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La familia crea un linaje de lealtad entre sus integrantes, que tiene un principio de dominación por

parte del padre limitándose al principio de linaje que había en la aristocracia , aquí el autor asegura
que esto contrapone al individualismo a diferencia de lo que se puede observar en el
funcionamiento de “la familia” de hoy, gracias al modelo capitalista con el que funcionamos, donde
cada integrante de la familia se capacita en un área específica (puede ser diferente o no) para
trabajar para otros y no en un negocio familiar dependiente que crea el sentido de la herencia.
Observando que “los hombres tomen conciencia de sí mismos como sujetos económicos
autónomos” (Horkheimer, 2003, pág. 152) Con la desaparición de la dependencia “se esfumaron
también el respeto de los miembros de la familia por el jefe de la casa [y también] la lealtad por los
símbolos” (Horkheimer, 2003, pág. 153)

Dentro de la familia existe la relación de marido y mujer, radicando en ella los intentos de
conservación de aspectos familiares. Determinando a un matrimonio donde “las mujeres, […] han
de adaptarse a formas de vida moldeadas por y para los hombres [observando que] el clima cultural
en general crean una serie de problemas adicionales a la mujer que trabaja y dificultan
psicológicamente su existencia” (Horkheimer, 2003, pág. 155) Organizándose de tal manera que
defienden la individualidad del matrimonio donde se sienten seguras, para poder reunirse en
colectivos culturales que defiendan los valores que consideran dignos para mantener esta pequeña
independencia, considerando temas como amor libre u homosexuales como peligros del
matrimonio. Permitiendo que la familia sea “cada día más una relación practica: el hombre la ha de
adoptar para gozar de los beneficios de la cohabitación y la mujer busca en ella cierta seguridad”
(Horkheimer, 2003, pág. 155) Siendo las madres consideradas como un conjunto de rígidas
convenciones para los hijos, porque estas “planifica[n] casi científicamente la educación del hijo [en
base a recomendaciones] psicológicas populares” (Horkheimer, 2003, pág. 158) incluso
administrando al amor de manera casera para regular algunos de los comportamientos, dando paso
a que se “pierda” la imagen de madre amorosa y comprensiva, “para convertirse en un conjunto de
rígidas convenciones” (Horkheimer, 2003, pág. 158) Durante la adolescencia o incluso mas tarde
aparecen valores convencionales que a falta de vínculos emocionales concretos determinaban en
jóvenes con rasgos de superficialidad y de frialdad, despreciando todo lo débil, siendo la madre, o
lo femenino un claro foco de debilidad, terminando en un desprecio por la falta de autoridad
paternal y desplazando a la madre como símbolo de amor.

Bibliografía
Horkheimer, M. (2003). La familia y el autoritarismo. En La tradición de la teoria crítica (págs. 151-
165). Mexico: Universidad Autonoma Metropolitana. Unidad Azcapotzalco.

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