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EL ESPÍRITU DE LA OPULENCIA

Jugde Thomas J. Troward

1 Es un grave error creer que debemos restringirnos y limitarnos para


2 desarrollar un mayor poder o utilidad. Esto es imaginar la idea del
3 Poder Divino tan limitado que el mejor uso que podemos hacer de
4 él es mediante una política de auto-limitación, ya sea material o
5 mental. Por supuesto, si creemos que es necesario algún tipo de
6 auto-limitación para producir una buena obra, entonces, siempre
7 que mantengamos esta creencia, este hecho será una realidad
8 para nosotros. "De ningún modo esto es fe" -es decir, no está de
9 acuerdo con nuestra creencia honesta "es pecado"; y al actuar en
10 contra de lo que realmente creemos, formamos una sugestión de
11 oposición al Espíritu Divino, que necesariamente va a paralizar
12 nuestros esfuerzos, y nos va a rodear con una turbia atmósfera de
13 desconfianza y falta de alegría.

14 Pero todo esto existe dentro de nosotros y es producido por nuestra


15 creencia; y cuando lleguemos a examinar los fundamentos de esta
16 creencia, descubriremos que se basa en un completo malentendido de la
17 naturaleza de nuestro propio poder. Si nos damos cuenta claramente de
18 que el poder creativo dentro nosotros mismos es ilimitado, entonces no
19 hay razón para limitar el grado en el que podemos disfrutar de lo que
20 podemos crear por medio de él. De donde estamos adquiriendo es del
21 infinito, nunca debemos temer tomar más de aquello que nos
22 corresponde. No es ahí donde yace el peligro. El peligro radica en no
23 comprender completamente nuestra propia riqueza y en considerar el
24 resultado manifestado por nuestro poder creativo como las verdaderas
25 riquezas, en lugar del poder creativo del espíritu mismo.

26 Si evitamos este error, no hay necesidad de limitarnos a tomar lo que


27 podamos del almacén infinito: "Todas las cosas son tuyas". Y la manera
28 de evitar este error es darse cuenta de que la verdadera riqueza está en
29 identificarnos con el espíritu de la opulencia. Debemos ser opulentos en
30 nuestros pensamientos. No "pienses en dinero" como tal, ya que es sólo
31 un medio de opulencia; pero piensa en la opulencia, es decir, en gran
32 medida, generosamente, liberalmente, y encontrarás que los medios para
33 realizar este pensamiento fluirán hacia ti desde todos los ángulos, ya sea
34 como dinero o como un centenar de otras cosas que no se calculan en
35 efectivo.

36 No debemos hacernos dependientes de ninguna forma


37 particular de riqueza, ni insistir en que venga a nosotros a
38 través de un canal en particular: eso es a la vez imponer una
39 limitación y excluir otras formas de riqueza cerrando otros
40 canales; sino que debemos entrar en el espíritu de esto. Ahora
41 el espíritu es Vida, y en todo el universo la vida en última
42 instancia consiste en la circulación, ya sea dentro del cuerpo
43 físico del individuo o en la escala de todo el sistema solar; la
44 circulación significa un fluir continuo, y el espíritu de opulencia
45 no es la excepción a esta ley universal de toda la vida.

46 Una vez que este principio se vuelva claro para nosotros,


47 veremos que nuestra atención debe dirigirse más a dar que a
48 recibir. Debemos mirarnos a nosotros mismos, no como los cofres
49 de los tacaños, manteniéndolos cerrados para nuestro propio
50 beneficio, sino como centros de distribución; y cuanto mejor
51 cumplamos nuestra función como tales centros, mayor será la
52 afluencia correspondiente. Si obstruimos la salida, la corriente debe
53 aflojarse, y sólo se puede obtener un flujo libre y completo
54 manteniéndolo abierto. El espíritu de opulencia el modo opulento
55 de pensamiento, es decir- consiste en cultivar el sentimiento de que
56 poseemos todo tipo de riquezas que podemos otorgar a otros, y
57 que podemos otorgar abundantemente porque, mediante esta
58 misma acción, abrimos el camino para que mayores suministros
59 lleguen. Pero puedes decir: "No tengo dinero, casi no sé cómo
60 pagar lo necesario. ¿Qué tengo para dar?"

61 La respuesta es que siempre debemos comenzar desde el


62 punto donde estamos; y si tu riqueza en este momento
63 presente no es abundante en el plano material, no necesitas
64 complicarte para comenzar en ese plano. Hay otros tipos de
65 riqueza aún más valiosa en los planos espiritual e intelectual
66 que puedes compartir; así que puedes comenzar desde este
67 punto y practicar el espíritu de la opulencia, aunque tu saldo
68 en el banco sea nulo. Y entonces la ley universal de la
69 atracción comenzará a afirmarse. No solo comenzarás a
70 experimentar una afluencia en los planos espiritual e
71 intelectual, sino que también se extenderá al plano material.

72 Si has reconocido el espíritu de la opulencia, no puedes


73 evitar atraer a ti mismo cosas materiales buenas, así como la
74 riqueza superior que no debe medirse con un estándar de
75 dinero; y debido a que realmente entiendes el espíritu de la
76 opulencia, no vas a despreciar esta forma de bien, ni le
77 atribuirás un valor que no le pertenece; sino que lo
78 coordinarás con tus otras formas interiores de riqueza para
79 convertirlo en el instrumento material que va a allanar el
80 camino para su expresión más perfecta. Usado así, la
81 comprensión de la relación existente entre la riqueza espiritual
82 e intelectual, la riqueza material se vuelve uno con ellos, y ya
83 no deberá ser ni rechazada ni temida sino que deberá
84 buscarse como un beneficio.

85 No es el dinero, sino el amor al dinero la raíz del mal; y el


86 espíritu de opulencia es precisamente la actitud de la mente
87 que está más alejada del amor al dinero por sí mismo. No cree
88 en el dinero. En lo que sí cree es en el sentimiento generoso
89 que es el reconocimiento intuitivo de la gran ley de la
90 circulación, que de ninguna manera plantea la pregunta de
91 ¿cuánto voy a conseguir con esto? Por el contrario
92 preguntará, ¿cuánto voy a poder hacer con esto? Y al hacer
93 de esta la primera pregunta, la obtención fluirá con una
94 profusión generosa, y con una espontaneidad y corrección de
95 dirección que están ausentes cuando nuestro primer
96 pensamiento es el de recibir solamente.

97 No estamos llamados a dar lo que todavía no hemos conseguido


98 y a endeudarnos; pero debemos dar abundantemente lo que
99 tenemos, sabiendo que al hacerlo estamos poniendo en
100 funcionamiento la ley de la circulación, y dado que esta ley nos
101 brinda más y más grandes afluencias de todo tipo de bienes,
102 nuestro “dar” aumentará, no al privarnos de cualquier expansión de
103 nuestra propia vida que podamos desear, sino al encontrar que
104 cada expansión nos convierte en los instrumentos más poderosos
105 para expandir la vida de los demás. "Vivir y dejar vivir" es el lema
106 de la verdadera opulencia.

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