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MONOGRÁFICO TEATRO GRIEGO

GLORIA MARÍA MARTÍNEZ


Profesora Escuela de Teatro UFT

ELECTRA EN LA HABANA
Sigue, Electra, sin desmayo,
tu obra llena de acechanzas
rompe esa prisión y cuenta
al mundo tus sinsabores:
revélanos tus temores
Electra de las tormentas
Virgilio Pinera (Coro de Electra Garrigó]
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dió vivir a cada autor. Pero ello nos lleva Antígona, o del de Electra, o Edipo, o
a que la recurrencia (aun por motivos di- Medea.
ferentes ) a los mitos de la antigüedad,
esté presente no sólo en estadios poste- Occidente ha cultivado en efecto, des-
riores de la cultura (a partir del Renaci- de el Renacimiento la herencia gre-
miento) sino en la antigüedad griega mis- corromana.[...] Objeto cultural usado
ma. Y no sólo en la que concierne a la como una trama muy conocida, el mito
cultura griega; piénsese en Séneca, el se identifica por el humanismo que se
dramaturgo latino que constituye un vivo necesitaba entre guerras con un trági-
ejemplo de esa resemantización -cuan- co hieratismo de la fatalidad, "máquina
do ¿tan sólo "adapta", hace versiones?- infernal" (Cocteau) cuyas víctimas re-
de una buena parte de las obras de sultan espectadores de un mecanismo
Eurípides. Luego vendrán en el Renaci- teatral {Antígona de Annouilh). Forma
miento las traducciones, las imitaciones vacía, resulta pretexto para desarrollos
Pareciera que los mitos, los relatos de de los clásicos de la antigüedad, y tam- reductores: p o l í t i c o , en la Antígona
la antigüedad griega no han dejado de bién los intentos de creación de una nue- antinazi de Bertolt Brecht; sicoanalítica,
ejercer nunca esa rara atracción o se- va dramaturgia, aunque los sabios, eru- en El luto le sienta a Electra de O'Neill.
ducción que los han convertido en re- Discutiendo lo sagrado en Las moscas
ditos, humanistas no siempre supieran
currentes fuentes para la literatura, la adaptadas de La Orestíada, el
(escasamente supieran) resolver el pro-
plástica, la música, la danza, el cine y, existencialismo ateo de Sartre preser-
blema de cómo adaptar a los clásicos, ni
por supuesto, el teatro. Cada época vuel- va al menos el poder efectivo de la ilu-
siempre la nueva versión supusiera real-
ve a "leer" los mitos, a adaptarlos, a ac- sión de Dios.^
mente una nueva mirada, una nueva lec-
tualizarlos, a recontextualizarlos, a tura para un nuevo contexto (como sí
resemantizarlos. Los relatos de las tra- lograron los griegos). Es curioso c ó m o la mayoría de las fuen-
gedias de la antigüedad han sido moti- tes bibliográficas que estudian estas re-
vos recurrentes en todas las épocas para Luego, con la creación de los teatros na- lecturas de los mitos y relatos griegos
los narradores, ya sea a nivel de la es- cionales, vemos, aquí y allá, la presencia clásicos suelen circunscribirse a los au-
tructura superficial del relato, más re- transustanciada (a veces inasible, nada tores y/o directores europeos, y quizás
conocible y verificable, o constituyendo obvia, bien entretejida en los nuevos ar- a algunos norteamericanos; pero hay
su eje estructural, a nivel de estructura gumentos y personajes y conflictos) de escasa o nula referencia de esa presen-
profunda. los mitos: Calderón, Shakespeare y so- cia y huella en los creadores latinoame-
bre todo los franceses, y de manera os- ricanos, siendo que esa presencia es
El teatro, tanto en lo que concierne a la tensible Racine a la cabeza {Andrómaca, abrumadora tanto en la p r á c t i c a
escena como a la literatura dramática, Fedra). escritural como escénica.
es el reino de esta especie de necesidad
de ir a bucear en las fuentes de nuestra Los mitos y fábulas de la antigüedad De ahí que pretenda en estas páginas
cultura occidental, en sus mitos y fábu- griega atraviesan - y siguen atravesan- invitar a conocer la "incursión" griega
las, y ello, porque justamente, es en el do- buena parte de nuestra cultura oc- del dramaturgo cubano Virgilio Pinera
género teatral donde estos mitos alcan- cidental; casi que podríamos hablar de (Cárdenas 1912-La Habana 1979) en la
zaron en la antigüedad su expresión ar- sucesivas oleadas en la recurrencia a los ruta de Electra.^
tística más lograda y trascendente, y en griegos, incluyendo la modernidad y la
la tragedia, en particular. postmodernidad. Los nombres de sus Lo interesante en la reescritura de Pinera
representantes son bien conocidos: las de los textos cásicos griegos es que no
Para la tragedia, las fuentes casi obliga- A n t í g o n a s de Hasenclever, de Jean se limita a "actualizar" el relato en lo
das por convenciones del género en la Cocteau, de Annouilh, de Brecht; las externo (de Micenas a Cuba en la déca-
antigüedad ya eran los mitos; entonces Electras de Hofmannsthal, de da del 40; del quitan, el himation, la clá-
h a b r á que entender c ó m o Esquilo, Giraudoux, de O' Neill; las Medeas de mide, las máscaras y los coturnos grie-
Sófocles y Eurípides recurrían en oca- Vauthier, de Müller; todos ellos ponen gos a los vestuarios de su época; de la
siones a los mismos mitos, cómo ya des- en escena temas griegos tomados o no paracataloghé, la cathaloguéy el melos
de la antigüedad se refuncionalizaban, se de los trágicos antiguos. Se trata de a un cotidiano, populista, costumbrista
actualizaban se resemantizaban los tex- explorar sus potencialidades, lo que y coloquial diálogo). Como expresa el
tos, a tenor de los nuevos contextos so- puede apreciarse, por ejemplo, en los mismo autor, eso "(.-) no resolvería la
cio-político-culturales que les correspon- m ú l t i p l e s tratamientos del tema de legitimidad y la justificación de mi tra-
sÁsm
26 ^ ELECIBAEMlAMBAm

gedia"^ Aquí ya se establece un nexo Renuente a todo encasillamiento, a cual- ELECTRA: Si no quieres que me case, si
con las fuentes originarias y es aquello quier "formateo" estético que "congele" no quieres que me rapten, dime: ¿qué
que atañe a la necesidad expresiva del su escritura dramática (existen-cialismo, quieres entonces para mí?
autor, lo que remite no a seguir una absurdo, realismo, expresio-nismo, su- AGAMENÓN: Quiero tu felicidad, Electra
moda, no a un intento a priori de origi- rrealismo, aun otras) insiste, casi veinte Garrigó.
nalidad y renovación formal del drama, años después de la escritura y doce del ELECTRA: l\lo, Agamenón Garrigó, quie-
sino, como en Esquilo, en Sófocles, en estreno de la obra: res tu seguridad [...].
Eurípides en su tiempo, a la expresión AGAMENÓN: [...] Pero me debes obediencia.
de una necesidad personal, como au- [...], hace rato que se viene diciendo ELECTRA: Nada te debo. El tema de la
tor, como creador, con un compromi- en La Habana que pertenezco a dicha libertad no es un asunto domestícela
so cívico; puesto que los grandes trá- escuela [se refiere al Absurdo]. Acaso
gicos griegos eran -dice el mismo tengan razón, se supone que los críti- En una i n v e r s i ó n del mito, Electra
Pinera y p o d r í a m o s atribuírselo a él cos son personas penetrantes, que es- Garrigó incita a Clitemnestra a asesinar
mismo- "autores que conocían muy tán informadas y que uno no se libra a Agamenón ("el gallo viejo") y es Egisto
bien a su pueblo". Y a eso se encaminó de los encasillamientos. Pero, franca- ("el hermoso gallo macho") el que eje-
Pinera, a no contentarse con extrapo- mente hablando, no soy del todo cuta el crimen en una escena donde las
lar a nivel de superficie las fuentes grie- existencialista ni del todo absurdo. [...] sombras de los dos "gallos" se enfren-
gas sino a encontrar aquello que a ni- Más bien pienso que todo eso estaba tan, entre las dos columnas centrales del
vel de estructura profunda del relato, en el ambiente, y que aunque yo vivie- portal habanero donde tiene lugar la ac-
como en los griegos siglos atrás, refle- ra en una Isla desconectada del conti- ción. Ahora Clitemnestra Plá, la que todo
jara las esencias del pueblo cubano a nente cultural, con todo, era un hijo de lo tiene "en la punta de los senos" ("¿No
que remite su Electra Garrigó. mi época al que los problemas de di- soy yo, Clitemnestra Plá, la de sibilinos
cha época no podían pasar inadver- senos?"), podrá disfrutar libremente de
De ahí que Pinera revele cuál es, a su tidos. [...] Porque más que todo, mi tea- su amante y no temer rival femenina en
juicio, ese "imponderable" que deberá tro es cubanoi...]. A d e m á s Electra tie- su hija como "reina de la casa", pues
- y no lo externo, lo pintoresco, lo cos- ne la virtud de gustar, tanto al público Electra quedatambién libre, con la muer-
tumbrista- hacer de su Electra una tra- de élite como al gran público, y no creo te de Agamenón, para partir del hogar;
gedia cubana: que haya mejor prueba de fuego que y estará m á s segura de mantener a
pasar por gustos tan opuestos.^ Orestes a su lado (a lo que se oponía
A mi entender un cubano se define por Agamenón).
la sistemática ruptura con la seriedad ¿Y cuáles eran esos "problemas" de su
entre comillas. Como cualquier mortal, época que convirtió en temas, asunto, CLITEMNESTRA: Y nosotros estamos vi-
el cubano tiene sentido de lo trágico. personajes, conflictos Virgilio Pinera al vos: nosotros, quiero decir, Orestes,
[...] retomar el mito Electra tratado siglos Egisto y yo. (Pausa). Esa Electra nos
Pero al mismo tiempo, este cubano no antes por los fundadores de la tradición dejará bien pronto; [...]. Mi amado
admite, rechaza, vomita cualquier teatral occidental: Esquilo, Sófocles y Orestes tendrá todo cuanto desee con
imposición de la solemnidad." Eurípides? La mítica familia micénica de solo abrir la boca. ¡Eso sí: le exigiré ce-
estirpe heroica es pretexto aquí para libato eterno! Me pertenece. No quiero
Esta d e s a c r a l i z a c i ó n , esa desolem- desarrollar el problema de "la educación que parta, no quiero que mujer alguna
nización, es a su vez método de crea- sentimental" a través del sesentón pater- lo disfrute.'
ción dramatúrgica en Electra Garrigó y familiae Agamenón Garrigó; su esposa, • :f
tampoco banal ilustración a partir de te- la sensual cuarentona Clitemnestra Plá; Aquí otra inversión del mito original en
mas, situaciones y conflictos chistosos, su amante, el "chulo" ("cafiche") Egisto el cual es Clitemnestra quien aleja o trata
o personajes perpetuamente bromean- Don; el irónico Pedagogo-centauro y los de hacer desaparecer a Orestes para
do con lo más sagrado. Y su consecuen- hijos del matrimonio, Orestes y Electra que no sea testigo de sus amoríos con
cia con el método encontrado a partir Garrigó, jóvenes sobre los que se cierne Egisto, o se interponga e impida que
de su necesidad como creador, es lo que el destino de una "ley" familiar pre-esta- ambos asuman el poder del reino. En
instaura a Electra Garrigó como la obra blecida, y que implica el respeto y el aca- los relatos míticos Orestes es obligado
que abre el teatro cubano a la moderni- tamiento a ciegas que imponen sus ma- contra su voluntad (y la de Electra) a
dad, aun antes de la publicación de Las yores. Se trata entonces de un desaparecer, a partir y ser privado de la
moscas de Sartre, y dos años antes de cuestionamiento que va más allá del cir- familia y sus bienes. En la tragedia cu-
cuito doméstico-familiar y que atañe a bana el "bien", lo deseado por Orestes
la publicación y estreno en París de La
la Tradición: (compartido con Electra), sería partir.
cantante calva de lonesco.
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aventurarse, independizarse; pero la Muere Clitemnestra al disfrutar de una tra dura, tiránica con su hija que se ve
"educación sentimental" lo retiene jun- tajada envenenada de fruta bomba que maltratada, humillada y burlada por
to a su madre, como antes Electra a su le ha dado su amado hijo, otra "cues- aquella y su amante. Introduce Sófocles
padre y, en ambos casos, acudiendo, tión sanitaria para Electra". Ordena al el personaje de Crisótemis, hermana de
altenativamente ambos padres a las ór- vacilante Orestes partir y se enfrenta a Orestes y de Electra, que sí vive en li-
denes, a la conciencia del "deber" filial, la otra puerta, la "puerta de no partir", bertad, sin privaciones y gozando de los
a la "ley", al chantaje emocional. "la puerta Electra", que "no abre ningún bienes que le corresponden por su ran-
camino, tampoco lo cierra", mientras go y estirpe y que no quiere arriesgarse
Pero se restaura el mito originario en el invoca a las "inex¡stentes Er¡nnias". a perder. Llega el hermano amado de
compromiso y ¿lealtad? de Electra con Electra, Orestes (a quien años atrás li-
Orestes: él debe partir. De las fuentes originales griegas. Pinera bró de la muerte a que lo había conde-
toma el mito estructurante del relato sin nado aún de niño su madre) acompaña-
ELECTRA: Voy a incinerar el gallo viejo. que se pueda precisar que se basó de do, como en Esquilo, de Pílades (perso-
(Se adelanta al centro de la escena). Una manera exclusiva en la particular Electra naje que no habla en la obra) y del Pe-
cuestión sanitaria, una mera cuestión de Esquilo, de Sófocles o la de Eurípides. dagogo, un anciano ayo de la casa de
sanitaria. (Clitemnestra y Egisto se ale- Agamenón que ha cuidado desde niño a
jan riendo ruidosamente) En Esquilo, en la primera parte Orestes para que vengue la sangre de-
ELECTRA: (reflexiva). ¡Ya tengo a Aga- ("Agamenón") de su trilogía {La Ores- rramada de su padre y a quien Orestes
menón! Ahora: ¡Clitemnestra! Eso es: tíada), tiene lugar el asesinato de se dirige con el símil "como un caballo
una cuestión sanitaria, una mera cues- Agamenón por Clitemnestra con ayuda de raza, aunque sea viejo". Tiene lugar
de su amante Egisto; en la segunda parte la venganza. Pero no hay arrepentim¡en-
tión san¡taria.''
("Las C o é f o r a s " ) , se nos presenta a to, n¡ conflicto de culpa.
Ahora se trata para Electra de conven- Orestes de regreso (y de incógnito) con
cer a su hermano de la necesidad de su amigo Pílades del destierro al que En Electra Garrigó, Introduce también el
asesinar a Clitemnestra para poder lo- había sido lanzado por su madre, con el autor un Pedagogo, pero aquí es un Pe-
grar su objetivo de partir: mandato de Apolo de vengar la muerte dagogo-centauro (quizás por el centau-
de su padre (el héroe, el triunfador). In- ro Quirón, que se distinguía por su sabi-
ORESTES: (Con ansiedad) ¿Debo yo, citado a su vez por Electra (tras recono- duría y conocimientos) de los dos her-
Electra, estrangular a Clitemnestra? cimiento y pacto) y aún con dudas mo- manos, y que juega una función actancial
ELECTRA: No, [...]. Clitemnestra morirá rales, da muerte a Clitemnestra y luego clave en la obra, ya que es quien forma,
envenenada con su fruta favorita. a Egisto. A todo esto ha conducido el educa, transmite a los jóvenes las ideas
ORESTES: jLafrutabombal^ orgullo, la arrogancia, el exceso, la des- de revolución; de "clamar" ( ordenar,
mesura de Agamenón y de Clitemnestra imponerse) y no de "declamar" (resig-
Clitemnestra empieza a temer por su que han roto con la justicia. El desenla- narse) como le transmite a Electra. Electra
vida. Se siente acorralada por los desig- ce está en función de Orestes y ya anun- Garrigó t a m b i é n , como en Sófocles,
cia el tema que será tratado en la terce- ("desdichada y sin marido" para Orestes)
nios de Electra. Ve Electras por todas
ra parte de la trilogía ("Las Euménides"): permanece soltera. Sin embargo, no in-
partes. Se van los criados, el Pedagogo
la persecución de las Erinnias -los re- cluye el personaje de Crisótemis que uti-
se despide ("ha terminado mi misión. Ya
mordimientos y complejos de culpa que lizó Sófocles en su obra para establecer
tus hijos tienen manos prop¡as. Yo par-
acosarán a Orestes, hasta ser liberado contraste de caracteres con Electra, téc-
to"); Egisto se despide ("tu casa es
por la diosa Atenea. nica habitual en este autor si recordamos
Electra, Electra tu dinero. Esta casa cru-
je, amenaza volverse un revoltijo de ma- a Ismena y Antígona.
terial Electra"). Pinera parece inspirarse en Esquilo
para la c o n s t r u c c i ó n del argumento de La mayoría de los críticos ha detectado
CLITEMNESTRA: (Absorta en sus pensa- Electra Garrigó, ya que incluye y fun- un contraste entre la Electra de Sófocles
mientos)Una infinita multiplicación de de en tres actos el asesinato de y la de Eurípides, como si una hubiera
Electras... Eso es: una infinita multipli- A g a m e n ó n (Actoll) y el de Clitem- sido escrita deliberadamente protestan-
cación de Electras... (Pausa). Aquí todo nestra (Actolll). Pero excluye el per- do contra la otra. Sin embargo, no se ha
es Electra. El color Electra, el sonido sonaje de Pílades, y los dioses y las podido determinar cuál fue primero, pues
Electra, el odio Electra, el día Electra, la Erinnias están ausentes, no obstante la fecha de la de Sófocles no se ha podi-
noche Electra, la venganza Electra. (Gri- Electra los invoque vanamente. do establecer con exactitud. En Electra,
tando entre sollozos) ¡Electra, Electra, Eurípides hace gala otra vez de esa fine-
Electra, Electra, Electral^" En la de Sófocles, Clitemnestra se mues- za y penetración sicológica en el estudio
EÁaiNA
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de los caracteres que lo caracteriza. Sus ción). Y esta irrupción de un estilo en ro, con frac, cola de caballo y cascos),
personajes no son los héroes que sin ti- otro procura en ocasiones ese "desin- la "pequeña farsa" en que las emplea-
tubeo accionan en función de sus obje- fle", esa re-ubicación irónica de lo so- das y empleados negros de Clitemnestra
tivos, ni el acto del asesinato está reves- lemne en lo concreto a nivel de perso- y Agamenón "miman" sucesivamente lo
tido y justificado por motivaciones he- najes y de la situación dramática que que ellos hablan (teatro dentro del tea-
roicas. M á s bien pareciera que tanto éstos configuran: tro), el "juego de la gallina ciega", la "pe-
Electra -que ha sido casada por su ma- lea de gallos", la métrica y la rima de las
dre y Egisto con un pobre campesino AGAMENÓN: (remedando con sábanas y estrofas asignadas a las intervenciones
para que no haya descendencia que pre- una palangana el traje y el casco de un del Coro y la música (la Guantanamera),
tenda vengar la muerte de Agamenón jefe griego. Está borracho, pero se com- sofismas, la frutabomba, la puerta
para restablecer la estirpe- como Orestes porta dignamente. Avanzando hacia los Electra... solo por citar algunos y dejan-
responden a imperativos más persona- tres personajes). La crueldad de un dios do de lado los literar¡os.
les que cívicos, heroicos y religiosos. Las es infinita. Si agrado a Mercurio con
referencias a la venganza del asesinato libaciones, desagrado a Júpiter con mis Hay en la obra una conciencia me-
de Agamenón resultan pretextos, frases caballos. Mercurio me recompensa con tatextual fundida a la representación de
huecas pertenecientes a otro tiempo, a una nueva feliz: la muerte del pretendien- un mundo. El autor representa su mun-
una tradición, y a un tiempo heroico ya te (A Electra) ¿Sabes ya, querida Electra, do, pero a la vez, la obra refiere a su pro-
perdidos. Clitemnestra es una mujer ago- que tu pretendiente marchó al Averno? pia enunciación. En .ese conflicto entre
biada por los años, la culpa, los remor- [...] EGISTO (irónico): Parece que la cer- trad¡ción y ruptura, se está dirimiendo
dimientos. Tras el crimen, los dos her- veza le otorga el tono épico [...](Dándo- no sólo la necesidad de una renovación,
manos no aparecen triunfantes, aclama- le golpecitos en la espalda) ¡Anda, ve, revolución ideológica, política, social,
dos por el Coro, sino expresión del re- Agamenón de Cuba^ ^; anda: ve, y écha- sino también estética. Parte de la tradi-
mordimiento, y Electra es la más culpa- te otra caja de cerveza! [...] ción como referente (la tradición teatral
ble, pues fue la que impulsó a su herma- occidental), pero la somete a cuestio-
no al asesinato. Los Dióscuros, desde el Un análisis profundo del texto en todas namiento y "clama" por una "ruptura",
theologeion {deus ex machina para los sus instancias (lo que escapa a los fines aquí sí evidentemente más cercano a
latinos), resuelven el desenlace (Electra de este artículo) debería hacer notar al- Eurípides, al menos en espíritu.
seguirá en calidad de esposa a Pílades, gunos aspectos claves a nivel estilístico
el juicio a Orestes en la ciudad de Palas: y de situación de enunciación, que a Sin embargo, al finalizar la obra, y, como
los dos separados y lejos del palacio cont¡nuación tan sólo apunto: la ritmi- ya dije antes, desaparecidos los dos
paterno). Pinera retoma la humanización zación del texto, en la búsqueda de esa obstáculos para que Electra y Orestes
de los personajes euripedianos, el rol contraposición solemnidad/de-solemni- puedan escapar, "partir" del hogar fa-
central como impulsor de acción de dad, sacralización/desacralización, trá- miliar, Orestes parte y Electra perma-
Electra; pero la voluptuosa, sensual gico/cómico y que logra Pinera a través nece. Si ya no está Agamenón (el es-
Clitemnestra Plá no es la avejentada, tris- de una isotopía que conduce al lector a poso, el padre de familia, el portador
te e indecisa de Eurípides. Sin embargo, través de precisos campos semánticos de la tradición y sus "leyes", el patriar-
el tono de ciertos diálogos y monólogos (partir, clamar, héroe, dioses, por con- ca paternal con vocación de héroe-rey
de Pinera remiten a cierta deliberada re- traposición a quedarse-permanecer, de- familiar, el tirano, el "caudillo"), ni
t ó r i c a argumentativa que suele clamar, burgués, no-dioses, a modo de Clitemnestra (su contraparte pero tam-
adjudicársele - y criticársele a Eurípides. ejemplos). bién su continuadora con sus ínfulas de
reina maternal asfixiante para Orestes»
Forma parte del método de "desacra- El juego intertextual en la obra podría además de libidinosa amante de Egisto
lización" en Pinera, a nivel estilístico por sí solo ser objeto de un estudio, ya con quien ha estado conviviendo en la
(pero en f u n c i ó n de las estructuras que abarca fuentes de los más diversos misma casa), ¿por qué Electra no parte
discursivas, narrativas, actanciales e y variados textos (además de las fuen- y rompe toda atadura con la casa de
ideológicas), un constante juego entre tes griegas originales) y constituyen un sus mayores?
el estilo declamado, pseudo-solemne, frecuente recurso d r a m á t i c o en la
retórico (lo que c o r r e s p o n d e r í a a la cubanizac¡ón de la tragedia y, al mismo Electra, la hija, la hermana, la mujer,
paracatalogué en los griegos: la recita- tiempo, su universalización. Entre otros: queda encerrada en la casa como si al
ción de los actores, término medio en- las propuestas escenográficas y de ves- final no hubiera podido sustraerse de la
tre dicción y canto) y el diálogo que se tuario acotadas (seis columnas en un tradición a la que se enfrentó. Y cierta-
quiere una oralización de la lengua co- portal de una antigua casa colonial mente, Pinera es consecuente con el
rriente (la cafa/oí;í;éclásica, simple dic- habanera -Pedagogo vestido de centau- mito y el destino de Electra (las de Es-
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quilo y Sófocles). Pero creo que aquí Entre sus obras teatrales: Electra Garrigó, Jesús,
La boda. El flaco y el gordo, El filántropo. Aire frío.
está la clave que no por azar lo llevó a Dos viejos pánicos. Un arropamiento sartorial en
escoger el referente griego. En Electra la caverna platómica (auto existencial). Tanto su
se funden todas las frustraciones (radi- obra dramática como su narrativa y poesía (La isla
en peso. Cuentos fríos) se erigen en referentes li-
cal cambio político, instauración de nue- terarios a los que acuden con fervor sucesivas ge-
vas "leyes" y valores sociales) y, en su neraciones de jóvenes escritores cubanos hasta
caso, aquéllas que atañen a su condi- hoy

ción de mujer. La revolución que pro- ' Pinera, Virgilio, "Prólogo", Teatro Completo, Ed.
R, La Habana, 1961, p.9.
vocó Electra a nivel doméstico-familiar,
" Pinera, V 06.C/f.,p.10.
no se extiende - y ella lo sabe- a la so-
= Pinera, V, Ob. Cit, p.15.
ciedad, en que sigue dominando una tra-
' Pifiera, V., "Electra Garrigó, Teatro Completo, Ed.
dición que pesa sobre ella a modo de R, La Habana, 1961, p.39.
destino. ' R,V, Ob. Cit, p.62.
' R.V.Ob.Cit, p.63.
Y esto conduce - y tal vez pertenezca a ' La frutabomba (papaya). Se trata de un juego
los otros innumerables sentidos de lo semántico de I autor que remite tanto a la fruta
favorita de Clitemnestra que será envenenada como
inconsciente textual-a una dramaturgia
a la acepción popular cubana del término para re-
de género, y quizás también a una pre- ferirse "procazmente" al órgano genital femenino.
monición sobre la propia escritura dra- " R V, Ob. Cit., p.79.
mática: ¿Prescinde la dramaturgia de la " Es que también Agamenón Garrigó se ha presen-
"tradición", llamada aristotélica o clási- tado anteriormente como el mítico personaje: (A
Clitemnestra) "¿Es que nunca podrás contemplar-
ca? ¿Las rupturas, experimentaciones,
me en el papel de Agamenón, rey de Micenas y de
renovaciones hacen desaparecer las ca- Argos, de la familia de los Atridas, hermano de
tegorías de construcción dramática fun- Menéalo, sacrificador de Ifigenia, jefe de los
Agueos?"
dadoras? O, quizás, y a pesar de los in-
tentos, la dramaturgia y la p r á c t i c a
escénica, si quiere pertenecer a la ciu-
dad, si quiere convocar física, emocio-
nal y mentalmente a muchos en un mis-
mo espacio y en un mismo tiempo, ha-
brá de resignarse de manera evidente o
escamoteada, fragmentada o estallada
a la presencia de un relato, unas accio-
nes y unos personajes heredados hace
ya casi veinticinco siglos?

' Delmas, C. "Mito y teatro", Corvin, Miciiel,


Dictionnaire encyclopédique du théátre, Ed. Bor-
das, Paris, 1991,pp. 587-588.
^ Dramaturgo, poeta y narrador cubano.Doctorado
en Filosofía y Letras en 1940 en la Universidad de
La Habana, funda y dirige en 1942 la revista Poeta.
Vivió 14 años en Argentina como funcionario del
consulado cubano y fue traductor de la editorial
Argos. Viajó por toda América Latina, Estados
Unidos y Europa. Colaboró en publicaciones cu-
banas como La Gaceta de Cuba, Orígenes, Espue-
la de Plata, Gratos, Clavileño, Ultra, Gaceta del
Caribe, Lyceum, Universidad de La Habana, Lunes
de Revolución, Unión. En Buenos Aires colaboró
en Sur, Hoy, Realidad, Mundo argentino y Anales
de Buenos Aires. También colaboró en Lettres
Nouvellesy en Les Temps Modernes, de París. Co-
fundador de Ciclón en 1955. Fue director de edi-
ciones R. Obtuvo Premio de Teatro del Concurso
Casa de las Américas de 1968 por su obra Dos
viejos pánicos. Seleccionó y escribió notas de Tea-
tro del Absurdo. Realizó numerosas traducciones.

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