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Queremos expresar nu estro más profundo agradecimiento a los organizadores
de estas Jornadas de Canto Gregoriano por habernos brindado la oportunidad de par-
ticipar en las mismas. El tema que trataremos en este breve trabajo fue precisamente
sugerido por dichos organizadores y de acuerdo con sus orientaciones le daremos un
carácter divulgativo.
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Sobre los orígenes del monacato cristiano, véase la siguiente selección biblio-
gráfica:
A NSON , P. R: Partir aux déserts. Vingt siècles d'eremistisme, Paris, 1967.
C OLOMBAS , G. M.: El monacato primitivo, Madrid, 1974-75, 2 vols.
M ASOLIER , Alejandro: Historia del monacato cristiano, Madrid, 1994 (segunda edición),
tomo I: Desde los orígenes hasta San Benito.
C HITTY , D. J.: The desert a City. An introduction lo the study of Egypcian and Palestina
Monasticism under the Christian Empire, Oxford, 1966.
K NOWLES , David: El monacato cristiano, Madrid, 1970.
LAWRENCE , C. H.: El monacato medieval. Formas de vida, religiosa en Europa Occidental
durante la Edad Media, Madrid, 1999.
M OURRE , Michel: Historie vivante des moines. Des Pères du désert a Cluny, Paris, 1965.
T URBESSI , Giuseppe: Ascetismo e monachesimo prebedettino, Roma, 1961.
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Sobre el benedictismo véase la siguiente selección bibliográfica:
AA.VV.: San Benito, Padre de Occidente, Barcelona, 1980.
B RAUNFELS , W.: La arquitectura monacal en Occidente, Barcelona, 1975.
B ROOKE , C.: The Monastic World 100-1300, Londres, 1974.
C OUSIN , Patrice: Précis d'historire monastique, Paris, 1956.
DALY, L.: Benedictine Monasticism. Its formation and Developmeni through the 12th Century,
Nueva York, 1965.
D ECARREAUX , J.: Les Moines et la civilisation en Occident, Paris, 1962.
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Sobre la historia de la Orden Cisterciense véase la siguiente selección bibliográ-
fica:
B OUTON , Jean de la Croix: Histoire de l'Ordre de Citeaux, Westmalle, 1958-1968.
C ALI , F.: L'Ordre Cistercien, Paris, 1972.
E XPOSITION S AINT B ERNARD (dic. 1990), Saint Bernard el le monde Cistercien, París, 1990.
H ERRERA , L.: Historia de la Orden del Cister, Burgos, 1984-1995, 6 vols.
HAHN , J. B.: L'Ordre cistercien et son gouverment. Des originis au milieu XIII siècle (1098-
1265), Paris, 1982.
K INDER , T. N.: L'Europe Cistercienne, Grignan-Paris, 1998.
K NOWLES , D.: El Monacato cristiano, Madrid, 1969.
L AWRENCE , C. H.: El monacato medieval. Formas de vida religiosa en Europa Occidental
durante la Edad Media, Madrid, 1999.
L EKAI , Louis J.: Les moines blancs. Histoire de l'Ordre Cistercien, Paris, 1957.
M AHN , J.: L'Ordre Cistercien, París, 1951.
O URSEL , R.: L'Esprit de Citeaux, Grignan-Paris, 1978.
Sobre la arquitectura de la Orden Cisterciense véase la siguiente selección biblio-
gráfica:
AA.VV. (dirección científica I. B ANGO T ORVISO ): Monjes y Monasterios. El Cister en el
medievo de Castilla y León, Valladolid, 1998.
A LTISENT , A.: «Espacio y tiempo ordenados al encuentro con Dios», Vida Nueva, n.º
2127, 1998, 44-45.
A UBERT , M: L'Architecture cistercienne en France, Paris, 1947, 2 vols.
B ANGO T ORVISO , I. G.: El Monasterio Medieval, Madrid, 1990.
B RAUNFELS , Wolgang: La arquitectura monacal en Occidente, col. «Breve Biblioteca de
Reforma», serie «Iconología», n.º 3, Barcelona, 1975.
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biblioteca del monasterio de San Gal6. Realizado hacia el año 820 por
Haito, abad de Reichenau, fue enviado por éste a su amigo el abad de
San Gal. En este plano ideal están previstas y perfectamente ordenadas
con criterios funcionales todas las todas las dependencias necesarias
para el desarrollo de la vida monacal benedictina, agrupadas en distin-
tas áreas, racionalmente dispuestas: el área dedicada a la vida económi-
ca del monasterio, donde vivían los artesanos y criados del monasterio;
el área dedicada a los huéspedes y a las escuelas; el área dedicada a novi-
cios y enfermos, incluido el camposanto; y por fin el área fundamental,
núcleo mismo del monasterio, que es la auténtica clausura donde
vivían los monjes. Este último ámbito, principal aportación y marca de
sello de la arquitectura monástica occidental, era el claustro, constituido
por cuatro galerías o pandas que rodeaban un patio central abierto,
que era el distribuidor, además de vía comunicación (protegida de las
inclemencias del tiempo) de toda la serie de dependencias de uso
común de los monjes como la iglesia con su sacristía (en el lado norte),
el dormitorio y calefactorio (en el lado este), el refectorio (en el lado
sur) y la bodega o almacén (en el lado oeste). El plano ideal de San Gal
nunca llegó a construirse. Sin embargo, su legado fue recogido por los
cluniacenses quienes lo desarrollaron, matizaron o perfeccionaron, tal
y como puede apreciarse en las distintas fases constructivas de su mis-
ma casa madre de Cluny, conocidas con los nombres de Cluny I, II y III,
que han sido objeto de profundos estudios7. En fin, esta herencia fue la
que percibió el Cister para realizar sus residencias, tradición que apro-
vechará enormemente, adecuándola a su particular espíritu y a sus
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Sobre el plano de San Gal véase:
H ORN , Walter y B ORN , Ernest: The Plan of St. Gall. A Study of the Architecture and eco-
nomy of, and Life, in a Paradigmatic Carolingian Monastery, Berkeley-Los Ángeles-Londres,
1979, 3 vols.
H ECHT , Konrad: Der St. Galler Klosterplan, Sigmaringen, 1983.
J ACOBSEN , Werncr: Der Klosterplan von St. Gallen und die Karolingische Architektur:
Entwicklung und Wandel von form und Bedeutung im fränkische Kirchenbau zwischen 751 und
840, Berlin, 1992.
Lamentablemente el antiguo monasterio de Cluny fue destruido y sólo quedan
algunos restos. Hoy, sin embargo, podemos hacernos una idea de sus características gra-
cias a los estudios y reconstrucciones en maquetas y planos realizados por el arquitecto
norteamericano Kenneth J. Conant (sobre el tema véase C ONANT , Kenneth John: Cluny:
Les eglises et la Maison du chef d'Ordre, Mâcon, 1968).
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iglesia solían tener tres naves, una central más ancha y dos laterales más
estrechas, y estaba dividido por una clausura alta que delimitaba y sepa-
raba el coro de los monjes y de los conversos, donde estaban las res-
pectivas sillerías. Los conversos accedían a su coro por una puerta que
daba al callejón, antes mencionado, reservado para ellos.
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fin de que los vientos dominantes del oeste arrastrasen los efluvios de
esta zona lejos del cuadro monástico. La Regla también preveía un
lugar, independiente y separado de las estancias destinada a la comuni-
dad, para la formación y vivienda de los novicios. Estas constituían el lla-
mado noviciado y en ocasiones se articulaban en torno a un claustro. Las
comunidades cistercienses también desarrollaron una importante labor
de caridad o beneficencia emanada del espíritu de la Regla. No solo
repartían en su portería limosn as para los pobres sino que ta mbién
ofrecían hospitalidad a visitantes y peregrinos, ricos y pobres, en el
ámbito de la hospedería, ubicada, como es lógico, en las cercanías de la
entrada del conjunto. Aunque en principio el abad estaba obligado a
pasar la noche con los monjes en el dormitorio común o en una peque-
ña estancia próxima a éste, pronto se separó de la comunidad y se cons-
truyó unas dependencias privadas. No obstante el desarrollo de estas
estancias independientes del abad se produjo sobre todo en la edad
Moderna. Por fin en el interior del recinto monástico se hallaba el
huerto y múltiples y diferentes dependencias de variada ubicación que
constituían el marco de las tareas domésticas del cenobio o de las actividades
económicas de la comunidad (tahona, molinos, graneros, fragua, talleres
diversos, etc.).
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En comparac ión con lo s trabajos realizad os sobre historia y arquitectura de la
Orden Cisterciense, las obras dedicadas al estudio de la Orden Cartujan a son nu mé-
ricamente escasas.
Sobre el desarrollo histórico de la Orden Cartujana véase la siguiente selección
bibliográfica:
D OREAU , Victor Marie: Les Ephémérides de l'Ordre des Chartreux d'après les documents,
Montreuil, 1897-1900, 4 vols.
L E C OUTEULX , Carolo: Annales Ordinis cartusiensis ab anno 1084 ad annum 1429, auc-
tore D. Carolo Le Couteulx, cartusianno, nun prinum a monachis eiusdem Ordinis in lucem edi-
tae, Monstrolii, 1887-1891, 8 vols.
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Una magnífica traducción al castellano del texto de las Costumbres puede encon-
trarse en: Por un C ARTUJO : Maestro Bruno padre de monjes, col. «Biblioteca de Autores
Cristianos», n.º 413, Madrid, 1980.
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Durante el siglo XII y buena parte del siglo XIII , los conjuntos
monásticos de la Orden Cartujana se caracterizaron por su ubicación en
lugares inhóspitos, por la humildad y sencillez de sus alzados, por la irre-
gularidad de sus plantas y por la ausencia de un esquema fijo en la dis-
tribución de sus dependencias, notas que fueron el resultado de la rigu-
rosa aplicación de los radicales principios de soledad y pobreza
propuestos por su fundador que tuvieron plena vigencia en el periodo
señalado. Otro de los rasgos más singulares de estos primeros conjuntos
fue la existencia de dos monasterios independientes separados entre sí
por una cierta distancia, denominados casa alta y casa baja, donde
vivían respectivamente los padres y los hermanos. La causa de esta divi-
sión se encontraba nuevamente en motivos de tipo práctico. Siguiendo
la tradición de Chartreuse, los lugares donde se solían instalar los padres
eran tan poco accesibles y tan inadecuados para la agricultura, que los
hermanos, para poder procurar los medios de subsistencia necesarios,
tenían que emplazarse (y por tanto residir) en terrenos más bajos, más
idóneos y de condiciones climáticas más benignas para la explotación
agropecuaria y más accesibles y de fácil conexión con los pueblos veci-
nos. Sin embargo, ya en la segunda mitad del siglo XIII y sobre todo en
el XIV, cuando las fundaciones comenzaron a ubicarse en lugares más
llanos y con clima más favorables, cuando los cartujos contaron con
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Solo nos resta comentar una breves notas sobre las pautas que los
cartujos siguieron a la hora de distribuir los ámbitos, claustros y depen-
dencias de sus monasterios. Lo que más llama la atención es que estos
monjes, al contrario que los cistercienses, no se acomodaron a un
esquema único y común y, de hecho, las fórmulas de disposición res-
pectiva de los citados ámbitos, claustros y dependencias son extraordi-
nariamente variadas. Uno de los principales factores que explican este
singular fenómeno es la falta de una tradición establecida en este pun-
to desde los primeros tiempos de la Orden. El hecho de que durante el
siglo XII y buena parte del XIII los cartujos cumplieran estrictamente los
principios de soledad y pobreza enunciados por el fundador determinó
que los monasterios se fundaran en lugares inhóspitos y de irregular
orografía (estrechos valles, zonas de montaña) y que no se invirtieran
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4. A MODO DE CONCLUSIÓN
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San Antonio
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San Pacomio
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San Benito
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San Bernardo
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San Bruno
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Monjes cistercienses. «Si las condiciones de los lugares o la pobreza exigen que se
ocupen ellos mismos de las cosechas, los monjes no deben entristecerse, porque es
entonces cuando de verdad son monjes...» (Regla, c. 48. 7/8).
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Hermano cartujo. «Para recibir a los laicos al estado de converso se hace casi lo mismo
que con los clérigos. Pues igualmente se les propone lo que hay de duro y austero».
(Costumbres, C.LXXIII, 1).
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Abadía Cisterciense.
Programa funcional de las construcciones del cuadro monástico y su organi-
zación espacial (la planta tipo). Publicado en: LEROUX-DHUYS, J. F.: Las
abadías Cistercienses. Historia y arquitectura, Colonia, Köneman, 1999, p. 53
(Primera edición: París, éditions Mengès, 1998).
Leyenda del Plano:
1. Santuario y altar principal 2. Capillas del transepto y altares secundario. 3.
Sacristía. 4. Escalera de maitines. 5. Puerta de los muertos. 6. Clausura alta. 7.
Coro de los monjes. 8. Banco de los impedidos y enfermos. 9. Puerta del
claustro (para los monjes). 11. Puerta del callejón de conversos. 12. Nártex.
13. El patio del claustro con el pozo y el lavabo. 14. El armarium. 15. Galería
de la collatio. 16. Sala capitular. 17. Escalera de día hacia 18 y 19. 18.
Dormitorio de los monjes. 19. Letrinas. 20. Locutorio de los monjes. 21. Paso
de los monjes. 22. Sala de los monjes (scriptorium). 23. Sala de los novicios.
24. Calefactorio con su chimenea. 25. Refectorio de los monjes. 26. Púlpito
del lector. 27. Torno. 28. Cocina. 29. Despensas. 30. Locutorio de los conver-
sos. 32. Pasaje de los conversos. 33. Bodega. 34. Escalera de los conversos
hacia 35 y 36. 35. Dormitorio de los conversos. 36. Letrinas.
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