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TEMA 30. EL TEXTO ARGUMENTATIVO

TEMA 30
EL TEXTO ARGUMENTATIVO. ESTRUCTURAS Y
CARACTERÍSTICAS.

I. INTRODUCCIÓN
II. EL TEXTO ARGUMENTATIVO
III. TIPOS DE ARGUMENTACIÓN
IV. EL LENGUAJE DEL TEXTO ARGUMENTATIVO
V. CLASES DE TEXTOS ARGUMENTATIVOS
VI. LA ARGUMENTACIÓN EN LOS TEXTOS CIENTÍFICOS
VII. LA RETÓRICA POLÍTICA
VIII. LA ARGUMENTACIÓN PUBLICITARIA

I. INTRODUCCIÓN

La argumentación, como arte de convencer y conmover a los demás, fue


estudiada en la antigüedad y en la edad media dentro de la Retórica y de la Dialéctica.
La Lógica se ha ocupado de decidir las condiciones de verdad de las proposiciones.
Pero la Pragmática de la Argumentación ha descubierto que no siempre es el principal
requisito, ni el único, la condición de verdad de los silogismos empleados en la
argumentación. Es preciso atender a una serie de convenciones, formas
argumentativas convencionales, para hacer un aserto verosímil.
El procedimiento dialéctico fundamental, que se utiliza sobre todo en las
disciplinas humanísticas, que es al mismo tiempo una forma de expresión y una forma
de razonamiento, es la argumentación.
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TEMA 30. EL TEXTO ARGUMENTATIVO

II. EL TEXTO ARGUMENTATIVO


Los textos argumentativos son aquellos en los que se expone una teoría, se
propone una tesis o se formula una hipótesis y se demuestra su viabilidad, por medio
de razonamientos, citando datos, proponiendo hechos o recurriendo a principios que
la avalen. La argumentación supone, pues, una exposición y defensa de la teoría o tesis
que se enuncia, y puede contener una refutación de las objeciones contrarias. Por
tanto, el esquema textual básico de los textos argumentativos es el siguiente:

- Enumeración de la teoría, tesis o hipótesis.


- Demostración: cadenas de argumentos, referencias a hechos o a principios que
avalan dicha propuesta.
- Refutación de las teorías, tesis o hipótesis contrarias.
- Conclusión: confirmación final en que se vuelve a formular la tesis inicial, asentada
ahora sobre la estrategia argumentativa empleada.

El proceso de la argumentación se atiene a la tradición filosófica de la dialéctica de


la idea: tesis, antítesis y síntesis. Por tanto, la argumentación que desarrollan los textos
de esta índole se asienta en la dialéctica y en el razonamiento lógico.
La tesis es la idea central que desarrolla el texto argumentativo. Puede aparecer al
comienzo, como propuesta de reflexión, o al final del texto, como conclusión lógica
que se deriva del mismo. La tesis puede encerrar y conectar con un conjunto muy
amplio y complejo de ideas, pero ha de ser formulada de una manera clara y precisa.
En el proceso de la argumentación se pueden establecer todos los desarrollos y
paralelismos que se estimen necesarios, pero la formulación de la tesis debe hacerse
de forma breve, clara y ordenada.
La refutación era una parte obligada del discurso dialéctico. En realidad, la
refutación es otro conjunto de argumentos añadidos a la demostración de la tesis, en
tanto que al negar una postura contraria o diferente se está confirmando la propia. En
todo proceso argumentativo se mezcla la objetividad racional con elementos de una
más o menos apasionada subjetividad.
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La controversia, la diatriba, la apología, aluden a cadenas argumentativas en las


que se estima como prioritario el triunfo de una idea, que el hablante sostiene frente a
un oponente. Se trata en este caso de buscar el triunfo dialéctico, más que la honesta
búsqueda de la verdad. Por eso, estas figuras aparecen más en la oratoria política,
religiosa o forense, que en los textos científicos, aunque estos no son ajenos a
posiciones enfrentadas e irreductibles, pues las teorías científicas innovadoras tienen
que abrirse paso y afirmarse frente a los rechazos y las incomprensiones.

III. TIPOS DE ARGUMENTACIÓN


Aristóteles en su retórica distinguía tres tipos de argumentación:
- La argumentación judiciaria, empleada en los juicios.
- La argumentación política o deliberativa, en la que se busca aportar un argumento
a favor o en contra de una determinada decisión o medida política.
- La argumentación epidíptica, basada en la alabanza o en la desacreditación.

A estos tipos habría que añadir:


- La argumentación demostrativa dirigida a demostrar hechos lógica y
racionalmente aceptables, parte de las premisas indiscutibles y llega a conclusiones
lógicas por procedimientos deductivo. Se trata de razonamientos argumentativos
universales que tienen en su centro lo racional.
- La argumentación persuasiva tiene su centro en lo opinable, por eso no es
universal, sino sensible al tipo de público al que se dirige, al que convencen los
argumentos expuestos.

De todas formas, sea cual sea el tipo de argumentación adoptado, se pueden usar
para persuadir al interlocutor dos tipos de instrumentos:
- Instrumentos extrínsecos: argumentos sacados de la realidad: datos, leyes,
declaraciones de testigos, experimentos, etc..
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- Instrumentos intrínsecos: argumentos inventados por el protagonista para llevar a


su público a adherirse al punto de vista definido: sentimientos, leyes morales,
costumbres, opiniones, etc..

En el proceso para convencer que es la argumentación se pueden dar varias


organizaciones estructurales:
- Explicativa: se presenta la opinión que se defiende al principio del texto y se avala
a continuación con una serie de argumentos.
- Conclusiva: a una conclusión en la que se defiende abiertamente una tesis precede
uno o varios argumentos.
- De doble encuadramiento: la tesis se expone en el arranque del texto, a
continuación se colocan los argumentos y al final vuelve a confirmarse
nuevamente.
- De reiteración lineal: la tesis se reparte en una serie de afirmaciones que se
repiten a lo largo del discurso, y los argumentos se intercalan también libremente.
- Inductiva: se parte de unos hechos concretos para luego inducir de ellos una ley
general que los explique, va de lo particular a lo general.
- Deductiva: se parte de premisas lógicamente válidas que se pueden aplicar a casos
concretos y que permiten deducir una opinión, va de lo general a lo particular.
Según Aristóteles, el análisis y el razonamiento deductivo debe adoptarse cuando
se dirige a un público experto en la materia, el procedimiento inductivo sería más
adecuado para los casos en los que el público no esté familiarizado con el tema.

IV. EL LENGUAJE DEL TEXTO ARGUMENTATIVO


La elaboración de un texto argumentativo está sometida a un conjunto de
exigencias sintácticas y semánticas que determinan los rasgos lingüísticos
fundamentales del discurso.
En primer lugar, la construcción predominante en el texto argumentativo es la
hipotáctica. Es evidente que la subordinación predomina cuando de lo que se trata es
de elaborar un discurso en el que destaca la relación lógico-semántica de los
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conceptos. Las funciones del proceso argumentativo son: establecer condiciones,


conceder o dar la razón, establecer causas, señalar el tiempo, sacar conclusiones, etc..
Por ello, en general, las proposiciones predominantes en el texto argumentativo son
las temporales, consecutivas, causales, condicionales y adversativas. A ello había que
añadir la abundancia de oraciones enunciativas para expresar las opiniones o tesis y las
frases conclusivas.
Es relativamente abundante el uso de algunas figuras retóricas como refuerzo
de la técnica argumentativa. Algunas de las más importantes son: la interrogación
retórica para dar mayor énfasis a una afirmación; la complexión para resaltar palabras,
ideas o conceptos al principio y al final de los enunciados; la comparación, sobre todo
para resaltar el contraste entre dos elementos; la metáfora para trasladar el sentido de
una palabra o de una idea realizada en le plano lingüístico.
Es importante el dominio de un léxico propio del discurso argumentativo, una
competencia sobre todos los materiales lingüísticos que necesita la dialéctica, una
gama amplia de términos para la defensa de un postulado, para el debate, la réplica, la
apelación, la controversia, el litigio, la enmienda, la rectificación, la conclusión, etc..
Otro aspecto importante en la construcción de los textos argumentativos, es el
uso de algunos tipos de conectores; estos pueden ser:
- Sumativos: encadenan los enunciados sumando sus contenidos proposicionales
(además, encima, por una parte...por otra, igualmente), lo más habitual es que
aparezcan al principio del enunciado para señalar la dirección expositiva, suelen
combinarse con los nexos “y / pero”.
- Contraargumentativos: expresan algo contrario a lo que se espera (sin embargo, no
obstante, ahora bien, en cambio, por el contrario, de todos modos, con todo, aun
así), pueden combinarse con “pero” para resaltar el carácter opositivo.
- Consecutivos: señalan que el enunciado que introducen debe considerarse como la
consecuencia que se sigue, forman una especie de demostración (por lo tanto, por
consiguiente, de ahí que, así pues, así que, luego, pues).

V. CLASES DE TEXTOS ARGUMENTATIVOS


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V. Lo Cascio establece es su obra Gramática de la argumentación la siguiente


clasificación de los textos argumentativos:
- La argumentación escrita en un manual: el manual no tiene un interlocutor
directo, el lector deberá aceptar las argumentaciones sin poder esperar respuesta
a sus contraargumentos. Si un manual se dirige a un público genérico, el éxito del
acto comunicativo será incierto
- La argumentación en un artículo científico: la situación es muy diferente en un
artículo científico, ya que está destinado en general a personas que son expertas
en la materia en cuestión y son capaces de captar rápidamente la calidad del
razonamiento. El texto científico tiene el objetivo preciso de provocar adhesión o
rechazo. Formula la hipótesis, presenta argumentos que sean lo más válidos y
explícitos posibles. A menudo sucede que el lector experto no aprueba todos los
componentes de la argumentación, aunque acepta, de forma general, el artículo o
la parte del mismo, extrayendo los elementos que le sirven y con los que está de
acuerdo. A veces, una serie de artículos científicos sobre un tema pueden
considerarse como subcomponentes de una macroargumentación, en torno a un
determinado problema.
- La argumentación en una entrevista escrita: la entrevista tiene siempre la
apariencia de una discusión en la que el entrevistador establece junto al
entrevistado un tema, aunque la función del entrevistador no es la de ser
convencido, sino la de dar pie a que el entrevistado manifieste sus opiniones.
- La argumentación en el debate oral: en el debate oral emplean todos los recursos
de la argumentación. Hay situaciones en las que los protagonistas de la disputa no
están dispuestos a resolver la cuestión, piénsese en el debate entre adversarios
políticos.
- La argumentación en la discusión: es la argumentación más corriente que
encontramos en la vida cotidiana. A menudo estamos obligados a formular,
defender o atacar tesis u opiniones. Esta es la argumentación menos sistemática y
más compleja, en la que intervienen factores extralingüísticos: prestigio,
sentimientos, situaciones, lucidez del momento.
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- La argumentación en la lección y la conferencia oral: en la lección magistral el


profesor presenta opiniones sostenidas por argumentos. Los alumnos tienen más
dificultades para asumir un juicio crítico. Estos no consideran la clase como un
lugar para el debate, aunque lo sea en teoría. Al final de la conferencia se suele
establecer un debate, pero este debate se reduce a lo esencial y difícilmente
desciende a los detalles particulares.
- La argumentación en el discurso o la prédica: en esta situación el público
comparte la ideología del locutor, pero exige un análisis detallado de las opiniones
de las que ya participa intuitivamente. Si el orador se dirige a una masa
indiferenciada de espectadores no puede esperar una adhesión ideológica y
sentimental a priori. Si se trata del discurso político ante la televisión, este dura
poco y los factores del proceso de convencimiento son más psicológicos que
lógicos. Están basados en la imagen, en el papel que asume el político: sereno,
confiado, paternal, seguro, dinámico, sabio, lleno de experiencia, etc..
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VI. LA ARGUMENTACIÓN EN LOS TEXTOS CIENTÍFICOS


El trabajo científico integra cinco elementos, originalidad, distanciamiento,
universalidad, escepticismo y pública accesibilidad, que desempeñan todos ellos algún
papel. Si los resultados y los métodos siguen las reglas consabidas y si vemos que se
dan la imparcialidad y la comprobabilidad esperadas, por lo menos nos acercamos
bastante a sentirnos bien dispuestos.
Pero el convencimiento, lo mismo en el terreno científico que en cualquier
otro, implica el juego de distintas fuerzas, tanto de la razón como de la sinrazón.
Nuestro sentido de lo que conecta, de lo que cuadra, de lo que se relaciona o se
deriva, puede a menudo movernos a la aceptación. Los resultados que no se ajustan al
trabajo existente no suelen convencer poco. Pero si un estudio A establece conexiones
entre los estudios B,C y D, o si ese estudio ilumina con nueva luz un hecho
comprobado, cabe que se produzca una pequeña o gran teoría emergente.
Para conseguir convencer, sólo se puede ser original hasta cierto punto. Una
total originalidad, tanta que ninguna otra persona hable tu lenguaje, impedirá que tu
argumento se abra camino en el mundo.
También el prestigio vende. Un equipo famoso que trabaje en una institución
famosa sostenido por una sólida fuente de recursos financieros es toda una
combinación difícil de resistir. La publicidad genera prestigio. Son numerosos los
científicos que le dan crédito a argumentos que nunca han leído ni oído, simplemente
porque la mayoría de sus colegas los dan por buenos. Y a veces la pura belleza de una
demostración puede hacer que un argumento resulte del todo convincente. La
einsteiniana teoría de la relatividad se ganó la aceptación no sólo porque podía
explicar fenómenos bien observados, sino también por la elegante sencillez de la
ecuación E=mc2
Mucho de lo que hace que un argumento científico convenza depende, en
definitiva, de cosas que no son ciencia.
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VII. LA RETÓRICA POLÍTICA


El discurso político está centrado en el auditorio, que lo condiciona y lo
determina. El político se dirige a menudo a un público heterogéneo, por ello debe
utilizar argumentos múltiples y variados. Debe diferenciar el discurso propio según los
medios de comunicación usados o los lugares en los que se emite el mensaje. en
política es imprescindible provocar el asentamiento del auditorio, suscitar el interés de
un público diferente. El político ha de saber siempre a quién habla y argumenta. Es
necesario recurrir y tener preparados todos los modos de captar la atención del
público, interesarlo y predisponerlo positivamente. Los oradores recurren a menudo a
los eslóganes, a los juegos lingüísticos, a las sorpresas visuales, a veces al tono
imperioso, apasionado, preocupado, sereno, etc..
El lenguaje político utiliza parte de los lenguajes especiales, a menudo asume la
pátina de tecnicismo para parecer serio, demostrable y científico: usando palabras
como “engranajes, freno, diagnóstico, fuerza centrífuga, convergencia paralela”, etc.,
se da impresión al auditorio de encontrarse ante un discurso científico, aceptable.
El discurso epidíptico (de alabanza y desacreditación) era en el pasado uno de
los atractivos del discurso político o del alegato jurídico. Hoy el gran orador, que
embellecía su discurso con referentes literarios, citas, voz cálida y suasiva, casi ha
desaparecido, para dejar paso al técnico, al político. El político puede ser aburrido, un
pésimo orador desde el punto de vista de los contenidos, sin embargo, debe suscitar el
favor con su fuerza y su poder o personalidad, ser capaz de usar adecuadamente los
instrumentos de comunicación de masas y dar prestigio a su imagen. El cambio de
contenidos y formas en el lenguaje político, verificado a partir de los inicios de los años
ochenta, tras los cambios que se han registrado en el ámbito de las ideologías y de los
papeles de los partidos políticos, coincide con la exigencia de cambiar de estrategias
retóricas por la llegada de instrumentos de comunicación de masas, como la televisión,
que hacen menos central el mensaje lingüístico y exigen una mayor atención a la
retórica visual.
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VIII. LA ARGUMENTACIÓN PUBLICITARIA


Si un texto se presenta como mensaje publicitario puede ya contar con el hecho
de que el público sabe que la tesis principal sostenida, aunque no esté formulada
lingüísticamente, es la siguiente: “este producto es el mejor que puede encontrar en
su clase”. El público no interesado en el producto no se siente destinatario del mensaje
y en consecuencia no lo recibe como tal.
El mensaje publicitario impreso dispone la página de forma diferente que el
mensaje escrito tradicional. Usa las palabras libremente. La sucesión de los
argumentos no es lineal. La tesis principal queda siempre sobreentendida. La
estrategia primaria del lenguaje publicitario es la de intentar captar por un momento la
atención del lector mediante una imagen atractiva. Para el aspecto lingüístico se aplica
la retórica de tipo poético de forma que el macroargumento se presenta fónica y
semánticamente como extraordinario, atractivo, magnético o seductor. El
macroargumento debe estar justificado y documentado, a su vez, como una tesis o una
afirmación que necesita los apoyos necesarios.
El contenido del mensaje publicitario se relaciona con los tópicos de calidad, de
cantidad o de la esfera económica, estética o sanitaria. Los tipos de argumentación
adoptados pueden ser también de tipo analógico, comparativo y pueden llegar a ser
auténticas falacias. Deben provocar emociones, afectos, deben ejercer presión
psicológica. Lo que cuenta son las imágenes y las sensaciones más que la veracidad de
los argumentos presentados.
El mensaje publicitario audiovisual suele presentar en primer lugar el objeto,
después se describen las características y finalmente se enuncian las conclusiones /
argumentos para la adquisición o utilización del producto. El mensaje audiovisual está
cada vez más centrado en las estrategias psicológicas basadas en sensaciones
placenteras acopladas justa o injustamente al objeto.
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CONCLUSIÓN

El texto argumentativo es el resultado de forma de expresión argumentativa, utilizada


normalmente para convencer o persuadir por medio de argumentos sólidos.

Existen diversos tipos de argumentación (judiciaria, política, persuasiva) según


diferentes intenciones o contextos comunicativos aunque cada una de ellas se sirve del
lenguaje argumentativo para la expresión de sus ideas. Este lenguaje se caracteriza por
las construcciones hipotácticas y el uso de figuras retóricas que adornan el mensaje.

Según el tipo de argumentación, se producirá un tipo determinado de texto


argumentativo: discusión, debate, entrevista, conferencia, discurso…

En la actualidad, la argumentación se emplea fundamentalmente en los ámbitos


científico, político y publicitario, en donde alcanza su máximo esplendor.

BIBLIOGRAFÍA

ÁLVAREZ, M., Tipos de escrito II: Exposición y argumentación, Madrid, Arco-Libro,


1995.
BASSOLS,M., TORRENT, A.M., Modelos textuales. Teoría y práctica, Barcelona,
Octaedro, 1997.
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FERREIRO, P., ZAYAS BAZÁN, E., Cómo dominar la redacción, Madrid, Playor, 1989.
LO CASCIO,V., Gramática de la argumentación, Madrid, Alianza Universidad, 1998.
LÓPEZ VILLAMOR, C., El texto argumentativo, Jerigonza 3, Barcelona, Octaedro, 1997.
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QUENEAU, R., Ejercicios de estilo, Madrid, Cátedra, 1987.


ROMERA CASTILLO, J., Didáctica de la lengua y la literatura. Método y práctica,
Madrid, Editorial Playor, 1979.

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