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Boletín Oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia ~ Nueva época"'" Núm. 14 ¡:::: Mayo-Junio 1987
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Remate de la puerta en Seminario Núm. 8, México, D.F. '>.
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Si bien los estudios sobre las funciones y relevancia de esta
propicia la transferencia de recursOs'[uera de la c9munidad, en
institu::ión han sido muy diversos, existe consen~ (exceptuan-
. un- inicio dirigidos aJ!..!gl~sia, y"desp¡¡és de !!lndllpenden:cia" a
dos a Rus y Wasserstrom, 1980) en cuanto a la ubicación de
manos de hacendados y comerclantes. Estos detentadores de
los orígenes del moderno sistema de cargos Y)tPatr9nazgO
pode", ¡ijenos a la comunid~d, son los "que suministran los bie-
inaiv.iClüalLle las fiestas en 10tiñiCios de la época coloniÍll, con . ... t •
-
e~is~ían en comunidacles indígenas de ra;tierra¡ altas en tiem,-
Pos de la Colonia, la jerar~ía cívico-religiosa fu'e báili:amente
~ producto del periodo posteriO.l.,.a la Indepepd~nclii. en el
~10 XIX. ~e esta manera, nos proponem?s abFcill' un largo
periodo -mas o menos cuatro Slglos- trabaJando, en detalle una
cantidad considerable de material histórico. S~ embargo, las
ideas que surjan son más que meros datos históri¡;os, pues afec-
tan directamen te la interpretación del sistema lile cargos con-
temporáneo, Así como la estructura del sistema ha variado con
el tiempo, sus funciones y su manera de articularse con la so-
ciedad en general han cambiado. A la vez que buscamos iden-
tificar un proceso general de cambio, ~traiñOs ~us mani-
3
Al hacer énfasis en los factores internos, tanto Aguirre siStema de cargos" (1981:139). A Friedlander le interesa~
Beltrán (1967) como Dow (1977) sostienen, fr~nte a Harris, menos los aspectos económicos del sistema que los politicos¡
ue los gastos de cargo ritual preservan un sistema de recipro- mismos que en Hueyapan son manejados por los maestros de
4
escuela. En esta versión secularizada de la jerarquía,los santos otros aspectos, empero, disentimos con él. Al aS\lmir que "el
han sido reemplazados por los' hérqes nacionales y ahora fuerzas sistema llamado' tradicio~al 'de fiestas es, con mucho" un arte-
externas del gobierno manipulan'a los indigena~ animando a 'facto del régimen colonial", Greenbefg no hace má~ que repetir
los líderes políticos locales a patrocÜlar fiestas para honrarJas las nociones históricas de Wolf. Má~adel~Ú: presentar~mos un
principales' figuras de la Revolución Mexicana y otras fiestas ejemplo detallado que contradice esta postura. Para ello, 'sin
nacionales. ' embargo, debemos examular brevemente los 'arl!;umentosy evi-
Podría abundarse en ejemplos, pero nos parece claro que dencias a fayor de los antece4en'tes prehispánicos del sistezM.
los actuales tópicos alrededor de la jerarquía cívico-religiosa
parten directamente del debate, aún sin resolver ,de la segunda
¿Antecedentes prehispánicos?
generación entre Wolf y Nash por un lado (modelb-demeca-
nismo de defensa), y Harris por el otrO(modelodeexpropia- <'
"
s
integración territorial en el Periodo Clásico, al escoger en las ~entes de la sociedad azteca, en su maroría no c,onstituyen más"
que los dispositivos de ~eclutamiento y exclusifm, presentes en, .
aldeas hombres d~ ciertos linajes y rotarlos en puestos sacerdo-
cualquiera de las instituciones sociales Jerárquicas q\le IoIno'esperal¡..¡
tales en los cen tras ceremoniales. eÍlcontrar en toda sociedad estratificada. '
Otros, de manera un tanto distinta, se han Valido del siste-
ma de cargos de Zinacantán para explicar algunos aspectos de Aun si ignoramos la crítica de Price:y acc::ptarnos el análisis
la sociedad maya del Clásico. Por ejemplo, William Rathje (1970) de Carrasco sobre las comunielades de tipo estatal, cm el Altipla-
propone un modelo, diacrpnico para dicho periodo. La riqueza no Central, resulta' elifícil extender la gC,llleralizaci6n a Meso-
Goma prerrequisito para alcanzar los cargos más altos hoy ~n américa, o incluso, a otras regiones ele! Altiplano. ~ ~os estlldios
día en Zinacantán podría explicar, en una pro)o¡ección al pasa.- etnohistóricos qe las do~ últimas elécada.l..ha.J;!-~ost¡,agO que
do, el desarrollo de las élites de los centros ceremoniales entre la'=;'Ol'ganización_so.ciOPOl-ític~~prehispj~ca~J!llfchil'S"'IeiioIi'iS
los mayas del Clásico, Con un método distinto, Bárbara Price era~'1'adicalmente::--distint'l del ...!'moclelo azteca'.!...~Dos, factores'
(1974) aplicó el modelo de expropiación de l-Jarris a.los mayas clave e~ elan~'é1e Cap.-a,§co:"la,étiv~sidadJtl-~aQ,.9i;,de=esu:a~
del Periodo Clásico. En su opinión I tificación y la m,oviliclad sociaJ,- párecen haber si4Q;m~yores de
I lo que suponíamos. Tomando' una sola regi6n,la'4e Oa,xaca, en-
la función ecosistémica del sistema de cargos es la de regular la contramos que en 1519 e,xisdan nO'!!p'le~_cijf~rell:lias Cf1 CUiij~
competencia entre las clases y dentro de ellas, as( como transferir
la energía de los productores a los consumidores (Pr/ce, 1974:459),
a ~o-!!!elejidad_~e la eS!rª.tffica.~i~n,;llo,Clil",:.y:la.~entraU;a.ción
plitica -del pO.eler~entr~¿o~,h.a.bi~tés:-g:l_Vau~~Oaxaca.la'
, I ' MiXteca Alta. la C¡µiada Cuicateca y la Sierra Zapoteca (Chan-
Dado que la sociedad maya de finales del ~eriodo Clásico
ce, en prensa). Aun el Valle de Oaxaca, la regi6p con maYQr
se caracterizaba tanto p'or un "máximo de po1;llación" como
estratificación, distaba mucho de alcanzar la complejidad el)-
pm un "máximo de estratificación social", Price concluye que
contrada en el Valle de México. De hecho, resul~a clif!cil a!if-
muchas de las funciones asumidas por el sist~ma de cargos
mar que las "escalas ele inéritos" propuestas por Carraaco
maya contemporáneo·"muy bien pudieron hab~r sido necésa-
existían en absoluto en Oaxa,ca antes ele la Conquista. Entr,e
rias a finales del Periodo Clásico maya" (1974 :4~ 9, 461).
los mixtecos y zapotecas elel Valle exis.tía una escal~ de stat4s
Carrasco es el único estudioso que empren~e una recons-
a los que se po<1ía aspirar, pero el proceelimiento en gemera! no
trucción histórica directa de los antecedentes prehispánicos
había llegado a un' nivel tan alto como en el territoriq náhuatl
del sistema; sin embargo, los antecedentes polÍticos que pre-
central (Spores, 1976:~16-218;.WhitecQ.,ttoni 1977:142-148)'\
senta se antojan demasiado generales: Su argum~nto central es
No es posible establecer h.,pt~q'~~uIU.0,...e!!.tas.diferen~s
que la sociedad azteca contabª con mecan~mos para alcanzar
r~g-iE>nales -cQntribuyercQn=-a;:la:-fo~i01Fde;:la$~jerarq u,ías cí,º,-
puestos políticos y sacerdo"tares, yque los prinqipios estructu-
,cQ"reli8iOsis-=-p~SteI.!ores"a..:'laConquista';-- Sin embargo, -ªe ~
rales del "sistema escalonado" en el cual se basa~an estos logros
~o~ttado- que-laniifél"eficlas encu'iñt~ Í"complejidad-cQ,Inj> -
se, preservaron bajo la forma del sistema de cargos, después de
f' " ia~~ d~t~q~Xa:c~,Ju':ron-factor~s imp_ortantes para dt
la conquista española (Carrasco, ,1961 :494). E~pe!o,~w~y_a
terminar las v~nte~de~ra-~ocieQ.~d c.Ol.Onial.indígen~:(Cl1,anci,
lo ha señalado Price, estos antecedentes son_fairgenerales que
'!!!!""~ ~~- _;or" ..., -
en prensa): De hecho, las comunidades ~iihuas elel territotif,
-c._t-----en ¡;IBM~'. central, populosas },' con un alto grado ele estratificaci6n er¡m.
-podr.íaMP.licar,¡¡e..a:eu-a.lquierj;,pTom~oción..60rpOi~tI;a
.. hacia fines del PeriodQ!o~tc]á~.J.!t~ic,!S con..!.espectQa!rest~
Carrasco [. , .1 no cuenta con bases firmes para identificar y clasifi-
q~e§ga~mé~a.):Iabia-n.. alcan~~O\1p.,Alt~u:E~r~e_ cQIA2.~ejida~
car los rasgos precolombinos relevantes para la reconstrucci6n del
desarrollo de la organización social coICmial y postcolonial en la'
soetal que con gécuencJa. ~a_llmtadº-;-pero' caSl nunca liual~-
región central de México. Los antecedentes que propone, proce- do, por comunidades de otras regiones.~
En su modelo, Carrasco tomó en cuenta los posip.les cam- También se le critica a,1a hipótesis de VO¡t que carece de
bios complejos en el sistema de cargos mesoamericanos a partir bases teóricas lo sufic,ientement~ amplias para justüic~ que el
de 1519, pero no aclara la diversidad regional que ev;id¡mt:e~ caso del Zinacantál}, moderno se use para comprender, por
mente se daba delltro de Mesoamérica. Su modelo, tamppcó ejemplo, al/antiguo, Tika,t La inteiI'aci~m territorial de aldeas y
nos convence de la irrelevancia de las consideraciones regiona': centros ceremo~i!les sería, sin;dud,a"un elemento de tal,teoría.
~es. Nos deja sin guías claras para estUdios posteriores. ¿Hemos pero qu~d,a sinresolveda cuestión de la funci61l del sistema de
de buscar, en el trabajo de archivo los "antecedentes" q~e expu,,\:, cargos como me.canismo de G..!!~~WbJ;U,:ión en la cq~unidad, de
uen el Slstema de cargos etl todas las region,es .de Mesoaméric~ \1, ~~~iac.!6!!.,. J ~ de~.l!~ -PO."Ptra-l~s ,;-~~lo~ªdo~s ~xtrJ:ftQs...
entre todos los grupos étnicos? O bien, ¿es necesario com,. ¿Se~u-édenooocaplicar~estas-1ñstanci4s-alos mayas del Perlodo
~omet~rnos en u.n esfuerzo más general,h~Ciend,ocomparal~ I C:lásico?P~ic~ (I974) res,ponde a .es~~PJ'C. gunta ~ avalar exp~í-
ClOnes mterculturales y desa,rrollando teorlas? .A,bordaremo!¡~' cltamente el modelo de exprop~clon de: HarrlS (1964). Sm
'esta cuestión más 'adelante. " I embargo, como ya hemos vis,to, la infoP'llación eq¡oiláfic1Ls610
La búsqueda de antecedentes prehispánicos para el'sistema ofrece apoyo limitlj.do a este modelo (Greenbe¡-g, 1981). Más
de cargos entre los mayas presenta düicultad\ls de otro tipo. adelante propond¡-elJlos que el modelo dee;x.pfOpiaciónse aplica
En este caso no se trata' de distinguir "anteceden~es" indígenas mejor a situacione.s 'colonill1es, perdien~o en gr~ medida su
específicos, sino de compro bar la hipótesis de que los mayas cu;ilidacl expliCativa alaplicar¡¡c;la otras condic~onCB. !
del Clásico contaban cO~,IDl_~.tema..d,e c~~~!!!pleJ~ •.':''I>ll- No obstante 10 anterior; comcidimos con Price al conside-
r~cido en algp" al sistema· religioso actual de Zinacantáµ::Esta rar que ~na.J~ofÍ~~n.er.al~spl:!{,~ ~j:~~e:. ;W:i~S~sea est;.
a.proximación obliga a usar la analogía etnográfica para jnter- pre4ispáU¡co, ·colonial. o contemporáneo .....del:!e"basar~ en
pretar los restos arqueológicos; pero el análisis de los aspectos ',e~tUd!~omtra,talfyós~n 10'qüi a' fa ·ép()~antéilOri la Coñ-
fundamentales sobre los mayas del Clásico rebasa los límites de quista'se refiere; cfeemós que una ,comparll.ciónjntercultural y
este trabajo. Aun así, distinguimos muchos puntos ,débiles en una base teórica resultaráll más provechosas qu~ la búsqueda
los dos extremos de la analogía. Por eJemplo,¡Ruz Lhuillierempírica exhaustiva de '''antecedentes~1 en' archivos y zonas
(1964) y Haviland (1966) han criticado la hipótesis original de arCl~co16gicas.'En nuestra opinión, el' co~unto de ,material
Vogt, Ambos señalan que la sociedad maya del Periodo Clásico necesario para llevar a cabo tal obra no será fácil de obtener.
e~a~st~tifÜ;ada de_m,asiado~dgidam.efíte66mo "Para_permittr Como dice Price (1974:462),10 que hace falta es:
el fu~ncioruiiT.lÍeñto-
deUn sis.teina_de~cargºs ~ÓtativOsCo~l .
que sugiere Vogt. 'Por ~tro lado, la ,obra reci~nte ae-Rus y una descripción comparativa más amplia de las ~stituciones que
Wasserstrori1(19'85)~obre la historia del sistema de cargos en operan en diversas sociedades campesinas y que hacen las voces del
Zinacantán, cuestiona la pertinencia de usar la analogía etno- sistema de car¡os mesoamericano. i
Cofradías colonlaIes
cionales representan estructuras que han perm,anecido sin contribuciones, personales de los xníembro,s principales de la
cambio durante largo tiempo. En el caso-llue ños ocupa, dado cofradía (el mayordomo· y _el prioste); 2) mediante contribu-
que las cofradías o hermandades católicas seculares, fueron ciones personiiles de t9do~~los miembros de la cofradía; 3) me-
introducidas por sacerdotes españoles después de la conquista diante contribúcione~' de todas la~,iamillas de la comunidad~
militar, se piensa que el sistema de cargos -sin duda relacionado especialmente~aquellas en las que todos eran miembros de la
con las hermandades religiosas en el siglo XX- también se cofradía, COIllO al parecer suce,dfa en las cofracj.ías de hospital
originó entonces. La tesis doctoral de Francis Brook de 1976 establecidas por lo:dranciscmos; y 4) la r.enta u otro producto -
-el único análisis extenso sobre las cofradías en la Colonia_ de~la propiedad comunal perteneciente a las cofradías. Los re-
hecho por un, historiador-- sitúa dichas hermandades en el gistros del patronazgo en ias regiones central y occidental de
torazón mismo de la iden.tidad~~olectiva_de las comunidades México durante la Colonia indican q¡¡e en la mayodade los
campesinas, Esta conclusión hace eco a la interpretación me- pueblos los gastos se' sufraga'ban con el dinero derivado de la
siánica de las cofradías coloniales, sin dar evidencia sólida con p,ropiedad comunal. Los réditos de dotaplones detiemi. terre-
respecto a algún lugar en particular, ni abordar las cuestiones nos. «asas. y-part~culármente de ~anadQ. e¡an en muchos casos
de orígenes y desarrollo. El libro Los aztecas bajo el dominio más que suficientes para cublir los gastos delrito. El patronazgo
español 1519-1810 (1964: 131) de Charles Gibson, nos conduce individual era excepcional y se Iecurría~ a él como a un pobre
de manera más relevante a los orígenes y la función de las ca- sústituto para la m¡µ:.-,¡tenciónde l!ls' capillas vecinales e~.los
fudías en el periodo colonial-:-Se refiere a ellas como org~tiza· casos en que la propiedad comunal.'po e~tia. era i.qsuficiente
ciQ.nes-comunalesque se dewollan en una época d.e dec<r~- o~dp;,:aprobac4. por los fun~ionarios españoles.
cía, señalando que las poderosas cofradías del Valle de }4éxico 'En Jalisco,las principales cofradías se haUaban contiguas a
que están doc1Ím~en1¡[d¡fS datan del siglo XVII principalmente, los hospitales comunitarios fundados en las p,arroquias francis-
es decir, un siglo despues de la conquista militar; y sugiere que canas a fines del siglo XVI y principios del XVII.6 Los hospi-
su expansión a finales del siglo XVlI no puede-explicarse como tales eran construidos junto a los monasterios franciscanos, y
un fenómeno meramente cO;?JJulsivo. probablemente ya funcionaban hacia' 1570 en las principales
La historia de las cofradías en la región central ~e Jalisco, cabeceras parroquiales administradas por lQs primeros francis-
en Oaxaca y en la región cen tral de México pone en tela de canos"como son Tlajomulco. Cocula. Atoyac. Ajijíc. Zacoalco,
juicio su origen a..pr.iuciPios c!.~,.Ja....Colonia,
al i,gual que su rel~- Sayula y Tonalá (Códice FranciEcarw, 1941:151-160). Muchos
ción con~la jerar .:J.uí,acívico-religiosa en la éJ:?ocacQlonial,_el otros florecieron bajo la supervisión franciscana en aldeas sub-
patronazgo individu'il. de las fiestas comunitarias por _.
~ parte de
'los miembros de las cofradías, y su carácter indispensable en la
ordinadas más pequeñas durante los Cfíticos años iniciales del
siglo XVII, cuando la población indíg~a de la'r~gión se redujo
al 10% del total existente antes de la <;;onquistal7 Por ejemplO.
Identidad colectiva de las<comuni~ades indígepal>. De ac~o
con los registIOs de los obispos acerca de las obras pías,las co- el cura franclscano de Jocotepec (una,parroqu~ con cabecera,-
fradías en estas tres regiones fueron estable'cidas en 4pocas anterior en Ajijíc, sobre el Lago de Chapala) reportó, al exami-
muy distintas, pero muy raramente apareciero,n durante la pri- nar los registros oficiales de las cofradías que mantenían hospi-
mera etapa de conversión religiosa que sigui~ a la conquista tales indígenas en los pueblOS de su parroquia en 1794, que de
milit,¡!' en el siglo XVI. 'En las regiones centrales de México y seis, cinco habían sido tUndadas entre 1609 y 1648; Ajijíc,
J alisCll, las fundaciones se concentran en el sigl? XVII (1600-40
1622; San Antonio Tlayacapan, 1623;'San Juaz¡.Cosalá, 1622;
en Jalisco y 1620-1700 en México), es deci;r, alrededor del
punto más bajo en la curva de población ind'ígena, como sü-
gane Gibson,.5 Algunas cofradías se fundaron1en Oaxaca en el
siglo XVII, pero, al parecer, muchas surgieron: más tarde en el
siglo XVIII, después de la secularización de laS parroquias.do-
;... ~ ....
minicas y cuando la poblacióñ creció de nueyo. Al igual que
las raíces españolas ~delas haciendas coloniale{'se' entendieron
de otro modo cuando quedó claro que este tipo de propieq.ad
muy raramemé se dio en América hasta finale~ del siglo XVII,'
así las fechas de aparición de estas cofradías l(0~ hace,~ d~~ar
que los sistemas de cargos~actuales son una colntinuªclOn..mm-
t~rrumpida del patronazgo indivjdual del cu¡.to indígena eq
tlempos antenores a la ConqujS~a. ..Igualmentf hace falta ~e-
mostrar, en el caso de estas regiones, la idea de flue las cofradlas
antes de la Independencia de México en l~ ~écada de 1820
opéraban como el sistema de cargos y,eran pal¡'tede uµa escala
de préstigio que enfatizaba el patronazgo indi;dual'd'e las fj,es-
tas por parte de los ricos. 1
Durante la Colonia, los cargos religiosos ~e concentraban
en las cofradías, que se fundaron c.on el finlde organizar ~l
ap"-oyolocal del cu!!,o y s~fragar los gastos Aqáeéstegene:f,ba.
DlchQSgas"'t'OSIDcluíancomida, provisiones y demás erogacio-
nes del ri'to""tbn quese c'e1ebraban losdías festivos y que, para
la década deIS 70, ya estaban bien establecidas (Papeles de-la
:ueva 'EspaFia [l'NE]. 1905: VI:3l; IV:64): VUlOy hostias para
la misa y los honorarios de los sacerdotes por sus servicios.
Había cuando menos cuatro maneras -a veces e¡;lcombinación-
de hacer frente a estos gastos en la época colonial: 1) mediante Catedral: detalle de la puerta de la Sacristia '
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puebloindígena tenía hospital o capillas adjuntas ded~cadas a veniente del distrito de Vill", Alta, en la Sierra Zapoteca, al
la Virgende la Inmaculada Concepción. Solamente un pueblo, finalizar el periodo colonial, sugiere que para esa épOCll el
Nochistlán,se reportó en 1581 con hospital, fundado por los patronazgo individual' de las fiestas empez.ab.a.-A.~ustituir a la
principales de la localidad, y patrocinado pOr una granja contribucjón com~taria.' En 1808, ~n maYOrd9mo de San
comunitaria (PNE VI: 211). Las hermandades en, los pueblos Cristóbal Lachirioag s~ quejaba ante ,el alcalde mayor de Villa
que tenían cofradías en los años 1790 -y mucho~ no la tenían Alta de los enormes ¡astas que le a.carreaban l~ fiestas del
o la habían dejado decaer- datan de 1700-70, un periodo de Santo Patróp., Carnaval, la Santa Cru~ y la Trin¡idad. Hasta
crecimientoen contraste con lo que sucedió en J .µisco un siglo entonces las provisiones para las fiestas se conse~ían con la
antes, ' I contribución de medio real que aportaba cada familia, y con
La relevancia que las cofradías oaxaqueñas t\::ní¡¡n para la una parte de la cosecha de maíz de la cOpluJlidad ¡ pero ahora
comunidad era distinta y más Testringida que en Jalisco. A se habían prohibido las colectas y ya no había cultivos comu-
juzgarpor e~porte del obispo acerca de las cofradías, resul- nitarios' (Archivo del Juzgado de Villa Alta [..\JV Al Civil
tadode una inspección realizada en 1790 de parroquia en parro- 1793-1840, exp. 43). En 1788, la contribución 90mwtitaria
quiadurante su visita,las hermandades de Oaxac~ se fundaban para proveer las fiestas era aún evidente en Santa María Temax-
generalmentecon la'pe9-ueña herencia de uno o dps individuos calapan, cerca de Villa Alta (ANA Civü 1779-1802, exp. 71);
y no, como en Jalisco, con las donaciones de varias familias. y en 1821, un barriq d~ Santo Domingo Ro~yaia,comenz6 a'
Confrecuencia el mayordomo, y no la hermanda,d en su con- promover ~ste tipo ele contribuciqn, pero al mismo tiempo se :
junto, enfrentaba los gastos de las fiestas que p~trocinaba la vio presionado a volver a la costumbre de hacer p~ todo al:
cofradía. En 1778, el obispo de Oaxaca declaró ~ue si los in- mayordomo (AlVA Civil 1821-;33, exp. 52). Muy pocas de:
gresosobtenidos a partir de las propiedades de la' co-fradía nU estas cofradías eran autosuficientes comQ las" de Jalisco; y la :
alcanzabanpara pagar las fiestas de la comunid~d, le corre~- función y el origen de estas c;;ofradías oaxaqueñas estaban vincu- .
pondía al mayordomo completar los gastos con!sus recursos lados más estrechamente a la religiÓn. Adem¡1/l de explicar las:
personales (Brooks, 1976:69-70). Esta debe haper sido una declaraciones de poca o nula propiedad en mucha.s cofradías ¡
situaciónbastante común en Oaxaca a fines del siglo XVUI. En, de pueblos de Oax,aca qUe se registran en el reporte del obispo
1777, el corregidor de Oaxaca reportó que muc4as cofradías en 1790 (AGN. Cofradías y Archicofradías 18, exp. Il), la visitll !
de su distrito tenían ingresos de tan sólo 3 Ó 4 pesos al año, de Oaxaca de 1778-84 indica que el obispo suspendió ¡;nuchas
siendo que nada más la comida y la bebida p~a una fiesta cofradías porque sólo producían deudas .(Archivo General de \
costaban 100 pesos (Brooks, 1976 :73). Esta cifra para el costo Indias [AGI] Audiencia de México '2588). Generalmente en
de la comida y la bebida parece inflada, pero aun tom~do,una Oaxaca, los párrocos adminiStraban la propiedad y,llevaban los I
suma más probable de 15 pesos como costo mínimo de una registros, por lo que habia menos oportunidad de confusión I
fiesta de pueblo (Gibson, 1964: 118), el ingreso de la cofradía sobre si la propiedad de la cofradía pertenecía más al pueblo I
apenas si cubría una cuarta parte. La evidencia adicional pro- que a la Iglesia.
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'",'\:.",~~~~~~,,,~'~~~~~'~"'~~~~~"'''~'''~'
. .'
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Las obligaciones y gastos de las cofradías de Oaxaca se ,días festivos.a Hacia fines del siglo XVIII la riqueza de las co-
limitaban estrictamente al pago de lqs costos de lit celebración fradías en Michoacán variaba -mucho; aparentemente había
de la misa y a manterier:el abasto d,e.c,erapara"'velas'"aceite paJ:a mucho dispendio y' malos manejos de los fondos de las herman-
las lámparas y vino para la iglesia de la parroquia. El modesto dades (De la Torre, 1967:421;,Carrasco, 1976:75). El que los
capital de la mayoría de riiscofradías del Valle de'Oaxaca en ' fondos de las cofradías no pudieran mantener en este lugar las
1790, se reducía aproximadamente a cien libras de cera y de celebraciones religiosas a fines del siglo XVIII fue probable-
5O a 200 pesos en efectivo. El dinero 'se apartaba para la Sema- mente un fenómeno de época tardía, pues a fines delsiglo XVII
na Santa, para la fiesta' del santo patrono de la hermandad, y se decía que las cofradías indígenas de Michoacán estaban bien
para pagar misas ocasionales; no era capital productivo que se provistas de tierras y trabajo comunitario. En su inspección de
prestara con intereses, o se invirtiera en animales o propieda- las parroquias de Michoacán en 1649, el obispo reportó la
des, I1'!uchasotras hermandades carecían totalmente de fondos, existencia de cofradías de hospital activas en casi todo el terri-
y dependían para su manutención de las limosnas que recaba- torio, con el apoyo de tierras de labranza trabajadas en comu-
ban antes de los, días festivos. Unas pocas cofradías del Valle nidad, contribuciones de comerciantes y otros tipos de contri-
de Oaxaca, como las de Santa Ana Zegache, recibían la cosecha ' buciones comunitarias (Arnaldo y Sassi, 1982:61-204). Al
de los pequeños maizales trabajados en comunidad; y, en algu- ~ ,parecer, el patronazgo colectivo de,las fiestas se sostuvo firme-
nos casos, las hermandades se sostenían con rebaños,_Deorigen mente en los pueblos de la región central de México hasta el
más recien te, modestamente sustentadas, sin_edificios, propios ~fm del dominio ,colonial. El caE!Pio principal no consistió
y destinadas a manten& a la iglesia de la parroquia y al sacer-, tanto en apartarse, de la manutención colectiva de las fiest'as
dote delpue.blo, estas'cofradías de Oaxaca ofrecen un contraste
con las hermandades de la región central de Jalisco y su co~
binación de hospital y' capilla. Si bien en Oaxaca las cofradías
I
eran pobres y no operaban tanto como institución del pueblo,
las cajas de comunidad, en cambio, sí eran impresionantes, pues
contaban con tierras de cultivo trablijadas por todas las fami-
lias, y con cofres comunitarios que contenían cientos, y a veces
I
hasta l 000 pesos en efectivo reunidos con el producto de la
renta de edificios y tierras y con las contribuciones anuales de
los tributarios. I
Aparentemente, JalLsco y Oaxaca son representativos, el
primero de cofradía pró~~)eray el segundo, de cofradía pobre.
En un punto intenñedio se encuentran otras variantes como:'
propiedad de cofradías, patronazgo individual y sistemas de
I
cargos interconectados dI:!la región central de México y de Mi- Escuela Nacional Preparatoria: detalle portal
choacán al finalizar el penodo colonial, que son bastante más
complicadas, En estas regunes existían varias hermandades
con propiedades en casI todos los pueblos indígenas,junto con
religjosas,. sino en la clara-formación de un patrón según el cual
los_oficiales del pueblo se aproP4lban d.e buena parte. de 'los
I
productos de las cosechas, rentas, vent~§ y recolectas de las,
o tras grupos que mantell ían las capillas de los barr¡os. A finilles
cgfradías para utilizarlos para s\l propio provecho (AGN Crimi-
del siglo XVII, Veta¡,.,:ourt reportó la existencia 'de cofradias
en casi todos los pll bios de la Diócesis de Mé~ico, aunque
nál l48:263fL). Casi no se ha enco,ntrado evidenc¡ia depatro-
nazgo individual en un sistema parecidO al de cargos. En muchos
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pocas eran las asocia, .IS a las capillas de los hospitales indí-
casos en que la cofradía carecía de recur~os p~a pagar los.gas.
genas (Vetancourt ¡ll, .: por ejemplo, 173), También las halló
tos del culto, 'el 'dinero se sacaba de las arcas del pueblo antlls'
sustentadas por medio ,,,,~terrenos, campos de tunas y animales
heredados a las hermdl,dddes .por los habitantesl del lugar, o
de imponer el patronazgo a un solo individuo (Chávl;ZOrozco,
1934). .
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bien, obtenidos de le., tit:rras patrimoniales de la comunidad.
L-ª ~tercalación de los cargos civiles y religiosos, pudo
Pérez-Rocha encontru que en Tacuba las cofradías mantenían
las fiestas religiosas d'') la comunida-d con lo que sp obtenía de haber funcionado en la época_coloniaL aun cuanlio eLpatr,o-
sus' cultivos de mag'Lcy y nopal; o bien, rentandd las tierras a,:'" nazgo individual de las fiestas fu.e, al p.arecer, poco, usu,al en los.
cambio de dinero el' ,;1'"ctivo (Pérez-Rocha, 197&:12). Ni Ve- pueblos indígenas, durante la Colonia, y a pesar' de que no s~
tan;;urt ni Pérez-Rr.;",lu mencionan la práctica de patronazgo tiene la certeza de que.las~cóIradías fueran una extensión de
individual de las fies, ,s, Las primeras cofradías tenían muchos
miembros, como la dct'ITcada.al~ Virgen del Rosario en ,C~alco'k
las prácticas prehispánicas' de culta. Existían cargos civiles y,
,religiosos, y hay~pruebas de que algunas,personas ocupaban lbs
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dos tipos de cargos y,de-que todos los funcionarioscde la comu
fundada en 1563, yen un prmClplOsolventaban sltSactlvIdades'
nidad eran electos al mismo tiempo (PNE VI:294). Warren y¡
mediante contribuciones generales (PNE V: 64). Para 1579,la,
cofradía ya había recibido donaciones de tierras de varios prin.
Staley sugieren que, a mediados del siglo XVII, algunas persona~
ocupaban a la vez,cargos civiles yreligiosqs en, Michoacán y da~
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cipales y de otros vecinos del pueblo y se convertí¡¡, así, en una
ejemplos de Pátzcuaro en 1647 y de Uruapan en 1659 (WarreI\
i.nstitución autosuficiente. ¡
y Staley, en prensa: 20-21). Sepúlveda y H. afirma, sin ofrece~
Al referirse al Valle de México y a Micho¡¡,cán, Gibson,
Pérez-Rocha y De la Torre documentan la existencia'de cofra~ ejemplOS,'que la mayor par~e de los funciop,arios civiles en Mir
choacán eran mayordomos de ,cofradÍlls (Sepúlveda y H., 1974;
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días muy distintas en cuanto a proporción, recursos Y grados
de-complejidad a finales del p~riodo colonialtGibson, 1964: 60) .....e decía que, a mediados qel siglo, XVIII, los miembro~
127-132; Pérez-Rocha, 1978: 119-132; De la Torr~, 1967 :421).
En las comunidades que poseían pocas tierras productivas o
activos
indios
de la cofradía del hospital de Tllijomulco, J aliscQ, eraIj.
principales, de.1o cual puede desprenderse que eran fun~ I
pocos animales, el mayordomo podía recolectar cuotas fijas .cionarios civiles (SAAG Cofradías 1754; también CAAGCofrar
enne todos los miembros de la cofradía, y pedir contribuciones días 1765, el prioste de Santa Fe y de Tecualtitlán fue durant~
especiales a todos los habitantes de la localidad antes de los dos años, "un viejo principal"). Pero no queda claro si pan!, I
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11
ocuparun cargo civil era prerrequisito tener un cargo religio,so, comuniqad (CAAG Cofradías 1169, los indios de, Tizapan
ni. si había un sistema escalonado claramente
;, .~
establecido. En el "dijeron que el dinero obtenido de la venta del ¡anadose usó
casode Jalisco, cuando menos, bien pudo ser que los ,cargos en para defender las "tierras del' p'ueblo que eran usadas por las
lascofradías se otorgaran después de haber servido en un cargo cofrad~as'·). La ide;l de ql,1ela propiedad de la cofradía era pro-
civil,y que se les considerara de más prestigio que los cargos, piedad comunal en sl,l"sentidQ,más amplio, dio pie a muchas
civiles,tan estrechamente relacionados con el gobierno colonial. disP~tilS entreql.u'as y, fellgreses indígenas que comparecían
Enlascomunidades qu~ corrtaban c9n numerosos cargos civiles.y, ante el obispo._Afiµales del siglo XVII, o tal vez antes. habir,
religiosos,había potencial para el establecimiento de un sistema' tan.tes indígenas de los pueblo,S de la región central de J.alisc,o
escalonado de servicios; pero vale la pena' anotar que mucnas se refer,í,an a las tierras y a los aniInales de las cofradías como
cofradías c?loma:les, aun en los pueblos de hasta 1 000 habi- "nuestra propiedad" y los usaban para dar de comer a su gente
tantes,tenían pocos funcionarios, demasiado pocos a decir ver- en tiempos de escase.z, o bien vencjían animales ,para pagar los
d¡¡d,como para poder hablar de un sIstema religioso escalonado. litigios por las tierras y el deslinde, los tributos indígenas y las
Además,resulta difícil aceptar que los mayordomos trabajaban deudas personales, así como para pagaDla celebración del cul-
sólo durante un periodo para permitir que-otros ocuparan ei to.ll Los sacerdotes seglares no tardaban en quejarse ante el'
9
puesto. En la regió~ncentral de Jalisco, en donde las 'cofradías obispo por esta forma de emplear la propiedad de las cofradías. '
, se establecieron relativamente pronto y estaban, en general,
Los bueyes de los rebaños de las cofradías se prestaban o, a
biendotadas con animales, los cargos de cofradía se reducían veces, se regalaban a individuos del pueblo para que trablijaran
a un mayordomo elegido anualmente, o a un mayordomo y un sus tierras y, en ocasiones, se usaban los fondos para comprar
licor para las fiestas del pueblo. u Si el párroco intentaba limi-
tar el uso de los bienes de la cofradía a gastos religiosos, o si
obligaba al mayordomo a pedir permiso antes de dilapidar los
fondos de la cofradía o vender el ganado, tenía que enfrentarla
resistencia y encarar más litigios._En algunas comunidades, in-
cluso, los indígenas llegaron a impedir a los'curas el uso de los
fondos para gastos de la cofradía, aunque el problema real en
est~ caso no era el uso de los ingresos d'e la cofradía para fines
religiosos, silla la intervención del sacerdote en la administra-
ción de los fondos (CAAG Cofradías, carta del cura de Tabasco
losé Antonio González de Hermosillo, fechada el12 de febre-
ro de 1792). .
Los documentos incompletos y lo que parece ser una gran
diversidad entre regiones y dentro de una misma reg~ón, impi-
Escuela Nacional Preparatoria den sacar conclusi.ones firmes acerca del desarrollo de las co-
(
ficatlvo que en los 30 litigios y otros documentQs con$ultados, grupos so~iales básicos: lC?scaciques (que se 4ecían descendien-
no 'se menciona ningún com'ponente re~igioso del sistema, tes de las /amilias p,rehispáiticas gobernantes), lQs principales
exceptuando el c,argo inferior detQpil de iglesia,'En las 'distin tas (nobles de'segundo rango), y los mac;:~huales (ple,beyo:¡). En el
descripciones que- hicieran testigos indíge.nas pertenecientes a siglo XVIII, sólo el rango de cacique' era determbládo estricta-
seis comunidades, 14 relativas a las escalas civiles de prestigio y mente por herencia. Los pr4tcipales y macehuales eran consi-
sus cargos, no se mencionan la celebración o cuidado de los derados como tales por uná' c<;?mbinaei6n contradictoria de
'santo,s,las mayordomías, las cofradías,las hermandades 'o nada atribución y mérito (mediante' el ,servicio de cargo). Con fre-
parecido. Y sin embargo sabemos por otras fuentes que en el 'cuencia se d~cía" que había dos, tipos de principale.s -de naci-
distrito de Villa Alta eran muy comUnes las hermandades reli- miento y.de oficiQ. Los priineros tení¡m un rango casi idéntico
giosasencabezadas por mayordomos en esta época (AGI Audien- al de las familias de los cáciques y, cQmQéstos, podían i,ngresar
cia de México 2588). Nuestra proposición esq'Úe, en este caso,' a la jerarquía de cargos a la mitad de ~ escala, a nivel de mayor
se trata de un sistema de cargos' basadq en 'una buro<;racia o regidor. Más numerosos eran, sin embargo,los principales de
política que excluía a los mayordomos locales y ~ otro;;;'fun- ofició,es 'decir, macehuales. que en 'su adolescencia habían
cionarios religiosos, o que- ocasionalmente coincidia con "lo.í ingresado al nivel má$ bajo de la escala, ascendiendo a lo largo
cargos-religiosos. Con esto no queremos'decir que los funcio- de su vida hasta ~merecer el rango de principal ,al ocupar el
narios civiles no desempeñaban cargos religiosos (lo más proba- cargo de regido¡.lS Tratándose de comunidade,~ tan pequeñas,
ble es que lo hiCieran), sino que, en términos de 'su ~structura todos p,odían participaren la escala de méritos: Como las filas
formal, este sistema era exactamente opuesto al del moderno de la nobleza indígena se. veían, constantemente reforzadas,
Zinacantán y de muchas otras comunidades en las cuales todqs tanto por ~tribución como por méritos, a través dei tiempo
los cargos en el sistema actual son religiosos. ..' , creció enormemente el estrato de los principales, con la consi-
Las jerarquías civiles de El Rincón operaban en!.ID ambiente guiente reducción en número de los macehuales. A' finales del
político muy cargado, en donde las distinciones de rango social siglo XVIII, en algunas comunidades, más de ,la mitad de la
eran sumamente importantes. Se reconocían tres estratos ° población total estabá formada por c~ciqu~s y principales.
De esta manera, el sistema civil "de carios de El Rincón
contaba con una estructura interna bien definida y con una
serie de incentivos que aseguraban su perpetuación. Ál no haber
riquezas ni algún otro indicador similar que legitimara su alto
rango, los caCiques y los; principales de naqimi~nto buscaban
puestos políticos. Los macehuales buscaban losmismo~ pues-
tos para así salir de su status de plebeyos e in¡resar a las filas
de la nobleza inferior. Sin embargo; no'todos los alicientes que
ofrecía ,el sistema, eran de carácter interno. La jerarquía de El
Rinc,ón era un producto del colonialismo en su más amplio
sentido. De hecho, buena parte de nuestra descripción del sis-
tema se 9btuvo de las disputas indígenas sobre status de no-
bleza y asignación de cargos, que debí~n resolver los mll8istra-
dos españoles (alcaldes mayores) en la sede del distrito de Villa
Alta. Result,a interesante que, en la mayoría de los casos, los
alcaldes mayores contribuyeran al engrosamiento del, grupo de
los principales al confirmar; como aSl.lnto de rutina y sin mayor
averiguaCión, las pretensiones de nobleza de casi todos los que-
josos, aun cuando la,.evidencia que presentaban era siempre
incompleta y poco convincente. ¿Por qué lo hací¡m?
El distrito de Villa Alta ofrecía a sus alcalde~ mayores Una
oportunidad excepcional para enriquecerse ilícit¡lmente, trafi-
'cando con grana cochinilla' y ,con tejidos de al.¡odón. Esto se
llevaba a cabo por medio de la práctica monop6lic,a conoci4a
como repartimiento' de' efectos, descrita en detaIle para esta
región por Brian Hamnett( 1971). Apoyados pOr los comer-
ciantes de 'las ciudades de México o de Oaxaca, los magistrados
daban como anticipo dinero o algodón en fibra a familiasincU-
genas en todos los pueblos del distrito, obligándolos a vender: a
cambio grana cochinilJa y telas de al.¡odón a precios inferiorys
a los del mercado. Esta práctica comercial producía jugostS
ganancias a los alca).des mayores y era, obviamente', el principal
atractivo del puesto. '
Para los indígenas, esto representaba una explotación ec?-
nómica descarada. Era un mecanismo importante de expropia-'
ción de sus excedentes económicos por parte de 'detentador~s
del poder extraños. Como resultado, el repartimiento de efect~s'
reforzó los sistemas civiles de cargos-en las comunidades .. y~a
que e! co~ercio se adI!linistraba ~on la ayuda de gobernadoref,
alcaldes y regidores·in<;lígenas, a quienes se otorg¡iban poder~s
Abadía: detalle de la fachada especiales de' recaudación. El desempeño' en estos elevadqs
14
¡ I
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,staperspectiva nos lleva a concluir que ha habido cambios Resulta más pertin~te consi,aefar la, jerarquía civil de la
staneialesa través del tiempo, y que las diferencias regionales 'Sieqa Zapoteca, en sus inicios, <:omo una variable subor<li.nada
ebensubrayarse. Hay cierta regularidad en"las tierras altas" dentro de un proc~socoloniaL4e estratifi.¡;;ac1.ón.Cuando menos
e Mesoamérica,pero queda claro que los de'talles específicos en Oax~ca, la po~ítica eqonqmica colonial contribuyó, ,a' través
eambio(sub-procesos) y la formaCión ,de 'sistenlas de cargos del sistema de' cargos, 'a"conservaX'una' clara división entX:,e
íansignific,ativamente de una región a otra. nobles y plebeyos, (principales y macehuales) en las comuIli-
Hemos'expuesto que a finales del siglo XVI se desarrolló dades indígenas.~Las características de estos estratos variaban
najerarquía de cargos civiles ajustada a la legislaci6'ñ colonial, de aCllerdo a las circun~tancias econ6miclts y. ecológical\. En la
o que oIiginalmente no funcionaba en combinación. con,el comunidad zapoteca de El Rincón ~e manifestó a travésl de
losdos cargos religiosos d~ las primeras cofradías. Se,trataba ,grup.os ,de status. Por otra parte, en el ;Valle de Oaxica los
ncialmente de una 'jerarquía civil con una serie de restric- estratqs se diferenciaban a manera de cJases, 'implic¡µ¡do pro-
nespara acceder a los cargos (Taylor, 1972:-49-5~) durante bablemente ,<iif~rpn,ciassigni~icativas en c\fanto a riqlleza,l1lis-
enaparte del. periodo colonial, y no de una escala de ,cargos mas que nO eXlStían en la .}Sierl'a(Taylor,1 1972, c., 2; Chance.
, ilesy religiosos. Concluimos que, en general, el patronazgo 1981). Se requiere de una investigación ~ás amplia en o~ras
dividualde las fiestas era una excepción y no la regla en tiem- regiones para determinar las cara"teristicas exactas. <lelas élites
's dela Colonia. En los casos en qU,ese dio, no era un vestigio indígenas en la Colonia: Entre t~nto, creemos que t\iles él~tes
e laera prehispánica, sino una reacción y una adaptación a un existían de alguna manera como entidade:¡ significativas.
onjunto complejo 'de circuCnstancias políticas y económicas' Con ,frecuencia se ha subestiµtado la persis,tente desigual-
oloniales. " dad que había dentro de las comunidades'indígenas durant~ la
Colonia y las jerarquías civiles que la sustentaban, para favore-
Al fundirse los cargos civiles y los de cofradía en una es-
cer las hipótesis de equilibrio que h,acen h~capié en la dismi-
ala unificada de cargos, ocurrió una transformación en la
nución de las diferencias económicas y de status. Nuestra
struetura de la jerarqúía. Hasta este momento, la jerarquía
información sugiere Q'1Jelas jerarquías civiles CQloniales no sola-
civilno se ocupaba abiertamente dél ritual religioso; las cofra-
mente eran compatibles con la estratificación -sea en térmÍll0s
íasparticipaban veladamente de la jerarquía. La formación'
de s~atus o de posición económica-, sino que ¡;ontrib,uían acti-
!delsistema de cargos cívico-religiosos fue provocada, al pare-
vamente a su conservación. Nuestra posición es similar a la
cer,por el cambio del patronazgo colectivo al individual en las
expre~ada recientemente por Eric Wolf 0982: 146,-148).,J\un
fiestasreligiOsas,aunque existen pruebas de que ya en la década
cuando se apega (erróneamente, a nuestro parec~) ~ la idea de
de 1640 en Michoacán algunos funcionarios de cofradías ocu-
que los sistemas de cargos coloniales eran jer81quías :cívico-reU-
pabanpuestos civiles. En conjunto, estos, cambios dan por
giosas sostenidas por el patronazgo individual de 'las fiest¡iS,
resultadola versión de los siglos XIX y XXdel sistema de car-
Wolf ya no opina que nivelaban la riquefa prom,oviendo, \.ln
gos, con frecuencia llamado "tradicional" por los etnográfos.19 equilibrio social: ' , !
Lossistemas de cargos en Oaxaca se cuentan entre los primeros 1. _ I I
j.
~
El carácter cambiante de los sistemas de c;µ-gos -desde sus mismos poblados. Para sobrevivir como ,comunidades -y algu-
inicios como mecanismos de expropiación y Q.ispositivos de nos no lo lograron- estos poblados debían encontrar formas ~
control social en la Colonia hasta convertirse en'~sistemas más 'ideologías distintas que les permitieran enfrentar estas circuns-
complejos que implican tanto una redistribución como una tancias. A esto se sumaban nuevos'motivos de inseguridad. La
nivelación social- se acentuó, al parecer, durante l'los cincuenti agitación política; la creación de distrito.s "~bernamentales
años que siguieron a la independencia nacional, de 1821 a administrados por jefes políticos, el surgimiento de las hacien-
1870. Además dc afectar la propiedad comunal y de cofradía, das y la expansión de la economía· de mercado en' alguna~
las postrimerías del periodo colonial marcaron e~fin de activi- regiones, dieron como resultado que algunos .pueblos se reple.
dades comunitarias taks' como el trabajo voluntar~o y la respon- garan y otros se abrieran ante las influencias más 'amplias del
sabilÚiad colectiva del pago de tributo, así como la terminación exterior. En amb9S casos, el mundo exterior les 'impuso con.
de aquella disposición legal de la Colonia que definía a los m- diciones nuevas' y desconcertantes,. La propiedad se privati:lQ
d ígenas como miembros'" de una comunida':d dentro de sus cada vez más, las tierras de los campesinos fueron enajenada~
19
por extraños, se desafiaron los gobiernos locales. Al exacerbarse NOTAS
la controversia creada por la Reforma, disminuyó el número de
sacerdotes que se preparaban y que estuvieran dispuestos a
agotar sus energías en las parroquia~ rurales. Al no estar pre- Agradecimientos_ Chance a¡racede a la National Science Fowndation su
sentes, los párrocos perdieron su función clave como interme- patrocinio, a través de la donación BNS76-81Z60, para la realización de
su investigaCión en Oaxaca. La investi¡ación de TaylOl en Jalisco fue
diariosindispensabIes entre los pueblos y la sociedad en general. posible gracias a la beca de la John SimQll Guggenhetm Memorial Faun-
Para los habitantes de estos pueblos, se hizo clara la idea de datian y del Social Science Research Council. Asimismo, deseamos
que los creyentes, en general, eran la Iglesia, y no tanto el sacer- agradecer a Pedro Carrasco y a los hlctores anónimos de esta publicación
dote, En este periodo posterior a la Independencia, los pueblos por sus comentarios sobre el esbozo inicial de este ensayo. Por supuesto,
únicamente nosotros somos responsables por los errores que persistan.
~rQbablementegozaron de una mayor libertad para reconstruir
Una versión preliminar abreviada del present.e estudio se leyó en la reu.
suSorganizaciones ceremoniales y expresar en sus propios tér- nión anual de la A.merlcím A.nthropologtcal A.ssocia,tion, que se efectuó
minossus creencias religiosas. A partir de entonces, los sistemas en Chicago, IIlinois, del 16 al 20 de noviembre de 1983.
de cargos presentan una mayor introversión que sus anteceso-
1 La investigación' de Taylor se ha centrado ~n J alisco, la reilón central
res, con más interés en los asuntos internos del ritual que en re- de México y el Valle ,de Oaxaca. Su material pro¡:ede del Ar¡:hivo de la
presentar a la comu¡:lidad ante. el exterior.zo Luego entonces, ' Catedral d,e Guadalajara (CAAG), el Arch,ivo de la Audiencia de la Nueva
más que un ajuste colonial que cristalizó durante la época tem- Gallcia (AJANG) de la Biblioteca del E;stado de Jalisco (BE;J) en Guada-
prana del contacto entre esp,añoles e ,indígenas, la moderna lajara, el Archivo Municipal de Acatián'de Juárü en el Archivo Histó-
rico de Jalisco (AMAJ), ~A!chivo General de la Nación (AGN) en la
jerarquía CÍvico-religiosa en las comunidades campesinas es
Ciudad de México, y el Archivo General de lndi~ (AGI) en Sevilla. El
,producto de los estímulos y abusos del siglo XIX. ' trabajo de Chanc,e sobre la Sierra ~apoteca se 'basa, en dQ¡:umentación
No olvidemos, sin embargo, que el sistema que nosotros procedente del AGN y del AGI, y especialmen~e del Arc,hivo del 'Juzga-
llamamos "moderno" es el mismo al que DeWalt 0975:90) y do de Villa Alta, O¡µ:aca (AJVA). Las citas de todas las fuentes inéditas
muchos otros autores denominan "tradicional". Como indica- de archivo se incluyen en el texto d\ll estudio y en las no~as. Los docu-
mentos publicados que se han citaelo en el texto se,,enc,uentrlm enlistaelos
mos anteriormente, los actuales sistemas de cargos ca~bian de en el apartado de'biblioirafía., '
manera distinta y novedosa, aunque este es ya otro tema que
queda fuera de los límites del presente estudio. No obstante, 2 En su artículo de 1975, Carrasco no postula la existencia' ele un siste.
ma escalonado' o de cargos "urante los inIcios, de la era c,olonial; supues-
consideramos que el presente análisis histórico resulta esclare- tamente, se desarrolló años 'más tarde. En la conclusión del presente
cedor en los problemasde interpretación que a menudo surgen estudio sugerimos la hipótesis de que un sistema civil de cargos existía
en los estudios etnográficos. Las aproximaciones que exigen en muchas comunidades mesoamericanas 11 fines del siglo XVI.
,.
optar por una sola alternativa -el sistema de cargos nivela o 3 Recientemente, J ohn D. EarlY· (1983) intentó hacer, con la región
estratifica, expropia o redistribuye -no abarcan la complejidad maya ele la montaña lo que Carrasco había hecho con la región central
de la institución, Cuando consideramos al sistema' de cargos de México (1961). Opinamos que el tratamiento que 'Early da' a los
antecedentes prehispánicos pr,esenta los mismos problemas 'del estuello
más como un proceso que como una categoría, encontramos
ele Carrasco. Pensamos que la info!maclón de Eariy (limitada a siete
que han ocurrido cambios importantes en su función, y que cróllicas pUblicadas) no basta para sostener su conclusión de que "los
éstos van unidos a cambios estructurales de la misma enverga- materiales etnohistóricos; elemuestran que la Jerarquía tiene hondas
dura, Las variaciones en el tiempo son tan significativas como raíces en el pasado precolombino y que no se trata de loinacreación de
las variaciones en el espacio; ambos tipos de, variaciones nos f'mes d~ la Colonia o nacional" (Early. 1983 :200).
parecen ahora más importantes que hace apenas unos años. 4 No sólo es eleseable distinguir entre unidades ~tnica$ y lin¡ü~sticas
-tales como azte,Cas; zapote,cas y mixtecos-:, sino tambiqn entre tipos y
tamaños de comullielades. Siempre se ha exagerado la Importancia de la
atípica ciudad de Tenochtitián dentro del' "moelelo a¡Up¡:a", En lo CQn-
cerniente ,a la organización socio-polÍti,,~ en especial" sería inconve-
niente generalizar o extrapolar de una gran ciudad cllpltal a comunldllQes
rurales más pequeñas, sin atender a las afiliaciones' étnicas o culturales
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