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CLASE VIII:

CULTIVANDO LA OBEDIENCIA: APRENDIENDO A


DEPENDER DE DIOS
Objetivo: entender que como hijos de Dios estamos llamados conocer cual es la voluntad de Dios y
obedecerla, para cultivar la santidad, el fruto del Espíritu y Cristo sea formado en nosotros.
Ponente: Maestro Dolreich Artigas

LA OBEDIENCIA Y 7 CARACTERÍSTICAS DE UN CRISTIANO GENUINO

Vivimos en un tiempo en el que muchos dicen ser cristianos y pocos viven de acuerdo a la voluntad
de Dios que implica conocer a su Hijo Jesucristo para tener la voluntad de Dios como agradable y
perfecta.
Muchas congregaciones en distintas denominaciones se viven un tiempo, en el que el
cristianismo moderno y los predicadores pragmáticos no llaman a las personas al auto examen. El
apóstol Pablo escribió a los Corintios exhortándoles a examinar y probar su fe: “Examinaos a vosotros
mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que
Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? (2 Corintios 13:5)”.
Ciertamente, esto fue escrito para exhortar a unos hermanos de hacen casi 2000 años atrás.
Pero, ¿acaso no está vigente en nuestros días? ¿Cómo podemos encontrar en la Biblia una manera
de probarnos a nosotros mismos? Bueno, en la primera carta del apóstol Juan encontramos una serie
de declaraciones: Palabra de Vida, Dios es luz, Cristo nuestro abogado, el nuevo mandamiento, El
anticristo, Hijos de Dios, y en el Capítulo 4 nos insta a probar los espíritus para que no seamos
engañados como sucede en el presente.
Así pues que esta carta nos muestra los indicadores para examinarnos en lo personal e
individualmente, acerca de lo que es y hace una persona que ha sido llamada de las tinieblas a la luz
admirable del Señor. Y las identificamos observando las siguientes características que sostienen la
verdad en nosotros:
1. Un Verdadero Cristiano Anda En Luz.
2. Un Verdadero Cristiano Confiesa sus Pecados Constantemente.
3. Un Verdadero Cristiano Guarda Los Mandamientos Del Señor.
4. Un Verdadero Cristiano Ama y No Aborrece.

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5. Un Verdadero Cristiano No es amigo del Mundo.
6. Un Verdadero Cristiano No Practica El Pecado.
7. Un Verdadero Cristiano se ama a sí mismo, a Dios y a los hermanos y así, al prójimo.
Estas características del verdadero cristiano ya habían sido expuestas en Juan que expone esta
verdad dentro de los 3 de los 5 capítulos de la epístola como ya fue señalado, es necesario resaltar
su importancia al igual que lo hizo el Apóstol. La importancia del amor, el vínculo perfecto.
El odio es el equivalente espiritual del homicidio ante los ojos de Dios, porque para Él la actitud
es igual al acto. Los hijos de Satanás se distinguen por su indiferencia hacia las necesidades de otros.
El amor cristiano lleva sacrificio y entrega de uno mismo por los demás. Cristo renunció a su propia
vida por el bien de los creyentes y su sacrificio perfecto es la esencia del amor cristiano. Dios llama a
los cristianos a amarse unos a otros y a vivir conforme al mismo parámetro de amor que Él tuvo por
nosotros y estos son mandamientos que estamos libres de obedecer o desobedecer.
Aquí se reiteran las tres características de esta epístola: Creer, Amar y Obedecer, que son las
principales evidencias de salvación verdadera. Otro beneficio del amor es la presencia permanente y
poderosa del Espíritu Santo.
Es bastante clara la Palabra de Dios en este punto, alguien que no muestra amor a sus hermanos
no ama a Dios por más que lo diga y lo jure. Es MENTIROSO.

De Tinieblas a la Luz
La realidad es que no hay tal cosa como un “cristiano carnal”, es una contradicción de términos.
El cristiano por definición es espiritual, tiene una nueva naturaleza, nuevos deseos, un anhelo
profundo y apasionado de agradar a Dios, adorarlo y glorificarlo esforzándose cada día por crecer en
santidad con la ayuda del Espíritu Santo.
Fuimos traídos de las tinieblas de la muerte, de la obscura opresión del pecado a la luz
resplandeciente y liberadora del Señor, no podemos ya seguir practicando las obras de la carne y
llamándonos cristianos al mismo tiempo ya que esto es inconsciencia. Algo dentro de nosotros debió
cambiar cuando fuimos restablecidos en el espíritu, es decir, cuando nacimos de nuevo y si no ha
sido así, tal rediseño no ha tenido lugar. Con esto no quiero decir que todo tu carácter es perfecto
instantáneamente, sabemos que hay un proceso que dura toda la vida pero debemos examinarnos
día a día y caminar en santidad de una manera agradable a nuestro Dios, pues recordemos que el

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Espíritu Santo nos convence de pecado, justicia y juicio. Así pues, convencidos de pecado, caminamos
hacia la santidad en obediencia a la palabra que transforma nuestro entendimiento y nos trae
consciencia de santidad y por lo tanto, se desarrolla el fruto del Espíritu en nosotros. Es decir, que
mengue la obra de satanás y crezca la obra de Cristo en nosotros;
Las palabras con las que el apóstol Juan habla en el libro 1 de la Epístola nos muestra las
polaridades del anticristo y lo que implica ser Hijos de Dios, no son muy dulces y agradables, pero es
la verdad que necesitamos escuchar.
De la misma manera, el Apóstol Pedro en su 1ª carta nos dice lo siguiente:
Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del
mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para
no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres,
sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que
agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías,
disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no
corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán
cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Porque por esto
también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne
según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios. Mas el fin de todas las cosas se
acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. Y ante todo, tened entre vosotros
ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. (1 Pedro 4:1–8)

Nos incita a ser sobrios, es decir, estar claros y vigilar en oración y esto es palabra de Dios, cuya
voluntad es que le obedezcamos y para hacerlo, conozcamos a su Hijo Jesucristo, quien es el
primogénito, el primero de muchos, pero el unigénito de Dios. A Él hemos de imitar para obedecer
la voluntad de Dios.

Tarea:
1. Examínese en lo personal en su intimidad con Dios e identifique aquellas áreas de su
vida en las que no obedece la palabra del Señor y por lo tanto, no han sido
transformadas.
2. Comparta en el grupo sus limitaciones y pida apoyo en oración, para que así se cumpla
la ley de Cristo que es el amor (orar, sobrellevar la carga, exhortarse, los unos a los
otros y esto es amarnos unos a otros como Él nos ha amado).

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