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La actitud y el conocimiento de los jóvenes de noveno y décimo grado del Colegio Nuestra

Señora del Pilar hacia Jesucristo.

I. Introducción
II. Marco teórico

1.Los Jóvenes y su indiferencia religiosa hacia Jesucristo.

1.1 Conceptos generales de indiferencia religiosa, apostasía y deserción.


1.2 La Indiferencia religiosa propiamente dicha
1.3 La indiferencia religiosa en los jóvenes

2. La modernidad y la religión

2.1 Pluralismo y cambios en la mentalidad: posibles causas de escepticismo

2.2 La secularización en la actualidad: dimensiones

3. Acercamiento de Jesucristo para los jóvenes.

3.1. Doctrina de Jesucristo

3.1.1 ¿Quién es Jesucristo?

3.1.2 ¿Quién es Jesucristo en el cristianismo?

3.1.3 Características de Jesús y los principales mandamientos que nos trajo

3.1.3.1 Amor al prójimo

3.1.3.2 El perdón

3.1.3.3 La humildad

3.1.3.4 Agradar a Dios

III. Población y metodología

1.1 Hipótesis de trabajo


1.2 Características generales de la población encuestada
1.3 Prácticas religiosas
1.4 La percepción y características de Jesús según la población estudiada
1.5 Propuestas de evangelización y de intervención de los jóvenes

IV. Conclusiones

V. Anexos

5.1 Cuestionarios

5.2 Cuadros

VI. Bibliografía
II. Marco teórico
1.Los Jóvenes y su indiferencia religiosa hacia Jesucristo y la Iglesia.
1.1 Conceptos generales de indiferencia religiosa y apostasía.
A manera de introducción podemos decir que en la actualidad la razón de que muchos
jóvenes decidan conocer a Jesucristo y seguirle y así acrecentar la fe o que por el contrario
decidan negar su fe y alejarse de la Iglesia o congregación se debe en gran medida al
escepticismo intelectual y la globalización de la sociedad.

El escepticismo intelectual se debe, tal vez en parte a que, los jóvenes no han sido instruidos
en el conocimiento de la palabra de Dios contenida en la Biblia ya sea en la Iglesia como en
el hogar. En este primer apartado exploraremos de manera general algunos primeros
conceptos que nos permita irnos a acercando a algunas razones de la indiferencia religiosa
de los jóvenes hacia Jesucristo.

Hablar de indiferencia religiosa es remontarnos a la raíz de la relación que hemos tenido


con Dios desde nuestro entorno familiar y personal y que puede ser visto como el Dios,
nuestro creador; como el Dios, amor; como el Dios, padre que castiga y Dios, indiferente.

Podríamos definir la indiferencia religiosa como la actitud que no rechaza ni acepta a Dios,
para algunos miembros de nuestra sociedad Dios no es prescindible para su vida, viven su
día a día al margen de Él y de cualquier manifestación de práctica religiosa, mostrando un
desinterés y apatía hacia Dios y hacia Jesucristo y su acto de redención de amor, pero existe
más allá de esto el ateísmo, la forma extrema de indiferencia religiosa. Sobre esto, Pablo VI
expone

… el ateísmo moderno reviste también la forma sistemática, la cual, dejando ahora otras causas,
lleva el afán de autonomía humana hasta negar toda dependencia del hombre respecto de Dios.
Los que profesan este ateísmo afirman que la esencia de la libertad consiste en que el hombre
es el fin de sí mismo, el único artífice y creador de su propia historia. Lo cual no puede conciliarse,
según ellos, con el reconocimiento del Señor, autor y fin de todo, o por lo menos tal afirmación
de Dios es completamente superflua. El sentido de poder que el progreso técnico actual da al
hombre puede favorecer esta doctrina… (Pablo VI, 1965)

La indiferencia religiosa en su sentido semántico completo significaría como la actitud


negativa en relación con Dios con respecto a no tomarlo como nuestro Creador y Padre
Celestial y más bien tomarlo como un Ser que castiga lo que no le agrada o que es
indiferente a los dolores de los seres humanos, esta percepción ha hecho que se instalen
corrientes como el agnosticismo que según la RAE significa “Actitud filosófica que declara
inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende
la experiencia” según Velasco Juan Martín (1988) el agnosticismo puede situarse más allá
de la fe y la increencia ya que según este autor el sujeto que dice “yo soy ateo” realmente
dice “yo soy un hombre que necesita de la posibilidad de la existencia de Dios para que mi
negación sea una negación que se afirma como una actitud global” así mismo el este autor
expone las distintas concepciones de indiferencia religiosa como la situación de aquellos
que no realizan ninguna práctica religiosa y expresa que es indiferentismo aquella conducta
de falta de estima hacia las distintas religiones. Continúa exponiendo Velasco Juan Martín
(1988) citando a Leibniz que “…el ateísmo será la última de las herejías, y así es en efecto,
porque la indiferencia viene tras él ya no es una doctrina, ya que los indiferentes no niegan
nada, no afirman nada…”
Podemos concluir, que la indiferencia religiosa es una de las dificultades más subrayada que tienen
las iglesias y congregaciones en su acción evangelizadora ya que es tratar de influir en esas personas
que niegan la existencia del problema en sí mismo considerando que no hayan sentido alguno de
hablar de Dios, es decir, son personas que no se plantean la indiferencia religiosa ni pretenden
planteársela. En cuanto a la indiferencia religiosa en los jóvenes mucho tiene que ver con la
influencia de los padres y la comparación del cristianismo con otras creencias que se han “vestido”
como más satisfactorias al momento de la búsqueda de un bienestar como pueden ser el hinduismo,
el budismo y más prácticas paganas que tienen hoy en día tanta difusión y el relativismo sobre la
verdad.

Apostasía según la Real Academia Española es “rechazo total de la fe cristiana que puede ser
constitutivo de un delito canónico se concurren los requisitos previstos en el Codex Iuris Canonici, c.
1364” que en palabras menos complejas significa el abandono y la negación de la fe que se profesa,
que en los jóvenes se podría decir en forma general según De Souza Matias Jorge (2009) que se debe
a los cambios que produce la cultura en las prácticas religiosas y las doctrinas de la iglesia,
considerando algunos jóvenes que existe mucha exigencia en las doctrinas, muchos legalismos
formales y mucho juicio, lo que hace que consideren a Dios y a Jesucristo como lejanos e indiferentes
a las penas y al dolor humano.

1.2 La Indiferencia religiosa propiamente dicha

Según Sosa Vaca Alexander (2013) esta indiferencia consiste en el desconocimiento a la confesión
religiosa a la que ha pertenecido un individuo a lo largo de su vida, en el caso de Latinoamérica,
predominantemente al cristianismo y a ciertos elementos importantes de la religión cristiana. Esta
indiferencia religiosa que incluye la propia creencia en Cristo puede volverse profunda y radical,
definiéndola Sosa Vaca Alexander (2013) como “…es la falta de interés por Dios y por la religión”

Velasco Juan (1988) expresa que la indiferencia religiosa debe ser considerado un fenómeno cultural
ya que se trata de una creciente insensibilidad del ser humano en materia religiosa que se refleja
como una falta de cuestionamiento sobre el sentido humano en la vida y el destino, donde el
hombre normalmente buscaría plantearse cuestiones sobre sí mismo para atarse a otra y darle una
significancia a su vida, pero el indiferente no se plantea ningún cuestionamiento e inquietud
espiritual, simplemente según sigue citando el autor, no sólo no se pronuncian ni positiva ni
negativamente sobre la existencia de Dios, sino que se niegan prácticamente la consistencia del
problema religioso, es totalmente una increencia.

Según Velasco Juan (1988) algunos factores que han propiciado esta situación, por citar algunas,
encontramos el cambio cultural que atraviesan el día de hoy las sociedades occidentales en cuanto
los cambios científicos y técnicos, que ha vuelto a seres humanos más automatizados, egoístas y
con menos sentido de humanidad, cayendo profundamente en una relación directa con la
racionalidad científica ya de forma exclusiva. Lo que coincide con lo que vemos día a día en nuestra
vida, nos hemos vuelto marionetas de una sociedad de consumo, yendo en una carrera sin frenesí
por buscar los adelantos científicos más novedosos que den respuestas a los problemas crecientes
que se nos aparecen cada día.

Otros factores predominantes en esta indiferencia religiosa encontramos el pluralismo y la


secularización de la sociedad, tópicos que desarrollaremos más adelante.
1.3 La indiferencia religiosa en los jóvenes.

Según Sosa Vaca Alexander (2013) la secularización ha vuelto a los jóvenes como centro y
protagonistas de la cultura, habla este autor de un cierto endosamiento, lo es totalmente cierto ya
que hemos visto el surgimiento de un sector de la sociedad denominado “millennial” haciendo que
se destaquen conductas, características y tipos de vida que giran alrededor de esta “generación”. L
sitio web BBVA los define como una generación digital, hiperconectada y con altos valores sociales y
éticos, lo que a mi criterio ha traído como punto negativo cierto crecimiento excesivo de
independencia de los valores tradicionales que puedan significar una amenaza a la nueva autonomía
y libertad que estos tiempos ofrecen. Sigue expresando el autor citado que las manifestaciones de
indiferencia religiosa en los jóvenes se debe a la nueva forma de concepción del mundo, del hombre
y de la historia donde todo se basa en la racionalidad científica y donde no hay cabida para Dios ya
que este no se considera importante ni necesario, mucho menos que se pueda entender lograr la
felicidad conociendo a su hijo Jesucristo y viviendo bajo sus preceptos, ya que la sociedad globalizada
ofrece oportunas y casi instantáneas maneras de alcanzar la felicidad donde no es necesario tener
que hacer “sacrificios de orden moral”, relativizando todo.

Otras de las causas de la indiferencia religiosa en los jóvenes es el aumento en la falta de credibilidad
de las instituciones religiosas y el auge de nuevas corrientes de sectas donde como ya expresamos se
relativizan las verdades y hasta los valores tradicionales, lo que a largo plazo hace que los jóvenes no
encuentren una identidad y sientan un vacío que nada pueda llenar.

Y ante este vacío los jóvenes se vuelven ensimismados e individualistas basándose en emociones
instantáneas y vacías que no tienen relación con la esencia de su ser y mucho menos con Dios
volviéndose la creencia o no creencia en un asunto de conveniencia según signifique un sacrificio o
un compromiso y más bien les provoque satisfacción y placer instántaneo.

2. La modernidad y la religión

2.1 Pluralismo y cambios en la mentalidad: posibles causas de escepticismo

2.3 La secularización en la actualidad: dimensiones

Dobbelaere Karel (1994) expone un concepto multidimensional de la secularización,


expone que en primer lugar se podría definir secularización como laicización que no es
más que el proceso por el cual las instituciones como la política
Si la secularización es el legítimo proceso de autonomía de las realidades terrestres, el
secularismo es una «una concepción del mundo según la cual este último se explica por
sí mismo sin que sea necesario recurrir a Dios; Dios resultaría pues superfluo y hasta un
obstáculo» (Evangelii Nuntiandi, n.55). Muchos de los que se dicen católicos o miembros
de otra religión, se abandonan a una forma de vida donde Dios y la religión no parecen
ejercer influencia alguna. La fe se vacía de su sustancia y ya no se expresa a través de un
compromiso personal, mientras se abre paso una incoherencia entre la fe profesada y
el testimonio de vida. Las personas no se atreven a afirmar claramente su pertenencia
religiosa y la jerarquía es objeto de crítica sistemática. Sin testimonio de vida cristiana,
la práctica religiosa se va abandonando lentamente. Ya no se trata, como en otros
tiempos, de un simple abandono de la práctica sacramental o de la falta de vitalidad de
la fe, sino de algo que toca profundamente las raíces de la fe.

Por lo demás, el laxismo en las costumbres y la ostentación del pansexualismo producen


un efecto adormecedor sobre la vida de fe. El fenómeno de la cohabitación y de la
convivencia de las parejas antes del matrimonio se ha convertido casi en la norma en
no pocos países tradicionalmente católicos, especialmente en Europa, incluso entre
aquellos que, a continuación, se casan por la Iglesia. La manera de vivir la sexualidad se
torna una cuestión puramente personal y el divorcio, para muchos creyentes, no
plantea algún problema de conciencia. El aborto y la eutanasia, estigmatizados por el
Concilio como «crímenes abominables» (Gaudium et spes, n. 27), son aceptados por la
mentalidad mundana. La debilitación de la creencia llega a los dogmas fundamentales
de la fe cristiana: la encarnación de Cristo, su unicidad como Salvador, la subsistencia
del alma tras la muerte, la resurrección de los cuerpos y la vida eterna. La doctrina de la
reencarnación está bastante difundida entre muchos que se dicen cristianos y
frecuentan la Iglesia. La reencarnación se acepta más fácilmente que la inmortalidad del
alma tras la muerte o que la resurrección de la carne, pues en el fondo propone una
nueva vida en el mismo mundo material.

La vida cristiana parece alcanzar así, en algunos países, niveles mediocres, con evidente
dificultad para dar razón de la fe. Esta dificultad no viene sólo de la influencia de la cultura
secularizada, sino también de un cierto temor a comportarse según la fe, consecuencia de
una carencia en la formación cristiana que no ha preparado a los cristianos para actuar
confiados en la fuerza del Evangelio y no ha sabido valorar adecuadamente el encuentro
personal con Cristo a través de la oración y los sacramentos.

Así, se extiende un cierto ateísmo práctico, incluso entre aquellos que siguen llamándose
cristianos.

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