Laboral en Prisiones Españolas para el Ministerio del Interior. Correo
electrónico: ass402@ual.es
2
Doctora en Sociología. Docente en la Universidad de Almería. Correo electróni-
co: aag486@ual.es
261
An.teol. 17.2 (2015) 261-284 / ISSN 0717-4152 Pérdida de valores... / A. Segura S. - A. Ainz G.
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262
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Llegados a este punto, debe de entenderse que las diferencias y las quejas
entre las generaciones han sido una constante, debiendo tener en cuenta
dos aspectos de las relaciones entre generaciones:
8
Cfr. J. Gil Roales-Nieto, Cambio social y cambio personal. La construcción de
la personalidad en el mundo postmoderno, Universidad Internacional Menéndez Pe-
layo, Santander 2003.
9
J. Ortega y Gasset, “Introducción a una Estimativa. ¿Qué son los valores?”, Re-
vista de Occidente vol. VI (1923) 315-335.
264
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10
K. Manheim, Systematic Sociology: An Introduction to the Study of Society,
Oxford University Press, London 1984.
265
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pecto del pasado inmediato, que es siempre el más eficiente. Hay, en efecto,
épocas en las cuales el pensamiento religioso se considera a sí mismo como
desarrollo de la cultura que le precede y épocas que sienten el inmediato
pasado como algo que es urgente reformar desde su raíz”11.
No se trata, en todo caso, de que cada generación, cada nueva forma de
´sensibilidad´ irrumpa y rompa con toda la cultura religiosa acumulada. Si
por un lado lo antes pensado representa ´lo viejo´, lo que hay que renovar,
por el otro, es la base desde la cual se formula el nuevo pensamiento.
Sobre este concepto dice Ortega y Gasset: “nacen unas de otras, de
suerte que se encuentra ya con las formas que a la existencia le ha dado
la anterior. Para cada generación vivir es, pues, una faena en dos dimen-
siones: una de las cuales consiste en recibir lo vivido –ideas, valoraciones,
instituciones, etc.– por la antecedente; la otra, dejar fluir su propia espon-
taneidad”12.
Ahora bien, la religión no es estática y va cambiando conforme a los
procesos histórico-sociales. En ocasiones individuos nacen dentro de un
marco espiritual y de valores que se les enseña pero viven procesos históri-
cos particulares. Cada individuo, en cada etapa de su vida, inevitablemente
toma contacto sólo con una etapa del proceso histórico. El hecho biológico
de nacer en una determinada etapa histórica determina así el contacto que
obtendrá de su hecho religioso.
De ahí que mediante este proceso cognitivo se vayan generando formas
de interpretar la realidad que introducen cambios a los patrones culturales
existentes.
En las antiguas sociedades estáticas, la sucesión de generaciones era un
proceso que seguía cursos históricamente estables que hacían del cambio
histórico un proceso lento e imperceptible en la inmediatez.
De todos modos, en caso de haber conflicto entre viejos y jóvenes, su
explicación es irreducible al plano de los procesos puramente psicológicos.
Lo psicológico no es nunca individual: siempre tiene un fondo histórico-
social que lo impregna. El conflicto o, más bien, la diferencia, cuando emer-
ge, lo hace por procesos de cambio social; en una sociedad estática, donde
las condiciones materiales de existencia con que se encuentran los nuevos
11
J. Ortega y Gasset, “Introducción a una Estimativa… 315-335.
12
J. Ortega y Gasset, “Introducción a una Estimativa… 315-335.
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13
J. Habermas, “Modernity versus Postmodernity”, New German Critique 22
(1981).
14
K. Manheim, Systematic Sociology….
267
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eso puede crear nuevas formas o tomar elementos del pasado y adaptarlos
a su particular situación histórica.
Este estudio fue un diseño exploratorio que sirvió para identificar y
detectar simbologías y expectativas respecto a mecanismos de cambio so-
cial llegando a resultados como la visión de la pérdida de valores religio-
sos que sustentarían al individuo; se establece por tanto una estrategia de
hallazgo que recoge e identifica las diferencias que se presentan y que son
coherentes con los enfoques y teorías establecidas dentro de las teoría de
la postmodernidad y el cambio valorativo (autores del marco teórico), ale-
jándolo de una idea heurística del estudio. Su objetivo es examinar un pro-
blema estudiado de manera teórica pero con poca evidencia práctica donde
se presentan las diferencias teóricas en una contrastación experimental,
mostrando una foto de las diferencias y una aproximación de una marcada
tendencia teórica que identifica las relaciones potenciales entre variables.
La exploración y el análisis de la percepción de cada uno de las genera-
ciones ofrece un nuevo marco de la problemática del cambio generacional,
intentando acercarse a los enfoques teóricos que indican el paso desde el
materialismo al postmaterialismo.
El estudio requiere un tratamiento multidisciplinar donde se analiza el
fenómeno en cuestión dentro de los distintos enfoques, aunque se engloban
dentro de una idea general del cambio de valores y la transformación del
individuo por la influencia de ciertas variables tratadas en la bibliografía.
La necesidad de una investigación exploratoria en este tema surge de
las siguientes consideraciones:
268
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I. Método
Diseño y participantes
15
J. Kelsey - W. Thompson - A. Evans, Methods in Observational Epidemiology,
Oxford University Press, New York 1986.
16
J. Ortega y Gasset, “Introducción a una Estimativa… 315-335; K. Manheim, Sys-
tematic Sociology…
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Instrumento y medidas
Procedimiento
17
L. Crocker – J. Algina, Introducction to classical and modern test theory, Holt,
Rinehart and Wilston, New York 1986.
270
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Las encuestas se realizaron entre los años 2007 y 2012, los análisis en
sus inicios18 (Tesina de investigación 2003 realizado únicamente en Alme-
ría) sugirieron que ya existían diferencias entre los grupos de generacio-
nes y que correlacionaban con las conductas postuladas en las teorías de la
postmodernidad y el postmaterialismo.
Análisis de datos
Los análisis estadísticos han sido realizados en el SPSS 22; se han realiza-
dos todo tipo de análisis descriptivos tanto mediante estadísticos, como
mediante gráficas. Entre los análisis estadísticos se incluyen medidas de
tendencia central, variabilidad, asimetría y curtosis. Entre los gráficos se
han empleado diagramas de barras, histogramas y diagramas de sectores.
También se han realizado análisis bivariados, análisis de varianzas, mode-
los complejos multivariantes y regresiones binarias.
Otro de los análisis realizados es la muestra de residuos corregidos y
la significancia estadística general dentro del cómputo del grupo, dando
como resultado una masiva representación de anomalías coherentes den-
tro del mismo cohorte generacional y diferenciándose del resto de las ge-
neraciones.
El proceso de codificación se ha realizado bajo los parámetros estableci-
dos por los autores Joaristi y Lizasoain19: asignando códigos a los distintos
valores de las variables, categorizando las respuestas, asignando un código
específico a valores ausentes (missing values).
El formato aplicado es un formato fijo de codificación, por tanto cada
variable ocupa una columna y cada individuo una fila. La ocupación que
ocupa cada variable siempre la misma columna. Con el formato fijo se re-
ducen los errores de codificación y trascripción. También se optó por la
utilización de variables de control, con la identificación de sujetos.
18
A. Segura, Estudio de valores intergerneracionales. Tesina de Suficiencia In-
vestigadora UAL, Almería 2003.
19
L. Joaristi – L. Lizasoain, SPSS para Windows, Paraninfo, Madrid 1995.
271
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III. Resultados
272
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Una medida que propone este estudio es medir el “peso” que el concepto de
Dios tiene dentro de las generaciones; para ello se lleva a cabo un continuo
del cero al diez y se mide la importancia del concepto de “Dios” que cada
generación posee.
Debe de distinguirse el concepto de importancia de una deidad respecto
a la institución que la representa, por lo que las respuestas pueden o no
corresponder con una importancia de las instituciones religiosas.
Preguntados en un continuo del 0 al 10 por “la importancia de Dios en
la vida” (Figura 1), (X²= 341,140; p= .000) del entrevistado aparecieron
grandes diferencias respecto a los resultados: el peso de Dios en la genera-
ción mayor de 65 años fue de 7,16 de media respecto a 5,08 en el cohorte
273
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Figura 1.
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Figura 2.
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Figura 3.
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Discusión
20
Fundación Foessa, Colección de informes y estudios, Serie Empleo 11, Madrid
2000.
277
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21
J. Lyotard, The Postmodern Condition…
22
Comisión Europea, Eurobarómetro 2012.
278
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279
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23
G. Lipovetsky, La sociedad de la decepción…
24
J. Schumpeter, The Economics and Sociology of Capitalism, Princeton Univer-
sity Press, Princeton 1990.
280
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Conclusiones generales
281
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Bibliografía
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Gilberto A. Gamboa-Bernal1
Universidad de La Sabana. Colombia
Resumen
Quien ejerce la pastoral de la salud se pone en contacto con el hombre total pero tam-
bién con los límites de la condición humana. Es importante reflexionar sobre quién
es el hombre y cuáles son esos límites para poder atenderle integralmente. En el pre-
sente escrito se recuerdan algunos conceptos que ayudan a observar los límites que
el hombre encuentra en su arco existencial desde una “perspectiva de Dios”. Después
de hablar de la vida y la muerte, se ofrecen algunas nociones sobre lo que pueda ser la
salud y la enfermedad, para luego tratar el tema del dolor y el sufrimiento humanos.
Se muestra la importancia de captar esos límites como tarea y como realidades de las
que se puede extraer un sentido, que una vez asumido mejore a la persona y se con-
vierte en motor de su existencia. Se concluye apelando a la necesidad de una relación
personal con Dios para poder atender adecuadamente las labores que comporta el
ejercicio de una Pastoral en salud.
Abstract
Who exercises pastoral care is contacted with the total man but also the limits of the
human condition. It is important to think about who is the man and what those limits
are to assist fully. In this paper some concepts that help observe the limits that man
in his existential arc from a “God perspective” memory. After talking about life and
death, some notions about what might be health and disease, and then address the
issue of human pain and suffering is. The importance of capturing those limits as
1
Médico psiquiatra. Departamento de Bioética, Facultad de Medicina, Universi-
dad de La Sabana. Colombia. Investigador del Grupo Kheirón Bioética UniSabana.
Editor de la revista Persona y Bioética. Correo electrónico: gilberto.gamboa@unisa-
bana.edu.co
285
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shown task as realities that can extract meaning, once assumed to improve the person
becomes engine of its existence. We conclude by appealing to the need for a personal
relationship with God in order to adequately address the work that involves the exer-
cise of a health ministry.
Keywords: health, disease, death, health ministry, suffering.
I. Introducción
2
Rm 2, 14-15; Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1954 y ss.
286
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La vida y la muerte son dos realidades que, en el orden lógico, tienen mu-
cha similitud: poseen la misma causa final, se posan sobre idéntica causa
material, aunque se distinguen porque tienen distinta causa formal y dife-
rente causa eficiente. Dios es el principio de la vida5 y solo Él puede tener
la iniciativa de suscitar una nueva vida humana y solo Él puede disponer
del momento de su final. No dejamos de empezar a vivir cuando ya comen-
zamos a morir. En medio del inicio de la vida y el momento de la muerte
hay solo un tiempo, que por definición implica movimiento, que todos he-
mos de aprovechar bien, pues de ello depende nuestro destino eterno. Y ese
tiempo, la vida, se llenará de valor si el hombre sabe captar el sentido que
tienen sus límites. Nacemos para realizar una misión y morimos para ser
remunerados por ello.
Sin embargo, la vida no se acaba con la muerte, sino que se hace más
plena después de ella. Entre otras cosas porque el hombre retorna a Quien
le dio su acto de ser, a Quien le participó su vida, a Quien entregó su vida
por él: “Porque la vida de los que en Ti creemos, Señor, no termina, se
transforma, y al deshacer nuestra morada terrenal, adquirimos una man-
sión eterna en el Cielo”6.
Pero ¿qué vemos en el mundo? Se ha perdido el sentido de los términos
3
Juan Pablo II, Evangelium vitae, Editrice Vaticana, Vaticano 1995, n.4. (En ade-
lante, EV).
4
Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et Spes, BAC, Madrid 1993,
n. 27. (En adelante, GS).
5
Gn 1, 26.
6
J. Socias (ed.), Misal Romano Diario. Prefacio de Difuntos, Midwest Theological
Forum, Chicago 1996, 697.
287
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7
EV 21.
8
EV 27.
9
Dt 30, 19.
10
Benedicto XVI, “Discurso al Cuerpo Diplomático (9-I-2012)”, en: http://www.
vatican.va/holy_father/francesco/speeches/2014/january/documents/papa-fran-
cesco_20140113_corpo-diplomatico_sp.html, citado: 28 enero 2014.
11
Francisco I, “Discurso al Cuerpo Diplomático (22-III-2013)”, en: http://www.
vatican.va/holy_father/francesco/speeches/2013/march/documents/papa-frances-
co_20130322_corpo-diplomatico_sp.html, citado: 28 enero 2014.
12
Gn 1, 26 y 2, 7.
13
GS 24,3.
288
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14
Si 17,6.
15
Ex 34, 28; EV 40.
16
Benedicto XVI, “Homilía en la Jornada Nacional de la Familia. Zagreb, Croacia,
(5-VI-2011)”, en:http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2011/
documents/hf_ben-xvi_hom_20110605_croazia_sp.html, citado: 26 enero 2014
17
L. Polo, Quién es el hombre, Rialp, Madrid 2003, 203ss.
289
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con la persona que se va; la propia muerte no se vive sino hasta el momento
en que termina la vida biográfica y cuando eso sucede ya no es un hecho
social, pues cada uno muere solo.
En el hombre hay un principio inmaterial; por tanto, no todo en el hom-
bre muere aunque muera el cuerpo como tal, pues el hombre no es solo cuer-
po sino también alma. Con la muerte se desintegra esa unidad pero el alma,
porque es inmortal, no se aniquila. Esto lleva a plantear que la muerte es un
tránsito, un paso, pero incompleto pues hay algo que no pasa: el hombre.
Es corriente percibir que es el cuerpo el que muere, pero propiamente
no es ni el cuerpo ni el alma las que mueren, es la persona, es el hombre in-
dividual. En él es donde se produce esa separación porque alma y cuerpo se
pueden separar ya que dicha unión no es suficientemente fuerte o estrecha;
si lo fuera, el hombre no moriría. Es importante resaltar que las anteriores
afirmaciones no necesitan apoyo en una creencia religiosa para mostrar-
se verdaderas, tales afirmaciones son puramente racionales o filosóficas.
Otra cosa es que estos argumentos racionales se vean confirmados por una
creencia religiosa correcta.
En sí misma la muerte es un mal, el mayor mal, pues supone perder el
bien más precioso que es la vida. Es también por esto que la experiencia de la
muerte es traumática para el hombre, le produce repugnancia y, como se veía,
muchas veces trata de ignorarla o no tenerla en cuenta en su proyecto vital.
Recapitulando: si el alma humana es incorruptible e inmortal, la expe-
riencia de la muerte es necesariamente traumática; la persona muere pero
su alma sobrevive y esa supervivencia es de alguna manera incompleta e
imperfecta. Esto lleva a analizar, con Yepes Stork “la doctrina de la reen-
carnación, según la cual las almas de los muertos se reencarnan en nuevos
cuerpos y en nuevas vidas. Si se analizan las cosas despacio, esta doctrina
es racionalmente imposible de aceptar, puesto que el espíritu separado del
cuerpo de Fulano sigue siendo el espíritu separado del cuerpo de Fulano,
y Fulano no es un espíritu, sino su espíritu con su cuerpo. Solo desde una
perspectiva dualista se puede aceptar que Fulano es un espíritu que viaja y
que vive en varios cuerpos sucesivamente”18.
18
R. Yepes-Stork, Fundamentos de Antropología, Eunsa, Pamplona 1996, 479.
290
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19
Tomás de Aquino, Suma contra Gentiles, BAC, Madrid 1952, T. IV, 79.
20
M. Huber et al, “Health how should we define it?”, BMJ (2011) 343:d4163.
21
Luxembourg Health Summit, “Conference”, en: http://www.sommetsante.lu/en/
maimonides-project, citado:12 julio 2013.
291
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22
A. Polaino-Lorente, “Más allá del sufrimiento”, Atlántida 15 (1993) 304.
23
V. von Gebstattel, Antropología Médica, Rialp, Madrid 1966, 457.
24
Es necesario no tomar esta afirmación al pie de la letra: la dimensión espiritual
de la persona, por su naturaleza inmaterial, no puede enfermar, pero la enfermedad
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293
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26
Sal 38.
27
Sal 6, 3; Is 38.
28
Jn 9,2.
29
Juan Pablo II, Exhortación apostólica Reconciliatio et Paenitentia, Editrice Va-
ticana, Vaticano 1984, n. 16.
294
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Gn 3.
31
32
Gn 3,9.
33
Gn 3,15.
34
Rm 5, 20.
35
Ex 15, 26.
36
Mc 2, 1-12.
37
A. Pronzatto, Las parábolas de Jesús en el Evangelio de Lucas, Sígueme, Sala-
manca 2006.
38
Lc 10, 30.
295
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lo conduce al mesón y cuida de él. Ese aceite, ese vino y esas vendas son
los Sacramentos de Cristo confiados a su Iglesia. Al final de la parábola,
una vez explicado al fariseo quién es el prójimo, Cristo le dice –a él y a no-
sotros– “Pues anda y haz tu otro tanto”, para que prodiguemos esa misma
misericordia con el prójimo. Y a sus mismos Apóstoles les da el mandato y
la capacidad de curar: “Sanad enfermos”39, también –y sobre todo– enfer-
mos del alma40.
39
Mt 10,8.
40
Jn 20,23.
41
R. Cantalamessa, “Cristo redimió también el sufrimiento y la muerte. Homilía
para el tercer Domingo del Tiempo Ordinario”, 26-I-2014, en: http://www.religio-
nenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=33563, Citado: 27 enero 2014.
42
Mt 25,14.
296
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297
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43
Juan Pablo II, Carta apostólica Salvifici doloris, Editrice Vaticana, Vaticano
1984, n. 5. (En adelante, SD)
44
D. Von Hildebrand, El corazón, Palabra, Madrid 2009, 55.
45
La calidad de vida, correctamente entendida, lejos de desestimar el sufrimiento
lo considera como una realidad que es casi siempre susceptible de contribuir al cre-
cimiento integral de la persona. Al sufrir, la persona no ve mermada la calidad de su
vida, antes por el contrario, le puede encontrar sentido.
46
EV 3.
298
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47
D. Von Hildebrand, El corazón, 66.
48
V. Frankl, El hombre en busca de sentido, Herder, Madrid 2004, 111.
299
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49
F. Corominas, Educar hoy, Palabra, Madrid. 2004, 206.
300
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50
Juan Pablo II, “Alocución a la peregrinación comunitaria y oficial de la archidió-
cesis de Nápoles 24-III-79”, en: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/
speeches/1979/march/documents/hf_jp-ii_spe_19790324_arcidiocesi-napoli_
sp.html, citado: 21 febrero 2013
51
Mt. 11, 29.
52
SD 31.
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ría una nada, se impondría como un absurdo. O dicho de otra forma: a los
ojos del homo faber, el triunfo del homo patiens es necedad y escándalo”53.
La realidad del sufrimiento es inevitable y, sin embargo, el hombre ac-
tual trata de desvincularse de ella censurándola, rechazándola como inútil
y en muchos casos evitándola siempre con cualquier medio y en toda cir-
cunstancia ya que la considera como un mal tremendo54.
La fe nos enseña que el sufrimiento, como la muerte, entró al mundo
por el pecado55. Pero también nos enseña que Dios mismo se encarnó para
reparar esa ofensa infinita y tomó sobre sí el peso de nuestras culpas, inmo-
lándose en la Cruz. Desde ese momento el sufrimiento se ha ennoblecido.
Ya no es solo un castigo, sino un acto que, en la Persona de Jesucristo, tiene
un valor infinito de redención; ya es un hecho rebosante de sentido. La
divinización del dolor la realiza Cristo. Los cristianos no podemos olvidar
que la Cruz –antes instrumento de tortura y de suplicio– no es ya la cruz a
secas, sino la Santa Cruz, el madero que recibió el cuerpo del Dios-Hombre,
no es ya un simple patíbulo, sino el símbolo de la victoria de Cristo sobre el
dolor y la muerte, el camino del Reino de los Cielos. Es el sendero estrecho,
la puerta angosta que lleva a la vida eterna.
El hombre, aceptando el sufrimiento, más aún, amándolo, se hace más
hijo de Dios, puesto que se identifica con Jesús de una manera plena, quien
escogió el camino del sufrimiento como vía redentora y santificadora. “Este
es el sentido del sufrimiento, verdaderamente sobrenatural y a la vez hu-
mano. Es sobrenatural porque se arraiga en el misterio de la Redención
del mundo y es también profundamente humano, porque en él el hombre
se encuentra a sí mismo, su propia humanidad, su propia dignidad y su
propia misión”56. “El poder de Dios no se manifiesta sólo de una manera
–eliminando el mal, curando físicamente–, sino también dando la capaci-
dad, y a veces hasta el gozo, de llevar la propia cruz con Cristo y completar
lo que falta a sus padecimientos. Cristo redimió también el sufrimiento y
la muerte: ya no es signo del pecado, participación en la culpa de Adán,
sino instrumento de redención”57. El sufrimiento, en fin, cambia la persona
53
V. Frankl, Ante el vacío existencial, Herder, Madrid 2003, 95ss.
54
EV 23.
55
Rm 5, 12.
56
SD 31.
57
R. Cantalamessa, “Cristo redimió…”
303
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V. Responsabilidad personal
¿Quién es el que vive o muere, el que sana o enferma? ¿Quién es el que su-
fre? Es el hombre. Y en la medida que tengamos una verdadera concepción
suya, sólo cuando sepamos responder adecuadamente a la pregunta ¿quién
es el hombre?, seremos capaces de aproximarnos a él y tratarle según su
propia dignidad.
La clave que permite desentrañar el misterio del hombre es el misterio
de Cristo, que se hace Hombre, que asume la condición humana –menos en
el pecado– y la eleva, porque es “perfectus Deo, perfectus Homo”, perfecto
Dios y perfecto Hombre.
Qué aplicables son aquí las palabras de León Bloy refiriéndose a los
médicos, pero que pueden ser extensivas a todos: “Los médicos no sabéis
lo que representáis, porque desconocéis la materia sobre la que trabajáis.
Pensáis que os modernos inventos o descubrimientos y los deslumbrantes
progresos de la ciencia médica en estos tiempos, bastan para engrandece-
ros, lo cual es una estupidez, pues no es la modernidad sino la antigüedad
la que da trascendencia a vuestras profesión. Los médicos son importantes
no por los descubrimientos del siglo XX, sino por un descubrimiento del
siglo I: lo que el Arcángel Gabriel anunció en Nazaret, lo que los pastores
hallaron en un pesebre y los Magos adoraron en un establo es lo que da
grandeza a vuestra profesión”58. Qué cuestionamiento más profundo para
los que trabajamos con los hombres y para los hombres. Y como el sacerdo-
te es médico de almas, también es aplicable a él.
El trabajo ha de ser hecho con sentido vocacional, esa vocación ha de
ser el alma que informe nuestra actividad. Parecería una perogrullada decir
que el trabajo del sacerdote ha de ser verdaderamente sacerdotal, pero hay
que insistir en este punto: el trabajo de un sacerdote ha de estar informado
por su vocación que es la de servir de puente entre Dios y los hombres por
58
M. Raymond, Un trapense grita: Ayudad al éxito de Dios, Studium, Madrid
1956, 9.
304
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el sacramento del Orden. De ahí la necesidad de conocer muy bien las cien-
cias teológicas, apoyadas en una sana y profunda filosofía, pero sin dejar
de lado el conocimiento que, del hombre, aporta la antropología cristiana.
Y todo esto sobre la base de una profunda vida interior, ya que no importa
solo conocer a Dios sino principalmente tratarlo, para poder amarlo en el
prójimo y desde el prójimo.
Es necesario por tanto tener densidad espiritual, para no dejarse enga-
ñar en la interpretación del mundo. No nos dejaremos engañar si nuestra
hermenéutica de todas las cosas pasa a través de Cristo. Si la fe es débil, si
no es operativa, la distracción en esa interpretación será grande. Si la es-
peranza es frágil, desesperaremos ante las consecuencias de esa interpreta-
ción. Si la caridad es apagada, nos veremos impotentes ante la magnífica y
maravillosa tarea de ser testimonio en nuestro tiempo –hoy y ahora- de un
Dios que quiere nuestra salud, nuestra salvación, nuestra santidad. Si no
quemamos con el fuego de nuestra caridad, o al menos levantamos la tem-
peratura espiritual de quienes nos rodean, habremos renunciado a la tarea
personal que Dios nos ha encomendado, habremos abdicado de nuestra vo-
cación, cualquiera que ella sea. “A quien hace lo que puede, Dios no le nie-
ga su gracia”. Consoladoras palabras, pero hay que hacer lo que se puede.
Muchas veces hacemos no como podemos, sino como queremos. Y ¿cómo
queremos? A veces con nuestra comodidad, con nuestra pereza práctica y
también intelectual; queremos con nuestra indiferencia, con nuestra vo-
luntad raquítica; queremos con el fardo de nuestras miserias.
Y resulta que podemos, sólo si nos apoyamos firmemente en Dios, en
esa gracia que permanentemente nos dispensa, incluso muchas veces sin
darnos apenas cuenta. Podemos como queremos y cuando queremos, solo
si lo hacemos con el querer de Dios, con la fuerza de su Corazón miseri-
cordioso. “El mundo de la salud, en sus múltiples expresiones, ha ocupa-
do siempre un lugar privilegiado en la acción caritativa de la Iglesia (Cfr.
Lumen Gentium, n. 8). La comunidad cristiana anuncia la buena nueva de
la salvación cuando opta por la vida y alimenta la esperanza de la construc-
ción de un mundo más humano”59. Pero la Iglesia y la comunidad cristiana
59
Celam, Documento sobre Pastoral de la Salud, Publicaciones CELAM, Bogotá
1994, n.52.
305
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está formada por personas, por nosotros, y cada uno tiene una responsabi-
lidad personal que no puede, ni debe eludir.
Bibliografía
306
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Resumen
Uno de los interrogantes planteados desde diversos ámbitos de las ciencias humanas,
es si podremos vivir juntos, si seremos capaces de vivir en concordia y comunidad
en medio de las diversidades culturales. Esta pregunta, abordada a nivel filosófico e
interdisciplinar, es planteada en esta breve investigación desde dos modelos sociocul-
turales que pueden ser complementarios para la comprensión de las problemáticas
de convivencia en nuestras sociedades: el Enfoque de las capacidades planteado por
Martha Nussbaum (2012), y la lectura desde la línea sociológica de Warren Carter
(2007) sobre el evangelio de Mateo en clave de los márgenes.
La metodología a seguir será la de la praxeología bíblica, resaltando en primer lu-
gar algunos textos del evangelio de Mateo donde se muestran situaciones de exclusión
y marginación, que luego se problematizan y confrontan con las perspectivas de las
capacidades de Nussbaum, actualizando el mensaje neotestamentario del evangelio
de Mateo a nuestros contextos plurales y diversos, con muchas riquezas para la cons-
trucción humana y social en función de mostrar propuestas alternativas de acogida y
convivencia humana y desde los cuales se indican aprendizajes que partan de las ex-
periencias de personas y comunidades en situación de exclusión e impotencia a modo
de intervención, leídos en prospectiva dentro de los textos del evangelio.
1
Licenciado en Sociales, Licenciado en Ciencias Bíblicas y Arqueología, Magister
en Teología. Docente del área de Sagrada Escritura en UNIMINUTO, programa de
Ciencias bíblicas y la Universidad de La Salle, Facultad de Ciencias de la Educación,
Bogotá, Colombia. E-mail: ytriana@uniminuto.edu. El artículo es un producto del
proyecto de investigación titulado “Fundamentos bíblicos pedagógicos de procesos de
enseñanza-aprendizaje de la Biblia en los privados de la libertad de la cárcel la Picota
de Bogotá DC”, iniciado el 15 de febrero de 2015, vinculado al grupo de investigación
Palabra, Pueblo y Vida, categoría C de COLCIENCIAS.
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An.teol. 17.2 (2015) 309-326 / ISSN 0717-4152 El “enfoque de las capacidades”... / J. Y. Triana R.
Abstract
A question from the Social Sciences is if we can live together, if we are able to live in
concord and community with our cultural diversities. This question, with approach
philosophical and interdisciplinary, is posed in this short research from two socio-
cultural models that can be additional for understand the problems of coexistence in
our societies: The Focus of Capabilities, by Martha C. Nussbaum (2012), and Matthew
and The Margins, by Warren Carter (2007), a sociopolitical and religious reading of
the first Gospel.
The methodology be from Biblical praxeology, first, highlighting some texts from
Matthew, that show marginalization and exclusion situations. Second, to problema-
tize and confront with the capabilities by Nussbaum, to update the Gospel message
to our plural and different contexts, with great riches to a human and social build
in function of show alternative proposals of human acceptance and coexistence and
from these draw lessons as an intervention, reading foresight the Gospel.
Observación
2
W. Carter, Mateo y los márgenes, Verbo Divino, Navarra 2007, 26.
3
R. Aguirre, Así empezó el cristianismo, Verbo Divino, Navarra 2010, 27.
310
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4
“Muy probablemente la comunidad de Mateo se encuentra inmersa en un duro
conflicto con el judaísmo fariseo.” R. Aguirre, Así empezó el cristianismo, 225.
5
W. Carter, Mateo y los márgenes, 30.
6
W. Carter, Mateo y los márgenes, 32.
7
Los procesos de adhesión y fe en los evangelios se muestran a partir de las accio-
nes verbales; así, el creer se afirma mediante los actos del “ver” y “oír”.
8
W. Carter, Mateo y los márgenes, 35.
9
H. Balz - G. Schneider, Diccionario exegético del Nuevo Testamento II, Sígueme,
Salamanca 1998, 1262.
311
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10
Biblia de América, 1994.
312
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11
“El verbo atesorar/amontonar denota la acción de adquirir y la actitud de valo-
rar los bienes materiales. Esa valoración puede significar, codicia, injusticia, acumu-
lación excesiva y desconsideración hacia los demás. El empleo pronominal del verbo
(os amontonéis) expresa la mira egoísta de la acción”, Cfr. W. Carter, Mateo y los
márgenes, 267. En cuanto al robo, continúa diciendo “A veces, la desesperación indu-
ce a los desheredados a tomar medidas extremas”, 268.
12
W. Carter, Mateo y los márgenes, 270.
313
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13
W. Carter, Mateo y los márgenes, 283.
314
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315
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Problematización
14
W. Carter, Mateo y los márgenes, 286.
15
J. Pagola, Jesús, aproximación histórica, PPC, Madrid 2007, 120-121.
16
W. Carter, Mateo y los márgenes, 286.
17
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia: consideraciones sobre la exclusión,
Paidós, Barcelona 2012, 35.
316
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18
Se habla de ‘estratos’ donde “un estrato incluye a todas las personas de una so-
ciedad que, desde el punto de vista de su participación en el poder, en los privilegios
y en el prestigio, se encuentra en una condición social semejante”. Cf. E. Stegemann,
Historia social del cristianismo primitivo, Verbo Divino, Navarra 2001, 89.
19
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 35.
20
G. Barbaglio, Jesús, hebreo de Galilea, Secretariado Trinitario, Salamanca
2003, 283.
21
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 37.
22
Según G. Barbaglio, desde la antigüedad se reconoce el derecho de los pobres de
317
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¿Por quién y para quién? Muchos seres vivos que sean sujetos primarios
de la justicia, aún sin capacidad para participar en el procedimiento por el
cual se escogen los principios políticos, quedarían excluidos y sin posibili-
dades.
“Si partimos de la idea de que hay muchos tipos distintos de seres vi-
vos dotados de dignidad y merecedores de respeto…ellos (discapacitados,
marginados sociales, etc.) tienen la capacidad de hacer elecciones. ¿Cómo
pueden ser excluidos del grupo de personas para quienes se eligen los prin-
cipios básicos de la sociedad?”23.
En relación con el concepto de nacionalidad, se remarca la influencia
de ésta o del lugar de nacimiento sobre las oportunidades vitales básicas de
las personas. Existen desigualdades entre países. Este modelo postula una
sociedad autosuficiente, no interdependiente. Es preciso formular princi-
pios de justicia para regular las relaciones entre Estados. La propuesta de
Jesús en el Sermón del monte muestra nuevos modos de relaciones entre
individuo-Estado y comunidad, procurando la formación de una identidad
de reconocimiento de las diferencias y alternativas de vida.
Desde Rawls (liberalismo político) se formulan cuatro problemas: 1. Lo
que se debe a las personas con discapacidad (mentales y físicas). 2. La jus-
ticia más allá de las fronteras nacionales. 3. Lo que se debe a los animales
y al resto de la naturaleza. 4. El problema del ahorro para las generaciones
futuras.
Intervención
ser protegidos por los reyes; pero estos no siempre asumieron su obligación y de ello
hay evidencias en los libros de los Reyes. Se trata de una “justicia superior, ´partidis-
ta´, en favor de los oprimidos y contra la violencia de los orgullosos y de los opresores.
Jesús vive esta imagen de Dios dentro de sí y la manifiesta con claridad en la primera
bienaventuranza”. Cf. G. Barbaglio, Jesús, hebreo.., 300.
23
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 37-38.
318
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doctrina política acerca de los derechos básicos propios a todo ser humano.
Se especifican algunas condiciones necesarias para que una sociedad sea
mínimamente justa, entre las mujeres y el desarrollo humano. Se postula
la forma de un conjunto de derechos fundamentales para todos los ciuda-
danos. Así, la lista de capacidades parte de la idea de la dignidad humana;
pero, ¿qué hace la jurisprudencia con ésta?
Ya que se establecen las bases del beneficio mutuo y la igualdad aproxi-
mada de capacidades entre las partes, la cooperación social indica que “los
seres cooperan movidos por un amplio abanico de motivos, como el amor
a la justicia y la compasión moral hacia quienes poseen menos de lo ne-
cesario para llevar una vida decente y digna24; pero la justicia no sólo es
relevante donde se cumplen las circunstancias de relativa igualdad y se
busquen acuerdos motivados por la expectativa de un beneficio mutuo.
Por tal razón, ¿qué lazos unen a los humanos? Amor, compasión, be-
neficio, amor a la justicia o su necesidad. ¿Cómo se responde a las necesi-
dades de otro? La educación puede ayudar a volver más profundos estos
lazos, más comprehensivos e imparciales. La propuesta de los márgenes
en Mateo indica como una comunidad excluida social, política y económi-
camente encarna mejor estos lazos, que se postulan como enseñanzas del
Maestro. Una de las nociones que se pueden incluir en este desarrollo es
el de bienes limitados. “Todos los bienes eran finitos, limitados, ya habían
sido distribuidos. Esto incluía no sólo bienes materiales, sino también ho-
nor, amistad, amor, poder, seguridad y status”25.
Indica Nussbaum que “el enfoque de las capacidades no ve problema
para partir de una concepción de las cooperación para la cual la justicia y la
inclusión constituyen fines con un valor intrínseco, y para la cual los seres
humanos están unidos por lazos altruistas además de los lazos del beneficio
mutuo”, ya que “el compromiso con el bien de los demás no depende de las
distintas nociones individuales del bien, sino que está presente desde el
principio en la concepción públicamente compartida de la persona”26.
24
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 164.
25
B. Malina, El mundo social de Jesús y los evangelios, Sal Terrae, Santander
2010, 393.
26
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 166.
319
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“Vivir con y por los demás, de forma justa y benevolente, forma parte
de la concepción pública de la persona que todos suscriben para fines po-
líticos”27. Este principio postulado en nuestra época ya se muestra en la
búsqueda de una ética del servicio y la generosidad en el Evangelio28.
En cuanto a las relaciones, se parte de la pregunta ¿dónde reside la
personalidad? En la racionalidad (moral y prudencial) según Rawls/Kant;
pero para las capacidades en la razón y la animalidad. Es necesario incluir
en la concepción política de las personas un reconocimiento de que so-
mos “animales temporales y necesitados”29. Así se integra racionalidad y
sociabilidad/necesidad. Desde esta perspectiva, las relaciones no son sólo
simétricas sino asimétricas y en éstas sigue habiendo reciprocidad y fun-
cionamiento plenamente humano, haciendo eco al principio paulino de la
unidad en la diversidad. Se trata de establecer la prioridad del bien, la fun-
ción del acuerdo, o las cosas buenas, como postula el Evangelio.
Es necesaria, por tanto, una teoría del bien para formular principios
políticos. El soporte para ésta lo postula Nussbaum en las capacidades, las
cuales “no son instrumentales sino formas de hacer efectiva una vida con
dignidad humana en las diferentes áreas de una vida típicamente huma-
na”30. ¿Cuál sería la capacidad mínima de vivencia y actividad compatible
con la dignidad humana? Los aportes de los márgenes de Mateo vistos en la
observación son indicadores y modelos a seguir. Desde la perspectiva ma-
teana, Jesús llama a los pobres al gozo, declara que son felices ahora...La
felicidad no se deriva a los pobres de su infelicidad, ni la gozosa solidaridad
afectiva de Jesús depende de su amor a la infelicidad de los demás…con
vistas a la liberación anunciada e incoactiva de la pobreza”31. La idea es la
de una vida acorde a la dignidad humana, constituida por las capacidades
básicas donde se interrelacionan lo justo y lo bueno. No bastan las ideas del
respeto mutuo y la reciprocidad, sino que se puede lograr un consenso más
allá de las diferencias de tradición y religión (denominada consumo entre-
27
M. Nussbaum Las fronteras de la justicia, 166.
28
“La llegada de Dios es algo bueno. Así piensa Jesús: Dios se acerca porque es
bueno, y es bueno para nosotros que Dios se acerque”, J. Pagola, Jesús…, 96. Esta
ética surge de la convicción de la irrupción del reinado de Dios y de su posibilidad de
manifestar el amor del Padre que él mismo experimenta en su relación filial.
29
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 167.
30
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 169.
31
G. Barbaglio, Jesús, hebreo de Galilea, 281.
320
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32
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 170.
33
M Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 172.
34
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 273.
35
J. Pagola, Jesús…, 194.
321
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seres humanos que persiguen un bien común y que aspiran a una vida co-
mún…”36. Los apoyos de la ‘inteligencia moral’ postuladas por Nussbaum,
son: 1. La dignidad plenamente igual en cualquier lugar. 2. La socialización
humana donde vida con dignidad humana significa en parte una vida co-
mún con otros. 3. Las múltiples necesidades humanas que sugieren que
esta vida común debe hacer algo por todos nosotros; satisfacerlas hasta
no comprometer la dignidad humana por el hambre, la violencia o el trato
desigual en el espacio político. Así: “todos y cada uno de nosotros debemos
producir, y habitar, un mundo moralmente decente, un mundo en el que
todos los seres humanos tengan lo que necesitan para vivir una vida acorde
con la dignidad humana”37.
En Mateo se percibe la diferenciación de los pobres y la multitud como
quienes no se tenían en cuenta socialmente38. G. Theissen emplea el térmi-
no “desarraigo social” para referirse al “abandono del lugar de residencia
que a uno le correspondía por nacimiento, abandono que equivalía a una
ruptura más o menos tajante con normas familiares”39. Desde la perspecti-
va de convivencia, reconocimiento del otro, “se trata, pues, de reflexionar
sobre la dignidad humana y sobre lo que ésta exige”40. ¿Cuáles son los re-
quisitos? Son claros los ejemplos de Mateo en relación con el sentido de
la dignidad humana, más que como un reconocimiento social, como un
don divino propio de toda persona. Otros elementos a tener en cuenta en
la planificación política son: la nutrición, la educación de las facultades, la
protección de la integridad corporal, la libertad de expresión y de práctica
religiosa, etc. “Una vida que no contenga estos derechos en una medida
suficiente es una vida tan degradada que no es compatible con los Derechos
Humanos”41. Desde la perspectiva de los evangelios, “en el reino de Dios a
36
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 273.
37
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 274.
38
“… el término “ptochos” designa, por lo general, a los pobres que vivían en el
límite o hasta por debajo del mínimo vital, mientras que “penes” designaba bajo el
sustento propio y el de su familia… También es posible distinguir en hebreo entre
estos dos grupos: los pobres de solemnidad son designados a menudo como “ebjon”,
mientras que para designar a los que son relativamente pobres se usa el término “ani”.
W. Stegemann, Historia social del cristianismo, 130.
39
G. Theissen, El movimiento de Jesús. Historia social de una revolución huma-
na, Sígueme, Salamanca 2005, 140.
40
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 275.
41
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 278.
322
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42
J. Pagola, Jesús…, 197.
43
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 279.
44
G. Theissen, El movimiento de Jesús, 146.
45
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 280.
46
“La mirada penetrante de Jesús está desenmascarando la terrible injusticia de
aquella sociedad. Las clases más poderosas y los estratos más oprimidos parecen per-
323
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Prospectiva
El mayor aprendizaje que nos deja la lectura social del Evangelio de Mateo
se postula en la propuesta de Nussbaum, quien define las diez capacidades
fundamentales del ser humano, las cuales se convierten en un derrotero de
tenecer a la misma sociedad, pero están separados por una barrera casi invisible”, J.
Pagola, Jesús,… 185.
47
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 288.
48
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 293.
49
M. Nussbaum, Las fronteras de la justicia, 318.
324
An.teol. 17.2 (2015) 309-326 / ISSN 0717-4152 El “enfoque de las capacidades”... / J. Y. Triana R.
Bibliografía
50
G. Theissen, El movimiento de Jesús, 135.
51
Francisco I, Laudato Si´, Paulinas, Bogotá 2015, 119.
325
An.teol. 17.2 (2015) 309-326 / ISSN 0717-4152 El “enfoque de las capacidades”... / J. Y. Triana R.
326
An.teol. 17.2 (2015) 327-365 ISSN 0717-4152
Resumen
Palabras clave: Inmaculismo, Patrística, Iglesia latina, Iglesia griega, Pecado ori-
ginal.
1
Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Granada (España), Licencia-
do en Estudios Eclesiásticos, Diplomado en Ciencias de la Educación, miembro del
Grupo de Investigación del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de
Granada HUM-362 Corpus de retablos y portadas en Granada y provincia, Jefe de
Estudios del CEIP “La Paz” de Montefrío (Granada). Correo electrónico: pepeinado@
hotmail.com
2
J. A. Peinado, Controversia teológica. Devoción popular. Expresión plástica.
La Inmaculada Concepción en Granada, Universidad de Granada, Granada 2012,
121-164, http://0-hera.ugr.es.adrastea.ugr.es/tesisugr/2009937x.pdf, citado 15 julio
2015.
327
An.teol. 17.2 (2015) 327-365 / ISSN 0717-4152 Las primeras referencias... / J. A. Peinado G.
Abstract
The development of the so-called immaculist controversy has its origin in the apoc-
ryphal Gospels, specifically in the Protoevangelium of Santiago. Although all the
problems will have its climax in the middle ages, with reference to the writings of
San Agustin, and having as main protagonists to Saint Thomas of Aquino and Duns
Scoto, indeed along the traffic that goes from the first centuries of Christianity until
the twelfth century, we will be finding mild references that serve as props to explain
the conceptionist belief. In this article we intend to remove the main brush strokes
immaculists, which served to strengthen that, during this time, a rather unknown, to
ultimately end up becoming the dogma of the immaculate conception of the Virgin.
Así pues, como hemos mencionado ya, las primeras alusiones sobre un ori-
gen extraordinario y santo de la Virgen, las hallamos en un antiguo texto
del siglo II, denominado el Protoevangelio de Santiago4. En él se narra
cómo la madre de María, Ana, la concibió sin intervención de un hombre,
ya que su marido, Joaquín, estaba en el desierto.
El padre de la Virgen era un personaje rico y llevaba al Señor sus ofren-
das de forma generosa (el doble de lo requerido). Pero, el gran día del Se-
ñor se le prohíbe presentarlos por no tener hijos. Esto le sumió en una
gran tristeza y se marcha al desierto. Allí ayunó durante cuarenta días y
cuarenta noches para obtener el favor de Dios. Asimismo, Ana, su esposa,
se lamentaba llorando por su esterilidad y por la marcha de Joaquín. En
esto, un ángel se le apareció y le prometió que concebiría y daría a luz. Ana
3
Para este apartado ha sido imprescindible la consulta de G. Pons, Textos ma-
rianos de los primeros siglos, Ciudad Nueva, Madrid 1994; G. Alastruey, Tratado de
la Virgen Santísima, B.A.C., Madrid 1956; M. Jugie, L´Immaculée Conception dans
l´Écriture Sainte et dans la tradition orientale, Academia Mariana, Roma 1952; J.
Mir y Noguera, La Inmaculada Concepción, Hermanos Sáenz de Jubera Editores,
Madrid 1905.
4
A. De Santos Otero, “Protoevangelio de Santiago”, en: A. De Santos Otero, Los
Evangelios apócrifos, B.A.C., Madrid 2006, 59-61. Aldama lo fecha entre el 130 y el
200; cfr.: J. A. Aldama, “El Protoevangelio de Santiago y sus problemas”, Ephemeri-
des Mariologicae 12 (1962), 126.
328
An.teol. 17.2 (2015) 327-365 / ISSN 0717-4152 Las primeras referencias... / J. A. Peinado G.
5
A. De Santos Otero, “Protoevangelio…”, 79-82.
6
A. De Santos Otero, “Protoevangelio…”, 62.
7
S. De Fiores, “Inmaculada”, en: S. De Fiores - S. Meo, Nuevo Diccionario de Ma-
riología, Ediciones Paulinas, Madrid 1988, 912.
8
R. Laurentin, Maria nella storia della salvezza, Marietti, Turín 1972, 139.
9
J. C. R. García, Mariología, B.A.C., Madrid 1999, 169-170; J. L. Bastero De Elei-
zalde, María, Madre del Redentor, Eunsa, Pamplona 1995, 235-236.
329
An.teol. 17.2 (2015) 327-365 / ISSN 0717-4152 Las primeras referencias... / J. A. Peinado G.
10
A. Villamonte, “Los inicios de la teología de la Inmaculada”, Efhemerides Ma-
riologicae 40 (1990), 197.
11
San Epifanio, Patrología Griega [PG] 42, col. 747; San Bernardo, Patrología
Latina [PL] 182, cols. 332-336.
12
Para esta parte, consultar: R. Laurentin- S. De Fiores, “Nueva Eva”, en: Nuevo
Diccionario de Mariología,1474-1479, J. L. Bastero De Eleizalde , María, Madre del
Redentor…, 40-43; C. Pozo, María, nueva Eva, B.A.C., Madrid 2005, 347-354; J.C.R.
García, Mariología…, 205-214; D. Fernández, María en la historia de la salvación,
Publicaciones Claretianas, Madrid 1999, 119-125; M. Ponce, María, Madre del Re-
dentor y Madre de la Iglesia, Grafisur, Badajoz 1995, 339-347; G. Girones, “María,
comparada con Eva en el Nuevo Testamento”, Efhemerides Mariologicae 29 (1979)
279-284; L. F. Mateo Seco, “María, Nueva Eva, y su colaboración en la redención se-
gún los Padres”, Estudios Marianos 50 (1985) 53-58; L. Díez, “Eva-María y la mujer”,
Estudios Marianos 62 (1996), 133-140. Imprescindibles son las obras de J. A. Aldama,
María en la patrística de los siglos I y II, B.A.C., Madrid 1970, 264-317.
13
C. Pozo, María, nueva Eva…, 349; E. Romero, “El paralelismo Eva-María en la
primera teología cristiana”, Estudios Marianos 64 (1998) 159.
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Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la
condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la
justificación que da la vida. En efecto, así como por la desobediencia de
un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la
obediencia de uno solo todos serán constituidos justos14.
Junto a esto, Cristo es llamado en 1Co 15, 45 “el último Adán”. Así pues,
de igual modo que Jesucristo es comparado con Adán, a María se la va a
asimilar con Eva, la “Nueva Eva”. Esta idea viene a expresar una verdadera
cooperación de María en la obra de la salvación.
Unas incipientes pinceladas sobre el tema las hallamos en los evangelios
apócrifos, en concreto en el Evangelio de Felipe, donde se dice lo siguiente:
Adán debe su origen a dos vírgenes: esto es, al Espíritu y a la tierra vir-
gen. Por eso nació Cristo de una Virgen, para reparar la caída que tuvo
lugar al principio15.
… y sabemos, por otra parte, que (Jesús) nació de la virgen como hom-
bre, a fin de que por el mismo camino que tuvo principio la desobedien-
cia de la serpiente, por ése también fuera destruida. Porque Eva, cuando
aún era virgen e incorrupta, habiendo concebido la palabra que le dijo la
serpiente, dio a luz la desobediencia y la muerte, pero María, la virgen,
concibió fe y gozo cuando el ángel Gabriel le dio la buena noticia de que
el Espíritu del Señor vendría sobre ella y que la virtud del Altísimo la
cobijaría con su sombra, por lo cual lo nacido de ella, santo, sería Hijo
de Dios17.
14
Rm. 5, 18s.
15
A. De Santos Otero, “Evangelio de Felipe”, en: Los Evangelios apócrifos…, 403.
16
Un amplio estudio sobre este tema en San Justino y en San Ireneo lo encontra-
mos en: E. Romero, “El paralelismo Eva-María…”, 157-176.
17
San Justino, PG 6, cols. 709-712.
331
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18
J. L. Bastero De Eleizalde, María, Madre del Redentor…, 41.
19
Ef. 1, 9s.
20
J.C.R. García, Mariología…, 205.
21
R. Laurentin- S. De Fiores, “Nueva Eva”, en: Nuevo Diccionario de Mariolo-
gía…, 1476.
22
Este concepto lo explica gráficamente de este modo: “De hecho, lo que ha sido
atado no puede ser desatado si no se recorren en sentido inverso los pliegues del
nudo, de modo que los primeros pliegues queden desatados gracias a los segundos
y, a la inversa, los segundos liberen a los primeros, por lo que resulta que el primer
nudo es desatado por el segundo y el segundo nudo sirve para desatar el primero”.
San Ireneo de Lyon, PG 7, col. 959.
332
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23
San Ireneo de Lyon, cols. 958-960.
24
R. Laurentin - S. De Fiores, “Nueva Eva”, en: Nuevo Diccionario de Mariolo-
gía…, 1477.
25
Tertuliano, PL 2, cols. 827-828.
26
San Efrén, “Himnos sobre la Iglesia”, en: Corpus Scriptorum Christianorum
Orientalium, Secretariat du CorpusSCO, Lovaina 1960, 90.
333
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–San Ambrosio († 397) en este texto acentúa la dicotomía entre las dos
mujeres. Igualmente toca el tema de la cruz como fruto de redención:
Si el mal nos vino por una mujer, por otra mujer nos vino asimismo el
bien; por Eva caímos, por María estamos de pie; por Eva postrados, por
María levantados; por Eva sometidos a la esclavitud, por María libera-
dos. Eva nos arrebató la perpetuidad, María nos la restituyó; Eva hizo
que nos condenáramos por la fruta del árbol, María nos absolvió por el
don del árbol; porque también Cristo estuvo pendiente, como un fruto,
en el árbol de la cruz29.
27
Zenón De Verona, PL 11, col. 278.
28
San Gregorio de Nisa, PG 46, col. 1147.
29
San Ambrosio, PL 17, col. 715.
334
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30
San Epifanio de Salamina, PG 42, col. 727.
31
San Fulgencio de Ruspe, PL 65, col. 728.
32
Aurelio Prudencio, “Cathemerinon”, en: Aurelio Prudencio, Obras completas,
B.A.C., Madrid 1940, 43.
335
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33
J.C.R. García, Mariología..., 253-259, S. De Fiores, “Inmaculada”, en: Nuevo
Diccionario de Mariología…, 914-915; D. Fernández, María en la historia…, 359-363.
34
J.C.R. García, “La Panaghía”, Ephemerides Mariologicae 64 (1994) 226.
35
J.C.R. García, 224.
336
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36
D. Fernández, María en la historia…, 360-361.
37
J. C. R. García, “La Panaghía…”, 230.
38
J. C. R. García, 223.
39
J. C. R. García, 227, 239.
40
Orígenes, PG 13, col. 1845.
41
Anfiloquio De Iconio, PG 39, col. 58.
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Entre los textos más antiguos de la tradición griega encontramos uno del ya
citado San Ireneo de Lyon († 200). De forma indirecta alude a la pureza de
María, como don realizado por Dios en ella:
42
San Cirilo de Alejandría, PG 74, col. 662.
43
Timoteo de Jerusalén, PG 86, cols. 247-250.
44
San Juan Crisóstomo, PG 57, col. 464.
338
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45
San Ireneo de Lyon, PG 7, col. 1080.
46
San Hipólito, PG 10, cols. 863-866.
47
San Efrén, “Carmina nisibena”, en: Corpus Scriptorum Christianorum Orien-
talium, Lovaina 1961, 76.
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la vida y se levantó del sepulcro, ya que por sus enemigos había sido
sepultado en el Sheol48.
48
San Efrén, “Carmina Soghita”, en: Corpus Scriptorum Christianorum Orienta-
lium, Lovaina 1959, 185.
49
M. Garrido, “Culto y veneración a la madre de Jesús en la primitiva Iglesia”,
Estudios Marianos 36 (1972) 57.
50
San Atanasio, PG 25, col. 110.
51
San Gregorio Nacianceno, PG 36, col. 326.
340
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aquí dos textos muy interesantes de San Gregorio de Nisa († 392) y de Rá-
bula de Edesa († 435). El último de ellos, más elaborado, une poéticamente
la impecabilidad de la Madre de Dios con la metáfora de la zarza ardiente:
Rábula De Edesa, “De divina maternitate: Mariam esse totius orbis thesaurum”.
53
“De Mariae virginitate per rubum praesignata”, en: Corpus Marianum Patristicum,
V, Burgos 1981, nºs 5059, 5060.
341
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54
San Cirilo de Alejandría, PG 77, col. 1031.
55
Teodoto de Ancira, PG 77, col. 1394.
56
Teodoto de Ancira, col. 758.
57
Teodoto de Ancira, col. 754.
342
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De las palabras más hermosas que la patrística dedica a María, sin duda
hemos de destacar las de Hesiquio de Jerusalén († 451). Indudablemente
están dotadas de una literatura e imágenes magistrales:
58
Teodoto de Ancira, col. 722.
59
Hesiquio De Jerusalén, PG 93, col. 1463.
60
Hesiquio De Jerusalén, col. 1463.
61
Hesiquio De Jerusalén, col. 1462.
343
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Por eso, junto con todas las generaciones te proclamamos a ti sola bien-
aventurada entre las mujeres. En efecto, ni el sol te ha quemado con sus
llamas de voluptuosidad, ni te ha dañado la luna con la fuerza que de ella
emana por la noche, puesto que tú no has dejado que resbalara tu pie
(Sal. 120, 3), o sea tu alma; antes bien, apoyándote firmemente sobre la
piedra, has permanecido invicta. Te ha guardado el Señor, ya que es el
único que ha entrado dentro de ti y de ti ha salido, dejándote cerrada y
sellada perpetuamente. Te saludo, pues, a ti que eres a la vez madre y
virgen, alimento de vida y fuente de inmortalidad, pues de ti ha venido
Aquel que ha aniquilado la corrupción y ha destruido la muerte63.
Ella (María) nace pura e inmaculada como los querubines; ella fue plas-
mada de arcilla pura e incontaminada. En efecto, cuando aún estaba
en germen dentro de su padre Joaquín, su madre Ana recibió el anun-
cio de un ángel santo que le dijo: Tu posteridad será célebre en todo el
universo. Por eso Ana la presentó al Señor y durante todo el tiempo de
su permanencia la Virgen estaba junto al rey Cristo, a su derecha, con
un vestido tejido de oro, a modo de una aparición resplandeciente de
62
Crísipo De Jerusalén, Patrología Oriental [PO] 19, 336.
63
Anastasio De Antioquía, PG 89, col. 1378.
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gracia, de acuerdo con estas palabras del profeta: ʽEscucha hija, mira,
inclina tu oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre; el rey se prendó de
tu belleza. Él es tu Señor; póstrate ante élʼ (Sal. 44, 11s.)64.
64
Teotecno De Livia, “Encomium Assumptionis sanctae Deiparae”, en: Corpus
Marianum Patristicum, IV/2, 372-373.
65
Teotecno De Livia, 374.
66
Antioco Estrategio, “Homilia XXI”, en: Corpus Marianum Patristicum, IV/2,
406-407.
67
Juan De Tesalónica, PO 19, 378.
345
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68
Juan De Tesalónica, 403.
69
Sofronio De Jerusalén, PG 87, col. 3159.
70
San Germán De Constantinopla, “Homilía de la Anunciación”, en: Biblioteca Pa-
trística, 13, Ciudad Nueva, Madrid 2001, 79.
71
San Germán De Constantinopla, 100-101.
72
San Germán De Constantinopla, “Homilía I sobre la Entrada de la Madre de
Dios”, en: Biblioteca Patrística, 2, Ciudad Nueva, Madrid 2001, 45.
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sísima, copa que proporciona una suma felicidad, fuente que mana sin
cesar, virgen fecunda y madre intacta, joya de pureza y ornamento de
santidad73.
San Andrés de Creta († 740) enlaza en sus textos el pecado de Adán con
la santidad y pureza de la Virgen. A la vez que utiliza el término de “inma-
culada”, reinterpreta, usando el símil del barro, la teoría sobre la “recircu-
lación” ya vista en Ireneo de Lyon:
73
San Germán De Constantinopla, 62-63.
74
San Germán De Constantinopla, “Carta de San Germán a Juan obispo de Sinada”,
en: Biblioteca Patrística, 13, 158.
75
San Andrés De Creta, PG 97, cols. 814-815.
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¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que salió una descendencia ab-
solutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a
poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura y,
después que estuvo formada, fue dada a luz!79
76
San Andrés De Creta, col. 875.
77
San Andrés De Creta, col. 895.
78
San Andrés De Creta, cols. 1310-1311.
79
San Juan Damasceno, PG 96, col. 663.
80
San Tarasio, PG 98, col. 1498.
348
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81
J.C.R. García, Mariología..., 259-260; D. Fernández, María en la historia…,
363-364.
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Uno de los grandes Padres de la Iglesia latina es, sin duda, San Jeróni-
mo († 420). De manera muy sutil escribe acerca de la santidad de María,
haciendo uso de una literatura exquisita:
ʽSaldrá una vara de la raíz de Jesé y una flor brotará de su raízʼ. La vara
es la Madre del Señor, sencilla, pura, sincera, sin germen alguno que se
le pegara de fuera y, a semejanza de Dios, fecunda por sí sola83.
Bienaventurada la que sola entre todos los hombres mereció oír: encon-
traste gracia. ¿Cuánta? Cuanta había dicho más arriba: plena84.
San Jerónimo, “Carta XXII. A Eustoquia”, en: Cartas de San Jerónimo, I, B.A.C.,
83
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Entre los hijos de los hombres, sólo Jesucristo vino al mundo sin peca-
do, porque sólo Él fue concebido sin la contaminación de la concupis-
cencia de la carne86.
86
San León Magno, PL 54, col. 211.
87
San Fulgencio De Ruspe, PL 65, col. 728.
88
San Fulgencio De Ruspe, col. 458.
89
San Leandro, Regla de San Leandro, B.A.C., Madrid 1971, 27-28.
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Cristal, ámbar, oro, púrpura, esmeralda, cándida perla, allí a donde lle-
ga el resplandor de tu hermosura quedan envilecidos los más preciosos
metales. La nieve es vencida por tu blancura inmaculada, el sol sobre-
pujado por la hermosura de tu cabellera; sus rayos, oh Virgen, palidecen
frente a tu belleza; el brillo del rubí se apaga y el resplandor del lucero
del alba queda oscurecido ante ti que en todo momento aventajas a los
astros del firmamento90.
Por su forma externa esta nube marchaba ciertamente delante de los hi-
jos de Israel; mas, según su sentido interior, significaba al Señor Jesús,
quien, como dice Isaías, vendrá en una nube ligera, es decir, en la Virgen
María que, por su herencia de Eva, era una nube; pero, por la integridad
de su virginidad, fue ligera. Fue ligera, porque no buscaba agradar a
ningún hombre, sino a Dios; fue ligera, porque no concibió en pecado,
sino por la intervención del Espíritu Santo92.
90
Venancio Fortunato, PL 88, col. 281.
91
San Ildefonso, “Sermón II de la Asunción de Nuestra Señora”, en: Sermones
sobre la Santísima Virgen María, Imprenta de Carruez, Lérida 1874, 47-48.
92
San Ambrosio, PL 15, col. 1318.
352
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93
S. De Fiores, “Teología de la Inmaculada Concepción”, Ephemerides Mariologi-
cae 35 (1985) 301; D. Fernández, María en la historia…, 364.
353
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tuvo cierta ambigüedad con respecto a María en esta materia. Por un lado,
pretende exceptuar a la Virgen del pecado, mas en algún texto se observa
cierta vaguedad.
Al comentar los privilegios de ésta, declara de manera vehemente que
María estuvo alejada del pecado afirmando lo siguiente:
94
San Agustín, PL 44, col. 267.
354
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bre puede lograrlo solo. A esta teoría se opondrá fuertemente San Agustín,
gran defensor de la gracia como don de Dios95.
Ese voluntarismo, por el cual Pelagio defendía que la persona podía
alcanzar las metas más altas de santidad, sin necesidad de una ayuda ex-
traordinaria de la gracia divina, lo plasma del siguiente modo:
Para San Agustín nadie, excepto Cristo, está libre del pecado. La huma-
nidad entera está infeccionada del mismo desde la caída de Adán. Todos
formamos parte de esa “masa de pecado”:
95
H. Rondet, “Pelagianismo”, en: Sacramentum Mundi, V, Barcelona 1974, 379;
J. Pohle, “Pelagius”, en: The Catholic Encyclopedia, XI, New York 1907, 604-608; R.
Hedde - É. Amann, “Pélagianisme”, en: Dictionnaire de Théologie Catholique, XII, Pa-
rís 1933, 683-685; G. De Plinval, “Pelagio e pelagianesimo”, en: Enciclopedia Cattoli-
ca, IX, Cittá del Vaticano 1950, 1071-1077; L. F. Ladaria, Teología del pecado original
y de la gracia, B.A.C., Madrid 2001, 86-91.
96
Pelagio, PL 30, col. 17.
97
San Agustín, PL 40, col. 71.
98
San Agustín, “Réplica a Juliano”, en: Obras completas de San Agustín, Madrid
1984, 816.
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Sólo nació sin pecado aquel a quien engendró la Virgen sin concurso de
varón, no por deseo carnal, sino por obediencia espiritual102.
99
La Tradición y teología cristianas entienden por concupiscencia la inclinación
que el ser humano tiene al pecado y al mal. Dicha tendencia es consecuencia de la
herida provocada en la humanidad por el pecado original. Como afirma el Concilio
de Trento, “procede del pecado y al pecado inclina”. Estos deseos desordenados no
son borrados por el Bautismo. La concupiscencia también es llamada fomes pecatti.
Catecismo de la Iglesia Católica, nºs. 405, 1264 y 2515. También en: E. Denzinger,
El Magisterio de la Iglesia, Herder, Barcelona 1997, 227. En San Agustín, viene a ser
sinónimo de la libido, del acto sexual generador.
100
San Agustín, “El matrimonio cristiano”, en: Obras completas de San Agustín…,
279.
101
“…Tendrías toda la razón para hablar así si el mal de la concupiscencia no se
transmitiera a los hijos. Pero nadie es engendrado sin este mal y nadie puede nacer
sin él. ¿Cómo dices que este mal no se transmite a los hijos, si pasa por ellos?”. San
Agustín, “Réplica a Juliano”, 809. También: “… pues por la generación carnal se con-
trae solamente el pecado de origen”. San Agustín, “Réplica…”, 231.
102
San Agustín, “Réplica…” 285.
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En ese sentido, la lógica del santo de Hipona estaba muy bien confor-
mada, de modo que, en el Occidente latino, la repercusión de su pensa-
miento fue enorme. Sus reflexiones fueron tenidas en cuenta en toda la
teología posterior y su influencia resultó absolutamente decisiva en el de-
sarrollo del dogma.
103
San Agustín, “Réplica 191.
104
San Agustín, “Réplica 181.
105
San Agustín, “Réplica 183.
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Fue así como la Virgen llevó una vida sobrehumana, demostrando que
era digna de la boda con el Esposo celeste, y dando el brillo de su propia
belleza, a nuestra naturaleza deformada, que había corrompido el peca-
do original107.
Jorge de Nicomedia, autor de finales del siglo IX, comenta que la Vir-
gen es portadora de los signos de una pureza sin tacha, centro de todas las
virtudes:
106
San José Himnógrafo, PG 105, col. 994.
107
Fotio, “Homil. In Annuntiat. Deiparae”, en: M. Jugie, L´Immaculée Conception
dans l´Écriture Sainte et dans la tradition orientale, Academia Mariana, Roma 1952,
165.
108
Jorge De Nicomedia, PG 100, col. 1422.
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Ya que aquella cuyo comienzo es santo, santo el fin y santa toda la exis-
tencia109.
De Joaquín y Ana, como sabéis bien, amigos míos, nació ella… Pero ¡oh
mansión purificada, oh libre de toda mancha y pecado! Jamás mujer dio
a luz sin mancha, a excepción de aquella sola hija verdaderamente divi-
na que nació de éstos, dignísimos de ser venerados por nosotros… Esta
es la cumbre de las festividades de la purísima doncella Madre de Dios y
la delineación previa de todas ellas111.
109
Texto citado en: M. Jugie, L´Immaculée Conception…, 178.
110
Nicetas David, PG 105, col. 18.
111
Texto citado en G. Alastruey, Tratado de la Virgen…, 166.
112
Traducción propia del texto citado en: G. Alastruey, Tratado de la Virgen…, 166.
359
An.teol. 17.2 (2015) 327-365 / ISSN 0717-4152 Las primeras referencias... / J. A. Peinado G.
113
Texto citado en: M. Jugie, L´Immaculée Conception…, 190.
114
Texto citado en: M. Jugie, L´Immaculée Conception… 190-200.
115
Pascasio Radberto, PL 120, col. 1372.
360
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116
San Fulberto De Chartres, PL 141, col. 322.
117
San Pedro Damián, PL 144, col. 721.
118
San Bruno, PL 152, col. 1167.
119
Ivo De Chartres, PL 162, col. 570.
120
Ruperto De Deutz, PL 168, col. 841.
361
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Bibliografía
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Notas
Resumen
Abstract
This article presents a very personal and original appreciation of the biblical text of
Lc 9, 10-17. Although it is the only miracle of Jesus told by the four evangelists, we
have chosen the Gospel of St. Luke because of the richness of its content. Modern
editions of the Bible unanimously call this text “the multiplication of the loaves and
fish”. However, thanks to an attentive analysis of the original text, the reader can eas-
ily realize that this title does not show the ultimate, deep sense of these lines, that is,
1
Profesor de griego en Ludwig-Maximilians-Universität en Múnich y Missions-
Seelsorgehelfer (colaborador pastoral) en la Misión Católica Italiana de Múnich. Cor-
reo electrónico: manuelc132@gmail.com
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the messianic revelation of Jesus Christ through His action and not through His word;
the effective sign of this action points to the eschatological banquet of the last days.
Introduzione
2
Ringrazio Alberto Damiani e sr. Cinzia Ficarra per l’aiuto nella correzione della
lingua italiana.
3
Cf. Mt 14, 13-21; Mc 6, 30-44; Gv 6,1-13.
4
Questo dato impedisce ugualmente di pensare ad una diminuzione e ad un au-
mento materiale del pane; detto con altre parole, il miracolo non consiste nello spez-
zare i pani fino a saziare la gente e infine recuperare portentosamente e interamente
i cinque pani.
5
Da una parte, il verbo αὐξάνω ha a che vedere con l’idea di crescita, di incre-
mento, sia del numero che della potenza, della qualità, ecc. Dall’altra parte, il ver-
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È vero però che la parte finale del testo che proponiamo è più proble-
matica di quella iniziale. I versetti 23-27 potrebbero infatti aggiungersi con
molta coerenza a questo lungo brano. Nonostante ciò ritengo che questi
ultimi cinque versetti, che si devono comprendere come una concretizza-
zione del discepolato o una specie di “regolamento” del credente che cerca
di capire l’identità messianica di Gesù, il suo vero volto nascosto (Lc 9, 21-
22)8, possono essere esclusi da questa spiegazione perché non sono di fatto
fondamentali per cogliere l’intenzione ultima dell’evangelista nel racconto
della cosiddetta «moltiplicazione dei pani e dei pesci».
Dopo aver esplicitato le condizioni per la sequela Christi segue il rac-
conto della trasfigurazione di Gesù, un episodio che non è vincolato stret-
tamente al nostro brano, sebbene mostri in un’altra maniera un tratto es-
senziale della persona di Gesù di Nazaret9.
1) Lc 9, 1-6
Questo piccolo brano si potrebbe intitolare «La missione dei Dodici», giac-
ché Gesù riunisce (συγkαλεσάμενος, v. 1) soltanto i Dodici e non tutti i di-
scepoli per la sua prima missione10.
8
Questi due versetti rappresentano la chiave di lettura. Nello sviluppo di questo
articolo si capirà meglio quest’affermazione.
9
In questo caso abbiamo la rivelazione della gloria divina del Figlio di Dio e la
comprensione del Messia come pieno compimento della Legge e dei Profeti.
10
Il carattere dell’altra grande missione, quella dei 72 (cf. Lc 10, 1-16), è molto
diversa.
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discepolo di Cristo, soprattutto colui che è più vicino al Signore –colui che
appartiene al cerchio dei Dodici–, non è solo ´apostolo´, bensì pure ´ipe-
stropo´, se mi si permette inventare questa parola, cioè colui che è disce-
polo di Cristo deve racchiudere in sé stesso la doppia dimensione dell’invio
(´apostolo´) e del ritorno (´ipestropo´) a Gesù, a Lui che è il principio e la
fine, l’alfa e l’omega, il punto di partenza e d’arrivo. Se la nostra missione
non parte da Gesù e non finisce in Gesù non è ´cristiana´. Anzi, bisogna
raccontare a Gesù tutto quello che è stato fatto durante la missione. Che
bello sarebbe se la nostra giornata diventasse missione e se, tornando a
casa, raccontassimo a Gesù tutto ciò che ci è accaduto!
Allora Gesù li prese ´in disparte´ (κατ’ ἰδίαν). Questo ´ritirarsi in di-
sparte´ può simboleggiare perfettamente la preghiera. Di fatto a Lui ap-
partiene l’iniziativa perché è Lui che li prende con sé: è volontà di Gesù
il riposo e la comunicazione personale con Lui stesso. Betsaida, dall’altra
parte, rappresenta la città di Pietro (di suo fratello Andrea e di Filippo), la
culla della Pietra della Chiesa (Gv 1, 44), ma anche la città dell’incredulità
(Lc 10, 13).
Allora οἱ δὲ ὄχλοι γνόντες ἠκολούθησαν αὐτῷ (“Ma le folle lo seppero e
lo seguirono”: Lc 9, 11); questo è il nocciolo della sequela Christi: la cono-
scenza di Gesù comporta un cambiamento, uno scomodarsi e mettersi in
cammino. Gesù risponde chiaramente con l’accoglienza; anzi, Gesù stesso
´compie´ la missione di annunciare il Regno di Dio e di guarire i malati.
Il messaggio del Vangelo allora è chiaro: LA MISSIONE DEI DODICI È LA
STESSA MISSIONE DI GESÙ.
2) Lc 9, 7-9
Qui comincia il senso del nostro brano. Ciò che abbiamo visto fino adesso è
molto importante perché i Dodici, dopo aver agito, tornano dalla missione
alla quale erano stati inviati. È, per così dire, un motivo di praticità narrati-
va. Abbiamo detto che qui inizia a svelarsi il senso più profondo del nostro
testo; di fatto, Lc 9, 10-17 viene racchiuso da una composizione anulare
(vv. 7-9 // 18-20) dove si formula (e si risponde) alla domanda centrale del
Vangelo: CHI È GESÙ?
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Siamo più o meno alla metà del Vangelo di Luca, come abbiamo detto
all’inizio del nostro commento. Qui si pone la domanda centrale e trascen-
dentale su chi sia Gesù, vale a dire, sull’identità del Nazareno. Scoprendo
chi è lui, scopro me stesso: se Lui è il Messia, allora io divento discepolo;
altrimenti, non entro nella comunità dei credenti. Il brano diventa così una
domanda sull’identità di Gesù ma diventa anche, e questo è molto impor-
tante, un’opportunità di scoprire la mia identità.
Dobbiamo allora confrontare oppure inserire i due brani che racchiu-
dono il nostro testo in un anello (Ringkomposition) per capire bene quali
sono i tratti salienti della domanda e della risposta sull’essere più profondo
di Gesù di Nazaret.
Lc 9, 7-10 è centrato sulla figura del re Erode Antipa, uomo incredulo
e assassino pieno di scrupoli, figlio d’Erode il Grande, incredulo e assassi-
no senza scrupoli. Siamo nella voragine della diffidenza e della falsità; Lc
9, 18-20 ha invece come protagonista proprio Gesù e i suoi discepoli. In
entrambi i brani si trova la domanda decisiva che ogni discepolo, soprat-
tutto nel catecumenato, si fa sulla figura di Gesù: τίς δέ ἐστιν οὗτος πεrὶ οὗ
ἀκούω τοιαῦτα; kαὶ ἐζήτει ἰδεῖν αὐτόν (“Chi è dunque costui, del quale sen-
to dire tali cose?”, Lc 9, 9). In Luca 9,7-10 la domanda la pone Erode dopo
aver sentito parlare gli altri; non è indirizzata particolarmente a nessuno,
forse a lui stesso, forse ´ai suoi´, o forse a qualunque discepolo che legge
questo brano e che sa che anche lui si è posto qualche volta questa doman-
da nella sua vita. Nel brano di chiusura, Lc 9,18-20 questa formulazione
si personalizza perché è Gesù stesso che pone la domanda e la indirizza a
un gruppo preciso di persone: i suoi discepoli; anzi, la domanda si divide
in due parti: la prima, quello che dice la gente di Gesù, dove ancora si può
dare una risposta che non compromette personalmente la propria vita; e
la seconda, quello che dicono i discepoli, cioè ciò che la fede di ciascuno
lo spinge a dichiarare, l’adesione reale o no alla persona di Gesù, circa la
decisione vitale alla quale uno è arrivato. Qui il cuore del discepolo è nudo
davanti al suo Signore.
Tutto quello che è stato detto fino ad ora si può sintetizzare in questo
schema tripartito:
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11
Il contesto della domanda è essenziale, vale a dire, un contesto di solitudine e
di preghiera.
12
Di fatto, Flavio Giuseppe dedica più righe a Giovanni il Battista (Ant. Iud. XVIII,
116-119) che a Gesù (Ant. Iud. XVIII 63-64 [alcuni lo ritengono un’interpolazione cri-
stiana]; XX 200).
374
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3) Lc 9, 10-17
13
In Lc 24, 19 Cleopa, discepolo del Cristo, lo definisce come ἀνὴr πrοφήτης
δυνατὸς ἐν ἔργῳ καὶ λόγῳ| (“un profeta potente in opere e in parole”) prima della
consapevolezza della Risurrezione dei morti.
375
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14
Si noti come in Lc 9 la folla deve andarsene, ma in Lc 24 succede al rovescio:
Gesù è invitato a rimanere.
376
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ma pure insistenza, come in Gv 1, 51. Il senso ultimo dei pani15 e dei pesci16
simboleggia quindi una debolezza estrema, una scarsità di risorse ovvie17.
+ 5.000 = Mille è il numero che indica ´moltissimo´; qui si vuole dire
che la situazione di debolezza è tale che supera qualsiasi più rosea aspet-
tativa.
+ 50 = Questo numero ricorda subito la Pentecoste, l’attesa di una spe-
ranza, di un dono che presto si dovrà ricevere.
Poi, i discepoli, non i Dodici, fanno sedere tutti quanti: i Dodici sono
responsabili dell’Eucaristia, ma hanno bisogno sempre di aiuto: ministran-
ti, ministri straordinari, diaconi. In quel momento si arriva al punto cul-
minante del banchetto: λαβὼν δὲ τοὺς πέντε ἄrτους καὶ τοὺς δύο ἰχθύας
ἀναβλέψας εἰς τὸν οὐrανὸν εὐλόγησεν αὐτοὺς kαὶ kατέκλασεν kαὶ ἐδίδου
τοῖς μαθηταῖς παrαθεῖναι τῷ ὄχλῳ (“Allora egli prese i cinque pani e i due
pesci e, levati gli occhi al cielo, li benedisse, li spezzò e li diede ai discepoli
perché li distribuissero alla folla”, Lc 9, 16). Guardando agli altri testi di
15
È ovvio il simbolismo del pane in riferimento all’Eucaristia. In Mt 16, 12 il pane
simboleggia l’insegnamento o la dottrina che si trasmette (inclusa quella dei farisei!).
In Lc 4, 3-4 il pane è la Parola di Vita, senza meno il suo senso materiale; probabil-
mente così deve capirsi pure la frase del Padre Nostro Τὸν ἄrτον ἡμῶν τὸν ἐπιούσιον
δὸς ἡμῖν σήμεrον (“dacci oggi il nostro pane quotidiano”).
16
Non si può dimenticare che in greco ἰχθύς era l’acronimo di GESÙ CRISTO, DI
DIO FIGLIO, SALVATORE. Il simbolo del pesce fu -durante i primi anni del cristianesi-
mo- il simbolo per eccellenza del cristianesimo; la prima croce pubblica come segno
cristiano risale al sec. V e si trova alle porte della Chiesa di Santa Sabina all’Aventino
in Roma.
17
Si deve tenere conto che Luca e Giovani presentano soltanto una moltiplicazione
dei pani e dei pesci, mentre Matteo e Marco ne descrivono due. In questa seconda
descrizione, molto simile a quella precedente come lo racconta Luca, i numeri sono
diversi: 7 pani e alcuni pesciolini. I pesci quindi non sono così importanti, come il
pane, che prende tutta la rilevanza nel testo. Ovviamente il 7 è la somma di 5 e 2, ma
rappresenta la perfezione. Il numero degli uomini (senza contare donne e bimbi) è di
4.000, cioè innumerevoli persone di tutti i quattro punti cardinali, cioè un simbolo
di tutti i popoli della terra. Anche questa seconda moltiplicazione ha un senso mes-
sianico, come dimostrano i testi che la circondano, soprattutto la richiesta dei segni
dei tempi. Marco (8, 14) fa riferimento a tutte e due le moltiplicazioni e insiste nel
domandare se il discepolo-catecumeno è pronto ad accogliere la fede.
+ 5 - 5.000 - 12 à I Dodici hanno il potere, con la loro debolezza, di dare da man-
giare a una realtà che li supera.
+ 7 - 4.000 - 7 à Si dà da mangiare a tutti i popoli della terra perfettamente, a
tutti arriva la perfezione.
--- ----
12 5 à Così si ha un chiasmo perfetto.
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Conclusione
Così come avevo detto all’inizio della mia relazione, se si interpreta il brano
di Lc 9, 10-17 come una pura e semplice moltiplicazione dei pani e dei pesci,
non si coglie il senso profondo e ultimo del testo. Questo testo rappresenta
infatti LA RIVELAZIONE MESSIANICA DI GESÙ TRAMITE L’AZIONE e non
la parola –come accade invece in Lc 9, 20. Nella nostra pericope Gesù è il
Cristo, il Messia, perché è Lui stesso l’ultimo responsabile del segno più
efficace e vivo dei tempi messianici, cioè il banchetto messianico, testimo-
niato e rivelato dalle Sue opere.
Bibliografía
18
Il manoscritto D omette l’espressione kαὶ kατέkλασεν, però suggerisce
πrοσηύξατο kαὶ (“pregò e”); in questa maniera si mantiene il numero di verbi in ao-
risto che rimangono due.
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Resumen
Palabras clave: Trinidad, eclesialidad de la fe, Hans Urs von Balthasar, Iglesia.
Abstract
The article seeks to investigate the Trinitarian dimension of ecclesial faith. From the
ecclesiological consideration of the theology of Vatican II and the Trinitarian and
ecclesial development post-conciliar , it seeks to reflect on some keys that allow us to
recognize that the Trinity is the source and foundation of the Christian faith , both in
their level personal commitment , but especially in its community constitution.
1
Licenciado en Educación y Profesor de Religión y Filosofía por la Universidad
Católica del Maule. Estudiante del Magíster en Teología Fundamental en la Pontificia
Universidad Católica de Chile. Correo electrónico: jpespinosa@uc.cl
381
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1. Introducción
2
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3
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20.
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4
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mental, Pelícano-Palabra, Madrid 1998, 251.
6
F. Ocáriz – A. Blanco, Revelación fe y credibilidad, 263.
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7
F. Ocáriz – A. Blanco, Revelación fe y credibilidad, 273.
8
X. Pikaza “En la fiesta de la Trinidad. Perijóresis, danza amorosa de Dios” en
ttp://blogs.21rs.es/pikaza/2011/06/17/en-la-fiesta-de-la-trinidad-perijoresis-dan-
za-amorosa-de-dios/ [Rescatado el 21/10/15]
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9
C. Casale, El envío. Tema fundamental y estructura formal de la obra de Hans
Urs Von Balthasar, PUC, Santiago de Chile 1997, 198.
10
H. Von Balthasar, Teodramática V, Encuentro, Madrid 1990, 242.
11
H. Von Balthasar, Teodramática V , 242.
385
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12
H. Von Balthasar, Pneuma e Institución. Ensayos teólogicos IV, Encuentro-
Cristiandad, Madrid 2008, 173.
13
C. Casale, El envío, 203.
386
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“la comunidad que refleja el rostro del Amante en el desarrollo más alto
de la rica originalidad de cada uno, en una comunión que es más elevada
que la suma de los dones de cada uno, fuente fecunda de amor y de vida
para todos, potenciación de la capacidad de amar de cada uno”14. Sólo así
la relación Trinidad - comunidad de hombres tendrá un carácter verdade-
ramente eclesial.
14
B. Forte, Trinidad como historia. Ensayo sobre el Dios cristiano, Sígueme, Sa-
lamanca 1988, 180.
15
H. Von Balthasar, Sponsa Verbi. Ensayos teólogicos II, Encuentro-Cristiandad,
Madrid 2001, 47.
387
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bre cree en Dios y Dios cree en el hombre. Ahora ¿por qué Dios puede creer
en el hombre? La respuesta radica en la misma Encarnación, en la que el
Hijo ha asumido de la humanidad identificándose con cada uno de noso-
tros (Cf. GS 22). Este es el centro medular y novedoso de la fe cristiana. La
creación de la persona humana se ha realizado teniendo en vistas a la Per-
sona del Hijo, quien constituye el arquetipo y el ecce homo por excelencia
(Cf. Col 1,15-23).
A partir de esto, abordemos las cuestiones presentadas más arriba. En
primer lugar hemos de sostener que entre Jesús y nosotros hay una dife-
rencia en cuanto a la experiencia de fe y en cuanto a los contenidos, dife-
rencia que no significa que la fe de Jesús y que la fe en Jesús se excluyan,
al contrario se complementan y llevan a su plenitud la experiencia religiosa
del cristianismo. ¿Cuál es pues la diferencia? Balthasar en el cuarto tomo
de la Teodramática sostiene: “la diferencia cualitativa respecto a nuestra fe
radica en que nosotros recibimos nuestra misión tan sólo por haber acce-
dido a la fe, mientras que Jesús tiene y es su misión desde siempre y en esa
misión suya es el que enteramente se entrega y se fía del Padre que le señala
el camino”16. Con esto se llega a la comprensión de que la fe de Jesús no
debe entenderse como adhesión a las verdades reveladas. El sentido de la
fe de Jesús es una entrega confianza al Padre. Esta autoentrega forma parte
de su vida religiosa, de su vida de oración, de su espiritualidad. Él le confía
al Padre su vida y su misión. En Jesús acontece una búsqueda constante de
la voluntad del Padre y de la conformidad de su vida con esa voluntad hasta
manifestar su máxima obediencia en la entrega de la Cruz.
En esta relación armónica entre el Padre y el Hijo manifestada en la ac-
titud contemplativa del engendrado por el que engendra expresa el sentido
de la más auténtica eclesialidad de la fe. La fe de las Personas Divinas es
una comunitaria, dialógica y amorosa. Es obediencia y escucha a la luz de la
misión encomendada. La misión de Jesús es la misión confiada a la Iglesia
esto porque el que envía se sabe también enviado por otro que es distinto
a Él. Esta es la actitud creyente de Jesús, quien es “el que posee con ple-
nitud esta actitud y el que puede darla al que se confía a Él. Cristo ejercita
al hombre judío en la fe, de la cual tiene éste ciertamente un conocimiento
16
H. Von Balthasar, Teodramática IV Encuentro, Madrid 1990, 162-163.
388
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17
H. Von Balthasar, Sponsa Verbi, 56.
18
H. Von Balthasar, Sponsa Verbi, 57.
19
C. Casale, El envío, 108.
389
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20
H. Von Balthasar, Pneuma e Institución, 109
21
H. Von Balthasar, Pneuma e Institución, 110
22
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1977, 299.
390
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(2003) 332-345, 333.
24
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5. Recapitulación
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Reseñas
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Es importante aclarar, tal como fue aclarado en el libro, que cuando se haga re-
ferencia a “medicina” se entenderá la palabra como referencia a todas las áreas de la
salud, vale decir: medicina, enfermería, nutrición, odontología, etc.
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An.teol. 17.2 (2015) 395-398 / ISSN 0717-4152 M. Besio - A. Serani, Sabiduría... / L. Echeverría S.
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An.teol. 17.2 (2015) 395-398 / ISSN 0717-4152 M. Besio - A. Serani, Sabiduría... / L. Echeverría S.
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como ya mencioné, no se pierde el sentido de los temas tratados y en base
a eso al final del libro se llega a una conclusión, que fue, efectivamente, la
esperada y planteada desde el principio.
Otro detalle que no se puede dejar pasar, es que los autores se preocu-
paron de tratar claramente y con buenos ejemplos cada uno de los temas,
sobre todo aquellos relacionados con filosofía, lo cual logra que Sabiduría,
Naturaleza y Enfermedad sea un libro que puede leerlo alguien sin, nece-
sariamente, vastos conocimientos en filosofía, y lo podrá comprender, pues
está todo bien ordenado, explicado y no ocupan demasiado tecnicismo.
Finalmente, quisiera destacar el punto donde se hace mención, que
para estudiar una carrera del área de la salud, sea cual sea, hay que estar
abierto al otro, a la persona, en base a todo lo revisado en el libro, y que si
no es así, no hay razón para seguir ese camino, pues no se podrá entregar
una atención propicia. Así todo lo anterior se vuelve acorde a la idea de
formarse “integralmente como persona en el amor diligente, inteligente y
eficiente por los enfermos y por todas las personas con las que nos corres-
ponde interactuar al interior de ese admirable servicio...” (pp. 181). Idea
que, a mi parecer, es esencial a la hora de formar un profesional de la salud
(si es que no a cualquier profesional) ya que en muchos casos os topamos
con algunos más interesamos en otros ámbitos de su trabajo, que en la
misma persona, la cual, se supone, es lo primordial.
El profesional de la salud está al servicio de la persona, no sólo en cuan-
to enfermo, sino como alguien que necesita ayuda, y por esa razón han de
formarse bajo esta premisa. La idea de un profesional preocupado por el
paciente, es algo que hoy los mismos pacientes esperan y por lo mismo el
contenido de este libro es de suma importancia, pues abre otra perspectiva
de lo que el profesional de la salud debería ser.
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ANALES DE TEOLOGÍA
DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA CONCEPCIÓN
(An.teol.)
ISSN 0717-4152
Una vez que el artículo ha sido aceptado para su publicación se entiende que el au-
tor cede sus derechos a la revista y no puede ser reproducido en otro medio sin que
se cite la fuente. En retribución cada autor recibirá un ejemplar impreso de la revis-
ta, un archivo en formato pdf de su artículo y diez separatas impresas del mismo.
Los textos deben ser acompañados de un resumen en español e inglés, con una
extensión de 10 a 15 líneas, en el que aparezca la tesis central y los argumentos
principales que la sustentan. Además deben indicarse de tres a cinco palabras
clave en español e inglés, que den cuenta de su contenido.
Al final del texto el autor debe indicar la bibliografía completa utilizada. Se
debe indicar: Nombre del autor, comenzando por el apellido, luego el nombre.
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Instrucciones a los autores
Libro:
H. Pino, Introducción a la Biblia hebrea, Sígueme, Salamanca 2005, 89-91.
Artículo:
G. Hentschel - C. Niessen, “Der Bruderkrieg zwischen Israel un Benjamin (Ri
20)”, Biblica 89/1 (2008) 1-16.
Obra en colaboración:
H. Pino, “Una aproximación al concepto de ‘naturaleza’ en Santo Tomás de
Aquino”, en: V. Torres (ed.), La filosofía tomista. Enfoques actuales, San Pa-
blo, Santiago 2005, 350-372.
Voz de diccionario:
H. Pino, “Crítica textual”, en: H. Pino – F. Huerta (dirs.), Diccionario bíblico
manual, BAC, Madrid 1999, 505-510.
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Instrucciones a los autores
mente “bwhebb” para el texto hebreo y “bwgrkl” para el texto griego. Si se usa
otra, debe adjuntarse la fuente utilizada.
Inicial del nombre del autor y apellido en Versales, título del libro en cursi-
va, colección a la cual pertenece la obra entre paréntesis indicando el número;
editorial, ciudad y año, cantidad de páginas, número de ISBN. Así por ejemplo:
4. Envío de textos
Los artículos, notas y reseñas deben ser enviados vía correo electrónico a
analesteologia@ucsc.cl como documento adjunto, en procesador de texto Micro-
soft Word, cualquier versión.
Los artículos serán sometidos a evaluación por dos especialistas externos, con el
sistema de doble ciego siguiendo una pauta de arbitraje que ha sido establecida
por el consejo editorial. Si hubiere discrepancia en el veredicto, se consultará a
un tercer especialista. Cada autor que envíe artículos será informado en detalle
de los resultados de la evaluación en un tiempo no superior a dos meses. El comi-
té editorial decidirá de acuerdo al contenido en que sección serán publicados los
artículos evaluados positivamente.
6. Conflicto de intereses
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Instrucciones a los autores
7. Suscripción y canje
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Esta
publicación,
editada por el
Instituto de Teología de la
Universidad Católica de la Santísima Concepción,
se terminó de imprimir
en el mes de diciembre de 2015,
en los talleres de
Trama Impresores, S.A.,
Hualpén,
Chile
(la que actúa sólo
como impresora).
ISSN 0717-4152 ISSN 0717-4152
ANALES DE
ARTÍCULOS
“El impacto del Concilio Vaticano II según protagonistas de la vida eclesial del
sur de Chile
The impact of the second Vatican Council as protagonists of the ecclesial life of
southern Chile
Tibaldo Zolezzi Cid - Jessica Navarro Navarrete................................................ 209-233
NOTAS
Esegesi della cosiddetta moltiplicazione dei pani e dei pesci (Lc 9, 10-17)
Exegesis of the so-called multiplication of the loves and fish (Lc 9, 10-17)
Manuel Caballero González............................................................................. 367-380
RESEÑAS