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Los amorosos son la hidra del cuento.

LOS AMOROSOS

Los amorosos callan. Tienen serpientes en lugar de brazos.

El amor es el silencio más fino, Las venas del cuello se les hinchan

el más tembloroso, el más insoportable. también como serpientes para asfixiarlos.

Los amorosos buscan, Los amorosos no pueden dormir

los amorosos son los que abandonan, porque si se duermen se los comen los gusanos.

son los que cambian, los que olvidan. En la oscuridad abren los ojos

y les cae en ellos el espanto.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar, Encuentran alacranes bajo la sábana

no encuentran, buscan. y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos andan como locos

porque están solos, solos, solos, Los amorosos son locos, sólo locos,

entregándose, dándose a cada rato, sin Dios y sin diablo.

llorando porque no salvan al amor. Los amorosos salen de sus cuevas

temblorosos, hambrientos,

Les preocupa el amor. Los amorosos a cazar fantasmas.

viven al día, no pueden hacer más, no saben. Se ríen de las gentes que lo saben todo,

Siempre se están yendo, de las que aman a perpetuidad, verídicamente,

siempre, hacia alguna parte. de las que creen en el amor

Esperan, como una lámpara de inagotable aceite.

no esperan nada, pero esperan.

Los amorosos juegan a coger el agua,

Saben que nunca han de encontrar. a tatuar el humo, a no irse.

El amor es la prórroga perpetua, Juegan el largo, el triste juego del amor.

siempre el paso siguiente, el otro, el otro. Nadie ha de resignarse.

Los amorosos son los insaciables, Dicen que nadie ha de resignarse.

los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos. Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,

la muerte les fermenta detrás de los ojos,

y ellos caminan, lloran hasta la madrugada

en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,

a mujeres que duermen con la mano en el sexo,

complacidas,

a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios

una canción no aprendida,

y se van llorando, llorando,

la hermosa vida.

EL SEMINARISTA DE LOS OJOS NEGROS

Desde la ventana de un casucho viejo

abierta en verano, cerrada en invierno

por vidrios verdosos y plomos espesos,

una salmantina de rubio cabello

y ojos que parecen pedazos de cielo,

mientas la costura mezcla con el rezo,

ve todas las tardes pasar en silencio

los seminaristas que van de paseo.


Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo, su seminarista de los ojos negros;

marchan en dos filas pausados y austeros, cada vez que pasa gallardo y esbelto,

sin más nota alegre sobre el traje negro observa la niña que pide aquel cuerpo

que la beca roja que ciñe su cuello, marciales arreos.

y que por la espalda casi roza el suelo.

Cuando en ella fija sus ojos abiertos

Un seminarista, entre todos ellos, con vivas y audaces miradas de fuego,

marcha siempre erguido, con aire resuelto. parece decirla: —¡Te quiero!, ¡te quiero!,

La negra sotana dibuja su cuerpo ¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!

gallardo y airoso, flexible y esbelto. ¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!

Él, solo a hurtadillas y con el recelo A la niña entonces se le oprime el pecho,

de que sus miradas observen los clérigos, la labor suspende y olvida los rezos,

desde que en la calle vislumbra a lo lejos y ya vive sólo en su pensamiento

a la salmantina de rubio cabello el seminarista de los ojos negros.

la mira muy fijo, con mirar intenso.

Y siempre que pasa le deja el recuerdo En una lluviosa mañana de inverno

de aquella mirada de sus ojos negros. la niña que alegre saltaba del lecho,

Monótono y tardo va pasando el tiempo oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;

y muere el estío y el otoño luego, por la angosta calle pasaba un entierro.

y vienen las tardes plomizas de invierno.

Un seminarista sin duda era el muerto;

Desde la ventana del casucho viejo pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,

siempre sola y triste; rezando y cosiendo con la beca roja por cima cubierto,

una salmantina de rubio cabello y sobre la beca, el bonete negro.

ve todas las tardes pasar en silencio Con sus voces roncas cantaban los clérigos

los seminaristas que van de paseo. los seminaristas iban en silencio

siempre en dos filas hacia el cementerio


como por las tardes al ir de paseo.

La niña angustiada miraba el cortejo

los conoce a todos a fuerza de verlos...

tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...

el seminarista de los ojos negros.

Corriendo los años, pasó mucho tiempo...

y allá en la ventana del casucho viejo,

una pobre anciana de blancos cabellos,

con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,

mientras la costura mezcla con el rezo,

ve todas las tardes pasar en silencio

los seminaristas que van de paseo.

La labor suspende, los mira, y al verlos

sus ojos azules ya tristes y muertos

vierten silenciosas lágrimas de hielo.

La silla vacía

Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo Nadie ocupa la silla vacía,

del seminarista de los ojos negros... sólo ella, y el espejo, frente a frente,

nadie supo por qué pero el tiempo pasó,

y no halló la respuesta,

recuerda unos pasos, una puerta,

un adiós y el silencio,

no recuerda su nombre o tal vez lo olvidó,

ya no importa,

tampoco su rostro se hace presente,


ni su voz, ¡para qué! si ya no la escucha,

se marchó, no dejó ni el recuerdo.

El espejo refleja un rostro cansado,

como ausente, un rostro de mujer,

sorprendida, tal vez asustada,

no sabe quién es, ni sabe su nombre,

ni sabe qué hace frente a ella.

Se miran sin saber qué decirse,

sin hablar, frente a frente,

sorprendidas, tal vez asustadas,

pero el tiempo pasa,

sin hallar la respuesta;

Aún la silla sigue vacía.

QUIERO SER EN TU VIDA DE MARTIN GALAS

Quiero ser en tu vida

Algo más que un instante,

Algo más que una sombra

Y algo más que un afán.

Quiero ser, en ti misma,

Una huella imborrable

Un recuerdo constante
Y una sola verdad. Y en la vida y la muerte.

Ser, igual que en mi vida,

Palpitar en tus rezos Has venido a ser tú.

Con temor de abandono.

Ser, en todo y por todo,

Complemento de ti.

Una sed infinita

De caricias y besos;

Pero no una costumbre

De estar cerca de mí.

Quiero ser en tu vida

Una pena de ausencia

Un dolor de distancia

Y una eterna ansiedad.

Algo más que una imagen,

Y algo más que el ensueño BESOS

Que venciendo caminos, Hay besos que pronuncian por sí solos

Llega, pasa y se va. la sentencia de amor condenatoria,

hay besos que se dan con la mirada

ser el llanto en tus ojos, hay besos que se dan con la memoria.

Y en tus labios la risa.

Ser el fin y el principio, Hay besos silenciosos, besos nobles

La tiniebla y la luz, hay besos enigmáticos, sinceros

hay besos que se dan sólo las almas

Y en la tierra, y el cielo; hay besos por prohibidos, verdaderos.


en las bodas humanas se parecen

Hay besos que calcinan y que hieren, a la brisa que juega con las flores.

hay besos que arrebatan los sentidos,

hay besos misteriosos que han dejado Hay besos que producen desvaríos

mil sueños errantes y perdidos. de amorosa pasión ardiente y loca,

tú los conoces bien son besos míos

Hay besos problemáticos que encierran inventados por mí, para tu boca.

una clave que nadie ha descifrado,

hay besos que engendran la tragedia Besos de llama que en rastro impreso

cuantas rosas en broche han deshojado. llevan los surcos de un amor vedado,

besos de tempestad, salvajes besos

Hay besos perfumados, besos tibios que solo nuestros labios han probado.

que palpitan en íntimos anhelos,

hay besos que en los labios dejan huellas ¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;

como un campo de sol entre dos hielos. cubrió tu faz de cárdenos sonrojos

y en los espasmos de emoción terrible,

Hay besos que parecen azucenas llenáronse de lágrimas tus ojos.

por sublimes, ingenuos y por puros,

hay besos traicioneros y cobardes, ¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso

hay besos maldecidos y perjuros. te vi celoso imaginando agravios,

te suspendí en mis brazos... vibró un beso,

Judas besa a Jesús y deja impresa y qué viste después...? Sangre en mis labios.

en su rostro de Dios, la felonía,

mientras la Magdalena con sus besos Yo te enseñé a besar: los besos fríos

fortifica piadosa su agonía. son de impasible corazón de roca,

yo te enseñé a besar con besos míos

Desde entonces en los besos palpita inventados por mí, para tu boca.

el amor, la traición y los dolores,


EL ARBOL DE LOS AMIGOS

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen


felices

por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro


camino.

Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo


muchas lunas pasar,

mas otras apenas vemos entre un paso y otro.

A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de


ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de aquellos que están en la punta de las ramas
nuestros amigos.
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y una hoja y otra.
nuestra amiga mamá,
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y
que nos muestra lo que es la vida. perdemos algunas de nuestras hojas,

Después vienen los amigos hermanos, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por
muchas estaciones.
con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan
florecer como nosotros. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron
continúan cerca,
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes
respetamos y deseamos el bien. alimentando nuestra raíz con alegría.

Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se


cruzaron en nuestro camino.
Mas el destino nos presenta a otros amigos,

los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro


camino. Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y
prosperidad.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma,
de corazón. Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra
vida es única.
Son sinceros, son verdaderos.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de
Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace
nosotros.
feliz.

Habrá los que se llevarán mucho,


Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en
nuestro corazón pero no habrán de los que no nos dejarán nada.

y entonces es llamado un amigo enamorado. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida

Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran
saltos a nuestros pies. por casualidad.

Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,

tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.

Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro


rostro,

durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos


distantes,
El valor de un Te Quiero!

Te quiero decir muchas cosas por medio de esta carta

y sinceramente te las mereces...

TU AMISTAD VALE MUCHO!

Te quiero decir que si mañana dejo de existir,

te observaré en el cielo, te cuidaré y, sobre todo,

abogaré por aminorar tu sufrimiento.


Te quiero decir que si dejas este mundo,

Dios no lo quiera, te recordaré y siempre te voy a


querer,

cada noche hablaré contigo.

Quiero que sepas que te quiero mucho

y eso es algo muy importante para mí,

ya que hay veces que uno cree

que no es conveniente decirlo por cualquier razón.

Sé que debí decirte antes cuánto te aprecio,

pero si por alguna razón no nos volvemos a ver,

te dejo esta nota para que sepas lo mucho que te


quiero.

Y si no alcanzaste a decírmelo y yo dejo de existir,

no te preocupes, que por el simple hecho de nuestra


amistad

sabré que me aprecias.

Recuerda que nunca sabemos cuándo dejamos de Creo en tí Amigo


existir,
Creo en tí amigo:
por eso quiero decirte hoy con esto
Si tu sonrisa es como un rayo de luz
¡Que te aprecio mucho!
que alegra mi existencia.

Creo en ti amigo:

Si tus ojos brillan de alegría al encontrarnos.

Creo en ti amigo:
Si compartes mis lágrimas y en las horas tristes y amargas.

sabes llorar con los que lloran.

Creo en ti amigo:

Si tu mano está abierta para dar y

tu voluntad es generosa para ayudar.

Creo en ti amigo:

Si tus palabras son sinceras y

expresan lo que siente tu corazón.

Creo en ti amigo:

Si sabes comprender bondadosamente mis debilidades


y

me defiendes cuando me calumnian.

Creo en ti amigo:

Si tienes valor para corregirme amablemente.

Creo en ti amigo:

Si sabes orar por mí,


¿Cómo va a ser tu día hoy?
y brindarme buen ejemplo.
Esta mañana desperté emocionado

con todas las cosas que tengo que hacer


Creo en ti amigo:
antes que el reloj sonara.
Si tu amistad me lleva a amar más a Dios

y a tratar mejor a los demás.


Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy
importante.

Creo en tí amigo: Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.

Si no te avergüenzas de ser mi amigo


Hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.

o puedo dar gracias a Dios porque las plantas están


siendo regadas.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que
hacer las labores del hogar

Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para
mi mente, cuerpo y alma.
o puedo estar contento que mis finanzas me empujan

a planear mis compras con inteligencia.


Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo le de
forma y aquí estoy,
Hoy puedo quejarme de mi salud soy el escultor. Lo que suceda hoy depende de mi,
o puedo regocijarme de que estoy vivo. yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.

Hoy puedo lamentarme de todo Que tengas un gran día... a menos que tengas otros
lo que mis padres no me dieron mientras estaba planes.
creciendo

o puedo sentirme agradecido de que me permitieran


haber nacido.

Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas

o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.

Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos


amigos Las cuatro estaciones del año

o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de


descubrir nuevas relaciones.
Cuatro estaciones tiene el año

Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar


otoño, invierno, primavera y verano
o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.

y las cuatro vienen cogidas de la mano


Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela

o puedo abrir mi mente enérgicamente


Otoño viene azotando de la mano

trayendo lluvia, frío

y fuertes vientos con llanto Invierno ya estás aquí, cruel y malo

verdugo de tantas almas

Que a su paso a los árboles que te has llevado

las hojas va quitando

dejándolos desnudos y sin mantos Invierno! Vete pronto y camina rápido

que tu vecina la primavera te está esperando

Otoño! Que los días vas cortando

quitando la luz al día Hay! Primavera campera que ya has llegado

y la noche vas alargando con tu alegría y encanto

a vestir de flores y hierva

Otoño! Que vas a paso acelerado los montes y prados

para llegar al invierno cogido


Primavera ves despacito y no pases rápido

que la aves su canto van ensayando

y se preparan para hacer sus nidos

en los árboles del campo

Y si llegas pronto al verano

enséñale la belleza que has dejado

Verano! Deseado por la gente y aclamado

porque en esta tu casa, los sueños

Volverán las oscuras golondrinas

de muchos han llegado

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y, otra vez, con el ala a sus cristales

jugando llamarán;

pero aquéllas que el vuelo refrenaban


tu hermosura y mi dicha al contemplar, y,_otra vez, con el ala_a sus cristales

aquéllas que aprendieron nuestros nombres... jugando llamarán;

ésas... ¡no volverán! pero_aquéllas que_el vuelo refre-naban.

tu_hermosura_y mi dicha_al contemplar;

Volverán las tupidas madreselvas aquéllas que_aprendieron nuestros nombres,

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde, aun más hermosas, ésas... ¡no volverán!

sus flores se abrirán;

pero aquéllas, cuajadas de rocío,

cuyas gotas mirábamos temblar Rima: Asonancia en á en los versos pares

y caer, como lágrimas del día...

ésas... ¡no volverán! Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

Volverán del amor en tus oídos y, otra vez, con el ala a sus cristales

las palabras ardientes a sonar; jugando llamarán;

tu corazón, de su profundo sueño pero aquéllas que el vuelo refrenaban.

tal vez despertará; tu hermosura y mi dicha al contemplar;

pero mudo y absorto y de rodillas, aquéllas que aprendieron nuestros nombres,

como se adora a Dios ante su altar, ésas... ¡no volverán!

como yo te he querido..., desengáñate:

¡así no te querrán!

[From: Modern Spanish Lyrics, Elijah Clarence Hills and


S. Griswold Morley. New York: H. Holt, 1913.]

Sílabas: Versos de once y de siete sílabas

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

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