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1. Introducción.
2. Ley General de Educación de 1970.
3. Ley Orgánica sobre el Derecho a la Educación de 1985 y Ley Orgánica de Ordenación
General del Sistema Educativo de 1990.
4. Ley Orgánica de Calidad de la Educación de 2002.
5. Ley Orgánica de Educación de 2006.
Bibliografía.
1. INTRODUCCIÓN
Las actividades de orientación se han ido consolidando en los sistemas educativos
especialmente desde los años setenta, así como las funciones tutoriales, a pesar de la
inconsistente formación inicial. Desde esos períodos, en el ámbito español, los Equipos
Psicopedagógicos y Departamentos de Orientación se han ido extendiendo en los niveles
formativos fundamentales. Estos indicadores de la realización de la actividad orientadora,
que verifican la incardinación de la Orientación y la Tutoría en el sistema educativo,
permiten afirmar que la Orientación Educativa y la Intervención Psicopedagógica es
una práctica habitual y un fenómeno irreversible cada vez realizado con mayor precisión
técnica.
Se puede señalar que, desde los comienzos de la Orientación Educativa, tomando
como referencia las iniciales aportaciones de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX,
se ha seguido un lento proceso de incorporación institucional de las actividades de
Orientación al Sistema Educativo (Bisquerra y Alvarez, 1999).
En nuestro país, desde la formalización del sistema educativo, con la Ley Moyano,
hasta el establecimiento de la LOGSE, la figura del tutor o tutora no ha existido como tal,
si exceptuamos el breve período de tiempo en el cual la ILE (Institución Libre de Enseñanza),
durante la II República, propugnó la asunción por parte de los docentes de funciones
claramente orientadoras. La Ley General de Educación (1970), después del largo período
sin funciones tutoriales, estableció la necesidad de que cada grupo de alumnos tenga un
tutor, aunque con funciones más burocráticas y administrativas que de atención y
orientación de los alumnos.