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Alumno:
Lógica del Raciocinio jurídico.
Eduardo Garcia Máynez.
LÓGICA DEL RACIOCINIO JURÍDICO.
La lógica del derecho comprende tres grandes partes: doctrina del juicio, doctrina
del concepto y doctrina del raciocinio jurídicos.
El problema básico consiste, por ende, en determinar si las normas jurídicas son
realmente juicios. Pues lo que evidentemente no puede aceptarse es que sean
enunciados. Si añadimos que la norma es verdadera y que, por serlo, asume
carácter enunciativo, habrá entonces que admitir el criterio de verdad aplicable a los
juicios de esta clase o, en otras palabras, hacer depender la “verdad” de aquella de
la coincidencia entre lo que expresa y la conducta real del sujeto a quien obliga,
reconoceremos entonces que el criterio de verdad no es aplicable a los juicios
normativos, y que el sentido de estos difiere radicalmente del de todos los demás.
El rodeo que propone Quesada para resolver el problema es, amén de artificial,
completamente innecesario, porque, en primer término, no es cierto que las
estructuras deductivas no pueden aplicarse directamente a las normas siempre se
han aplicado así y, en segundo lugar, porque las proposiciones enunciativas sobre
lo que disponen tales o cuales preceptos legales no son derecho, ni pueden, por
tanto, servir de base a las inferencias que a diario realizan los órganos encargados
de aplicar tales preceptos.
Otra distinción con otros tratadistas de la lógica del derecho es que la conciben
como una teoría de la deducción, y para nosotros es exclusivamente como lógica
del raciocinio jurídico. Por lo cual se define a la lógica formal, como aquella parte de
la doctrina que formula las reglas de inferencia indispensables para la construcción
de cualquier disciplina científica y ofrece, a la vez, lo necesario para la exacta
formulación de tales reglas.
Es verdad que muchas de las cuestiones conexas no son de orden lógico; pero
como las relativas a la forma de los raciocinios, en la órbita del derecho, presuponen
la existencia de los juicios que les sirven de premisas y, por tanto, la previa solución
de las que se refieren a la vigencia de las normas de que se parte, a la interpretación
de las expresiones de que los órganos creadores de derecho se han servido y, en
caso de lagunas, a la integración de los vacíos de las fuentes formales, es imposible
desligar los temas lógicos de los no lógicos, ya que unos y otros aparecen
Con respeto a las normas contradictorias, estas se presentan cuando una norma
prohíbe una conducta y otra en su contrario la permite.
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Una antinomia autentica se presenta cuando las normas contradictorias son
totalmente incompatibles (estas se presentan con los mismos sujetos, en el mismo
tiempo y la misma contradicción) y sería imposible aplicar ambas normas
simultáneamente. Una conducta específica no puede estar jurídicamente permitida
y prohibida a la vez.
Para evitar este tipo de problemas y que los legisladores reconozcan lo menos
posible la contradicción entre las normas, es muy importante la tarea hermenéutica,
ya que al analizar la norma podemos encontrar diferencias entre estas que puedan
permitir su coexistencia y aplicación simultánea, terminando así con la contradicción
y evitando estar en presencia de una antinomia.
¿Qué pasa en el caso de que las dos normas tengan un rango y vigencia del mismo
rango? Esta pregunta y sus respuesta me parecieron muy interesantes ya que se
menciona que algunos autores sin temor a equivocarse han contestado “Si entre
dos norma de idéntico rango y ámbitos iguales de validez temporal hay oposición
contradictoria, tales preceptos se derogan recíprocamente”.
El problema de esta respuesta surge en la práctica cuando ante el juzgador se
presenta un caso en que la antinomia no puede ser eliminando ambos preceptos ya
que para poder juzgar es necesario que uno de ellos se mantenga en pie y si nos
pegamos a la teoria de la exegesis, el juzgador solo debe tomar la ley y aplicarla sin
interpretaciones de su parte, el juzgador no tiene la facultad de elegir qué Ley va a
8 prevalecer cuando ambas son aplicables, sin embargo para solucionar este
problema en la legislación Mexicana se dispone que la Ley con Mayor jerarquía es
la que prevalecerá, y en dado caso de que no se pueda determinar por el juzgador
cual es la Ley de Mayor Jerarquía, esto será resuelto por el tribunal de mayor
jerarquía quien pronunciara la última palabra.