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Seminario

Teoría y praxis en el pensamiento de Antonio Gramsci


Cátedra: Hernán Ouviña

Los orígenes de la Revolución Rusa


Alumno: Nicolás Di Natale

Ciencia Políticas - 2018


Universidad de Buenos Aires
La orígenes de la Revolución Rusa

Introducción

Sería imposible abarcar en este trabajo de forma pormenorizada la


secuencia desencadenante de la Revolución de Octubre. Por lo tanto, nos
centraremos en los aspectos indispensables a la hora de enfatizar algunos
conceptos de Antonio Gramsci, y Lenin.

La paleta de autores renombrados que analizan los acontecimientos


revolucionarios es inconmensurable. Sin embargo, pocos son los que se
encomendaron la tarea arqueológica de escarbar en lo más profundo del
régimen zarista. Lejos de intentar practicar una crítica historiográfica, no
puede dejarse a un costado la disputa existente sobre las causas del
deceso Rómanov. Hoy a cien años del evento que cambió la humanidad
para siempre, no son pocas las voces, en su mayoría alojadas en el arco
liberal; las cuales afirman que la revolución podía haber sido evitada con
pequeñas concesiones de la autocracia a la naciente burguesía. Son esas
voces que claman por simples cambios de mando, y con gusto asumen el
transformismo dirigencial para que el status quo jamás se modifique.
Estas lecturas esquivan a las masas, y le niegan toda la fuerza
revolucionaria aglutinada durante años de ostracismo. El historiador Julián
Casanova titula su último trabajo “La venganza de los siervos”, quizás
determinista si se toma como unicausal la sentencia, pero intenta reflejar
el caldo de cultivo emocional entre los más postergados. Por lo tanto,
independientemente de la filiación ideológica del historiador, una lectura
alejada del actor principal -el pueblo- de la revolución es como mínimo
deshonesta. El más reconocido reaccionario catedrático, encolumnado en
la escuela liberal y acérrimo anti-bolchevique es Richard Pipes. El
sostiene que la abdicación del zar no se debió a presiones populares, sino
que lo hizo en favor de las sugerencias del alto mando militar quienes
estaban convencidos que con el retiro del soberano, la victoria en el
campo de batalla-Primera Guerra Mundial- sería una realidad. El británico
ex-asesor de Ronald Reagan y la CIA no pierde oportunidad en cuanto

1
medio lo consulta para decir que “no hubo nada positivo ni grandioso en
la Revolución Rusa”1, dando rienda suelta a la batalla en el campo de las
ideas que la burguesía no desea desistir 2. Luego de cien años de la
irrupción del régimen soviético, y los constantes coletazos del capitalismo:
la esperanza de que las cosas pueden ser de otra manera sigue presente.
Y que ese corazón siga latiendo fuerte, depende indudablemente de
mantener en alto los conceptos y no escatimar en los correspondientes
análisis críticos, alimentando y recreando los dispositivos necesarios para
la revuelta del pueblo.

El primer punto se hará un breve resumen sobre la consolidación


del bloque histórico de los Rómanov. En el segundo apartado, se analizará
la historia de dinastía en sus diferentes crisis orgánicas y la resolución
dada en cada uno de los casos. También se pondrá en tensión al concepto
gramsciano de crísis orgánica y la compatibilidad con la situación
revolucionaria de Lenin. Dando ahí concluido el relato pormenorizado de
los sucesos históricos, pasamos al segundo apartado donde se analiza el
rol del partido y el soviet. Poniendo nuevamente en discusión las
diferentes conceptualizaciones de los revolucionarios en cuestión. Para
finalizar en el cuarto punto se intenta articular las diferentes conclusiones
de los apartados precedentes dándole una definición a la revolución.

1.-Breve desarrollo de la dinastía Rómanov

La dinastía Romanov, inauguró en Rusia un ciclo hegemónico que se


extendió por más de 300 trescientos años en el poder. En 1613 con la
coronación de Miguel I, se puso fin a la dispersa nobleza y las sucesivas
invasiones extranjeras ansiosas de alzarse con el kremlin. Se cerró de
esta manera el “período tumultuoso”; el cual “fue resultado de la
aceleración y la inusual violencia de las batallas entre facciones en la
corte del zar tras la muerte de Iván IV junto con las rebeliones de

1 Lago, Eduardo (27 de Enero de 2017) Richard Pipes: “No hubo nada positivo ni grandioso en la Revolución
Rusa”, Diario El País, España.
2 Liz, Antonio (1 de marzo de 2017) Richard Pipes y la Revolución Rusa, la deshonestidad de los
historiadores de la burguesía, La Izquierda Diario, Buenos Aires, Argentina.

2
cosacos y campesinos”3.Durante los quince años de intrigas en el dominio
de Rusia, se presentaron dos farsantes bajo el nombre de Dimitri
Ivánovich4 y Moscú fue tomada por el ejército del rey de Polonia. En 1612
las tropas al mando de Dimitri Pozharski derrotaron a las fuerzas polacas,
y en medio de la anarquía, los líderes del ejército junto con los principales
clanes boyardos5 -incluido los Romanov- que se vieron obligados al exilio
por órdenes del Zar Boris Godunov 6 -bajo su regencia se dictó la
servidumbre del campesinado-7, convinieron en la necesidad imperiosa de
volver a consagrar un Zar con la legitimación de la nobleza eslava.

Pedro I “El Grande”8 fue quien trajo Europa a Rusia y llevó a Rusia a
Europa. Obtuvo la ansiada salida al Mar Báltico constituyendo a San
Petersburgo (1712) como nueva capital del Imperio. Dicha ciudad emergió
entre pantanos, mosquitos y pastizales, y antes de consolidarse en la
ciudad más occidental -y capital cultural- de la autocracia fue base del
ejército durante la guerra contra Suecia. La occidentalización procurada
por Pedro I produjo un cambio de hábito radical dentro de la clase
nobiliaria. Les quito sus largas barbas y antiguos trajes de boyardos
transformándolos en gentilhombres similares a los existentes en Francia e
Inglaterra. El deseo de modernizar a Rusia se limitó en dejar atrás los
modismos campesinos de la aristocracia, ya que de ninguna forma los
cambios operados iban a transformar la vida de las clases subalternas. La
consolidación de un ejército fuerte, reformas impositivas y una armada
pujante, cambió el lugar de Rusia dentro del mapa geopolítico del siglo
XVIII. La dinastía de los Romanov construyó un sólido bloque histórico, el
cual comenzaría a resquebrajarse a principios del Siglo XX.

2.-Las derrotas bélicas y las crisis orgánicas

3 Bushkovitch, Paul (2013), “Historia de Rusia”, p.74. Ediciones Akal.


4 Dimitri Ivánovich fue uno de los descendientes varones de Ivan IV (El terrible), y murió bajo un
manto de dudas a los 8 años de edad.
5 Nobles terratenientes, jefes de grandes clanes.
6 Consejero hasta su muerte del Zar Fiodor, hijo de Ivan IV (“El terrible”). Posteriormente fue
proclamado Zar de todas las Rusias en 1598 rompiendo así el dominio de la dinastía Riúrik. Culminó
su reinado en el 1605.
7 Institución dictada en 1558 por la cual todos los campesinos perdieron la libertad. Recién en 1649
se convirtió en perpetua.
8 Pedro I fue emperador y autócrata de todas las rusias entre 1682 y 1726.

3
Podríamos afirmar que una crisis orgánica es la consecuencia de las
contradicciones irreconciliables entre la estructura y la superestructura,
esto sucede cuando se alcanza el desarrollo económico y la
superestructura se encuentra retrasada. Esta disparidad lleva a una crisis
que “consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo
nuevo”9. Gramsci nos entrega tres premisas para analizar y cotejar la
existencia de una crisis orgánica: 1) Separación de las masas de sus
partidos 2) Deslegitimación de la clase dominante como dirigente 3) Crisis
de autoridad estatal. Descartando la primera, ya que la autocracia
impedía la formación de partidos políticos, nos queda seguir los pasos
sobre la deslegitimación y la crisis de autoridad, dos caras de una misma
moneda.

“Los rituales de homenaje de la dinastía y la glorificación de su


historia iban, por supuesto, encaminados a inspirar reverencia y apoyo
popular hacia el principio de autocracia. Pero su finalidad era reinventar el
pasado, volver a contar la épica del ¨zar popular¨ para investir a la
monarquía de una mítica legitimidad histórica y proporcionarle una
imagen de perdurable permanencia en un tiempo de ansiedad en que su
derecho a gobernar se veía desafiado por la democracia emergente en
Rusia. Los Romanov se estaban retirando al pasado con la esperanza de
que los salvaría del futuro”10

La larga cita hace referencia de forma elocuente al carácter de las


celebraciones por el 300 aniversario de la dinastía. En 1913, luego de
ocho años de transcurrido el Domingo Sangrieno(ver Nada volverá a ser
como antes), el gobierno de los Rómanov no mostraba ningún tipo de
interés en que la sociedad civil participe de la vida política. La revolución
estaba por estallarle en los brazos pero lejos de avistar la caída, Nicolás
II11 actuaba como un autócrata del Siglo XVII. Cabe destacar que el Zar
modelo de Nicolás era Alexis Mijáilovich12 (Alejo I). Los más cercanos le
escuchaban afirmar que: “La gente no influye en los acontecimientos, que
9 Portelli, Hugues (2011), “Gramsci y el bloque histórico”, p.121. Siglo XXI Editores.
10 Figes, Orlando(2010), La Revolución Rusa (1891-1924): La tragedia de un pueblo, p.39. Edhasa
11 Emperador y autócrata de todas las rusias entre 1894 y 1917.
12 Alejo I fue zar y autócrata de todas las rusias entre 1645 y 1676. Padre de Pedro I (Pedro “El
grande”)

4
Dios dirige todo, y que el Zar, como urgido de Dios, no debería
aceptar consejos de nadie sino seguir su inspiración divina” 13. Las
expresiones del Zar, son el fiel reflejo de un autócrata de antaño. Junto a
su corte disfrutaba disfrazarse con atuendos pertenecientes a los antiguos
boyardos, anhelando el pasado moscovita. Detestaba San Petersburgo,
lugar que jamás logró sentirse cómodo. A todos luces prefería la
arquitectura y el tradicionalismo de Moscú, la antigua Rus. Para el Rusia
no tenía habitantes sino súbditos, era el terrateniente de una vasta
estancia y el resto solo eran siervos que habitaban sus dominios. Era un
joven políglota de buenos modales educado en Inglaterra, pero tenía un
total desconocimiento de Rusia. La épica del Zar Popular fue el último
intento de reavivar el amor de un pueblo que ya había elegido su destino.
Lejos de confiar en ministros y consejeros, asumió arrogantemente en
soledad las riendas de un carro desgastado. Sus colaboradores eran
seleccionados de acuerdo al grado comprobado de fidelidad, y no a la
capacidad que pudieran tener a los fines de las tareas encomendadas.
Tenía un minúsculo grupo al cual consultaba todas las decisiones, y a
medida que se acercaba el final, solo escuchaba los consejos de su mujer
y Rasputín.14.

El último Zar tuvo a cuestas dos guerras y dos revoluciones. Pero


antes de hacerse cenizas, la dinastía paso por otras dos guerras que
marcarían a fuego el destino de la misma.

a.-Los orígenes de la caída

Sin embargo, el bloque histórico de la dinastía Rómanov no


comenzó su debacle en 1917, al menos podemos destacar dos
acontecimientos de relevancia. Gramsci nos brinda dos ejemplos claros
sobre la crisis orgánica: cuando la clase dirigente fracasó en alguna
empresa política para la cual demandó o impuso por la fuerza el consenso
de las grandes masas -guerra-, o bien porque vastas masas
(especialmente de campesinos y de pequeño burgueses e intelectuales)
pasaron de golpe de la pasividad política a una cierta actividad y
plantearon reivindicaciones que en su caótico conjunto pueden
constituirse como una clase con posibilidades de disputar el poder.
13 Figes, Orlando, op.cit 40
14 Grigori Rasputín (1869-1916) fue un místico campesino y curandero.

5
Las derrotas bélicas rusas siempre trajeron aparejadas crisis agudas
en el seno del gobierno obligando al Imperio a disponer reformas
institucionales. La firma del tratado de París (1856) ponía fin a la
desastrosa derrota en Crimea. Alejandro II 15 quien había iniciado su
mandato tan solo un año antes, debió iniciar un proceso de reformas que
habilitara el desarrollo de una economía moderna a la orden del resto de
Europa. La decisión más trascendental estuvo en la abolición de la
servidumbre del campesinado. Si bien, trajo críticas desde la nobleza, él
les manifestó que era preferible resolver este asunto desde arriba y no
con imposiciones desde abajo. La guerra había puesto al descubierto las
falencias y el atraso ruso. Sin embargo, la habilidad de Alejandro II
permitió que el régimen sobreviviera con algunos cambios. El re-
acomodamiento empezó con la emancipación de los campesinos. A ello,
se le sumó la autorización para conformar consejos de administración
denominados zemstvos. Funcionaban como organismos de auto-gobierno
que estarían enfocados al “mantenimiento de las carreteras, los puentes,
la escuela pública, la salud y otras materias de preocupación local” 16. El
ejército dejaría de ser un cuerpo exclusivo de una casta -miembros de las
clases dirigentes-, y se abriría el paso a campesinos -ahora emancipados-
fijándose un término de seis años -hasta ese momento eran 25 años- del
servicio obligatorio. Esta relajación del aparato opresor de la autocracia
permitió el florecimiento de diferentes corrientes ideológicas que
cuestionaban la autoridad del Zar. De a poco, las clases dirigentes quería
tomar intervención en las decisiones políticas. Publicaciones literarias,
folletos y diarios comenzaron a circular forjando una usina de ideas
nuevas. Inclusive, la censura permitió la publicación de El Capital de Karl
Marx17, quizás subestimando la capacidad de intelección de los posibles
lectores. Profesionales, y jóvenes estudiantes eran la intelligentsia rusa
que “no solo rechazaban el liderazgo del Estado sino que formaban
también parte de una nueva cultura” 18. Eran integrantes de las clases
auxiliares, y habían recibido una educación de excelencia, entre estos se
puede destacar a Plejanov, Herzen, Tólstoi y Dostoyvski entre otros. Este

15 Emperador y autócrata de todas las rusias entre 1856 y 1881.


16 Bushkovitch, Paul (2012), op. cit. 212.
17 Publicada en 1872.
18 Bushkovit, Paul (2012), op. cit. 215.

6
período estuvo marcado por la expansión de las ideas liberales, las cuales
tenía el mayoritario apoyo de profesores, maestros y doctores. La
influencia del positivismo francés, y las ideas de Darwin marcaron a fuego
a una generación que estaba dispuesta a desarrollar un cambio radical en
la esfera política. Los zemstvos eran el lugar dónde además de las
funciones mencionadas anteriormente, funcionaba como un foro de los
nuevos pensadores liberales. En 1905 cobrarían mayor importancia
porque el grado de influencia sobre las masas sería mayor. El Príncipe
Lvov es un ejemplo del nuevo rol que cumplían las clases auxiliares,
licenciado en derecho y desde joven interesado en los movimientos
políticos, fue presidente del zemstvo provincial de Tula. Si bien en su
mayoría eran compuestos por liberales y conservadores de las clases
dirigentes, también existían campesinos emancipados en condiciones de
ser parte de éste órgano de auto-gobierno local. Ese roce benefició a un
primer cruce policlasista rompiendo la antigua relación de amo y esclavo.
No hay que ser ingenuos, la emancipación no quebró el desigual balance
de relación de fuerzas, ni tampoco el poderío económico de los nobles
terratenientes. Pero si permitió que el campesinado pudiera elevar su
frente, y sentirse al menos miembro de un cuerpo social que hasta ahora
le era ajeno. A todo esto, la preocupación de las autoridades no estaba
enfocada en los liberales y conservadores, sino en el movimiento
revolucionario.

El Estado conservaba el dominio absoluto de la esfera política y


seguía impidiendo la conformación de partidos políticos, aunque en la
clandestinidad operaban diferentes grupos radicales. El primer líder de
estas organizaciones es el paradigmático Segéi Necháiev. Dostoievsky le
dedicó “Los demonios”19; un libro reaccionario pero no menos interesante
dónde se encuentran plasmadas la mayoría de las ideas de los terroristas
rusos. Quienes eran mucho más afines al movimiento intelectual definido
como nihilismo ruso que al marxismo.

Las agrupaciones de revolucionarios debían salir de los escritorios y


congregar con sus ideas a las grandes masas. En 1870 tomaron la
19 Obra publicada en 1872, y escrita bajo la influencia del asesinato de un jóven estudiante bajo las
expresas órdenes de Necháiev. Éste había convencido a un pequeño grupo de seguidores, todos
ellos estudiantes, que representaba a un comité central situado en el extranjero,los cuales estaban
gestando una conspiración para acabar con el poder del Zar.

7
decisión de acercarse al hábitat del campesinado. Estudiantes y
profesionales dejaron los libros, y las lapiceras para tomar las palas y los
gorros de paja. Se esmeraron por aprender un oficio, y de esa forma
intentar congraciarse con el sujeto pro-revolucionario (el campesino). La
aventura de cooptar, y convertirse en los intelectuales del campesinado
fue un estrepitoso desastre. Debieron huir porque los lugartenientes los
denunciaron como agitadores. Ante el fracaso, hubo un nuevo replanteo.
Existía la necesidad de crear un nuevo órgano político y fue así que nació
Zemlia i Volia (Tierra y Libertad). Sin embargo, las actividades
clandestinas fueron constantemente saboteadas por el régimen. Con la
reforma judicial los procesos se convirtieron en públicos. Esto permitió
una gratuita publicidad de las ideas revolucionarias. La excelente
educación de los radicales les permitió desarrollar una pormenorizada
exposición de las condiciones de vida de las clases subalternas. La
empatía de las masas, hizo que el régimen suspendiera definitivamente
este proceso.

En 1878, una joven ingresó a la oficina del gobernador Trepov de


San Petersburgo y disparó hiriendo gravemente al general. Vera Zasulich 20
tuvo la fortuna de que el jurado a cargo se negó a condenarla. Logró
fugarse al extranjero, donde luego con otros revolucionarios exiliados
conspiraría para la caída del zarismo. Este evento inauguró una serie de
enfrentamientos cruentos entre la policía y los revolucionarios. Estos
habían arribado a la conclusión de que la única manera posible de una
revolución social era derribando a la dinastía. El terror tenía que ser el
arma principal para acabar con el zarismo. En medio del debate sobre los
procedimientos a seguir, quienes entendían que el terrorismo era el
camino dieron a luz a Naridnaia Volia (Voluntad del Pueblo). Luego de
diferentes planes truncos por cobrarse la vida del Zar alcanzarían el éxito.

Alejandro acostumbraba a recorrer arriba de la troika imperial las


calles de San Petersburgo. La tarde fatídica del 13 de marzo (1 de marzo)
de 1881, un grupo de estudiantes arrojó un explosivo por debajo del carro
cobrandose la vida de dos guardias. Ante el estupor y la confusión el Zar
decidió bajar y hacer frente a sus agresores. No logro dar más de dos

20 Escritora revolucionaria marxista fundadora del grupo Emancipación del Trabajo (1849-1919).

8
pasos que una segunda bomba impactaba sobre su tórax. Alejandro fue
llevado de inmediato al palacio de invierno donde murió minutos después
de haber ingresado.

El magnicidio provocó el desplazamiento de diferentes dispositivos


de control y represión, entre los cuales se destaca la creación de la
Orjana -policía secreta- y los pogromos a judíos. El antisemitismo, y la
persecución a disidentes del régimen se volvió moneda común. Quien
heredó el trono, Alejandro III21 le dió la espalda a los pedidos de reforma
liberal. Cerró de forma abrupta la puerta a las ideas democratizantes, y
volvió sobre los principios autocráticos característicos de la dinastía. El
terrorismo lejos de debilitar en lo inmediato al zarismo consiguió la
instauración de un Estado brutalmente opresor. Sin embargo, la Voluntad
del Pueblo tenía previsto atentar nuevamente contra el Zar, aunque este
caso la Orjana lo impidió. Todos los cómplices fueron detenidos antes de
poner el plan en práctica. Entre los condenados a muerte se encontraba
un joven estudiante de la Universidad de San Petersburgo, llamado
Aleksandr Uliánov, hermano mayor de Vladimir Ilich Uliánov (Lenin).

La crisis había suturado dejando un caldo de cultivo propicio para


nuevas organizaciones revolucionarias. “El carácter reaccionario del
reinado de Alejandro III radica en la falta de respuesta al cambio social y
económico en curso, más que en un propósito orquestado de volver a una
etapa anterior”22. La autocracia había dejado de ser gnomónica y se
retraía a una autoconservación peligrosa, ya no poseía la dirección
ideológica de las masas ni tampoco de las clases auxiliares. La dictadura
era la única forma de mantener estable el control del aparato del estado;
la sociedad política ejercía pleno dominio sobre la sociedad civil.

b.-Nada volverá a ser como antes

La prematura muerte Alejandro III permitió a su hijo Nicolás II


asumir en 1894 la responsabilidad del despotismo asiático. A lo
mencionado anteriormente sobre su personalidad, habría que sumarle el
nulo conocimiento sobre la cultura y la composición social del país
heredado. Probablemente Nicolás haya sido un pésimo e incapaz

21 Emperador y autócrata de todas las rusias entre 1881 y 1894.


22 Bushkovicht, Paul, op.cit. 291.

9
dirigente político pero de muy poco le hubiera valido la habilidad
estratégica ante la tormenta que se avecinaba.

b.1.- El desastre japonés y la revolución fallida

Los deseos expansionistas militares se posaron sobre los planes del Conde
Sergéi Witte23, quien desea llevar el tren transiberiano hasta la costa del
pacífico. A su vez, Rusia estaba urgido de obtener una salida al mar que
le permitiera mantener un comercio activo todo el año. A saber, las bajas
temperaturas invernales congelaban las aguas de todos los puertos del
territorio ruso. El imperio no quería seguir mirando desde afuera la
repartida territorial de sus vecinos europeos. Desea apropiarse de una
zona de influencia en China, más precisamente Manchuria. Japón no
estaba ajeno al posicionamiento ruso, y desplegó rápidamente sus tropas
contra las débiles fuerzas de Nicolás II. En poco más de un año quedó
sellada una nueve vergonzosa derrota del Imperio, la segunda
consecutiva dentro de suelo ruso.

Mientras se desarrollaba la debacle belicista, los movimientos


revolucionarios día tras día crecían en influencia sobre los trabajadores
industriales. Bajo la sugerencia del jefe de la policía política -Sergéi
Zubátov- se creó un sindicato de trabajadores controlado por el gobierno
con el liderazgo del padre Georgi Gapon. La cooptación a lo Bismarck era
herramienta para debilitar la organización del proletariado. La idea era
descabezar a los líderes intelectuales, y recomponer el consenso nulo
entre las clases subalternas acallando las quejas de las clases auxiliares.
Está sería la solución “normal” de superar la crisis orgánica, concesiones
mínimas que ponga al pueblo bajo el ala del Zar.

Aunque la política oficial era contraria a la huelga de trabajadores,


en Enero de 1905 se desató un reclamo generalizado en los suburbios del
sur de San Petersburgo. Ante el temor de perder el apoyo de los
trabajadores, el padre Gapon hizo oídos sordos a las exigencias del
régimen y se puso al frente de los reclamos. El accionar del párroco lejos
estaba de buscar un enfrentamiento frontal ante Nicolás II. De hecho,
estaba convencido que el “misericordioso” Zar escucharía las demandas

23 Fue ministro de haciendo durante el gobierno de Alejandro III, y Primer Ministro de Nicolás II
hasta la disolución en 1905 de la primera Duma.

10
de los trabajadores y haría todo lo posible para satisfacerlas.
Evidentemente, la ira del señor le demostraría a Gapon que si Dios existía
no estaba en el Palacio de Invierno. Nervioso, temeroso e inseguro,
Nicolás II dispuso repeler la manifestación con plomo. Al menos 100
personas perdieron la vida, en el lamentable e icónico “Domingo
sangriento”. El padre de Rusia había abierto fuego sobre sus hijos. Ese
acto destructivo pondría fin a la relación de consenso entre el Zar y el
pueblo. La hegemonía de la dinastía se hacía añicos, y las esquirlas
alcanzarían a todo la sociedad política que a hasta el momento era
inalterable.

Se desató una escalada de huelgas -de carácter económico- que


alcanzó a congregar a un millón de trabajadores en las calles. También en
ese contexto se creó el primer soviet de Petrogrado bajo el liderazgo de
León Trotsky. Los movimientos proletarios carecían de conciencia y las
demandas eran en los términos de la puja patrón y empleados. Como
bien mencionada Lenin; “señalaban el despertar del antagonismo entre
obreros y patrones, pero los primeros no tenían, ni podían tener,
conciencia del antagonismo irreconciliable entre sus intereses y todo el
régimen político y social contemporáneo, es decir, no tenían una
conciencia socialdemócrata”24. Las manifestaciones eran repelidas por la
caballería y los cosacos. Las fuerzas armadas de los revolucionarios eran
todavía escasas. El motín del acorazado Potemkin, que luego se
inmortalizaría como un emblema revolucionario -gracias a la película de
Sergéi Eisestein-, la ciudad de Odessa había sido aplacado. Por ende, no
prospero ninguna insurrección armada. De todos modos, no era para nada
menor el quiebre -definitivo- entre los campesino y el Zar.

Nicolás hizo un nuevo intento por restaurar el orden y saltar una


nueva crisis orgánica. Autorizó la conformación de una Duma
(Parlamento), donde podrían elegirse representantes del pueblo; los que
tendrían la tarea de sancionar leyes que serían aprobadas por el mismo
Zar. Rusia tuvo su primer Constitución llamando a elecciones “libres”.
Provocó que salieran de la clandestinidad muchos partidos políticos que a
principios de siglo caminaban entre las sombras. Ante la adversidad,

24 Lenin, Vladimir, (2013), ¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento.Obras


Selectas Tomo I, pág. 90. Ediciones IPS.

11
”Nicolás estaba convencido de que solo las clases altas y medias se
oponían a la autocracia, y de que los campesinos estaban de su parte” 25,él
seguía confiando en la genuina fidelidad del campesino, aunque de
momento se encontraran corrompidos por intelectuales oportunistas y
judíos. La necedad del soberano era alarmante, y los resultados de las
primeras elecciones le darían un baño de realidad: los Kadetes
(demócratas liberales) eran mayoría, mientras que los diputados
campesinos apoyaban cualquier medida que le otorgaran tierras. La
dificultad de trabajar ante tal escenario llevó al Zar a disolver la primer
Duma.

Pero había logrado su cometido, las huelgas habían desaparecido, y


por el momento las organizaciones revolucionarias se mantenían
agazapadas a la espera de la próxima crisis del régimen. La revolución
había brotado desde lo más profunda de los extrañas del pueblo, sin
embargo la falta de organización y la relación de fuerzas le habían
impedido perpetuarla. La revolución mutó en una restauración, tomando
el carácter de una revolución pasiva. Como en Alemanía en 1848, la
burguesía se había puesto a la cabeza de la revolución hasta conseguir
un nuevo rol dentro del aparato del Estado. La correlación de fuerzas no
se modificó, el Zar siguió gobernando con un parlamento decorativo.
Durante los siete años vide de l Duma, la autocracia se mantuvo en un
clima de paz -que antecede al huracán- entre publicaciones de la prensa
libre y manifestaciones de organizaciones políticas.

b.2.-Se desató la batalla final

En 1914 Sarajevo, se denoto el balazo que pondría fin a la


existencia de Francisco Fernando26 y al Imperio Ruso. El comienzo de la
Primer Guerra Mundial suscitó el ingreso al campo de batalla de todas las
potencias europeas. El sistema de alianzas diseñado a principio de siglo
armaba el mapa de una guerra que sería de alcance mundial. Nicolás se
encontró nuevamente ante un aporía del destino; si participaba de la
guerra sabía que iba a acelerar las magras condiciones de existencia de
las clases bajas provocando irremediables convulsiones, y si no
participaba sería sentenciado por los miembros de las clases aliadas por
25 Bushkovicht, Paul, op.cit. 303.
26 Archiduque de Austria, heredero al trono del imperio Austrohúngaro.

12
hundir al imperio al ostracismo. En 1915, la cifra de soldados caídos era
escalofriante y las pérdidas de territorio humillante;toda Polonia, amplias
regiones de Ucrania y la región báltica estaban en manos enemigas.

Tras la reforma de Alejandro II, el ejército estaba compuesto por mayoría


de campesinos analfabetos. Muchos de ellos, de la noche a la mañana
abandonaron el rastrillo y la tierra por el rifle y la trinchera. Como afirma
Alan Wildman “la historia moderna enseña que los ejércitos de masas, las
naciones en armas, llevan con ellos las tensiones de sus sociedades y son
así vulnerables a la convulsión en la derrota, y en algunas ocasiones
incluso en la victoria”27. El ánimo de los sectores más postergados era
insostenible, y como señalo Gramsci: “Cuatro años de trinchera y de
explotación cambiaron radicalmente la psicología de los campesinos. Esta
transformación[...]es una de las condiciones de la revolución. Lo que la
industrialización, por su proceso normal de desarrollo, no desencadenó la
guerra lo produjo”28.

A todo esto, aparecía la figura de Rasputín; el campesino curandero


entró a la corte gracias a la desesperante situación del heredero al trono.
Alex sufría hemofilia, una enfermedad incurable a principios del Siglo XX.
El delicado estado de salud puso a la zarina en estado de extrema
credulidad. Cuando la ciencia era incompetente sobre la búsqueda de una
solución benevolente con la enfermedad del niño, se arrojó al espiritismo.
Si bien existen testimonios que ratifican el rol benefactor del curandero, el
lugar otorgado dentro de la corte era un claro símbolo de la decadencia
cultural de la dinastía Romanov. Ante las distintas denuncias sobre el
desagradable comportamiento de Rasputin, el Zar Nicolás II creía que
éste “era un hombre sencillo, un campesino del pueblo, y que Dios le
había enviado para salvar a la dinastía Romanov” 29. Rasputín reunía
elementos de la religiosidad esotérica de las clases rurales, y también de
ciertos terratenientes. En un breve cuento de Tolstói, una mujer
perteneciente a la aristocracia, a punto de morir le reprocha a su
marido:“¿Cuantas veces te he dicho que esos médicos no saben nada?
Hay simples curanderos que curan...El sacerdote me ha dicho...que un

27 Casanovas, Julian (2017), “La venga de los siervos, Rusia 1917”, p. 53. Crítica.
28 Portelli, Hugues, op.cit. 125.
29 Figes, Orlando, op.cit. 67.

13
hombre del pueblo...Envía a buscarlo...” 30. Ciertos caracteres del folcklore
estaban presente en las esferas más altas del zarismo. El aspecto
religioso y el esoterismo eran dos partes de una misma expresión: la
particular religiosidad rusa. Hay ciertas lecturas que le atribuyen
responsabilidad a la Iglesia Ortodoxa en el desmembramiento de las
clases subalternas con la clase dirigente. La iglesia como aparato
ideológico del Estado contribuyó a la rusificación de Polonia y los
balcanes. Fue parte indispensable en la creación del mito de la “Santa
Rusia” y la unidad de la figura del Zar. Sin embargo, no había podido
adaptarse a los cambios sociales. La urbanización lo alejo de los jóvenes
campesinos emigrados, y no supo construir un credo compatible con el
trabajador industrial. A decir verdad, el pueblo ruso en líneas generales se
comportaba como un pueblo creyente, sin embargo su actividad no se
desenvolvía bajo los cánones de la institución de los patriarcas.

El asesinato31 de Rasputín (30 de diciembre de 1916) agudizó más


la crisis interna de la autocracia; el hambre era incontrolable y las
derrotas en el campo de batalla -ya en presencia de Nicolás- se volvían
corrientes. La crisis social se agudizó estrechando cada vez más los lazos
entre trabajadores y militantes de izquierda. Los extenuados soldados le
daban la espalda a los altos mandos militares por encontrarlo enemigos
de clase. Millares de soldados escapaban del frente y volvían a su tierra.

Un nuevo aniversario del “Domingo sangriento” sería el principio del


fin. Miles de trabajadores avanzaban sobre la Avenida Nevsky Prospekt
(San Petersburgo) reclamando pan mientras “los soldados encargados de
la vigilancia vitoreaban las banderas rojas” 32. Ese presagio se consagraría
posteriormente con la negativa de todo soldado a alzarse en armas contra
el pueblo. El 23 de Febrero (8 de marzo) se celebraba con una masiva
manifestación el “día internacional de la mujer”, y nuevamente las calles
estaban inundadas de trabajadores hambrientos y agotados de las
penurias del régimen. Pero a diferencia, de otras veces está sería
definitiva, ya que las masas se apoderarían de forma permanente de las
calles.
30 Tolstói, Lev (2017) ”Tres muertes”, p. 30 en “Cuanta tierra necesita el hombre y otros cuentos”,
Alianza
31 Fue asesinado por miembros de la familia real, y arrojado al río Neva.
32 Miéville, China (2017), “Octubre: La historia de la revolución rusa”, p. 50. Ediciones Akal.

14
“240.000 personas estaban de huelga, exigiendo pan, el fin de la
guerra y la abdicación del zar. Era 25 de febrero y los tranvías no
funcionaban, los periódicos no se publicaban. Las tiendas seguían
cerradas: no faltaron los comerciantes que simpatizaran con la huelga,
cansados de la incompetencia del régimen. Entre los monos de los
obreros, ahora también se veía ropa más elegante” 33

No quedaban más dudas, no existía clase social que no sintiera


acabado el dominio de Nicolás. La orden del Zar no se hizo esperar, el
ejército debía restablecer el orden. A diferencia de 1905, esa decisión
desató sucesivos motines en la mayoría de los regimientos del cuerpo
militar ruso. Los soldados, no querían volver a asesinar a sus hermanos,
padres y madres, y levantaron sus armas contra los oficiales que los
hostigaban día tras día. La crisis orgánica era irreversible, se había
desatado una situación revolucionaria que pondría fin al dominio del zar y
la aristocracia. La revolución democática-burguesa era un hecho.

c-¿La crisis orgánica es una situación revolucionaria?

Coincido con Dal Maso al considerar la crisis orgánica un paso previo a la


situación revolucionaria. La crisis orgánica puede decantar en la apertura
de un proceso revolucionario, así como también en la posibilidad de un
reordenamiento del Estado a manos de la aristocracia. La historia rusa
nos brinda dos ejemplos claros que fueron relatados anteriormente.

Lenin fue quien acuñó el término de situación revolucionaria


destacando los siguientes puntos:

“1) Cuando es imposible para los gobernantes mantener su dominación


sin ningún cambio[...]un crisis en la política de las clases dominantes,
que abre una hendidura por la que irrumpen el descontento y la
indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no
basta, por lo general, que “que los de abajo” no puedan vivir como antes,
sino que también es necesario que “los de arriba” no puedan vivir como
hasta entonces; 2) cuando los sufrimientos y las necesidades de las
clases oprimidas se han hecho más agudos que habitualmente; 3)

33 Miéville, China, op. cit. 55.

15
Cuando, como consecuencia de las causas mencionadas, hay una
considerable intensificación de la actividad de las masas, las cuales en
tiempos pacíficos se dejan expoliar sin quejas, pero que en tiempos
agitados son arrojadas, tanto por todas las circunstancias de la crisis
como por las mismas “clases altas”, a la acción histórica independiente” 34

Solo prospera la situación revolucionaria cuando los cambios


objetivos son acompañados por cambios subjetivos, y estos dependen
primordialmente de la preparación que posean las masas para detectar el
momento de debilidad del enemigo. No es intuición ni tampoco un hecho
fortuito, percibir el afloramiento de una situación revolucionaria es el
resultado de un aprendizaje. El desenvolvimiento de las descritas
condiciones objetivas no hacen caer por su propio peso al opresor sino
que es indispensable que el proletariado asuma la tarea histórica de
acertar el golpe de gracia.

Veamos, existen grandes similitudes entre los conceptos de Gramsci


y Lenin, ambos destacan; la separación de las masas de sus dirigentes, la
deslegitimación de la clase dominante, y una crisis de autoridad en su
totalidad. Sin embargo, Lenin hace mayor hincapié en las acciones
históricas independientes de las masas, indicando una acción subjetiva
consciente -de asumir el rol protagónico- del evento en ciernes. Gramsci
señala por su parte, como hemos demostrado en la historia rusa, cierto
grado de resistencia del Estado, cambios estructurales que no modifiquen
el status quo pero si otorgarle una mínima voz a las clases auxiliares y
subalternas.35

Sin embargo, Lenin está un paso más adelante, en el escenario


descrito, la crisis orgánica es un hecho imposible de resolver. Las masas
están cerca de lograr el momento catártico indispensable en una lucha
clasista. La catarsis es la definición gramsciana al pasaje de una
conciencia económica/corporativa (lucha salarial/sindical) a una
conciencia política/hegemónica (lucha de clases). La ruptura del
proletariado con las ataduras del esquema capitalista hacen explotar y

34 Lenin, Vladimir, (2013), La bancarrota de la II Internacional. En Lenin, Obras Selectas Tomo I. p.


427, Ediciones IPS.
35 Dal Maso, Juan (2016) “El marxismo de Gramsci: Notas de lectura sobre los Cuadernos de la
cárcel”, p. 81. Ediciones IPS.

16
dejar a un lado la mera lucha por mejoras económicas. Lenin dedicó gran
parte de su escrito -¿Que hacer?- a explicar la necesidad de romper con la
relación asimétrica que los propios proletarios se ubican al impulsar la
lucha económica. No hay que buscar las migajas de los capitalistas sino
destruir el sistema de raíz. Ahí encomendaba la tarea al partido y la
vanguardia revolucionaria (ver el rol del partido y el soviet).

A modo de conclusión, podemos decir que la crisis orgánica puede o


no traducirse en una situación revolucionaria, depende del grado de
resistencia del Estado y la preparación resultante del momento catártico
-y el partido- de las clases subalternas.

3.-El rol del partido y el soviet.

Tanto el soviet de obreros, campesinos y soldados y el partido


fueron los dispositivos claves en el entramado revolucionario. Fueron
creados de forma diferentes al calor de una misma lucha: derrocar al
zarismo.

En este punto haremos un breve análisis de la funcionalidad del


partido desde la óptica de Lenin y el joven Gramsci. Y para finalizar, una
breve referencia al cambio operado por Lenin dentro de la consideración
del soviet como órgano de hegemonía popular.

a.-El Partido

El Partido Obrero Socialdemócrata Ruso fue fundado en 1898.


Encontrándose exiliados la mayoría de los revolucionarios, y no teniendo
muchas vías de insertarse de forma eficiente en el campo político ruso,
convinieron en editar un periódico, y luego en la institucionalización de un
partido clandestino. Las arduas negociaciones sobre el programa del
mismo generaron una rispidez entre Lenin y el padre del marxismo ruso,
Gueorgui Plejánov. Robert Service en la extensa biografía dedicada a
Lenin hace referencias a la admiración que éste tenía por el veterano
intelectual. No fue menor la decepción acogida por Lenin cuando las
diferencias con Plejanov se debían a un problema de ego; es que éste se
sentía amenazado por el pujante liderazgo y la capacidad intelectual del

17
joven nacido en Simbirks (hoy Uliánovsk). Al poco tiempo de formado el
partido, comenzó un acalorado debate sobre el tipo de dirección que debía
asumirse. Yuli Martov36 era de la idea de un partido donde sus miembros
podían asumir posicionamientos independientes de la dirección, y Lenin
en cambio, consideraba vital poseer una jefatura central donde los
militantes debían desistir de pronunciarse en contra de las decisiones
tomadas por este. En el primer congreso celebrado en Londres se
dirimieron los asuntos correspondientes al control del partido; los duros
-como se hacían llamar los seguidores de Lenin- habían pasado a ser los
mayoritarios (bol’sheviki o bolcheviques), Martov y su grupo serían los
minoritarios (men’scheviki o mencheviques). De ahí en más, la influencia
de Lenin sobre el partido fue creciendo, sumado a que el ¿Qué Hacer?
había tenido un gran recepción entre los revolucionarios y estudiantes
marxistas rusos.

La obra de Lenin -¿Que hacer?- es un formidable cuerpo descriptivo


sobre el carácter de un partido revolucionario. En él, se encuentran
desarrolladas una serie de ideas que dan forma al pensamiento del jovén
Lenin sobre la importancia de poseer un dispositivo al servicio del
proletariado.

El partido debe educar políticamente a la clase obrera, y despertar su


conciencia de clase en estado embrionario. La educación política es agitar
y denunciar la opresión que opera en todos los aspectos de la vida social.
Para Gramsci, el partido “debe continuar siendo el órgano de educación
del comunismo” 37
. Lenin no se cansa de remarcar el error cometido por
los camaradas economicistas, que circunscriben toda la lucha a una
mejora salarial, e insistiendo que dichas concesiones son las más baratas
para el régimen. Es indispensable, hablarle al obrero sobre el Estado y
política, dejar de inundarlo de novedades sobre la coyuntura y explayarse
sobre los entramados políticos que desconoce. El obrero no tiene que ser
subestimado, y debe conocer a su enemigo.

La centralidad de un órgano directivo es un aspecto coincidente en


ambos, se debe “dar forma y disciplina permanente a estas energías

36 Dirigente del Partido Obrero Socialdemocrata Ruso, miembro del ala menchevique. murió exiliado
en Alemania en 1923.
37 Gramsci, Antonio, (2007), Escritos Políticos (1917-1933), p. 90. Siglo XXI Editores.

18
desbordantes y caóticas, observarlas, componerlas y potenciarlas, hacer
de la clase proletaria y semi-proletaria una sociedad organizada que se
eduque”38.

Separarse de la lucha sindical es una de las primeras decisiones que


debe tomar el partido. La lucha económica es lo que Engels denominó
“resistencia a los capitalistas”, y posee un solo objetivo, lograr mejoras en
las condiciones laborales -económicas y materiales-. La socialdemocracia
debe pugnar por abolir la venta forzosa de la fuerza de trabajo, y el
objetivo final siempre debe estar claro: destruir al capitalismo. El joven
Gramsci hace la misma reflexión sobre el sindicalismo, alegando que
quienes inician una lucha meramente económica se limitan desde su
génesis a plantear una revalorización de la fuerza de trabajo. Esta
retroalimentación es inherente a la explotación del capital por el trabajo.
El partido es el agente más importante de la lucha contra el capital, y
quien debe asumir la tarea primordial de concientizar a las masas
proletarias. Debe remarcar que la crisis es propia e intrínseca al sistema.
El partido no puede conformarse con representar a la clase obrera en la
lucha sindical, debe brindarle las herramientas a los obreros para
cuestionar todas las relaciones de clase en la sociedad moderna, en
especial la que lo une al Estado.

Hay claras coincidencias conceptuales y valorativas sobre el partido


entre Gramsci y Lenin. Sin embargo, Gramsci lo sitúa en un trinomio
compuesto por el consejo y el sindicato. La etapa consejista gramsciana
estaba orientada a un tipo de organización similar a los soviets surgidos
en Rusia luego de la revolución de febrero. Encuentraba en los consejos
de fábrica, un emblema de la democracia obrera. El diagrama de gobierno
esta compuesto por diferentes círculos, los cuales operan como comités
integrados por vecinos y trabajadores de diferentes rubros. Todos ellos
elegidos de forma directa. Los comités barriales se amplían en
comisariados urbanos, los que son controlados a su vez, por el Partido
Socialista y el sindicato. “Este sistema de democracia obrera daría forma
y disciplina permanente a las masas, sería una magnífica escuela de
experiencia política y administrativa”39.

38 Gramsci (2007), op. cit. 89.


39 Gramsci, Antonio (2007), op. cit. 91.

19
La construcción de una nueva hegemonía nace desde la
organización de diferentes sectores de la sociedad, estas trincheras
estarán centralizadas bajo la dirección del partido. Se deben afrontar
ciertos peligros denominados como “jacobinismo”, intentos de ponerle un
freno al desarrollo de las fuerzas revolucionarias y claudicar ante la
“perfectibilidad” de la democracia burguesa. Esa salvedad fue realizada
entorno a la incorporación del Partido Socialista Italiano al juego
democrático, y la posterior traición al movimiento obrero. En el caso ruso,
la clandestinidad del partido bolchevique ante la inexistencia de un
parlamento, imposibilitaba cualquier riesgo de integración acrítica a la
democracia burguesa. Sin embargo, luego de la revolución de febrero, y
la constitución del gobierno provisional, Lenin fue un incasable opositor de
la integración bolchevique al cuerpo gubernamental burgués.

El partido descrito por Lenin, debe tener una vanguardia compuesta


de profesionales revolucionarios, sin importar el origen social de ellos, lo
primordial es el compromiso con la empresa insurreccional.
Coincidentemente Gramsci reconoce la importancia de no abrir las puertas
de par en par hacia nuevos adherentes, la cantidad no hace a la calidad.
Lenin afirmaba que existiendo la autocracia, es primordial contar con
estos sujetos -revolucionarios profesionales- que hagan un arte de la
insurrección y de despistar a las fuerzas policiales, ya que dicha habilidad
permitirá afianzar la organización. Las victorias de la organización
impregnan de entusiasmo a a las masas dubitativas por la causa
revolucionaria. Cuando Gramsci estipula el diagrama de una nueva
hegemonía plagada de consejos, comisariados y el partido, pone como
factor determinante la plena conciencia comunista de la dirigencia. Y si
bien, identifica un nivel superior al partido, no deja de revalorizar el
trabajo realizado por sus órganos menores.

b.-Espontaneidad y dirección política

Gramsci encuentra una diferenciación de grado y no cualitativa


entre espontaneidad y conciencia. No hay oposición sino que ambos
momentos pueden confluir en un movimiento revolucionario. La
espontaneidad estaría dada de tal forma, que las acciones de las masas
proletarias no son el resultado de un devenir instructivo de un grupo

20
externo autoconsciente. La actividad revolucionaria se fue
retroalimentando de la experiencia y el sentido común del accionar del
proletariado. A diferencia de Lenin, no condena los movimientos
espontaneístas de carentes de conciencia revolucionaria. “La actividad
espontánea puede transcender los límites impuestos por el sindicalismo y
confluir con la teoría revolucionaria” 40, la espontaneidad no se opone a la
conciencia comunista. Gramsci fiel a la filosofía de la praxis, no mira con
desconfianza a la evolución de las demandas de clases subalternas. Ese
convencimiento es reflejado en la concepción satisfactoria a la actividad
espontánea, y la actividad genuina de las masas como sujetos
protagonistas de su propia historia. Hace un llamamiento al intelectual de
percibir la espontaneidad como un movimiento vivo, y dejar de esperar
que los esquemas teóricos se adapten a la realidad. “La espontaneidad
como método demuestra indirectamente que en todo movimiento
espontáneo hay un elemento primitivo de dirección consciente, de
disciplina”41. La espontaneidad pura no existe; siempre está impregnada
de cierta conciencia, y esa actividad es la historia de las clases
subalternas. La experiencia del bienio rojo sobre como el
reacomodamiento de las fuerzas espontáneas fue aprovechado por el
fascismo, pone en alerta a Gramsci haciendo un claro llamamiento a los
intelectuales para que salgan del mero dogmatismo.

En cambio, para Lenin la conciencia socialista no surge de la propia


lucha, sino que se fortalece de ella pero sigue siendo indispensable para
asestar un golpe certero al sistema capitalista. Retomando la crítica al
sindicalismo, la actividad espontánea pierde de vista la verdadera lucha
por carecer de una cosmovisión exhaustiva del mundo capitalista. La
conciencia de clase solo puede ser introducida desde afuera, por ello es
vital la vanguardia del partido. La clase obrera por sí sola puede lograr la
conciencia sindical (lucha contra los patrones) forzando al gobierno a
institucionalizar la conflictividad, y creando leyes que pueden
beneficiarlos. Sin embargo, la doctrina socialista devino de reflexiones
teóricas de intelectuales surgidos de las clases poseedoras como Marx y
Engels, cuadros dentro de la burguesía que lograron transmitir sus ideas a

40 Dal Maso, Juan, op. cit. 139.


41 Gramsci, Antonio (2007) op. cit. 327.

21
la clases subalternas. Demonizar el “elemento consciente” fue una tarea
diaria del marxismo vulgar y economicistas. Los sucesivos alejamientos
de la ideología socialista implican un sometimiento a las reglas de juego
impuestas por la ideología burguesa.

“La clase obrera tiende espontáneamente al socialismo. esto es


muy correcto en el sentido de la teoría socialista revelada, con más
profundidad y precisión que ninguna otra, las causas de las calamidades
que sufre la clase obrera, y por eso los obreros la asimilan con tanta
facilidad, siempre que esta teoría no retroceda ante la espontaneidad,
siempre que esta teoría someta a la espontaneidad” 42

Lenin considera que la conciencia debe someter a la actividad


espontánea, y en cambio Gramsci, considera la posibilidad de una
confluencia entre la práctica espontánea y la teoría. Una especie de
retroalimentación. Lenin quizás ante la experiencia de los primeros grupos
sindicalistas, que en parte fueron creados por el estado zarista,
desconfiaba de toda organización que no tuviera un programa máximo.
Cambien fue testigo de los movimientos terroristas, dónde la actividad
espontanea tuvo una victoria pírrica: acabo con el zar y el proceso de
reformas (ver los orígenes de la caída).

En cuanto a la conciencia desde afuera o desde adentro, ambos


pensadores están en una posición coincidente aunque asumen diferentes
posicionamientos sobre los sujetos portadores de la conciencia. Es
Gramsci quien en 1925 afirmaba que “El Partido puede y debe en su
conjunto representar esta conciencia superior; de otro modo, aquel no
estaría a la cabeza, sino a la cola de las masas, no las guiaría, sino que
sería arrastrado. Por ello, el Partido debe asimilar el marxismo y debe
asimilarlo en su forma actual, como leninismo” 43.

Lenin no tiene reparos en afirmar la necesidad de una


concientización externa al movimiento proletario por parte de
intelectuales educados en las clases fundamentales. El rol de los
intelectuales es educar a las clases subalternas.

42 Lenin, op. cit. 98.


43 Gramsci, Antonio (1925), Necesidad de una preparación ideológica de la masa. Marxist Internet
Achive.

22
c.-El soviet, la hegemonía y la estrategia en el momento
decisivo

Consumada la caída de Nicolás II, inmediatamente surgieron dos


dispositivos de poder gubernamental. El gobierno provisional, a cargo de
políticos liberales, y conservadores pertenecientes a la burguesía, y los
soviets, consejos de soldados, campesinos y obreros miembros de la clase
proletaria. La imposibilidad de instaurar una nueva hegemonía dio lugar a
una dualidad de poderes. Esto se debe a que:

“El poder único, condición necesaria para la estabilidad de todo el


régimen, subsiste mientras la clase dominante consigue imponer a toda la
sociedad, como únicas posibles, sus formas económicas y políticas” 44

La revolución no es un proceso inmediato, y necesita de un trabajo


previo en un contexto pre-revolucionario -crisis de hegemónia- donde la
nueva clase fundamental se va haciendo de a poco con diferentes esferas
de poder del Estado. La revolución de Octubre pone punto final a la
anarquía del doble poder. Esta escisión de poder pone sobre la mesa la
factura de la superestructura del Estado. El soviet fue ganando lugar entre
la mayoría de las masas, y la hegemonía obtenida termino siendo la
fuerza necesaria para derribar al gobierno burgués.

Lenin no es un opositor irrestricto de la actividad espontánea.


Tampoco puede afirmarse que haya un contradicción en el apoyo a la
conformación de dispositivos políticos -soviet de obreros, soldados y
campesinos- surgidos del riñón de la clase obrera. Lenin abre el paraguas,
y trata de no mojarse con la lluvia de optimismo. Nos dice “atención, la
burguesía puede apropiarse del espontaneísmo de las masas, y llevar la
fuerza del mismo a su cuartel”. Esta advertencia se debe a las posiciones
colaboracionistas de quienes conducían el soviet de Petrogrado. La
ineficiente conciencia de clase era el resultado de concesiones a la
burguesía. Los líderes pequeño burgueses lejos de ayudar a la
maduración de la conciencia de clase del proletariado, no pudiendo
renunciar a su propia carga burguesa, ponían a las masas como furgón de
cola de Kerenski. Ante esto, es indispensable la vanguardia, quienes
44 Trotsky, León (2012), Historia de la revolución rusa, p. 195, Ediciones RyR.

23
deben concientizar y educar al proletariado: “la conciencia obrera gravita
espontáneamente al socialismo”...pero no hay que subestimar la
influencia burguesa. Las clases dirigentes despliegan todos sus aparatos
ideológicos actuando de forma corrosiva sobre el movimiento obrero. Así
como Bismarck fracturó al movimiento obrero con una serie de reformas
creando un estado benefactor, también el zarismo, había impulsado un
sindicato dirigido por un clérigo. En el caso del gobierno provisional, las
promesas de terminar con la guerra y la reforma agraria se estaban
dilatando. Las masas hartas de esperar comenzaron a exigir al soviet la
toma del poder.

Las complejidades del caso ruso hacen excepcional al panorama


político sobre el cual debían actuar los bolcheviques. La ausencia de una
burguesía robusta e independiente volvía imposible una revolución
burguesa. La necesidad de alinearse con otras clases propietarias volvía al
proyecto un tembladeral. El proletariado, y el campesinado no podían
estar ajenos; y la debilidad de los de arriba los convirtió a ambos en
actores indispensables. La revolución sería a cargo de quien logre liderar
y construir una hegemonía al calor de un sistema de alianza de clases.
Este “complejo y desigual proceso de la por la hegemonía” 45 permiten la
confluencia de una vanguardia consciente y un movimiento espontáneo de
masas, y es en la complementariedad de ambos que nacerá la
insurrección. Si bien Lenin como teórico marxista puso reparos en 1905 al
soviet como organización espontánea de obreros y campesinos, volvió
sobre sus pasos para adecuar la estrategia en base a los elementos
coyunturales. Esta reconsideración del soviet está lejos de la afirmación
esgrimida por Marcel Liebman de una revuelta de Lenin contra el
leninismo. Ante los resultados evidentes de la espontaneidad del accionar
proletario, retornando a las observaciones de Gramsci sobre la
espontaneidad con cierto grado de conciencia socialista; Lenin afirma su
liderazgo reacondicionando la teoría al calor de los sucesos históricos.
Nuevamente hace lugar a las sugerencias gramscianas. La teoría de la
praxis se aleja del análisis desinteresado, y desapasionado; el
compromiso lleva a buscar nuevas herramientas, y a disponer las mismas
45 Shandro, Alan (2010) Lenin y la hegemonía. Los soviets, la clase obrera y el partido en la
revolución de 1905,p. 298. En Žižek, Slavoj, Lenin reactivado: Hacia una política de la verdad,
Ediciones Akal.

24
en el campo de lucha por la hegemonía. Nuevamente afirma el doble rol
de la vanguardia revolucionaria; ayudar a la concientización del pueblo
sobre la lucha de clases (organización intelectual), y atenuar las
manifestaciones espontáneas (riesgo de influencia burguesa).

El partido no lograba ser lo suficientemente expansivo para


incorporar a la totalidad del campo popular. La creación de los soviets de
obreros, campesinos y soldados eran la apertura necesaria e
indispensable para que la vanguardia trabaje y luche en la instauración de
una hegemonía de la clase proletaria. La conquista de la sociedad civil
tenía que ser decisiva para el momento culmine de hacerse con la
sociedad política. “Nostros no somos blanquistas, no somos partidarios de
la toma del poder por una minoría” 46, era una clara toma de posición que
la insurrección se daría cuando estuvieran consagrada la mayoría en el
soviet. Hubo un momento, donde ciertos militantes bolcheviques
amenazaron con renunciar al soviet porque la dirección de éste no se
acoplaban al programa del partido. Lenin los reprendó porque la lucha
apartidista debía darse dentro del mismo, y no dejar que la influencia
burguesa disipara la potencialidad revolucionaria. La puja por la
conciencia proletaria es la lucha por la hegemonía. El soviet albergaba a
la totalidad de las clases subalternas, y en el desarrollo de su actividad
fue generando el caldo de cultivo necesario para desplegar la insurrección
armada. Obtener la dirección del soviet era la premisa básica: “Una clase
es dominante de dos maneras, esto es ¨dirigente¨ y ¨dominante¨. Es
dirigente de las clases aliadas, es dominante de las clases adversarias.
Por ello, una clase antes de subir al poder puede ser ¨dirigente¨ (y
debe serlo): cuando está en el poder se vuelve dominante pero sigue
siendo también ¨dirigente¨” 47
. La lucha por el soviet dentro de él, era
asegurarse la victoria en el campo ideológico cultural, conducir a la
alianza de diferentes grupos sociales de base proletaria, al fin al cabo
miembros de las clases subalternas, hacia la conquista definitiva del
Estado. Por eso en 1917 era: ¡Todo el poder a los soviets!

46 Lenin, Vladimir (2013), “Doble Poder”, p. 38. En Lenin, Vladimir, Obras Selectras Tomo dos (1917-
1924), Ediciones IPS.
47 Dal Maso, op.cit. 112.

25
4.-La revolución como obra de un sujeto colectivo.

“La revolución es el momento plebeyo de la historia, el momento


autopoiético si se quiere, en el que la sociedad en su conjunto se siente
con capacidad de autocrearse y auto-determinarse” 48 nos dice García
Linera, devolviendo el rol protagónico al pueblo. Las fuerzas sociales
crean un sujeto colectivo, algo similar a la categoría gramsciana de
trabajador colectivo. Esto sucedía cuando el trabajador de la fábrica toma
conciencia de las tareas realizadas, y deja de autopercibirse como un
mero engranaje de un sistema que lo excede. Pasando a producir objetos
reales (valor de uso) y no meros instrumentos generadores de ganancia
(valor de cambio).El control de la producción por medio de los consejos
de fábrica es el primer eslabón de la cadena emancipatoria.

La revolución para los señores demócratas es una obra del designio


autoritario de Lenin y sus camaradas. Quizás se olviden del suceso de
Julio (1917), que excede al análisis del presente, dónde las masas
insurrectas exigieron al soviet tomar de inmediato las riendas del
gobierno provisional, o cuando el pueblo hambriento pedía paz, pan y
trabajo y la caída del zarismo. El soviete era el organismo del pueblo, y el
partido tenía el deber de emancipar a las masas del encapsulamiento de
la ideología pequeñoburguesa.

La revolución se desató con éxito porque ya existían las condiciones


y los aparatos que iban a reemplazar al viejo orden. Como afirma Gramsci
reinterpretando a Marx: “1) ninguna sociedad se propone tareas para
cuya solución no existan las condiciones necesarias y suficientes o no
estén, al menos, en vía de aparición y de desarrollo;2) ninguna sociedad
desaparece y puede ser sustituida sin antes no se desarrolló todas las
formas de vida que están implícitas en sus relaciones” 49. Los bolcheviques
ganaron la pulseada a los “moderados” y “etapistas”, y “encarnaron la
idea límite del socialismo: querían todo el socialismo” 50
. Esa lucha contra
el “etapismo” fue lo que Gramsci señaló como un disputa contra la

48 Garcia Linera, Alvaro (2017) “Tiempos salvajes: A cien años de la revolución soviética”, p. 533, en
Juan Andrade y Fernando Hernández Sánchez (eds) “1917 La revolución rusa cien años después”.
Ediciones Akal.
49 Gramsci, Antonio (2011), “Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado Moderno”, p.
52-53.Nueva Visión.
50 Gramsci, Antonio (2007) op. cit. 85.

26
ortodoxia devenida en conservadora. Considerar a la revolución como el
resultado de etapas predeterminadas había sido la postura entre otros de
los mencheviques de Martov, quienes fueron a parar al basurero de la
historia, tal como lo predijo Trotsky.

Quienes se aferraban al autogobierno de los soviets, deseaban


convertir a estos en órganos de deliberación y educación contra-poder de
la burguesía pro-zarista. Esa claudicación a la lucha de clases, hoy puede
ser asimilada por quienes exaltan una estrategia contra-hegemónica. El
post-marxismo, corriente que no busca crear un nuevo orden social sino
transparentar la universalidad de individuos definidos autónomamente,
crea sujetos auto-producidos que niegan la influencia del adversario.
Sería una auto-creación que anula el proceso identitario, se es sujeto
colectivo sin ningún tipo de contacto con el medio. La tesis contra-
hegemónica tanto ayer como hoy, está condenada a convertirse en una
alternativa subalterna de la burguesía. Resistencia no es sinónimo de
revolución, como así tampoco un actor al margen del teatro no puede
conducir un nuevo orden hegemónico.

Por último, y aunque escapó al análisis del presente podemos


afirmar que: “La hegemonía es condición necesaria para la resolución de
la relación de fuerzas militares, pero no la reemplaza, tanto como no se
puede buscar el momento ¨directamente decisivo¨ de las relaciones de
fuerzas militares, sin la constitución previa de hegemonía” (Dal Maso,
2016:116). Aquí Dal Maso, esgrime toda la claridad conceptual necesaria
contra quienes han utilizado a Gramsci a los fines propagandisticos de
reformismos edulcorados. La interpretación progresista del marxismo de
Gramsci es una variante más del liberalismo, y ese gusto inentendible de
tomar cafe descafeinado.

Hoy a cien años de la revolución de octubre, y donde el escenario


internacional condena toda declaración contra el orden imperante es
urgente ser críticos y analizar las experiencias que intentaron y lograron
crear un nuevo orden. Y, si nuevamente lo conseguimos no debemos
olvidar que “el mayor peligro de todas las revoluciones: es formarse una
convicción de que un momento determinado de la vida nueva sea

27
definitivo y que hay que detenerse para mirar hacia atrás, para consolidar
lo hecho, para gozar finalmente del éxito propio” .
51

51 Gramsci, Antonio (2007) op. cit. 85.

28
Bibliografía

Gramsci, Antonio, (2009), Los intelectuales y la organización de la


cultura, Buenos Aires, Argentina, Nueva Visión.

Gramsci, Antonio, (2011), Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y


sobre el Estado moderno, Buenos Aires, Argentina, Nueva Visión.

Gramsci, Antonio, (2007), Escritos Políticos (1917-1933), Mexico D.F.,


Mexico, Siglo XXI Editores.

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