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Programa de residencial
Curso:
POSTMODERNIDAD
Alumno:
RODNI MAMANI QUISPE
Profesor:
JOSUE GALLEGOS SALAS
LA FE EN LA
POSTMODERNIDAD
I. LA FE EN LA SOCIEDAD POSTMODERNA
posmoderna?
SECULARISTA
D. Hablar sobre la Fe
descripciones y así poder entender un poco más acerca del punto principal
como puede ser el calificativo como cristianos se puede nombrar, el tercer punto
1
GIL, SAMUEL “¿Por qué creo en Dios? Diálogos acerca de lo trascendental” España 2012
2
SOLDEVILLA GIL SAMUEL La fe en la sociedad posmoderna
boca: «nos deleitamos en compartir con vosotros no sólo el evangelio de
Dios sino también nuestra vida» (1 Tesalonicenses 2:8).
un mundo que cada vez con mayor propiedad puede calificarse de pos cristiano.
No es que el cristianismo haya pasado de moda porque el cristianismo no es una
moda, pero sí de verificar que unas formas institucionales que en sus grandes
orientaciones respondían a la estructura fundamental del mensaje evangélico
ahora han dejado de hacerlo. Esta nueva realidad es la que ha comenzado a
denominarse pos cristianismo: El crecimiento geométrico de una adveniente
mentalidad ya no solamente centrada en una nueva espiritualidad al estilo de la
New Age que sería en última instancia religiosa, sino también en una concepción
inmanentista de la existencia humana que constituye una nueva forma de
increencia, representada por el humanismo secular. Sería claramente contraria
a la esperanza cristiana una mentalidad abandónica que con un criterio
supuestamente realista terminara resignando la virtualidad del bien en la historia.
Ciertamente nunca ha sido ésa la actitud cristiana, sino precisamente la
contraria.
3
ROBERTO BOSCA La fe en la posmodernidad secularista
conforman más o menos con la sensibilidad evangélica. Hay todavía mucho
prejuicio e incluso hasta cierta altanería entre los propios fieles cristianos que
Suele advertirse en un ánimo crispado que inhibe un auténtico testimonio del
espíritu evangélico cara a estas nuevas realidades culturales.
Para tratar sobre Dios, no sólo hace falta tener en cuenta el ambiente que nos
rodea. Todavía más decisiva es la personalidad de quien habla: porque, al
hablar, no sólo comunicamos algo; en primer lugar, nos expresamos a nosotros
mismos. El lenguaje es un "espejo de nuestro espíritu”. Existe también un
lenguaje no verbal, que sustituye o acompaña nuestras palabras. Es el clima
que creamos a nuestro alrededor, ordinariamente a través de cosas muy
pequeñas, como son, por ejemplo, una sonrisa cordial o una mirada de
aprecio. 5
4
F. NIETZSCHE, La gaya ciencia (1887), Palma de Mallorca 1984
5
E. SCHOCKENHOFF, Zur Lüge verdammt, Freiburg 2000
C. Identidad cristiana y autenticidad
Un cristiano no tiene que ser perfecto, pero sí auténtico. Los otros notan si una
persona está convencida del contenido de su discurso, o no. Las mismas
palabras —por ejemplo, Dios es Amor— pueden ser triviales o extraordinarias,
según la forma en que se digan. "Esa forma depende de la profundidad de
la región en el ser de un hombre, de donde proceden, sin que la voluntad
pueda hacer nada. Y, por un maravilloso acuerdo, alcanzan la misma región
en quien las escucha". Si alguien habla desde la alegría de haber encontrado a
Dios en el fondo de su corazón, puede pasar que conmueva a los demás con la
fuerza de su palabra. No hace falta que sea un brillante orador. Habla
sencillamente con la autoridad de quien vive —o trata de vivir— lo que
dice; comunica algo desde el centro mismo de su existencia, sin frases hechas
ni recetas aburridas.6
D. Hablar sobre la Fe
Es preciso explicar a los demás la propia fe tan clara e íntegramente como sea
posible. El otro quiere saber quién soy yo. Pero no sólo queremos dar a conocer
el propio proyecto vital. Tenemos el deseo de animar a los otros a dejarse
encantar y conquistar por la figura luminosa de Cristo.
6
J. DANIÉLOU, El misterio de la historia. Un ensayo teológico, San Sebastián 1963
IV. LOS ALCANCES DE LA FE EN LA POSMODERNIDAD
A. Las tendencias actuales de la religión