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NEGOCIO
CICLO : VII
SEMESTRE : 2019 - II
FECHA : 23 / 10 / 2019
EL PRINCIPIO DE CAUSALIDAD
Para que un gasto se considere deducible para efectos de poder determinar la renta neta de
tercera categoría, necesariamente deberá cumplir con el denominado “Principio de Causalidad”,
el cual se encuentra regulado en el artículo 37º de la Ley del Impuesto a la Renta (en adelante
LIR).
Así, se señala que para establecer la renta neta de tercera categoría se deducirá de la renta bruta
los gastos necesarios para producirla y mantener su fuente, en tanto la deducción no esté
expresamente prohibida por esta Ley. Como señala GARCÍA MULLÍN, “En forma genérica,
se puede afirmar que todas las deducciones están en principio regidas por el principio de
causalidad, o sea que sólo son admisibles aquellas que guarden una relación causal directa
con la generación de la renta o con el mantenimiento de la fuente en condiciones de
productividad.”1
Para poder calificar determinados conceptos como deducibles es necesario que se acredite una
relación causal de los gastos efectuados con la generación de la renta y a su vez el
mantenimiento de la fuente. Es decir, debe tratarse de gastos necesarios o propios del giro de la
empresa, observamos que los gastos deben guardar coherencia y estar ligados a la generación
de la fuente productora de la renta.
Con relación a la aplicación de este principio se pueden presentar dos concepciones, conforme
se aprecia a continuación:
Bajo esta concepción se permite la deducción de los gastos que tengan la característica de
necesarios e indispensables para poder producir la renta y/o también mantener la fuente
generadora, es decir, se entienden por gastos necesarios aquellos desembolsos estrictamente
indispensables.
Se permite la deducción de todos aquellos gastos necesarios para producir y/o mantener la
fuente generadora de renta, tomando en cuenta adicionalmente la totalidad de desembolsos que
puedan contribuir de manera indirecta a la generación de renta.
PRINCIPIO DE GENERALIDAD
La generalidad no es un requisito que derive de la causalidad, puesto que no sólo los gastos
generales cumplen con el destino de generar rentas gravadas (causalidad subjetiva) o cumplen
con estas relacionados con las actividades empresariales del sujeto (causalidad objetiva). Los
gastos que no se incurren a favor de algún universo determinado de sujetos, cumplen
perfectamente con el principio de causalidad si se destinan a generar rentas gravadas o se
relacionan con las actividades empresariales.
“La generalidad del gasto debe verificarse en función al beneficio obtenido por
funcionarios de rango o condición similar; dentro de esta perspectiva, bien podría ocurrir
que, dada la característica de un puesto, el beneficio corresponda sólo a una persona, sin
que por ello se incumpla con el requisito de generalidad; en tal sentido dado, que en el
presente caso, la recurrente ha acreditado haber otorgado a los trabajadores considerados
como funcionarios que desarrollaban actividades de jefatura o dirección el mismo
beneficio, se concluye que los gastos reparados también cumplen con este criterio”.
En otra oportunidad el mismo Tribunal, mediante Resolución del Tribunal Fiscal 00947- 4-
2003, precisó que “[…] en principio el incremento de los ingresos de una empresa constituye
el resultado de la participación de todos los trabajadores de la misma, siendo que si alguno de
ellos ha tenido una participación descollante que lo haga merecedor de un premio o incentivo
mayor al obtenido por los demás, ello podría justificarse con las funciones que cumple en la
empresa y su relación directa con los resultados […]”.
La generalidad ha sido interpretada por el Tribunal Fiscal como la verificación de situaciones
comunes al personal, funcionarios de igual rango o condiciones similares, lo que no se relaciona
necesariamente con comprender a la totalidad de trabajadores y que se debe tomar en cuenta la
similitud en: (i) Jerarquía; (ii) nivel; (iii) antigüedad; (iv) rendimiento; (v) área; y, (vi) zona
geográfica (Resolución del Tribunal Fiscal 2230-2-2003, del 25 de abril de 2003, y 2506-2-
2004, del 23 de abril de 2004)
Este criterio es muy importante tener en cuenta ya que es requisito fundamental para deducir
como gasto ciertos desembolsos, en el último parrado del artículo 37 del TUO de la LIR
menciona:
Para efecto de determinar que los gastos sean necesarios para producir y mantener la fuente,
estos deberán ser normalmente para la actividad que genera la renta gravada, así como cumplir
con criterios tales como razonabilidad en relación con los ingresos del contribuyente,
generalidad para los gastos a que se refieren los incisos l), ll) y a.2) de este artículo, entre otros.
El legislador menciona que para los gastos mencionados en los incisos l, ll y a.2 debemos
tener en cuenta el criterio de generalidad porque dichos gastos dado su naturaleza se podrían
tomarse como una liberalidad de la empresa.
PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD
2. Flujo de Riqueza
Esta teoría del impuesto a la renta, además de considerar a la Renta Producto, también
toma en cuenta a los demás ingresos que se obtiene por diferentes circunstancias, que pueden
ser eventuales, pero tienen que ser declarados pues está denotando generación de riqueza, por
tanto, estaría dentro de los parámetros fijados por el impuesto a la renta.
Ejemplo de esta teoría es cuando una persona enajena un bien inmueble una vez en un
ejercicio gravable, por lo cual, debe pagar renta de segunda categoría, considerando que es un
ingreso que podría considerarse eventual pero que merece ser considerado como renta a través
de esta teoría.
Constituye también Flujo de riqueza cuando existe una persona que se gana la lotería, lo
cual se asume que producirá un incremento patrimonial en las cuentas de la persona, situación
a la que es aplicable esta teoría dado que es considerado como un ingreso eventual o
circunstancial que debe ser declarado y pagado dentro de los límites correspondientes.
3. Incremento Patrimonial
Esta teoría considera los ingresos que ha podido tener una persona a través de las
presunciones y otras verificaciones que puede efectuar la Administración Tributaria. Un caso
común lo constituye cuando la Sunat efectúa las fiscalizaciones donde finalizado esta puede
emitir diferentes valores, los que determinan pagar tributos que han sido omitidos por
ingresos que no han sido sustentados. Es lo que comúnmente se denomina presunciones los
cuales son recogidos por esta teoría y por lo cual se justifica el pago del impuesto a la Renta.