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LATÍN: METAMORFOSIS DE OVIDIO

LIBRO 1:

LIBRO 2:

JÚPITER Y EUROPA: Atlas cobra su castigo y abandona Palas volando hacia el cielo. Un
día lo llama su padre para que vaya con rapidez a su encuentro y le dice que vaya a la
playa de Sidonia para expulsar los toros de las montañas y bajarlos a las playas donde la
hija del rey y sus doncellas tirias pasan el rato. Júpiter se transforma en un blanco y
hermoso toro, se mezcla con el resto de los toros y deambula por la tierna hierva. Su
cuello está hinchado de un duro musculo, la papa le cuelga, sus cuernos son cortos pero
perfectos y muy brillantes, tirando a un parecido de una perla.
Su frente no marca amenaza y no causa miedo, es un toro muy manso en comparación
con los demás toros. Es un toro pacífico el cual enamora a la hija de Agénor. La muchacha
le muestra flores ante su hocico. El toro se alegra y le empieza a dar besos en las manos
de la chica, de tanta alegría salta y corretea por la hierba, se tumba de lado sobre la
arena y poco a poco le ofrece su pecho para que ella lo toque y le muestra los cuernos
para que los adorne de flores. La muchacha le coge cariño y confianza al toro y se atreve
a montar sobre su lomo, el toro poco a poco se separa de la arena y de la tierra seca y
pone sus patas sobre el agua y atraviesa el mar llevándose a su presa. Europa asustada,
vuelve la mirada atrás y se da cuenta de que se está alejando de su tierra.
LIBRO 3: DIANA =Titánia

ACTEÓN: Acteón fue nieto de Cadmo el cual murió de una manera cruel por la diosa
Diana. Un día Acteón fue de caza con sus hombres y sus perros a un monte. Por la
mañana habían tenido una buena caza, pero al mediodía se estaba oscurecido y este
decide hacer un descanso con sus hombres hasta que volviera la luz y proseguirían con
la tarea. Estos hicieron caso a sus órdenes. Al lado de su lugar de cacería había un valle
poblado de pinos y picudos cipreses llamado Gargafia, consagrado a la diosa Diana en
cuyo más lejano confín hay una gruta donde la propia diosa suele darse unos baños en
aguas cristalinas acompañada de sus ninfas. Diana, la diosa de la selva, fatigada de la
caza, se da un baño:
1. Da su escudera, la jabalina, la aljaba y el arco destensado a una de sus ninfas.
2. Otra recoge en sus brazos la ropa de la diosa.
3. Otras dos descalzan sus sandalias.
4. La isménide Crócale le recoge el moño a la diosa ya que lo tenía suelto.
5. Las ninfas Néfele, Híale , Ránide , Psécade , Fíale toman y vierten el agua de la
fuente con voluminosas vasijas .
Mientras titánia se estaba bañando aparece Cadmo, perdido y vagando por el
bosque y guiado por los hados. Cadmo se desnuda y penetra en las aguas y las ninfas
al verlo empiezan a gritar. Diana avergonzada, es rodeada por sus ninfas y asustada
en vez de darle muerte, lo convierte en un ciervo. Diana pone en la cabeza mojada:
1. de Cadmo unos cuernos de ciervo longevo,
2. le prolonga el cuello.
3. Aguza por arriba sus orejas.
4. Cambia los pies y las manos por patas
5. Y cubre su cuerpo de una piel moteada
6. Le añade el miedo
Cadmo asustado huye y se da cuenta de su velocidad. Al verse en las aguas, se dio cuenta
de su cambio físico, aunque mentalmente estaba igual. Se asustada y grita, ese grito fue
escuchado por la jauría, la cual corre velozmente para atraparlo y matarlo. En el acto de
la caza, los hombres de Cadmo lo llaman, pero no tienen respuesta, ya que el ciervo
cazado era él. Finalmente, Cadmo muere desangrado y desmembrado por sus perros,
los cuales no lo reconocieron. La cólera de Diana no se pasó hasta que se acabó la vida
de Cadmo.
NARCISO Y ECO: Tiresias, era un adivino que, en todas las ciudades de Aonia, daba
respuestas irreprochables a la gente que le iba a consultar. Quien puso primero a prueba
su credibilidad fue Liríope la cual un día fue cogida y violada por la corriente de Cefiso.
De esa violación, Liríope dio a luz a un niño el cual fue llamado Narciso. Esta consultó a
Tiresias si su hijo llegaría a ser mayor algún día y este le respondió que sí con la condición
de que no llegue a conocerse (que no vea su propio reflejo). Narciso a los 16 años era
querido y gustado por todo el mundo (chicos y chicas). Pero era tan soberbio y engreído
que ninguna persona tocó su corazón, no quiso a nadie.
Por otro lado, está la ninfa Eco, una ninfa vocinglera que no sabía callar y no paraba de
hablar y hablar. Eco no tenía ningún otro uso de su boca, sino que solo hablar
constantemente. Eco fue castigada por la diosa Juno la cual le hizo que solo podía hablar,
pero solo repetir lo último que oyera de una palabra. Este castigo era debido a que
mientras Júpiter se acostaba con las otras ninfas, Eco intentaba distraerla hablándole
constantemente a la diosa Juno para que estas pudieran huir. Desafortunadamente Juno
descubrió su engaño, la castigó a ella.

Un día Eco vio a Narciso vagando por tierras y nada más verlo, se enamoró de él. Eco
muy tímido, empezó a seguir a Narciso y este se percató de que alguien lo estaba
siguiendo, por lo tanto, decidió preguntar quién estaba en el bosque y quién lo seguía.
Eco solo repitió la primera palabra hasta que Narciso pronunció la palabra reunámonos
y la respuesta de Eco fue la misma reunámonos, por lo tanto, Eco decidió salir de su
escondite y aparecer ante Narciso e intentó echarse a sus brazos, pero este la rechazó
de una forma muy brusca diciéndole que preferiría morir antes de que ella lo pudiera
tener.
Eco desdeñada huye y se esconde en la espesura y llena de vergüenza se cubre el rostro
con ramas y desde entonces vive en cuevas solitarias. Su amor por Narciso pervivió
eternamente, pero a mayor que pervivía su amor, su dolor crecía más y más. El
insomnio, la pena le hicieron adelgazar, le empezaron a aparecer arrugas en la piel y
todo su cuerpo se evaporó quedando solo huesos, los cuales adoptaron la forma de una
piedra y su voz, que siguió vagando y siendo eco.

Uno de los rechazados levantando los brazos en alto hacia el cielo maldice a Narciso
diciendo que ojalá amé tanto a una persona pero que no consiga jamás su amor y
Ramnusia asintió a tal súplica. Esta suplica se consiguió cuando Narciso se tumbó en las
hierbas de unas tierras:

1. Fuente cenagosa de claras y plateadas aguas.


2. Ni pastores ni cabras lo pisaron o tocaron
3. Ni pájaro ni fuera enturbió las aguas
4. Ni rama caída del árbol tocó el agua
5. Crecía alrededor la hierba, alimentada por la humedad, paisaje maravilloso
6. El sol no era capaz de entibiar el paraje.
Narciso encontró el sitio y se tumbó en la hierba. Se enamoró del sitio y cuando le entró
sed, se arrodilló a la fuente cristalina para beber. Mientras bebía se enamora del reflejo,
el cual al principio no sabía que era él mismo. Creía que el agua era cuerpo y no agua, se
extasía ante sí mismo. Describe su cuerpo:

1. Ojos como estrellas gemelas


2. Cabello digno de Baco y Apolo
3. Mejillas lampiñas
4. Cuello de marfil
5. Gracia de su boca
6. Rubor mezclado con nívea blancura.
Narciso ante tanta belleza admira lo que ve, se elogia así mismo, se corteja,
se besa e intenta repentinas veces coger con sus propias manos la imagen, pero le es
imposible y se desvanece. Se habla a sí mismo varias veces, pero no consigue respuesta.
Tendido sobre la hierba contempla su rostro en el agua y se hace preguntas por qué lo
que ve no lo puede tocar ni puede estar con ello. Narciso se da cuenta de que todo lo
que hace, la imagen reflejada hace lo mismo y se da cuenta por eso de que el reflejo es
él mismo. Desea separarse de su cuerpo para poder estar con él. Mientras se lamentaba
se rasga el vestido desde el borde superior y se golpea el pecho dejando una marca roja
violácea. Eco ya muerto, ve lo que hace narciso y todos los sonidos que emite, la voz de
eco los devuelve, hasta sus golpes sobre su cuerpo. Narciso muere por el amor excesivo
que siente hacia sí mismo, entra en llamas y muere. Sus hermanas y su madre lloran por
la muerte. Todas las ninfas lloran por él. No encontraron su cuerpo y en vez de encontrar
su cuerpo encontraron una flor amarilla con pétalos blancos alrededor de su cáliz.
PENTEO: el mismo adivino de Narciso y Eco obtuvo fama por sus adivinaciones en la
ciudad de Acaya, pero este fue juzgado y burlado negativamente por Penteo. Este se ríe
de las profecías del anciano y se ríe de él por ser ciego. El anciano en respuesta a sus
burlas de dice que este si sigue siendo tan arrogante y no le da honor y no lo juzga para
bien a Líber (vástago de Sémole), este será despedazado y diseminado por mil lugares
y con su sangre manchará a su madre y a las hermanas de su madre. Así ocurrirá y
lamentará que el anciano haya visto tanto siendo cielo. El anciano es expulsado por el
hijo de Equión.

Las palabras del anciano se hicieron realidad. Llega Líber y los ciudadanos de la ciudad
de Acaya se asustan, pero Penteo no teme nada, es más se burla de los ciudadanos por
dar bienvenida o huir al dios Liber o también conocido como Baco. Penteo manda que
le traigan al hombre que viene y revuelve toda la ciudad. Todos sus familiares le
advierten que tenga cuidado, pero les es en vano ya que cuantas más advertencias le
dan, este se pone más agresivo y se excita y crece por su poderío e ignorancia. Los
hombres de Penteo vuelven sin haber visto a Baco, pero consiguieron coger a un
sacerdote de su culto. Penteo montado en cólera le dice que va a morir, pero antes de
morir le tiene que decir su nombre, el nombre de sus padres y su origen.

El sacerdote le contesta sin miedo diciendo que se llama Acetes, viene de Meonia y que
su familia es humilde, pobre. Al morir su padre, este no obtuvo nada salvo el mar ya que
su padre solía pescar en el mar. Este con el testamento de su padre, aprendió a manejar
el timón de un navío y surcar por los mares y también aprendió a diferenciar los astros
(óleno, Taígete, las Híades, la Osa), los vientos y su posición. Un día rumbo a Delos, se
acerca a las costas de Quíos, para y descansa en la playa con sus hombres. Cuando pasa
la noche y empezaba a amanecer, se levanta, le traen agua, pero para ello indica el
camino de la fuente. Este desde una elevada colina, llama a sus compañeros para que
vuelvan al navío. Ofeles, uno de sus compañeros pensando que traía un botín, le enseña
un niño muy bello el cual cargado de vino y sueño lo seguía. Acetes, pensaba que no era
mortal por su belleza y afirma que hay una divinidad en su cuerpo. Todos quieren
aprovecharse del niño llamado Libis, pero Acetes, dueño del navío les impide. Licabante,
uno de los marineros (el cual fue expulsado de la ciudad Toscana por un crimen atroz)
se enfurece, le rompe la garganta y lo intenta tirar al mar. Todos aplauden la brutalidad
del acto, entonces Baco se despierta del sueño y de la borrachera y les pregunta que
hacen gritando, dónde está y que van a hacer con él. Uno de los marineros (Proreo) le
dice que no se preocupe y que les diga a donde quiere ir y que lo dejen. Liber, confiando
en ellos les dice que lo lleven a Naxos porque esa es su casa y allí encontrarán una tierra
hospitalaria. Los marines le juran que lo llevarán allí. Primero estuvo al timón Naxos,
luego Acetes y mientras éste estaba al timón los demás le daban señas para que
cambiara de rumbo y no llevara a Libe a su casa. Acetes ante ese crimen, decide
apartarse del timón para no tener que ver naca con el caso. Todos murmuran y lo miran
mal. Los marines no tienen intención de llevar a Libes a Naxos, por lo tanto, este
burlándose de ellos hace:
1. el navío se detuvo en alta mar,
2. las hierbas estorban y enredan los remos para que los marineros no intenten huir
3. adorna las velas con sus pesados racimos,
4. Baco con la frente coronada de racimos de uvas, blande una lanza cubierta de
ramaje de pámpanos
5. A su alrededor yacen tigres, linces y cuerpos feroces, panteras musculosas.
6. Los marineros se arrojan al mar llevados por la locura o por el miedo.
7. Libis los convierte en monstruos a los 20 marineros excepto a Acetes
8. Libis le dice a Acetes que se dirija a rumbo a Día y tras embarcar allí Acetes se
unió al culto de Baco.
Ante la historia de Acetes, Penteo responde que ya ha tenido paciencia oyendo su
historia y que su cólera se había tranquilizado. Pero esa historia no le hizo olvidar de que
lo quería matar. Penteo manda a sus hombres a que se lleven a Acetes y que lo torturen.
Acetes es encerrado en prisión y mientras los hombres de Penteo preparaban las
herramientas de tortura, las cadenas de Acetes se soltaron de su mano por magia.

Penteo no manda a sus hombres a que vayan a por él, sino que va él mismo a Citerón,
lugar elegido para celebrar los ritos. Se oyen altos cánticos los cuales excitaron la cólera
de Penteo. Casi a mitad del monte y entre selvas, se encuentra una llanura libre de
árboles y visible desde todos los lados. Desde ese lugar, con ojos profanos, contemplaba
el culto, cuando una mujer los vio, corrió hacia él porque estaba poseída y fuera de sí.
Esta hirió a Penteo arrojándole un tirso (Vara adornada con hojas de hiedra y parra y
rematada con una piña en la punta, que solía llevar como cetro la figura de Baco y se
usaba en las fiestas dedicadas a este dios.) La madre de Penteo, llama a sus hermanas
diciéndoles que ese jabalí (Penteo en forma de animal) que merodea por sus campos,
hay que matarlo. La horda (Grupo de gente que obra sin disciplina y con violencia.) se
lanza sobre él, se juntan todas y acosan al animal, en este caso, Penteo. Penteo ante el
miedo y sin fuerza admite que ha pecado, malherido pide ayuda. Este fue desmembrado
por su familia (brazos arrancados por sus tías y cuello arrancado por su madre). Estas se
alegran de su victoria pensando que han matado un jabalí. Escarmentadas con tal
ejemplo, celebran los nuevos ritos (las Isménides a las cuales ofrendan incienso y
veneran los sagrados altares)
LIBRO CUARTO

PÍRAMO Y TISBE: Son dos muchachos muy jóvenes y hermosos de Oriente. Una es una
muchacha joven y hermosa perteneciente a una familia y el otro es un chico joven y
guapo perteneciente a otra familia. Estos vivían en casas contiguas pared con pared.
Semíramis, el rey de esa parte había rodeado la ciudad con altas murallas. La vecindad
les hizo conocerse y con el paso del tiempo se enamoraron y empezó a crecer el amor
que sentían el uno por el otro, se hubieran unido en matrimonio, pero las familias de
estos dos se opusieron, pero estos no podían oponerse al amor que sentían el uno por
el otro. Nadie lo sabía, pero estos cuando no los veía nadie, se comunicaban con gestos
y señas y en la pared común que separa las dos casas había una brecha (cunado se
construyeron las casas, nadie se dio cuenta de esa brecha salvo los dos enamorados), la
cual les daba la oportunidad de comunicarse y hablarse sin que los padres se dieran
cuenta. Como cada noche, se despidieron y se dieron besos de despedida quedando así
para el día siguiente en el mismo lugar. Al amanecer, se unieron en el mismo lugar y
empezaron a lamentar y tras lamentar mucho rato, decide planear un plan:

1. Salir de sus hogares


2. Engañar a los guardianes
3. Abandonar los edificios y la ciudad
4. Para no perderse deciden ir por los anchos campos
5. Finalmente se reúnen en el sepulcro de Nino y ocultarse bajo las sombras de un
árbol. El árbol estaba cuajando frutos blancos, un alto moral con una gélida
fuente.

Los enamorados aprueban el plan, la luz del día desapareció, aunque para ellos de una
forma muy lenta. Tisbe hace girar el pomo de la puerta, sale y engaña a los guardianes
cubriéndose la cara, consigue llegar a la tumba de Nino, pero llegar antes que Píramo.
Mientras Tisbe espera a Píramo, aparece una leona con el hocico manchado de sangre
de buey, para aliviar su sed, se acerca a la fuente para beber agua. Tisbe al verla, huye
de la leona a una cueva, pero por el camino de la huida se le cae el velo. Cuando la leona
dejó de beber, al regresar al bosque, se encontró con el velo de Tisbe y lo destroza con
su boca ensangrentada. Más tarde llega Píramo, en el espeso de la noche consigue ver
huellas de una bestia y teme por la vida de Tisbe. Recoge el velo destrozado de Tisbe y
se lo lleva al árbol y tras dar besos y lágrimas a la prenda, decide suicidarse con la espada
que llevaba consigo. Clava la espada en sus ijares, moribundo de la caliente herida, se
queda tendido boca arriba en el suelo. La sangre salió despedida hacia arriba. Los frutos
blancos del árbol, al ser salpicados por la sangre, se vuelven oscuras y la raíz del árbol
humedecida de sangre, matiza las moras que cuelgan de color púrpura. Tisbe aun
asustada, decide volver al lugar de encuentro para no defraudar a su amor, vuelve, busca
a Píramo, pero no lo ve, reconoce el lugar y la forma del árbol, pero no reconoce los
frutos, ya que estos antes no eran oscuros. Mientras intenta reconocer el sitio, ve:
1. unos miembros palpitar en el suelo ensangrentados,
2. con la cara pálida, horrorizada ante la imagen, reconoce a Píramo,
3. se golpea,
4. se arrancó el cabello
5. llena de lágrimas las heridas se su amado
6. mezcla su llanto con la sangre de Píramo
7. clavó sus besos en el rostro helado.

Píramo al oír el nombre de Tisbe, levantó los ojos pesados, la miró y volvió a cerrarlos.
Cuando Tisbe reconoció su prenda y la espada ensangrentada decide quitarse la vida
también para poder estar con Píramo más allá. Antes de morir habla que quiere que
sean sepultados juntos y que el árbol cubra los dos cuerpos y que conserva las señales
de la muerte (frutos negros =sangre de los dos amantes) por el luto en memoria de su
sangre doble. Se clava la espada debajo de su pecho y cayó sobre el hierro aún tibio por
la muerte de Píramo. Las súplicas de Tisbe llegaron a los dioses y a los padres:
1. El árbol permaneció siempre con los frutos negros
2. Los padres quemaron juntos a los dos amantes y los guardaron en una misma
urna.

LIBRO SEXTO

PRÓGNE Y FILOMENA: Se reúnen todos los reinos o casi todos los reinos:

1. Argos
2. Esparta
3. La Pelópide Micenas
4. Calidón todavía no odiada por la diosa Diana
5. Orcómenos
6. Corinto famosa por su bronce
7. Mesene
8. Patras
9. La baja Cleonas
10. La Nelea Pilos
11. Trecen todavía no conquistada por Pitea
12. Faltaba Atenas porque estaba en guerra contra los bárbaros que aterrorizaban
por el mar las murallas Mepsopias.

Tereo ayudó a Atenas con los bárbaros, llegó con tropas de socorro. Gracias a su
victoria, este obtuvo dinero hombres y fue emparejado con Procne. A esas bodas no
acudieron las diosas:

1. Juno
2. Himeneo
3. Gracia
4. Las Euménides obtuvieron las antorchas el día de la boda arrebatadas de un
funeral. Estas prepararon el lecho y la casa donde se alojó a un búho posándose
en el techo sobre el lecho de la sala nupcial.

En Atenas reinó una vez el rey Pandíon, hijo de Erictonio. nacido de la Tierra, y de la
ninfa Pasítea. Casóse con una hermosa náyade cuyo nombre era Zeuxipe, y que le dio
los gemelos Erecteo y Butes, así como dos hijas, Progne y Filomela. Ocurrió que Lábdaco,
rey de Tebas, entró en conflicto con Pandíon e invadió el Ática al frente de sus huestes
devastadoras. A pesar de su animosa resistencia, los atenienses hubieron de retirarse a
la capital, y Pandíon, ante el apuro, pidió auxilio al belicoso príncipe tracio Tereo, hijo
del dios de la guerra Ares. Tereo llegó por mar a toda prisa y, con sus valientes guerreros,
poco tardó en arrojar a los tebanos de las tierras áticas. Pandíon, agradecido, dio por
esposa al vencedor a su hija Progne.

Pero ni Himeneo, el dios conyugal, ni Hera, la diosa protectora del matrimonio, ni


siquiera las encantadoras Gracias, se acercaron a los aposentos nupciales, sino que
fueron las horribles Erinias quienes agitaron las lúgubres antorchas robadas de un
funeral, y un agorero buho vino a posarse en el hastial de la casa donde se celebraba la
boda de Tereo y Progne. Pero ello no impidió que los recién casados se hicieran
alegremente a la mar, recibieran las congratulaciones de los tracios y ellos mismos
ofrecieran sus acciones de gracias a los dioses. Y cuando Progne dio a luz a un hijo, Itis,
el día fue declarado festivo en toda la Tracia.

Habían transcurrido cinco años cuando Progne, que en aquel país extraño sentía a
menudo la nostalgia de su amada patria, experimentó de pronto un desea infinito de
ver a Filomela, su única hermana. Yendo a su marido le dijo:
—Si todavía encuentro gracia a tus ojos, envíame a Atenas, a ver a mi hermana querida,
o bien ve tú mismo a buscarla y tráela, siquiera sea por breve espacio. Me parecerá un
don de los dioses poder contemplar de nuevo su rostro. Promete al padre que se la
devolverás pronto, pues él ama tiernamente a su hija y no se avendrá a tenerla lejos de
su lado mucho tiempo.

Tareo cedió fácilmente a sus súplicas y embarcóse con rumbo a Atenas, llegando a no
tardar al puerto del Pireo, donde su suegro le acogió con gran afecto. Cuando, cogidos
de la mano, se dirigían a la ciudad, Teseo comenzó a formular su funesta demanda,
asegurando al Rey que cuidaría del presto retorno de Filomela. He aquí que ésta se
acercaba. Con una belleza que hacían más radiante aún sus atavíos, semejante a una
ninfa, acudía presurosa a saludar a su cuñado y a preguntarle por su hermana ausente.
Pero no bien Tereo vio a la bellísima doncella, inflamóse de amor como se inflama la
paja seca a la que se aplica una llama, o las hierbas y ramas que se queman sobre un
montón de heno. En un instante hubo tomado la resolución de raptar a Filomela a toda
costa, de buen grado o por la fuerza.

Mientras se agitaba en el pecho del bárbaro aquella pasión desenfrenada, no dejaba él


de ponderar los deseos de Progne, diciendo que se moría de afán de ver a su hermana.
Era por el amor de su esposa que rogaba. ¡ El muy infame! En tanto que en sus adentros
maduraba perversos proyectos, parecía exterior-mente un cariñoso marido, hasta el
extremo de que el propio Pandíon hubo de encomiar su celo. Sí, incluso Filomela cayó
en el engaño; abrazándose cariñosamente al cuello paterno, rogábale con insistencia
que le permitiese efectuar el viaje. El anciano, vencido al fin por las súplicas de ambos,
dio su aquiescencia, bien con gran dolor de su corazón. Filomela le expresa su
agradecimiento y los tres entran en el palacio real para recobrarse con ricos vinos y
sabrosos manjares. Después, cuando el sol llevaba ya muchas horas por debajo del
horizonte, retiráronse en busca de reposo.

Llegó la mañana. El venerable Pandíon al despedirse estrechó la mano de su yerno a la


par que decía, mientras lágrimas ardientes rodaban por sus mejillas:

—Hijo carísimo, sólo cediendo a su tierno afecto y a los deseos de vosotros todos, te
confío a mi entrañable hija, lo que más quiero. Te conjuro por tu honor y nuestro
parentesco, y te suplico por los dioses inmortales, que la protejas como un padre
amante y me la devuelvas en cuanto puedas. ¡Ah!, ella es el consuelo más dulce de mi
vejez, por lo demás tan llena de penas.
Así diciendo besaba efusivamente a su hija querida. Luego estrechó la mano de los dos
en prenda de lealtad, pidiéndoles transmitieran sus cordiales saludos a su hija y nieto, y
dirigiéndoles un último adiós con voz sollozante, quedóse solo en la orilla. Restalló en
las olas el azote de los remos y el barco se lanzó a la alta mar con todas las velas
desplegadas. Apenas pudo Tereo reprimir un grito de triunfo al ver el éxito de su plan.

—¡Mía es la victoria!— gritaba en su corazón, devorando a la candida doncella con sus


miradas centelleantes. Así brilla el ojo ávido del águila cuando, soltando de las corvas
garras la palpitante liebre, la deposita en su elevado nido de rocas, de donde le será
imposible escapar.

Pronto se divisaron las playas de Tracia: los marinos guiaron a puerto seguro y saltaron
a tierra. Fatigados de la travesía, todos estaban impacientes por llegar a la patria. Tereo,
sin embargo, condujo a Filomela a una alquería solitaria, en lo más recóndito de la selva.
Allí recluyó a la espantada doncella, y al preguntarle ésta, llorando, por su hermana,’el
traidor, mintiendo con simulada aflicción, le dijo que Progne había muerto y que por no
afligir al viejo Pandíon había ideado la historia de la invitación. En realidad, empero,
había ido con el objeto de hacer de ella, Filomela, su esposa. De nada aprovecharon
ruegos ni lágrimas; las palabras más conmovedoras no lograron penetrar en el pétreo
corazón del bárbaro, y así la muchacha hubo de ceder a la fuerza, no sin amargas
lágrimas, y ser su esposa.

Transcurrió muy poco tiempo, sin embargo, antes de que la joven recapacitase. Terribles
sospechas y dudas angustiosas nacieron en su alma. ¿Por qué, se preguntaba, me
retiene Tereo aquí, lejos de su corte, como prisionera? ¿Por qué me hace vigilar tan
estrechamente? ¿Por qué no me lleva como reina a su real palacio?

Un día una conversación que casualmente oyó de sus criados informóla de la terrible
verdad: ¡Progne vivía! Su matrimonio con Tereo era, pues, un crimen; ¡y ella se había
convertido en la rival de su hermana, tenida por muerta! Sintió entonces en su entraña
una desolación infinita y un odio ardiente contra el traidor y, precipitándose furiosa en
su aposento, echóle en cara lo que acababa de saber y le juró, entre terribles
maldiciones, pregonar ante el mundo todo el abominable secreto, su delito y su propia
vergüenza. Con ello despertó la ira y, al propio tiempo, el temor del malvado.

Entonces él tomó una diabólica resolución. Quería estar seguro de que nadie conocería
su ignominia; sin embargo, sentía repugnancia de asesinar a la indefensa joven. Sacando
la espada de la vaina y después de haber atado los brazos a la desventurada, blandió el
acero como disponiéndose a traspasarla. Ella aguardaba contenta el golpe que iba a
librarla de su odiada existencia; pero cuando, con doloroso acento, pronunció el nombre
de su amado padre, el monstruo —terrible es decirlo— le cortó la lengua. Ya no tenía
que temer ninguna traición. Fríamente, como si nada hubiese ocurrido, abandonó a la
infeliz mujer, dando orden a sus guardianes de extremar la vigilancia. Mancillado de
tales crímenes, osó regresar a palacio, junto a su esposa Progne; ésta le preguntó por su
hermana. El miserable, suspirando y entre lágrimas fingidas, le explicó que Filomela
había muerto y estaba sepultada. Progne, presa de infinito dolor, rasgóse las doradas
vestiduras y envolvióse en negros ropajes de luto. Luego mandó construir un cenotafio
sobre el cual, aunque vacío, celebró sacrificios por el alma de su llorada hermana.

Transcurrió un año; Filomela, aunque tan cruelmente mutilada, vivía aún. Centinelas y
muros le cerraban toda huida; ¡ah!, y su boca estaba muda, incapaz de pregonar aquel
crimen. Pero la desgracia agudiza el ingenio e inventa recursos. Extendiendo una tela en
un telar, bordó en ella unos caracteres purpúreos en los que revelaba la atroz historia y,
cuando hubo ter-minado, dio el tejido a una sirvienta rogándole, por medio de gestos,
que lo entregase a la reina Progne. La mujer obedeció sin saber lo que hacía, y Progne,
al desenvolver la tela, leyó en ella el espantoso secreto. De su boca no se escapó ni un
gemido, ni una lágrima de sus ojos: su dolor era demasiado grande. Sólo una cosa era
capaz de pensar, sólo una podía concebir: ¡venganza, venganza terrible del criminal!

Acercábase la noche en que las mujeres tracias acostumbraban celebrar los misterios de
Baco, en el secreto de la noche. En esta ocasión también la reina deja su palacio,
coronada de pámpanos y agitando el tirso; rodeada de la multitud de su séquito, se lanza
al bosque. Dominada por las furias de su dolor, simula entregarse a los furores báquicos.
De este modo llegó hasta la alquería que servía de prisión a Filomela. Al grito de «Evohé»
irrumpió en la casa y, llevándose consigo a la coutiva, condújola al palacio del rey Tereo
después de haberle ocultado el propio rostro bajo zarcillos de yedra. Sólo entonces
Filomela reconoció a su hermana, que la llevó a un aposento apartado.

—De nada nos servirán las lágrimas —exclamó Progne, al ver que la desventurada se
cubría el pálido rostro—. No, sangre, acero, la más cruel de las muertes. Estoy pronta a
las mayores atrocidades, ¡oh, hermana mía!, con tal de hacer pagar su crimen a ese
malvado.

Estaba pronunciando estas palabras, cuando entró su hijito Itis, deseoso de saludar a su
madre. Pero ésta, mirándole sombría y fijamente, murmuró: —¡Ah, cómo te pareces a
su padre!—, y enmudeció de pronto, abrigando en el pecho un lúgubre propósito. De
un brinco colgósele del cuello el pequeño, acariciándola y llenándole de besos los labios,
pero sólo por un instante se conmovió el corazón materno; una sola lágrima cayó sobre
el rostro del hijo. Luego le condujo a otra cámara.
—Madre, madre querida, ¿qué haces?—gritaba el niño, abrazándose a ella
angustiosamente.

Pero la mujer estaba sorda; una loca sed de venganza había despertado en ella un
vesánico furor y, cogiendo un cuchillo, clavólo en el pecho de su propio hijo… Filomela
terminó la obra espantosa.

Tereo, sentado en el trono de sus antepasados, se deleitaba saboreando el banquete


que le servía su propia esposa.

—¿Dónde está Itis? —preguntó cuando hubo saciado el hambre.

—Aquí está —respondió la mujer con risa burlona—, contigo lo tienes.

Tereo paseó una mirada inquisitiva a su alrededor; en aquel momento entró en la sala
Filomela, chorreando sangre todavía de aquel horrible crimen, y arrojó la ensangrentada
cabeza del niño a los pies del padre. Entonces comprendió éste la espantosa verdad.
Gritando como loco, volcó la mesa con el horrible festín y, sacando la espada de la vaina,
se precipitó en persecución de las hermanas que huían. Hubiérase dicho que las llevaban
alas; y ciertamente así era: una de ellas salió volando hacia el bosque, la otra se posó
bajo el tejado. Progne se había transformado en ruiseñor, Filomela en golondrina;
todavía hoy lleva en las plumas del pecho manchas sangrientas, huellas de su crimen.
Pero tampoco el desalmado Tereo, que las perseguía, debía alternar más con los seres
humanos: se convirtió en abubilla. Con su empinado penacho y su largo y puntiagudo
pico, persigue eternamente al ruiseñor y a la golondrina (1).

(1) Una leyenda afín, menos horrible, dice: «Aedon, esposa del rey tebano Zeto, sentía
envidia de la suerte de su cuñada Níobe, pues ésta tenía seis hijos y seis hijas, cuando
ella no tenía sino un hijo único, Itis. Movida por furiosos celos, deslizóse de noche en el
aposento donde dormían juntos_ Itis y un hijo de Níobe y, en lugar de asesinar a éste,
inmoló a su propio hijo. Al descubrir al día siguiente su error, la acometió una indecible
desesperación. Pero los dioses, apiadados de la infeliz madre, la convirtieron en
ruiseñor. Hoy, cuando llega la primavera, se posa en el espeso follaje y llora, con
melódica voz, al hijo querido que ella misma mató. «¡Itis! ¡Itis!», grita innumerables
veces».

LIBRO SÉPTIMO

MEDEA: Los Minias navegaban por el mar, habían visto a Fineo arrastrado por su vejez.
Tras muchas desventuras en el mar bajo el mando de Jason , alcanzan por fin las aguas
del cenagosos Fasis. En la visita al rey, le piden que el vellocino de Frixo, pero este no lo
acepta y los castiga con grandes tareas. La hija de Eetes se enamora de Jason y al estar
enamorada intenta ayudar a Jason ya que los castigos de su padre le parecen demasiado
duros. Medea, teme a que Jason se muera, esta se ve entre la razón de que no tiene que
ayudarlo y que lo acaba de conocer y el amor, enamorada perdida de él y piensa que lo
tiene que ayudar. Medea, sueña casarse con Jason. Esta piensa que, si no le presta
ayuda, Jason puede morir por luchar contra los toros, contra los enemigos y por luchar
contra un dragón. Si soporta el fallecimiento de Jason, admitirá que ha nacido de una
tigresa y que lleva pedruscos y hierro en su corazón, por tanto, no siente nada. Medea
movida por el amor, decide entregar el reino de su padre y ayudar a Jason, pero antes
de ayudarlo, decide hacer un trato con él y conseguir su palabra y los dioses serán
testigos del trato. Es animada a salvarlo ya que será venerada como la salvadora. Esta
decide abandonar a su hermano, a su hermano pequeño, a su padre cruel, a la tierra
bárbara y a los dioses.

Medea quiere conocer el mundo, huir de casa, quiere conocer diferentes culturas, otros
países, quiere ser feliz casada con Jason. Cupido vencido ante las quejas de Medea,
decide enamorar a Jason. Medea se dirige al altar de Héctate (hija de Perses) y decide
observar a Esónidas detrás de unos arbustos y allí es donde su llama se vuelve a
encendre y a brillar, sus mejillas se enrojecieron y se le encendió todo el rostro. Medea,
se queda embobada viendo la belleza de Jason y este al verla, se le acerca, le coge la
mano y le pide ayuda a cambio de casarse con ella. Esta acepta ayudarlo a cambio de
cumplir su promesa. Medea, le da unas hierbas encantadas y le enseñó cómo usarlas y
se retiró alegre a sus aposentos.

Al amanecer, la gente acude al campo sagrado de Marte y se colocan, en el centro del


séquito, se coloca el rey, de púrpura con su cetro de marfil. Aparecen los toros echando
fuego por los morros de acero, el contacto de la hierba con el fuego hace que esta se
inflame. Jason acude al encuentro, se acerca hacia el agresivo toro (espantosa cara, con
pitones de hierro). Los minias se asustaron, pero Jason se aproxima hacia la bestia y no
siente el fuego que expulsa el animal y con audacia acaricia la papada del animal y
sometiéndolos al yugo les obliga a tirar de la pesada carga. Todos sorprendidos, los
minias lo alaban y lo animan. Saca de su casco los dientes viperinos y los siembra en los
campos recién arados. La tierra empapada de una poderosa droga hace que las semillas
crezcan, germina dientes y hace que se formen embriones. Estos adquieren la forma
humana en el seno materno dentro va gestando miembro a miembro el ser, al final
queda una figura humana y creen sobre la madre tierra armas. Cuando los minias ven a
los seres, intentan matarlos con sus lanzas, pero estos seres (Pelasgos) agachan las
cabezas y encogen su corazón, se asustan ya que son invulnerables. Jason lucha con los
enemigos y los gana. Ahora solo quedaba adormecer con flores al dragón formado por
una cresta, tres lenguas y unos colmillos curvados, este dragón era el guardián del árbol
de oro. Jason le dio hierbas de jugo somnífero y pronunció tres veces un conjuro que
infunde un plácido sueño y que detiene el mar alborotado. El dragón se duerme y Jason
se apodera del oro, jactándose de su botín se fue victorioso con su esposa al puerto de
Iocolo.
Al llegar a la ciudad de Jason, padres, madre y ancianos ven a los hijos llegando sanos,
derriten al fuego montones de incienso y con sus cuernos recubiertos de oro cae
inmolada la victima prometida. A este festín no asiste Esón ya que es muy viejo y la
muerte se esta apoderando de él. Entonces Jason le pide un favor a Medea que le eche
un hechizo a su padre para poder rejuvenecerlo un par de años a cambio de quitarle los
años a él. Ella por la piedad de su ruego, esta recuerda que abandonó a su padre llamado
Eetes. Medea acepta su petición, pero no acepta quitarle los años a Jasón.

Después de tres noches, cuando la luna brillaba, sale Medea del palacio con ropas
ceñidas, los pies desnudos y los cabellos sueltos.
1. atraviesa setos, todo el mundo duerme,
2. tendió los brazos hacia las estrellas
3. tres veces se mojó el pelo con agua tomada del río y tres alaridos soltó por su
boca,
4. se agacha y dice unas cuantas palabras (un hechizo) recoge un par de hierbas
para su elixir de diferentes regiones.
5. Al noveno día cuando vuelve de recoger las hierbas,
6. levanta dos altares de césped y pone a la derecha el de Héctate y a la izquierda
el de la juventud.
7. Después de haberlos ceñido de verbena y verdes agreste,
8. Excava dos fosas
9. Celebra un sacrificio
10. Clava el cuchillo en una garganta
11. Inunda las zanjas de sangre
12. Vierte jarras de vino y otras de leche tibia el mismo tiempo que profiere conjuros
13. Suaviza las divinidades de la tierra, y ruega al rey de las sombras y a su raptada
esposa que no tenga prisa de apoderarse de ese cuerpo viejo.
14. Después de eso, ordena que traigan a Esón
15. Tras dormirlo con hechizos, en profundo sueño
16. Lo extiende como un cadáver sobre un lecho le hiervas
17. Ordena que se aleje Jasón y sus servidores
18. Medea, recorre el altar en llamas
19. En las fosas de sangre empapa trozos de leña
20. Los enciende en ambos altares
21. Purifica a Esón tres veces con fuego y tres veces con agua y tres veces con azufre
22. Hay un caldero hirviendo con un poderoso brebaje dentro cuece Medea las
raíces que consiguió, añade piedras traídas del extremo Oriente y arenas de
Oceanía.
23. Mete otras especias y partes de animales de diferentes sitios
24. Medea coge una espada y empuña en el cuello del anciano y deja que salga
sangre vieja
25. Lo atiborra de elixir
26. Cuando Esón lo absorbió todo por la boca y por la herida
27. Su cuerpo cambia, el cabello canosa para a ser negro , la barba desaparece , las
arrugas desaparecen y la palidez desaparece , sus miembros se muestran
vigorosos .
28. Liber o Baco observan desde lo alto todo el suceso y se maravilla pensando que
le puede devolver la juventud a sus nodrizas y recibe de la Cólquide este
obsequio.

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