Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
DIVISIÓN DE POSGRADOS
POSGRADO EN HISTORIA Y ETNOHISTORIA
TESIS
PRESENTA
La construcción del paisaje ritual en la zona centro oriental de Quintana Roo en torno a
cuevas y cenotes
ÍNDICE GENERAL.
INTRODUCCIÓN………7
Objetivos particulares y contenidos de cada uno de los capítulos……….13
2.4.2.5 Tulum………95
4.4.1.2 Chumpón……..240
4.4.1.3 Tulum……….241
4.4.1.4 San Antonio Muyil………242
4.4.1.5 Chan Cah Vera Cruz………243
4.5 Los últimos años de la Guerra de Dios.........244
CONCLUSIONES………..343
Agradecimientos
Debo de empezar agradeciendo a Los Tres Cruces que me han cuidado y guiado durante la
realización de mi tesis…ellos me dotaron de energía, ánimo y pasión para concluir este
episodio de mi vida el cual es, sin duda, uno de los mejores. Gracias a la vida por proveerme
de salud pero sobre todo, de darme la oportunidad de realizar este trabajo. Quisiera
también agradecer al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por otorgarme una beca
para la realización de mi disertación…estoy infinitamente agradecida.
Gracias por todo lo que me ha dado la Escuela Nacional de Antropología e Historia, por
aceptarme en el Posgrado de Historia y Etnohistoria, por sentir que estaba en todo
momento en mi hogar. A la doctora Roxana Rodríguez, Coordinadora del Posgrado en
Historia y Etnohistoria quisiera agradecerle la disposición y la amabilidad de su trato hacia
mi persona, al igual que la asistencia brindada por Alicia Ramos.
No puedo seguir sin dedicarle unas palabras a la Dra. Johanna Broda, directora de dicha
tesis quien me inspiró y apoyó desde el primer momento…su ejemplo es inspirador pero,
sobre todo, su trabajo y dedicación fueron sin duda el eje de mi motivación: GRACIAS por
todo querida doctora, es un honor poder decir que soy una de sus alumnas. Su visión de la
Etnohistoria me imbuyó a formular esta tesis.
Como tal, mi formación de licenciatura y maestría fue respaldada por el Dr. Ernesto Vargas
Pacheco: Sensei, se lo he dicho en dos ocasiones y lo repetiré una vez más, GRACIAS por
inculcar en mí el sentido del trabajo y el deseo de elaborar trabajos que ayuden a exhibir la
complejidad de la cultura maya. Gracias por estar en mi vida y guiarme como un padre. No
tengo palabras para expresarle mi afecto y eterna lealtad.
A mis queridos profesores Dra. Catharine Good, Dr. Druzo Maldonado, Dr. Gerardo
González, Dr. Raúl Aranda, Dra. Martha Cahuich, así como a mis sinodales Dra. María del
Rosario Domínguez, Dr. Antonio Benavides, Dr. Roberto Romero, quiero agradecer su
disposición, sus enseñanzas y su ejemplo: a todos, muchísimas gracias a cada uno.
A mi madre, María Teresa Aroche le agradezco el darme la vida: gracias por todo lo que
haces por mí mamá, te amo con todo mi ser. Gracias a mis columnas vertebrales, mis
hermanas, Adriana Sánchez Aroche y Laura García González a quienes amo profundamente:
Ady, espero estés orgullosa de mí; Lau, eres mi familia y sin tu apoyo, no hubiese podido
concluir este sueño. Las dos fueron mi soporte en momentos en donde me embriagaba la
soledad y la desesperanza. A mi querido tío Juan Aroche quiero darle las gracias por ser
quien respaldó mis estudios en los momentos más difíciles.
A Alberto Castellanos, Gilberto León, Mundo Ramírez, Kathia Pérez, Ivonne Reyes, Nidia
Olvera, Ildefonso León, Angélica Gutiérrez, Ana Álvarez, Damián Olvera, Raymundo
Barrientos, Isabel y Raquel García, gracias por los episodios que hemos vivido y por ser parte
integral de mi vida. A Alex, Samy, Eduardito, Oso, Karen, Chino, Billy, Bere, Paul, Azucena,
mil gracias por las vivencias y por hacerme crecer ¡Los quiero!.
No puedo terminar sin mencionar y agradecer a mi familia maya: Doña Emilia, Don Urbano
May, Silvia y Fabián Aké, Fabiola, Yulissa, Jair, Adrián, Yamily, Georgina, Geydi, Seydi,
Wendy, ¡DIOS BOO´TIK!. Dicho estudio es para honranlos y expresar mi admiración y
respeto.
6
A mi mamá Jose.
INTRODUCCIÓN
Tratar de realizar una aproximación para reconstruir la historia de un grupo social es una
tarea ardua, en la cual, están implicadas cuestiones de tipo epistemológico, estructural,
historiográfico, pues las nociones que se tienen de la historia son variadas, ya sea por el tipo
de educación recibida, el medio en el cual se desarrolla una persona, las influencias de la
religión profesada, la historia de vida llevada, por nombrar algunas.
Como investigadores de las ciencias sociales, nos interesa el desciframiento y
acercamiento a las culturas antiguas, las cuales, han dejado un legado material a través de
vestigios a escala macro y micro, recreando a través de éstos la vida y las formas de
supervivencia de la época. Por esta razón, muchas veces hemos considerado pertinente
realizar historias desde perspectivas diacrónicas para fundamentar su establecimiento en
el territorio habitado y sus dinámicas de desarrollo.
El caso particular de los grupos culturales habitantes del México Antiguo es
interesante porque muchos de los sitios geográficos en donde se asentaron, en la
actualidad, siguen existiendo como pueblos o municipios que albergan a una creciente
población denominada por el estado “indígena”, la cual, continúa la resistencia ante los
embates de la globalización a través de mecanismos de readaptación, reinterpretación y
resignificación, valiéndose principalmente de su lengua para establecer su identidad ante
procesos económicos, políticos y religiosos actuales.
Un ejemplo concreto lo observamos en el sureste mexicano, territorio en donde
habitaban desde la antigüedad los pueblos mayas pertenecientes a distintas ramas
lingüísticas, quienes experimentaron y se adaptaron al medio natural para formular
modelos mentales, transformados paulatinamente en cosmovisión, plasmándola en vastos
complejos arquitectónicos y en objetos de diversa índole. Al igual que en otras latitudes, los
acontecimientos y fenómenos históricos marcaron el rumbo de su devenir, ya que en
algunas ocasiones migraron, en otras fueron subyugados por invasores, conquistaron
territorios lejanos, recibieron agentes extranjeros, todo esto acontecido en periodos
milenarios.
8
1
Liendo Stuardo, R. (2010). Historia prehispánica en el área maya. En Mayas: Guía de Arquitectura y Paisaje
(pp. 34-51). Ciudad de México-Sevilla: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Filológicas, Centro de Estudios Mayas, Junta de Andalucía, Consejería de Obras Públicas y Vivienda, Gobierno
de España.
9
desfortunios de las fuerzas naturales. Si bien la incursión de los ibéricos obtuvo el éxito
deseado, una fracción del grupo indígena maya se mantuvo renuente a las nuevas
jurisdicciones instauradas, pues ocuparon zonas poco conocidas y de difícil acceso como
refugios, en los cuales, podían mantener una cierta autonomía y libertad.
A través de un análisis historiográfico2, observaremos que la zona demarcada de la
Costa Oriental se mantuvo a los ojos de los españoles, despoblada y marginada durante los
siglos XVI, XVII y XVIII, y sólo se establecieron pequeñas regiones ganaderas y rancherías
dispersas. Las condiciones políticas, económicas y religiosas implantadas en dichos siglos
avivaron el desarrollo de rebeliones indígenas, siendo la zona de mayor concentración el
centro oriente en donde tuvo lugar a mediados de 1847 el conflicto conocido como Guerra
de Castas.
Durante los primeros años, los mayas tomaron diversos poblados, sin embargo, de
manera sorpresiva retornaron a sus milpas; posteriormente en 1850 próximo a un cenote,
se manifestó por primera vez La Santísima Cruz, llamada también La Cruz Parlante la cual
incitó a los mayas macehualo´ob3 a retomar las armas. Los cruzo´ob (los que combaten por
2
Según el historiador Ruggiero Romano, la historiografía “aparece como una serie de nuevas lecturas del
pasado, llenas de pérdidas y resurrecciones, de vacíos de memoria y revisiones.
Uno de los rasgos esenciales de la historiografía francesa es, a mi parecer, su gran amplitud de visiones. Si se
examina la parte más viva de la historiografía francesa actual, se da uno cuenta de que la vieja tradición de
observar un objeto histórico desde varios ángulos, sigue viva.” Romano, R. (1996). Historia cuantitativa,
historia económica e historia: algunas consideraciones sobre la historiografía francesa de hoy. En H. de Gortari
y G. Zermeño (dir.), Historiografía francesa: corrientes temáticas y metodológicas recientes (pp. 145-157)
México, México: Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto Mora, Universidad Iberoamericana.
Otra definición a considerar es la propuesta por el Doctor Roberto Romero Sandoval, quien menciona: “La
historiografía es el conjunto de obras que dan cuenta de la historia de la humanidad y que se han elaborado
a lo largo de su desarrollo desde diferentes perspectivas y con distintas intenciones como testimonio, análisis,
reflexión y explicación de los procesos históricos del ser humano. Sin embargo, la historiografía también es un
estudio biográfico y crítico de los escritos que se han realizado sobre historia y sus fuentes y de los autores
que la han tratado.” Romero Sandoval, R. (s/f). Iniciación a la Investigación Histórica I. México, México:
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de Historia.
3
La palabra macehualo´ob proviene del náhuatl macehualli, la cual denominaba a los indios del común en
comparación con los indígenas de ascendencia noble. Durante el conflicto armado, los mayas yucatecos y
campechanos la utilizarían para diferenciarse de los rebeldes, denominándolos macehualo´ob, “los
macehuales”. En la actualidad los habitantes de Los Chunes se autodenominan de esta manera.
11
4
El ritual es un concepto relacionado con las religiones denominadas “primitivas”, siendo W. Robertson Smith
(1889) uno de los pioneros en su uso; posteriormente E. B. Tylor (1871) y Sir James G. Frazer (1890) lo
emplearían para explicar ciertas prácticas. E. Durkheim lo definió como “las reglas de conducta que prescriben
el comportamiento humano en presencia de objetos sagrados”. Max Gluckman y Victor W. Turner (1967),
miembros de la escuela de Manchester lo identificaron como elementos de manutención y equilibrio de la
sociedad, así como procesos activos, dinámicos, simbólicos, espaciales y temporales que permitían el ejercicio
del poder y la construcción del estado de forma eficaz. Evans, E. S. (1996). Ritual. En D. Levinson y M. Ember
(Eds.), Encyclopedia of Cultural Anthropology, Volume 3 (pp. 1120-1123). Sponsored by Human Relations Area
Files at Yale University. New York, EUA: Henry Holt and Company.
12
5
Para Sandra Montón Subías y Luis J. Abejez, “la arqueología histórica actua a modo de crisol, donde diferentes
evidencias -documentos escritos, cultura material, ilustraciones gráficas, tradición oral, etc.- pueden
combinarse para complementar la comprensión de procesos que se han estudiado, tradicionalmente,
únicamente desde la documentación escrita; o para tratar aquellos otros que han quedado escasamente
registrados o que, simplemente, han sido ignorados por ella.”. Montón Subías, S. y Abejez, L. J. (2015). ¿Qué
es esa cosa llamada Arqueología Histórica?. Complutum, Vol. 26 (No. 1), pp. 11-35.
13
Referencias de autores:
Evans, Elizabeth S., 1996
Liendo Stuardo, Rodrigo, 2010
Montón Subías Sandra y Luis J. Abejez, 2015
Romano, Ruggiero, 1996
Romero Sandoval, Roberto, s/f.
15
6
Fueron varios los investigadores que desarrollaron concepciones acerca del término, siendo Paul Kirchhoff
(1943) uno de los primeros en proponer “una superárea cultural –con correlaciones ecológicas- o como una
región cuyos habitantes, tanto los inmigrantes muy antiguos como los relativamente recientes se vieron
unidos por una historia común que los enfrentó, como un conjunto, a otras tribus del Continente, quedando
sus movimientos migratorios confinados, por regla general, dentro de sus límites geográficos, una vez
entrados en la órbita de Mesoamérica. En algunos casos participaron en estas migraciones tribus de diferentes
familias o grupos lingüísticos”. Kirchhoff, P. (1960). MESOAMÉRICA. Sus Límites Geográficos, Composición
Étnica y Caracteres Culturales, Suplemento de la Revista Tlatoani 3, pp. 1-13).
Wigberto Jiménez Moreno “se propuso rastrear el desarrollo cultural del México prehispánico desde los más
tempranos inicios de la cerámica (alrededor de 1500 a.C.) hasta la fundación del “imperio tolteca” (en ca.
1000 d.C.), presentando mapas de los desarrollos importantes en Mesoamérica del Formativo (la expansión
de la cultura olmeca), así como la transición al periodo Clásico, en un intento de dar profundidad temporal a
los planteamientos hasta entonces estáticos sobre la diversidad cultural observada en Mesoamérica”.
Según Gordon Willey, “con la adopción de la agricultura alrededor de 1500 a.C., Mesoamérica alcanza la
unidad como área cultural. Esta unidad se expresa mediante un complejo agrícola básico formado por maíz,
frijol, calabaza y chile, complementado por otras plantas comestibles domesticadas por el ser humano: cacao,
mandioca, agave, además de numerosas frutas y verduras”.
Sanders y Price discutirían las relaciones del medio ambiente y la evolución sociocultural, apuntando que
“Mesoamérica puede dividirse en una serie de regiones simbióticas, cada una consiste en zonas de
medioambiente contrastante [con] un componente de tierras altas y uno de tierras bajas…cuando las áreas
estuvieron históricamente en constante contacto, estos contactos fueron una fuerza principal en el
enriquecimiento de tradiciones culturales locales”.
Jaime Litvak definiría bajo sus términos Mesoamérica como “un sistema espacial de intercambio normal,
donde cada región componente, además de su dinámica interior, tiene relaciones de este tipo con todas las
demás regiones que la conforman, que varían en el tiempo y que presentan entre sí estados de equilibrio
siempre cambiantes”. Williams, E. y Weigand, P. C. (2011). Mesoamérica, debates y perspectivas a través del
tiempo. En E. Williams, M. García Sánchez, P. C. Weigand y M. Gándara (Eds.), Mesoamérica. Debates y
perspectivas (pp. 23-44). México, México: El Colegio de Michoacán, Colección Debates.
16
7
El término sagrado fue empleado por W. Robertson Smith (1889), quien lo identificó con “lo que las
prohibiciones protegen y aíslan”. Posteriormente, E. Durkheim (1912) lo definió como símbolos del sistema
social, siendo así la raíz de la religión. Todo lo que es sagrado constituye un objeto de respeto. H. Hubert y M.
Mauss (1899) identificaron los sacrificios como actos sagrados. Algunos otros que intentaron definir el término
fueron R. Otto (1917), M. Eliade (1957), L. Dumont (1983) y V. W. Turner (1969). Casajus, D. (2008). Sagrado.
En Bonte, P., Izard, M., et al., Traducción de M. Llinares García, Diccionario Akal de Etnología y Antropología
(pp. 651-652). Madrid, España: Ediciones Akal.
17
8
“Se entiende por legitimación un “conocimiento” socialmente objetivado que sirve para explicar y justificar
el orden social. Las legitimaciones son respuestas a todos los interrogantes acerca del “porqué” de los
ordenamientos institucionales”. Berger, P. L. (1971). El dosel sagrado. Elementos para una sociología de la
religión. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu Editores, 40.
18
1.3 La Etnohistoria
9
Martínez Marín, Carlos, “La etnohistoria: un intento de explicación”, La etnohistoria en Mesoamérica y los
Andes, Juan Manuel Pérez Zevallos, J. A. Pérez Gollán (compiladores), Textos básicos y manuales (México:
Instituto Nacional de Antropología e Historia, Secretaría de Educación Pública, 1987), 39-63.
10
Martínez Marín, “La etnohistoria”, La etnohistoria, 49.
20
11
Martínez Marín, “La etnohistoria”, La etnohistoria, 48.
12
Carrasco, Pedro, “Sobre la etnohistoria en Mesoamérica”, La etnohistoria, 15-24.
13
Carmack, Robert M., “La etnohistoria: una reseña de su desarrollo, definiciones, métodos y objetivos”,
Cuadernos del Seminario de Integración Social Guatemalteca. Etnohistoria y Teoría Antropológica, No.26,
Traducción de Flavio Rojas Lima (Guatemala: Ministerio de Educación, Editorial “José de Pineda Ibarra”,
Quinta Serie, 1979), 7-47.
14
Martínez Marín, “La etnohistoria”, La etnohistoria, 50-51.
21
A esta definición nos gustaría agregar la importancia dada al trabajo de campo actual
que en los últimos años ha enriquecido a las propuestas etnohistóricas, pues al entrar en
contacto con grupos autóctonos se han esclarecido ciertas hipótesis respecto a las llamadas
continuidades, pero sobre todo, a las transformaciones, rupturas y resignificaciones que se
han producido sobre todo en ámbitos religiosos.
Con esta afirmación no estamos dejando a un lado los tópicos económicos, políticos
o geográficos, los cuales son indispensables para el escrutinio de fenómenos religiosos, pues
el recurrir a evidencias materiales antiguas y documentación elaborada por indígenas y
occidentales, brinda un bagaje histórico para resolver problemáticas antropológicas.
15
Broda, Johanna, “Etnohistoria y metodología interdisciplinaria. Reflexiones, experiencias y propuestas para
el futuro”, Antropología Mexicana: Proyección al futuro (México: Sociedad Mexicana de Antropología,
Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987), 63-73.
22
diacrónica de hechos y acontecimientos suscitados a través de los siglos. Por esta razón
hemos seleccionado las propuestas de la Escuela Francesa de Historia desarrollada por
Lucien Febvre y Marc Bloch en el ámbito de los estudios históricos en Francia.
Auxiliados por un equipo de historiadores, lanzaron en 1929 la revista Annales
d’histoire économique et sociale, lo cual marcó un parteaguas por abarcar estudios de
historia económica y social. Ante el desencadenamiento de la guerra y el fusilamiento de
Bloch, Febvre decidió continuar con la publicación, cambiándole en 1949 el nombre a
Annales. Economies. Sociétés. Civilisations16.
Apoyado por el gobierno pudo fundar un Centro de Investigaciones Históricas,
jubilándose en ese mismo año para ser sustituido por su más destacado alumno Fernand
Braudel, quien propondría estudios de larga duración (diacronía y sincronía) combinando la
historia con disciplinas como la geografía, la economía y la sociología, lo cual le llevó a
plantear en su obra magistral La Méditerranée et le monde méditerranéen a l’époque de
Philippe II tres clases de tiempo histórico: una geográfica, una económica y sociológica, y
una histórica con tintes antropológicos17.
El aporte de Braudel consistió en la crítica al estudio de la historia de los
acontecimientos o episódica (évenementielle), pues consideraba que si bien existía un
tiempo corto de todas las formas de la vida, este debía complementarse con historias de
larga duración, pues en ésta se pueden encontrar estructuras que se convierten en
elementos estables de una infinidad de generaciones, y puesto que más significativa aún
que las estructuras profundas de la vida son su puntos de ruptura, su brusco o lento
deterioro bajo el efecto de presiones contradictorias18.
16
Lapeyre, Henri, “Capítulo X. Lucien Febvre”, Ensayos de Historiografía (Valladolid: Universidad de Valladolid,
Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Historia Moderna, 1978), 149-161.
17
Lapeyre, “Capítulo XII. Ojeada sobre la obra histórica de Fernand Braudel”, Ensayos de Historiografía, 179-
193.
18
Braudel, Fernand, “La larga duración”, La Historia y las ciencias sociales, Traducción de Josefina Gómez
Mendoza, Colección El libro de bolsillo 139, Sección Humanidades (Madrid: Alianza Editorial, 1968), 60-106.
23
Si bien Annales sería una escuela criticada por sus planteamientos, no puede
negarse la influencia que ejerció sobre escuelas posteriores, como la historia social, historia
de las mentalidades, microhistoria e historia cultural, pues expandió las dimensiones de
estudio en donde la antropología comenzaba a sobresalir. Para poder trazar una línea
temporal y observar el cómo los mayas desde la etapa Postclásica hasta la actualidad han
construido y reconstruido su territorio, transformándolo como tal en un paisaje ritual en el
siglo XIX, nos remitiremos al conjunto de trabajos académicos de Braudel, las cuales insisten
en el diálogo inter y multidisciplinario.
La capacidad de formular una visión del mundo no es una característica exclusiva de los
grupos habitantes de México, pues el devenir histórico ha demostrado que, desde antes de
la era judeo cristiana existían distintas formas de ver y entender el mundo. En el siglo XIX,
el alemán Wilhelm Dilthey realizó un esbozo histórico mundial de este fenómeno,
interesándose por responder las incógnitas acerca de los procesos estructurales para
concebir el mundo desde aspectos filosóficos e históricos comentando que...
La raíz última de la concepción del mundo es la vida. De la reflexión sobre la
vida nace la experiencia de la vida.
Las concepciones del mundo no son productos del pensamiento. No nacen
de la pura voluntad de conocer. La captación de la realidad constituye un
factor importante en su formación. Surge de las actividades vitales de la
experiencia de la vida, de la estructura de nuestra totalidad psíquica.
El clima, las razas, las naciones determinadas por la historia y la delimitación
estatal, las limitaciones de épocas y períodos, condicionadas temporalmente
y en las cuales las naciones cooperan entre sí, concurren para constituir las
condiciones especiales que operan en la diversidad de las concepciones del
mundo19.
19
Dilthey, Wilhelm, Teoría de la concepción del mundo, Versión, prólogo y notas de Eugenio Ímaz, Segunda
edición en español (México: Fondo de Cultura Económica, Obras de Wilhelm Dilthey VIII, 1954), 112-119.
24
20
Son varios los autores que proponen definiciones para entender el concepto de cosmología. Robert Redfield
la entiende como “un intento racional del hombre por tratar de resolver el orden natural, haciendo un
esfuerzo intelectual para la comprender el cosmos, su orden y estructura existente”. Redfield, Robert, “IV. La
concepción primitiva del mundo y la civilización”, El mundo primitivo y sus transformaciones, Traducción de
Francisco González Aramburo, Segunda reimpresión (México: Fondo de Cultura Económica, Colección popular
48, 1973), 107-137.
Stanislaw Iwaniszewski expresa que la cosmología “denota un estudio especializado del cosmos, de su
estructura y de sus orígenes. Utiliza las categorías del tiempo y del espacio en el sentido abstracto, universal
y separado del significado humano”. Iwaniszewski, Stanislaw, “I. Algunos rasgos de las cosmografías y
cosmologías chamánicas”, Construyendo cosmologías: conciencia y práctica, Gustavo Aviña Cerecer y
Walburga Wiesheu, Programa del Mejoramiento del Profesorado (México: Escuela Nacional de Antropología
e Historia, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2009),
11-36.
21
Patrick Johansson K. al tratar de definir el significado del mito en el México antiguo expresa que, “el mito
estructura sobre un eje narrativo lo que constituye para el indígena una cognición, un conocimiento. El
profundo arraigo biológico que manifiesta la estructuración mítica del saber determina a su vez el tenor de
este saber.
El mito será esencialmente una “transformación” de la realidad en función del ser mismo de los que lo
producen. Lo endógeno y lo exógeno se fundirán en la estructuración actiancial del mito”. Johansson K.,
Patrick, “La Gestación actancial del héroe y el tenor nodal de su ser ficticio en la trama mítico-religiosa
náhuatl”, El héroe entre el mito y la historia, Federico Navarrete, Guilhem Olivier (coordinadores) (México:
Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos,
Instituto de Investigaciones Históricas, Serie Historia General 20, 2000), 62-64.
25
Autores como Ángel María Garibay, Alfonso Caso, Rubén Bonifaz Nuño, Wigberto
Jiménez Moreno, Pedro Carrasco, Román Piña Chan, entre otros, fueron los pioneros en
proponer conceptos y categorías para formular la posible existencia de una religión o
religiones mesoamericanas, tópico indispensable para asentar los principios cosmogónicos
y cosmológicos, plasmados en la ubicación territorial, planeación urbana y construcción de
complejos arquitectónicos. Sin duda, todo este corpus conformaba como tal el paisaje
ritual.
Así, en los años sesenta, Gonzalo Aguirre Beltrán y Robert Redfield propusieron
respectivamente terminologías alusivas a la imagen del mundo (imago mundi y concepción
del mundo). La primera tenía un equivalente en alemán que significaba “imagen del origen
y estructuración del mundo (Weltbild)”; por su parte, Kirchhoff tendía a emplear el término
también alemán Weltanschauung, refiriéndose a la estructura del espacio tiempo en el
pensamiento religioso mesoamericano22.
Las nuevas generaciones de investigadores al realizar acercamientos desde ángulos
etnográficos, comenzaron a percibir reminiscencias de las culturas antiguas en costumbres
y tradiciones religiosas, como también en la organización social y política de los pueblos.
De esta forma, Johanna Broda y Alfredo López-Austin formularon conceptos que
respondieran concretamente a las formas estructurales mentales para el caso
mesoamericano; de esta manera, Alfredo López-Austin propuso así su concepto de
cosmovisión, entendiéndola como:
Un hecho histórico de producción de pensamiento social inmerso en
decursos de larga duración; hecho complejo integrado como un conjunto
estructurado y relativamente congruente por los diversos sistemas
ideológicos con los que una entidad social, en un tiempo histórico dado,
pretende aprehender el universo.
Como hecho histórico es un producto humano que debe ser estudiado en su
devenir temporal y en el contexto de las sociedades que lo producen y actúan
con base en él. Su carácter histórico implica su vinculación dialéctica con el
todo social y, por lo tanto, implica también su permanente transformación23.
22
Iwaniszewski, “I. Algunos rasgos”, Construyendo cosmologías, 20-21.
23
López Austin Alfredo, “La cosmovisión mesoamericana”, Temas mesoamericanos, Sonia Lombardo y Enrique
Nalda (editores) (México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1996), 471-507.
26
Por su parte, Johanna Broda argumenta que, “por cosmovisión entendemos la visión
estructurada en la cual los miembros de una comunidad combinaban de manera coherente
sus nociones sobre el medio ambiente en que viven, y sobre el cosmos en que sitúan la vida
del hombre24”. Por consiguiente, la visión del mundo va transformándose
consecutivamente en el tiempo, respondiendo a las transformaciones del espacio
geográfico y a los cambios sociales reflejados en las investigaciones actuales, en las cuales
se deduce a partir de evidencias materiales que, desde la época prehispánica existía un
sistema de creencias basado en la observación y experimentación del medio natural, en
donde se divinizó a los fenómenos y elementos naturales, percibiéndolos como entidades
anímicas25 con las cuales, se debía establecer un tipo de comunicación para la supervivencia
humana y la manutención del cosmos como tal, transmitiendo este cúmulo de saberes
generacionalmente hasta la época actual.
Nos gustaría terminar este apartado incluyendo el concepto de cosmovisión de
Catharine Good, el cual está muy relacionado con lo expuesto anteriormente:
La cosmovisión en su expresión empírica no es inmutable, eterna o
preexistente; más bien surge en un contexto histórico, social y específico, y
se modifica a través del tiempo en distintas coyunturas sociopolíticas. Por
esto podemos hablar de cosmovisiones en plural. Pueden existir en ellas
contradicciones internas e incongruencias lógicas al no ser primordiales,
eternas o herencias históricas estáticas. Hablar de cosmovisión como un
concepto y no como un cuerpo unitario de creencias fijas o como un
compendio de Prácticas formales, permite reconocer su variabilidad y los
múltiples campos de su expresión26.
24
Broda, Johanna, “Cosmovisión y observación de la naturaleza: el ejemplo del culto de los cerros”,
Arqueoastronomía y etnoastronomía en Mesoamérica, Johanna Broda, Stanislaw Iwaniszewski y Lucrecia
Maupomé (editores) (México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Históricas, 1991), 461-500.
25
El concepto de entidad anímica es definido por Alfredo López Austin como “una unidad estructurada con
capacidad de independencia, en ciertas condiciones, del sitio orgánico en que se ubica”. López Austin, Alfredo,
Cuerpo humano e ideología. Las Concepciones de los Antiguos Nahuas, Tomo I (México: Universidad Nacional
Autónoma de México, 1996), 197.
26
Good Eshelman, Catharine, “Las cosmovisiones, la historia y la tradición intelectual en Mesoamérica”,
Cosmovisión mesoamericana. Reflexiones, polémicas y etnografías, Alejandra Gámez Espinosa y Alfredo López
Austin (coords.) (México: El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas Ensayos, Coordinada por
Alicia Hernández Chávez, Fondo de Cultura Económica, Sección de obras de Historia, Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, 2015), 141.
27
27
Collingwood propone el concepto de renacentista porque “la palabra “Renacimiento” suele aplicarse a una
etapa anterior de la historia del pensamiento, que comienza en Italia con el humanismo del siglo XIV y
continúa en el mismo país con las cosmologías platónica y aristotélica de ese siglo y del XV”. Collingwood,
R.G., “Introducción 3. La idea renacentista de la naturaleza”, Idea de la Naturaleza, Traducción y nota
preliminar por Eugenio Imaz (México: Fondo de Cultura Económica, 1950), 15.
28
Collingwood, “Introducción 4. Idea moderna de la naturaleza”, Idea de la naturaleza, 24-25; “Conclusión 3.
De la naturaleza a la historia”, 207-208.
28
1.6.2 Geografía
Lucien Febvre, fundador de la Escuela de los Annales formuló también propuestas teóricas
acerca de la importancia de la geografía en la historia al realizar un estudio que partía desde
la Antigua Grecia, Roma, Medievo, y la Ilustración, con el objetivo de analizar
históricamente la evolución de la tierra y el hombre, y en especial, el desarrollo de la
geografía moderna.
Su inquietud principal radicaba en las formulaciones con respecto a la relación entre
la tierra y el ser humano realizadas a través de la historia, por lo que enfatizó sus esfuerzos
en describir obras del siglo XVII, XVIII y XIX acerca de la dinámica del medio físico sobre la
vida de los hombres: Bodin, Dubois, Montesquieu, por nombrar algunos, comenzaron a
cuestionarse las experiencias entre el hombre y el territorio que habitaba, si este
determinaba ciertas características físicas y habilidades sociales, o si los astros tenían
influencia sobre la vida moral. Naturalistas, viajeros e historiadores fueron los primeros en
plantear cuestiones que tenían algunos elementos de orden geográfico, siendo Jules
29
Broda, Johanna, “4. Observación de la naturaleza y ciencia en el México prehispánico: algunas reflexiones
generales y temáticas”, La relación hombre-naturaleza: reflexiones desde distintas perspectivas disciplinarias,
Coordinación Brígida von Mentz (México: Siglo XXI Editores, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social, 2012), 108.
29
Michelet quien postulaba a mediados del siglo XIX que “la Historia es en primer lugar del
todo geográfica30”.
Como tal, la Geografía surgió con los estudios de Alexander Von Humboldt, Karl
Ritter, y Friedrich Ratzel, aunque se constituía en Francia una escuela fundada por Paul Vidal
de la Blanche, siendo su máxima aportación la serie de monografías regionales. Su concepto
de Geografía versa en que “la Geografía se interesa por los aspectos variados que nos ofrece
la Tierra, quiere explicar sus causas y relacionarlas, tiene por misión especial estudiar como
las fuerzas físicas y biológicas que rigen el mundo se combinan y se modifican al aplicarse a
las diversas partes de la superficie del globo31”. El recuento de historiadores, geógrafos y
pensadores sociales dio como resultado que Febvre concluyera lo siguiente:
La Geografía no tiene por objeto investigar las influencias. Es un problema de
relaciones y no de influencias.
Quien desee trabajar con provecho en el estudio de las relaciones del medio
y de las sociedades humanas, debe poseer sin duda, el conocimiento
profundo de este medio y la exacta inteligencia de la verdadera naturaleza y
del carácter propio de las sociedades humanas.
Con ayuda de textos y documentos es como deberán intentar reconstruir las
más de las veces los estados de civilización desaparecidos. Pero deberán
partir, en todo caso, del estado de cosas presente32.
30
Michelet citado en Febvre, Lucien, “Introducción”, La Tierra y la evolución humana. Introducción geográfica
a la historia, Con la colaboración de Lionel Bataillon, Traducción y prólogo de la edición española por el Dr.
Luis Pericot García (México: Unión Tipográfica Editorial HispanoAmericana, 1955), 9.
31
Vidal de la Blanche citado en Febvre, “Conclusión”, La Tierra, 352.
32
Febvre, “Conclusión”, La Tierra, 342-353.
30
33
Good, “Las cosmovisiones, la historia”, Cosmovisión mesoamericana, 146-147.
31
34
Carlos Reynoso define el análisis componencial como el “proceso analítico en el que el investigador busca
determinar primero las dimensiones de significado subyacentes al dominio, para después “mapear” los
valores de esas dimensiones (los rasgos de significación) en el conjunto de los lexemas”. Reynoso, Carlos,
Teoría, historia y crítica de la Antropología Cognitiva. Una propuesta sistemática (Buenos Aires: Ediciones
Búsqueda, Colección “Estudios Antropológicos”, 1986), 82.
35
Roy D´Andrade citado en Deraga, Daria, “La Antropología Cognitiva”, El saber especializado: un estudio en
antropología cognitiva, Colección Científica, Serie Antropología (México: Instituto Nacional de Antropología e
Historia, 2008), 17-19.
36
Reynoso, “II. Definiciones etnosemánticas”, Teoría, historia y crítica, 84-85.
32
eran de carácter lingüístico, sino que se utilizaban los demás sentidos para transmitirlo; de
esta manera, formuló los siguientes postulados:
Much of the knowledge is fundamentally non-linguistic; concepts involve
implicit networks of meanings which are formed through the experience of,
and practice in, the external world and, under certain circumstances, this
non-linguistic knowledge can be rendered into language and thus take the
form of explicit discourse, but changing its character in the process37.
Bloch menciona que si la cultura es la totalidad o una parte de lo que la gente debe
conocer en un entorno social particular en orden de operar eficazmente, primeramente,
esa gente debió haber adquirido este conocimiento, ya sea a través del desarrollo de
potenciales innatos, o de fuentes externas, o de la combinación de ambos; y en segundo
lugar, que este conocimiento adquirido sea continuamente almacenado de tal manera que
sea relativamente accesible cuando sea necesario38.
Diversos componentes del entorno, en especial, las cavidades hídricas fueron
configuradas en el imaginario maya como espacios propicios para actividades rituales, pues
su formación natural posiblemente provocase en los individuos que ingresaban a sus
entrañas sensaciones físicas y mentales propicias para el diálogo con entidades supra
humanas.
De hecho, al interior de dichas concavidades se han encontrado estructuras
arquitectónicas (escalinatas, altares, relieves, templos), lo que nos indica un conocimiento
autóctono, tanto de la forma como de los componentes que conformaban como tal una
cueva, cenote, pozo, pues es muy probable que su desarrollo cognitivo se haya convertido
con el paso temporal en un saber especializado, mismo que se fue perfeccionando por la
elaboración de herramientas y mecanismos mejorados, como también por la interacción
con grupos con técnicas novedosas. Los españoles al arribar y encontrar un territorio
carente de minas para la extracción de metales preciosos, tuvieron que explotar lo más
37
Bloch, Maurice E. F., “Chapter One. Language, Anthropology and Cognitive Science”, How we think they
think. Anthropological Approaches to Cognition, Memory and Literacy (Boulder: Westview Press, 1998), 3-21.
38
Bloch, “Chapter One”, How we think, 4.
33
inmediato del medio, siendo en este caso la tierra y el agua, utilizándolos para zonas de
ganado y cultivo.
El paisaje fue un término empleado desde la Edad Media por los germanos, quienes
utilizaban la palabra landschaft para definir el moldeado del territorio. En el siglo VIII
aparecería ya documentado para hacer referencia al espacio que se podía abarcar con la
mirada. Posteriormente, durante el Renacimiento se dio la dicotomía naturaleza-cultura
expresada en la pintura paisajística que nació en el norte de Italia y Flandes durante el siglo
XV39, y en los siglos XVI y XVII los pintores delineaban representaciones paisajísticas que
enaltecieran el orgullo identitario. A finales del siglo XIX durante el desarrollo del
romanticismo, la colonización del paisaje impulsada por la tradición británica pintoresca de
plasmar escenas de civilidad y autoridad cambiaría hacia una postura romántica y nostálgica
por la naturaleza y los habitantes originales colonizados40.
Desde tiempos pretéritos, los grupos humanos interactuaron dinámicamente con el
medio que los circundaba, adaptándose tanto a la flora como a la fauna con el objetivo de
subsistir. Ante la observación y experimentación de diversos fenómenos acontecidos en el
espacio natural como también en el cielo y en las entrañas telúricas, formularon nociones
con matices religiosas respecto al origen y distribución de cada uno de los escenarios que
percibían, otorgándole a la naturaleza características humanas.
Desde esta perspectiva, podría afirmarse que el hombre entabló una relación de
reciprocidad con el entorno, pues supuso que si las energías contenidas en éste lo dotaban
39
Ellison, Nicolás y Mónica Martínez Mauri, “Introducción. Paisaje, espacio y territorio. Reelaboraciones
simbólicas y reconstrucciones identitarias en América Latina”, Paisajes, Espacios y Territorios. Reelaboraciones
simbólicas y reconstrucciones identitarias en América Latina, Nicolás Ellison y Mónica Martínez Mauri
(coordinadores) (Quito, Ediciones Abya-Yala, 2009), 10-11.
40
Urquijo Torres, Pedro S. y Narciso Barrera Bassols, “Historia y paisaje. Explorando un concepto geográfico
monista”, Andamios. Revista de investigación social, volumen 5, número 10, abril (2009): 233-235, revisado el
06 de mayo, 2016. http://www.scielo.org.mx/pdf/anda/v5n10/v5n10a10.pdf.
34
de productos y recursos para su sustento, debía honrar y procurar a los mismos agentes
que permitían la regeneración vital. De esta manera, localizó puntos o lugares en donde
elementos vitales abundaban, ofreciendo a las entidades anímicas que los habitaban
comida, bebida y dones materiales (flores, inciensos, figurillas, candelas), como muestra de
agradecimiento. La cosmología u ordenamiento del mundo fue un aspecto fundamental
para la conjugación de nociones espaciales y territoriales, ya que una vez que ubicaron los
sitios propicios para el cultivo, la caza y la captación de agua, estos fueron conceptualizados
como espacios simbólicos en donde las entidades anímicas se manifestaban.
Particularmente en la península yucateca, los contenedores naturales de agua
fueron concebidos por los mayas peninsulares como moradas de personajes que, desde su
perspectiva, eran los dueños y señores de todo lo relacionado con este líquido; así, los
relámpagos, rayos, centellas, nubes, le pertenecían a Chaac, deidad del agua y las
tormentas, quien tenía su contraparte femenina denominada Ix Chebel Yax, deidad lunar y
de las aguas subterráneas (mares, cenotes)41.
Si bien el espacio en su totalidad tenía para los mayas una cierta connotación
sagrada, consideraban a las cuevas y cenotes como puntos focales en donde energías supra
humanas se manifestaban, por lo que practicaban en su interior actividades rituales
evidenciadas a través de la construcción de templos, altares, escalinatas y grabado de glifos
calendáricos como también, representaciones de entidades anímicas.
41
Para una mejor descripción de las divinidades mencionadas, véase el artículo de María Montolíu Villar, quien
realizó una clasificación de sus atributos y funciones: “no cabe duda que en la mitología y religión de los mayas
la diosa Ix Chebel Yax, es la anciana llamada la Gran-Madre, cónyuge del Creador o Gran-Padre a quien ayudó
a construir y pintar el mundo. Es una deidad vinculada a las aguas en general, a los periodos de lluvia,
regeneración vegetal, al maíz y al tiempo concreto del mundo humano, específicamente al mes maya de 20
días”. Montoliu, María, “La diosa lunar Ixchel: Sus características y funciones en la religión maya”, Anales de
Antropología, Volumen XXI, México, 1984, 61-78.
http://www.revistas.unam.mx/index.php/antropologia/article/view/15911/pdf_33.
Sylvanus G. Morley anota sobre Chaac lo siguiente: “El dios de la lluvia, Chaac está representado en los códices
con una larga nariz y dos colmillos enrollados que le salen de la boca hacia abajo. Chaac no era considerado
como una deidad única, sino como los cuatro dioses de los rumbos cardinales, teniendo cada uno su propio
color. El dios de la lluvia era, como Itzamná, una deidad benévola, asociado con la creación y la vida. Morley,
Sylvanus G., “Religión y deidades. Chaac, Dios de la lluvia (Dios B)”, La Civilización Maya, por Sylvanus G.
Morley revisado por George W. Brainerd, Traducción de Adrián Recinos, Sección Obras de Antropología,
Séptima reimpresión (México: Fondo de Cultura Económica, 1989), 211-213.
35
42
En palabras de Luis Llanos-Hernández, el espacio es un “concepto abstracto que articula en un plano muy
general la relación de los seres humanos con su entorno natural”. Llanos-Hernández, Luis, Territorio y
apropiación del espacio social en las tierras indias de Chiapas. Rupturas y continuidades en los procesos de
cambio social (México: Universidad Autónoma Chapingo, Plaza y Valdés editores, 2013), 28.
43
Garza Merodio, Gustavo G., Geografía Histórica y Medio Ambiente, Colección Temas selectos de Geografía
de México (México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Geografía, 2013), 35.
44
Garza Merodio, Geografía Histórica, 25.
45
Broda, Johanna, “Paisajes rituales del altiplano central”, Arqueología Mexicana, vol.IV, núm.20, julio-agosto
(1996), 40-49.
36
religioso, las oquedades acuáticas en la zona de Los Chunes cumplen con lo planteado por
Johanna Broda.
Si bien el paisaje ritual en la región centro oriente peninsular se constituyó a partir
de la presencia de cuerpos hídricos subterráneos, el dinamismo económico, cultural y
simbólico ayudó a conformar asimismo un paisaje cultural, entendiéndo a esta categoría
como:
La transformación de una parte de la Naturaleza que realiza el hombre para
configurarla, usarla, gestionarla y también disfrutarla de acuerdo con los
patrones que dimanan de su propia cultura. Los paisajes culturales son
testigos y legados que nos dejaron los habitantes que los crearon y que
nosotros estamos obligados a respetar pero también recrear. Su
conservación es una cuestión de respeto propio y de la cultura que
encarnan46.
Los conceptos de territorio y región serán también utilizados, por ello, utilizamos en
primer lugar la definición de Federico Fernández Christlieb y A. Julián García Zambrano; para
estos, el territorio “es una noción político-administrativa que denota una extensión espacial
sobre la que se ejerce una soberanía. Sus límites pueden estar claramente marcados, o bien
ser tan sólo reconocibles por la comunidad que conscientemente los reclama como
propios47.”
Luis Llanos-Hernández enuncia que tanto el territorio como la región fueron
conceptos que surgieron con la modernidad, aunque fueron desarrollándose desde los
siglos XV y XVI. El territorio…
Ayuda en la interpretación y comprensión de las relaciones sociales
vinculadas con la dimensión espacial; va a contener las prácticas sociales y
los sentidos simbólicos que los seres humanos desarrollan en la sociedad en
su íntima relación con la naturaleza, algunas de las cuales cambian de manera
46
Álvarez Muñárriz, Luis, “La categoría de Paisaje Cultural”, AIBR. Revista de Antropología Iberoamericana,
Vol. 6, núm. 1, enero-abril, 2011, 75 (Madrid: Asociación de Antropólogos Iberoamericanos en Red).
http://www.redalyc.org/pdf/623/62321332004.pdf.
47
Fernández Christlieb, Federico y Ángel Julián García Zambrano (coordinadores), “Introducción”,
Territorialidad y paisaje en el altepetl del siglo XVI, Primera Edición (México: Fondo de Cultura Económica,
Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2006), 15.
37
Si bien desde las épocas del imperio romano se comenzó a utilizar el concepto de
región, este adquirió un novedoso sentido después de los postulados de Vidal de la Blache,
quien postulaba que era una posibilidad de pensamiento y cultura diferente. Ya en el siglo
XX, dicho concepto se convertía en eje para el impulso de políticas de desarrollo “la región
significaba la división de espacios homogéneos nacionales, o bien, grandes paisajes
naturales o regiones fisiográficas49.”
Para indagar en la conformación del territorio y paisaje ritual maya, utilizaremos
primeramente informes y proyectos arqueológicos relacionados con patrones de
asentamiento, análisis de estructuras arquitectónicas monumentales e interpretación
iconográfica, catálogos de piezas y objetos procedentes de distintos materiales, con el fin
de presentar evidencia de la cosmovisión y del sustrato religioso previo al proceso de
evangelización franciscano.
Referencias bibliográficas:
Álvarez Muñárriz, Luis, 2011
Aviña Cerecer, Gustavo, 2009
Berger, Peter, 1971
Bloch, Maurice, 1998
Braudel, Fernand, 1968
Broda, Johanna, 1987, 1991, 1996, 2012
Casajus, Dominique, 2008
Collingwood, Robin George, 1950
Dilthey, Wilhelm, 1957
Carmack, Robert M., 1979
Carrasco, Pedro, 1987
Deraga, Daria, 2008
Ellison, Nicolás et al., 2009
Febvre, Lucien, 1955
Fernández Christlieb, Federico y Á. J. García Z., 2006
48
Llanos-Hernández, Luis, “El concepto de territorio y la investigación en las ciencias sociales”, Revista
Agricultura, Sociedad y Desarrollo, Volúmen 7, Número 3, septiembre-diciembre, 2010 (Texcoco: Universidad
Autónoma Chapingo), 208. http://www.colpos.mx/asyd/volumen7/numero3/asd-10-001.pdf.
49
Llanos-Hernández, “El concepto de territorio”, Revista Agricultura, Sociedad, 209-210.
38
Introducción
Desde épocas inmemorables, el medio natural que circundaba al ser humano permeó
distintos ámbitos del mismo, siendo notoria esta relación en la configuración de ideas
cosmológicas, mismas que inducirían al desarrollo de la cosmovisión y la práctica religiosa.
La interacción con la biota dio como resultado la abstracción de reflexiones mentales en
imágenes reflejadas en la edificación de complejos arquitectónicos y objetos materiales que
denotaban nociones territoriales y paisajísticas.
Específicamente en el sureste mexicano y parte de Centroamérica, los mayas se
adaptaron desde hace milenios al espacio, transformándolo paulatinamente en un
territorio en donde se articulaban relaciones de diversa índole. De esta manera, desde la
época Preclásica, (2000 aC-100 dC)50 las oquedades hídricas fueron concurridas tanto para
la captación de agua y diversas actividades de subsistencia, concebidas asimismo como
asientos de entidades anímicas en donde se efectuaban actos rituales en honor a éstas.
Para tener un acercamiento puntual y corroborar dichas enunciaciones, nuestra labor
consistirá en ordenar cronológicamente los hechos y acontecimientos respecto a la
formación terrestre, iniciando con el análisis de los procesos geológicos suscitados
internamente en las porciones centrales y orientales de la península yucateca.
Proseguiremos así con el análisis de historiografía arqueológica (informes, estudios
de patrones de asentamiento, planos, interpretación iconográfica de objetos materiales y
conjuntos monumentales) con la finalidad de establecer los principios estéticos empleados
para representar cosmogramas51 plasmados en construcciones arquitectónicas, y localizar
así el lugar que representaban las oquedades telúricas.
50
Baudez, Claude-François, “Introducción”, Una historia de la religión de los antiguos Mayas (México: Centre
Culturel et de Coopēration pour l’Amērique Centrale, Centro Francés de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México,
2004), 20.
51
Para Claude François Baudez, “los cosmogramas son dibujos esquemáticos que reproducen cierta figuración
simbólica del universo, que muestran los diferentes niveles de éste o bien describe las cuatro direcciones y el
centro del mismo”. Baudez, “Glosario”, Una historia, 414.
40
52
“Cavidad natural subterránea, generalmente de grandes dimensiones, de forma más o menos irregular, con
acceso desde la superficie, formada por la sucesión de algunas oquedades que se comunican entre sí a través
de pasos estrechos”. “Catálogo del atributo Térmico Genérico del objeto espacial. Referencia Geográfica”,
Diccionario de datos topográficos escala 1:50 000 (versión 2) (México: Instituto Nacional de Estadística y
Geografía, 2013), 134.
41
Durante este proceso histórico, las conexiones con grupos originarios de diversas
partes de la antigua Mesoamérica será un aspecto de suma importancia en la transmutación
de la cosmovisión peninsular, así como la reestructuración de los centros político religiosos
causada por diversos fenómenos. Las sequías, la deforestación masiva y las condiciones
sociales de diversa índole, causaron desasosiego en la sociedad.
El ejemplo más fehaciente de estas intervenciones lo encontramos en Chichén Itzá,
complejo arquitectónico monumental en donde el ejercicio político y religioso quedó
evidenciado en las siluetas de guerreros plasmadas en relieves, escenas bélicas trazadas en
restos de pintura mural, pero sobre todo, en la importancia del culto al agua manifestado
en la disposición de ofrendas materiales halladas en las profundidades del Cenote de los
Sacrificios.
Las transformaciones en cuanto a la terminología lingüística y conceptual del espacio
se verán reflejadas en las fundaciones de los cuchcabalo'ob, los cuales podrían ser
entendidos en la actualidad como alianzas políticas lideradas por un Halach uinic (gran
hombre), quien a su vez se encontraba auxiliado por un consorte de especialistas. El culto a
potencias anímicas radicadas en distintos ámbitos del mundo natural fue con gran
seguridad una práctica religiosa que perduraría a través de los siglos, perfeccionándose al
grado de calendarizar el temporal de lluvias, aparición de eclipses, constelaciones, días
propicios para la agricultura, pesca, caza, labores apícolas.
México es un país con una gran diversidad de ecosistemas53 siendo el suelo un elemento
vital para la configuración de los mismos, pues los procesos acontecidos en la capa terrestre
ayudan a conformar la morfología subterránea, dando como resultado territorios con
peculiaridades edafológicas e hidrográficas singulares.
53
“Un ecosistema puede definirse como una unidad funcional que comprende todos los organismos de un
lugar determinado que, interactúan entre sí y con su entorno. Así hallamos factores bióticos y abióticos en
éste”. Gómez Luna, Liliana, Identidad y medio ambiente. Enfoques para la sustentabilidad de un bien común
(México: Siglo XXI Editores, Estado libre y soberano de Quintana Roo, Universidad de Quintana Roo, UNESCO
2003), 35.
42
54
“Ciencia natural que estudia la composición, estructura e historia del desarrollo de la corteza terrestre y sus
capas más profundas”. Lugo Hubp, José, Diccionario geomorfológico, Serie Textos Universitarios, 7 (México:
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Geografía, Geografía para el Siglo XXI, 2011), 118.
55
“Estudio interdisciplinario de las cavernas, lo que incluye, la morfología, origen, disposición, microclima,
hidrología, mundo orgánico, residuos de culturas humanas antiguas, pinturas y esculturas en las mismas, y su
utilización actual”. Lugo Hubp, Diccionario geomorfológico, 154.
56
International Stratigraphic Chart, revisado el 14 de marzo de 2016,
http://www.stratigraphy.org/ICSchart/ChronostratChart2015-01Spanish.pdf.
57
“Término de origen maya (“dzoonot”, hoyo en el suelo), que generalmente se aplica a dolinas o depresiones
kársticas de colapso que presentan en su fondo un lago. Se forma por la disolución de la roca caliza, que origina
una reserva natural de agua subterránea, generalmente son de forma circular y profundidad variable”.
“Catálogo del atributo”, Diccionario de datos topográficos, 134.
58
Bautista, Francisco, Gerardo Palacio, Mario Ortiz-Pérez, Eduardo Batllori-Sampedro y Miguel Castillo-
González, “El origen y el manejo maya de las geoformas, suelos y aguas en la Península de Yucatán”,
Caracterización y manejo de los suelos de la Península de Yucatán: Implicaciones agropecuarias, forestales y
ambientales, Francisco Bautista Zúñiga y Álvaro Gerardo Palacio (editores) (México: Universidad Autónoma
de Campeche, Centro de Ecología, Pesquerías y Oceanografía del Golfo de México, Universidad Autónoma de
Yucatán, Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales,
Instituto Nacional de Ecología, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2005), 23.
43
59
Bautista, Palacio, et al., “El origen y el manejo maya”, Caracterización y manejo de los suelos, 23.
44
En este punto es importante definir el concepto de karst puesto que éste tipo de
suelo se encontrará en todo el territorio yucateco. De acuerdo con J.N Jennings la palabra
karst proviene del eslavo Krš que significa peñasco o piedra y también el nombre geográfico
de la “región de la piedra caliza”, en la porción occidental de Eslovenia60. Derek Ford y Paul
Williams definen el karst como un terreno constituido con una hidrología y geoformas
distintivas que surgen de la combinación de una alta solubilidad rocosa y pozos61
secundarios derivados por porosidad (fracturas). Estas áreas se caracterizan por contener
cuevas62 y un extenso sistema de aguas subterráneas, desarrolladas especialmente en rocas
solubles (piedra caliza, mármol y yeso)63.
Específicamente en Yucatán, el karst se desarrolló sobre estructuras tectónicas en
forma de tabla, de estratos monoclinales dispuestos horizontalmente, caracterizándose por
formas de absorción circulares, cavidades de desarrollo vertical y descendente. En el sur se
encontraron las etapas más desarrolladas y en el norte, planicies denudativas con
densidades variadas de depresiones y dolinas64.
Con respecto al origen de los acuíferos, los de mayor tamaño se formaron a través
de rocas carbonatadas en la Formación Carrillo Puerto. Acorde con investigaciones actuales,
60
Jennings, J. N., An Introduction to Systematic Geomorphology. Karst, Volume Seven, Professorial Fellow in
Geomorphology (Australia: The M. I. T. Press, The Australian National University, 1971), 1.
61
“Agujero, excavación o túnel vertical que perfora la tierra, hasta una profundidad suficiente para alcanzar lo
que se busca, sea una reserva de agua subterránea de una capa freática”. “Catálogo del atributo”, Diccionario
de datos topográficos, 138.
62
“Cavidad natural subterránea con poca profundidad, de tamaño reducido, formada por oquedades y
galerías, que generalmente se localiza en relieves accidentados, cuando es de grandes dimensiones suele
denominarse caverna. Se encuentra particularmente en la base de los acantilados marítimos donde la acción
del oleaje ha debilitado las líneas de menor resistencia y en regiones calizas como resultado de carbonatación
particularmente a lo largo de fisuras”. “Catálogo del atributo”, Diccionario de datos topográficos, 135.
63
Ford, Derek y Paul Williams, “Introduction to Karst”, Karst Hydrogeology and Geomorphology (Australia:
John Wiley & Sons, Ltd., Bicentennial 1807-2007, 2007), 1.
64
Bautista, Palacio, et al., “El origen y el manejo maya”, Caracterización y manejo de los suelos, 24. En el
Diccionario de datos topográficos de la INEGI encontramos la siguiente definición de dolina: “Depresión del
relieve, en plano de forma circular o elíptica más amplia que profunda; en su sección transversal es de forma
de embudo, con fondo plano. Característico de las regiones calcáreas (relieve kárstico), o mesetas calizas, se
forma por hundimiento o disolución de las calizas. Sus dimensiones pueden ser muy variadas, dependiendo
del tiempo transcurrido desde su gestación y del tipo de roca y estructura en que se desarrolló”.
45
65
Bautista, Palacio, et al., “El origen y el manejo maya”, Caracterización y manejo de los suelos, 26.
66
Bautista, Palacio, et al., “El origen y el manejo maya”, Caracterización y manejo de los suelos, 21.
67
En una cueva, los pasadizos en forma de cañón son entendidos como pasajes que son mucho más altos que
anchos, generalmente serpenteantes, formados por incisiones descendientes de ríos vadosos. Jackson, Julia
A. (Editor), Glossary of Geology, Fourth Edition (Virginia: American Geological Institute, 1997), 94.
68
Smart, Peter L., Patricia A. Beddows, Jim Coke, Stefan Doerr, Samantha Smith y Fiona F. Whitaker, “Cave
Development on the Caribbean coast of the Yucatan Peninsula, Quintana Roo, Mexico”, Perspectives on karst
geomorphology, hydrology, and geochemistry. A tribute volume to Derek C. Ford and William B. White, Russel
S. Harmon y Carol Wicks (eds.) (Boulder: Geological Society of America, Special Paper 404, 2006), 105.
46
Puerto, limitada por los depósitos periféricos del Cuaternario69. La retirada del nivel del mar
durante la actividad glacial dio como resultado un descenso del nivel freático igualándose
con el nivel marítimo, lo que facilitó la composición de conductos kársticos entendidos
como sistemas de drenaje hacia el mar. Posteriormente durante la edad de hielo Wisconsin,
el calentamiento y deshielo de glaciares provocó un acenso en el nivel del mar, rellenando
dichos conductos e incrementando el nivel freático en toda la península70.
Recientemente las investigaciones llevadas a cabo por el Instituto de Geofísica de la
UNAM y diversas instituciones nacionales e internacionales han enfocado sus esfuerzos en
desarrollar hipótesis sobre el impacto que tuvo el meteorito de Chicxulub en el cambio de
características de rocas y en la formación de rasgos topográficos, los cuales pudieron
favorecer algunas formas de vida, sobre todo en los océanos de la era Cenozoica.
Dicho fenómeno causó el levantamiento de sedimentos que cubrieron la zona
afectada y formaron una especie de esfera de fuego que explotó hasta lanzar partículas por
todo el espacio. La consecuencia de dicha explosión provocó un colapso en la plataforma
del borde continental que produjo la conformación de brechas carbonatadas que
albergaron grandes cantidades de fluidos.
Su estudio es relevante, entre otros aspectos, por los procesos geológicos que
generó, así como su implicación en el desplome de componentes rocosos, mismos que
reaccionaron con los gases en la atmósfera para componer paulatinamente los sistemas
rocosos de la península en general 71. Particularmente, el acuífero quintanarroense se
desarrolló en un suelo joven y poroso datado en la era Cenozoica (66.0 millones de años).
La formación de cuevas y galerías se produjo por la disolución de rocas carbonatadas
producto del impacto de agua subterránea acidificada. La desintegración de estas rocas
69
Beddows, Patricia, Paul Blanchon, Elva Escobar y Olmo Torres-Talamante, “Los cenotes de la Península de
Yucatán”, Arqueología Mexicana, Vol. XIV, Núm. 83, enero-febrero (2007), 33.
70
Ordóñez Crespo, Itziar y Manuel García Rodríguez, “Formas kársticas comunes de los cenotes del estado de
Quintana Roo (México)”, Revista electrónic@ de Medioambiente. UCM. (2010): 6, revisado el 30 de mayo de
2010, http://revistas.ucm.es/index.php/MARE/article/download/MARE1010220015A/15020.
71
Dirección General de Comunicación Social, Universidad Nacional Autónoma de México, revisado el 02 de
febrero de 2017, http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2016_810.html.
47
agrandó las fracturas y planos por donde circulaba, alcanzando una zona saturada que dio
origen a la creación de un sistema de galerías y drenaje subterráneo72. De este modo, los
cenotes se constituyen a partir de la morfología kárstica en donde se combinan mecanismos
de disolución, colapso y construcción de la caliza. Los factores intrínsecos (litología, grado
de porosidad de la roca) y extrínsecos (clima, temperatura, vegetación, mixtura de agua
dulce y salada), causaron la amplia variedad de formas y grados de karstificación73. Respecto
a su clasificación, Beddows, Blanchon, Escobar y Talamante han propuesto que,
básicamente se dividen en jóvenes y viejos…
Los jóvenes o loticos se conectan libremente con el acuífero a través de los
túneles de las cuevas. El flujo del agua es horizontal y el tiempo de residencia
del agua es corto. Los cenotes más viejos o lenticos presentan un bloqueo de
la conexión principal con el acuífero, debido al colapso del techo o las
paredes y la sedimentación, con lo cual el intercambio con el agua
subterránea es restringido y el recambio de agua es más lento. En éstos el
agua acumula materia orgánica disuelta, particulada, detrito orgánico y
organismos vivientes.
El tamaño de la apertura del cenote determina, hasta cierto grado, cuánta
materia orgánica puede introducirse desde los terrenos adyacentes del suelo
de la selva en épocas de lluvia. La producción de materia orgánica in situ
depende, entre otros factores, de la presencia de luz. Los cenotes tipo
cántaro están menos expuestos a la luz solar, los cenotes totalmente
expuestos como los cilíndricos y aguadas presentan una cantidad mayor de
materia orgánica74.
72
Ordóñez y García, “Formas kársticas comunes”, Revista electrónic@, 11.
73
Beddows, Blanchon, et al., “Los cenotes”, Arqueología Mexicana, 34.
74
Beddows, Blanchon, et al., “Los cenotes”, Arqueología Mexicana, 35.
48
75
Narváez, Marytere, “Naia, la antigua dama que vino de Siberia”, CONACYT agencia informativa,
http://conacytprensa.mx/index.php/ciencia/la-tierra/15576-naia-antigua-dama-siberia, revisado el 16 de
julio de 2017.
76
Por evolución, Gabriel W. Lasker propone el entendimiento de “cualquier cambio en la dotación hereditaria
a través del tiempo. Consiste en todos los modos en los que algunas cualidades heredadas se desarrollan y
difunden a través de las especies, mientras otras declinan o desaparecen”. Lasker, Gabriel W, La evolución
humana (México: Breviarios del Fondo de Cultura Económica 216, 1972), 17.
77
En palabras de Richardson B. Gill, “mientras haya energía disponible, las organizaciones humanas se
desarrollarán de acuerdo con la manera en que la utilicen”. Gill, Richardson B., “Las grandes sequías mayas:
49
Figura 3. Representación del acuífero subterráneo. Gran Museo del Mundo Maya, Mérida. Fotografía de
Daniela Sánchez Aroche.
Agua, vida y muerte”, Los Investigadores de la Cultura Maya 9. Tomo II (Campeche: Universidad Autónoma de
Campeche, Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Campeche, 2001), 223.
78
“Porción de tierra que contiene organismos vivos y, por lo tanto, en donde operan los ecosistemas”. McClung
de Tapia, Emily, El hombre y su medio ambiente, Cuadernos, Serie Antropológica: 30 (México: Instituto de
Investigaciones Antropológicas, 1981), 15.
50
79
Berger, “1. Religión y construcción del mundo”, El dosel sagrado, 40.
80
Johanna Broda la entiende como “la observación sistemática y repetida a través del tiempo de los
fenómenos naturales del medio ambiente que permite hacer predicciones y orientar el comportamiento social
de acuerdo con estos conocimientos”. Broda, “Cosmovisión y observación”, Arqueoastronomía, 462.
52
k´ino´ob (días), siguiendo el Tun que comprendía 18 uinalo´ob (360 días) los que formaban
un k´atun. El último ciclo era un B´aktun que contenía 20 uinalo´ob o 144 000 días.
El Tzolk´in se componía de 20 signos que marcaban k´ino´ob (días) con sus
respectivos coeficientes que corrían del 1 al 13, siendo ejemplificados como puntos, barras
y en algunas ocasiones, como perfiles de personajes que posiblemente encarnaban al
numeral. El Haab´ o calendario solar se combinaba de coeficientes que avanzaban del 0 al
19, teniendo 18 signos que correspondían a veintenas, lo cual manifestaba que sólo
cambiaban cuando sus coeficientes asociados reiniciaban su ciclo, con excepción del
asimétrico wayeb´ (días funestos), tras los cuales daba inicio el año nuevo en 0 pop.
La Cuenta Corta (denominada también como Rueda de los k´atuno´ob), era una
combinación de los 260 días del tzolk´in y los 365 días del haab´, en donde cada 52 años se
repetían sus permutas. Por último, la serie lunar se conformaba por 18 lunaciones que,
duraban 29 días cada una, subdivididas a la vez en tres semestres lunares81.
A partir de reflexiones y abstracciones mentales (producto de la inducción y
deducción lógica) se desarrolló un esquema del cosmos, en donde el plano terrestre y los
procesos biológicos eran conceptualizados como un microcosmos por estar en constante
regeneración. La orientación espacial a partir de la percepción de solsticios y equinoccios
en donde el sol se situaba en los puntos más extremos o medio del año, generó lo que en
la actualidad conocemos como puntos cardinales, representándolos con un glifo que
denotaba también un color específico (este=rojo; norte=blanco; sur=amarillo; oeste=negro;
centro=verde agua) (Figura 4); de esta manera, muy probablemente, el cuerpo humano
ayudó a concebir el ideal cósmico de manera horizontal y vertical, éste último denotado
orgánicamente en el nivel celeste, terrenal y subterráneo. Este conjunto de principios, por
ende, se encontraba contenido en un macrocosmos.
81
Pallán Gayol, Carlos, “Los calendarios mayas, Una introducción general”, Arqueología Mexicana, Vol. XIX,
Núm. 118, noviembre-diciembre (2012), 22-29.
53
Figura 4. Ecosistemas de la península y cosmología maya. Sala Maya, MNA. Modificado por Daniela Sánchez
Aroche.
El mundo que habitaría el hombre se había creado, pero la pregunta era el qué,
quién o quiénes habían dictaminado y dispuesto tal acción, ante lo cual, relatos recopilados
en la época de subyugación española contendrán información que correlacionaremos con
la interpretación iconográfica y arqueológica de la arquitectura monumental. Así, los
complejos arquitectónicos más antiguos los hallamos en la zona montañosa de las Tierras
Altas, denominadas así por situarse geográficamente en la Sierra Madre de Chiapas,
delimitándonos a comentar que en este espacio natural es en donde la cultura maya del
periodo Clásico se desarrollaría paulatinamente, transformando el medio en un territorio
político definido por paisajes rituales. En esta perspectiva nos interesa un componente
particular, a saber, las oquedades naturales.
54
82
Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché, Traducidas del texto original, con una introducción y notas, por
Adrián Recinos, Lecturas Mexicanas 25 (México: Fondo de Cultura Económica, Secretaría de Educación
Pública, 1984), 15.
83
Bourbourg citado en Recinos, Popol Vuh, 29-48.
55
Como podemos constatar, la formación de las montañas, los valles, los cerros, será
un tema repetitivo de fuentes documentales provenientes de Centroamérica, siendo
también indispensable la dispersión de las aguas y todo lo que en ellas acontecía. Para
consolidar dichas hipótesis analizaremos el Título de Totonicapán, manuscrito quiché
elaborado en San Miguel Totonicapán durante el siglo XVII o XVIII; Robert M. Carmack,
quien, al estar realizando trabajo de campo en la zona, arribó a dicho pueblo en donde el
alcalde le permitió examinar diversos legajos que tenía en su poder.
Cabe señalar que en el departamento de Totonicapán se concentran municipios
autóctonos entre los que destacan los Yax, quienes le mostrarían a Carmack manuscritos
guardados en una caja con varios candados85. El contenido del material versa en otra de las
cualidades que nos interesa destacar: la relación de las cuevas con la sociedad, percibidas
como lugares míticos que albergaron a los primeros hombres, a los primeros linajes:
Y fue en el Paraíso Terrenal donde fuimos formados y creados por Dios el
gran Señor. No estimaron su nombre debido a sus pecados. Y lo llamaron
Sewán Tulán, y Sineyetón, dice la historia. Y éste es Wukub Pec, Wukub Siwán
que verdaderamente fue en la cueva, en la barranca donde durmieron en el
oriente. Moraban allí antes de venir.
Este es otro capítulo que voy a relatar, el de la composición del señorío, es
decir, el principio de la historia, el cuento del cerro amarillo, del cerro verde
del territorio en Pasewán Patulán, y la escritura llamada “de la cueva, de la
barranca de Tulán86.
Por haberse escrito durante los siglos referentes a la conversión religiosa, tanto el
Popol Vuh como el Título de Totonicapán fueron influenciados por la tradición bíblica; sin
embargo, al realizar un análisis hermenéutico y lingüístico, se puede deducir que ciertos
84
Popol Vuh, “Capítulo primero”, 88.
85
El Título de Totonicapán. Texto, traducción y comentario, Edición facsimilar, transcripción y traducción por
Robert M. Carmack y James L. Mondloch, Fuentes para el Estudio de la Cultura Maya, 3 (México: Universidad
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Mayas, 1983), 9.
86
El Título de Totonicapán, 174.
56
87
Giddens, Anthony, “El estructuralismo, el post-estructuralismo y la producción de la cultura”, La Teoría
social, hoy, Anthony Giddens, Jonathan Turner y otros, versión española: Jesús Alborés, Primera edición en
idioma español (México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Alianza Editorial, 1991), 275.
88
Ira J. Cohen al pormenorizar la teoría de la estructuración de Anthony Giddens, indica que “el término de
“estructuración” se refiere a la reproducción de las relaciones sociales a lo largo del tiempo y del espacio en
cuanto negociadas en la dualidad de estructura”. Giddens citado en Cohen, “Teoría de la estructuración”, La
Teoría social, 382.
Fernand Braudel considera que “los observadores de lo social entienden por estructura una organización, una
coherencia, unas relaciones suficientemente fijas entre realidades y masas sociales. Para [los] historiadores,
una estructura es indudablemente un ensamblaje, una arquitectura; pero, más aún, una realidad que el
tiempo tarda enormemente en desgastar y en transportar”. Braudel, “La larga duración”, La Historia y las
ciencias sociales, 70.
89
Bracamonte y Sosa, Pedro, Tiempo cíclico y vaticinios. Ensayo etnohistórico sobre el pensamiento maya,
Colección Peninsular (México: Miguel Ángel Porrúa, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropología Social, 2010), 31-32.
57
Para optimizar las cosechas agrícolas, la sociedad maya tuvo que tener
conocimientos mutuos90 especializados sobre los tipos de suelos y la obtención de cultivos
propicios para cada uno; por lo tanto, el tiempo y su medición fueron bases fundamentales
para calendarizar fenómenos climáticos y atmosféricos, benéficos en la mayoría de los
casos, adversos en algunos otros.
La planificación territorial obedecía a los preceptos cosmológicos por lo que, las
construcciones monumentales debían formar una unidad con la vida social, política y
económica. Los complejos arquitectónicos más antiguos fueron planeados para responder
a la necesidad de demarcar visualmente dichas formulaciones (cielo, tierra, inframundo,
división quíntuple), pues…
Los ejemplos geométricos en la planificación maya deben tener su origen y
razón en la religión y cosmologías, en lo más profundo del pensamiento,
quizá aun en lo inconsciente. La base de la geometría [maya] parece radicar
en la geomancia, ciencia que define los centros de energía inherentes al
paisaje91.
90
“Conocimientos compartidos por todos los que son competentes en participar en o en reconocer la
realización apropiada de una práctica social o de una serie de prácticas”. Cohen, “Teoría de la estructuración”,
La Teoría social, 368.
91
Brady, James E. y Juan Luis Bonor Villarejo, “Las cavernas en la geografía sagrada de los mayas”, Perspectivas
antropológicas en el mundo maya, Sociedad Española de Estudios Mayas, María Josefa Iglesias Ponce de León
y Francesc Ligorred Perramon (editores) (Madrid: Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1993), 77.
92
Brady y Bonor, “Las cavernas”, Perspectivas antropológicas, 84.
58
93
Brady y Bonor, “Las cavernas”, Perspectivas antropológicas, 86-87.
94
Formación mineral de escurrimiento, generalmente calcárea, que se forma en las grutas al evaporarse el
agua de goteo que cae y que contiene minerales. Lugo Hupb, Diccionario geomorfológico, 156.
95
“The verb ilah (unmarked or marked with i-) is best understood as a Cholan passive verb il-ah “it was seen”.
Stone, Andrea J., Images from the Underworld. Naj Tunich and the Tradition of the Maya Cave Painting (Austin:
University of Texas Press, 1995), 168.
96
“As a toponym, mo´pan goes with ilah: “he was/is seen at mo´pan…name”, or perhaps in two cases “he saw
mo´pan…name”. Stone, Images from, 156, 169.
97
El término de glifo emblema fue propuesto por Heinrich Berlin en el año de 1958 cuando al analizar distintos
sitios arqueológicos, notó la presencia de glifos con características particulares relacionadas desde su
perspectiva con implicaciones geográficas. Los llamó así porque parecían ser emblemáticos, en algunos casos,
al sitio en donde predominantemente se elaboraron. Mathews, Peter, “Classic Maya Emblem Glyphs”, Classic
Maya Political History: Hieroglyphic and Archaeological Evidence, Edited by T. Patrick Culbert (Cambridge:
Cambridge University Press, 1991), 22.
59
Figura 5. Glifos emblema en las cuevas de Naj Tunich, Guatemala. Tomado del texto Images from the
Underworld.
98
Stone, Images from, 183.
99
Morehart, Christopher T., Food, Fire and Fragrance: A Paleoethnobotanical Perspective on Classic Maya Cave
Rituals (Oxford: Archaeopress an C. T. Morehart, BAR International Series 2186, 2011), 3-21.
60
100
“Archaeological remains include a diverse assemblage of ceramics, ground stone artifacts, flaked stone
artifacts, introduced stones or manuports, and human remains”. Morehart, Food, fire, 37.
101
Claude François Baudez al denotar la importancia del uso de cuevas como espacios religiosos o sagrados,
menciona… “El inframundo maya es el ámbito de las aguas subterráneas y de los espíritus de la vegetación, el
origen de toda la fertilidad en la superficie de la tierra, así como la morada de los muertos y el refugio nocturno
del Sol. A semejanza de los héroes míticos del Popol Vuh, el futuro rey enfrentaba allí múltiples pruebas,
durante un viaje de iniciación. El paso por las tinieblas se reducía quizá a un breve recorrido, pero también
puede ser posible que el futuro soberano permaneciera allí varios días, “en penitencia”, expuesto a las
privaciones y al espanto”. Baudez, “Capítulo I. La Religión Clásica. Microcosmos y recorridos rituales”, Una
historia, 110.
102
Martin, Simon y Nikolai Grube, Crónica de los Reyes y Reinas Mayas. La primera historia de las dinastías
mayas (México: Editorial Planeta, 2002), 17.
103
Houston, Stephen D. y Takeshi Inomata, “Chapter 5. Kings and Queens, Courts and Palaces”, The Classic
Maya (New York: Cambridge University Press, Cambridge World Archaeology, 2011), 131-138, 210.
61
Figura 6. Personaje con pectoral de glifo Ajaw. Museo Arqueológico de Campeche. Fotografía de Daniela
Sánchez Aroche.
Nos gustaría señalar algunas cuestiones acerca del decaimiento de las Tierras Altas,
comenzando con las investigaciones realizadas por Richardson B. Gill acerca del impacto del
clima como consecuencia del declive del poderío sureño indican que, ciertas ciudades ya
desde el Preclásico modificaban el medio con la excavación de sistemas de canales,
estanques y construcción de terraplenes con el fin de contener o desviar agua a través de
zonas hundidas104. Por ejemplo, en Tikal, Edzná, El Mirador, ocuparon cerros y colinas
naturales elevadas, transformándolos en cuencas convexas para la captación y
almacenamiento de agua durante la estación húmeda, para distribuir el agua durante la
estación de secas.
Los hoyos y excavaciones resultantes de la construcción de estructuras macro
servían así mismo como estanques y aguadas. Según este mismo autor, los nenúfares y
otras plantas acuáticas desempeñaron un rol fundamental en la purificación de agua
104
Scarborough citado en Gill, Richardson B., “IX. Geología, hidrología y agua. Tikal”, Las grandes sequías
mayas. Agua, vida y muerte, Traducción de María Ofelia Arruti y Hernández (México: Fondo de Cultura
Económica, Sección de obras de antropología, 2008), 320.
62
105
Gill, “IX. Tikal. Edzná”, Las grandes sequías, 320-322.
106
Houston e Inomata, “Chapter 10. End of an Era”, The Classic Maya, 288-290.
107
Martin y Grube, Crónica de los Reyes, 19.
63
108
Baudez define lo teratomorfo como “en forma de monstruos cauac”. Los glifos cauac (T528, T598) según
varios epigrafistas, están asociados con cuevas. Baudez, “Capítulo I. Cuevas”, Una historia, 68.
109
Tanto Ralph L. Roys como Román Piña Chan aseguran que Chichén Itzá es el nombre posterior de dicha
ciudad, fechado aproximadamente entre el siglo IX o X. En épocas más tempranas, Wuk Habnal o Wuk Yabnal
“Siete arbustos, matorrales o maleza” era el topónimo que si bien, no se encuentra con claridad en las
inscripciones, aparece más veces que el de Chichén Itzá como tal. Velásquez García, Erik, “Prefacio”, Piña
Chan, Román, Chichén Itzá. La ciudad de los brujos del agua (México: Fondo de Cultura Económica, Sección
de obras de antropología, 2013), 12.
64
Las sequías y la deforestación fueron fenómenos que coincidieron con la caída del
poderío hegemónico dinástico en el Clásico Terminal (800-1000 dC); sin embargo, los
estudios paleo climáticos han deducido que, si bien estas temporadas de secas fueron las
más impactantes en el transcurso de la historia antigua maya, impactaron a la península en
conjunto, incluyendo en su totalidad al territorio septentrional110.
Durante éste periodo, ciertos sitios localizados al noreste de Yucatán comenzaron a
florecer, concentrándose en ellos poblaciones densas pese a su condición árida, siendo uno
de los más notables Cobá, con etapas constructivas referentes al Clásico Temprano y Tardío
(550 al 850 dC); esta urbe se compone de cuatro subzonas denominadas por Antonio
Benavides Castillo como nuclear, perinuclear, periférica y complementaria111, en la primera
se ubican tres grupos arquitectónicos conocidos en nuestros días como Cobá, Nohoch Mul
y Chumuk Mul.
Es importante señalar que en este conjunto existen dos cuerpos de agua de suma
importancia, siendo el primero el Lago Cobá y el segundo el Lago Macanxoc, ambos
modificados culturalmente por medio de excavaciones que desembocaban en canales
estrechos para distribuir y captar la mayor cantidad de agua posible112. Además de proveer
líquido para consumo humano, William J. Follan advirtió su utilidad desde una perspectiva
constructiva: “both Lakes Coba and Macanxoc have been modified by mining and quarrying
activities to obtain sascab and stone for construction purposes”.
La extracción de sascab a partir de la perforación de dichos cuerpos hídricos
repercutió en su ordenamiento espacial (administrativo, ceremonial, residencial); debido a
la importancia que tenía, la multiplicidad de fuentes de agua artificiales para su captación,
110
Dahlin, Bruce H., “Climate Change and the End of the Classic Period in Yucatan”, Ancient Mesoamerica 13
(2002), Cambridge University Press, 327.
111
Benavides Castillo, Antonio, Cobá. Una ciudad prehispánica de Quintana Roo. Guía oficial (México: Instituto
Nacional de Antropología e Historia, Centro Regional del Sureste, 1981), 24.
112
Leyden, Barbara W., Mark Brenner y Bruce H. Dahlin, “Cultural and Climatic History of Cobá, a Lowland
Maya City in Quintana Roo, Mexico”, Quaternary Research 49 (1998), 111-122.
65
Figura 7. Localización de lagos. Zona arqueológica de Cobá, INAH. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
113
Follan, William J., “Chapter 3. Physical Geography of the Yucatan Peninsula”, Coba. A Classic Maya
Metropolis, William J. Follan, Ellen R. Kintz, Laraine A. Fletcher, Studies in Archaeology (New York: Academic
Press, 1983), 32-35.
114
Benavides, Cobá, 135.
66
Figura 8. Cenote Xlacah, Zona arqueológica de Dzibilchaltún, Yucatán. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
Respecto a su traza, el plano muestra una construcción basada en una plaza central
de donde bifurcan sacbeo´ob (caminos blancos), los cuales eran considerados sagrados por
delimitar rutas de peregrinaje religioso con otras urbes cercanas; estructuras con
decoraciones estilo Chichén en donde se depositaron ofrendas, conjuntos dispuestos como
tumbas reales, otra plaza meridional, un “templo” denominado así por contener en su
cámara central un altar con una ofrenda de ídolos de barro que en la actualidad se conoce
67
Si bien las condiciones estériles perduraron por varios años, una urbe desplegaría todo su
potencial comercial y marítimo para controlar casi en su totalidad a la península y establecer
alianzas con sitios localizados en Oaxaca, Valle de México, Puebla, Morelos, Tajín. Han sido
varios los estudiosos que han tratado de proponer datas para la fundación de Chichén Itzá,
siendo uno de los pioneros Alfred M. Tozzer, quien mencionó cinco etapas evolutivas para
su historia: la primera Chichén I (600-1000 dC), se encontraba relacionada con la tradición
Puuc, cerámicas de tradición Pizarra (delgadas y medianas), Balancan y Altar Fine Orange
producidas para comercio; en Chichén II (948-1145 dC) y III (1150-1260 dC) se observaron
innovaciones arquitectónicas como templos piramidales sin plataformas, uso frecuente de
columnas, así como grandes cuartos soportados por las mismas. La iconografía era
profundamente mexicana o toltequizada. Chichén IV (1280-1450 dC) fue un periodo de
disolución para concluir con Chichén V (1460-1542 dC) en donde es abandonada en su
totalidad116.
Posteriormente en los años setenta J. Eric S. Thompson formuló la idea de que,
quienes llevaron a Chichén Itzá a su florecimiento fueron los itzáes, gente procedente del
sur de Campeche afectados por sus vecinos de habla mexicana, siendo conocidos también
como putún itzáes o mayas chontales. Según este mismo autor, “los itzáes se establecieron
115
Andrews IV, E. Wyllys y E. Wyllys Andrews V, “Introduction” y “Excavations. Cenote Xlacah”, Excavations at
Dzibilchaltun, Yucatan, Mexico, Publication 48 (New Orleans: Middle American Research Institute, National
Geographic Society, Tulane University, 1980), 1-19; 242-245.
116
Tozzer, Alfred M., Chichén Itza and its Cenote of Sacrifice. A Comparative Study of Contemporaneous Maya
and Toltec, Volumes XI and XII (Baltimore: Cambridge, Published by Peabody Museum, Memoirs of the
Peabody Museum of Archaeology and Ethnology Harvard University, 1957), 23-65.
68
117
Thompson, J. Eric S., “Capítulo 1. La expansión putún (maya chontal) en Yucatán y la cuenca del Río de la
Pasión”, Historia y Religión de los Mayas, Traducción de Félix Blanco, revisada por Arturo Gómez, Duodécima
edición en español (México: Siglo Veintiuno, 7 Colección América Nuestra. América Antigua, 2004), 21.
118
Thompson, “Capítulo 1. Los putún itzaes en Yucatán”, Historia y Religión, 29, 41.
69
Figura 9. Elementos acuáticos plasmados en las pilastras del anexo de Los Tigres, Chichén Itzá, Yucatán.
Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
119
Piña Chan, “Segundo periodo de la ciudad militarista”, Chichén Itzá, 107-111.
70
De esta manera, los recientes estudios de Alexander W. Voss, José Miguel García
Campillo y Erik Boot son indispensables, ya que plantean nuevas perspectivas acerca de los
vínculos sociales, la importancia de las líneas de parentesco, la lengua hegemónica120 y los
patrones arquitectónicos. En este sentido, dichas transformaciones sociales impactaron a
la cosmovisión siendo uno de los factores determinantes el arribo de los itzáes. Al respecto
ya Tozzer, Roys y Thompson refutaban que estos personajes eran mercaderes tabasqueños,
llamándolos mayas chontales o putunes.
En los años noventa Schele, Grube y Boot sugerían que por los conflictos bélicos en
el sur, habían migrado hasta establecerse en Chichén Itzá; consecutivamente, Ringle,
Gallareta, Negrón y Bey indicaban que eran portadores del culto a Quetzalcóatl-Kukulkán,
difundiéndolo mediante las armas hasta Chichén Itzá. Así, al revisar la fonología de la
palabra itzá, Voss menciona que como tal, ésta se construye por la unión de dos morfemas
its/itz (brujo o mago) y a´ (agua), por lo que se les conoció en un primer momento como
brujos o magos del agua.
Específicamente Voss propone que el término itsá es un topónimo relacionado con
aguadas y que de hecho, existían varias agrupaciones denominadas así. En sus conclusiones
señala que, los itzáes fueron un linaje de origen regional o local que además ostentaba
cargos de sacerdotes y oradores, pues anunciaban pronósticos a partir de sus observaciones
astronómicas, y en las evidencias históricas “fueron conmemorados como gobernantes de
120
Véanse los estudios de Alfonso Lacadena y Søeren Wichmann, pues si bien desde el siglo XIX ciertos viajeros
ya se interesaban por el desciframiento de un sistema de símbolos que observaban en distintos sitios
arquitectónicos, será en el siglo XX cuando se desarrollen teorías lingüísticas más complicadas, siendo uno de
los precursores el ruso Yuri V. Knórozov. Posteriormente, Tatiana Proskouriakoff y Michael D. Coe observaron
la diversidad de lenguas mayas, preguntándose cuál había sido utilizada en la elaboración del corpus glífico;
ante esta interrogante, Thompson mencionaba que existían dos fronteras lingüísticas, la de las Tierras Bajas y
Tierras Altas (yucateco y cholano). De esta manera, en los años ochentas y noventas David H. Kelley, Linda
Schele, Barbara MacLeod, Victoria y Harvey R. Bricker, James Fox, John Justeson, entre otros, formularon
propuestas que tenían que ver con las construcciones gramaticales y utilización de dos o varias lenguas en los
textos. En este sentido, los recientes trabajos de Stephen Houston, John Robertson, David Stuart, Alfonso
Lacadena, Søeren Wichmann, han determinado el uso de una lengua de prestigio (Ch´olti) del subgrupo
cholano oriental. Lacadena, Alfonso y Søeren Wichmann, “The Distribution of Lowland Maya Languages in The
Classic Period”, La organización social entre los mayas. Memoria de la Tercera Mesa Redonda de Palenque,
Tomo II, Vera Tiesler Blos, Rafael Cobos y Merle Greene Robertson (coordinadores) (México: Instituto Nacional
de Antropología e Historia, CONACULTA, Universidad Autónoma de Yucatán, 2002), 275-319.
71
Chichén Itzá121.” Esta información resulta muy valiosa porque presenta nuevas vetas de
investigación con respecto al continuo desarrollo de la cosmología y por ende, de la visión
del mundo en la cual, los cuerpos acuáticos fueron utilizados como gentilicios (en
situaciones particulares) y topónimos de lugares en donde emanaba o brotaba agua.
A respecto, el estudio de Erik Boot acerca del complejo glífico encontrado en
Chichén Itzá aporta novedosa información lingüística y territorial, ya que en principio
menciona que, efectivamente fueron los itzáes quienes gobernaron Chichén, pero éstos no
poseían ni la cosmovisión ni el permiso para gobernar, siendo esta razón por la que tuvieron
primeramente que asentarse en lugares de purificación (cuerpos de agua) con el
consentimiento previo de Quetzalcóatl-Kukulkán, quien les concedió entre el 711-731 dC.
el poder para legitimarse...
The Itzá found the city of Chichén Itzá in a new territory. They were not
indigenous to the area and they did not inherit their right to lordship. To
provide the legitimization of their lordship there came a figure named
K’uk’ullk’an to Chichén Itzá, a representative from the precinct of the
“Feathered Serpent”. It was he who bestowed the signs or emblems of
lordship on the Itzá lords. This figure may have come from Teotihuacan. They
reshaped the center of their city and constructed, among other buildings, the
Castillo or “Temple of K’ uk’ulk’an. By receiving the emblems of power their
lordship was confirmed and they obtained the legitimate right to rule. The
Itzá lords came to rule a regional and pan-regional hegemony122.
De dichas pesquisas podemos considerar que en efecto, los itzáes fueron personajes
foráneos que arribaron (muy probablemente del oriente), con la finalidad de establecer un
dominio territorial a partir de la fundación de complejos arquitectónicos cercanos a cuerpos
hídricos y el desarrollo comercial marítimo a gran escala. Una de las aportaciones notables
121
Voss N., Alexander W., “¿Quiénes fueron los itzáes? La identidad social de un linaje gobernante”, La
organización social entre los mayas. Memoria de la Tercera Mesa Redonda de Palenque, Tomo I, Vera Tiesler
Blos, Rafael Cobos y Merle Greene Robertson (coordinadores) (México: Instituto Nacional de Antropología e
Historia, CONACULTA, Universidad Autónoma de Yucatán, 2002), 163-182.
122
Boot, Erik, “Chapter 3. The arrival of K´uk´ulkán and the Legitimacy of Itzá Lordship at Chichén Itzá”,
Continuity and Change in Text and Image at Chichén Itzá, Yucatan, Mexico. A Study of the Inscriptions,
Iconography and Architecture at a Late Classic to Early Postclassic Maya Site (The Netherlands: CNWS
Publications, Leiden University, 2005), 272.
72
Tanto García Campillo como Boot concuerdan en afirmar que existía una familia
dominante que tenía como personajes significativos a una pareja de hermanos (K´ak´u pakal
y K´inil Kopol), quienes ordenaron la construcción de edificaciones dedicadas a sus padres
(U Chok wahab e Ix K´ayam), como también a ancestros altamente venerados; esta
dedicación constructiva se encontraba plagada de eventos rituales en donde el fuego era el
elemento principal.
123
“The latter half of the thirteenth century saw the founding of Mayapan, which became a fortified city. From
this new center, a “joint government” (multepal) ruled the country until the middle of the fifteenth century,
when a great revolution destroyed the capital”. Roys, Ralph L., The Political Geography of the Yucatan Maya,
Publication 613 (Washington: Carnegie Institution of Washington, 1957), 3.
124
Boot, “Chapter 5. Paramount Lordship and Political Organizational Chichén Itzá”, Continuity and Change,
440.
125
García Campillo, José Miguel, Estudio introductorio del léxico de las inscripciones de Chichén Itzá, Yucatán,
México (BAR, International Series 831, 2000), 3.
73
126
Grube, Nikolai and Ruth J. Krochock, “Reading between the lines. Hieroglyphic Texts from Chichén Itzá and
Its Neighbors”, Twin Tollans. Chichén Itzá, Tula, and the Epiclassic to Early Postclassic Mesoamerican World,
Jeff Karl Kowalski and Cynthia Kristan-Graham, Editors (Washington: Dumbarton Oaks Research, Library and
Collection, 2011), 177.
127
Benavides Castillo, Antonio, “Los mayas del Periodo Postclásico”, Los últimos reinos mayas, Presentación
de Eduardo Matos Moctezuma, Antonio Benavides Castillo, Mercedes de la Garza, Eduardo Matos
Moctezuma, Enrique Nalda, L. Staines Cicero. CORPUS PRECOLOMBINO, Sección Las Civilizaciones
Mesoamericanas, Proyecto Román Piña Chan, Coordinación Eduardo Matos Moctezuma (Milán: Juca Book,
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2001), 33.
128
Cobos, Rafael, “Chichén Itzá y el Clásico Terminal en las Tierras Bajas Mayas”, XI Simposio de Investigaciones
Arqueológicas en Guatemala 1997, editado por J.P. Laporte y H. Escobedo (Guatemala: Museo Nacional de
Arqueología y Etnología, 1997), 921.
74
Figura 10. Algunas de las ofrendas encontradas en el interior del Cenote Sagrado de Chichén Itzá. Fotografías
de Daniela Sánchez Aroche.
129
“El cenote principal de Chichén Itzá fue motivo de culto, de rogativas al dios Yum Chac o solamente Chac
para asegurar la lluvia y las cosechas; o sea, que era necesario invocarlo, y en muchas ocasiones contentarlo,
mediante ceremonias y ofrendas. Por ello es indudable que a esta época corresponde la cerámica Pizarra
Yucateca rescatada en el cenote; fragmentos y placas completas de jade, con bellos bajorrelieves; delicadas
cuentas en piedra verde; caracoles y conchas marinas; y tal vez vasijas decoradas al fresco, y espejos de
hematoma trabajados como mosaico”. Piña Chan, Román, Informe preliminar de la reciente exploración del
Cenote Sagrado de Chichén Itzá, Serie Investigaciones 24, México: Instituto Nacional de Antropología e
Historia, 1970), 56.
130
http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2015_466.html , revisado el día 11 de septiembre 2016.
75
La caída de Chichén pudo haber acontecido entre los años de 1050 al 1200 dC
aproximadamente, cuando un capitán con tradiciones foráneas, Hunac Ceel Cauich junto
con un grupo de guerreros decidió enfrentar a Chac Xib Chac, último señor de Chichén Itzá,
con lo cual, se dio inicio a una etapa de guerras intestinas. Dicha confrontación implicó un
cambio dentro del sistema político y territorial pues siguiendo la propuesta de Ernesto
Vargas Pacheco, la conquista de la península por parte de los itzáes, permitió su
asentamiento en Chichén Itzá: con ello devino un régimen tributario y la fundación de
instituciones de carácter administrativo (Uchukil tecpal) y político (Ah Tepal)131.
En el siguiente apartado, veremos el resultado de las transformaciones que
impregnaron la cosmovisión de la época Postclásica y el desarrollo socio cultural de los sitios
enclavados de la costa oriental yucateca. Sin duda, podemos afirmar que los itzáes y sus
logros administrativos, navales y rituales influyeron en otros grupos, especialmente en los
xiúes, cocomes, cupules, canules, quienes se organizaron para crear nuevas estructuras
administrativas, políticas y territoriales.
2.4 La Etapa Postclásica: evidencias del paisaje ritual en el centro oeste (Mayapán), y
oriente costero (Xelhá, Xcaret, Cozumel, Tancah, Tulum)
131
Vargas Pacheco, Ernesto, “II. El planteamiento del problema”, Tulum. Organización político-territorial de la
costa oriental de Quintana Roo (México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Antropológicas, 1997), 59.
76
132
Para afianzar aún más estas ideas de legitimación social, Peter Berger asienta, “tal vez la forma de mayor
antigüedad de esta legitimación es la concepción del orden institucional como reflejo o manifestación directa
de la estructura divina del cosmos, esto es, la concepción de la relación entre la sociedad y el cosmos como
una relación entre el microcosmos y el macrocosmos”. Berger, “2. Religión y mantenimiento del mundo”, El
dosel sagrado, 49.
77
133
Okoshi Harada, Tsubasa, “Los Canul y los Canché: Una interpretación del “Códice de Calkiní”, Nuevas
perspectivas sobre la geografía política de los mayas, Tsubasa Okoshi Harada, Lorraine A. Williams-Beck y Ana
Luisa Izquierdo (editores) (México: Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma de
Campeche, Foundation for the Advancement of Mesoamerican Studies, INC, Instituto de Investigaciones
Filológicas, Centro de Estudios Mayas, 2006), 30.
134
“I. Libro de los Linajes”, Libro de Chilam Balam de Chumayel. Prólogo y traducción de Antonio Médiz Bolio,
Biblioteca del Estudiante Universitario 21 (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2010), 11-12.
78
2.4.1 Mayapán
Para comenzar a describir este complejo es necesario retomar los conceptos políticos
instaurados en Chichén Itzá, pues sus dignatarios promovieron nuevas formas hegemónicas
las cuales, fundaron la base del sistema administrativo y territorial del Postclásico: en este
sentido, Vargas Pacheco sugiere que Chichén se encontraba bajo el poderío de un solo
gobernante (Ah Tepal), quien hizo florecer dicho lugar a partir de un esquema tributario en
donde diversos señoríos aceptaban y acataban su posición. Dicho poder traería consigo
disensiones y enfrentamientos bélicos, acontecidos en la etapa de máximo desarrollo de
135
“Se confirma que esta comunidad del Periodo Postclásico surgió más bien con las nuevas tradiciones
sociales y culturales del último periodo cronológico en vísperas del contacto europeo y no fueron el resultado
o influencias de aquellas tradiciones del periodo Clásico”. Cobos, Rafael, “Mayapán y el Periodo Postclásico
en las Tierras Bajas Mayas del Norte”, XV Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala 2001,
Editado por J.P. Laporte, H. Escobedo y B. Arroyo (Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología,
2002), 99.
136
Okoshi, “Los Canul”, Nuevas perspectivas, 31.
137
“Crónica Matichu”, El libro de los libros de Chilam Balam. Traducción de sus textos paralelos por Alfredo
Barrera Vásquez y Silvia Rendón. Basada en el estudio, cotejo y reconstrucción hechos por el primero, con
introducciones y notas (México: Fondo de Cultura Económica, Colección Popular 42, 2008), 41-42.
79
Mayapán, la cual puede instituirse entre el 1200-1450, fechas en las que posiblemente se
instauró el multepal, una forma de gobierno en donde los señores soberanos hacían o
tomaban desiciones en común, teniendo entre estos a los Xiúes, Cocomes, Cheles, Tzeh,
Canul, Cupul, Pech y Cochuah138. Quezada indica que, este tipo de organización grupal
permitía que tanto las cuestiones o desiciones relacionadas con la política, administración
y religión fuesen del reconocimiento mutuo, ya que se aceptaba la autoridad de pequeños
gobernantes quienes a su vez, mantenían el equilibrio y la autoridad comunal.
La hipótesis actual de Okoshi proviene de un análisis filológico aplicado al Códice
Pérez, cuyo contenido relativo al multepal es traducido como “reinar o señorear de manera
conjunta”. Al examinar y cotejar lingüísticamente el manuscrito, el autor advierte que, la
terminología relacionada con los actos de poder respondía más bien a la antigüedad del
linaje y a la riqueza del mismo, entendiendo como riqueza “la cantidad de familias bajo su
dominio”, por tanto, concluye que el multepal debe ser entendido como “un conjunto de
señores para derrocar a los Cocom139”.
La información que podemos rescatar de dichas argumentaciones es el hecho de
que, el grupo maya se había bifurcado en distintos linajes, unos provenientes de distintas
regiones de la península, así como del Altiplano Central, Golfo de México, Chiapas y
Guatemala. Estos nuevos actores sociales traían consigo un aparato ideológico particular,
el cual, fue impuesto primeramente al grupo hegemónico, quien a su vez, lo transmitió al
resto de la población.
Dentro de este conjunto de innovaciones, nuevos dioses y rituales fueron
introducidos, así como implementaciones tecnológicas, comerciales, administrativas, entre
otras. Para comprender mejor aún estos cambios desde una perspectiva cognitiva, Johanna
Broda plantea que “la cosmovisión puede ser entendida como un modelo que sólo
138
Quezada, “Chapter 1. The Fragility of the Mayapán Multepal”, Maya Lords and Lordship. The Formation of
Colonial Society in Yucatan, 1350-1600, Translated by Terry Rugeley (Oklahoma: University of Oklahoma Press,
Norman, 2014), 14.
139
Okoshi Harada, Tsubasa, “Desde Mayapán-multepal hasta los cúuchcabalob: la organización política en las
tierras bajas mayas del norte, siglos XII-XVI”, ponencia presentada en el 10º Congreso Internacional de
Mayistas. Los mayas: discursos e imágenes de poder, jueves 30 de junio de 2016.
80
140
Broda, Johanna, “Cosmovisión y percepción del espacio en Mesoamérica y los Andes: Arqueología e
interdisciplina”, VIII Reunión de Teoría Arqueológica de América del Sur (TAAS), La Paz, Bolivia, 23-27 de mayo
2016. Simposio “Espacialidades pasadas y presentes. Aspectos teóricos y metodológicos para su abordaje.”
141
Quezada, Maya Lords, 14-15.
142
Brown, Clifford T., Mayapan Society and Ancient Maya Social Organization (Ann Arbor, UMI Dissertation
Services, Tulane University, Department of Anthropology, 1999), 55.
81
143
Proskouriakoff, Tatiana, “Part 2. Civic and Religious Structures of Mayapán”, Pollock, H. E. D., Ralph L. Roys,
Tatiana Proskouriakoff, A. Ledyard Smith, Mayapan Yucatan Mexico (Washington: Carnegie Institution of
Washington, Publication 619, 1962), 89-140.
144
Brown, Clifford T. “Chapter 15. Caves, Karst, and Settlement at Mayapan, Yucatan”, In the Maw of the Earth
Monster. Mesoamerican Ritual Cave Use, Edited by James E. Brady y Keith M. Prufer (Austin: University of
Texas Press, The Linda Schele Series in Maya and Pre-Columbian Studies, 2005), 374-375.
82
ejemplos los complejos arquitectónicos de los cenotes Itzmal Ch´en e X-Coton, los cuales
son grupos ceremoniales construidos a partir del paisaje kárstico145.
Figura 11. Plano de Itzmal Ch´en tomada del texto Mayapan. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
Si bien el paisaje puede ser definido como “un concepto geográfico holístico146”, en
donde las actividades de la vida cotidiana y religiosa se llevan a cabo a través de una relación
dialéctica y dinámica, la demarcación del territorio socio político en el poniente de Yucatán
145
Brown, “Caves, Karst and Settlement”, In the Maw, 373.
146
Urquijo y Barrera, “Historia y paisaje”, Andamios, 245.
83
fue asimismo establecido por puntos fijos, siendo el cenote Sac Uayum el punto focal de
dicha ciudad147.
Para poder solventar aún más en el carácter religioso de los cenotes, debemos tomar
en cuenta los artefactos hallados tanto en su interior como alrededor de los mismos: ídolos
de barro, metates, punzones y cuchillos de pedernal, hojas de pedernal en miniatura,
puntas de flecha de obsidiana, espinas de mantarraya, orejeras de hueso, esqueletos
humanos, huesos de pescado, caparazones de tortuga, cochas, narigueras, anillos y pulseras
de oro y cobre148, son sólo algunas piezas que dan muestra de una compleja red de
intercambios comerciales expresada en objetos materiales destinados al culto, así como la
producción de excedentes para la economía local.
Estas formulaciones repuntan el aspecto que nos interesa destacar: el
aprovechamiento y respeto del espacio desde una perspectiva geológica y geométrica para
la planificación de una urbe, la cual, presenta ya una traza diferente a lo observado en las
Tierras Altas del Clásico. Si bien en el Chilam Balam de Chumayel, y en la Crónica Matichu
se pueden encontrar registros cronológicos de migraciones y actos fundacionales, los
estudios arqueológicos demuestran que no existe una correlación temporal entre los
documentos, la edificación de ciertos complejos y los artefactos materiales encontrados en
éstos149.
La caída de Mayapán puede establecerse aproximadamente a la mitad del siglo XV
(1450), cuando el linaje cocom comenzaba a entablar guerras intestinas con otros grupos y
la alianza formada a través del multepal, se desintegraba. El desvanecimiento de relaciones
personales intensificó la migración de familias hegemónicas a distintas partes de la
península, en especial, a la costa oriental, en donde establecieron una nueva forma de
147
Brown, “Caves, Karst and Settlement”, In the Maw, 393.
148
Proskouriakoff, Tatiana, William C. Root y Joy Mahler, “Part 4. Artifacts of Mayapan”, Mayapan Yucatan
Mexico, 322-324.
149
Al respecto, véanse los trabajos de Arlen F. Chase y Prudence M. Rice, “Introduction”, The Lowland Maya
Postclasic, Edited by Arlen F. Chase and Prudence M. Rice (Austin: University of Texas Press, 1985), así como
la más reciente obra de Sergio Quezada, “Chapter 1. The Hegemony of Chichén Itzá”, Maya Lords, 12.
84
Siglos previos al arribo de los españoles a tierras mayas, linajes reinantes concentrados en
cuchcabalo´ob se dispersaron a lo largo de la costa, pues el mar ofrecía alimento y
comunicación con sociedades distantes. Las poblaciones que se habían asentado allende al
oriente desarrollaron complejas técnicas de navegación y construcción de embarcaciones,
ya que el litoral se encuentra franqueado por arrecifes de coral.
Una vez que se adaptaron a dicho ecosistema, pudieron explotarlo en su totalidad
al obtener de éste bienes materiales para distribuirlos dentro y fuera de la península,
conformando así una amplia red de intercambios culturales. De esta manera, los
comerciantes y navegantes desempeñaron un papel crucial en la incorporación de deidades
y cultos provenientes de diversas zonas mesoamericanas, pues como bien lo enuncia
Antonio Benavides “junto con las mercancías, viajan las ideas152”. La observación y
150
Quezada, “Chapter 1. Fragmentation of the Multepal and the Creation of the Cúuchcabal”, Maya Lords, 23.
151
“I. Libro de los Linajes”, Chilam Balam de Chumayel, 8.
152
Benavides, “Los mayas del periodo Postclásico”, 91.
85
153
Flores Hernández, María y Manuel Eduardo Pérez Rivas, “Apuntes para el estudio de la organización
sociopolítica de la Costa Oriental de Quintana Roo”, Nuevas perspectivas, 87-89.
86
154
Okoshi Harada, Tsubasa, “Análisis de la organización política territorial de los mayas peninsulares del
postclásico tardío: una nueva perspectiva”, Los investigadores de la cultura maya 8, Tomo I (Campeche:
Universidad Autónoma de Campeche, SECUD, 2000), 30-31.
155
Okoshi, “Análisis de la organización”, Los investigadores, 34.
156
Vargas Pacheco, “VII. El Ah Tecpal de Chichén-Itzá, el Multepal de Mayapán y los cuchcabaloob y batabiloob
independientes de la costa oriental”, Tulum, 211.
87
cuchcabal gobernado por un Halach uinic o batab del linaje Pat; cuatro eran los batabilo´ob
más importantes (Conil, Cachi, Kantunilkin y El Meco):
Conil funcionaba como una región agrícola y recolectora de sal, el linaje
principal fue el Pola; Cachi fue un centro mercantil y los principales linajes
fueron los Pat, Batum y Chim; Kantunilkin fue un lugar importante que sirvió
de paso hacia Ppolé, aquí los linajes principales fueron Chan y Cen; El Meco
debió ser importante como sitio religioso, comercial y para la extracción de
la sal en Isla Mujeres, que a su vez funcionaba como santuario157.
Acorde a los planteamientos de Roys (1957) y Vargas Pacheco, Cochuah (Figura 12)
era una provincia que contaba con un Halach uinic cuyo linaje provenía de la casa Cochuah;
por su parte, Quezada formula que su nombre como tal era el de Tihosuco. Estos
investigadores concuerdan con el hecho de que el centro hegemónico se encontraba en
Tihosuco; por ello dominaba a los tzucub de Cochuah, Canche, Xool, Chin y Pech y contaba
asimismo con cinco kuchteelo´ob158.
Figura 12. Mapa del cuchcabal de Cochuah según Roys tomado del texto The Political Geography of the
Yucatan Maya. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
157
Vargas Pacheco, “VII. El cuchcabal de Ecab”, Tulum, 217.
158
Vargas Pacheco, “VII. El cuchcabal de Cochuah”, Tulum, 223-224.
88
2.4.2.1 Xelhá
159
Vargas Pacheco, “VII. El cuchcabal de Cochuah, Tulum, 224; Roys, “12. The province of Cochuah”, The
Political Geography, 135-137.
160
“Lengua estrecha de mar que se interna en la tierra firme, o de un lago en sus orillas; es una bahía pequeña
que se forma en la costa, es menor que una ensenada”. “Catálogo del atributo”, Diccionario de datos
topográficos, 133.
161
Andrews IV, E. Wyllys y Anthony P. Andrews, A Preliminary Study of the Ruins of Xcaret, Quintana Roo,
Mexico. With Notes on Other Archaeological Remains on the Central East Coast of the Yucatan Peninsula (New
Orleans: Tulane University, Middle American Research Institute, Publication 40, 1975), 90-95.
89
“acondicionada con un altar y con ofrendas”. Esta disposición de estructuras y objetos nos
permite proponer en primer lugar que su difícil acceso denotaba su utilización como espacio
ritual en donde los restos de incensarios fueron comparados con los localizados al interior
de la cueva de Balankanché, pertenecientes a los periodos Modified Florescent, Biconical
Censers y Tlaloc-effigy censers162. Estas evidencias permitieron que Navarrete concluyera
que en sus entrañas, se practicaban cultos con el afán de satisfacer necesidades vitales, en
este caso, solicitar a potencias acuáticas el abastecimiento para la vida humana.
Figura 13. Caleta, Sitio arqueológico de Xelhá, INAH. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
162
Navarrete, Carlos, “Material cerámico de la Cueva de Xelha, Quintana Roo”, U.N.A.M. Notas Antropológicas
Vol. I, Abril, Nota 8 (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1974), 54-56.
90
aspectos económicos puesto que funcionaba como centro comercial por situarse muy cerca
de caletas y bahías163.
Desde perspectivas rituales y religiosas, éste complejo arquitectónico y marítimo
aprovechó al máximo su entorno natural, ya que tierra adentro (aproximadamente de 1000
a 2000 metros) se encuentran cavidades que contienen agua (cenotes y cuevas),
componentes que influyeron a que la tierra alrededor fuera cultivable. Para agradecer la
bonanza del medio, los mayas construyeron pequeños altares y adoratorios, colocando
ídolos de estuco dentro de estas cuevas, las cuales están al lado de los cenotes164.
El conjunto de estructuras que nos interesa destacar templos y adoratorios aislados,
situados a lo largo de la línea costera (Grupos H, J, K, L, M, T, U y X). Todos estos se
encuentran enfrente del mar; los adoratorios en cuevas conforman los grupos Q, R, S y Y.
Cabe destacar que los Q y R, presentan pequeños templos cercanos a la entrada de
cavernas165.
Durante el Postclásico, los habitantes de la costa oriental desarrollaron técnicas de
pintura sumamente complejas, utilizando muros de caliza como lienzos en donde se
plasmaron escenas con seres antropomorfos ataviados con elementos acuáticos, así como
una diversidad de especies animales marítimas (conchas, caracoles, tortugas, peces), lo que
nos permite suponer que los complejos mencionados y las pinturas son ejemplos materiales
del culto que existía a potencias supra humana asociadas a elementos hídricos.
Quetzalcóatl-Kukulkán fue otra de las divinidades a quienes se adoraba. La posición
del medio natural, como la disposición de los conjuntos arquitectónicos exhiben una
cosmovisión que tenía como referente al mar, del cual emergía todos los días el sol, y en
fechas específicas, la estrella conocida como Xux Ek (Venus). Justamente, en la estructura A
se encuentran restos de pintura mural (Mural 6) que muestran la figura de un felino
163
“Escotadura amplia y curva abierta en la tierra por el mar o por un lago, se caracteriza por una línea de
costa cóncava hacia el exterior, por lo que generalmente es más amplia en su parte central que en la entrada”.
“Catálogo del atributo”, Diccionario de datos topográficos, 132.
164
Andrews IV, Wyllys y Andrews, “The Ruins of Xcaret, Quintana Roo, Mexico”, A Preliminary Study, 13.
165
Andrews IV, Wyllys y Andrews, “The Ruins of Xcaret”, A Preliminary Study, 16.
91
descendiendo o ascendiendo con las fauces abiertas; ésta imagen fue interpretada por
Arthur G. Miller como la expresión plástica del culto a Quetzalcóatl-Kukulkán, ya que a partir
de sus estudios iconográficos y arqueológicos notó que el posicionamiento geográfico de
varios sitios del extremo oriental respondían al ámbito cosmológico, puesto que el oriente
estaba asociado con temas como el nacimiento y renacimiento166. Los cuerpos celestes (sol,
luna, estrellas), eran objeto de culto ya que cíclicamente morían y renacían en el horizonte
marítimo.
2.4.2.3 Cozumel
Está pequeña isla situada en el extremo oriente de la franja costera quintanarroense fue un
centro de intercambio comercial e ideológico, en la cual se edificaron santuarios en honor
a la deidad femenina Ix´Chel, patrona de la luna, el nacimiento, la medicina y el tejido167.
Las investigaciones arqueológicas realizadas en los años ochenta por David A. Freidel y
Jeremy A. Sabloff señalan que en dicha área se construyeron aproximadamente 35
estructuras relacionadas con actividades político administrativas, así como templos
dedicados al ejercicio religioso168.
Los asentamientos identificados por Freidel y Sabloff son los siguientes: Aguada
Grande, el cual sirvió como estación para el intercambio comercial de bienes hacía el
interior; La Expedición, que se compone de grupos residenciales y estructuras; Chen Cedral,
en donde se localizaron sacbeo´ob que servían como conectores de circuitos ceremoniales
166
Miller, Arthur G., “Chapter V. Cycles of Cult: An Iconology of the Tulum Mural Tradition”, On the Edge of the
Sea. Mural Painting at Tancah-Tulum, Quintana Roo, Mexico, with appendices by Joseph W. Ball, Frank P. Saul,
Anthony P. Andrews (Washington: Dumbarton Oaks, Trustees for Harvard University, 1982), 84-96.
167
Galindo Trejo, Jesús, “El Templo de Ixchel en San Gervasio, Cozumel: ¿un observatorio lunar?”, La Pintura
Mural Prehispánica en México, Año, VIII, No.16, (México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2002), 29.
http://www.pinturamural.esteticas.unam.mx/sites/all/themes/analyticly/images/galerias/boletin/boletin16.
pdf.
168
Freidel, David A. y Jeremy A. Sabloff, “Chapter 4”, Cozumel. Late Maya Settlement Patterns (Orlando:
Academic Press, Studies in Archaeology, 1984), 179.
92
169
Freidel y Sabloff, “Chapter 4”, Cozumel, 180.
170
Freidel y Sabloff, “Chapter 2”, Cozumel, 64.
93
171
Galindo Trejo, “El Templo de Ixchel”, La Pintura Mural, 31-32.
94
tienen cabezas con características de la deidad Chaac, patrono de las aguas, la lluvia y los
truenos; tres portan un tipo de hacha en la mano derecha así como tocados172.
Figura 14. Pintura mural, Estructura 44, Tancah, Quintana Roo. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
Gracias a los trabajos de Felipe Dávalos en los años cincuenta dicho mural puede ser
conocido, ya que en la actualidad se encuentra en restauración debido al salitre y a las
condiciones climáticas de la zona. En los enterramientos se encontró a su vez, enormes
cantidades de Strombus gigas, producto que debió ser exportado al Altiplano, así como
incensarios con forma de tortuga, obsidiana, metates de granita, pirita, jade, entre otros
tiestos cerámicos y de barro173.
Además de rendir culto a la Luna, Venus fue también divinizado como Xux Ek
(Estrella Matutina), relacionado con Quetzalcóatl Kukulkán ya que renacía en el este. Dentro
de una cueva poco profunda, Arthur Miller encontró una serie de glifos tallados en la
172
“The historical subject matter of this scene, as related to a Phase 1 building at Tancah, seems to be one of
exacting tribute from and, at the same time, making an offering to the corn god. This scene probably refers to
the tribute demands of foreigners in the Tancah area”. Miller, Arthur G., “The Maya and the Sea: Trade and
Cult at Tancah and Tulum, Quintana Roo, Mexico”, The Sea in the Precolumbian World. A Conference at
Dumbarton Oaks, Elizabeth P. Benson (Editor) (Washington: Dumbarton Oaks Research, Library and
Collections, Trustees for Harvard University, 1974), 122.
173
Miller, “The Maya and the Sea”, The Sea in the Precolumbian World, 101-103.
95
2.4.2.5 Tulum
Ante lo dicho, nos corresponde describir uno de los sitios costeros más importantes,
Tulum o Tzama, el cual ha sido estudiado desde inicios del siglo XX por instituciones
174
Miller, “Chapter V. The theme of Rebirth”, On the Edge, 87.
175
Flores y Pérez, “Apuntes para el estudio”, Nuevas perspectivas, 91.
176
Flores y Pérez, “Apuntes para el estudio”, Nuevas perspectivas, 97.
96
177
Vargas Pacheco, “VII. El Batabil independiente de Tulum”, Tulum, 221-223.
178
Vargas Pacheco, “Tulum: El manejo del espacio sagrado”, IV Coloquio Pedro Bosch Gimpera, Veracruz,
Oaxaca y mayas, Ernesto Vargas Pacheco (Editor) (México: Universidad Nacional Autónoma de México,
Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2005), 894.
179
Vargas Pacheco, “Tulum”, IV Coloquio Pedro Bosch Gimpera, 895.
180
Lothrop, Samuel K., “Chapter III.”, Tulum. An Archaeological Study of the East Coast of Yucatan,
(Washington: The Carnegie Institution of Washington, Publication No. 335, 1924), 52-53.
97
contiene rayos solares, estrellas y a Venus, aparecen dos aves con un pico
largo y sosteniendo una especie de hueso agudo. Las deidades están
enmarcadas por el cuerpo de múltiples serpientes de cascabel; el piso lo
forma una larga banda de piel de jaguar que separa el ámbito celeste del
acuático, donde aparecen diversos animales de ese medio.
Las deidades aparecen en parejas, una femenina Ix Chel y un masculino, el
dios Solar; se presentan alternadamente como deidades jóvenes y viejas181.
181
Flores Gutiérrez, Daniel, María Elena Ruíz Gallut y Jesús Galindo Trejo, “Encuentro celeste de deidades: la
orientación astronómica de la Estructura 5 de Tulum”, La Pintura Mural Prehispánica en México, II Área Maya,
Tomo III Estudios, Directora del Proyecto Beatriz de la Fuente, Coordinadora Leticia Staines Cicero (México:
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2001), 277.
182
Para Laura E. Sotelo, “el Dios K simboliza la vida que se renueva y se manifiesta en el mundo a través de un
símbolo vegetal: su nariz. La fertilidad se simboliza a través de su naturaleza serpentina”. Sotelo Santos, Laura
Elena, Los Dioses del Códice Madrid. Aproximación a las representaciones antropomorfas de un libro sagrado
maya (México: Programa de Maestría y Doctorado en Estudios Mesoamericanos, facultad de Filosofía y Letras,
Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2002), 161.
183
“Se trata de un personaje masculino antropomorfo, en el que se combinan elementos de otros animales,
por lo que comparte con éstos su naturaleza; quizás el más claro sea su aspecto serpentino. Deidad de la lluvia
y de la agricultura”. Sotelo Santos, Los Dioses, 86.
98
probably represent incense, and above are twin ears of corn. The whole
design may denote the serpent, the symbol of rain, bearing offering to the
Corn god.
To the left of the twin serpents is a deep jar with lumps of incense in which
is planted an ear of corn184.
Por último, la estructura 35 o Casa del Cenote (Figura 15) se encuentra construida
sobre una cueva natural que tiene en su interior un cenote y su fachada principal presenta
una orientación hacia el oriente. En la parte central del cuarto principal, se encontró una
tumba y en el fondo del mismo, un altar flanqueado por banquetas. Esta edificación ha sido
interpretada como una casa de señores Ajau Nah en donde se reunían linajes con el objetivo
de honrar a sus antepasados acaecidos185.
Figura 15. Estructura conocida como Casa del Cenote, zona arqueológica de Tulum, Quintana Roo. Fotografía
de Daniela Sánchez Aroche.
184
Lothrop, “Chapter III.”, Tulum, 56-57.
185
Vargas Pacheco, “Tulum”, IV Coloquio Pedro Bosch Gimpera, 900.
99
186
Vargas Pacheco, “VII. El cuchcabal de Cochuah”, Tulum, 223-224.
187
Roys, “12. The Province of Cochuah”, The Political Geography, 135-142.
100
Su área de estudio abarcó la porción sur central yucateca hasta el centro costero
quintanarroense en donde analizó 20 cavernas (Cueva de los Apiarios, Cueva del Fogón,
Cueva del Telón, Cueva de las Maquetas, Cueva-cenote de la Vida (Tumbenkuxtal), Cueva
de Sahcabmucuy, Cueva de las Caritas, Cueva del Danzante, Cueva de Tankah, Cueva de Tah
Ma Ha, Cueva de Balankanché, Cueva de la Rosita, Cueva del Hemiciclo, Cueva de Punta
Piedra, Cueva de Satachannah, Cueva de Aktun Nah Kan, Complejo Cueva-templo de las
Pesas, Complejo Cueva-templo del Kisim, Cueva de Aktunkoot y Cueva de Chanchen) y los
elementos arqueológicos encontrados en ellas188.
Si bien en cada una identificó elementos construidos por el hombre, tanto en el
interior de las mismas, como en el exterior (estructuras de tipo apiario, bloques de piedra
caliza apilados, levantamiento de muros, escalinatas, relieves, altares, vasijas de cerámica,
pasillos, templos, templetes, esculturas de estuco); las últimas dos presentan “complejos
sistemas de cavernas integrados por numerosas galerías, abrigos, restricciones, cenotes y
varios accesos”, lo que nos lleva a reafirmar su importancia como lugares ideales para la
ejecución de ritos y ceremonias, “la diversidad de actividades, tanto de tipo doméstica
como ritual relacionadas con las cavernas, son también un buen indicador de su
predominante papel como símbolo dominante189”.
El análisis geológico y espeleológico nos permitió establecer cronológicamente las
fechas en las cuales se formaron las cavidades acuáticas en la península y particularmente
en el actual estado de Quintana Roo; posteriormente, nos pareció pertinente exhibir
ejemplos particulares del uso de sistemas cavernosos en la etapa Clásica en donde lo
cotidiano y lo ritual se articulaba dinámicamente. Si bien la importancia de los mencionados
sistemas radicaba en la obtención de agua para consumo humano, la sacralidad dada a
estos recaía en el principio de origen de lo hídrico, en donde la intervención del hombre fue
nula.
188
Martos López, Luis Alberto, “Cuevas del centro-oriente de Yucatán”, Espacios sagrados, espacios profanos.
Cuevas mayas del centro-oriente de Yucatán, Colección Arqueología, Serie Logos (México: Instituto Nacional
de Antropología e Historia, 2015), 47-139.
189
Martos López, “El complejo simbólico de las cuevas mayas”, Espacios sagrados, 211.
101
Referencias bibliograficas:
Andrews IV y Andrews V, 1980
Andrews IV, Wyllys y Andrews, 1975
Baudez, Claude, 2004
Bautista, Francisco et al. 2005
Beddows et al., 2007
Benavides Castillo, Antonio, 1981
Benavides, et al., 2001
Berger, Peter, 1971
Boot, Erik, 2005
Bracamonte y Sosa, Pedro, 2010
Brady, 2005
Brady y Bonor, 1993
Braudel, 1968
Broda, Johanna, 1991, 2016
Brown, Clifford T., 1999, 2005
Chase y Rice, 1985
Cobos, Rafael, 1997, 2002
Cohen, Ira J., 1991
Culbert, Patrick, 1991
Dahlin, Bruce, 2002
Diccionario de datos topográficos, 2013
El libro de los libros de Chilam Balam, 2008
Freidel y Sabloff, 1984
102
Introducción
La Costa Oriental yucateca fue el escenario de innumerables hechos y acontecimientos en
la época precolombina; en ella, diversos linajes mayas externaron y edificaron sus nociones
respecto al ejercicio y despliegue de poder, sus relaciones comerciales, y sus preceptos
religiosos. Los cuchcabalo´ob o territorios en donde las relaciones sociales sucedían, fueron
el referente que, hasta los primeros años del siglo XVI, tuvieron los oriundos de la península;
su forma de entender cómo tal la tierra y los componentes de ésta, así como la dinámica
social, versaba en la búsqueda de un bienestar colectivo, ya que si el campesino o artesano
carecía de alimento y vivienda, no podría ejercer su labor, y por lo tanto, el Halach uinic, el
batab, se encontrarían faltos de bienes para su subsistencia.
El individuo como tal no podía permanecer en la tierra sin la ayuda de otros, pues
las nociones inmersas en la cosmovisión señalaban que las actividades grupales ayudaban
en la configuración de un microcosmos. La visión del mundo maya indicaba una comunión
con fuerzas o potencias supra humanas, las cuales se manifestaban en fenómenos
atmosféricos, climáticos, y en la regeneración vital que sufría la flora y la fauna.
El estrecho vínculo entre el hombre y la biota, la multiplicidad de entes anímicos, el
sistema de escritura y calendario agrícola eran comunes de estas sociedades; aunado a este
postulado, como lo hemos visto en líneas anteriores, las diversas agrupaciones lingüísticas
mayas se adaptaron tanto al medio como a las circunstancias causadas por reajustes socio
políticos, desastres ecológicos, bajas demográficas, puesto que su mismo entendimiento
del cosmos les habían demostrado que toda estabilidad se encontraba intrínsecamente
ligada con transformaciones.
Los katunes, tunes, seguían su curso, todo parecía encontrarse en calma, pese a que
especialistas iniciados en las artes de la adivinación y presagio de augurios comenzaban a
tener visiones de gente barbada que llegaba del oriente, “comedores de anonas, dzulo´ob.”
Tenían como estandarte una cruz y sus vestidos eran diferentes a la usanza maya. No fue
sino hasta el año de 1511 en que estos personajes se materializaron, quienes arrastrados
104
por el oleaje, llegaron a la costa. Los mayas, quienes estaban acostumbrados a entablar
comunicación con gente ajena a su cultura, no imaginaban el drástico cambio que se
avecinaba, pues su identidad grupal se pondría a prueba, ya que bajo el nuevo régimen
político, serían súbditos de la Corona de Castilla y fieles servidores y seguidores de la Iglesia
católica cristiana.
Los dzulo´ob (españoles) que venían con el objetivo de expandir los dominios de los
reyes católicos, traían consigo un bagaje ideológico y religioso disímil, principalmente por
la percepción y vinculación con la naturaleza, la cual bajo sus cánones eclesiásticos, era una
manifestación de un solo Dios, creador del cielo y de la tierra. Las legislaciones respecto a
la tenencia y propiedad de la tierra, el uso de la misma, la repartición laboral y la
estratificación social fueron ideadas para beneficiar a la corona y al español, dejando al
maya en el estrato menor, exigiéndole pagos a partir de cargas tributarias y servicios
personales.
Un aspecto fundamental de dicho proceso fue la incursión de la orden franciscana,
la cual tenía como tarea principal la evangelización de los mayas, ya que la religión que
imperaría sería la católica cristiana, por lo que la cosmovisión nativa trataría de ser
erradicada de raíz, puesto que era considerada idolatría. El ordenamiento espacial
respondía también a la perspectiva clerical, pues se necesitaban edificaciones en donde
pudiesen congregar a los indígenas para la realización de misas y actividades religiosas, así
como aposentos y manutención de los religiosos a través de milpas y pequeños animales
de corral.
La construcción de dichos sitios fue delegada a los mayas, quienes debían responder
a dos instituciones principales: la gubernamental y la religiosa, pagándoles a cada una con
tasaciones estipuladas en producto, además de trabajo físico; las labores agrícolas y todo lo
involucrado con la tierra también corrieron a cargo de estos. Los primeros años de
dominación estuvieron plagados de reestructuraciones y reajustes, tanto jurisdiccionales
como espaciales, pues como lo analizaremos, España se encontraba en un momento de
reformulación territorial y de identificación social.
105
A la muerte de los soberanos Isabel y Fernando les sucedieron los Austrias, quienes
pretendieron transformar sus poderes en un Estado moderno y unido, por lo que muchas
de las directrices políticas y económicas cambiaron a finales del siglo XVI y principios del
XVII. El clero secular comenzó a cobrar fuerza por los intentos fallidos franciscanos de
adoctrinar a la población maya, la cual tenía muy arraigada su visión del mundo.
El objetivo del presente capítulo consiste en identificar y describir información
histórica e historiográfica referente a las condiciones políticas, jurídicas, mercantiles y
religiosas, que aquejaron a los mayas habitantes de la costa oriental y centro poniente de
dicha zona. Nos interesa identificar las configuraciones territoriales que sufrió la península
y la condición marginal dada a la franja costera oriental, hecho que permitió la proliferación
de cultos indígenas, concebidos por la óptica española como idolatrías.
En consecuencia, el paisaje ritual que los oriundos de la península yucateca habían
conformado, se transformó drásticamente en un territorio perteneciente a la Corona de
Castilla y al reino de Aragón. Esta hegemonía cambió a través de las centurias hasta
evolucionar a un estado relativamente consolidado, unido bajo la consigna de explotación
y obtención de recursos materiales, extraídos de las Indias y posteriormente, de la Nueva
España. Otro de los aspectos sumamente importantes que pretendemos describir es la
estructuración espacial impuesta por el clero secular y regular, la edificación de iglesias,
conventos, capillas y catedrales, todos estos elementos que determinaron el paisaje ritual
católico cristiano.
Por último, haremos hincapié en los mecanismos efectuados por los mayas relativos
a la incorporación de nuevos componentes religiosos como también, la adopción de santos
y vírgenes; por otra parte, analizaremos gracias a la diversidad de documentación las
reminiscencias del paisaje ritual maya en la restitución y utilización de oquedades naturales
y cenotes como puntos focales.
106
190
Benavides Castillo, Antonio, “Los mayas del Periodo Postclásico”, en Los últimos reinos mayas, Corpus
Precolombino, Sección Las Civilizaciones Mesoamericanas, Proyecto Román Piña Chan, Coordinación Eduardo
Matos Moctezuma, Presentación de Eduardo Matos Moctezuma, Antonio Benavides Castillo, Mercedes de la
Garza , Eduardo Matos Moctezuma, Enrique Nalda, Luis Staines Cicero, (Milán: Juca Book, Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes, 2001), 23-98.
191
Al respecto, véase en las Relaciones histórico geográficas de Yucatán, el significado y la descripción de los
deberes de los Ah k´inno´ob: “Tenían por costumbre, para bendecir un cu [k’ u] donde ponían los ídolos, tomar
del agua y rocío que había en las hojas de los árboles y con ésta, en el lugar donde habían de ser puestos, con
un hisopo el Alquin [Ahk´in] [que quiere decir clérigo o sacerdote], revestido con su manera de alba y casulla
y una manera de mitra y su monacillo, bendecir y hacer muchas ceremonias, y con gran reverencia ponían
aquellos ídolos y echaban agua en todo aquel lugar. Relación de la Villa de Valladolid”, Relaciones Histórico-
geográficas de la Gobernación de Yucatán (Mérida, Valladolid y Tabasco) II, Edición preparada por Mercedes
de la Garza, Ana Luisa Izquierdo, Ma. del Carmen León y Tolita Figueroa, bajo la coordinación de Mercedes de
107
Una rama de especialistas que comenzó a tener visiones de hombres que arribaban
con un aspecto físico y ornamental que nunca se había visto en tierras costeras eran los
denominados Chilambo´ob, quienes comenzaron a predicar y difundir el anuncio de un
nuevo katún, que por lo que percibían, les causaría dolor y pesar...
Estas palabras compuestas aquí son para ser dichas al oído de los que no
tienen padre y de los que no tienen casa. Estas palabras deben ser
escondidas, como se esconde la Joya de la Piedra Preciosa.
Son las que dicen que vendrán a entrar el cristianismo, a Tancáh de Mayapán
y a Chichén Itzá, y será arrollado Suhuyuá, y será arrollado el Itzá. Despertará
la tierra por el oriente, por el norte, por el poniente y por el sur.
Venido de la boca de Dios es, y lo manifiestan cinco sacerdotes. Sacerdotes
adoradores, llegados a la presencia de Dios. Ellos profetizaron la carga de la
amargura para cuando venga a entrar el cristianismo.
He aquí sus nombres escritos:
Chilam-Balam, gran sacerdote.
Napuc-tun, gran sacerdote.
Nahau-Pech, gran sacerdote.
Ah Kuil-Chel, gran sacerdote.
Natzin-yabun-chan, gran sacerdote.
Estos Hombres de Dios, doblando su espalda sobre la tierra virgen,
manifestaron la carga de las penas, en presencia de Dios Nuestro Padre, para
cuando venga a entrar el cristianismo. Vómitos de sangre, pestes, sequías,
años de langosta, viruelas, la carga de la miseria, el pleito del diablo. En el
cielo habrá círculos blancos y arderá la tierra, dentro del Tres Ahau Katún y
el Uno Ahau Katún y los tres katunes malos.
Así fue escrito por el Profeta y Evangelista Balam, lo que vino de la boca del
Señor del Cielo y de la Tierra.
Y lo pusieron los sacerdotes en escritura sagrada, en el tiempo de los Grandes
Soles, en Lahun Chablé.
Dentro del cristianismo llegarán Saúl y don Antonio Martínez, para que los
hijos reciban justicia. Y entonces despertará la tierra.
Así está escrito, por mandato del Gran Sacerdote y Profeta Chilam Balam,
por el que habla.
–Amén.- Jesús192.
la Garza, Fuentes para el Estudio de la Cultura Maya, 1 (México: Universidad Nacional Autónoma de México,
Instituto de Investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Mayas, 1983), 37-38.
192
Libro de Chilam Balam de Chumayel, Prólogo y traducción Antonio Mediz Bolio, Biblioteca del estudiante
universitario 21, Coordinación de Humanidades, Programa Editorial (México: Universidad Nacional Autónoma
de México, 2010), 153-154.
108
Como podemos constatarlo, no fue un solo sacerdote quien visualizó el arribo de los
europeos, sino que fueron varios, en distintas demarcaciones, quienes a través de su
capacidad perceptiva, comenzaron a esparcir noticias de una nueva visión del mundo y las
dificultades que atravesarían los mayas por su implantación.
Nos parece de suma importancia mencionar de manera escueta el proceso de inclusión del
catolicismo en España, puesto que dicha religión fue llevada al Nuevo Mundo junto con sus
dogmas, preceptos, castigos, parafernalia, estructura; así mismo, los habitantes de los
territorios conquistados por los ibéricos adoptaron y resignificaron su liturgia, imágenes,
plegarias y rezos, con la consigna de crear sistemas de creencias que respondieran a sus
necesidades.
De igual manera, consideramos necesario revisar y exponer las condiciones sociales
y políticas acontecidas en la península ibérica, ya que su sistema de justicia, administración
y economía fue impuesto en tierras conquistadas. Por consiguiente, presentamos a
continuación un esbozo historiográfico realizado por Luis García de Valdeavellano sobre los
antecedentes que determinarían la ascensión de los reyes católicos, sin perder de vista el
papel que desempeñó la religión católica cristiana en el ejercicio político y militar, puesto
que en el momento de su aceptación (313 dC.), Hispania formaba parte del imperio romano
bajo el dominio de Constantino, quien pretendía “abrir cauce político a la expansión del
Cristianismo por el mundo romano, y hacer su religión compatible con el Estado193”.
Las características que contenía dicho sistema de creencias versaban en que:
Unía a todos los hombres por el amor al prójimo y la caridad, como hijos de
un Padre común, predicaba la buena nueva de la redención del género
humano y ponía en la fe, en el amor de Dios y en la observancia de una nueva
ética –la moral cristiana- la regla de la conducta individual y el camino para
la salvación y la vida eterna y ultra terrena de las almas. Así, la religión
cristiana suponía una nueva universalidad, muy superior a la del mundo
romano, y un modo de ser de los hombres, centrado ahora en la intimidad
193
García de Valdeavellano, Luis, “Capítulo VI. El cristianismo en España…”, Tomo 1, Historia de España antigua
y medieval. Castilla y Aragón en el siglo XIII, Tres Tomos (1,2 y 3) (Madrid: Alianza editorial, 1980), 246.
109
194
García de Valdeavellano, “Capítulo VI”, Tomo 1, Historia de España, 240-241.
195
García de Valdeavellano, “Capítulo IV. Libro III. Hacia un primer estado nacional…”, Tomo 1, Historia de
España, 309.
110
aldeanos (vici), quienes estaban sometidos al rey, propietarios y señores196. Dentro del
territoria se encontraban diócesis que contenían iglesias rurales (parochiae).
A mediados del siglo VII, Recesvinto redactó un código legal (Liber judiciorum) en
donde se eliminaba la división jurídica entre visigodos y romanos, y se incitaba a la
persecución de la comunidad hebrea a través de la legislación decretada por el rey Egica
(694 dC.). Una vez que la comunidad visigoda aceptó el catolicismo, estos mantuvieron
estrecha relación con el papado y aceptaron su autoridad estructural dividida en clérigos,
legos y monacato, multiplicándose gradualmente por lo que fue necesario construir
monasterios bajo el resguardo del Abad o padre. Los concilios nacionales fueron la
institución más importante porque en sus reuniones se trataban asuntos relacionados con
la orientación gubernamental y la organización del territorio en provincias eclesiásticas.
La supuesta unidad reinante se enfrentó a sublevaciones y rebeliones de magnates
y al alzamiento de bizantinos; por otra parte, los árabes comenzaban a acercarse a las costas
peninsulares (siglo VIII) y los partidarios del rey Vitiza apoyaron su intervención. El último
rey legítimo visigodo, Roderico, sufrió la traición de los hijos de Vitiza (Oppa y Sisberto),
pues justo en el momento de dirigirse al extremo meridional para enfrentarse a Tariq
(caudillo árabe) en batalla, éstos lo abandonaron y provocaron la muerte del monarca
durante el enfrentamiento.
Arabes y beréberes conquistaron España (711) a través de campañas militares con
las que extendieron su poderío al someter a numerosos territorios hispano visigodos. El
territorio español sometido fue convertido “en una provincia del imperio musulmán
designada con el nombre de “país de Al-Andalus Bilad al-Andalus197”. Por ser gente
extranjera traían consigo un sistema de creencias disímil al católico cristiano, el Islam, cuyos
miembros sometían su vida a la doctrina de Alá revelada a Mahoma y formaban como tal
una “comunidad islámica”; pese al arribo de esta nueva religión, a los habitantes
196
García de Valdeavellano, “Capítulo V. Libro III”, Tomo 1, Historia de España, 327.
197
García de Valdeavellano, “Capítulo Primero. Libro Cuarto. La “pérdida de España…”, Tomo 1, Historia de
España, 369.
111
peninsulares se les otorgó la categoría de protegidos del Islam (ahl al-dhimma) designación
que los obligaba a pagar una tributación personal (chizya).
Si bien el avance del contingente árabe y beréber fue paulatino y duró varias
centurias, los diversos reinos y familias de abolengo trataron de mantener su estatus, pues
al pactar convenios y tratados de paz en donde aceptaban y reconocían la nueva autoridad
se les condonaba con el ejercicio de cierta autonomía política, acto que les permitió
conservar algunas de sus propiedades. De esta manera, los árabes conformaron el estado
andaluz; empero, la zona montañosa del norte fue defendida por vascones, cántabros y
astures, quienes aprovecharon su topografía irregular que dificultaba el paso de diversas
agrupaciones invasoras; este conjunto de reinos (Galicia, Asturias, faja costera de Cantabria,
Vizcaya) conformaba el núcleo cristiano que se mantendría independiente.
El siglo X fue determinante para la organización y preparación de la reconquista por
parte de los hispano godos, pues Alfonso III “El Magno” fue de los primeros en encabezar la
resistencia cristiana ante el islam, por otra parte, el reino astur había logrado expandir su
poderío territorial a partir de la repoblación de los reinos y condados norteños que
intentaban reorganizarse a través de un sistema feudal con fundamentos romano-
germánicos en donde se insistía en “gobernar por medio de los vínculos personales de
dominio y de lo que permanecía subsistente de las instituciones romanas que la Iglesia
había incorporado198”.
A principios del siglo XI el califato Omeya de Córdoba comenzó a decrecer, por tanto,
diversas facciones y taifas trataron de mantener su poderío ante la creciente agrupación de
hispanos que aprovecharon dicha división al crear frentes comunes y alianzas entre
condados que alcanzaron la categoría de reinos. Uno de los aspectos relevantes de dicha
temporalidad fue la implantación de sistemas feudales y de vasallaje que evolucionaron
conforme a las relaciones confederadas reinantes del poniente, y a la cantidad de vasallos
con que contaban. El deseo de ampliar su poder a partir de redes de comunicación y
trasporte quedaba circunscrito en la necesidad de desplazar y contrarrestar el predominio
198
García de Valdeavellano, “Capítulo Primero. Libro Quinto. La época de la idea imperial leonesa…”, Tomo 2,
Historia de España, 28-29.
112
árabe, por lo que intentaron restablecer el ideal monárquico que se regía bajo el canon de
sucesión al trono con la finalidad de afianzar la trascendencia de sus dinastías. Así mismo,
en el norte de Los Pirineos, la orden de Cluny y los monjes franceses fueron incorporándose
a los consejos reales y comenzaron a monopolizar cargos eclesiásticos de gran investidura.
Los intentos del clero por involucrarse y manifestar posturas administrativas y
jurisdiccionales se visualizaron en el nombramiento del primer arzobispo de Toledo
(Bernardo), quien era consejero de Alfonso VI, así como la sumisión y lealtad de los
soberanos aragoneses ante el papado. Las cruzadas incorporaron a sus comitivas militares
un gran número de hispano-cristianos que pretendían apoderarse de dominios
musulmanes. La victoria en las Navas de Tolosa dejaba entrever el debilitamiento del
contingente arábigo y la contundente dominación hispana reflejada en las conquistas de
Córdoba, Valencia, Sevilla por parte de Castilla y la Corona de Aragón.
Durante el transcurso del siglo XII, siervos, colonos y campesinos inmigraron a las
ciudades con el propósito de liberarse del yugo señorial y dedicarse al trabajo libre,
mercantil o artesano en aras de convertirse en hombres libres. Los ahora burgueses
pretendían emanciparse de los señores a través de agrupaciones conocidas como comunas,
las cuales vieron la oportunidad de acrecentar sus dominios en el reclutamiento de
insurrectos que luchaban en las guerras civiles de Compostela, León y Castilla.
A principios del siglo XIII, el avance militar de los hispanos era cada vez más visible y
sólido, acto que los fortaleció para emprender campañas re conquistadoras conocidas en
conjunto como la Reconquista, la cual tenía como característica principal la estructuración
política basada en la unión de cinco reinos (León, Castilla, Aragón-Cataluña, Navarra y
Portugal), “descendientes todos ellos por la línea paterna o materna de Alfonso el Magno y
de Sancho el Mayor de Navarra199.”
Los reyes Fernando III y Jaime I fueron las figuras principales de las campañas de
reconquista, sin embargo, las continuas disputas y la visible incursión papal en la
designación y asignación de estamentos exhibían los intereses individuales y no grupales;
otro notable acontecimiento fue la proliferación de nuevas expresiones espirituales que
199
García de Valdeavellano, “Capítulo XXI. Libro Quinto”, Tomo 2, Historia de España, 551.
113
La ascensión de Isabel y Fernando puede rastrearse a principios del siglo XV, cuando la
muerte del príncipe Martín I planteaba un problema de sucesión al no haber procreado
vástagos en ninguna de sus alianzas matrimoniales, por tanto, en 1412 se conformó una
comisión que procedió a elegir al nuevo regente aragonés, Fernando de Antequera.
Mientras tanto en Castilla, la línea bastarda de los Trastámara se había colocado en el poder
y sus sucesores desataron continuas pugnas en oposición a las líneas legítimas.
Los padres de los futuros soberanos (Enrique IV y Juan II), visualizaron la unión
matrimonial como un acto que afianzaría su predominio durante varios años más; sin
embargo, la alta nobleza castellana deseaba que la infanta se uniera a un portugués o
francés. Aparte de la negativa política, su matrimonio representaba un problema
200
Expedición militar contra los infieles, especialmente para recuperar los Santos Lugares, que publicaba el
Papa concediendo indulgencias a quienes en ella participaban.
114
consanguíneo que ningún prelado quería avalar, ya que entre los príncipes existía una
cercanía parental (tercer grado), por lo que recurrieron a una Bula expedida años antes por
Pío II en donde otorgaba a Fernando el permiso de contraer nupcias; el acto nunca se
consumó por lo que la dispensa fue utilizada posteriormente para unirse legítimamente con
la castellana.
Los primeros años de esta doble monarquía estuvieron caracterizados por conflictos
entablados con la santa sede, ya que exigían del papado un derecho fiscal en la asignación
de obispos, por lo que los religiosos se concentraron en mantener los intereses reales bajo
control. Tras años de disensiones y de repoblamientos, el contingente cristiano observaba
que la oligarquía judía y árabe podrían convertirse en una amenaza tanto para su régimen,
como para la propia sociedad castellana; para afianzar sus hipótesis, el dominico fray Alonso
de Hojeda afirmaba a los reyes que judíos conversos se habían devuelto a la fe judía,
peligrosa situación que a más de afectar directamente al gremio cristiano, afectaba según
a las reformas recién decretadas, las cuales estipulaban en primer término su esfuerzo por
conducir las cuestiones administrativas y de justicia de la manera más recta posible; en
seguida se encontraba la codificación de leyes y la disminución del poder de los nobles; en
cuarto lugar buscaban la vindicación de los derechos eclesiásticos pertenecientes a la
corona contra las usurpaciones de Roma; como penúltimo esfuerzo se comprometieron a
ordenar el comercio y por último, a mantener la prominencia de la autoridad real201.
La Inquisición fue autorizada por Sixto IV en la Bula Exigit sincerae devotionis (1478)
escrita en pro de la defensa de la fe católica ante los ataques perpetuados por los herejes,
expresados en prácticas sodomitas (homosexualidad, bigamia), brujería, por nombrar sólo
algunos. Dicha organización en palabras de Joseph Pérez, intentó con su fundación enraizar
en los españoles el sentimiento de universalidad cristiana, en donde “únicamente podía
haber un rebaño y un solo pastor202”.
201
Prescott, William H., “Capítulo IV. Administración interior de Castilla. 1475-1482”, Historia de los Reyes
Católicos Don Fernando y Doña Isabel, Resumen integral realizado por Florentino M. Torner, Colección Ideas,
Letras y Vida (México: Compañía General de Ediciones, S.A., 1952), 78.
202
Pérez, Joseph, La España de los Reyes Católicos, Colección Torre de la Botica, Serie Minor. Dirigida por
Gustavo de Hakeldama y Avantos Swan (Madrid: Editorial Swan, S.L Avantos y Hakeldama, 1986), 52.
115
Cómo podemos constatarlo, los soberanos intentaban construir una unidad nacional
impregnada de ideales basados en la fe cristiana la cual, desde su perspectiva, los conducía
a establecerse como una potencia europea sustentada en el expansionismo; para alcanzar
su objetivo, era preciso establecer y mantener el ideal de respeto y fidelidad de su autoridad
real, así como el “elevar el nivel intelectual y moral del alto clero203”, acto con el que
buscaban aliarse a más de crear enemistades.
El tiempo transcurría y las fricciones con Portugal se acrecentaban entre otros ámbitos por
la supremacía marítima de éste y los intentos castellanos de competir con los lusitanos en
la expansión mercantil hacia el Atlántico. Si Isabel y Fernando son recordados hoy en día
como los monarcas que llevaron a España a ser reconocida como una de las más destacables
potencias mundiales, fue en parte debido a la destreza y persuasión de un marino que
aprovechó las circunstancias de la época y quien a través de su diplomacia, logró realizar
uno de los viajes que cambiaron el curso de la historia del México antiguo.
Edmundo O´Gorman, asiduo historiador planteaba que, Cristóbal Colón “pretendía
atravesar el Océano en dirección de Occidente para alcanzar, desde España, los litorales
extremos orientales de la Isla de la Tierra y unir, así, a Europa con Asia204”; por consiguiente,
con esta empresa fue que comenzó a acercarse a la nobleza portuguesa e italiana con la
finalidad de solicitar solvencia económica para emprender su travesía marítima (Figura 16).
Durante este periodo, la monarquía española se encontraba en Guerra contra
Granada (1486-1492), por lo que sus esfuerzos se concentraron en el derrocamiento del
último contingente árabe. Al salir triunfantes de dicho enfrentamiento y entrevistarse una
vez más con Colón, la corona decidió otorgarle las capitulaciones necesarias para
203
Pérez, La España de los Reyes Católicos, 57.
204
O´Gorman, Edmundo, La invención de América. Investigación acerca de la estructura histórica del Nuevo
Mundo y del sentido de su devenir, Colección Biblioteca universitaria de bolsillo (México: Fondo de Cultura
Económica, 2006), 102.
116
Figura 16. Cristóbal Colón en la corte de Los Reyes Católicos (Juan Cordero, 1850). Museo Nacional de Arte.
Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
Sus cálculos lo condujeron hasta la Isla de Guanahaní (San Salvador), la cual pensaba
era parte de las Indias Occidentales; en sus viajes posteriores exploraría el complejo de islas
cercanas y fundaría junto con sus allegados las provincias de Juana (Cuba) y La Española
(Santo Domingo), siendo éste último el sitio en donde estableció un cuartel general. Regresó
a España y la noticia se propagó por varios territorios, entre ellos Portugal, quien ya se
encontraba preparando una expedición; el navegante obtuvo de sus logros los títulos de
Almirante del Mar Océano, Título aragonés de Virrey y el cargo de Gobernador.
Consecutivamente, realizó tres visitas más; sin embargo fue a través del patrocinio
portugués (1501-1503) que, Américo Vespucio concluyó que las tierras halladas
pertenecían a una novedosa masa terrestre.
Las nuevas tierras, producto de la visión expansionista monárquica, eran percibidas
como un medio para adquirir bienes materiales (principalmente oro y metales preciosos)
con el objetivo de posicionarse como una potencia europea en vías de crecimiento. Dado
117
que, la relación entre el Papado y los reyes se mantenía en continua tensión, los soberanos
solicitaron al Papa Alejandro VI el otorgamiento de títulos diplomáticos conocidos como
Bulas, las cuales garantizaban el derecho de conquista sobre territorios recién descubiertos,
además de obligarles a efectuar la conversión de sus habitantes al cristianismo205.
A finales del siglo XV, España era conocida como el reino que había hallado regiones
desconocidas, por consiguiente, necesitaban organizarlas administrativa y jurídicamente a
partir del nombramiento de un gobernador; el cargo fue concedido en principio a Diego
Colón, quien impulsó la expansión española hacia las Antillas, pero fue restituido
tempranamente por las acusaciones de los primeros pobladores en su contra; ante ésta
situación, los soberanos decidieron enviar a Francisco de Bobadilla como emisario real
(1500) hasta la designación Nicolás de Ovando como justicia mayor de las Islas y Tierra
Firme, quien indujo a la búsqueda de oro a partir de la esclavitud de los lugareños, quienes
perecieron en su mayoría por las condiciones de trabajo forzado que se les obligaba cumplir.
La Real Cédula expedida en Granada el 16 de septiembre de 1501 estipulaba…
[Qué] las cosas de Dios y que los oficios divinos se hiciesen con la estimación,
orden y reverencia conveniente; la conversión de los indios, la paz y
concordia de entre los pobladores, fruto de su justicia administrada a todos
igualmente, sin excepción de persona; la capacitación de los naturales que
debían ser compelidos al trabajo, mediante justo salario; el arreglo de las
finanzas coloniales; la elección de los sitios donde se fundarían lugares, villas
y ciudades, pues se decretó que los cristianos se reuniesen en pueblos,
prohibiéndoseles vivir desparramados; la erección de tres fortalezas; el
quinto real sobre el oro que extraían los colonos; el cuidado del palo del
Brasil; el orden y policía de la población civil; la mejor ordenanza sobre la
saca de oro y la casa de fundición; el pago de los diezmos y primicias cuyo
cobro correspondía por concesión apostólica a los Reyes Católicos; el ajuste
de las obligaciones del Almirante, que para que cumpliese sus deudas; la
prohibición de que se fijasen extranjeros en Indias y la de vender o trocar
armas defensivas u ofensivas a los indios, así como la de impedir que sin
licencia real fuesen algunas personas a descubrir cómo lo habían hecho; el
celoso cuidado que tenía que poner para evitar que pasasen moros, judíos,
herejes reconciliados o personas nuevamente convertidas, salvo si fuesen
esclavos negros o blancos, que hubiesen nacido en poder de cristianos,
205
Barjau, Luis, Náufragos españoles en tierra Maya. Reconstrucción del inicio de la invasión, Colección
Historia, Serie Enlace (México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2011).
118
Ovando fue asistido por subalternos (tres alcaides en lo militar, un asesor letrado en
lo jurídico, tres oficiales reales (factor, tesorero, contador), quienes debían auxiliarlo en la
implantación de la autoridad real y en el ejercicio de un gobierno promotor de la
colonización y poblamiento de La Española. Se comprometían además a establecer la Iglesia
y a promover la acción evangelizadora207.
Como lo observaremos en los siguientes incisos, la intención de posicionar a España
como una potencia mercantil así como su unificación como un estado, fue una labor iniciada
por Isabel y Fernando, dignatarios que transmitieron su visión expansionista a su nieto,
Carlos I de España o V del Sacro Imperio Romano Germánico, quien intentaría establecer
un imperio universal. La extensión territorial iba en aumento, con miras hacia el poniente
costero en donde pensaban, encontrarían recursos naturales que pudiesen explotar con el
fin de acrecentar las arcas reales. Los avances y cálculos realizados por cosmógrafos
señalaban que, posiblemente en el norte, se localizaban territorios que podrían ser
agregados a los reinos hispanos. Faltaba menos de una década para que los europeos
hicieran aparición en la costa oriental y con ello, se iniciara la transformación del territorio
indígena maya y del paisaje ritual.
Durante la primera década del siglo XVI, la expansión expresada en la toma de poblados
indígenas fue el objetivo principal de los llegados de ultramar: capitanes, soldados, frailes,
legos, observaban las bondades topográficas, hidrológicas, climáticas que presentaban los
lugares recién adheridos a las casas reinantes de la península ibérica. Las nuevas tierras
206
Ramírez Aznar, Luis, “Primeras leyes para las colonias”, De Colón a los Montejo, Serie Mérida, la de Yucatán
y el Quinto Centenario (Mérida: Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán, 1992), 19-20.
207
Hernández Sánchez-Barba, Mario, “El imperio ultramarino”, Historia de España, Antonio Blanco Freijeiro,
Julio Mangas, José Luis Martín, Julio Valdeon, Antonio Domínguez Ortiz, Julio Arostegui, Manuel Tuñon de
Lara, Juan Pablo Fusi, et al. (Madrid: Historia 16, 1986), 537-553.
119
ofrecían un comienzo para aquellas clases medias que habían proliferado gracias al apoyo
de los reyes, en un intento de elevar intelectual y moralmente a sus súbditos a través de
una renovada reconquista, en donde la invasión y el avance misional fueron los ápices de
su empeño conquistador.
Al arribar al Nuevo Orbe su identidad cobró mayor sentido, pues el acto de dominar
e invadir lugares desconocidos, poblados de individuos con una visión del mundo disímil a
la suya, afianzaba su derecho de dominación y superioridad ante los naturales, seres que
por no conocer la palabra de Dios y sujetarse a las leyes de la naturaleza, debían apegarse
a la normatividad de las instituciones ultramarinas, por tanto, era necesario incorporarlos
al mundo de la espiritualidad cristiana ya que según sus creencias, para alcanzar la categoría
de súbditos de Castilla y Aragón, debían convertirse primeramente en cristianos.
Durante los años siguientes (1498-1519 aprox.), el complejo de islas cercanas a La
Española fueron pacificadas y pobladas: Juan de Esquivel pobló y dominó Santiago de
Jamaica; Juan Ponce de León conquistó los territorios conocidos en la actualidad como San
Juan de Puerto Rico; Diego Velázquez y Pánfilo de Narváez conquistaron y fundaron las villas
de Baracoa, Bayamo, Trinidad, Santiago y Puerto Carenas o La Habana.
La muerte de la soberana castellana trajo consigo una serie de reajustes políticos,
reflejados en el posicionamiento de Fernando el Católico como rey de España; a su muerte,
el cargo debía ser ocupado por Juana I de Castilla, pero su debilidad mental obstaculizó su
ascenso, por lo que su hijo (Carlos I o V), ocupó el trono. Su reinado tuvo como premisa
principal la fundación y estructuración de instituciones dedicadas a atender todo lo
relacionado con las Indias, incluidos sus pobladores:
Desde la llegada a España del rey Carlos I se tendió a la creación de un órgano
colegiado para la administración y el gobierno de las Indias. La estructuración
definitiva tuvo efecto en 1524 con la Constitución del real y supremo Consejo
de Indias, cuyo primer presidente fue el dominico Fray García de Loaysa208.
Una vez alcanzadas las islas y terruños cercanos, el objetivo de Fernando era el
esparcir la cultura española en todos sus ámbitos, apoderarse de lugares desconocidos, e
208
Hernández Sánchez-Barba, “El imperio ultramarino”, Historia de España, 546.
120
integrar a los naturales como sus fieles vasallos, solicitándoles tributo y trabajo para el
mantenimiento de su majestad y del estado español. En 1517 a Diego Velázquez, Teniente
gobernador de Cuba, se le solicitaba el envío de un grupo de expedicionarios con el
propósito de localizar islas, explorarlas e informar sus condiciones territoriales para analizar
la posibilidad de organizar una segunda exploración.
Como tal, la ocupación de la que se pensaba ser una “Isla” (Yucatán), comenzó hasta
el año de 1526; previamente se realizaron tres expediciones que tenían como capitanes a
Francisco Hernández de Córdoba (1517-1519), Juan de Grijalva para la segunda (1518), y
Hernán Cortés para la tercera (1519). En ésta última, fue que Cortés invadió las tierras del
Altiplano central que serían denominadas la Nueva España; la comitiva militar encontró en
ellas un terreno fértil para la agricultura, y zonas aledañas mineras de las que se podían
extraer minerales y piedras preciosas por lo que, los intereses de los conquistadores se
postraron en su dominación y la “isla” peninsular (Figura 17) quedó como objetivo
secundario.
Figura 17. Mapa elaborado por Hernán Cortés (1524). Tomado del texto Historia Cartográfica de la Península
de Yucatán (Michel Antochiw). Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
121
209
Chamberlain, Robert S., “Capítulo II. Carrera inicial de Montejo y su título para la conquista de Yucatán,
1514-1526”, Conquista y colonización de Yucatán, 1517-1550, Traducción de Álvaro Domínguez Peón, revisada
por J. Ignacio Rubio Mañé y Rafael Rodríguez Contreras, Prólogo de J. Ignacio Rubio Mañé (México: Editorial
Porrúa S.A., 1974), 22.
210
Chamberlain, “Capítulo II”, Conquista y colonización, 22-23.
211
Cortés, Hernán, “Primera Carta-Relación de la Justicia y Regimiento de la Rica Villa de la Vera Cruz a la reina
Doña Juana y al emperador Carlos V, su hijo. - 10 de julio de 1519”, Cartas de Relación, Nota preliminar de
Manuel Alcalá de la Academia Mexicana de la Lengua, Vigesimotercera edición, Colección “Sepan cuantos…”
núm. 7 (México: Editorial Porrúa, 2010), 9.
122
Cozumel fue uno de los primeros puertos en donde mayas y castellanos comenzaron a
interactuar y, con ayuda de los primeros, se emprendieron expediciones con rumbo tierra
adentro. Al explorar la isla, Montejo y sus hombres avanzaron hasta la costa y encallaron
en Xelhá en donde fundó la villa de Salamanca de Xelhá (1527)213; al realizar caminatas por
varios días dedujo que el extremo clima tropical, las aguas y los pantanos estancados,
dificultaban la exploración, así mismo, al no estar acostumbrados a dichas condiciones, los
soldados comenzaron a caer enfermos.
Francisco López de Gómara y Bernal Díaz del Castillo fueron los primeros
conquistadores que describieron la insalubridad del lugar y lo reacios que fueron los indios
212
Según el Diccionario de Autoridades, la encomienda es: “Una dignidad dotada de renta competente. Se
toma también por el lugar, territorio y rentas de la misma Dignidad o Encomienda. Vale también merced y
renta vitalicia que se da sobre algún lugar, heredamiento o territorio. Significa también amparo, custodia y
patrocinio”. Diccionario de Autoridades, Real Academia Española, Edición Facsímil, D-Ñ, Biblioteca Románica
Hispánica Dirigida por Dámaso Alonso, V. Diccionarios (Madrid: Editorial Gredos, 1969), 447.
213
Chamberlain, “Capítulo III. La entrada por la Costa Oriental, 1527-29. Salamanca de Xelhá”, Conquista y
colonización, 38.
123
del oriente a su arribo, ya que no les proveyeron alimento ni agua, lo que desató entre los
recién llegados desnutrición y deshidratación. La falta de aguas superficiales, canteras
mineras y zonas de cultivo, dieron como resultado que el Adelantado concluyera en un
primer momento que se encontraba en lo peor de toda la “isla”. Otro obstáculo fue sin duda
el poco dominio de la lengua, ya que durante los primeros años de contacto, los españoles
experimentaron grandes dificultades para el aprendizaje de la gramática maya y de las
expresiones de cortesía social, por lo que su avanzada se mostraba lenta y complicada.
El tiempo transcurría, las alianzas con los Ceh Pech, Ah Kin Chel, Tutul Xiú pero sobre
todo, las enemistades localizadas en la franja costera oriental, en donde los cuchcabalo´ob
de Ecab, Cochuah y Uaymil Chactemal se imponían ante la invasión y el dominio de Montejo
y su hueste. Alonso Dávila fue seleccionado para entrar e invadir el cuchcabal de Uaymil
Chactemal (1531-1533) con el ideal de pacificar y fundar villas y encomiendas para dar así
paso a la actividad económica, por lo que fundó primeramente la Villa Real de Chetumal y
distribuyó los pueblos entre los vecinos para la creación de encomiendas (1533)214.
El creciente desarrollo económico de la Nueva España y de sus cercanías incitó a
muchos a dejar la península y a emprender el viaje a nuevas tierras, entre ellas, decían, el
imperio incaico (Perú); ambas opciones se presentaban como oportunidades de obtención
de poder y riqueza material, cualidades que dentro de su sistema de creencias eran
necesarias para colaborar en la formación del estado español. A diferencia de la
estructuración militar en la Nueva España, las fuerzas de Montejo pueden ser entendidas
como una organización semi privada215 factor que, anudado a las condiciones topográficas
y climáticas, hicieron de la conquista de los mayas un hecho histórico particular.
Pese a todo el cúmulo de dificultades mencionadas con anterioridad, los Montejo
tenían como fin el avanzar y el conquistar el territorio en su totalidad por lo que, el
Adelantado regresó a España para reorganizar su empresa y convertir a ese espacio
políticamente fragmentado por los indígenas en una provincia más de los reinos
ultramarinos. El tiempo que permaneció en la península le sirvió para darse cuenta de dos
214
Chamberlain, “Capítulo V. Entrada de Dávila a Chetumal, 1531-33”, Conquista y colonización, 109.
215
Palabras del Dr. Gerardo González Reyes.
124
características que, a futuro, serían las bases del desarrollo territorial yucateco: las regiones
norteñas propicias para la agricultura y el ganado y el trabajo manual ejercido por los mayas.
Dado que era irremediable que la economía no podría recaer en la explotación de
vetas mineras, la solución que veía más viable era el sometimiento de indios por vía de
servicio personal y la instauración de encomiendas, sistema que permitiría organizar
administrativa, económica y religiosamente al espacio natural y a los agentes que lo
habitaban. Al respecto, Robert S. Chamberlain comenta lo siguiente:
Todos los conquistadores o soldados que participaran en la conquista, y
asimismo todos los pobladores o colonizadores que llegaran posteriormente,
deberían de recibir dos caballerías de tierra, o extensas unidades de campo
abierto para el desarrollo de haciendas y dos solares, o sea terrenos prediales
en las municipalidades en los que construirían sus viviendas. En cada caso se
convertirían a los cinco años en propiedad privada. Todos los que
acompañarán a Montejo en su primera expedición y que se quedaran como
colonizadores, estarían exentos por cinco años del pago del almojarifazgo
sobre provisiones y mercancías para uso personal, y del pago del impuesto
sobre la sal216.
216
Chamberlain,”Capítulo II”, Conquista y colonización, 23.
125
Parecía que por fin se había alcanzado la subordinación indígena ya que, Francisco
de Montejo el Mozo había fundado villas en el norte Mérida y Valladolid (1542-1543);
Bacalar fue fundada en 1544; sin embargo entre 1546 y 1547 los chilambo´ob, especialistas
rituales que anunciaban sucesos por acontecer, incitaron a los linajes opositores a recuperar
su tierra y a dar muerte a los españoles. La disputa fue contenida y los alborotadores
castigados con todo rigor por lo que, puede establecerse el año de 1547 como el momento
en donde culminó la etapa de conquista y pacificación, y comienzó como tal la configuración
del sistema de administración y justicia.
Al respecto debemos indicar que, desde el descubrimiento de las Indias
Occidentales, la fundación de órganos e instituciones administrativas y judiciales fue una de
las medidas necesarias para el correcto funcionamiento de los territorios conquistados, así
como las leyes que marcaban las pautas de conducta, traza territorial, tenencia de la tierra,
formas de vestimenta, derechos y obligaciones de encomenderos y encomendados, etc. La
aparición en escena de Capitulaciones, Reales Cédulas, Bulas Papales, Reales Provisiones,
Leyes, o sea, documentos legales expedidos por éstos aparatos gubernamentales y por el
propio monarca, concedieron a los conquistadores el derecho de beneficiarse no sólo del
medio natural, sino también de los pobladores del mismo.
De esta manera, la tradición hispana institucional fue trasladada a la Nueva España
y a sus provincias, de las cuales sólo mencionaremos aquellas que atañen al caso yucateco:
en 1509 se creó en Sevilla la Casa de Contratación de las Indias, organismo rector de
comercio con tintes políticos y científicos; posteriormente en 1525 se fundó la primera
Audiencia de Nueva España, pero la destituyeron en 1531 para dar paso a la instauración
de la Audiencia de los Confines (1543). Éste órgano puede ser entendido como una
corporación administradora de justicia que controlaba las funciones de gobierno de los
virreyes217.
El Consejo de Indias era “El Tribunal supremo compuesto de diferentes Ministros,
con un Presidente, que tiene el Príncipe en su Corte para la administración de la justicia y
217
Ots Capdequi, José María, “IV. Gobierno y administración”, El Estado Español en las Indias (México: El
Colegio de México, 1941), 48-49.
126
gobernación del Reino. Por excelencia se entiende el supremo de Castilla; pero debajo de
este nombre se comprenden también otros Tribunales superiores: como son los Consejos
de Indias, Ordenes, Hacienda, &c218”.
El Regio Patronato fue instaurado a partir de las Bulas de Alejandro VI y Julio II…
Por virtud del Regio Patronato, correspondió a la Corona la presentación de
todas las dignidades eclesiásticas de las Indias, cualquiera que fueres su
jerarquía, y la percepción de los diezmos, con la obligación, por parte de los
Monarcas, de atender cumplidamente a los gastos de la erección de iglesias
y a los de su sostenimiento219.
218
Diccionario de Autoridades, A-C, 525.
219
Ots Capdequi, El Estado Español, 58-59.
220
García Bernal, Manuela Cristina, “Capítulo VII. Implantación y estructura institucional de la encomienda en
Yucatán”, Población y Encomienda en Yucatán bajo los Austrias, Prólogo del Dr. D. Luis Navarro García, CCLII
(No. General) (Sevilla: Publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, 1978), 190-191.
221
Las denuncias y quejas entabladas por religiosos hacia los Montejo ayudaron a acelerar su restitución. El
testimonio de Fray Lorenzo de Bienvenida revela los incumplimientos al momento de repartir encomiendas:
“la más de la tierra tienen cinco o seis personas. El uno es el gobernador, el segundo la mujer del gobernador,
127
Figura 18. Fachada principal de la casa de la familia Montejo, Mérida, Yucatán. Fotografía de Daniela
Sánchez Aroche.
Yucatán entre tanto, al no contar con una Audiencia propia fue delegada a la
Audiencia de Guatemala (1549) y posteriormente a la Audiencia de la Nueva España (1549-
1552). De 1552 a 1561 fue adscrita de nueva cuenta a la Audiencia de Guatemala. De 1561
a 1565 formó otra vez parte de la Audiencia de Nueva España hasta convertirse en gobierno
(1565)222.
La construcción de villas, caseríos, caminos y demás se realizó con el auxilio de indios
por lo que, el Adelantado decidió obligar a los mayas a prestar servicio personal a las
nacientes encomiendas, así como a las primeras cabeceras de doctrina regidas por frailes.
Ésta prestación trajo como consecuencia enfrentamientos violentos entre encomenderos y
el tercero el hermano de la mujer del gobernador, Alonso López, el cuarto don Francisco Montejo hijo del
gobernador, el quinto Francisco de Montejo sobrino del gobernador, el sexto Juan de Esquivel hijo de la mujer
del gobernador; éste nunca conquistó y tiene lo más. Estos tienen más que sesenta vecinos”. Citado en García
Bernal, Población y encomienda, 190.
222
Rotsman, Ruth Gubler, “Settlement and Territorial Administration”, The Acculturative role of the Church in
16th Century Yucatan, Ph.D. (Los Angeles: University of California Press, 1985), 316.
128
Las mantas de algodón fueron de los productos más preciados, ya que las
comercializaban por toda las provincias de la Nueva España. Chamberlain y García Bernal
plantean que también se tributaban objetos de cerámica, frijoles, patíes224, cera, miel, sal,
pescado, ají, cántaros, ollas, comales, choyos, sogas. La medida ocupada en aquel tiempo
era la fanéga225.
Las avanzadas y conquistas por toda la península obstaculizaron el ejercicio
gubernamental del Adelantado por lo que, el conquistador se apoyó en la asignación de
tenientes. Al decidir su deposición, las Audiencias (según fuese el caso) decretaron que el
gobierno debía estar encabezado por alcaldes mayores o visitadores. De esta manera en
1552, la Audiencia de los Confines decidió establecer orden en el territorio al enviar al oidor,
Licenciado Tomás López Medel con la consigna de vigilar y proponer soluciones.
223
“Relación de la Villa de Valladolid”, Relaciones Histórico-geográficas, 44.
224
Del singular patí. Pedro Bracamonte lo describe como “manta con una medida establecida de cuatro
piernas, compuesta por cuatro piezas de algodón cosidas, elaborada para pagar el tributo y cumplir con los
repartimientos”. “Glosario de términos indígenas”, Bracamonte y Sosa, Pedro, La conquista inconclusa de
Yucatán. Los mayas de la montaña, 1560-1680, Colección Peninsular, Serie Estudios (México: Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Universidad de Quintana Roo, Miguel Ángel
Porrúa Grupo Editorial, 2001), 376.
225
Chamberlain, “Capítulo III”, Conquista y colonización, 49; García Bernal, Población y Encomienda, 379-383.
129
226
Según el Diccionario de Autoridades, el cabildo puede ser entendido como “El Ayuntamiento o
Congregación de personas Eclesiásticas o seglares, que constituyen y forman cuerpo de comunidad: como
Iglesia Catedral o Colegial, Ciudad, Villa, &c. Aunque esta voz comprende a cualquiera comunidad o
congregación, especialmente se usa hablando de los Cabildos de las Iglesias Catedrales y Colegiales; pues los
de las Ciudades y Villas se llama de ordinario Ayuntamientos”. Diccionario de Autoridades, A-C, 27.
130
227
Ruz, Mario Humberto, “Tomo II. El Mundo Colonial”, Colección Yucatán, Universo Peninsular (México:
Secretaría de Educación Pública, Gobierno del Estado de Yucatán, CGEIB, Comisión Nacional para el desarrollo
de los Pueblos Indígenas, Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Peninsular en Humanidades y
Ciencias Sociales, 2009).
228
Rotsman, “Settlement and Territorial Administration”, The Acculturative role, 317-318.
229
“Relación del Cabildo de la Villa de Valladolid”, Relaciones Histórico-geográficas, 27-31.
230
De Cárdenas Valencia, Francisco, “Relación de la Villa de Valladolid, de esta provincia de Yucatán, en las
Indias”, Relación Historial Eclesiástica de la Provincia de Yucatán de la Nueva España, escrita el año de 1639,
Con un Nota Bibliográfica por Federico Gómez de Orozco, Biblioteca Histórica Mexicana de Obras Inéditas 3,
(México: Antigua Librería Robredo, de José Porrúa e Hijos, 1937), 87.
131
mayas de Cochuah, Tazes y Chikinchel. Al analizar las cartografías, así como los mapas
elaborados a través de pesquisas historiográficas deducimos que, la zona centro oriente del
actual estado de Quintana Roo pertenecía al cuchcabalo´ob de Cochuah. Cada uno de los
ayuntamientos o cabildos estaban conformados por pueblos sujetos, de esta manera, los
pueblos sujetos a Valladolid situados en el centro oriente fueron: Tzama (Tulum), Uayma,
Tihotzuc, Sacalaca, Kanpocolche.
Figura 19. Localización aproximada de encomiendas en el centro oriente yucateco. Mapa realizado por
Daniela Sánchez Aroche.
Respecto a los encomenderos y las zonas sujetas a estos, Peter Gerhard anota que,
Tepich, Chikindzonot y Tihosuco estaban encomendados a Francisco Hernández (1548-
1561); en 1579 Antonio Méndez aparecía como encomendero y, Francisco Sánchez de
Aguilar tuvo esa encomienda entre 1606-1613. Sacalaca fue uno de los casos complicados,
132
pues en 1579 la mitad pertenecía a Pedro Valencia; después de dos decenios, Clemente de
Valencia la heredó y el resto era propiedad de Juan Gil de la Cruz. Campocolche fue otorgada
a Juan Durán y reasignada a Juan Farfán y, a su muerte, fue incluida a Sacalaca.
Uaymax (que probablemente haya sido Zamiol), era propiedad de Francisco de
Cieza, en 1579, Diego Sarmiento de León era su propietario por haber contraído nupcias
con la viuda de Cieza. A la muerte de Sarmiento la encomienda se dividió y una de las
mitades estaba sujeta a Alonso Sarmiento. En 1635 dicha mitad fue asignada a Francisco de
Argais231.
Los caciques o batabo´ob (que a partir de la incursión española fueron denominados
también batabes), fueron personajes de gran utilidad tanto para los encomenderos como
para los alcaldes, pues los conjuntos residenciales familiares respondían principalmente a
sus órdenes. Generalmente, el batab recolectaba los productos de encomienda y los
entregaba a los pueblos cabecera llamados así por Sergio Quezada, quien plantea:
Nevertheless, the new order did not necessarily erase preexisting political
orders. No dependent village was assigned to a district other than that of its
pre-Hispanic capital. At most, the Spanish territorially based reorganization
subordinated pueblos that had maintained their independence prior to
European arrival. They were now assigned either to one of the four
cabeceras, or head towns, places of Spanish residence and therefore home
to vecinos (non-Indian town residents) who held encomienda rights over the
caciques of their districts; cabeceras thus became centers for the collection
of tribute and personal service. Under this system, however, the four Spanish
cabildos had no legal authority over the pueblos of their districts232.
231
Gerhard, Peter, “III. Yucatán. Beneficios Altos”, La frontera sureste de la Nueva España, Traducción de Stella
Mastrangelo, Espacio y Tiempo/2 (México: Instituto de Investigaciones Históricas, Instituto de Geografía,
1991), 63.
232
Quezada, “Chapter 2. From Lordship to Early Colonial Pueblo”, Maya Lords and Lordship, 47.
233
Quezada, “Chapter 2”, Maya Lords and Lordship, 48.
133
información nos atañe, pues la dispersión y migración de mayas que no estaban dispuestos
a integrarse a la imposición de la dinámica mercantil y administrativa se desplazaban con
rumbo al centro oriente ya que, ésta era una zona considerada por los castellanos de difícil
acceso, como también, un lugar de indios idólatras en donde pervivían cultos y rituales
dedicados a ídolos antiguos, quienes fueron colocados al interior de cuevas y cenotes por
las constantes persecuciones encabezadas por frailes, seguidores de Cristo y su dogma,
intolerante hacia otras formas de ver y entender el mundo.
Como lo observaremos, la orden franciscana edificó un paisaje ritual propio,
asentado sobre o cerca de cuerpos acuáticos con el fin de extraer agua potable e imponerse
ante los dioses indígenas y sus moradas, las cuales fueron destruidas en su mayoría y
utilizados sus escombros y restos para construir marcajes paisajísticos: monasterios,
iglesias, capillas, catedrales.
Por su parte, los mayas se dividían en dos facciones: los sumisos que acataban la
nueva normatividad hispana y los hostiles, quienes rehusaban integrarse a la dinámica
social impuesta. Los últimos, al contemplar la severidad de los castigos y el forzamiento
violento ejercido tanto por encomenderos como por evangelizadores, decidieron
adentrarse a la selva y utilizar a las cuevas y cenotes como sitios de adoración y ejecución
de rituales, celebrados para mantener equilibrio con potencias supra humanas, dadoras de
vida y muerte. Al recibir noticias de los nuevos adoratorios, los franciscanos (orden seráfica
a cargo de la transformación de los gentiles) convinieron en organizar los pueblos ya
establecidos en reducciones o congregaciones conformados por una institución policial que
vigilaba la correcta conducción de los indígenas.
Para convencerlos de aceptar y practicar los dogmas cristianos, los seráficos debían
organizarse administrativa y territorialmente bajo la ayuda de los encomenderos, quienes
a partir de su experiencia conquistadora tenían un mejor panorama de las zonas, sus
condiciones naturales y de las tendencias de sumisión o dispersión de los habitantes de las
mismas. Tras estructurar su institución, los franciscanos construyeron un paisaje ritual
característico, labrado con piedra caliza de edificios antiguos, ornatos e imágenes piadosas
y devotas como herramientas mnemotécnicas con la finalidad de erradicar sus nociones
pretéritas religiosas e instruirlos en la práctica y ejercicio de la religión cristiana.
Estas enseñanzas exportadas del Viejo Mundo puede decirse que fueron
implantadas forzosamente, sobre todo después de la pacificación de los mayas orientales,
reacios al nuevo régimen; sin embargo, los mecanismos dinámicos y heterogéneos de
resistencia indígena evidenciaron su destreza grupal de configuración ideológica y religiosa.
El resultado fue la creación de un sistema de creencias con elementos pertenecientes a su
cosmovisión, y componentes particulares del cristianismo, sobre todo, aquellos con
similitudes visuales y acciones altruistas en pos del bien social.
En este sentido, las palabras de Johanna Broda explican los procesos de
readaptación mencionados:
La Conquista española desmembró la estructura coherente de la sociedad
prehispánica en sus niveles local, regional y de los estados autónomos.
Aunque muchos elementos de la cultura indígena tradicional sobrevivieron
135
234
Broda, Johanna, “Capítulo X. La fiesta de La Santa Cruz entre los nahuas de México: préstamo intercultural
y tradición mesoamericana”, El mundo festivo en España y América, Antonio Garrido Aranda (Compilador)
(Córdoba: Servicio de Publicaciones, Universidad de Córdoba, 2005), 221-222.
235
Elena Vázquez Vázquez anota que, la tercera Bula respondía a la “presentación de candidatos para la
provisión de los obispados, abadías consistoriales, canonjías, raciones y gran número de dignidades, además
con la exclusiva en la construcción de iglesias y conventos”. “Capítulo I. Las tres órdenes religiosas”,
Distribución geográfica y organización de las órdenes religiosas en la Nueva España [Siglo XVI] (México:
Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, 1965), 17.
136
España, Francia, Bélgica, Inglaterra, Escandinavia y Alemania, y de fray Juan Clapión; ambos
al tener conocimiento de la conquista de México Tenochtitlán, decidieron emprender la
conversión de los indios al solicitarle al Papa León X facultad para su empresa.
En 1522, Carlos I o V insistió al nuevo Papa, Adriano VI la provisión de religiosos para
los territorios recién dominados. En Zaragoza fue donde se expidió la Bula Charisimo in
Christo filio Nostro Carolo Quinto Romanum et Hispaniarum Catolicum Regi electo
(Omnímoda), la cual otorgaba al rey la autoridad de enviar ministros y organizar las misiones
en América236. González Cícero afirma que, desde tiempos tempranos se hizo mención de
Yucatán y se le incluyó en los planes para evangelizar a los gentiles americanos237.
Desde 1519, la Corona recomendó la fundación de un obispado en los nuevos
territorios mayas, ante lo cual, León X emitió una Bula Sacri Apostolatus Ministerio en donde
se dictaba la orden para la creación y administración del mismo (Santa María de los
Remedios), el cual tendría a fray Julián de Garcés como obispo; el problema devino con la
continua movilidad de encomiendas y fundaciones de poblados, propensos al abandono por
la dispersión de los indios y su desinterés en reubicarse y sujetarse a la normatividad
europea. En este periodo, los intereses hegemónicos y eclesiásticos se postraron en la
conquista del Altiplano central y en la conformación de la Nueva España por lo que, los
decretos se quedaron como “letra muerta238”.
La erección de obispados fue así mismo un proceso tortuoso y confuso que
desencadenó disputas por los límites y alcances que debían tener; consecuentemente en
1526, se estipularon los lineamientos territoriales de la diócesis de Tlaxcala, institución a la
cual estuvo adscrita la provincia de Yucatán. Entre 1534 y 1562, la provincia perteneció a
las diócesis de Guatemala, Chiapas y Sevilla239.
236
Vázquez Vázquez, “Capítulo I”, Distribución geográfica, 17.
237
González Cícero, Stella María, “V. Proceso organizativo de la provincia franciscana”, Perspectiva religiosa en
Yucatán, 1517-1571. Yucatán, los franciscanos y el primer obispo fray Francisco de Toral, Centro de Estudios
Históricos, Nueva Serie 28 (México: El Colegio de México, 1978), 77.
238
Rotsman, “The Establishment of the Bishopric of Yucatan”, The Acculturative role, 105.
239
González Cícero, “VIII. Periodo acéfalo: rebaño sin pastor”, Perspectiva religiosa, 146-147.
137
240
De Lizana, Bernardo, “Capítulo VII. Que prosigue el capítulo precedente, de los fundadores deste insigne
convento de la Virgen Santíssima de Itzamal”, Devocionario de Nuestra Señora de Izamal y Conquista Espiritual
de Yucatán, Edición crítica y anotada de René Acuña, Apéndice de René Acuña y David Bolles, Dibujante:
Moisés Aguirre, Fuentes para el estudio de la cultura maya, 12, Directora de la serie: Mercedes de la Garza
(México: Instituto de Investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Mayas, Universidad Nacional Autónoma
de México, 1995), 70.
138
Fue claro visto esto en lo que al padre fray Lorenzo de Bienvenida sucedió,
pues le recibieron los bacalarianos y sus comarcas con mucho amor,
regalándole y siruiéndole con mucho cuidado. Y, e<>n breues días, catequizó
[a] muchos de los señores y particulares que, después, recibieron el santo
bautismo.
Salieron de Cua[u]htemalam el padre fr[ay] Luis de Villalpando y sus
compañeros, ofreciéndose de nueuo a nuestro Señor y siguiendo su viaje a
Chiapa, entendiendo hallar allí a el Adelantado. Y, quando legaron, hauía más
de treinta días que el Adelantado caminaua para Yucathán. Y, visto esto, se
partieron y lleuaron el mesmo viage que el Adelantado. Y, sufriendo notables
e indezibles calamidades, llegaron al puerto de Campeche, donde hallaron al
Adelantado y a su hijo, don Francisco [de] Montejo.
Fue, esta llegada del Adelantado y religiosos a Campeche, el año de 1546. Y,
después de hauer estado allí algunos días, se trató del sitio que conuendría
para tratar la conuersión y ministerio, haziendo conuento donde habitassen.
Y señalaron cerca de donde está hoy, y se hizo una iglesia y, después, el
conuento que hoy está. <> De suerte que el fundador del conuento de
Campeche fue el padre fray Luis de Villalpando241.
Una vez que erigieron el primer convento en Campeche, los franciscanos procedieron a
construir como tal un paisaje ritual en donde los mayas debían honrar a Dios y a todos
aquellos santos y vírgenes, quienes a partir de sus actos devotos servirían como ejemplos a
seguir. Su avanzada continuó por Mérida, en donde fundaron el segundo convento,
después, a finales de 1547, llegaron a Maní en donde realizaron la conversión de los señores
y nobles. En Conkal construyeron su cuarto centro evangelizador, desplazándose
seguidamente a Izamal242.
La creación del convento de Izamal es para nuestro estudio, particularmente
interesante, pues a partir de la destrucción del templo dedicado a Paa pol chac (deidad
241
Lizana, “Cómo el primer religioso que entró en esta tierra con el Adelantado don Francisco [de] Montexo
fue el padre fray Luis de Villalpando, con quatro compañeros. Y aquí se tratará de lo que fuere forzoso de la
conquista y, assí mismo, de algunas cosas marauillosas que Dios obró por este santo varón, y [de] su vida y
muerte, destribuido por parágrafos bejaxo de un capítulo”, Devocionario de Nuestra Señora, 145-147.
242
Quezada, “Chapter 2. Franciscans and Guardians”, Maya Lords, 48-49.
139
relacionada con rayos y agua), sus escombros rocosos sirvieron como material constructivo
para su edificación. López de Cogolludo mencionaba que se le encomendó a fray Diego de
Landa la tarea de escoger sitio para fundar el convento, ante lo cual, escogió el adoratorio
mencionado en donde “los sacerdotes de ídolos vivían243”.
Valladolid fue otro lugar fundamental (Figura 20), dado que su localización espacial
les permitiría adoctrinar a los indios del oriente; además de facilitarles la entrada a la zona
oriental, sus cuerpos hídricos fueron vistos como indispensables para el establecimiento de
su creciente población. Cárdenas Valencia al respecto, describió el sistema hidráulico de
dicho edificio:
Hay en esta dicha villa un convento de los religiosos de San Francisco, el cual
está edificado sobre el hueco y concavidad de un grandiosísimo cenote de
agua, que corre por bajo del mismo convento, dentro de cuyas cercas tiene
el dicho cenote bocas abiertas por donde se saca agua para todos los
menesteres de la casa y fuera de ella, en el espacio de la plaza, ofrece
también otras portadas y bocas por donde todos los indios de aquel pueblo,
que es bien grande, se abastecen del agua necesaria para sus casas244.
Figura 20. Convento de San Bernardino. Valladolid, Yucatán. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
243
López de Cogolludo, Diego, “Libro V. Capítulo XV. Suceden al Adelantado algunos Alcaldes Mayores, y
celébrase el Segundo Capítulo Custodial de esta Provincia”, Historia de Yucatán, Colección de Grandes
Crónicas Mexicanas, 3 (México: Editorial Academia Literaria, 1957), 402.
244
De Cárdenas Valencia, “Relación de la villa de Valladolid”, Relación Historial, 86.
140
Como tal, la custodia de San José de Yucatán estaba conformada por cinco
guardianías con sus visitas, pero aún faltaba erigir un obispado propio; para contrarrestar
dicha ausencia, en los primeros capítulos245celebrados (1549), se propuso una
estructuración interna encabezada por un comisario general residente en México (fray
Francisco Bustamante): en consecuencia, estaría sujeta a la provincia de México.
De esta manera, la orden franciscana se encargó de los asuntos religiosos de la
custodia por virtud del papa Adriano VI, concediéndoles en la Bula Exponi nobi la tarea de
evangelización a los prelados de las órdenes religiosas246; para poder iniciar su labor, era
indispensable organizarse territorialmente. Los primeros linajes mayas catequizados según
Lizana fueron los Chikin Cheles y los Tutul Xiú, ambos aliados desde épocas tempranas de
los españoles. Cupules, Cochuahex, Canules, grupos del oriente, fueron contemplados
como grandes idólatras.
Si bien durante los años de 1535-1549 el proceso de conversión espiritual fue
inconstante por los reajustes territoriales y normativos, entre 1550-1560, al decretarse la
primera tasación oficial de tributos, se lograba una mejor sujeción territorial indígena y por
ende, un mayor avance en el campo misional. Las reducciones o congregaciones eran pues,
los pueblos formados por frailes e indios montaraces en donde los primeros les asignaban
un lugar y parcelas para auto cultivo. La misión, en palabras de González Cícero, “se formaba
con una o varias reducciones”. El pueblo central, eje de acción del misionero tenía el
nombre de cabecera, y los de menor rango eran denominados sujetos o aledaños, visitados
frecuentemente por misioneros247.
Quezada señala que, después de las cabeceras de doctrina se encontraban las visitas
o pueblos bajo campana (Figura 21), supervisados periódicamente por los frailes, quienes
245
“Junta de personas unidas en Comunidad, con voto decisivo para tratar de las materias trocantes a su
régimen y gobierno. Esta voz en este significado se entiende regularmente de las juntas que hacen los
Caballeros de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara, &c. Los monjes, Frailes y Clérigos
Regulares de las Religiones, para hacer a sus tiempos las elecciones de oficios, y tratar de otras cosas propias
de sus Institutos”, Diccionario de Autoridades, A-C, 150.
246
González Cícero, “V. Organización de la provincia franciscana”, Perspectiva religiosa, 107.
247
González Cícero, “VI. Avance misional”, Perspectiva religiosa, 117.
141
los llamaron también guardianías248. El método misional se basaba en tres aspectos básicos:
evangelizar, civilizar y colonizar a los naturales, otorgándoles la condición de hijos de Dios y
alcanzar con ello la salvación eterna por medio de la destrucción de sus moldes culturales y
su transformación masiva.
Figura 21. Localización geográfica de guardianías y visitas orientales basados en las propuestas de Gabriela
Solís Robleda. Mapa elaborado por Daniela Sánchez Aroche.
248
Quezada, “Chapter 2. Franciscans and Guardians”, Maya Lords, 50.
142
Es preciso mencionar que, los ritos cristianos relacionados con cuestiones acuáticas
fueron ciertamente bien acogidos en primera instancia por los indígenas: los bautismos
masivos en donde la aspersión de agua era el momento liminar de purificación y aceptación,
significaban bajo la mirada franciscana, la total sumisión de los mayas, quienes pensaban,
se habían despojado de su memoria y esquema mental indígena.
Los años consecuentes a dicha celebración les mostrarían que, los indios producirían
mecanismos de defensa y resistencia al moldear los cánones eclesiásticos bajo su
perspectiva, sobretodo, aquellos elementos con cualidades benefactoras y protectoras.
Los seráficos desde su arribo, tuvieron conocimiento de la cosmovisión y las expresiones en
torno a ésta, pues tanto en la obra de Lizana como en el escrito de fray Diego de Landa, se
encuentran apartados relativos a los dioses y costumbres antiguas, descritos como
“aberraciones demoniacas y cosas del demonio”.
Respecto a la erección de edificaciones de corte religioso, podemos decir que su
traza y edificación se regía bajo el ideal franciscano de austeridad así como en los Edictos
reales para los monasterios del Nuevo Mundo, con capillas abiertas como su principal
característica y piedra caliza como el principal material de construcción. Las iglesias se
componían de naves sencillas, flanqueadas por dos conventos localizados al norte de la
iglesia; posteriormente se encontraba el atrio, un espacio abierto amurallado que contenía
como tal a toda la misión, en su centro se erigía una cruz tallada y en las esquinas se situaban
cuatro pequeñas capillas denominadas posas: en este sitio, los frailes bautizaban, ofrecían
catecismo, predicaban, como también, conducían procesiones religiosas.
Como tal, la iglesia era invariablemente larga y obscura, con un coro elevado sobre
la entrada principal, la angosta nave se encontraba usualmente techada con un continuo
abovedado de cañón que se extendía del coro al santuario terminal oriental. Richard y
Rosalind Perry señalan que, en los primeros monasterios, el santuario se componía de una
bóveda gótica acanalada249. Acorde a la tradición constructiva franciscana, las fachadas de
249
Perry, Richard y Rosalind Perry, “Art and Architecture. The Sixteen Century”, Maya Missions. Exploring the
Spanish Colonial Churches of Yucatan (Santa Barbara: Espadaña Press, 1988), 51-52.
143
250
Perry y Perry, “Art and Architecture”, Maya Missions, 52-53.
251
Cartas de Indias citadas en González Cícero, Perspectiva religiosa, 150.
144
Los años seguían su curso y no fue sino hasta 1560, después de un acalorado
enfrentamiento entre Paulo IV y la realeza española por el porcentaje de tasas a pagar en
Roma que, fray Francisco de Toral aceptó el nombramiento (1561). Grandes ventajas veían
en su elección, pues su experiencia evangelizadora en la Nueva España y en el Occidente así
como su adiestramiento en lenguas indígenas lo convirtieron en el obispo ideal.
Los deberes a cumplir por el religioso versaban primeramente en la redacción de
una serie de normas a cumplir por parte de curas y vicarios, sobre todo, debían poner mayor
atención al número de indios bautizados, seguidamente, en cada pueblo los curas de los
pueblos sujetos debía crear un libro de registro bautismal con el fin de enumerar y nombrar
al bautizado y a los padrinos. Los infantes debían asistir diariamente una hora para recibir
aprendizaje de la doctrina (padre nuestro, avemaría, credo, salve).
Otro punto de su interés era la importancia de la adoración a la Cruz, rezo y acto de
contrición y alabanzas matutinas a Dios. En los poblados era obligatoria la presencia de un
sacristán mayor y auxiliares para la realización de misas y acomodo del altar diariamente.
Se castigaba a quienes portaran la vestimenta antigua o realizarán bailes y cantos “porque
esto les recordaría lo antiguo y tendría sabor de idolatría”. Los días festivos a guardar eran:
las tres pascuas de Navidad, Resurrección, Pentecostés, Corpus Christi, Epifanía,
Circuncisión, Asunción, Natividad, Purificación, anunciación, fiestas de San Pedro y San
Pablo. Los ayunos debían celebrarse los siete viernes de Cuaresma, vigilias de Navidad y
Resurrección252.
Específicamente, en la porción oriental yucateca alrededor de 1570 se fundó una
parroquia secular en San Andrés Petú. El párroco beneficiado visitaba la zona de Cochuah
hasta 1579, fecha en que Ichmul se anexó a la doctrina de Sisal; al año siguiente Ichmul fue
convertido en un centro doctrinal franciscano en donde se atendía a toda la población de
Cochuah. Chunhuhub era una visita distante de Bacalar (1582), la cual, según Gerhard,
perteneció a la doctrina de Petú253.
252
González Cícero, “IX. La diócesis bajo la acción de su pastor: Fray Francisco de Toral”, Perspectiva religiosa,
155-175.
253
Gerhard, “III. Gobierno, Iglesia, Población y asentamientos”, La frontera sureste, 63-64.
145
254
“Carta de don Guillén de las Casas, gobernador de Yucatán, a Su Majestad con una memoria de los
conventos, vicarías y pueblos de la provincia”, Documentos para la historia de Yucatán XXIX II. La Iglesia en
Yucatán. 1560-1610, Recopilados por France V. Scholes y publicados por Carlos R. Menéndez (Mérida:
Compañía tipográfica yucateca, S.A., 1938).
146
255
En una carta recopilada por Silvio Zavala fechada a nueve de abril de 1562, el relator de la Audiencia de
México, informaba al rey los tributos correspondientes. Sobre Yucatán, redactó lo siguiente: “S.M. puede ser
aprovechado también en el almojarifazgo de lo que sale de Yucatán para México, Honduras, Guatemala y
otras partes, a saber: 100,000 mantas de algodón grandes de cuatro piernas cada una, y cada pierna tiene de
largo cuatro brazas y más y de ancho una”. Zavala, Silvio A. “Nueva España”, La Encomienda Indiana, Segunda
edición revisada y aumentada, Biblioteca Porrúa 53. (México: Editorial Porrúa, 1973), 561.
256
Zavala, Silvio A. “Nueva España”, La Encomienda Indiana, 634.
257
García Bernal, “Capítulo X. El Aspecto económico de las encomiendas”, Población y encomienda en Yucatán,
385.
147
Cuadro 1. Las encomiendas del centro oriente de Yucatán. Información tomada de García Bernal. “Apéndice
I. Las encomiendas de Yucatán. 1549-1700”, Población y encomienda en Yucatán.
focales de reunión espiritual. Con el tiempo, los frailes regulares entraron en pugna con el
obispado, quien veía la necesidad de desplazarlos para establecer su dominio y controlar
directamente sin intermediarios a los indios gentiles, encargados de la manutención de
religiosos y vecinos españoles.
Por su parte, los mayas documentaron en diversos escritos, entre ellos el Chilam
Balam de Chumayel, su visión histórica del momento, panorama desolador de los años
sujetos a los dzules…
Toda luna, todo año, todo día, todo viento, camina y pasa también. También
toda sangre llega al lugar de su quietud, como llega a su poder y a su trono.
Medido estaba el tiempo en que alabaran la magnificencia de Los Tres.
Medido estaba el tiempo en que pudieran encontrar el bien del Sol. Medido
estaba el tiempo en que miraran sobre ellos la reja de las estrellas, de donde,
velando por ellos, los contemplaban los dioses, los dioses que están
aprisionados en las estrellas. Entonces era bueno todo y entonces fueron
abatidos. Había en ellos sabiduría. No había entonces pecado. Había santa
devoción en ellos. Saludables vivían. No había entonces enfermedad; no
había dolor de huesos; no había fiebre para ellos, no había viruelas, no había
ardor de pecho, no había dolor de vientre, no había consunción. Rectamente
erguido iba su cuerpo, entonces.
No fue así lo que hicieron los Dzules cuando llegaron aquí. Ellos enseñaron el
miedo; y vinieron a marchitar las flores. Para que su flor viviese, dañaron y
sorbieron la flor de los otros258.
258
“II. Kahlay de la conquista”, Libro de Chilam Balam de Chumayel, 22-23.
149
3.4 El Oriente costero en los siglos XVII y XVIII: reajustes y transformaciones políticas,
económicas y religiosas
Las grandes distancias entre España y el Nuevo orbe dieron como resultado una serie de
irregularidades expresadas en encomiendas de corte señorial, por lo que la Corona al
enterarse, trató de intervenir y suprimirlas con la consigna de unificar a la península ibérica
y mostrarse como un solo eje rector. Bulas, decretos, ordenanzas fueron redactados para
contrarrestar la riqueza ilícita de encomenderos, quienes sumaron a la lista de sus
opositores a los franciscanos, orden religiosa encargada de la conversión de los indígenas al
cristianismo.
150
La relativa disposición del indígena ante la invasión europea puede ser explicada
gracias a las investigaciones de corte arqueológico y a la historiografía de la época temprana
de contacto, pues ambas permiten afirmar el registro de su historia mítica; por esta razón
es un error creer y establecer que, previo al contacto con los ultramarinos, los diversos
núcleos mayas no hubiesen disputado con otros su poderío y haya quedado intacta su
esencia y particularidad étnica, por el contrario, estuvieron asimismo expuestos al
acatamiento de ideologías y cultos foráneos.
La presentación de información historiográfica relativa a cuestiones económicas,
políticas y religiosas nos permitirá identificar y señalar cronológicamente los procesos de
transformación ideológica, interesándonos distinguir en ellos, los dispositivos empleados
por los naturales para construir a través de los siglos una nueva identidad y todo lo que ésta
conllevaba. En especial, pondremos mayor atención a las leyes emitidas respecto a la
propiedad de la tierra y sus componentes, sobretodo a la privatización, venta y herencia de
dispensadores naturales de agua, la cual resultó ser un elemento sumamente lucrativo.
Para comenzar con el recuento de dicha centuria, es necesario insistir en el sistema
de encomienda, la cual seguía posicionándose como el principal medio de producción
económica, pues la distribución de sus productos comenzaba a comercializarse a nivel
regional y ultramarino; las mercancías principales de ésta eran las mantas de algodón,
(confeccionadas por indias en telares de cintura) cera y palo de tinte.
Como lo mencionamos en líneas anteriores, la tasación oficial establecida por García
de Palacio se mantuvo en vigencia durante los siglos XVII y XVIII, artículos preciados y
solicitados por un nuevo sistema de explotación: el repartimiento, que en palabras de
Manuela Cristina García Bernal era:
Un adelanto de dinero a los indios para que éstos los devolvieran en géneros
como patíes, mantas, cera, grana, algodón, hilo, etc. En la práctica eran otra
forma más de explotación del indígena, porque los jueces no sólo les
repartían grandes cantidades de dinero, sino también una serie de
productos, como cacao, jabón, copal, tabaco, papel, etc., de los que los
naturales no tenían necesidad, obligándoles a aceptarlos por la fuerza y a
excesivos precios, a cambio de mantas, patíes, cera, grana, algodón y demás
géneros de la provincia, valorados siempre a mitad de su justo precio259.
259
García Bernal, “Capítulo III. La población india durante el siglo XVII”, Población y encomienda, 112.
152
Juez repartidor: Juan del Castillo (1665-1667) [200 patíes, 40 arrobas de cera]
Cuadro 2. Repartimientos y cabeceras de doctrina en el centro oriente yucateco. Información tomada de García Bernal,
“Apéndice. Repartimientos. El gobernador de Yucatán Rodrigo Flores de Aldana”, Economía, política…
260
Bracamonte y Sosa, Pedro, “Yucatán: una región socioeconómica en la historia”, Península, vol.II, núm.2
(Mérida: Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México,
otoño de 2007), 20.
http://www.revistas.unam.mx/index.php/peninsula/article/viewFile/44339/40073.
261
García Bernal, Manuela Cristina, “Apéndice. Repartimientos. El gobernador de Yucatán Rodrigo Flores de
Aldana”, Economía, política y sociedad en el Yucatán colonial (Mérida: Ediciones de la Universidad Autónoma
de Yucatán, 2005), 240-260.
153
262
García Bernal, “Capítulo VIII. Política de la Corona en torno a la encomienda yucateca”, Población y
encomienda, 252.
154
conceder o negar dicha merced permitió su proliferación ya entrado el siglo XVII a causa del
“incremento rápido del erario real para poder sufragar las empresas europeas263”. Dada la
insistencia y tenacidad de los encomenderos por no perder su posición y propiedad, la
monarquía ratificó aún más su derecho sucesivo al expedir a comienzos del siglo XVIII un
real decreto en el cual concedía…
A todos los que gozan encomiendas en Indias la supervivencia de ellas por
una vida más, así a los que están en ambos reinos como en éstos de España,
pagando en contado el importe de dos anatas264 enteras, dentro de término
de tres años a los que están en los reinos del Perú y Nueva España, y para los
que se hallan en Europa cuatro meses265”.
263
García Bernal, “Capítulo VIII. Política de la Corona en torno a la encomienda yucateca”, Población y
encomienda, 264.
264
Impuesto eclesiástico que consistía en la renta o frutos correspondientes al primer año de posesión de
cualquier beneficio o empleo.
265
García Bernal, “Capítulo VIII. Política de la Corona en torno a la encomienda Yucateca”, Población y
encomienda, 272.
155
266
Bracamonte y Sosa, Pedro y Gabriela Solís Robleda, Espacios mayas de autonomía. El pacto colonial en
Yucatán (Mérida: Universidad Autónoma de Yucatán, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 1996), 273.
267
Bracamonte y Solís Robleda, “Capítulo III. Los mayas y la tierra”, Espacios mayas, 138.
268
Conjunto de personas eclesiásticas que componen el clero.
156
de la provincia, por lo que le concernía todo lo relacionado con la guerra. Para proteger a
los cabildos de ataques, particularmente en Valladolid, existían dos compañías españolas
(infantería y lanzas jinetes), hallándose ambas bajo las órdenes del teniente del capitán
general. Las autoridades civiles más importantes después del gobernador eran los
ayuntamientos, compuesto el de Valladolid por dos alcaldes ordinarios, un alguacil mayor,
el alférez mayor, el tesorero de cruzada y tres regidores. El tesoro público era administrado
por los oficiales reales (tesorero y contador), nombrados directamente por la corte con la
exigencia de radicar en Mérida.
Bracamonte y Solís Robleda ratifican la idea del empleo de caciques (batabo´ob)
como guardianes de los pueblos sujetos a través de la designación del gobernador; en cada
poblado de indios se encontraba una especie de ayuntamiento conformado por dos alcaldes
ordinarios, un procurador y regidores, elegidos el día primero de enero de cada año: dentro
de ésta elección se seleccionaban ministros, alcaldes, fiscales, y alguaciles. Si los pueblos de
indios eran extensamente mayores se les dividía en parcialidades o barrios y se les
diferenciaba por el nombre de un santo cristiano.
La impartición de justicia recaía en un curador o defensor que validaba los contratos
celebrados; había también un tribunal al tanto de las causas civiles y criminales efectuadas
por los naturales, ésta institución estaba compuesta del gobernador, secretario de
gobernación o escribano, un abogado, procurador e intérprete. En conjunto eran pagados
con productos de una contribución llamada holpatan269.
La estructuración social instaurada durante los siglos XVI y XVII permite reafirmar la
idea de transformación gradual territorial en el pensamiento maya, pues pese al sistema de
reducciones, repartimientos y encomiendas, los naturales de la península yucateca
continuaban disponiendo de áreas determinadas para el auto cultivo, así como para la
producción de las distintas instituciones enunciadas.
269
Ancona, Eligio, “La administración colonial en Yucatán”, Lecturas históricas mexicanas, Tomo II, Selección,
prefacio, notas y tablas cronológicas de Ernesto de la Torre Villar (México: Universidad Nacional Autónoma
de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1994), 485-494.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T2/LHMT2_046.pdf.
157
Si nos atenemos a las propuestas de los autores mencionados podemos afirmar que,
la zona costera oriental gozaba de cierta autonomía basada en el bajo índice de
asentamientos sujetos porque como lo hemos recalcado, el contingente español
consideraba a ésta área como inhóspita e insegura, plagada de indios emancipados. La idea
de emancipación tenía una connotación negativa puesto que se les designaba de esta
manera a todos aquellos opositores de las formas culturales traídas del Viejo Mundo: mayas
insatisfechos, defensores de su cosmovisión y salvaguardas de su espacio natural.
La presunta libertad del uso de suelo sufrió su primer revés a mediados del siglo
XVIII, fecha en la cual comenzó “el movimiento reformista, promovido por la monarquía
borbónica”, la cual pretendió impulsar una novedosa orientación de la administración
estatal a través de la apertura de nociones provenientes de la Ilustración, lo que supuso en
palabras de Mario Hernández Sánchez-Barba “un pensamiento modernizado270”.
Tanto Bracamonte como Solís Robleda y Farriss insisten en las facilidades dadas a
estancieros y agricultores en el proceso de compra venta de tierras de realengo; los
religiosos no quedaron exentos de dichas prácticas, pues como lo veremos, explotaron
tierras dedicadas a la manutención del culto a los santos. Durante la etapa de subyugación,
los territorios mayas, las primeras haciendas y estancias ganaderas fueron “determinados
por la existencia de fuentes naturales de agua271”.
Por su parte, Nancy M. Farriss reafirma dichas propuestas, pues cenotes y aguadas
eran utilizados para la cría de ganado y estancias ganaderas; su importancia económica en
palabras de la autora, residía en la “posibilidad de cultivar productos para el mercado a
mayor escala”…
Considerablemente más escasos, y por tanto mucho más valiosos que la
tierra en sí, eran los depósitos de agua. Los nobles poseían, transmitían a sus
herederos, donaban a los santos locales y en ocasiones vendían a los
270
Hernández Sánchez-Barba, “América española”, Historia de España, 736.
271
Bracamonte y Solís Robleda, “Capítulo III”, Espacios mayas, 145.
158
272
Farriss, Nancy M., “6. Desgarrones y Jirones en el tejido social”, La sociedad maya abajo el dominio colonial.
La empresa colectiva de la supervivencia, Versión española de: Javier Setó y Bridget Forstall-Comber (Madrid:
Alianza Editorial, 1992), 288.
159
por oficiales (capitanes generales de guerra). La zona de emancipación denominada así por
Pedro Bracamonte y Sosa, comprendió un amplio espectro del territorio centro oriente de
la intendencia de Yucatán y en particular, la subdelegación conocida como Beneficios Altos.
273
Farriss, “10. El orden cósmico en crisis”, La sociedad maya, 487.
160
Figura 22. Acorde a la lectura jeroglífica propuesta por Gabrielle Vail, esta imagen puede ser leída como la
deidad Chaac sentado en el interior de un cenote, sosteniendo en una mano un recipiente con pintura y en la
otra, un pincel. Un búho se postra sobre el borde del cenote. Al interior de esta cavidad, se localizan las
fechas 10 Ka´ban y 11 Etz´nab´. Códice Tro-Cortesiano o Madrid. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
http://www.mayacodices.com/frameDetail.asp?almNum=140&frameNum=33. Consultado el día 03 de
febrero de 2018.
Las apelaciones interpuestas por cada uno continuaron durante el resto del siglo XVII
y en ellas se podían apreciar las imputaciones que generaban descontentos: falta de
atención en la administración de sacramentos, justicia eclesiástica, construcción de
monasterios a pesar de las prohibiciones, y maltrato de indios por parte de los seráficos; los
seculares fueron señalados como una orden que aprovechó los alegatos y reales cédulas al
ocupar parroquias y doctrinas no asignadas.
Paulatinamente, el clero secular fue adquiriendo mayor cantidad de curatos pese a
la presencia franciscana que era aún importante, manifestándose lo dicho en el reporte de
30 vicarías bajo su autoridad y más de un centenar de frailes; ante éstas cifras, consideraron
conveniente solicitar el envío de otros tantos pese a la oposición del obispo en turno, quien
justificaba su postura a partir de los actos en que incurrían (carente contabilidad respecto
a bautismos y casamientos, incumplimiento de confesiones anuales, constante y arbitraria
movilidad)275.
Parte de dicha problemática radicaba en los fallidos intentos de evangelización y
conversión espiritual reflejados en la continua actividad idolátrica ejercida por los mayas:
un ejemplo de ello fue el conocido auto de fe (1562) encabezado por fray Diego de Landa,
quien bajo el cargo de juez eclesiástico infligió castigos físicos y mentales a una gran
cantidad de indígenas, supuestos idólatras que dirigían y asistían a rituales no cristianos en
donde sacrificaban a mozos y doncellas al pie de cruces y en cenotes a partir de la extracción
del corazón y flechazos en todo el cuerpo …
Que estando esta gente instruída en la religión y los mozos aprovechados,
como dijimos, fueron pervertidos por los sacerdotes que en su idolatría
tenían y por los señores, y tornaron a idolatrar y hacer sacrificios no sólo de
274
Solís Robleda, Gabriela, “Capítulo I. La iglesia Yucateca y la secularización”, Entre la tierra y el cielo. Religión
y sociedad en los pueblos mayas del Yucatán colonial, Colección Peninsular, Serie Estudios (México: Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Instituto de Cultura de Yucatán, Miguel Ángel
Porrúa editores, 2005), 44.
275
Solís Robleda, “Capítulo I”, Entre la tierra, 67-68.
163
276
De Landa, fray Diego, “XVIII. Vicios de los indios. - Los frailes estudian la lengua del país. - Sus enseñanzas a
los naturales. – Castigos a los apóstatas.”, Relación de las cosas de Yucatán, por el P. Fray Diego de Landa
Obispo de esa Diócesis, Introducción por Ángel María Garibay K., Duodécima edición, Con un apéndice en el
cual se publican varios documentos importantes y cartas del autor (México: Editorial Porrúa, 1982), 32.
277
Solís Robleda, “Capítulo II. La primera fase: fray Diego de Landa y los idólatras”, Entre la tierra, 103-107.
278
Landa, “XXVII. Especie de confesión entre los yucatecos. – Abstinencias y supersticiones. – Diversidad y
abundancia de ídolos. –Oficios de los sacerdotes.”, Relación de las cosas, 48.
164
279
Recordemos así las palabras del Dr. Vargas Pacheco, quien en su obra Tulum menciona la tradición
multiétnica acontecida en la costa oriental durante el Postclásico, “En las fuentes históricas se relata el
carácter multiétnico de algunos sitios característicos del Posclásico; el patrón de asentamiento y la
distribución de la cerámica estudiados por la arqueología han sugerido también la posibilidad de la
convivencia de varios grupos étnicos”. Vargas Pacheco, “II. El Planteamiento del problema”, Tulum, 46.
165
280
Solís Robleda, “Capítulo II”, Entre la tierra, 83.
281
Broda, Johanna, “Introducción. Los procesos de la reproducción de la cultura”, Cosmovisión, Ritual e
Identidad de los pueblos indígenas de México, Johanna Broda y Félix Báez-Jorge (coordinadores) Biblioteca
Mexicana Serie Historia y Antropología (México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Fondo de Cultura
Económica, 2001), 23.
166
la cabeza nuestro padre San Bernardino de Sena. Sus visitas son los pueblos
de Tixholop, con titular de San Juan Evangelista, Tinum de la limpia
Concepción de Nuestra Señora, de de Celul, nuestro padre San
Buenaventura, de Tibac San Luis Obispo, de Zaclac la Asunción de nuestra
señora, de Saban San Pedro Apóstol, de Uaymax San Miguel, de Tituc San
Lorenzo, de Chunhuhub San Juan Bautista.
El beneficio de Tihotzuc era de la administración del dicho convento, es
titular de la cabeza San Agustín, y las visitas son los pueblos de Chikindzonot,
su titular la Asunción de Nuestra Señora, del de Tila San Laurencio, de los de
Ekpedz, y Tuci, que están en un asiento San Laurencio.
En la isla de Cozumel fue nuestra la primera fundación de Iglesia. Mudóse no
ha muchos años la cabeza al pueblo de Boloná, y así ahora es beneficio de
Cozumel. Su iglesia tiene por titular la pura Concepción de Nuestra Señora, y
son dos sus visitas, el un pueblo se llama San Miguel, y es su titular; el otro
Santa María, su título la Asunción.
Así parece haber en este obispado de Yucatán 299 iglesias dedicadas para
gloria de Dios Nuestro Señor, y en honor de sus datos, y de ellas tiene la
clerecía en posesión 148, las 95 en lo que se llama Yucatán. Los religiosos
nuestro de esta provincia han hecho en ella nueva erección de doscientas y
doce iglesias, sin las visitas de estos últimos conventos. De ellas tenemos en
posesión 151, y las 145 son parroquiales con pila bautismal. Entre ellas se ha
hecho erección de 25 conventos, y tenemos en posesión 38282.
282
López de Cogolludo, “Libro IV. Capítulo XIX. De las doctrinas de indios, que administra la Clerecía de este
obispado de Yucatán, y Capítulo XX. De las doctrinas que administramos los religiosos de esta provincia”,
Historia de Yucatán, 339-341, 350.
167
283
A partir de las lecturas y análisis paleográficos de documentación elaborada en los siglos XVI y XVIII, Pedro
Bracamonte y Sosa deduce el significado de ambos términos: el primero se refiere a los indios idólatras o
montaraces y el segundo a indios fugitivos. Bracamonte y Sosa, Pedro, “Glosario de términos indígenas”, La
conquista inconclusa, 376.
284
Bracamonte y Sosa, “Capítulo III. Indios libres de la costa oriental”, La conquista inconclusa, 153.
168
285
Capítulos de carta del obispo de Yucatán, Diego Vázquez de Mercado al rey sobre idolatrías citadas en
Bracamonte y Sosa, “Capítulo III. Perseguidores de tepches”, La conquista inconclusa, 171.
286
Bracamonte y Sosa, “Capítulo III. Perseguidores de tepches”, La conquista inconclusa, 172.
287
Sánchez de Aguilar, Pedro, “Informe contra Idolorum Cultores del Obispado de Yucatán. Dirigido al Rey N.
Señor en su Real Consejo de las Indias, por El doctor Don Pedro Sánchez de Aguilar, Dean de Yucatán, Canónigo
al presente en la Santa Iglesia Metropolitana de la Ciudad de la Plata, Provincia de los Charcas. Con privilegio
en Madrid, Por la viuda de Juan Gonçalez. Año de M.DC.XXXIX. Reimpreso por el Museo Nacional de México”,
169
Otro relato de gran interés es el contenido en la página 36, en donde asienta que:
En dichas montañas hay innumerables cuevas, y cavernas entre piedras,
donde adoran y esconden sus ídolos los indios; de manera que cualquiera de
ellos, con motivo de ir y permanecer en sus sementeras, que sólo distan de
sus pueblos una, dos, tres ó cuatro leguas, según la latitud de los montes,
muchas veces se detienen en dichos montes dos ó tres semanas,
despreciando los días festivos pues no asisten á las Misas solemnes, y
convidan á sus amigos y vecinos á la soledad para adorar a sus ídolos. Para
sus ritos y ceremonias, beben por voto vino (Balche) que elaboran de la raíz
de un árbol especial y de un trigo á propósito: embriagados con él y poseídos
de la lascivia, cometen pecados carnales después de los sacrificios y
libaciones á los ídolos288.
Anales del Museo Nacional de México, Tomo VI. Idolatrías y supersticiones de los indios (México: Imprenta
del Museo Nacional, 1900), 33.
288
Sánchez de Aguilar, Informe contra Idolorum, 36.
289
Sánchez de Aguilar, Informe contra Idolorum, 36-37.
290
Sánchez de Aguilar, Informe contra Idolorum, 33.
170
291
Sánchez de Aguilar, Informe contra Idolorum, 82.
292
Bracamonte y Sosa, “Capítulo III. El cura Alonso de Lara y don Juan Chan”, La conquista inconclusa, 177-178.
171
Durante el transcurso del siglo XVII tanto la clerecía como los religiosos siguieron
con el programa de persecución y extirpación de idolatrías tanto en la zona oriental como
en las provincias del norte y sur de Yucatán, lo que permite entrever la gran importancia de
las cuevas y cenotes no sólo como lugares de adoratorio sino también como sitos de refugio
en donde la cosmología maya continuaba activa y dinámica.
Al respecto, John F. Chuchiak IV recopiló información detallada acerca de una
rebelión acontecida en Chalante (1621-1630) la cual se originó principalmente por el
recurrente ejercicio ritual practicado por los indios de la zona y su insistencia por expresar
sus creencias sin el constante acoso de las autoridades eclesiásticas: fray Gerónimo de
Porras recibió noticias de actividades idolátricas al interior de cuevas en donde se
veneraban estalagmitas y estalactitas y se llevaban a cabo ceremoniales en honor a Chaac,
padre de las lluvias.
La persistencia de dichas actividades incitó a los practicantes a rebelarse en contra
de las extremas políticas de persecución y extirpación de idolatrías, por lo que además de
ocupar las cavidades como espacios rituales, las utilizaban como zonas de refugio ante la
persecución y el brote de plagas y enfermedades que se extendió hasta mediados de siglo
(1648), siendo Izamal uno de los lugares más afectados por un brote de fiebre amarilla293.
Los datos obtenidos por Chuchiak advierten la vigencia que mantenían de su
cosmovisión pues recordemos que, en la época postclásica precolombina las oquedades
rocosas albergaban a entidades naturales acuáticas: Chaac era percibido como el señor y
guardián del agua que poseía la facultad de enfermar o curar afecciones hídricas, por ende,
la idea de internarse a las entrañas de una oquedad significaba purificarse física y
mentalmente por lo que debían agradecerle mediante la presentación de ofrendas de
sangre animal, olores (copal), y demás bienes que le fuesen agradables294.
293
Chuchiak IV, John F., “Apóstatas y rebeldes en la Guardianía de Izamal: ritualidad, poder y resistencia
religiosa en la revuelta de Chalante de 1621”, ponencia presentada en el 10º Congreso Internacional de
Mayistas. Los mayas: discursos e imágenes del poder, jueves 30 de junio de 2016.
294
López de Cogolludo proporciona un relato de 1605 que afirma los componentes de las ofrendas
encontradas al interior de cuevas: “Al año de seiscientos y cinco sucedió, que andando a caca en los montes
de el Beneficio de Tixtotzuc [Tihosuco], un mancebo Español, llamado Juan Cansino, de la Villa de Valladolid,
buscando conejos, y iguanas, halló una cueva, y en ella muchos Ídolos, que tenían los Indios de aquel Pueblo.
172
La resistencia mostrada por los mayas se expresó de diversas maneras y en distintas zonas
como hemos podido constatarlo, siendo otra vertiente las modificaciones realizadas dentro
de las corporaciones conocidas como cofradías, las cuales se fundaron a lo largo del siglo
XVII:
Fundábanse las cofradías ordinariamente sobre un trozo de terreno
destinado al efecto por algún indio que tenía señorío sobre él, con una
novillona, cuatro o cinco bestias caballares y algunas colmenas; o bien de las
limosnas que con ese objeto daban los feligreses en numerario, o con el
trabajo que emprendían en sembrar y cosechar milpas de maíz295.
Dio noticia de ellos al Beneficiado Francisco Ruíz Salvago, que fue á la cueva, y sacó los Ídolos, que en ella
estaban. Viendo los Indios, que su delito era ya manifiesto, y temiendo de el castigo, casi lo más del pueblo se
huyó á los Montes”. Capítulo XX. Del Obispo Don Diego Vázquez de Mercado, y sucesos pertenecientes a su
dignidad”, López de Cogolludo, Historia de Yucatán, Tomo II, 151.
295
Sierra O´Reilly, Justo, “El problema agrario de Yucatán. Las cofradías”, Lecturas históricas mexicanas, Tomo
II, 285.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T2/LHMT2_026.pdf.
296
Gabriela Solís Robleda plantea que el término ch´ibal significa “grupo de parientes, generalmente
identificado con el linaje patrilineal. “Glosario”, Entre la tierra, 367.
173
al remate de las mismas aunque las subastas habían comenzado (1780): la gravedad de la
situación se manifestaba en el despojo de tierras del común y en la prohibición de acceso a
fuentes naturales de agua, siendo la sociedad indígena severamente afectada por los
mencionados preceptos legales.
La oferta de terrenos siguió durante las gubernaturas de José Merino y Cevallos,
Lucas de Galvés y Arturo O´Neill, quienes influenciados por el modelo de modernidad
contenido en las reformas borbónicas, atacaron los sistemas corporativos y se interesaron
tanto por la integración de la población india de manera individual y por el acatamiento más
estricto de las leyes297. En la zona oriental, la presencia de hermandades fue escasa, sin
embargo Solís Robleda recopiló declaraciones de indios sobre haciendas de cofradía (1782);
particularmente en el partido de Tihosuco encontramos la siguiente información:
Pueblo de Chikindzonot
Cofradía respectiva: Tela (Asunción)
Descripción de la propiedad: Hasta cuatro leguas por rumbo. Tierras de
indios de Ekpedz anexo a Chikindzonot, que permitieron la población sin
separarse del dominio. Ambos pueblos se opusieron a la venta.
Fundadores: Indios cofrades de Nuestra Señora vendiendo verduras y
donando colmenas, bajo patrocinio del cura.
Destino: Culto y misa cantada en entierros de cofrades. En la urgencia del 70,
se socorrieron los dos pueblos, se destruyó y el cura dio dos vacas y un toro
y los indios lunarios vendieron legumbres con que llegaron a seis.
Existencias: Cuando la venta, tenía 27 reses, ocho becerros, dos caballos y 80
colmenas298.
297
Farriss, “11. El mantenimiento del cosmos”, La sociedad maya, 508.
298
Solís Robleda, “Anexo 2. Declaraciones de indios sobre haciendas de cofradía, 1782. Partido de Tihosuco-
Julio”, Entre la tierra, 359.
174
299
Farriss, “10. El orden cósmico en crisis”, La sociedad maya, 479.
175
Referencias bibliográficas:
Anales del Museo Nacional de México, 1900
Ancona, Eligio, 1994
Barjau, Luis, 2011
Benavides et al., 2001
Bracamonte y Sosa, Pedro, 2001, 2007
Bracamonte y Solís Robleda, 1996
Broda, Johanna, 2001, 2005,
Broda y Báez-Jorge, 2001
Chamberlain, Robert S., 1974
Chuchiak IV, John F., 2016
Cortés, Hernán, 2010
De Cárdenas Valencia, Francisco, 1937
De Landa, Diego, 1982
De Lizana, Bernardo, 1995
De Hakeldama y Swan, 1986
Diccionario de Autoridades, 1969
Dccumentos para la historia de Yucatán XXIX, 1938
Farriss, Nancy M., 1992
Freijeiro et al. , 1986
García Bernal, Manuela Cristina, 1978, 2005
García de Valdeavellano, Luis, 1980
Garrindo Aranda, Antonio, 2005
Gerhard, Peter, 1991
González Cícero, Stella María, 1978
Hernández Sánchez-Barba, Mario, 1986
Libro de Chilam Balam de Chumayel, 2010
Lecturas históricas mexicanas, 1994
López de Cogolludo, Diego, 1957
O´Gorman, Edmundo, 2006
Ots Capdequi, José María, 1941
Pérez, Joseph, 1986
Perry, Richard y Rosalind, 1988
Prescott, William H., 1952
Ramírez Aznar, Luis, 1992
Rotsman, Ruth Gubler, 1985
Ruz, Mario Humberto, 2009
Sánchez de Aguilar, Pedro, 1900
Sierra O´Reilly, Justo, 1994
Solís Robleda, Gabriela, 2005
Vargas Pacheco, Ernesto, 1997
Vázquez Vázquez, Elena, 1965
Zavala, Silvio A., 1973
176
Introducción
El conjunto de datos exhibidos en los capítulos anteriores, nos permitieron identificar las
características edafológicas e hidrológicas de la península, las cuales exhiben un suelo
altamente poroso, carente de corrientes y flujos hídricos superficiales. Pronto el cuchcabal
y el batabil se transformaron en la provincia de San José de Yucatán en donde las
encomiendas y repartimientos basaban su producción en un sistema tributario y en el
servicio personal obligatorio ya fuera en la milpa, en la construcción de caminos y casas, en
los telares e hilado de algodón, en servicio doméstico, por nombrar sólo algunos. Junto con
los conquistadores llegaron los religiosos de la orden de San Francisco, actores que tenían
como meta la conversión espiritual de los nuevos súbditos de Castilla y Aragón al
cristianismo.
Era necesario incorporar al indio a la vida económicamente activa y extirpar todo
indicio de su cosmovisión, pues los principios de ésta se contraponían con la cultura ibérica
en todo sentido, siendo de mayor impacto el concepto de naturaleza ya que, para el maya,
el medio natural albergaba a potencias anímicas dadoras de vida y muerte, guardianas
asimismo de los componentes naturales que permitían al hombre su manutención.
La familia real de los Austrias condenó a los indios a extensas jornadas laborales,
violencia física y emocional y a desigualdades sociales por su condición nativa; sin embargo,
el maya respondió a estas dificultades a través de novedosos dispositivos de apropiación y
mnemotecnia, en donde la adhesión, comparación y sustitución de elementos del
cristianismo fueron articulados sobre las bases de su antigua cosmovisión.
Los más reacios se trasladaron a las espesas selvas y a la costa oriental en donde los
caciques y especialistas rituales mantenían aún su estatuto social a través de la continua
práctica ritual, reflejada en el uso de ídolos de barro y madera, auto sacrificio de sangre
(perforaciones de nariz, lóbulos de la oreja, labios), dádivas alimenticias y líquidas,
sacrificios de animales (perros, venados), ofrendas etéreas de copal, flores, entre otros.
177
a aquellos que los honraban mediante la práctica de rituales públicos; por tanto, los mayas
sabían que la ausencia de actos de reciprocidad, conllevarían a diversas catástrofes.
Al comenzar el siglo XIX, las ideas liberales procedentes de la Revolución francesa y
las disensiones entre España, Inglaterra y Francia desencadenaron una serie de
transformaciones políticas relacionadas con la separación del dominio español y la
necesidad de constituir un estado independiente que se conformaría por ciudadanos libres.
Esta última idea fue la que motivó a los indígenas a prestar mayor atención a los asuntos
administrativos, pues la promulgación de la Constitución de Cádiz desataría entre otras
cuestiones, la concientización del indio como sujeto autónomo, pues uno de sus
fundamentos decretaba la abolición de tributos y les otorgaba la categoría de vecinos
ciudadanos.
Por primera vez, una ordenanza trataba de nivelar su posición social; pero poco
duraría el intento de equidad ya que, al retornar Fernando VII al trono, abolió el compendio
y restableció las obligaciones fiscales, tanto para la administración como para el clero. Se
notificó a los mayas el adeudo de obvenciones y tributos atrasados, cuestión que generó un
descontento generalizado; los años pasaban y los grupos dominantes expresaban su deseo
de independencia, por consiguiente, las luchas armadas comenzaron a desarrollarse:
rutineros (conservadores) y sanjuanistas (liberales), se enfrentaban por el poder de la
península yucateca, siendo la diferencia entre éstos la lealtad o el desconocimiento hacia la
monarquía ibérica.
Los esfuerzos de los primeros por mantener a Yucatán dentro de la esfera
monárquica, y las exhortaciones públicas de los segundos respecto a la toma de conciencia
por las desigualdades sociales cometidas en el pasado, tenían como común denominador
al macehual, a quien se le prometió la entrega de tierras a cambio de su participación en el
combate.
Al otorgarles la categoría de soldados de la milicia yucateca se les abasteció de armas
de fuego, siendo esta iniciativa contraproducente, pues al no cumplirse la entrega de
terrenos, decidieron emplear el armamento en defensa de lo prometido y posteriormente,
al notar mayores irregularidades en contra de su raza, determinaron iniciar una rebelión. La
179
los yucatecos: este sería uno de los hechos que conformaría los antecedentes de la llamada
Guerra de Dios o Guerra de Castas, que tendría como símbolo máximo de autonomía a La
Santísima Cruz.
Como se expresó en líneas previas, el siglo XVIII marcó el fin de la monarquía de los Austrias
y dio inicio a la etapa borbónica la cual, traería consigo cambios radicales en aspectos
fiscales y en el control real de sus intendencias. A pesar de que en el segundo capítulo se
analizó el carácter geológico e hidrogeológico de la península yucateca, es de suma
importancia recalcar los eventos naturales suscitados en las postrimerías de la etapa de
subyugación, pues como lo observaremos fueron -junto con otros factores- causa de la
insurrección conocida como Guerra de Castas. La tierra y sus componentes al igual que la
sociedad, sufrieron cambios, algunas veces graduales y otras, súbitos y repentinos,
trastocando los sistemas económicos, políticos y sociales de la época.
A partir la llegada de los primeros conquistadores, el territorio maya fue alterándose
paulatinamente acorde a la política de cada soberano: parcelas que eran trabajadas para
solventar a un núcleo familiar, fueron adaptadas para producir cantidades mayores de
granos y vegetales para su comercialización; la tala y el barbecho del monte se practicaban
a mayor escala con el mismo objetivo mercantil, y el agua de oquedades naturales fue
empleada para el cultivo de especies arbóreas.
El fértil paisaje que los primeros españoles contemplaron, experimentaba una fase
crítica en donde el indio era el más afectado, pues además de sufrir hambre y enfermedad,
debía cumplir con el pago de contribuciones civiles, eclesiásticas, y con la producción de
maíz para beneficio de las haciendas: la praxis ritual parecía que había quedado rezagada,
pues las divinidades no respondían a los pedimentos y rogativas en favor del envío de
cantidades necesarias de líquido vital para la manutención colectiva.
Para comenzar con el análisis de las características geográficas peninsulares,
debemos enfatizar la importancia dada a la tierra y al agua en la cosmovisión macehual en
181
300
Farriss, Nancy M. “Propiedades territoriales en Yucatán en la época colonial: algunas observaciones acerca
de la pobreza española y la autonomía indígena”, Historia Mexicana, Vol. 30, n. 2, (México: El Colegio de
México, 1980), 172. http://historiamexicana.colmex.mx/index.php/RHM/article/view/2649/2160.
182
destinadas a rendir culto a figuras santas, permitió que comunidades indias promovieran
por medio de éstas el bienestar de sus integrantes por medio de ofrendas dedicadas en su
honor, en donde los productos elaborados con maíz eran altamente preciados301.
Por su parte, el grupo de españoles, mestizos y criollos no consideraban que el
medio natural tuviese múltiples dueños porque argumentaban -bajo la ideología de la
tradición cristiana y la filosofía del barroco- que Dios concibió al mundo a su voluntad y lo
dividió entre cristianos e incivilizados, por consecuente, la explotación del entorno era
justificada con la premisa de que, el desarrollo humano sería alcanzado solamente si se le
aprovechaba en su totalidad.
Los primeros años de exploraciones territoriales hicieron que los conquistadores colocaran
su interés en los territorios fértiles del poniente y del sur, propicios para activar la economía
a partir de cultivos agrícolas; empero, a fines del siglo XVII y durante todo el transcurso del
XVIII, la tierra y el agua serían recursos altamente valiosos por considerárseles medios de
obtención de riqueza individual. El sentido de beneficio colectivo fue un valor poco
promovido entre los europeos y sus descendientes, quienes, si bien se identificaban como
componentes del núcleo hegemónico, poseían y acumulaban bienes para su provecho
particular.
En este sentido, los planteamientos de Mario Humberto Ruz nos ayudan a sostener
dicha idea, pues señala que la sociedad yucateca a finales del siglo XVII y XVIII se encontraba
dividida básicamente en dos grupos: repúblicas de indios y españoles, en donde los
primeros habitaban pueblos y los segundos villas, las cuales emplearon a mayas como
sirvientes dándoles el nombre de naboríos o naborías302.
301
Farriss, “Propiedades territoriales”, Historia Mexicana, 164-165.
302
Ruz, “De los Borbones a la Independencia. Tomo II. El Mundo Colonial”, Colección Yucatán, Universo
Peninsular, 58.
183
303
O´Reilly, Justo, “El problema agrario en Yucatán”, Lecturas históricas mexicanas, Tomo II, 284-300.
304
Bracamonte y Sosa, Pedro, “Capítulo 4. Los mecanismos de despojo colonial”, Los mayas y la tierra. La
propiedad indígena en el Yucatán colonial, Colección Peninsular (México: Centro de Investigación y Estudios
Superiores en Antropología Social, Instituto de Cultura de Yucatán, Miguel Ángel Porrúa Grupo Editorial,
2003), 154.
184
Los títulos y testamentos fueron en primer momento las armas de los indios para
justificar y defender sus asentamientos: su contenido no sólo describía la historia
genealógica de ese lugar particular, sino que también exhibían los principios de
territorialidad nativa en donde la tierra y el agua delimitaban los linderos jurisdiccionales
entre cada pueblo. La autoridad de los caciques y cabildos era en ese entonces oficial y se
necesitaba de su aprobación para comenzar el procedimiento de venta: durante la duración
de este último, no debían existir transgresiones territoriales hacia los pueblos colindantes,
de lo contrario, se solicitaba una nueva medición espacial.
Al ascender al trono, los Borbones percibieron a las organizaciones hegemónicas
indígenas como obstáculos para el desarrollo comercial puesto que mantenían el
reconocimiento social e institucional, por tanto, se puede advertir que la política borbónica
radicaba en el principio de reordenamiento; ante ello, decidieron asignar funcionarios y
revisar las instrucciones sobre composiciones de tierras: la revisión de títulos expedidos en
los siglos anteriores tenía como objetivo descartar documentos que, a su parecer, no tenían
validez.
Bracamonte y Sosa afirma que, al estructurar la composición territorial a través de
nuevos lindes, la monarquía pudo despojar y restringir las posesiones de los poblados; la
medida instaurada fue de cuatro leguas cuadradas, por lo tanto, las extensiones fueron
consideradas baldías305. El ataque a la estructura social macehual fue solo uno de los
acontecimientos que encrudecerían la situación del indio, pues a la par del despojo espacial
vendría la inestabilidad poblacional, el auge de haciendas y estancias ganaderas, la escasez
de alimento, las epidemias y la aparición de fenómenos naturales.
De esta manera, es necesario comenzar con la mención de las altas y bajas poblacionales
de la sociedad yucateca: las primeras estimaciones sobre el número de habitantes en
Yucatán fueron planteadas por el fisiólogo Sherburne F. Cook y el historiador Woodrow
305
Bracamonte y Sosa, “Los mecanismos”, Los mayas y la tierra, 157-158.
185
306
En su obra Ensayos sobre historia de la población: México y el Caribe 2, Cook y Borah señalan en una tabla
comparativa, el cálculo de población india y no india en Yucatán entre 1610 y 1794, proponiendo que en este
último año, los indios ascendían a 254,000, mientras que el número de no mayas era de 103,000. Cook,
Sherburne F. Y Woodrow Borah, Ensayos sobre historia de la población: México y el Caribe 2, traducción de
Clementina Zamora, 13 Colección América Nuestra. América colonizada, Primera edición en español (México:
Siglo XXI Editores, 1978), 119-125.
307
Campos Goenaga, María Isabel, “Parte I: Vulnerabilidad. Capítulo V. Sobre los Hombres”, Huracanes,
sequías y plagas de langosta en el Yucatán colonial: La sociedad Yucateca y los desastres en la segunda mitad
del siglo XVIII, Tesis para optar por el grado de Doctor en Historia y Etnohistoria, Julio, 2008, pp. 226-231.
308
Peniche Moreno, “Capítulo II. Crecimiento demográfico”, Tiempos aciagos, Las calamidades y el cambio
social del siglo XVIII entre los mayas de Yucatán, Colección Peninsular (México: Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social, Miguel Ángel Porrúa editor, 2010), 99.
186
309
Peniche Moreno, “El reformismo borbónico”, Tiempos aciagos, 123.
310
Peniche Moreno, “Demanda de alimentos y crecimiento de las estancias”, Tiempos aciagos, 102.
311
Patch, Robert W. “Part II. The Eighteenth Century. Chapter Four. Eighteenth-Century Agrarian Change: The
Rise of the Hacienda”, A Colonial Regime: Maya and Spaniard in Yucatan, A Dissertation Presented to the
Faculty of Princeton University in Candidacy for the Degree of Doctor of Philosophy, October 1979, 197.
312
Patch, “Eighteenth-Century”, Maya and Spaniard in Yucatan, 204.
313
A partir de la propuesta de Carrera Stampa, el pósito era “una institución de previsión social y que lo
constituía un fondo que se dedicaba a comprar trigo, maíz, cebada u otros granos cuando eran abundantes y
venderlos en tiempo en que pudiera obtenerse más beneficio para el fondo, o bien, cuando fuera oportuno.”
Carrera Stampa citado en Campos Goenaga, “Parte II. Capítulo VIII. La coyuntura de 1765-1774”, Huracanes,
sequías y plagas, 316.
187
el cultivo de trigo314 y, por lo tanto, la planta maicera se volvió altamente preciada por los
no mayas.
Específicamente en la zona oriental (Beneficios Altos), pese a que en años anteriores
se registraron densas áreas cultivadas, durante la segunda mitad del XVIII (1726-1727) fue
incapaz de igualar su aportación debido al incremento de la actividad agrícola en los
partidos de Valladolid y el de La Sierra315. Sin embargo, debemos recapitular la propuesta
de Cook y Borah en el sentido de los movimientos de migración, ya que estos dificultaban
el cálculo aproximado de población y actividades sociales; por consecuente, si en la región
del oriente se registraron oleadas migratorias considerables no es de extrañarse que, su
producción milpera después de la tercera década de dicho siglo, fuese en aumento.
Acorde a la propuesta de Robert W. Patch, puede establecerse que entre los años
de 1680 y 1710, estancias y haciendas comenzaron a cobrar importancia económica. Según
Patch, puede decirse que la característica general de las estancias radica en el tipo de
trabajadores, a los cuales se les otorgó la categoría de permanentes por encontrarse
frecuentemente en deuda con los dueños. En contraste, las haciendas eran centros
poblacionales de mayor escala y auténticos sistemas sociales316.
Respecto a la organización laboral Peniche Moreno formula que los trabajadores
podían englobarse en tres clases: asalariados (recibían un pago, raciones alimenticias y
vivían de forma permanente en la propiedad); temporales (debían cumplir con el mandato
de acudir a la estancia por pertenecer a una república); por último, luneros o colcabes
(residían permanentemente en las tierras por lo que debían realizar una jornada laboral que
consistía en un día sin goce de sueldo ni alimento)317.
314
Si bien el suelo peninsular no poseía las características necesarias para el cultivo de trigo, en las zonas de
humedales localizadas en el Sureste de Campeche y los poblados pertenecientes a la Sierra Alta se produjeron
cantidades considerables de arroz tanto para el auto consumo, como para su comercialización y distribución
en los centros urbanos. Peniche Moreno, “Demanda de alimentos”, Tiempos aciagos, 104-105.
315
Peniche Moreno, “Segunda Parte. Capítulo III. Epidemias y hambre entre 1726 y 1731. La calamidad con
ropajes de resistencia”, Tiempos aciagos, 145.
316
Patch, “Eighteenth-Century”, Maya and Spaniard in Yucatan, 205.
317
Peniche Moreno, “Capítulo II. Demanda de alimentos y crecimiento de las estancias”, Tiempos aciagos, 105-
109.
188
318
Patch, “Eighteenth-Century”, A Colonial Regime, 198.
319
Peniche Moreno, “El antecedente: las calamidades en la temprana época colonial”, Tiempos aciagos, 134-
135.
320
Documento citado en Peniche Moreno, “El antecedente”, Tiempos aciagos, 140.
321
Peniche Moreno, “Epidemias y hambre entre 1726 y 1731. La calamidad con ropajes de resistencia”,
Tiempos aciagos, 140.
189
322
Peniche Moreno, “El continuum de vulnerabilidad. Escasez y epidemias en 1758”, Tiempos aciagos, 161.
Farriss, Nancy M. “II. Reacciones indias y modificaciones españolas. Tabla 2.2.- Epidemias y hambrunas en el
Yucatán colonial, 1535-1810”, La sociedad maya bajo el dominio colonial, Traducción de María Palomar,
Primera edición (México: Artes de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, 2012), 94.
323
Farriss, “Tabla 2.2”, La sociedad maya, 94. Peniche Moreno, “Las tribulaciones del medio ambiente.
Naturaleza y sociedad”, Tiempos aciagos, 168-173.
190
324
Campos Goenaga, María Isabel, “Estudios sociales sobre desastres: las sequías y la modernidad”, Hacia una
nación moderna. La modernidad y la construcción de la nación en México, Hilda Iparraguirre y María Isabel
Campos Goenaga (Coordinadoras), Primera edición (México: Instituto Nacional de Antropología e Historia,
Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2011), 39-40.
325
Campos Goenaga, “Parte II: La coyuntura del siglo XVIII. Capítulo VIII. Amenazas de origen natural entre
1765-1774: Concurrencia de fenómenos”, Huracanes, sequías y plagas, 315-323.
191
326
Peniche Moreno, Paola, “Primera Parte. Capítulo II. El reformismo borbónico y la desamortización de bienes
corporativos”, Tiempos aciagos, 119.
192
Figura 23. Intendencia de Yucatán, Cartógrafo desconocido (1774) tomado del texto Historia Cartográfica
de la Península de Yucatán (M. Antochiw). Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
327
Ruz, “De los Borbones a la Independencia. Tomo II”, Colección Yucatán, Universo Peninsular, 56-57.
193
teniendo como figuras centrales a los intendentes y delegados, quienes reemplazaban a los
antiguos corregidores y alcaldes mayores328. Pese a la apertura del libre comercio en
Yucatán (1770), las finanzas seguían en un estado de decadencia; ante esta situación, la
intendencia decidió asignar recaudadores quienes tenían como encomienda buscar indios
desertores en zonas inhóspitas y cobrarles sus atrasos fiscales; específicamente para los
Beneficios (Altos y Bajos) se asignó a Manuel Badillo el cargo de recaudador de mayas
dispersos329. Sin embargo, dicha medida no dio los resultados esperados, pues al notar las
dificultades que tenían los indígenas para solventar las cargas impuestas, el gobernador en
turno, Antonio de Oliver, solicitó al rey indultar el pago de tributos temporalmente.
328
Peniche Moreno, “Capítulo II. El reformismo”, Tiempos aciagos, 120.
329
Peniche Moreno, “Capítulo IV. El quebranto del sistema tributario”, Tiempos aciagos, 209-210.
194
330
O´Reilly, “El problema agrario. Las cofradías”, Lecturas históricas mexicanas, Tomo II, 287-288.
331
O´Reilly, “Las cofradías”, Lecturas históricas mexicanas, Tomo II, 291.
332
Farriss, “La enajenación de las estancias de cofradía”, Propiedades territoriales, 192-193.
333
Farriss, “La enajenación de las estancias de cofradía”, Propiedades territoriales, 162.
195
las transgresiones de los religiosos y la compulsión laboral ejercida sobre los indígenas, se
dio a la tarea de redactar un documento conocido como Constituciones Sinodales del
Obispado de Yucatán con el afán de corregir la vida religiosa de la provincia.
Gabriela Solís Robleda asienta que el objetivo de Gómez de Parada era proponer al
rey la erradicación del sistema de trabajo, (repartimientos, servicios personales) pues
durante su visita, numerosos indios se quejaron de abusos, desórdenes y de la falta de
libertad que tenían. Durante su visita por diversos poblados, notó la falta de fervor entre la
comunidad regular y su poco interés por conducir a la población indígena a una vida
ordenada, por ello, se dio a la tarea de redactar instrucciones dirigidas principalmente a
curas y párrocos de poblados indios con el fin de lograr la verdadera transformación
cultural.
Pese a su intento innovador, tanto el gobernador como los cabildos y procuradores
provinciales insistieron en revocar el escrito, pues atentaba bajo su perspectiva, en contra
del avance político y económico; pese a los esfuerzos de algunos que veían en dichas
constituciones una propuesta novedosa, las condiciones laborales mantuvieron al indígena
sometido al régimen comercial y clerical334.
Respecto a la arquitectura religiosa, Richard y Rosalind Perry plantean la sobriedad
estilística de sus complejos, exhibida en la edificación de iglesias de piedra con fachadas
cubiertas de mampostería (Figura 24), naves altas vacías, bóvedas altas y ventanales
grandes. Una de las principales características fue la incorporación de espadañas, las cuales
pueden ser entendidas como estructuras de un edificio que se prolongan verticalmente y
acaban en punta, con huecos para colocar campanas; dicho elemento fue una innovación
yucateca con antecedentes arquitectónicos italianos, moriscos y flamencos: esculturas de
piedra de San Pedro, San Pablo, San Francisco, San Antonio, la Virgen María, los Arcángeles,
cruces, coronas, retablos, adornaban los espacios sacros con la finalidad de incorporar y
334
Solís Robleda, Gabriela, “Introducción”, Juan Gómez de Parada, Constituciones sinodales del obispado de
Yucatán, Traducción, edición y notas por Gabriela Solís Robleda, Documentalia 1 (México: Universidad
Nacional Autónoma de México, Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales, Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2009), 5-9.
196
preservar esas imágenes en la memoria de los mayas, quienes cubrieron a vírgenes y santos
de poblados pequeños con huipiles y vestimenta local335.
Figura 24. Iglesia de San Pedro Apóstol, Sabán, Quintana Roo. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
335
Perry y Perry, “The Later Missions”, Maya Missions, 53-60.
197
Mérida, pero sobre todo, los componentes materiales utilizados en este tipo de
celebraciones: pitarrilla, calabazos, copal, habín, tabaco, gallinas de Castilla, fueron
localizados en una especie de espacio circular dentro de una milpa; en él, se halló también
un altar en forma de arco y alrededor de éste, los utensilios mencionados.
Por último, el testigo denunciaba que por los meses de julio y agosto había localizado
al acusado (Apolonio Casanova) y a otros participantes en dicho paraje, por tanto, podemos
presuponer que estas celebraciones eran realizadas en honor a Chaac, a quien se le
solicitaba la cantidad necesaria de agua para la subsistencia colectiva336.
La presencia de enfermedades ocasionadas por el hambre y la escasez de líquido
vital en la región del norte y poniente peninsular dio como resultado migraciones con
dirección al oriente, ya que las condiciones laborales en estancias y haciendas no favorecían
al indio. En este sentido, consideramos que la costa oriental fue el sitio al cual se trasladaron
aquellos que deseaban liberarse de las obligaciones tributarias y de las labores destinadas
a solventar al grueso poblacional no indio a costa de sus tierras, las cuales ya fuera por
necesidad o insistencia de algún estanciero o hacendado, habían sido adquiridas bajo
permiso real.
Proponemos que, si bien los movimientos migratorios acontecieron entre pueblos,
fincas y ranchos rurales, el desplazamiento hacia la franja costera resultaba más acorde a
su cosmovisión, pues al ser percibida por los europeos como zona de indios idólatras y
rebeldes, los macehuales la consideraron apta para su renovación colectiva, en donde
podían manifestarse sin el peligro de ser castigados y sin tener que someterse a la dinámica
monetaria imperante.
El medio los proveería de bienes, siempre y cuando supieran abastecerse de los
productos de la tierra, por ello, recalcamos la singularidad hidrológica de la Península, pues
como se mencionó, carece de accidentes orográficos: particularmente en la costa oriente,
336
Documento citado en Sánchez Aroche, “Los especialistas rituales y la actividad religiosa plasmada en las
evidencias históricas (Siglos XVI-XVIII)”, Cambiando para permanecer. La función de los especialistas rituales
en la manutención del orden cósmico y social entre los cruzo´ob de Quintana Roo a través de los rituales en el
entorno biofísico, Tesis para optar por el grado de maestra en Estudios Mesoamericanos (México: Universidad
Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Investigaciones Filológicas, 2013),
87-89.
198
la presencia de agua salada procedente del Mar Caribe incidió en procesos altamente
corrosivos que provocaron la formación de complejos sistemas caudalosos subterráneos,
por ende, la extracción de líquido exigía conocimientos previos respecto a la localización de
entradas naturales a cenotes, como también, la señalización de los mismos a través de
ciertos componentes de la naturaleza, a saber, los árboles.
337
Modo de vida de plantas epífitas, las cuales se caracterizan por vivir sobre otra sin alimentarse a expensas
de esta (musgos y líquenes).
338
Flores Guido, José Salvador, “Vegetación de cenotes, reholladas, haltunes y cavernas”,
http://www.seduma.yucatan.gob.mx/biodiveyucatan/03Parte2/Capitulo3/01Comunidades_terrestres/08Ve
getacion_de_cenotes.pdf, revisado el 08 de agosto de 2017.
199
cercanas de donde obtenían sargo (ah colkay), liza (xuul, xuulum), bagres de mar (box),
sardinas (chahbac), róbalos (chib kay), corbinas, entre otras especies339.
El conocimiento del ámbito terrestre permitió la subsistencia de los mayas, quienes
transmitían generacionalmente conocimientos biológicos de los distintos hábitats;
contrariamente con la idea de insalubridad y escasez que tenía el español de la franja
oriental, en ella habitaban multiplicidad de especies originadas y adaptadas al mar, a los
cenotes y a los suelos.
Isabel Fernández Tejedo identificó la tipología particular de los suelos en el oriente
peninsular; éste según sus pesquisas, se constituía de caliza oligocénica con abundantes
bajos de regular a extensa longitud que tenían como característica suelo de arcilla (Terra
rossa). Fernández Tejedo indica que la presencia de suelos más profundos, relieves y bajos
eran propicios para la actividad agrícola, pues permitían la fluidez de aires que influían en
los regímenes de humedad y temperatura340.
Los cultivos de maíz, calabaza, chile, pepita, frijol, jícama, camote, cebolla
complementaban su alimentación, así como la recolección de frutas, raíces y plantas
comestibles (ciruela, mamey, coles, yuca, plátano, achiote, aguacate, chirimoya, guayabo,
tomate, papaya, cocoyoles, verdolaga, zarzaparrilla341), los mantenía con la energía
necesaria para ejercer distintas labores. La diversidad de fauna (faisán, pavo de monte,
tordo, codorniz, gavilán, perdiz, iguana, rana, tejón, topo, armadillo, conejo, venado, gallo,
gallina, pollo, puerco) fue empleada en la preparación de guisos y platillos para la
celebración de acontecimientos especiales (bautizos, matrimonios, entierros, fiestas
patronales, rituales de conmemoración y agradecimiento, peticiones) que ayudaban a
recobrar y reafirmar su identidad macehual.
Los últimos años del siglo XVIII se vivieron en medio de reajustes políticos,
económicos y sociales; en cada uno de estos ámbitos el indio fue el menos favorecido, pues
339
Peniche Moreno, “Capítulo I. La sociedad agrícola y su entorno natural”, Tiempos aciagos, 69-73.
340
Fernández Tejedo, Isabel, “Capítulo Segundo. La agricultura maya”, La agricultura entre los antiguos mayas,
Colección: Nuestro México 1 (México: Universidad Autónoma del Estado de México, 1982), 42-44.
341
Peniche Moreno, “Capítulo I. La sociedad agrícola y su entorno natural”, Tiempos aciagos, 64-68.
200
Durante los últimos años del siglo XVIII, en la península yucateca se experimentaron
radicales transformaciones administrativas y sociales, mismas que mantuvieron a los indios
en continua pobreza y marginalidad, empero, eran estos quienes a partir de su trabajo
sostenían a la creciente población, la cual recibía noticias de los conflictos bélicos entre
España y Francia.
342
Dumond, Don E., “Parte 1. Cambiando con el tiempo. La pérdida de las fincas de cofradías”, El Machete y la
Cruz. La sublevación de campesinos en Yucatán, Traducción de Luis F. Verano (México: Universidad Nacional
Autónoma de México, Plumsock Mesoamerican Studies, Maya Educational Foundation, Instituto de
Investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Mayas, 2005), 81-82.
201
debían continuar con la lucha sin perder su esencia india; al transmitir las demandas de La
Santísima Cruz, los macehualo´ob decidieron configurar un paisaje ritual, el cual se
componía de pueblos que vigilaban y protegían primeramente a la Santísima y
posteriormente a sus hijas.
Su avanzada continuó durante la segunda mitad del siglo XIX con victorias y derrotas
que los encaminaba a instaurar nuevos poblados con el fin de exaltar su condición maya
campesina: es por esta razón que la lengua sería un factor determinante en la transmisión
de conocimientos del entorno natural ya que, sin ellos, la milicia indígena hubiera estado
desprovista de alimento y morada.
En el siguiente apartado describiremos los acontecimientos relevantes que dieron
origen a la rebelión indígena llamada por algunos académicos como Guerra de Castas en la
cual, los mayas cruzo´ob peleaban con la finalidad de eliminar la jerarquía social basada en
castas. Según ciertos autores, la figura que los hizo continuar el conflicto bélico fue la
llamada Cruz Parlante, la cual estaba dotada con el don de la palabra para entablar
comunicación con los soldados, quienes al escuchar sus proclamas por medio de un
intérprete-escribano decidieron fundar asentamientos en donde podían reverenciarla y
cuidarla.
Lo que intentaremos formular a partir de las investigaciones historiográficas es una
historia macehual en donde los personajes principales sean ellos mismos, por consiguiente,
trataremos de establecer las posibles fechas en las cuales se instauraron las iglesias
dedicadas al culto de Los Santísimos Tres Cruces, potencias supra humanas que los proveían
de bienestar. La descripción de sucesos políticos y económicos nos auxiliará a comprender
por qué estalló la revuelta indígena y las consecuencias administrativas y territoriales que
se desencadenarían durante y después de su desarrollo. Desde nuestra perspectiva, es
gracias al diálogo entre la historia y la antropología que podremos formular una propuesta
etnohistórica que exprese la cosmovisión macehualo´ob.
Para iniciar, debemos enfatizar la difícil situación política y diplomática en la que la
corona española se encontraba: al ascender al trono Carlos IV, la Revolución francesa inició
y con ella, los conflictos bélicos entre España, Inglaterra y Francia. El amplio poderío
203
343
Pérez-Mallaina Bueno, Pablo Emilio, “Capítulo II. El comercio yucateco, 1770-1814”, Comercio y autonomía
en la Intendencia de Yucatán (1797-1814) (Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, 1978), 38-39.
344
Pérez-Mallaina, “4. El Comercio interior”, Comercio y autonomía, 56.
204
345
Campos García, Melchor, “I. Configuración del poder y las rivalidades regionales. Aspiraciones de
descentralización, 1808-1820”, “Que los yucatecos todos proclamen su independencia” (Historia del
secesionismo en Yucatán, 1821-1849), Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán (Mérida: Universidad
Autónoma de Yucatán, 2013), 63-65.
205
Sosa fueron los primeros que empezaron difundir los abusos, la miseria y la servidumbre en
la que se encontraban los descendientes de los antiguos mayas346.
Tanto Pérez-Mallaina como diversos investigadores indican que, a partir de la
instauración de la constitución de Cádiz publicada en 1812, se crearon instituciones como
la diputación provincial y ayuntamientos constitucionales con la finalidad de reformar las
políticas públicas y territoriales que tanto habían afectado a los indios; en este sentido,
aunque muchos se encontraban entusiasmados por la implantación de esta nueva ley, el
grupo opositor encabezado por el propio intendente, Manuel Artazo Torredemer, así como
la mayoría de los terratenientes y el clero, vieron afectados sus intereses principalmente
por el decreto del nueve de noviembre del mismo año, el cual eliminaba el trabajo y servicio
personal347.
Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la constitución de Cádiz es el
establecimiento y la proliferación de ayuntamientos, así como su impacto en la organización
de las conocidas repúblicas de indios puesto que, particularmente en el territorio yucateco
entre 1812 y 1814, su número incrementó considerablemente. Los planteamientos de
Arturo Güémez Pineda al respecto ratifican aún más la enorme importancia de la
constitución para los macehualo´ob, ya que ésta “dio pauta para que con las primeras
experiencias electorales se desencadenara un proceso de transferencia de poderes del
Estado a las entidades locales, en particular a los pueblos348.
Desde nuestra perspectiva lo que significaba esta ley para los mayas radicaba en una
palabra: libertad. Pensaron que por fin lograrían restablecer el orden colectivo que
imperaba antes del arribo de los españoles, que podían trabajar la tierra acorde a su ciclo
346
Ancona, Eligio, “Parte Tercera. Época Moderna, Tomo Tercero. Libro Sexto, Capítulo I y II”, Historia de
Yucatán. Desde la época mas remota hasta nuestros días, Parte Segunda. Dominación española del 1542 al
1812, Tercera Edición, Tomo Segundo (Mérida: Librería “El Quijote”, editor: Justo Ausucua, 1917), 13- 18.
347
Pérez-Mallaina, “Capítulo IV. Crisis política y autonomía. La vida política de Yucatán de 1808 a 1814”,
Comercio y autonomía, 220-222; Güémez Pineda, Arturo, “Los mayas y los cuerpos municipales (1812-1847)”,
Mayas. Gobierno y tierras frente a la acometida liberal en Yucatán, 1812-1847 (Zamora: El Colegio de
Michoacán, Universidad Autónoma de Yucatán, 2005), 93-94.
348
Güémez Pineda, “Los mayas”, Mayas. Gobierno y tierras, 95.
206
La territorialidad una vez más pasaba por un momento de transformación por lo que
es necesario señalar las organizaciones que conformaban el territorio; en este sentido
Güémez Pineda plantea que Mérida fue la sede de la diputación, la cual se componía a su
vez de varias provincias: se estipuló en cada una de estas la existencia de una junta superior
conformada por un capitán general e intendente, quienes eran nombrados por el rey;
además de estos personajes, debían ser elegidos al interior nueve vocales, por lo que la
constitución declaró a cada diputación independiente de las otras.
Los poblados con mayor índice de población y mayor actividad comercial fueron
llamados subdelegaciones o partidos; en la península se encontraban quince en “cuyas
jurisdicciones había dos ciudades, dos villas y 220 pueblos, para un total de 224
poblaciones”. Particularmente el partido de Los Beneficios Altos (zona oriental) contaba con
22 poblaciones, cada una con un ayuntamiento propio; estos a su vez estaban integrados
por alcaldes, regidores y un procurador síndico350. Dicha subdelegación estaba compuesta
por los siguientes pueblos:
1. Tihosuco
2. Telá
3. Tepich
349
Ancona, “Parte Tercera, Época Moderna, Tomo Tercero. Libro Sexto. Capítulo IV, Historia de Yucatán, 42.
350
Güémez Pineda, “Las reformas gaditanas. Diputaciones provinciales y ayuntamientos”, Mayas. Gobierno y
tierras, 101-104.
207
4. Chikindzonot
5. Ekpedz
6. Tiholop
7. Tinum
8. Tahdziu
9. Tixhualahtún
10. Peto
11. Chacsinkín
12. Tzucacab
13. Ichmul
14. Celul
15. Sabán
16. Uaymax
17. Sacalaca
18. Dzonotchel
19. Petulillo
20. Chunhuhub
21. Polyuc
22. Tituc351
351
Güémez Pineda, “Tabla IV. Partidos, poblaciones y ayuntamientos de la provincia de Yucatán, 1814”, Mayas.
Gobierno y tierras, 105.
352
Pérez-Mallaina, “La vida política”, Comercio y autonomía, 222-223.
208
353
Pérez-Mallaina, “La vida política”, Comercio y autonomía, 226.
209
transformado tanto a la Nueva España que incluso los peninsulares se inclinaban por la
independencia, aunque cada grupo por razones diferentes354”.
En 1820, el mencionado sobornado se vio forzado a jurar la constitución de 1812 y
a convocar a las cortes extraordinarias que dispusieron la restauración de las diputaciones
provinciales y, por ende, los ayuntamientos. Si bien desde su instauración, la presencia de
macehuales bajo la categoría de ciudadanos fue trascendental por su interés y
participación, los sanjunistas en esta segunda etapa de restauración constitucional
moderaron su apoyo, pues pese a que necesitaban el voto del indio para consolidarse en
los principales puestos políticos con el fin de reorganizar los ayuntamientos, procedieron
de forma irregular a disolver sus repúblicas: tal como lo asienta Güémez Pineda “los
indígenas continuaron teniendo presencia en varios de los renovados ayuntamientos, pero
no del mismo modo”.
La figura de caciques como tupiles siguió presente en estas corporaciones
municipales, ya que fungían como auxiliares por su amplia experiencia administrativa, así
como en muchos casos, defendieron las causas de los bienes de la comunidad que
habitaban; los subdelegados continuaron asimismo siendo intermediarios entre la
población india y el gobierno355. Si bien hemos hecho mención de los factores económicos,
territoriales y políticos de las primeras dos décadas del siglo XIX, es necesario enunciar la
situación del ámbito religioso imperante en la península yucateca, por lo cual, citaremos los
planteamientos de Eligio Ancona, quien describe lo siguiente:
El primero de octubre de 1820 las Cortes españolas expidieron un decreto
suprimiendo todos los monasterios de las Órdenes mendicantes, y
conservando en la Metrópoli solamente ocho para mantener el culto en
otros tantos santuarios que eran especialmente venerados desde la más
remota antigüedad. En cuanto a los demás regulares, el mismo decreto
dispuso que no quedase más que un convento de cada orden en una
354
Vázquez, Josefina Zoraida, “La Revolución de Independencia. De la Independencia a la consolidación
Republicana”, Nueva historia mínima de México, Pablo Escalante Gonzalbo, Bernardo García Martínez, Luis
Jáuregui, Josefina Zoraida Vázquez, Elisa Speckman Guerra, Javier Garcíadiego, Luis Aboites Aguilar, Décima
tercera reimpresión (México: El Colegio de México, 2016), 146.
355
Güémez Pineda, “El Cabildo indígena ante las reformas gaditanas”, Mayas. Gobierno y tierras, 115-117.
210
356
Ancona, “Parte Tercera, Época moderna, Tomo tercero, Capítulo XII”, Historia de Yucatán, 130-131.
357
Güémez Pineda, “El Gobierno interior de los pueblos yucatecos (1821-1847), Mayas. Gobierno y tierras,
122.
211
En este sentido, el gobierno al interior de los pueblos fue restringido por el mismo
congreso, quien tomó medidas desde 1824 al disminuir el número de ayuntamientos
peninsulares excepto los de las ciudades, villas y cabeceras de partidos. Si bien éstas
disposiciones pretendían beneficiar a los no indios al colocarlos como figuras
representantes de dichas corporaciones, la junta provisional hacía hincapié en el hecho de
que los alcaldes se habían ocupado de todo menos de incentivar la agricultura, fomentar la
industria y proteger al comercio, pues obstruyeron los medios para obtener prosperidad y
riqueza; en los poblados en donde el ayuntamiento se suprimió, se erigieron juntas
municipales conformadas por tres vocales y un alcalde conciliador358.
Específicamente en la zona oriente, la junta municipal existente era la del partido de
Ichmul, la cual contenía un ayuntamiento, 22 pueblos y un subdelegado: cómo podemos
observar, aunque la territorialidad se modificaba principalmente en la zona norte y sur
peninsular, en la franja oriental permaneció sin mayores contratiempos359. Al describir los
motivos por los cuales se minimizó el ejercicio hegemónico de los indios podemos afirmar
que, la intención radicaba en el control que el gobierno deseaba mantener de los mismos,
pues una vez más les negaron toda posibilidad de reagruparse bajo los principios de su
cosmovisión; empero, cada nueva modificación acorde al sistema impuesto era adaptada
por el maya.
Podría pensarse que tanto el congreso como el estado y sus integrantes se
preocupaban por la situación del macehual, ya que al final accedieron a reconocer y ordenar
dichas organizaciones; sin embargo, las pesquisas de Güémez Pineda respeto a la creación
de la ley de colonización de 1825 a manos de diputados locales, ofrecen un panorama
distinto puesto que proponía:
Una nueva línea de privatización que, aunque puso a salvo jurídicamente las
tierras comunales, dispuso la privatización de terrenos supuestamente
baldíos marginando al mismo tiempo a las corporaciones municipales de los
beneficios para adjudicar el derecho de enajenarlos al gobierno del estado,
así como el producto de la venta.
358
Güémez Pineda, “El Gobierno interior”, Mayas. Gobierno y tierras, 123.
359
Güémez Pineda, “Tabla VII. Ayuntamientos y juntas municipales del estado de Yucatán, 1827”, Mayas.
Gobierno y tierras, 125.
212
La ley de 1825, sin embargo, tuvo una senda intrincada, sobre todo por la
voracidad mostrada por individuos de un grupo pro ganadero que había
emergido a raíz de las reformas gaditanas. En el transcurso de doce años, la
ley de colonización fue objeto de una suspensión temporal; de decretos
aclaratorios para proteger las zonas en las que los labradores hacían
sementeras sin cerco y también las propiedades de los antiguos hacendados;
de su virtual derogación para dar paso a un “reglamento” de 1833 que tenía
franca intención de impulsar la actividad ganadera en la península360.
Durante los años de 1830 a 1849, las élites yucatecas y campechanas se mantuvieron en
continuas pugnas por el control administrativo y económico de la península, ya que ciertos
territorios poseían características geológicas y biológicas elementales para el desarrollo de
plantaciones de henequén, caña de azúcar y diversos cultivos agrícolas. Como bien lo señala
Melchor Campos García, las rivalidades se acrecentaron por la administración sub
territorial, puesto que el gobernador “asumió el control territorial mediante los
subdelegados”, lo que intensificó enemistades personales y rivalidades políticas361. En este
sentido, Campos García plantea que:
Entre 1824 y 1835 toda proyección estratégica para establecer una Península
independiente o su agregación a los Estados Unidos, a España o mirar hacia
Guatemala, se estrellaron con la amenazante realidad geopolítica de la
época. La Corona española, con su posesión en el Caribe, se convirtió en un
peligro constante para la independencia nacional, como lo demostró en su
intentona de reconquista en 1829362.
360
Güémez Pineda, “Consideraciones finales. Los mayas y la privatización territorial”, Mayas. Gobierno y
tierras, 314-315.
361
Campos García, “5. Aspiraciones de descentralización, 1808-1820”, “Que los yucatecos todos”, 71.
362
Campos García, “5. Aspiraciones”, “Que los yucatecos todos”, 105.
213
iniciaron una revuelta que terminó con el nombramiento de Vicente Guerrero por parte del
congreso de la unión; dicha disputa tendría efecto en Yucatán, pues las autoridades locales
rechazaron la postura de los insurrectos y juraron lealtad al presidente Guadalupe Victoria.
Según Campos García, en 1833, diputados yucatecos centralistas regresaron a sus
localidades para preparar un estallido en contra de la federación, la cual pretendía disminuir
el ejército, abolir el fuero militar y modificar reformas que afectaban al clero. Antonio López
de Santa Anna apareció como un personaje que sembraba el desorden en Yucatán, pues su
tendencia conservadora lo condujo a cerrar las puertas del congreso, declaró mantener
como único poder al ejecutivo y continuó con el plan de pacificación republicano para una
nueva legislatura nacional363.
El centralismo se hizo sentir en la península en 1835, cuando sus adeptos fueron
elegidos administradores departamentales cuya inquietud radicaba en el fortalecimiento
del ejército con el objetivo de defenderse de amenazas externas. Durante este mismo año,
los colonos en Texas se levantaron en armas y como medida de contención, Santa Anna fue
electo como jefe del ejército.
La guerra contra los tejanos dio inicio y para solventarla se instauraron
contribuciones extraordinarias sobre propiedades urbanas, rentas departamentales,
aduanas marítimas y fincas urbanas y rústicas. En 1837 los federalistas arrasan con las
elecciones y acuerdan dividir el Departamento de Yucatán en cinco prefecturas o distritos:
Mérida, Campeche, Valladolid, Izamal y Tekax, estos divididos a su vez en sub prefecturas o
partidos364 .
Tanto el desarrollo económico como el mantenimiento de los ejércitos dependía de
la producción de cada una de estas organizaciones departamentales, por lo que se tiene
registro de que en la antigua subdelegación de Beneficios Altos se producía: azúcar, panela,
363
Campos García, “II. Los costos del centralismo en Yucatán, 1829-1840. 3. Morir por la religión, la federación,
la constitución y Santa Anna”, “Que los yucatecos todos”, 128-133.
364
Campos García, “5. Texas y “el duro régimen fiscal”, “Que los yucatecos todos”, 146-147.
214
365
Campos García, “Cuadro 5. Productos por distritos del Departamento de Yucatán”, “Que los yucatecos
todos”, 157.
366
Campos García, “9. Indecisiones y Rebeliones federalistas, 1839-1840”, “Que los yucatecos todos”, 186-191.
215
367
Dumond, “4. Independencia e inquietud. La insurrección de Santiago Imán”, El Machete y la Cruz, 106-108.
368
Dumond, “La insurrección de Santiago Imán”, El Machete y la Cruz, 108.
369
Ancona, “Parte Tercera, Época Moderna, Tomo Tercero. Libro Séptimo, Capítulo VIII”, Historia de Yucatán,
280.
216
370
Baranda, Joaquín, “El Separatismo yucateco”, Lecturas Históricas mexicanas, Tomo II, 547-556.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T2/LHMT2_053.pdf.
217
371
Dumond, “4. Yucatán independiente, 1840-1843”, El Machete y la Cruz, 110-113.
372
Dumond, “4. Yucatán independiente”, El Machete y la Cruz, 116.
218
373
Dumond, “4. El saqueo de Valladolid y el triunfo de Campeche”, El Machete y la Cruz, 124-125.
374
Dumond, “5. El año de agitación. Las tribulaciones de Manuel Antonio Ay”, El Machete y la Cruz, 138.
219
La independencia de México y los actores inmersos en ella tenían como objetivo inicial la
transformación de la estructura colonial y de la sociedad, pues las monarquías europeas no
lograron establecer sistemas políticos y económicos funcionales, por el contrario, cada
soberano en vez de velar por el avance y bienestar social tenía como preocupación
primordial el engrosamiento de las arcas reales.
Cada real que se destinaba a los departamentos, ayuntamientos y municipios era
recolectado por agentes gubernamentales o bien por los párrocos y curas, por lo que el
estrato más necesitado carecía de los servicios básicos: la salubridad, la educación, la
justicia y algunas veces hasta los actos religiosos (bautizos, bodas, funerales) podían ser
pagados solo por aquellos que tuviesen la solvencia económica.
De sus múltiples apreciaciones, John Lloyd Stephens puntualizó en la terrible
situación higiénica y de salubridad que vivía la sociedad indígena peninsular, pues durante
su viaje por distintos ranchos yucatecos notó el deplorable estado de los auxilios médicos,
“excepto en Mérida y Campeche no hay médicos titulados, pero ni aun boticarios ni boticas.
Los curas, en los pueblos que los tienen, hacen el oficio de médicos. Pero en los pueblos en
que no hay curas, ni siquiera este auxilio puede ofrecerse a un enfermo375”.
375
Stephens, John Lloyd, “X. Deplorable situación del país con respecto a auxilios medicales”, Viaje a Yucatán
1841-1842, Ilustraciones de Frederick Catherwood, Nota introductoria de José Ortiz Monasterio, Traducción
220
Esta era sólo una de las muchas carencias que experimentaba el grupo macehual.
Podría pensarse que el bando político de los sanjuanistas o federalistas tomarían cartas en
el asunto e intentarían solucionar los graves problemas que marcaban a la población nativa;
lo cierto es que al igual que la facción rutinera o centralista, estos protegían sus intereses
particulares, su posición política y su bien grupal.
Pese a los novedosos mecanismos de resistencia diseñados por los macehuales,
estos mantenían una condición difícil e inestable, pues las leyes instauradas favorecían a los
ganaderos, cuya motivación radicaba en la adquisición de tierras supuestamente baldías,
las cuales habían sido labradas desde tiempos pretéritos por numerosas generaciones de
mayas.
El atentar en contra de la tierra era sinónimo de un ataque directo a su integridad
como persona y a su colectividad, por lo tanto, debían encontrar un medio para frenar el
avance del sistema centralista: esta vez, utilizarían primeramente el armamento que les
proveyó la milicia yucateca durante el conflicto contra Estados Unidos de América. Aunado
a la distribución de armas y a su experiencia en el campo de batalla, los conocimientos del
medio, la lengua, y su profunda creencia de ser protegidos por fuerzas de la naturaleza los
colocarían por arriba de los conservadores yucatecos y mexicanos, quienes desconocían las
cualidades hidro geológicas de la península.
El tiempo de restablecer relación con lo divino comenzaba, pues necesitaban una
poderosa guía que los encaminara a conducirse con valor, pero, sobre todo, a unirse bajo
su identidad colectiva con el propósito de mantenerse unidos y organizados entorno a su
visión del mundo; ello implicaba asentarse en zonas alejadas de la esfera dominante, por
consecuencia, el oriente era el sitio propicio para reagruparse y preparar los futuros ataques
en contra de los yucatecos.
Tal como lo señalamos en líneas anteriores, el agua y la tierra eran la base de la
cosmovisión maya cristianizada: la supervivencia del macehual se debía a los rituales
colectivos en honor a los señores del entorno, a los santos, a las vírgenes quienes, al recibir
de Justo Sierra O´Reilly, Sección Obras de Historia, Primera edición (México: Fondo de Cultura Económica,
2003), 407.
221
376
Reifler Bricker, Victoria, “VIII. La Guerra de Castas de Yucatán (1847-1901). La ejecución de Manuel Antonio
Ay”, El Cristo indígena, el rey nativo. El sustrato histórico de la mitología del ritual de los mayas, Traducción
de Cecilia Paschero, Sección de Obras de Antropología, Primera edición en español (México: Fondo de Cultura
Económica, 1989), 187.
377
Dumond, “5. Triunfos de los rebeldes”, El Machete y la Cruz, 153-154.
222
Dicha ley en palabras del propio Molina Solís, “de excepción tan rigurosa debía
lastimar a los indígenas”, pues todas aquellas restricciones e irregularidades coloniales que
intentaban erradicar pretendían ser restablecidas como normas legales acatadas por los
mayas. Cuánta razón tenía Molina Solís al enfatizar el desagrado que causó entre los
rebeldes, cuya negativa se haría visible en el despliegue de su fuerza armada. El centralismo
yucateco no vislumbró el alcance que llegarían a tener, pues pese al envío de José Dolores
Cetina a la cabeza de una guarnición de hombres armados, la avanzada macehual se
apoderaba de una mayor cantidad de poblados379.
378
Molina Solís, Juan Francisco, “Inicio de la Guerra de Castas en Yucatán”, Lecturas Históricas mexicanas,
Tomo II, 666-669.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T2/LHMT2_064.pdf.
379
Como lo hemos mencionado, los primeros líderes del movimiento incitaban a través de cartas a caciques
indígenas de todo el territorio peninsular. En una de ellas, se puede identificar el deseo de restablecer el
antiguo orden en el cual, el poder hegemónico recaía en hombres y mujeres mayas; Florentino Chan y
Venancio Pec expresan lo siguiente: “Y sabrán sus venerabilidades, que mis súbditos han establecido nombrar
a sus reyes, a fin de que se restablezca su Gobierno con arreglo a la antigua costumbre de los indios de esta
tierra, por manera que sólo obedezcan las órdenes que se promulguen entre ellos. Segundo, que se nos deje
este pedazo de tierra para estar, porque no acertamos a estar entre los españoles. Todos los montes del Rey
que están por el Norte o por el Oriente, ni en manos del indio está el venderlos ni el español; que queden para
que hagan milpa los pobres”. Carta de Florentino Chan y Venancio Pec a las autoridades civiles y religiosas
citada en Menchaca Lobato, Paula, “Capítulo 3: Siglo XIX y la estructura agraria. En la etapa independiente”,
Historia y tenencia de la tierra en Tihosuco, Tesis para optar por el título de licenciada en Etnohistoria (México:
Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1998), 156-157.
223
380
Dumond, “5. Triunfos de los rebeldes”, El Machete y la Cruz, 155; Reifler Bricker, “VIII. La ejecución de
Manuel Antonio Ay”, El Cristo indígena, 186; Reed, Nelson, “9. Habla la Cruz”, La Guerra de Castas de Yucatán,
Traducción Félix Blanco, Enciclopedia Era 10, Primera edición en español (México: Ediciones Era, 1971), 161.
381
Reifler Bricker, “VIII. Las primeras hostilidades”, El Cristo indígena, 196-197.
224
382
Dumond, “6. La Paz y la Guerra. La máquina militar rebelde”, El Machete y la Cruz, 166-167.
383
Reifler Bricker, “VIII. Se voltea la suerte”, El Cristo indígena, 201-202; Dumond, “7. El Climax. La retirada de
los rebeldes”, El Machete y la Cruz, 199.
225
Tanto Reifler Bricker como Dumond afirman que uno de los principales motivos del
repliegue indio fue el comienzo del ciclo agrícola y de la temporada de lluvias; sin embargo,
Reifler Bricker añade otras causas de la retirada, entre ellas, discusiones en torno a la
organización del gobierno indígena y la ayuda recibida por el exterior a los soldados
yucatecos384. Desde nuestra perspectiva, concordamos con Reifler en el sentido de que los
tratados enfurecieron a varios jefes indios, quienes se cuestionaron si los dirigentes de las
tropas se apegaban a las normas morales del movimiento bélico.
Como lo mencionamos, la moralidad de los macehuales y la disciplina impuesta -
reflejadas en la búsqueda del bienestar grupal a partir del restablecimiento de los principios
de su cosmovisión y la negativa a establecer relaciones con personas no mayas- eran los
fundamentos principales de su organización militar. Las relaciones políticas entabladas
entre ciertos líderes indígenas y el gobierno yucateco influyeron directamente en la
reorganización del movimiento, por lo que era necesario cumplir en primera instancia con
las obligaciones agrícolas y solicitar a los señores de la naturaleza su auxilio y protección
frente a los acontecimientos venideros: su identidad grupal era el arma más poderosa con
la que contaban.
En este sentido no podemos pormenorizar las actividades realizadas al interior de la
milpa, ya que de su producción dependía la colectividad, amenazada en gran medida por
las leyes de colonización las cuales, fijaron su interés en el desarrollo territorial de la zona
oriental a través de la dotación y concesión de terrenos a extranjeros y mexicanos.
Reiteramos que para los macehualo´ob, la vida se tornaba imposible sin la divina
gracia (el maíz), planta que necesitaba de arduo trabajo; de esta manera, las faenas
agrícolas eran vitales para mantener el dinamismo social y afianzar la identidad colectiva a
través de rituales propiciatorios y conmemorativos, en donde se reunían con la finalidad de
rememorar tiempos míticos y honrar al mismo tiempo a los guardianes del medio natural,
quienes favorecían o desfavorecían las condiciones atmosféricas, hídricas y climáticas para
el desarrollo agrícola.
384
Reifler Bricker, “VIII. Se voltea la suerte”, El Cristo indígena, 200.
226
Para reforzar aún más la importancia dada a la tierra y al agua como medios de
bienestar colectiva, Nelson Reed menciona que previamente a la llegada de los españoles,
las potencias anímicas señalaron el sitio en donde localizarían semillas de divina gracia:
“According to tradition, The Santisima Cruz Tun had spoken and told the Maya where to
find the seeds they used to plant their first fields, in a nearby cave385”.
Los intentos por detener el avance yucateco dirigido por Pat y sus comandantes
(entre los que destacaban José María Barrera, Pablo Encalada y Marcelo Pat) fueron inútiles,
puesto que las tropas ladinas los repelieron hasta obligarlos a evacuar sus cuarteles en
Pustunich. Mientras tanto, los reajustes políticos en Mérida estaban en curso y Barbachano
decretaba que Yucatán nuevamente formaba parte de México.
Las incursiones yucatecas eran cada vez más numerosas y mejor organizadas,
prueba de ello fue la dispersión lograda alrededor de Peto y su marcha hacia Tihosuco,
Espita y Valladolid. Esta movilización influyó en el asiento temporal de comandantes y jefes
indígenas: de esta manera, Jacinto Pat se trasladó a Rancho Tabi; Bonifacio Novelo a Mahas;
Venancio Pec a Nohyaxché y Cecilio Chi a Chanchén386.
En 1849, las fuerzas del gobierno llegaron a los poblados de Tikuch, Chemax,
Chancenote, Chikindzonot, Sabán, Los Chenes y Bacalar; empero, el vasto territorio oriental
dificultaba la fundación de cantones de avanzada, los cuales se encontraban escasamente
diseminados, por lo que era aún necesario lograr un mayor control territorial. Pese al
avance de los yucatecos, los macehualo´ob pudieron mantener resistencia en los
alrededores de Valladolid y Tihosuco al mando de José María Barrera, Atanasio Espadas y
Pablo Escalada, ya que entre 1848 y 1849 aconteció la muerte Cecilio Chi387.
385
Reed, Nelson A., “Juan de la Cruz, Venancio Puc, and the Speaking Cross”, The Americas, Vol. 53, No. 4 (April
1997), (Cambridge University Press), 497-523.
386
Dumond, “8. Se aprieta el tornillo”, El Machete y la Cruz, 217-221.
387
Sánchez Aroche, Daniela, “5.2 La Guerra de Castas. El advenimiento de la religión maya cruzo´ob”, El Árbol
Cósmico y la Santa Cruz. Los Santuarios Mayas de Quintana Roo: Imaginario indígena y concepción cristiana
presentes en la Religión cruzo´ob en el siglo XXI.Cambio y continuidad de símbolos religiosos, Tesis para optar
por el título de licenciada en Etnohistoria (México: Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2011), 147.
227
388
Dumond, “8. El asesinato de Jacinto Pat”, El Machete y la Cruz, 236-237.
228
Al igual que Serapio Baqueiro Preve, Ancona indica que fue Barrera quien gravó en
la corteza del tronco de un árbol de caoba tres cruces para que se hallara la fuente
descubierta; Reifler Bricker contrasta dicha información al indicar que “en el tronco de una
de las caobas que crecían cerca de la cueva se había grabado una cruz391”. Desde nuestra
perspectiva y acorde a la información obtenida durante trabajo de campo realizado desde
el año 2007, fue ese lugar en donde lo supra humano se manifestó de diversas maneras,
entre ellas, su materialización a través de un árbol, componente elemental dentro de la
cosmovisión maya, el cual, era el intermediario entre el plano celeste y el infra mundano.
Es un hecho fehaciente que los macehuales percibían el entorno acorde a su
cosmovisión, por lo tanto, la tierra y el agua continuaban siendo ámbitos cruciales, ya que
el trabajo en la milpa y el cuidado del medio selvático permitían la vida colectiva. Por su
parte, el gobierno yucateco observaba aquella tierra considerada infértil y despoblada
389
Ancona, “Parte Cuarta. La Guerra Social, Tomo Cuarto, Capítulo XXI. 1851—1852”, Historia de Yucatán, 223-
224.
390
Ancona, “Capítulo XXI”, Historia de Yucatán, 224.
391
Baqueiro Preve citado en Sánchez, “5.3 El Árbol y la Cruz, hierofanía oracular: origen y desarrollo de la
religión cruzo´ob”, El Árbol cósmico, 149; Ancona, “Capítulo XXI”, Historia de Yucatán, 224; Reifler Bricker,
“VIII. El culto a la Cruz Parlante”, El Cristo indígena, 202.
229
como un territorio propicio para la colonización extranjera y con ello, pretendía terminar
de tajo el conflicto armado.
En el próximo apartado describiremos los procesos de construcción del paisaje ritual
macehualo´ob, el cual puede ser entendido como un espacio territorial indígena en donde
actividades cotidianas y religiosas convergían con el fin de establecer un sistema político y
religioso autónomo. La autonomía es comprendida en este sentido como la libertad de
expresar y ejercer la estructura administrativa y el cristianismo bajo su propia visión del
mundo.
Si bien el centro rector del movimiento se encontraba en Chan Santa Cruz, el
incremento de fieles y la persecución de dirigentes por parte de la milicia yucateca fueron
factores determinantes en la instauración de poblados categorizados como santos, los
cuales albergaban a familias seguidoras de Las Santísimas y a aquellos a favor de la
insurgencia. Como lo veremos, dichos sitios fueron edificados en distintas temporalidades
de acuerdo con la avanzada de las huestes rebeldes y, por lo tanto, los miembros más
destacados de las compañías eran quienes las administraban. Los diversos puntos de vista
respecto a la moralidad, disciplina y desarrollo social de los poblados satelitales en torno a
las Santísimas Cruces fueron asimismo motivos de uniones o rupturas que incidieron en la
fundación y aparición de centros hegemónicos y de personajes emblemáticos.
En el siguiente apartado ordenaremos información historiográfica relacionada con
la fundación de Noh Cah Santa Cruz Balam Nah (Chan Santa Cruz) como también, la
geografía sagrada alrededor del mismo. Cada localidad fue edificada en la actual zona de
Los Chunes, teniendo como característica el asentamiento de iglesias mayas sobre o cerca
de cuerpos acuáticos, lo que podemos interpretar como un reflejo de nociones
cosmológicas.
mediados del siglo XIX: en el exhortaba a los macehualo´ob o a los denominados por Nelson
Reed como cruzo´ob a restablecer y a continuar con el combate armado, pues ella los
protegería de las balas de los blancos.
Antes de comenzar a enunciar los eventos históricos que sucedieron al
establecimiento de la primera iglesia dedicada a Las Santísimas Cruces, es necesario
retomar los planteamientos de Lorena Careaga Viliesid, quien señala que el general Barrera
trasladó su cuartel general a las inmediaciones del cenote de Chan Santa Cruz, lugar en
donde se manifestó La Santísima. Es importante señalar de acuerdo con los resultados
obtenidos en trabajo de campo en la zona de Los Chunes y sus alrededores que, La Santísima
fue y es percibida como Tres Personas (Hahal Dios, Yumtzil Jesucristo y Espíritu Santo)392.
Careaga Viliesid menciona la existencia de diversos relatos acerca del surgimiento
de Las Santísimas Cruces, siendo algunos de ellos presentados como fraude e invención; sin
embargo, tras visitar y recopilar historias orales del centro de Quintana Roo y oriente de
Yucatán plantea la historia mítica maya, la cual posiciona a cada uno de los pueblos santos
como centros de origen. El culto en palabras de la autora fue creado por Barrera, quien talló
tres cruces de madera que empezaron a adorar con ofrendas y velas; la Santísima se
comunicaba oralmente a través de un ventrílocuo llamado Manuel Nahuat393.
Después de la primera proclama de La Santísima (1850-1851), Dumond menciona
que su mandato inmediato fue el ataque a Kampocolché en donde perdieron gran cantidad
de soldados (1851); acto seguido, una columna yucateca bajo las órdenes de Juan María
Novelo se dispuso a localizar el pueblo de Chan Santa Cruz, apoderándose de dos Cruces y
de su correspondiente tabernáculo394. Es importante destacar la cualidad verbal de las
392
Alfonso Villa Rojas citado en Sánchez Aroche, “5.3 El Árbol y la Cruz, hierofanía oracular: Origen y desarrollo
de la religión cruzo´ob”, El Árbol Cósmico, 150.
393
Careaga Viliesid, Lorena, “Religión, Readaptación y Resistencia. El culto a la Cruz Parlante y la Iglesia maya
de Quintana Roo, 1850-1995. Origen y desarrollo inicial del culto”, Hierofanía combatiente. Lucha, simbolismo
y religiosidad en la Guerra de Castas, Colección Sociedad y Cultura en la vida de Quintana Roo II, 1ª. Edición
(México: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Universidad de Quintana Roo, 1998), 116.
394
Como lo mencionamos, La Santísima Cruz tenía un intérprete o una voz que transmitía sus deseos y
peticiones, por lo tanto, detrás de La Santísima se colocaba una cortina que ocultaba un hueco de madera (en
algunas fuentes descrito como un barril). Dicho orificio provocaba un efecto sonoro masivo y agudo, el cual
era escuchado por todos los que se encontraban al interior de santuario.
231
Cruces, capacidad humana que junto con su materialización física infundió entre los
macehuales la seguridad de que lo que presenciaban era verdadero y de que estarían bajo
su amparo siempre y cuando las venerasen395.
Las noticias acerca de la fundación de un pueblo de rebeldes indígenas que adoraba
a efigies arbóreas en forma de Cruz pronto se propagó por toda la península, por lo que los
intelectuales de la época que radicaban en Mérida y Campeche externaron opiniones
negativas y juzgaban asimismo la actitud de “estos indios cuyo corto entendimiento jamás
pudo iluminarse con la sublime antorcha de la religión católica, ni menos permitirles
comprender sus santos dogmas”.
Por consecuente, podemos vislumbrar la incomprensión de la visión india por parte
de los yucatecos, siendo esta una razón más por la cual era necesario instaurar un territorio
macehual, en palabras de Johanna Broda “un paisaje simbólicamente construido que
adquiere vida propia como escenario de los acontecimientos míticos396”. Como tal, el punto
focal del paisaje ritual maya se encontraba en el centro oriente de la planicie kárstica
peninsular, en donde numerosas cavidades hídricas se conectaban con dicho centro
religioso. La cualidad de sagrado o divino si bien radicaba en sus características materiales
y comunicativas, residía también en su revelación espacial: el cenote en donde se manifestó
era sinónimo de supervivencia colectiva, pues el agua contenida en sus entrañas serviría
para el desarrollo de las actividades agrícolas y cotidianas.
Respecto a la asociación entre agua, árboles, maíz y oquedades hídricas, Reed
formula los siguientes planteamientos:
Many of the old beliefs had faded in Yucatan by 1850, but there was a Lady
in a cave near Uxmal who gave water for the life of a child.
395
Respecto a la tradición de venerar oráculos parlantes, se tiene registro desde el siglo XVI de dicha actividad,
pues los encomenderos responsables de la redactar las relaciones histórico geográficas de la zona costera -en
especial de la isla de Cozumel- mencionaron que algunas de las antiguas abusiones de los indios versaban en
la adoración de esculturas, “algunas eran construidas huecas para que el Chilam (especialista ritual) ingresara
en ellas y fungiera como la voz, provocando en el imaginario maya una reacción de sacralidad y respeto”.
Sánchez, “4.1 ¿La Cruz ya estaba aquí? Cozumel y los ídolos parlantes”, El Árbol cósmico, 88.
396
Broda, Johanna, “Tenochtitlan: procesiones y peregrinaciones mexicas en la Cuenca de México”,
Arqueología Mexicana, Vol. XXII, Núm. 131, enero-febrero (2015), 72-79.
232
Growing from the cave mouth, with its roots in that underworld, was the
Yaxché, the Ceiba tree, the central tree, of the world.
It was relatively simple for the Catholic priests to replace this tree, sometimes
shown in a cruciform shape, with their own cross.
A third element, together with the cross and cave was the cenote. Cenotes
are believed to be the home of the Chacs, the rain gods397.
Durante la época colonial, la religión cristiana fue impuesta y por más de dos siglos
fue readaptada bajo los principios de la cosmovisión maya: la Cruz y el relato mítico de la
crucifixión de Jesucristo asentaron la base del sistema de creencias maya cristianizado,
mismo que era perceptible en el asentamiento oriental rebelde de Chan Santa Cruz: la
noticia de que el triunvirato divino (Las Santísimas Cruces) moraba dicho poblado se
esparció entre los macehuales de la región, quienes “comenzaron a levantar sus chozas
alrededor de la gruta398”. Para 1851 el culto seguía fortaleciéndose pese a la captura de dos
Cruces, por lo que el número de habitantes incrementaba significativamente y el paisaje
ritual macehual era ya un territorio independiente.
Por su parte, los yucatecos no se retiraron de la acción y, por el contrario, planearon
un ataque a la capital rebelde, la cual fue descrita por ellos como un sitio con “población
enteramente nueva…las casas estaban dispersas entre un bosque espeso. El agua salió del
cenote de las misteriosas cruces, donde los árboles…estaban ennegrecidos con el humo de
las velas399”. Tal como lo podemos constatar, los poblados de partidarios rebeldes no fueron
estáticos, sino que fueron transformándose acorde a la avanzada de las compañías, el
aumento poblacional, la política administrativa y económica de cada dirigente militar y su
destreza para ocultarse de las fuerzas militares yucatecas.
La organización social de dicho territorio tenía como base las figuras de los
generales, comandantes, capitanes, tenientes, sargentos y cabos, quienes conformaban en
conjunto una compañía. La dicotomía entre el ámbito marcial y religioso servía para
mantener la moral y disciplina de la colectividad, así como para enfatizar el hecho de que la
397
Reed, “Juan de la Cruz”, The Americas, 502-503.
398
Ancona, “Capítulo XXI”, Historia de Yucatán, 224.
399
Dumond, “10. Por senderos separados”, El Machete y la Cruz, 281.
233
trifulca tenía como figuras directrices a Las Santísimas Cruces, agentes que reforzaban la
identidad macehual a partir del seguimiento de los principios de su cosmovisión.
En este sentido, tanto Luis González y González como Careaga Viliesid proponen una
novedosa jerarquía indígena, la cual estaba compuesta por el Tatich o Nohoch tata (Patrón
de la Cruz, Sumo Sacerdote), seguido por el Tata Polín y el Órgano de la Divina Palabra. El
comandante militar de la plaza o Tata Chikiuic al igual que el Tata Nohoch dzul o Gran Padre
espía dependían directamente del Tatich. Los generales y comandantes eran asimismo
llamados Noh chilo´ob400.
A pesar del desarrollo y crecimiento de Chan Santa Cruz entre los años de 1850-
1851, la época de dificultades estaba a punto de iniciar ya que por tercera ocasión Miguel
Barbachano ganaba la candidatura como gobernador (1851). Entre sus decretos,
encomendó a Rómulo Díaz de la Vega el avance hasta el centro rebelde; su descripción del
sitio fue recopilada por Dumond, quien expresa:
El Chan Santa Cruz al que entraron ahora estaba centrado en una iglesia y
tres barrancas de techo de palma. De 300 a 400 casas, también techadas con
palma, estaban diseminadas sobre el suelo disparejo en grupos de ocho o
diez. Un cenote cerca del centro del asentamiento producía agua.
En la depresión que rodeaba el cenote había un árbol de caoba ennegrecido
por el humo de muchas velas. Las cruces de culto habían caído prisioneras de
los yucatecos al menos dos veces, pero cada vez habían reaparecido
milagrosamente al pie de ese árbol. En el árbol mismo había una pequeña
cruz de tres o cuatro pulgadas de alto, cortada en la corteza.
A la pequeña Cruz se le conocía como la “madre de las cruces”.
Se había dicho que ningún poder podría cortar el árbol pues todos los
instrumentos perderían su filo. Díaz de la Vega por lo tanto hizo talar el árbol
y les preguntó a los prisioneros si no lo veían caer. Se dijo que simplemente
respondieron: “a las cruces no se les puede engañar”401.
Los intentos por pacificar a los macehuales seguían en pie por consecuente en 1853,
una comisión formada por Gregorio Cantón, Eduardo López, Lorenzo Zavala y el sacerdote
400
Careaga Viliesid, “Los inicios de la organización teocrático-militar”, Hierofanía combatiente, 122-123. Luis
González y González, “El Chan Santa Cruz”, Lecturas Históricas mexicanas, Tomo V, 543-550.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T5/LHMT5_051.pdf.
401
Dumond, “10. Las dificultades de empeoran”, 287.
234
Manuel Antonio Peralta acordaron encontrarse con José María Tzuc y Andrés Zima. En este
mismo año, el centralismo mexicano se hizo presente en Yucatán al deponer a Barbachano
de su cargo y al establecer que los estados se convertirían de nueva cuenta en
departamentos: los comandantes militares ascendieron al rango de gobernadores, por lo
tanto, Rómulo Díaz de la Vega asumió la gubernatura del departamento yucateco.
Acorde a lo planteado por Dumond, las tropas gubernamentales abandonaron casi
en su totalidad la región oriental y los macehuales tuvieron la oportunidad de atacar
Tihosuco, Ichmul, Chikindzonot, Sabán, Sacalaca, Dzonotchel, Tahdzibichén, Tixcacaltuyú y
Yaxcabá. El evidente crecimiento de adeptos a favor de los rebeldes y los movimientos
irregulares de las huestes yucatecas provocaron reajustes territoriales y políticos, por lo que
paulatinamente las compañías se reagruparon a menor escala, diseminados entre su capital
y Tancah (franja costera oriental)402.
Entre 1854 y 1855 el santuario fue removido a una parte más alta según Baqueiro
Preve:
En el hermoso terraplén de su plaza, se destacaba una iglesia de treinta varas
[25 metros] de largo y doce [10 metros] de ancho, formada de muy buena
madera y cobijada de guanos bien escogidos, y además con unas verjas en
los costados que la embellecían. Por todas partes se levantaban numerosas
casas particulares, amplios galerones que servían de cuarteles, y fuertes
atrincheramientos403.
402
Dumond, “11. Tribulaciones, triunfos y cruces milagrosas. Las aflicciones de los fieles”, El Machete y la Cruz,
307.
403
Baqueiro citado en Dumond, “Las aflicciones de los fieles”, El Machete y la Cruz, 310.
235
Gobernadores: General/comandante:
Florentino Chan (1849-1851) Paulino Pech (1849-1853)
Venancio Pec (1849-1852) Claudio Novelo (1856-1857)
José Isac Pat (1850-1853) Dionisio Zapata (1858)405
Calixto Yam (1854)
Juan Chable (1856)
A principios de 1858, los macehuales bajo el liderazgo del Nohoch tata Venancio Puc,
atacaron el cantón yucateco de Bacalar, siendo este un punto estratégico para la obtención
de armas. Durante este episodio tuvo lugar el secuestro de un pequeño niño de nombre
José María Rosado; tras someterlo y conducirlo al Santo Cah (pueblo santo) de Chan Santa
Cruz, lo interrogaron preguntándole si sabía leer y escribir con el fin de emplearlo como
escriba.
404
González y González, “El Chan Santa Cruz”, Lecturas Históricas, Tomo V, 547.
405
Dumond, “Cuadro 9. Clasificación de líderes civiles y militares del grupo principal de rebeldes hasta 1858,
con fechas de aparición en la información impresa”, El Machete y la Cruz, 331.
236
406
Dumond, “12. Masacres y maquinaciones. Revelaciones de 1858”, El Machete y la Cruz, 345-347.
407
Dumond, “13. Cruz triunfante, Cruz derrocada. Un mapa de Santa Cruz”, El Machete y la Cruz, 371-372.
237
408
En palabras de Fernand Braudel, una nación es una multitud de realidades, de seres vivos, que no responde
al hilo de una historia cronológica de día tras día, de semana tras semana, de año tras año. Braudel, Fernand,
La Identidad de Francia, I. Espacio geográfico e historia, Grupo: Ciencias Sociales, Subgrupo, Traducción:
Alberto Luis Bixio, Primera Edición, Historia (Barcelona: Editorial Gedisa, 1993), 16.
238
Los nuevos pueblos santos fueron configurándose según lo plantea Marie Lapointe
durante la sexta década del siglo XIX; su afirmación se basa en los documentos escritos por
el coronel Daniel Traconis, quien asegura que entre 1860 y 1870 se formaron los
asentamientos de XTulum, Chumpón y San Antonio Muyil409. Si bien las facciones rebeldes
se encontraban en un proceso de configuración, las fuerzas indias avanzaron hasta someter
los poblados de Tixcacalcupul, Dzonotchel, Ekpedz y Sacalaca.
Mientras tanto en Mérida, el congreso yucateco preocupado por el masivo ataque a
Tunkás decidió nombrar a Liborio Irigoyen para ocupar temporalmente el puesto de
gobernador, cargo que asumió oficialmente en 1862, época en la que Benito Juárez
ostentaba el título de presidente. La protección de Las Santísimas Cruces inspiró a los
insurrectos a tomar Pisté y bajo el mandato de Crescencio Poot sometieron a finales de
agosto el sitio de Dzitás; en 1863 Poot logró apoderarse de varios asentamientos sureños,
entre ellos Becanchén, Macanché y Lochhá410. Hacia 1864 se tuvo noticia de ciertas
convulsiones al interior del grupo macehual, pues Leandro Santos y Dionisio Zapata
enviaron una carta al superintendente de Belice con ánimos de instaurar la paz. En abril de
ese mismo año, el magistrado británico en Corozal fue informado del asesinato de Zapata y
Santos.
Gracias al registro de dichas diferencias es que podemos corroborar los
planteamientos de Lapointe y proponer una cronología escueta de la edificación de los
Santo Caho´ob orientales. Para iniciar, es necesario mencionar las características geológicas
de dicha porción territorial: la selva oriental se situaba en una selva alta perennifolia en la
cual abundaban diversas especies arbóreas de 30 metros o más. Estos árboles poseen la
cualidad de conservar su follaje todo el año.
Tal como lo enunciamos en líneas anteriores, ciertas especies indican la presencia
de cavidades hídricas, en este caso, cenotes; entre algunos están los cacaoteros
(Theobroma cacao), guajo (Melicoccus bijugatus), chicozapote (Manilkara zapota),
409
Lapointe, Marie, “3. Los mayas de Chan Santa Cruz, 1850-1901. El Avance socioeconómico y político
cruzo´ob, 1851-1871”, Los Mayas Rebeldes de Yucatán (Zamora: El Colegio de Michoacán, 1983), 81.
410
Dumond, “La amenaza macehual”, El Machete y la Cruz, 380.
239
cocotero (Cocus nucifera) y el yaxché (Ceiba pentandra). Entre otras especies que
caracterizan la selva mediana subperennifolia encontramos el Ox (Ramón), Chaka, Ya´
(zapote, chicozapote), Tzalam, Yaaxnik, Pukte´, Ja´asche´, y Caoba. La información biológica
mencionada nos permitirá corroborar la importancia dada a los árboles no sólo en el ámbito
doméstico y cotidiano, sino también dentro de la esfera ritual, pues una vez establecidos
los nuevos pueblos santos, se sistematizó asimismo el calendario de fiestas colectivas y las
actividades entorno a éstas.
Dumond plantea que para 1864, los nuevos dirigentes del movimiento indígena eran
los comandantes Miguel Uc, Pedro Dzul, Tomás Canche, Luciano Canul, Juan Balam, Balbino
Ake, Claudio Novelo y Victoriano Villorín. Los títulos de Tatich y Tata Polín seguían siendo
utilizados; sin embargo, el cargo de gobernador dejó de existir y el poder político en su
totalidad residía en La Santísima.
El orden de los sacerdotes de La Cruz lo encabezaba Atanasio Puc y posteriormente
tomó su lugar Venancio Puc. José Braulio Nah figuró como órgano de la Divina Palabra entre
1858 y 1863. Tata Polín reemplazó al órgano y la persona que ostentaba dicho estatuto fue
Nazario Nah411.
4.4.1.1 Chancah
La falta de disciplina y las pretensiones de ciertos cabecillas motivaron a los más devotos a
fundar pequeños centros en los que la presencia de La Santísima se evidenciaba:
particularmente al sur de Chan Santa Cruz, Venancio Pec se asentó en un sitio conocido
como Chancah Derrepente. Reifler Bricker y Reed justifican su construcción al mencionar
que el contenido de la carta escrita por Zapata y Santos evidenciaba la poca credibilidad
expresada por algunos rebeldes, quienes ya no identificaban a La Santísima en un plano
santo, sino humano.
La muerte de Venancio, Atanasio y Braulio Puc impulsó a sus partidarios a
reagruparse en dicha localidad y a seguir el mandato divino de Las Santísimas. Es
411
Dumond, “El poder de la Cruz”, El Machete y la Cruz, 387-391.
240
fundamentar indicar también la aparición de pequeñas cruces familiares que, por los
milagros que realizaron, fueron catalogadas como milagrosas, por lo tanto, se les colocó al
interior de pequeñas iglesias para su veneración. En las fuentes historiográficas de la época
no se hace mención de un cenote localizado a escasos metros de la actual iglesia.
4.4.1.2 Chumpón
La instauración del centro ceremonial de Chumpón puede ubicarse entre los años de 1860
y 1869. La zona estaba plagada de árboles de chicozapote y de copal, por lo que muchos de
estos extendían sus raíces hasta topar con sistemas cavernosos que en sus entrañas
contenían agua.
Por considerársele uno de los asentamientos macehualo´ob más importantes,
puede sugerirse acorde a la propuesta de Lapointe que su estructuración social se basaba
principalmente en actividades militares; su localización geográfica respecto a la zona de
manglares permitió la proliferación de suelos fértiles, utilizados para la producción de maíz
y diversas leguminosas. Si bien La Santísima dictaba las órdenes marciales, existía un
consejo de compañía, responsables de establecer el orden y la disciplina colectiva; esta
organización la encabezaba un general con residencia en la capital rebelde412.
La Santísima por ser a su vez Tres Personas, se asentó en Chumpón por lo que era
necesario hacer milpa en víspera de las festividades religiosas precedidas en su honor.
Como tal, el Patrón de la Cruz encomendaba a un auxiliar o delegado la correcta marcha de
las celebraciones por lo que el trabajo colectivo era parte esencial del culto, pues constituía
“una especie de tributo trabajo establecido con fines de reciprocidad413”. Para la
manutención de los núcleos familiares, cada uno de estos seleccionaba una parcela
acreditada a su vez por el consejo de compañía. La interacción con grupos extranjeros se
reducía a las necesidades de adquisición de sal, armas, pólvora, objetos de metal, por lo que
412
Lapointe, “La organización social de los cruzo´ob”, Los Mayas Rebeldes, 82-83.
413
Lapointe, “La organización”, Los Mayas Rebeldes, 83.
241
no estaban exentos de prestar un tipo de servicio militar en Chan Santa Cruz, en donde
debían permanecer por quince días.
La producción de maíz y la venta de aves de corral les permitía comerciar con
ingleses y colonos beliceños con la finalidad de vender dichos productos para entregar una
parte a los delegados religiosos. Es importante destacar que el trabajo y las dádivas
entregadas a las Santísimas eran fundamentales para posicionarse socialmente, como
también para mantener un buen estatuto ante la comunidad religiosa.
4.4.1.3 Tulum
La cronología del surgimiento del Santo Cah de Xtulum se ubica entre los años de 1860 a
1863, pues algunos prisioneros que huyeron de Chan Santa Cruz aprovecharon la salida
macehuales que se disponían a visitar los oráculos existentes en tal punto. Las
investigaciones de Landy Santana Rivas y Georgina Rosado Rosado sobre la transferencia
de la hegemonía religiosa hacia Tulum hacen hincapié en la figura de una mujer, María
Petrona Uicab cuyo padre ostentaba el cargo de jefe principal de Muyil414.
Su prestigio radicaba en el poder de mando que ejercía, así como en su dedicación
a la vida religiosa, pues era llamada Santa Patrona o Reina de Tulum, pues además de
organizar la vida ritual de dicha población, logró tener gran presencia en decisiones políticas
ya que destituyó al general de Chan Santa Cruz Bernardino Cen, como también, dirigió
campañas militares. Otro rasgo que indica el estatuto que alcanzó entre los dirigentes
indígenas fue la elección de sucesores a la muerte de Bonifacio Novelo: el primero en
ocupar el cargo de jefe militar de Santa Cruz fue Bernardino Cen, quien como ya se
mencionó, fue sustituido por Crescencio Poot.
Un documento anónimo presentado por Santana y Rosado presenta información
importante sobre el santuario dirigido por La Santa Patrona y Reina de Tulum:
414
Santana Rivas, Landy y Georgina Rosado Rosado, “IV. Reina, sacerdotisa y jefa militar: los poderes de María
Uicab. El oráculo de Tulum y su sacerdotisa”, Género y poder entre os mayas rebeldes de Yucatán: Tulum y la
dualidad a través del tiempo, Programa Integral de Fortalecimiento Institucional, Dirección General de
Desarrollo Académico (Mérida: Universidad Autónoma de Yucatán, 2007), 53.
242
La fundación de Muyil puede ser propuesta entre los años de 1860 a 1862, ya que tanto los
documentos encontrados por Dumond como por Reed aluden su importancia como punto
religioso y, sobre todo, comercial. Dumond compila diversos informes en donde se afirmaba
que un ejército macehual proveniente de San Antonio Muyil bajo las órdenes del
comandante Juan de la Cruz Pomol, atacó el sitio de Kantunilkil (1872). Este mismo autor
menciona que:
San Antonio era una aldea desprendida del asentamiento de Muyil en el sur.
Había permanecido oculta no sólo del gobierno, sino también de los bravos
de Noh Cah Santa Cruz hasta hacía dos años, cuando fue descubierta y
forzada a contribuir con hombres al ejército rebelde.
El hasta entonces desconocido San Antonio Muyil era un poder que
amenazaba peligro. La táctica de llevar una Cruz milagrosa en sus incursiones
lo identificó como participante activo en el culto de la Cruz. Sobre todo, su
iglesia adornada con una Cruz y sus barrancas para permanencia de la
guardia indicaban que era un lugar de importancia religiosa, un centro
regional por derecho propio416.
415
Anónimo citado en Santana y Rosado, “Reportes sobre la existencia y poder de María Uicab”, Género y
poder, 60.
416
Dumond, “16.Empresas de los bravos. Un nuevo centro en el lejano norte”, El Machete y la Cruz, 483.
243
El centro ceremonial al igual que en Tulum, se encontraba entre una laguna y una
cavidad acuática, pues los moradores actuales de edades avanzadas recuerdan haber
escuchado a sus padres y abuelos acudir a dicho recinto para solicitar a Las Santísimas su
socorro y protección.
El poblado de Chan Cah Vera Cruz fue de los últimos en fundarse durante el siglo XIX; de él
se tienen escasos datos; sin embargo, Dumond propone su fundación entre 1890-1901. Al
interior de dicho asentamiento se construyó una pequeña iglesia que albergó durante algún
tiempo a una de Las Santísimas Cruces, pues la avanzada del ejército mexicano motivó a sus
adeptos a resguardarlas en diversos Santos Caho´ob. Este mismo autor plantea que su
ubicación concuerda con la de Dzonot-Guardia, pueblo sumamente devoto a Las Santísimas.
En la actualidad, existe un lugar conocido como Chancah Veracruz, en donde afirman
sus habitantes haber escuchado a los mayores contar historias acerca de las grandes fiestas
celebradas los tres de mayo en honor a Los Santos Cruces, quienes los escogieron para
pertenecer a la red de pueblos santos.
417
Reed, “11. El imperio de la Cruz [1867-1900]”, La guerra de castas, 221-222.
244
Los últimos treinta años de insurrección indígena han sido resumidos por Reifler, Reed y
Dumond como la última etapa de victorias macehualo´ob y decadencia del culto a Las
Santísimas Cruces, ya que después de la incursión de los franceses y el ascenso de
Maximiliano de Habsburgo (1864-1865), el ahora emperador tomó medidas drásticas para
el mejoramiento de la milicia yucateca.
Acorde a la propuesta de Careaga Viliesid, la campaña militar continuó auspiciada
con recursos imperiales y, en consecuencia, entre 1865 y 1866 el soberano envió al ejército
imperial bajo el mando de los generales Severo del Castillo y José María Gálvez. El coronel
Daniel Traconis fue seleccionado para guiar la segunda campaña, trasladándose a Tihosuco
bajo la orden de fortalecer el sitio. Sus esfuerzos rindieron frutos y los mayas abandonaron
el asedio418.
Si bien hicimos mención de la situación de los pueblos santos satelitales, tanto estos
como la propia Chan Santa Cruz sufrieron transformaciones territoriales y arquitectónicas
por las avanzadas de las tropas imperiales y yucatecas. Prueba de ello es la descripción
realizada por John Carmichael Jr. (1867), quien primeramente visitó a Bonifacio Novelo,
Patrón o jefe principal; su casa estaba localizada según Carmichael frente a la iglesia, pues
Novelo era el jefe de tal sitio, así como el administrador de justicia civil. La traza del pueblo
mejoró, pues las casas ahora de mampostería circundaban el recinto sagrado, anexo a este
se edificó una escuela, barrancas, una prisión y una casa del ayuntamiento419.
Los rebeldes, con claras intenciones de continuar la lucha, enviaron un ultimátum
en donde figuraban las firmas de los entonces líderes principales: el gobernador y
comandante en jefe era José Crescencio Poot, el cargo de general lo asumió José Asunción
Cobá, Antonio Ek era el comandante de la gran guardia, como comandantes estaban Claudio
Novelo, Teodoro Moreno, Antonio Chablé y Juan Aguilar, quienes atacaron e incendiaron
418
Careaga Viliesid, “III. Mayas e imperio en combate entre 1864 y 1867”, Hierofanía combatiente, 86-87.
419
Dumond, “15. Rebeldes y amigos. Un turista en Noh Cah Santa Cruz”, El Machete y la Cruz, 449.
245
Yaxcabá y Tzucacab. Como bien lo menciona Dumond, a finales de la sexta década del siglo
XIX, los yucatecos dieron mayor importancia ya no a la rebelión sino a la industria de
henequén420.
Los tiempos de victorias comenzaron a ser cada vez más escasos, pues Díaz utilizó
todo su poder para ganar adeptos, quienes esperaban con ansias la rendición de los
rebeldes, pues desde 1878 el mandatario había enviado a uno de sus aliados políticos,
Teodosio Canto, a reunirse con Poot y sus subordinados; dicha negociación fue reprobada
por los mayas, quienes recibieron noticias de Belice de un ataque en su contra421.
Como podemos constatar, el culto a Las Santísimas continuó agregando adeptos a
su causa, puesto que, desde la aparición de Las Cruces, los macehuales configuraron un
paisaje ritual regido por Las Santas Cruces, quienes tenían súbditos que organizaban la vida
social dentro de los Santos Caho´ob, pues como bien lo señala Luis González y González, las
festividades celebradas por la comunidad de la Santa Cruz eran el 8 de diciembre, 3 de
mayo, el jueves de Corpus Christi y la Semana Santa422.
Una de las actividades fundamentales era la agricultura, pues de ella dependía toda
su existencia, por consiguiente, los rituales en la selva y en la milpa de tradición maya se
celebraban acorde al calendario agrícola; muestra de ello son las misas milperas en honor
a la divinidad Chaac, potencia anímica que propiciaba la lluvia. Para solicitarle la cantidad
de agua y aire necesario para la vida humana se le ofrecían mathano´ob (ofrendas), las
cuales consistían en la preparación de alimentos, bebidas embriagantes, ofrecimiento de
copal, velas, flores, rezos, rosarios cantados y música423.
Es fundamental hacer hincapié en el tratamiento de Las Cruces, las cuales siempre
fueron contempladas como sujetos vivos con un gran don divino; es por esto por lo que se
420
Dumond, “16. Gobernantes de Noh Cah Santa Cruz”, El Machete y la Cruz, 461-462.
421
Sullivan, Paul “Diez años de paz. Vida y muerte de Bernardino Cen”, Guerra de Castas: actores postergados,
Genny M. Negroe Sierra (Coordinadora), Primera Edición (Mérida: Instituto de Cultura de Yucatán, Colegio de
Antropólogos, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Editorial Nuestra América, Unicornio, 1997), 82.
422
González y González, “El Chan Santa Cruz”, Lecturas Históricas, 546.
423
Careaga Viliesid, “Los herederos de la contienda y de la Cruz”, Hierofanía combatiente, 137-148.
246
les colocaba sobre un altar con un mantel bordado (generalmente tenía Tres Cruces
bordadas). Su cualidad supra humana provocó que fueran celosamente custodiadas, por lo
que debían estar en un espacio particular llamado “La Gloria”: éste dividía el salón de
oración público y el altar a través de una cortina.
Para 1870, los indios pacificados comenzaban a figurar como una nueva amenaza
porque incursionaron bajo el dominio de Marcos Canul a los aserraderos británicos de
caoba, ya que como lo señalamos, los suelos de la selva oriental eran propicios para el
desarrollo de especies arbóreas de finas maderas. Según cálculos realizados por Dumond,
entre 1873 a 1880 la población total de rebeldes oscilaba entre los 9,300 a los 12,400424.
Pese a la afirmación de Marie Lapointe respecto al movimiento macehual visto
desde una perspectiva mesiánica por las expresiones relacionadas con la aniquilación de la
sociedad de los blancos425, consideramos que dicha propuesta debe ser nuevamente
analizada, pues consideramos que la categoría de blancos aplicaba en la primera etapa de
rebelión a los criollos y mestizos yucatecos así como a los españoles radicados en Mérida,
pues las fuentes documentales de los últimos treinta años del siglo XIX expresan
primeramente una coexistencia entre indígenas y británicos que, en los años de 1880 se
perfilaba a establecer relaciones con mayor nivel de empatía por el deseo de algunos jefes
políticos de transformarse en súbditos de la corona británica.
En 1884 el vicegobernador de Yucatán Teodosio Canto se preparaba para firmar la
paz con los rebeldes por lo que se establecieron conversaciones entre este y los dirigentes
macehuales; sin embargo, nuevamente las divisiones al interior del paisaje ritual tuvieron
lugar, pues el comandante Aniceto Dzul y el gobernador y general de Chan Santa Cruz José
Crescencio Poot mantuvieron diferencias por las relaciones comerciales armamentistas que
Dzul estableció con un comerciante beliceño de alta mar.
Por otra parte, la economía de Yucatán se recuperaba gracias al auge de fibra de
henequén, pues los productores peninsulares como sus socios norteamericanos alcanzaron
424
Dumond, “Cuadro 14. Cálculos conservadores de población macehual en los inicios de la década de 1870”,
El Machete y la Cruz, 489.
425
Lapointe, “4. La influencia de las relaciones mexicano-yucatecas en la prolongación de la Guerra de Castas,
1853-1901. El culto de la Cruz y la fundación de Chan Santa Cruz”, Los Mayas Rebeldes, 77.
247
a posicionarse como principales exportadores. Los terrenos que antaño fueron destinados
para el desarrollo de actividades agrícolas eran ahora utilizados para el cultivo de la planta
de ixtle y por ende, el precio del maíz y de la carne de res encareció. La situación en el
oriente divergía de lo acontecido en el poniente y sur, ya que los pequeños negocios
dedicados a la agricultura y a la tala de palo de tinte se expandieron sobre la franja litoral
nororiental.
Como bien lo menciona Dumond, Dzul y Poot mantenían tensiones por la supuesta
rendición que Poot pretendía acordar; el episodio terminaría con la muerte de Poot, la
disminución de poderío en la capital rebelde y el estrecho vínculo que entablaron Tulum y
Chumpón. La capitulación ante los yucatecos era un acto que evidenciaba la falta de
devoción hacia Las Santísimas, pues los poblados con mayor índice de devotos se resistían
a entregarse, por el contrario, a principios de 1886 Dzul y el teniente Román Pec al mando
de 1,000 hombres, sometieron a la población de Peto y desalojaron Dzonotchel426.
Si bien el régimen de Porfirio Díaz comenzó después de la mitad de la séptima
década, fue durante 1883 cuando se expidió la ley de colonización de 1883 así como la
renovada ley de baldíos de 1884: ambas tenían como objetivo promover en primera
instancia la migración interna y externa y, en segundo término, brindar al ejecutivo la
facultad de “mandar, deslindar, medir, fraccionar y valuar terrenos baldíos nacionales”.
Como puede observarse, el deseo primordial de Díaz era la pacificación de los insurrectos y
el hacer rentable la región habitada por estos427.
Las intrincadas relaciones con Inglaterra fueron solucionándose paulatinamente,
pues las negociaciones de 1884 reanimaron los ánimos entre los yucatecos, quienes
ejercieron presión con la finalidad de cesar el tráfico de armamento y municiones,
actividades que mantenían el dinamismo de la revuelta indígena. Fue en este mismo año
cuando, según las formulaciones de Lapointe, Teodosio Canto intentó restablecer diálogo
426
Dumond, “18. El mundo se acerca. Movimientos de los bravos”, El Machete y la Cruz, 539-541.
427
Menchaca, “El régimen de Porfirio Díaz”, Historia y tenencia, 160.
248
con los rebeldes con el objetivo de pacificar la zona y delimitar de una vez por todas la
frontera mexicano-beliceña.
Tres años después, el británico Spencer St-John, presentó un proyecto a Díaz en el
cual se acordaba establecer la frontera en el Río Hondo, la prohibición de proveer armas a
los macehualo´ob “y la promesa de hacer todos los esfuerzos necesarios para impedir
incursiones indias428”. La propuesta de Jesús Héctor Escamilla Mora sintetiza los últimos
años de acción militar macehual, pues afirma la intención de los miembros de la esfera
política por finiquitar la revuelta a través de la explotación de riquezas forestales. La
Santísima Cruz en palabras del autor, “recomendaba no caer, sino convertir los reveses en
victorias, la amarga prueba de la adversidad429”.
Como bien lo mencionamos, los macehuales se adaptaron y modificaron ciertos
componentes del sistema cultural europeo, sin embargo, estas modificaciones respondían
a su lógica, a su cosmovisión, pues era el referente conceptual que conocían. Es por esta
razón que aún en el siglo XIX podamos localizar vestigios de concepciones cosmológicas
prehispánicas: en el espacio y el tiempo macehualo´ob, pervivían nociones de ambivalencia
(orden/caos; masculino/femenino; inicio/final), las cuales eran parte fundamental de su
identidad grupal, pues en la memoria colectiva se alojaban historias que acorde a su visión
temporal, se repetirían. Después de las victorias, se acercaba el infortunio.
Al respecto Dumond enuncia que, tras los rumores de una avanzada del ejército
mexicano a gran escala, las deserciones entre las compañías indígenas incrementaron; la
escasez de alimento provocada por el nomadismo; el agotamiento físico y mental de los
insurrectos; las diferencias cada vez mayores por establecer si era permitente o no llegar a
un acuerdo con el gobierno, y la pérdida de fe en el poder de Las Santísimas incidieron en
el abandono del poblado de Tulum (1892). No obstante, los más fieles y devotos reavivaron
el culto en Tulum, aunque la sede principal era el centro ceremonial de Chumpón430.
428
Lapointe, “8. Las consecuencias de las relaciones anglo-mexicanas sobre la prolongación y arreglo del
conflicto de castas, 1877-1902”, Los Mayas Rebeldes, 208.
429
Escamilla Mora, Jesús Héctor, La Cruz Parlante (Ensayo sobre la Guerra de Castas) (Cancún: Fomento
Editorial del Gobierno del Estado de Quintana Roo, 1980), 25.
430
Dumond, “19. Determinación y desintegración”, El Machete y la Cruz, 569-572.
249
Gobernador o General
Crescencio Poot (1868)
Sumo Sacerdote
Juan Bautista Chuc (1883)
Juan Canche (1885/1890)
Aniceto Dzul (1885)
Agustín Barrera (1890/1894)
José Crescencio Puc (1890)
Pedro Pascua Barrera (1894)
Román Pec (1894)
Felipe Yama (1896)
Un dato que será de gran utilidad y que menciona Dumond se refiere al auge del
chicle ya que, fue durante este periodo cuando Gabriel Rodríguez comenzó a instruir a
algunos indios en la extracción de resina del chicozapote la cual comenzó a tener gran
demanda dentro del mercado comercial431. Entre los años de 1897 y 1898, los rebeldes
veían agotados sus recursos armamentísticos pese a las cartas en donde solicitaban pólvora,
rifles y municiones bajo la cláusula de utilizarlos sólo en fiestas en honor a Las Santísimas.
A mediados de este año tuvo lugar un hecho de suma importancia para el desarrollo
de lo que podemos llamar la religión macehualo´ob: en las playas de Tulum un grupo de
cuatro personas procedentes de Cozumel -entre ellos un menor de once años de nombre
Juan Bautista Vega- sufrió un ataque en el cual, soldados rebeldes dieron muerte a todos,
con excepción del pequeño Vega.
El menor fue puesto preso y llevado al pueblo de Tulum, en donde lo ataron por
varios días a un árbol; posteriormente en Yokdzonot, Felipe Yama dictó su muerte. Un negro
beliceño de nombre Joe o “Mr. Dyo” intercedió por él al argumentar que podía ser útil por
saber leer y escribir. Su vida dio un giro radical pues fue integrado como miembro de las
compañías indias: aprendió el maya y cuando llegó el momento, ocupó el cargo de
secretario del Sumo Sacerdote de Chumpón (Florentino Cituk); Vega será uno de los
sacerdotes con más reconocimiento social, por su profunda devoción a Las Santísimas432.
Mientras tanto en 1899 las condiciones empeoraron para los insurrectos, quienes a
pesar de haberse llevado la victoria en las trincheras de Okop, se vieron opacados por las
avanzadas mexicanas, las cuales edificaron fuertes en puntos estratégicos con la intensión
de bloquear las comunicaciones entre los sublevados y los beliceños. El cierre de compañías
madereras fue otra táctica para mantener restringidos a los indígenas peninsulares, pues
las rentas que cobraban por derecho de tala se vieron paralizadas.
La política de Díaz se vio reflejada en la construcción de líneas ferroviarias,
telegráficas y telefónicas con los objetivos de modernizar y comunicar al territorio
431
Dumond, “Reticencia de los rebeldes”, El Machete y la Cruz, 589.
432
Dumond, “Juan Bautista Vega”, El Machete y la Cruz, 599.
251
peninsular con el resto de la nación mexicana una vez que la sublevación fuera sofocada,
acción que estaba a punto de concluir, pues como lo señala Lapointe, el presidente cedió
casi la totalidad territorial oriental a oligarcas yucatecos y a los procedentes del centro de
México433.
El siglo XX trajo consigo la rendición de algunos de los jefes macehuales más
influyentes, siendo Felipe Yama y León Pat los primeros en dirigirse tanto al gobernador de
Belice como a la corona británica a través de cartas en las que solicitaban la intervención de
ambas naciones para expulsar a los mexicanos de su territorio434. Dumond plantea que una
de las causas por las cuales los sublevados perdieron terreno en la contienda fue por la
tecnología armamentista avanzada con la que contaba el ejército gubernamental; pese a
las herramientas innovadoras mexicanas, las huestes indias concentradas en Yokdzonot y
Chancenote decidieron reincorporarse a la rebelión. El nuevo centro de fuerza rebelde se
concentraba en el pueblo de San Antonio Muyil.
El siguiente año sería crucial, pues el general Bravo recibió la orden de culminar la
campaña en contra de los insurrectos, por lo que se estableció en Holompich y suspendió
el tráfico en el Río Hondo. El 4 de mayo de 1901 logró entrar a Chan Santa Cruz, la cual se
encontraba en un estado de abandono y desolación, por lo que estableció su cuartel general
en dicho sitio, renombrándolo Santa Cruz de Bravo. La incursión a la ex capital rebelde no
significaba la rendición de los mayas, pues estos continuaban activos en los montes.
Para lograr pacificarlos decidió irrumpir en los Santos Caho´ob de mayor renombre,
siendo el primero Tulum en donde “la plazoleta central está la casa dedicada al culto, donde
vimos algunos cuadritos con santos y gran número de Cruces pequeñas435”. En julio entró a
San Antonio Muyil el cual fue abandonado por sus habitantes, movilizándose hacia San
Pedro Chen y Santa Teresa Chen, en donde construyeron capillas con numerosas cruces que
eran objeto de devoción regional.
433
Lapointe, “El fin del conflicto”, Los Mayas Rebeldes, 214.
434
Dumond, “20. El fin de la Independencia”, El Machete y la Cruz, 608.
435
Publicación mensual México Militar, volumen 2, citada en Dumond, El Machete y la Cruz, 615.
252
436
Dumond, “La última ofensiva”, El Machete y la Cruz, 618.
253
Referencias bibliográficas:
Ancona, Eligio, 1917
Baranda, Joaquín, 1994
Braudel, Fernand, 1993
Bracamonte y Sosa, Pedro, 2003
Broda, Johanna, 2015
Campos García, Melchor, 2013
Campos Goenaga, María Isabel, 2008, 2011
Careaga Viliesid, Lorena, 1998
Cook y Borah, 1978
Dumond, Don E., 2005
Escalante G., Pablo et al., 2016
Escamilla Mora, Jesús Héctor , 1980
Farriss, Nancy M., 1980, 2012
Fernández T., Isabel, 1982
Flores Guido, José Salvador, 2017
Gómez de Parada, Juan, 2009
González y González, Luis, 1994
Güémez Pineda, Arturo, 2005
Iparraguirre y Campos, 2011
Lapointe, Marie, 1983
Lecturas Históricas mexicanas, 1994
Menchaca Lobato, Paula, 1998
Molina Solís, Juan Francisco, 1994
Negroe Sierra, Genny, 1997
O´Reilly, Justo, 1994
Patch, Robert W., 1979
Peniche Moreno, Paola, 2010
Pérez-Mallaina Bueno, Pablo Emilio, 1978
Perry, Richard y Rosalind, 1988
Reed, Nelson, 1971, 1997
Reifler Bricker, Victoria, 1989
Ruz, Mario H., 2009
Sánchez Aroche, Daniela, 2011, 2013
Santana y Rosado, 2007
Stephens, John Lloyd, 2003
Sullivan, Paul, 1997
Vázquez, Josefina Z., 2016
254
Introducción
Las intrincadas relaciones que establecieron los mayas con grupos extranjeros desde
tiempos pretéritos reflejan su complejidad cognitiva y su compleja cosmovisión la cual,
como bien observamos, se basaba en una estructura cosmogónica y cosmológica en donde
la geometría espacial revelaba su detallada observación y experimentación de la naturaleza.
Una vez más señalamos la importancia espacial, pues cada grupo formuló acorde a su
localización territorial una visión de la realidad a partir del hábitat natural que los
circundaba; dichas particularidades se reflejan asimismo en la lengua, pues recordemos las
numerosas variantes lingüísticas dentro del territorio maya. En este sentido, nos
enfocaremos en el caso de la península yucateca, en la cual predominaba desde la época
de dominación el maya yucateco o peninsular.
Al hablar de dominio lingüístico podemos abarcar temáticas relacionadas con la
entonación, gesticulación, expresiones corporales, entre otras características que, en
conjunto, conforman una unidad lingüística particular. La importancia de la lengua radica
en el establecimiento de relaciones sociales, pues un individuo necesita interactuar no sólo
con su entorno sino también con quienes lo integran para construir de esta manera una
sociedad funcional.
La normatividad y los principios morales inmersos en dicha estructura dieron como
resultado la configuración de una identidad colectiva, el sentimiento de pertenencia a una
colectividad determinada por sus propios conceptos de espacio y tiempo. El proceso de
construcción de la identidad engloba múltiples expresiones culturales que, bajo la dinámica
temporal cambiante, afectan no sólo al hombre sino también al medio natural.
Al organizar el territorio y observar el dinamismo político, los españoles convinieron
mantener la traza espacial indígena y adentrarse a regiones propicias para la activación
económica puesto que consideraron la franja oriental como una zona infértil, insalubre,
pobre y de difícil acceso. Un componente sumamente significativo para el maya eran los
cenotes y las oquedades naturales, sitios abastecedores de agua; su importancia era tal que
255
los linajes del centro y oriente peninsular fundaron sus centros alrededor de ellos porque
en sus entrañas habitaban asimismo entidades anímicas productoras de líquido vital: Chaac
y sus auxiliares controlaban los fenómenos atmosféricos y climáticos, pues la captación y
distribución de agua dependía en un 100 % de los vientos, aires, relámpagos, truenos que
antecedían a la precipitación pluvial, la cual llegaba al suelo kárstico altamente poroso,
filtrándose a través de la roca caliza; los complejos procesos químicos formaban cavidades
subterráneas contenedoras de agua.
La lluvia era indispensable para la agricultura, pues de su producción dependía el
avance de la economía peninsular; el maíz, altamente preciado y sacralizado, era la base del
sistema alimenticio desde épocas precolombinas. Su valor persistió aún en la época
colonial, pues fue el grano que tuvo mayor demanda ya que con los años, el grupo ibérico
lo incorporó a su dieta regular.
Los lugareños aprovecharon al máximo los cenotes, aguadas, hoyas, pues estos
contenedores los proveían del agua necesaria para la vida cotidiana, siendo también sitios
venerados por ser morada de Chaac, señor del ámbito acuoso. Como en tiempos pretéritos,
adoptaron, sintetizaron e incorporaron imágenes, literatura y parafernalia cristiana a su
religiosidad y a sus necesidades espirituales; dicho proceso estuvo inmerso en un ciclo
temporal diacrónico en el que, bajo su esquema mental, los acontecimientos y sucesos
ocurridos en el presente no eran más que un reflejo del pasado.
Los actos de reciprocidad entre el hombre y lo supra humano eran indispensables
para la vida colectiva, por tanto, al fundarse las primeras cofradías yucatecas, los indios
aprovecharon dichas instituciones con la finalidad de producir bienes materiales exclusivos
para las divinidades a cambio de bonanza agrícola y suficiente cantidad de agua pluvial para
el relleno de cavidades hídricas.
La santa Trinidad y el tema de la crucifixión de Cristo impactaron el esquema
cognitivo religioso del maya, quien estaba familiarizado con la visión cosmológica tripartita
(ámbito celeste, terrestre y subterráneo) y con la práctica ritual de sacrificio humano y
derramamiento de sangre. Poco a poco el obispado secundó la persecución de idolatras e
idolatrías y los enjuiciamientos entablados en la costa oriental, enfocándose principalmente
256
Al inicio del siglo XX, el gobierno consideró pertinente pacificar a los indios sublevados del
oriente yucateco, pues la revuelta había durado poco más de 50 años, tiempo en el cual
tanto los yucatecos como los rebeldes sufrieron altibajos. Si bien durante los primeros años
259
los macehuales estuvieron a punto de apoderarse del territorio peninsular, el avance militar
y el despliegue de tecnología armamentista de las tropas yucatecas y posteriormente de las
mexicanas lograron contener la fuerza de aquellos que combatían en favor de La Santísima
Cruz, figura omnipresente que los exhortaba a mantenerse autónomos.
El poderío territorial que alcanzaron fue visible en la organización social indígena y
en la fundación de iglesias mayas al interior de los llamados pueblos santos (Santos
Caho´ob), los cuales fueron diseminándose específicamente en la región kárstica centro
oriental, planicie con presencia de numerosas oquedades hídricas. Las características
geológicas permitieron el desarrollo de una microeconomía basada en la pequeña
producción agrícola y en el cobro de rentas relativas a la tala de árboles de maderas
preciosas, cuya concesión pertenecía a los británicos y beliceños. Con estos intercambiaban
asimismo aves de corral y productos procedentes de Europa con el objetivo de destinar
dichos recursos monetarios a la manutención del culto a Las Santísimas.
Pese a la propuesta histórica e historiográfica que colocaba a la problemática de la
tierra como factor principal del estallido de la insurrección, podemos afirmar que, en torno
a la privatización y explotación comercial del medio natural se encontraban ligados aspectos
políticos y religiosos albergados en el esquema cognitivo del macehual, quien al verse
proveído de armamento y experiencia combativa no titubeó para alzarse en armas en
contra de aquellos que estaban a favor del sistema imperante.
Podría pensarse que el alzamiento fue demasiado tardío, que la población india
permitió ser víctima de vejaciones de diversa índole durante un poco más de dos centurias;
sin embargo, debemos enfatizar en la particular concepción del tiempo cíclico entre los
indígenas peninsulares, quienes a través de la percepción e interacción con la naturaleza
comprendieron que todo acontecimiento humano tenía un principio y un final.
Esta visión les permitió conocer a fondo el modelo de Occidente y adaptarlo a sus
necesidades sociales y religiosas; aunque los macehuales del Oriente se mantuvieron
distantes a la dinámica española, estos anexaron a su cosmovisión preceptos
gubernamentales relacionados con la impartición de justicia, administración territorial y
260
Para comenzar, debemos recordar que el hecho que marca el fin de la Guerra de Dios fue
la incursión del ejército del general Bravo a Chan Santa Cruz, el cual, a partir de 1903-1904
261
comienza a cobrar importancia junto con Vigía Chico por ser considerado este último un
puerto que abastecía a todo el centro peninsular con productos procedentes de Veracruz y
Campeche. Por su parte, las enfermedades y la baja poblacional causada por los continuos
enfrentamientos armados, así como el envío de indios en calidad de esclavos a Cuba y a
otras regiones del territorio mexicano, mantenían a la población de Santa Cruz entre los
2,250 habitantes.
El proyecto gubernamental pretendía impulsar la industria y comercio en dicha
región, por consiguiente, instalaron dos estaciones de telégrafo como primer paso hacia la
modernidad. Un segundo impulso devino cuando el secretario de Hacienda, José Ives
Limantour, notó la precaria economía quintanarroense y con el afán de elevar su potencial,
decretó la excepción del pago por derechos de aduana y bienes de consumo437.
Poco a poco el gobierno intentaba estabilizar la situación de esta peculiar
territorialidad; sin embargo, el estallido de la Revolución Mexicana incidiría en la
inestabilidad gubernamental ya que de 1910 a 1915 se registraron pequeños movimientos
armados en favor de la insurgencia. Tras analizar las irregularidades cometidas por los
allegados al régimen de Porfirio Díaz, Venustiano Carranza decidió anexar en 1913
nuevamente el territorio quintanarroense a Yucatán, pues consideraba que “sus habitantes
eran presidiarios de una colonial penal” a la cual enviaban a los opositores y reaccionarios
de Díaz438. Para 1914, Arturo Garcilazo fue nombrado gobernador, trasladándose a Santa
Cruz de Bravo: de sus primeras medidas se pueden enumerar la reparación de vagones y
vías férreas, así como la instauración de pequeños negocios.
Lorena Careaga Viliesid afirma que, al año siguiente, Carranza configuró
nuevamente el territorio federal de Quintana Roo pese a los conatos violentos en contra
del gobernador de Yucatán Eleuterio Ávila, quien pretendía eximir a los peones de las
haciendas yucatecas. Durante este periodo, el general Alvarado se trasladó a Santa Cruz de
437
Careaga Viliesid, Lorena, “X. Quintana Roo en sus orígenes. Santa Cruz de Bravo y la zona centro”, Quintana
Roo, una historia compartida (México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1990), 152.
438
Careaga Viliesid, “La Revolución llega al territorio federal de Quintana Roo”, Quintana Roo, 161.
262
Bravo con el objetivo de reunirse y devolver la ex capital rebelde a los ahora jefes
macehuales Lupe Tun, Sil May, Florentino Cituk y Francisco May439.
Los constantes movimientos migratorios a causa de la guerra, las epidemias de
viruela, la disminución poblacional y la carencia alimenticia mantuvieron a los
macehualo´ob en condiciones inestables a las que debían atenerse, pues este cúmulo de
desgracias era percibido como un castigo divino por permitir la violación al santuario
principal de Las Santísimas Cruces. Sin embargo, el retorno a uno de sus centros rituales los
animaba a mantener su condición de emancipados; al asentarse de nuevo en Chan Santa
Cruz decidieron borrar toda huella de los huaches y restaurar su organización social. Los
militantes con los que contaban Las Santísimas eran: Encarnación Varela, Pedro Canul, José
María Yam, Loreto Chan, Caferino Cauich y Apolinario Zib.
Careaga menciona que, al restablecer los cargos, el acto seguido constaba en la
destrucción de todo lo que les recordase la incursión federal, por consecuente, dinamitaron
vagones ferroviarios, descarrilaron locomotoras y destruyeron las líneas de comunicación
(telégrafos). Las noticias del establecimiento de los insurrectos llegaron a oídos yucatecos
quienes, alarmados por las acciones de los indios, enviaron tropas para contenerlos. El
general May salió de inmediato al percatarse de la presencia yucateca e insistió en su
retirada, pues argumentaba que lo único que deseaban era aislarse del mundo exterior.
Las actividades diplomáticas de May con los mexicanos no tenían contentos a todos,
por el contrario, muchos pensaban que las recientes conversaciones entabladas con estos
eran sinónimo de traición, por lo tanto, Pedro Pascual Barrera y Eulalio Cau trasladaron a
La Cruz Madre y a los ídolos a un recién fundado centro, Xcacal, en donde May no tenía
injerencia ni poder440. Dos núcleos fueron conformados por las desavenencias entre los
miembros del sistema ideológico macehual pues por una parte, ciertos dirigentes
consideraban prudente establecer vínculos comerciales con sujetos ajenos a su cultura; en
contra parte, se encontraban aquellos que juzgaban pertinente el aislarse de influencias
439
Careaga, “El Gobierno Constitucionalista de Salvador Alvarado”, Quintana Roo, 166.
440
Careaga, “Los Separados”, Quintana Roo, 168.
263
ajenas a su cultura, y mantenerse fieles a la normatividad impuesta por Las Santísimas, pues
esta mantenía una cohesión colectiva a través del enaltecimiento de su identidad indígena.
Los asentamientos de Tusik, Señor, Chanchén, Chanchenmlaz, Yaxkax y Xmaben
formaron el núcleo de los separados, los más apegados a la cosmovisión e ideología en
torno a Las Santas Cruces. Contrariamente, la visión mercantil de Francisco May lo condujo
a fundar el pueblo de Chancah Derrepente que tenía como integrantes a Sóstenes Mendoza
y demás individuos que simpatizaban con su pensamiento.
Las relaciones con el gobierno mexicano entabladas por May resultaban fructíferas,
pues en el año de 1918 viajó a México para entrevistarse con Venustiano Carranza, quien
lo reconocía con el título de General de Brigada al obsequiarle un uniforme, espada y
concederle 20,000 hectáreas de tierra virgen. Su condecoración le valió el reconocimiento
de sus allegados y el crecimiento de su proyecto de extracción de chicle; gracias a sus
relaciones mercantiles, May fue conocido como el mayor productor en la región
quintanarroense: el líder indígena establecía acuerdos con los contratistas quienes se
encargaban de controlar y administrar varios campamentos chicleros. May se encargaba de
regular los hatos y la resina obtenida era entregada a los concesionarios. El producto era
enviado a Vigía Chico para que May lo vendiese directamente a compañías
internacionales441.
El análisis de Alfredo César Dachary y Stella Maris Arnaiz brinda información
complementaria respecto a los acontecimientos económicos y sociales en el norte y sur de
la franja costera pues afirman que, a partir de la penetración de haciendas (El Cuyo, Anexas
y la Compañía Colonizadora de la Costa Oriental) comienza como tal la ocupación del
poniente costero. En el sur, específicamente en el pequeño puerto de Xcalak, se daba inicio
a la organización de ranchos dedicados a la producción de copra, actividad que desbancó a
la pesca442.
441
Careaga, “XII. El primer auge económico del territorio (1916-1930). La Hegemonía de Francisco May”,
Quintana Roo, 176.
442
Dachary, Alfredo César y Stella Maris Arnaiz B., “XII. Nace el territorio federal de Quintana Roo”, El Caribe
mexicano. Una introducción a su historia, Segunda edición (México: Centro de Investigaciones de Quintana
Roo (CIQRO), 1992), 55.
264
En la segunda década del siglo XX, el nivel económico seguía inestable pese al auge
del chicle; en esta temporada, Plutarco Elías Calles fue electo presidente, siendo una de sus
principales preocupaciones la situación jurisdiccional del territorio de Quintana Roo. Para
darle solución encomendó a Amado Aguirre en una comisión que tenía como propósito
analizar si era conveniente devolver dicha región a Yucatán o si, por el contrario, debía ser
dividida entre Yucatán y Campeche. Una última resolución era el conservarlo como
territorio federal dependiente del gobierno mexicano.
El problema de la inestabilidad económica radicaba según las leyes de colonización
en la insuficiencia de pobladores que estuviesen verdaderamente comprometidos con la
productividad de la tierra, es por esta razón que, acorde a los planteamientos de Odile Fort,
la ley federal de 1926 impulsada primeramente por el general Calles y posteriormente por
Cárdenas, fue decisiva para el desarrollo poblacional quintanarroense443.
Entre tanto en el año de 1927, José Suirob fue electo gobernador de Quintana Roo
y su gubernatura reconocida como una de las más destacadas, pues su intención principal
era impulsar la actividad económica. En este sentido, Careaga destaca la presencia de Suirob
como mediador, ya que entre 1928-1929, la producción de goma chiclera alcanzó niveles
considerables, por lo que Suirob entabló reuniones con los mayas con quienes firmó un acta
en donde los rebeldes juraron lealtad a la bandera nacional, en consecuencia, la diplomacia
mostrada por el gobernador ayudó a pacificar a los macehuales y a dar por terminado el
conflicto armado444.
La crisis económica mundial de 1929 trajo consigo una drástica baja en el precio del
quintal de chicle, por consiguiente, tanto su producción como la de maderas preciosas
comenzó a disminuir. El avance diplomático logrado por Suirob sufrió un revés durante la
tercera década (1931), ya que el presidente Pascual Ortíz Rubio decretó la desaparición
territorial quintanarroense, anexando algunos de sus municipios a los estados de Yucatán
(Isla Mujeres y Santa Cruz de Bravo) y Campeche (Payo Obispo). Holbox y Cozumel eran
443
Fort, Odile, “Introducción”, La colonización ejidal en Quintana Roo (Estudio de casos) (México: Instituto
Nacional Indigenista, 1979, 24.
444
Careaga, “El gobierno del Doctor Siurob”, Quintana Roo, 184-185.
265
445
Careaga, “XIII. Desaparece Quintana Roo (1931-1934). Consecuencias sociales y políticas de la crisis
económica”, Quintana Roo, 194-195.
446
Fort, “I. Historia.La inserción de la Colonización en la Política del Estado de Quintana Roo”, La colonización,
85.
447
Careaga, “XIV. La etapa cardenista (1935-1942). Los planes de Cárdenas para el territorio”, Quintana Roo,
205.
266
Figura 25. Mapa de territorios agrícolas y forestales (1935) elaborado por la Secretaría de Agricultura y
Fomento, tomado del Álbum Monográfico de Quintana Roo (1936). Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
448
Careaga, “El gobierno del General Rafael E. Melgar”, Quintana Roo, 208.
267
449
Careaga, “Las cooperativas y el reparto agrario”, Quintana Roo, 213-215.
450
Careaga, “El nuevo auge económico”, Quintana Roo, 218-219.
268
reforestación: las especies que poblaban la selva eran el cedro, caoba, zapote, ramón,
huanacaxtle y ceiba. Como lo observaremos en los siguientes apartados, los recién
pacificados macehualo´ob expresaron en cartas dirigidas a los integrantes de la Carnegie
Institution su preocupación por la deforestación, causada principalmente por compañías
extranjeras. En 1950, Careaga calculaba que existían cerca de 1,529,980 hectáreas de
bosque, mismas que se vieron reducidas entre 1950 y 1955 por el impacto de un ciclón que
arrasó con más de la mitad de la plantación de caobas y por la falta de árboles de caoba y
cedro jóvenes.
Con relación a la producción comercial agrícola, esta se centraba en el cultivo de
coco, aunque el maíz seguía encabezando la dieta de los macehuales, quienes lo producían
en sus milpas familiares. El frijol, chile, calabaza, yuca, miel, cera eran algunos otros
productos que conformaban los alimentos de consumo cotidiano. La pesca se centraba en
Isla Mujeres y Cozumel en donde podía encontrarse tortuga, tiburón, langosta, los cuales
eran exportados a México, Florida y Nueva Orleans. El contrabando de productos forestales
y bebidas alcohólicas era común pues el entonces gobernador Margarito Ramírez, derogó
la ley seca a través de la autorización del cobro de un impuesto por venta de alcohol451.
Después de 1958, Quintana Roo entró a una etapa de consolidación para su historia,
pues la visita del entonces presidente, Adolfo López Mateos ayudó a retomar el impulso
económico y social, ya que su gobierno centró su interés en la ampliación de vías de
comunicación, en el desarrollo de actividades productivas y en la electrificación de todo el
territorio452. El gobernador Merino Fernández facilitó las medidas para iniciar el proyecto
de colonización ejidal dirigida particularmente en la zona de Solferino, Kantunilkín y Bacalar;
otro de sus logros fue la entrega de tierras a campesinos (50 hectáreas) como también, creó
escuelas, edificios institucionales, unidades habitacionales e instalaciones con fines
turísticos.
451
Careaga, “XV. Los años de Margarito Ramírez (1943-1957)”, Quintana Roo, 224.
452
Careaga, “XVI. El Quintana Roo moderno (1958-1975), Quintana Roo, 233-234.
269
453
Careaga, “Gobiernos más recientes”, Quintana Roo, 236-237.
454
Careaga, “Gobiernos más recientes”, Quintana Roo, 241-244.
270
455
Tanto Zimmerman como Farriss formularon propuestas respecto al desarrollo del culto a Las Santísimas
Cruces, el cual, bajo su perspectiva, puede ser entendido como una religión. Zimmerman plantea inicialmente:
“The closed soul of the closed society of the Maya fellaheen people had never been opened. They were,
therefore, not moving from a higher truth to an untruth as the post Christian does. As a cosmological people
whose experience of reality had shrunken to the small agricultural village, they responded within their
limitations to the crisis which threatened their existence. For these reasons, we judge that the cult for the
Holy Cross is an authentic religion; however, it’s truth is relative, not in the light of Christian revelation of
which they were unaware, but in the light of its own impermanence. It was relative to the socio-historical and
spiritual condition which caused it and, hence, when these conditions ceased to operate so did the truth of
the cult.” Zimmerman, Charlotte, “The hermeneutics of the Maya Cult of the Holy Cross”, Numen,
International Review for the History of Religions, Vol. 12, Fasc. 2 (Apr. 1965), 139-159.
Nancy M. Farriss expresa su visión de la religión maya: “La religión sincrética creada por los mayas, al unir
ambas tradiciones de culto público, adoptó la mayor parte de su forma externa del catolicismo español.
La sustancia de la religión después de la Conquista reside en el significado con el cual invistieron los mayas
esas formas, ya fueran vestigios de paganismo, importaciones cristianas o alguna innovación colonial.” Farriss,
Nancy M. “XI. Mantener el Cosmos”, La sociedad maya bajo el dominio colonial, Primera edición (México:
Artes de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Antropología e Historia,
2012), 417.
271
456
Para profundizar en el concepto de identidad colectiva, véase la propuesta de Abner Cohen replanteada
por Guillermo de la Peña quien propone: “no se concibe como la consecuencia lógica de esencia grupal sino
como una propiedad emergente de relaciones históricamente condicionadas, donde intervienen y se conjugan
factores tales como el dominio colonial y la penetración del mercado, los límites de la independencia política
y las componendas de los nuevos gobiernos, la urbanización y la migración, los procesos de escolarización y
racionalización burocrática, las luchas clasistas y electorales. Cohen citado en De la Peña, Guillermo, “El
empeño populista: la identidad colectiva y la idea en el pensamiento antropológico”, El nacionalismo en
México, Cecilia Noriega E. (editora) (Morelia: El Colegio de Michoacán, 1992), 113-139.
272
5.2.1 Tulum
Tal como lo planteamos en capítulos anteriores, el Santo Cah de Xtulum cobró relevancia
una vez iniciada la Guerra de Dios, pues bajo el mandato de la patrona y sacerdotisa María
Uicab, el sitio logró ser reconocido como uno de los pueblos más devotos y fieles a los
mandatos de Las Santísimas. Su localización geográfica costera dio pauta para el desarrollo
de actividades económicas relacionadas con la explotación forestal, así como la negociación
de contractos forestales con casas comerciales de Belice.
Además del impulso mercantil, la particular geografía de Tulum permitió a miles de
mayas provenientes de diversas latitudes peninsulares asentarse tierra adentro y fundar
pequeños ranchos independientes del dominio español colonial. El vasto sistema de cuevas
inundadas fue utilizado asimismo como sitio de adoración a los dueños y señores de las
274
aguas desde la época precolombina hasta el siglo XIX, época en la que fundaron el centro
ceremonial en honor a Las Santas Cruces. A fines de dicha centuria, gracias a los relatos de
viajeros y exploradores comienzan a llegar personajes interesados en la exploración y
estudio de sus complejos arquitectónicos.
En 1911 acorde a las investigaciones realizadas por Paul Sullivan, George Howe y
William Parmelee arribaron a dicho lugar gracias al auspicio de la Universidad de Harvard.
Recorrieron los vestigios arqueológicos durante dos días, siempre alertas y temerosos de la
presencia de indios hostiles. Dos años más tarde, Sylvanus Morley y Jesse Nusbaum
encabezaron una expedición en la cual exploraron por unas cuantas horas las ruinas.
Para 1916, Morley se animó a regresar al saber del acuerdo de paz entre los rebeldes
y el gobierno mexicano; lo acompañaban en su travesía dos miembros de su equipo
científico y el arqueólogo Thomas Gann. La cautela con la que se desplazaban en la selva les
permitió realizar dibujos, trazar mapas, calcar murales y tomar fotografías tanto de las
construcciones como de la famosa estela 1.
Sullivan plantea que el primer encuentro con los macehuales lo tuvo el príncipe
Guillermo de Suecia en 1920, quien estableció una relación cordial con estos al obsequiarles
una caja de cerillas suecas e intercambiar cigarrillos. Los sublevados le otorgaron el permiso
de recorrer el sitio, aunque les prohibieron excavar y extraer cualquier tipo de artefactos
“por temor a que los espíritus se enfadarán y grandes calamidades afectaran a la tribu” 457.
En la segunda década del siglo XX (1922-1927), se emprendieron diversas
expediciones, siendo una de las más conocidas la encabezada por Samuel K. Lothrop, quien
al hablar con los macehuales y plantearles su propósito, logró reclutar a algunos de estos
como trabajadores. Gregory Masón fue otro expedicionario quien a través de un intérprete
pudo entablar comunicación con el jefe Caamal; cabe resaltar que antes que Mason, Gann
pudo conversar largamente en su estadía con un funcionario de nombre Canul.
457
Sullivan, Paul, “1. Hablando con el enemigo”, Conversaciones inconclusas. Mayas y extranjeros entre dos
guerras, Colecciones y series, Grupo: Ciencias Naturales y del Hombre, Subgrupo, Antropología y Etnografía,
Traducción: Carlos Gardini (México: Gedisa editorial, 1991), 41-46.
275
Sullivan plantea que el trato cordial y tolerante se debía a las necesidades de los
mayas, quienes al notar la nacionalidad de los extranjeros -sobre todo los británicos-,
pretendían solicitarles favores y apoyo diplomático458. Uno de los episodios que nos
interesa destacar fue el presenciado por Morley en 1922, pues es una de las primeras
descripciones del siglo XX en donde se hace mención de la localización de una de Las Cruces
y el asiento de esta divina potencia, la cual tenía un nuevo y particular centro de veneración:
Enfilamos por los palmares hacia el recinto interior [de las ruinas]…nos
aguardaba una grata sorpresa. Lo habían despejado recientemente y el
Castillo se erguía libre de malezas. Al entrar allí encontramos otra sorpresa.
Lo habían barrido y en la cámara interior, sobre un banco, había una pequeña
Cruz de madera, de 16 o 18 pulgadas de altura, pintada de azul con algunas
figuras459.
458
Sullivan, “Hablando con el enemigo”, Conversaciones inconclusas, 47.
459
Morley citado en Sullivan, “Hablando con el enemigo”, Conversaciones inconclusas, 48.
276
radical ocurrió en la cuarta década, cuando el gobierno impulsó proyectos relacionados con
la promoción del turismo arqueológico. Gracias a los esfuerzos de empresarios Tulum fue
provisto de un campo aéreo y un hotel, servicios que permitieron la entrada de un mayor
número de turistas en la época de los setentas. La traza de carreteras -Carrillo Puerto-
Tulum, Tulum-Playa del Carmen- acrecentó el flujo de visitantes nacionales y extranjeros
por lo que se perfilaba para convertirse en un destino turístico internacional460.
5.2.2 Chumpón
Si bien desde el siglo XIX Chumpón se posicionó como uno de los centros ceremoniales más
importantes por su característico aislamiento y repudio al sistema yucateco y mexicano,
durante los primeros años del XX pese al contacto de ciertos líderes macehualo´ob con el
gobierno federal, este poblado decidió tomar un rumbo particular y refugiarse al interior de
la espesura selvática. Al asentarse y fundar su recinto sagrado en medio de la selva,
desarrollaron conocimientos y habilidades relativos a la explotación del entorno con la
finalidad de sobrevivir bajo los estrictos preceptos morales, los cuales estipulaban
mantener el mínimo contacto con no mayas, con quienes negociaron la concesión de tala
de árboles y la distribución de armas de fuego.
Su disciplina y su sentido de identidad los colocaron entre los más devotos y fieles
seguidores de Las Santísimas, por tanto, su sistema sacerdotal y militar fue altamente
reconocido. Uno de los Nohoch Tata que alcanzó reconocimiento regional fue Juan Bautista
Vega, quien por vía onírica entablaba vínculos estrechos con Las Santas Cruces, quienes le
revelaron episodios futuros acerca de los súbitos cambios que acontecerían en el territorio
quintanarroense. Si bien su hostilidad hacia los españoles, yucatecos y mexicanos fue
ampliamente conocida, permitieron a algunos negros y chinos incorporarse a su dinámica
económica y social461.
460
Santana y Rosado, “VI. La vida después de la guerra”, Género y Poder, 94-98.
461
Careaga, “Los Separados”, Quintana Roo, 170.
277
En el siglo XX, cuando un grupo de pueblos decidió desconocer el poderío del general
Francisco May, Chumpón acordó retirarse de la escena política y seguir bajo el mandato
divino de Las Cruces. Cuando llegaron a Tulum los primeros arqueólogos británicos, una
numerosa guarnición proveniente de dicho sitio fue a recibirlos. Sullivan menciona que la
intención de los indígenas era proteger su santuario de intrusos, por lo que cada uno de los
integrantes portaba un arma o un rifle; la pólvora la obtenían de las concesiones negociadas
con contratistas chicleros. Esta visita aconteció en 1922, cuando a Morley se le concedió
permiso de ingresar a las ruinas arqueológicas de Tulum: Bautista Vega y sus allegados le
comunicaron al británico sus sospechas relacionadas con la tala de árboles y la construcción
de un poblado mexicano.
Los mayas necesitaban saber cuáles eran las intenciones de los recién llegados.
Morley le indicó su exclusivo interés académico y les ofreció coñac, cigarros y quinina para
la esposa de Bautista, quien se encontraba muy enferma. Al día siguiente, una veintena de
macehuales regresaron a Tulum para orar en la construcción arqueológica conocida como
el Castillo, en donde como lo mencionamos, se encontraba una de Las Santas Cruces462.
Entre la tercera y cuarta década, nuevos estudiosos arribaron a la zona centro
oriental con el fin de registrar los complejos arquitectónicos y asimismo observar las
dinámicas de estos grupos sociales. La estadía de Morley se prolongó y con ello devino el
establecimiento de relaciones entre éste y los jefes de distintos centros ceremoniales: la
comunicación la mantenían a partir de visitas e intercambio de cartas, mismas que fueron
recopiladas en su gran mayoría por Paul Sullivan. Al analizar sobre todo los escritos
procedentes de Xcacal Guardia, pudo apreciar los recintos más sagrados para los mayas,
siendo uno de los principales Chumpón.
Durante el quinto y sexto decenio, los habitantes de dicho lugar se aislaron aún más,
pues el contacto con los extranjeros era casi nulo. Careaga Viliesid complementa la
información al señalar que, en 1958, los habitantes de Chumpón se alzaron en armas, esta
vez en contra de la apertura de Felipe Carrillo Puerto con dirección al poniente. El
desacuerdo se inició por la negativa de permitirles a ingenieros y obreros el acceso a sus
462
Sullivan, “Hablando con el enemigo”, Conversaciones inconclusas, 49-51.
278
tierras; el gobierno decidió iniciar una campaña de desarme, misma que fue anulada gracias
a los esfuerzos de los misioneros de Maryknoll (Catholic Foreign Mission Society of
America). En este mismo año, miembros del Club de Exploraciones y Deportes Acuáticos de
México viajaron a Chumpón con el objetivo de conocer a Bautista Vega, quien accedió al
encuentro y ofreció mostrarles unos libros sagrados siempre y cuando le entregaran cajas
de rifles y escopetas procedentes de Inglaterra463.
En los años setenta, viajeros patrocinados por la revista Argosy visitaron Chumpón:
Milt Machlin y Bob Marx tenían como propósito la localización de un códice prehispánico
que pretendían fotografiar. Al llegar al pueblo, entregaron obsequios a los guardias y
asistieron a misa; posteriormente, preguntaron por los viejos libros que él ya fallecido
Bautista Vega tenía en su poder. El Nohoch Tata y los oficiales deliberaron y les indicaron
que, si su deseo era ver los libros, debían convencer a la reina de Inglaterra de enviar cajas
de armamento. Prontamente los extranjeros se marcharon464.
Sullivan realizó trabajo etnográfico en la región del centro Oriente en donde conoció
a San Itzá, hijo de Apolinario Itzá (jefe cruzo´ob): uno de sus encuentros tuvo lugar en
Chumpón en donde Itzá le habló de las comidas rituales ofrecidas al Señor de la Tierra con
el fin de mantener saludables las raíces de las plantas. La importancia de este personaje
radicaba en el hecho de haber heredado de su padre manuscritos antiguos y haber sido
reconocido como curandero.
Itzá puso en contacto a Sullivan con otros integrantes de los centros ceremoniales,
quienes le hablaron de vaticinios, guerras venideras y de la aparición de cuatro reyes (uno
de ellos en Chumpón), quienes serán las reencarnaciones de los grandes generales de la
Guerra de Dios, pues sabrán con detalle las anécdotas del conflicto. Estas historias están
contenidas en Santos Almathano´ob (santos mandamientos), algunos de los cuales han sido
entregados o vendidos a extranjeros; otros más estaban bajo el resguardo de los oficiales
463
Careaga, ”La zona maya”, Quintana Roo, 229.
464
Sullivan, “9. Recuerdos y dinero”, Conversaciones inconclusas, 208-210.
279
de Chumpón, quienes por la devoción que manifestaban hacia Las Santísimas, se postraban
frente a la choza de Bautista Vega465.
El sitio que fue escenario de manifestaciones divinas a principios del siglo XX se encontraba
en un estado deplorable, pues la incursión del ejército federal provocó la dispersión de los
rebeldes a otros centros y el traslado de una de Las Santísimas a un sitio secreto. Pese a que
las autoridades mexicanas devolvieron el pueblo nombrado Santa Cruz de Bravo a los indios
sobrevivientes, lo cierto era que el lugar les traía recuerdos dolorosos.
En 1915, acorde a las pesquisas de Careaga Viliesid, los debilitados mayas
emprenden el retorno a Santa Cruz bajo el liderazgo del polémico Francisco May; los jefes
Encarnación Varela, Pedro Canul, José María Yam, Loreto Chan, Ceferino Cauich y Apolinario
Zib decidieron secundarlo. Acto seguido, destruyeron todo aquello que les recordase la
entrada de los federales. Los yucatecos al enterarse de la incorporación de los macehuales
a la ex capital se alarmaron y enviaron batallones para enfrentar a los insurrectos; al arribar,
May evitó su entrada comentándoles que su único deseo era establecerse lejos de las
influencias del mundo exterior. El hecho de regresar al antiguo santuario, el cual había
estado en poder de sus enemigos causó disidencias entre el grupo macehual, por lo que un
contingente decidió asentarse en Yokdzonot466.
Para 1918, May fue reconocido por ser el líder indígena que controlaba la
producción de resina de chicozapote de la región centro oriental, pues era el intermediario
entre los productores y las compañías internacionales. A principios de la década de los
veinte, la población de Santa Cruz era aproximadamente de 200 habitantes: su traza urbana
es descrita por Careaga Viliesid de la siguiente manera:
No tenía calles, sino veredas en la maleza que unían unas casas con otras. El
antiguo templo de la Cruz Parlante estaba completamente destruido y servía
de corral para cerdos y caballos. Al lado había una barranca estrecha y larga,
465
Sullivan, “10. Conversaciones inconclusas”, Conversaciones inconclusas, 221-231.
466
Careaga Viliesid, “XI. Los Separados”, Quintana Roo, 168.
280
que era la verdadera iglesia. Hacia 1927, May la mandó tirar y construyó en
su lugar su famosa capilla privada467.
467
Careaga, “XII. El general Amado Aguirre en Quintana Roo”, Quintana Roo, 178.
468
Sullivan, “2. Reconocimiento clandestino”, Conversaciones inconclusas, 56.
281
exhortar a los indígenas a cambiar nuevamente el nombre del poblado. Como en ese
entonces la zona se encontraba bajo el dominio de Yucatán, en 1932 la Legislatura yucateca
decretó oficialmente el cambio, por lo que Santa Cruz de Bravo fue renombrado Felipe
Carrillo Puerto, líder socialista yucateco.
En 1935, restablecido el territorio quintanarroense, dio inicio el proyecto de salud y
educación encabezado por el entonces gobernador, el general Melgar quien se propuso
construir escuelas e instalar servicios de agua, luz y vías de comunicación. Melgar visitó
Felipe Carrillo Puerto en donde mandó a construir una escuela sobre el templo particular
del general May469.
Durante los años cincuenta y sesenta, los ex líderes rebeldes pasaron
desapercibidos, se incorporaron a las actividades cotidianas hasta envejecer y morir. Los
días de guerra y confabulaciones en contra del gobierno llegaron a su fin y de estos, sólo
quedaban historias míticas y memorias. Sullivan al obtener información de los más viejos,
insiste en que los macehualo´ob seguían llamando a Carrillo Puerto Santa Cruz.
Según este autor, se convirtió en un municipio que abarcaba a todos los pueblos
circundantes, pues es uno de los más modernizados, ya que contaba en ese entonces con
un gran mercado al cual, acudían mayas procedentes de distintas regiones. Además de su
dinámica comercial, nuevos residentes fueron asentándose, lo que implicó un crecimiento
poblacional. Pese a las dramáticas transformaciones políticas, el servicio de guardia se
encontraba activo, “los oficiales ejercen sólo influencia moral sobre los subordinados470”.
Tal como lo mencionamos, el sitio de Xcacal se fundó no en el siglo XIX, sino en la segunda
década del XX siendo la sede política y ceremonial de los separados, pues en este lugar fue
en donde Cituk y Zuluub asentaron a una de Las Santas Cruces. En su honor, construyeron
469
Careaga, “XIII. Las zonas incorporadas a Yucatán”, Quintana Roo, 197.
470
Sullivan, “8. Rumores de guerra”, Conversaciones inconclusas, 177-178.
282
un santuario en donde sus custodios y sus fieles devotos la resguardaban y oraban ante su
santa presencia. Sullivan indica que este centro era mencionado en rezos y plegarias como
Noh Cah Santa Cruz Balam Nah471.
Los primeros contactos con extranjeros tuvieron lugar entre 1928 y 1929, cuando
Frans Blom bajo el auspicio de la Grey Memorial Expedition de la Universidad de Tulane
arribó a Xcacal en donde acampó con sus guías solo una noche, pues los habitantes se
sintieron desconfiados de su presencia. A principios de los años treinta, el antropólogo
Alfonso Villa Rojas recibió noticias de maestros (en especial, Santiago Pacheco Cruz) que
indicaban diferencias culturales sustanciales de las comunidades yucatecas meridionales:
creemos que estas distinciones tenían que ver con el sistema de creencias en torno a Las
Santísimas, así como la importancia de las oquedades hídricas en la cosmovisión maya
oriental.
En estas fechas (1934), Sylvanus Morley realizaba trabajos de salvamento
arqueológico en Chichén Itzá, las noticias pronto llegaron a oídos de los jefes de Xcacal,
quienes estaban interesados en saber las intenciones del británico. Los macehuales
emprendieron el viaje a Chichén para entrevistarse con el arqueólogo, quien además de
entregarles diversos obsequios, envió una de las primeras cartas al oficial superior de
Xcacal.
Si bien la correspondencia comprende diversos temas, el que particularmente nos
interesa destacar es aquel relacionado con las nociones de naturaleza, pues en esta centuria
expresan su preocupación por la sobre explotación y depredación de la selva a raíz de la
inmoderada tala de especies arbóreas (particularmente el chicozapote). En numerosas
investigaciones, Johanna Broda asienta que dicha inquietud no sólo responde a cuestiones
ecológicas, sino que además podemos identificar el trasfondo cosmogónico y cosmológico:
la importancia de la visión del mundo macehual, en la cual, los elementos naturales están
bajo el dominio de dueños y señores del medio ambiente.
En el capítulo anterior señalamos el papel fundamental que tenían los documentos
para los cruzo´ob, pues en ellos quedaba un registro palpable de sucesos históricos
471
Sullivan, “Notas. 2. Reconocimiento clandestino”, Conversaciones inconclusas, 245.
283
relevantes, entre ellos, las proclamas y mandamientos que dictaba La Santísima; esta
tradición gráfica tan característica del sistema de creencias de los indios rebeldes pervive
como un componente que les brinda identidad, pues es la expresión misma de lo que ellos
conciben como historia.
Así como La Santísima tenía un intérprete, este mismo cargo se transmite: Apolinario
Itzá fue quien redactaba y leía las cartas en lengua maya. Morley a su vez, podía
comunicarse por medio de intérpretes (muchos de ellos oriundos de poblados yucatecos),
quienes traducían lo que el británico les dictaba472. El teniente Zuluub era aquel que
relataba las pautas sociales mantenidas por los macehualo´ob orientales…
Xcacal poblado de Guardia, 20 de setiembre del año de los 1935 años. Seis
mis amados en demasía, señor don jefe de la ciudad de Chichén. Así en esta
Santa hora, en este santo día, siento gran necesidad de hacer esta carta para
dártela, para que sepas que ya he recibido al señor don Alfonso Villa en el
pueblo de Xcacal, aquí en el poblado de Guardia. Ya he hablado con él, ya he
conversado con él. Feliz en demasía fue mi corazón al recibirlo. También lo
son las tropas, con bondad, con amor, con decoro. Señor don jefe, cuán
dichoso soy también de haber recibido tu carta, para saber qué dices. Aquí
en el poblado de Guardia soy muy feliz. Así es la hora en demasía buena, en
demasía amada. Pero también yo tengo aquí bondad y amor y decoro,
también aquí donde realizo la guardia, aquí en el poblado de Xcacal, donde
cuido a la Bella Santísima, aquí donde la adoro, aquí donde reverencio al
Bello Nuestro Señor Santísima Bella Cruz + *. Jesús María en el bello
nombre de Nuestro Señor el Dios Verdadero el Padre con Dios el Hijo con
Dios el Espíritu Santo Amén Jesús.
Así la verdad de mis palabras a ti, señor don jefe. Yo, don Evaristo Zuluub,
hablo contigo desde aquí hasta el pueblo de Chichén473.
Las palabras del oficial indígena enuncian la sacralidad con la que los macehuales
percibían la vida, la cual era permitida por La Santísima, con la cual debían establecer
relaciones de reciprocidad y con estrategias de supervivencia reflejadas en el acercamiento
no con yucatecos o mexicanos -acciones que Francisco May cometía y que eran las
472
Sullivan, “3. Ilusiones de alianza”, Conversaciones inconclusas, 68-72.
473
Carta de Zuluub a Morley citada en Sullivan, “4. La súplica de Zuluub”, Conversaciones inconclusas, 88.
284
principales causas de sus diferencias-, sino con británicos, gente que los proveyó de
armamento y suministros en días de guerra.
A ellos denunciaban los abusos que cometía el gobierno federal, pues tal como lo
mencionamos, proyectaban posicionar a Quintana Roo como un territorio en vías de
desarrollo, por tanto, la selva oriental, lugar de indios indómitos, era un sitio ideal para
echar a andar la economía quintanarroense:
Así pues, en esta hora Santa te explicaré qué se me está haciendo aquí en el
poblado de Xcacal. ¡Cómo odian [los mexicanos] que yo me gane la vida aquí!
Impiden que haga cultivos aquí con mi gente y que intente ganar unos
céntimos con el chicle cerca del poblado sagrado. Están explotando todos los
bosques sagrados. Les digo que no trabajen todo, que me dejen un poco para
trabajar con mi gente. No dan su acuerdo. Lo primero que dicen: “Tú no sabes
nada. Que esta tierra y este bosque pertenecen al gobernador y al
presidente”. Gobiernan aquí en esta tierra, aquí en este bosque, aquí en Noh
Cah Santa Cruz474.
474
Carta de Zuluub a Morley citada en Sullivan, “Las súplicas de Zuluub”, Conversaciones Inconclusas, 89.
475
Sullivan, “5. Tratamiento regio”, Conversaciones inconclusas, 97.
285
476
Carta de Villa Rojas a Redfield, “Tratamiento regio”, Conversaciones inconclusas, 112.
286
Careaga asienta que, a fines de la tercera década, Xcacal Guardia era la sede
principal de los separados479. De la cuarta a la séptima década permanecieron aislados,
aunque en constante comunicación con los asentamientos devotos a Las Santísimas, pues
tanto Barrera como Cituk contaban con un renombre regional por las visiones proféticas
reveladas por Las Cruces, las cuales hablaban a través de estos, sus hijos más fieles.
Este pueblo santo comienza a cobrar importancia a fines del siglo XIX y hacia los años veinte
del siglo en curso se posiciona como un centro en donde se realizan diversas festividades
en honor a Las Santísimas, siendo asimismo uno de los poblados que conformaba el circuito
ritual. Aunque no pertenecía al grupo de los separados, era bien conocido por su
organización social en torno a Las Santísimas, por consecuente, un gran número de devotos
477
Villa Rojas, Alfonso, “Notas sobre la etnografía de los mayas de Quintana Roo”, Revista Mexicana de
Estudios Antropológicos (Antes “Revista Mexicana de estudios Históricos), Tomo Tercero (México: Sociedad
Mexicana de Antropología, 1939), 233.
478
Diario etnográfico de Villa Rojas citado en Sullivan, “7. Traición y reconciliación”, Conversaciones
inconclusas, 157.
479
Careaga, “Las comunidades mayas”, Quintana Roo, 217-218.
287
realizaba peregrinaciones anuales con el fin de presentarse ante estas Divinas potencias,
solicitarles algún pedimento o agradecerles las bondades obtenidas.
En la década de los treinta, Villa Rojas visitó el centro ceremonial; sin embargo, la
guardia oficial le pidió a él y a su acompañante abandonar de inmediato el asentamiento;
en ese entonces el antropólogo hizo creer a los oficiales que era un representante de una
compañía norteamericana dedicada a la industria del chicle, por lo tanto, lo canalizaron con
el superior, Sóstenes Mendoza, quien le negó la entrada a la iglesia del lugar480.
Gracias a los diarios de campo de dicho autor, sabemos que Chancah era un
santuario que se mencionaba en las plegarias y rezos de las fiestas de La Santa Cruz y en la
festividad de la Virgen de la Concepción, pues evocaban cada uno de los recintos sagrados
orientales. Como lo señalamos en el capítulo anterior, el Santo Cah Chan Cah Veracruz
contaba con un cuerpo acuático en donde las potencias supra humanas residían.
En los cuarenta, Chancah pasó desapercibida; entre el quinto y sexto decenio
Careaga añade información relevante relacionada con la visita de Nelson Reed, quien logró
entrevistarse con el jefe Norberto Yeh. Mientras conversaban, Yeh exponía al
norteamericano las dificultades que aún tenían con el gobierno mexicano pues denunciaba
un constante hostigamiento, “nosotros no vamos a las ciudades a decirles cómo adorar a
Dios. Esta es nuestra tierra y nosotros la conocemos mejor que ellos481.
5.2.6 Señor
Señor fue uno de los pueblos que se adscribieron al grupo conocido como los separados,
pues los jefes de este sitio se oponían a las políticas de Francisco May. Durante los años
veinte permaneció incomunicado, rigiéndose bajo los mandatos de La Santísima; a partir de
la tercera década recibió la visita de Villa Rojas, a quien le interesaba conocer su recinto
ceremonial.
480
Sullivan, “Reconocimiento clandestino”, Conversaciones inconclusas, 61.
481
Careaga, “XV. La Zona Maya”, Quintana Roo, 229-230.
288
5.2.7 Tusik
Tusik fue uno de los pueblos conocidos como los separados. Su fundación puede ser fechada
entre los años de 1915 a 1925. Gracias a las investigaciones de Robert Redfield y Villa Rojas
realizadas en los treinta sabemos que era uno de los sitios más reacios, pues se rehusaban
a entablar cualquier tipo de comunicación con gente no maya. Para poder ingresar al
asentamiento, Villa tuvo que realizar diversas visitas en las que se presentaba como
comerciante.
Sullivan menciona que después de algunos años, Villa obtuvo el permiso para
ingresar a Tusik, siendo custodiado por el oficial superior (un cabo). De sus anotaciones,
podemos destacar la descripción que hace del santuario, el cual se ubicaba en el centro de
la plaza. En su interior albergaban a una de Las Santa Cruces, quien era la Patrona y
Protectora del poblado…
El suelo de la plaza era el techo de piedra caliza de una caverna subterránea
llena de agua, a la que se llegaba mediante una pequeña abertura sobre la
482
Sullivan, “Reconocimiento clandestino”, Conversaciones inconclusas, 61.
289
483
Notas de campo de Alfonso Villa Rojas citadas en Sullivan, “Ilusiones de alianza”, Conversaciones
inconclusas, 80.
484
Redfield, Robert, “Chapter V. The villager’s view of life”, The Folk Culture of Yucatan, Publications in
Anthropology, Social Anthropology Series (Illinois: The University of Chicago Press, 1941), 117.
290
La belicosidad mostrada por los indios sublevados en el siglo XIX obtuvo resultados positivos
para sus descendientes, pues durante el desarrollo de la revuelta, instauraron el culto a Las
Santísimas Cruces, el cual pervivió pese a las desavenencias internas del ejército indígena:
el general May se asentó en Santa Cruz (Felipe Carrillo Puerto), en donde fue conocido como
uno de los más importantes concesionarios de chicle en el centro de Quintana Roo. Sus
opositores conformaron un grupo de pueblos que tenía como centro rector a Xcacal
Guardia.
El repliegue cultural de los separados influyó en su praxis ritual, la cual se afianzó en
el esquema cognitivo del maya ya que, a través del establecimiento de actos periódicos de
reciprocidad, logró sobrevivir los embates tanto de la insurrección como sus consecuencias
posteriores. La ejecución de festividades y ceremonias colectivas en honor no sólo a Las
Santísimas, sino a un conjunto de potencias anímicas era vital para contrarrestar los
desastres climáticos y atmosféricos, mismos que evitaban la llegada de temporales en
291
fechas necesarias para la actividad agrícola, fundamental para la manutención de los santos
caho´ob.
Por consecuente, es necesario proponer los métodos y estrategias relacionados con
los procesos de transmisión del sistema de creencias y sobre todo, con los conocimientos
relativos a la explotación y cuidado del medio natural: el trabajo en la milpa y en las áreas
dedicadas a la extracción de resina de chicozapote son nociones que deben ser descritas
para ratificar nuestra propuesta de paisaje ritual, pues si bien este es, en palabras de
Johanna Broda, “una red de lugares de culto”, debemos analizar en principio los cultos, ritos
y rituales practicados en esos espacios.
Sabemos de antemano que, los actores principales inmersos en esas prácticas son
los macehuales de cada uno de los poblados mencionados con anterioridad, lo que es
necesario desde nuestro punto de vista, es responder la pregunta ¿cómo se configuró el
paisaje ritual durante las últimas tres décadas del siglo XX? Gracias a las evidencias
historiográficas y etnográficas realizadas por Alfonso Villa Rojas, Robert Redfield, Santiago
Pacheco Cruz, Paul Sullivan, Miguel Alberto Bartolomé y Alicia Mabel Barabas, podremos
responder dicha inquietud, pues además de describir detalladamente las festividades,
mencionan la dinámica social previa en torno a estas: la producción de medios económicos,
los encargados de la distribución de los bienes, la división de trabajo, las obligaciones de las
autoridades civiles y religiosas, la cronología festiva y las peregrinaciones son componentes
que engloban como tal el ciclo ritual.
El propósito del presente apartado consiste en la revisión y análisis de las
formulaciones relacionadas con procesos cognitivos planteados por Maurice Bloch; su
previo acercamiento etnográfico nos es de gran utilidad, puesto que se plantea el cómo se
transmite el conocimiento en sociedades no industriales. Posteriormente, enunciaremos las
fiestas más importantes celebradas por los macehualo´ob orientales, así como la
organización social inmersa en estas: la fiesta de Las Santas Cruces (Tres de mayo), el festejo
en honor a la Virgen de la Concepción, el Okotbatam (ruego), y el U Hanli Chaacob (comida
para los dioses de la lluvia), serán analizadas para identificar las distintas entidades
invocadas.
292
Para comenzar nos gustaría señalar a grandes rasgos el origen de la lengua maya,
pues es vital abordar esta temática ya que, para transmitir ciertos saberes, la herramienta
principal para llevar a cabo dicha acción es el lenguaje, facultad de todo ser humano para
expresar y comunicar a sus semejantes ideas a partir de sonidos articulados y otros sistemas
de signos485. El filólogo Alfredo Barrera Vásquez proporciona una síntesis del surgimiento y
distribución de la lengua maya yucateca al enunciar que:
Es uno de los más antiguos miembros de una familia cuyo tronco recibe el
nombre convencional de protomaya, a su vez miembro de otra familia cuyo
tronco. Que dio origen a otras lenguas. Los glotocronólogos, con sus
métodos, han podido concluir que un grupo, el propiamente protomayano,
llegó de alguna parte y se estableció en un lugar de los Altos de Guatemala,
y aún precisan: “la Sierra de Cuchumatanes, aproximadamente el año 2,600
a.C.”. De este punto y grupo original que ya había comenzado a diversificarse,
se desprendió aproximadamente en 1,600 a.C., es decir después de un
milenio de haber llegado a los Cuchumatanes una facción para emigrar al
norte hacia las tierras bajas de la península yucateca. Este grupo yucateco, a
su vez, tuvo desde temprano una lengua hermana, el lacandón y,
posteriormente, los dialectos Itzá y mopán, el primero en el Petén de
Guatemala y el segundo en Belice, los tres más allá de los sistemas de los ríos
Candelaria y Hondo, y antes del gran sistema del Usumacinta. La clasificación
en familias o grupos de dialectos afines a partir del proto mayano, ha sido
inventada por varios lingüistas [quienes] consideran básicamente 28
dialectos, distribuidos en 10 grupos486.
485
Definición tomada de la RAE: http://dle.rae.es/?id=N7BnIFO. Consultada el día 15 de enero de 2018.
486
“Introducción”, Diccionario Maya Cordemex. Maya-Español. Español-Maya, Director:Alfredo Barrera
Vásquez, Redactores: Juan Ramón Bastarrachea Manzano, William Brito Sansores, Colaboradores: Refugio
Vermont Salas, David Dzul Góngora, Domingo Dzul Poot, Primera Edición (Mérida: Ediciones Cordemex, 1980),
39a.
293
Tanto los mayas como los recién llegados tuvieron que aprender el español y el maya
respectivamente, ya que los evangelizadores debían adoctrinar y educar a los indígenas bajo
los principios lingüísticos de su lengua nativa y, por otra parte, los naturales estaban
obligados a educarse bajo el lenguaje castellano. Podemos indagar que, en la época
colonial, ambas lenguas fueron utilizadas tanto para enseñar como para adquirir
conocimientos de diversa índole; al respecto, Maurice Bloch realiza un detallado análisis de
las formas en las cuales, los rituales son transmitidos. Este estudio nos permite
complementar el concepto de paisaje ritual, puesto que dicho espacio está asimismo
configurado no sólo con actores sociales, sino que, también las acciones rituales de éstos
son vitales para su conformación.
En palabras de Bloch, el ritual ofrece pistas de la naturaleza de muchos
conocimientos humanos sociales y de distintos procesos de aprendizaje. Estos procesos los
divide básicamente en tres temáticas: 1) repetición; 2) deferencia, entendimiento y verdad;
3) deferencia y vida social. A través de la explicación de estos tres primeros, Bloch intenta
proponer un esquema procesal cognitivo vinculado con la transmisión y adquisición de
preceptos rituales, inmersos en un determinado sistema de creencias.
El primero analiza la presencia del acto de repetición en el ritual pues a partir de su
acercamiento etnográfico ha notado que, los mismos elementos o frases son
frecuentemente repetidos en las representaciones rituales. Los personajes que participan
en estos repiten asimismo discursos o actuaciones de gente que, en el pasado, desempeñó
ese mismo cargo o función ritual. Según Bloch, los rituales incurren en una acción definida
como “citación”, comprendiéndola no sólo en un aspecto lingüístico sino también en el
ámbito del lenguaje corporal y simbólico, en donde los actores rituales “citan” o copian
gestos y expresiones corporales de individuos emblemáticos, quienes, a través de una
actuación memorable, son percibidos por la sociedad como “autores” de ciertos episodios
rituales.
El segundo punto establece la confianza social en las autoridades encargadas de
organizar los rituales, pues gracias a estos se garantiza el valor de lo dicho y lo hecho en
dichas prácticas. El reconocimiento grupal otorga al ritual la cualidad de verdadero, lo que
294
provoca asimismo que un determinado grupo entienda el ritual en toda su extensión (para
qué se hace, por qué se hace en ciertas fechas y de tal manera, quiénes lo hacen). Dentro
del entendimiento están involucradas no solo nociones del léxico y la sintaxis, sino también
componentes inconscientes de la mente (sonidos, olores, colores, sabores).
El tercer aspecto se refiere a los diferentes tipos de dispositivos sociales necesarios
para la comprensión o incomprensión del complejo ritual, ya que, para Bloch, es lógico que
existan momentos en los cuales, los límites e intentos de comprenderlo, no queden del todo
claros. Lo que brinda claridad es la experiencia de vivir en un sistema construido
históricamente, dentro del cual, las muestras de deferencia o respeto permiten la
identificación social487.
Gracias a los planteamientos de Bloch, podemos proponer un acercamiento
relacionado con la transferencia de preceptos y nociones rituales de tradición cruzo´ob, las
cuales, continuaron ejecutándose y respetándose durante el transcurso del siglo XX. Tal
como lo observamos, el medio ambiente era un espacio fundamental para los macehuales,
quienes a través de ceremonias y festividades en las que incorporaban elementos de
tradición cristiana tales como las vírgenes y los santos, trataban de instituir relaciones de
reciprocidad con los dueños y señores de la naturaleza.
Cuando el hombre solicitaba buenas tierras para cultivar, suficiente agua para su
riego, protección para su pueblo y para él mismo, debía ofrecer a las divinidades invocadas
una especie de ofrenda, material y etérea, puesto que el acto de pedir conllevaba el
entregar. Este ofrecimiento era muchas de las veces espiritual, por lo cual, además de
ofrendar bienes tangibles, se abstenía de ingerir alimento, dormir, tener contacto sexual, o
auto infligirse dolor físico.
Como lo veremos, tanto los mandatos de Juan de la Cruz, como algunas proclamas
de Las Santísimas serán recitadas en cada ciclo ritual, pues con la repetición de estas, se
rememoraban tiempos míticos: la divina palabra de La Santísima revelada a sus hijos en la
cual, los exhortaba a continuar con la lucha armada. El fervor que los macehuales
487
Bloch, Maurice, “Chapter 8. Ritual and Deference”, Essays on Cultural Transmission, Volume 75 (Oxford:
London School of Economics Monographs on Social Anthropology, Berg, 2005), 123-129.
295
manifestaban por las Santas Cruces se debió en gran medida a la guardia del Santo, cuyos
miembros se dieron a la tarea de perpetuar el culto a través de la normatividad moral y
conducta social. Aunado a ello, prolongaron la tradición religiosa militar, pues los cargos
oficiales fueron heredados generación tras generación; la rotación de guardias no solo se
encargaba de proteger a Las Santísimas, sino que también, vigilaban y mantenían el orden
al interior de los pueblos santos.
En este sentido, los jefes indígenas pueden ser categorizados como trasmisores de
valores sociales que refuerzan la identidad del grupo; en palabras de Catharine Good, los
dirigentes son asimismo intelectuales que, por su cuantioso y valioso conocimiento del
medio, transfieren información especializada. Esta transferencia puede ser entendida como
tradición intelectual, la cual:
Es un amplio y diverso cuerpo de conocimiento y de pensamiento
sistemático, acumulado, modificado y transmitido a través del tiempo;
necesariamente tiene coherencia y lógica internas que puede acomodar una
diversidad de perspectivas, y por lo mismo no es ni homogéneo ni normativo.
Se desarrollan en el tiempo como obra colectiva que abarca conocimientos
útiles para funcionar de manera eficaz en varios ámbitos. Primero, permiten
entender y relacionarse con el mundo físico material -aquí entrarían las
tecnologías y los sistemas productivos y las formas sociales de circular,
guardar y distribuir la riqueza-. También se refieren a un orden social,
político, es decir, la tradición intelectual da las bases para los principios e
instituciones (en ciertos contextos) que orientan a la sociedad en su
conjunto. Además, tratan ampliamente las dimensiones filosóficas, religiosas
y estéticas de la vida humana488.
488
Good, Catharine, “Las cosmovisiones, la historia”, Cosmovisión mesoamericana, pp.140-141.
296
El espacio en donde convergían los hombres y las potencias supra humanas era el
centro ceremonial, el cual, estaba construido sobre o cerca de oquedades acuáticas, sitios
propicios para entablar comunicación con dichas entidades. Robert Redfield aporta datos
sustanciales respecto a los cenotes, pues señala que:
The cenotes are particularly the sources of the winds. As the water makes its
cycle, carried by the rain gods from the cenotes up into the sky to fall as
fertilizing rain upon the milpa, so the winds have their sources in the sea and
pass up through the cenotes. Except for rainfall, the cenotes are the only
source of water. They determine the position of human settlements. Each
cluster of milpas that has any permanency of settlement, each established
village, centers about a cenote. The cenotes in the uninhabited bush retain
more of their sacred quality. The cenote of the village becomes a part of the
mundane and human life489.
489
Redfield, “Chapter V”, The Folk Culture, 118-119.
297
a los señores del entorno las bondades concedidas o en caso contrario, solicitar de su
auxilio. Santiago Pacheco Cruz fue uno de los primeros autores en mencionar los tipos de
ceremonias religiosas practicadas por los macehuales; entre las más primordiales destaca
aquella conocida como Okotbattan y Oczahgracia pues en sus palabras, son ofrendas “que
hacen a los dioses de la lluvia i de la agricultura como gratitud i recompensa por lo bien que
se presentan las cosechas”. Enuncia que en ellas se sacrifican animales cazados
exclusivamente para el ceremonial, así como cerdos, pavos y gallinas, cocinados para
llevarlos al altar “sin que nadie pueda tocar ni un bocado antes de la ofrenda490”.
Por su parte, Robert Redfield recopila información de suma importancia respecto a
la incorporación de determinados santos en rituales agrícolas, pues señala que:
One of the great saints, St. Michael, is chief of the chaacs. Through him the
Hahal Dios controls the rain. Captain of the chaacs when they ride across the
sky is the Kunku Chaac, the great rain-god. Under orders from St. Michael, he
leads the other rain-gods, who are subordinated to him down to the least
Chaac, the thup, who, being the least, has special powers to produce rain in
torrents491.
El relato descrito por Redfield exhibe la síntesis religiosa maya: las imágenes sacras
cristianas son apropiadas por los mayas, quienes las colocan en el mismo plano simbólico
que a sus entidades anímicas naturales; ambos (santos y deidades) interceden por el
hombre ante Dios, quien controla los fenómenos naturales. Si bien San Miguel es el jefe de
los chaaco´ob, estos no pierden su importancia, ya que un chaac de mayor rango (Kunku
Chaac) los controla. Santos y deidades trabajan para el bienestar colectivo humano.
Alfonso Villa Rojas dedica un capítulo en su obra The Maya of East Central Quintana
Roo a la descripción de ritos agrícolas, pues durante su estadía en el pueblo de Xcacal
Guardia, tuvo la oportunidad de presenciarlos. Villa Rojas indica que, las primeras faenas en
la milpa iban acompañadas de ofrecimientos de bebidas (saca´492) y rezos entablados por
490
Pacheco Cruz, Santiago, “Ceremonias religiosas”, Estudio etnográfico de los mayas del ex Territorio
Quintana Roo. Su incorporación a la vida nacional (Mérida: Ex Libris Pacheco Cruz, 1934), 45-46.
491
Redfield, “Chapter V”, The Folk Culture, 122.
492
Bebida hecha a base de maíz y agua.
298
un solo individuo (el milpero). Cuando éste escogía la porción de tierra para hacer su milpa,
establecía la primera obligación con los dioses, la cual consistía en la instalación de una
pequeña cruz y de tres a cinco cuencos con saca´. Al depositar estas dádivas, invitaba a los
yuntzilob -guardianes del bosque- a recibir sus ofrecimientos.
El próximo rito ocurría cuando, una vez que la sementera estaba limpia de maleza,
lista para ser quemada, el milpero ofrendaba siete calabazos con saca´. La quema de todo
el terreno era esencial, pues si esta no era llevada a cabo antes de las primeras lluvias,
resultaría imposible sembrar la tierra.
Otro tipo de rituales observados por Villa Rojas llevaban el nombre de U-Hanli-
Chaacob (comida para los chaco´ob); estas eran básicamente siete ofrendas de saca´
endulzadas con miel colocadas en un pequeño altar, erigido rumbo al oriente del campo. La
bebida debía ser ofrecida durante los primeros siete días de la siembra; aunado a ello, se
debía recitar seis veces consecutivas la doctrina. Al octavo día, se donaban trece paquetes
de tortillas y siete platos de carne cocinada o frijoles fritos493 (Figura 26).
Figura 26. Preparación de comidas y bebidas rituales, Chumpón, Quintana Roo. Fotografía de Daniela
Sánchez Aroche.
493
Villa Rojas, Alfonso, “XI. Agricultural Ceremonies”, The Maya of East Central Quintana Roo, Publication 559
(Washington: Carnegie Institution of Washington, 1945), 111-112.
299
494
En el área maya se acostumbra cocinar cierto tipo de carnes -sobre todo las ofrendas rituales- en hornos de
tierra que llevan el nombre de pib: el procedimiento consiste en cavar un rectangulo de aproximadamente
medio metro de profundidad con un metro y medio de cada lado. Se recolecta leña para colocarla al interior
de este y formar una especie de horno. Cuando las brazas están al rojo vivo se dejan de avivar, y la carne que
se cocinará se marina generalmente con axiote, sal, y demás especias, y por último se envuelve en hojas de
plátano. Una vez bien envuelta la carne, se coloca sobre el carbón caliente y se tapa con hojas de plátano y
boob; se avienta un poco más de tierra con el fin de guardar el calor. La carne se cocina en un lapso de dos
horas, aunque constantemente se esta revisando.
495
Acorde nuestra disertación de maestría, el H´men es “el sabio, el que sabe o entiende. Son personajes con
un carisma especial, pues la gente los reconoce por sus virtudes de tratar afecciones de cualquier índole. Su
relación con el ecosistema es muy estrecha, solicitando así sus servicios para ejecutar rituales de manutención
del cosmos, como las misas milperas, waaji kool (ceremonia de primicia de la milpa), Ch´a Chaak (ceremonia
del culto al agua), Xchok (plantación del árbol), Meyaj Kool (rogación para trabajar en la milpa), Hanal Pixan
(comida para las almas), U hanli chaco´ob (ceremonia para alimentar a los chaques), Jaats´paach (ceremonia
para ahuyentar a los malos vientos). Muchos de ellos fungen también como sacerdotes en las iglesias mayas.”
Sánchez Aroche, “1.1 Los especialistas rituales y su función en la zona de Los Chunes”, Cambiando para
permanecer, 26.
300
Villa Rojas enuncia que Las Santísimas albergadas al interior del centro ceremonial
recibían asimismo ofrendas constituidas principalmente de comida (tortillas endulzadas con
miel (oxdias), caldo de pepita (kol), trece yal uah (tamales), carne cocinada). Por tratarse de
una ocasión especial, el altar debía decorarse: los miembros de la guardia construyeron un
arco formado por enredaderas y ramas de albahaca. Una vez decorado, se colocaba el
convite, las oxdias -las cuales eran envueltas en un paño blanco con una ramilla de albahaca-
y al lado de estas se ponían cinco velas blancas y tres velas negras adornadas también con
dicha planta. A la entrada del poblado se encontraban dos Cruces, por ello, se les ofrecían
un plato de carne guisada y yal uah.
Por su parte, el H-men era quien organizaba el altar dedicado a los yuntzilob: en cada
una de las esquinas y en la base de este debían colocarse dos tamales, veintidós platos de
carne cocida y junto a estas, trece calabazos con saca´. Debajo del altar se disponía un tipo
de abrevadero que contenía kol y sobre este se colocaban pezuñas del venado, ya que la
carne guisada provenía de este animal. Junto a la mesa ritual se colgaba una especie de
bolsa o saco (sabucan), y dentro de este se introducían dos tamales y un platillo de carne.
El ritualista comentó a Villa Rojas que las dádivas eran asimismo ofrecidas a cada uno de los
dioses de la lluvia y el bolso con alimento era una pequeña ofrenda a los vientos que llevaba
el nombre de hol-che.
Una vez entregadas las dádivas, los habitantes del poblado ingresaron al recinto
ceremonial para iniciar los rezos y plegarias: todos los feligreses permanecieron hincados y
descalzos; la guardia del santo se colocó frente a La Gloria, y las mujeres, niños y ancianos
se distribuyeron en la sala pública de la iglesia. Durante el rezo se quemaba lavanda y
romero en una especie de platones ubicados en el altar; en la mesa ceremonial dedicada a
los yuntzilob ardía copal (pom), el cual se apostó sobre cortezas de plátano.
El H-men se encargó de dirigir las oraciones tanto en maya como en español a las
potencias de la naturaleza y a la Trinidad496; posteriormente, continuó con la siguiente
496
Durante el rezo, Villa Rojas anotó los nombres de las deidades invocadas, quienes eran: Dios Yumbil, Dios
Mehenbil, Dios Espíritu Santo, Hermosa Señora Kanleox, Hermosa Señora Magdalena, Hermosa Señora
Verónica, Hermosa Señora Guadalupe, Señor Zaztunchac del Este, Papatun Verde, Papatun Rojo, Papatun
Amarillo, Papatun Negro, Torbellinos de Fuego, Mizencaanchaac, Ah Thoxoncaanchaac, San Miguel Arcangel,
Boloncaanchaac, Lelemcaanchaac, Hohopcaanchaac. A este conjunto los llamaba Protectores de las tierras
301
fértiles, Protectores de los bosques, Protectores del territorio. Villa Rojas, “Appendix A. Text of Maya Prayers
Recited in the Okotbatam Ceremony”, The Maya, 159.
497
Acorde a Villa Rojas, los sitios con cavidades hídricas invocadas eran: San Antonio, Komo, Marco Dzonot, X-
Kalak-Dzonot, Ocontun, Num, X-Cacal, Bohchen, Chun-ox, Señor, Chanchen. Villa Rojas, “Appendix A. Text of
Maya Prayers Recited in the Okotbatam Ceremony”, The Maya, 159.
498
Villa Rojas, “The Okotbatam”, The Maya, 113-115.
302
499
Villa Rojas, “The Prayer of the Milpa”, The Maya, 115-117.
303
A través de este sistema, el milpero podía conocer el clima y tiempo del año; a la par
de este pronóstico es esencial destacar el conocimiento que debía tener acerca de los
distintos tipos de tierra, ya que este procedimiento le facilitaría elegir el terreno a cultivar.
Inicialmente, debía localizar ek-luum (tierra negra), pues era más fértil que la tierra roja
(´kan-luum). Bartolomé proporciona asimismo una clasificación de los terrenos de cultivo,
siendo el primero de estos el chakben, tierra virgen que no tiene antecedentes de
plantaciones ni cultivos. Por considerársele pura, necesitaba de la tumba y quema, por lo
tanto, se ejecutaban en ella mayor cantidad de rituales. A continuación, seguía la sa´ka,
500
Bartolomé, Miguel Alberto y Alicia Mabel Barabas, “IV. Los herederos de los itzáes. El mundo del maíz”, La
Resistencia maya: relaciones interétnicas en el oriente de la peninsula de yucatán, Colección científica 53,
Etnología (México: Centro Regional del Sureste, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1977), 64.
501
Bartolomé y Barabas, “IV. El ciclo agrario”, La Resistencia maya, 65.
304
tierras que un año antes habían sido vírgenes (chakben); el tercer tipo era denominada
hubche´ y, la cuarta era conocida como pok´che´, a la que dejaban reposar hasta que se
cubría de monte (lapso aproximado de cinco a diez años502). A través de esta partición
territorial, se protegía el ecosistema edafológico y la vegetación de este (Figura 27).
Figura 27. Selección de los suelos y quema de la milpa, Los Chunes, Quintana Roo. Fotografía de Daniela
Sánchez Aroche.
502
Bartolomé y Barabas, “El cultivo”, La Resistencia maya, 67.
503
Un mecate equivale a 400 m2.
305
desmontar el sitio con el corte de pequeños arbustos y matorrales con un machete, luego
derribaba los árboles y cuidaba que los tocones504 no sobrepasasen el metro.
Una vez abierta la brecha que rodeaba a la milpa, se daba inicio a la quema, en donde
el viento y el humo eran elementos de suma importancia, pues el primero (kakal mozon ik)
aviaba las llamas, mientras que el segundo ayudaba a formar nubes, productoras de
temporales. Junto con las lluvias venía la siembra: el instrumento con el que perforaban la
tierra para colocar los granos era conocido como xul y la talega para guardar los granos
llevaba el nombre de sabucan.
Durante el desarrollo de la milpa, el milpero se dedicaba a mantenerla libre de
hierbas que pudiesen obstaculizar su crecimiento; para que esta pudiera crecer de manera
adecuada, algunos campesinos acostumbraban a cantarle, pues la percibían como un niñito:
Un Santo Niño. Por eso se reunieron todos los pájaros para elegir quién
cantaría al Santo Maíz. Dios juntó a todos los pájaros de hermosos plumajes
dentro de una casa para enseñarles a cantar al niño (maíz).
El x-kok sí escuchó lo que enseñaban y él aprendió. Ningún otro aprendió el
canto, sólo el x-kok lo aprendió. Por eso cada año el x-kok canta a la kol
(milpa). Cada diferente año le canta a la milpa, cada año es así505…
504
Parte del tronco de un árbol que queda unida a la raíz cuando lo cortan por el pie.
505
Relato grabado por Bartolomé y Barabas en Chan Chen, Quintana Roo, “El cultivo”, La Resistencia maya,
68.
306
oferente principal se reunían los participantes, quienes llevaban algún bien (gallinas, maíz,
dinero) para preparar los alimentos que serían ofrendados.
La selva era el escenario de dicho ceremonial por lo que, el H-men señalaba el lugar
propicio para su ejecución, lo limpiaba y santiguaba con hojas de pokolche´ o sinanche´
(hierbas olorosas); con la ayuda de un saastún506, detectaba si había “malos aires” en el
espacio seleccionado. A la mañana siguiente, rezaba y preparaba asimismo balché507
mientras las mujeres del pueblo preparaban el convite. En el sitio se edificaba un altar en
donde se colocaban inicialmente jícaras con balché.
Acto seguido, el especialista escogía de entre los asistentes a los que representarían
al trueno, relámpago, viento, y a los cuatro puntos cardinales (bacabes), quienes rodeaban
a los observantes a través de un cuadrado. Como esta ceremonia tenía como objetivo
invocar a los señores de las aguas, diversos componentes acuáticos debían representarse,
uno de ellos, los chaco´ob. Niños de entre 4 a 8 años interpretaban a estas entidades: se les
amarraba a las cuatro bases del altar y, cuando el H-men lo indicaba, croaban como ranas
para solicitar agua.
El ritual concluía aproximadamente después de treinta minutos, tiempo en el que
tanto las potencias hídricas como los asistentes, comían y bebían las dádivas alimenticias y
líquidas. Posteriormente, se esperaba que comenzara a llover508. Si bien el Ch´a Chaac se
practicaba anualmente en numerosos lugares de Yucatán, en el centro oriente de Quintana
Roo dicha celebración era fundamental, pues los pozos naturales (cenotes) debían contener
suficiente líquido vital tanto para la supervivencia de los macehualo´ob como para el agrado
de las deidades, habitantes de cavidades acuáticas.
506
Especie de piedra transparente utilizada para observar a las entidades anímicas.
507
Bebida fermentada elaborada con agua de cenote, corteza de árbol de balché y miel. Sánchez Aroche
Daniela, “Con el diablo adentro. El consumo medicinal y ritual del balche´ entre los mayas de Yucatán visto
desde una perspectiva etnohistórica”, Historia 2.0, Conocimiento Histórico en Clave Digital, Año V, Número
10, Diciembre de 2015, 41-54.
http://historiaabierta.org/historia2.0/index.php/revista/article/view/201004/142.
508
Bartolomé y Barabas, “El cultivo”, La Resistencia maya, 68.
307
Como lo señala Bartolomé, los temporales eran indispensables para la vida del
macehual, por ello, clasificaron las lluvias de acuerdo con sus efectos positivos o negativos
para actividades agrícolas; algunas de ellas eran percibidas como portadoras de
enfermedades: las lluvias matutinas provenientes del Este eran denominadas lakin-ha (agua
del Este), y eran sumamente preciadas por dejar las matas verdes y ayudar al crecimiento
del maíz blanco. Las choko-ha (agua caliente) eran consideradas malas, ya que dañaban las
plantas al dejarlas de un color rojizo (chak-le): usualmente, estas precipitaciones llegaban
de noche y, se creía que eran castigos divinos hacia el grupo. Del norte llegaba otro tipo de
lluvia nociva, la sabak-ha, la cual dejaba las mazorcas de elote ennegrecidas. La kan-kabu-
ha provenía del norte y tras su paso, la vegetación enfermaba y las hojas se tornaban
amarillas509.
Bajo la concepción temporal del maya, las expresiones rituales pueden ser vistas
como re interpretaciones de actos pretéritos que se repetirán cíclicamente, pues
recordemos que, para los mayas, el pasado se repetía constantemente y el presente era un
reflejo de éste. La región oriental por considerársele inhóspita e insalubre fue hogar de
indígenas rebeldes que, no olvidaron las costumbres religiosas de sus antepasados las
cuales, fueron practicadas junto con los ritos y ceremoniales cristianos, entendidos a partir
de los principios de su propia cosmovisión.
Como lo mencionamos, los mayas del oriente en un acto de contra hegemonía,
interpretaron y acataron el dogma, liturgia y praxis cristiana bajo su dominio lingüístico,
pero, sobre todo, bajo su esquema cognitivo, en el cual, había cabida tanto para los señores
de la naturaleza como también, para los santos y vírgenes. Si bien enfocamos nuestro
análisis en la descripción de rituales celebrados en el medio natural, es momento de
ordenar y presentar los registros de otros observantes, quienes dejaron evidencias
documentales de festividades realizadas en honor a Las Santísimas Cruces y a La Virgen de
la Concepción y Santa María de Guadalupe.
509
Bartolomé y Barabas, “El cultivo”, La Resistencia maya, 69.
308
Figura 28. Demarcaciones de los pueblos que conforman el paisaje ritual macehual, Carretera Tihosuco-
Xcabil, Quintana Roo. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
309
510
En palabras de Villa Rojas, el matan es un término que refiere el acto de ofrendar o regalar, y era
comúnmente usado por los macehuales para referirse a las ofrendas alimenticias una vez concluidas ciertas
ceremonias, tanto paganas como católicas, públicas o privadas. Villa Rojas, “XII. Catholic Ritual and Fiestas.
Rituals and Prayers”, The Maya, 118.
511
Específicamente en esta ceremonia, el convite es entendido como la comida dedicada a todos los jefes de
varias compañías.
512
Villa Rojas, “Subtribal Fiestas in the Shrine Village”, The Maya, 125-126.
311
513
Broda, Johanna, “Cosmovisión como proceso histórico. El estudio comparativo del calendario anual de
fiestas indígenas en Mesoamérica y Los Andes”, Cosmovisión mesoamericana, 179.
514
Bartolomé y Barabas, “IV. La integración cosmológica”, La Resistencia maya, 74.
312
515
Good, Catharine, “Las cosmovisiones, la historia”, Cosmovisión mesoamericana, 150-151.
516
Sullivan, Paul, “5. Tratamiento regio” Conversaciones inconclusas, 122.
313
geográfica); sin embargo, la devoción a figuras santorales fue un fenómeno que se extendió
hasta las zonas más lejanas de la península, incluida la costa oriental.
El ejemplo más evidente de procesos de readaptación creativa dentro del ámbito
religioso es sin duda el culto a Las Santísimas, cuya estructura organizacional tiene como
personajes centrales a Las Santas Cruces, a Hahal Dios, Jesucristo, Espíritu Santo y una
esfera divina compuesta por santos y vírgenes que compartían junto con estas divinidades
el espacio sacro. En líneas anteriores subrayamos la importancia dada no sólo a estas
entidades sino también a los entes guardianes de las cavidades kársticas y de la selva
perennifolia; estas dos agrupaciones en principio antagónicas fueron colocadas en una
misma posición por el hecho de proteger y custodiar al grupo humano.
En este apartado describiremos las festividades en torno a la Santísima Virgen de la
Concepción, figura emblemática dentro del sistema de creencias macehualo´ob; su
celebración coincidía con la cosecha de maíz de ciclo largo y con el inicio de la tumba siendo
esta una de las causas por las que su fiesta se colocaba como una de las principales dentro
del paisaje ritual macehual. Los estudios historiográficos serán las fuentes documentales
por analizar, pues uno de los objetivos particulares es describir la festividad en el transcurso
del siglo XX.
Nuevamente Alfonso Villa Rojas brinda un registro etnográfico detallado acerca de
dicha conmemoración celebrada en 1936 en XCacal Guardia: si bien el día ocho de
diciembre correspondía celebrar a la Virgen de la Concepción, el retraso en la cosecha
provocó que la festividad se retrasara hasta febrero. Pese a la pobreza de los pueblos
circundantes, la fiesta contó con todo lo necesario y hasta con invitados distinguidos entre
los que se encontraban Villa Rojas, Morley y sus respectivas esposas, la asistente personal
de Morley, Helga Larsen y Pedro Castillo, quienes participaron activamente en los ritos. Los
preparativos comenzaban como tal una semana antes, cuando se celebraba una misa y
novenas diarias en el centro ceremonial del sitio.
El ciclo festivo iniciaba con misas oficiadas a la media noche, en el espacio público a
las afueras del recinto, la banda de músicos (dos violines, dos baterías, y una corneta)
tocaba ceremoniosamente. El sumo sacerdote se encontraba al interior de la iglesia, la cual
314
estaba decorada con papeles y listones de colores al igual que la mesa del altar; gran
cantidad de velas iluminaban el espacio sagrado. El Nohoch era encargado de dirigir el
Rosario y distribuir a los asistentes atole una vez que el rezo terminara; los moradores se
preparaban para asistir al baile conocido como vaquería, el cual duraba hasta el amanecer.
Cuando el sol comenzaba a aparecer se llevó a cabo la ceremonia de la plantación del árbol
de ceiba en el centro de la plaza del pueblo. Villa Rojas señala las dificultades para localizar
una ceiba, por lo tanto, la compañía local optó por utilizar un árbol de chicozapote.
Mientras las mujeres se encontraban atareadas en el nixtamal y los niños corrían
frenéticamente por todo el pueblo, los jefes principales se apresuraban a escribir los roles
a interpretar por algunos de los pobladores. Cabe destacar que estas actuaciones
correspondían a los cargos principales al interior de las haciendas yucatecas del siglo XIX -
dueño de la Hacienda, su esposa, su hijo, su hija, el primer mayordomo, segundo
mayordomo y su esposa, primer caporal y su esposa, segundo caporal y su esposa, siete
vaqueros, cinco vaqueras, primer porquero y su esposa, segundo porquero y su esposa- y,
el objetivo de interpretarlos era mantener el orden y tener una participación activa durante
la duración de la festividad.
La ceiba fue llevada en hombros por los vaqueros y detrás de ellos estaban los dos
maestros cantores, quienes portaban una vela en una mano y en la otra, una campanilla
que sonaba cada que entonaban los himnos Alabar a Dios y el Gloria. Los músicos
armonizaban los cánticos y el lanzamiento de cohetes anunciaba el punto culminante del
ritual: los peregrinos dieron dos vueltas a la plaza, formando un círculo alrededor del sitio
en donde plantarían el árbol. Al levantarlo, subió a su copa un hombre que interpretaba al
pisote o coatí, éste llevaba consigo semillas de calabaza que lanzó al aire para indicar, según
Villa Rojas, que el árbol había florecido. En ambos brazos llevaba colgados camotes y
calabazas cuyo significado puede ser entendido como la abundancia de frutos; al terminar
el acto, la música comenzó a sonar y algunos asistentes comenzaron a bailar.
Tal como en los rituales dedicados a potencias de la naturaleza y a Las Santísimas
Cruces, la distribución de trabajo y la preparación de alimentos fueron descritos de forma
similar: las ofrendas estaban compuestas por atoles con la diferencia de que para esta
315
ocasión se sacrificaron cuatro cerdos cuyas cabezas y piernas fueron separadas para
preparar el relleno del siguiente día. La carne y la piel fueron destinados para la elaboración
del guiso tzahbil keken (puerco guisado con especias) y chicharrones.
Bajo la dirección de un especialista ritual conocido como kubmesa, los diputados
colocaron en la “mesa del santo” las siguientes ofrendas alimenticias: diez paquetes de
trece tortillas, tres platos con tzahbil keken, ocho calabazos pequeños del mismo guisado,
once jícaras con chicharrón, una taza de chocolate y dos paquetes de velas negras envueltas
en una tela roja. Los diputados se dirigieron con solemnidad al kubmesa y entonaron estas
palabras, “señor, aquí venimos a entregar lo prometido a la Virgen de la Concepción”.
Mediante una solemne procesión, Las Santas Cruces fueron llevadas al cuartel de los
oficiales, pues se les debía presentar asimismo los dones de alimento: plantas aromáticas y
música de comparsa anunciaban su bendita presencia. En la entrada se encontraban
arrodillados los diputados, sus mujeres, un caporal procedente de Tusik y el kubmesa, quien
repartió las dádivas entre estos. Los participantes se dirigieron hacia la iglesia para colocar
la ofrenda en La Gloria, posteriormente, el Nohoch Tata y dos acólitos procedieron a oficiar
una misa en honor a las Divinidades; piezas musicales sacras armonizaban el acto.
Al terminar, los asistentes regresaron al cuartel y la comida ritual fue distribuida
entre todos los asistentes; cada familia y compañía se dispuso a descansar y prepararse para
el evento que se realizaría en la tarde: con ayuda de los músicos, los pobladores eran
llamados para asistir a la vaquería, un baile tradicional compuesto por hombres y mujeres
elegantemente ataviados a la usanza maya. El vestido de ellas (huipil y fustán) era elaborado
con tela de algodón y, alrededor del cuello se bordaban imágenes de flores con diversas
técnicas de bordado. Cabe señalar que los cuellos se trazaban n forma cuadrangular y se
adornaban asimismo con encaje o bordadura blanca y sandalias del henequén o madera. El
traje de los varones estaba conformado por un blusón blanco de algodón, pantalones cortos
del mismo color, sandalias y sombrero de fibra de henequén y en la solapa de la camisa, un
pañuelo rojo.
316
Después de dos horas, el acto fue interrumpido para dar cabida a la ceremonia del
puckeyem (disolución del pozole517) en la cual, los bailarines prepararon pozol y bocadillos
de chaya518 con masa de semillas de calabaza (pepita); al terminar, llevaron lo preparado
junto con paquetes de tortillas al altar. Acto seguido, se celebró un pequeño matan en
donde solo participaron los jefes, vaqueras, vaqueros, y los personajes involucrados en la
fiesta.
Al día siguiente por la mañana, una de las compañías invitadas fue la encargada de
dedicar ofrendas alimenticias mediante una procesión a Hahal Dios y Dios Hijo; mientras se
ofrendaba el alimento, los maestros cantores entonaban el Te Deum acompañados por la
banda de música. Tal como en los ceremoniales descritos con anterioridad, al concluir el
acto, se procedió a distribuir la ofrenda. Por la tarde se organizaron dos vaquerías, un festín
exclusivo para las vaqueras y el capitán del cuartel, y un convite en honor a cada uno de los
dirigentes que asistieron.
Antes del anochecer, tanto los personajes distinguidos como los pobladores se
congregaron en un espacio cercano a la iglesia conocido como las galeras519 para presenciar
la corrida de toros. Antes del evento se construyeron una especie de gradas para el
descanso de los organizadores e invitados, quienes dieron previamente una vuelta al ruedo;
después de esto, se presentaron los toreros, los vaqueros y el toro, quien era un hombre
que portaba una estructura sobre de él, revestida con capas de piel de venado. Las
estocadas y cornadas eran solo actos chuscos para entretener a los espectadores. Tanto al
inicio como al final, se realizaron oraciones ante el altar de Las Santísimas.
Dos días antes de concluir la celebración de La Virgen de la Concepción, otra de las
compañías fue la responsable de presentar ofrendas de tzahbil keken, chicharrón y oxdias.
517
Al igual que en diversas regiones mayas, el pozole o pozol pueden ser descritos como bolas de masa de maíz
fermentadas que, al disolverse con agua, forman una bebida refrescante de color blanco. En algunas zonas se
le agrega granos de cacao o cáscaras de la misma semilla al igual que miel o azúcar para endulzarlo.
518
Planta comestible utilizada en toda la Península yucateca para preparar guisados, aguas y tamales. Su
nombre científico es Jatropha aconitifolia.
519
Villa Rojas menciona que las galeras no eran más que un “simple espacio delimitado por una cerca de
troncos a manera coso taurino”. Villa Rojas, Alfonso, “XII. Ceremonias y fiestas católicas. La fiesta del pueblo
santo”, Los elegidos de Dios (Etnografía de los Mayas de Quintana Roo), 1ª. Reimpresión (México: Instituto
Nacional Indigenista, 1987), 370.
317
Tanto la vaquería como la corrida de toros se realizaron como en días anteriores; por la
mañana, se llevaron a cabo las elecciones de personas y voluntarios que tendrían la
obligación de asistir y organizar las festividades el próximo año.
El antepenúltimo día, la guardia del Sargento Chan preparó el guiso de relleno para
dar a conocer la lista oficial de quienes organizarían la fiesta; antes de que anocheciera, una
vaquería anunciaba el inicio de la ceremonia u tzicil iglesia, en donde participaban
únicamente los jefes principales: el ceremonial consistía en un ritual practicado por estos,
quienes iban y regresaban de rodillas ante el altar con la finalidad de expiar sus pecados.
Al término de este, se llevó a cabo un convite y, a media noche se ejecutó el okoztah
pol (el baile de la cabeza de cochino). Muchas veces, los encargados de conseguirla no
podían costearla, por ende, se procedía a ofrecer un ramillete, el cual estaba hecho de una
pasta de pepita de calabaza mezclada con miel; a dicha masa se le daba forma de tortilla
gruesa, teniendo una ranura gruesa en el borde para asemejar el hocico del animal. En la
base se colocaban varas hechas con semillas y miel y se adornaba con cruces y aves hechos
de masa de maíz y pequeñas banderillas de papel de colores.
El ramillete era llevado al centro ceremonial para dedicarlo a Las Divinidades por
medio de un Rosario que, al concluir, daba lugar al baile. Los bailarines hacían una fila y
parados frente a Las Santísimas entonaban una canción en maya que decía, “Yo adoro a la
Divina Cruz porque, en sus santos brazos nos redimimos, con la sangre de nuestro Señor
Jesucristo”520.
El último día la fiesta terminaba con una procesión encabezada por las imágenes de
La Virgen de la Concepción, Jesucristo, Santa Custodia y una de Las Santas Cruces, detrás de
estas se encontraban los dirigentes, escribas, maestros cantores, las mujeres del pueblo, las
esposas de los diputados y los hombres, armados con rifles y machetes…
La Santa Procesión marchó lentamente en torno de la plazoleta en que están
el templo y el corredor, deteniéndose solamente ante cada una de las cuatro
cruces que circundan esos edificios. Al terminar cada parada se pasaba una
jícara de chocolate entre los presentes para que tomaran algunos tragos,
dejando otras nueve sobre el pedestal de La Cruz.
520
Villa Rojas, “Subtribal fiestas”, The Maya, 128-130.
318
521
Villa Rojas, “Ceremonias y fiestas”, Los elegidos, 373-374.
522
Bartolomé y Barabas, “La integración cosmológica”, La Resistencia maya, 71.
319
Después de la séptima década, una vez que Quintana Roo alcanzó la categoría de estado, la
gubernatura estatal echó a andar diversos proyectos económicos con la finalidad de
acrecentar y diversificar las actividades comerciales. Los quintanarroenses contaban con la
infraestructura necesaria para situarse a nivel nacional e internacional, como una región en
vías de desarrollo.
Durante el siglo XX, el grupo hegemónico del entonces territorio emprendió diversas
medidas entre las que destacan, la colonización de las zonas norte y sur, facilidades para el
establecimiento de pequeñas industrias, y mejoras de las comunicaciones y transportes con
la finalidad de demostrar la capacidad regenerativa y organizativa tanto de las autoridades
como de los habitantes.
Por su parte, los macehuales divididos en dos bandos, trataban de adaptarse a la
modernidad a través del negocio del chicle y tala de maderas preciosas, mientras que los
más radicales se adentraron a la selva con el deseo de mantener vigente el culto a Las
Santísimas y vivir acorde a la normatividad religiosa cruzo´ob. Paulatinamente, especialistas
mexicanos y extranjeros notaron la majestuosidad de los complejos arquitectónicos
precolombinos y decidieron emprender investigaciones arqueológicas y antropológicas con
el fin profundizar en el estudio de las culturas que se dieron a la tarea de construir tales
urbes. Muchos de los caminos que conducían a estas ruinas conectaban con pueblos santos,
320
por lo tanto, pese a su rotunda negativa de entablar relación con gente no maya, la
coexistencia con otros grupos culturales era irreversible.
La procedencia británica y norteamericana de ciertos arqueólogos les hizo creer que
estos habían llegado con el propósito de auxiliarlos en su lucha contra los mexicanos, pero,
sobre todo, consideraron que era tiempo de restablecer la lucha que había quedado
pendiente: su deseo de recuperar el territorio y expulsar definitivamente a los mexicanos
no estaba extinguido.
A través de distintos escritos y descripciones, pudimos notar la importancia del
ejercicio ritual para la preservación de elementos bióticos como también, la utilización de
oquedades acuáticas como centros propicios para la veneración de entidades anímicas y de
figuras santorales. Lejos de desaparecer, el paisaje ritual macehual experimentó nuevas
configuraciones territoriales, pues al fundarse poblados circundantes a los ya establecidos,
la devoción a Las Santas Cruces continuó durante las décadas restantes.
La tierra seguía siendo codiciada por compañías forestales que intentaban penetrar
los bosques centrales, cuya concesión era exclusiva de los macehuales. Paulatinamente, las
nuevas generaciones de mayas se inclinaban por salir de sus comunidades e incorporarse al
ámbito laboral capitalista; sin embargo, las festividades en torno a Las Santísimas
continuaron realizándose año con año, pues su organización y preparación mantenía la
cohesión e identidad grupal.
Si bien las actividades agropecuarias ganaban terreno dentro de la esfera comercial,
el turismo repuntaba y dejaba ganancias que lo ubicaban como la actividad económica más
redituable. En la actualidad, podemos observar las dinámicas sociales de los pueblos santos,
cuyos habitantes se desenvuelven en dos espacios ambivalentes: el tradicional y el
moderno.
En el presente apartado nos interesa exponer primeramente los principales hechos
históricos que acontecieron después de la séptima década del siglo XX y el impacto de estos
en el sistema cultural macehual. Posteriormente, presentaremos los resultados
etnográficos obtenidos en trabajo de campo en la zona de Los Chunes y en pueblos
circundantes; nos interesa puntualizar en los relatos y concepciones en torno a cuevas,
321
cenotes y en el ciclo festivo que gira alrededor de las iglesias mayas. Es necesario mencionar
que, si bien visitamos distintos lugares de la región centro Oriente, particularizaremos en
tres: Chumpón, Tulum y Felipe Carrillo Puerto.
La meticulosa investigación realizada por Antonio Higuera Bonfil acerca de la historia
estatal quintanarroense aporta datos de gran utilidad para comprender el contexto político
y social, ámbitos indispensables para adentrarnos al estudio de la dinámica religiosa
contemporánea. El trabajo etnográfico y el acercamiento lingüístico son herramientas
indispensables porque al emplearlas, pudimos aproximarnos desde una perspectiva
antropológica a las comunidades macehualo´ob que conforman Los Chunes523 como
también, a los pueblos de Tulum y Felipe Carrillo Puerto. No obstante, realizamos visitas a
Chancah Veracruz, Señor, Sabán, Tepich, Tihosuco, Tusik, Huay Max, e Xcabil con el objetivo
de reconocer la mayor cantidad de sitios que reconocen a Las Santísimas como Las Tres
Personas o Los Tres Cruces, Santos que protegen la región centro Oriente.
Las investigaciones geológicas y espeleológicas llevadas a cabo por instituciones
académicas como el Instituto Nacional de Antropología e Historia, The National Geography
Society, Universidad Nacional Autónoma de México, fueron consultadas con el propósito
de diagnosticar la actual relación del hombre con su medio ambiente, pero, en especial, con
las cavidades hídricas (cuevas inundadas, cenotes).
523
Región territorial configurada por los poblados de Chunyaxché, Chumpón, Chun On y Chun Yah.
322
María Morelos (José María Morelos); Lázaro Cárdenas (Kantunilkín); y Othón P. Blanco
(Chetumal)524.
La primera elección para gobernador se llevó a cabo el nueve de marzo de 1975, en
dicha contienda participaron dos partidos (PRI y PPS). El vencedor de esta votación fue el
candidato del Partido Revolucionario Institucional, Jesús Martínez Ross. Cada municipio
contaba con un presidente municipal, un ayuntamiento y un cabildo, teniendo este último
un alcalde, regidores y síndicos. Para 1975, el centro con mayor población se localizaba en
Chetumal, en donde la actividad económica principal era la industria agropecuaria.
Las primeras grandes inversiones se dieron dentro de los sectores forestal y
agropecuario (agricultura, ganadería, fruticultura, obras de irrigación) y se impulsó
asimismo el cultivo de caña de azúcar con 500 hectáreas525. Calles, manzanas, caminos y
carreteras fueron trazados gracias a levantamientos topográficos, lo cual facilitó las
conexiones terrestres con la zona oriente de Yucatán: de esta manera, el camino Xcan-Cobá
permitió la interconexión de los sitios de Tulum-Cobá y Chichén Itzá.
En materia demográfica, el proyecto de colonización continuaba en marcha y gracias
a ello se crearon cuatro nuevos ejidos y se organizaron los restantes para incrementar la
producción porcícola, avícola y frutícola. La educación obtuvo un impulso considerable,
pues destaca la creación de 23 centros de educación básica, una secundaria general en
Cancún, secundarias y bachilleratos técnicos.
Higuera plantea que, la inversión principal estaba destinada a la actividad turística,
ya que esta incrementó porcentualmente el Producto Interno Bruto estatal (56%), así como
la captación de divisas. El norte del estado (Cancún y Cozumel) fue la región escogida para
fomentar el turismo nacional e internacional: los primeros proyectos se centraron en la
costa -Xelhá, Akumal y Xcaret-; la oferta hotelera incrementó de 1975 a 1980 en un 347%,
524
Higuera Bonfil, Antonio, “IX. Los polos extremos del estado”, Quintana Roo. Historia breve, Lorena Careaga
Viliesid y Antonio Higuera Bonfil, Sección de Obras de Historia, Fideicomiso Historia de las Américas, Serie
Historia Breves, Dirección académica editorial: Alicia Hernández Chávez, Coordinación editorial: Yovana
Celaya Nández, Segunda edición (México: El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo
de Cultura Económica, 2011), 219-230.
525
Higuera, “IX. El primer gobierno constitucional”, Quintana Roo, 231-232.
323
526
Higuera, “El primer gobierno”, Quintana Roo, 235.
527
Recordemos que la región sur facilitó desde la Guerra de Castas el intercambio y flujo de productos
procedentes de Centro y Sur América, Europa y Asia. Fue hasta los años setenta cuando se establecieron
autorizaciones para la importación de mercancías, pues estas pasaron de 350 millones de pesos a 16,000
millones entre 1981 y 1986. Higuera, “IX. La política se arraiga en el norte”, Quintana Roo, 237-238.
324
creó un octavo municipio (Solidaridad); por su parte, Cozumel perdió gran parte de su
territorio jurisdiccional.
Los sectores agrícolas, ganadero, industrial, así como la red de comunicaciones y
transportes se vieron asimismo beneficiados. El turismo continuó siendo la actividad más
redituable, por lo que se desarrollaron diversos proyectos entre los que destacan el
corredor Cancún-Tulum, el proyecto Mundo Maya, Playacar y Puerto Aventuras; Cozumel
logró posicionarse como un destino de cruceros internacionales528.
Si bien no hemos nombrado cronológicamente a los gobernadores de la entidad, nos
detendremos en este punto para describir de forma escueta el periodo constitucional que
ejerció uno de los personajes más controvertidos dentro de la historia quintanarroense:
Mario Villanueva Marín (1993-1999). Su gobernatura destacó por las múltiples acusaciones
en su contra respecto a posibles vínculos con grupos delictivos (narcotráfico) pero, sobre
todo, nos interesa resaltar el impulso dado a la cultura, en especial, al sistema de creencias
macehual.
De los logros alcanzados sobresale la instauración del Sistema Estatal de Áreas
Protegidas y el establecimiento de los ordenamientos ecológico-territoriales de lo que hoy
conocemos como Riviera Maya, el Sistema Lagunar Nichupté, el Corredor Costa Maya y su
área marina de influencia, Laguna Colombia. Los planes de apoyo a las comunidades
indígenas se reflejaron en la implementación del Programa Ecoarqueoturístico y en la firma
de la iniciativa del Gran Arrecife Mesoamericano Maya. Se certificaron y se otorgaron 226
títulos ejidales como también, se organizaron sociedades agro ganaderas (ejidatarios y
empresas privadas). La extracción de chicle fue una de las actividades que más destacaron
gracias a la participación de 46 cooperativas inscritas a la Federación de Chicleros y al Plan
Piloto Forestal.
Respecto al reconocimiento y ratificación del grupo maya macehual, en el año de
1998 se emitió una Ley de Derechos, Cultura y Organización Indígena del estado de
Quintana Roo, cuyo contenido expresaba el respeto y aceptación de dicha agrupación. Este
documento contenía esencialmente artículos en los cuales se reconocían, defendían y
528
Higuera, “El desarrollo turístico”, Quintana Roo, 240-241.
325
Los mayas del oriente nunca olvidarían las acciones emprendidas por Villanueva en
su favor, pues en la actualidad, la gente de edades más avanzadas recuerda las visitas del
gobernador por toda la zona de Los Chunes y la humildad, -haya sido falsa o verdadera- con
la que se presentaba ante estos. Todavía en estos días se puede escuchar a los más jóvenes
recitar los relatos de sus abuelos, quienes les contaron del júbilo en torno a las medidas
emprendidas por el ex gobernador y la majestuosa fiesta que se realizó en la antigua capital
rebelde, para ellos, Chan Santa Cruz.
A partir del año 2000 se emprendieron toda clase de proyectos turísticos y culturales
(Ribera del Río Hondo, Bahía de Chetumal, Chacchoben, Ruta de la Guerra de Castas, Othón
P. Blanco, Felipe Carrillo Puerto, Holbox, Chiquilá, Fuerte de San Felipe Bacalar), poniendo
mayor énfasis en la región meridional (Calderitas, Chetumal, Cocoyol).
Es vital mencionar que el nuevo siglo trajo consigo una diversificación en los cultivos,
pues se comenzaron a producir maíz, frijol, arroz, chile jalapeño, chile habanero, sandía,
tomate, sorgo, pepino, caña de azúcar, naranja, cocotero, papaya, plátano, piña, achiote y
529
http://cancun.gob.mx/transparencia/files/2011/09/cultural_ley019_L0819980731.pdf.
326
530
Higuera, “Continúa el desarrollo desde el sur”, Quintana Roo, 245-247.
531
Benavides Rosales, Antonio, “Primera parte: Marco conceptual y teórico conceptual. La urbanización de las
costas y paisajes rurales en México”, Estrategias para la protección del patrimonio cultural y natural de la
península de Yucatán ante el avance de los desarrollos turísticos premium. Tesis para optar por el grado de
Doctor en Estudios Mesoamericanos, 2014, 19.
http://www.ciencianueva.unam.mx/handle/123456789/113.
327
Dicho proyecto está dirigido a un cierto tipo de compradores, cuyo poder adquisitivo
rebasa por mucho los estándares de un trabajador mexicano promedio: europeos y
norteamericanos son los principales agentes de compra, pues el concepto vende la idea de
“reencontrarse con la naturaleza en un sofisticado y místico paraíso maya533”. El desarrollo
de éste y otros proyectos turísticos provocaron un aumento de población no maya, quienes,
atraídos por la idea de un turismo internacional con mayor solvencia económica, han decido
asentarse en uno de los considerados pueblos santos macehualo´ob. Esta fue una de las
causas principales por las cuales, en marzo del 2008 el gobierno de González Canto decretó
la creación de un noveno municipio, Tulum, cuya jurisdicción fue separada de Solidaridad.
No obstante, del 2012 hasta la fecha, diversas instituciones académicas han tratado
de contribuir con el conocimiento del medio natural quintanarroense, en particular, el
Instituto Nacional de Antropología e Historia, quien en ese año fundó el Museo Maya de
Cancún, recinto que tiene como objetivo principal conservar y exhibir tanto las colecciones
de vestigios arqueológicos, como también, los aspectos generales que configuran la cultura
maya en general. Tanto los resultados de Carmen Rojas Sandoval como de Guillermo de
Anda Alanis proponen nuevas vetas de investigación inter relacionadas con cenotes: gracias
a la primera sabemos de la diversidad restos óseos localizados en el Cenote de las Calaveras;
por ello Rojas Sandoval propone que los cenotes pueden ser considerados como cámaras
funerarias naturales534.
532
Benavides Rosales, “Capítulo 1. Tulum, el caso Maya Zamá y la apropiación patrimonial en la Riviera Maya.
1.2 El Desarrollo Maya Zamá”, Estrategias para la protección, 29-33.
533
http://aldeazama.com.
534
La maestra Rojas Sandoval formula en su escrito titulado Cementerios acuáticos mayas la importancia de
estas oquedades desde la antropología y arqueología de la muerte.
http://consejoarqueologia.inah.gob.mx/wp-content/uploads/cementeriosacuaticosmayas.pdf.
328
535
https://granacuiferomaya.com.
536
Podemos destacar los avances que anualmente han presentado los proyectos Cementerios Acuáticos
Mayas, El Gran Acuífero Maya y Proyecto Arqueológico Subacuático Hoyo Negro.
329
5.4.2 Chumpón
Después de los años ochenta, el santo cah de Chumpón sufrió algunas transformaciones
respecto a su traza urbana pues se comenzaron a configurar calles que delimitaban
espacialmente las viviendas familiares (otoch). Como tal, las casas y el mismo centro
ceremonial seguían construyéndose bajo la usanza tradicional (techo de guano, paredes con
base de trenzado de bejuco y recubiertas con una mezcla de sascab y yeso), aunque la
537
http://www.quintanaroo.gob.mx/qroo/municipios-del-estado-de-quintana-roo. Revisado el día 03 de
enero de 2018.
330
estas con el fin de revisar las hojas de las plantas, los tipos de tierra, rocas y sedimentos, los
animales y sobre todo, los cielos y la puesta de sol. Estas visitas se hacían cada tres días y
en cada uno de estos periodos los ancianos trataban de percibir a través de sus distintos
sentidos, la más mínima alteración.
Durante todo el primer mes, algunos campesinos comienzan a recorrer la milpa
mientras entonaban rezos como el Padre Nuestro y Ave María, pues es importante que los
señores del monte escuchen la voz de los oferentes, pues con estos entablarán durante un
ciclo, relaciones de reciprocidad. En algunos poblados aledaños a Chumpón como, por
ejemplo, Tres Reyes, se realizan grandes festines por ser estos sus santos patronos (5 al 12
de enero). Numerosos visitantes llegan a este lugar, procedentes en su mayoría de Los
Chunes con el deseo de solicitar a esta protección para los más pequeños del hogar.
Febrero y marzo son meses en los cuales se escoge la tierra (sa´ka, hubché o pok´che)
y se llevan a cabo los primeros rituales de dedicación a los Balam col, Yumtzilo´ob y a los Ku
kax, quienes pueden ser entendidos como los guardianes del pueblo y de los árboles. Al
siguiente mes, se ofrecen matanes en casa de algún milpero si es que éste o algún allegado
experimentan momentos difíciles (enfermedades físicas o anímicas, carencias económicas,
adversidades laborales). Muchos de los campesinos son asimismo cazadores y junto con las
ofrendas presentadas a los señores del monte, presentan dádivas a los dueños de los
venados (Zip) y plegarias dirigidas a San Sebastián y a San Miguel Arcángel.
En mayo se efectúa la fiesta principal en honor a Los Tres Cruces, los santos patronos
de Chumpón, Tixcacal Guardia Y Chancah Veracruz; es importante remarcar el hecho de que
estas Divinidades son reconocidas en otros sitios bajo distintos nombres, pues al pasar por
Felipe Carrillo Puerto y Tuzik notamos que la designan como Santa Cruz y, en Señor, se rinde
homenaje a Las Santas Cruces.
Al visitar los poblados de Tepich, Uaymax, Saban y Sacalaca y cuestionarles por qué
denominan a Las Cruces con diferentes nombres, nos mencionaron que es principalmente
por las pugnas actuales entre los miembros de las iglesias, pues los de Tulum, Chumpón y
Tixcacal están disgustados con los del recinto de Felipe Carrillo Puerto pues consideran que
332
estos últimos no saben respetar los principios normativos que dictó La Santísima Cruz
Madre y narran a cualquiera historias que sólo los macehuales deben conocer.
Estas historias se refieren a las nociones de su origen y a denominaciones muy
particulares gentilicias: el nieto de uno de los sobadores y hierberos más importantes de
Los Chunes por accidente comentó que ellos eran waka kam´en; cuando Don Urbano
escuchó la entonación de estas palabras, le solicitó que fuera y trajera agua. Cuando al
preguntarle del significado de esta oración, decidió cambiar radicalmente de tema.
Los miembros de la iglesia maya de los tres primeros colocaron énfasis en el hecho
de ser verdaderos santos caho´ob, por ende, esta denominación los mantiene unidos bajo
el mismo fin: proteger a Los Tres Cruces, entidades asexuales descendientes de las
Santísimas Cruces, cuya madera o cuerpo sirvió para concebirlas. El tratamiento dado a Los
Tres Cruces es sumamente especial, pues para los macehuales son Santas Personas que
todo lo ven, todo lo oyen, todo lo saben: poseen además cualidades supra humanas puesto
que son los mediadores entre Hahal Dios, la esfera divina y los hombres.
Cuando alguien habla de Los Tres Cruces lo hace con suma devoción y respeto y se
le exige a los visitantes y peregrinos expresarse de ellos con la misma sumisión que sus
fieles. Esta es una de las fiestas más transcendentales y, por ende, la asistencia de agentes
externos alarma a la actual guardia, quienes cumplen su labor de mantener el orden y
normatividad social, por esta razón es una ofensa intentar tocar o fotografiar a Los Tres
Cruces, quienes son vigilados en todo momento por cabos, sargentos y tenientes.
Dos semanas antes de la fecha establecida, tanto el Nohoch tata como los miembros
de más alta categoría se dan a la tarea de embellecer a Los Tres Cruces, revisar que su
cuerpo no tenga algún daño severo y que sus ropas -denominados Nok, sudarios de La Cruz-
estén limpias e impecables para su conmemoración. Ciertos antropólogos afirman que son
huipiles y fustanes, sin embargo, el carácter asexual de estas Divinidades debe ser recalcado
por características especiales de la vestimenta, por ello, el Nok presenta una hendidura en
forma de V, pues con dicha peculiaridad se establece su cualidad de vivo. Tal como
Jesucristo murió en la Cruz, Los Tres Cruces renacen el Domingo de Resurección, siendo este
momento el indicado para ultimar los detalles de su celebración.
333
El día dos de mayo por la tarde se presentan los visitantes y peregrinos, quienes son
recibidos y conducidos a la casa del encargado principal (en la actualidad, el cargo de
diputado ha desaparecido) con la finalidad de descansar y recibir alimento para el magno
evento. Oficiales de otros poblados y sus familias son recibidos en la iglesia y llevados a la
casa de estos y al cuartel general, ubicado dentro de los límites del recinto sagrado.
El Centro Ceremonial se ubica a un costado de la plaza principal en donde yace un
árbol de copal (Pom) (Figura 29), cuya figura representa la fundación del pueblo que, en
tiempos antiguos era conocido como Paraíso Terrenal. Al solicitarles que relataran este
hecho, mencionaron que, en tiempos de guerra, un grupo de soldados vagaban por el
monte con la consigna de localizar un espacio idóneo para instaurar un campamento.
Figura 29. El árbol fundador, Chumpón, Los Chunes, Quintana Roo. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
334
relleno negro, -especie de caldo elaborado con diversas especias, (comillo, albahaca,
pimienta, orégano) pollo, pavo, trozos de carne de cerdo, tomate, cebolla, ajo, chile
habanero- tamales (wah) y polcanes de pollo guisados con axiote, caldo de pepita molida
con piezas de gallina (kol), atole nuevo salado y dulce, sacá, caldo de frijol con makal
(especie de yuca silvestre), kilos de tortillas, cerveza y aguardiente local. Algunas personas
presentan ofrendas de fruta, velas y flores al pie del árbol de pom que engalana el centro
de Chumpón. La festividad finaliza en la tarde, cuando se realiza la corrida de toros.
Junio y Julio son meses en los cuales se practican ceremonias individuales milperas
y rituales colectivos como el Ch´a Chaac que tiene como objetivo solicitar buenos
temporales que ayuden a regar las sementeras a través de la presentación de un altar en
honor a Chaac, los Chaco´ob y San Miguel Arcángel. Paquetes de tortillas, bebidas como el
sacá, el balché y atoles y caldo de pepita con piezas de venado, fueron algunas de las dádivas
preparadas para su agrado.
El rol de las mujeres es fundamental pues se comenta que si la comida no es
preparada como es debido, esto es, con las porciones correctas de sal, especias y si no tiene
el punto exacto de cocción, las Divinidades loas rechazan y, para mostrar su desagrado,
envían calamidades y males al pueblo entero. Durante este ritual, hay una división espacial
entre hombres y mujeres y a estas se les prohíbe acercarse al punto de acción: si alguna
desobedece, el H´men, quien es el encargado de oficiarlo, tiene todo el derecho de
reprimirla por medio de varazos. Antes de iniciar, las féminas se congregan en el área donde
se encuentre el koben (fogón principal de la casa) y entonan el Padre Nuestro, Ave María y
Salve en maya antes de comenzar con el procedimiento de preparación de alimentos.
De agosto a octubre los campesinos realizan ceremoniales individuales en los que
básicamente ofrendan jícaras de sacá, tortillas y carne con kol. Algunos de estos gustan de
celebrar matanes con sus familiares y vecinos. Gracias al permiso que Doña Emilia Angulo
nos otorgó, pudimos presenciar diversos matanes anuales en donde se distribuye
básicamente relleno negro, atole dulce y salado, bizcochitos, café, tamales (pollo), kol con
carne de venado, por nombrar los guisados más representativos.
336
En noviembre se lleva a cabo el festejo de Hanal Pixan (alimento para las ánimas),
en el cual, se conmemora la memoria de aquellos parientes que han dejado este plano y
que reposan bajo la sombra del Yaxche´: la festividad consiste en realizar matanes
colectivos desde el día 31 de octubre. Se prepara un altar con velas negras en honor a los
acaecidos adultos, y para los pequeños se presentan velas rojas, azules, verdes y amarillas,
se colocan flores de xpujuc e xté para conducirlos a los hogares de sus familias. El primero
de noviembre comienza a arribar las almas de los mayores y el segundo día, el alma de los
infantes: su visita dura todo el mes, por ello, es importante vigilar a los niños, pues su pixan
es aún volátil y presa fácil para aquellas ánimas atormentadas en vida.
Una medida para prevenir la muerte de los chiquillos es colocarles en cualquiera de
sus muñecas un hilo de color rojo con la finalidad de intimidar a potencias atormentadas
que buscan almas puras. Los alimentos elaborados para tal ocasión fueron relleno negro y
pibi pollo -especie de pan de tamal ya sea de pollo, gallina, o venado- como también atole
nuevo salado, café, chocolate y sacá. Los lugareños de Chumpón al igual que los habitantes
de distintos sitios de Los Chunes no acostumbran a visitar el cementerio ni las tumbas de
sus difuntos, pues dicen que rondan espíritus que pueden causarles enfermedades.
En diciembre se celebran a dos figuras santorales de gran envergadura: La Santa
Virgen de la Concepción y La Santísima Virgen de Guadalupe. Del ocho al doce de diciembre
se realizan misas, novenarios, convites y matanes con la finalidad de conmemorar a estas
santas figuras. Es importante destacar que en Chumpón existe ya un templo familiar en
honor a la Virgen de Guadalupe. La matriarca de dicho linaje es rezadora y profunda devota
a la Virgen Guadalupana, por ello, emprendió la construcción hace algunos años de un
templete y un altar con la figura de esta Divinidad y otras tres vírgenes más, cuya escultura
mantiene envuelta con paños que ella misma borda.
Esta celebración es fundamental porque, por una parte, preserva el sentido de
comunitas entre los moradores de Los Chunes y los habitantes de pueblos circundantes a
esta zona (Tixcacal Guardia, Chancah Veracruz, Señor, Tuzik, Xyatil, Tres Reyes, Chancah
Derrepente, Xpichil, Dzulá, Yaxley, Tepich) mediante la organización de una magna
peregrinación conformada por antorchistas de todos estos sitios. Los centros de peregrinaje
337
son escogidos anualmente por los organizadores, que, en su mayoría, son miembros activos
de alguna de las iglesias mayas.
Los peregrinos o antorchistas deben emprender el recorrido entre el siete y ocho de
diciembre con el fin de regresar en este caso a Chumpón el día once. Cuando los
antorchistas llegan, se les recibe con música de una comparsa y alimentos; previamente a
su degustación se realiza una Nohoch misa en el templo familiar guadalupano. Al terminar,
se realiza el ritual de baile de la cabeza de cochino en el cual participan únicamente varones,
quienes bailan alrededor del altar, llevando en brazos un ramillete con adornos de papel de
china y migajones de pan con miel.
Los integrantes de la iglesia maya de Chumpón continúan rigiéndose bajo la
normatividad del sistema de creencias cruzo´ob, pues comentan que han llegado curas,
pero, sobre todo franciscanos y monjas a solicitarles que permitan la construcción de
verdaderos recintos religiosos. Su negativa ha sido rotunda, pues su centro ceremonial es
la casa de Dios y las Santas figuras; cuando le pedimos al Nohoch tata que nos hablara de
las Divinidades que habitan en La Gloria hubo un silencio que por un momento nos hizo
pensar que esa era una pregunta que no tendría respuesta, pues el Sumo Padre guardó
silencio por varios minutos.
Al notar que aguardábamos su contestación, nos explicó en un tono muy bajo que
en el templo se encontraban Los Santos Tres Personas, quienes son los mediadores entre el
hombre y Hahal Dios. Las Santísimas cohabitan además con vírgenes y santos y, todos estos
en conjunto protegen al poblado en general. Cuando alguien quiere pedir un favor especial,
debe de llevar al menos una vela para ofrecerla; al encenderla y dedicarla, el Pontífice puede
diagnosticar a través de la intensidad de la flama si la súplica es sincera y si es que el
suplicante solicita con fervor y humildad ese favor.
Mientras nos despedíamos, le planteamos la interrogante del porqué el santuario
estaba en ese espacio, muy próximo al árbol de Pom; nos dijo en seguida que debajo de
esta especie arbórea se encontraba la entrada a una cueva. En sus entrañas existe un gran
cenote que es la fuente abastecedora principal de agua y como tal, por ser este un elemento
fundamental para la vida humana, los antiguos (gente que vivió en carne propia la Guerra
338
de Dios) decidieron edificar los primeros campamentos alrededor de dicho árbol. Una vez
que acordaron descender y explorar la cavidad, notaron que caminaban por debajo de la
selva, por ello, las iglesias mayas están además junto a árboles, pues estos denotan la
presencia de agua subterránea.
5.4.3 Tulum
Tal como lo enfatizamos, Tulum es ahora uno de los destinos turísticos más prósperos del
estado de Quintana Roo, pues sus variados ecosistemas acuáticos y terrestres atraen a miles
de turistas nacionales y extranjeros deseosos de practicar deportes extremos ya sea en el
mar o en las cavidades hídricas. En la actualidad, el Instituto Nacional de Antropología e
Historia cuenta con diversos sitios arqueológicos que complementan la sensación de
tranquilidad y aventura ofertada por la Secretaría de Turismo estatal.
Sin embargo, debemos recalcar una vez más la importancia natural y religiosa de
este poblado, el cual está conformado por un gran número de gente no maya que no posee
los conocimientos adecuados para cohabitar en determinado hábitat natural. Empero, los
descendientes de los macehualo´ob tratan de mantener su identidad a través del culto a
Las Santísimas, cuya normatividad marca una clara diferencia con el moderno templo
cristiano dedicado a la Santísima Virgen de Guadalupe.
Puede observarse claramente el grado de marginación y la falta de respeto de las
autoridades municipales, pues el centro ceremonial está localizado casi a las afueras del
pueblo: si bien el recinto ha sufrido restauraciones constructivas, lo cierto es que lo han
reubicado y su actual localización dista de posicionarse cerca de algún cuerpo o cavidad de
agua.
Durante nuestra estadía, notamos la presencia de numerosos fieles que acuden con
la esperanza de obtener alivio a sus pesares: para que Las Santísimas intercedan ante Hahal
Dios llevan velas blancas que son colocadas en una mesa con orificios en donde pueden
colocarlas en posición horizontal. Además de esta pequeña ofrenda, algunos se presentan
con flores, atole, o tamales caseros. Al interior de la iglesia macehual pudimos notar la
339
presencia del Nohoch sacerdote y el sargento de la iglesia quienes aún se encargan de oficiar
misas, novenas, bautizos, bodas por nombrar algunos servicios religiosos. Los miembros de
la guardia del santo mantienen vigente el contacto con los pueblos santos del centro,
especialmente con Chumpón; la ubicación geográfica actual de Tulum impide que se
realicen las festividades y rituales mencionados con anterioridad, por ello, los dignatarios
se reúnen con los de otros centros para establecer las futuras sedes de las celebraciones,
las cuales tratan de mantener lejos del ámbito turístico.
Como muchos devotos decidieron vivir en los terrenos periféricos al moderno
poblado, pudimos constatar que, al menos tres familias mantienen sus milpas cuidadas y
protegidas a partir de rezos y pequeñas ofrendas alimenticias y materiales (velas, flores,
plantas aromáticas, pom) llevadas a cabo por el grupo familiar.
El Nohoch sacerdote nos contó que, contrariamente a lo que pueda pensarse, los
moradores de Chumpón, Tixcacal Guardia, Xpichil, Xcatil, Señor, Yaxley y Chancah Veracruz
visitan su santo templo con el afán de hacer primicias, pues le piden a Hahal Dios y a Chaac
que envíen lluvia para tener buenas cosechas. Esta misma información puede ser
complementada con el espléndido trabajo de Landy Santana Rivas y Georgina Rosado
Rosado, antropólogas yucatecas que tuvieron la fortuna de conocer a profundidad y exhibir
los conocimientos de Don Moisés Chim, ex sacerdote de Tulum.
En los meses de marzo y octubre se realizan las celebraciones más importantes, una
dedicada a Las Santísimas y la otra en honor a Nuestra Señora del Rosario. Para los devotos
adscritos a la iglesia de Tulum, Las Santísimas son santos que poseen el don de la vida, pues
van y regresan de un santo cah a otro pues afirman que, desde la Guerra, unas personas
robaron al santo de Tulum y éste en un momento dado, va a regresar a su morada inicial
(Tulum).
Uno de los cabos del recinto sagrado nos relató que en los cenotes de la región
oriental habitan Chaac, los chaco´ob y los caballos que los transportan. Al realizarse el Ch´a
chaac se alimenta a este Señor divino, quien riega el mundo con su chu´ (jícara). Según este
personaje, en el mar se originan los vientos malignos y benignos llamados por los milperos
al momento de realizar el proceso de tumba, roza y quema en la milpa. Los guardianes de
340
los cenotes son los Lakaho´ob, Meh tan lu´um (dueño de la tierra) y Canaan Sayaab (dueño
del agua).
Como tal, el centro ceremonial maya de Tulum ha sufrido reconstrucciones en su
arquitectura, pues a partir de los programas de desarrollo fuimos testigos de la restauración
arquitectónica del santuario. Si bien señalamos que muchas de las fiestas se realizan en los
centros aledaños, durante los días en honor a Las Santísimas Cruces (3 de mayo), 8 y 12 de
diciembre (festejos dedicados a La Virgen de La Concepción y a La Santísima Virgen de
Guadalupe), se realizan chan misas “misas pequeñas” con la finalidad de conmemorar estas
fechas, aunque sea de forma menos elaborada.
Figura 30. El Nohoch Tata velando por Los Santísimos Tres Personas, Centro Ceremonial de Tulum, Quintana
Roo. Fotografía de Daniela Sánchez Aroche.
341
La ex capital rebelde conocida como Chan Santa Cruz es en la actualidad uno de los
municipios con más historia, pues recordemos que en este territorio se libraron cruentas
batallas, pero, sobre todo, se manifestó en una oquedad acuática por vez primera La Santa
Cruz. Después de ser devuelto el sitio a los macehualo´ob, un grupo de dirigentes y adeptos
a estos volvieron a habitarlo pese a la empatía de otras agrupaciones macehuales más
tradicionales.
Esta división se hizo cada vez más tajante pese a la construcción de una nueva iglesia
y la restauración de la estructura de guardia local; en el esquema mental de los pueblos
aledaños se formó un recelo en torno a este lugar y a sus líderes; empero, esta colectividad
se levantó y restituyó el sistema de creencias cruzo´ob, pues año con año celebran a su
Santa Cruz y a los Tres Reyes.
Si bien han tratado de distinguirse de los otros pueblos santos, lo cierto es que su
categoría de municipio influye en la diversidad de fieles y peregrinos, quienes anualmente
visitan a La Santa Cruz: para los de Carrillo Puerto, la fiesta comienza el 25 de abril, fecha
en la que visten y engalanan a La Santísima. Se prepara y adorna también la magna
construcción de piedra que alberga a esta Divinidad con papeles de colores, flores, velas,
pom y albahaca. El moderno recinto cuenta también con un cuartel general y un área que
funciona como rodeo.
Nuestra estadía fue sumamente enriquecedora pues llegamos un tres de mayo;
observamos la magnitud de la festividad, pues diversos medios de comunicación local
enviaron reporteros y periodistas a cubrir el evento. Tiendas de autoservicio, ganaderías
privadas, y hasta la propia iglesia cristiana participaban como patrocinadores; al caminar
entre una multitud notamos a un grupo de molestos campesinos que comentaban entre
ellos lo peligrosa que podía llegar a ser la situación, pues nunca se había solicitado la
intervención del cura del templo cristiano, pues en aquella ocasión se solicitó a este
personaje, bendecir el árbol a plantar.
342
Los milperos trataban de marcar una división entre ellos y los visitantes, por esta
razón durante el recorrido del árbol se colocaron al final; el monumental árbol tuvo que ser
cargado por más de 50 personas y, al ser imposible sostenerlo, los cargadores que llevaban
la copa lo dejaron soltar accidentalmente. Una anciana que iba a nuestro lado nos hizo un
gesto para que observáramos lo angustiados que se encontraban los oficiales de la guardia,
así como el representante de chiik´.
Era tal la cantidad de personas congregadas en el rodeo que se tuvo que pedir el
auxilio de la policía municipal con el fin de mantener el orden público; el momento crucial
llegó cuando el chiik´ tuvo que subir a la copa del árbol y perdió el control, cayendo y
fracturándose varias costillas. Cabe resaltar que los moradores de los distintos pueblos
santos no se integraron a esta celebración, pues aun en la actualidad continúan las
rivalidades.
Referencias bibliográficas:
Bartolomé y Barabas, 1977
Benavides Rosales, Antonio, 2014
Bloch, Maurice, 2005
Broda, Johanna, 2015
Careaga e Higuera, 2011
Careaga Viliesid, Lorena, 1990
Dachary y Arnaiz, 1992
De la Peña, Guillermo, 1992
Diccionario Maya Cordemex, 1980
Farriss, Nancy M., 2012
Fort, Odile, 1979
Good, Catharine, 2015
Higuera Bonfil, Antonio, 2011
Noriega, Cecilia, 1992
Pacheco Cruz, Santiago, 1934
Rojas Sandoval, Carmen, s/f
Redfield, Robert, 1941
Sánchez Aroche, Daniela, 2013, 2015
Sullivan, Paul, 1991
Villa Rojas, Alfonso, 1939, 1945, 1987
Zimmerman, Charlotte, 1965
343
CONCLUSIONES
El paisaje ritual de los mayas macehuales es, en términos geológicos, una gran planicie
kárstica conformada por rocas carbonatadas, yesos, calizas, entre otros elementos. Los
complejos procesos geológicos que datan de millones de años provocaron el desplome de
numerosos sedimentos que permitieron la formación de cuevas inundadas y cenotes.
Al comenzar a investigar e indagar primeramente en los presupuestos formulados
por Johanna Broda respecto al paisaje ritual, nos dimos cuenta de la necesidad de revisar
otros complementarios como cosmovisión, territorio, paisaje. Al analizarlos, decidimos
particularizar en el tipo de historia a utilizar, por ello dedujimos que era pertinente
acercarnos a los planteamientos de Fernand Braudel, seguidor de la Escuela de los Annales.
Sus planteamientos formulados nos parecieron justos para realizar una historia de tipo
diacrónico en la cual, se podía incluir documentación de diversas ramas tanto de las ciencias
sociales como de ciencias exactas, por ejemplo, la geología. Como lo vimos en la primera
parte, la metodología y los conceptos utilizados condujeron como tal a establecer un
método etnohistórico, entendido como el diálogo entre dos disciplinas especiales: la
historia y la antropología.
Como tal, no podemos afirmar que los primeros habitantes del territorio hayan sido
mayas, por ello, nos dimos a la tarea de establecer a partir de estudios arqueológicos el
desarrollo como tal de esta cultura y de los principios cosmogónicos y cosmológicos que la
configuran. Gracias a estos acercamientos pudimos identificar que la observación del medio
natural fue la base del establecimiento de la cosmovisión, en la cual, la naturaleza fue el
elemento clave, pues a través de la experimentación, el hombre pudo constituir una visión
del mundo articulada a esa realidad tangible.
Los primeros vestigios materiales indican que en la zona baja peninsular fue el
escenario de diversas expresiones que anteceden como tal lo que hoy los académicos
denominan civilización maya; en esta región se desarrolló la lengua y, por ende, los sistemas
semióticos. Al interior de cuevas y abrigos rocosos se encuentran registros de actividad
humana, trazados en las paredes, en estalagtitas y estalagmitas con el fin de expresar ideas
y nociones sobre acontecimientos ocurridos en el tiempo.
344
Los personajes de estas acciones eran grupos humanos que percibían el espacio que
los circundaba como un macrocosmos en donde cada ecosistema era visto como un
microcosmos; estos ámbitos no eran estáticos ni homogéneos, sino más bien eran
dinámicos y cambiaban temporalmente, por ello, fue necesario instaurar un calendario en
el cual se marcaran fechas de inicio y fin de un determinado periodo. En algunas oquedades
situadas en lo que hoy conocemos como Chiapas, Guatemala, Belice, Honduras, Yucatán, se
localizaron caracteres que indican acciones realizadas por el hombre.
En las entrañas de estas dispusieron además objetos de varios materiales, restos
óseos humanos y animales y gracias a estos hallazgos es que podemos establecer que aquel
paisaje tenía una connotación especial: la oscuridad, la humedad y el silencio al interior de
una cueva provocaba en el ser humano sensaciones distintas a las experimentadas en el
ámbito terrestre. El adentrarse a la profundidad de la tierra fue considerado como una
experiencia renovadora y transformadora, por consecuente, los miembros de los primeros
linajes dejaron constancia en historias míticas de su origen acuático, subterráneo.
Nos planteamos muchas cuestiones que desencadenaron la pregunta siguiente, la
cual versaba en el cómo se había conformado el paisaje ritual en la época precolombina
particularmente en la península yucateca. Gracias a los estudios arqueológicos elaborados
desde el siglo pasado, pudimos tener acercamientos más puntuales sobre la cosmogonía y
cosmología de los primeros mayas; después, de ello y de revisar el concepto de cosmovisión
emprendimos la tarea de formular el cómo pudieron asentarse en la piedra caliza y cómo
se adaptaron a ese medio en particular.
La epigrafía y la lingüística nos auxiliaron, pues los estudios realizados en el área
maya relacionados con este tema nos ayudaron a poder interpretar conjuntos de glifos
semióticos tanto de la época clásica de distintas áreas como también de la época postclásica
y la posible evolución de lo que ahora conocemos como lengua maya. Nos dimos cuenta
precisamente del cambio de dialectos, pues en unos cartuchos glíficos se utilizaba la lengua
maya chontal y en otros, lengua maya como tal yucateca.
El desarrollo de la cultura maya no fue un proceso rápido o de fácil comprensión,
implican muchos otros conocimientos tanto del medio geográfico, arquitectura,
345
estratificación social y muchos otros temas que tuvimos que abordar muy someramente,
pues como tal, los antecedentes de este grupo se sitúan en una región con distintas
características a las que se presentaban en la península en particular. En los estados
actuales de Guatemala, Chiapas parte de Belice y Honduras es donde comienza a
desarrollarse como tal lo que podemos denominar en la actualidad como la civilización de
los mayas.
Es interesante señalar que las regiones geográficas distan mucho unas de otras, pero
lo que nos quedó claro es la vastedad de técnicas hidrográficas que desde el tiempo clásico
se utilizaron con el claro fin de obtener y capturar la mayor cantidad de agua pluvial, así
como los sistemas de captación y almacenamiento de agua proveniente de cuerpos
acuáticos. Muchos de los mitos que conocemos en la actualidad versan en el comienzo
inmemorial con la aparición de aguas primordiales, de las cuales surge el mundo como tal.
Las plantas y todo el medio acuático por ende comenzaron a atener un gran fundamento
para la vida del maya, quien comenzó a reverenciarla y a sus elementos. Cuevas y montañas
comenzaron a figurar dentro de la cosmovisión como partes fundamentales no sólo desde
una perspectiva geométrica sino también como metáforas de lo que era como tal la vida y
que de lo húmedo y obscuro se comenzaba el ciclo de todo ser vivo.
Una planta vital para el maya fue sin duda el maíz, y sin agua, este vegetal no podría
crecer ni desarrollarse: los mitos hablaban pues de su vínculo estrecho con el agua y el
simbolismo de estos dos conformaba una compleja visión del mundo que se
complementaba con el plano terrestre y celestial, en donde moraban las deidades o dioses,
quienes eran los creadores y dotaban al hombre de elementos esenciales para su vida
individual y colectiva. Pero como bien lo menciona Johanna Broda, no podemos sólo hablar
de mito, sino de una vida dinámica en donde lo económico y lo político son aspectos de
suma importancia.
Posteriormente, la península y lo yucateco comienzan a tener un gran auge con la
fundación de la gran Chichén Itzá y después de Mayapán, en donde los fundadores son
gente experta en temas del agua: grandes comerciantes, pero, sobre todo, navegantes,
quienes han peregrinado por mar y tierra para llegar a lugares míticos. Los itzáes o brujos
346
del agua son de especial interés por todo aquello que simbolizan y no es de extrañarse que
ya en el periodo de conquista se sigan pronunciando los nombres de los dignatarios de esta
estirpe más destacados.
El arribo de los españoles y, sobre todo, el proceso del por qué llegaron a estas
tierras es estudiado meticulosamente porque con ello tenemos así un antecedente religioso
y ritual y podemos establecer no tanto continuidades sino más bien procesos de adaptación
creativa y dejar el disparate de que todo aquello que se ve en los rituales provienen
directamente de una etapa precolombina. La historia de España está plagada de misticismo,
pero sobre todo de idólatras y gente que aun adoraba a deidades de la naturaleza, de los
ríos, manantiales, montañas. Por ello lo que aconteció sirve de base para explicar con más
firmeza, pero sobre todo con más documentación de dónde provienen dichas acciones que
vemos en nuestros días.
La llegada de los españoles causó severos cambios en la mentalidad del hombre de
América, pero cada región tuvo un proceso distinto y por ello, nos adentramos en detallar
la conquista de Yucatán y de la zona centro oriente. En ella vivía gente muy aguerrida que
no quería incorporarse al modelo europeo, pero, sobre todo, quería mantener su
autonomía religiosa, cosa que era imposible para los españoles, pues castigaban
severamente a aquellos indios que veían en cuevas o que se les acusaba de realizar
sacrificios de sangre. Los informes y archivos en estos están plagados de denuncias y casos
de idolatría que fueron de gran ayuda, pues nos dimos cuenta de que ya en la época colonial
existía un paisaje ritual proveniente de una etapa posterior y que los itzáes fueron en mucha
medida quienes lo instauraron.
Comenzó así la época colonial y señalamos puntualmente cada uno de los
acontecimientos que pasaron en cada década, pues bajo la línea de Annales es así como en
verdad se puede hablar como tal de un proceso histórico. En ese momento la costa de
oriente era un lugar que se creía despoblado, pero realmente estaba plagada de gente que
quería seguir como tal siendo maya y no vasallos de España.
Los registros arqueológicos y las fuentes coloniales nos muestran la continuidad en
las nociones ontológicas antiguas, las cuales sufrieron modificaciones por el advenimiento
347
de un complejo religioso occidental, el cual realizó un sinfín de esfuerzos por erradicar las
creencias nativas. Los mayas en cambio introdujeron a su sistema preceptos católicos
cristianos para reformular una religión que sabían, había de sufrir transformaciones como
todo lo existente en el cosmos: los cambios eran vistos como necesarios y ellos se adaptaron
lo más que pudieron a estos. No tratamos de observar únicamente la pervivencia de lo
prehispánico, nuestra labor como investigadores es observar los cambios y lo incorporado
a estas estructuras y ordenarlo para comprender y mostrar el por qué en pleno siglo XXI
esta religión sigue presente.
La modernidad si bien ha tratado de occidentalizar a los cruzo´ob, ha servido
también como intermediario entre diferentes formas de pensamiento que se han
incorporado, avivando aún más su identidad, con la diferencia de tener presente que son
hombres de esta era. La labor de la antropología, de la historia y de las ciencias sociales es
el acercamiento a estos grupos para dar a conocer su modo de pensamiento y de vida,
ordenando nuevamente datos que, si bien están ya estudiados, replantearlos con nuevas
teorías ofrecerá nuevas vetas para su acercamiento y estudio.
Hemos realizado un esfuerzo para demostrar histórica y antropológicamente los
posibles rituales efectuados en la época prehispánica, mencionando así el proceso
sincrético entre la cosmovisión maya antigua y la religión cristiana ejemplificado en dos
procesos coloniales. La Guerra de Castas traería como consecuencias una reafirmación y
exaltación de la identidad maya, una identidad religiosa producto del naciente culto a La
Cruz Parlante, transformándose posteriormente en La Santísima Cruz Tres Personas.
En la actualidad, el culto a Los Tres Cruces está presente en la región de Los Chunes,
en donde los moradores lo asocian con la regeneración natural. Es por esta razón que
hemos propuesto el concepto de ritual de manutención del cosmos, pues se invocan a los
espíritus de la vegetación para solicitar abundancia y fertilidad.
Si bien es cierto que la llegada de los hispanos trajo consigo el catolicismo y los
indígenas construyeron, a lo largo de los siglos, complejos religiosos que se adecuaran más
a sus nuevas necesidades, incorporando a santos y a la Virgen María, que en estas nuevas
tierras tendría varios aspectos o personificaciones (Virgen de Izamal, Virgen de la
348
indispensables para la armonía cósmica, pues ellos tienen dueños que deben de ser
honrados por dotar al ser humano de bienes para su vida terrenal.
Para muchos historiadores, dichas afirmaciones podrían entrar en el campo de lo
subjetivo o de falsedad; sin embargo, la historia que han escrito los mayas no sólo en
documentos, sino también en el propio paisaje es una muestra fehaciente de la extrema
importancia que desempeña el ámbito natural en la configuración de la cosmovisión.
Gracias a las investigaciones etnográficas realizadas en los actuales estados de
Campeche, Yucatán y Quintana Roo, podemos constatar que, en nuestros días, las
ceremonias de petición de lluvias continúan realizándose y se implora a Chaac, a Dios
Yuumtzil, a la Virgen de Guadalupe, a la Santísima Concepción, temporales y bonanza
agrícola con el mismo objetivo que en los siglos XVII y XVIII: la vida.
Pese a las situaciones irregulares, injusticias y sobre explotación, los mayas idearon
mecanismos de defensa cultural, en donde elementos de su antigua praxis ritual y
parafernalia cristiana se sintetizaron y adaptaron para crear un sistema religioso acorde a
la época. Los miembros de las comunidades mesoamericanas se empeñaban en mantener
y destacar finas distinciones cualitativas en muchas esferas de la vida colectiva.
Podemos terminar diciendo que los linajes localizados en la época postclásica en la
zona oriental costera y central son los antecesores de la tradición aguerrida de aquellos que
en las primeras etapas de dominación española se asentaron en el interior de la selva y
continuaron con la tradición de reverenciar a potencias supra humanas ya no en templos
sino en cuevas y en cenotes, en donde se adentraban para ocultar lo que bajo la visión
española era una idolatría y herejía.
En los siglos subsecuentes se pensaba que esta región era un gran despoblado, sin
embargo, podemos oponernos y establecer que era una zona plagada de indios que
deseaban vivir acorde a su cosmovisión, pero, sobre todo, que comenzaron a incorporar
elementos de la religión cristiana y que eso era ante los europeos, una aberración. Además,
al tener noticia de un sistema tributario excesivo, en donde los únicos beneficiarios eran los
recién llegados, quienes no respetaban ni se vinculaban con el medio natural, decidieron
350
continuar su vida alejados de esta influencia occidental en donde lo material tenía gran
peso.
En la frontera con el cabildo de Valladolid se fundaron los primeros conventos y
capellanías con la intención de atraer a indios montaraces, pero estos no deseaban seguir
los preceptos tal cual los primeros franciscanos estipularon, sino que la religión era
entendida bajo su entendimiento. Las pocas encomiendas paulatinamente crecieron, pero,
los asentamientos irregulares selváticos plagaron la planicie costera oriental durante la
época colonial. Poco a poco más mayas cansados del sistema migraban y por ello hay
señales de cofradías muy al centro, como también ranchos y haciendas ganaderas.
Cuando la Guerra de Dios estalló, esta zona fue el epicentro de la acción bélica
porque estas agrupaciones como hemos visto, desde tiempo antaño supieron sobrevivir
bajo su propio sistema que no era depredador de la naturaleza, sino lo contrario, se
vinculaban con ella y mantenían relaciones recíprocas con entes supra humanos, dueños,
señores y protectores de estos ámbitos.
Si bien en la conformación de los territorios santos o pueblos allegados a Las
Santísimas hay presencia de vírgenes y santos es sin duda por una tradición que
seguramente proviene de las cofradías del centro yucateco, con quienes tenían
comunicación y sabían perfectamente de su funcionamiento interno. Todas estas
instituciones fueron vistas desde la perspectiva maya y estructuradas a partir de su
particular cosmovisión. No eran pues unos indios ignorantes, todo lo contrario, supieron
muy bien pervivir durante siglos bajo sus preceptos y también bajo los mecanismos de
sustitución, adaptación, adopción y síntesis.
Estos no sólo se perciben en lo religioso sino también en lo económico, en lo social,
en lo administrativo, pues tomaron de esa cultura española lo que a ellos les convenía y
nada más; podemos pues decir que utilizaron este sistema a su favor. Por ello, los españoles,
mestizos, criollos los consideraban los más idólatras, los más aguerridos, los más rebeldes,
los más hostiles. Podemos pues ver que estos sistemas indígenas hubieron podido proliferar
y que la depredación de la naturaleza hubiese sido menor si se les hubiera tolerado:
351
Mapa del Paisaje ritual en el centro oriente de Quintana Roo. Tomado de Google Maps.
352
Anales del Museo Nacional de México, Tomo VI. Idolatrías y supersticiones de los indios.
(1900). México, México: Imprenta del Museo Nacional.
Ancona, E. (1917). Historia de Yucatán. Desde la época mas remota hasta nuestros días.
Mérida, México: Librería “El Quijote”.
Andrews IV, E. W. and Andrews, A. P. (1975). A Preliminary Study of the Ruins of Xcaret,
Quintana Roo, Mexico. With Notes in Other Archaeological Remains on the Central East
Coast of the Yucatan Peninsula. Publication 40. New Orleans, EUA: National Geographic
Society-Tulane University, Program of Research on the Yucatan Peninsula, Middle American
Research Institute, Tulane University.
Baudez, C. F. (2004). Una historia de la religión de los antiguos mayas. México, México:
Centre Culturel et de Coopération por l’Amērique Centrale, Centro Francés de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad
Nacional Autónoma de México.
Benavides Castillo, A. (1981). Cobá. Una ciudad prehispánica de Quintana Roo. Guía oficial.
México, México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, Centro Regional del Sureste.
Benavides Castillo, A. , de la Garza, M., Matos Moctezuma, E., Nalda, E., Staines Cicero, L.
(2001). Los últimos reinos mayas, Presentación de Eduardo Matos Moctezuma, CORPUS
PRECOLOMBINO, Sección Las Civilizaciones Mesoamericanas, Proyecto Román Piña Chan,
Coordinación Eduardo Matos Moctezuma. Milán, Italia: Juca Book, Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes.
http://www.ciencianueva.unam.mx/handle/123456789/113.
Berger, P. L. (1971). El dosel sagrado. Elementos para una sociología de la religión. Buenos
Aires, Argentina: Amorrortu Editores.
Blanco Freijeiro, A., Mangas, J., Martín, J. L., Valdeon, J., Rodríguez Ortiz, A., Arostegui, J.,
Tuñon de Lara, M., Fusi J. P, et al. (1986). Historia de España. Madrid, España: Historia 16.
Bloch, M. (2005). Essays on Cultural Transmission, Volume 75. Oxford, U.K.: London School
of Economics Monographs on Social Anthropology, Berg.
Boot, E. (2005). Continuity and Change in Text and Image at Chichén Itzá, Yucatan, Mexico.
A Study of the Inscriptions, Iconography and Architecture at a Late Classic to Early Post
classic Maya Site (Tesis Doctoral). Leiden University, The Netherlands.
Brady, J. E. y Bonor Villarejo, J. L. (1993). Las cavernas en la geografía sagrada de los mayas.
En M. J. Iglesias Ponce de León y F. Ligorred Perramon (Eds.), Perspectivas antropológicas
en el mundo maya (pp. 75-95). Madrid, España: Sociedad Española de Estudios Mayas,
Instituto de Cooperación Iberoamericana.
Brady, J. E. and Prufer, K. M. (Eds.) (2005). In the Maw of the Earth Monster. Mesoamerican
Ritual Cave use. Austin, EUA: University of Texas Press, The Linda Schele Series in Maya and
Pre-Columbian Studies.
355
Broda, J. (julio-agosto, 1996). Paisajes rituales del altiplano central. Arqueología Mexicana,
vol.IV (núm.20), pp. 40-49.
Broda, J., y Báez-Jorge, F. (Coords.). (2001). Cosmovisión, Ritual e Identidad de los pueblos
indígenas de México, Biblioteca Mexicana, Serie Historia y Antropología. México, México:
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Fondo de Cultura Económica.
Broda, J. (2005). Capítulo X. La fiesta de La Santa Cruz entre los nahuas de México: préstamo
intercultural y tradición mesoamericana. En A. Garrido Aranda (Compilador), El mundo
festivo en España y América (pp. 219-248). Córdoba, España: Servicio de Publicaciones,
Universidad de Córdoba.
Broda, J. (2015). Cosmovisión como proceso histórico. El estudio comparativo del calendario
anual de fiestas indígenas en Mesoamérica y Los Andes. En A. Gámez Espinosa y A. López
Austin (Coords.), Cosmovisión mesoamericana. Reflexiones, polémicas y etnografías (pp.
161-212). México, México: El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas
Ensayos, Coordinada por Alicia Hernández Chávez, Fondo de Cultura Económica, Sección de
obras de Historia, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Brown, C. T. (1999). Mayapan Society and Ancient Maya Social Organization (Tesis de
Doctorado). Tulane University, Department of Anthropology, Tulane.
Brown, C. T. (2005). Chapter 15. Caves, Karst, and Settlement at Mayapan, Yucatan. En J. E.
Brady y K. M. Prufer (Eds.), In the Maw of the Earth Monster. Mesoamerican Ritual Cave Use
(pp. 371-402). Austin, EUA: University of Texas Press, The Linda Schele Series in Maya and
Pre-Columbian Studies.
Campos García, M. (2013) “Que los yucatecos todos proclamen su independencia” (Historia
del secesionismo en Yucatán, 1821-1849). Mérida, México: Ediciones de la Universidad
Autónoma de Yucatán.
Careaga Viliesid, L. (1990). Quintana Roo, una historia compartida. México, México:
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
Careaga Viliesid, L. y Higuera Bonfil, A. (2010). Quintana Roo. Historia breve, Sección de
Obras de Historia, Fideicomiso Historia de las Américas, Dirección académica editorial: Alicia
Hernández Chávez, Coordinación editorial: Yovana Celaya Nández, Serie Historias Breves.
México, México: El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de
Cultura Económica.
357
Chase, A. F. and Rice, P. M. (Eds.). (1985). The Lowland Maya Postclasic, Austin, EUA:
University of Texas Press.
Cobos, R. (1997). Chichén Itzá y el Clásico Terminal en las Tierras Bajas Mayas. XI Simposio
de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala (1997), pp. 915-930.
Cobos, R. (2002). Mayapán y el Periodo Postclásico en las Tierras Bajas Mayas del Norte. XV
Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala (2001), pp. 98-104.
Dahlin, B. H. (2002). Climate Change and the End of the Classic Period in Yucatan, Ancient
Mesoamerica (13), pp. 327-340.
De Landa, D. (1982). Relación de las cosas de Yucatán, por el P- Fray Diego de Landa Obispo
de esa Diócesis, Introducción por A. M. Garibay K., Con un apéndice en el cual se publican
varios documentos importantes y cartas del autor. México, México: Editorial Porrúa.
De la Fuente, B.: Directora del Proyecto; Staines Cicero, L. (Coord.). (2001). La Pintura Mural
Prehispánica en México, II Área Maya, Tomo III. México, México: Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas.
Bonte, P., Izard, M. et al. (2008). Diccionario Akal de Etnología y Antropología, Traducción
de M. Llinares García. Madrid, España: Ediciones Akal.
Diccionario de datos topográficos escala 1:50 000 (versión 2). (2013). México, México:
Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Dilthey, W. (1954). Teoría de la concepción del mundo. Segunda edición en español, Versión,
prólogo y notas de E. Ímaz. México, México: Fondo de Cultura Económica.
Documentos para la historia de Yucatán. Primera serie, 1550-1560. (1936). Recopilados por
F. V. Scholes y publicados por C. R. Menéndez. Mérida, México: Compañía Tipográfica
Yucateca, S.A.
Documentos para la historia de Yucatán XXIX II. La Iglesia en Yucatán. 1560-1610. (1938).
Recopilados por F. V. Scholes y publicados por C. R. Menéndez. Mérida, México: Compañía
Tipográfica Yucateca, S.A.
El libro de los libros de Chilam Balam. (2008). Traducción de sus textos paralelos por A.
Barrera Vásquez y S. Rendón. Basada en el estudio, cotejo y reconstrucción hechos por el
primero, con introducciones y notas. Colección Popular 42. México, México: Fondo de
Cultura Económica.
360
Escalante Gonzalbo, P., García Martínez, B., Jáuregui, L., Vázquez, J. Z., Speckman Guerra,
E., Garcíadiego, J., Aboites Aguilar, L. (2016). Nueva historia mínima de México, México,
México: El Colegio de México.
Escamilla Mora, J. H. (1980). La Cruz Parlante (Ensayo sobre la Guerra de Castas). Cancún;
México: Fomento Editorial del Gobierno del Estado de Quintana Roo.
Farriss, N. M. (2012). La sociedad maya bajo el dominio colonial, México, México: Artes de
México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Antropología e
Historia.
Fernández Tejedo, I. (1982). La agricultura entre los antiguos mayas, Colección: Nuestro
México 1. México, México: Universidad Autónoma del Estado de México.
Flores Gutiérrez, D., Ruíz Gallut, M. E. y Galindo Trejo, J. (2001). Encuentro celeste de
deidades: la orientación astronómica de la Estructura 5 de Tulum. En B. de la Fuente
(Directora del Proyecto), L. Staines Cicero (Coord.), La Pintura Mural Prehispánica en
México, II Área Maya, Tomo III (pp. 276-282). México, México: Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas.
Follan, W. J., Kintz E. R., Fletcher, L. A. (1983). Coba. A Classic Maya Metropolis, Studies in
Archaeology. New York, EUA: Academic Press.
Fort, O. (1979). La colonización ejidal en Quintana Roo (Estudio de casos). México, México:
Instituto Nacional Indigenista.
Freidel, D. A. and Sabloff, J. A. (1984). Cozumel. Late Maya Settlement Patterns. Orlando,
EUA: Academic Press, Studies in Archaeology.
Galindo Trejo, J. (2002). El Templo de Ixchel en San Gervasio, Cozumel: ¿un observatorio
lunar?. La Pintura Mural Prehispánica en México, Año VIII (No.16), pp. 29-34. Recuperado
de:
http://www.pinturamural.esteticas.unam.mx/sites/all/themes/analyticly/images/galerias/
boletin/boletin16.pdf.
362
García Bernal, M. C. (1978). Yucatán: Población y encomienda bajo los Austrias. Sevilla,
España: Escuela de Estudios Hispano-Americanos.
García Bernal, M. C. (2005). Economía, política y sociedad en el Yucatán colonial. Mérida,
México: Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán.
García Campillo, J. M. (2000). Estudio introductorio del léxico de las inscripciones de Chichén
Itzá, Yucatán, México. London, U.K: BAR, International Series 831.
Giddens, A., Turner, J. y otros (1991). La Teoría social, hoy, versión española: J. Alborés.
México, México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Alianza Editorial.
Gill, R. B. (2001). Las grandes sequías mayas: Agua, vida y muerte. En Los Investigadores de
la Cultura Maya 9. Tomo II (pp. 222-238). Campeche, México: Universidad Autónoma de
Campeche, Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Campeche.
Gill, R. B. (2008). Las grandes sequías mayas. Agua, vida y muerte, Traducción de M. O.
Arruti y Hernández, Sección de obras de antropología. México, México: Fondo de Cultura
Económica.
Grube, N. and Krochock, R. J. (2011). Reading between the lines. Hieroglyphic Texts from
Chichén Itzá and Its Neighbors. En K. Kowalski and C. Kristan-Graham (Eds.), Twin Tollans.
Chichén Itzá, Tula, and the Epiclassic to Early Postclassic Mesoamerican World (pp. 157-
193). Washington, EUA: Dumbarton Oaks Research, Library and Collection.
Houston, S. D. e Inomata, T. (2011). The Classic Maya. New York, EUA: Cambridge World
Archaeology.
Jackson, J. A. (Ed.). (1997). Glossary of Geology, Fourth Edition. Virginia, EUA: American
Geological Institute.
Johansson K. P. (2000). La Gestación actancial del héroe y el tenor nodal de su ser ficticio
en la trama mítico-religiosa náhuatl. En, F. Navarrete, G. Olivier (Coords.), El héroe entre el
mito y la historia (pp. 57-74). México, México: Universidad Nacional Autónoma de México,
Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Instituto de Investigaciones
Históricas, Serie Historia General 20.
Kowalski, J. K. and Kristan-Graham, C. (Eds.). (2011). Twin Tollans. Chichen Itza, Tula, and
the Epiclassic to Early Postclassic Mesoamerican World. Washington, EUA: Dumbarton Oaks
Research, Library and Collection.
365
Lasker, G. W. (1972). La evolución humana. México, México: Breviarios del Fondo de Cultura
Económica 216.
Leyden, B. W., Brenner, M. y Dahlin, B. H. (1998). Cultural and Climatic History of Coba, a
Lowland Maya City in Quintana Roo, Mexico. Quaternary Research 49, pp. 111-122.
Llanos-Hernández, L. (2013). Territorio y apropiación del espacio social en las tierras indias
de Chiapas. Rupturas y continuidades en los procesos de cambio social. México, México:
Universidad Autónoma Chapingo, Plaza y Valdés editores.
López Austin, A. (1996). Cuerpo humano e ideología. Las Concepciones de los Antiguos
Nahuas, Tomo I. México, México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Martin, S. y Grube, N. (2002). Crónica de los Reyes y Reinas Mayas. La primera historia de
las dinastías mayas. México, México: Editorial Planeta.
Martos López, L. A. (2015). Espacios sagrados, espacios profanos. Cuevas mayas del centro-
oriente de Yucatán, Colección Arqueología Serie Logos. México, México: Instituto Nacional
de Antropología e Historia.
Mathews, P. (1991). Classic Maya Emblem Glyphs. En T. P. Culbert (Ed.), Classic Maya
Political History: Hieroglyphic and Archaeological Evidence (pp. 19-29). Cambridge, U.K.:
Cambridge University Press.
Menchaca Lobato, P. (1998). Historia y tenencia de la tierra en Tihosuco (Tesis para optar
por el título de licenciada en Etnohistoria). Escuela Nacional de Antropología e Historia,
México.
Miller, A. G. (1974). The Maya and the Sea: Trade and Cult at Tancah and Tulum, Quintana
Roo, Mexico. En E. P. Benson (Ed.), The Sea in the Precolumbian World. A Conference at
Dumbarton Oaks (pp. 97-140). Washington, EUA: Dumbarton Oaks Research, Library and
Collections, Trustees for Harvard University.
367
Miller, A. G. (1982). On the Edge of the Sea. Mural Painting at Tancah-Tulum, Quintana Roo,
Mexico, Appendices by J. W. Ball, F. P. Saul, A. P. Andrews. Washington, EUA: Dumbarton
Oaks, Trustees for Harvard University.
Montón Subías, S. y Abejez, L. J. (2015). ¿Qué es esa cosa llamada Arqueología Histórica?.
Complutum, Vol. 26 (No. 1), pp. 11-35. Recuperado de:
https://revistas.ucm.es/index.php/CMPL/article/view/49338/45963.
Narváez, M. (2017). Naia, la antigua dama que vino de Siberia, CONACYT agencia
informativa. Recuperado de:
http://conacytprensa.mx/index.php/ciencia/la-tierra/15576-naia-antigua-dama-siberia.
Navarrete, C. (abril, 1974). Material cerámico de la Cueva de Xelhá, Quintana Roo. U.N.A.M.
Notas Antropológicas, Vol. I (Nota 8), pp. 53-57.
Navarrete, F., Olivier, G. (Coords.). (2000). El héroe entre el mito y la historia. México,
México: Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Francés de Estudios Mexicanos
y Centroamericanos, Instituto de Investigaciones Históricas, Serie Historia General 20.
Okoshi Harada, T. (2006). Los Canul y los Canché: Una interpretación del “Códice de
Calkiní”. En T. Okoshi Harada, L. A. Williams-Beck y A. L. Izquierdo (Eds.), Nuevas
perspectivas sobre la geografía política de los mayas (pp. 29-55). México, México:
Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma de Campeche,
Foundation for the Advancement of Mesoamerican Studies, INC, Instituto de
Investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Mayas.
Ordóñez Crespo, I. y García Rodríguez, M. (2010). Formas kársticas comunes de los cenotes
del estado de Quintana Roo (México). Revista electrónic@ de Medioambiente. UCM, Vol. 9,
pp. 15-35. Recuperado de:
http://revistas.ucm.es/index.php/MARE/article/download/MARE1010220015A/15020.
Ots Capdequi, J. M. (1941). El Estado Español en las Indias. México, México: El Colegio de
México.
Pacheco Cruz, S. (1934). Estudio etnográfico de los mayas del ex Territorio Quintana Roo, Ex
Libris S. Pacheco Cruz. Mérida, México.
Patch, R. W. (October 1979). A Colonial Regime: Maya and Spaniard in Yucatan (Tesis
Doctoral, Degree of Doctor of Philosophy). Princeton University, EUA.
369
Peniche Moreno, P. (2010). Tiempos aciagos, Las calamidades y el cambio social del siglo
XVIII entre los mayas de Yucatán, Colección Peninsular. México, México: Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Miguel Ángel Porrúa editor.
Pérez, J. (1986). La España de los Reyes Católicos, Colección Torre de la Botica, Serie Minor.
Dirigida por G. de Hakeldama y Avantos Swan. Madrid, España: Editorial Swan, S.L Avantos
y Hakeldama.
Perry, R. y Perry, R. (1988). Maya Missions. Exploring the Spanish Colonial Churches of
Yucatan. Santa Bárbara, EUA: Espadaña Press.
Piña Chan, R. (1970). Informe preliminar de la reciente exploración del Cenote Sagrado de
Chichén Itzá. Serie Investigaciones 24. México, México: Instituto Nacional de Antropología
e Historia.
Piña Chan, R. (2013). Chichén Itzá. La ciudad de los brujos del agua, Sección de Obras de
Antropología. México, México: Fondo de Cultura Económica.
Pollock, H. E. D., Roys, R. L., Proskouriakoff, T., Ledyard Smith, A. (1962). Mayapan Yucatan
Mexico. Publication 619. Washington, EUA: Carnegie Institution of Washington.
Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché. (1984). Traducidas del texto original, con una
introducción y notas, por A. Recinos. Lecturas Mexicanas 25. México, México: Fondo de
Cultura Económica, Secretaría de Educación Pública.
Prescott, W. H. (1952). Historia de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel, Resumen
integral realizado por F. M. Torner, Colección Ideas, Letras y Vida. México: Compañía
General de Ediciones, S.A.
Quezada, Sergio, Maya Lords and Lordship. The Formation of Colonial Society in Yucatan,
1350-1600, Translated by Terry Rugeley. Oklahoma: University of Oklahoma Press, Norman,
2014.
370
Ramírez Aznar, L. (1992). De Colón a los Montejo, Serie Mérida, la de Yucatán y el Quinto
Centenario. Mérida, España: Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán.
Reed, N. (1971). La Guerra de Castas de Yucatán, Traducción F. Blanco, Enciclopedia Era 10,
México, México: Ediciones Era.
Reed, N. (April 1997). Juan de la Cruz, Venancio Puc, and the Speaking Cross. The Americas,
Vol. 53 (No. 4), pp. 497-523.
Reifler Bricker, V. (1993). El Cristo indígena, el rey nativo. El sustrato histórico de la mitología
del ritual de los mayas, Traducción de C. Paschero, Sección de obras de Antropología,
México, México: Fondo de Cultura Económica.
Rotsman, R. G. (1985). The Acculturative role of the Church in 16th Century Yucatan (Tesis
Doctoral). University of California, EUA.
Roys, Ralph L., (1957). The Political Geography of the Yucatan Maya. Publication 613.
Washington: Carnegie Institution of Washington.
Sánchez Aroche, D. (2011). El Árbol cósmico y la Santa Cruz. Los Santuarios Mayas de
Quintana Roo: Imaginario indígena y concepción cristiana presentes en la Religión cruzo´ob
en el siglo XXI. Cambio y continuidad de símbolos religiosos (Tesis para optar por el título de
licenciada en Etnohistoria). Escuela Nacional de Antropología e Historia, México.
Sánchez Aroche, D. (diciembre, 2015). Con el diablo adentro. El consumo medicinal y ritual
del balche´ entre los mayas de Yucatán visto desde una perspectiva etnohistórica. Historia
2.0 Conocimiento Histórico en Clave Digital, Año V (Número 10), pp. 41-54. Recuperado de:
http://historiaabierta.org/historia2.0/index.php/revista/article/view/201004/142.
Sánchez de Aguilar, P. (1900). Informe contra Idolorum Cultores del Obispado de Yucatán.
Dirigido al Rey N. Señor en su Real Consejo de las Indias, por El doctor Don Pedro Sánchez
de Aguilar, Dean de Yucatán, Canónigo al presente en la Santa Iglesia Metropolitana de la
Ciudad de la Plata, Provincia de los Charcas. Con privilegio en Madrid, Por la viuda de Juan
Gonçalez. Año de M.DC.XXXIX. Reimpreso por el Museo Nacional de México. En Anales del
Museo Nacional de México, Tomo VI. Idolatrías y supersticiones de los indios (pp. 17-22).
México, México: Imprenta del Museo Nacional.
Santana Rivas, L. y Rosado Rosado, G. (2007). Género y poder entre los mayas rebeldes de
Yucatán: Tulum y la dualidad a través del tiempo. Mérida, México: Universidad Autónoma
de Yucatán. Programa Integral de Fortalecimiento Institucional, Dirección General de
Desarrollo Académico.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T2/LHMT2_0
26.pdf.
Smart, P. L., Beddows, P. A., Coke, J., Doerr, S., Smith, S. y Whitaker, F. F. (2006). Cave
Development on the Caribbean coast of the Yucatan Peninsula, Quintana Roo, Mexico. En
R. S. Harmon y C. Wicks (Eds.), Perspectives on karst geomorphology, hydrology, and
geochemistry. A tribute volume to Derek C. Ford and William B. White (pp. 105-128).
Boulder, EUA: Geological Society of America.
Solís Robleda, G. (2005). Entre la tierra y el cielo. Religión y sociedad en los pueblos mayas
del Yucatán colonial, Colección Peninsular, Serie Estudios. México, México: Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Instituto de Cultura de
Yucatán, Miguel Ángel Porrúa editores.
Sotelo Santos, L. E. (2002). Los Dioses del Códice Madrid. Aproximación a las
representaciones antropomorfas de un libro sagrado maya. México, México: Programa de
Maestría y Doctorado en Estudios Mesoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto
de Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional Autónoma de México,.
Stone, A. J. (1995). Images from the Underworld. Naj Tunich and the Tradition of the Maya
Cave Painting. Austin, EUA: University of Texas Press.
Sullivan, P. (1997). Diez años de paz. Vida y muerte de Bernardino Cen. En G. M. Negroe
Sierra (Coord.), Guerra de Castas: actores postergados (pp. 39-91). Mérida, México:
Instituto de Cultura de Yucatán, Colegio de Antropólogos, Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes, Editorial Nuestra América, Unicornio.
Torner, F. M. (1952). Historia de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel, Colección
Ideas, Letras y Vida. México, México: Compañía General de Ediciones, S.A.
Tozzer, A. M. (1957). Chichen Itza and its Cenote of Sacrifice. A Comparative Study of
Contemporaneous Maya and Toltec. Volumes XI and XII. Baltimore, EUA: Cambridge,
Published by Peabody Museum, Memoirs of the Peabody Museum of Archaeology and
Ethnology Harvard University.
Vargas Pacheco, E. (2005). Tulum: El manejo del espacio sagrado. En, E. Vargas Pacheco
(Ed.), IV Coloquio Pedro Bosch Gimpera, Veracruz, Oaxaca y mayas (pp. 891-905). México,
México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Antropológicas.
Velásquez G., E. (2013). Prefacio. En R. Piña Chan, Chichén Itzá. La ciudad de los brujos del
agua (pp. 5-22). México, México: Fondo de Cultura Económica, Sección de obras de
antropología.
Villa Rojas, A. (1939). Notas sobre la etnografía de los mayas de Quintana Roo. Revista
Mexicana de Estudios Antropológicos (antes Revista Mexicana de Estudios Históricos), Tomo
Tercero, pp. 227-241.
Villa Rojas, A. (1945). The Maya of East Central Quintana Roo, Publication 559. Washington,
EUA: Carnegie Institution of Washington.
Villa Rojas, A. (1987). Los elegidos de Dios (Etnografía de los Mayas de Quintana Roo).
México, México: Instituto Nacional Indigenista.
Voss N., A. W. (2002). ¿Quiénes fueron los itzáes? La identidad social de un linaje
gobernante. En V. T. Blos, R. Cobos y M. Greene Robertson (Coords.), La organización social
entre los mayas. Memoria de la Tercera Mesa Redonda de Palenque, Tomo I (pp. 163-182).
México, México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, CONACULTA, Universidad
Autónoma de Yucatán.
Williams, E., García Sánchez, M., Weigand, P. C., y Gándara, M. (Eds.). (2011). Mesoamérica.
Debates y perspectivas, Colección Debates. México, México: El Colegio de Michoacán.
Zavala, S. A. (1973). La Encomienda Indiana, Biblioteca Porrúa 53. México, México: Editorial
Porrúa.
Zimmerman, C. (April 1965). The hermeneutics of the Maya Cult of the Holy Cross. Numen.
International Review for the History of Religions, Vol. 12 (Fasc. 2), pp. 139-159.