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Introducción
1
medio lo consulta para decir que “no hubo nada positivo ni grandioso en
la Revolución Rusa”1, dando rienda suelta a la batalla en el campo de las
ideas que la burguesía no desea desistir 2. Luego de cien años de la
irrupción del régimen soviético, y los constantes coletazos del capitalismo:
la esperanza de que las cosas pueden ser de otra manera sigue presente.
Y que ese corazón siga latiendo fuerte, depende indudablemente de
mantener en alto los conceptos y no escatimar en los correspondientes
análisis críticos, alimentando y recreando los dispositivos necesarios para
la revuelta del pueblo.
1 Lago, Eduardo (27 de Enero de 2017) Richard Pipes: “No hubo nada positivo ni grandioso en la Revolución
Rusa”, Diario El País, España.
2 Liz, Antonio (1 de marzo de 2017) Richard Pipes y la Revolución Rusa, la deshonestidad de los
historiadores de la burguesía, La Izquierda Diario, Buenos Aires, Argentina.
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cosacos y campesinos”3.Durante los quince años de intrigas en el dominio
de Rusia, se presentaron dos farsantes bajo el nombre de Dimitri
Ivánovich4 y Moscú fue tomada por el ejército del rey de Polonia. En 1612
las tropas al mando de Dimitri Pozharski derrotaron a las fuerzas polacas,
y en medio de la anarquía, los líderes del ejército junto con los principales
clanes boyardos5 -incluido los Romanov- que se vieron obligados al exilio
por órdenes del Zar Boris Godunov 6 -bajo su regencia se dictó la
servidumbre del campesinado-7, convinieron en la necesidad imperiosa de
volver a consagrar un Zar con la legitimación de la nobleza eslava.
Pedro I “El Grande”8 fue quien trajo Europa a Rusia y llevó a Rusia a
Europa. Obtuvo la ansiada salida al Mar Báltico constituyendo a San
Petersburgo (1712) como nueva capital del Imperio. Dicha ciudad emergió
entre pantanos, mosquitos y pastizales, y antes de consolidarse en la
ciudad más occidental -y capital cultural- de la autocracia fue base del
ejército durante la guerra contra Suecia. La occidentalización procurada
por Pedro I produjo un cambio de hábito radical dentro de la clase
nobiliaria. Les quito sus largas barbas y antiguos trajes de boyardos
transformándolos en gentilhombres similares a los existentes en Francia e
Inglaterra. El deseo de modernizar a Rusia se limitó en dejar atrás los
modismos campesinos de la aristocracia, ya que de ninguna forma los
cambios operados iban a transformar la vida de las clases subalternas. La
consolidación de un ejército fuerte, reformas impositivas y una armada
pujante, cambió el lugar de Rusia dentro del mapa geopolítico del siglo
XVIII. La dinastía de los Romanov construyó un sólido bloque histórico, el
cual comenzaría a resquebrajarse a principios del Siglo XX.
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Podríamos afirmar que una crisis orgánica es la consecuencia de las
contradicciones irreconciliables entre la estructura y la superestructura,
esto sucede cuando se alcanza el desarrollo económico y la
superestructura se encuentra retrasada. Esta disparidad lleva a una crisis
que “consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo
nuevo”9. Gramsci nos entrega tres premisas para analizar y cotejar la
existencia de una crisis orgánica: 1) Separación de las masas de sus
partidos 2) Deslegitimación de la clase dominante como dirigente 3) Crisis
de autoridad estatal. Descartando la primera, ya que la autocracia
impedía la formación de partidos políticos, nos queda seguir los pasos
sobre la deslegitimación y la crisis de autoridad, dos caras de una misma
moneda.
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Dios dirige todo, y que el Zar, como urgido de Dios, no debería
aceptar consejos de nadie sino seguir su inspiración divina” 13. Las
expresiones del Zar, son el fiel reflejo de un autócrata de antaño. Junto a
su corte disfrutaba disfrazarse con atuendos pertenecientes a los antiguos
boyardos, anhelando el pasado moscovita. Detestaba San Petersburgo,
lugar que jamás logró sentirse cómodo. A todos luces prefería la
arquitectura y el tradicionalismo de Moscú, la antigua Rus. Para el Rusia
no tenía habitantes sino súbditos, era el terrateniente de una vasta
estancia y el resto solo eran siervos que habitaban sus dominios. Era un
joven políglota de buenos modales educado en Inglaterra, pero tenía un
total desconocimiento de Rusia. La épica del Zar Popular fue el último
intento de reavivar el amor de un pueblo que ya había elegido su destino.
Lejos de confiar en ministros y consejeros, asumió arrogantemente en
soledad las riendas de un carro desgastado. Sus colaboradores eran
seleccionados de acuerdo al grado comprobado de fidelidad, y no a la
capacidad que pudieran tener a los fines de las tareas encomendadas.
Tenía un minúsculo grupo al cual consultaba todas las decisiones, y a
medida que se acercaba el final, solo escuchaba los consejos de su mujer
y Rasputín.14.
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Las derrotas bélicas rusas siempre trajeron aparejadas crisis agudas
en el seno del gobierno obligando al Imperio a disponer reformas
institucionales. La firma del tratado de París (1856) ponía fin a la
desastrosa derrota en Crimea. Alejandro II 15 quien había iniciado su
mandato tan solo un año antes, debió iniciar un proceso de reformas que
habilitara el desarrollo de una economía moderna a la orden del resto de
Europa. La decisión más trascendental estuvo en la abolición de la
servidumbre del campesinado. Si bien, trajo críticas desde la nobleza, él
les manifestó que era preferible resolver este asunto desde arriba y no
con imposiciones desde abajo. La guerra había puesto al descubierto las
falencias y el atraso ruso. Sin embargo, la habilidad de Alejandro II
permitió que el régimen sobreviviera con algunos cambios. El re-
acomodamiento empezó con la emancipación de los campesinos. A ello,
se le sumó la autorización para conformar consejos de administración
denominados zemstvos. Funcionaban como organismos de auto-gobierno
que estarían enfocados al “mantenimiento de las carreteras, los puentes,
la escuela pública, la salud y otras materias de preocupación local” 16. El
ejército dejaría de ser un cuerpo exclusivo de una casta -miembros de las
clases dirigentes-, y se abriría el paso a campesinos -ahora emancipados-
fijándose un término de seis años -hasta ese momento eran 25 años- del
servicio obligatorio. Esta relajación del aparato opresor de la autocracia
permitió el florecimiento de diferentes corrientes ideológicas que
cuestionaban la autoridad del Zar. De a poco, las clases dirigentes quería
tomar intervención en las decisiones políticas. Publicaciones literarias,
folletos y diarios comenzaron a circular forjando una usina de ideas
nuevas. Inclusive, la censura permitió la publicación de El Capital de Karl
Marx17, quizás subestimando la capacidad de intelección de los posibles
lectores. Profesionales, y jóvenes estudiantes eran la intelligentsia rusa
que “no solo rechazaban el liderazgo del Estado sino que formaban
también parte de una nueva cultura” 18. Eran integrantes de las clases
auxiliares, y habían recibido una educación de excelencia, entre estos se
puede destacar a Plejanov, Herzen, Tólstoi y Dostoyvski entre otros. Este
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período estuvo marcado por la expansión de las ideas liberales, las cuales
tenía el mayoritario apoyo de profesores, maestros y doctores. La
influencia del positivismo francés, y las ideas de Darwin marcaron a fuego
a una generación que estaba dispuesta a desarrollar un cambio radical en
la esfera política. Los zemstvos eran el lugar dónde además de las
funciones mencionadas anteriormente, funcionaba como un foro de los
nuevos pensadores liberales. En 1905 cobrarían mayor importancia
porque el grado de influencia sobre las masas sería mayor. El Príncipe
Lvov es un ejemplo del nuevo rol que cumplían las clases auxiliares,
licenciado en derecho y desde joven interesado en los movimientos
políticos, fue presidente del zemstvo provincial de Tula. Si bien en su
mayoría eran compuestos por liberales y conservadores de las clases
dirigentes, también existían campesinos emancipados en condiciones de
ser parte de éste órgano de auto-gobierno local. Ese roce benefició a un
primer cruce policlasista rompiendo la antigua relación de amo y esclavo.
No hay que ser ingenuos, la emancipación no quebró el desigual balance
de relación de fuerzas, ni tampoco el poderío económico de los nobles
terratenientes. Pero si permitió que el campesinado pudiera elevar su
frente, y sentirse al menos miembro de un cuerpo social que hasta ahora
le era ajeno. A todo esto, la preocupación de las autoridades no estaba
enfocada en los liberales y conservadores, sino en el movimiento
revolucionario.
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decisión de acercarse al hábitat del campesinado. Estudiantes y
profesionales dejaron los libros, y las lapiceras para tomar las palas y los
gorros de paja. Se esmeraron por aprender un oficio, y de esa forma
intentar congraciarse con el sujeto pro-revolucionario (el campesino). La
aventura de cooptar, y convertirse en los intelectuales del campesinado
fue un estrepitoso desastre. Debieron huir porque los lugartenientes los
denunciaron como agitadores. Ante el fracaso, hubo un nuevo replanteo.
Existía la necesidad de crear un nuevo órgano político y fue así que nació
Zemlia i Volia (Tierra y Libertad). Sin embargo, las actividades
clandestinas fueron constantemente saboteadas por el régimen. Con la
reforma judicial los procesos se convirtieron en públicos. Esto permitió
una gratuita publicidad de las ideas revolucionarias. La excelente
educación de los radicales les permitió desarrollar una pormenorizada
exposición de las condiciones de vida de las clases subalternas. La
empatía de las masas, hizo que el régimen suspendiera definitivamente
este proceso.
20 Escritora revolucionaria marxista fundadora del grupo Emancipación del Trabajo (1849-1919).
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pasos que una segunda bomba impactaba sobre su tórax. Alejandro fue
llevado de inmediato al palacio de invierno donde murió minutos después
de haber ingresado.
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dirigente político pero de muy poco le hubiera valido la habilidad
estratégica ante la tormenta que se avecinaba.
Los deseos expansionistas militares se posaron sobre los planes del Conde
Sergéi Witte23, quien desea llevar el tren transiberiano hasta la costa del
pacífico. A su vez, Rusia estaba urgido de obtener una salida al mar que
le permitiera mantener un comercio activo todo el año. A saber, las bajas
temperaturas invernales congelaban las aguas de todos los puertos del
territorio ruso. El imperio no quería seguir mirando desde afuera la
repartida territorial de sus vecinos europeos. Desea apropiarse de una
zona de influencia en China, más precisamente Manchuria. Japón no
estaba ajeno al posicionamiento ruso, y desplegó rápidamente sus tropas
contra las débiles fuerzas de Nicolás II. En poco más de un año quedó
sellada una nueve vergonzosa derrota del Imperio, la segunda
consecutiva dentro de suelo ruso.
23 Fue ministro de haciendo durante el gobierno de Alejandro III, y Primer Ministro de Nicolás II
hasta la disolución en 1905 de la primera Duma.
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de los trabajadores y haría todo lo posible para satisfacerlas.
Evidentemente, la ira del señor le demostraría a Gapon que si Dios existía
no estaba en el Palacio de Invierno. Nervioso, temeroso e inseguro,
Nicolás II dispuso repeler la manifestación con plomo. Al menos 100
personas perdieron la vida, en el lamentable e icónico “Domingo
sangriento”. El padre de Rusia había abierto fuego sobre sus hijos. Ese
acto destructivo pondría fin a la relación de consenso entre el Zar y el
pueblo. La hegemonía de la dinastía se hacía añicos, y las esquirlas
alcanzarían a todo la sociedad política que a hasta el momento era
inalterable.
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”Nicolás estaba convencido de que solo las clases altas y medias se
oponían a la autocracia, y de que los campesinos estaban de su parte” 25,él
seguía confiando en la genuina fidelidad del campesino, aunque de
momento se encontraran corrompidos por intelectuales oportunistas y
judíos. La necedad del soberano era alarmante, y los resultados de las
primeras elecciones le darían un baño de realidad: los Kadetes
(demócratas liberales) eran mayoría, mientras que los diputados
campesinos apoyaban cualquier medida que le otorgaran tierras. La
dificultad de trabajar ante tal escenario llevó al Zar a disolver la primer
Duma.
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hundir al imperio al ostracismo. En 1915, la cifra de soldados caídos era
escalofriante y las pérdidas de territorio humillante;toda Polonia, amplias
regiones de Ucrania y la región báltica estaban en manos enemigas.
27 Casanovas, Julian (2017), “La venga de los siervos, Rusia 1917”, p. 53. Crítica.
28 Portelli, Hugues, op.cit. 125.
29 Figes, Orlando, op.cit. 67.
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hombre del pueblo...Envía a buscarlo...” 30. Ciertos caracteres del folcklore
estaban presente en las esferas más altas del zarismo. El aspecto
religioso y el esoterismo eran dos partes de una misma expresión: la
particular religiosidad rusa. Hay ciertas lecturas que le atribuyen
responsabilidad a la Iglesia Ortodoxa en el desmembramiento de las
clases subalternas con la clase dirigente. La iglesia como aparato
ideológico del Estado contribuyó a la rusificación de Polonia y los
balcanes. Fue parte indispensable en la creación del mito de la “Santa
Rusia” y la unidad de la figura del Zar. Sin embargo, no había podido
adaptarse a los cambios sociales. La urbanización lo alejo de los jóvenes
campesinos emigrados, y no supo construir un credo compatible con el
trabajador industrial. A decir verdad, el pueblo ruso en líneas generales se
comportaba como un pueblo creyente, sin embargo su actividad no se
desenvolvía bajo los cánones de la institución de los patriarcas.
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“240.000 personas estaban de huelga, exigiendo pan, el fin de la
guerra y la abdicación del zar. Era 25 de febrero y los tranvías no
funcionaban, los periódicos no se publicaban. Las tiendas seguían
cerradas: no faltaron los comerciantes que simpatizaran con la huelga,
cansados de la incompetencia del régimen. Entre los monos de los
obreros, ahora también se veía ropa más elegante” 33
15
Cuando, como consecuencia de las causas mencionadas, hay una
considerable intensificación de la actividad de las masas, las cuales en
tiempos pacíficos se dejan expoliar sin quejas, pero que en tiempos
agitados son arrojadas, tanto por todas las circunstancias de la crisis
como por las mismas “clases altas”, a la acción histórica independiente” 34
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dejar a un lado la mera lucha por mejoras económicas. Lenin dedicó gran
parte de su escrito -¿Que hacer?- a explicar la necesidad de romper con la
relación asimétrica que los propios proletarios se ubican al impulsar la
lucha económica. No hay que buscar las migajas de los capitalistas sino
destruir el sistema de raíz. Ahí encomendaba la tarea al partido y la
vanguardia revolucionaria (ver el rol del partido y el soviet).
a.-El Partido
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joven nacido en Simbirks (hoy Uliánovsk). Al poco tiempo de formado el
partido, comenzó un acalorado debate sobre el tipo de dirección que debía
asumirse. Yuli Martov36 era de la idea de un partido donde sus miembros
podían asumir posicionamientos independientes de la dirección, y Lenin
en cambio, consideraba vital poseer una jefatura central donde los
militantes debían desistir de pronunciarse en contra de las decisiones
tomadas por este. En el primer congreso celebrado en Londres se
dirimieron los asuntos correspondientes al control del partido; los duros
-como se hacían llamar los seguidores de Lenin- habían pasado a ser los
mayoritarios (bol’sheviki o bolcheviques), Martov y su grupo serían los
minoritarios (men’scheviki o mencheviques). De ahí en más, la influencia
de Lenin sobre el partido fue creciendo, sumado a que el ¿Qué Hacer?
había tenido un gran recepción entre los revolucionarios y estudiantes
marxistas rusos.
36 Dirigente del Partido Obrero Socialdemocrata Ruso, miembro del ala menchevique. murió exiliado
en Alemania en 1923.
37 Gramsci, Antonio, (2007), Escritos Políticos (1917-1933), p. 90. Siglo XXI Editores.
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desbordantes y caóticas, observarlas, componerlas y potenciarlas, hacer
de la clase proletaria y semi-proletaria una sociedad organizada que se
eduque”38.
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La construcción de una nueva hegemonía nace desde la
organización de diferentes sectores de la sociedad, estas trincheras
estarán centralizadas bajo la dirección del partido. Se deben afrontar
ciertos peligros denominados como “jacobinismo”, intentos de ponerle un
freno al desarrollo de las fuerzas revolucionarias y claudicar ante la
“perfectibilidad” de la democracia burguesa. Esa salvedad fue realizada
entorno a la incorporación del Partido Socialista Italiano al juego
democrático, y la posterior traición al movimiento obrero. En el caso ruso,
la clandestinidad del partido bolchevique ante la inexistencia de un
parlamento, imposibilitaba cualquier riesgo de integración acrítica a la
democracia burguesa. Sin embargo, luego de la revolución de febrero, y
la constitución del gobierno provisional, Lenin fue un incasable opositor de
la integración bolchevique al cuerpo gubernamental burgués.
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externo autoconsciente. La actividad revolucionaria se fue
retroalimentando de la experiencia y el sentido común del accionar del
proletariado. A diferencia de Lenin, no condena los movimientos
espontaneístas de carentes de conciencia revolucionaria. “La actividad
espontánea puede transcender los límites impuestos por el sindicalismo y
confluir con la teoría revolucionaria” 40, la espontaneidad no se opone a la
conciencia comunista. Gramsci fiel a la filosofía de la praxis, no mira con
desconfianza a la evolución de las demandas de clases subalternas. Ese
convencimiento es reflejado en la concepción satisfactoria a la actividad
espontánea, y la actividad genuina de las masas como sujetos
protagonistas de su propia historia. Hace un llamamiento al intelectual de
percibir la espontaneidad como un movimiento vivo, y dejar de esperar
que los esquemas teóricos se adapten a la realidad. “La espontaneidad
como método demuestra indirectamente que en todo movimiento
espontáneo hay un elemento primitivo de dirección consciente, de
disciplina”41. La espontaneidad pura no existe; siempre está impregnada
de cierta conciencia, y esa actividad es la historia de las clases
subalternas. La experiencia del bienio rojo sobre como el
reacomodamiento de las fuerzas espontáneas fue aprovechado por el
fascismo, pone en alerta a Gramsci haciendo un claro llamamiento a los
intelectuales para que salgan del mero dogmatismo.
21
la clases subalternas. Demonizar el “elemento consciente” fue una tarea
diaria del marxismo vulgar y economicistas. Los sucesivos alejamientos
de la ideología socialista implican un sometimiento a las reglas de juego
impuestas por la ideología burguesa.
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c.-El soviet, la hegemonía y la estrategia en el momento
decisivo
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deben concientizar y educar al proletariado: “la conciencia obrera gravita
espontáneamente al socialismo”...pero no hay que subestimar la
influencia burguesa. Las clases dirigentes despliegan todos sus aparatos
ideológicos actuando de forma corrosiva sobre el movimiento obrero. Así
como Bismarck fracturó al movimiento obrero con una serie de reformas
creando un estado benefactor, también el zarismo, había impulsado un
sindicato dirigido por un clérigo. En el caso del gobierno provisional, las
promesas de terminar con la guerra y la reforma agraria se estaban
dilatando. Las masas hartas de esperar comenzaron a exigir al soviet la
toma del poder.
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en el campo de lucha por la hegemonía. Nuevamente afirma el doble rol
de la vanguardia revolucionaria; ayudar a la concientización del pueblo
sobre la lucha de clases (organización intelectual), y atenuar las
manifestaciones espontáneas (riesgo de influencia burguesa).
46 Lenin, Vladimir (2013), “Doble Poder”, p. 38. En Lenin, Vladimir, Obras Selectras Tomo dos (1917-
1924), Ediciones IPS.
47 Dal Maso, op.cit. 112.
25
4.-La revolución como obra de un sujeto colectivo.
48 Garcia Linera, Alvaro (2017) “Tiempos salvajes: A cien años de la revolución soviética”, p. 533, en
Juan Andrade y Fernando Hernández Sánchez (eds) “1917 La revolución rusa cien años después”.
Ediciones Akal.
49 Gramsci, Antonio (2011), “Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado Moderno”, p.
52-53.Nueva Visión.
50 Gramsci, Antonio (2007) op. cit. 85.
26
ortodoxia devenida en conservadora. Considerar a la revolución como el
resultado de etapas predeterminadas había sido la postura entre otros de
los mencheviques de Martov, quienes fueron a parar al basurero de la
historia, tal como lo predijo Trotsky.
27
definitivo y que hay que detenerse para mirar hacia atrás, para consolidar
lo hecho, para gozar finalmente del éxito propio” .
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Bibliografía
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Shandro, Alan (2010) Lenin y la hegemonía. Los soviets, la clase obrera y
el partido en la revolución de 1905, En Žižek, Slavoj, Lenin reactivado:
Hacia una política de la verdad, Madrid, España, Ediciones Akal.
Lago, Eduardo (27 de Enero de 2017) Richard Pipes: “No hubo nada positivo ni
grandioso en la Revolución Rusa”, Diario El País, España.
https://elpais.com/cultura/2017/01/27/babelia/1485532487_550316.html
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