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Ahora sí llegamos al dólar

Si fuésemos a construir una línea de tiempo de lo que ha sido el larguísimo control de

cambios que ha tenido Venezuela, pudiésemos establecer varias etapas relativamente

diferenciadas.

"Todos seremos ricos" (lo que me recuerda una película venezolana de los años 70)

La primera de ellas, que se inicia en 2003, un poco después del paro petrolero y sobre la que

en parte ha asumido responsabilidad el ministro de Planificación de aquel entonces, Felipe

Pérez Martí, tiene dos características principales: por un lado, frena la fuga de capitales,

propósito principal de todo control de cambios y por el otro, algo contradictorio, abre un

abanico de beneficios a una amplia base de la población, al abaratar los precios de una serie

de productos relacionados con los mercados externos.

Así, en este período, muchos venezolanos tuvieron la oportunidad de hacer al menos tres

cosas: primero, viajar al exterior; segundo, comprar directamente en el exterior bienes no

producidos en el país; y tercero, adquirir productos importados en el propio mercado local, a

precios asequibles. Como ejemplos de esa primera etapa, tenemos que el mercado venezolano

se convirtió en uno de los más acelerados del mundo en la venta de teléfonos móviles y

equipos de computación y creció el consumo de productos como el vino y el aceite de oliva.

En lo anecdótico podemos mencionar que el límite para cada venezolano mayor de edad, sólo

para gasto con tarjeta de crédito, era de 3000 dólares al año.

Dos resultados visibles adicionales de este primer período son importantes en sus efectos: Por

un lado, el crecimiento inusitado del parque automotor, que fortaleció un patrón de transporte

que se caracteriza por ser el menos sostenible y el más agresivo con el ambiente. Por el otro

lado, el crecimiento del número de empresas dedicadas a la importación de cualquier tipo de

bienes. En el primer caso, se fortalece un patrón ya existente: crecen los medios de transporte

individual y se deteriora el sistema de transporte colectivo. En el segundo caso el cambio es

bastante más profundo, ya que nos convertimos, ahora sí, en una economía "saudita", en la

que hasta el agua embotellada importada termina siendo más barata que o al menos

competitiva con, el agua producida en el país.


Una última muestra de los "spillovers" de esta etapa, es el hecho de que no solo se

beneficiaron los venezolanos o los residentes en el país, sino que muchas personas de los

países vecinos aprovecharon esta bonanza para sus viajes al extranjero, haciendo desde

Venezuela la porción más larga de sus viajes a Europa, Asia u Oceanía. Toda una aberración,

sin duda, pero nada por fuera de cualquier manual de economía según el cual la disminución

del precio de un bien, en este caso las divisas extranjeras, genera un aumento de la demanda.

Por supuesto, los aeropuertos de Venezuela se convirtieron en un hervidero permanente de

gente y esa noción fue utilizada por el gobierno para "mostrar" que sus políticas eran positivas

para el país, cuando en realidad lo que pasaba era que todo el mundo estaba comprando más

barato y la diferencia era pagada por el gobierno o peor aún, por todos los venezolanos.

"Directo al voladero, pero aún no lo sabemos"

Una segunda etapa, en la que ya comienza a disminuir el flujo directo de divisas al

venezolano común, lo cual es justificado por el gobierno por razones morales o culturales,

(pero no económicas), pero se mantiene el crecimiento del sector importador y el

decrecimiento de la producción nacional de todos los bienes. Aún cuando parte de este

decrecimiento del sector nacional es expresión directa de las condiciones políticas a través de

las expropiaciones y otras presiones sobre el empresariado, es un resultado coherente con el

sostenimiento en el tiempo del control de cambios.

Al pasar su etapa de propósito declarado, como lo es evitar la fuga de capitales en función del

temor ante la debilidad de la moneda nacional, el control de cambios pasa de una ser una

política auxiliar a convertirse en el eje de la economía. Los actores económicos, desde las

empresas públicas hasta los pequeños comerciantes privados, entienden que ya no es una

herramienta, sino "el" menanismo a través del cual se puede sobrevivir como tal. El actor

económico se ve ante la alternativa de dedicarse a la producción de bienes cuyo valor es cada

vez más difícil de asignar o dedicarse a un ciclo en el que obtiene cada vez más divisas, solo

con entrar en el juego.

Esta segunda etapa es un cambio de juego. Ya la actividad no es proteger la fuga de capitales,

sino fugar tanto como se pueda. El actor económico sabe que no tiene sentido producir, sino
importar y en muchos casos, hacer como que está importando, aún cuando no es verdad. Por

supuesto, no entran todos en el juego porque sube el precio de acceso y se crean facciones que

acumulan poder y compiten entre ellas por acceso a las divisas, único recurso que

verdaderamente importa.

En el campo de lo político ocurren varias cosas: primero, el presidente Chávez comienza a

perder tanto el contacto con las masas, lo cual es su base fundamental de apoyo, como el

manejo de lo económico, que ya corre por sí solo. Segundo, el crecimiento de los

compromisos económicos del Estado es tan grande, que ya no es posible sostenerlo y se

comienza a entrar en un serio endeudamiento internacional. Finalmente, la base del ingreso,

que es el petróleo, se estabiliza porque los precios del crudo no crecen más, o comienzan a

decrecer. Estos son los últimos años de gobierno (y de vida) de Chávez. Ya la lucha es por

mantenerse en el poder a toda costa, pero cubrir todos los compromisos adquiridos es

imposible y el único camino es moverse cada vez más hacia el autoritarismo.

En estas dos primeras etapas, el salario real se mantiene relativamente estable y el "spread"

entre la tasa de cambio nominal y la de mercado, se mueve entre TANTO Y TANTO. En la

primera etapa el subsidio del Estado es mucho mayor. En la segunda no lo es tanto, pero los

efectos residuales positivos de la primera permanecen y esto le da todavía un buen espacio

político al gobierno.

La tercera etapa casi coincide con la muerte de Chávez, pero no tiene que ver con este hecho,

sino con la caída de los precios del petróleo. Al estar ya consolidado un modelo "saudita" que

privilegia una economía de puertos como en ninguna otra época de la historia de Venezuela, la

drástica caída de la única fuente de ingresos remueve las bases del sistema político que apenas

se estaba comenzando a crear.

Esta etapa se caracteriza por el aumento acelerado, primero de la escasez y luego de los

precios. Y al coincidir prácticamente con el período presidencial de Nicolás Maduro, facilita

el desarrollo de una noción según la cual no solo este se lleva todas las culpas (cosa que

políticamente él mismo ha agenciado para salvar la memoria de Chávez), sino que

establece un corte artificial en lo que no es sino continuidad. De hecho, esta noción es


adquirida por muchas personas de la oposición, tanto los representantes políticos como el

opositor común, al sostener y hasta defender que "Maduro no es Chávez" o que "Chávez no

hubiese dejado que pasara esto", cuando en realidad es muy poco lo que hubiese podido hacer

el fallecido presidente en la misma situación.

Maduro hereda un modelo que se basa únicamente en el aumento creciente del control del

Estado sobre la economía y en el alto precio de una mercancía cuyo único productor y

exportador es dicho actor. Por tanto, lo primero depende en buena medida de lo segundo. Al

bajar los precios del crudo, el Estado no está en capacidad de controlar la economía, pero lo

intenta, ya que no modifica su visión política. COMPARACION CON CHINA Y OTROS

La miseria cotidiana

La cuarta etapa, de estabilización hacia abajo,

La explicación de estas etapas no es cultural. Está claramente relacionada con el aumento o

disminución de los precios del petróleo y por ende, de los ingresos en divisas. Al principio es

menos inflacionario porque la expansión de la masa monetaria se corresponde con los

ingresos en divisas, pero luego no.

Esta es una forma de contar la historia de un caso de la enfermedad holandesa....

Como análisis de política pública, podemos decir que el control de cambios venezolano pasó

de ser una política principalmente económica (y de hecho, monetaria) a una red de políticas

con propósito. Nos atenemos aquí a la idea (expresada por Theodore Lowi) de que una

política pública no es una sola ley, sino que es el conjunto de leyes y acciones que promueve

un Estado en torno a un asunto público, sin necesariamente aparecer una política pública

explícita. Es importante aquí señalar que una política pública pocas veces se limita a una sola

ley o acción, pero en este caso se fue armando una trama de leyes y decisiones que como un

todo tuvieron el efecto de desmantelar el aparato productivo del país, independientemente de


que este fuese poco competitivo o no, mientras que consolidaba el control no solo de los

actores políticos, sino del ciudadano común.

El control de cambios, que comenzó siendo una política limitada, se expandió para producir

efectos perversos tan profundos, que solamente dar vuelta atrás y tratar de echar a andar una

economía relativamente coherente, se ofrece como una tarea cuesta arriba.

Qué escenarios se abren a una economía post-chavista? Dos. Uno en el que los actores

políticos le apuestan al mismo sector petrolero como motor y otro con un relanzamiento del

capitalismo similar al de los países ex-comunistas o al de los "robber barons" del siglo 19, que

en cualquiera de las dos visiones es una especie de "Mad Max" económico. Si bien el primer

escenario puede ser bastante más controlado que el segundo, también tiene más limitaciones,

ya que es básicamente un intento de volver a dibujar una realidad pasada, que ya fracasó

como modelo, como lo es el capitalismo de estado. Por otro lado, el segundo escenario es más

apocalíptico y por tanto, con un mayor número posible de víctimas.

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