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Las perversiones sexuales
Origen preedípico y terapia psicoanalítíca
I sMIMEHDMGlAUkUiytt
Gueui Edítoeílíi
A s o n a n t e P £ r a A \A u r o » I alsciensi
LO S ORÍGENES PREEDÍPICOS
Y LA TERAPIA PSICOANALÍTICA
DE LAS PERVERSIONES SEXUALES
Charles W. Socarides
U n iversidad d e G uadalajara
G am m a E ditorial
Título original:
The preoedipical origins and psychoanalytic treatment of
sexual perversions
© 1988 by Charles W. Socarides
por acuerdo con Mark Paterson e International
Universities Press, Inc.
Traducción:
Emmanuel Carballo V. y Olga Aikin
ISBN 968-895-625-2
C onsideraciones generales en el
tratam iento psicoanalítico de las
perversiones sexuales
Problemas generales
La alianza de trabajo
Transferencia
Problemas extrínsecos
Resumen
D efinición de la perversión
2. A este respecto, McDougall (1972) advirtió que: “El individuo cuya vida sexual
se expresa principalm ente por la perversión m anifiesta y organizada,
normalmente desarrolla una vida de fantasía especialmente empobrecida. Esto
significa que su mundo interior sólo le permite imaginar las relaciones sexuales
desde una perspectiva limitada]...] La expresión erótica del desviado sexual es una
característica esencial de la estabilidad psíquica, y gran parte de su vida gira en tomo
a ella” (p. 371).'
Definición de la perversión 45
reacción que esa persona tenga hacia la presión social y con las
aspiraciones y propósitos que conscientemente persiga. El lado
consciente de la egosintonicidad puede ser más fácilmente modi
ficado que el inconsciente. El análisis de pacientes perversos
revela que las formaciones egosintónicas que son aceptadas por
los pacientes son el resultado final de mecanismos inconscientes
de defensa en los que el yo desempeña un papel decisivo. Por
contraste, cuando el superyó o el ello desempeñan el papel deci
sivo, el resultado final es normalmente un síntoma ajeno al yo. La
escisión del superyó provoca la egosintonicidad. El superyó resul
ta especialmente tolerante hacia esta forma de sexualidad, ya que
puede representar el aspecto sexual inconsciente y aceptable
que proviene del superyó de los padres. La escisión del yo y del
objeto lleva a una idealización de este último, libre de ansiedad y
culpa. La disociación del yo también conduce a un yo relativamen
te exento de ansiedad y disponible para los propósitos de una rela
ción incestuosa, cuyo precio es la renunciación a la relación normal.
El acto perverso, al igual que el síntoma neurótico, resulta del
conflicto. Supone la creación de una negociación que también
debe ser aceptable para las exigencias del superyó. Como en el
caso de los síntomas neuróticos, la satisfacción pulsional ocurre
en forma encubierta, mientras que su significado real perm ane
ce en el inconsciente. No obstante, la perversión difiere del sínto
ma neurótico, en primer lugar por la forma de satisfacer el impul
so (es decir, el orgasmo), y en segundo lugar por el hecho de que
los deseos de omnipotencia del yo se ven satisfechos por la acción
arbitraria egosintónica. Podemos concluir que la perversión difie
re de la neurosis en que el síntoma, en esta última, está desexua-
lizado; en la neurosis la descarga es dolorosa, mientras que en la
perversión produce el orgasmo genital. El bajo índice de perver
siones como la escopofilia, el fetichismo y el trasvestismo en
mujeres (con la excepción de la homosexualidad femenina, que se
aproxima al índice de homosexualidad masculina), invita al exa
men psicoanálítico y a su vez proporciona una información consi
derable sobre los trastornos originarios que producen estas enfer
medades. En este sentido, advertí, ya eñ 1968 y nuevamente en
1980, que el significativo índice de homosexualidad en la pobla
ción en general se debía a la necesidad de todo ser humano de
52 T eórica
3. Este pronóstico lo expresa, diez años más tarde y con una convicción
respaldada por una mayor experiencia clínica, uno del grupo, Arlow (1986) en su
afirmación: “Á pesar de que otros factores puedan intervenir, las perversiones son
problemas de identidad en el género, de diferenciación varón-mujer” (p. 248).
Definición de la perversión 55
U na teoría unitaria
de la perversión sexual
La fase de separación-individuación
y el conflicto nuclear preedípico
Perversiones y esquizofrenia
Cuadro 3.1
Teoría unitaria de la perversión sexual en el varón
(representación esquemática)
Conflicto nuclear preedípico básico
J (seis meses-tres años)
Fracaso en la fase de desarrollo de la separación-individuación
(fracaso en lograr la separación intrapsíquica con respecto a la
madre)
1. Fenómenos de absorción y fusión.
2. Predominio de los mecanismos mentales primitiv arcaicos.
3. Desarrollo temprano defectuoso del yo.
4. Aumento en la agresión temprana, tanto primaria como
secundaria.
5. Alteración del esquema cuerpo-sí mismo, particularmente
del área genital.
6. Alteración en la consecución de constancia en el objeto.
Las perversiones
Trasvestismo
Transexualismo
Homosexualidad
Paidofilia
Exhibición ismo
Masoquismo sexual
Sadismo sexual
Escopofilia
Fetichismo
Clasificación psicoanalítica de la
perversión sexual
La forma edípica
La forma latente
Las esquizoperversiones
Grandiosidad patológica
E l pronóstico de recuperación
Clases de conflicto
Las defensas
La agresión en la perversión
Introducción
Consideraciones teóricas
Perversión y agresión
Factores de desarrollo
Las experiencias más intenséis de dolor bajo las formas más violen
tas de ira narcisista surgen en aquellos individuos para quienes un
c o n tro l absoluto sobre un entorno arcaico es indispensable, pues el
sostenimiento de la autoestima — de hecho, del sí mismo— depen
de de la disponibilidad incondicional de la función de aprobación-
espejo del sí mismo-objeto admirador, o de la siempre presente
oportunidad de fusión con alguien idealizado [Kohut, 1971, p. 386;
cursivas mías].
A g r e s ió n d e s tr u c tiv a d e s c a r g a d a
e n la p e r v e r s ió n s á d ic a ! m a s o q u is ta
Soy una puta sucia, me cogen, viva el masoquismo. Soy una mierda
viviente, la gente se mea y caga en mi boca y yo lo tragó con gusto.
A mi cuerpo le gusta ser golpeado, golpéame duro. Soy una puta,
cógeme. Soy una prostituta. Usame como a una hembra. Te gusta
rá. Soy un culo. Mi boca y mi culo esperan vergas [p. 456].
Comentarios finales
La depresión en la perversión
Introducción
Ejemplos clínicos
El paciente trasvestido
Análisis
que, según éste, son excepciones al supuesto de que los sueños son
la satisfacción de los deseos.
Desde el principio debemos advertir que el sueño perverso de
repetición alucinatoria (visual) con poca o ninguna distorsión
de los actos sexuales practicados en la vida real no es, por supues
to, el único tipo de sueño reportado por perversos. Resultan más
comunes los sueños manifiestos en los que el paciente se encuen
tra rodeado de serpientes, es arrastrado por molinos de agua o
encerrado en cuevas y que representan la unión y la fusión. Los
miedos de disolución de la representación del sí mismo (perturba
ciones en el yo corporal) a menudo se reflejan en el sueño mani
fiesto como miedos de verse disparado en el espacio, estar en un
elevador cuyas paredes se colapsan, estar perdido en el espacio,
volverse gradualmente más pequeño perdido en la oscuridad o
flotar en un vasto mar. La ansiedad de castración a menudo se
representa por heridas abiertas y escenas sanguinarias de mutila
ción similares a las que encontramos en los neuróticos. Resultan
muy comunes los sueños que representan situaciones edípicas
negativas: por ejemplo, la entrega sexual pasiva a una figura
masculina irresistible que a menudo se contempla con severa
ansiedad o de forma disfrazada. Los sueños que representan agre
siones severas encarnan la repetición regresiva de las fantasías
preedípicas y edípicas, como el volverse un niño pequeño o perder
los dientes. Los sueños que representan una identificación simul
tánea con la madre fálica pueden ser evidenciados en forma de
imágenes de mujeres con pechos que parecen penes alargados o
penes que crecen por encima de la vagina o en varias partes del
cuerpo. Asimismo, el contenido manifiesto podrá reflejar simbó
licamente la actividad perversa. En términos generales en toda
perversión encontramos estos temas y podremos descifrar el con
tenido latente del sueño mediante la técnica de análisis de sueños
y la libre asociación. En estos sueños el contenido latente se
disfraza con objeto de disminuir la ansiedad y sin embargo a
menudo el paciente se despierta asustado, puesto que estos sue
ños pueden llegar a ser auténticas pesadillas. Por contraste, el
sueño manifiesto de actividad perversa disminuye la ansiedad, se
recuerda con mayor facilidad, permanece en la conciencia al des
pertar y frecuentemente se ve sucedido por fantasías y actos
194 T eórica
Antecedentes teóricos
Paciente A 1
Paciente B
Estoy en una casa y hay un hombre con un pene muy largo. Es muy
musculoso. Hay algo de vulgar en él. Es moreno, masculino y tosco.
Estamos en la cama, yo quiero que me penetre, pero él no lo hace. Sin
embargo, toma mi pene y siento una ráfaga de excitación. Entonces
pienso que otras personas están entrando en la recámara y nos
interrumpen. Después, él sigue tumbado en la cama comiendo una
ensalada. El plato está sobre su pecho y lo arrojo sobre su cabeza
porque no me penetra. Estoy muy enojado. La ensalada se convier
te en una sustancia gelatinosa parecida al semen. Entonces empe
zamos a besarnos.
Estaba con una mujer que vestía un suéter rojo [el color de sus
nalgas]. También había un niño pequeño que dijo, “mami, ¿puedes
darme unas nalgadas?” “Si tú quieres, sí. Tráeme el cepillo.” La
mujer tomó el cepillo, le bajó los calzones y le propinó unas nalga
das. “¿Es suficiente?” “Sí.” Tras esto, el niño se fue a jugar. Según
guardaba el cepillo le pregunté si al niño le habían hecho esto
antes. Un momento después me encontraba encima de ella
sexualmente excitado y besándola. Observar la nalguiza me
había excitado.
Sueños travestistas
3
Paciente D
.Asociaciones:
Asociaciones:
Sueño 3:
Asociaciones:
4. Es muy probable que los sueños del estado del sí mismo y los sueños perversos
sean diferentes expresiones de un mismo fenómeno, especialmente si aceptamos
la idea de Kohut de que las “perturbaciones específicas que se circunscriben en la
esfera narcisista norm alm ente constituyen el núcleo de estos desórdenes
generales” (1971, p. 69). Sin embargo, no en todas las perversiones confluye el
grado severo de patología narcisista descrito por Kohut.
206 T eórica
Aplicaciones clínicas
L o s fa c t o r e s c o n s titu c io n a le s y a d q u ir id o s
e n la h o m o s e x u a lid a d f e m e n i n a
El concepto de la bisexualidad
maternos, así como hacia los bebés que la madre pueda tener
(Glover, 1939).
Lampl-de Groot (1933) fue de las primeras en describir las
fantasías que tiene la niña de coito fálico con la madre. Éstas
representan una agresión contra la madre que compensa el rencor
y la vanidad narcisista de la niña, aunque no satisfacen su amor
sensual. En algunas mujeres, una vez finalizada la pubertad, esta
fantasía adquiere un significado sensual y sirve de base para erigir
actitudes homosexuales.
Rado (1933) buscó dentro de la homosexualidad femenina lo
que consideraba ser el núcleo masoquista de la misma, esto es, el
masoquismo que deriva del miedo a la castración. La fuente
principal de peligro para la mujer masoquista es el hombre y el
sistema defensivo neurótico se dirige contra él. Existen tres tipos
de medios defensivos posibles: 1) la evasión; 2) la lucha, y 3) la
elección del mal menor. El mecanismo de la evasión, llevado a un
extremo, conduce a la homosexualidad femenina. Sin embargo, la
perturbación neurótica que caracteriza a la homosexualidad fe
menina radica en el sentimiento de culpa, que a su vez es el origen
de la misma perversión y de la subsiguiente exclusión del grupo.
Este sentimiento de culpa tiene sus raíces en un atormentado
sentimiento de inferioridad, en la intranquilidad que produce el
creer que los demás lo consideran a uno insuficiente, así como en
el miedo de exponerse al ridículo. Éste último es la expresión y la
consecuencia del miedo a la castración.
Según la escuela kleiniana, la homosexualidad se encuentra
complejamente relacionada con las fases primarias del desarrollo
libidinoso; esto es, las ansiedades orales y anales primarias, que
constituyen los factores principales de la fijación homosexual.
Éstas ansiedades se ven estimuladas por fantasías de canibalismo
y representan el factor más determinante de la fijación oral.
Además:
Consideraciones terapéuticas
Consideraciones etiológicas
Características psicodinámicas
Introducción
3
Estudio clínico
Análisis
4. Para Kemberg, el término “sí mismo grandioso”, acuñado por Kohut (1971),
compensa la expresión temprana del verdadero objeto parental (Kemberg, 1975);
no es, por lo tanto, la fijación de un “sí mismo arcaico, normal y primitivo” (Panel,
1973, p. 621).
U n homosexual preedípico tipo n 271
Conflicto nuclear
Defensas
Transferencia
Resumen
Introducción
El estudio clínico
sentía que recortaba el tiempo que tenían para estar juntos. Du
rante su adolescencia temía el contacto físico con la madre porque
estimulaba sus sensaciones sexuales. A los 13 años, empezó a
pedirle que no le diera el beso de buenas noches. Cuando él tenía
14 o 15 años, la madre lo invitó a dormir en la misma cama la
noche antes de que se fuera al internado, para asegurar que le
permanecería fiel. “Mi madre se comportaba muy estúpidamente
al entrar al baño cuando yo estaba ahí. Me ofendía el que a sus
ojos yo no tuviera sexo”.
Cuando Campbell se fue al internado, se enamoró del prime
ro de la serie de chicos rubios y guapos unos años mayores que él,
se dio cuenta de que era homosexual y una intensa necesidad de
teñirse el pelo de rubio se apoderó de él. Más tarde, en la univer
sidad, otra “compulsión” se apoderó de él; se afeitó todo el vello
del cuerpo a excepción de la zona púbica. A la puesta en práctica
de estas “compulsiones”, que representaban la identificación con
la madre (rubia) todo poderosa, el fracaso de su masculinidad y
que lo protegían de la ansiedad de no ser amado por los hombres,
a menudo sucedía una “especie de histeria” en la que Campbell
sollozaba, se sentía intensamente confundido y a veces deseaba la
muerte.
Durante su época universitaria, progresivamente fue sintién
dose más incapaz de adaptarse a las exigencias del entorno y
sentía que “no era lo suficientemente hombre”. Asustado y debi
litado por estas presiones de la realidad, sus impulsos homosexua
les se hicieron más conscientes y aterradores. Se resistió a sucum
bir a éstos hasta que, incapaz de estudiar, reprobó los requisitos
académicos para entrar en el posgrado y se enroló en la Marina.
Fue entonces cuando comenzó una “deliberada carrera homose
xual” que continuaría lejos de su casa. Campbell comentaba “la
homosexualidad me ayudó a conservar el juicio. Antes, durante
mis años universitarios, sentía haber llegado al fin del mundo,
sentía un miedo tremendo. Fue entonces cuando empecé a repro
bar mis exámenes”. En la Marina, la homosexualidad acalló su
desconfianza general y alivió sus ansiedades proyectivas que lin
daban en la sintomatología paranoica, aunque no desarrolló sín
toma psicótico alguno. Además, la homosexualidad lo protegía
contra severos estallidos de agresión.
La crisis de la subfase de acercamiento 281
Análisis
Resumen
Introducción
El material de caso
Estudio clínico 1
Estudio clínico 2
Durante años quise tener contacto sexual con ella. Cuando digo
esto los ojos se me llenan de lágrimas. Estoy llorando. La amo, pero
desearía que mi mamá quisiera a mi papá y que mi papá la quisiera
a ella, los dos juntos... Cuando era niño nunca sentí estar haciendo
algo malo, pero ahora veo que al amarla la estoy matando, la estoy
destruyendo. El asesinarla es un deseo que subyace al de tener
relación sexual con ella. Pienso que existe una buena razón para
matarla, esto es, matar nuestra relación, sacarla de mi vida y dejar
que se vaya con mi papá. Existe una expresión que dice “ir en paz y
con buena salud”. Si fuera así, mi mamá podría amar a mi papá y mi
papá podría amarla a ella
Resumen
Introducción
Consideraciones teóricas
Estudio clínico
2. Mittelman (1955) ha demostrado que puede existir una relación estrecha entre
las perturbaciones tempranas de la motilidad y el posterior desarrollo del
fetichismo. Al igual que “las actividades rítmicas autoeróticas pueden representar
una evasión egocéntrica, restituyente y consoladora de la frustración ambiental
—un aspecto que resulta común en el fetichismo”, el uso del objeto transicional y
el fetichismo posterior son maneras de desahogar las “complejas reacciones de la
decepción” (p. 260).
EL FETICHISMO: EL CASO DE CALVIN 323
Estoy en un elevador que sube muy, muy alto y de repente cae a tal
velocidad que creo que me mataré. En otros casos, el elevador no
tiene paredes y me aterra caerme.
Sueño 4:
Asociaciones:
Análisis
Estimado doctor:
La semana que entra usted recibirá el aviso formal de mi matrimo
nio con Harriet. Sin embargo, esa misiva sólo relata parte de la
historia— aunque sé que ésta, por sí sola, le dará mucha alegría. Sin
lugar a dudas usted es en gran parte responsable de este aconteci
miento afortunado. Nadie puede comprender esto mejor que usted
(o yo).
En los últimos meses he estado a menudo a punto de escribirle.
Tenía tantas cosas recientes que compartir con usted. Mil nove
cientos setenta fue un año increíble para mí. En abril mi madre
murió tras una breve enfermedad. En septiembre empecé la prime
ra relación realmente satisfactoria de mi vida, con Harriet. Tam
bién me ha tocado vivir situaciones deliciosamente irónicas: en
especial una producción que dirigí en San Francisco la primavera
pasada, en la que el antiguo equipo de teatro recibió al “hijo
pródigo que regresaba” y el director artístico que me contrató era,
ni más ni menos, que K., el mismo hijo de perra que en 1962 me
despidió de la obra espantosa que dirigía y que llevó a un virtual
estancamiento mi carrerá de dirección teatral (nunca he estado sin
trabajo desde que soy director).
El trabajo en *** (donde, entre otros, K. trabaja) va de mara
villa. J. sigue siendo un estímulo estupendo en todos los sentidos.
Para mí él es una “figura paternal” (como tantos otros que aquí
trabajan) y estos últimos años han sido muy productivos para mí.
Los traumas iniciales de mis relaciones con el primer grupo de
estudiantes (que le relaté a usted), se han resuelto muy bien. Tengo
mucha suerte en poder trabajar en un entorno básicamente sano y
donde el personal es muy tranquilo.
Como verá, sigo haciendo trabajos externos; el último ha sido
un nuevo proyecto de teatro en ***. Concluido éste, Harriet y yo
nos iremos de luna de miel a África y volveremos a mediados de
agosto.
¿Cómo podría describírsela? Ella representa todo lo que yo
buscaba en una mujer y en una esposa. Es muy atractiva, muy
EL FETICHISMO: EL CASO DE CALVIN 349
Introducción
esas palabras, a menudo durante el mismo acto sexual, con objeto de despertar la
excitación sexual.
360 Clínica
La contribución de la voz
pero los papeles son fácilmente intercambiables, ya que cada individuo posee una
prótesis receptora pasivay una prótesis activa proyectante. Según Fliess, estos dos
individuos representan el papel de la madre y del niño, especialmente si “durante
la infancia existió una actividad sexual entre madre e hijo” y “las llamadas
telefónicas compulsivas cumplen la función de conservar la identificación con
ella” (p. 305).
7. Le estoy muy agradecido a H. H. Wagenheim por permitirme hacer uso de
este material.
LA PERVERSIÓNTELEFÓNICA 363
Análisis
El transexualismo:
el caso de Victor-Valerie
Introducción
Estudio clínico
Comentarios finales
Introducción
E l t ip o 1
E l t ip o 2
E l tip o 3
El tipo 4
El otro día, cuando una mujer vino a verme, sentí euforia y alegría,
pero el viejo sueño de estar ligado a una mujer me estremece.
Cuando ocurre resulta atemorizante y maravilloso. Cuando tengo
muchas mujeres a mi alrededor brota una sonrisa sádica en mi cara.
Quizá la sonrisa sádica va contra usted. Yo puedo tener a cualquier
mujer y quizá usted no. ¿Será posible que yo las tenga y usted no?
A lo mejor también va contra mí. A lo mejor necesito esto para
pasar el tiempo. La necesidad de mujeres para pasar el tiempo es
una fuente de malestar. Por un lado estoy orgulloso y por otro me
asusta.
El trasvestismo femenino
Estudios clínicos
Introducción
1. De hecho, Freud predijo que: “El trabajo analítico sólo merece ser
U na PERVERSIÓN MASOQUISTA 433
Estudio clínico
Sueño'.
440 Clínica
Sueño:
Análisis
Introducción
Parece ser que las madres del mundo animal necesitan menos
respuesta de su descendencia que las mujeres. En las relaciones
afectivas infrahumanas el contacto visual asume un papel mínimo
y cuando este comportamiento cumple una función social indica,
según Andrew (1965), miedo, apaciguamiento o intenciones de
atacar. El patrón normal de fijación visual intermitente entre
humanos, según reportaron H utt y Ounsted (1966), representa
una predisposición a interactuar, y pocas relaciones sociales hu
manas son factibles sin él. Por lo tanto, podemos afirmar que no
existen razones para creer que el acto de sonreír y el contacto
visual en los bebés humanos difieren en su origen de la función
primaria defensiva que cumplen en el mundo animal, excepto que
462 Clínica
Introducción
“Mato para evitar que me maten”, sino también “castigo para evitar
que me castiguen”, o más bien “impongo el perdón por medio de la
violencia”[...] “Si cometo algún acto sexual tienen que castigar-
me[.„] Te torturo hasta obligarte, mediante la intensidad de tu
sufrimiento, a que me perdones, a que me liberes del sentimiento
de culpa que entorpece mi placer y, por medio de tu perdón, a que
me des satisfacción sexual” [Fenichel, 1945, p. 356].
Estudio clínico
Análisis
Introducción
Estudio clínico
dejar de ser. Sólo lograba detener esto repitiendo una y otra vez el
n o m b re d e mi h erm an o ; en to n ces m i cu erp o se reco n stitu ía.
De niño pasé por una época, entre los 11 y los 13 años, en la que
todo me molestaba. Me sentía tan d e p rim id o . Sin embargo, logré
llegar a controlar gran parte de estos sentimientos. Fue quizá por
medio del sexo como encontré cierto equilibrio. Empecé a darme
cuenta de que siempre podría contar con el sexo. Si realmente
quería, podía tener relaciones con cualquier niño que se me anto
jara. A veces deseaba tener relaciones con un niño durante el día.
Aveces me sentía deprimido. En otras ocasiones surgía en mí un
sentimiento de gran fuerza y confianza; sentía que no necesitaba el
sexo y que conquistaría otros mundos. Sentía que tenía capacidad
para emprender grandes hazañas [grandiosidad].
El exhibicionism o
Introducción
La contribución de Christoffel
Comentarios finales
La coprofilia y la coprofagia
la madre por medio del objetó (las heces), con lo que no necesitan
de objetos externos.
Según Bach y Schwartz (1972) la coprofagia es en gran parte
la manifestación de un placer narcisista estrechamente ligado a
impulsos de sadomasoquismo, megalomanía y grandiosidad.
Afirman que “por medio de la coprofagia todos los objetos se
transform an en lo que se come, se reducen a un denom inador
elem ental que puede manipularse con propósitos de autoengran-
decimiento” (p. 469). “El trauma narcisista [sufrido] se transforma
en una afirmación grandiosa del sí mismo y de su omnipotencia”
(p. 470). Estos autores citan a Sade como ejemplo de un individuo
practicante del sadomasoquismo, la coprofagia, la coprofilia y la
grandiosidad narcisista. En Sade las fantasías sádicas funcionaban
como una tentativa de evitar la disolución final de un sí mismo
delirante y de prevenir la condescendencia o la sumisión, equipa
rables a la muerte (factor megalómano).1 Por otro lado, las fanta
sías masoquistas representan el ideal de las imágenes de los pa
dres y la función de estas fantasías incluye la coprofilia, la
coprofagia y demás. Constituyen intentos restitutorios de reani
mar y aferrarse a unas imágenes idealizadas que han sido negadas
y destruidas. La sexualización de las fantasías masoquistas y sádi
cas, la primera de ellas relacionada con el intento de reconstruir
un sí mismo-objeto delirante e idealizado y la última un esfuerzo
por crear un sí mismo delirante y grandioso, ocurre con el propó
sito de negar las experiencias de fragmentación del sí mismo, de
alteración corporal y de “muerte del sí mismo” (p. 474). Teniendo
en cuenta esta última observación podemos llegar a explicar algu
nos de los actos grandiosos y sadomasoquistas que finalmente
resultan en la muerte del sí mismo o en la muerte del compañero
durante el acto sexual perverso y sadomasoquista.
En mi experiencia clínica la función de la coprofagia y de la
coprofilia consiste en alim entar el propio sí mismo, en superar
la soledad y en hacer “algo nuevo” con el cuerpo. Esta perversión
supone una evasión de la realidad que ha demostrado ser excesi-
Introducción
Estudio clínico
Pienso que tal vez estoy muerto y que no tengo contacto con mi
cuerpo. No puedo sentir mi cuerpo, siento miedo de estar perdido.
No puedo regresar a mí mismo estoy separado de mi cuerpo y es
una cosa verdaderamente extraña. Algunas veces la sensación no
es atemorizante porque se parece mucho a una sensación sexual.
Pero no sé si voy a permanecer así para siempre... Forzado a flotar
de esta manera, como si estuviera flotando en un cuarto oscuro por
tanto tiempo que no me pudiera encontrar a mí mismo de nuevo.
Como si una pequeña parte de mi cerebro fuera todo mi ser, tan
sólo flotando alrededor [miedos de disolución del yo y fenómenos
de fusión].
Fantasías perversas
Sueño:
Deseos sadomasoquistas
Deseos transexuales
El deseo de embarazarse
Fantasías masoquistas
Desarrollo de la terapia
Hubo una vez en que fue mucho más difícil, cuando estábamos
tratando con el misterio, en la época en la que el análisis comenza
ba, cuando me ocurrían cosas. Un sueño, un demonio, las caras que
tenía miedo de estar perdiendo, como si estuviera todo lleno de pus
por todos lados, y era terriblemente espantoso.
p o rq u e en realidad n u n ca h e d eja d o el s u e ñ o — n u n c a lo h e a b a n d o
nado.
Le mencioné que a mi modo de ver era más fácil que los “sueños
controlados” (es decir, los de la noche) podrían ser mejores que
los “no controlados”. Él difirió;
Análisis
La técnica psicoanalítica
en el tratam iento
d e las p erv ersio n es sexu ales
La instancia interpretativa
La transferencia
La alianza terapéutica
Comentarios finales
Primera sesión
Segunda sesión
Edgcumbe, R., 70
Eidelberg, L., 432, 433, 458, 459
Eisner, H., 129,130, 597, 598
Eissler, K. R., 32,128,173, 335, 420, 453, 484, 588, 594
Ellis, H., 214, 399,489
Erikson, E. H., 96,109,114
Ín d ic e d e a u t o r e s 663
Hadley 489
Harris, H. I., 357, 360
Hart, H. H., 459, 463
Hartmann, H., 138,140, 537
Heimann, P., 230
Henry, G. W., 214
Herdt, G. H., 576
Hermán, G., 215
Hirschfeld, M., 399
Hoffer, W., 66, 97, 316
Horney, K., 212, 223
Horowitz, L., 238
Hunt, W., 432
Hutt, C., 461
Lachmann, F. M., 31, 34, 111, 115, 120, 173, 174, 175, 178, 179,
271, 273, 289, 420, 451, 453, 484, 580, 588, 596
Lahn, M., 388
Lampl-de Groot, J., 229, 315, 321,338, 404, 533
Langer, W. C., 533
Laufer, M. E., 448, 606
Lax, R. F., 625
Le Coultre, R., 49
Levey, S. G., 391
666 Í n d ic e d e a u t o r e s