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ÉTICA PROFESIONAL
INSTITUTO SUPERIOR DE PROFESORADO Nº60
TRABAJO PRÁCTICO: TEORÍAS ÉTICAS SOBRE LA FELICIDAD
Disfrutando el día a día, de los momentos que nos generan, placer, alegría, paz y
tranquilidad: juntarse a comer con la familia, tomar algo con amigos, jugar al futbol,
reírse, escuchar grupos musicales favoritos, que les vaya bien a nuestros seres
queridos, etc.
2) Como Aristóteles afirmaba, toda actividad tiende a fines, los cuales algunos son
medios para otros y uno solo es el fin último. Podríamos ejemplificar esto como
estudiantes. Nuestras actividades como estudiantes como, leer, cuestionar,
analizar, comparar, desarrollar, claramente son con el fin de poder formarnos
intelectualmente, desarrollar una conciencia histórica-critica con el fin de recibirnos
y conseguir trabajo en las escuelas para poder cubrir nuestros gastos, para
subsistir.
Queda en nuestras manos, del docente, sujeto político, que esta disciplina
científica no sea una mera banalización, o una versión reduccionista que plantee
una predestinación natural de nuestras sociedades. La autorreflexión, según
Giroux, se puede consolidar como una acción social tendiente a facilitar las
condiciones intelectuales y sociales para propiciar relaciones no alienantes y no
opresivas. Esto es importante porque la dominación ya no es ejercida en la
actualidad por coerción física solamente. La dominación ahora es más sutil y
anónima; por ello no siempre se es consciente de que se es dominado.
Para finalizar, queremos cerrar con la idea de que la tarea docente deberá estar
orientada a facilitar la crítica fundamentada, ayudar a concebir las posibilidades de
cambio, la enseñanza de la historia debe realizarse desde el uso de la razón
crítica, no debe caer en esa historia única y enciclopedista, tiene que tener
voluntad transformadora, ese debería ser el fin último como docentes.
3) Luego de analizar el caso en base a la ética aristotélica, la cual afirma que toda
acción humana se realiza en vistas a un fin, y el fin de la acción emprendida por el
hombre es un "instrumento" para conseguir, a su vez, otro fin. Aristóteles nos dice
que la felicidad es el bien último al que aspiran todos los hombres por naturaleza.
Una felicidad que Aristóteles identifica con una vida buena, pero no todos los
hombres tienen la misma concepción de lo que es una vida buena, de la felicidad:
para unos la felicidad consiste en el placer, para otros en las riquezas, para otros
en los honores, etc. Entonces la felicidad consistirá por lo tanto en actuar en
conformidad con la función propia del hombre. Y en la medida en que esa función
se realice, podrá el hombre alcanzar la felicidad. Si sus actos le conducen a
realizar esa función, serán virtuosos; en el caso contrario serán vicios que le
alejarán de su propia naturaleza, de lo que en ella hay de característico o
excelente y, con ello, de la felicidad.
Al final del caso puede verse que en el trabajo de Julia se ponían en juego valores,
que no solo se dan en el ejercicio de su profesión, como por ejemplo todo lo que
respecta a ser justo y equitativo. Pero al tiempo se da cuenta que no era un
conocimiento teórico el que necesitaba para ayudarla a formar un criterio sólido
para tomar las decisiones diarias, la solución fue mostrar en su práctica
cotidianamente dicho conocimiento teórico, que la ayudo para comprender lo que
es justo, piadosos, equitativo, etc., además de aprender a transmitir estas virtudes
a sus hijos si se las mostraba en su prácticas cotidianas, estos las adquirirían e
integrarían en las suyas. Creemos que en el caso de Julia pudo haber alcanzado
la felicidad aristotélica, cumpliendo sus objetivos, tanto en la conformación de una
familia y en su carrera profesional, y logrando el “fin último” según Aristóteles, es
decir, obrando el bien, incorporando en su vida cotidiana valores para hacer el
bien común, y además transfiriendo esas virtudes a sus hijos.
Para el común de la gente el placer está asociado con el cumplir sus más grandes
deseos. Esto obviamente difiere entre cada individuo pero algo que nos
caracteriza a todos es que los placeres, en gran medida, están atravesados por
los bienes materiales y el valor que les es asignado en el mercado. Uno ya no
busca solamente saciar los deseos, sino que lo busca en la abundancia y el
exceso. Epicuro llama a esto como coloración delos placeres: catastemáticos
diversificada. Esta diversificación la considera vacías, no naturales e innecesarios.
En su época eran las coronas y las estatuas, en la actualidad son los bienes
materiales que responden a estereotipos artificialmente creados acerca de lo que
se debe tener para llegar a la felicidad. Como se ve en el capítulo El Debilitador
Social de los simuladores y que el personaje de Diego Peretti nos ejemplifica, y a
los que suscribimos, que expresamos previamente: “De manera que al sistema
capitalista no le conviene que la gente se sienta satisfecha. Si encontráramos una
forma sistematizada para que la gente se sienta más insegura, más fea, más
frustrada, ¿ese vació produciría un incremento en las ventas de todos aquellos
productos que la gente realmente no necesita pero cree que sí necesita?
¿Podríamos decir que a mayor infelicidad, mayor consumo?"
A su vez, Epicuro no solo busca eliminar el miedo a la muerte, sino al miedo que
presupone pensar en ella, sobre todo a las ideas dolorosas que nos hacemos
acerca del destino incierto de nuestras almas, en supuesto caso de que sobreviva
al cuerpo. Por esto, el hecho de eliminar el anhelo de inmortalidad elimina
automáticamente el temor por el destino de nuestras almas. Cuando decimos
ideas dolorosas nos referimos justamente al dolor del alma (angustias, penas)
dado que, si bien no se puede negar la posibilidad del dolor corporal que trae
aparejada la muerte, si se puede evitar el miedo a ese supuesto dolor espiritual.
Por esto no se trata de que la muerte no sea literalmente nada para nosotros, sino
que debemos considerarla de ese modo. Epicuro considera que hay que gozar el
saber que somos mortales, que existimos y vivimos conforme a la vida.
Con lo que respecta a la ética aristotélica, en síntesis es, en primer lugar, una
ética de la felicidad, pero también es una ética de la virtud ya que ésta es el medio
por excelencia para alcanzar la felicidad. Aristóteles afirmará que la actividad más
propia del hombre y la que mayor felicidad le proporciona es la contemplación
teórica: es decir, la sabiduría. Así es como el empirismo ético lo lleva a una
posición adaptable: la felicidad consiste en equilibrar virtud, contemplación y
bienes exteriores. La virtud entonces, se adquiere a través del ejercicio y el hábito,
es decir que para que un hombre se haga justo, es menester que practique la
justicia. Ya que considera que nadie se hace justo por "naturaleza" ni tampoco
resulta suficiente la enseñanza. En la actualidad esto es muy cuestionada, la
justicia, la piedad, etc., por una sociedad que transcurre en una modernidad
líquida, es decir el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores
demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los
cambios ha debilitado los vínculos humanos. En esta sociedad individualista
donde se pierden las virtudes y valores, donde la felicidad esta mas asemejada al
placer y bienes materiales muchas veces innecesarios.