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COMPETENCIA MEDIÁTICA
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2. EDUCACIÓN MEDIÁTICA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La alfabetización mediática implica poseer las capacidades para utilizar los medios
de comunicación, para comprender y valorar críticamente sus diversos aspectos y
sus contenidos, así como para comunicarse incluso en contextos variados.
(Parlamento Europeo, 2006, p. 11).
Así pues, la nula o escasa concienciación sobre el tema, es sin duda, la máxima
responsable de la incapacidad que, en términos generales, tenemos para afrontar la
lectura que los nuevos medios tecnológicos de comunicación nos exigen. No estamos
preparados para apropiarnos crítica y creativamente de los mensajes de los medios,
porque no hemos aprendido a consumirlos inteligentemente, esto es, a decodificar sus
códigos.
Por otra parte, la educación mediática no es sólo una responsabilidad escolar y del
sistema educativo, convergen en ella las familias, los propios medios de comunicación,
la sociedad civil y la ciudadanía que, en sociedades democráticas, ha de organizarse
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cada vez más en asociaciones, colectivos y grupos para establecer una ciudadanía
responsable, crítica y constructora de un futuro donde los medios tienen presencia
difundida y casi influyente.
2) Identificar las fuentes de los textos mediáticos, su contexto e interés político, social,
comercial o cultural
4) Seleccionar los medios apropiados para comunicar sus propios mensajes o historias
y llegar a su público objetivo
5) Ganar o demandar acceso a los medios de comunicación tanto por la recepción como
por la producción de los mismos.
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necesaria en el entorno en el que vivimos. La comunicación es un valor importante
dentro de todos los ámbitos de la vida. Instruir en comunicación es una señal de
desarrollo y responsabilidad ciudadana.
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poniendo énfasis en el desarrollo de la conciencia crítica y de la capacidad de responder
ante cualquier tipo de información, así como en la educación de los usuarios para
defender sus derechos”. Los objetivos generales del seminario fueron:
La educación mediática no consiste solo en enseñar a los estudiantes a usar los medios
tecnológicos que han aparecido durante esta década, sino una educación que les
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permita desarrollar un pensamiento crítico y a la vez que adquieran competencias para
que se encuentren en la capacidad de crear contenidos, documentos audiovisuales que
los integren a la nueva sociedad (Buckingham, 2005).
Por otro lado, pensamos que para que los estudiantes se familiaricen con la educación
mediática se debe implementar como materia desde edades tempranas. Concordamos
con el criterio de diferentes académicos que aseveran que en la actualidad los
estudiantes presentan deficiencias en relación a los contenidos afines con la educación
mediática. Es por ello que se demanda una mayor participación de los responsables de
las políticas educativas de cara a una mayor inserción de los contenidos de la educación
mediática en el currículo (Aparici Marino, 2005).
Otro aporte importante es el de Quintanal Pérez (2013) en donde señala que los
estudiantes tienen una gran capacidad para incluir contenidos mediáticos, a partir del
uso de estas herramientas digitales. La propuesta que presenta, es que se debe tomar
en cuenta dentro de este proceso de enseñanza a la educomunicación como principio
de la educación de la ciudadanía, atravesando las paredes de la escuela y formando
parte de la educación a lo largo de la vida.
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una responsabilidad y unas potenciales educomunicativas inigualables. Parece evidente
que el colegio necesita un impulso para ajustarse a lo que la sociedad demanda:
ciudadanos competentes ante los medios audiovisuales. Los jóvenes conviven con los
medios audiovisuales fuera del aula, por lo que es preciso eliminar la barrera que en
ocasiones suponen sus paredes. En el espacio educativo no se utiliza todo su potencial,
en muchos casos porque el profesorado no es competente en educación mediática y
precisa de una formación específica (Gimeno, Clavería, Moreno & Oriol, 2011).
Preparar a los ciudadanos, en especial a los niños y jóvenes, para hacer frente a los
desafíos de la comunicación en la sociedad de la información se hace necesario para
que todos los estamentos educativos tomen conciencia del trascendente papel que
los medios van adquiriendo en la transmisión del saber social.
Por otra parte, Martos (2011) propone que la educación literaria y audiovisual debe
empezar en la escuela, para fomentar la diversidad, la imaginación y la inclusión, al
mismo tiempo que debe plantearse como prioridad el desarrollo de la imaginación y del
pensamiento crítico. Es así que la incorporación de las TIC permite que el alumnado
esté más motivado para el autoaprendizaje. Hace posible que busquen por sí mismos
los conocimientos más significativos, tomen decisiones y valoren sus necesidades
formativas, y prioricen las mismas para diseñar su propio itinerario formativo. Este tipo
de estudiante está menos preocupado por el aprendizaje memorístico de los contenidos
y más por su adquisición significativa (Escudero Muñoz, 2007).
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trata de desmitificar los medios, de dudar de ellos y de investigar cómo funcionan para
comprender cómo elaboran sus mensajes (Schiavo, 2000).
Es decir, una de las ideas centrales que debe transmitir el profesorado al alfabetizar en
medios es que los medios de comunicación que nos rodean tienen un papel importante en
nuestras vidas. Nos ayudan a entender el mundo y el lugar que ocupamos en él. Por eso
es tan importante para los ciudadanos y ciudadanas entenderlos y estudiarlos. Algunos
autores consideran que la educación en comunicación audiovisual soluciona el problema de
la relación de los niños y de los jóvenes con los medios, considerado un fenómeno
perjudicial al que el educador debe hacer frente (Azinian, 2009). El profesorado es también
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el destinatario de una publicidad que presenta a las computadoras como un material
educativo que se ha convertido en una herramienta importante en nuestro mundo moderno
(Buc-kingh am, 2005). El autor se refiere a que los profesores deben alfabetizarse en TIC,
para luego enseñarlo a sus alumnos en un efecto multiplicador (Wilson, Grizzle, Tuazon,
Akyempong & Cheung, 2011). La educación en medios, que debería impartirse a través
de asignaturas específicas (Pérez Tornero, 2003), será más eficaz si el profesorado
reconoce que tiene un cometido en la creación de una conciencia crítica (De Fontcuberta &
Guerrero, 2007).
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una sociedad cada vez más mediática, e indagar y reflexionar sobre cómo la educación, en
general, y la enseñanza en particular, han de responder al papel central que los medios de
comunicación desempeñan en la vida de los jóvenes (Pungente & Biernatzki, 1995).
En definitiva, de acuerdo con estos criterios éticos, los profesionales de la educación tienen
la responsabilidad de actualizarse en competencias mediáticas, no solo por los cambios en
la sociedad y por razones adaptativas, sino porque los mismos docentes no pueden formarse
creativa, crítica y excelentemente sin el recurso de tales competencias. Puesto que los
docentes han recibido de la sociedad el encargo de proporcionar una educación excelente y
una formación exigente, adaptada a los nuevos tiempos, retribuyéndoles por ello.
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desde el punto de vista comunicativo. Por tanto, su incorporación en el currículum de
los centros como tema transversal va a ser vital para que el alumnado adquiera una
comprensión objetiva del mundo y sea capaz de desarrollar una actitud crítica y
analítica.
Es decir, que debemos estar al tanto del nivel de la sociedad en cuanto a entendimiento
y crítica de la información difundida a través de los diferentes medios de comunicación.
Asimismo, en función de su virtualización progresiva a lo largo del tiempo, y en el
contexto de esta realidad que da mayor atención al avance tecnológico. Si bien es cierto
en la actualidad que la sociedad digital y globalizada en la que nos encontramos y con
el papel relevante que a las tecnologías se les ha reconocido, es necesario realizar una
apuesta firme por la conquista de una nueva competencia que permitirá un mayor
acceso a los derechos básicos de todos los ciudadanos (Martín & Tyner, 2012).
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social y de los medios de comunicación desde los docentes en el aula, a través del
diseño de acciones didácticas en todos los niveles educativos, así como el
fortalecimiento de la competencia mediática y comunicativa en los profesores (Montalvo,
Uribe & Ibarra, 2015). De esta manera, se favorecerá la adquisición de la competencia
mediática y se permitirá a los nativos digitales la capacidad de examinar la gran cantidad
de información que reciben y evaluar los mensajes de los medios de comunicación con
espíritu crítico.
Así pues, la educación en medios se postula como el elemento primordial para alcanzar
un alto nivel de alfabetización mediática en los estudiantes de la sociedad digital
emergente, puesto que entrega los instrumentos necesarios para fortificar sus principios
y valores a la hora de hacer uso de contenidos digitales y mediáticos de forma
responsable.
Estos estudios revelan que, en la educación obligatoria, tanto en las etapas de infantil,
primaria como en secundaria, los planes del gobierno y las autonomías en materia
educativa sobre la integración de las tecnologías, la dotación de los centros, en pocos
casos han venido acompañados de procesos alfabetizadores en la competencia digital
y la educación mediática (Delgado & Pérez, 2013).
No obstante, una vez realizada una detenida revisión bibliográfica es necesario poner
de manifiesto que las políticas sobre educación en medios no han calado lo suficiente
en el sistema educativo ecuatoriano, así como que las diferentes leyes educativas
surgidas en los últimos años no promueven las herramientas suficientes para que el
alumnado reciba una educación mediática similar afín con la sociedad de la información
en la que vive.
Según mi punto de vista, es imperioso que la competencia mediática tenga el aval del
Ministerio de Educación para implementarla en el currículo de los colegios ecuatorianos
y en todos los niveles educativos. Ya que la Autoridad Educativa Nacional es la
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responsable de ofertar una buena educación y qué mejor a través del diseño de un
currículo basado en competencias mediáticas. A pesar que el cambio de modelo
conlleva algunos desafíos, cada día son más las instituciones que se animan a
implementarlo, dado que queda demostrado que es uno de las mejores maneras de
ayudar a los estudiantes en su formación como ciudadanos y profesionales.
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En el fenómeno de la comunicación mediática, el lenguaje, por ejemplo, no puede
entenderse sin la tecnología. Del mismo modo, ni la ideología ni la estética pueden
entenderse sin el lenguaje. Pero ello no es impedimento para que en la práctica escolar
haya aproximaciones educativas al fenómeno de la comunicación mediática que están
centralizadas, de manera prioritaria o exclusiva, en la dimensión tecnológica, olvidando
la de los lenguajes. Como las hay que atienden las dimensiones de la tecnología y de
los lenguajes simplemente para que los estudiantes puedan reproducir de manera
acrítica las rutinas productivas de los medios de masas convencionales. Es decir, que
atienden la dimensión de los lenguajes, pero marginan la de la ideología y los valores.
O que atienden ésta y olvidan la dimensión estética.
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A partir de esta conocida distinción, reformulada siguiendo la propuesta de Ferrés (2007)
y Pisticelli (2012), hemos establecido una visión global de la competencia mediática que
incluye las seis siguientes dimensiones e indicadores:
Tabla 1.
Dimensiones de la competencia mediática
Fuente: http://educared.fundaciontelefonica.com.pe/educacion-
mediatica/competencia/
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2.5.1. Dimensión lenguaje
La dimensión del lenguaje mediático, o aptitud para una interpretación adecuada de los
códigos de un mensaje, así como la capacidad para evaluar el significado de los
contenidos y diferentes sistemas de representación. Incluye la capacidad para
expresarse según distintos códigos y sistemas de representación, dependiendo del
contexto y del mensaje que se va a producir o transmitir.
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de los medios, detectando las intenciones, los derechos y los intereses que subyacen a
sus contenidos. Supone asimismo la habilidad para usar las nuevas tecnologías de un
modo responsable y democrático, favoreciendo la promoción del entorno social y
natural.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFIAS
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