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El proyecto se planteó para adelantarlo en la finca San Isidro, de la vereda El Carmen, corregimiento de
Betania, municipio de Otanche (Boyacá), con una altitud y temperatura ambiental promedio de 990
m.s.n.m., y 24º C respectivamente. La finca de topografía quebrada, tiene una extensión de 90 ha, 60 de
las cuales 60 corresponden a sistemas productivos (pastos y cultivos), y el resto a bosque secundario. Se
encuentra a 3 km del centro poblado de Betania.
Introducción
Las explotaciones porcinas son criticadas por los impactos ambientales que causan sobre las fuentes de
agua, suelo y aire. Por tal razón, la producción porcina es tal vez, una de las actividades agropecuarias
más vigilada por las autoridades ambientales.
La contaminación que producida una explotación de este sector, puede variar de acuerdo con el estado
fisiológico de los animales y el tipo de alimentación utilizada. La afectación de las fuentes de agua
depende de la cantidad de agua que se usa en la separación de los sólidos residuales y el manejo que se
les dé a los desechos. Las producciones porcinas generan Sólidos Suspendidos Totales (SST), lo mismo
que otros elementos contaminantes, entre los cuales se incluyen el nitrógeno, el fósforo, coliformes y
trazas de metales pesados que en muchos casos, al menos en explotaciones porcinas tradicionales, es
común que sean vertidos a ríos, quebradas o canales de drenaje y generan el deterioro hídrico.
En Colombia, el crecimiento de la población y del mercado, la alta competencia en la oferta de productos
cárnicos, la limitación de recursos económicos y tecnológicos, así como la poca disponibilidad de
facilidades de crédito para quienes lo necesitan, ha obligado a los porcicultores a ser cada vez más
eficientes en el manejo de los recursos naturales que requieren para su actividad productiva.
Bajo estos lineamientos, el sector está sometido cada día a una mayor presión debido a las exigencias
económicas, el desarrollo tecnológico y el manejo ambiental adecuado, con lo cual ha logrado ser una
industria más competitiva. Además, se cree que al asumir la problemática ambiental, en el futuro
obtendrá una serie de ventajas como logros tecnológicos, reducción de costos, mejoramiento de la
imagen y seguridad industrial, en la calidad de vida de los empleados y en posicionamiento en los
mercados.
El sector porcícola del País, en cabeza de la Asociación Colombiana de Porcicultores (ACP), ha venido
avanzando en la búsqueda de soluciones a la problemática ambiental derivada de los pasivos
ambientales en provecho de la producción, para lo cual ha trabajado en forma coordinada con el
Ministerio del Medio Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT), en el desarrollo de
instrumentos técnicos que promueven la gestión en las actividades productivas del sector. Lo anterior,
mediante herramientas administrativas para el manejo ambiental que permitan mejorar los procesos de
planeación, facilitar los estudios de impacto ambiental, establecer lineamientos de manejo y fortalecer
la gestión, optimizando el uso de los recursos naturales.
Como parte de este proceso, se ha venido promoviendo la presentación de planes de manejo ambiental
(PMA), por parte de las empresas o productores porcinos ante las corporaciones ambientales dentro del
marco de la Política Ambiental Nacional de Producción Más Limpia.
De esta manera, la planeación ambiental como parte de un proceso de gestión, debe ser considerada
antes de iniciar la explotación, pues es en ella se consideran todos los elementos de interés
medioambiental que existen en los predios y su entorno que podrían verse afectados: fuentes de agua,
temporales y permanentes; sitio de captación de aguas; bosques naturales; áreas con riesgos de erosión;
y zonas de inundación, entre otros. Además, ubica los elementos socioeconómicos que pueden
interactuar con la actividad económica de los predios, tales como asentamientos humanos, colegios,
zonas agrícolas, etc., y permite verificar ante las autoridades municipales correspondientes (Alcaldías,
Oficinas de Planeación), si el predio en donde se quiere adelantar la actividad porcícola, se encuentra en
un sector compatible para este tipo de actividad, es decir, que esté en zona rural y el uso del suelo sea
agropecuario, según el plan de ordenamiento. De esta manera, se identifican los principales impactos y
sus efectos, con base en los cuales se plantean las alternativas de manejo para minimizar lo negativo de
la actividad y optimizar los procesos, incrementando las posibilidades de éxito y de apertura a nuevos
mercados dentro de los parámetros normativos que existen y bajo criterios de responsabilidad social
empresarial.
Para aplicar la formulación del plan de manejo ambiental para los procesos de un proyecto porcícola, se
escogió la granja La Zambera en el municipio de Otanche, Boyacá.
En la etapa inicial del proyecto, se buscó disminuir el impacto negativo que la actividad pueda
representar para la comunidad aledaña, proyectar la producción a largo plazo con un mínimo de
impactos y mejorar la rentabilidad, lo mismo que prevenir, disminuir, controlar y/o compensarlos tal
como se puedan generar, al tiempo que cumplir con la normatividad vigente para este sector productivo.
Se siguieron los planteamientos establecidos en la Guía Ambiental para el Subsector Porcícola, publicada
por el Ministerio del Medio Ambiente, la Asociación Colombiana de Porcicultores (ACP), y la Sociedad de
Agricultores de Colombia (SAC); y se mantuvo como principio fundamental, prevenir más que controlar
la contaminación, sugiriendo una serie de prácticas y tecnologías enmarcadas en los sistemas de
Producción Más Limpia (PML), que mejorarán los procesos en beneficio de la actividad y el productor.
Materiales y Métodos
La porcícola La Zambera es un proyecto productivo a pequeña escala de cría y ceba de cerdos, que busca
integrar prácticas de Producción Más Limpia con técnicas tradicionales, en el levante y engorde de los
animales, previendo el montaje de infraestructura para alojar los individuos en sus diferentes etapas de
crecimiento (reproducción, cría, levante y ceba), además de adecuar las áreas para almacenar materiales
y preparar dietas alimentarias.
La nutrición de la especie se realiza de forma mixta con productos agrícolas que se obtienen de la finca,
y concentrado de forma comercial. La mano de obra está a cargo de personal de la región, supervisada
por un profesional con experiencia en este tipo de producción.
Una vez los cerdos alcancen un peso entre los 50 y 95 kg, serán vendidos en mercados de los
departamentos de Boyacá y Cundinamarca, específicamente en la zona (Puerto Boyacá, Otanche y
Pauna), y alternativamente en mataderos de Bogotá.
El proyecto ha previsto una producción en el primer año de 100 cerdos, con un incremento del 30%
anual durante los cinco primeros años; para tal fin, se ha destinado un área de 3 ha, distribuidas en la
zona de alojamiento (0,63 ha), y el área de cultivos (2,37 ha).
Para identificar los impactos ambientales causados por las actividades porcícolas, se emplearon los
diagnósticos ambientales sectoriales, la Guía Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente y la
bibliografía del sector.
Con la información recolectada, se determinó el flujo de entradas y salidas de materia primas, y se
establecieron los aspectos ambientales característicos de esta actividad productiva y sus impactos.
Después se organizó la información en una matriz donde se relacionaron:
1- las acciones del proceso de desarrollo y operación.
2- los impactos potenciales agrupados en los componentes ambiental, social y legal.
La valoración para determinar cuál impacto tiene mayor significación, se hizo teniendo en cuenta tres
criterios cada uno de los cuales fue valorado en dos componentes:
1. El criterio legal valorado por existencia y cumplimiento;
2. El criterio ambiental valorado por frecuencia y severidad; y
3. El criterio de las partes interesadas, valorado por existencia y gestión.
Cada criterio tuvo el mismo peso en la calificación final y cada componente de valoración se calificó con
1, 2 ó 3.
Una vez se asignó la calificación de los componentes en cada impacto, se multiplicaron para obtener el
valor del criterio y al final, se sacó un total con la suma de los valores obtenidos para cada uno de ellos.
Con este total se pudo establecer el valor de significancia del impacto dentro del proceso productivo y
de esta manera, puntuaciones entre 3 y 11 fueron consideradas no significativas, y significativas las
superiores a 12. La tabla 1 presenta los criterios de valoración de impactos ambientales que se aplicaron
para este caso.
Resultados
La formulación del PMA de la granja, se basó en cuatro objetivos principales que se proyectan hacia la
prevención, mitigación y control de los impactos ambientales significativos identificados en el proceso
productivo.
La enunciación de las acciones encaminadas a minimizar y/o controlar los impactos generados por la
producción y manejo de las excretas en la granja, se hizo considerando los cálculos de producción media
diaria de estiércol, la cual se aprecia en la tabla 4. Este ejercicio se hizo, con la información de producción
según edad, documentada en la guía del sector porcícola.
Dentro del proceso productivo también se generan residuos de tipo biológico (placentas, mortalidad,
abortos, etc.), por lo cual se sugiere como práctica de manejo, el compost de mortalidad que es una
mezcla de porcinaza baja en humedad, material vegetal seco, cadáveres y placentas de las granjas
dispuestos en capas.
Al quedar estabilizada la materia orgánica, no se generan olores ofensivos ni hay proliferación de moscas,
lo cual permite un manejo adecuado de este tipo de residuos y de la excretas sólidas, con el valor
agregado de obtener un material final rico en materia orgánica que puede emplearse como mejorador
de los suelos de la finca o comercializarse como abono orgánico.
Para la producción proyectada de la granja, se sugiere construir tres cajones cada uno con una capacidad
aproximada de 2 m3 (1 m x 1,2 m x 1,5 m), con lo cual se procesaría cerca de 240 kg de estiércol por
cajón, en un período de 60 días.
Otra de las medidas que se sugieren para el manejo de las excretas sólidas, es la implementación de
lombricultivos que es una explotación técnica de la lombriz de tierra para producir humus (abono
orgánico), y lombrices (proteína que puede emplearse en la alimentación de los animales de la granja).
Se considera que en 100 m2 de camas de lombricompost, se procesa al mes, 6 toneladas de porcinaza
sólida; por lo tanto, si se combinan las técnicas mencionadas para el manejo de las excretas, 50 m2 de
área para el montaje de las camas sería suficiente.
Seguimiento y control
Estos dos aspectos comprenden una serie de acciones que permiten verificar el cumplimiento de las
medidas adoptadas de acuerdo con las alternativas presentadas en el PMA, facilitando la detección de
fallas en las acciones propuestas y la identificación de impactos residuales, acumulativos o no esperados,
que dependen del proyecto y que pueden afectar los ecosistemas, la salud humana y al medio físico. En
otras palabras, se permite evaluar el desempeño ambiental del proyecto.
Los resultados de este seguimiento deben alimentar el proceso de mejoramiento continuo de la
empresa, de tal forma que sirva para determinar la necesidad de implementar medidas correctivas.
Para facilitar este proceso, se sugiere aplicar indicadores ambientales y de procedimiento establecidos
por la ACP, permitiendo al productor porcino evaluar la eficiencia de las alternativas planteadas en el
PMA y controlar las entradas y salidas de su proceso productivo.
Conclusiones y Recomendaciones
De acuerdo con el análisis, se concluye que al ser criticados los proyectos agropecuarios de producción
porcícolas debido a los impactos ambientales que causan en las fuentes de agua, suelo y aire, están
sometidos cada día a una mayor presión en cuanto a normativas estatales, exigencias económicas,
tecnología y manejo ambiental, lo cual hace que se busque el camino para lograr ventajas tecnológicas
en reducción de costos, mejoramiento de la imagen, seguridad industrial, calidad de vida de los
empleados y estabilidad en los mercados.
Con la formulación del Plan de Manejo Ambiental para el proyecto porcícola de la granja la La Zambera,
en el municipio de Otanche, Boyacá, se buscó identificar, disminuir, prevenir, controlar y/o compensar
los impactos ambientales identificados en las actividades propias del proyecto, siguiendo los
lineamientos establecidos en la Guía Ambiental del Subsector Porcícola y las experiencias de Producción
Más Limpia (PML), desarrolladas exitosamente en este sector productivo.
Identificados los cuatro grupos de impactos (generación de excretas, generación de residuos sólidos,
contaminación de fuentes de hídricas y suelos, y emisión de gases como metano, dióxido de carbono y
ácido sulfhídrico), y planteadas las medidas de manejo ambiental ajustadas a las características y
condiciones del proyecto, se formuló el PMA que incluye la aplicación de buenas prácticas de manejo
en: administración y destino de las excretas (sólidas y líquidas); formulación de un programa de gestión
integral de residuos sólidos; programa de uso eficiente del agua y energía; programa de sanidad animal
y seguridad; y programa de control y seguimiento.
Todo lo anterior, con el fin de repercutir favorablemente en la proyección social de la empresa, el
entorno y la propia explotación porcina, logrando disminuir el consumo de materiales e insumos,
mejorar el proceso productivo, aumentar la rentabilidad, obtener subproductos y ante todo, cumplir con
la legislación vigente.
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