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Vigilar y castigar

La pena ha sufrido una transformación que, aunque no es un mejoramiento de la


situación anterior a lo que era la pena, si constituye un cambio en torno a la
evolución que el hombre ha tenido a través del tiempo y que en la actualidad está
basada en normas legales o políticas que la sociedad ha construido. Así mismo
existen un conjunto de herramientas que se utilizan con la intención de hacer uso
del poder para conseguir información de personas que han cometido actos no
legales.

Es así que esto debe regirse en torno en cuatro aspectos, que envuelven a la pena
y al poder: en primer lugar la represión de la pena no debe consistir solo en una
acción negativa, sino en su lugar, debe verse como una acción que atrae beneficios
a la sociedad ; en segundo lugar los métodos para juzgar las penas tienen una parte
conforme a la ley, pero también tienen un aspecto político; en tercer lugar se debe
crear una relación entre la pena y la ciencia humana pues ambas entran dentro de
un proceso epistemológico y en cuarto lugar, la pena debe considerarse un castigo
para el alma que contribuya con el cambio del hombre que cometió un delito.

La pena que se produce en la persona debe ser cuantificable, de modo que


produzca un determinado nivel de sufrimiento en quien la tenga, pero debe seguir
reglas basadas en la gravedad del delito cometido y finalmente debe significar un
triunfo de la justicia ante el delito. En encierro constituye la privación de la libertad,
un nuevo enfoque de lo que era el castigo, pero eficaz ante la imposibilidad de exigir
el cumplimiento de derechos y genera una disciplina que ya no está basada en el
daño de manera física al cuerpo, sino en una revisión constante que convierte al
sujeto en alguien dócil y útil.

La nueva forma de castigo priva al sujeto de su libertad y al mismo lo mantiene


vigilado a través de elementos de poder que lo ponen a trabajar de manera
sistemática; la prisión constituye una forma para administrar los delitos, puesto que
se convierten en medios para generar conocimiento. La transformación que ha
sufrido la pena representa un mecanismo de poder para la sociedad, pues se pasa
de un otorgar un dolor físico, a uno que lo ocasiona en lo mínimo, pero que tiene
repercusiones a nivel mental y que de forma humanitaria convierte al sujeto en
alguien útil para la sociedad.

El uso del poder en este nuevo método de castigo, significa una herramienta para
la domesticación humana, para reconfigurar al ser humano y cambiar su conducta;
este medio no solo tiene influencia dentro del sistema carcelario, pues es común
observar su uso en otras áreas de la actividad social como las escuelas o las
fábricas. Es así, que este método evolucionado del castigo, demuestra la intención
doméstica que instituciones de poder han utilizado como medida de regulación
conductual en la sociedad; si bien su objetivo es la regulación de la pena, también
ha evolucionado para generar un impacto en toda la sociedad.

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