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¿QU~ ES EL DERECHO ECONÚMICO PARA M~XICO?

Por el licenciado Hugo RANGEL COUTO.


Profesor de la Facultad de Derecho de
la UNAM.

Esta es una de las cuestiones más controvertidas del momento, tal vez
porque la han transformado en un palenque.
Por una, parte, los extremistas de la izquierda que s610 creen en la
violencia y en la revolución rechazan toda idea o proyecto que se funde
en la utilización del Derecho como instrumento de transformación social.
Para ellos siendo el Estado y el Derecho instrumentos de dominio y
explotación de una clase social por otra están condenados a desaparecer.
Por la otra, los extremistas de la derecha desearían que nada cam·
biara y que el Derecho sea un instrumento para mantener como derechos
adquiridos a privilegios injustificables, impidiendo que los seres humanos
se liberen y que la justicia, al fin, sea justa para todos.
Los extremistas acusan de reaccionarios conservadores a todos los que
no piensan y actúan exactamente como ellos; y por su parte los que real·
mente son reaccionarios conservadores acusan de comunistas a los que
buscan el avance social de la comunidad.
En medio de esta confusión y en un país como el nuestro, que nunca
como ahora requiere la comprensión, la unidad y la cooperación entu·
siasta e inteligente de todos los mexicanos, surgen las voces serenas de
aquellos que sensatamente ubicados entre los dos extremos, señalan ahora
al Derecho económico como un posible instrumento para lograr al mismo
tiempo la eficacia económica y la Justicia social sin pasar por la destruc-
ción y manteniendo un régimen de Derecho.
Es decir, un Derecho que sirva eficientemente para poder producir
más y también para repartir meior, o sea, con más equidad.
Esto requiere la eliminación de la demagoogía cuya infiltración en el
Derecho económico lo nulificaría convirtiéndolo en promesa~ inalcanzables,
de esas que generan la incredulidad y la decepción entre los gobernados.
El Derecho económico debe ser por encima de todo realista y cumplidor.
Pero en resumen, ¿ Qué es el Derecho económico?
Podría contestarse que para los conservadores de la injusticia es un
motivo de temor y para los progresistas sensatos constituye una esperanza,
para los escépticos el Derecho económico no existe y por tanto no es nada;
de aquí que cada quien que opina, de acuerdo con sus intereses y con

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su fOImacÍón intelectual lo define a su manera y por eso lo han conver~


ticlo en materia de intensa controversia.
No faltan quienes afirman, yo me encuentro entre estos, que es un
Derecho nuevo, otros dicen que es tan viejo que casi se remonta a los
orígenes de la formación del Estado; al respecto, quisiera recordar ahora
la crítica que el eminente filósofo, don Antonio Caso, nos hacía hace
medio siglo a sus alumnos de sociología al revisar nuestras tareas de in-
vestigación.
Amigos míos, nos decía el gran filósofo, tienen ustedes el vicio de la
Historia y para el estudio de cualquier cosa, aun la más reciente y no-
vedosa, se sienten .siempre obligados a remontarse a Babilonja como punto
de partida, porque si no, sienten el vacío de que la investigación quedó
trunca.
Luego nos instaba a reflexionar acerca de la verdad -si la había-·
en la afinnación de que nunca hay nada nuevo bajo el sol e insistía en
la monotonía, simplicidad y pobreza de un mundo mecánico y siempre
igual.
Más tarde pude observar en ocasiones múltiples, que nuestra equivo-
cada posición de entonces -como lo juzgo ahora- se encuentra bas-
tante generalizada y es así que en un libro reciente de .J acquemin y
Schrans, que lleva como título precisamente el de El Derecho económico
se afinna:
"Desde el Código de Hamurabi en Babilonia, con sus nonnas sobre
el interés, los salarios o los bancos y hasta nuestros días, la sociedad ha
adquirido una gran experiencia sobre el "Derecho económico".
Claro qw~ si esto fuera cierto tendríamos que admitir que el Derecho
económico ya existía en Babilonia.
También escuché la opinión de un colega, quien afinnó:
"Cuando Jesucristo señaló que había que dar al César lo que es del
César y a Dios 10 que es de Dios, estaba ya circunscribiendo el contenido
del Derecho económico".
Francamente pienso que ambas opiniones carecen de fundamento e
insisto en que el Derecho económico es algo nuevo que se inició apenas
hace un poco más de medio siglo.
Si en estas referencias históricas diéramos un salto de algunos siglos,
encontraríamos al abate Baudeau, un fisiócrata, quien en su libro: Pri-
mera introducción a la filosofía económica~ empleaba en 1771, parece
que por primera vez, el término de legislación económica, cuyo origen
para él consistía en la existencia de un orden natural de los fen6menos
sociales y que fue establecido por la Providencia.
Casi cien años después Pierre Joseph Proudhon, en su libro titulado
De la capacidad política de las clases obreras en 1865 y empleando
quizá por primera vez la denominación actual de este nuevo Derecho
de que nos ocupamos, decía en una genial anticipación:

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¿QUE: ES EL DERECHO ECON6MICO PARA ME:XICO! 427

"Es el Derecho económico el que constituirá el fundamento de la


nueva organización social", y agregaba después: "La organización social
descansará en un Derecho económico que será complemento y corolario
del Derecho político y del Derecho civil". Finalmente remataba sus co-
mentarios con la siguiente afirmación:
"El Derecho económico se convierte así en la aplicación de la justicia
a la economía política". E:-,to sería ya muy cercano a lo que podríamos
juzgar como cOlltf~nido de una el,:: las categorías de este nuevo Derecho
que se vigoriza en el momento que vivimos.
Si no') tr:tdaebmos a la (:poca actual, poderncs mcncicnar a Claude
ChampalHL pro{c~or de la F~~clltad de Derecho y de Ciencias Ecanó·
micas de Rennes) quien escribió hace poco un artículo titulado Con-
tribución a !a definición del Dcn'cho económico y del que tomo algunas
de sus ideas que me parecieron convincentes.
Dice que los autores que han intentado su definición pueden clasifi-
carse en los que tienen concepciones amplias y los que las tienen res-
tringidas.
En general, las primeras consisten en aceptar que una nonnJ. per-
tenece al Derecho económico simplemente cuando rige relaciones humanas
de este carácter, en este sentido se pronuncian diversos autores italianos
y alemanes.
Realmente no creo conveniente una reclasificación del Derecho for-
mando una nueva rama que comprendiera todas las normas que rigen
las relaciones económicas de los individuos, de las empresas y de los Es-
tados y que por tal motivo se llamara Derecho económico, que podría
quedar dividido en dos sectores: uno sería nacional e internacional el otro
y tendría que integrarse en el primer sector, con nonnas que pertenecen
ahora al Derecho constitucional, al administrativo, al mercantil, al civil,
al penal, etcétera.
Si el Derecho económico fuera eso, creo que más valdría dejar las
cosas como están y respetar la tradición jurídica; pero evidentemente
este Derecho es algo nuevo que implica una denominación distinta a las
ya consagradas.
Tal vez la respue<;ta pueda encontrarse entre las definiciones restrin-
gida~ que menciona Claude Champaud y que llaman Derecho económico
al relativo a la intervención del Estado en la economía; dentro de éstas
h:ly algunas que señalan como un elemento distintivo al propósito de
dicha intervención y consideran que sólo cuando ésta pretende impulsar
el desarrollo económico, e1 Derecho que surge aSÍ, con sus principios y
sus normas enfocados a ese fin, ése es el Derecho económico.
Claro que pcdría pensarse en dos posibilidades: una es la del Derecho
r¡ue tiende a amorti~uar 10,s efectos nocivos de las fluctuaciones econó-
miras y así facilita la rontinnid."!d (1FI df'~('nvolvimif"nto v 1<1 otra "cría
el Derecho que rropic~a el desarrollo ('conómico propiamente dicho V '1111:'

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se cataliza por diversos indicios: más producción, mejor productividad,


mayor coeficiente de ahorro y de inversión, reducción del crecimiento
demográfico, etcétera.
Siendo la primera posibilidad, la que tiene prioridad para los países
desarrollados y la segunda que es la más importante para los que están
en vía de desarrollo, las normas que reglamentarían las dos situaciones
constituirán el Derecho económico positivo.
Después de explorar el tema en algunos autores franceses, porque tanto
los alemanes como los italianos parecen, en su mayoría, estar más cerca
de las concepciones amplias al aceptar lo que ellos llaman el Derecho
de la economía, que abarcaría todas las normas relacionadas con ésta,
encontré que los primeros, sobre todo, Gérard Farjat hacen una distin-
ción marcada entre el Derecho económico de los países socialistas que
adquiere su fisonomía propia debido a la propiedad pública de casi todos
los medios de producción y la forma imperativa de manejar la vida eco-
nómica y el Derecho económico de los países restantes. a los que llaman
de economía de mercado y entre los que no hacen ningún distingo.
Todas las alusiones se hacen a los países desarrollados y algunas se
refieren concretamente a lo que Galbraith llama el nuevo Estado indus-
trial y nos dan la impresión de que los países como México no entran
aún a la etapa del Derecho económico.
Lo que acabó por afinnarse en el malestar y desacuerdo que sentía
fue la lectura del libro Droit public economique de André de Laubadere,
profesor de la Universidad de Derecho, Economía y Ciencias Sociales de
París.
Me enteré en él de que una de las fuentes que consideran más im-
portantes del Derecho público económico, son los Barnaclas "principios
económicos nuevos" que se exponen, C'oncretamente respecto a su paíl
en el preámbulo de la Constitución Política de Francia del año 1946
(la de 1958 los ratifica) y que fundamentalmente contienen los llamados
"derechos económicos y sociales".
Algunas autores alemanes afinnan que con anterioridad a Franci~
en la Constitución Política de Weimar. que Alemania se dio en 1916,.
ya aparecían rudimentariamente algunas garantías !liociales y derechos
económicos, resultando de esto que la cuna del Derecho económico fue
Alemania.
Después de conocer estas opiniones, lo menos que los mexicanos po-
dríamos hacer es recf'rdar lo que se ha dicho hasta la saciedad, o sea,
que la primera Constitución Política que en el mundo incluyó derechos
económicos y sociales, fue la nuestra de 1917.
No resulta sin fundamento llegar a la conclusión de que el Derecho
económico, al menos el que sirve para que se desenvuelvan los países
llamados "en vía de desarrollo" como México, se integra con un conjunto
de principios y de normas que rigen la intetvención del Estado, para.

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¿QUÉ ES EL DERECHO ECONÓMICO PARA MÉXICO? 429

lograr el desarrollo económico y social de los habitantes de un país que


lucha también con ese mismo fin por llU independencia económica.
Resulta, entonces, claro, en cuanto al origen, que la única conclusión
posible es la de que el Derecho económico no nació en Babilonia, ni en
Italia, no importa que los constituyentes no 10 Hamaran aSÍ, de todos
modos el hecho jurídico surgió entonces allí y con toda evidencia y po-
dríamos bautizarlo así aunque con un retrasO de 62 años.
De lo dicho hasta aquí puede conduirse que existen tres categorías
de Derecho económico:
la. El de los países socialistas, en que la economía está tota1mente
dominada por la política. Los medios de producción son (casi todos)
de propiedad estatal y la vida económica se rige por normas imperativas
v no democráticas, que emanan de un Estado monopolizado por un partido
Político único y sin que existan garantías individuales.
Este Derecho ha sufrido una evolución muy marcada en la U.R.S.S.,
P.I. Stuchka, primer Presidente del Tribunal Supremo, escribió en 1927:
"El comunismo no es la victoria del Derecho socialista, sino la victoria
del socialismo sobre cualquier Derecho. puesto que con la sllpresión de
las clases y sus antag-onistas intC'reses el Derecho E'S abolido por completo".
E.B. Pashukamis, en esta época, la principal figura del desarrollo
jurídico soviético decía:
"El Derecho es en su verdadera esencia, una institución capitali~ta '3
burguesa: hablar de Derecho proletario es por consiguiente, incorrecto".
y agreg-aba después:
"Con la abolición del mercado v del individualismo económico em-
pezará la extinción del Derecho en g~neraI, o sea, la desaparición gradual
del elemento Jurídico en las relaciones humanas".
Ya en 1936 se reconoció oficialmente que en vez de la extinción
gradual del Estado y del Derecho, del dinero y de la propiedad, lo que
se hacía era una renovación general de esas instituciones sobre una nueva
base "socialista".
En 1938, la nueva línea del Partido en 10 relativo al Derecho fue
establecida autoritariamente por Vichinski, Procurador General ele la
U.R.S.S. quien afirmó: "La Historia demuestra que baio el sociaHsmo,
el Derecho alcanza su más alto nivel de desarrollo". Opinión antagónica
a la que antes se había sustentado.
A partir de 1953. con la muerte de Stalin, sus sucesores denunciaron
a su antiguo jefe por el terror que había desencadenado, y el fortale·
cimiento del sistema ;urÍdico tuvo ya un papel más importante en el
cambio de ambiente ne la sociedad soviética.
El desarrollo jurídico soviético tuvo como motivo principal la nece-
sidad de resolver los problemas planteados por una economía planificada.
El Plan ----eomo dice Harold J. Berman- es en la U.R.S.S .. el aspecto
del proceso social relativo 8. la utilización óptima de instituciones y re-

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cursos desde el punto de vista del desarrollo económico; el Derecho era


el aspecto del proceso social relativo a la estructura y aplicación de la
política social (plan) en ténninos de los derechos y obligaciones nacido!
de ella.
2a. La segunda categoría de Derecho económico es ]a que corres--
ponde a los países capitalistas industrialmente desarrollados.
En ellos, la economía y la política se influyen recíprocamente; los
medios de producción pertenecen a los particulares y también al Estado,
siendo variables las proporciones según el país; a veces (esto va incre-
mentándose) se combinan y forman, entonces, una economía mixta.
Los poderes económicos privados han organizado la economía en su
provecho y establecido normas que constituyen Derecho económico de
origen no estatal que ha llegado hasta la planeación sectorial. Cuando
el Estado la ha establecido ha sido indicativa y por tanto democrática.
Existe la pluralidad política y las garantías individuales que a veces el
Estado viola pero también hay medios de defensa.
Cuando la organización privada de la economía ha llegado a límites
contrarios al orden p(¡blico económico, el Estado ha intervenido para
limitar el poder económico privado.
Es un Derecho económico que aceleró el desarrollo de los países in·
dustrializados a costa en ocasiones, del estancamiento o retroceso de lo!
países en vía de desarrollo.
Este Derecho económico se encuentra en los E.U.A., Alemania Occi~
dental, Francia, Italia, etcétera. En algunos aspectos es, naturalmente,
opuesto al Derecho económico de los países en vía de desarrollo.
Por ejemplo: el Derecho agrario de l\tléxico, que sin duda es parte
de nuestro Derecho económico, es un instrumento que puede servir para
eliminar los latifundios proliferando el ejido y la pequeña propiedad;
en tanto que en Francia, el lIamado Derecho rural, que también sin duda
es parte de f>U Derecho económico, es un instrumento que se ha utilizado
para lo que los franceses llaman la reunificación de los predios agrícolas,
que no es sino la formación de propiedades más grandes y de latifundios.
En un informe oficial se afinnaba con satisfacción que de 1959 a
1967, es decir, en doce años, el n{lmero de explotaciones agrícolas se había
reducido en Francia de 2.285,000 a 1.690,000 (600,000 menos). Se acen-
tuaba el propósito de que este proceso continuara exitosamente. '
Otro ejemplo sería tomado de Inglaterra, donde la Industrial Reor-
ganization Gorporation (LR.C.) creada en 1966 por el Estado y teniendo
un carácter público, incitó a la concentración industrial, a las empresas
medianas y pequeñas y ha logrado múltiples fus'iones y combinaciones
utilizando diversos estímulos como: créditos baratos, exención o menores
impuestos, tarifas diferenciales, etcétera. Todo esto está reglamentado por
normas de Derecho económico que naturalmente tienen un propósito anta-
g6nico al de por ejemplo: la Ley que entre nosotros, cre6 en 1953 el

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¡QUP. ES EL DERECHO ECONOMICO PARA MP;XICO? 431,

Fondo de Garantía y Fomento a la Industria 11ediana y Pequeña u otras


similares que existen en países en vía de desarrollo.
El propósito antagónico es muy explicable, porque lo que Inglaterra
busca es defender a sus empresas en la competencia del Mercado Común
Europeo, haciéndolas más concentradas para que aprovechen las eco-
nomías de escala y sean más competitivas frente a las empresas extran-
jeras que corresponden a los otros 8 países de dicho Mercado Común
Europeo.
En cambio México y los otros países en vía de desarrollo defienden
a las cmpres:as medianas y pequeñas, porque son las que pertenecen a
sus nacionales, en tanto que en general, las grandes y las transnacionales
son de propiedad extranjera.
Desembocamos así a la 3a. categoría de Derecho económico, la de
los países que están en vía de desarrollo, como 1vléxico.
Esta categoría da al Derecho económico un sentido más nacionalista
y social, porque naturalmente los países que lo aplican son la parte débil
en las relaciones internacionales y tienen que defenderse respecto a las
inversiones extranjeras, la tecnología que cdquieren y las condiciones de
los préstamos que lf's hacen otros países, etcétera.
Este fenómeno jurídico nuevo ha tenido brotes muy importantes en
la América Latina en el último medio siglo.
En general, las fE'públicas latinoamericanas copiaron de Francia o de
los E.U.A. el modelo de Estado liberal sun;:ido de la guerra de indepen-
dencia de los E.U.A. °de la Revolución francesa de 1789; sin embargo,
diversos factores y entre ellos las repercusiones de la crisis económica de
1929, obligaron a muchas de ellas a reforzar su incipiente intervencio-
nismo de Estado en la economía, iniciando 10 que México con la primera
revolución sorial del sig-Io, habb forjado vigorosamente desde el año
de 1917.
Fue así COmo --lo afirma Eduardo \\Thite--, en forma desorganizada,
asistemática y hasta contradictoria, fueron originándose gmdualmente los
principales elementos del Derecho económico latinoamericano.
Por ejemplo: en 1938 1tféxico pudo expropiar la industria petrolera
con base en su Derecho económico y se dieron normas para organizar esta
actividad con carácter estatal.
Argentina, por su parte, organi7ó en 1946 sus exportaciones, como un
monopolio e~tatal, estableciendo las nonnas adecuadas.
En 19-18 Venezuela establcc:ió la paridad de los beneficios entre las
empresas petroleras y el Estado, fijando las normas relativas.
En 194-9 Argentina insertó en su Constitución Política el concepto de
la propiedad como función social.
Bolivia en el año de 1952 sentó las bases para organizar su refonna
agraria y procedió en consecuencia.
Todos estos no son sino ejemplos aislados de ámbito nacional; podría

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agregarse, que en amplitud regional, Latinoamérica declaró en 1961 en


la Carta de Punta del Este, que la planeación es el instrumento eficaz
para el desarrollo económico y que sus países integrantes procederían a
utilizarlo con tal fin.
Parece ----<:omo dice Eduardo White- que se había ya dejado de imitar
modelos jurídicos europeos y que las condiciones de la época deterrni·
naban la formación de un sistema jurídico ya propiamente latinoame·
ricano.
El surgimiento del Grupo Andino, la Declaración sobre el estableci-
miento de un Nuevo Orden Económico Internacional, la Carta de los
Derechos y Deberes Económicos de los Estados (estos dos últimos con
carácter mundial, pero surgidos con la influencia determinante de la
América Latina) y el establecimiento del S.E.L.A. dan un cierto carácter
especifico al Derecho económico latinoamericano y su tónica especial con
acciones regionales comunes para: la programación industrial, el control
de las inversiones extranjeras, la creación de empresas multinacionales, el
desarrollo tecnológico comÍln y la distribución equitativa de los beneficios
del desarrollo entre los diferentes países.
Dicho todo 10 anterior en cuanto a su origen y variedades, intentaré
explicar los fundamentos de este Derecho nuevo que surge con pujanza y
que han llamado econ6mico, mediante el siguiente análisis.
Si como es ya usual en las ciencias sociales, utilizamos el método de
los modelos en el Derecho, para tratar de explicar lo que es el Derecho
económico en el mundo y por 10 tanto también en México, podemos decir
que en el pasado existió lo que podríamos llamar un modelo jurídico
liberal, (asÍ era México con su Constitución Política de 1857) encua-
drado dentro del liberalismo económico y que podría tener como expli-
cación este párrafo de Adam Smith.
"Todo individuo al emplear su esfuerzo y su capital se preocupa por
obtener el máximo, no se propone promover el interés general e ignora
en que medida ha de lograrlo, una mano invisible lo hace obtenerlo sin
buscarlo. Al perseguir su interés particular sirve al interés social más
eficazmente que si tuviera la intención de promoverlo".
Este fundamento económico de la sociedad liberal dio como resultado
la separación absoluta del Derecho público y del Derecho privado.
El Derecho público, que es de interés general, no tenía entonces, nin-
guna razón para intervenir en la vida económica puesto que en ésta, el
interés general se satisfacía espontáneamente.
El Derecho debía sólo salvaguardar el juego de la mano invisible y
por tanto la economía tenía que ser únicamente reglamentada por el De-
recho privado.
El Estado como representante del interés general no tenía ninguna
razón para intervenir en la vida económica. Aquí cabe otro texto de Aclaro
Smith:

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¿QUJ!: ES EL DERECHO ECONOMICO PARA MJ!:XICO? 433

"En cuanto al soberano, está completamente eximido de un deber


que lo expondría a innumerables decepciones. El deber de vigilar y dirigir
a los particulares a las actividades más conformes con el interés social".
Ahora bien, el Derecho privado es el Derecho de la autonomía indi~
vidual y de las relaciones de consentimiento, como en el matrimonio, la
compraventa o el arrendamiento, en tanto que el Derecho público es el
Derecho imperativo y de las relaciones de subordinación, como con los
impuestos o la aplicación de penas a los delincuentes.
No debe olvidarse, sin embargo, que aún el Derecho liberal tuvo
que contar con algunas normas imperativas que constituyeran el marco
obligatorio para la vida económica libre.
Pero la ausencia del Derecho público en la economía sólo podía durar
mientras el capitalismo fuera individual, porque entonces era un Derecho
no aplicable a una sotiedad atomística de empresarios.
Si el Estado se abstuvo de intervenir en la vida económica, si no fijó
límites a las relaciones de intercambio de los empresarios, lógicamente
prohibió también a éstos que hicieran lo mismo con otros empresarios, es
decir, que organizaran la vida económica eliminando de ella la esponta-
neidad y la libertad. El Estado liberal defendía, naturalmente, el principio
de la libertad de comercio e industria, que al aplicarse en forma irres-
tricta por los fuertes y por los débiles cuando podían, acabó por eliminar
dicha libertad.
Los legisladores de entonces no se enfrentaban aún con la concen-
tración capitalista que vino a desembocar en una organización privada
de la vida económica que realizaron los empresarios poderosos y que hizo
surgir la necesidad de la intervención del Estado y la de un Derecho eco-
nómico que debía apoyarse en nuevos principios.
Cuando la competencia se fue eliminando y algunas sociedades eco-
nómicas privadas alcanzaron gran poder, poder que podría definirse
como la posibilidad para una empresa o grupo de empresas combinadas
de modificar por su acción deliberada, las condiciones o los resultados
económicos en los mercados de bienes y servicios, de suerte que tal cam-
bio les produzca una ventaja económica neta, entonces se planteó la ne-
cesidad de un Derecho nuevo, porque el Derecho privado que utilizaban
esas empresas en su beneficio, ya no garantizaba el interés general y
hasta amenazaba la existencia del orden público económico.
Para ilustrar el punto creo útil un ejemplo que sería el siguiente:
una gran empacadora que celebra contratos de abastecimiento con un
gran número de agricultores, fija en realidad las condiciones y éstos
celebran con ella un contrato de adhesión en el que ya la mano invisible
de que hablaba Adam Smith no cumple su cometido, entonces, al no
garantizar ya la armonía de intereses entre las partes, la empacadora le
da al Derecho privado que utiliza, funciones, digamos, de Derecho público,
porque lo impone veladamente y esto resulta injustamente en su bene-

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ficio, planteando la necesidad de que el Estado intervenga para defender


el iri~etés general y el desarrollo económico con justicia social.
Algunos autores han afinnado, ya lo dije antes y me parece aceptable,
que la interve'nCión d~l Estado debería tener por objeto promover direc~
ta,niente el desarrollo económico o ayudar a éste combatiendo las fluc-
tuaciones económicas que lo obstaculicen.
Creo que esto ·se ha intentado, como lo insinué antes, tanto por los
poderes económicos privados aunque principalmente para su beneficio
(promoviendo el desarrollo económíco general sin buscarlo) o también
por el Estado o por la concertación que han hecho ambos en algunos
países; podría decirse entonces, que el Derecho económico es algo nuevo
que surge a veces de la iniciativa privada o del Estado o de ambos sec-
tores, según sea el país que se examine.
Vierie a ser no una nueva rama que se agrega a las múltiples que
en el Derecho existen ya, sino que es un nuevo enfoque para todo el
Derecho, en realidad es un Derecho nuevo con nuevos principios y animado
por los propósitos que ya se han señalado.
Ahora bien, en la organización judicial mundial que para su bene-
ficio unilateral hicieron de la economía los países industrializados, que-
daron comprendidos en el sistema los países en vía de desarrollo como
celebrantes dominados a su vez, en contratos de adhesión, que por sus
condiciones beneficiaban pennanentemente a los primeros, se trata de
un caso similar al de la empacadora y los agricultores, trasladado al campo
internacional y entre países, es por eso que el Derecho económico para
los países dominados tiene que abarcar la defensa de sus recursos natu-
rales y también de las condiciones en que venden y compran productos
a los países dominantes.
Todo el Derecho relativo a la planeación, cuyo objetivo es el desarrol1o
económico, y el de la integración de grupos supranacionales, que están
encaminados a lo mismo, naturalmente forma parte también de ese nuevo
Derecho que se llama económico.
Este Derecho en un país subdesarroI1ado como el nuestro, ha estado
más atento al aspecto social y al nacionalista como reacción frente a frente
de su subordinación económica al extranjero.
Al respecto, nO olvidemos que el desarroIIo económico puede encon·
trar un obstáculo en la falta de desarrollo social, porque sólo la elevación
del nivel de vida de las grandes mayorías al formar un mercado más
amplio, ofrece las condiciones propicias para el desenvolvimiento eco·
nómico en mayor grado.
Pienso, por otra parte, que cuando la legislación del trabajo se inició
tuvo sólo propósitos sociales y fue más tarde cuando se advirtieron sus
implicaciones para el desarrollo económico, que ya entonces pudo esta
rama del Derecho tener la posibilidad de recibir un enfoque nuevo en
algunas de sus nonnas, convirtiéndolas en Derecho económico.

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¡QUE ES EL DERECHO ECONOMICO PARA MEXICOI 435

Creo entonces, que el Derecho económico como lo dije antes es una


nueva forma de enfocar el Derecho, de utilizarlo con base en principios
más sociales y menos individualistas, con el propósito de dar mayor efi-
cacia a la economía, lo que no se podrá alcanzar bien sino logrando
al mismo tiempo la justicia social.
I<'inalmente, considero que hay un gran atractivo en esta nueva forma
de enfocar el Derecho, porque pennite que se siga una vía jurídica para
lograr la transformación económica y social de la sociedad, en lugar de
la violencia que otros proponen:
Dicen los partidarios de la violencia y de la dcstnlcción que habiendo
sido el Derecho un instrumento para consolidar las injusticias, no con-
sideran que pueda servir para eliminarlas, creo que están equivocados,
pero debemos abrumadoramente demostrarles su falta de razón.
Esto dará a los juristas y a los especialistas en administración pú-
blica un papel destacado en la transfonnación actual de la sociedad
presente, si se dedican a eliminar del Derecho, de la Administración
Pública y de la actividad económica privaua los residuos del que llamé
al principio de estas reflexiones, modelo jurídico liberal y progenitor
del libertinaje más injusto, y respetando las garantías individuales, se
consagran a sustituirlo por otro que tal vez podría llamarse un modelo
jurídico de intervención estatal para la planeación democrática del des-
arrollo económico y social. La tarea es ardua y difícil porque en realidad
se trata de fortalecer ese nuevo Derecho sustentándolo en nuevos prin-
cipios jurídico-económicos, lo que plantea un esfuerzo interdisciplinario
entre dos ciencias, el Derecho y la Teoría económica, que se combinan
para eliminar al mismo tiempo la ineficacia y la injusticia.

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