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Esta es una de las cuestiones más controvertidas del momento, tal vez
porque la han transformado en un palenque.
Por una, parte, los extremistas de la izquierda que s610 creen en la
violencia y en la revolución rechazan toda idea o proyecto que se funde
en la utilización del Derecho como instrumento de transformación social.
Para ellos siendo el Estado y el Derecho instrumentos de dominio y
explotación de una clase social por otra están condenados a desaparecer.
Por la otra, los extremistas de la derecha desearían que nada cam·
biara y que el Derecho sea un instrumento para mantener como derechos
adquiridos a privilegios injustificables, impidiendo que los seres humanos
se liberen y que la justicia, al fin, sea justa para todos.
Los extremistas acusan de reaccionarios conservadores a todos los que
no piensan y actúan exactamente como ellos; y por su parte los que real·
mente son reaccionarios conservadores acusan de comunistas a los que
buscan el avance social de la comunidad.
En medio de esta confusión y en un país como el nuestro, que nunca
como ahora requiere la comprensión, la unidad y la cooperación entu·
siasta e inteligente de todos los mexicanos, surgen las voces serenas de
aquellos que sensatamente ubicados entre los dos extremos, señalan ahora
al Derecho económico como un posible instrumento para lograr al mismo
tiempo la eficacia económica y la Justicia social sin pasar por la destruc-
ción y manteniendo un régimen de Derecho.
Es decir, un Derecho que sirva eficientemente para poder producir
más y también para repartir meior, o sea, con más equidad.
Esto requiere la eliminación de la demagoogía cuya infiltración en el
Derecho económico lo nulificaría convirtiéndolo en promesa~ inalcanzables,
de esas que generan la incredulidad y la decepción entre los gobernados.
El Derecho económico debe ser por encima de todo realista y cumplidor.
Pero en resumen, ¿ Qué es el Derecho económico?
Podría contestarse que para los conservadores de la injusticia es un
motivo de temor y para los progresistas sensatos constituye una esperanza,
para los escépticos el Derecho económico no existe y por tanto no es nada;
de aquí que cada quien que opina, de acuerdo con sus intereses y con