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29 de julio de 2018
mluna@infobae.com
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Le gustaba jugar con los varones y le decían que era "rarita". Lisandro, de 21 años,
aún recuerda cuando en la escuela, cada vez que sonaba el timbre del recreo, debía
lidiar con las cargadas, el rechazo y los prejuicios. "Era una pibe vestido de nena",
dice a Infobae. Pero durante aquellos años nadie lo entendía. No querían jugar con
él, al punto de que los padres de sus compañeros hablaron con las autoridades del
colegio para que "hicieran algo". "Me mandaron al psicólogo y no entendía cuál era
mi problema", cuenta.
Julián agradece a diario tener "la suerte de contar con el apoyo de mi familia. Voy
de a poco, tanto en el colegio como en casa, con pequeñas cosas. Primero con el
nombre, los pronombres, todo lo que significa ir al médico, hacer un tratamiento,
es algo que yo elegí. Mi transición fue muy buena en ese sentido". El joven de 17
años reconoce "no haber tenido que lidiar con ningún tipo de odio" durante los
meses de una transición que comenzó hace dos años, con el sostén inicial de su
familia: "Estábamos viendo la tele, tenía que hablar con ellos, me miraron y les dije
todo. Me apoyaron aún sin tener idea de lo que les estaba diciendo. Desde su
desinformación me acompañaron cómo pudieron".
El más pequeño de los tres es "Facha", o Mauro, como eligió llamarse, aunque su
apodo lo acompaña a todos lados. "Me lo puso mi papá, que no quería llamarme
como mujer ni hombre y comenzó a decirme 'Facha' y 'Fachita'. Ya está". Fanático
de Boca, atraviesa a sus 14 años una certeza que comenzó a los 4 y se animó a
exteriorizar a los 9. "A esa edad empecé a transicionar, pero a los 4 ya sabía que
era varón. Me daban una muñeca y la pateaba. Me gustaba jugar con los juguetes de
varón, las bolitas, las patinetas. Estaba más con los chicos que con las chicas. Me
dejaban jugar con los varones sin problemas", aclara.
"Facha" recibió las respuestas más simples desde su entorno. Bárbara, su mamá,
decidió acompañarlo. A tal punto que toda la información recabada la llevó a
dirigir la Secretaría de Infancias y Adolescencias Trans y sus Familias (SIATF),
creada por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales
(FALGBT). "Me genera orgullo que mi mamá esté al frente de un espacio en donde
muchos chicos y muchas chicas, sin importar la edad que tengan, puedan recibir
contención, apoyo e información. También es un espacio para los padres. Son niños
y adolescentes que quieren transicionar y quizá no pueden porque el padre o la
madre no quiere", cuenta "Facha", quien en 2014 se convirtió en el primer varón
trans en recibir el DNI con su nuevo nombre.
Esas fueron las palabras que escuchó Julián, junto a sus padres, cuando decidió
comenzar el trámite para gestionar su nuevo DNI. "Fui a renovarlo y descubrí la
desinformación que hay, que no tienen idea de nada. Me miraron la partida y me
dijeron: "pero, vos sos una mujer". Allí se metió mi papá, quien les explicó con toda
la paciencia del mundo. La pasé mal, porque estuve enfrente de una persona que
quiso decidir quién era yo. Luego le explicamos y logró entender. Pidió disculpas y
listo".
Algo similar le ocurrió a la mamá de "Facha", cuando visitó el primer hospital para
tramitar los bloqueadores hormonales que necesitaría su hijo. "Le dijeron que me
compre más muñecas y bebotes para jugar. Me pregunté para qué, si yo les sacaba
la cabeza a los bebés y los pateaba. Duraba uno o dos días y el juguete estaba con el
perro. Entonces cuando un médico dice algo así no me enoja, sólo pienso que le
falta información".
Con 21 años, Lisandro pide que “las familias apoyen a sus hijos”
Con 21 años, Lisandro pide que “las familias apoyen a sus hijos”
"Yo jugaba con lo que había: dinosaurios o autitos, pero también con los utensilios
de cocina que me compraban, como si los hombres no cocinaran. Me fui dando
cuenta de cuál era el género que sentía más acorde a mi identidad. Era el
masculino. Rechazaba las cosas femeninos. Era una forma de reafirmar mi
identidad", afirma Lisandro, subsecretario de la SIATF.
Cuando los tres imaginan el futuro coinciden en que, inevitablemente, debe
transcurrir en el marco de la visibilidad. "A veces vienen padres que no saben qué
hacer y me dicen: 'Quiero que mi hijo sea feliz'. Los hombres son los que tienen
más formado esto del género. El género no reprime sólo a las mujeres, sino a
todos", sostiene el joven de 21 años.
Julián, por su parte, sueña con "ser tratado como cualquier otro tipo de persona,
con los mismos derechos. En cualquier ámbito. No hay que tener actitudes
correctivas, no llevan a ninguna parte. Sólo escuchar a las personas, respetarlas y
sentir que se está haciendo lo correcto", concluye.